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STAFF Moderación Kmila92

Traducción Kmila92 Guga Paulii~ Carisbel Guaramato Macaslomb Hanna Marl Lorenita_166 Rihano Serenity953 Elena88 Buty Maddox

Corrección JessMC Hanna Marl Kmila92 Liraz July CB Vam ♥ Liss-rose

Revisión final y recopilación Itzy Somerhalder

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Diseño

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Kmila92 y Hanna Marl

Capítulo 22

Capítulo 44

Capítulo 1

Capítulo 23

Capítulo 45

Capítulo 2

Capítulo 24

Capítulo 46

Capítulo 3

Capítulo 25

Capítulo 47

Capítulo 4

Capítulo 26

Capítulo 48

Capítulo 5

Capítulo 27

Capítulo 49

Capítulo 6

Capítulo 28

Capítulo 50

Capítulo 7

Capítulo 29

Capítulo 51

Capítulo 8

Capítulo 30

Epílogo

Capítulo 9

Capítulo 31

Kristi Pelton

Capítulo 10

Capítulo 32

Capítulo 11

Capítulo 33

Capítulo 12

Capítulo 34

Capítulo 13

Capítulo 35

Capítulo 14

Capítulo 36

Capítulo 15

Capítulo 37

Capítulo 16

Capítulo 38

Capítulo 17

Capítulo 39

Capítulo 18

Capítulo 40

Capítulo 19

Capítulo 41

Capítulo 20

Capítulo 42

Capítulo 21

Capítulo 43

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Sinopsis

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ÍNDICE

SINOPSIS Problemas de bebida ✔ Problemas de ira ✔ Asuntos de relación ✔ Mujeriego ✔ Mandato judicial ✔

Soy Keiran Scott… No estoy en desacuerdo de que la terapia sería beneficiosa para un tipo como yo. Sin embargo, cuando vi a la bella terapeuta de ojos grises a quien se suponía tenía que derramar mis demasiados pensamientos en mi primera sesión... bueno, digamos que su boca se debería utilizar para una cosa... y no era hablando. La Señorita Manténgalo Profesional pensó que tenía el control de estas sesiones. Ella no sabía con quien estaba tratando. Me gustaría rodear la mesa más rápido de lo que podría deletrear F-*-L-L-A-M-E.

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Este libro está dirigido a mayores de 18 años debido al lenguaje, contenido sexual y la baja y sucia experiencia divertida durante la lectura.

1 Kieran Traducido por Kmila92 Corregido por Kmila92

—Todos de pie. El Tribunal de Distrito del Condado de Multnomah está en sesión, el Honorable Juez Joe Phillips presidiendo —el monótono taquígrafo judicial1 gritó a través de la vacía sala de la corte, pareciendo tan aburrido como yo. —Gracias, usted puede estar sentado —dijo el juez familiar. — ¿Puedo tener a las comparecencias, por favor? La menuda pequeña fiscal con su falta lápiz y su blusa crema de seda se puso de pie. Shauna. El rojo en sus mejillas se oscureció cuando sus ojos se posaron en los míos. Habían pasado tres meses desde que la había clavado2. No sé por qué todavía estaba avergonzada; la había visto afuera desde entonces. —Con la autorización del tribunal, Shauna Hoffman en representación del Estado. Parándose más cerca, mi sobrevaluado abogado, quien era tan conocido como yo mientras yo estaba en la corte, se mantuvo de pie en su

El taquígrafo judicial es quien se encarga de escribir palabra por palabra todo lo que se habla en una sala de la corte, legislatura o acuerdo de abogados. 1

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Nail, informalmente hace referencia al acto sexual.

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caro traje que probablemente pagué yo y dijo —Con la autorización del

tribunal, Keiran Scott aparece en persona a través de su abogado Jason Reed. —Gracia — dijo el juez. —Parece que estamos aquí de nuevo por el Sr. Scott por ¿Intoxicación pública y un cargo de violencia con agravantes? Yo no podía aliviar mi risa disimulada. El juez miró por encima de sus gafas bifocales hacia mí mientras Jason me dio un codazo en el costado. Necesitaba un abogado con bolas más grandes. —Su Señoría, ¿Si me permite? —me levanté de mi asiento, ignorando el suspiro de Jason a mi lado. Me reí un poco, ya que se cubrió los ojos con una mano. —Por favor, Sr. Scott. Ilumínenos sobre lo que sucedió en esta ocasión. Yo lo encuentro entretenido dado que pocas veces llego a conocer a un hombre de ocio con tantos cargos y sin embargo, tan pocas condenas. —Bueno ya ve, yo estaba teniendo un poco de diversión con mis amigos, pensando en mis propios asuntos y este capullo comienza a ponerse áspero con su chica... El taquígrafo judicial con una sonrisa de medio lado golpeó lejos en la pequeña máquina. La mirada gélida del juez Joe cogió la mía. —Así que, decidí enseñarle a dicho individuo una lección. El juez tiró de sus gafas sobre su banco. — ¿Y le golpeó con manoplas? —No señor, el estaba lleno de mierda. Ese fue mi puño que lo golpeó — juré. Eso me molestó más. Ese capullo sabía condenadamente bueno y bien mi puño rompió su nariz, él estaba afirmando que tenía un arma. Aunque él era negro, el rostro del juez se oscureció mientras lentamente se puso de pie. Yo lo conocía lo suficiente como para saber

—Sí señor.

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Reed, me gustaría ver a su cliente en las salas del juzgado de inmediato.

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que se entretenía a través de mí. Sabía eso mirándolo todo muy bien. —Sr.

La puerta de la sala se cerró de golpe y yo conocía mejor que debía encorvarme en la piel lateral de la silla. Preparándome para lo que sabía iba a venir… —Siéntate —gruñó mi padrino, golpeado la parte posterior de mi cabeza. Sacudiéndome el estremecimiento involuntario, me deslizo aún más erguido en la silla. Sabía que no me gustaba ser golpeado. —Maldita sea Kieran, consigue tu mierda junta. No voy a permitir que hagas de mi corte una burla —su puño golpeó su escritorio. —Lo siento, Joe. No estaba intentándolo —mis brazos se alzaron en el aire. —Pero esto es una mierda. —Kieran —desembuchó. Aquí viene su discurso habitual. —Me estas matando. Tienes 26 años.

¡Te graduaste con un título de maestría en

contabilidad hace tres años! Todavía tienes un puesto esperando por ti en la compañía de tu padre haciendo siete cifras. Tienen una herencia por lo que cualquier hombre mataría —Joe pasó su mano a lo largo de su cara en lo que estoy seguro era frustración. —Tienes un pequeño castillo situado en el Rio Colorado que ha sido destacado en innumerables revistas. Cualquier mujer mataría por ser tu compañera…conyugue… ¡Lo que sea! Y dime Kieran, ¿Qué haces? —volvió a caer en su silla claramente exasperado. Mi mercurio interior estaba elevándose mientras miro hacia el hombre, todavía en su toga negra. —Bebes, peleas, tienes sexo —dijo, numerándolos con sus dedos — Eso es lo que haces. Y estarías sentado sobre tu culo en la cárcel si no

eso. Me disparo hacia arriba de mi silla — ¡Maldita sea Joe! ¿Cómo llegué a obtener esa herencia? ¿De qué manera llegue a ser el único propietario de esa casa?

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que estoy seguro tienes sobornados. Y no quiero tener nada que ver con

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fuera por esos coños asustados negándose a presentar cargos contra ti,

Joe Phillips apoyó su calva cabeza hacia atrás contra su silla, sacudiendo su cabeza — Kieran, ya han pasado dos años. Dos años. — ¿Es ese el marcador Joe? ¿Dos años? ¿En el día 732 el dolor debería desaparecer? —Voy a excusarme de este caso, tengo que hacerlo. No es ético para mí continuar oyendo cualquier caso en lo que respecte a ti —dijo, de pie y caminando hacia la puerta que conduce a la sala del tribunal. Extendiendo mis brazos a mi lado, le supliqué —Joe, por favor. Dame otra oportunidad. Lo estoy intentando, lo juro… hare lo que sea. Él no se dio vuelta, simplemente dijo —Esto es todo, Kieran. Hice una promesa a tus padres y tengo la intención de mantenerla. Vuelve allí y toma tu asiento.

Una vez que el caso fue evocado a los abogados y el juez realizó una conversación sin mí en el banquillo, me puse nervioso. El capullo del bar no iba a presentar cargos; la sabía. Pero Joe estaba intrigante. —Estamos de vuelta con el expediente en el caso numero 14CR1932 — expresó el juez. —Su Señoría, el estado está solicitando que el caso sea prolongado por 90 días —dijo Shauna. — ¿Noventa días? —pregunté, aterrorizado. —Sr. Scott, usted tiene un abogado. Sin interrupciones —dijo el juez Joe gravemente, y luché por mantener mi mano abajo donde el ansia por

—Si juez. Estamos de acuerdo con los noventa días y con la condición en el ínterin4. 3

Hace referencia a levantar el dedo medio en un gesto ofensivo.

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Me incliné para hablar con Jason y él se levantó bruscamente.

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lanzar el ave estaba presionando3.

— ¿Qué condición? Y NOSOTROS no estamos de acuerdo en nada — argumenté. —Perfecto —dijo el juez y se levantó de su silla. —Shauna. Elabora un acceso diario ordenando la terapia, la sanción de 48 horas si está en otra pelea, y programa una audiencia de revisión para 90 días. — ¿Terapia? —le cuestioné. No necesitaba jodida terapia. Pero cuando el martillo golpeó el pequeño trozo de madera, Joe sonrió mientras se alejaba de la banca, y mientras mi abogado firmaba lo que fuera que Shauna le entregó, yo sabía que estaba magníficamente jodido. *** Exactamente cuatro malditos días después, estoy sentado, furioso, en una escueta sala de espera blanca con otras tres personas, que claramente necesitan terapia. Mi ansiedad estaba alta por la idea de ver a mi nuevo "terapeuta", Megan Clark. Hay un chico excesivamente vestido a mi lado y por demasiado vestido -quiero decir como cuatro camisas, dos bufandas y sudores metidos en sus dos pares de calcetines. El luce como un maldito idiota, por no hablar de que no deja de repetirse a sí mismo en voz baja — 1, 2, 3, 1, 2, 3, 1, 2, 3 — ¡Reitera! La mujer mayor a dos sillas de distancia rió incontrolablemente mirando fijamente a la nada excepto a sus manos, lo cual me dejó curioso en cuanto a lo que la divertía, pero la corriente incesante de “1, 2, 3” siendo susurrado una y otra vez me recordó que realmente no quiero

ella descruzaba y cruzaba de nuevo. —1, 2, 3… Más risitas de la dama. 4

Intervalo de tiempo que transcurre entre dos actos o etapas.

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descruzando sus piernas... me refiero a tan pronto como ella las cruzaba,

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saber. La otra chica, que no era nada mal parecida, mantuvo cruzando y

¡¡ Dame una puta bala en mi cabeza!! Inclinándome hacia delante, me froté los ojos con las palmas de mis manos. ¡¡Esto era genial!! — ¿Sr. Scott? Cuando levanté la vista, apareció madera 5 por la pelirroja de piel clara diciendo mi nombre. Follando pelirrojas... había hecho mi parte. Esta chica era más una rubia

fresa y sus cejas un poco más oscuros. ¿Me

pregunto si ella es una verdadera pelirroja? Feliz de ser liberado del infierno psicótico, voluntariamente fui con la auxiliar culo-caliente, sintiéndome un poco más cuerdo, simplemente dejando esa habitación. —Hey, ¿Cómo te va? —le pregunté en mi tono ronco que envía a la mayoría de las chicas al desmayo. —Bien. Gracias. ¿Cómo estás hoy? Mientras caminaba detrás de ella, estudié la forma en que sus pantalones de vestir color canela abrazaron su pequeño culo. Casi demasiado pequeño. —Estoy genial. ¿Cuál es tu nombre? Ella sacudió su cabeza mientras yo me ajusté mis nueces6. — ¿No está bien? ¿No puedo preguntar tu nombre? ¿Voy a tener problemas con tu jefe? —me reí. Una suave risa resonó desde su garganta mientras hice una nota mental para conseguir su número antes de irme. —Justo aquí, por favor —ella dijo guiándome a través de la entrada. —

¡Por supuesto que lo era! Qué demonios... — ¿Tú eres la psiquiatra? —le pregunté rodando los ojos y cayendo 5

Hace alusión a tener una erección.

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Testículos

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importaría. Soy Megan Clark.

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Ciertamente está bien pedir mi nombre y no creo que a mi jefe le

sobre un pequeño sofá de dos plazas. Después de cerrar la puerta, ella se sentó cerca de mí. —Yo no soy un psiquiatra. La oficina era pequeña, olía bien... femenina. Las paredes estaban desnudas y la pequeña librería estaba medio llena de libros de texto. — ¿Qué eres? —además de caliente como el infierno. —Soy una psicóloga de nivel máster superior. Eso le consiguió otro rodado de ojos de mí. — ¿Mis credenciales no son adecuadas para usted, Sr. Scott? Me encogí de hombros. —Una maestría, ¿Eh? —Así es —cruzó sus delgadas piernas, sus ojos nunca se apartaron de mí. Después de un largo minuto de silencio, ella dijo — ¿De qué te gustaría hablar hoy? — ¿Cuántos años tienes? — Sr. Scott, no estoy segura de por qué mi edad sería relevante. Sintiéndome cómodo, puse mi bota de cuero marrón sobre el escabel. —Bueno, pareces joven. Me parece raro decirle mis más profundos, oscuros secretos a una joven chica. ¿Cuánto tiempo has hecho esto? Ella escribió en una libreta de papel... Estoy seguro de que se trataba de mí. —Te aseguro que si no

siento como que puedo satisfacer tus

necesidades, entonces voy a derivarte a un colega. Esto me hizo gracia por alguna razón. Decidí que era hora de que conociera al verdadero Kieran. Me deslicé hacia adelante en el asiento lo

por su cuerpo delgado y vuelvan arriba a aquellos carnosos labios rosados. —Doc, no me cabe duda que usted podría ocuparse de mis necesidades —dije con un guiño. —Y no me resultaría difícil ocuparme de las suyas —una promesa persistía en mis palabras.

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rodillas y luego me inclino un poco más cerca, y dejé que mis ojos patinen

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cual me puso un poco más cerca de ella, apoyo mis codos sobre las

Su cabello era lo suficientemente largo que si estuviera desnuda podría usarlo para cubrir sus pechos. Me quedé mirando las inflamaciones que se extienden por debajo de la blusa. Esos retoños eran reales. Tamaño medio, me imagino. Pero real significaba sensación y amaba cuando una chica podía obtener toda la sensación de lo que estaba haciendo con ella. De lo contrario, ¿Qué sentido tiene? —Todo eso está bien y bueno, Sr. Scott, pero su pene no es realmente mi especialidad. Ella era brillante. Ingeniosa. Destello mi mejor sonrisa para ella. Usualmente, no tenía que utilizar mi sonrisa pero parecía necesario. Mantuve la esperanza cuando vi sus mejillas tintarse de rosa. —Algún día, quizás te muestre mi especialidad —añadí. Una leve risita condescendiente hizo eco en su garganta. Más escritura sobre el block de notas. Esto me irritó. No había forma en que ella no me encontrara atractivo. Miré hacia abajo a lo que llevaba puesto. Jeans. Mis botas. Mi camisa azul marino Harley. Lenta y deliberadamente mis ojos se deslizaron de nuevo a ella, pero ella estaba mirando ese maldito block de notas. — ¿Que estas escribiendo? ¿Arrogante? ¿Pomposo? ¿Estúpido? ¿Qué piensas de mí? Por favor, dilo. Sus largas pestañas parpadearon hacia mí y sus ojos grises se encontraron con los míos. Gris. Yo nunca había visto ojos grises antes. Ella me miró como Superman mira a través del plomo y aparté la mirada cambiando mi postura en la silla.

—Nop. Realmente no doy una mierda. Estoy aquí porque tengo que estarlo. Noventa días. Ella asintió con la cabeza. —Creo que es una gran actitud, Sr. Scott. Yo no usaría esta oportunidad tampoco. ¿Por qué no quieres estar tan enojado? ¿Por qué quieres superar la pérdida de tus padres? ¿Por qué no

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fría.

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— ¿Realmente importa lo que pienso de ti? —me preguntó, un tanto

quiere ir a la cárcel? — espetó, volviéndose hacia su escritorio y cerrando para sacarme. — Creo que es un plan maduro el que tienes allí. Con aquellas palabras, mi sangre hirvió. Que me jodan si me iba a manipular, no me importa una mierda lo dura que tenga mi polla. Me disparo hacia ella, inclinándola a un lado de su escritorio donde su cabello revoloteó sobre los papeles mientras ella me ignoró completamente mientras susurré —Pregúntame cuántas folladas le doy a lo que piensa de mí. Lo mejor para salir de esto sería un revolcón rápido en el mejor de los casos. Y eso sólo sería si pudiera conseguirlo parado para ti. Pero no te atrevas a actuar como si me conocieras a causa de algo que se lee en un maldito archivo. ¿Lo tienes, Doc? En un destello de rabia, agarré el pomo en mi mano, lo giré y abrí la puerta justo cuando ella golpeó la puerta cerrada, con los ojos afilados mirando a través de mí. Para una pelirroja, tenía muy pocas pecas. Sólo un selecto grupo de manchas de color marrón claro decoraban su cremosa piel que quería tocar. Sus malditos labios eran perfectamente redondos y llenos. ¡Que se joda! —No soy médico. Puedes llamarme Megan o Srta. Clark. Giré la perilla de nuevo y ella empujó contra la puerta. ¿Realmente pensaba que no iba a ganar esta batalla? —Eres adorable cuando estás enojada —yo bromeé con mi mandíbula apretada —No se haga ilusiones, Sr. Scott. Su rostro es sólo un poco demasiado

importa una mierda tampoco. Esta vez utilicé más fuerza para abrir la puerta y ella se echó atrás. —Esto ha sido muy divertido. Me voy de aquí, Doc —y por si acaso, cerré la puerta tan silenciosamente como pude para hacerle saber que no llegó a mí.

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una orden emitida para su arresto por el tribunal. Cumpla o no, no me

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bonito para mi gusto y para que conste, si no se presenta el viernes, habrá

Su grito hizo eco a través de la puerta —Perfecto. La disfunción eréctil será nuestro primer asunto del día viernes. A pesar de mi sonrisa, ¡juro por Dios que pensé que iba a hacer

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combustión espontánea! ¡Que se joda ésta mierda de terapia, Joe!

2 Megan Traducido por Kmila92 Corregido por Kmila92

La puerta se cerró un poco demasiado lentamente para la forma en que estaba sintiendo -a punto de enloquecidamente explotar. Después de que la puerta se trabó sin hacer ruido, me molesté instantáneamente y grité profesionalmente a través de la madera —Perfecto. La disfunción eréctil será nuestro primer asunto del día viernes. Me remonto de vuelta a mi escritorio y colapso en mi silla, todo mi cuerpo temblando. Mis manos tiemblan tan mal, que no podría escribir o tipear una nota sobre la sesión. ¿Y qué iba a escribir de todos modos? Nuevo cliente masculino sexualmente atractivo. Enorme cuerpo duro como roca. Impresionantes ojos marrones. Cabello oscuro. Un estrafalario Dios Griego es lo que era. Jesús, la forma en que sus ojos marrones devoraron cada centímetro de mí. Y cada centímetro de mí se negó a retroceder, retorcerse o fundirse en frente de él. Él también fue malditamente perceptivo. Era joven. Pero era sólo tres

la corte, y entonces él había ayudado más al referirme a algunos clientes. Yo sólo había conseguido cinco clientes hasta el momento así que el dinero era escaso, por decir lo menos. Pero Kieran era por mucho, el cliente más caliente que había tenido. Infierno, él era el hombre más caliente que

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enviado a mí. Joe amablemente me dio este trabajo a mí con una beca de

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años mayor. Aun así, el cliente más joven que Joe Phillips me había

había visto jamás. Por supuesto que era un criminal. Me froté los ojos con la palma de mis manos. Y si ese culo arrogante pensó que iba a ponerse en el camino de mi trabajo... estaba equivocado. Arrojé mi pluma, incapaz de hacer cualquier tipo de notas. Lo que me molestó más de Kieran era que yo ni siquiera me había sentido atraída por un hombre en un largo tiempo. Mientras yo, literalmente, tiré mis cosas en mi maletín, no pude evitar pensar en Jared. Jared, el único nombre que todavía enviaba escalofríos a través de mí. No, yo no me dejaría pensar sobre él ahora. No quiero recordar lo que comenzó como un romance relámpago y rápidamente terminó conmigo en el albergue para mujeres maltratadas. Habían pasado dos años desde que me escapé al lugar donde conocí a Vivian. Tomé una respiración lenta y profunda al pensar en ella alentándome a no caer en un montón de mierda de disculpa de nuevo. A medida que iba hasta mi cacharro de coche, recordé el día en que me llevó a su casa y me encontré cara a cara con el juez Joe. Sonreí ahora mientras conducía, pensando en los ojos marrones de Joe, los mismos que me miraban por encima del banco cuando era más joven. Había tenido mi caso desde el principio. Ese hombre era nada menos que respetuoso y amable, permitiéndome vivir en su casa del jardín mientras yo terminé la universidad. Cuando crucé las vías en el barrio, dije una oración en silencio agradeciendo a Dios por el enfoque de Joe con la idea de hacer algo por el

y obtuve mi maestría, sufriendo una deuda masiva pero orando para que esto valiera la pena. Sin dudar, Joe me contrató para ser una consejera para

hacer

evaluaciones

de

crianza,

evaluaciones

psicológicas

y

asesoramiento. A decir verdad, era una terapia para mí. Me encantaba lo que hacía hasta ahora, pero hoy... me puso de vuelta.

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mí. Después de graduarme con mi licenciatura, me empujó hacia adelante

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tribunal. Un pago de vuelta por el tipo de cosas que Joe había hecho por

Kieran Scott me asustó. Kieran Scott me intimidó. Y lo peor, Kieran Scott, irritó al infierno fuera de mí. ¿Cómo iba a ser una consejera de éxito si dejo que punks como Kieran me pongan nerviosa? O peor aún, me encienda. Necesitaba clientes. No podía permitirse el lujo de no aceptar lo que Joe me envió. Yo estaba apenas sobreviviendo como estaba. Cuando me volví a mi complejo de apartamentos de cuatro semanas, los matones familiares en la esquina asintieron mientras conducía pasándolos. En un principio me miraban como la joven blanca invadiendo su territorio. Pero ahora... ahora parecían más receptivos. Mis luces brillaron sobre Usiah sentado en una silla de jardín fuera de su apartamento. Alivio. Ajusté mi bolso y la correa del maletín en mi hombro antes de abrir el cerrojo del coche, entonces con practicada confianza caminé rápidamente a mi puerta. —Hey pequeña señorita. —Hola, Usiah —dije con una sonrisa. —No hay necesidad de apresurarse. Ellos saben que no hay que molestarte—dijo inclinando la cabeza hacia la esquina de la calle. —Tan aterrador como este barrio es protegemos lo nuestro. Le sonreí. —Lo sé, pero realmente me quedo fuera. —No quieres encajar aquí —dijo. —Ahora consiga su cola en el interior. —Hola, Megan —mi vecino de 11 años de edad, Andrew, gritó desde la ventana abierta al lado. — ¡Hola allí, guapo! ¿Cómo te fue hoy en la escuela?

Yo sabía por historia pasada lo que era tratar de despertar a un padre borracho. —Yo tengo que levantarme temprano; preguntarle si puedo llevarte mañana.

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Mi corazón se hundió. Su madre bebía tanto como mi padre lo hacía.

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—No fui hoy. Mamá estaba dormida.

Él asintió con la cabeza hacia arriba y hacia abajo y levantó la señal de Te amo con su mano, que al instante le respondí. Es increíble lo resistentes que los niños pueden ser. Y la conexión que habíamos hecho en los treinta días que había estado aquí con un poco de atención... eso es todo lo que el necesitaba para prosperar. Usiah me sonrió cuando deslicé mi llave en la cerradura, abrí la puerta y entré. Me encantaba que él mirara hacia fuera por mí. De alguna manera, en este agujero de mierda de

complejo de apartamentos, me

sentía más segura. El Juez Joe y yo teníamos un acuerdo. Yo sólo había firmado un contrato de arrendamiento de seis meses y estaba en mi segundo mes. A Joe no le gustaba donde estaba viviendo, pero Usiah era uno de sus antiguos clientes. Y por alguna razón, tuve un fuerte sentimiento de que Usiah no estaba haciendo esto simplemente por la bondad de su corazón. Joe me había dado seis meses para hacerlo por mi cuenta y lárgame de aquí. Necesitaba más clientes. Y es por eso que no podía perder a Kieran Scott. Pero cuando fui a desnudarse para la noche y encontré la humedad

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entre mis piernas -eso sacó el grito final.

3 Kieran Traducido por Guga Corregido por July CB

Ser un guardia de seguridad en Winks tenía sus adicionales. Las chicas calientes eran una de ellas. Yo cubría la puerta trasera, solo porque Wink se quejaba de que la cola se volvía muy larga conmigo en el frente ya que las chicas trataban de detenerse y charlar. Entonces él me puso en la parte trasera del bar, declarando que se movían más rápido para entrar. Yo había trabajado para él por años. Atendiendo el bar primero, luego trasladado a seguridad. Wink cumplía sesenta en unas pocas semanas y la fiesta de la década estaba en preparación. Él era ahora lo más cercano a un padre que yo tenía fuera de Joe. Wink había perdido a su esposa de cáncer en los ovarios cuando ella tenía solo cuarenta y ocho. Cuando lo conocí, él estaba completamente perdido y su bar se había convertido en un mercado de carne/club de pelea. Mi compañero Todd y yo fuimos a la universidad juntos y este fue nuestro trabajo, por cerca de cinco años ahora, darle un giro a este lugar.

Todd había obtenido su título en Leyes y yo me había convertido en Contador Licenciado, pero trabajar para Wink era divertido para nosotros dos. Ninguno estaba deseando renunciar. Una chica de pelo negro con un tatuaje en la manga me empujó mientras pasaba a mi lado, y entonces me ofreció una sonrisa, un lindo

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habíamos logrado.

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Lo cual hicimos, y Wink estaba en deuda con nosotros por los cambios que

piercing se sacudió fuera de su lengua. Una admiradora de la banda de esta noche. Las bandas locales debutaban y tocaban aquí, así el pub había vuelto a la vida con poco marketing. Sentarse cerca de la pista de baile y la banda era mejor que la puerta del frente, tanto como me interesaba. Desde donde me senté, podía ver mi completo campo de juego. Wink llamó al bar claramente como él mismo pero él se había vuelto también de alguna manera un fenómeno. Wink tenía el síndrome de Tourette y, bueno, él parpadeaba una espantosa cantidad. Él no era uno de esos tipos que gritaban mucho. Pero remarcaba un montón y gruñía a veces. Su nombre venía de su mujer. Cuando ellos se conocieron, ella siempre pensó que él le estaba guiñando el ojo a ella y pensó que era “adorable”…resultó, que él no podía evitarlo. De ahí su apodo Wink. No estoy seguro de cuál era su nombre siquiera. Cuando divisé a una pelirroja entrando al bar, me volví decidido a conseguirla de alguna manera esa noche. Ella estaba con un grupo de amigas. Todas parecían jóvenes pero estaban en el bar, eran legales. No había duda de que Todd habría verificado sus documentos de identidad. Desde hace tres años, me volví obsesivo con las pelirrojas. Tan arrogante como suena, nunca había tenido problemas en llevar cualquier chica a la cama y ciertamente nunca había tenido la reacción que obtuve con la Srta. Clark. Pero, también me asustaba como la mierda el hecho de que ella hubiera estado en mi cabeza desde aquel día. Tal vez en realidad cogiendo una pelirroja la sacara fuera de ahí. La banda estaba afinando en el escenario y esta noche eran un grupo

banqueta donde yo podía ver todo. Primero, incliné mi cabeza, con una cierta mirada de “que estás pensando”. No es que me importara una mierda, porque realmente no lo hacía. Yo no era unos de esos tipos que tomaban los sentimientos de una chica en consideración. ¿Frío? Tal vez. Pero ella era una adulta y si estaba

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consiguió una colorida bebida de chicas, luego me divisó sentado en mi

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alternativo. Un grupo que se veía raro. La pelirroja fue hacia el bar,

por saltar a la cama de algún tipo que apenas conocía… ¿era realmente mi culpa? Siguiendo a mi inclinación de cabeza, ella tocó a su amiga y luego apuntó hacia mí. Ellas tuvieron una discusión risueña antes de que finalmente se acercara a mí arrastrando los pies. Unas pocas canciones y tragos más tarde, terminé dejándola fuera de combate sobre la mesa de picnic de afuera en la parte trasera. Luego de decirme que yo no necesitaba un condón porque ella estaba tomando la píldora, casi me arrepiento ahí mismo. Me pregunté a cuántos hombres le había dicho lo mismo. Pero conté con ese delgado y pequeño pedazo de látex para mantenerme seguro. La peor parte de esto fue, que yo no estaba totalmente metido en esto, aburrido… me tomó una eternidad terminar. *** La sala de espera vacía fue una visión de bienvenida. Ningún figurín muy arreglado, ningún calculador, ningún reidor y cruces de piernas. Perfecto. Me senté en la silla más alejada de donde ella me había llamado por última vez y escuché la música por los parlantes. Impacientemente, observé el lento movimiento del reloj. Para ser honesto, el pensar en verla otra vez me molestaba. Pero no estaba seguro si esto era a causa de ella o porque yo estaba siendo ordenado por la Corte a hacer algo que realmente pensaba que era una mierda. Mi teléfono zumbó. Un texto de Stacey. Espera… tacha eso. Una foto de

—Sr. Scott. Rápidamente, apreté el botón de mi teléfono para cerrar la pantalla, y me paré. —Hola —saludé. Ella ofreció una sonrisa forzada, luego la seguí atrás.

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un par de días a la semana.

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sus tetas. Sonreí ante la imagen. No siempre de trato diario, pero al menos

—¿Cómo estás hoy? —preguntó ella, deslizándose en su asiento y agarrando el bloc de notas. Su pollera era corta e incliné mi cabeza para ver si podía dar un vistazo. Asentí una vez. —Bien. ¿Y usted? —Estoy bien, también. Gracias. No pude evitar notar que ella tenía las más delicadas manos cuando se rascó su nariz. —Sr Scott. ¿Dónde creció? Supongo que habría poco que decir. Siempre lo profesional. —Aquí. —¿Sigue los deportes? —Algunos. Sí. ¿Usted? —Algunos. Sí —contestó ella, pero creo que se estaba burlando de mí. Descansé el tobillo sobre mi pierna y la miré fijo. ¿Ella pensaba que yo iba a pasar por esta mierda? Sin embargo tenía que admitir que esto era más intimidante de lo que pensé que sería. Exponiéndome. Hablar con las chicas era como respirar. Pero abrirme a una increíble mujer era paralizante. Ella escribió en su bloc, inquietándome más. Finalmente, me resigné a descansar mi cabeza hacia atrás y cerrar mis ojos… de esa manera, no tenía que mirarla o ver lo que estaba escribiendo. Odiaba ser juzgado. Después de unos buenos veinte minutos de agonizante silencio, mi teléfono zumbó de nuevo y lo recuperé de mi bolsillo, robándole una

Me preguntaba cuántos tipos habían visto esa tinta. Recordé trazándolo con mi lengua. No había visitado a Deanna por un tiempo, pensé con una malvada carcajada. —¿Algo que le gustaría compartir? Sacudí mi cabeza.

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No reconocí el número en mi teléfono pero reconocí el tatuaje. Deanna.

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mirada mientras abría mi celular. Ella me estaba mirando fijamente.

—No creo que le guste ver esto. —¿Por qué es eso? —preguntó. Optando por el factor sorpresa, dije: —A menos que le guste hincarle el diente a las chicas desnudas. —Y volví la pantalla hacia ella por un corto segundo. Ella ni siquiera vaciló. —Puedo ver el cuerpo de una mujer. ¿Qué dice el tatuaje? Me encogí de hombros. —No lo sé, para ser honesto. Nunca presté atención a lo que decía. —¿Alguna vez tuvo una relación seria? —preguntó. Me preparé para la mierda de psicología barata por la falta de relaciones serias que estaba por venir. —¿Defina seria? —pregunté para aclarar, tal vez demorando. —Actuar de forma seria… sincera… —No quise decir la versión del diccionario Webster. ¿Quiere decir como tener citas por una extensión de tiempo? Ella escribió en el maldito bloc de nuevo. —No, no creo que el tiempo signifique seriedad tanto como lo que la chica signifique para ti o lo que tú significas para ella. —Salí con Lorraine por un año y medio durante la escuela secundaria. Ella me quitó mi virginidad y yo la de ella. ¿Fue eso serio? —pregunté con una mueca malhumorada. —Diría que respondas la pregunta desde que tenías 21 en adelante. La respuesta a eso sería inequívocamente no. No estaba seguro de haber

esa parte de mí. —Probablemente no he tenido una relación seria por un tiempo. —No podía esconder mi sonrisa. Mi teléfono zumbó de nuevo pero esta vez lo ignoré. —¿Quiere una relación seria? ¿Una esposa? ¿Hijos?

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a esa pelirroja en mi cama, no estaba seguro de querer que ella conociera

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tenido siquiera una cita. Y dado que no me había hecho a la idea de tener

Inintencionadamente, reí por lo bajo. Nunca había encontrado a nadie donde eso siquiera cruzara por mi mente. Quería arrojar ese bloc por la ventana. —Doc. Un jugador debe jugar —afirmé y observé mientras ella tragaba, su pequeña garganta apretándose. —Su sesión terminó por hoy. Lo veré en tres días —dijo, parándose. —Ey, ¿Doc? —¿Sí? —preguntó con las cejas elevadas. —¿Quiere tomar algo? —Sr Scott. Usted es mi cliente. No puedo. Abrió la puerta de su oficina y la cerró. —¿Lo haría si yo no fuera su cliente? La puerta se abrió de nuevo mientras ella sonreía y caminaba al pasillo, ignorándome completamente. Mi maldita sangre comenzó a hervir. ¿Pensaba ella que era demasiado para mí? Un alto, retardado tipo estaba pasando por el pasillo. —Sr Ross. ¿Sería tan amable de mostrarle al Sr Scott la puerta? —Absolutamente —dijo este tipo Ross. —Adiós, Sr Scott. ¿Qué tal “vete a la mierda, Doc”?

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—Nos veremos —dije.

4 Megan Traducido por Kmila92 Corregido por Kmila92

El segundo día en una semana que me desplomé en mi silla debido a las travesuras de Kieran Scott. Si su culo sexy quería sentarse en silencio durante una hora... por todos los significados que tienen en él, tu tonto terco. —No quise decir la versión de Webster —yo imité en voz alta. —Te voy a dar algunas definiciones —tiré mi bloc de notas, hablando con nadie más que conmigo misma. —Tortuoso: mirando a Kieran Scott por cualquier periodo de tiempo —le di una patada a la otomana en mi oficina, dolor que se irradia a través de mi pie. —Agonizante: querer tocar tal perfección aunque sólo sea por un segundo —continué mi perorata. — Y... angustiante: sabiendo que tengo que soportar reunirme con él durante once semanas más —pisando fuerte por encima del calendario en mi pared y dibujé una X en los últimos siete días ... semana uno abajo. — ¿Y en serio? Chicas enviando fotos desnuda a su teléfono. ¿Quién hace eso? —yo casi grité mientras sacaba las llaves del coche y golpeaba

en su ronca voz... su mirada penetrante. Por mucho que el pensamiento de Kieran tocándome me causara un dolor en mi bajo vientre... oh dulce Jesús, ¡necesitaba ayuda! Nunca había conocido a nadie en mi vida tan malditamente arrogante. No había ninguna duda en mi mente que me

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Irritación se deslizó en cada centímetro de mi cuerpo mientras pensaba

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mi silla debajo de la mesa.

gustaría seguir siendo profesional, y claramente estaría peleando la batalla por los dos. Sólo tres cortos días más tarde, el clima de Portland estaba más caliente de lo normal y mi ventana en el apartamento no estaba manteniéndose. Usiah estaba, por supuesto, sentado fuera cuando salí, donde inmediatamente me deslicé en el pequeño charco de agua que se acumuló bajo el aire acondicionado, golpeando mi cabeza contra la unidad de metal. — ¿Estás bien? —preguntó el pequeño Andrew. Lo vi conduciendo un coche Matchbox pequeño en la suciedad. —Sip. Tal vez eso golpeó algo de sentido en mí —me reí, pero maldita sea dolió. — ¿Quieres jugar? —Oh amigo. Tengo que ir a trabajar. ¿Por qué no estás en la escuela? —Yo no voy a ir a la escuela más. Mamá está enojada con ellos, así que estoy cambiando de escuelas. No se puede iniciar hasta el lunes. Mamá está enojada con ellos porque probablemente fuiste devuelto por ausentismo escolar. Mi corazón se rompió. Todos los seres humanos pueden ser CREADOS de la misma manera, pero eso es tan igual como obtenerlo. No había nada igual sobre la circunstancia en la que uno nace. Lo sabía mejor que nadie. Me hizo enfermar y ruego que se trate de un ciclo que Andrew pueda romper. Me agaché y le palmeé la espalda. —Te diré que amigo, voy a tomar un

No podía dejar de reír. —En realidad no es un cheque de lluvia —le expliqué, frotándole la cabeza. —Significa que voy a jugar contigo más tarde. —Está bien. Diviértete en el trabajo. —Lo haré, mequetrefe.

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Miró hacia el cielo. — ¿Qué es un cheque de lluvia?

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cheque de lluvia.

Usiah me miró todo el camino hasta el coche. El calor dentro del reducido espacio fue aún más intenso, tomando mi aliento. Y cuando me giré la llave... nada. — ¡NO! —grité, golpeando el puño contra el manubrio. Realmente iba tarde. Le di otra vuelta al encendido... el motor se quedó tranquilo. Tanto Usiah y Andrew me miraron y por mucho que me entraron

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ganas de llorar, sonreí.

5 Kieran Traducido por Paulii~ Corregido por July CB

¡TRES DÍAS! Ese es el tiempo que había pasado desde mi última brutamente larga hora de tormento. Mi vida era asombrosa fuera de estas pendejadas de sesiones de una hora cada semana... ¡dos veces a la semana! Y cómo una mujer, aunque extrañamente atractiva, podía meterse bajo mi piel como esta lo hacía estaba lejos de mi entendimiento. Entrelacé mis dedos, haciendo estallar mis nudillos, luego incliné mi cuello de un lado al otro, haciéndolo crujir también mientras esperaba. —Qué mierda —dije en un murmuro. Yo podía acostarme con cualquier maldita mujer que quisiera a cualquier hora del día. Si hubiera conocido a la Doc en algún bar un fin de semana, no tenia duda de que habría sido mía para ahora. Pero ella tenía algún estúpido código de ética donde esconderse para mantenerme a raya. Así que, me senté, pensando en mi siguiente movimiento. Cómo hacerla enfadar. Cómo meterme debajo de su piel también. Y mientras me sentaba

Cuarenta malditos minutos más tarde, ella voló a través de la puerta, y mi sangre estaba más que hirviendo, mi labio se tiró en un gruñido, listo para atacarla por faltarle el respeto a mi tiempo. Al menos hasta que noté su apariencia desaliñada. Su cabello estaba amoldado sobre un lado de la

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suspiro esperando que ella lo oyera. Esperar no era mi especialidad.

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en ese maldito vestíbulo... otra vez... dejé escapar un exasperado y fuerte

cabeza y por alguna razón se veía aturdida. Un chichón del tamaño de una pelota de golf estaba cerca de su sien derecha, donde el sudor corría. —Lo siento, Sr. Scott, por favor venga conmigo. —¿Te gustaría reprogramar? —pregunté, tratando de cuidar mi tono. Una carpeta de archivos se cayó de sus manos y los papeles se dispersaron. Me agaché, la ayudé a recogerlos y miré el balanceo de su escote cuando ella se movió. Mi enojo se escabulló y por la razón que sea, la tensión dejó mi cuerpo. —Lo siento, Sr. Scott. Si usted puede quedar, yo también. —Deja de decir que lo sientes. ¿Qué paso? ¿Por qué llegaste tarde? —Lo siento. —Hizo una mueca de dolor—. Por favor, Sr. Scott. Cuando le pasé los papeles, sostuve su mano un poco más de tiempo de lo necesario, forzando sus ojos a encontrar lo míos. —Por favor Doc, dices Sr. Scott y yo busco a mi padre. Y sabes lo que le pasó a mi padre. Sus ojos parpadearon lejos. —Bien... Kieran. Lamento llegar tarde. Realmente lo siento. Tú tienes una obligación de estar aquí y no quiero que pienses que no me estoy tomando esto con seriedad. Si no te presentas se dicta una orden. Si yo no me presento... bueno, lo siento —se disculpó ella silenciosamente. Había una tristeza en sus ojos redondeados, y la molestia se apoderó de mí que ni siquiera me importo un poco. —No te preocupes. Pongamos este espectáculo en camino. Ella solo ofreció un simple asentimiento y se dio la vuelta.

estaba escondido debajo de su falda. Pero las pantorrillas y muslos desnudos dirigiéndose hacia él... yum. Algún día. Después de cerrar la puerta, se sentó con su carpeta y papeles, y el profesionalismo la había poseído de nuevo. La máscara estaba en su lugar. —Ahora. ¿Cómo estás?

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este trato. Mirarla caminar. Ella tenía el trasero más sexi. Por el momento,

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La seguí a sus espaldas, lo cual tenía que decir era la mejor parte de

—Bueno estoy un infiero mucho mejor que tú en este momento. ¿Qué anda mal? Instantáneamente, ella sacudió la cabeza. —Sr. Sco... Kieran. No estamos aquí para hablar de mí. —¿Qué tal si hacemos un pequeño trato, Doc? Yo hablo. Tú hablas. ¿Hecho? La observé mientras ella hacia una comida de su labio inferior. —Mi auto se averió. Salté sobre la línea amarilla y se hizo tarde debido a todas las paradas. Es así de simple. Me gustaría abordar algo de la última vez. ¿La línea amarilla? ¿De dónde demonios venía ella? —De acuerdo. —Reposé mi tobillo derecho sobre mi rodilla izquierda. —No estaba tratando de ser presuntuosa acerca de tu vida o tus padres. No sé mucho de ti fuera de un par de cosas que me contaron. No he leído un archivo. Pero ¿te gustaría hablar sobre tus padres? —No. ¿Necesitas un aventón a casa? —Sr. Scott —me regañó ella, luego cerró sus ojos, viéndose como si estuviera adolorida—. Por favor responda mis preguntas. —Ya respondí a tu pregunta. No quiero hablar sobre mis padres. Finalmente poniendo su bloc de notas a un lado, ella me miró con esos ligeros ojos grises. —¿De qué quieres hablar? —Quiero saber si necesitas que te lleven a casa. ¿Y qué le pasó a tu cabeza?

—Kieran. —Ella casi lloró y tiró de mi corazón un poco—. Te necesito... Esas palabras me sacudieron... me golpearon como una bala en el pecho. Inhalé bruscamente. Mi pie comenzó a girar, arriba y abajo, mientras peleaba con la urgencia de salir corriendo de la habitación, pero algo mantuvo mi trasero pegado a ese sofá de dos plazas. Me desplacé en

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Un simple sí o no.

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No entendía por qué seguía cerrando los ojos. La pregunta no era difícil.

mi asiento cuando temí que ella viera mi madera deportiva 7. Qué demonios... No sabía si estaba más preocupado por ella necesitándome sexualmente o... lo que sea... ¡Mierda! —Te necesito como mi cliente y necesito este trabajo. Pero si debes saberlo, mi auto se averió y vivo en una pocilga. Ahora por favor habla conmigo. Tengo que darle reportes a la corte y ahora mismo, no tengo nada. Miré

hacia

derrumbándose.

abajo La

para

ver

si

desesperación

mi en

pecho su

voz

estaba causo

en

realidad

estragos

en

mí simplemente porque parecía que su bienestar dependía de mí. Normalmente eso me mandaría corriendo en la dirección contraria tan lejos como una mujer esté involucrada, pero en su lugar había un abrumador deseo de... ayudar. —¿Qué quieres saber, Doc.? Soy un libro abierto —dije inclinándome hacia ella, exhibiendo una sonrisa que hacía que la mayoría de la chicas se desvanecieran. —¿A qué te dedicas? —preguntó ella con una semi-sonrisa. —Soy un gorila8. Sus cejas rojo oscuro bajaron y tres líneas se plegaron a través de su frente. Por primera vez, me sentí juzgado por ser un gorila. La habitación estuvo incómodamente silenciosa por un par de minutos. —¿Por qué estás involucrado en la corte? —No soy un criminal. —Eso no fue lo que pregunté.

Finalmente, dije: 7

Sporting wood: Tener una erección en un lugar público, como una oficina, o un club.

Bouncer: Gorila; forma informal de portero. Personal de seguridad posicionado en las entradas de los bares, pubs y/o clubs nocturnos. 8

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permitiendo otra pausa silenciosa, pensando mis palabras de paso.

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Tomó todo lo que tenía para no ser un cretino. Así que me senté,

—No voy a tolerar a un hombre golpeando a una mujer. Sus ojos se ampliaron un poco pero no podía leerla todavía, así que no estaba seguro de lo que significaba. Esta vez, ella estaba callada. —¿Y... tú... siempre tratas a las mujeres con el mayor respeto? Le disparé una sonrisa vulgar. —Cuando se lo ganan o se lo merecen. Las esquinas de su boca se elevaron también. Me gustaba eso. Mi interior sonrió. —¿Haces pesas? —Sí.

Trabajo

mucho.

¿Tienes

novio?

—pregunté,

ansiosamente

esperando una respuesta. Sus manos se encontraron en su regazo cuando la lapicera se cayó de su mano. —Sr. Scott. —Kieran —la corregí, cuando ella inspiró. —Kieran. Esa no es una pregunta apropiada. —No estaba destinada a serlo. Después de girar en su silla y mirar el reloj, dijo: —Oh wow. Yo no estaba solo atrasada sino que te mantuve incluso hasta más tarde. Se acabó nuestro tiempo por hoy. Por supuesto que sí. No había forma de que fuera a descartarme de nuevo. Aceché hacia ella y giré su silla de vuelta alrededor hasta que me estaba enfrentando. Ella examinó sus torpes dedos. —Te voy a llevar a casa.

—¡Sr. Scott! No puedo ir a casa con usted. No sé lo que cree de mí o lo que hace con otras mujeres pero yo no voy... no puedo... ir a casa con usted. ¡Soy su terapista!

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de la silla.

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Su boca perfectamente redondeada cayó abierta, y luego ella se disparó

Una lenta sonrisa se extendió por mi rostro. Y alcancé hacia ella para remover un solitario cabello que parecía pegado en el ligero lustre de su brillo de labios. Ella se congeló. —No estaba hablando de que vinieras a casa conmigo, Doc. —Mi diabólica sonrisa se amplió—. Te voy a llevar a tu lugar. A tu casa, para dejarte allí. A menos que quieras que me quede. —Le guiñé, lentamente quitando el cabello de su labio. La cosa que encontré más fascinante fue que hubo una fracción de segundo donde ella se volteó hacia mi toque. —No te puedes quedar —susurró—. Tampoco puede llevarme a casa, Sr. —pausó—. Kieran. —¿Por qué? Ella se paró, agarrando su bolso del escritorio donde lo había lanzado cuando entramos. —Es inapropiado. Por eso —dijo, apurándose a alejarse de mí y abriendo la puerta. Yo la empujé hasta cerrarla y me pregunté si pasaríamos por esto de abrir y cerrar la puerta en cada sesión. —A la mierda lo inapropiado. Tú necesitas un aventón y yo estoy aquí. Es práctico. —Dije que no. Abrió la puerta de nuevo. Esta vez la cerré de un golpe. —¿Por qué?

—¡Porque no quiero que veas adonde vivo, ¿bien?! —gritó ella, luego arrojó la puerta abierta y se precipitó afuera.

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—Eso solo funcionaba viniendo de mi madre, Doc. ¿Por qué?

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—¡Porque yo lo digo! —escupió ella.

6 Megan Traducido por Kmila92 Corregido por Kmila92

El aire caliente de Portland me golpeó duro mientras me escapaba de la oficina. Escapaba de Kieran... su cercanía. Su voz ronca y rasposa. Sus penetrantes ojos marrones. Sus proposiciones. — ¡Espera! —Kieran gritó desde algún lugar detrás de mí. La idea de alguien como él estando en mi apartamento o viendo donde vivía del todo... yo no podía soportarlo. Francamente, yo no podía aguantar mucho más de Kieran Scott, punto. —Doc. Por favor. —Kieran, no —le supliqué, manteniendo mi ritmo, pero a sabiendas de caminar en la dirección equivocada del tren. Este hombre me tenía nerviosa, y una pocas lágrimas en mis ojos. ¡LAGRIMAS! Abrí los ojos para evitar que se caigan. — ¡Deja de caminar! —ordenó, su voz más cerca, y me congelé. Había algo en su tono que me dijo que hablaba en serio. También había algo en

mis ojos, sus cejas bajaron y soltó un respiro. —Mira, he sido inapropiado. No lo haré de nuevo. Déjame darte un paseo a casa. No voy a juzgarte, lo juro. No tienes idea de donde vivo o de qué forma vivo.

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Dentro de un corto segundo estaba delante de mí, pero cuando miró a

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su tono que me hizo querer hacer lo que me ordenó hacer.

Después de tomar en un suspiro largo y lento y obligando a los pozos de lágrimas a secarse, hablé. —Bien. Gracias. ¿Dónde está tu coche? Él inclinó la cabeza hacia la moto en el aparcamiento. Bueno, mierda en un palo9, que montaba una moto. Una hermosa Harley-Davidson, no menos. Cada chico malo caliente que rompe tu corazón monta una moto. Tomó mi mano y me llevó hacia ella y esto fue exactamente lo que vi satisfacer al Sr. Correcto jugar fuera. ¡PERO ERA MI CLIENTE! Quité mi mano de la suya. —Aguanta. Dame cinco —dijo. — ¿Qué quieres decir? ¿Por qué cinco? —pregunté, preocupada por la falda que tenía encima. —Yo no uso un casco —dijo metiéndose las manos en los bolsillos delanteros de los pantalones vaqueros y luciendo ilegalmente caliente. Lo juro por Dios, este chico posó para la parte delantera de libros y era el foco de la fantasía de toda mujer. — ¿Bueno? ¿Y? Entonces lo vi ondear y me di la vuelta. Un chico se detuvo en un gran camión rojo, y le tendió un casco de moto y algo más. Kieran lo tomó, dijo gracias, y el chico condujo fuera después de estudiarme por un caliente minuto. —Para usted, mi señora —dijo Kieran sosteniendo el casco de color negro y guiñando un ojo de nuevo. Maldición ese guiño sexy-culo. — ¿Él trajo eso por mí? —Sí.

— ¿Sabías que iría? —Lo texteé hace unos treinta minutos."

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Expresión de frustración semejante a “drat”: porras.

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Una sonrisa reveladora cruzó su rostro.

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—Pero, dije que estaba bien como hace cinco minutos —le expliqué.

— ¿Durante la terapia? ¿Tu texteaste? —le pregunté, incapaz de ocultar mi sorpresa. —Um. Sí. Dentro de aproximadamente un segundo, mi mandíbula se cerró y me di la vuelta. ¿Cómo diablos me he perdido eso? Qué asumido, idiota arrogante. Todo mi cuerpo se puso rígido. Fue bastante tarde de que yo no iba a coger la línea amarilla, pero me gustaría probar y llamar a alguien... ¡a cualquiera! Pero Kieran fue más rápido que yo. Sus manos se envolvieron totalmente alrededor de mis brazos y los presionó a mis lados. —Malditamente deja de alejarse, ponte los malditos pantalones cortos y luego súbete en la maldita moto. Ahora —dijo con los dientes apretados. Pasé alrededor de él y le di mi mejor mirada maligna. La arrogancia de él por pensar que habría dicho que sí. — ¡Súbete! —exigió. Yo no me moví. —Lo juro por Dios, Doc. Estoy tomándote a casa con o sin ti diciendo bien. Ahora, la manera en que yo lo veo, tienes dos opciones. Uno. Deja de actuar como una inmadura de trece años de edad, ponte los calzoncillos encima y súbete en la maldita moto. O dos. No. Tu elección. ¡Yo no era inmadura! ¡Que lo jodan! Tiré los calzoncillos de su mano, exhalé un suspiro de exasperación y deslicé los calzoncillos bajo mi falda. Cuando terminé, arrebaté el casco de sus manos. Después de que me sujeté la correa, inclinó mi barbilla y la apretó. Duro, topacio marrón se

Mis labios se abrieron y rápidamente los lamí, luego cerré la boca. Debió de confiar que me iba a subir porque vi como él lanzó su pierna sobre el asiento de cuero, a horcajadas entre la moto. La ansiedad que sentía por lanzar mi culo en la moto era claramente evidente porque él tendió su brazo ofreciendo asistencia.

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Marrón claro con manchas de oscuro entremezclados en el color.

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asentó en medio del blanco en sus ojos. Eran sorprendentemente hermoso.

—Agárrate a mi hombro y tira tu pierna por encima —él dirigió. —Si puedes. Así que lo hice. ¿Si puedo? —Este no es mi primer rodeo, astuto. —Sí, no me imagino que lo fuera. ¿Que se supone que significa eso? Había burlado a mi padre toda mi vida y Jared era una broma. Kieran era el primer chico que me diera una carrera por mi dinero. —Necesito que te aferres a mi cintura porque yo no tengo mi respaldo puesto. Asentí con la cabeza. —Dame una dirección general de donde voy —dijo fríamente. Me gusta más la indiferente. —Los Pine Apartment bajando sobre East Fifth —le susurró y tomó una respiración profunda cuando él no se inmutó. Entonces la maquinaria debajo de mí vino a la vida, vibrando el infierno fuera de mi culo. Él inclinó su cuello hacia donde pudiera verme. —Sujétate —instruyó y supe al instante que sería mi perdición tan sólo diciendo esas palabras golpeó algo dentro de mi ingle. Espera... tuve la sensación de que esas palabras tenían más significado del que yo pudiera darse cuenta. Envolví mis brazos alrededor de la cintura de Kieran y descansé mi mejilla contra su espalda. No había estado tan cerca de un hombre en unos años. Él era roca dura debajo de su camisa y para ese momento, yo

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Mi corazón se mantuvo al ritmo del ruido sordo del motor y cuando el motor corrió, lo hizo mi corazón. Tuve la nauseabunda sensación de que dejar ir a Kieran Scott iba a ser difícil.

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no confiaba en mí misma, así que empuñé mis manos.

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Kieran Traducido por Carisbel Guaramato Corregido por Sahara

Cuando sus brazos se colocaron alrededor de mí me robo el aliento, pero todavía no me había calmado cuando ella me dijo dónde vivía. ¿Los apartamentos Pine? ¿Estas bromeando? En una noche normal yo no iría ahí, menos solo con mi Harley. Yo simplemente trague. Pero me condenaría si ella viera alguna reacción de mí cuando ella me dijo el lugar. Mi mente dijo que debo estar alerta y cauteloso. Pero mi malvada polla me estaba diciendo que manejara hasta que saliera el sol. Sus brazos tenían la fuerza de un pitón con la manera que se contrajo alrededor de mí. Solo podía imaginar cómo se sentirían tener sus piernas alrededor de mí. Yo moriría feliz de asfixia. Ella no lo sabía todavía… pero yo voy a follarla… Aunque sea mi terapeuta o no. En la luz roja, ella aflojo su agarre un poco. —¿Estas bien? —Pregunte —Sí. Puedes dejarme en el QT cerca de la esquina —ella sugirió.

Ella toco mi espalda y señalo a la izquierda, yo gire en la primera entrada. El sonido de mi bicicleta alerto a la gente del lugar y cerca de 5 pares de ojos descansaron en nosotros. Mis entrañas gruñeron un poco. No había manera de que pudiera protegerla en un lugar así.

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Portland tenía su ración justa de personas sin hogar, y ellos estaban dispersados alrededor, ocupando cada banco en las esquinas. Realmente quería saber cómo diablos ella consiguió un lugar aquí.

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Ni de chance, el pensamiento de ella manejando a ese lugar cada noche trajo vómito a la parte posterior de mi garganta mientras pasamos el QT que ella me dijo, juro por Dios que veía la escandalosa ropa de las prostitutas que se encontraban alrededor.

—Mierda —susurre debajo de mi respiración, viendo las personas en sus entradas. Otro golpe en mi espalda y señalo el nivel del suelo entonces estacione cerca y apague el motor. Su casa tenía macetas de plantas y flores alrededor de la entrada y una alfombra de bienvenida. Esa mierda tendría que irse. Ella lucho con la manilla y levanto la quijada, permitiéndome ayudar. —Puedes irte, lo tengo desde aquí. —Solo pon tu trasero adentro —dije pacíficamente, golpeando el casco con mi motocicleta y evadiendo nuestros espectadores mientras se hacían camino afuera en sus balcones. —Jesucristo —susurre. Una sonrisa de lado toco su boca y al principio me congelé porque pensé que me escucho. —Gracias por traerme. —Cuando quieras. —Hola, señorita Lil —escuche a alguien decirle y me di la vuelta preparado para una pelea mientras los pelos de mi nuca se erizaron. —Hola Usiah Este tipo Usiah me estudio con ojos severos, pensé que su tono de voz con ella parecía sincero. Eso me complació. Me importaba una mierda si él me gustaba o no. —Megan —un niño la llamo, y el más lindo niño corrió y tiro sus brazos alrededor de ella en un abrazo. Su color cremoso de piel parecía iluminar desde adentro mientras los más oscuros brazos agarraron su cuello, recordándome a Preston y a mí cuando éramos amigos. Este niño y su amor en sus ojos, no sabía la diferencia entre ellos. Ah, aquellos buenos viejos tiempos.

Ella susurro algo al niño y vio cuando él se lanzó por la puerta principal al apartamento al lado de ella, corrió a la ventana de al frente y le grito un te amo con sus manos. Ella hizo lo mismo de regreso. Una vez adentro, cerró la puerta y con respecto cabeceé al hombre quien parecía cuidar de ella, luego arranque mi motocicleta.

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—Gracias por hacer eso, lo arreglare —dijo ella, luego se volvió a mí y se despidió con la mano.

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—Vi tu carro hoy y no se veía bien —dijo Usiah

Los pelos de mi nuca dejaron de erizarse mientras manejaba mi motocicleta hacia atrás para poder jalarla. Santa madre de Dios, nunca había querido irme de un lugar tan rápido en mi vida…y tampoco había querido tanto llevarme a alguien conmigo como ahora. *** Después de llevarla a casa, necesitaba hablar con Joe. Entonces maneje directo allá. —¿Kieran? ¿Qué pasa? —Pregunto Vivian con preocupación en su cara cuando me vio parado en su puerta. Era totalmente comprensible. Yo solo había estado ahí dos veces en dos años desde…Vivian me invito y nunca vine. Por Dios santo, ella era la mejor amiga de mi mama, verla me recordaba lo que había perdido. —Nada, Vivian. Estoy bien. Es bueno verte. ¿Puedo hablar con Joe? —Por supuesto. Por favor, entra y dame un abrazo. —Nuestro abrazo fue más largo de que lo espere pero estuvo bien y encontré confort en su familiar sonrisa. —¡Joseph! Baja. Kieran está aquí —ella grito hacia la escalera. Su casa no era tan grande como la de mamá y papá pero no obstante era grande. Entre en pánico cuando pensé que Joe se cayó y corrí hacia las escaleras, pero rápidamente me di cuenta que salto esas escaleras como un maldito elefante. —¿Qué has hecho ahora? —Pregunto en un tono acusador. No estoy seguro si fue actuando como juez o padre. Negué con la cabeza—. ¿En serio? —Solté una respiración exasperada— . Nada.

Yo nunca realmente supe que eran negros hasta que Preston y yo pasábamos el rato un día y un niño lo llamo negro. Yo ni siquiera sabía qué diablos estaba diciendo. Pero cuando Joe escucho la historia, trato de enseñar a Preston acerca de lo hiriente que las personas podrían ser y que era su elección como manejarlo. Yo por otro lado sabía que esa palabra

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Aunque yo era grande, Joe era más grande y más formado que yo, él era el más grande en sus días. Me encogí mientras Joe se me acerco, baje mi cabeza. Él tiene 25 años más que yo. También mantengo en mi mente que él no toleraba mucho a su hijo Preston.

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—¿Entonces porque etas aquí? —Su voz era brusca.

hirió a mi segunda familia y no tuve tolerancia después de ese día. Esa fue mi primera pelea. Regrese y golpee hasta el final a ese niño blanco. Desde la muerte de mis padres, Joe sabía que yo estaba enojado, yo sabía que estaba enojado, incluso en este momento, mi estómago se retorció en furia solo pensando en el pasado. Yo estaría enojado por un par de años. Pero por más que estaba molesto, sabía que Joe no toleraría irrespeto. —Necesito hablarte —Muchacho, la mujer de allí te ha pedido que vengas aquí por dos años y tú te has negado cada vez. ¿Sabes cuánto la has herido? Yo baje mis ojos—. No pero puedo imaginarlo. —Ven aquí. —Dijo apuntando a la sala donde vi muchas películas con Preston. Me senté después que él lo hizo. —¿Porque no me has gritado en la corte todas las veces que te he visto? —Pregunte confuso por su reacción esta noche. —Porque eso son negocios, esto…. Esto es personal. Mi corazón se agrando en mi pecho. Dios los extrañe. —Dime que hay en tu mente, hijo —dijo él. —El dinero. —Joe solo asintió. —¿Que paso con eso? Es tuyo, todo se convirtió en tuyo cuando cumpliste los 25 años, solo tengo que firmar. No. No. No. No. Esto de repente se sintió mal. Cerré mis ojos. —No quiero el dinero —casi grite y coloque mis dedos detrás de la cabeza.

Me pare. Un ataque de ansiedad apareció y mi pulso se aceleró. ››Kieran. Déjame ayudarte. No tenemos que usar tu dinero. Puedo prestártelo. ¿Para qué es? —Joe pregunto parándose también. Finalmente, escupí—: Necesito $30,000. Quiero comprar un carro y necesito el dinero.

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—Está bien, está bien, hijo. No firmare nada. Dime lo que necesitas.

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Mis ojos se abrieron cuando Joe toco mi pierna.

El asintió. —Tú tienes varios carros y una motocicleta. —No es para mí. —Puedo hacer eso. Tal vez no en efectivo pero en un cheque de caja. Puedo preguntar, ¿para quién es? ¿Estás en algún problema? —Pregunto, siguiéndome hasta la puerta con cara de preocupación. Vivian debía estar escuchando porque se unió a nosotros en la entrada. —No hay problema. Es para mí terapeuta, Megan algo. Gracias de todas maneras —lo dije sarcásticamente—. No hay terapia real hasta el momento, solo realmente estamos discutiendo. Ha sido realmente útil. — Guiñe un ojo así él sabría que estaba bromeando… más o menos. —¿Qué te hace pensar que ella necesite un auto? —Pregunto Vivían, y eso me sorprendió. —El de ella se dañó, fue tarde a nuestra cita. Vive en un área realmente fea. Necesita un carro en el que pueda confiar —explique —Solo una pregunta justa, ¿Por qué eso es tu responsabilidad? Me encogí los hombros—. Yo no tengo tiempo que perder. Ella desperdicio 40 minutos de mi tiempo antes de nuestra cita y luego tuve que dejarla en su casa. Tengo cosas mejores que hacer que llevarla alrededor. Vivian lucho con una sonrisa y me pregunte qué fue lo que sonó gracioso. —¿Por qué no pasas por la corte mañana a las 8? Lo tendré para ti en ese momento. —Joe dijo. —¿También puedes venir esta semana a cenar? —Vivian intervino, con ojos suplicantes.

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—Suena bien —estuve de acuerdo, asintiendo a Joe y dándole un beso a Vivian en la mejilla.

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Megan Traducido por Macaslomb Corregido por Sahara

Cuando entré, Joe y Vivian estaban en el camino con un coche nuevo, mientras tartamudeaba entre la ira y la apreciación. Me temblaban las manos, con la esperanza de que pudiera mantenerlo, pero también temblaban de miedo a que se lo llevaran. Mi coche tenía catorce años y lo había conducido por siete. Mi padre me lo había comprado cuando cumplí 16 años; esa fue la única vez que estuvo en casa durante unos meses. Yo no podría decir que no estuve muy emocionada esta mañana cuando salí a buscar un sobre a mi viejo coche y con una llave en el interior en el mismo. La nota simplemente decía: Nuevo coche. Acuerdo de Gray. Vende el antiguo. Cierra las puertas. Usiah me miraba con sólo una sonrisa y un encogimiento de hombros. Las únicas personas que conocía con dinero fueron los Phillipses. Joe quería vender el auto hace unos meses. Pero Vivian se puso de mi lado, sabiendo que tenía una conexión con mi padre y que lo haría en mi propio tiempo. Aunque yo había estado lista hace unos meses, el dinero no estaba allí en ese mismo momento para hacerlo. La magnífica casa que llamaba hogar durante un año y medio era todo lo que quería cuando era una niña. Cuando Vivian abrió la puerta, mostró su sorpresa. Dulzura. —¿Qué te trae hasta aquí? —Rápidamente le di una mirada inquisitiva hacia los lados… ¿Realmente pensaba que no me habría dado cuenta?

—¿Fui yo, qué? —¡El coche! Ella sonrió a sabiendas. —¡Viste! ¡Fuiste tú! —Grité.

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Ella me llevo a dentro.

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—Vivian. ¿Fuiste tú?

—Cariño. Yo no fui. Te lo juro que yo no fui. Me di vuelta sobre los talones. —¿En serio? ››¿Fue Joe? Después de sacudir la cabeza, dijo—: Joe me diría si él estuviera haciendo algo por el estilo. ¿Quieres un café? —No, yo no quiero café. Vivian…No puedo mantenerlo. Sé que lo hiciste. ¡Cosas como esta no ocurren a la gente como yo! Ella se dio la vuelta hacia mí. —Cariño, no siempre hablan mal de ti misma. Y no tengo absolutamente nada que ocultarte. También nunca he mentido y te juré que no era yo. Fin de la historia. Sabía de Vivian lo suficiente para saber que era el final de la historia. Así que ni ella ni Joe habían comprado el coche. Mi padre nunca se ocurriría tal cosa. ¿Usiah? Él conducía un Escalade negro…Hmmmm. *** Mi celular sonó desde el asiento delantero10… Ruthie. —Hey, Ruthie —le conteste. —Hey Megs. Necesito tu ayuda. Genial...si Ruthie necesitaba ayuda que quería decir que yo iba a necesitar ayuda. Ella evocaba las peores ideas del mundo, y sus planes extravagantes siempre de alguna manera me incluían. —¿Qué pasa?

—¡Bien!

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the shotgun seat: Asiento del pasajero o de copiloto.

http://www.urbandictionary.com/define.php?term=shotgun

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Su novio Jerry era el vicepresidente de un banco. ¡Aburrido!

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—Cita doble. ¡No me digas que no! Su nombre es Lucas. Él es realmente caliente. Me refiero a realmente caliente. Es nuevo en la ciudad y trabaja con Jerry.

—¿En serio? ¿Lo harás? —Gritó y tiré el teléfono lejos de mi oído. —Ruthie, yo siempre te hago caso. Y no mes dé una segunda opción de reconsiderar…¿Cuando? —¡Mañana! Acerque el teléfono. —¿Mañana? —Deja de quejarte. Ponte un vestido sexy y dime donde te recogemos? —Jerry todavía no entrará en el barrio, ¿eh? Straight Arrow Jerry era como yo llamaba. Y si este tipo era un amigo con Mr. Clean Cut entonces mi conjetura era que pondría mis pies a dormir. —¿El barrio? —Dijo Ruthie—. Lo que sea, chica blanca. —Voy a estar fuera de allí en cinco meses. Nos vemos en mi oficina a las 6. Ruthie y yo habíamos sido amigas por sólo dos años. Nos conocimos en una clase de psicología anormal en la que realmente pillé el engaño de mi papel. Nos reímos de eso ahora, pero todavía pretendemos ser el cerebro del dúo. Me miré en el espejo retrovisor mientras pensaba en ella con su aburrido, soporífero Jerry durante años. Pero en los dos años que había conocido Ruthie, yo había sido la de menos carácter. Yo le había contado acerca de mi pasado. Le había dicho malditamente acerca de todo. Arrojé mi teléfono de nuevo al asiento del pasajero, sabía que en toda mi vida, ella fue la primera amiga que sabía que podía mantener. Y si eso significaba que tenía que soportar una noche brutalmente dolorosa con un idiota... yo lo haría. Todos los de una sola cita, que había estado tomando con amigos aburridos de Jerry eran exactamente eso... ¡Citas de una sola vez!

Profesionalmente y con una mente lógica, traté de justificar por qué me sentía así, cerrando los ojos y mentalmente trabajando las vueltas en mi cerebro. Kieran era increíblemente apuesto. No, no era guapo, era caliente.

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Robé otra mirada en el espejo en mi oficina pretendiendo ahogarme por mi cuello y odiándome por hacer caso a lo que parecía mi cita de antes con Kieran. Había ganado un cliente más esta semana, así que estaba hasta las siete. Sólo lo veía dos veces por semana. Kieran fue antes y Kieran era hoy.

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***

Grandioso. Él era el tipo de hombre que verías en una cartelera en un par de Calvin Klein. La marca Marky del milenio. El David Beckham del mundo real. Este dios de ojos marrones moteado, me hacía sentir incómoda, que creo que le añadía la atracción; además, dado que mi vagina nunca había sido ocupada, esta era la primera vez que había considerado el sexo sólo con fines recreativos. El hecho del asunto era que... Kieran no quería chicas como yo. Su tipo era más de una...Barbie. Pelo esponjado, grande tetas.... Descansando mi mano en la barbilla, me preguntaba cuáles podrían ser sus intenciones. La única cosa por la que podía venir era que él simplemente quería el control sobre lo que había dicho a la corte, y me negaba a darle ese poder. Aunque yo sabía que podía controlarme, me pareció irritante que pensara en él cuando me vestí esta mañana y como nuestra sesión se acercaba, miraba el reloj. —¿Sr. Scott? —Le dije, sabiendo que eso le molestaba. Su ceja derecha se disparó pero se quedó sentado. No había nadie más en el vestíbulo. Llevaba una gorra de béisbol hacia atrás en la cabeza. Oh infierno santo... Yo necesitaba ayuda para simplemente respirar. —¿Sr. Scott? —Repetí. Pasó la página de la revista People…. Y no se movía. Por lo tanto, lo que le permitía empujar mis botones... Hice la única cosa cualquier terapeuta madura haría, semi-pisando fuerte caminado hacia él, tiré la revista con distancia, acurrucado mi dedo en un movimiento de venga-aquí y me di la vuelta. El sonido de sus rodillas que hacen estallar... me llevó a creer que me estaba siguiendo. Cuando entre por mi puerta, me senté y esperé a tomar asiento. —¿Cómo le va, Doc? —Preguntó con un acento sexy.

El rodo sus ojos, lo que se convertía en hábito. —Pareces enojado. ¿Todo bien? —Le pregunté. Su silencio me tomó por sorpresa. Me gustaba que fuera inapropiado a tranquilo. —¿Consiguió poner su coche en marcha? —Preguntó, ignorándome.

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—Pensé que habíamos acordado renunciar a los apodos —Le dije.

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Una leve sonrisa apareció en mis labios a su apodo para mí. Mi corazón dio un vuelco cada vez que lo decía.

—¿Por qué haces eso? —¿Hacer qué? —Preguntó. —Ignorar lo que te pido. Ignorar lo que digo. Él negó con la cabeza, no estando de acuerdo conmigo. —Nunca te ignoro. Yo sólo puedo no responderte. Lo mismo, Sr. Scott —me dijo poniendo énfasis en su nombre. Después de la liberación en silencio una respiración contenida, dijo—: Todo está bien. No estoy enojado. Me gusta Doc. No me gusta el Sr. Scott. ¿Tu auto? Este hombre era exasperante. No era que mis otros clientes fueran libros abiertos, porque no lo eran. Pero hablaban. Parecían utilizar el proceso como lo que era aquí. Por mucho que yo no... no debería hablar de mí, yo sabía que iba a conseguir que se abriera más. Así que lo hice. —Todavía no está funcionando. Pero alguien me compró un coche nuevo, por extraño que parezca. Así que, ahora mismo, las cosas son buenas. Esta vez ambas cejas se alzaron. —¿Alguien le compró un coche nuevo? ¿Cómo se llama? —¿Qué te hace pensar que es un él? —Bueno, para que alguien haga eso, debe significar algo para ellos. O tal vez sólo eres tan buena en la cama. Supongo que sería un él. ¿Su novio? Me apresuré a negar con la cabeza. —Yo no tengo novio —le dije, y luego hice una mueca, lamentando las palabras que salieron demasiado rápido— . No sé quién lo hizo.

Al instante frunció los labios y me dio otro giro de ojos infame. Me pregunté cuántas veces su madre le diría: …Por qué me giras los ojos. Era obvio que no podía permitirse un coche nuevo más de lo que quisiera. Las botas de cuero bien hechas y los pantalones vaqueros raídos eran bastante indicativo. Probablemente gasto cada centavo que poseía en la Harley. —Esperemos que al menos le guste.

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—Todavía no. Sólo hay unas pocas personas que conozco que sabían que tenía problemas con el coche. ¿A menos que tú lo hicieras?

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Se sentó en posición vertical, inclinándose hacia mí. —¿No sabes quién te compró un coche?

—¿Estás bromeando? Me encanta y el alivio que me trajo sonrojándome sabiendo que no iba a morir. —Me reí. Su sonrisa era más cálida y necesitaba detener este descarrilamiento de la terapia. —Así que dime, ¿Cómo has estado, Kieran? Su sonrisa adquirió un aspecto intratable cuando dije su nombre. —He estado bien, Doc. Te veo cada dos días al parecer. No hay mucho que contar. —Dos veces por semana, pero eso ya lo sabes… —Yo trabajo. Vengo aquí, entonces, vuelvo a trabajar de nuevo. —¿Qué haces cuando no estás aquí o en el trabajo? —Le pregunté. Se encogió de hombros. —Conduzco mi moto. Juego en una liga de pool también. ¿Qué hay de ti? ¡GRRRR! —Ninguna liga de Pool, pero me encanta jugar al billar —le contesté, hacer que fuera sencillo—. ¿Estás bien? —No estoy… mal. Usted debe venir a ver. …No era ético. Cambie tema. —¿Dónde conduces la moto? —Alrededor. Mis ojos entornados con lo que estaba segura fue una mirada amenazante. —¿Quieres que pierda mi trabajo, cierto? —Pierdes tu empleo, si yo no te digo donde monto mi moto?

Allí estaba Kieran…al que conocía. Sus palabras, junto con el tono sexy y la inclinación de su cabeza... Satanás estaba vivo y me tienta con el hombre más caliente que han conocido las mujeres. Me pregunté qué podría pensar su novia con él diciendo estas cosas. Lo que me llevaba a preguntarme... —¿Tienes novia? ¿Pareja?

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—¿Qué quieres, Doc?

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—No me dices lo que quiero saber para pasar a otro asunto.

—¿Está usted preguntando profesionalmente o personalmente? Esta vez, fruncí los labios aunque yo misma no estaba segura. —Sin novia. Soy libre —se rió. —Por lo tanto, es por elección o simplemente no encontrado la correcta todavía? Sus hermosos ojos marrones zonificados en la míos. —Las mujeres son divertidas, Doc. No creo que les gustara. —¡Ja! Cualquier mujer con un pulso estaría encantada por ti —le dije, y me congelé. Mi boca no se cerró, mis cejas tiraron juntas en la mortificación pura y un gemido resonó en mi garganta. Recordé golpear el ciervo una vez. A pesar de que pasó en una fracción de segundo, los ojos de ciervo y los míos tuvieron un momento de contacto… y todavía podía imaginarlo si yo cerrara los ojos. Los ojos del ciervo celebraron el miedo y los míos celebraron la tristeza. El ciervo sabía que a pesar de que yo no lo quisiera, yo era su depredador en ese momento y ella era mi presa. Y por primera vez en mi vida, ahora yo era la presa. Yo no quiero serlo. Me hizo sentir vulnerable y débil. Sin embargo, a los ojos de Kieran Scott, me vi convertida en su objetivo. Su cabeza se movió hacia un lado y su lengua salió, humedeciendo sus labios. —¿Cualquier mujer? —Preguntó con voz ronca. —Sr. Scott —susurré cerrando los ojos. La derrota se instaló en mí. Yo iba a tener que renunciar a él como cliente. Tendría que llamar a Joe. —Doc —susurró y el olor a cerveza sopló sobre mi cara. ¿Había estado bebiendo? Sobresaltada, mis ojos se abrieron. Nuestra proximidad había disminuido. Me puse de pie pero él me agarró la mano, luego con la más suave presión puso dos dedos en la base de mi muñeca. —¿Qué estás haciendo? —Le pregunté, todavía susurrando.

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—Ver si tiene pulso.

9 Kieran Traducido por Macaslomb Corregido por Ami Natera

Cuando arrancó la muñeca lejos de mí, no pude evitar sonreír. Cualquier mujer con pulso, podría escogerla. Yo no tenía que sentir su muñeca, que frotaba la sal en la herida abierta. La sangre que se deslizaba en sus mejillas era respuesta suficiente. La pobre chica se sintió mortificada. Miré mi reloj. Todavía tenía veintitrés minutos para el final de la consulta, pero se estaba volviendo predecible esta chica para mí y... —Nuestro tiempo se acabó por hoy —dijo— y se dirigió a la puerta. ¡Dinero! Podría haber llamado hace treinta segundos. La mire hacia la puerta. —Todavía tengo veinte minutos. Se deslizó fuera de mí hacia su escritorio. —Eso no es exacto. Te debo cincuenta minutos. Los últimos diez minutos se utilizan para descomprimir y documentar. —¿Descomprimir? —Me masturbarse.

pregunté

si

eso

era

otra

palabra

para

—Sí. Prepararme para mi próxima cita —dijo ella, revolviendo papeles en su escritorio. —¿Tienes otra cita?

—No tienes otra cita. La ira reemplazó lo que brillaba en sus ojos y se puso de pie, con las manos en puños.

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Agarré su calendario que estaba abierto sobre su escritorio. No había nada en la actualidad a excepción de mi sesión y alguien antes que yo.

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—Mi agenda no es su negocio, el Sr. Scott.

—Tienes razón, Sr. Scott. Yo no tengo una cita de negocios. Tengo una cita. Esas cuatro palabras me tocaron el culo. No literalmente, pero yo no tenía nada que decir. Permítanme reformular que yo tenía mucho que decir, pero ni una sola palabra se formó en mi lengua. Yo sólo vi como ella se colgó el bolso al hombro, cogió su chaqueta, se deslizó entre el mostrador y yo, y cerró la puerta detrás de nosotros. Después ella me acompañó a la puerta principal, se quedó atrás. Yo nunca había estado sin palabras. Mientras iba a conseguir mi moto, vi un Acura estacionado al lado de su coche. Una pareja se sentó en el asiento delantero con un tipo solitario en la parte posterior. Después de deslizar mis Oakley traté de tener una mejor visión. Pensé que este era su cita. Se irritó la mierda fuera de mí como el maldito monstruo verde con fea cabeza que salía de mi pecho. Nunca había estado celoso en un solo día en mi vida. Tuve un cero sobre ella. Ella habló a los clientes durante todo el día. También ella podría haber tenido relaciones íntimas durante las últimas dos semanas. Pero esto, viendo un coche con un chico, era un poco difícil de tragar. De repente, apareció por detrás de los arbustos donde estaba la puerta. Sus jeans eran oscuros con un roto cerca de su culo y otro cerca de la rodilla, me molestaban aún más. Se abrazaban a su culo como yo lo quería en ese momento. Los pequeños Converse de lona blanca me hicieron sonreír. Algunos chicos y yo los usábamos demasiado en algunas ocasiones, pero me gustaría tener esas zapatillas de deporte cualquier otro día. La camiseta gris que llevaba aferrada a su caja torácica muy notable. La chica necesitaba comer. Saludó con la mano al Acura. Esa fue mi señal y me puse en marcha con la moto, acelerando el motor un poco.

—Todos ustedes deben comunicarse por guiños —sugerí. Con la boca abierta la morena descaradamente me pregunto—: ¿Quien… eres… tú? Asentí con la cabeza hacia Megan. —Una amiga tuya.

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Mi escape era más fuerte que la mayoría, así lo maté con fines de conversación.

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Sus ojos brillaron mi dirección cuando levanté el pie de apoyo y empecé a rodar a su manera. El chico del asiento trasero junto con la niña en la parte delantera apilados, se encontraron con ella en la acera. La chica morena la estaba presentando con el chico. ¿Primera cita?

Megan simplemente ofreció una sonrisa torcida. Sabía que iba a romper sus pequeñas leyes de confidencialidad si ella decía que yo era su paciente. —Yum-mi… —dijo la morena y el idiota³ de su cita se quedó allí callado, moviendo sus pies en sus pantalones de color caqui y presionado la camisa. Tienes que estar bromeando. —¿Guiños? —preguntó la muchacha morena—. No hemos entrado a Friday Night. Y el cover siempre es caro. —Bueno, da la casualidad de que conozco a alguien allí. Estén a las 9. Todd les dejara entrar. No cover. Megan estaba sacudiendo la cabeza, se opuso a la idea, pero la sonrisa de la chica morena se iluminó como ella exclamó: —¡Genial! Estaremos ahí. Cuando Megan empezó a hablar di vuelta a la llave y el motor rugió a la vida otra vez, retumbante con ruidos altos lo suficiente como para ahogar el dialogo de alguien. Giré la manija para darle gas y su mandíbula se cerró de golpe. *** El bar estaba lleno a las 8:30 y ya me lo había dicho Todd, para mantener la capacidad para cuatro más. Ninguna banda esta noche. Sólo un DJ invitado. La pequeña pista de baile estaba llena. Una noche en la que no bebía, y nadie se atrevió a decirme ni mierda sobre eso. No era realmente un día, para el caso, pero esta noche me guardé para dos cervezas hasta ahora. Cuando se trata de ella, tenía que estar con la mente sobria. —Está aquí. —Escuché en mi auricular.

—Hey, Stacey. —La mire y regrese mis ojos a la chica en los Converse blancos. —Esta es Telisa —dijo Stacey, dando un paso a mí alrededor y señalando a la chica rubia caliente de pie junto a ella.

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—Hola, Kieran. —Una chica susurró detrás de mí.

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Al instante, mi polla se retorció, y eso me molestó. Y sólo se endureció más cuando en realidad la vi. Ella y morena caminaban cogidas del brazo y los imbéciles siguiéndolas.

En una noche normal, Telisa habría sido lo mío. Jesús, sus tetas estaban en posición de firmes. Pero esta noche, no estaba interesado en la rubia flaca. —Encantado de conocerte —le dije en un susurro apagado y capturé los ojos de la morena que luego asomaron a Megan. —Estábamos pensando que te gustaría llevarnos a casa esta noche — dijo Stacey de una manera que me llamó la atención por un segundo, sobre todo porque enfatizó ambas. Stacey estaba caliente como el infierno, llamando a que fuera con ella y Telisa sería una doble ventaja. —No puedo, Stacey. No esta noche. —Kieran. —Se quejó, el labio inferior en un puchero lleno. —Lo siento —le conteste, más firme, con los ojos todavía sobre Megan, que finalmente me vio a través del cuarto. Stacey y Telisa flanqueados cada lado de mí. —¡Kier-an! —Corrine gritó desde unos tres metros delante de mí y corrió en un abrazo. Yo le tranquilice, abrazándola rápidamente, entonces busque a mi pelirroja. Ellos los cuatro estaban en el bar y fue entonces cuando Wink señaló la mesa reservada cerca de la pista de baile. —Ella está aquí —dijo Wink en mi auricular y yo asentí a través del cuarto. Su grupo se acercó a la mesa especial y me di cuenta del vaso en su mano. Ella bebía vino. Rojo.

Miré a Dustin, el DJ, y corrí mi dedo de una manera rebanar a través de mi cuello, instándolo a matar a la lenta, melodía romántica. Mitad de la canción, él cambió hacia arriba y levantó las manos hacia mí cuando parte

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Él la llevó a la pista, su mano en la parte baja de la espalda de ella y una vez allí, la tomó de la mano, como si se tratara de bailes de salón. No pude dejar de notar que ella se quedó en el lado opuesto de la pista de baile, lejos de mí. Esa chica no quería estar en ninguna parte cerca de mí.

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Los cuatro se sentaron escuchando la música y apenas se movieron durante una hora por lo menos, hasta que una canción lenta se encendió. Fue entonces cuando la morena arrastró al otro chico en pantalones de color caqui a la pista. Megan se ocupó explorando el aspecto del cuarto en cualquier lugar, en su triste excusa cita. Él tocó el hombro y señaló hacia el suelo. Ella asintió con la cabeza. Mierda.

del público gimió. Deslizándome de mi taburete y bajando mi posición, me tejí dentro y fuera de la multitud hasta que la alcancé. —Mantenlo optimista por un tiempo. Di instrucciones. La mirada que me echó cuando di un paso atrás y la arranqué un poco de Justin Timberlake era absolutamente adorable. Así era la forma en que irrumpió a través de la multitud de nuevo a su mesa. *** Megan estaba terminando su tercera copa de vino y no había manera dado su peso corporal que pudiera beber mucho más. A pesar de que ella estaba en zapatillas de deporte, estaba empezando a llegar tambaleante. ¿Cómo pude saber esto? Porque ella estaba caminando, tropezando hacia mí. Mi corazón cogió el ritmo. Yo la había estado observando toda la noche sentada, aburrida en esa mesa y finalmente, ella estaba dispuesta a reconocerlo. —Oye. —Ella gritó. —Hey, otra vez. Se rió. —Yo... nosotros... yo principalmente... quería decirte… Gracsiashhhh. La música se hizo más suave. Miré a Dustin y encontré que Todd estaba hablando con él. No tenía duda de que tenían algo que ver con eso. Idiotas. —Gracsiashhhh. ¿Qué significa eso? —Le guiñe un ojo. —Lo siento. Yo no he comido mucho y el vino... —De nada. ¿Te vas? —No seriamentehhhh… Gracias. Pero esto no va a conseguirle salir de la terapia, señor.

—Yo sé que tú no tienes mucho dinero, así que espero que esto no te quebrara. Esta cosa de dinero era un problema real para ella. —Está todo bien —le dije.

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—Maldita sea. Lo intenté.

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Hice un sonido al hacer clic con la boca, pero no estaba seguro de que lo pudiera oír sobre la música.

—¡Kieran! —Gritó una chica. Mis labios hicieron un gruñido. Heather, una chica a la que había jodido el mes pasado, traía una bandeja de tragos hacia mí. —¡Tengo para ti, un pezón resbaladizo, Sexo en la playa, El orgasmo y la cabeza roja!, Puta. —Dijo con énfasis en la parte de cabeza roja, ni siquiera intentando ocultar las dagas con que miraba a la Doc. Megan dio un paso atrás y me levantó un dedo como una señal de que le diera un segundo. Casualmente levántate la bandeja de la mano de Heather, me senté en el taburete y agarré suavemente la parte superior de su brazo. —Quiero dejar algo en claro para ti, Heather. El hecho de que mi pene haya tenido un poco de diversión contigo, no da derecho a tratar a alguien de esa manera. Y de ninguna manera te da ningún derecho sobre mí. Ahora aléjate de una puta vez. En un arrebato, Heather giró sobre sus talones y haciendo clic en una dirección diferente. La Doc, por otro lado, estaba saliendo de la mano como el propio Napoleón Dinamita. Mi pecho se expandió en una rabia posesiva. —Malcolm está aquí. Sólo tienes que ir —dijo Wink en mi auricular. Hice una mirada de detrás de la barra y luego miré a Todd, quien asintió con la cabeza hacia mí para salir de allí. Caray, yo no había salido temprano del trabajo en dos años. Yo tampoco había rechazado un trío o los shot’s de Heather. ¿Qué demonios estaba mal conmigo? ***

Cuarenta minutos más tarde, vi las luces sobre los arbustos y luego en la calle un coche tirado en el aparcamiento. Mis pensamientos rebotaban entre hablar con Joe sobre cómo solicitar otro terapeuta y pegarme un tiro

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Mientras miraba las estrellas, pensé en sus palabras arrastrándose. Ella estaba demasiado borracha para conducir a casa. Si la trajeron de vuelta aquí, yo estaré muy enojado.

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Cuando apague la Harley, la noche tranquila calmó mis oídos sonando. Dejando el bar después del anochecer siempre fue pacífico. Pero, en verdad, lo que estaba haciendo estaba mal. Era inestable. Lo sabía. Su coche seguía estacionado, vacío en el estacionamiento y yo no sabía si incluso volverían aquí. Treinta minutos, eso es lo que yo les dar.

por pensar tal cosa. En el fondo, tenía ganas de nuestras reuniones, pero no estaba seguro de lo mucho que tenía que ver con la terapia. No me moví. Simplemente observe mientras ella se cayó del asiento trasero. Viajaba en solitario. Napoleón debió de haberse convertido en una calabaza. —¿Segura que estás bien para conducir? —La chica morena le preguntó por la ventana. Al instante no me gusto esta gente permitiera que alguien con tragos conduzca a casa. —Estoy bien. —Lo siento por Lucas. —Sí, bueno, cuando él empujó su lengua en mi garganta, yo sabía que no era para mí. Sus palabras eran mal articuladas, y me di cuenta de que quería arrancarle la lengua a Lucas de su boca. Esos sentimientos que me enervaban en el interior eran desconcertantes. Esta chica era peligrosa para mí. —¡Tal vez Kieran besaría mejor! —Chica morena gritó, riendo, saliendo de la cabina. —No tengo ninguna duda —susurró—. Kieran probablemente hace todo mejor. Una lenta sonrisa se extendió por mi cara mientras veía a mi terapeuta manosear sus llaves. Me deslicé fuera de la Harley. ¿Qué grupo de amigos de salir a beber le permiten conducir borracha, no asegurándose de que ella estuviera segura en el coche y no mirando alrededor? Tontos del culo. —Hey, Doc —dije interrumpiendo el silencio. Se dio la vuelta con los ojos abiertos, y los puños en posición de ataque. linda.

El

—¿Qué...? Como yo me acercaba, una mueca de reconocimiento se extendió por su cara. ¿Le hizo daño verme? Se deslizó por el lado del coche, sentándose en la acera, con los ojos cerrados. ¿Qué significaba eso? —Owwwww... —De repente se echó a llorar.

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malditamente

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Una risa retumbó en mi pecho. Tan reconocimiento se apoderó de sus rasgos.

—¿Qué está mal? —Le pregunté de rodillas a su lado. Ella parecía estar con dolor. Ella giro su mano y su palma estaba empapada de sangre. —¿Qué pasó? —Agarré mi celular de mi bolsillo y e ilumine hacia la palma. Un pequeño trozo de vidrio que sobresalía. Dejarla a ella sentada con un trozo de vidrio en este estacionamiento no sonaba bien. —Ouch —gimió. —¿Dónde están las llaves de tu oficina? Las llaves colgaban de su dedo cuando ella sostuvo en alto. —Vamos —le dije que acunándola en mis brazos y levantándola a ella. Una vez adentro, suavemente saque el cristal de su palma y lavé la piel lesionada con agua y jabón en el baño. Sostuve su palma de la mano y la llevé a mis labios. Observaba con ojos encapuchados, como yo soplaba través de su piel. La piel de gallina que estalló sobre sus brazos no sólo era perfectamente visible, pero eran una de las cosas más sensuales que jamás había visto. Yo le afectaba y me encantó esa mierda un poco. Yo conocía a las mujeres malditamente bien. Lo que significaba que reconocía la nubosidad en sus ojos grises mientras se llenaban con necesidad, pero yo no sabía qué era exactamente lo que ella necesitaba. La abracé y la guie hacia el vestíbulo. Ella no sentía tanto dolor cuando caminamos de regreso por su oficina. —¿Vamos a tener una sesión? —preguntó con una risita intratable. Yo sólo sonreí. —Típico —dijo—. Tú no vas a hablar.

No podía luchar contra lo que yo quería más. Lo hice. Agarré sus brazos, la levanté y empujándola contra la pared. —¿Su conjetura es qué…? —Apreté a un centímetro de su cara. Abrió los labios y los párpados estaban a media asta. Jesús, yo quería probar esos labios. Su chicle era de canela. Podía olerla. Me encantaba la canela.

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—Mi Preghuntttta es cual... tú probbhlem... ella... y —Su murmullo me molestó, al mismo tiempo que azotaba su cabello, revoloteando sobre mi cara. El olor dulce flotaba en mis fosas nasales.

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—Lo siento por lo que dijo Heather en el bar. Estaba siendo una perra.

—Te lo dije —dijo ella con los pies todavía colgando. —No. Tú no lo hiciste. Solo murmuraste algo malo de mí. Sus ojos grises se estrecharon con confusión. —No era nada mal de ti. —Entonces dime. Ella tragó. —Bebí demasiado —confesó ella como si fuera un secreto. —¡Dime lo que has dicho, Doc! —Grité, mi mirada penetrante en ella. —¡Lo que dije que probablemente la jodió y ella estaba replanteando su afirmación! —gritó de vuelta, pero entonces sus ojos se suavizaron hasta que cerraron—. ¿Debería alguien hacer eso? Ella había muerto con sobre Heather, pero me preocupaba más por su última pregunta. Mire su boca. Sus ojos estaban abiertos con ardiente ira. —Oh, ¿tú puedes decir mierdas y yo no puedo? Tú no tienes derecho a decirme qué hacer o sentir en lo que mí respecta. Mierda. ¡Vete a la mierda! —Su cara contorneada en una sonrisa burlona, la voz se levantó de un grito furioso a un grito en toda regla. ¡Mierda! —Bueno, te digo una cosa, dulzura. Obviamente me importa más que a los bastardos que abandonaron tu culo borracho fuera esperando regresaras a tu casa. Y lo siento por el arponazo de lengua de tu banquero. Su boca se abrió en un grito ahogado. —¿Cómo sabías que era un banquero? Me reí. Él tenía un sello de cajero en la frente. —Dijiste que no tenías duda de que besaría mejor, lo escuche.

—No. No hasta que sepa exactamente lo que quieres de un beso. —Bájame —jadeó. —No hasta que me digas. Sus párpados se cerraron y volvieron a abrir lentamente.

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No había ni una maldita cosa que quisiera más en mi vida en ese momento.

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Su barbilla temblaba, en realidad. —Vas a besarme, ¿cierto?

—¡Dime maldita sea! —Exigí levantando su aún más. —Voy a decirlo, pero no puedo mirarte. —¿Qué? —Bájame y voy a explicarlo. Así que lo hice. Permití que sus pies descansaran en el suelo, pero no ofrecí ninguna distancia. Vi como ella abrió la puerta de su despacho, encendió una lámpara y sentándose, y señalando en la alfombra junto a la puerta. —¿Estás bromeando? —Por favor. Siéntate ahí y promhetho…que no te tirare un zapato. —De ninguna manera, Doc. —Yo promhetho…Yo no me voy. —Me aseguró. De mala gana, me senté como un burro mientras cerraba la puerta. Algo golpeó la puerta desde el otro lado. —Dime lo que estamos haciendo —le dije lo suficientemente fuerte que tenía que haberme oído. —Estoy dispuesta a hablar ahora —dijo la voz que filtraba hacia fuera claramente detrás de mí. —¿Estamos hablando a través de una puerta? —Sip. Me gusta un beso sea suave. No agresivo. La palabra de maceración no es para mí. Me gustan pequeños picotazos. Algunos con lengua. Quiero probarte todo, pero poco a poco.

Los mordiscos hicieron que mi polla se pusiera mucho más difícil de lo que ya estaba. —¿Y tú? —preguntó. —No hay nada que no hayas dicho que no estuviera de acuerdo. Su descripción era perfecta.

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—No es a ti específicamente —ella rápidamente corrigió, pero sólo hizo que mi sonrisa se extendiera—. Quiero decir. Un beso no debe ser toda lengua. Debe ser una serie de pequeños besos y mordiscos. Un primer beso debe ser de dos bocas familiarizándose.

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Sonreí más grande que en mucho tiempo.

—¡Nunca expresas lo que sientes! —Hablas como una verdadera terapeuta. —Me reí. —Kieran... —¿Qué quieres saber? —Le pregunté apoyando mi cabeza contra la puerta. —Háblame de tu mamá. Mierda. No mirarla era más fácil. Solté un suspiro y sólo dije—: No es como si pudiera recordar de todos modos. Ella era hermosa, Doc. Siempre me hacía reír. —¿Y tu padre? —Era inteligente. Brillante. Serio. —Eso era lo que más me había dicho acerca de ellos en dos años—. Dime algo sobre la tuya. —La mía no es una historia bonita, Sr. Scott. No vamos con la mierda el Sr. Scott. —¿Qué quieres decir? —Le pregunté. —Ellos dicen que la razón por la que la gente se vuelve terapeutas es calcular su propia mierda. —Cuida tu boca, Doc. Ella se rió desde el otro lado y me sonrió ante la dulzura absoluta del sonido. —Bien, vigilaré lo que salga de mi boca. —Así que, ¿cuál es tu historia? —presioné. —Te va a asustar.

Bajé la cabeza para descansarla en mis rodillas. Estaba asustado de sólo eso porque eso era lo último que esperaba oír. —Mi mamá nos abandonó cuando yo tenía once. Ella era su saco de boxeo por el tiempo que yo podía recordar. Luego se fue. Un profesor llamó a Servicios de Protección Infantil la primera vez que me vio con un ojo negro.

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—Aquí va entonces. Mi padre es un alcohólico. Un alcohólico abusivo.

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—Lo dudo. Dame una oportunidad.

Mi estómago se revolvió. Me puse de pie, puños cerrados apretados. —El estado de Oregón me puso en cuidado de crianza cuando tenía trece años a causa de su alcoholismo. Había estado sobrio el tiempo suficiente para completar un plan de reintegración y me gustaría la idea de volver a casa. Luego el ciclo se reinició. Es la razón por la que no tengo amigos de verdad. Me gradué de Hood River Valley High pero me mudé de allí la mitad de mi último año. La parte superior de mi cabeza apoyada en la puerta, con las manos metidas a ras de la madera. La necesidad de tener a una mujer, sólo para abrazarla, nunca la había sentido, pero yo quería mal tomarla en mis brazos. —¿Continuó Lastimándote? —Le pregunté. —Fue a través de clases de manejo de ira, clases para padres, o lo que sea. Él me quería de regreso. Yo era una extensión de mi mamá. Pero él no sabía ser de otra manera. —¿Siguió Lastimándote? —Repetí, la ira exponiéndose a través de mi tono duro. —Tenía que dejarlo hacerlo más fácil o huir de él. —¿Y hoy? —Todavía lo veo. No muy a menudo. Mi mano se posó en el picaporte. —¿Por qué estamos hablando a través de la puerta, Doc? El silencio se cernía sobre nosotros hasta que finalmente respondió, con la voz quebrada. —Porque me duele. —¿Duele? —Mis cejas se levantaron—. ¿Que duele?

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Esas palabras fueron envolviéndose como una prensa alrededor de mi corazón. Me concentré en mi respiración, dentro y fuera. Ella tenía como sesenta segundos para decir algo más. Para contradecir sus palabras. Si no lo hacía, iba a reventar por esa puerta y besarla, tal vez incluso llevarla a casa y acostarme con ella. Mi reloj marcaba las 1:45 am Ella permaneció en silencio. Después de unos minutos, finalmente abrí la puerta; me sorprendió que ella no la hubiera cerrado y luego observé como ella cayó de espaldas al suelo.

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—Mirarte y no poder tocarte —confesó en un susurro.

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—¡Doc! —Grité, tratando de atraparla, pero era demasiado tarde. Se había estrellado o se desmayó, con lágrimas rayando sus mejillas. ¡Mierda! Yo debería haber abierto la puerta antes.

10 Megan Traducido por Hanna Marl Corregido por July CB

Algo estaba taladrando en contra de mi cráneo y me agitaba de mi sueño. Un ojo se fue lentamente abriendo, y de inmediato me llevé una mano a la cuenca del ojo. Sentí alrededor una daga o una espada que podría estar golpeando en mi frente… No había nada allí. Mi otro ojo se abrió y una oleada de náuseas me golpeó así que rápidamente me senté en posición vertical. Mis pantalones estaban doblados cuidadosamente sobre la silla en mi habitación. ¿Qué demonios? Miré mi cuerpo bajo las sábanas. Todavía tenía mi camiseta, ningún sujetador. Bragas-check. Cerré los ojos, tratando de encontrar siquiera un recuerdo de los acontecimientos de la noche anterior. Ruthie, Jerry, Lucas y yo cenando. Guiños al ver Kieran. Las chicas sobre él, dándole las gracias por todo lo que hizo. La zorra pelirroja hablando de alguna puta. Después de eso todo se puso un poco borroso. ¡Kieran! Me devané mi palpitante cabeza tratando de recordar cómo había llegado a casa. Kieran estaba en mi oficina. Mi celular. ¿Dónde estaba mi teléfono?

Yo no tomo café, así que sabía que había estado allí, se había ido y luego había regresado. —Buenos días —dijo con la voz más ronca y sexy que una mujer pueda conocer, soplando en el vaso. Alcancé a ver mi reflejo en el espejo a través del cuarto y mi Dios, era aterrador.

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—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté, más fuerte de lo previsto, ya que Kieran estaba de pie en contra de mi mesa de la cocina con los pies cruzados en sus tobillos. Sostenía una taza de café.

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Sintiendo que me estaba moviendo a través de la casa de la risa, me dirigí por el pasillo y volví a la cocina, donde dejé mi bolso.

—Sr. Scott. ¿Qué está haciendo aquí? Se pavoneó hacia mí con una sonrisa torcida. —Doc, no me estaba llamando Sr. Scott anoche. Mis mejillas se acaloraron con su presencia tan cerca y las palabras que pronunció. —Esto está más allá de ser apropiado. No puedes estar aquí. Por favor, dime qué pasó. Su sonrisa se ensanchó. —¿Qué pasa, Doc? Quedarme y explicar o irme. Chasqueando los dedos, le dije: —Dime. —Bueno, nos escapamos durante horas. Me dijiste que era el mejor sexo que has tenido. Me rogaste que estuviera aquí... así que, aquí estoy. Yo le di un manotazo, sentía una ola de náuseas que pululaba sobre mí. —Eres un cerdo. No me siento violada por lo que debes tener la basura más pequeña conocida por el hombre. Tomó un sorbo de café y miró por el borde del vaso. —Cariño, si te la hubiera clavado la noche anterior, caminando esta mañana.

no estarías

—Sr. Scott. La seguridad excesiva en sí mismo es una forma de compensar la falta de algo. No es adecuado para usted. —Claro que te da curiosidad, sin embargo, ¿no es así? —Él sonrió y casi hizo que mis dedos se doblaran.

Eché un vistazo a mi mano vendada, entonces la levanté. —¿Esto es obra tuya? —Te caíste. Aterrizaste en un trozo de vidrio. Te limpié. No es un gran lio.

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—Conseguiste pasarte de tragos. Volví a donde te vi estacionando. Tus amigos te dejaron afuera y yo no creí que debieras conducir.

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—Solo dime lo que pasó y por qué estás aquí.

—Gracias. ¿Y lo de mi ropa es gracias a ti? —La sangre corrió a mi cara y tuve que apartar la mirada de su maldito cuerpo caliente. —Algo más de mi obra. —Abrí la nevera por una botella de agua. No solo no había cepillado mis dientes sino que también mis glándulas salivales parecían haberse cerrado completamente. ¿Qué demonios? Mi nevera estaba llena. Jugo de naranja, mantequilla, huevos, tocino, queso. —¿Hiciste esto? —le pregunté, girando sobre mis pies descalzos, sintiéndome mareada. Él me hizo un gesto vacilante. —¿Por qué? —cuestioné. —No tenías nada allí. Nada en tus armarios, tampoco. ¿Mis armarios? Abrí uno de los cuatro armarios y estaba lleno con cajas y latas. —¿Qué? ¿Por qué? —Necesitas alimentos. Estaba hambriento. Y tú necesitas comer. Estás muy delgada. —Sr. Scott. Es hora de que se vaya. No sé si cree que comprar estas cosas o traerme a casa le sacará de la terapia... pero le prometo que no lo hará. Noventa días. Tengo un trabajo que hacer, y mientras le doy las gracias por las cosas que ha hecho, tenemos que mantener nuestras fronteras. —Cogí una bolsa de comestibles y comencé llenarlo con los artículos que él había comprado. Su cuerpo se tensó mientras su sonrisa se desvanecía. —Ya basta. No me voy a llevar esas cosas. —Sí. Lo harás.

—Deténgase. ¡Solo tiene que irse! —Está bien. No espero un gracias. Pero creo que me gustaba más borracha, Doc. —Caminó unos seis pasos, luego me arrojó el teléfono—. Puse mi número de teléfono en caso de que necesite un viaje a casa algún día y sus supuestos amigos la dejen borracha. La veo el lunes.

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Él comenzó a sacar cosas hacia afuera de las bolsas que yo acababa de llenar.

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—Infiernos si lo haré.

Cuando cerró la puerta detrás de él, corrí a la ventana para verlo irse. Su ajuste en el culo de los pantalones vaqueros flojos apenas era perfecto y esas malditas botas de motorista o botas de trabajo o lo que fueran... sexys como el infierno. Su camiseta naranja quemado en la que se leía Harley Davidson Key West era el conjunto posterior junto a su piel bronceada y cabello castaño. La idea de terminar el proceso terapéutico con él se quedó en la parte de atrás de mi cabeza. Yo le daría un plazo durante la próxima semana y vería si él se abría algo en absoluto. Había actuado como un perfecto caballero, o al menos eso parecía, a lo largo de la noche y había ido más allá con la compra de alimentos. Pero era un gorila. No podía permitirle el lujo de hacer eso. Debería haberlo obligado a llevarse las cosas con él.

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El brillante sol hirió mis ojos y él se volteó justo a tiempo para verme a mí en la ventana de pie. Avergonzada de estar mirándolo, le disparé una sonrisa nerviosa. Y, por supuesto, él me guiñó un ojo.

11 Kieran Traducido por Guga Corregido por July CB

Una vez que regresé al condominio, me estrellé contra mi sillón reclinable. Mi trasero estaba golpeado. Todavía mirando fijo sin comprender al ventilador de techo, mis pensamientos retrocedieron y avanzaron entre su padre abusando de ella y sus bragas rojas de encaje. Jesús… cuando le quité los jeans la otra noche, no quería nada más que dar un vistazo… pero no lo hice, lo cual honestamente me sorprendió como la mierda mientras yacía ahí. No pude evitar preguntarme cuándo ella se había puesto esas ventosas rojas ayer. ¿Por la mañana, lo cual significaría que las tuvo puestas durante nuestra cita, o antes de que saliera? Y si se cambió, ¿lo hizo por el idiota? Él no era para nada su tipo. Pero si lo hubiera sido, ¿lo habría cogido en la primera cita?

Una hora más tarde, estacioné en el bar. No sé por qué me encontré revisando mi teléfono por mensajes más a menudo. Había guardado su número en el mío, también, pero que me maldigan si le iba a enviar un mensaje. No todavía.

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Mi celular zumbó, sacándome de mi abotargamiento. Una pequeña parte de mí esperaba que fuera ella pero cuando miré a la pantalla, Joe me recordaba la cena en su casa. Mis pulgares se desplazaron sobre el botón de responder, esperando salir de apuros, pero algo dentro mío decía que no. Luego de un largo suspiro, levanté mi exhausto trasero y me dirigí a la ducha. Necesitaba encaminarme a Links.

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Mientras mis párpados se ponían pesados, la visualicé parada frente a mí con las bragas puestas, sus piernas desparramadas ligeramente, invitándome a entrar. En algún lugar mis pensamientos cambiaron a lo que sea que ella comió. Fuera de fideos chinos, sopa de tomate, alguna Mac con queso y leche, no comió nada. Eso podía explicar su peso o la falta de él… ¿pero por qué?

Todd y Wink estaban sentados en el bar cuando entré. Ambos me vieron llegar, luego se sonrieron mutuamente mientras elevaban sus jarras por un trago. —¿Cómo está la terapia? —preguntó Wink, pesado con el sarcasmo, y ambos rieron entre dientes. —¿Qué tal si ambos me chupan el pene? Wink agarró un vaso vacío, lo llenó con lo usual para mí y lo deslizó hacia mí. —Le pones buena cabeza, Wink —bromeé, refiriéndome a las dos pulgadas de espuma blanca sobre la cerveza. —¿Lo hizo? —Se entrometió en la conversación Todd. Me encogí de hombros, sorbiendo la cerveza. Ellos se miraron cuidadosamente de nuevo. —¿Cuál es su maldito problema? —pregunté mientras ellos reían como niñitas. —Fácil, K. Justo le estaba diciendo a Wink que esta era la segunda vez que te ayudaba. Eso es todo. Le dije acerca de traerte el casco. Luego le conté que te recogí en su casa la última noche y luego te llevé de nuevo a su oficina así podías recoger tu moto. ¿Qué demonios sucede con el lugar en donde ella vive? —No lo sé todavía. Pobre es la única cosa que cosa que puedo deducir. No tenía comida. Su auto es un pedazo de mierda. —¿Qué? —preguntó Todd con las cejas elevadas hacia arriba. —Le compré uno nuevo. Ella estaba perdiendo citas y yo necesitaba estar fuera de esta mierda de juicio previo. —Golpeé el bar con mi puño.

Me detuve pero no me volteé. —Nunca diste dos mierdas por una mujer. Ellas se han parado en la lluvia para hablar contigo y nunca diste una segunda mirada o un pañuelo. Ahora estás comprando un auto. ¿Reservando asientos, comprando bebidas y llevándola a su casa?

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—¡Kieran! —gritó Wink.

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El alboroto de risas haciendo eco en el bar vacío irritó el demonio fuera de mí. Tragando la mitad de mi cerveza, agarré mis llaves y comencé a caminar hacia la puerta.

—Esto es un medio para un fin, Wink. Ella es mi terapeuta. Eso es todo. —Bueno, pongo quinientos en esto —dijo Todd, abofeteando el bar. No necesitaba una maldita moneda de diez centavos. Mis padres estaban cargados. Pero cuando un tipo establece una apuesta, la tomas. Di la vuelta para aceptar el desafío. —¿Quinientos en qué exactamente? —pregunté, fulminando con la mirada a mi amigo de toda la vida. Wink sacó su cartera, claramente queriendo estar dentro de la acción. —Tengo quinientos que dicen que golpearas ese trasero dentro de las dos semanas. Me había dejado media cerveza. Eso era tonto. Nunca, nunca dejes cerveza en tu vaso. Ellos permanecieron en silencio mientras yo hacía mi camino de regreso al bar, terminaba la densa cerveza y encontraba su mirada. —Veré sus quinientos y elevaré cinco. Pero permítanme clarificar… si no duermo con ella en 14 días desde hoy… gano. ¿Correcto? Wink y Todd se dieron un vistazo, sonrieron ampliamente y dijeron en sintonía: —Estamos todos dentro. —Bueno, diablos. Este va a ser el dinero que más fácil he ganado nunca —dije y salí. ***

—¿Qué pasa por tu mente, Joe? —Un par de cosas. ¿Cómo va la terapia? —Tomó un trago de su vaso y luego agregó—: ¿Qué dijo ella acerca del auto?

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Luego de una deliciosa porción de tarta de cereza casera, Joe se sentó transversalmente a mí en la cabecera de la mesa, con sus ojos apuntándome.

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La cena fue genial y la conversación fue aún mejor. Mientras yo me empujaba fuera de la mesa para respirar, me di cuenta que esto se sentía bien… natural estando aquí con Joe y Vivian. La culpa que yo había cargado los últimos dos años parecía disminuir. El planeta de lamentos que había cargado sobre mis hombros lentamente comenzaba a escabullirse.

Me encogí de hombros. —No supo que fui yo y la terapia es… tolerable. —¿Cuándo vas nuevamente? —El lunes. Lo hago dos días a la semana. Él asintió. —Bueno. Pareces más en paz. —No estoy seguro acerca de eso. Pero no me metido en una pelea tampoco. Excepto con ella. Es tan exasperante como era de esperar. Joe sonrió. —Hablé a la junta. Mi espalda se puso rígida ante esas palabras. No estaba preparado para afrontar a la junta de la compañía de mi padre. —¿Por qué? —Kieran. Escúchame. Sé que te gusta trabajar en ese bar pero parte del problema es estar cerca de todo ese alcohol y las mujeres. Pero Walt… —Walt es un tonto, Joe. Lo sabes y yo lo sé. La gente en Links, ellos me cuidan la espalda. Walt fue el primero en atacar. Joe asintió. —Lo comprendo, lo hago, pero Kieran. Tienes la mayoría. Un lugar en la junta. Un propietario. Una carrera. Inténtalo. Aún si es por medio tiempo. Dejé la servilleta cerca de mi plato y me puse de pie, acercándome a Vivian. Besé la parte superior de su cabeza. —Gracias por la cena. Se sintió bien estar aquí. —Puse una mano sobre mi corazón—. Recordaste que la tarta de cereza es mi favorita.

—Lo haré. Lo prometo y siento haberme ido por tanto tiempo. Joe, pensaré acerca de lo que dijiste. —Eso es todo lo que pido —respondió Joe.

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—Por favor regresa —dijo, con ojos suplicantes.

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Vivian sonrió y golpeé mi otra mano sobre su hombro.

12 Megan Traducido por Kmila92 Corregido por Kmila92

Mi teléfono sonó y mis ojos se abrieron. Eché un vistazo a mi teléfonoun texto de Ruthie. ¿Qué diablos Meg? ¿Es Kieran tu pequeño secreto sucio? Sonreí. De qué estás hablando ???????? Enviar ¡HOLA! El semental monstruosamente caliente con trasero de pastelillo quien no podía apartar sus ojos de ti la otra noche. Mi teléfono sonó de nuevo. ¡El mismo tipo que nos metió en WINKS! Mi teléfono sonó de nuevo. El mismo tipo que compró todas nuestras bebidas. ¿No podía apartar sus ojos de mí? ¿De qué estaba hablando? ¡Ruthie! ¡Él es un cliente! ¡eso está rompiendo mi completa confidencialidad! Enviar

¿Lucas? ¡Aburrido! Estoy fuera. No es mi tipo. Lo siento Enviar Sí comparado con Special K, yo tampoco. ¡Tu podías ver su paquete en sus pantalones! ¡Eres repugnante! Enviar

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pequeña perra flaca. Por cierto... Lucas quiere verte de nuevo.

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¿Cliente? Lo que sea... Él quiere tus mercancías. Y quién no

En la próxima sesión de "terapia"... échale un vistazo. ¡Podrías decirle que consiga un nuevo terapeuta! ¡¡Soy mucho más ética que eso!! Más tarde Enviar Mientras terminaba mi botella de agua el teléfono sonó de nuevo. La pantalla se iluminó con un texto del "hombre vivo más sexy". ¿Cómo está la cabeza de mi terapeuta? ¿Todavía colgando? ¡¡¡Kieran!!! Mis ojos casi se desorbitaron de mi cabeza y mi corazón literalmente se saltó un latido. Las novelas románticas hablaban de corazones saltándose latidos todo el tiempo... ¡pero el mío en serio lo hizo! No proporciono terapia para Gerard Butler. Así que estoy un poco confundida. Enviar Mordí el infierno fuera de mi labio mientras esperaba. Mira Freud. Piensa en el cliente más sexy al que le das terapia. Una sonrisa incontrolable se extendió a mis mejillas. Oh hey Dale. ¿Cómo sabías que yo estaba con resaca? Enviar Dale era mi retardado supervisor. Después de golpear enviar, me senté esperando... impacientemente... ansiosamente... por su siguiente texto. Nada. Durante veinte minutos completos mientras comprobaba mi teléfono cada treinta segundos, contemplé los mensajes de texto de regreso a hacerle saber que estaba bromeando. Para informarle que él era ciertamente el hombre vivo más sexy en mi libro. Pero mi molesta consciencia ética dijo no. Parece como que estaré esperando hasta el

porque el duro viento soplaba desde el lado. Para el momento en que lo había hecho dentro de la oficina, estaba empapada y el poco maquillaje que llevaba estaba manchado. Sabía que Kieran estaría en el vestíbulo esperando por mí, y me encontré mareada con anticipación. Después de componerme a mí misma

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El lunes, la lluvia estaba bajando en sábanas. Un paraguas era inútil

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lunes.

lo mejor que pude, partí a por él. Cuando doblé la esquina, el vestíbulo estaba

vacío.

Hmmmm.

Eran

sólo

un

poco

después

de

las

4.

Exasperantemente, decepción se extiende lentamente a través de mi cuerpo. No quiero estar decepcionada con él por no mostrarse. No importa cuán duro intente perderme en las notas cronológicas o leyendo, me sorprendí a mí misma mirando hacia el reloj demasiado a menudo. Él nunca se mostró para el momento en que dejé el trabajo dos horas después. Por las 9:30 de la noche, No podía obtener mi mente lejos de Kieran. Él era un no mostrar/no llamar. Todo lo que tenía que hacer era dejarle saberle a Joe y él emitiría una orden judicial. Ese era el protocolo. Pero allí había algo insistente hacia mí... algo que me preocupaba. ¿Algo estaba mal? ¿Estaba herido? No me importaba eso así que me puse unos raídos pantalones vaqueros y una camiseta sin un sostén; me puse mis sandalias, salté en mi coche y decidí que estaba conduciendo hasta Winks. *** ¡Mierda! No estaba esperando una cola para entrar, especialmente con esta

lluvia

interminable.

Aparqué

exactamente

donde

decía

NO

ESTACIONAR y corría a toda velocidad hacia la puerta. Cuando dejé de correr, me encontré cara a cara con el hombre monstruosamente caliente quien me había traído el casco de motocicleta esa noche. —Oye —le dije, ya empapado por el aguacero. —No puedes aparcar allí. —Por Favor. Necesito ver a Kieran, sólo por un minuto.

tatuaje del pato de Oregon en su muñeca. Vamos Patos. Señalé la Harley de Kieran estacionada bajo el saliente junto a otra moto. —Por favor —le supliqué. —Te dije que no está trabajando —el hombre se echó a reír. Mis fosas nasales se ensancharon por la ira. — ¿Pero él está aquí?

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—Él no está trabajando esta noche —dijo el chico caliente. Vi un

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Una ligera sonrisa apareció en sus labios.

— ¿Kieran? —el tipo dijo a un pequeño cable por su mano. —Sí, él está aquí, lo que también significa que ha estado bebiendo. Tú no quieres conocer a un Kieran borracho. —Mira, no doy el culo de una rata si ha estado bebiendo o no. Tú me dejas entrar o estoy teniéndolo a él arrestado —amenacé, con la lluvia que goteando de mi nariz y mi ropa aferrándose a cada pulgada de mí. —Kieran, tienes compañía —él dijo contra el cable de nuevo, esta vez riendo. — ¡Todd! Él está en la parte de atrás. ¡No te puede oír! —un tipo gritó desde el interior. En el momento en que escuché esas palabras pasé zumbando a Todd en el bar y directamente a la salida en la parte posterior. Miré hacia atrás a Todd mientras el gritaba en su cable— ¡Consigue a

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Kieran ahora!

13 Kieran Traducido por Macaslomb y Kmila92 Corregido por July CB

Estaba a punto de quitarme la sábana y volar como el viento... no era del todo cierto pero estaba trabajando en ello. Nikki había tenido sus malditos ojos sobre mí desde el otro lado del salón toda la noche. Y cuanto más bebía, mejor me parecía. Odiaba sus tetas falsas, pero mis dedos querían pellizcar sus pezones como ella me estaba desabrochando mis Levis 501. El exagerado gemido molesto sacó la mierda de mí. ¿Quieres saber qué me jodía? Doc. Ni siquiera una llamada telefónica para ver si estaba bien. Ni un maldito texto... Nada. —Dame un beso —solicitó la rubia frente a mí. —No —respondí sin rodeos. —¡Kieran, bésame! —exigió ella tirando de mi cuello. Me agaché alrededor de la mano que me sostenía del cuello. —Dije que no. ¿Por qué no te chupas mi polla? —escupí, tan insensible como pude. No había una identidad falsa con esta chica para que hiciera exactamente lo que iba a hacer.

—¡Kieran! —gritaron, y mi cuello se volvió para ver quién me llamaba... Nikki se quedó sin siquiera empezar.

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Mi mente se quedó en el limbo, pensando que no era ni caliente ni digna. Apenas había un gracias por la comida que le había comprado la otra mañana. A continuación, un texto simple para ver cómo se sentía ella y me mandó de paseo.... ¿Quién era Dale de todos modos? ¿Y por qué diablos me sentía culpable por tener una chica de rodillas delante de mí?

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Ella se rió, ajena, ya poniéndose de rodillas. ¿Cómo te fue con las chicas que estaban detrás de la barra?

—Ella está aquí. —Wink me miró y luego hacia la blusa desabrochada de Nikki—. ¿Me estás tomando el pelo? Elimina esta mierda, ahora —dijo con enojo. —¡Ay! —Volteé en la dirección opuesta en el instante en que el grito de dolor llegó a mis oídos. Doc había caído directamente en su culo y se seguía deslizando porque ella estaba empapada. Completamente empapada. Parecía un cachorro setter irlandés mojado. No fue sino hasta ese momento Wink habló con los dientes apretados —¡Botón de los pantalones! Este es un establecimiento con más clase que esto.... Mis reacciones lentas me sorprendieron. Yo estaba más borracho de lo que me daba cuenta, pero conseguí abotonarme hacia arriba. —Doc, ¿estás bien? —le pregunté mientras ella se ponía de pie, con la boca abierta del disgusto. Nikki se agarró de mi brazo y dio un respingo de distancia, dándole una mirada de mierda. —¿Esta es tu novia? —preguntó Nikki, echando un vistazo a una Megan empapada. —¡No! —gritó Doc. Mi mandíbula estaba apretada con fuerza, como un maldito cocodrilo, cuando de repente Todd se unió al partido no tan privado. —¿En serio? ¿Por qué la dejaste entrar? —lo acusé. —¡Kieran! —Me advirtió Wink. La boca de Doc estaba cerrada y ya que se asemejaba a un perrito mojado, sus ojos siguieron el ejemplo. El dolor se apoderó de sus características... podría haberme golpeado a mí mismo por lo que había hecho.

—Amigo —le dije a Todd. —Lo siento... La llamé por ti —explicó Todd—. Ella está estacionada en el frente, K. Wink asintió.

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Ella se fue tan rápido como había venido, corriendo de nuevo hacia el bar.

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—No quise decir...

—Ve a través de la puerta. Eso sería más rápido. Así lo hice, lo que desencadenó la alarma de seguridad, que sonaba en la noche. Cuando doblé la esquina bajo la lluvia, que estaba cavando en sus pantalones vaqueros muy bien gastados. El agua subía por la calle, corriendo sobre sus pies y mientras hacía clic en la llave abría su coche, uno de sus zapatos quedó atrapado en el flujo de agua. En mis botas de cuero, me bajé del bordillo y lo agarré. Sus ojos me encontraron de pie hasta los tobillos en el agua. Me metí en ella como el agua que se filtraba en mis botas. —¿Cenicienta? —le pregunté, levantando el flip-flop. La lluvia surcaba su rostro, ¿o eran lágrimas? —Es una flip-flop, no un zapato de cristal. La vida no es un cuento de hadas, Sr. Scott. —Seguro que podría ser. Y estamos de vuelta con ese Sr. Scott... mierda, ¿eh? ¿Incluso después de que te llevé a casa la otra noche? Ella me arrebató el flip-flop y se lo deslizó de nuevo en su pie. —Nada de lo que pasó esa noche volverá a suceder. Yo no soy realmente el tipo de chica para tener sexo detrás de un bar —dijo ella, abriendo la puerta del coche. Yo la cerré de golpe antes de que se pudiera subir en él. —No pasó nada allí, por cierto. ¿Por qué has venido aquí? —Soy su terapeuta, Sr. Scott. Usted no se presentó a su cita y yo estaba preocupada. —¡Maldita mierda! —grité, golpeando la lluvia de mis pestañas. Su dedo pinchó en frente de mi cara como si yo tuviera dos años. —Yo podría solicitar una orden para usted en este momento.

—Sr. Scott. Eso sería muy... Yo la empujé contra el coche y presioné mi cuerpo al de ella. Me cernía sobre ella por un pie, y una parte de mí quería intimidarla. —Basta ya de esa mierda de Sr. Scott —le dije.

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—Vamos a hacer la terapia en este momento —le sugerí.

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Su cabello estaba empapado y su rostro parecía un mapache. El más caliente mapache que había visto nunca.

Su boca se abrió ligeramente a medida que sus ojos se entrecerraban. Como si estuviera disgustada conmigo, pero al mismo tiempo yo la encendiera, creo. Quería saborear esos labios carnosos. Quería saber si su lengua era tímida o agresiva. Y quería ver si sus ojos rodaban hacia atrás cuando me enterrara en su interior. —Di mi nombre —pedí. Las pestañas alrededor de sus ojos se abrieron en abanico y el gris de sus ojos parpadeó, otra vez entre mis ojos y mi boca. —¡Dilo! —exigí con los dientes apretados. —Kieran —susurró. Era más difícil ahora, que cuando estaba a pulgadas de la boca de Nikki. —Dilo otra vez. —Kieran... Esta vez sonó más como un grito y yo quería darle un beso igual al que ella me había dicho que le gustaba. Borracho o no, yo lo recordaba. Pequeños picotazos lentos. Solo un poco de la lengua. Yo no iba a meter la pata. Su barbilla temblaba como la lluvia arrojada hacia abajo. De hecho, me había olvidado de que estaba lloviendo hasta que la vi corriendo por su rostro perfecto. Fue entonces cuando me di cuenta de que no tenía un sujetador y sus pezones se asomaban a través de la camisa gris maravillosamente. Maldita sea. Mi lengua salió, corrió a lo largo de mis labios con solo el pensamiento de envolverlos alrededor de esas piedras perfectas. —¿Buscas a todos los clientes que no se presentan? —le pregunté. —¿Qué?

—Sí, lo sabes. Dime. Sus ojos se abrieron, y los dientes se presionaban suavemente en su labio inferior. —No. No los rastreo. Eso me trajo pura satisfacción.

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—No lo sé —contestó apretando sus ojos cerrados.

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—Si uno de ellos no se presenta, ¿lo rastreas?

—Voy a estar allí el miércoles. Ella asintió con la cabeza. —¿A qué hora? —le pregunté. —¿Cuatro? Asentí. —Veámonos antes de esa fecha. Por favor. —No puedo Kieran... —Bien. Miércoles a las cuatro. Y juro por Dios que no quería que se fuera. Yo quería que se quedara conmigo... que fuera a casa conmigo. Todd y Wink tenían razón: yo estaba jodido. *** A las 8:30 a.m del miércoles desperté con una erección11 mañanera, pero no solo la típica erección... fue una Megan erección. Pensé en su perfecta, boca llena. La manera en que su camiseta mojada hermosamente ahuecó sus pechos, y la manera en que mi boca se hizo agua imaginando sus pezones asomando por el algodón húmedo. Sin duda había un rastro de deseo en esos ojos grises, y a pesar de lo poco ético que sabía era para ella, yo quería que rompiera y violara cada código que necesitaba para seguir... y que me violara en el proceso. Mi teléfono sonó en la mesilla de noche junto a mi taza de café. Iba a tener que deshacerme de esa erección antes de mi entrenamiento con Todd. Estirándome, agarré mi teléfono y en la pantalla leí: Doc. —¿Qué demonios? —dije en voz alta mientras hacía clic para leer. Kieran. Estoy enferma. Tengo que cancelar nuestra cita. Lo siento.

Creo que cogí un resfriado por estar de pie bajo la lluvia. ;) Maldito calor. El ver que guiñó me puso más duro. No se puede coger un resfriado de la lluvia. Le di a Enviar otra vez. 11

Wood: Hace referencia a un pene erecto.

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¿Que está mal? Le di a Enviar.

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La decepción se apoderó de mí.

Entonces cogí algo de este tipo que estaba respirando en mi cara. Me reí en voz alta. Yo no estaba muy familiarizado con una bromear con la Doc. Me gustó. ¿Valió la pena? Nada... grillos. Me quedé allí durante otros 15 minutos esperando por el simple zumbido que posiblemente haría mi día. Finalmente entré a la cocina y cuando me tragué mi última gota de café, vino el zumbido. Sí. Golpeé mi puño en el granito. —¡Sí! —repetí el texto. —¿Sí qué? Me di la vuelta y Todd estaba allí de pie, mirándome de manera extraña. —Nada hombre. Vamos —le dije, llevándolo afuera, pero no podía ocultar la maldita sonrisa en mi cara. Me gustaba la Doc borracha y me gustaba la texting Doc. Esa misma tarde, decidí dispararle otro texto y lo juro por Dios, escribí unas quince cosas diferentes hasta que finalmente me decidí por algo realmente original. ¿Cómo te sientes? Envié. Ella respondió casi inmediatamente. ¡De mierda! :( Sin voz. Hmmm. Creo que te gustaría sin voz. Contesté. Sin voz. Sin comunicación. ¿Sin hablar en absoluto? ¡Sería tú! Eso me hizo sonreír. He escrito lejos.

Sr. Scott ¿Eh? Yo estaba hablando de una dosis de whiskey. Pero, ahora que lo mencionas, yo prefiero que estés debajo de mí que del aguacero.

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Sr. Scott. Supongo que era sexual. ¿No tiene vergüenza? Estoy bajo el aguacero y tú todavía no puedes solo.... ser... ¿apropiado?

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Podría darte una dosis de algo.

Llegaron de nuevo los grillos... esperé. Diecisiete minutos más tarde, sonó. ¿Mañana a las 3? ¿Haces ese trabajo? ¿Para que tú estés debajo de mí? Absolutamente. Te veré entonces. Contesté. Sr. Scott. ¡TERAPIA! Doc. Voy a llamarlo como yo quiera hacerlo. El juego de roles es siempre divertido. Tú se la terapista y yo seré el paciente (quien necesita ayuda inmediata). Eres un cliente no un paciente. O ambos. La veré a las 3 DOCTORA MEGAN. Voy a ser el tipo en una bata de hospital. Contesté. *** A las tres en punto, me senté con mis típicos jeans y camiseta pero no llevaba la bata de hospital que había pillado de un camarada doctor. No podía pensar en la última vez que había estado tan emocionado sobre algo. Estaba a punto de salirme de mi piel. —¿Sr. Scott? —Su voz era apenas audible. Mis cejas se levantaron mientras miraba hacia ella. Un atisbo de sonrisa presente en su rostro. Cuando me levanté, me permití soltar la bata frente a mí. Esa insinuación de sonrisa se volvió completa, e incluso fui recompensado por una suave risita. La seguí de regreso, ondulando la bata arriba en un montón. Al cerrar la puerta, me di cuenta que su nariz estaba roja hacia el final. —¿Cómo te sientes? —le pregunté, tocando la punta de su nariz. Ella se encogió de hombros y miró abajo tímidamente.

—¿Cómo te sientes? —preguntó ella. —Bueno, tengo una brillante idea. Vamos a salir disparados de aquí e ir a tomar una copa. Tú no puedes hablar. No me gusta. Ella estornudó... dos veces y se echó a reír al mismo tiempo.

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Su voz estaba ronca como el infierno... haciéndola aún más sexy. Ella se sentó en su asiento normal y me puse cómodo en el mío.

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—Claramente, pasé por demasiados pañuelos de papel ayer.

—Me temo que sólo voy a conseguir enfermarte porque estés aquí. Debería probablemente haber cancelado hoy también. —Me alegro de que no lo hicieras. Tal vez deberíamos dar por terminado el día, sin embargo. —Pensar que yo soportaba la terapia con el fin de ver a una chica era ridículo. —Lo siento. —Ella habló con voz ronca—. No quería cancelar de nuevo. —Podríamos habernos enviado mensajes de texto —le dije con un guiño. Sus cejas se alzaron y se giró en la silla alrededor de su escritorio, agarró su teléfono y luego comenzó a enviar mensajes de texto. Mi teléfono zumbó y yo sonreí. ¡¡¡¡Gran idea!!!! Mi tuno. ¿Cuál es el punto en 4 !!!! (signos de exclamación)? ¿Por qué no sólo uno? Pone énfasis en las palabras. ¡¡¡¡¡¡¡Duh!!!!!!!! Ella sonrió mientras escribía, me gustó eso. Ahora cuando no estábamos juntos y texteando, podía imaginarla en mi mente. Mi teléfono sonó de nuevo. ¿Cómo está tu trabajo? Sin incidentes. ¿El tuyo? Envié. Sus ojos me miraron y yo esperaba por el zumbido de mi teléfono. Lleno de sorpresas. ¿Buenas sorpresas? Envié. ¿Hay de otro tipo? Eso creo. Pero me gustan las buenas sorpresas. Cuéntame. Enviar.

Solo porque no estoy empujando físicamente mis manos por tus pantalones no significa que no lo estoy pensando. Enviar Ella negó con la cabeza. Usted es un desvergonzado, Sr. Scott.

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Ella mordió en el lado de la mejilla. Siento que estás progresando. Finalmente estamos hablando. No estás tratando de meterte en mis pantalones por lo que es una ventaja. :)

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Por primera vez me sentí cómodo en su oficina.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Tú eres la única que sacó el tema de mí metiéndome en tus pantalones!!!!!!!!!! Envié Su risa era música para mis oídos. ¡¡¡¡¡¡¡¡Eso es mucho!!!!!!!! Nunca carecí de coraje pero mi corazón dio un vuelco en la boca del estómago mientras escribía mi mensaje. ¿Nunca has pensado en ello? Sus pechos subieron y bajaron con su exhalación. Vi su cara con la esperanza de algún tipo de afirmación del pensamiento. Sería inhumano no tenerlos. Es poco ético de todas formas. Sus mejillas coincidieron con la punta de su nariz. Entonces, digamos que en 2 meses cuando esté terapizado y liberado. Le di a Enviar. ¿Terapizado? ¡¡¡¡¡¡¡¡Responde la pregunta!!!!!!!! Envié. Tal vez podríamos abordarlo entonces. Ella se mordió el labio. Solo para que tú sepas, soy muy bueno manteniendo el sexo y la amistad separados. Envié. Ella se rió una vez en voz alta y luego extendió la mano para tocar su garganta como si fuera a quitar el dolor que ella sola causó. Apuesto a que lo eres. No estoy tan segura de cómo yo estoy con eso.

Ella se aclaró la garganta, pero la noté retorciéndose en su asiento también. Kieran... Doc… Envié. No sé qué decir.

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Yo podría ayudarte. Por ejemplo, podría hacerte venir antes de irme hoy. Y la próxima vez que nos veamos el uno al otro, sería como si no hubiera sucedido... a menos que tú quieras de nuevo. Envié.

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Mis ojos se juntaron... No estaba seguro de lo que quería decir. ¿Ella querría más?

Para empezar se podría decir que sí. Pero para ser honesto, no te sientes bien, así que no lo haría hoy de todos modos. Le di a Enviar. No pude dejar de notar que su boca estaba abierta y ella jadeaba un poco. No estaba seguro de si era porque su nariz estaba tapada y no podía respirar, o si ella estaba tan lista para irse como yo lo estaba Nuestro tiempo se ha acabado. Yo simplemente asentí. La había empujado hoy y ella lo había tolerado. ¿Textearnos ahora no se permite fuera de estas paredes? Envié. Kieran. Tengo un trabajo que hacer. Lo que estamos haciendo ahora no está muy bien. No voy a estar en tu camino o tu trabajo. Estoy hablando, ¿no? Le di a Enviar. Le disparé una gran sonrisa cursi. Ella me sonrió de vuelta. Sí. Lo estás. Acerca de sexo... no acerca de la vida. El sexo es una parte muy natural de la vida. Envié. Sr. Scott. ¿Cuándo fue la última vez que tuvo sexo y fue una experiencia significativa? ¿¿¿¿¿¿¿¿¿No dijiste que acabado????????? Le di a Enviar.

nuestro

tiempo

se

había

Por qué todo los ??????? ¿Por qué no sólo uno? Una pequeña sonrisa de mierda cruzó su cara ¡Énfasis! Envié. Responda a la pregunta Sr. Scott. No. Envié.

Ella dejó caer su teléfono en su regazo y sus dedos se dispararon como garras de gato. Abiertamente apretó sus dientes. Caramente la respuesta irritó el infierno fuera de ella. Pero no miró hacia mí. ¡¡¡¡¡¡Nuestro tiempo se ha acabado por hoy!!!!!!

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Eso es correcto. Envié.

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Ella arqueó una ceja. ¿No me no vas a responder o tú nunca has tenido relaciones sexuales significativas?

Yo también lo creo. Apreté Enviar. Me planté estirándome mientras ella hacia una nota en su maldito bloc de notas. Antes de que pudiera reaccionar, sacudí el bloc amarillo lejos y lo sostuve encima de su cabeza leyéndolo. Aunque esperaba algo malo, eso no fue en absoluto lo que encontré. Había sólo cinco palabras escritas. Ingenioso. Divertido. Encantador. Dulce. Atractivo. Las cuatro palabras, no las entendía. Yo no era todo eso de dulce. Mis ojos se posaron en los suyos inocentes y redondeados mirándome. —Eso debería leerse malditamente divertido. No solo divertido —dije entregándole de vuelta el bloc de papel. Rápidamente, ella trazó una línea a través de divertido y tiró el bloc en su escritorio. —¿Quieres saber cuál sería mi lista sobre ti? —No lo creo —chilló. —Ouch. Estoy herido —bromeé, pero pensé que ella realmente podría querer saber.

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Ella abrió la puerta y yo torpemente salí, pasando a dos personas en el pasillo así que nosotros realmente no hablamos. Con su comportamiento profesional de vuelta en su lugar y repentinamente irritada, me sentí como un "cliente" de nuevo. Ella se movió incómodamente mientas yo salía y todo lo que le di fue una inclinación de cabeza. ¿Qué demonios? ¿Cómo eso fue tan malo con tanta rapidez? Supongo que no iba a hacer que ella se viniera en cualquier momento pronto.

14 Megan Traducido por Guga Corregido por July CB

Una vez de vuelta en mi oficina, agarré un pañuelo de papel y soplé mi nariz como nunca lo hacía frente a él. Exhausta, me desplomé en mi silla y apoyé mi cabeza sobe el escritorio. Necesitaba ir a casa. Saber que Kieran tenía una cita fue lo que me trajo. El pensamiento de pasar un día sin verlo se estaba volviendo más y más duro. La manera en que nos separábamos, un silencioso adiós, no se sentía bien. Nuestra cita, aunque sobre la mitad fue su inoportunidad… él estaba aún hablando… comunicándose. Eso fue un progreso… un tipo de progreso. Pero al final, él parecía molesto. Decepcionado. Él se había pavoneado en esta oficina en toda su gloria sexual y arrogancia pero en lo más profundo, yo pensaba que lo había cortado al no querer oír su lista. Fue cuando las cosas se volvieron incómodas. ¿Por qué tenía esto que ser tan duro?

Había mantenido las paredes completamente arriba y alrededor de mi corazón desde que tenía once años. Si no dejas entrar a la gente, ellos no te herirán y aún más: ellos no podrán dejarte. Ni una vez desde que yo había decidido asesorar, pensé en las relaciones que había estado construyendo en terapia. Y ni una vez pensé tener a alguien tan maravilloso y encantador como Kieran Scout sentado transversalmente a mí.

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Sabiendo que lo que estaba haciendo no tenía ningún tipo de ética, decidí enviar un mensaje a Kieran. Él dejó una extraña nota y todo lo que yo podía pensar era que había herido sus sentimientos al no querer conocer su lista. PERO, conocer su lista solo me arrastraría más a él y ya estaba atraída por él lo suficiente.

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Cerca de las 9:30 de esa noche no podía dormir tanto como lo necesitaba, y tan duro como lo intenté, no pude conseguir alejar a Kieran de mi mente. El volumen de mi teléfono estaba al máximo pero la única persona que me había enviado un mensaje de texto era Ruthie.

Kieran… Envié. Mi teléfono zumbó de vuelta cerca de diez minutos más tarde. Doc… ¿Ocupado? Enviado. Mi cuerpo se estira de excitación. Trabajando. Viendo gente que no debería estar bailando—baile. ¿Qué sucede? Reí nerviosa. Me gustaría conocer tu lista. Mantente agradable por favor. Envié. No puedo dar ninguna garantía. Pero dos cosas primero. ¿Cómo te estás sintiendo? Sus palabras parecían unidas a mis fibras sensibles porque había un poco de tironeo leyendo el texto. Mejor. Las drogas son una buena cosa. Gracias. Envié. Es bueno escucharlo. En tu lista, tú dices amable. ¿Qué quieres decir con eso? Bueno. Tal vez más de alma amable. Tú siempre me preguntas por mí. Como me estoy sintiendo… ¿Tiene sentido? Enviado. Espera Doc. Tengo que encararme de un asunto. Apreté mi teléfono contra mi pecho. ¿Un asunto? ¿Una mujer? Sacudí lejos los pensamientos de Kieran con otra mujer. Él era solo mío por dos horas a la semana… yo no podía imaginar lo que él hacía con las otras horas de sus días. Cerca de veinte minutos más tarde, mi teléfono zumbó de nuevo.

Terca. Comencé a tipear que yo no era terca cuando mi teléfono zumbó de nuevo. Linda.

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Aquellas últimas cuatro palabras hicieron a mi ingle tocar un lento acorde. Mi teléfono zumbó de nuevo.

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Lo siento Doc. Estoy de regreso. Sí, eso tiene sentido. Gracias. No siempre soy amable.

¿¿Linda?? ¿Qué demonios? Un maldito gatito es lindo. Un bebé hipopótamo es lindo. Y antes que te pongas histérica y saques tus garras de gatita, eso es lo que quiero decir por linda. Te molestas en lindas formas. Ahora mismo, te garantizo, te ves linda. Reí nerviosa. Eres sexy como el demonio. Tartas tan duro de ser profesional. Pero muy dentro de ti, sé que quieres al gran P12. Él estaba loco. Rápidamente escribí: ¡¡¡¡¡¡Acabo de agregar loco a tu lista!!!!!! Enviado. Yo digo que eso es mierda, Doc. Envíame una foto de tus senos. Rápidamente, googleé imágenes de senos, encontré algunos repugnantemente grandes, capté una imagen de pantalla y se la envié. ¡Wow! Esos son calientes. Está bien… pienso que veré los reales muy pronto. Mis pezones se endurecieron bajo mi pijama. Míralo de esta manera… las mujeres te envían fotografías todo el tiempo así que consigues ver una CANTIDAD de senos y… Enviado. Podría ver lo que quisiera en persona, Doc. Pero eso no es lo que quiero. Mi corazón y vagina dieron un giro de 180 grados. Santo maldito infierno, quería a este chico. Nunca había querido a un chico así… nunca. ¿Qué es lo que quiere exactamente, Sr. Scott? Enviado. Bueno. Eso me lleva a mi última palabra. Cogible.

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P: hace referencia a pene. S. S: por Señor Scott.

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Doc. Hay pocas cosas que toleraré. Toleraré Sr. Scott. Toleraré tu juego, jugando cuando ambos sabemos lo que quieres. Toleraré S. S. y no toleraré no tocarte por mucho tiempo más. Touché en lo de cogible. ¿Qué hay sobre digna de coger?

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Todas las mujeres son cogibles, S. S.13. Enviado

Sr. Scott. La única razón por la que me encuentra cogible o digna de coger es porque soy inalcanzable para coger. Enviado. DOC… cuide su maldita boca. Y contigo… esto podría ser una “seria” cogida. ¿Una seria huh? Sacudí mi cabeza doliente. Ese exasperante hombre no conocía lo serio. Puedes decirme que hacer S. C14; estoy yendo a la cama… Enviado. Alguien está tratando de correr con los perros grandes y ella va a perder cuando yo me aparezca en su casa y le dé nalgadas. ¿S. C? Realmente… Duerme bien bella chica. Desbordada con la vertiginosa anticipación de siquiera la posibilidad de él apareciéndose en mi departamento, yací despierta por un tiempo. Incluso consideré tocarme a mí misma pero todavía se sentía lo suficientemente desagradable para esperar. No estoy segura qué hora era cuando finalmente cerré mis ojos y dejé que el sueño me atrapara.

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S. C: por Señor Cogible.

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Los golpeteos de disparos de balas perforando la calma noche me pusieron alerta sobre mis pies. Me deslicé dentro de mis sandalias y corrí a la ventana del frente justo mientras oía el vidrio romperse. ¿Qué demonios?

15 Kieran Traducido por Guga Corregido por July CB

El timbre de mi teléfono me sacudió de mi sueño. En mi reloj se leía 1:10 a.m. ¿Quién estaba llamando? Miré alrededor de mi habitación buscando mi teléfono, entonces lo vi iluminando sobre mi tocador. Molesto con las malditas chicas que llamaban a esta hora, lentamente me acerqué para encontrar la pantalla destellando con el nombre de Doc. ¿Qué demonios? —¿Doc? —¿Kieran? —lloró. Mis ojos destellaron más ampliamente. —¿Qué está mal? ¿Dónde estás? Las sirenas sonaban fuertes y el pánico me inundó. Me deslicé en mis jeans y camiseta y luego me puse una gorra. —Kieran, estoy yendo al hospital. ¿Puedes encontrarme ahí? Mi estómago se retorció. —Megan, ¿estás herida?

—Emmanuel. *** En el hospital, un guardia de seguridad observaba mientras retrocedía en mi motocicleta hacia un lugar, luego asintió mientras yo lo pasaba corriendo. El auto de la Doc estaba allí. Las luces brillantes de

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—¿Dónde? —Me deslicé en mis botas y agarré mis llaves.

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—Estaré bien —lloró y supe que cuando la viera, la abrazaría.

emergencias me forzaban a entrecerrar los ojos. Rápidamente mis ojos escanearon la sala de espera. Nada. La última vez que había estado en una sala de emergencias o sala de espera fue hace dos años y aquella noche cambió mi vida. —Discúlpeme —dije a una enfermera mientras tocaba su brazo. Al principio ella parecía molesta, pero luego me dio una segunda mirada y sonrió. —¿En qué puedo ayudarlo? —Megan. ¿Megan? ¡Doc! —Su apellido me abandonó—. No sé su apellido —dije poniéndome nervioso. —Está bien. Cálmese. ¿Está herida? —No lo sé. —¿Es usted su esposo? —No —dije exasperado, corriendo mis dedos a través de mi cabello—. Ella me llamó. Me necesitaba —expliqué. —Señor, escuche, tome asiento y trataré de averiguar algo. —No quiero sentarme, por favor, usted no entiende —alcé la voz, consciente que la gente esperando estaba observándonos. —Entiendo que esta es una unidad de trauma y todos quieren ser vistos y todos están preocupados por alguien —dijo ella más severa. Esta perra estaba comenzando a ponerme furioso. Llegaría hasta la Doc con o sin su ayuda. —¡MEGAN! —Ahogué con gritos al tranquilo pasillo. —Señor. No puede hacer eso. Por favor deme medio segundo para averiguar.

—¿Kieran? —Oí el llanto provenir del pasillo y me empujé pasando a una enfermera distinta. —¡Señor, no puede entrar ahí! —¿Megan? —dije más suave.

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—¡Llamen a seguridad! —dijo la enferma a alguien detrás de mí.

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—¡MEGAN! —grité de nuevo, moviéndome lejos de ella.

—Kieran. Estoy aquí —lloró. Un sentimiento desesperado ocupó cada pulgada de mi cuerpo y cuando llegué a la segunda puerta, me paré en la entrada, sin todavía mirar dentro. —¿Megan? —Pienso que está en la próxima habitación —dijo algún tipo. —Gracias. —Corrí a la tercera entrada. —¿Megan? —Sí. —¿Puedo entrar? —Sí —gimoteó. Nada podría haberme preparado para lo que vi cuando rodeé la esquina. La sangre saturaba su camisa, salpicada sobre su rostro y apelotonada en su pelo. Una masacre había tenido lugar de alguna manera y juré en aquel momento que mataría a quien la había herido. Nunca había besado siquiera a la chica. Era embarazoso sentir lo que sentía. No habíamos experimentado nada. —Doc, ¿qué demonios sucedió? —pregunté, sentándome en la banqueta del doctor y rodando hacia ella. Sus ojos se apretaron cerrados y las lágrimas mancharon sobre la sangre seca. —Él fue baleado… —lloró. —¿Quién? —Andrew. Yo no sabía quién era Andrew.

—No. —Sacudí mi cabeza mientras los redondos ojos de cierva de Megan encontraban los míos.

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—Vamos a cambiarte a una bata —dijo una enfermera arrojando una bata a lunares azul y blanco a sus pies mientras ella se reunía con nosotros en la pequeña habitación. —¿Podría por favor darnos un minuto? —pidió ella.

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—Lo siento mucho —dije.

—¿NO? —preguntó la enfermera con las cejas elevadas. Aún mirando fijo a la Doc, dije: —No voy a dejarla. —Son cinco pasos al pasillo. Mis ojos dejaron a la Doc momentáneamente y envié una amenazadora mirada a la enfermera haciéndole saber que estaba harto con este intercambio y no estaba más abierto a discusiones. Ella agarró unas tijeras, se volvió hacia la Doc y comenzó cortando su camisa sin siquiera preguntar. La Doc no usaba sostén y yo rápidamente me volteé, dándole privacidad. —Ouch. Veo donde esa bala te alcanzó. En pánico, giré rodeando hacia atrás mientras la enfermera quitaba la andrajosa y sangrienta camisa de su piel, sus senos totalmente expuestos. Ella era hermosa. Pequeñas olas. Perfectas. Me sentí como un pervertido por mirar pero como la enfermera había dicho ella había sido baleada… Los hermosos pezones rosados arriba de sus senos comenzaron a endurecerse. Sus ojos fatigados me miraron mientras la sangre subía en sus mejillas… mis ojos cayeron al piso. —Estaremos de regreso para conseguir limpiar eso, luego puedes irte — dijo la enfermera, cubriéndola con una manta. —¿Cómo está Andrew? —preguntó la Doc. La enfermera me dio una ojeada y luego a la Doc. —No puedo decirle eso —dijo—. Usted no es familiar. Lo siento.

Sus ojos contenían miedo. —Confía en mí —susurré. Ella apretó mi mano y se sintió como si mi corazón estuviera apretado en su mano.

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—Dime que sucedió… por favor —le pedí mientras tomaba su pequeña mano en la mía. La suavidad de su piel me hacía querer tocar más de ella.

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Megan recostó su cabeza contra la cama, dejando salir un largo, lento suspiro.

—Andrew tiene once años. Me recuerda tanto a mí cuando era pequeña. Solo lo conozco desde hace dos meses. Su hermano mayor es un pandillero. O al menos pienso que lo es. La madre es un desastre. Sin padre que alguna vez haya visto. —Sus ojos encontraron los míos—. Escuché los disparos. No sé qué sucedió. Pero Andrew fue baleado — susurró, su voz rompiéndose. Mi pulgar se movió de adelante hacia atrás sobre sus nudillos. —Había sangre por todos lados —lloró—. Lo agarré. Fue entonces cuando escuché el zumbido y sentí el repentino ardor. —Levantó el rojizo cabello fuera de sus hombros y tragué cuando me di cuenta cuan cerca la bala había estado de penetrar su cuello. Posiblemente golpeando su arteria carótida. —Sonaban como petardos al principio. Luego se detuvieron y corrí fuera hacia Andrew revisando a Jamari cuando el auto pasó de regreso. Justo me lancé sobre Andrew luego de que él cayera. ¡No sabía que más hacer! — gimió. Sabiendo que estaba por tomarla en mis brazos, estaba nervioso como el demonio. Pero… lo hice. Y ella no se resistió. Sentir su mejilla contra mi pecho fue… reconfortante. Y en ese tierno momento, y porque comprendí por qué, pregunté… —¿Por qué me llamaste? Ella sorbió, usando su mano como un pañuelo porque por supuesto no había uno en la habitación. ¿Qué hospital del demonio no tiene Klennex? —Intenté con Ruthie, ella no respondió. Lo siento. Sacudí mi cabeza.

—¿Doc? —¿Si? Uno de mis brazos estaba aún enrollado en el suyo.

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Sus ojos grises estaban inyectados de sangre, hinchados por las lágrimas. Pero ella aún podía estudiar mi rostro y se lo permití. Lamentaba tanto lo que ella casi vio la otra noche en el bar cuando entró conmigo y Nikki. Sin embargo no necesitaba hacerlo, sentía que quería hacer esto bien.

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—¡No! Está bien. Es solo… —Hice una pausa. Estaba tan feliz de que me hubiera llamado. —Solo estoy sorprendido.

—Acerca de la semana anterior. En el bar. Cuando llegaste ahí. Instantáneamente, su cuerpo se puso rígido y sentí sus paredes disparándose hacia arriba. —Sr. Scott. Eso es asunto suyo. Yo simplemente estaba queriendo advertirte acerca de la orden judicial. Entonces fue cuando mi mandíbula se apretó. —Doc, no. No actúe como si no le importara. Ya pasamos esa mierda. Esta vez, ella se apartó completamente de mí. Su rostro y cabello estaban aún embadurnados en sangre seca. —¿Recuerda las palabras que vio en el papel? —preguntó—. Ahora puedo simplemente agregar compasión a esa lista también. Bien hecho. Su máscara profesional había caído en su lugar. —BIEN. Miremos a esa herida ahora —dijo un calvo pero bien parecido doctor mientras pasaba zumbando a través de la puerta. La Doc lo miró en lugar de a mí y se suavizó un poco. determinar cuan enfadado realmente estaba yo.

Traté de

El doctor examinó su cabeza, se quitó sus guantes, palmeó su pierna, lo cual me envió al modo “Patearé tu trasero.” Luego abandonó la habitación. El incómodo silencio, cargado de tensión, colgaba en el aire. —Bueno —dijo el doctor—. Puedes irte tan pronto como te limpiemos —. La enfermera volvió, ojeándome. ¿Qué demonios había hecho yo? Ella continuó —Suena como que armaste un revuelo en la sala de espera.

—¿Megan Clark? ¡¡CLARK!! —¿Si? —respondió Doc.

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La enfermera comenzó a limpiar el cuello de la Doc cuando dos oficiales de policía ingresaron a la habitación. Tienes que estar jodiéndome como la mierda. Instintivamente, volteé mi gorra hacia atrás, listo para pelear. No iba a dejarla.

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Permanecí silencioso.

—Oficial Lotridge y Oficial Jackson —dijo uno de ellos—. Tenemos unas pocas preguntas acerca de lo sucedido anoche. La enfermera estaba pegando un vendaje sobre su cuello y los ojos de la Doc estaban redondeados mientras levantaba la vista dubitativamente hacia los oficiales de policía. —No vi nada. —Srta. Clark, ¿puede decirnos por qué estaba ahí? —preguntó el pesado oficial, quien no podría rebasar a una babosa —Vivo ahí. —¿Usted vive ahí? —preguntó el otro oficial más flaco con sorpresa en su tono. Ella asintió y pude decir por la forma en que miró hacia abajo a su regazo que estaba avergonzada. —¿Cómo conoce a Andrew y Jamari? —Realmente no conozco a Jamari. Solo a Andrew. Ellos son mis vecinos. Solo he estado ahí por dos meses. —Testigos dicen que usted se arrojó sobre Andrew. ¿Por qué haría eso por alguien que conoció por solo dos meses? ¿De verdad? Él es un maldito niño, quería yo gritar. —¡Es un maldito niño! —disparó ella de regreso y esto hizo mis labios curvarse hacia arriba—. Oí los disparos y solo corrí —exclamó, y todo lo que yo podía pensar era: “¡Justo en la línea de fuego!” —En ese vecindario, ¿alguna vez cruzó por su mente no correr hacia un tiroteo?

—Jamari fue asesinado. Andrew está en condición crítica. La bala que rasguñó su cuello podría haberlo matado. También podría haberla matado. —Entiendo —dijo ella mientras las lágrimas brotaban. —Nuestra sugerencia sería que no volviera ahí esta noche. ¿Tiene algún otro sitio donde quedarse? —preguntó el oficial.

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—No se supone que tenga mucha experiencia en tiroteos. En lugar de preguntar por qué salvé la vida de un chico, ¿le importaría decirme qué sucedió?

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Sus fosas nasales se ensancharon.

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—Ella puede quedarse conmigo —dije rápidamente, y sus ojos frenéticamente se lanzaron a los míos.

16 Megan Traducido por Lorenita_166 Corregido por July CB

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó el oficial. —Kieran Scott —respondió; el sonido de su nombre agitó algo en mi interior, lastimada como estaba, seguro iría a ofrecerme su casa, aun cuando sabía que no podía quedarme. —¿Podríamos hablar afuera por un minuto? —preguntó el oficial acercando su cabeza por la ventanilla Kieran volteó a verme —¿Está todo bien? —Claro —le respondí, tratando de ser fuerte, pero cuando volteó sonriente hacia los oficiales, ya no lo sentí cerca. Sentía un dolor en el corazón, me dolía por Andrew, por Jamari, y honestamente también por Kieran. Él no merecía que me lanzara a él de esa manera. Cuando Ruthie no contestó mi llamada, mis otras opciones fueron Joe y Vivian… pero la verdad, no tenía ganas de escuchar otro ‘Te lo dije’ de Joe.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al darme cuenta de lo rápido que habíamos llegado hasta aquí. Me sentía extrañamente perturbada, nunca había hecho nada así, y ciertamente no podía decir solo gracias, tendría que usar todas mis palabras.

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Había algo en él que me hacía sentir segura.

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Queriendo sentirme protegida en el momento, llamé a Kieran.

Él era un caballero. Nuestros límites, las líneas a cruzar, nuestra relación. Todo había comenzado a torcerse. Realmente había arruinado las cosas. Había algo oscuro y peligroso en Kieran, aunque también algo suave, y dulce. Había aprendido a querer ambos lados de él, pero aun así no había forma de que pudiéramos estar juntos. Estaba segura de que tendría que renunciar a mi trabajo como terapeuta, pero mi corazón dolía literalmente de solo pensar en renunciar. Una vez que nos dejaron irnos, me llevó al estacionamiento. —Lo arruiné, lo siento. Noté que se ponía el casco. —No puedo quedarme contigo Kieran —le dije despacio —Esta no es una discusión abierta, Doc. Le dije a los policías que podrían encontrarte en mi casa. Y rápidamente aseguró el casco debajo de mi barbilla. Obviamente el cansancio me estaba ganando la partida, porque no pude decir nada para seguir discutiendo. Sabía que los casi familiares de Ruthie se estaban quedando con ella, y que sería incómodo dormir en el sofá… Después de subir a la moto, dejó que me subiera y que acomodara los brazos a su alrededor, entonces sus músculos se tensaron, y respiró profundamente antes de arrancar.

Dimos la vuelta en un barrio elegante. Estaba sorprendida por los condominios. Se veían más geniales de lo que esperaba. Y pensar que yo quería vivir ahí algún día. Ciertamente, ahora me daba más vergüenza el sitio donde vivía. De pronto Kieran derrapó para estacionarse frente a una bonita casa de piedra. La noche era tranquila, así que cerré mis ojos, disfrutando el silencio.

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Estaba sosteniéndolo… oliéndolo… deseándolo… Bueno, demonios, estoaba a punto de romper mi compromiso ético, o cualquier compromiso que haya hecho en mi vida.

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No sabía que tan lejos vivía, así que apoyé mi mejilla en su espalda, y me llevó con cuidado por las calles de la ciudad.

—¿Estás bien? —me preguntó, y sentí mis brazos vibrar. ¡Porque aún seguía abrazada de él! —Oh, lo siento —Y rápidamente dejé caer mis brazos a los costados de mi cuerpo. —No te preocupes —dijo con la voz más sexy del mundo. Caminó hacia el garaje y usó el tablero para abrirlo. Luego dejó la moto junto a un Porsche negro. ¡Un Porsche! —Lindo auto —me reí. Él me sonrió. —Lo estoy guardando para alguien. —¿Esta es tu casa? Abrió la puerta para guiarnos dentro. —Sí, aunque aún busco compañía, para que sea perfecto. Dejó sus llaves en un bonito cesto cerca de la puerta, y lo seguí hacia la cocina. El piso era de madera, y las encimeras de granito. Dejé de caminar y empecé a pensar. Pensé en cómo debía ser vivir en un sitio como este. ¿Cómo podría pagarlo? Quizás tenía dinero de algún seguro de vida de sus padres. —¿Algún compañero de piso podría permitirse pagar para vivir aquí? — pregunté. —Estoy seguro que habrá uno que podrá. —Se rió—. Me pregunto si es muy tarde para que quieras tomar una cerveza. Me reí.

Esta casa era perfecta, estaba decorada hermosamente, no como la casa de un típico soltero, que es lo que hubiera esperado. Unos minutos después, volvió con una botella de shampoo y una toalla. —Hay que lavar esa sangre de tu cabello.

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Después de coger un par de cervezas del refrigerador, quitamos las tapas, bebimos, él golpeó mi botella antes de empezar, como en un brindis. Se me quedó mirando y levantó un dedo, haciéndome esperar.

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—Claro, no es muy tarde.

Entonces traté de pasar mis dedos por el enredo y el desastre que era mi cabello, y no pude, así que inmediatamente me olvidé de lo que estaba pensando antes. —Vamos, si así esta hermoso —me reí. Él solo sonrió, caminamos hacia la cocina. —¿Shampoo Axe? —le dije. —Es eso o jabón para platos, tú dirás. —Sonrió. —Estoy segura que sus ‘chicas’, adoran lavarse con esto por las mañanas Sr. Scott —le dije con una sonrisa. —Seguro. —Es todo lo que respondió—. Te ofrecería una ducha, pero con ese vendaje parece difícil, supuse que esto sería suficiente. Apuntó al lavabo de la cocina. —¿Aquí? Él se rió, algo no estaba bien con él, no estaba siendo el Kieran de siempre. —¿Estás bien? —le pregunté. Otra sonrisa —Sí —me dijo terminando su cerveza. Me di la vuelta y caminé más cerca del fregadero, escuché la puerta del refrigerador abrirse y oí otra botella contra la encimera.

Antes que pudiera detenerlo, empecé a llorar pensando en esa vida perdida, y en esa otra que pendía de un hilo. De pronto sentí las grandes manos de Kieran masajeando mi cabeza, debía de haber abierto el shampoo, porque de repente llegó a mi nariz una fragancia masculina, deportiva y ligeramente mentolada. Los pequeños círculos con que masajeaba mi cabeza, me hacían sentir cómoda. Luego un calor diferente llegó a mi cabeza.

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Un incontrolable suspiro salió de mis labios, y el peso de toda la noche cayó sobre mí.

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En el momento en que mi cabeza alcanzó el agua, sentí que estaba muy caliente, así que la ajusté un poco, dejé que el calor envolviera mi cuerpo. De pronto vi la sangre, saliendo de mi cabello, y todo volvió a mí.

Era un calor de amabilidad, de ternura… suavidad… Mi corazón dolía y me cubrí el rostro para intentar dejar de llorar. Como si supiera lo que me pasaba, se acercó un poco más a mí, para soportar el peso de mis piernas, pasó un brazo a mí alrededor y me sujetó contra su pelvis. No había pensado nunca que lavarse el cabello pudiera ser tan erótico. Creo que en ese momento lloré, no solo por Andrew y Jamari, sino también porque Kieran sabía que no podía ir más allá de lo que yo quería. Cuando el agua empezó a correr cristalina de nuevo, supe que se había terminado. Cerré los ojos, realmente no quería que se acabara. De repente Kieran envolvió mi cabeza en una toalla y me levantó en sus brazos, llevándome hacia el living. Otra primera vez. —Kieran, no… —Vamos a seguirle el juego al Sr. Scott, Doc. Una gran sonrisa apareció sobre mi rostro y en las esquinas de su boca también. —Sr. Scott, por favor póngame en el suelo —le dije formalmente, pero con una sonrisa. —No vas a… —suspiró repentinamente serio —¿No voy a qué? Se sentó en un sillón reclinable de cuero marrón, cuando intenté moverme, me sujetó con más fuerza a su lado

Finalmente levanté mis ojos hacia él, sus ojos se veían tan profundos, con tanta necesidad, tan marrones. Quería desesperadamente darle esto. Así que reposé mi mejilla contra su pecho. Cuando él se acomodó en el sillón y me estrechó entre sus brazos, hubiera podido jurar que había hecho esto un millón de veces antes.

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—Mira Doc, has sido muy clara, con que esto no puede ir más adelante. Estás herida. Estás triste. Por un par de semanas, haz hecho que me abra a ti. Bueno… yo no hago esto. Yo no… hablo, yo no conforto a las chicas… nunca. Así que cuidarte en este momento, hace que me sienta un poco más humano.

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—¿No voy a qué? —pregunté tratando con todas mis fuerzas de no hacer contacto visual.

17 Kieran Traducido por Guga Corregido por liss-rose

Mi corazón estaba cerrado a combustión espontánea cuando ella descansó su mejilla en mi pecho. Un jadeo silencioso escapó de mi garganta y esperaba que ella no sintiera mi reacción. Tan ajeno y desconocido como esto era para mí, yo sabía que ella necesitaba esto. Yo necesitaba ayudarla a quitar su cabeza de lo que había sucedido esta noche. —Entonces dígame algo, Sr. Scott. Cualquier cosa. Hice muecas cuando ella no podía verme porque muy dentro esta mierda de Sr. Scott me divertía. Ella siempre se las apañaba para hacerme reír. Froté la toalla a través de todo su cabello luego la lancé al piso. —Tendrás que ser más directa que eso. Guíeme, Doc. Ella rió nerviosa. —Esta bien. Umm. ¿Cuál es tu pizza favorita?

—La misma. ¿Cuál es tu helado favorito? —Yo no como helado. —¡Kieran! Tienes que decirlo. —Me amenazó, empujándome con su hombro. Otra risa por lo bajo rodó a través de mí.

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—Esa es una profunda, Freud. Pepperoni. ¿La tuya?

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Una carcajada retumbó a través de mi pecho.

—¿Por qué tengo que decirlo? Honestamente no como helado. —¡No comes! ¿Pero cuál es tu favorito si comes? —preguntó pellizcando mi costado. —Malteadas de chocolate. Hecho con helado de vainilla y salsa de chocolate. Sus ojos grises parpadearon a los míos. —Wow. Para alguien que no lo come, eso es bastante malditamente específico. —Bueno, tú preguntaste. ¿Cuál es el tuyo? Ella sacudió su cabeza. —Menta. Me recuerda a la Navidad. —Nunca comí menta, no creo. —Bueno, deberíamos poner eso en la lista —dijo ella con certitud. Me preguntaba a que lista se estaba ella refiriendo pero mi corazón se expandió un poco pensando en hacer algo más con ella fuera de nuestras sesiones. —¿La lista? —pregunté. —¿Cuál es el lugar más bonito en que has estado? —Ella me ignoró. No podía responder eso. Era o las islas Turks y Caicos o Suiza; pero ella no podía saber eso. No todavía.

—Estoy tan de acuerdo. —¿Qué hay de ti? —pregunté y me di cuenta que estaba corriendo mis dedos a través de su cabello húmedo, enredado. Me detuve. No había forma de dejar ir esto demasiado lejos. —Nunca he estado en ningún lugar fuera de Oregón o atravesado de Columbia a Washington.

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Ella asintió.

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—Pienso que el Noroeste del Pacífico es el área más hermosa de los alrededores. Verdaderamente. —Eso no era una mentira.

Wow. Yo no sabía que decir. —¿Por qué no fuiste a la universidad? —preguntó. Gentilmente tiré de sus mechones húmedos forzándola a mirarme. —¿Qué te hace pensar que no fui a la universidad? Sus ojos se redondearon como si estuviera asustada, entonces yo liberé su cabello. El miedo no era algo que alguna vez quisiera que ella sintiera a mi alrededor. —No lo sé. Porque eres un portero de discoteca. Lo siento…creo… —No estés apenada. Me gradué en la Universidad de Oregón con grado en contabilidad. Soy contador, Doc. Ella se incorporó tiesa. —¡No lo eres! —Vamos ahora. Lo tengo escrito en mi rostro. Ella rió y sacudió su cabeza. —¡Tienes razón! Te ves justo como un pequeño contador nerd. Te digo algo, deberías hacer algo de contabilidad en la Justicia.

—¿Bridgetown? Nadie dice más eso. Y tú nunca has visto mis abdominales. Enseñarte mis abdominales sería cruzar más allá de las líneas terapéuticas. —Una lenta sonrisa se arrastró por mi rostro. Su profunda risa me calentó más y más pero la vi tocar su vendaje cerca de su cuello. —¿Estás bien? —Pregunté.

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—Puedo verlo ahora. Tú en un pantalón abotonado blanco y de vestir negro. Camisa desabrochada. Tus abdominales bronceados y rasgados. Una lapicera deslizada en tu oreja. Tal vez tu Harley colocada detrás de ti. Y el nombre de la firma contable en la base de tu publicidad. Plasmada en un cartel publicitario. —Ella hizo un chasqueo con su boca—. Tú, Sr. Scott, enviaría miles de mujeres cayendo en picada a Columbia aquí en Bridgetown.

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—¿Qué quieres decir? —pregunté riendo por lo bajo.

—Mi papá lo llama Bridgestown. Por años no supe que era Pórtland. Me encontré deslizando mis dedos a través de los mechones de su cabello de nuevo pero esta vez no me detuve y ella no me detuvo. Pienso que podía escucharla hablar por horas, lo cual me sorprendió como la mierda dado que ninguna otra chica había tenido ese lado mío. —Odio los puentes —agregué. —¿Por qué? —No lo sé. Siempre lo he hecho desde que era pequeño. El puente Astoria me asusta como la mierda —He visto fotos. Odio los bichos tipo cascarudos —dijo ella tiritando. Eso me hizo partir de la risa y reí a todo pulmón. —Odio el jugo de uvas y el suero de leche. —¡Yuck! ¡Yo también! Odio las avispas. Reí de nuevo. —Veo una cuestión ahí. Odio la tapioca. —¡Yuck! ¡Yo también! ¡La consistencia! Odio el café. —Yo amo el café. Odio los criticones. Ella rió. —Odio a la gente rica pero especialmente a los ricos tontos.

—Esta bien. Odio toda la gente rica que he encontrado excepto por dos. ¿Mejor? Me reacomodé, aproximándola más cerca de mí de alguna manera sintiendo como si ella se estuviera deslizando lejos. —¿Con quién te has encontrado?

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—Eso es…bastante global. No puedes decir eso. Estás agrupando una cantidad de gente que no conoces en una categoría. Eso es riguroso.

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Eso me detuvo…como literalmente paralizándome.

Ella tomó un largo lento suspiro y bajó su mejilla a mi pecho. —Kieran… En ese momento, supe que nuestra conversación estaba hecha para ser graciosa. No respondí a mi nombre, sólo apreté mi abrazo en ella. —Mi papá era…es…un alcohólico abusivo. Él hería a mi madre. A veces por la noche, me encerraba en mi armario cubriendo mis oídos. Cerré fuerte mis ojos mientras ella hablaba porque por alguna razón su historia me hacía daño. Nunca le diría que ya me lo había contado. De todas maneras, era como oírlo por primera vez. —Él nunca me hizo daño. Hasta que ella se fue. Tengo que creer que ella creía que él nunca me habría levantado una mano o ella nunca me habría dejado allí. Y ese maldito primer ojo negro cambió todo. Mi profesor llamó al Servicio de Protección al Niño. Fui sacada de su casa. Por los siguientes cinco años, estuve dentro y fuera en hogares de acogida más vueltas a su casa hasta que él me golpeaba de nuevo. Los tontos ricos en el primer lugar. El hogar de acogida tenía dos chicos. Uno era bueno. Uno no lo era. Él había venido a mi habitación una noche. Moví de un tirón mi cuello sabiendo lo que estaba viniendo. —Pero yo había aprendido algunos movimientos de papá y lo golpeé primero en el ojo y después en las bolas. No permanecí mucho en esa casa. Pero obtuve mi primer cargo por agresión.

Era Navidad. Tenía una visita con mi padre donde tuve algunas cosas lindas pero la Navidad con mi familia de acogida, yo estaba tan emocionada por eso. Una gran, decorada, casa de piedra con seis habitaciones por la que yo habría matado con tal de vivir allí. Había cientos de regalos bajo el árbol. Yo había estad allí por cerca de un año así

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—Nop —dijo ella—. Fui a dos hogares de acogida más pobres los cuales me trataron al menos justamente. Pero un de las madres estaba enferma con cáncer y cuando hacía un mes que estaba en el otro hogar de acogida, mi padre hacía el tratamiento y su manejo de ira. Entonces volví a mi hogar. Fue mi cuarto hogar de acogida donde encontré tontos ricos por segunda vez.

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—¿Debes estar jodiéndome? —Elevé mi voz.

que ellos me conocían. Pero fuera de todos esos regalos. —Ella hizo una pausa. Esperé con mis dientes apretados y triturando juntos. —Obtuve un libro. Un libro. Y eso estaba bien. Apreciaba eso. Pero cuando su hijo e hija abrieron su Play Station 4 y su Xbox 360 y televisores…me senté mirando a mi libro y simplemente pensé: “espero que otro niño nunca se sienta de esta manera”. Esa familia tuvo la oportunidad y el poder de hacerme sentir especial por sólo ese momento en la vida y no lo hicieron. Yo estaba sin palabras. Entonces sus feroces ojos grises me miraron. —Lo siento. Mi suposición es que hay gente rica buena por ahí también. Ella se incorporó, recostándose lejos de mí y lo permití tanto como no lo quería. —Hay algunos seguramente. Pero la última familia con la que estuve…los ricos más idiotas de todos. Yo tenía diecisiete y el padre, él…él me empujó a la cama una noche y me dijo lo que iba a hacerme mientras yo estuviera allí…en una forma muy gráfica detallada…todo el tiempo estrujando mis senos tan duro que llenó mis ojos de lágrimas. Luego él frotó su pulgar sobre mi pezón repetidamente. Y esto me enfureció porque en ese momento mi cuerpo me traicionó. Lo que él hizo se sintió bien pero yo quería vomitar al mismo tiempo. Puedo aún oler su aliento a veces. Mi labio fue tirado en un profundo gruñido y luché para controlar mi respiración. Maldito estúpido.

—Lo siento —susurré. —Las únicas dos personas ricas que alguna vez me gustaron, las dos que me llevaron a sus hogares y me ayudaron a terminar la universidad — explicó y bostezó. Mi camiseta estaba empapada donde ella se acostó. Sin pensarlo, tiré fuera mi camiseta con una mano y la lancé al piso.

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—Nada. Unos pocos días más tarde cuando supe que su esposa iba a salir de la ciudad, se lo dije. Ella me llamó pequeña puta basura y solicitó ser mudada inmediatamente.

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—¿Qué sucedió?

Palmeé mi pecho de nuevo y me sentí estúpido después de hacerlo. Ella no era un perro, por santa mierda. Pero, ella se recostó de nuevo. Sintiendo su piel en la mía, un cálido sentimiento hormigueó dentro de mi pecho y por un segundo, pensé que ella iba a besar mi piel y me preparé para el impacto. —¿Padres adoptivos? —pregunté rápidamente tratando de distraerla. —No —dijo ella bajito y pienso que estaba desfalleciendo—. Durante la universidad salí con un tipo. Claramente estaba teniendo algunas cuestiones parentales porque él me golpeaba igual que mi padre. Me reacomodé contra ella y pensé en lo que haría si viera a un tipo golpeándola. Un gruñido reverberante enconado en mi pecho. —Fui a un refugio para escapar de este tipo y encontré un ángel ahí — dijo ella con la sonrisa más sincera y hasta sus ojos sonrieron pero luego vino otro bostezo. No pregunté nada más y no dije nada más. Ella había tenido un día emocionalmente traumatizante. Diablos, ella había tenido una vida emocionalmente traumatizante. Yo no era definitivamente de su mejor interés y lo sabía. En algún lugar en lo profundo yo sabía que la había herido. Sería otro mentiroso de mierda por sobre su ya existente mierda. Traerla aquí fue una mala idea. Tenerla acurrucada cerca de mi cuerpo era la peor puta idea que yo alguna vez había tenido.

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Sus quejidos y agitación abrió mis ojos y me di cuenta que uno de mis brazos estaba atravesado sobre su cabeza. Cuando me moví ella se acurrucó más cerca, en realidad enrollándose en una bola con su cabeza descansando sobre mi estómago. Su respiración soplaba sobre mis abdominales haciendo cosquillas bajo mi ombligo. Mi maldito pene comenzó a crecer y eso era exactamente el por que ella necesitaba permanecer lejos como el demonio de mí. Yo sería una persona más en la larga lista que la había herido.

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Su cuerpo se relajó totalmente en mis brazos y su respiración se volvió profunda y pesada. El sueño finalmente se había instalado y yo estaba feliz. Entonces, cerré mis ojos.

Ella había tenido suficiente dolor por toda su vida útil. Me rehusaba a hacerlo.

—¡ANDREW! La sangre coagulándose chilló resonando en la casa; y salté listo para matar a quien quiera que estuviera ahí. Doc estaba sobre sus rodillas en el borde del sillón reclinable, ojos de loca trabados en los míos. El sudor bordado por su frente. Resolló mientras sus ojos ansiosamente buscaban mi rostro. Ella se veía como una pequeña niña asustada sentada ahí con ojos redondeados asustados. —Está bien —susurré, arrastrando mi mano por la longitud de mi rostro—. Él está bien. Está en el hospital. —En el reloj se leían las 5:30 y esto era una hora más tarde de la última vez que ella despertó. Ella asintió y tragó luego frenéticamente agarró la botella colocada sobre la mesa auxiliar tragando la cerveza caliente. —¿Sedienta? —pregunté con un guiño y una leve cautelosa sonrisa. Otro asentimiento. —¿Quieres algo más? Esta vez ella sacudió la cabeza. La locuaz hermosa chica quien siempre tenía algo para decir estaba en silencio. —¿Me abrazas? —Habló tan suave pero la oí.

Sus ojos parpadearon hacia arriba y yo estaría maldito si ellos no estaban llenos de deseo. Esos malditos tontos grises me gritaban. No había

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Mientras ella se recostaba, una de sus piernas descansó entre las mías, y su mejilla descansó más en mi hombro, en el recodo de mi cuello. Yo era bien consciente que si volteaba mi cabeza su rostro estaría justo ahí. La razón, yo sabía, es porque podía oler una mezcla de shampoo Axe y la cerveza en su aliento mientras ella me miraba fijo. ¿Entonces que hice? Adivinaste…volteé mi puta cabeza.

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Levanté mi brazo izquierdo dándole acceso a mi cuerpo. Había dormido en este reclinable un millón de veces y nunca con una chica.

nada más en mi vida que yo quería que ser necesitado. No me había sentido así por cerca de dos años. Se sentía bien sentirse…necesario y querido. Y aunque yo sabía que esto nos separaría, lo hice. Y no daba dos mierdas si ella estaba resfriada. Podía haber tenido faringitis estreptocócica…o gripe…mi boca estaba yendo aún cuando mi cabeza gritaba que no. Lentamente, incliné mi cuello y bajé mi boca para encontrar la suya. Yendo a un ritmo que le permitía detener esto, barrí mi nariz contra la suya primero. Pero cuando vi su lengua espiar fuera humedeciendo sus labios, seguí su ejemplo y cepillé mis labios sobre los suyos. Sólo un simple cepillado sobre…ninguno de los dos siquiera frunció los labios. —Kieran… —ella gimió y anguló su cuello para acercarse—. Sabes que no podemos hacer esto. Mientras sus palabras resonaban en algún lugar en mi cabeza, tomé mi mano que estaba detrás de mi cuello y rastrillé mis dedos a través de su cabello aplicando la suficiente presión para mantener su boca en su lugar mientras bajaba la mía sobre la suya. Ella sabía dulce aún después de la cerveza caliente y yo quería más. Pero lo que ella había dicho esa noche en su oficina acerca de besar era como un mantra en mi mente. Entonces, hice exactamente eso. Cerca de cinco o seis lentos, metódicos picoteos y luego…luego fundí mi boca con la suya. La boca más cálida, más dulce que había alguna vez probado. Nuestras lenguas apenas tocándose pero aún totalmente encontrándose. El gemido más suave vibró en su garganta y mis ojos se abrieron de golpe. Dios santo, ella era sexy como la mierda.

Mis ojos se abrieron de golpe pero permanecí quieto. No quería oírla decir nada. No quería darle la oportunidad de decir “no lo hagas” otra vez. La besé en la frente y la tiré más cerca de mí. Ella necesitaba dormir y yo también.

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—Kieran… —chilló.

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Lentamente, finalicé el beso y cerré mis ojos. Inseguro si podría mirarla, los mantuve cerrados. Quería disfrutar este momento. Este momento de sentir…¡de sentir! Yo estaba sintiendo algo. Había estado sordo…adormecido...por un largo tiempo.

18 Megan Traducido por Rihano Corregido por liss-rose

—¿Qué coño Scott? ¿No te presentas para nuestro entrenamiento? — gritó alguien. Tanto Kieran confundidos.

como

yo

poco

a

poco

abrimos

nuestros

ojos...

—¿Quién era ese? —Le pregunté con pereza. —¿Quién era qué? —¡Scott! —La voz resonó por la casa de nuevo y los ojos de Kieran se abrieron. —¡Oh, mierda! Lo siento... —dijo el tipo casi tan caliente como Kieran desde el arco de la cocina. Creo que su nombre era Todd.

—Mediodía —dijo Todd con un sonrisa de come mierda. —Tengo que irme —añadí a la conversación y Kieran me miró luego a su amigo. —Yo también —dijo el hombre con una risita. —Te llevaré a casa —dijo Kieran. Me había olvidado que no tenía mi auto.

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—¿Qué hora es? —preguntó Kieran frotándose los ojos.

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Kieran se levantó conmigo en sus brazos, apoyando mis pies en el suelo y pasando sus dedos por su cabello. La sangre avanzó su camino hasta mi cara. Estoy segura que el tipo pensó lo peor, pero en serio, éramos adultos.

—Está bien —susurré suavemente pasando mis dedos por mi cabello desecho, muy enredado y no acondicionado. Tuve la sensación de que Kieran estaba avergonzado también—. Soy Megan —añadí, irritada porque Kieran ni siquiera nos presentó. —Lo siento. Todd esta es Doc. Doc. Todd. —Kieran agarró su camisa y la deslizó sobre su cabeza mientras yo atrapaba un vistazo de sus malditos e inolvidables abdominales. Todd levantó su barbilla mirándome. Sabía quién era yo desde que lo había adelantado en el bar. —Te veré en el gimnasio —le dijo Kieran a Todd mientras colocaba su mano en mi espalda baja y me guiaba hasta la puerta por la que entramos. Él era tan sexy ahora con ojos soñolientos y cabello alborotado como lo estaba en cualquier momento. Pasé mis dedos sobre mis labios recordando el beso que compartimos. Tú sabes cuando es ese beso que nunca olvidarás. El que nunca será mejor. El que vas a comparar con todos los otros besos... ese fue nuestro beso de anoche. El beso más perfecto que jamás haya tenido. Su lengua tan dulce pero en plena búsqueda de la mía. La forma en que se quedó dormido sin intentar nada más. Kieran Scott era un buen tipo. Excepcional. Extraordinario. De la manera en que se apresuró hacia el hospital... gritando mi nombre, la forma en que habló con los oficiales de policía, la forma en que sus dedos masajearon mi cuero cabelludo. Él sabía que yo necesitaba ser abrazada. Una tormenta de celos rabió a través de mí, mientras caminaba con él y pensé en todas las innumerables mujeres que habían hecho esta caminata de la vergüenza al lado de él.

—Será bueno para esto correrlo —dijo él—. ¿Cómo está tu cuello? Toqué el vendaje. —Está bien. Adolorido, supongo. De repente se sentía incómodo hablar con él y yo odiaba eso. Él parecía incómodo. De alguna forma. Mi máscara profesional estaba lejos de estar en su lugar. Yo era simplemente una chica... frente a un chico y lo odiaba.

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—¿A tú amigo no le importará?

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—Vamos a tomar el Porsche —dijo él agarrando un juego de llaves de la canasta en la puerta.

El auto se desbloqueó y él me siguió hacia el lado del pasajero, abriendo mi puerta. —¿Estás bien? —le pregunté y cerró la puerta casi en mi cara. Hice una nota mental para nunca cruzar la línea y tener relaciones sexuales con este tipo. Esta caminata de la vergüenza no era divertida. Creo que preferiría un taxi. Se metió y el auto ronroneó a la vida. —Sí. Estoy bien. ¿Y tú? Asentí y entrecerré los ojos cuando nos detuvimos fuera, en la luz del sol. —Sí. Estoy bien. —Tu amiga Ruthie. ¿Puedes quedarte con ella por un tiempo? — Preguntó él. —¿Qué quieres decir? —Megan, no puedes permanecer en tu apartamento. Yo sabía que él era serio porque nunca me llamaba Megan. Sabía que anoche cuando se ofreció fue sólo por lo de anoche... pero Dios, se sentía tan segura con él.

Yo había tratado de ser juguetona con el comentario del Sr. Scott y me encontré con el silencio. Así que no dije mucho más en el camino a casa.

Usiah estaba en el porche y saludé con la mano. Una Harley se destacaba en este barrio y un Porsche bueno... vamos a decir que todo el mundo se dio cuenta de nosotros estacionando.

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Me atreví a mirar su perfil y mi aliento se enganchó en mi garganta. La barba oscura en su cara era sexy como el infierno, y yo nunca había notado la longitud de sus pestañas. Su lengua se asomó por un momento mientras lo observaba comprobar el espejo retrovisor. Me pregunté si todavía me podía saborear en sus labios.

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—Oh no seas tonto Sr. Scott. Es donde vivo. No puedo quedarme con Ruthie a causa de la familia de su novio. Estaré bien. Realmente.

—Gracias por el paseo —dije cuando salí del auto. El suave ronroneo del motor se silenció por completo y observé mientras él salió. —¿Qué estás haciendo? —Le pregunté. —Vamos a buscar un par de cosas y parece que vas a tener que quedarte conmigo por un tiempo. —Eso es una locura —le dije mientras mis cejas se alzaban alto en mi frente—. Simplemente no puedo. Él agarró mi brazo y señaló hacia el apartamento. —No, Doc. Eso es loco. Cinta policial amarilla delimitaba la pasarela y las afueras del apartamento de Andrew. Las lágrimas inundaron mis ojos al instante cuando vi los charcos de sangre seca dentro de las líneas amarillas. Dos de mis ventanas tenían cinta junto a los agujeros de bala. Un escalofrío recorrió mi espalda, sacudiéndome hasta la médula. Dos policías salieron del apartamento de Andrew. Me pregunté cómo estaba. Kieran se paró allí mientras yo asimilaba todo, sin recordar mucho realmente, excepto el sonido de rápidos disparos ensordecedores. Pesar me consumía cuando escuchaba las palabras del juez Joe una y otra vez en mi cabeza acerca de este lugar. Por mucho que yo quería creer que podía sobrevivir en un lugar como éste dado lo que había soportado hasta ahora, creo que estaba equivocada. No sólo equivocada... estúpida.

—Doc, puedes quedarte conmigo. Si es demasiado tiempo, tendrías que pagar el alquiler. Yo necesitaría que hicieras tu parte. Pero tengo la habitación. ¿Cuál es tu renta aquí? Me quedé mirándolo torpemente. Él realmente era serio. —Dos-veinticinco. Pero tal vez podría pagar más. Sólo sería hasta que pudiera encontrar algo más —concedí.

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—Sí.

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—¿Estás bien? —Preguntó en voz baja, su mano apoyada en la curva de mi espalda baja.

—No te preocupes. Tal vez no tendré que ir en auto a tu oficina para mis necesidades terapéuticas. —Él le guiñó un ojo y otro escalofrío de un tipo diferente avanzó su camino por mi espina dorsal. —Sr. Scott, podemos hablar de eso en mi oficina mañana. —Sonreí. Me empujó hacia adelante. —Ve a comenzar a empacar. Llámame si necesitas algo. Escríbeme y te enviaré mi dirección para que puedas encontrarme. —Tengo algunas cosas que hacer. Pero te escribiré tan pronto como pueda —le dije. —Voy a tener a Todd en alerta para ayudarte a mudar. Después de hacer sonar mis nudillos, miré hacia él. —Kieran. —Lancé un suspiro tratando de encontrar la manera correcta de decirlo—. No puedo... no puedo. —¡Mierda! Tenía que decirlo—. No puedo afrontar el pagarte ahora mismo. —Doc. No... —Eso fue todo lo que él dijo antes de que yo me adelantara.

Una cosa de estar en hogares adoptivos, es que prestaba atención cada vez que el trabajador del departamento de niños y familias me llevaba a un nuevo lugar. Por qué... así yo sabía exactamente cómo llegar a casa si lo

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Mientras estaba fuera, tuve un momento difícil para conseguir sacar a Kieran de mi mente y tuve una idea. Un gracias por lo de anoche y la oferta de hoy, quería llevarle helado de menta. No podía creer que él nunca lo haya probado. Seguramente estaría en casa ahora del gimnasio. Así que me detuve en mi lugar favorito y compré un poco. No era mucho, pero todavía un agradecimiento de algún tipo. La anticipación dentro de mí... de volver a verlo... de devolverle algo incluso en la forma más pequeña... era alarmantemente más allá de normal.

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Yo sólo había estado en el apartamento unos dos meses, así que había muchas cosas que no había desempacado y la verdad del asunto era que yo no poseía mucho. Pero lo que tenía era mío. Después de una ducha rápida, bajé las pocas cosas que tenía colgadas y después de tirarlas en pilas... me di cuenta de que necesitaba cajas. Así que... salí.

necesitaba. Tenía un navegador interno y conocía las direcciones mejor que la mayoría. Sabía exactamente como llegar a la casa de Kieran. El sol estaba caliente. Mientras maniobraba por las calles de su vecindario, me encontré cada vez más ansiosa. ¿Estaría él en casa? ¿Le importaría verme sin previo aviso? ¿Sonreiría cuando me viera? Pero no podía tardar demasiado tiempo o la copa de helado que llevaba contendría leche de menta. Una vez allí, no me sentía lo suficientemente cómoda para caminar, así que toqué el timbre. Cambié mi peso de un pie al otro hasta que Kieran respondió y sus ojos se abrieron como platos cuando me vio allí. —Eso fue rápido —se rió él. ¡Sonrisa-comprobada! —No estoy invadiendo tu casa todavía —me reí también—. Pero aquí tango una especie de agradecimiento. Ya sabes, un gracias por ayudarme. ¡Helado de menta! —grité finalmente emocionada. Él sonrió y tomó la copa. —Gracias. —Sólo pensé... —empecé. —¿Kieran?

—Doc —dijo tan serio, sabía que tenía que detenerlo. —Sr. Scott —dije, respondiendo con sarcasmo burlón y una sonrisa amplia para ocultar que estaba cayéndome a pedazos por dentro—. Me tengo que ir. No quise interrumpir. Yo sólo quería que tuvieras eso. —Moví nerviosamente mis brazos en el aire—. Así que... de todos modos. Voy a llamarte más tarde. Espero que te guste.

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Kieran miró por encima de su hombro y yo incliné la cabeza hacia un lado así podía verla. Por supuesto, increíblemente hermosa. Ojos marrones redondos. Cabello marrón largo hasta los hombros.

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La voz de la chica hizo que mi corazón se detuviera. Y no se porque. Él tenía el derecho a estar con quien quisiera. Esta podría ser su última follada antes de que me mudara con él y estuviera allí 24/7.

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Cuando me di la vuelta, el único auto había estaba estacionado al otro lado de la calle con una placa de Washington. Ese tenía que haber sido el suyo. Tomó cada pensamiento, dar cada paso, y cada respiración para llegar a mi auto. Una vez que conduje dando vuelta a la esquina en una completa y aturdida perplejidad, me di cuenta de que necesitaba un plan de respaldo... Decidí llamar a Ruthie pero mis manos temblaban tanto que no pude marcar. Relajando mi cabeza contra el reposa-cabezas, traté de ordenar mis pensamientos, por qué tenía que poner tanto en un beso...

19 Kieran Traducido por Guga Corregido por liss-rose

—¿Esa es ella? —preguntó Kat, poniendo su mano tiernamente sobre mi hombro. Apenas asentí y cerré la puerta. —Sip. —Es hermosa, K. ¿Qué es eso? —preguntó, apuntando a la copa de helado. —Crema a la menta. —Una suave risa hizo eco por mi garganta. Mi hermana sonrió. —¿Te trajo helado? Asentí de nuevo. —Sí.

—Porque nunca lo comí y es su favorito. —¿No vas a probarlo? —No ahora mismo. —¿Por qué? —preguntó, sentándose en la banqueta alta del bar. Los rizos castaños de mi hermana y el atractivo rostro eran de quitar el aliento. Yo podía sólo imaginar los pensamientos de Doc en este momento. Mierda.

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En la cocina, abrí el freezer y lo puse dentro.

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—¿Bueno, tan lindo es eso? ¿Por qué menta?

—No lo sé, Kat. No lo quiero ahora mismo. Ella chasqueó sus largas y falsas uñas sobre el granito. —¿Podría ser porque quieres probarlo con ella? Bueno, eso podía ser exactamente. Pero eso me sacaba de quicio. Esto no podía suceder. Yo no podía enamorarme de esta chica. Mi hermana me miraba fijo. —Tu ánimo cambió…para peor desde que ella se detuvo por aquí. ¿Por qué? Me encogí de hombros. —Ella no sabía quien eras tú. —¿Pensó que yo era una de tus asquerosas zorras? —preguntó Kat, asqueada porque pudiera ser esa una posibilidad. —Estoy seguro que sería difícil de creer, dado tu cabello con mechas, uñas falsas y pechos y culo falsos. —¡Hey! Pagué buen dinero por estas. —bromeó, palmeándolas como una pelota de basketball, luego regresó a mirarme fijo. —¿Qué? —Casi grité, sin querer regresar al tema Doc. —¿Por qué no le aclaras quien soy? Mis pensamientos estaban hechos un lío. —Tal vez porque esto es lo mejor para ella.

—Kat, tú y yo llevamos una linda vida exclusiva. Viajamos, fuimos a escuelas privadas, siempre nos fue dado todo lo mejor de lo mejor. Esta chica, no proviene del dinero. Kat golpeó su mano sobre el granito. —Perfecto. Podrías hacer sus sueños realidad, Kier. —¿Cómo? Sólo la he herido. Ella ha sido herida lo suficiente.

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Miré fuera de la ventana.

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—Kieran. ¿Qué hay de malo en emocionarse por una chica?

—¿Qué te hace pensar que la has herido? —No quiero hablar más de eso. —Enlacé mis dedos detrás de mi cabeza, tratando de aliviar la presión sobre el diafragma para respirar. —¡Kieran, Detente! Eres un gran chico. Tienes mucho que ofrecer. Cuando perdimos a mamá y papá…sé que fue más duro para ti por lo que ocurrió. Lamento lo que te sucedió. Raramente oigo de ti. Así que cuando recibí tu mensaje que necesitabas hablar hace una hora, conduje mi trasero directo aquí. ¿Qué hay tuyo que no guste, cariño? —Ella odia la gente rica. Algunos la han agraviado en el pasado y sus sentimientos son de alguna manera justificados, pero no quiero que sepa de donde vengo. Kat se mordió el costado de su boca, como siempre hacía cuando estaba pensando. —No puedes evitarle eso. Ella es tu terapeuta, mierda. Tú vives aquí. Tienes un Porsche y una Harley. ¿Cómo ella no lo sabe ya? —Soy bastante bueno conversando acerca de cosas. —¿De verdad? —sonrió Kat—. No me digas. ¿Sabe ella lo que sucedió después que mamá y papá…? —¡No! —Mi humor se estaba poniendo como la mierda a cada segundo. —¡Kieran! —No salió a colación —grité.

—No lo sé, Kat. Obviamente pensé que era caliente. Pero me gusta hablar con ella. Me permite ser yo mismo y me gusta que me hacer querer ser mejor. Kat ladeó su cabeza, esperando que continuara. —No lo sé. Individualmente…ambos estamos bastante jodidos. Juntos somos como la bomba atómica de jodidos…tan jodidos que parece funcionar.

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Respiré profundo.

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—Dime que hay de esta chica. Quiero decir, claramente ella es hermosa. Pero ha habido una cantidad de hermosas chicas en tu vida.

—¿Entonces porque no darle una oportunidad? —Porque ella necesita este trabajo. Necesita el dinero. —Kieran. Podrías pagar el triple por lo que ella hace por el resto de tu vida. —No, Kat. No lo entiendes. Así no es como ella se maneja. Le dije que tenía que pagar renta para conseguir que accediera a mudase aquí. Yo sabía que no lo haría de otra manera. Kat hizo un sonido de clic con su boca. —¿Qué? —pregunté. —¡Más te vale que no tomes ni un centavo de ella! Y, tengo dos preguntas. Quiero cien por ciento de honestidad —dijo ella con su dedo índice apuntándome como si yo fuera la tercera. —Esta bien. Y saca ese dedo de mi rostro. Ella lo mantuvo donde estaba. —Una. Si esta chica está tan herida o dañada como tú dices, tienes una oportunidad para hacer la diferencia con ella. ¿Se siente ella atraída por ti? Rasqué mi cabeza. —Es difícil de leer. Trata muy duro de mantener esto profesional. Al principio, yo era el playboy Kieran. Traté de intimidarle. Boicoteé nuestra primera cita. Tal vez la ataqué psicológicamente un poco. Ella se mantuvo con los pies en la tierra. Pero ahora, pienso que se siente atraída por mí.

—¡Kieran Thomas! ¿Besaste a tu terapeuta? Me sentí lo suficientemente para la mierda esta mañana; no necesitaba que Kat me hiciera sentir culpable por eso ahora. Vaya mierda, fue el mejor maldito beso que alguna vez tuve.

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—Cállate Kat —me burlé—. Pero entonces ella comenzó a abrirse. Lo cual hice entonces yo. Eso nunca me ha sucedido. Yo no converso con nadie. No beso a nadie, tampoco. ¿Sabes cuánto ha pasado desde que he besado a una chica? Bueno, desde antes de mamá y papá.

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—Wow. Estoy tan orgullosa —metió baza mi hermana.

—¿Follaste? —preguntó. Mis labios instantáneamente la reprendieron. —No lo hagas, Kat. —¿Lo hiciste? —continuó presionando. —No. Pero si lo hice, no sería asunto tuyo. Ella se elevó fuera de la banqueta con sus manos en sus caderas. —Tengo que irme pero responde mi segunda pregunta. Eso me dirá todo lo que necesito saber. —¿Qué? —pregunté. —¿Dime cuando fue la última vez que tuviste sexo con una mujer? Cerré mis ojos por un segundo, tratando de recordar. —¡Ah-ha! ¡Ya veo! Esa es una perfecta pista. Porque… —Fue hace como 2-3 semanas atrás. Pillé una cabeza roja. ¿Qué tiene eso que ver con nada? —La conociste hace 2-3 semanas. Las 2-3 semanas atrás en las que desde entonces Kieran habría tenido 13 chicas. Has tenido…cero. No ves que… —Unas pocas semanas atrás, otra chica estuvo a casi tres segundos de caer sobre mí y Doc entró y nos vio. Esa es la clase de tipo que soy, hermanita.

Kat era una mujer. Ella tenía vagina. Ella nunca entendería como trabajaba la mente de un hombre. Tener esa chica acabaría conmigo, quiero decir a un don nadie. Todas esas chicas eran un montón de nada. Esta cosa con Doc era sólo un pequeño algo…pero ese pequeño significaba más que todas esos “nada” combinadas.

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—Eres mucho mejor que el crédito que te das a ti mismo, Kieran. Mereces tanto. Así que si realmente piensas que esta chica podría ser la indicada…no permitas que tus patéticas necesidades sexuales se interpongan en el camino.

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Ella agarró su costoso bolso y colgó la correa sobre su brazo.

—Estoy pensando en ir a trabajar con la compañía. La boca de Kat cayó abierta y sus ojos instantáneamente se inundaron. —¿Por qué estás llorando? —pregunté, molesto. Ella se acercó y envolvió sus brazos alrededor de mí. —Kieran. Todo está coincidiendo para ti. La compañía de papá. Esta chica. Finalmente. Estoy tan feliz. Después de evitar sus manos, me puse de pie y me aparté de ella. —Fuera —Sonreí apuntando hacia la puerta. —¡Tú. Eres. Una. Loca! Nada está saliendo bien —reí—. Hablé con Joe y yo justo lo estaba pensando. —¡UH-UH-UH! ¡Estás pensando en tu futuro por una vez! Y es a causa de la Srta. Terapia. ¡La terapeuta que entrega helado y se muda contigo! La empujé a ella y su gran bolso hacia la puerta. —Has estado fumando algo hermanita. Yo no lo hago con una chica…nunca. Doc quiere cambiar eso. —Veremos —rió nerviosa Kat, y salió por la puerta.

Agarré mi celular del mostrador y llamé a Todd. —¿Hey, qué sucede? —Estoy yendo al Club del Diablo en la moto. ¿Vienes? —pregunté, frotando sobre la barba incipiente de mi rostro.

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—¡MIERDA! —grité y enterré mi rostro entre mis palmas, poniéndome más irritado a cada momento.

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Después de cerrar la puerta detrás de Kat, marché de regreso a la cocina, robé algo frío del refrigerador y lo bajé en tres tragos. Más pensaba en sus palabras más molesto me ponía. Dios santo. Wink, Todd y ahora Bat. Jesús. Fue un puto beso. Todos pensaban que yo había sido golpeado por la vagina de Doc y estaría maldito si eso era verdad. Ella no era diferente de cualquier otra chica.

—¿El Club del Diablo? ¿Qué hay con eso? —preguntó con sorpresa en su tono. —No te llamé para conversar. ¿Vas o no? —De repente, no estaba de ánimos para ser jodido. —Sí. Estoy contigo. ¿A qué hora? —Ahora.

Cuarenta y cinco minutos más tarde, Todd y yo irrumpimos a través de las puertas teñidas. Pagué nuestra entrada e hicimos nuestro camino al bar. Como siempre la habitación de entrada estaba oscura y le tomó un momento a mis ojos para aclimatarse de la luz del sol. Los graves en la música eran profundos y golpeaban en mi pecho. —Dos Millar Lites —ordenó Todd, pagó, luego me alcanzó una botella.

—¿Quieres decirme qué demonios estás haciendo? —gritó Todd sobre la música. —¿Cuál es tu problema? ¿Es ella repulsiva para ti? ¿Quieres irte? No había otra bailarina fuera en la pista…vaya mierda.

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Sólo a metros de nosotros, ella rodó sobre sus huesudas rodillas y resbaló sus manos hacia arriba por su cuerpo a sus senos, amasándolos, cada vez que ella levantaba sus senos, sus marcas eran visibles. Tan poco atractivas. Pero, no quité mis ojos de ella. Cuando ella seductoramente elevó su seno a su boca y su lengua saltó, lamiendo su pezón, me acomodé tratando de hacer que mi maldito pene respondiera. Me volteé y miré para ver que bailarina estaba dando bailes de falda.

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Ambos hicimos nuestro camino hacia la habitación bailable y yo me pavoneé directo al escenario. El bar tenía un lindo olor a rancio pero los fanáticos arriba resoplaban sobre nosotros. Una chica muy delgada con una tanga apenas visible yacía aplastada sobre en escenario bombeando sus caderas arriba y abajo a tres tipos sentados alrededor. Cuando nos divisó tomando asiento su cabello voló sobre su espalda y comenzó a deslizarse hacia nosotros mientras sus ojos se centraban en la carne nueva.

Enojado, tiré lejos su botella vacía y pedí dos al barman, quien asintió. —No, no quiero irme. —rió Todd por lo bajo—. Pero que demonios pasa por tu mente, porque seguro no es la chica desnuda frente a ti. —Vete a la mierda —dije, alcanzándole veinte dólares a la mesera medio desnuda y tomando de un tirón la cerveza helada. Él rió de nuevo y descansó sus pies sobre la silla frente a él. La chica se movió lentamente hacia nosotros, pellizcando sus pezones que luchaban por permanecer enhiestos, luego deslizó sus manos hacia abajo, coqueteando con quitarse su tanga. Después de enganchar otros veinte, los sostuve hacia ella y se inclinó hacia mí, presionando sus senos siliconados alrededor de mis dos dedos capturando el papel. Eso fue todo. Veinte fue todo lo que tomó. Ella dejó caer el dinero en el escenario y enganchó sus pulgares alrededor de su tanga y la bajó, exponiéndose completamente. Entonces la música terminó y sus hombros se desplomaron…claramente decepcionada. Le arrojé otros veinte y decidí encaminarme hacia el salón VIP. Cuando nos movimos hacia la otra habitación, una luz estroboscópica destelló en un área y era molesta como el demonio. Entonces divisé un tipo bajando a una bailarina sobre un sofá en la esquina. Mi pene en realidad saltó y esto fue tranquilizante de saber que este en realidad funcionaba.

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Mientras bailaba, ella se mantenía haciendo pucheros y traté de imaginar esos labios envueltos alrededor de mi pene, pero con cada puto pensamiento, me imaginaba a Doc. Recuperando mi dinero sujeto en mi bolsillo, saqué un Ben Franklin. Todd elevó su ceja y yo le lancé mi dedo medio. Cuando se lo alcancé a la rubia, su boca formó una O e inmediatamente ella enterró mi rostro en sus senos. Sin pensarlo y por alguna razón llena de culpa, me puse de pie y retrocedí lejos de ella. Una mueca se disparó en su rostro pero yo rápidamente apunté hacia Todd y ella se giró en la punta de sus pies, chocando las mejillas de él con sus

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Una rubia más rellena exageradamente mecía sus caderas sobre nosotros y contorsionaba su dedo en un movimiento de “ven conmigo”…y así lo hicimos. Todd tomó una silla y yo me senté hacia atrás en la otra. Ella se estacionó entre nosotros, sumergiéndose enseguida en su rutina. Di una mirada hacia atrás a la pareja y no pude verlos, entonces puse mi visión en la escasamente vestida belleza frente a mí.

senos. Esto me hizo reír por lo bajo pero no hizo nada por mi pene sin vida. Y ahí iba ella impulsada a motor con Todd. Las manos de Todd aferraron su trasero y yo me senté de nuevo observándolo disfrutar el momento. Dos cervezas más fueron entregadas. —Kieran Scott —Una rasposa pero aún femenina voz vino desde detrás de mi y yo roté para ver una bella morocha en algo parecido a un bikini. Sin embargo ningún reconocimiento llegó a mí. —¿Te conozco? —pregunté a la ardiente chica. Sus manos serpentearon hacia mi cuello y yo la esquivé. —Sólo quiero mostrarte un buen momento —explicó. —Lo estoy pasando bien solo, gracias. —Vamos —dijo ella tomando mi mano en la suya—. Vayamos a la habitación de atrás. Incliné mi cerveza a mis labios y sacudí mi cabeza. ¿A qué demonios le estaba diciendo que no? Una maldita chica…no…una maldita nudista queriendo llevarme a la otra habitación, posiblemente para chupármela, posiblemente follarme, posiblemente ambos y yo estaba sacudiendo mi maldita cabeza.

La música golpeaba, haciendo imposible pensar correctamente. El bar era para no fumadores pero juro que no podía respirar. Di una mirada a Todd y su mirada de “te lo dije” formó mis manos en puños. Él sostuvo un dedo arriba a la bailarina indicándole que le diera un segundo luego se acercó al lado de mi silla.

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Me trastabillé hacia atrás tratando de escapar de ella y lo rancio de su aliento. En todo lo que podía pensar era en Doc y ese beso y eso irritaba el infierno fuera de mí. Habría preferido el aliento cálido a cerveza de Doc al aliento de la nudista. En resumidas cuentas, había sólo una mujer a quien yo quería apretando mi pene. El conocimiento de lo que yo quería me golpeó duro y me alejó de todo el escenario.

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—Kieran. Si estás preocupado porque alguien te vea, podemos ser discretos. —Su grave voz hizo eco en mi oído y su mano hurgueteó y apretó mi blando pene.

—¿Qué mierda estás haciendo, K? La chica que tú quieres no está aquí. Tanto como estoy disfrutando viéndote intentar meterte en esto…o salir de esto. —Él paró de hablar, vació su cerveza y rodó los ojos hacia mí—. ¿Podemos ya salir de aquí? Cedí con un asentimiento. —¿No quieres quedarte? —pregunté inclinando mi cabeza hacia la rubia. —Na. Voy a tener mejillas amoratadas mañana —dijo él moviendo su mandíbula hacia atrás y adelante. Ambos reímos y dejamos caer otros cien sobre la mesa cerca de la silla. Mientras nos retirábamos, dejando las bailarinas paradas allí, di una mirada a mi teléfono…todavía ningún texto de Doc. Una vez fuera, justo antes que arrancara mi motocicleta, Todd dijo: —¿K? —¿Sí? —¿Qué vas a hacer? Me encogí de hombros. —No lo sé.

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Él rió por lo bajo de nuevo mientras yo ponía en marcha mi motocicleta.

20 Megan Traducido por rihano Corregido por Briggitte

Todo lo que quedaba en mi apartamento eran algunos muebles. Todo mi coche y la camioneta de Jerry contenían mis cajas cargadas y yo estaba oficialmente estrellándome en su casa esta noche. No le había dicho a Kieran aún, pero estaba a punto de hacerlo. No sabía con qué frecuencia tenía chicas a su casa pero parecía como si pudiera ponerse incómodo y no podía permitir eso. —¿Así que en serio casi te dispararon? —preguntó Ruthie mientras nos sentamos en su sofá en la sala de estar. —Sí. Por favor, no lo hagas, Ruthie. —No voy a decir nada, pero estoy contenta de que estés fuera de allí. No estoy segura de lo que estabas tratando de demostrar mudándote allí pero era una locura. No podía discutir con lo que dijo. Mirando hacia atrás ahora, Joe había tenido razón. Fue una jugada tonta. Tal vez me sentí como si tuviera algo que demostrar. Dos de mis familias de acogida eran negras, así que pensé que encajaría... pero no puedo encajar con el peligro.

—Sí, ése es el único —dijo ella confirmando mis sentimientos y lanzándome una almohada desde el extremo opuesto del sofá—. ¿Cómo has sido poco ética, chica sucia? Dame los detalles. Rodé los ojos. —Cállate, Ruthie. Ya sabes, cuando empezó era fácil que no gustara, porque era este arrogante imbécil pomposo. Viniendo a mí, tratando de intimidarme, pero luego cada vez, vi pequeños pedazos de él que no eran... imbéciles. Se me cayó un archivo una vez y de hecho me ayudó a recogerlo.

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Me recosté en el sofá y cubrí mi cara. —¿Quieres decir el chico de culo caliente, también conocido como mi cliente, con el que he roto casi cada código de ética?

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—Vamos a hablar de Kieran y su sexy culo —sugirió Ruthie.

—Guau. Veo lo que quieres decir —dijo con sarcasmo—. Te ayudó a levantar algo. Un verdadero príncipe. Las dos nos reímos. —Lo digo en serio. Hay estas pequeñas cosas que él hace... y son grandes cosas para mí. Me dio un aventón a casa cuando mi coche se averió. Él nos conectó a Winks. Se paró en un charco para conseguir mi chancleta. Vino al hospital sin dudarlo. Ruthie masticó los lados de sus dedos, escuchando y comenzando a sonreír abiertamente —Suena como si él estuviera convenciéndote. —¡Lo sé! Y entre yo diciendo que no y él diciendo no... —Negué con la cabeza. —¿Tal vez ambos se niegan y hacen un sí? —Preguntó ella y ambas reímos de nuevo. —Nos besamos anoche, Ruthie. —Hice una comida de mi uña del dedo pulgar—. Tengo que decirle a Joe que no puedo hacer terapia con él nunca más. Lo digo en serio. Si Joe averigua que estaba viviendo con este cliente — le dije, usando mis dedos para poner comillas en la última palabra y cerrando los ojos sin querer pensar en lo que Joe podría hacer —. Es por lo que no está bien lo que ha pasado. Me desperté de una pesadilla y me estaba sosteniendo, larga historia —dije, sacudiendo la cabeza—. ¡Ah, y lavó mi pelo por mí también! De todos modos. Así que después del sueño... pesadilla, me recosté contra su jodidamente duro como roca, cincelado y perfectamente esculpido y delicioso cuerpo. Cuando levanté la vista, él estaba allí. Dentro del territorio perfecto de besos. Viéndose totalmente folla-blemente-licioso.

Ruthie se rió. —Pero este es el asunto. Esta mañana, fue como si el beso no pasó. Era como el remordimiento del comprador. Luego me fui a su casa a dejar algo y otra chica estaba allí. —Mi voz cayó—. Una chica hermosa. Como fuera de mi liga.

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Me encogí de hombros. Ruthie sabía que yo era la única virgen de 23 años, en existencia y nunca quería que nadie lo supiera. —No lo sé. Las chicas sueñan con tener sexo con un tipo como Kieran. ¿No sería esa la historia perfecta para decirle a tus nietos... perdí la gran V con el chico más caliente en la tierra?

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—¡Megan Clark! ¿Lo harías?

Ruthie terminó su botella de agua y arrugó la cara. —Lo siento —dijo ella. Voltee mi mano hacia ella. —Detente. Está bien. No soy totalmente su tipo de chica, de todos modos. —¿Cómo sería eso... su tipo de chica? Yo no quería hablar de eso nunca más. Era muy consciente de que tenía problemas. Después de estar dentro y fuera de casas de crianza, aprendí a no apegarme a casi nadie. Dolía cuando dejaba la mayoría de las casas. Relaciones se formaban y luego se descartaban. Abandonada... por la persona que se suponía te amaba de manera inequívoca, mi madre. Y no sólo irse, sino dejándome con un hombre alcohólico y abusivo. —¿Megan? ¿Qué tipo de chica? —Preguntó Ruthie de nuevo. —Ya sabes tontas. Tetas falsas. Flacas. Rociadas con bronceador. Tatuadas —me reí. Al unísono las dos gritamos —¡Tatuadas! —¡Oh Dios mío! ¡Vamos a hacerlo! Nos lanzamos del sofá, agarramos nuestras carteras y corrimos hacia la puerta. *** Esa noche en casa de Ruthie fue una de las más divertidas noches de la historia. Tatuajes, cena y vino. Un poco después de las 10 mi teléfono vibró. Lo saqué para leer el hombre vivo más sexy y mi corazón se tambaleó en mi garganta. Me había olvidado de escribirle. Y escribir cuando estabas mareada siempre se convertía en un arrepentimiento posterior.

¿Estás bien? Un poco mareada. ¿Qué hay de ti? Enviar Un poco preocupado Mis dientes cayeron sobre mi labio inferior y estaba repentinamente avergonzada por no llegar. Lo siento. Estoy quedándome en donde Ruthie enviar

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Hola Sr. Scott enviar

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Oye, doc

Durmiendo con los suegros eh. ¿Por qué? Sonreí y contemplé que escribir. Yo no quería interrumpirte y… a tu compañía enviar Ven a casa ahora Mi corazón empezó a latir un poco más rápido. ¿Casa? Sr. Scott. Conducir bajo la influencia del alcohol es un delito enviar ¿Cuánto ha bebido mi irresponsable terapeuta? Me reí. Mi terapeuta... Compartimos un par de botellas de vino. No estoy trabajando en este momento. Enviar Necesito terapia Después de ese texto me tapé los ojos, mientras todo en mi interior se apretaba. Yo iba a darle a este tipo mi virginidad en bandeja de plata... o en mi caso en un plato de papel. No tenía ninguna duda. Odias la terapia enviar Es cierto, pero me gustó nuestro arreglo para dormir de anoche. —¡Ruthie! —Grité. Ella vino disparada a través de la puerta y yo le tendí el teléfono. Ella se desplazó a través de los textos con algunos humms y mmmms y a-jas. Entonces comenzó a escribir y me abalancé sobre ella y el teléfono, pero ya había pulsado enviar. Yo la miré y miré el texto mientras la barra de enviado se estaba moviendo a través de la parte superior del teléfono. Su texto para él decía: Necesitaría un aventón. ¿7134 NW Canterbury?

—Ruthie —susurré, paralizada con lo que acababa de ocurrir. Mi teléfono sonó y este estaba en el centro del sofá entre las dos, y cuando ella hizo un movimiento, me zambullí más rápido, arrebatándoselo. Estaré ahí en 10

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—Bueno. Si él es la mitad de inteligente como creo que es, está en camino. Si no es así, puede hacerlo sin él.-

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—¡Ruthie! ¿Qué has hecho? —Le pregunté, mortificada.

Mi boca colgaba y mis ojos estaban vidriosos; no podía concentrarme en Ruthie. —Está viniendo, ¿no es así?—Preguntó Ruthie con tono de te-lo-dije. Asentí. Eso es todo lo que podía hacer. —¡No escapes de esto bebé! —Dijo ella saltando en frente de mi cara—. ¡Lo bueno es que acabas de ducharte! —Detente. Nada va a pasar —dije agarrando una bolsa para tirar algunas cosas dentro—. Sé eso porque ni siquiera afeité mis piernas. —Megs. No me afeito en el invierno y a Jerry no le importa una mierda tanto como consiga acostarse. No importa.

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Negué con la cabeza ante ese pensamiento brutal, entonces corrí al espejo del baño.

21 Kieran Traducido por Guga Corregido por liss-rose

Divisé su auto estacionado en la calle mientras aparcaba en la entrada. Yo, también, había bebido un par de cervezas en el bar de nudistas y tal vez no debería haber conducido pero quería verla. Después de abandonar el bar, supe exactamente lo que quería. Doc era una chica grande y yo sabía que ella necesitaba este trabajo y a mí como cliente. Pero, egoístamente, decidí que necesitaba más de ella. Si me perdía como cliente, encontraría la manera de subsidiar su ingreso. La luz del porche frontal se encendió mientras salía del auto, la puerta del frente se abrió y Doc salió. Mi maldito pene que había estado escondido unas pocas horas antes, de pronto salió de hibernación. —No tienes que hacer esto —dijo ella, con un leve balanceo en su caminar pero viéndose caliente como el demonio en su chándal y sudadera.

De vuelta en mi casa...nuestra casa…ella silenciosamente bajó y caminó hacia la puerta dirigiéndose dentro de la casa. Cerré la puerta del garaje

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La ida en auto hasta casa fue incómodamente silenciosa con un par de elocuentes sonrisas y leves risitas de parte de ella. Sólo sus pequeñas palmadas a mi brazo eran un incentivo y juro por Dios, reí fuerte una vez simplemente porque no tenía idea de lo que estaba haciendo…fuera de retorcerme un poquito en mi asiento.

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Dios, ella era adorable. Abrí su puerta y ella se deslizó dentro del Porsche. Ruthie nos observaba desde la ventana del frente entonces incómodamente asentí. Ella me lanzó sus dedos en señal de victoria.

detrás de nosotros. El aroma de su cabello flotaba detrás de ella y mi pene era como una varilla de radiestesia apuntando hacia el agua. Típicamente no me ponía muy duro hasta que mis pantalones estaban abajo y yo estaba revoleando los ojos al premio pero había algo acerca de Doc…tal vez era que en mi mente ella estaba fuera de los límites. Y yo estaba fuera de sus límites. Atravesando la puerta ella tropezó y yo atrapé su brazo. —¿Está bien, Doc? —Sip. Ese maldito piso un poco inclinado. Reí nervioso ante su excusa y ella también lo hizo. —¿Cómo estuvo el helado? —preguntó ella ansiosamente observando mi respuesta. La puerta del freezer estaba cerrada así que la abrí y recuperé mi placer de antes, mostrándole. —¿No lo comiste? —preguntó pareciendo herida. —Esperé. —¿Por mí? No respondí. La miré fijo con miedo que demasiado saliera en mis palabras. Dios, ella era todo lo que yo no era. Honesta. Genuina. —¿Dónde están las cucharas?—preguntó ansiosamente.

¿En serio? No hay manera que yo me siente en la encimera así que subí su flaco trasero en su lugar. Ella golpeó mi frente con la cuchara de plata. —Sr. Scott, usted sólo me quita el control —acusó. Le robé la cuchara de la mano y le golpeé su frente en respuesta. —Tú no tienes control chica tonta. Y no tendrás el control. Es todo mío.

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—Siéntate aquí —dijo ella apuntando a la encimera.

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Apunté al armario detrás de ella y ella consiguió una. Yo no quería probar el helado, quería probarla a ella. Un segundo beso.

Observé su pecho elevarse tomando un sorprendido suspiro y sus ojos se redondearon como los de un animal asustado. No quería asustarla para nada. Su garganta se destapó cuando tragó. —Cierra tus ojos y haz lo que te diga —ella dirigió, claramente sin entender lo que yo había dicho luego tomó el helado del tazón de mi mano. Me acuné un poco entre sus piernas, luego forcé a mis parpados a cerrarse. —Abre tu boca —dijo ella, su voz acariciando mis oídos. Con mis ojos cerrados, permití a mi boca abrirse y sentí la helada cuchara descansar sobre mi lengua entonces cerré mi boca sobre el lechoso, dulce placer. —No mastiques. Sólo déjalo derretirse. E imagina luces parpadeantes y árbol oliendo a pino y toneladas de regalos bajo las ramas. —Su voz descendió con tal excitación. —Ahora imagina chupar un bastón de caramelo. Nunca había probado algo así y su nivel de entusiasmo era contagioso. Pero…un bastón de caramelo no es lo yo imaginaba chupando. Ella estaba justo por sobre los pensamientos y degustaciones de Navidad sin embargo. Una gran sonrisa barrió sobre mi rostro. Un gesto tan simple que ella hizo pero más de lo que cualquiera había hecho por mí en mucho tiempo. Tal vez nunca. —Puedes abrirla —dijo esperando en el borde de su asiento por mi veredicto. —Tenías razón. Delicioso —confirmé.

Hice las cosas un poquito diferentes no queriendo esperar otro minuto. Puse otro bocado de helado en mi boca y mastiqué sobre los trocitos de caramelo luego con cuidado cepillé mis labios sobre los suyos tratando de medir su respuesta y suavemente comencé a besarla en los labios. Sus ojos se dispararon abiertos y cuando nuestros ojos se encontraron, yo cerré los míos y continué mi gentil asalto sobre su boca. Cuando el

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—Cierra tus ojos —ordené mientras ella reía nerviosa y lo hacía.

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—¡Lo ves! —Sus ojos se iluminaron tan brillantes como un árbol de Navidad.

suspiro más suave hizo eco en su garganta y ella volteó su cabeza para acomodar nuestras bocas, pensé que iba disparar una maldita eyaculación. Demasiado pronto, ella paró el beso y se inclinó lejos de mí. —¿Qué está mal? —pregunté. Entonces ella masticó algo entre sus dientes. —Pedacitos de menta —dijo ella con una sonrisa. Ahí fue cuando levanté el tazón y le oferté un bocado. Ella de buen grado lo tomó y observó mientras su boca se cerraba alrededor de la cuchara y lentamente la deslizaba fuera. —¿Quieres una cerveza? —pregunté tratando de redireccionarme y ella sacudió su cabeza en un no. —¿Vino? Ella asintió. Yo sólo tenía una botella de vino en la casa y era una botella de $150 que había cogido en Napa…pero no me tomó mucho tiempo para desprender ese corcho y servirle un vaso. Entonces me moví de regreso hacia ella con el vino y la cerveza en cada mano. —Envuelve tus piernas a mí alrededor.

Ella mordió su labio inferior y se encogió de hombros. —Me… Un gruñido se agudizó dentro de mí. —Envuelve tus piernas alrededor de mí —ordené de nuevo. —Sr. Scott…

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—¿Quien dice que estoy llevándote a la cama? Envuelve tus piernas alrededor de mí —demandé de nuevo—. ¿Te gustó mi beso? —pregunté mientras sus palabras surtían efecto.

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—Sr. Scott. Le aseguro, no soy ni fácil ni tonta. No soy una cosa segura tampoco. Toma mucho más conseguir llevar a una chica como yo a la cama, además de un poco de helado de menta y un buen beso —se burló, el alcohol claramente jugando un rol en su lengua suelta.

—Doc. ¡Envuelve tus malditas piernas alrededor de mí! Finalmente, ella lo hizo y sus brazos también y ni siquiera me abracé a ella mientras caminábamos al living a nuestro sillón reclinable. Ella era como un mono colgando de mí y yo amaba esto. —Sr. Scott me estoy deslizando —rió mientras su cuerpo comenzó a escaparse hacia abajo por el costado de mi cuerpo. Dejé su vaso de vino en la mesa auxiliar sin derramar una gota y con la otra mano la subí por su cintura aunque su trasero habría sido más fácil. Quería tener sexo con ella así pero sólo porque ella no se resistió al beso no quería decir que no se resistiría a más de mí. No hizo movimiento de bajarse. Típicamente, sus ojos parpadearon con emoción en los míos, luego eso desapareció. Pero su suave gris, influenciada por el alcohol, mirada sostuvo la mía. De repente, sus ojos se abrieron totalmente mientras ella desenganchaba sus talones detrás de mí espalda. Sosteniendo su peso, la dejé sobre sus pies en el piso. Tomé un trago de mi cerveza preguntándome si aquí era donde esto debería detenerse por esta noche. —Lo siento —susurró —¿Por? —Por colgar de ti. El pensamiento que se me ocurrió fue quitarme mi camisa posiblemente para encantarla más a ella pero yo quería que ella fuera quien desvistiera.

—¿Qué? —preguntó ella. —¿Si algo sucede esta noche…te quedarías aún aquí? Sus cejas se dispararon arriba sobre su frente. —Bueno, un fuego me prevendría de quedarme.

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Su seductora mirada trabajó su camino de nuevo hacia los míos. A cualquier otra chica, yo la habría inclinado sobre el espaldar del sofá y la hubiese penetrado para este momento. Cualquier otra chica me habría atacado…yo estaba tratando de marcar mi propio paso.

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—Doc… —susurré.

Asentí. —Bien. Fuera de cualquier desastre natural. —No sonreí. No había nada chistoso para mí. En algún lugar entre oír las cosas que mi hermana dijo, ir al bar de nudistas, esperar a que Doc venga y su nunca aparición, mi mente se había vuelto más resolutiva. Kat tenía razón acerca de las otras chicas. La noche en que yo estaba borracho y por permitirle a Nikki chupar mi pene, estaba más enojado con Doc que nada y como si ella tuviera alas en su espalda cayó justo frente a mí. Ni a una sola bella chica del bar nudista quise tocar. Había tenido propuestas cada noche desde mi primera sesión de terapia y fuera de la pelirroja de la primera noche…no había habido nadie. Sabía que pelirroja quería. Sólo no estaba seguro de lo quería de Doc, excepto descubrir si ella era una verdadera pelirroja. —Contéstame —dije. —Sr. Scott —dijo ella y esta vez el apodo me irritó—. Soy una chica grande. Sé exactamente que es esto. Puedo manejar esto si tú puedes. Mis ojos se juntaron con confusión. No estoy seguro que significaba eso pero lo reconocí como luz verde. —Megan… Sus ojos se ensancharon con esa única palabra…su nombre. Yo raramente la usaba. —¿Sí? —dijo ella suavemente.

Sus pequeñas manos arrugaron el material de mi camiseta y la subieron. Saqué el resto de esta tirándola por mi cuello. Sus ojos grises patinaron hacia arriba luego hacia debajo de mi cuerpo, lo cual trajo una sonrisa a mi rostro. Sabía que mi cuerpo agradaba al ojo femenino pero quería que le gustara a ella. Luego se congeló en mi tatuaje y la tristeza se instaló en sus ojos.

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—Quítame la camisa —ordené dándome cuenta que ella no era sexualmente agresiva pero que eso me gustaba.

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Eso fue putamente extraño para mí. Yo no sabía que decir. Nunca había charlado o hecho preguntas antes. Quería que ella me quisiera también. Yo ni siquiera sabía por qué le dije su nombre.

—Megan… —dije de nuevo no seguro de por qué. —¿Puedo tocarte? —preguntó ella con los ojos más abiertos que había nunca visto. —Sí —siseé con un esbozo de sonrisa. Ninguna chica había antes preguntado. Ella trazó sobre el tatuaje del corazón roto con su dedo índice. La temperatura de sus manos estaba más allá del congelamiento y yo sólo levemente vacilé mientras se deslizaban desde mi pecho…deliberadamente…meticulosamente...y cuidadosamente lento hacia abajo a mi abdomen. Nunca había sido tocado de la forma en que ella me tocaba. Las suaves puntas de sus dedos trabajaban su camino sobre cada pico y valle de cada músculo. Y tú sabes que…la dejé hacer…porque yo tenía toda la intención de hacerle lo mismo a ella. Quería tomarla ahora. Borrar cada recuerdo de cualquier otro hombre que la había tocado. Algunas personas quieren saber con quienes otros han estado. Yo no era de esas personas. ¿Qué bien hacía esto realmente? Puedes borrar el pasado y el pasado no tiene nada que ver con el futuro. Así que si eran un par de tipos o cincuenta, ella estaba parada delante de mí ahora. Hermosamente. Preguntas completamente innecesarias en sus ojos.

—Quítame la camisa —susurró y yo no dudé. Cuando agarré el material por el dobladillo de su camiseta, ella subió sus brazos en el aire esperando a que yo se la quitara. El soutien color piel que ella usaba era simple pero se las ahuecaba bellamente. La levanté de sus pies e intenté probar la pálida capa de piel debajo de su camiseta. Luego de tomar un puñado de su cabello, cuidadosamente tiré, angulando su cuello hacia atrás. Primero, presioné mis labios en los

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Desde sus rodillas ella levantó la vista fijamente hacia mí con párpados a media hasta.

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Sin aviso, ella se inclinó hacia delante, sus labios haciendo contacto con mi pecho y esto verdaderamente robó el aire de mis pulmones. Era como si Braille estuviera escrito a través de mi tronco y las puntas de sus dedos rozaran sobre las palabras; entonces ella saboreó donde sus dedos habían estado para confirmar el mensaje.

suyos, y mi lengua se aventuró más profundamente dentro de su boca. No quería que quedara ninguna parte de ella sin conocer, o sin ser reclamada por mí. Dejándola sin aliento, dejé el rastro de mis besos a lo largo de su delicada mandíbula, hacia su comestible garganta, y pasando por el huesudo triángulo de su cuello. Me arrodillé pero estaba cerca del nivel de sus senos…perfecto. Por unos pocos momentos, descansé mi mano sobre su esternón sintiendo su corazón golpear bajo mi palma. Ella era real…realmente aquí. Su mirada cabizbaja atentamente sostuvo la mía. —Sr. Scott —dijo a través de una ráfaga de aire—. Dígame que hay en su mente. —Las esquinas de su boca se crisparon hacia arriba. Con mi dedo medio, eché un vistazo hacia abajo, entre sus senos…mi dedo corrió la longitud de su torso, deteniéndose tímidamente en un anillo de diamantes en el ombligo, el cual debo agregar era sexy como el demonio. —Vamos, Doc. Tú sabes que no soy bueno con eso —susurré en respuesta sin querer hablar en realidad. Juro por Dios, si habría sido cualquier otra, le habría dicho que cerrara la puta boca. No estoy bromeando. Delineó mis cejas luego ahuecó mi mejilla. Yo suavemente liberé mi rostro de sus manos y comencé a atender su abdomen con una serie de picoteos entremezclados con toques de mi lengua. Su piel era como satén, sin defectos y perfecta. Cuando mi lengua tocó un lugar sobre su costado derecho más alejado, justo sobre el hueso de su cadera, ella rió nerviosa y todo su estómago comenzó a temblar.

Me levanté y besé las pequeñas ondulaciones de sus senos, sin mostrar favoritismo por ninguno. Pero el arco de su espalda, presionando su cuerpo al tocarla me volvía casi loco. Puse a un costado su soutien y acaricié su seno con mis labios. La calidez de mi boca cubrió totalmente su protuberancia, mis dedos masajeaban su piel. Mi lengua rodeaba su pezón y ella dejó salir un gemido mientras sus manos formaban puños en el aire.

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—¡No lo hagas! —chilló riendo, tratando de apartarse de mí. Una baja risa entre dientes hizo su camino a través de mí.

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Levanté la vista hacia ella y con mi pulgar escarbé en su piel con un poquito más de fuerza.

Chupé sólo un poquito y su cuerpo tembló al punto que mi otra mano se envolvió alrededor de ella para mantenerla erguida. No había preguntas en mi mente que yo haría en toda esta maldita noche si así era como ella más la disfrutaba. Con mi otra mano, estiré mi brazo por detrás y desenganché su soutien, liberando sus senos a su futuro captor…yo. Sus senos eran perfectos, sin cicatrices, suaves, receptivos y sin dudas le proporcionaba placer. Nunca había pasado mucho tiempo con el seno de una mujer antes. Nunca tuve ningún deseo tampoco. En realidad, ellas típicamente pellizcaban sus propios pezones. Pero Doc, santa mierda, yo quería hacerla feliz. Quería que me viera digno. —Kieran… —gritó y mis ojos se abrieron de golpe. ¿La había herido? Cuando nuestros ojos se encontraron, nunca había visto sus ojos tan llenos de deseo. Y sólo me tomó diez segundos subirla de nuevo, sus piernas envolverlas alrededor de mí y caminé directo a mi habitación. Durante esos diez segundos, ella descansó su cabeza sobre mi hombro y yo no estaba seguro de alguna vez dejarla ir. Me apoyé en una rodilla sobre la cama, soltándola, y colocándola suavemente sobre su espalda luego me cerní sobre ella. Quería su chándal fuera. Quería sus bragas fuera. Quería estar dentro de ella. Quería besarla. Mi mente estaba devanándose con pensamientos de cómo hacer que esto suceda de una vez. —No rasuré mis piernas —dejó escapar ella con preocupación grabada sobre su rostro. Lancé mis manos a los costados y dije:

Lentamente, comencé a aproximarme al elástico de su chándal sobre sus caderas, lo cual no era difícil. Ella arqueó su espalda levantando la pelvis de la cama y haciéndome sonreír. Sus ojos se cerraron cuando bajé mi boca a su estómago y besé a lo largo del esbozo de sus bragas. Su cuerpo comenzó a temblar de nuevo. ¿Tenía frío?

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Ella se agarró fuerte a la pretina de mis jeans y yo tibiamente le hice muecas. No me importaba si ella tenía pelos en las axilas en este punto. Me arrodillé de nuevo sobre ella.

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—Estoy fuera entonces. —Y comencé a levantarme.

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Luego de moverme hacia su costado y besando levemente sus labios, mi mano patinó hacia abajo a su muslo luego de nuevo arriba, rompiendo la barrera de sus bragas blancas de seda en un costado. Nunca había sido tan paciente y deseando llevar esto lento pero en ese momento cuando probé los límites y deslicé mi dedo dentro de ella, estaba acabado. Nunca en mi vida había sentido a una mujer tan húmeda como Doc estaba. La estaba tomando…ahora.

22 Megan Traducido por Guga Corregido por liss-rose

Sintiendo su largo dedo deslizarlo todo tan fácilmente dentro de mí fue suficiente para robar mi aliento y hacerme dar cuenta que quería más. Los dedos de Jared eran los únicos que alguna vez me habían tocado tan íntimamente y yo nunca quería más. Pero Kieran era más hombre que ninguno que haya conocido. Kieran era fuerte y hermoso y serio. Sentía como si sus ojos podían ver dentro de mi alma. Sin aviso, él se incorporó y pateó sus molestas botas, y comenzó a quitarse su cinturón de cuero. Su pecho era enloquecedoramente sin defectos con la perfecta cantidad de vello…ni siquiera vello tanto como pura sexualidad. Reflejada en su rostro…justa cantidad de rastrojo. Yo no estaba residiendo más en tierra de chicos. De alguna manera, me había aventurado a territorio de hombres, nunca volvería atrás. Quería correr mis dedos a través de nuevo. Me preguntaba si la mujer de hoy lo hizo también.

—Yo sólo tengo una pregunta —dije apenas más que un susurro. Él desabrochó el primer botón de sus jeans y eso robó mi atención. —Bien —dijo él con un asentimiento luego desabotonó el siguiente. Tragué, nerviosa de preguntar.

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—¿Sí? —Sus ojos chocolate estaban cerca del negro como carbón y humeaban de deseo.

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—¿Kieran?

—La chica que tú…tú sabes…estabas con…que tú estabas con…más temprano hoy…¿es ella tu novia? Sé que suena tonto preguntar eso ahora…pero…no quiero herir a alguien más. Eso sonó raro dado que yo había dejado esto ir tan lejos…pero engañar no estaba bien para mí. No quería ser esa chica. Tan enfermo como sonaba…le estaba dando a Kieran Scott mi virginidad. Aunque él nunca sabría eso. No había forma que alguna vez me arrepintiera de esto. Él era un hombre tierno…el más tierno con el que alguna vez había estado. Y aún cuando yo no sería más que una follada para él, quería recordar a Kieran para siempre. Sus cejas se juntaron. —No —dijo sacudiendo su cabeza—. Esa era mi hermana. Luego él abotonó el que recién había desabotonado. El alivio se instaló a través de mi cuerpo pero cuando lo vi cerrar el botón superior de sus jeans entré en pánico. —¡No! —dije moviéndome al borde de la cama mientras él me observaba. —Doc, no quiero que el remordimiento dure más que el alcohol esta noche. Él parecía tan serio…yo nunca lo había visto tan sobrio. —Sin arrepentimientos, Sr. Scott. ¿Prometido? —Eres hermosa —respondió y mi mirada cayó de la suya. Aceptar un cumplido era como aceptar un golpe en las tripas. Nunca me habían dicho que era hermosa.

—¿Doc, me quieres? —Síííí —jadeé—. Pero Kieran… pienso que….tú piensas que…quiero decir…¿deberíamos parar?En un corto segundo, él descartó sus jeans, removió el sexy breve boxer y me dejó con la boca abierta. Sé que yo tenía 23, pero nunca había visto un hombre…así desnudo.

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Él levantó mi mejilla hasta que nuestros ojos conectaron.

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—Así eres tú —respondí mirando fijo a su esculpido, duro torso.

—Recuéstate —dirigió y lo hice exactamente como dijo moviéndome más arriba sobre el colchón. Levantó sus jeans y tiró de su cartera. Reconocí el envoltorio del condón y lo observé desgarrarlo con sus dientes y deslizarlo sobre la totalidad de su longitud. Mi cuerpo entero se apretó en una mezcla de anticipación y miedo. Yo sólo había sentido otro único chico con mi mano y Kieran era mucho más grande en comparación. Consideré decirle que era virgen…pero estaba asustada que él se riera ante eso. Y eso me hizo sonar tan…inexperimentada. Sus manos me acariciaban hacia arriba de mis muslos mientras se inclinaba sobre mí, una mano nuevamente deslizándose debajo del elástico de mis bragas. Sólo su toque me quitó el aliento y cuando su pulgar frotó sobre el lugar que yo sabía me volvería salvaje, jadeé a viva voz. La sangre se disparó a mi rostro pero sólo por un momento antes que toda la sangre dejara mi cabeza y pulsara hacia mi mitad inferior. —Dios, Doc —gruñó y luego anudó mis bragas en su mano y las arrancó fuera de mis caderas. No importaban las chicas que se interponían en el objetivo de este hombre. Reí nerviosa y él sonrió hacia mí. —¿Mucha paciencia? —pregunté. Él sacudió su cabeza yaciendo contra mí con nuestras frentes tocándose. Su boca estaba en llamas mientras él barría besos sobre mis labios. —Te quiero… —gimió.

—Aaaah —medio-grité y él se tiró para atrás mirándome con su primera embestida completa. Cerré mis ojos y su mano se deslizó detrás de mi cuello tirando de mi rostro hacia el hueco de su cuello.

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Mientras se acurrucaba entre mis piernas, doblé mis rodillas para permitirle mejor acceso. Y cuando lo sentí deslizarse dentro, intenté relajarme y respirar.

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—Entonces tómame —susurré.

Su ritmo fue lento al comienzo y luego del shock inicial por su tamaño y por ser la primera vez que esa barrera había sido rota…comencé arqueando mis caderas hacia arriba para encontrarlo. —Jesús, Megan. Te siento increíble —dijo cepillando un beso sobre mi frente. Sus movimientos se ralentizaron y se elevó en sus rodillas, elevando las mías. Diablos. Se sentía como si estuviera tocando mis malditas costillas. —Kieran —gimoteé, tratando de presionar a través del leve ardor de piel nueva rota. Su pulgar cubrió mi dulce sitio de nuevo y él gentilmente frotó círculos mientras continuaba moviéndose dentro y fuera, lo cual era una mezcla de placer y dolor. Este sería mi primer orgasmo con un chico. Oh santo infierno, él era bueno. Estiré mis brazos y corrí mis dedos a través de mi propio cabello. Eso fue cuando su boca bajó sobre mi seno. Eso lo hizo…su boca sobre mi seno, su pulgar continuaba su asalto y su continua penetración. Luego vino mi murmullo donde permití todo. Desinhibida. Por primera vez en mi vida, permití que un hombre tomara posesión de mí…para colmar mis necesidades y satisfacer un deseo que yo apenas sabía que existía. —Kieran…ohhh…ohhh —suspiré. Me perdí en el momento, sintiendo mi interior agarrarlo fuerte una y otra vez mientras el clímax se disparaba a través de mí.

Él descansó a mi lado, aún dentro de mí y con su mano derecha; acarició mi mejilla, hombro y brazo, esparciendo besos sobre mi frente. Luego así tan rápido, él estuvo fuera de mí y giró al otro lado de la cama, tirando fuera su condón. Yo había oído de mujeres que sangraban luego de su primera vez y recé para que estuviera lo suficientemente oscuro por si había sangrado, él no lo viera.

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¡No!...no quería que esto acabara.

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—Oh, Dios —él jadeó—. Megan…aaah —gruñó cayendo sobre mí en las últimas embestidas. Aguanté lo mejor que pude. Su cuerpo temblaba…¿o era el mío?

Yací allí por un segundo mientras él envolvía el condón en un papel. Entonces mi mente tomó o mejor de mí. No debería estar sólo yaciendo ahí. Él había terminado. Habíamos terminado. Me recordé a mí misma lo que era esto. Esta era su cama. Esta era en realidad la primera vez que yo miraba alrededor. Él mantenía esto meticulosamente limpio. Se sentó nuevamente sobre la cama, estaba segura queriendo descansar. Era tarde y me puse de pie…incómodamente desnuda. Mi camisa estaba en la otra habitación. Él dio una mirada hacia mí. —¿Estás bien? —preguntó con su voz más sexy y perezosa. ¿Cómo responder a eso? Yo no quería nada más que yacer en sus brazos. Pero ambos sabíamos que él no era esa clase de chico. —Sí —asentí sintiendo mi rostro ponerse rojo—. Estoy bien. Como realmente bien, Sr. Scott —dije con un guiño. Un lado de su boca se elevó en una mueca avergonzada. Una de sus camisetas estaba yaciendo sobre una silla y yo la arrebaté y la deslicé sobre mi cabeza. —Doc, esa camiseta está sucia. Déjame conseguirte una distinta. ¡Eso sería un infierno al no! Esta apestaba a Kieran y pensé que podía desarrollar un nuevo orgasmo sólo con olerla. Tan dolorida como estaba…la sangre se disparó al sur de nuevo haciéndome sentir mareada…lista para una segunda sesión con Kieran.

Debería ser ilegal verse tan bien como él lo hacía. Esta mierda no me sucede a mí… Él se volteó así que tomé ventaja del momento y salí. Fuera en el pasillo, descansé mi cabeza contra la pared necesitando el apoyo y enfocándome únicamente en mi respiración. Presioné mi abdomen

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Él se puso de pie y deslizó su breve bóxer pero sus ojos estaban juntos pensando. ¿Qué estaba pensando? ¡Esa es una pregunta para nunca hacer luego de tener sexo! ¿Correcto?.

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—Nooo. Está bien. Sólo necesito conseguir mi blusa y encontrar mi habitación.

tratando de hacer que el dolor se fuera. Usar su maldita camiseta no era una buena idea. El olor de él servía como afrodisíaco. De pronto, su brazo se envolvió alrededor de mi cintura y su cuerpo presionó firmemente contra mi espalda. Estaba claro que sus pensamientos no estaban lejos de los míos. Asumí que él también estaba listo para otra ronda cuando sentí su extrema dureza cerca de mi cóxis. Eso fue rápido pero me hizo sonreír. ¡Resiste maldita imbécil! Él rápidamente apartó mi cabello a un lado y su rastrojo cortante atrapó mi cuello cuando lo besó. Estiré mis manos agarrando la parte trasera de su cabeza. —Pon tus manos en la pared —ordenó y lo hice, dejando caer mi chándal y ropa interior a nuestros pies. Arqueé mi espalda hacia él y gruñó. —¡Qué demonios! —dijo inesperadamente subiendo mi camiseta de mi espalda. —¿Qué? —¿Qué es esto? —Riendo a carcajadas delineando algo cerca de mi coxis. ¡LOS TATUAJES! Mierda. Luché para darme vuelta y él me sostuvo en el lugar. —¡Kieran! Fue una broma. ¡Se lavarán! —escupí. —¿K+M y un corazón, huh? —Fue una broma. Estábamos ebrias y siendo estúpidas.

Uno de sus brazos aún sostenía mi cintura, y el otro se aventuraba hacia abajo a mi piel rota y de pronto estaba nerviosa. Pero él se sumergió lentamente en mí, humedeciendo su dedo antes de hundirse más profundo. —Aaaah, Kieran.

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¡Estoy segura que esto lo enloqueció! ¡MIERDA!

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—Mantén tus manos en la pared —dijo un poco más duramente.

—Doooc… —él gimió en mi oído usando mi humedad en mi contra y comenzó a frotar mi dulce punto de nuevo—. ¿Alguien quiere esto de nuevo, no? Inconscientemente, me empujé hacia atrás contra suyo, lejos de la pared. Pero la fuerza de su cuerpo resistió mi movimiento. Al borde de la explosión por segunda vez. Empujé contra él más duro. Así lo hizo él. Mis manos comenzaron a deslizarse hacia abajo por la pared. —Manos sobre la pared, Doc, y responde mi pregunta —demandó y las subió de nuevo hacia arriba continuando la conducción de mi cuerpo contra el suyo. —¿Qué pregunta? —susurré tambaleándome en el borde. —¿Me quieres? Asentí. —¡Dilo! —siseó frotándose contra mi espalda. Todo en lo que podía pensar era en él invadiendo mi cuerpo de nuevo. No me importaba cuanto dolía. —¡Sííí! —siseé en respuesta y la punta de su dedo trazó círculos perfectamente, atrayéndome más cerca mientras su otra mano subía por mi pecho hacia mi seno. Y cuando él enredó mi pezón entre su dedo y su anular, grité, liberándome y completamente dependiendo de sus brazos para tener la fuerza de levantarme. Lentamente él movió su dedo dentro de mí para sentir mi cuerpo latiendo contra su toque.

Gentilmente me volteó y coloqué mis manos sobre la pared antes que me lo pidiera mientras él apartaba más mis pies. Cuando oí el rasgado del envoltorio de aluminio y su silencio al colocarlo, cerré mis ojos. Fue cuando sus manos tomaron posesión de los huesos de mi cadera que mi corazón comenzó a pulsar pesadamente en mi pecho.

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—¡Me quiero dentro de ti, ahora! —dijo descansando mis pies sobre el piso frío de piedra.

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Inesperadamente, sin esfuerzo me levantó por mi cintura y estábamos en su baño donde él agarró otro condón. Mi cuerpo entero se apretó con miedo y excitación.

Al principio sentí sólo su presencia en la entrada mientras él frotaba hacia atrás y adelante. Luego lentamente, empujó dentro. Una larga lenta inhalación vino a través de sus labios. Este era un ángulo diferente pero aún así me quitó el aliento. Pienso que me estaba desgarrando…pero en pocos minutos el dolor se disipó y el placer salió victorioso. Mis piernas temblaban tan terriblemente que él finalmente salió y me volteó. Antes de darme cuenta, me alzó. —Envuelve tus piernas alrededor de mí —suplicó, así lo hice y cuando me bajó a su lado, me arponeó nuevamente y grité. Pero yo todavía tenía una parte dentro, sin tomar todo de él, hasta que mi espalda encontró la pared. —Mírame —insistió. Y lo hice pero estaba tan cansada y tan exhausta y permanecí…no tenía nada para dar. Presionó sus labios con los míos respirando vida dentro de mí. Nunca me cansaría de él o de su cuerpo o de la forma en que me tocaba. —Kieran —gemí de nuevo. Sus movimientos se aceleraron y podía decir por su respiración que debía haber estado cerca. Nunca había querido complacer a un hombre tanto en mi vida. Todo acerca de Kieran era excitante y sexy. De pronto, él me dio varios bombeos forzándome a gritar y luego él también.

Abrazándome con un brazo, usó la otra mano para retirar las sábanas. Me levantó, dejando mi cuerpo sintiéndose como un abandonado y vacante edificio, entonces suavemente me colocó sobre las frías sábanas. Un escalofrío se propagó a través de mí cuando el levantó metiéndome dentro, tiernamente besando mi frente. —Duerme —dijo rudamente mirándome fijo por un momento. Mis párpados estaban pesados pero al mismo tiempo, no quería que él se

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Después de estar parados por unos pocos largos minutos, nuestra respiración disminuyó al unísono, él se empujó fuera de la pared y comenzó a llevarme por el pasillo volteando hacia la oscura habitación.

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—Megan… —gruñó y su frente cayó al recodo de mi cuello. Lo envolví totalmente en mis brazos y besé su oreja pero literalmente colapsé sobre su cuerpo.

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fuera. Entonces estuvo cerca de mi oído, sus labios tan cerca que hacían cosquillas—. Siento que el tatuaje sea temporal, buenas noches, Doc — susurró y antes que él abandonara la habitación, mis ojos se cerraron pero mi boca sonrió.

23 Kieran Traducido por Kmila92 Corregido por Kmila92

Después de tirar el condón en la basura, me quedé mirando a mí mismo en el espejo. Ella merecía mucho más que yo. Pero no importaba. Viendo la porquería sobre su espalda, había estado enojado al principio sin saber lo que decía. Ella no parecía un tipo de chica con estampa de vagabunda. Pero cuando me di cuenta que era temporal y que estaban nuestras iniciales con un corazón. Joder... cómo de adorable era eso. Ella me gustaba. Por la mañana, me gustaría ofrecerle lo que tenía para dar. Nunca me había esforzado en alguna relación. Doc era diferente. Incluso el sexo era diferente. Jesús. Era como si fuera mi primera vez... como si estuviera hecha para mí. Nunca había dado dos mierdas si una chica tenía un buen rato. Para mí era más como una carrera de velocidad... no una maratón y yo quería ganar. Si la chica se venía, bonificación. De hecho, si hago a una chica

Pensando sobre tercios con Doc me hizo ponerme duro otra vez. —Para —le dije en voz alta a mi polla. Le dejé hacer mis pensamientos toda mi vida. Él no estaba más a cargo. De vuelta en la sala, su sudadera y rasgadas bragas estaban en el suelo. Agarrando ambas luego encontré su sujetador y su camisa en el salón junto a la mía. Sus sandalias estaban al lado del sillón reclinable.

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frecuencia.

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venirse, ella generalmente quiere un segundo y yo realmente no repito con

Curiosamente, sonreí al verlas. Kat fue la única mujer que he tenido en mi casa y ella nunca se quedó por mucho tiempo. Y yo, malditamente seguro, nunca tuve a una chica durante la noche aquí. Sabía que a Doc le estaban pagando para verme pero creo que era más que eso para ella ahora. Creo que ella me vería incluso si no había dinero detrás de ello; pero también sabía que ella necesitaba ese dinero. Me había hecho la idea de decirle sobre mamá y papá en la mañana. Incluso el pensamiento formó un nudo en mi garganta. No deseando que llegue... cerré mis ojos en mi sillón reclinable con su blusa en mi mano.

—¡¡NO!! ¡¡ANDREW!! —el grito me alertó y me puso en posición vertical, corriendo a su habitación. Cuando entro por la puerta, la luz desde el pasillo echa sombras a través de la habitación y con la salvaje mirada en sus ojos, no estaba seguro de su ella estaba despierta. —Lo siento —ella susurra mientras el reconocimiento la golpeó. Tomándome la libertad de deslizarme en la cama junto a ella, ella se deslizó para hacer espacio para mí. Me senté un poco más en vertical pero la puse junto a mí. —¿Otra pesadilla sobre el tiroteo?

Y decidí que ahora era tan buen momento como cualquier otro. —Mis padres fueron asesinados por un hombre armado —manifiesto, así materia de hecho. Sus grandes ojos se dirigieron hacia los míos pero luego ella miro lejos. —Dime —en voz baja. Tomé una respiración profunda temiendo a los sentimientos que se agitaban en mi interior.

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—Háblame. Ayúdame a pensar en algo más —ella rogó.

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Ella asintió, su mano relajada contra mi pecho.

—Fue hace dos años, tres meses, dos semanas y cinco días atrás. Un intruso entró en la casa de mis padres. Disparó y mató a mi padre primero. Él estaba tendido en el suelo de su oficina. Mi madre recibió un disparo en la puerta. Ellos piensan que ella entró e interrumpió lo que estaba pasando. Mi pecho creció en agonizante dolor. Y como

si ella lo supiera, su

palma acarició mi piel dándome más comodidad de la que había conocido. Besé la cima de su cabeza inhalando la esencia de su cabello. —¿Quién lo hizo? ¿Por qué? —preguntó. Todo mi cuerpo se tensó debajo de ella y literalmente me sentí como si fuera a vomitar. Me froté los ojos con el pulgar y dedo índice. —No sé por qué. Ellos no saben quién —Eso es todo lo que dije. —Lo siento, Kieran —susurró. —Yo también. —Como terapeuta, siento como que debería decir algo elocuente o poderoso. Pero... Estoy perdida. Siento mucho que estuvieras herido —ella lloriqueó al final y sentí una lágrima golpear mi pecho. —¿Doc? ¿Por qué estás llorando? Ella se encogió de hombros. —Sé que duele... Te devastó. Y eso me duele. Me quedé tranquilo inseguro de que decir a eso. Recuerdo a Kat herida conmigo.... llorando conmigo, cuando todo sucedió. No era mi intensión

—No llores, Doc —sentí la tensión en mis palabras y no quería eso. —Es probable que pueda volver a dormir ahora —dijo. —Estoy muy apenada por despertarte. Esa era mi señal para salir. Me deslicé desde detrás de ella y empujé las mantas arriba. —No te preocupes —dije y caminé hacia la puerta. —¿Kieran?

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parecía tenso con miedo, no sabía cómo hacer eso.

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con esto de herir a Doc. Sentí su cuerpo lentamente tensarse. El mío

Me di la vuelta y miré su cabello rojo extendido por la funda de almohada blanca. Ella todavía se veía hermosa. —La vida no es justa a veces y realmente siento que lo que sucedió fue tan injusto —habló con lágrimas aun persistentes. —Gracias. —susurré, ofreciéndole una leve sonrisa y cerrando la

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puerta.

24 Megan Traducido por Kmila92 Corregido por Kmila92

—¿Eso me duele demasiado? —susurré en voz alta. ¿Cuán estúpido era decir eso? Cogí la almohada y fingí estar sofocándome a mí misma. En serio... no puedes decir cosas como esas a Kieran. Su cuerpo entero se tensó debajo de mí cuando esas palabras salieron. Y su mano que estaba corriendo la longitud de mi cabello dejo de moverse... ¡Qué demonios Megan! Era importante mantener mi lugar aquí. Probablemente habrán otras chicas... mi estómago se enrolló con ese pensamiento. Dar mi virginidad era una cosa, pero dársela a Kieran Scott... fue un error de juicio. Aunque nunca me arrepentiré de eso, me arrepiento de nunca encontrar a un

alrededor de mí. El pensamiento de él en mi cama hizo girar mi cabeza, pero mientras yo movía mis piernas alrededor me di cuenta de que no estaba cerca, era solo la intoxicante camiseta que llevaba. Cuando me fui a mover, se produjo un poco familiar dolor muscular entre mis piernas, y los recuerdos de la noche anterior inundaron mi mente.

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Cuando me desperté a la mañana siguiente, el olor de Kieran estaba

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hombre que podrá ser lo que él fue.

A pesar de que estaba agitada, no culpo de lo que pasó al alcohol. He querido a Kieran desde el principio pero traté desesperadamente de mantener mi profesionalismo. E imagínate... tuvimos sexo y él se sincera. Una tristeza se apoderó de mí cuando pensé en lo que había compartido. Ambos padres muertos a tiros en un allanamiento de morada. Cuán horrible... Los pensamientos de Kieran trajeron pensamientos de Andrew. Decidí dirigirme al hospital a verlo hoy... Me extendí en la cama durante más tiempo, escuchando por ruidos de que Kieran estuviera levantado y alrededor. No habíamos llegado a ningún acuerdo o límites sobre el baño ni nada, realmente; No quiero agotar mi bienvenida. Kieran había desaparecido cuando finalmente me levanté, pero dejó una nota en la encimera de la cocina que decía que tenía recados. Antes de prepararme, caminé alrededor de la casa -un pedazo de mí deseando husmear- yendo a través de algunas cosas, pero no lo hice. Sin embargo, camino a través de la casa en su totalidad tratando de reunir un pedazo de él en mi cabeza. Mientras conducía al hospital, no podía dejar de preguntarme qué recados él tenía. Y no podía dejar de preguntarme si era para evitar verme. A pesar de que yo no tenía remordimientos, si tuviera que expresar uno, sería el nivel de incomodidad que ahora traería a nuestra convivencia.

para vigilarlo. Fruncí el ceño, tristeza asentándose en mi corazón. Si fuera mi hijo, yo nunca lo habría dejado solo. Su pequeño cuerpo yacía inmóvil en la cama de gran tamaño. Una bolsa de IV15 colgada encima de la cabeza con los tubos que conducen a su brazo y un tubo de alimentación delgado a través de su nariz. Mi pulso 15

IV: Intravenosa.

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registrarme en el mostrador de información. No hay visitas si estaban allí

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En el hospital, encontré la habitación de Andrew después de

acelerado se estabilizó con los sonidos de su respiración. La ventana estaba cubierta por el ramo de globos más grande que jamás había visto, que estaba atado a una cesta de barras de caramelo. Sonreí. Silenciosamente, me senté en una silla al lado de la cama. El apabullante aroma a lejía o antiséptico estaba en el aire y quemó mi nariz. Llegando alrededor de las barras de los lados de la cama, toqué la mano de Andrew. Podía contar con una mano el número de veces que había orado en mi vida... me refiero a realmente haber rogado a Dios por ayuda y dirección. Esta era una de ellas. Este pobre chico fue víctima de su entorno. Cuando él despierte, va a encontrar al hermano que idolatraba muerto. Él todavía estará en la casa de una madre alcohólica que se preocupa más de su bebida que de su seguridad. Él encontrará la tentación de las calles más atractivas que el sufrimiento de la vida cotidiana. Sin un padre, él mirará ahora a los amigos de su hermano, quienes se sienten en la obligación de tomarlo y mostrarle el camino. Mi corazón se rompió por este pequeño ser. Inesperadamente, sus dedos se movieron y aunque me asustó, mis ojos se clavaron en su rostro. El parpadeó pero no pareció reconocerme. Me incliné hacia adelante y acaricié su frente. —Oye, amigo —le dije en voz baja. El parpadeo mientras rápidamente me debatí si debía o no gritar por una enfermera. Él no se veía adolorido o sufriendo de cualquier manera así

El señaló los globos y las comisuras de su boca apenas se volvieron hacia arriba. —Son tan bonitos, ¿No es así? —le pregunté —Alguien te ama. Su boca se extendió un poco más lejos en una semi-sonrisa. Tal vez él no los había visto todavía. Hice mi camino a la ventana y cogí la tarjeta así podía decirle en caso de que nadie más pudiera. La carta marca: Con amor, Megan Clark.

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—Te he echado de menos —le dije. —Te necesito mejor muy pronto.

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que decidí no hacerlo.

¿Qué? Al instante sonreí por lo que él no podía ver que yo no tenía la menor idea acerca de esto. —Wow, amigo. Esto es mucho más grande de lo que pensé que sería — dije sabiendo que yo no había ordenado nada. Por desgracia, no podía permitírmelo. El cerró los ojos de nuevo y yo volví a la cama, sosteniendo su mano. Me quedé durante otra hora y él no se movió ni una sola vez, pero tuve la sensación de que iba a estar bien. Kieran... él tenía que haber enviado los globos/cesta de barras de caramelo en mi nombre. De hecho, me alcé la camisa de mi pecho cuando sentí como si mi corazón iba a estallar. Me incliné sobre Andrew, besando su frente y apretando su mano. Vi movimiento en el colchón y miré hacia abajo a mis dedos cuando los movía

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y el signo de te amo estaba puesto en la cama. Mi pecho está rebosante…

25 Kieran Traducido por Hanna Marl Corregido por Briggitte

¡Mierda! La segunda vez que anudé la corbata fue un fracaso. Estaba sudando e incómodo por usar estos malditos pantalones. Finalmente, la tercera vez fue la vencida. Perfecto en el cuello y el final de la corbata se encontró con mis pantalones. El collar se sentía apretado en mi cuello y estiré la barbilla en alto tratando de aliviar la tensión en la camisa almidonada. Tomé todos mis pantalones de vestir y camisas para trabajar... No necesitaba a Megan corriendo a través de ellos, sin embargo. En el Porsche, el aire estaba en alto, mejorando mi situación de transpiración pero asumí que esto no pararía oficialmente hasta que anduviera por la puerta de la compañía para establecer la poca credibilidad que permanecía. Cuando llegué al brazo suspendido del aparcamiento, me sorprendí al ver que Calvin seguía trabajando. Tenía que estar empujando los 80. Bajé mi ventana. —Bien. Bien. Bien. Mira aquí. Sr. Kieran. ¿Cómo está?

—Ella es tan hermosa hoy como lo era hace sesenta años, cuando me casé con ella. No había visto que pasara por aquí en mucho tiempo. Asentí. —Lo sé. —¿Calculo que está de vuelta para quedarse? —Creo que voy a ver qué tipo de recepción recibo —dije con un guiño. Él sonrió. —Ve a romper algunos cráneos, hijo.

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—Calvin. Me alegro de verte. ¿Cómo está Dorothy?

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Una sonrisa llena se extiende sobre mi cara. Él era totalmente gris y la vida había grabado líneas en su rostro.

Chocamos los puños mientras conducía por delante, y si eso era una predicción de cómo mi día iba a ir, iba a ser feliz. *** Estaba nervioso como el infierno cuando entré en el vestíbulo de la empresa de mi padre; Winnie me vio primero. No pude evitarlo; desnudé mis blancos a ella en unos tres segundos. Ella cubrió su boca y creo que se empezó a romper. —¡Kieran! —ella gritó en voz alta y dio la vuelta en la esquina para darme un abrazo. —Hola Winnie. —Me empujó hacia atrás. —¿Winnie? Escuche, Señor. Me llamaste Weenie durante veinte años. Siempre seré Weenie para ti. ¿Entiendes? Asentí. —Lo siento. —Kieran. Siempre has sido guapo pero te has convertido en un hombre hermoso y llamativo —ella dijo acariciando mi mejilla. —Gracias. —Te queremos cariño. ¿Llegaste para quedarte? Me encogí de hombros. —Sólo sintiendo las cosas por ahora. —Recuerda quien eres. Debes llegar lejos. ***

—Bert. Te ves deslumbrante. —Le guiñé un ojo. Ella me dio un manotazo. —Lo sé. Todavía puedo tirar a chicos como si nada. Me reí a carcajadas, abrazándola. Sienta tu culo sexy abajo, Kieran, y dime qué te trae por aquí porque yo garantizo-malditamente ya, que todas las mujeres de aquí mojaron sus

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—¡Oh querido Dios, el infierno se ha congelado! —ella exclamó, haciendo poco a poco su camino alrededor de la gran mesa de caoba. Mi corazón dolió cuando vi cómo se movía lentamente, su espalda encorvada. Papá la habría obligado a retirarse ya. Él adora a Bert.

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Me monté en el ascensor hasta el cuarto piso, los nervios consiguiendo realmente lo mejor de mí. Pero, cuando me bajé Alberta gritaba de alegría. Ella había sido la asistente de mi padre durante todo el tiempo que puedo recordar.

bragas en este momento y yo las necesito trabajando. Cuanto más rápido consiga que salgas de aquí, la producción del trabajo va a subir más rápido. Una risa retumbó a través de mí cuando me dejé caer en la silla frente a su escritorio. —Maldita sea, Bert. Te he echado de menos. Después de hablar con ella durante más de una hora sobre la vida y mis planes para comenzar a volver a tiempo parcial, la puerta de la sala de conferencias se abrió y entró Walt. La larga sonrisa inamovible de mi cara se desvaneció rápidamente y me puse de pie. —Bien. Kieran. Es un gusto verte. ¿Qué te trae de esta manera? — Preguntó Walt, extendiendo su mano. Walt Brown. El miembro más grande en la tierra. Cabecilla de tratar de derrocar a mi padre. Desde que tenía 15 años, despreciaba al hombre. Solía hablar groseramente a Kat y a mí y a mi madre inapropiadamente. Cuando yo tenía 17 años, me acuerdo de verlo agarrar el brazo de mi madre y fue la primera vez que le di un puñetazo a un hombre adulto. No me importaba si era colega de mi padre. Nadie, y quiero decir nadie, iba a ser duro con mi madre. —Negocios, Walt. —Rechacé su mano. —¿Negocios? —Sí. Negocios... Profesionales... Comercio... Profesión. —Sí, Kieran. Se lo que es. ¿Qué tipo de negocio tienes aquí?

—Kieran, con todo respeto, esto ha sido mío durante dos años. No puedes venir aquí y asumir el control, —dijo Walt. Cogí la mano de Bert, besé la parte superior de ella y le dije: —Fue genial verla, mi señora. —A ti también, bebé. Me giré hacia Walt, palmeé con firmeza su rostro y miré en sus ojos negros disfrutando que tenía habilidades físicas sobre él. —Walt, eso es

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Walt se aclaró la garganta y miró al chupapenes junto a él, que se burlaba de mis palabras. Me pregunté si ese hijo de puta sabía que yo podía despedirlo en el acto.

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Eché un vistazo a Bert y le di un guiño. —Pues bien, dado que mi padre construyó esta empresa multimillonaria desde cero y me la dio a mí, voy a volver. A tiempo parcial, por ahora, pero será a tiempo completo, con el tiempo.

exactamente lo que voy a hacer. Y dile al chico a tu lado que si alguna vez se burla con respecto a mí, estará en la línea de desempleo.

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Le guiñé un ojo al chico después de hacer clic en el botón del ascensor. Después de una larga y lenta respiración, en el fondo, me di cuenta de esto se sentía bien. Estar aquí es lo correcto. Y... creo que mi papá estaría orgulloso.

26 Megan Traducido por Guga Corregido por liss-rose Cuando Ruthie, Jerry y yo descargamos las pocas cajas en el garaje,

noté que la Harley se había ido y no estaba segura si estaba feliz con eso o no. El día después que voluntariamente arrojé mi virginidad al viento…y nada. Verifiqué mi teléfono cada cinco minutos por un texto de Kieran. Nada ahí, tampoco. No estoy segura que esperaba pero pensé que podía oír algo de él hoy. Dentro de la casa, pude olerlo y hallé una nota en la encimera de la cocina. Doc-tengo que trabajar. Ven por una copa!!!!!!

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Fui obligada a estacionar a dos cuadras abajo de Winks, lo cual fue lo más cerca que pude conseguir. Deslicé los tacos de mis pies para hacer el trayecto a la fila luego los coloqué de nuevo casi al llegar. La fila estaba a casi veinte de las más hermosas, falsas chicas que había alguna vez visto. Vestidos ajustados. Tacos altos. Excesivo maquillaje. Cabello genial. Yo quería subirme a Todd, que se sentaba en su elevada posición frente al bar, pero todavía estaba un poco avergonzada por habernos encontrado

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Momentáneamente, reí ante el uso excesivo de signos de admiración, luego mordí mi mejilla mientras masticaba su oferta. ¿Invitación? Me sentí de doce años tratando de resolver lo que el chico de la clase de sexto grado estaba pensando…o lo que quería decir…sobre-analizando cada simple palabra mientras trataba de decirme a mí misma que no sobre-analizara, pero decidí que los signos de exclamación eran su forma de enfatizar, entonces…arrojando la cautela al viento de nuevo…decidí ir.

durmiendo juntos. No habíamos tenido sexo pero sus ojos bailaron con suposiciones esa mañana y ahora…bueno ahora…habíamos tenido sexo…Mi credibilidad como terapeuta en Pórtland se iba a ir a la mierda. —Él se sienta en la puerta trasera. ¿Sabes eso, no? —dijo la bonita chica frente a mí. —Lo sé —chilla la otra chica más gorda—. La semana pasada, Maddie y yo esperamos aquí tres horas y nunca entró. —Llegaré primero si entramos —reclamó. —¿Por qué no dejamos que el Sr. Scott decida a quien llamará primero? ¿Sr. Scott? ¿Estaban hablando de mi Sr. Scott? Di una mirada a mi solero entallado; era lindo pero no se comparaba a sus vestidos más caros. Y de pronto odiaba mis tacos. Estaba de regreso a pensar dos veces mi decisión de venir. —Stacey dice que él es increíble en la cama y sabes que Stacey ha estado con una cantidad de tipos. La mala noticia es, él aparentemente no repite. ¿Stacey? La bilis hizo su camino lentamente subiendo desde atrás de mi garganta.

—Mete tu trasero dentro —gruño Todd mientras yo daba grandes zancadas. Mis cejas se dispararon hacia arriba. —¿Hice algo para enfadarte? —dije enseguida.

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Las chicas que estaban enfrente de mí estaban ahora revoleando sus ojos hacia mí con sus ojos demasiado pintados y pestañas falsas, y, bueno, si la mirada asesinara…di una mirada a mi reloj mientras pasábamos.

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Un silbido colgó en el aire y todas las cabezas en la fila se voltearon hacia la puerta. Todd estaba haciendo señas con dos dedos para que me acercara ahí. Las dos chicas rieron nerviosas y comenzaron a acercarse. Entonces él silbó de nuevo, alejándolas con una seña y apuntó hacia mí. Yo me apunté a mí misma, como haciendo el gesto “¿quién, yo?” Él asintió.

—No estoy enfadado; pero él lo estará si descubre que estabas parada en la fila. Ella está entrando —dijo él bruscamente a su pequeña cosa con cable. A estas alturas yo estaba más enojada que nada y los malditos tacos que pensé eran una buena idea estaban asesinando mis pies. ¿Y qué querían decir las zorras con que él no repetía? Mi corazón no iba a aguantar con Kieran; tenía un mal presentimiento en el fondo de mi estómago. Ahí fue cuando lo vi. En el mismo lugar en que se sentaba cuando estuve aquí con Lucas. Dios, eso parecía una eternidad atrás. Me dirigió una sonrisa diabólica desde el otro lado del bar. Todo lo que había pensado en mi mente…se evaporó con esa única sonrisa. Traté de no pensar en lo que aquellas chicas estaban diciendo. Sólo sé genial. Mientras sus ojos se movían perezosos por mi cuerpo, sentí cada parte de mí responder a su mirada pero entonces sus cejas se fruncieron y no estaba segura de su expresión. Con mis pies doliendo, graciosamente fui rengueando hasta él. —Hey —saludé. —¿Por qué tienes esos puestos? —dijo él. La banda no estaba tocando pero aún así había música suave. Esas palabras me cortaron. Me había vuelto bastante fuerte…inmune y tolerante a las palabras agresivas después de cinco años dentro y fuera de hogares de acogida. Pero eso escoció. Pensé que me veía bonita. Me encogí de hombros y di un vistazo al piso.

—Mis Converse no combinan con mi vestido. —Nunca había tenido el coraje de ir a un bar sola y sabía por que. Kieran era la continuación de mis amigos aquí y, bueno, esto se había convertido oficialmente en raro. —¿Puedo conseguirte una bebida? —preguntó. —No, estoy bien. Cogeré una.

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Me encogí de hombros de nuevo.

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—-Te ves hermosa, Doc. Es que sólo no eres tú, creo. Me gustan tus Converse.

—Esta bien —dijo él—. Entonces vuelve aquí.

Detrás del bar, el tipo que le gritaba a Kieran la noche que él estaba fuera con la otra chica, sonrió mientras me acercaba. Me hizo un guiño, lo que me tomó fuera de guardia. ¿Estaba flirteando? —¿Qué puedo conseguirte? —¿Qué tal vino tinto? —Pedí, y él me guiñó de nuevo. ¡Mierda! Cuando me lo alcanzó, me ondeó mi cambio y guiñó nuevamente. Ahora eso me estaba enfureciendo. ¿Estaba Kieran como un chico de 15 años soltando su lengua acerca de nosotros teniendo sexo? —¿Qué tipo de cerveza toma Kieran? —pregunté, sabiendo que él estaba bebiendo Bud Light en casa la otra noche. —¿Cariño, la pregunta es qué no le gusta? —bromeó y de nuevo con un maldito guiño—. Pero no más de tres cervezas por noche en el trabajo. —Bueno, me gustaría comprarle una cerveza. Él sonrió y guiñó de nuevo. ¿Que demonios? Fue al enfriador, rescató una botella, giró la tapa, me la alcanzó y ¡guiñó enloquecedoramente dos veces! —¿Él te lo dijo, no? Su sonrisa se amplió. —¿Decirme qué? —¡guiñó!

Ahora el tipo sonreía totalmente y dijo a su pequeño cable: —Todd, ellos durmieron juntos. K, fuiste atrapado. Consternada, me giré, dando una mirada a Kieran, quien estaba sacudiendo su cabeza y hablando a Todd y a su hombre guiñador a través del pequeño cable. Sostuvo sus brazos a sus costados cuando lo miré,

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—¡Que dormimos juntos! —dije en voz alta.

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Yo estaba oficialmente irritada.

¿como si les dije? ¿Era esto un juego para él? Sacudió su cabeza en mi dirección y, molesta como el demonio, fui directa hacia él. —¿Por qué le dirías a Wink que dormimos juntos? —preguntó con preguntas en sus ojos. —¿Wink? ¿Y yo le dije? —pregunté alcanzándole su cerveza. —Wink es el dueño del bar. De ahí el nombre del bar, Winks. Él guiña todo el tiempo. La sangre lentamente se drenó de mi cabeza y cubrí mi rostro con la mano que no sostenía el vino. —Gracias por desparramar mis asuntos a mis compañeros —dijo él, sonriendo y inclinando hacia atrás su botella. —¡Kieran! Pensé que él sabía algo. Él se mantuvo sonriendo y guiñando y yo pensé… —Mis asuntos son mis asuntos, Doc. En lo que a mí concierne, ellos nunca deberían haber sabido nada. —Oh, había dos chicas fuera en la fila quienes sabían mucho de tus asuntos y estaban ansiando que te inmiscuyeras en los suyos. Él sacudió la cabeza, riendo a carcajadas, y tomó otro trago. —Hola, Kieran —dijo una chica fuera. Tienes que estar jodiéndome. ¿Cuan rápido se movía esa fila? ¿Podía la noche ponerse peor?

—No te vayas —dijo él, y las chicas una vez más me fruncieron el ceño. —Yo…yo sólo voy a conseguir otro vaso —tartamudeé, sintiendo que ese primer vaso ya se metía con mi mente. Lamentaba no haber comido antes y una sensación de hormigueo flotó en mis brazos y piernas lo que sólo el alcohol podía producir. —Kieran. Stacey dijo…

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De alguna manera me las había arreglado para beber mi vaso de vino como si fuera agua, entonces nuevamente me alejé de Kieran.

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—Damas —Kieran cordialmente se dirigió a ellas, luego volvió su atención a mí.

No oí el resto porque me giré y choqué directo contra alguien. —¿Megan? —Oí la voz que había llegado a odiar. Mis ojos subieron por su cuerpo a su rostro. —¿Jared? —Apenas dije su nombre. No necesitaba esto ahora. —¿Cómo estás? —preguntó con una voz dulce, pegajosa. Aparentemente esta noche podía ponerse peor. —Estoy genial —dije caminando hacia el bar para conseguir ese segundo vaso de vino. —Te ves genial —Elogió él y algo en su voz envió un estremecimiento por mi columna vertebral. Tal vez era porque yo sabía como se sentía su puño contra mi rostro. Aunque eso sucedió sólo dos veces, se asemejaba mucho a los de papá. El tipo Wink guiñó y alcé mi vaso. Cuando él en realidad volvió a guiñar, las esquinas de mi boca subieron esta vez y me pregunté si él sabía por que yo le había confesado. ¿Cómo podía no estar yo divertida por como eso había sucedido? —Siento haber pensado que tú sabías. Nosotros…estando juntos…es tonto y no debería haber sucedido. Soy más ética y responsable que eso. Realmente soy una buena terapeuta. Él guiñó y sonrió e intentó no darle importancia. Yo estaba tratando de mantener un trozo de credibilidad pero parecía alejase con cada intento.

—¿Mil dólares, de verdad? —dije en respuesta hacia el bar, ignorándolo. Wink, por supuesto, guiñó. —Nunca realmente hemos visto a Kieran así, entonces estábamos un poquito inseguros. Era como si tuviera fiebre y el termómetro en mi boca estaba disparándose directo hacia arriba…mercurio interno subiendo.

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—Hey, Meg. Ven a bailar conmigo —pidió Jared detrás de mí y yo me burlé de semejante idea.

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—Cariño, tú sólo nos hiciste a mí y a Todd U$1000 más ricos.

—¿Inseguros de Kieran? —pregunté. —Meg, por favor. Me encantaría hablar contigo. Tú sólo te levantaste y desapareciste y sabes, lo siento. Mis ojos repasaron al aún atractivo rostro de Jared. —Dos años Jared. Han sido dos años. No sólo me golpeaste una vez sino dos. Nunca habrá oportunidad para una tercera. —¿Este tipo te golpeó? —preguntó Wink, su sonrisa desvaneciéndose. Diablos, mis pies estaban doliéndome. Asentí a Wink, le di un revoleo de ojos y me volví hacia Kieran, quien estaba mirándome, y de la forma más madura que pude pensar, le mostré mi dedo por su pequeña apuesta de sexo que había descubierto. Por tener sexo conmigo, ¿sus amigos hacían dinero? Entonces él podía pagarme también. Por supuesto, entonces una chica con tacos y falda corta lo tomó de su brazo. Miré a mi propio atuendo. ¿Qué demonios estaba yo pensando? Necesitaba ir a casa. Jared tomó mi brazo con un poco más de fuerza. —Por favor, Meg. Háblame. —Habría reconocido ojos abusivos como los suyos en cualquier lado. Justo como los de papá y siempre con licor en el aliento. Sacudí mi brazo del agarre de Jared. Wink tiró de su brazo hacia su boca y haló su pequeño cable. —Malcom y Todd. Código K. —Seriamente, Jared. Déjame sola, demonios. —Necesitaba hablar con Kieran y ¿qué era un código K?

Y fue en ese súbito momento donde vi a un Todd con ojos ensanchados, frunciendo el ceño, venir volando desde una dirección. Wink saltó la barra justo frente a mí. Luego oí el aullido de dolor de Jared. Cuando giré de nuevo hacia él, vi el puño de Kieran en su cabello cuando golpeó el rostro de Jared contra la barra del bar. Un tipo de color envolvió sus brazos a

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—Sólo quiero hablar.

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Jared tomó mi brazo una segunda vez y dijo con los dientes apretados:

través de Kieran, rápidamente haciéndole una Full Nelson16. La nariz y boca de Jared estaban empapadas de sangre y chillaba de dolor. Todd se paró entre Kieran, quien estaba todavía sujeto, asumo que por Malcom. Yo odiaba las peleas...más que cualquier otra cosa. Tanto como disfrutaba ver la sangre de Jared sobre la mía, mi estómago se revolvió con la visión. Y pensar que Kieran no pensó dos veces para golpear el rostro de Jared contra una plancha de madera. No me di cuenta que había retrocedido tan lejos como lo había hecho hasta que mis jadeos se volvieron casi hiperventilaciones. Wink tenía trapos húmedos sobre la nariz de Jared y los ojos de Kieran estaban centrados en mí. En mis reacciones. Una mueca dolorosa cruzó por su rostro. —Déjame ir, Malcom. Alcé mi mano para detenerlo y que no pensara venir hacia mí.

Full Nelson: el acto de agarrar a otra persona metiéndose entre medio y poner sus manos detrás de su cabeza. 16

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—No… —susurré y sacudí mi cabeza, luego tan rápido como eso, me fui.

27 Kieran Traducido por Guga Corregido por liss-rose

Mientras veía a Doc alejarse de mí, mi corazón dejó de latir por un momento. —Llama a la policía —El chupa pollas que había agarrado el brazo de Doc masculló a través de su nariz y boca sangrantes. Wink asintió, dándome una mirada. —Llamaremos a la policía, pero tenemos a varias personas que te vieron agarrando a la fuerza a la chica, cabeza de polla —dijo Todd. Malcom me giró donde un grupo de chicas estaban paradas mirando con ojos grandes, pero sonriendo y retorciéndose cuando las miré. La única chica que me importaba, la única que quería hacer feliz, había salido por la puerta. Malcom me liberó y no me quedé esperando. Partí inmediatamente.

—Sube —ordené. —Kieran, no… —¡Sube! —Yo no estaba jodiendo. —¿Y si no lo hago vas a golpearme? —escupió ella.

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Ella estaba aún a cincuenta metros de distancia de su auto cuando sus ojos encontraron los míos mientras yo estacionaba cerca de ella.

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Fuera del bar, miré a ambos lados cuando divisé sus pies descalzos corriendo calle abajo. Salté a mi motocicleta, la encendí y conduje en dirección a Doc.

—Doc. Estoy enojado pero nunca pondría una mano en ti. Nunca. Ahora, sube a la maldita motocicleta. Como cualquier dama, subió su vestido y lanzó una pierna como si ella estuviera altamente acostumbrada. —Sostente —dije. Aceleré más de lo que quería y ella se apartó de mí. Mentalmente le agradecí a Dios por haber puesto el respaldo la semana pasada. No tenía el casco y estaba molesto por no pensar en eso…en las posibilidades. Respiré más pesadamente cuando sus brazos se envolvieron alrededor de mi torso. Conduje y conduje, intentando resguardarme del viento. Estaba más frío que la mierda mientras las luces de la ciudad se desvanecían detrás de nosotros. Me desvié de la autopista hacia una curva, una ruta de dos carriles que yo amaba, finalmente deteniéndome frente a una cascada. Paré la máquina pero mantuve el faro encendido sobre las cascadas. —Lo siento, Doc. Ella se sentó en silencio, con su cabeza descansando en mi espalda. —¿Por qué, Sr. Scott? ¿Apostar que usted me llevaría a la cama o por destruir el rostro de un hombre? Liberé el manillar y me moví hacia atrás contra su toque, mi espalda aún hacia ella. —Lo siento por asustarte. No lo siento por herirlo. Te encogiste cuando él agarró tu brazo. Él estaba fuera de foco.

—Eso no está bien. Oí lo que ella estaba diciendo, pero era duro para mí ver las cosas de esa manera, no permitiría que ella fuera herida. Era lo suficientemente duro para mí permitir que cualquier hombre faltara el respeto o hiriera a cualquier mujer, pero herir a Doc…Verlo agarrarla desde la banqueta donde yo estaba sentado era añadir gasolina al fuego ardiendo. Lo permití una vez pero la segunda vez era inexcusable.

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—Sí —dije.

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—Golpeaste su rostro contra el bar, Kieran —dijo ella tranquilamente y con un toque de miedo en su voz.

—Así que él nunca debió haberte tocado. Yo no sabía que demonios quería de ella pero era más de lo que nunca había querido antes. Diablos, yo nunca había querido una maldita cosa de una mujer antes. No sabía como hacer esto…tenía veintiséis putos años y nunca había cortejado una mujer antes. Nunca. Me paré, levanté una pierna fuera de la motocicleta, me volteé y levanté la otra fuera, extendiéndola, pero enfrentándola. Era la primera vez que noté que ella estaba encorvada y tiritando. Inclinándome y pasando a su lado, abrí mi alforja, tiré de mi chaqueta de cuero hasta deslizarla fuera, luego la envolví alrededor de sus hombros. Por sí misma, deslizó sus brazos dentro. —No sabes quien soy, Doc. —Kieran…no —susurró, alcanzando y acariciando mi rostro. Sorprendiéndome, me fundí en su toque, acariciando con mis labios y tocando su palma con mi lengua. Sus manos estaban frías así que tomé su otra mano, las sostuve juntas y soplé en ellas. Sus putos necesitados ojos me miraron fijo. Y me enfureció que ella no viera que clase de tipo era yo realmente. Apreté su cuello y fieramente empujé mi boca en la suya, mi lengua lanzándose con fuerza y veloz en su boca, como sabía que a ella no le gustaba. Ella hizo una mueca de dolor y se quejó mientras su lengua trataba de mantenerse a la par con el frenético ritmo de la mía; pero luego sus labios presionaron juntos y trató de resistir mi beso. Jadeó cuando la liberé.

—Déjalo. Sé lo que estás haciendo. Anoche estabas enterrado en mí, Kieran. ¿Pensaste que iba a detenerte anoche? —Podía fácilmente dominarte si intentabas detenerme. Ella sacudió su cabeza.

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—Es en serio, Doc —dije deslizando mi mano hacia arriba de su muslo, deteniéndome justo a poco de sus bragas…podía sentir su calor irradiando de ella. Ella no se apartó.

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—No… —susurró de nuevo.

—No me asustas. De hecho, bastante lo opuesto. A la mierda con esto. Ella estaba tratando de meterse en mi cabeza y manipularme. Me erguí y salí de la moto. —Créeme, cariño, soy uno de esos tipos sobre los que tu padre te advirtió —gruñí y me dirigí al borde del agua. —¿Qué quieres de mí, Kieran? He roto cada posible código de ética como profesional contigo. ¡Tú. Eres. Mi. Cliente! Nos hemos enviado mensajes. He llamado cuando no debía. Me he mudado contigo y ahora…he dormido contigo. Si la corte lo descubre, perderé mi trabajo. No puedo afrontar pagarte renta todavía. No sé cuando o si podré pagarte por el auto nuevo. Kieran, antes de ti, podía apenas pagarme la comida. Me avergüenza decirlo pero es verdad. Y tú has cambiado mi vida en más de una de las maneras que puedas imaginar. Escuchar sus palabras me calentaron pero todo lo que tenía para darle ahora mismo era mi dinero…y mi cuerpo. —Doc. Te compré algo de comida porque tu cocina estaba vacía. Te he llevado un par de veces a casa. Nada de eso me hace un santo. Soy lo que soy. —Tienes razón, Kieran. Un santo sería alguien que tendría un globo y un ramillete de barras de caramelo para un dulce niño en un hospital. Tú no harías algo como eso. El sarcasmo goteaba de sus palabras. Mis cejas se arquearon hacia arriba donde ella no podía ver pero me volteé y la miré. Me preguntaba como ella sabía que fui yo. Ella se había bajado de la motocicleta y parado en sus pies desnudos, los cuales estaba seguro, estaban congelados.

Tomó cada puntada de autocontrol no ir hacia ella y levantarla. —¿Qué quieres de mí, Doc? Ella deslizó sus manos en los bolsillos de mi chaqueta de cuero, en la que estaba realmente sumergida.

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—Hiciste eso porque esa es la clase de hombre que eres —dijo ella, lentamente caminando por las piedras hacia mí.

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—Hice eso por ti. No por mí —dije sin aliento.

—Quiero saber que te hizo tan confiado que yo tendría sexo contigo…que apostaste mil dólares en eso. En mí… —Las últimas dos palabras las susurró. —Cuida tu boca. Y no lo hice. Finalmente a mi lado, ella se alzó en las puntas de sus pies. —No me mientas, Kieran —rugió enojada, pero tan malditamente adorable que yo quería arrojarla sobre mi hombro y llevarla a casa. Agarré sus hombros —No miento, Doc. Y aposté con ellos que no tendría sexo contigo en dos semanas. Perdí. Si hubiese sabido de antemano que la verdad la heriría, no habría dicho nada de nada. Pero con mi reconocimiento vino un frunce entre sus cejas y su fenomenal boca cayó abierta ligeramente. —¿Les apostaste que no me cogerías? —preguntó, e hizo unos pasos hacia atrás. —Doc. Es lenguaje de chicos. Todd supo que necesité su ayuda dos veces —dije sosteniendo arriba dos dedos—, con respecto a ti. Yo nunca ayudé a ninguna chica fuera de mi hermana. Entonces, ellos estaban hablando tonteras. Deslizaron una apuesta que yo no te tendría en la cama muy pronto. Tomé la apuesta, dije que no lo haría. —Pero lo hiciste —dijo ella. Asentí.

Tomé dos pasos lentos hacia ella y como si ella supiera que yo estaba levantándola, alzó sus brazos casi como un niño. Una vez que tuve su cuerpo cerca de mí, ella instintivamente envolvió sus alrededor de mí y ambos oímos el rasgado de la tela. Sus ojos se dispararon más abiertos de lo que yo alguna vez había visto mientras ella alcanzaba su cadera. —Mi vestido se desgarró —chilló, luego ambos comenzamos a reír.

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—Kieran… —susurró, y cada nervio de mi cuerpo vino a la vida.

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—Y pagaría diez veces eso por hacerlo de nuevo.

Pero la risa sólo duró hasta que mi boca cubrió la suya, esta vez como a ella le gustaba, lento, besos perfectos. Su nariz estaba fría contra mi rostro y sabía que necesitaba llevarla a casa. Me senté a horcajadas de la motocicleta con ella aún alrededor de mi cintura. Cuando me senté, descansé su trasero tan cerca de mí como ella podía lograrlo y sus piernas colocadas sobre la parte superior de mis muslos. Mi habilidad para múltiples tareas con ellas era notable. Podía besarla, caminar, sentarme, sostenerla y todavía pensar. Ahora iba a besarla y hacerla venir. Así que, mientras continuaba besándola, mi mano comenzó a serpentear hacia arriba a sus ya despatarradas piernas. Primero corrí sobre la suavidad de sus bragas pero no podía esperar otro segundo para sentirme dentro de ella. Aparté sus bragas a un lado mientras mi dedo medio se deslizaba dentro de ella. Me asombraba como ella respondía a simplemente mi dedo. Y con mi dedo enterrado en ella. Froté mi pulgar sobre su dulce lugar justo por encima. Se liberó del beso con pequeños jadeos escapando de su boca. Actuando en su propia armonía, sujetó mi camiseta mientras se recostaba sobre la motocicleta. ¡Puta! Yo quería enhebrarla aquí mismo. Con mis jeans puestos y mis piernas desparramadas, mi pene estaba por partirse en dos por la posición en la que yo estaba, pero no había manera en el infierno que yo me moviera. —Jesús, Megan —dije observándola retorcerse bajo mi toque. Sus ojos estuvieron lo suficientemente abiertos para que yo viera el destello de fuego que yo había iniciado.

De pronto, sus muslos presionaron contra los míos y sus caderas se arquearon hacia arriba para encontrar mi mano; y al quejarse ella en voz alta, sentí su interior codiciosamente pulsando alrededor de mi dedo. Oh, dulce, dulce bebé Jesús.

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Yo había aprendido a través de los años ni a aumentar o bajar el ritmo cuando una mujer hacía esa clase de sonidos. Ese placentero clamor significaba continuar haciendo exactamente lo que estaba haciendo. Y lo hice. Lo hice con tota la intención de hacerla venir…continuar con el asalto de mi dedo y dejarla esperando…hasta que lleguemos a casa.

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—Ooooh —gritó.

—Kier-an —susurró haciendo mi nombre sonar como dos palabras separadas. Manteniendo mi dedo en la calidez, tiré para ponerla erguida con mi otra mano y fundí mis labios con los suyos, sofocando sus jadeos. Inesperadamente, los faros de un auto barrieron sobre nosotros y quité mi mano y envolví ambos brazos a su alrededor, enterrando su rostro en mi pecho. El auto no se detuvo pero me sentí como un chico de 16 años siendo atrapado mientras estacionaba. —Te quiero, te necesito —la voz de Doc chilló mientras todavía estaba presionando contra mí. Elevé su mejilla, besé suavemente sus labios y bajé de la motocicleta. Tirando fuera mis chaparreras de cuero de la alforja, los sacudí. —Estos van a ser demasiado grandes pero prometo que estarás caliente. —No…por favor…te necesito ahora. —Sus desesperados ojos rogaban mientras sus pequeñas manos aferraban mi camisa. Con mis ojos, exploré toda el área por alguna cosa. Temía que mis palabras la hiriesen pero no podía hacerlo aquí. Alguien podía avanzar sobre nosotros en cualquier momento. —Doc. Alguien podría vernos y yo… —No me importa. Por favor. Por favor.

—No puedes seguir desgarrando mi ropa, Kieran. No tengo tanta. Dios, si ella sólo supiera lo que yo podía comprarle. Le daría lo mejor de todo. Sólo sonreí y comencé a ajustar cerrando la cremallera.

las chaparreras alrededor suyo,

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Le ofrecí mi mano mientras ella se bajaba de la moto examinando la rotura de su vestido.

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¡MIERDA! No podía oírla decir por favor. No haría esto aquí…no con ella. Algún día…tal vez, pero la quería caliente en mi cama no parada al lado de mi moto.

—Cuando lleguemos a casa, nena…eres mía. —Amenacé en su oído, y su cuerpo se estremeció. Su cabeza cayó hacia delante como derrotada, sin embargo, y yo presioné mi cuerpo contra su espalda, esperando que ella sintiera que yo quería estar con ella también. Su vestido se escabulló por la parte superior de las chaparreras pero todavía ella estaba bonita como el demonio. Viendo mis chaparreras y chaqueta en ella…sin palabras. —Se ven un poco cómicas con el vestido…desnuda sería mejor — bromeé, palmeando su trasero. Saltamos sobre la motocicleta y nos dirigimos a casa pero como a mitad de camino, estacioné junto a la banquina cuando sentí su agarre aflojarse. —¿Qué está mal? —preguntó ella perezosamente. —¿Vas a dormirte? Sus ojos somnolientos parpadearon hacia mí y asintió. —Un poquito. Lo siento. Santa mierda. Ella podía haberse caído de la maldita motocicleta. Me bajé de la motocicleta, la adelanté cerca de uno centímetros y me coloqué detrás de ella. —¡Kieran! No puedo conducir.

Yo nunca había ido en el medio de una motocicleta pero lo haría cualquier día con ella.

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—Sí. Sin preocupaciones —dije, encendiendo la motocicleta y metiéndola contra mi pecho. Luego susurré en su oído—, tal vez estarás más fría pero probablemente no te quedarás dormida.

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Eso me hizo reír en voz alta. Como literalmente.

28 Megan Traducido por Kmila92 Corregido por Kmila92

Tan duro como he luchado, estando acurrucada en la seguridad de sus brazos, el sueño todavía me encontró. Creo que él también lo sabía porque durante un tramo del viaje, él sólo condujo con un brazo y el otro me sostuvo. Cuando doblamos en la esquina de esa calle, un coche de policía se quedó en el camino de entrada y rápidamente me volví más alerta. El recuerdo del agente policial

apareciendo para ponerme en custodia de

protección policial me perseguía. Cada vez que era sacada de mi casa, la policía se presentaba con algún Departamento de Niños o trabajadores de familia. —Prométeme algo, Doc —dijo en mi oído. Miré de vuelta hacia él —Bueno. —Ve directo a la casa. No des la vuelta —él dijo con tal gravedad en su

pregunté mientras nos detuvimos en el coche. Él beso mi mejilla. —Le destrocé la cara a un tipo en un bar —dijo, haciendo un sonido de chasquido. —El código del garaje es 5256. Ve ahora. Apreté su mano cuando él me ayudó a bajar de la motocicleta. Caminé directo a la pequeña caja rectangular fijada al garaje y registré el código.

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—¿Estas en problemas? —le pregunté, y él asintió. —¿Qué hiciste? —le

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tono que simplemente asentí.

No me di la vuelta, tan duro como fue; yo simplemente miraba la puerta del garaje abierta y luego hice mi camino hacia la puerta del condominio. El más fuerte impulso por tomar un vistazo se apoderó de cada parte de mí. No respetando lo que él pedía, lo hice. La Harley estaba ahora aparcada en el garaje y él estaba caminando con la arrogancia más sexy conocida por el hombre, hacia los oficiales que estaban ahora de pie en el capó del coche patrulla. De repente, Kieran sostuvo un dedo a los oficiales y se volvió hacia mí. Extendió su teléfono. Me tropecé sobre las extra largas chaparreras17 que llevaba para llegar a él. Y no pude evitarlo; tiré mis brazos alrededor de su cuello. —Esto es mi culpa —lloré. Él me apretó y las lágrimas en mis ojos rodaron sobre las orillas de mis mejillas. Cuando mis pies descansaban en el suelo, él besó mi frente, limpió mis lágrimas con sus pulgares. —No, Doc. Este es mi mal rollo. Dame las llaves de tu coche. —¿Qué? —Las llaves de tu coche. Dámelas. Las tomé de mi bolso y se las entrego a él. —Ahora has lo que te dije. Asentí, giré alrededor pero luego me volví hacia él. —Kieran.

ser un testigo. Yo estaba allí. Sus ojos se oscurecieron y negó con la cabeza. —Por favor, haz lo que te dije.

Chaps: Chaparreras, revestimientos resistentes para las piernas que consisten en polainas y un cinturón. Se ciñen sobre los pantalones con un cinturón integrado, pero a diferencia de los pantalones no tienen asiento y no se unen en la entrepierna. 17

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—Por favor ¿Puedo hablar con ellos y explicar lo que pasó? Yo podría

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Él inclinó su mano, silenciosamente preguntándomelo que quería.

Frustrada, me volví, arrastrando los pies en las chaparreras hacia las escaleras de la casa y cerré la puerta del garaje detrás de mí; inmediatamente eché el cerrojo a la ventana frontal. La casa estaba inusualmente oscura así que pude ver claramente hacia afuera. Ellos hablaban mientras hacía de mis uñas una comida. Kieran estaba asintiendo y yo estaba extremadamente esperanzada con que él iba a venir en breve. Pero luego, sostuvo sus brazos abajo a los lados y ellos comenzaron a palmearlo hacia abajo. Él se dio la vuelta encarando la casa y me congelé preguntándome si podía verme. Su barbilla cayó contra su pecho cuando ellos jalaron sus brazos detrás de él, y silenciosas lágrimas mancharon mi rostro. Él podría haberse resistido con tanta facilidad. Era casi del doble del tamaño de los oficiales, pero parecía estar charlando con ellos. Uno de los oficiales estaba riendo y Kieran sonrió. Todo el asunto parecía extraño. Una vez Kieran fue cuidadosamente colocado en el asiento trasero, los oficiales entraron y arrancaron la unidad. Sintiéndome vacía y sola, vagabundeé por la desocupada casa con su teléfono en mi mano. Cuando pasé la habitación de Kieran, decidí quitarme las chaparreras y su chaqueta de cuero. Me quité el vestido rasgado y cogí la misma camisa que había doblado sobre su cama esta mañana después de que dormí con ella la otra noche. Gracias a Dios, su olor no se perdió.

cuero, me deslicé en ella y luego me enterré en sus sabanas -su esencia ahora en la manta rodeándome. Durante mucho tiempo, me quedé mirando su teléfono, deseando ir a través de él. Pero, luché contra la urgencia y sabía que iba a respetarme a mí misma en la mañana o... estaría muy cabreada si no lo hacía. Era cerca de la medianoche cuando mis ojos comenzaron a hacerse pesados y aunque estaba un poco caliente con el cuero, no estaba

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size. Su ventilador de techo sopló fuerte así que atrapé su chaqueta de

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Arrojé su edredón y sabanas hacia abajo y me subí en la cama king

totalmente apagada. Mi teléfono vibro y trajo mis ojos más amplios. La pantalla marca Ruthie. ¿Bueno? ¿Pudiste encontrar tu virginidad o se ha ido? Dime, le diste to K Especial!!! Delicioso Estaba demasiado cansada para contarle las últimas 24 horas de eventos, pero lo haría por la mañana. Sostuve su teléfono y mi teléfono

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juntos en un abrazo de muerte y cerré mis ojos.

29 Kieran Traducido por Caribel Guaramato Corregido por liss-rose

Jason Reed, mi leal abogado, se paró ahí en su sudadera y camiseta mientras yo venía saliendo de la celda de detención. La mirada en su cara gritaba que estaba cansado de rescatar mi culo, pero su recuperación era equivocadamente mejor que si yo lo hubiera hecho. Caminé al registro, mientras retiraba mi reloj, algo que intencionalmente no le di a Doc simplemente por la marca. Jason y yo no dijimos ni dos palabras en el auto, no por falta de intentar de Jason. Yo solo tenía una sola cosa en la mente y era rezar por que ella estuviera todavía en mi casa. Mi pierna se balanceaba arriba y abajo con ansiedad desde el asiento del pasajero. Jason sabía que yo estaba al tanto de la cantidad de dinero, incluso si no lo llamaba mío. Y sabía demasiado bien porque hizo esas cosas por mí, y no fue porque yo le gustaba. —No olvides… —dijo Jason mientras cerré la puerta de su auto y bajaba al centro, cerca del auto de Doc.

Desbloqueé el auto y moví el asiento trasero antes de entrar. El auto olía a ella, no quería irme de ahí en toda la noche. En el instante en que prendí el auto, arrastré mi culo a casa. Cuando fui adentro, su dulce esencia me dio la bienvenida. A lo mejor es algo terrorífico pero mi pene instantáneamente se endureció y comenzó a

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—No olvides tu primera aparición en la audiencia hoy. —Nunca lo olvidaría.

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Sabía que lo iba a decir de todas maneras:

dirigirme directamente a través de la casa. Su puerta estaba cerrada, eran después de las 4 pero no pude contenerme… silenciosamente abrí la puerta y cuando vi el deslizar de la luz sobre la pulcramente cama vacía, mi corazón se desplomó por un corto minuto mientras entraba a las otras dos habitaciones. Mi cuarto estaba abierto y vi las sabanas arrugadas antes de entrar, encontrando a ninguna otra chica en mi cama quien causara esta tormenta de mierda. Pero ver a Doc acurrucada como una bola, vistiendo mi chaqueta de cuero, causó que mi corazón encontrara un inestable ritmo. Esta chica… esta mujer era hermosa, y ella me retaba de una manera que ninguna mujer lo había hecho en ninguna manera que yo lo permitiera. Sabía que nuestra relación empezó de una rara manera. Sabía que ella trató desesperadamente mantener su profesionalismo. Y mientras su pequeño cuerpo acurrucado en mi cama comenzó a nadar en mi chaqueta, sabía que me había completamente enamorado de ella.

Presioné el botón de mi teléfono y no tenia mensajes de texto. Luego presioné el de ella. No tenía código de bloqueo. ¿Quién no tenía código de bloqueo? Sabiendo que estaba haciendo una cosa de mierda. Vi sus llamadas recientes, Ruthie, Dad, Work, Viv, y otro nombre que no tenia nombre asociado. Sonreí porque no era una lista de tipos. Después vi los mensajes. Básicamente los mismos mensajes, excepto que yo estaba en la lista también, como el hombre más sexy. Dios, necesitaba cambiar eso,

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Mi camisa estaba doblada y tendida en el pie de la cama y también estaba su vestido. Me pregunté que tenía debajo de mi chaqueta. Me quite mis botas y accidentalmente golpeé su vestido. Puse mis ojos en ella. Ella se revolvió y rodó sobre su espalda, pero no se despertó. Nuestros teléfonos estaban tendidos al lado de ella y los agarré para que no durmiera encima de ellos.

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Quería despertarla y confesarle que estaba loco por ella. Quería dejarle saber que ella nunca tendría que preocuparse por dinero de nuevo. Quería que supiera que si le rompía sus bragas o si ella destruía su vestido, otro estaría esperando. Quería que ella tuviera un helado cada vez que quisiera y que nunca, nunca tuviera que preocuparse por comida en su barriga. Quería más que nada que supiera que yo estaría ahí cuando tuviera una pesadilla y que nadie volvería a poner un dedo en ella de nuevo. Nunca. Iría a prisión antes que permitir que eso pasara.

estaba siendo un imbécil cuando lo coloqué en el nombre. Tratando de hacerla reír. La curiosidad tomó lo mejor de mí con Ruthie, y me pregunte si ellas hablaron de nosotros, pulse su nombre, y una serie de conversaciones salieron, en la primera leí: Entonces? Encontraste tu virginidad o ya se fue? Dime, se la diste a tu especial K!!!! Rico. Mi corazón se desplomó y tiré el teléfono, agradecidamente cayó en el pie de la cama, ¿virginidad? ¿Qué mierda? Recordé cuando lloró anoche… donde hubo gritos de dolor que yo malinterpreté por placer. La mía fue quitada cuando tenía 16, yo era un estudiante de segundo año, y la chica era estudiante de último año. No había pensado en virginidad en años. Demonios. Las chicas dicen eso todo el tiempo, pero yo raramente les creo, la última virginidad que sabía que tomé, era una estudiante de primer año en la universidad. Mirando a Doc, su pequeña boca estaba separada, su pecho creciendo y cayendo con cada aliento. Ella escogió darme su virginidad después de 23 años. ¿Por qué?

De repente tuve una idea. Esta semana sería una tortura…pero tendría mi chance de compensárselo y sexualmente atormentarla en el proceso. Después de dejarla en mi cama, tomé mi posición en el sillón y comencé a conspirar.

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El honor que sentí, el placer que sentí, ella solo había sido mía, MÍA, no había compartido su cuerpo nunca con otro hombre.

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Recordé cuando me vine y mis embestidas se convirtieron más poderosas… parcialmente porque nunca quería olvidar lo bien que ella se sintió y nunca quise que ella me olvidara. ¡Demonios! Yo nunca le haría daño. No sabía. Con mi puño, cubrí mi boca. Quería despertarla, gritarle por no haberme dicho. Hubiera sido tan diferente. Necesito que ella sepa eso y que lo hubiera tomado en consideración. Todavía hubiera dolido pero por razones diferentes. Hubiera sido gentil y cariñoso con cada centímetro de ella.

Me paré en la cocina tomando café cuando la oí levantarse. Volví a colocar ambos teléfonos en la cama con ella. Ella se levantó, arrastrando los pies, con su cabello despeinado y sus ojos soñolientos y sin idea de lo hermosa que era. —¿Estas en casa? —preguntó, sus ojos llenos de alivio mientras sus dedos corrían a través de su cabello. —Lo estoy. No pude decir si estaba insegura de como responderme así que tendí mi brazo. —Ven aquí —dije, y con sus pies descalzos vino hacia mí. La chaqueta de cuero era mía pero que ella la vistiera causó que mi corazón sonriera. Ella envolvió sus brazos alrededor de mi abdomen y la tomé con mi brazo. —Dime que pasó —dijo soltándome y moviéndose sobre el taburete. —¿Tienes hambre? —pregunté. —Sr. Scott, pare de ignorarme —dijo con una lenta sonrisa. Encogí los hombros, me senté en silencio y sonreí. Me contoneé hacia su pequeño y hermoso trasero, me preparé un café en la isla, besé su frente. —¿Qué tal si hacemos un trato, pequeña mierda testadura?

—Bueno, tú eres una gran mierda testadura —No voy a discutir eso, tú comes, yo hablo. Ella agarro un brownie de plátano del montón, lo peló, dio un mordisco y con la boca llena dijo: —Habla —Fui liberado —dije con una sonrisa.

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—Si

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—Oh, ¿soy una pequeña mierda testadura? —preguntó, con sus cejas arriba.

Su cabeza se sacudió con lo que estaba seguro que era frustración. —Doc. No hay nada que contar. Fui agarrado y luego liberado. Ella tendió su banana en la mesa y paró de comer. Esta chica golpeaba cada botón que tenía. —Tengo una audiencia hoy. El plátano encontró su boca otra vez y sonreí, pero ella lo dispuso de nuevo hacia abajo después del mordisco. —Son las 2 pm. Otro mordisco. —Tengo que aparecer. Otro mordisco, dejó un mordisco. —Te haré saber lo que pase. —Si esto es lo que hace falta para hacer que hables, me voy a poner muy pero muy gorda —dijo y ambos nos reímos.

Aquí estoy sentado en la corte otra vez, Jason mi abogado, a mi izquierda. Shauna, la DA, en la mesa a la derecha. El reportero de la corte comenzó su anuncio mientras el Juez Joe hizo su caminata al banco.

Shauna se levantó —Su señoría, el Sr. Scott ha agotado otra carga a su batería. Estamos aquí para solicitar que se reporte al centro de detención para sus 48 horas de sanción.

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—Señorita Clark esta aquí también —comenzó el juez Joe—, prepare su caso.

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Mientras la introducción comenzó, escuché el cuarto de la corte y vi por encima de mi hombro. Doc caminó a través de las puertas. Estaba bien vestida. Profesional, sus espectaculares ojos grises solo miraban los míos por un momento antes de que se sentara en los bancos atrás de nosotros.

Me retorcí un poco en mi asiento. No quería hacer 48 horas en la cárcel pero lo haría. Más importante, no quería que Doc viera esto. —Su señoría, el Sr. Scott ha estado atendiendo a terapia como ordenó y nosotros creemos que ha hecho un cambio positivo. Cité a su terapeuta esta mañana en su oficina como testigo para testificar el hecho. Agarré un puñado de la chaqueta del traje de Jason y le di un tirón hacia mí. —¿Qué tal si me lo dices la próxima vez, entendiste? Jason me dio una mirada de ¿qué te pasa? Pero asintió. Shauna se paró otra vez. —Eso está bien, su señoría. El estado estará más que feliz, que oírlo de la Srta. Clark. —Srta. Clark, ¿tomaría el asiento de testigo por favor? Miré, mi corazón causando estragos en mi pecho, mientras Megan hizo su camino hacia el stand con su archivo. Después de estar sentada, Jason se paró. —Diga su nombre para el registro —Megan Clark —¿Y Sra. Clark, que hace usted? —Soy psicóloga registrado con un nivel master.

—Trabajo con una subvención. Yo proporciono terapia a personas que han sido enviadas por la corte. Su máscara de profesionalismo estaba puesta pero yo tenía el presentimiento de que estaba tan nerviosa como yo lo estaba. —¿Y estaba dando terapia al Sr. Scott? —Si. —Ella asintió

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—¿Y qué es lo que hace para la corte?

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Ella estaba negándose a verme. A lo mejor era lo mejor, pero odiaba que ella tuviera que pasar por esto por mi culpa.

—¿Cómo ha estado eso? —Bueno. Él ha ido a todas las sesiones programadas excepto a una. Después de reunirnos nosotros hablamos y programamos la siguiente. Si así lo hicimos. Ahí es donde me quedaba hasta los tobillos con agua corriendo sobre mis botas y tenía su cuerpo presionado contra su auto. —Srta. Clark, ¿cree usted que el Sr. Scott está haciendo progresos en la terapia? Yo quería que ella me mirara para así poder ofrecerle una sonrisa. —Si lo creo. Él se ha abierto acerca de varias cosas y siento que estamos haciendo progreso. No pude dejar de notar que ella dijo “nosotros” Jason sacudió su pad amarillo encima de la mesa donde yo me senté y preguntó: —En relación a la pelea de anoche, ¿ha tenido oportunidad de hablar con él? —No en sesión, él tiene terapia hoy a las 4:30. —Eso es todo El juez Joe miró a Shauna. —¿Tiene algo más que decir?

—Puede retirarse como testigo. Gracias, Srta. Clark. Doc asintió al jurado y dejó la sala. Yo respiré, atrapando su intoxicante esencia mientras pasaba. —Sr. Scott —dijo el juez Joe, yo me levanté. —Si, Sr.

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—No, su señoría. Nosotros hemos trabajado con la Srta. Clark en otros casos y ella es un testigo creíble. Dejaremos la sanción del Sr. Scott a la discreción de la corte.

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Shauna dijo:

—Se reportará a terapia hoy con la Srta. Clark y luego se reportará al centro de detención por 24 horas de sanción. Debido a que ha hecho lo que la corte ordenó, no haré la sanción por 48 horas. Sin embargo tengo un reporte de una nariz rota que fue causada por usted. Claramente todavía hay trabajo por hacer, será liberado exactamente en 24 horas, la corte entra en receso.

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No me quede a hablar o discutir esto con Joe. Necesitaba encontrar a Doc.

30 Megan Traducido por rihano Corregido por Briggitte

Saliendo del palacio de justicia, mi corazón se rompió por Kieran. Yo no sabía que había una posibilidad de que él fuera a la cárcel. Pensé que esta audiencia era estrictamente respecto a los nuevos cargos. La posibilidad de que mi testimonio lo enviara a la cárcel me hizo querer vomitar. Regresar al trabajo era lo último que quería hacer. ¿Qué había hecho? He puesto en peligro mi carrera, recién comienza y ¿por qué? para dormir con... vivir con... el más delicioso hombre que jamás había visto. Yo sabía que era yo para Kieran. Recuerdo sus palabras con claridad cuando le pregunté sobre una relación monógama, un jugador tiene que jugar.

*** De vuelta en el trabajo, fui a la oficina de mi compañero de trabajo y llamé. —¿Dale? —¿Sí? Entra —dijo, y entré en su despacho—. ¿Qué pasa?

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Me negué a sentir lástima por mí misma. No cuando mi mamá se fue. No cuando mi padre me golpeó. No cuando Jared me golpeó. Había mujeres, niños, personas que la tenían mucho peor que yo. Tenía mucho que agradecer. Estaría bien después de Kieran también... el solo pensamiento me hizo marearme y cuando me estacioné, descansé mi cabeza sobre el volante. Mi corazón pareció detenerse con la idea de perder a Kieran. Ahora sabía lo que sería estar sin él, y yo no quería estar así.

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Yo no tendría... no podría sostener eso en su contra. Ese es quien era él y había sido honesto acerca de eso. Esas son las diferencias entre hombres y mujeres. Los hombres pueden tener relaciones sexuales y no conseguir apegarse emocionalmente. Pensé que yo podría también... pero mi corazón fue lastimado hoy. Quería que Kieran me conservara... me escogiera de entre todas las mujeres.

Alisé mi falda repetidamente en la parte delantera, los nervios consiguiendo lo mejor de mí. —¿Megan? ¿Estás bien? Asentí. —Sí. Necesito ayuda en un caso. Quiero decir, realmente no ayuda. Necesito transferir un caso. ¿Tienes algunos espacios? —Si. ¿Qué pasa? —preguntó, cruzando las piernas como una mujer. Odiaba cuando los chicos hacían eso. —Él es una derivación judicial. Y parece que hay algunos límites cruzados y no me siento como que puedo éticamente continuar —le expliqué—. Él viene hoy a las 4:30. Él echó un vistazo al reloj, levantando una ceja. —Está bien. —Gracias, Dale. Voy a agarrar su expediente. —Después lo repaso completamente y me aseguro de que es seguro pasarlo. *** Con cada tic-tac del reloj, mi estómago se retorció en un nudo apretado. Ética y profesionalmente, esto era lo apropiado por hacer. Yo estaba viviendo con el chico. Los límites estaban un poco más que sesgados en este punto. Me senté en mi escritorio con mis rodillas dobladas debajo de mí cuando escuché los latidos de su Harley. Era temprano, y la bilis avanzó su camino hasta la parte posterior de mi garganta. Sin duda, él sabía también que esto no podía continuar. A pesar de que se había abierto a mí, fue sólo después de una pesadilla. Quién sabe, quizás hablarnos y llegar a conocernos el uno al otro continuaría alrededor de la casa. El timbre suave en mi oficina sonó para indicar que un cliente estaba aquí. Me deslicé en mis zapatos y caminé lentamente a la oficina de Dale.

Asentí, dejé caer mi culo en una de sus sillas y miré la papelera, temiendo que iba a vomitar cuando la saliva se agrupó en mi boca. Mientras tomaba una respiración lenta y profunda, eché un vistazo a los cinco marcos en la pared de Dale con diferentes certificados y su diploma de la universidad. —¡DOC! —Escuché a Kieran gritar, y luego un ruido sordo en el pasillo.

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—Está bien. Déjame traerlo y tú puedes decirle aquí, entonces voy a terminar arriba.

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—Es temprano, pero él está aquí —dije, y Dale sonrió.

—¡Sr. Scott, por favor pare! Cálmese. —Dale se mantuvo tranquilo. —Juro por Dios, no quiero hacerle daño. Sólo quiero ver a Megan. —Su voz era baja y llevaba precaución. —Escúcheme —dijo Dale. —No escuche usted. Voy a pasar su cabeza a través de esa maldita pared si usted no me quita las manos de encima. ¡DOC! Salí corriendo de la habitación y los encontré en un callejón sin salida en el pasillo. Dale era apenas de la mitad de su tamaño. —¡¡Doooc!! —Kieran respiró pesadamente por su boca cuando dijo mi nombre, y sus ojos se cerraron apretados. —Megan —Dale dijo mi nombre con severidad—. ¿Debo llamar a la policía? —¡No! —Negué con la cabeza. —Kieran. Este es mi supervisor... —empecé. —Lo siento —le dijo él a Dale, luego agarró mis brazos, agitándome suavemente—. Doc. Me voy a la cárcel cuando salga de aquí, durante veinticuatro horas. Necesito que escuches. Levanté mi dedo hacia Dale. —Danos un minuto. Yo personalmente acompañé a Kieran a mi oficina y cuando cerré la puerta, envolvió mi cuerpo con el suyo y me abrazó. Con la misma rapidez, me empujó lejos pero mantuvo las manos plantadas en mis hombros. —Escúchame. ¿Te acuerdas del código del garaje? Vas a estar allí sola durante veinticuatro horas. Ruthie es libre de venir y quedarse. Pero yo estaba pensando que podrías quedarte. Aquí hay $ 200.

La desesperación en sus ojos me asustó, así que tomé el dinero. —¿Todo esto es porque tú golpeaste la cara de Jared en la barra? —Le pregunté. La confusión nubló su rostro. —¿Jared? —Sí. Ese cuyo rostro tú golpeaste.

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—¡Alto! —Dijo sacudiendo mis hombros—. Toma el dinero. No lo uses si no quieres, pero tenlos por si los necesitas. ¿Está bien?

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—¡Kieran!

Todo el cuerpo de Kieran se puso rígido. —¿Jared, el tipo que te golpeó una vez? —Sí. Los ojos castaños que amaba se oscurecieron y su músculo de la mandíbula se apretaba una y otra vez. —Kieran. ¿Que está mal? —No me di cuenta de que todavía estaba en tu vida. —No lo está. No lo había visto en dos años, hasta anoche en Winks. —¿Tienes una foto vieja? Me gustaría llevársela a Todd para que él nunca lo deje entrar de nuevo. Él parecía más distraído ahora y no como frenético. Tenía miedo de decirle que tenía muy pocas fotos de mi vida. —Tendría que buscar. ¿Me dejarías llevarte? Tendríamos más tiempo juntos. —La desesperación enlazó mis palabras. Sus ojos no se encontraron con los míos. —No—. Con su mano, él cubrió mi corazón. —Pero no renuncies a mí. Quédate conmigo. Por Favor. Esta vez, sus abatidos y hermosos ojos marrones encontraron mis ojos desgarrando mi corazón. —Kieran. No estoy renunciando. Pero hoy, fue tan difícil. No puedo arriesgar mi carrera por una... por una...

—Te veré pronto —susurró su voz áspera y ronca mientras besaba el lóbulo de mi oreja; afortunadamente la pared estaba allí porque mientras él cerraba la puerta de mi oficina, mis rodillas cedieron y me deslicé por la pared. ***

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Mi cuerpo se estremeció en respuesta a su beso y su toque. Deseo ardía en sus ojos, también, pero la verdad nos mantuvo a ambos en el lugar. Inesperadamente, él rozó un beso en mi frente.

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Él me hizo callar cuando sus labios cubrieron los míos en el abrazo más suave. Sus dedos recorrieron mi cabello y nuestro beso se profundizó. Su lengua persiguió la mía y cuando la encontró, se enredó con esta más tiempo de lo habitual. Entonces tan rápidamente como el beso vino, él desaceleró, picoteando mis labios tres o cuatro veces antes de que su frente descansara en la mía, mientras ambos jadeábamos.

Cuarenta minutos más tarde, mi teléfono sonó. Hombre vivo más sexy. Sonreí y no pude empujar el cuadro de mensaje lo suficientemente rápido. Mañana por la noche. Eres mía por 24 horas. Está lista a las 6 Está bien. ¿Estás ahí? Enviar Sí. Todd tiene mi teléfono. Si necesitas algo escribe a mi teléfono. Está bien. Mantente a salvo. TE enviar. Mi corazón se paralizó en el pecho después de que envié eso. ¿TE? Mierda... No debería haberlo enviado. Traté de pensar rápidamente en lo que podía significar TE que no fuera te extraño, pero sabiendo que su tiempo era limitado, lo envié. Te extraño. Lo siento. Sólo... te extraño aquí en la casa. Enviar TET

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Mi corazón se hinchó más allá de la creencia y posiblemente más allá de lo saludable. Yo no envié nada más y no conseguí nada en respuesta... y en esos pocos minutos mi euforia volvió a la tristeza. Más estaba pasando aquí que lo que yo creía que me daba cuenta.

31 Kieran Traducido por Serenity953 Corregido por liss-rose

El sonido metálico de la llave desbloqueando la puerta de la celda era un alivio para mis oídos. Eran las 3:40 y todo lo que le pedí a Todd era mejor que lo hubiera echo. El guardia me mostró un vestuario donde me quité el mono naranja y me deslice en mi propia ropa. No había lugar que podría hacerme sentir más claustrofóbico. Inhale una profunda bocanada de aire fresco en mis pulmones... era refrescante. El sol salió y me sonrió. Un día perfecto. Todd estaba en el estacionamiento de pie contra su auto. Él asintió con la cabeza cuando me vio. —¿Estás bien? —Sí. Él me permitió estar en silencio por una corta distancia, finalmente, dijo:

—Gracias. ¿Le enviaste un mensaje a ella? —Le envié un mensaje anoche preguntándole si todo estaba bien. Ella dijo que sí. Respiré más fácil. —Bien.

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Asentí.

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—Todo lo bueno a donde ir, cuesta una buena cantidad de dinero en efectivo.

—K. Te conozco desde hace mucho tiempo. Hemos pasado por todo juntos, hombre. Ya sabes que siempre te he cubierto la espalda. Pero no hay vuelta atrás si haces esto. Si le gustas, ella se quedará. ¿Estás listo para eso? Mi mirada no llegó más allá de la línea. Ese fue el mayor número de frases que Todd había puesto juntas en un largo tiempo. Podríamos leer los pensamientos de los demás. La conversación era muy sobrevalorada. Infiernos, se graduó con una licenciatura en comunicaciones antes de ir a la escuela de leyes. Él era el hombre más inteligente que conocía, así que pensé que le había dado a esto algún pensamiento. Yo había estado encerrado en una celda húmeda, durante 20 horas, pensar fue todo lo que hice. Bueno, practicar un poco lo que le iba a decir. Sonreí cuando pensé en eso. Le hubiera golpeado la mierda fuera al hombre por hacer eso. —¿K? —Sip. Estoy listo. Me di cuenta de que estaba pensando en ello también. Cuando él se frotó la perilla, me preparé para su siguiente pensamiento. —Dijiste que ha sido herida. Si no estás seguro, no le des esperanza. —Estoy listo —le dije con la esperanza de poner fin a la conversación. El resto del viaje en auto fue tranquilo. Cuando llegamos a la casa, el garaje estaba cerrado y su auto estaba aparcado en la calle. Todd se rió y me miró. —¿Qué? —Le pregunté.

—Sí, sonrío cuando veo el auto de tu mamá también. Todd se rió y me sacó el dedo medio.

Me tiré por la puerta como una maldita bala de cañón y la encontré sentada en la cocina en el vestido que le había comprado. Ella se veía

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Riendo, abrí la puerta de mi auto.

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—Sonreíste cuando viste su auto estacionado en la calle, puto maricon.

espectacular. Sus ojos grises tomaron cada pulgada de mí. Y me quedé allí por unos momentos permitiéndoselo. —Oye —le dije. —Hey. —Ella sonrió mordiéndose el labio inferior—. ¿Escapaste como Houdini o te dieron libertad condicional? Sonreí. —Dame 10 minutos —le dije y corrí a la otra habitación. ¡Mierda! No la toqué ni la bese así que volví. Sus cejas se levantaron cuando regresé. Rápidamente me lancé a ella, y la bese tiernamente en la frente. —Estate atenta a los policías —le dije con un guiño.

Nos movimos después del susto de verme en pantalones cortos de color caqui y un polo de manga larga, y después de divertirse un rato con mis pies estando en unas chanclas, encontramos un cómodo silencio mientras nos dirigíamos hacia Washington luego hacia el oeste hacia Columbia. —Nunca he estado tan lejos —dijo. Me acordé de que ella me había dicho eso. Quería tomar su mano y no estaba seguro de por qué estaba tan nervioso. Por el amor de Dios... ¡Yo era un hombre adulto! Así que, lo hice. Me acerqué y su pequeña mano encajaba perfectamente en la mía. —Sr. Scott —dijo.

—¿Tratas de intimidarme? —Preguntó. —Si es necesario. ¿Qué ibas a decir?

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Ella sacudió la cabeza y miró por la ventana. Esa mierda no estaba sucediendo, así que apreté los dedos, aplicando la presión suficiente para que ella se diera cuenta.

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—¿Doc?

—Sólo estaba pensando de nuevo sobre hace tres o cuatro semanas, cuando entraste en mi oficina con tu pequeño contoneo sexy y tus ojos marrones sexys y tu voz sexy y tus proposiciones inapropiadas. Mi sonrisa se ensanchó. —Así que pensaste que era sexy, ¿eh? Su cabeza se recostó contra el reposacabezas mientras me enfrentaba. Ella sonrió. —Hemos recorrido un largo camino —dijo finalmente. —Bueno todavía tienes mucho trabajo que hacer... —le contesté y no pude controlar mi tonta sonrisa de culo.

Cuando el puente de Astoria apareció a la vista, sus ojos se abrieron y esto hizo que mi corazón sonriera. La hora se acercaba. No podía esperar para contarle sobre el dinero y dejarla escoger un lugar para ir. —¡Kieran! —exclamó. —¿Recuerdas que te dije que odio los puentes? —¿Cómo puedes odiar algo tan impresionante? Ella era impresionante. Al ver la emoción en sus ojos... No había sentido esta alegría desde mamá y papá. —¡Kieran! —Gritó por segunda vez.

—Ese es el océano —anunció con un suspiro, colocando una mano sobre sus pechos. Levanté su otra mano a la boca, rozando besos sobre sus nudillos. —Sí. Lo es. Ver las cosas a través de sus ojos era como verlo por primera vez.

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—¿Qué, cariño? —Le pregunté, verdaderamente con ganas de saber.

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Miré en la dirección que ella veía, pero no estaba seguro de lo que estaba hablando.

—Mi madre solía decir que vendríamos aquí algún día. No quería que ella estuviera triste. —Apuesto a que ella le hubiera encantado estar aquí si pudiera —le dije mientras cruzábamos el puente. Ella me apretó la mano; esto por supuesto me hizo endurecer en mis pantalones cortos. Yo no podía distraerme... todavía no. En el otro lado del puente, no me detuve en Astoria. Seguí conduciendo a Seaside. Una vez que llegamos a la playa, la llevé a comer las patas de cangrejo en Norma´s, la llevé a dar un paseo en el Tilt-a-Whirl, jugamos al golf en miniatura luego nos dirigimos a Cannon. —Kieran. He tenido un día muy divertido. Podrían detenernos en este momento y sé que sería el mejor día de mi vida. No me quiero olvidar de decir gracias, así que gracias —dijo en voz baja. Por alguna razón, tan adorables y amable como eran sus palabras... yo esperaba y rezaba porque todavía fuera feliz cuando le dijera la verdad.

Cuando aparqué frente a la casa de la playa, creo que ella todavía no estaba segura del plan. —Voy a agarrar las maletas; anda y échale un vistazo. —¿Ir adentro? —Preguntó. —Sip. Aquí es donde nos vamos a quedar.

Me encogí de hombros. —Bueno, no en él, pero frente a la playa —le dije con un guiño. —¡Kieran! Y esa fue la tercera vez que ella gritaba mi nombre. No podía recordar un momento más feliz.

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—¿Nos vamos a quedar en el océano? —Preguntó ella con la emoción de una niña de 12 años.

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Su boca formó una O.

Una vez dentro, abrió las puertas francesas y la brisa soplaba en la casa. Me puse de pie atrás y la vi como ella se lo llevó todo. El olor del mar llenó la casa. —Sr. Scott —dijo ella, de espaldas a mí. —¿Doc? —Di un paso hacia ella. —Ven aquí —preguntó ella. Así que, me acerqué a ella por detrás. La brisa del mar soplaba el cabello en su cara y cuando vi su perfil, quería follarla ahora. Habían pasado sólo dos noches desde que había tomado su virginidad, sin saberlo. Yo había planeado hacer todo esto, el siguiente fin de semana. Pero con mi encarcelamiento y el riesgo de su tal vez rescate... Corrí a ella. No había un día que no echara de menos a mis padres de alguna manera. Mi padre gritándome cosas. Mi madre preparando mi cena favorita. En este momento, yo la necesitaba. No, necesitaba a mi papá. Él sería el primero decir que esto es absolutamente loco. Le podía oír ahora. —Maldita sea, Kieran. Tú la conoces desde hace tres semanas. Deja de pensar con la polla. —¿Sí? —Le pregunté, sonriendo ante la idea, deslizando mis manos alrededor de su cintura. —¿Qué te pasó en la cárcel? —No pasó nada. ¿Por qué?

—Eres bastante fenomenal en la cama —bromeé. Ella entrelazó sus dedos con los míos en todo el frente de ella. —Sí. Eso es lo que todos dicen —dijo con una risita, y pensé que esto era lindo ya que sabía que no había otros.

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Estando detrás de ella, cerré los ojos. ¿Cómo se le dice a una chica que quieres salir con ella? Sólo ella. Esta era una cita. Un enorme gracias, supongo. Sabía que testificar por mí fue muy duro para ella. Y fue mi abogado quien la citó.

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—¿Por qué haces esto? Ya me acosté contigo. Así que está claro, soy una cosa segura —Ella me dio un codazo—. Entonces ¿Por qué?

—¿Es eso lo que dicen? —Le pregunté descansando mi barbilla en la parte superior de la cabeza. —Duh —dijo—. En serio, ¿por qué? —Te diré algo Doc, ¿por qué no te relajas y dejas que suceda lo que tenga que suceder? Después de que ella tomó una respiración profunda y luego la solté, dijo: —Eso es lo que he hecho toda mi vida, Sr. Scott. —¿Quieres ir a conocer el océano? Ella se puso de puntillas y dejó escapar un grito emocionado. —Me lo tomaré como un sí —le susurré.

Caminamos desde un extremo de esa playa al otro. —Toma una foto de mí delante de la roca —dijo queriendo documentar todo. Nos quitamos nuestros zapatos, nuestros dedos de los pies primero tamizado a través de la arena seca y luego sobre la arena húmeda más difícil. El agua estaba helada y sus ojos hicieron círculos gigantescos mientras entraba en el agua fría helada. Vio a una estrella de mar aferrándose a una roca.

—Toma una fotografía de mí delante de esta casa —me rogó. La casa de los Falsones era la más grande en la playa.

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Estaba maravillado con ella, como ella descubría cosas por primera vez. Una realización barrió a través de mí de que le habían robado su infancia, la inocencia y la alegría que viene con eso. Este viaje para ella, que llegué a ser parte de esto, era emocionante. Por primera vez en mucho tiempo, yo estaba viendo esto, el loco mundo injusto a través de ella... sus ojos felices, y le di las gracias por eso.

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—¡Kieran! ¡Mira! —Y me dio su teléfono de nuevo para otra imagen.

—¡Malditamente hermosa casa grande! Probablemente sean muy ricos. —Ella me guiñó un ojo. Le ofrecí la única sonrisa que pude encontrar. De vuelta en frente de la casa de la playa, la leña y las mantas estaban en su lugar. Así como el vino... rojo. Con el fuego del encendedor y papel, encendí el fuego y no pasó mucho tiempo para que se encendiera y creciera. Nos sentamos en una manta con la espalda contra un tronco gigante. —Pareces tranquilo —dijo ella empujándome con el hombro. —¿Lo parezco? —En realidad estaba cagado de miedo por el momento, preparándome para lo que iba a decir. —¿Tienes algo en mente? —Preguntó. Abrí la botella de vino y nos eché un poco en cada copa de un Pinot. Yo no era un gran bebedor de vino, pero mis padres nos introdujeron en él. Estoy seguro de que la sorprendió. —Sí. Tengo algunas cosas que decir —le dije. Sus cejas se levantaron. —Por favor, ilumíname Sr. Scott. Me había hecho a la idea. No había mejor tiempo que el presente. Sólo iba a decirlo. Si ella caminaba, caminaría. Las palabras quemaron mi garganta mientras trabajaban la manera de salir. Me quedé viendo el parpadeo de la llama de color amarillo anaranjado y yo sabía que iba a salir... algo así como vómitos. Tú sabes lo que va a venir y lo que deseas es acabar de una vez... así que... lo dije.

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—Me acusaron de matar a mis padres.

32 Megan Traducido por Kmila92 Corregido por Kmila92

Me tragué la copa de vino en su totalidad mientras mi corazón se aceleraba más allá de lo saludable. Sabía que era demasiado bueno para ser verdad. También sabía que trabajar con referencias judiciales significaba trabajar con clientes en situación de riesgo. Desde el principio, me había negado a mirar sus archivos -no quería ningún sesgo o juicio jugando a la terapia o mi percepción. Pero joderlos a ellos nunca estuvo en la ecuación. Tratando de mostrar una pequeña reacción, simplemente asentí. ¡No llores! —Está bien. ¿Qué pasó? —pregunto casualmente. —Bueno. Si tú te estas preguntando, yo no lo hice. Me arriesgué a mirar hacia él. Sus inseguros, castaños, redondeados ojos retuvieron los míos. El pensamiento de él golpeando fríamente el

tierno. Cogí su mano, y cuando lo toqué, él cerró sus ojos. —Kieran. Dime —le dije mientras mi voz temblaba. ¡Odiaba eso! —El arma de mi padre fue usada —él dijo, estirando su cuello hacia atrás y mirando fijamente hacia la noche negra. —Al principio, pensaron que se trataba de un asesinato-suicidio. Pero dada la forma en que mi

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cabeza. Luego lo rápido que... el pensamiento fue sustituido por su toque

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rostro de Jared contra la dura, barra de madera del bar destelló en mi

padre estaba tumbado y cómo fue disparada mi madre, ellos eliminaron esa... teoría. Fue él quien se tragó su vino de un trago y luego se sirvió otra copa. Lo detuve de beberla tocando ligeramente su mano, manteniéndola de su boca. —¿Qué pasó? Él lentamente agita la cabeza. —Megan... —susurró, agonía rasgando a través de mi nombre mientras él lo dijo. —Estoy aquí —le susurré, y repentinamente todo miedo desapareció. —Yo estaba en Winks la noche que sucedió. Yo había conseguido apagarme antes de tiempo. Quedé con una chica. Ni siquiera se su nombre —él cierra sus ojos. —Tenia 24. Viviendo con mamá y papá. Cuando llegué a casa, me encontré con ellos... —sus palabras cayeron y se apagó. Sin pensarlo, cubrí mi boca con mi mano. Cuán terriblemente traumático. —Kieran —susurré ahuecando sus mejillas con mis palmas. El rostro que había llegado a amar... su mandíbula cincelada, sonrisa perezosa, abrazadora, ojos sexys... derrumbado ante mí. Su barbilla temblando. Ojos apretadamente cerrados. No importa qué tipo de educación tuve -nada me había preparado para ver al fuerte, hermoso hombre adulto colapsar frente a mí. Y antes de darme cuenta, lágrimas inundaron y rompieron las barreras de mis propios ojos. Dios, ¡Apestaba

—Nunca los lastimaría, Doc. Los amaba demasiado. Sólo había tres lágrimas manchando su rostro antes de que sus ojos se secaran y las emociones estaban de vuelta bajo control. Él pasó sus manos a lo largo de su cara como si quisiera borrar el dolor; el dolor en sus ojos estaba innegablemente todavía allí. Él se aclaró su garganta. — El arma de mi padre fue usada. Yo estaba allí. Mi hermana y yo éramos beneficiarios del dinero.

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—Lo siento mucho —lloré.

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como terapeuta!

—¿El dinero? Él se sentó un poco más erguido y su manzana de Adam subió y bajó. —El dinero del seguro de vida. Asentí. No creo que mi papá tuviera una puntada de seguro de vida. —Cuando ellos comenzaron a hacerme preguntas, pensé que sólo estaban aclarando lo que pasó. Pero luego entraron en detalles. De repente, se sintió más como un interrogatorio y me aparté afligido del defensor. Kat y yo estábamos asustados. No entendíamos lo que estaba sucediendo. Por qué ellos iban a pensar que yo lo haría. Era la casa de mis padres... y estaban todas esas preguntas acerca de por qué yo estaba allí. Él soltó la más larga, la más lenta respiración y su cuerpo se hundió. —¿Por qué ellos piensan que lo hiciste? Lentamente, sus ojos se elevan conectando con los míos. —No lo sé. Ellos no tenían a nadie. Ningún testigo. Nada —hizo una pausa. —El arma de mi padre. A mí encontrándolos. El cambio en el seguro de vida de mi padre no mucho antes -sobre el cual yo no sabía nada. Mi estómago rodó cuando él dijo eso. El dinero era motivo para todo en este mundo. ¡Lo odiaba! A veces, me pregunto si por eso mi mamá se fue. Papá no tenía nada que ofrecerle. Por un

largo tiempo, las personas

asesinan por el bien del dinero. ¿Kieran hubiera hecho eso? Sus ojos me gritaban por creerle. No sabía qué creer. Me pregunté qué

natural.

Por no estar en una habitación con la puerta cerrada. Quizás

había algo sobre sacrificar tú ética y posiblemente tu trabajo para ayudar a alguien. No sabía qué hacer. Sólo lo miré fijamente. Si alguna vez me revelaba que él los había matado, yo estaba obligada por ley a informar de ello. ¿Podría hacerle eso a Kieran? Mi respiración comenzó a acelerarse mientras la ansiedad se envolvía alrededor de mí. Una oleada de náuseas

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terapia como debía ser. Tal vez había algo por estar en este entorno más

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era lo que había causado esta repentina ruptura con él... su utilizada

incluso se apoderó de mí. Estaba en pánico ante la idea de él siendo un asesino, la idea de nunca estar con él de nuevo y la idea de perderlo. Hice lo único que un terapeuta de primera categoría haría: me abalancé sobre

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él, destrozando mi boca con la suya.

33 Kieran Traducido por Rihano Corregido por liss-rose

La boca de Doc golpea la mía con tal fuerza que me tiró hacia atrás. Pero, el sabor del vino en su boca y la presión de sus labios rápidamente me sacan de la niebla bajo la que estaba. Su lengua, por lo general tan tímida y vergonzosa, buscó frenéticamente la mía. Cuando la encontró, un suave gemido resonó desde su garganta y mis brazos se apretaron fuertemente a su alrededor. Parecía que mientras más fuerte la apretaba, más su cuerpo se fundía en el mío, y su beso se suavizó hasta que nuestras bocas eran una.

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Cada parte de mí quería tomarla aquí en la playa. A medida que mis ojos recorrieron la playa oscura, vi a otros caminando. No le daba dos jodidas a quien me viera... pero me importaba quien podía verla. Incluso con mis brazos alrededor de ella, un escalofrío la recorrió y yo no quería que pasara frío. Estaba seguro de que les había dado tiempo suficiente para hacerse cargo de la habitación. Así que, intencionalmente suavicé el beso y me senté con ella en mis brazos.

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Su respuesta me pilló fuera de guardia. Mi corazón estaba jodidamente asustado de que ella hubiera huido. En su vida, cuando las cosas se pusieron difíciles, ella era apartada de la situación. Me pregunté cuánto había aprendido a hacer frente a las situaciones. Todo el mundo tenía una pelea o huía de ellas. Yo... había luchado. Me preocupaba que ella hubiera huido. Si esto significaba que se estaba quedando, le daría lo que ella quería. Hablar estaba muy sobrevalorado. Mi pecho retumbó de risa sólo por un segundo con ese pensamiento, porque sabía la pelea que el comentario causaría.

—Vamos —le dije pateando arena sobre el fuego, pero no dejando ir su mano. Ella se tambaleó un poco y la quería más sobria que la última vez o yo no lo haría. —¿Estás bien? —le pregunté. Ella asintió con la boca ligeramente abierta. Sus labios ya estaban hinchados por la fuerza de su beso. Dejé la manta, el vino y las gafas. Podía volver por eso... Yo sólo estaba tomándola, en más de un sentido. Alivio, de que yo sería capaz de estar con ella otra vez, se instaló a través de mí. No hablamos en el camino hasta la casa. Ella simplemente sostuvo la parte posterior de mis pantalones cortos mientras caminábamos. Pude ver la suave luz parpadeando desde la habitación mientras las cortinas volaban en la brisa, y una ligera sonrisa tocado mis labios. Una vez en el patio, abrí la puerta de pantalla para ella y entró. Estaba tan apestosamente linda mientras ella se movía a un lado, sin saber qué hacer. No puedo creer que no viera la cosa virginal antes. Tan hermosa como ella era... tan confiada como era... era tímida como la mierda cuando se trataba de algún tipo de afecto. Había, sin duda, increíble deseo en sus ojos, pero era un deseo inocente. Ella quería que yo me hiciera cargo, mostrarle el camino, y no tenía absolutamente ningún problema con eso. Yo era ese tipo.

—¿Quién hizo esto? —Preguntó ella, sorprendida y sin aliento. No respondí, simplemente me acerqué a la cama y permití que sus pies descansaran en el suelo. Un pequeña ceño se formó entre sus ojos cuando sus cejas bajaron. Algo estaba en su mente. Yo no la quería pensando... Yo quería que ella sintiera. Me incliné para besarla y me detuvo.

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Cuando doblamos la esquina, esto era aún más de lo que esperaba. Las velas ardían en casi todas las superficies y el sonido de las olas rompiendo hizo eco a través de la pantalla de la ventana.

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Cuando mis ojos buscaron los de ella, rocé mis nudillos por su mejilla y sus ojos se cerraron. Fue entonces que la acuné en mis brazos y me dirigí hacia el dormitorio.

—¿Por qué estás haciendo esto? —preguntó en voz tan baja que apenas la oí. —¿Haciendo qué? —Le pregunté, optando por besar su cuello ya que ella apartó su boca de mi. Arqueó la parte posterior del cuello, dándome acceso completo. No le había dado a una chica un chupetón en años pero quería marcar a esta chica. Marcada como mía. — Todo esto. ¿Por qué? Podríamos haber estado juntos en tu casa. Me encogí de hombros. — Nuestra casa —corregí—. Y yo quería que esta noche fuera especial. —¿Por qué? —Porque te lo mereces. Ella puso sus manos en mi pecho. —¿Por qué, Kieran? Había estado más honesto y comunicativo con ella de lo que había estado conmigo mismo durante los últimos dos años. —Porque me preocupo por ti —le dije, tragando los nervios que acompañaban las palabras. Ella bajó la mirada, pero levanté su barbilla con mi dedo. Necesitaba sus ojos grises en ese momento. Cuando comenzó a negar con la cabeza, me preparé para las palabras que yo tenía miedo de oír.

Esta vez, ella asintió. —No es tu culpa. Esta es mi culpa más que tuya. —Cállate —le dije aplastando mi boca en la suya. Ella me besó, pero yo sabía que estaba pensando. Ella empujó contra mi pecho. — Kieran. Lo digo en serio. Se llama transferencia.

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—No estoy confundido.

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—Kieran —dijo ella poniendo sus manos sobre mi pecho—. Estás confundido.

—¡Doc, detente! —No. Es por eso que te estoy entregando a Dale. No puedo tratarte más. Mi sangre hervía y desde mis rodillas la fulminé con la mirada por esas palabras. —¿Tratarme? ¿Eso es lo que es esto? ¿Estás tratándome? —Mis manos se apretaron sobre sus hombros y me di cuenta de su cobardía y odie más eso. Sacudí sus hombros para llamar su atención—. Escúchame —le ordené. Sus ojos agrandados se encontraron con los míos. —Yo nunca te haría daño. No vuelvas a encogerte ante mi tacto. Estoy enojado pero preferiría morir que levantarte la mano. ¿Entiendes eso? Ella asintió, pero su mandíbula terca estaba tensa. —Nos pondremos en contacto con Dale más tarde. ¿Me quieres? Sus ojos se cerraron instintivamente. —Kieran —ella suspiró. —Contéstame —le supliqué. —Esto se llama transferencia erótica. Es donde tú piensa que tienes sentimientos y crees que deseas una relación sexual con tu terapeuta, pero realmente no lo haces... y Kieran. Está bien. Esta es mi responsabilidad. Permití que esto cruzara la línea y... —Cierra la boca y bésame.

Al instante, ella se tapó la cara con las manos. —¡Ves! Crees que tienes sentimientos por mí. Una pequeña sonrisa de mierda tocó mis labios. —Y tienes sentimientos por mí o no habrías tenido sexo conmigo —le dije.

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—Maldita sea, Doc. Yo te apoyaré por un tiempo hasta que encuentres uno nuevo.

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—Kieran. Si pierdo mi trabajo, voy a...

Ella negó con la cabeza. —Kieran. Era sexo. Sólo sexo. Nada más. Nada menos. Yo sabía que estaba mintiendo. Ella no me miraba. Tú no esperas 23 años para perder tu virginidad, luego se la das a un tipo que no te importa y que podría costarte tu trabajo. Me pregunté si ella mentiría más. —Así que. ¿Lo que pasó entre nosotros no significa nada? —Le pregunté, sabiendo, esperando a que ella mintiera. —No voy a decir que no significó nada. Pero estás haciendo de esto una gran cosa. Tú mismo dijiste que un jugador consigue jugar. Dime, te acuestas con chicas todo el tiempo. Tú lo haces y luego te alejas. ¿Eso no significaba nada? Asentí inmediatamente. —No significó nada... hasta ti. Sus cejas se elevaron más altas de lo que yo alguna vez había visto. — ¡Perfecto! ¡Está bien! Yo soy la chica con la que has tenido una conversación. Los sentimientos que tú tienes están basados en nosotros siendo obligados a estar juntos por una orden de la corte —dijo ella, y me puso de pie y me alejé por un minuto. —¡Mierda! Tú me desafías. Una y otra vez. Señalas mis defectos. Escuchas. Me haces querer ser un hombre mejor. Tomé tres pasos medidos hacia ella, pasando mis manos por mi cabello.

—Creo que... —comenzó. —Si no lo hago, entonces ¿por qué después de veintitrés años de aferrarte a tu virginidad se la darías a alguien como yo? —Me lancé por ahí. Mis palabras no parecieron sorprenderla. Sus hombros cayeron tal vez por la derrota y sus ojos miraban distraídamente a los míos. Mi chica que

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Sus ojos grises parpadearon hasta los míos y pude ver que lo hacía... pero ella no estaba dispuesta a decirlo.

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—¿Significo algo para ti? —Escupí airadamente.

estaba tan llena de pensamientos y consejos y sabiduría... no tenía nada. Orgullosamente había dejado sin palabras... ¡gracias a Dios! —Doc. Tu beso es hambriento. Tu toque ansía. Tus ojos tienen un anhelo... una necesidad. Echaba de menos las señales de… tu inocencia y lo siento. Yo no habría... Ella levantó su barbilla, sosteniendo su cabeza en alta. —¿Te arrepientes? —Preguntó con un ligero flameo de sus fosas nasales. Una cosa obstinada. —Me arrepiento de no darme cuenta de esto. Me arrepiento por no saberlo. Me arrepiento de follarte como lo hice. Esta noche, voy a hacerlo bien. Esta noche te mostraré cómo debería haber sido hecho. Su pecho empezó a levantarse y bajar; sus párpados se volvieron pesados. No estaba seguro de si ella iba a llorar o qué. Luego sus labios se separaron y ella ajustó su postura. Lo que todo su cuerpo estaba diciendo era... ven a mí... así que lo hice, rastrillando mis dedos por su pelo y luego presionando mis labios contra los suyos. Como a ella le gustaba. Una serie de picotazos suaves, cortos, antes de tomar completa posesión de su boca. Mientras la besaba plena y profundamente, respiré aire en ella así no necesitaba parar. Entonces, sin previo aviso, su cuerpo comenzó a volverse laxo, así que aproveché la oportunidad para ponerla sobre la cama. Envolviendo un brazo alrededor de su cintura, mi otro brazo la levantó por detrás de sus rodillas, luego la puse suavemente sobre la cama.

—Sí, yo te quiero —gimió ella—. Tanto. ¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡MIERDA! Mantente enfocado. Rocé besos sobre sus mejillas, párpados, nariz y frente, luego permanecí sobre su boca. —Dime que tengo razón —le dije, nuestros labios a centímetros el uno del otro.

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—¿Sí?—dije en su oído y un temblor sacudió su cuerpo. Sonreí.

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—Kieran... —ella susurró mientras yo metía mi nariz entre su hombro y su cuello. Mientras llevaba mi nariz hasta su oreja, ella arqueó su cuello, obligando a sobresalir a sus pechos y tuve que recordarme a mí mismo tomar las cosas con calma.

—¿Acerca de qué? —ella jadeó y yo podía oler el vino de más temprano. —Yo soy el único. Yo soy el único que alguna vez te ha tenido. Sus ojos vacilantes se movían atrás y adelante entre mis ojos, mi boca y luego de vuelta a mis ojos. —Sí, Kieran. Esperé veintitrés años... porque yo nunca confié antes. La gente siempre me defraudó. La gente siempre me lastimó. No me hagas daño. En ese momento, mi vida se volvió jodidamente clara como el cristal. Me senté recto con esas palabras y agarré la parte de atrás de mi camisa y la jalé hacia arriba y por encima de mi cabeza. Entonces la puse en posición vertical y sus bracitos reaccionaron levantándose, y me encantó que ella me permitiera quitarle lo que llevaba. Su vestido se desprendió fácilmente y se recostó. —Ah-ah. Levántate —le dije, y ella me sonrió levantándose de nuevo. Estiré la mano por detrás y desabroché su sujetador—. Ahora puedes acostarte —aprobé. Su cabello color fresa se desplegó bellamente sobre la almohada y ella tenía esa mirada de fóllame ahora en su cara. Tendría que esperar. La ropa interior de encaje blanco era perfecta para esta noche. Virginal. Le di besitos en los labios. —Una pregunta más —le dije—. Entonces te voy a tomar de nuevo. —¿Qué?

Dulce Jesús. Iba a tomar hasta la última gota de fuerza de voluntad que podía reunir no inclinarla y follarla en estos momentos. Pero con esas palabras, supe que un tipo nunca se había acostado con ella y la hizo venirse. ¡Yo iba a ser ESE hombre también!

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—No. Yo he hecho eso antes. Pero no con un chico —susurró ella y la sangre invadió sus mejillas.

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— La otra noche, que te hice venir. ¿Fue esa una primera vez, también?

34 Megan Traducido por Kmila92 Corregido por Kmila92

Conocía a Kieran lo suficientemente bien como para saber darle la información que estaba dándole, poseería cada parte de mí. Él era un hombre posesivo... Él había destrozado el rostro de Jared en el bar sin conocimiento de quien él era. Si iba a entregarme a él, tenía que estar completamente dentro18. Nunca había estado

totalmente comprometida

antes y la idea me asustaba. Pero mientras él avanzaba su camino abajo por mi cuerpo, deteniéndose en el triángulo en la base de mi cuello, luego trazando su lengua por mi clavícula, me estremecí de anticipación. Su fuerte mano acarició gentilmente mi pecho mientras su pulgar se burlaba de mi pezón. La única forma en que mi cuerpo sabía responder era arquearse a su toque y cuando lo hice, él bajó su boca sobre mi pecho y su lengua reemplazó su pulgar. Mis manos corrieron por su cabello, deseando mantener su boca allí

pulgar siempre reemplazaría su boca en el otro pecho. Él era un hombre muy riguroso. Mientras su boca continuaba su asalto en mi pecho, su mano se movió al sur y mi mitad inferior se apretó con anticipación. Cuando su mano All-in: expresión que se utiliza cuando se está completamente comprometido con algo o alguien. 18

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Cuando él terminó con uno de mis pechos, se trasladó al otro pero su

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por siempre. Lloriqueé en voz alta tan fuerte como traté de contenerlo.

rompió la barrera de mis bragas, mi respiración se volvió irregular. Su mano se movió más abajo hasta que su dedo encontró su camino a mi entrada. Su boca todavía atacando deliciosamente mi pecho. Luego, él empujó dentro de mí con un dedo. —Aaah —gemí. La carne una vez herida parecía haber sanado y le di la bienvenida a su contacto. —Jesús, Doc. No podía responder. —Voy a probarte y voy a hacer que te vengas —advirtió, y yo pensé que tal vez lo haría con sólo sus palabras. Su dedo se movía fácilmente dentro y fuera de mí y eso es todo lo que me importaba. No era importante para mí que con su otra mano él trabajó mis bragas fuera. Una vez que dejaron mis pies, yo conscientemente permití que mis piernas caigan abiertas esperando que él me tomara. Pero primero, él se posicionó entre mis piernas, besando cerca de mi ombligo y luego descendiendo lentamente hacia el sur, trazando una línea con su lengua

-estableciendo

su

frontera

de

algún

modo.

Bienvenido

a

Kieranlandia. Sabiendo que teníamos estos planes, me había afeitado todo excepto un poco de cabello y rezaba que fuera todo lo que él esperaba que fuera. Su lengua suavemente profundizó en mí luego se deslizó hacia arriba hasta que encontró mi dulce punto, donde él comenzó un asalto de un tipo

calidez se agrupaba en la boca de mi estómago. El dolor estaba construyéndose más allá de lo que podía soportar. Con su otra mano, él rodó mi pezón entre el índice y el pulgar y yo grite. Oh Dios. El placer que él trajo era inequívocamente la sensación más gratificante que había experimentado jamás. —Por favor, Kieran... —rogué.

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—Kieran. Eso es demasiado. No voy a durar —lloré mientras una

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diferente, mientras su dedo fijaba un ritmo propio dentro de mí.

Entonces se detuvo y jadeé por aliento ante la ausencia agonizante de su lengua. —Megan. Voy a darte esto justo ahora pero la próxima vez, tú vas a rogar —su lengua me tocó. —Y vas a suplicar —su lengua tiernamente dibujó círculos de nuevo. —Y entonces, si yo lo determino, haré que te vengas. Mi cuerpo se retorció por los pensamientos de sus eróticas palabras y nunca me había dolido tan mal en donde me duele. —Por favor... —gemí. Fue entonces que su lengua me tocó de nuevo y sus dedos, un dentro de mí y dos en mi pecho, comenzaron su tormento otra vez. El calor dentro de mí construyéndose y robando mis respiraciones a donde ellas sólo venían en cortas ráfagas hasta que de pronto, yo estaba allí. Y cuando él gimió, la vibración de su garganta junto con cada sitio donde él tocaba... me envió por encima del borde. Grité mientras mis caderas se arquearon a su encuentro, dejando oleadas de placer completamente a través de mí. Entonces, abrí mis ojos hacia sus labios dando pequeños picotazos en mis huesos de las caderas mientras yo exhaustamente me derretía en el colchón. Él descansó en sus rodillas simplemente mirando hacia mí. Sus ardientes ojos marrones encontraron los míos grises y el deseo en los suyos me trajo de vuelta a donde empezamos. —Quiero probarte —trabaje el coraje para decirlo, sangre corriendo por

Sus ojos se cayeron aún más y su boca se separó. Su manzana de Adam se movió lentamente luego de vuelta mientras él se puso de pie y comenzó a desabrochar sus pantalones cortos. —No esta noche —dijo —Quiero estar dentro de ti. Esta vez tragué. —Por favor. Sus pantalones cortos cayeron hasta sus pies y él lucia jodidamente sexy estando allí en sus calzoncillos boxer, aunque me molestó que en la

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realmente. Y ciertamente nunca lo había dicho en voz alta.

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mi cara. Nunca había probado a un chico. Nunca había hecho nada,

pequeña banda alrededor de la parte superior se leyera Ralph Lauren. Me pregunté cuánto estos lo obstaculizaban. Luego rápidamente estos estaban

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abajo también.

35 Kieran.

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Ella quería probarme. Nunca he tenido a una chica diciendo cosas como esa antes. Infiernos, ellas normalmente solo caían sobre sus rodillas. Pero no iba a dejar que ella me mamara… no esta noche. Quería mostrarle que podía entregarme a ella con ternura en lugar de sacarle la mierda. Seguía acostada en la cama… completamente desnuda para mí y excepcionalmente hermosa a la luz de las velas. La forma en la que me miraba mientras trepaba de vuelta a la cama me hacía preguntarme si ella había hecho esto antes. Mientras me arrodillaba en la cama, su boca se abrió como un pájaro bebé queriendo ser alimentado. —Solo un segundo, —le digo, como si no fuera a permitirle más por su bien. Era cien por ciento para mí… tenía miedo de poder volarle la cabeza con el poder de lo que estaba creciendo dentro de mí en cuestión de cinco segundos. Ella asintió y con mi pulgar, empujé abajo hacia su boca. La calidez de su boca y su lengua triunfaron fácilmente sobre cualquier sentimiento que pude haber llegado a experimentar. Y mientras levantaba la cabeza de la almohada para tomarme, yo sostenía la parte de atrás de su cabeza. Todo un silbido escapo de mis labios mientras su lengua se movía hacia la cima, entonces ella trato de tomarme más profundamente. Aunque no lo demostraba, sentía como se atragantaba y tiraba para afuera. —Está bien, —susurraba, acariciándole su mejilla—. En otro momento. —Dios, lo esperaba. Asintió y me acosté a su lado… besándola. —Megan, —susurré—. Esto es poco familiar para mí. Nunca he ido despacio. Nunca me ha importado. Sus dedos acariciaban la longitud de mi cara. —Está bien. No queriendo esperar un segundo más, gentilmente me posicione entre sus piernas y ella las abrió para que pudiera acomodarme. La posición del misionero nunca ha sido mi favorita… principalmente porque no me gustaba estar a la vista de los ojos de otra persona. Pero podía controlar mis movimientos mejor de esta manera. —Kieran. No estoy tomando anticonceptivos, —dijo quedamente y con una expresión ansiosa.

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Traducido por Elena88 Corregido por JessMC

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¡¡SANTA MIERDA!! En 26 años, NUNCA me he olvidado el impermeable para el pequeño amigo. Nunca. Nunca. Nunca. ¿Qué estaba mal conmigo? Me agaché y saque un condón de la billetera en mis pantalones cortos. Cuando lo saqué del envoltorio, miré rápidamente hacia ella y ella miraba cada movimiento que hacía. Me reposicioné sobre ella y podía decir que estaba un poco nerviosa solo por el temblor. Simplemente desde su entrada, irradiaba calor. Y mientras me metía poco a poco dentro de uno de los lugares más apretados en los que he estado alguna vez, cerró sus ojos. —Por favor mírame, —le susurré, y sus ojos perezosamente se abrieron. Fue entonces cuando gradualmente y con mucho cuidado empujé dentro de ella, deslizándome perfectamente. Sus ojos rodaron hacia atrás mientras jadeaba por aire. El momento con el que fantaseaba. Cubrí mi boca con la de ella. Hubiera respirado por ella si lo hubiera necesitado. Mi cuerpo rindiéndose al de ella como un capullo y nadie había encajado conmigo tan perfectamente. El placer que sentía mientras crecía en mi interior ahora esparcía un calor en mi pecho, y mientras mis lentos, deliberados movimientos continuaban, era mi respiración la que era robada. —Megan, —gemí, cerrando mis ojos, apoyé mi frente sobre la de ella. —Abre tus ojos —dijo. No pude evitar sonreír ante sus palabras. Mirando su cara… sus expresiones… wow. Saber que yo le daba tanto placer me dio una completa satisfacción. Me preguntaba si ella sentía lo mismo. Quería ese condón fuera. Sabiendo que ella no había estado con ningún otro hombre. Sabiendo que yo nunca había dejado de usar látex. Quería sentir todo de ella. —Aaaah, —gritó, y mis ojos se abrieron. Sin querer, mis embestidas se habían acelerado. —Lo siento, —le dije, besando sus labios, aunque no totalmente. —No… no te disculpes. Yo quiero. —Hipo una respiración—. Todo de ti. Ajuste mi posición donde estaba entrando a otro ángulo diferente. —Megan. No quiero lastimarte. —Dios, ella se sentía tan bien. Sus caderas se arquearon hacia mí y nunca he visto una cara tan bella llena de deseo… de necesidad. —Señor Scott, —dijo con un tono profesional y le di una media sonrisa— . Lastímeme. Nunca podría lastimarla. —Megan. —No. No pienses. Solamente hazlo. Ella ganó. Me empujé completamente fuera y la hice rodar sobre su estómago. —Levanta las caderas, bebé, —dije y deslicé una almohada debajo de sus caderas, dándole el perfecto arco a su cuerpo. ¡MIERDA! Ella estaba impresionante. Me introduje entre sus piernas y lentamente entré en ella.

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Un olor a quemado me despertó y me senté medio erguido. Las velas estaban una por una extinguidas por su cuenta, el humo subía y se acumulaba en la habitación. Probablemente debería haberlas apagado. Rodé por la cama para encontrar a mi chica pero Doc no estaba ahí. Me senté completamente erguido y me di cuenta que no estaba en la habitación. Me puse unos jeans y caminé descalzo para encontrarla. No estaba por ningún lado. El reloj marcaba las 2:15 a.m. Su teléfono estaba todavía en la mesa de la cocina. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho y un ataque de pánico estaba empezando. Corrí hacia el patio. ¡Mierda! ¿Dónde podría estar? Con las dos manos, agarré mechones de mi cabello y tiré, mirando hacia la playa oscura y el rugiente océano. Cayó un rayo sobre el Pacífico y ahí es cuando la vi, creo que sentada en la playa. ¿Qué demonios estaba haciendo afuera y sola en el medio de la noche? Sin pensarlo, salí.

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—Mmmm, —gimió, y mirando su cuerpo retorcerse se me hizo agua la boca. Deslicé mi mano debajo de ella y comencé a frotar su lugar preferido con mi dedo, causando que se arqueara más… permitiéndome entrar incluso más profundo. Sus dedos se clavaron en las sábanas, agarrando pedazos del algodón. —Megan, me voy a venir y quiero que tú acabes conmigo, —le dije con voz ronca al oído y aplicando un poco más de presión con mi dedo. Su cuerpo se empujó contra el mío, buscando el placer que le estaba dando. —Oh, Kieran, —gimió. Sus manos como puños en las sábanas, su cuerpo en un ángulo para que mis embestidas fueran tan profundas como fuera posible—. Ahhh, —gritaba y lo sentí… cómo se vino alrededor mío. Su interior pulsando alrededor mío, y eso fue todo lo que basto para mí también. Un sonido primario, animal salió de mi garganta. Uno que no reconocí. Y terminé tratando de no lastimarla pero disfrutando cada último latido por mi cuenta. Mi cuerpo se relajó… colapsó a su lado. Su cara estaba hacia el otro lado y yo respiré la esencia de su pelo. Ninguno de los dos se movió. Ninguno de los dos habló. No hasta que la sentí temblar, agarré el cobertor de la cama y lo puse sobre nosotros. Si la conversación no era lo que ella quería, yo podía hacer eso. Se durmió pacíficamente, y mientras me acurrucaba a su lado, mi corazón se llenó.

36 Megan

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El océano parecía enojado, lleno de furia. Cuando caminamos en esta playa antes, olas juguetonamente caían unas sobre otras de manera suave y hermosa al ver metódicamente. Pero ahora, con el rayo parpadeante en el cielo y el trueno retumbante en la distancia, las olas parecían más en batalla entre sí que en sincronía. Nunca había visto algo así y sentí temor de la creación de la Madre Naturaleza. Me preguntaba cómo Kieran se dio cuenta de que yo era virgen y yo no podía dejar de cuestionarme si mi experiencia o falta de ella era bastante obvia. Dijo que se perdió las señales... Pensé que me había cubierto bastante bien. Después de pensar en las cosas, creo que Kieran tenía sus propias explicaciones. —¿Sabes que te podría violar en este momento? Su voz me sobresaltó y mi cuello giró bruscamente hacia él, mientras se elevaba detrás de mí. Oh diablos... solo llevaba un par de jeans. —Probablemente no sería violación, Sr. Scott. Se sentó a mi lado. —Doc. No estoy bromeando. No puedes sentarte sola en una playa a las 2 am. —¿Por qué? Es hermoso y sé que vamos a volver hoy. El sueño está sobrevalorado cuando estás en un lugar como este. —Me estremecí. Se colocó detrás de mí y simplemente el recostarme contra su pecho me trajo calidez, y con los brazos a mi alrededor era como la crema batida en el pastel. —Viene una tormenta. Vamos a mojarnos en un rato. —Ya estoy mojada, —bromeé. —Mmmm, —gimió junto a mi oreja—. Si ya estás mojada, ¿qué has estado pensando aquí? —Bueno, ya sabes las señales que se perdieron por mi… ¿falta de experiencia? Se rió entre dientes. —Sí. —Ahora necesito tu honestidad.

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Traducido por Macaslomb Corregido por JessMC

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Me besó en la mejilla, pero luego se apartó un poco. —Doc. Siempre soy honesto. Probablemente hasta cruel a veces. —Bien. Esta es una pregunta simple. Sólo requiere de un simple sí o no. —Mi tipo de pregunta —dijo, frotando su nariz contra mi oído. Tomé una respiración profunda, ya sabiendo la respuesta, pero realmente necesitaba una confirmación. —Es todo tuyo... ¿no? —No te entiendo. —La Harley, el Porsche, la casa... son todos tuyos. Su cuerpo se tensó contra mí, soltando un aliento profundo. —Sí. Asentí lentamente, tratando de aceptar su confirmación. —Entonces, ¿realmente no eres un contador? —Sí. Lo soy. —¿Es el dinero del seguro de vida de tus padres? —pregunté nerviosamente. —No. Dejé escapar un suspiro. Estaba siendo intencionalmente evasivo. —¿Tus padres tenían dinero? —Sí. —¿Como un montón de dinero o como mucho más que un montón? Dejó escapar un suspiro de exasperación. —¿Importa, Megan? Nunca usaba mi nombre real, excepto durante el sexo, y eso era solo cuando estaba siendo llevado por su estado de ánimo. Por lo tanto, lo tomé como una pregunta seria. —Es importante para mí, —dije en voz baja. La tormenta que nos amenazaba se acercaba cada vez más. Su frente se apoyaba en mi hombro. Luego de esperar, se puso de pie y caminó hacia el agua. El frío inesperado cayó sobre mí. —Kieran. Por favor, respóndeme, —medio le grité, solo para que pudiera escucharme. —¿Por qué? —me gritó—. ¿Así puedo recordarte lo mucho que odias a los ricos? ¿Cómo es que todos los ricos son idiotas? Me puse de pie, solo vestida con su camisa que me puse antes de levantarme. —Kieran. Yo ya pensaba que eras un pobre gilipollas, —bromeé con una sonrisa. Su pecho subía y bajaba rápidamente. Sus cejas se fruncieron. ¿Qué le pasaba? —Puedo ser un gilipollas. Sin duda. La llovizna comenzó a caer y nunca había visto a un hombre que se viera tan sexy como él con sus vaqueros descansando bajo sus caderas... descalzo... sin camisa y ahora mojado. —No puedo creer que no lo viera. Lo escondiste bien.

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—Sí, bueno, también asumiste muchas cosas. —Se metió las manos en los bolsillos y sí, verse más sexy era posible. —¿Así que esta casa es tuya? —Sí. —¿Y el Porsche? —Sí. —¿Y el alquiler que me ibas a cobrar? Sonrió mientras la llovizna se convertía en una lluvia constante. —Hubiera ido a una cuenta para ti. —Sí... pero ¿por qué me dijiste que tenía que pagar? —Debido a que no te habrías quedado de otra manera. Eso era cierto. No lo habría hecho. Su perspicacia me sorprendió. —Eres un portero en el bar. ¿Por qué? Se encogió de hombros parpadeando para quitarse el agua. —Wink. Todd. Todos los chicos me cubrieron la espalda cuando mis padres murieron. Ellos me apoyaron. Cuando otros trataron y lograron condenarme sin dudarlo. Ellos estuvieron allí. Son mis chicos. A mí siempre me encantaron esos “chicos” también. Esos amigos, que yo no tengo (a excepción de Ruthie), fueron de gran valor. —Entiendo. Así que dime, parece que estamos de acuerdo en la parte gilipollas... pero ¿qué tan rico que eres? Me miró con los ojos entrecerrados mientras la lluvia se acumulada en sus pestañas. —Mucho. Mi corazón se detuvo. Era el epítome de lo que había llegado a odiar. Pero yo no lo odiaba... ni siquiera un poco. Sabía de las lágrimas se formaban en mis ojos y recé por que no lo notara. Tenía una última pregunta. —¿Me compraste el coche? —Sí. Esa palabra... una respuesta que trajo más lágrimas y enterré la cara entre las palmas de mis manos. De repente, él estaba allí con sus brazos a mi alrededor. Mis dientes empezaron a castañear y lloré. Cuando un trueno resonó a nuestro alrededor, se giró de espaldas a mí. —Súbete, —ordenó y salté sobre su espalda. Corrió a través de la arena mojada, más fácilmente de lo que yo lo habría hecho, sobre todo con mi peso añadido. Mi mejilla descansaba en su hombro. Cuando llegamos a su patio, una boquilla de ducha estaba junto a este. Jaló una cadena y el agua cayó, lavándonos; él prestó atención especialmente a nuestros pies. Luego, una vez en el patio, me bajó y envolvió sus brazos alrededor de mí otra vez. —Nunca te mentí. Yo sólo... tenía miedo de decirte. Mi nariz estaba hinchada de tanto llorar y estaba avergonzada por ser emocional. —Me compraste un coche, —volví a declarar, todavía aturdida.

Every day that ends in Y. Tomado textualmente, los días de la semana terminan

en “Y” en inglés, entonces en español terminan en “s” y “o”. Hace relación a pensar en ella todos los días de la semana.

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—Sí, —respondió de manera seria y con total naturalidad. —¿Por qué? —Era tarde. Cuando te llevé a casa y vi donde vivías, no quise que estuvieras allí sin un transporte confiable. No quería que te quedaras allí. Me preocupaba todos los días. Pensaba en ti todos los días. Wow... Kieran puede hablar. —¿Pensaste en mí todos los días? Asintió. —Cada día que terminaba en S19. ¿Hemos terminado de hablar? Esta pregunta me sorprendió. Me encogí de hombros. —No. ¿Por qué? Se acercó y el dorso de sus manos se movieron sobre las copas de mis pechos. —Porque tus pezones me están hablando y estoy teniendo dificultades para concentrarme en tus palabras. Miré hacia abajo a su camisa totalmente pegada a mi piel. Entonces mis labios temblaron justo como no quería que lo hicieran. Estaba enojada con él. —¿Qué están diciendo? —le pregunté. —Están diciendo ayúdanos... tenemos frío. Nos encanta tu boca y sería más cálido allí. No se ríe. No sonríe. Como si fuera la conversación más seria que hubiéramos tenido. Así que, deslicé la camisa gruesa, húmeda sobre mi cabeza y la dejé caer en el suelo. —Deberías hacer lo que ellos dicen, —sugerí. La astuta y malditamente sexy sonrisa que me encendía como una loca, cruzó su rostro mientras se pavonea hacia mí. Empezó a lamer sus labios y luego gruñó mientras me tiraba por encima de su hombro.

37 Kieran Traducido por Macaslomb Corregido por JessMC

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La siguiente vez que me desperté, seguía abrazada a mí, pero la luz del día había irrumpido a través de la oscuridad. Me miraba muy cerca desde mi axila en donde yacía. —Buenos días, —dijo. —Hola, Doc. Su brazo se apoyaba en mi estómago y me gustaba eso. Permaneció en silencio. Doc nunca se quedaba en silencio. Incluso cuando yo quería que se callara... no lo hacía. —¿Qué tienes en mente? —le pregunté.

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Me desperté antes del amanecer, lo cual era extraño para mí pero estaba sudando por completo. Entonces me di cuenta del horno personal a mi lado. No me importaba si me deshidrataba por la sudoración, no me movería. Habían pasado casi cuatro semanas y me sentía como si hubiera conocido a mi alma gemela, y aunque eso asustó hasta la mierda que vive en mí, no me quería ir. Yo nunca había confiado en una mujer fuera de mi madre o de Kat. Cada chica siempre había ido por mi dinero o mi cuerpo. Ninguna jamás había dado una mierda por mí. Doc era diferente. Ella no sabía lo del dinero... y luchó con fuerza resistiéndose a mí. Yo luché con más fuerza. Su cuerpo tembló junto al mío y sonreí. Solo habían pasado tres horas desde que quedamos noqueados. Pero mi pequeño amigo ya estaba listo para la acción de nuevo. Quería complacerla a ella una y otra vez. Su respiración era profunda y constante, así que decidí dejarla descansar, pero luego se movió, lentamente, gimiendo ligeramente. —Kieran, —ella gimió suavemente. Sus pensamientos debían haber sido iguales a los míos. —¿Hmmmm? —pregunté. Solo recibí silencio y me incliné para verla dormir. ¿Estaba soñando conmigo? Un sentimiento inexplicable en mi pecho me asustó. Lo sentía demasiado fuerte, muy rápido, para alguien que nunca se había enamorado en absoluto... me preocupé.

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—Nada en realidad. ¿Nada? Eso significaba algo. —Doc. Te conozco lo suficientemente bien, nunca hay nada en esa linda cabecita. Se quedó inmóvil. Pensando tranquilamente. Esto hizo que mi estómago se revolviera. —Tengo miedo, señor Scott, —susurró ella, con sus ojos grises inocentes parpadeando hacia la míos. —¿De qué? —Los últimos tres o cuatro días han sido los mejores de mi vida. Y eso suena patético, lo sé, pero es verdad. Cuando tomé la decisión de estar contigo, sabía qué tipo de vida tenías. Yo... sabía lo que sería para ti. Y no estoy enojada, lo juro. Pero la idea de estar con alguien además de ti... — Sus palabras se apagaron y juro por Dios, ella simplemente diciendo esto me molestó tan jodidamente que deslicé mi mano detrás de mi cabeza. Creo que mataría a alguien si la tocaban. —Doc. Hay cosas sobre mí que antes no tenían sentido. Gracias a ti, han empezado a tener sentido. Quiero decir, las cosas tienen sentido cuando estoy contigo. —Kieran... —No espera, —le interrumpí—. Me has pedido durante un mes que hable. Estoy hablando. Déjame, —le dije, empujándola un poco. Metió sus labios. —Tú me desafías, Doc. Veo qué quiero ser cuando estoy contigo. Veo la mejor parte de mí en tus ojos. Confío en ti. Nunca he confiado en nadie. Por el dinero, nunca supe si una chica se acercaba por mí o por el dinero. Así que, me cerré. Nunca le di oportunidad a una chica. Y a decir verdad, nunca quise. Nunca había conocido a una chica que me hiciera querer eso. Levanté su barbilla, yo sabía que mi tono exigía su atención. —Tú me haces quererlo. Dices cosas como, "sabía lo que fue para ti”. Y sin duda lo pensé al principio. Pero las cosas han cambiado para mí. Al tirar de la sábana hasta su pecho, se dio la vuelta en la cama y se sentó en sus rodillas, su pelo que cayó hacia un lado. —Detente por un minuto. Hipotéticamente hablando. ¿Qué es lo que quieres básicamente? —A ti, —le dije sin dudas, ni vacilaciones. Negó con la cabeza. —OK. Pero me refiero a largo plazo. —A ti. —Mi respuesta siguió siendo la misma, y cubrió su corazón. —OK. Pero qué conmigo... —preguntó. Me atraganté. ¿Estaba hablando de matrimonio? Poco a poco me encogí de hombros. —No estoy seguro. Sé que quiero pasar tiempo contigo. ¿Estás hablando de matrimonio... niños? —pregunté, mi corazón latía salvajemente. Por supuesto que lo querría eventualmente, creo.

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—No puedo tener hijos, Kieran, —dijo mirando más allá de mí. Inmediatamente, me senté más erguido y tiré de ella hacia mí, aplastándola contra mi pecho. —¿Por qué, Doc? ¿Qué te ha pasado? —¿Qué quieres decir? —me preguntó en voz baja, su aliento soplando contra mi piel. —¿Te lastimaste? ¿Ocurre algo? —le imploré. Tal vez no era de mi incumbencia, pero si podía pagar por un procedimiento o algo para ayudarla, lo haría. Pensé en ella llevando a mi hijo y una actitud protectora viciosa abarcó todo, comenzando a pulular por mis venas. Nunca la dejaría fuera de mi vista. Dejando sus palmas a ras de mi pecho, me empujó hacia atrás un poco. —Creo que entendiste mal. No es que no pueda tener un bebé. No… puedo... Mis ojos se movían de lado a lado y se cubrió el rostro. —¡Megan! explícame lo que estás diciendo, —exigí frustrado. El gris que había llegado a amar en sus ojos se hizo turbio con lágrimas, y un seguro de banco se cerró alrededor de mi corazón. —Se llama el ciclo generacional de abuso, —susurró mientras una lágrima caía por su mejilla, que limpié con mi pulgar—. Mi padre era... es un abusador. Eso se transmite a los niños. —Hizo una pausa mientras otra lágrima se escapaba—. No puedo arriesgarme nunca a la posibilidad de lastimar a un niño, —exclamó. Envolviendo mi mano alrededor de su cabeza y sosteniéndola contra mi pecho, luché por no reírme... Jesucristo, era malditamente adorable. Ella nunca golpearía a nadie... por no hablar de un niño. Se apartó de mí, secándose los ojos y la cara con el dorso de sus manos. —¿Por qué te ríes? —me preguntó, con su voz mezclada con dolor. Creo que lastimé sus sentimientos pero no pude contenerme. —Megan. Cariño. Nunca jamás dañarías a un niño. Te vi con Andrew. Tienes un corazón puro. Nunca lo harías... —le dije besando su frente. Después de tomar una respiración profunda asintió. —Kieran. No sé si pueda concederte esto. Solo digo. Empujé su sexy y delicioso culo en la cama y la monté a horcajadas, empujando los brazos sobre su cabeza. —Lo bueno es que yo no te estoy pidiendo tener un bebé. Sólo quiero utilizar tu cuerpo... y comer contigo... y emborracharme contigo... e ir en paseos en bicicleta... y cocinar... y comprar cosas... —Kieran. ¿Sabes lo mucho que quería golpearte la primera vez que te conocí... y la segunda... y... Molienda mis caderas contra su pequeño cuerpo, le dije: —Patrañas. Querías un papá grande todo el tiempo. Su risita derritió mi corazón. —Dilo, —le dije. —¡No! —se rió. —¡Dilo! —busqué hacia sus costados, haciéndole cosquillas.

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—¿Qué digo? —gritó. —Di, yo quería follar a Kieran la primera vez que lo conocí... —me reí. Su cabeza azotaba violentamente de lado a lado en una negativa. —¿Crees en serio que no puedo hacer que lo digas, Doc? Su risa era contagiosa y no podía recordar la última vez que me reí tan duro. Pero me gustaría ganar esta batalla. Miré a mí alrededor evaluando alternativas, cuando algo vino a mi mente. Una sonrisa maliciosa se extendió sobre mis labios. Restringirla con mi cuerpo era fácil... me acerqué hacia su cabeza, mi polla se endureció simplemente de estar tan cerca de su boca. En pocos minutos, dos almohadas fueron arrojadas al suelo sin sus fundas. En el momento en que empecé a atar la funda de almohada a la cama de hierro, sus grandes ojos, sorprendidos descubrieron lo que estaba haciendo. —¡Kieran! ¡NO! —Bebé... todo lo que tienes que hacer es decir lo que le pedí, —dije con un tono dulce y socarrón. La ligera ampliación de sus fosas nasales demostró que estaba enfadada. —No quiero follarte después, quiero follarte ahora. Mi cuerpo respondió instantáneamente a esa sugerencia, así que arranqué la sabana fuera de ella, dejándola al descubierto para mí. —Por mucho que me quiera dar cabida a esa petición, y la verdad de la cuestión es que lo haré... pero eso no es lo que quiero escuchar, —le dije al tiempo que me deslizaba hacia abajo del cuerpo más sexy que jamás había visto. —Kieran. Lo digo en serio. Déjame ir. Asentí con la cabeza. —¡OK! Taaaaaan... pronto como digas lo que necesito. Luego bajé la boca sobre su pecho, girando mi lengua alrededor de su pezón mientras se retorcía debajo de mí. —En serio. ¡Basta ya de las 50 sombras de mierda! Mi cabeza se levantó de su pecho. —¿Las qué? —Cincuenta Sombras, —gruñó, tirando de las restricciones. —Háblame en español. No sé qué mierda significa eso, —dije, acurrucándome a su lado, apoyándome en el codo. Con la otra mano, dirigí mis dedos de uno de sus pechos, rodeando un pezón, y luego el del otro seno. —Es un libro acerca de un tipo loco que se orgasmea dominando a su nueva amante. Su estómago se estremeció mientras mis dedos se alejaron de sus pechos, hacia mi propio pedazo de cielo entre sus piernas. —Suena como mi tipo de hombre. —Le guiñé un ojo mientras seguía bajando. —Sí, bueno, él creyó que podía joder su mente como lo estás pensando en este momento.

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La miré fijamente. —Cuida tu boca, —gruñí en respuesta, luego metí dos dedos dentro de ella, mojando mis dedos; entonces comencé a frotar, pequeños, lentos círculos perfectos alrededor del pequeño brote justo encima. La lucha contra las restricciones se detuvo y escondió sus ojos de mí cerrándolos. —Él le haría daño, —habló en voz baja. —¿La hirió? Asintió, mordiéndose el labio y sus respiraciones volviéndose cada vez más cortas. —La azotaba… y usaba cosas en ella que le harían daño... todo mientras estaba atada. —Yo sólo haría esas cosas si qisieras hacerlas. Pero lastimarte sería inequívocamente una de las cosas más difíciles que alguna vez haría. Un instinto natural para una mujer cuando está encendida es abrir sus piernas y lo Doc... como una bienvenida. Bajé la cabeza sobre el pecho más cercano a mí y lamí suavemente sobre este. —Kieran... —dijo entre dientes. ¡Mierda! Me encantaba oírle decir mi nombre. —¿Estás cerca? —pregunté casualmente. Una vez que ella siseó, —¡Siiiii! —Mis dos dedos desaceleraron, obligándola a volver a bajar de su éxtasis. —No... —gimió—. Por favor. —Podría cuidar de ti con mucha facilidad, Doc... con once palabras cortas. Mis dedos, pegajosos de ella, volvieron de vuelta al trabajo y gimió en voz alta; aunque no estaba seguro de si era por mi agonizante tortura o si era por el placer. Cuando sus caderas se arquearon, decidí usar mi pulgar para poder usar mis dedos dentro de ella. Me di cuenta cuando estaba cerca porque sus entrañas se apretaron alrededor de mi dedo. Era un amante increíble. —K... Kieran. Por favor, no te detengas, —se quejó y en cierto modo me sentía mal cuando reduje la velocidad de mi pulgar una vez más. —Be-bé todo lo que tienes que hacer es… —¡Siempre he querido follarte desde la primera vez que te vi! —gritó. Con eso, no la hice esperar un segundo más. Y tomé el gran placer de ver a su cuerpo y su cara reaccionar exclusivamente a mi mano mientras estallaba en mil pedazos delante de mí.

38 Megan Traducido por Macaslomb Corregido por JessMC

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La casa olía a panadería cada vez que entraba por la puerta. Vivian siempre estaba haciendo algo fresco. Después de nuestros abrazos, nos sentamos de nuevo en la luz del sol y veíamos Joe detener la máquina y apagarla. —Bueno, hola, chica guapa. ¿Qué te trae por acá? —preguntó Joe. Vivian palmeó casualmente mi rodilla y entró a la casa, dándonos un poco de privacidad. —Necesito tu ayuda, Joe. Se sentó en una silla frente a mí y tomó un largo trago de su té helado. —Bueno señorita, en casi tres años, esta es la primera vez. Voy a escuchar lo que tienes que decir. Me deslicé hasta el borde de mi asiento. —¿Sabes del tiroteo en el apartamento? —Sí. —Un muchacho vecino, Andrew, le dispararon. Con una toalla, se secó el sudor de la frente.

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Tres días habían pasado desde nuestro viaje hacia el océano y era consciente de que me había enamorado de Kieran Scott. A pesar que no estaba segura de que era el tipo de persona que se comprometía con una chica, confiaba en sus palabras y las cosas que medio-prometió. Por primera vez en mi vida, tenía la esperanza de que el amor y una vida feliz fuera posible. Andrew estaba mejorando, pero cuando fui hacia el viejo apartamento para verlo, Usiah dijo que había sido enviado a un hogar de crianza temporal. Al principio me dolió el corazón, pero todo lo que podía esperar era que estuviera cuidándolo, y la verdad, no estaba siendo cuidado en casa. Si pudiera hablar con él ahora, le contaría mi historia y que sabía lo que asustaba el no saber lo que vendría después. Pero mejoraría... con el tiempo, y manteniéndose fuerte. Cuando me fui de la casa de Usiah, conduje directamente hacia donde Joe y Vivian. Nunca había pedido su ayuda, pero al menos podía comprobar a Andrew... Tenía que preguntar.

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—Vivian me habló de él y de lo que hiciste. Que tuviste mucho coraje, pero no fue una idea terriblemente brillante, —dijo con los ojos muy abiertos al final. —Lo sé. Andrew y yo nos volvimos cercanos. Lo cuidé. Usiah me dijo que lo enviaron al cuidado de crianza después del tiroteo y, bueno, quiero contarle mi historia, y que así tenga esperanza. Joe sacudió el vaso, moviendo el hielo en la parte inferior. —Bueno. Ya no tengo más casos de menores, pero puedo conseguir algo. Vivian te escribirá. —¡Oh Joe! Gracias, —exclamé y me paré. —Ahora tú dime algo, —dijo rápidamente. —OK. —¿Cómo lo está haciendo Kieran Scott en realidad? Mi corazón casi estalló en mi pecho. No sabía si Joe sabía algo de lo que yo no era consciente. Además, a pesar de que yo acababa transferir a Kieran, todavía tenía pautas de confidencialidad para seguir. Volví a sentarme. —Lo que dije en el tribunal es cierto. No había mentido. —Recé para que no escuchara el temblor en mi voz. Levantó la mano para que dejara de hablar. —Te estoy haciendo este favor con Andrew. No te estoy pidiendo... romper ninguna confidencialidad, pero sólo respóndeme un par de preguntas. Una oleada de náuseas pululaba dentro de mí y me senté de nuevo. —OK. —Si Joe tenía algo sobre Kieran... me sentí enferma. —¿Te contó sobre sus padres? —Sí. —¿Te dijo algo sobre los asesinatos? —Sí. ¡OH DIOS! ¡Piensa que Kieran mató a sus padres! En silencio, comencé a temblar. —¿Hay algo que te haya hecho creer que es culpable? Negué con la cabeza pero me di cuenta de que no me estaba mirando. —No. Todo lo contrario. ¿Crees que él lo hizo? Negó con la cabeza. —Yo no. Sé que él no lo hizo. Pero mucha gente lo cree. Amaba a sus padres. Exhalé la respiración que estaba conteniendo. —Ese muchacho ha estado albergando una gran cantidad de ira. Tiene algunos problemas de confianza graves porque las personas se volvieron contra él. Quédate con él. ¡Cobarde! Me dije a mí misma por no encontrar el valor para decirle a Joe sobre la mayor indiscreción poco ética de mi vida. Oye, por cierto, Joe, ¡estoy follando con él y vivimos juntos! —Como he dicho, Vivian te avisará. Fue bueno verte.

Esa fue mi señal de que la conversación había terminado. No sabía qué pensar de su interrogatorio... pero sonreí cuando me fui. Mi teléfono vibró camino a casa. Kieran. Trabajando en la fiesta de Wink. Llegaré a casa un poco tarde.

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Escuché el zumbido de la puerta del garaje primero, y luego el zumbido del aparcamiento de su Porsche. Tenía mariposas golpeando la mierda de mi estómago. Nunca había hecho algo así en mi vida. El comedor estaba oscuro y el pañuelo estaba en la parte de atrás de la silla. Sólo esperaba que viera la nota. La puerta trasera se cerró. —Doc, por favor estaciona en el camino de entrada. No te quiero en la calle, —gritó desde la cocina. No le respondí. Oí la puerta del frigorífico abierta, el toque de una cerveza y luego una risa. Esperando... —OK. Estoy sentado, —se rió, y todo mi cuerpo se tensó por la emoción. —¿Lo hiciste según las indicaciones? —le pregunté desde la otra habitación. —Lo estoy intentando. Y si no fuera una bufanda que no pudiera rasgar fácilmente, no estaría haciendo esto. Para que lo sepas. Soy un poco fanático del control. Lo sé... impactante. Mi corazón se hinchó al saber que estaba siguiendo el juego... pero la tortura puede venir en ambos extremos. —Voy a comprobar el pañuelo cuando llegue allí —dije. —Ven aquí —exigió. Caminar por el pasillo fue un poco difícil pero funcionó. Sus chaparreras me cubrían totalmente las piernas pero donde ondeaba la última vez mi vestido de verano... bueno, era sólo mi entrepierna. Mi entrepierna desnuda. Nunca me había hecho la cera antes porque no me lo podía permitir, pero ahora me afeitaba todos los días. Mi sujetador negro cubría mis pechos y llevaba una de las pañoletas Harley alrededor de mi cabeza. Eso era todo... chaparreras, sujetador, y el pañuelo en la cabeza. Cuando entré a la habitación, sus cejas de alzaron ajustando su postura en la silla. —Doooooc. ¿Qué carajo? Mi polla se va a reventar a través de estos jeans. Me mordí el labio inferior mientras me movía en torno a la parte de atrás de él. Ese fue el momento de la verdad. Después quité las tiras de mi sujetador, las envolví alrededor de la bufanda para que no pudiera

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Desde su pequeña escapada en la playa, había estado trabajando en una idea. Miré mi reloj y decidí que tenía tiempo para conseguir lo que necesitaba. Las venganzas eran increíbles.

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sentirlas y las apreté rápidamente, asegurándolo sin lugar a dudas a la silla. Al instante se sacudió. —Doc. Déjame ir, —exigió. Me senté a horcajadas sobre su regazo. —Recuerda el otro día. Te rogué y supliqué para que me dejaras venirme y todo lo que tenía que decir era que yo te quise desde el primer día. ¿Lo recuerda, señor Scott? —Déjame ir. Me empujé hacia abajo contra su creciente mitad inferior y sonreí. —Parece que lo está disfrutando un poco. —Creo que eres sexy como la mierda. Ahora déjame ir, Doc. —Sr. Scott. Es lo justo. —¿Qué quieres que diga? —preguntó, con humor en su tono. Bajé un lado de mi sujetador y con mi dedo índice, dibujé alrededor del pezón. —Mmm, —gemí. —Doc. No estoy jugando. ¿Qué quieres que te diga? Ahora, bajaba el otro lado de mi sujetador usando ambas manos. —No es tanto como decir, es más... hacer. —Cerré los ojos por un segundo mientras masajeaba mis pechos. —¡Dime! —ordenó. Me reí. —Bueno, ese dinero que perdiste a mi costa... Fue porque te acostaste conmigo y porque hiciste una cosa tan infantil como apostar con tus amigos que te ibas echar un polvo, quiero unos $1.000. Siento que me lo he ganado... —¡Hecho! Desátame de una puta vez. Le hice un puchero. —Ahora. ESO, Sr. Scott fue demasiado fácil. —Me moví de su regazo y me puse de rodillas, y cuando empecé a desabrochar su pantalón, el más feroz, gruñido animal salió de su pecho. —Tranquilo, Tigre, —dije mientras le desabrochaba la cremallera—. Vamos a poner esta bestia libre, —le dije con una risita. Entonces empecé a cantar—. Sopla el dragón mágico... que vive junto al mar. Las comisuras de sus labios subieron y eso me hizo sonreír más amplio. —¿Cuál es el libro del que hiciste referencia el otro día? —dijo, con tanta calma. Toqué la punta de él con mi lengua. —Cincuenta Sombras. —Uh-huh. ¿Y cuál era el nombre del tipo loco? —Christian Grey. —Te estoy dando una advertencia en este momento, bebé... me voy a ir con todo como Christian Grey sobre tu culo cuando este libre. Me reí.

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—Dijiste que nunca me harías daño, —le dije, tomando todo de él en mi boca. Un silbido se filtró a través de sus labios mientras me balanceaba arriba y abajo un par de veces hasta que un profundo gemido gruñó su garganta. Entonces... Me detuve, me levanté y retrocedí. El sujetador negro era más irritante de lo que esperaba, así que lo desabroché, tirándolo al suelo. —Doc. Me estoy cabreando. No me gusta esto. Por favor, suéltame. Dije lo que me pediste. Hice una especie de pasarela hacia él una vez más y caí sobre mis rodillas. —Megan. Ouch. Mi nombre real. Una vez más, me puse a trabajar en él. Nunca perdió su erección y ahora estaba más dura que antes. Misión cumplida. Nunca había hecho terminar a un chico de esta manera, así que no estaba segura de qué esperar, pero Ruthie y yo habíamos visto porno una vez. Sus abdominales se apretaban y sus respiraciones eran rápidas... así que desaceleré de nuevo, alejándome de él. —¡Maldita sea, Megan! ¡Suéltame ahora! —gritó, y parecía verdaderamente enojado. Así que me di la vuelta hacia otra silla del comedor y me senté a cerca de tres pies de distancia de él. Abrí mis piernas, mi centro se extendió a él. —Doc. Me has visto enojado solo una vez y golpeé la cara de un tipo contra un gran pedazo de madera. Preferiría que no tuvieras que verlo, pero lo juro por Dios, estoy a punto de perder la calma, —amenazó. En realidad, pensaba que era algo lindo. ¡Estaba atrapado! ¿Qué iba a hacer? Luego, con todo el posible coraje que pude reunir, me toque a mí misma... no en mi interior, pero sólo froté mi pequeño amigo. Yo estaba muy muy húmeda lo que hizo fácil mover mi dedo en círculos. —Has oído hablar de los perros de Pavlov... él condicionó... él los entrenó para que cuando sonara una campana, los perros salivaran porque sabían que venía la comida. —No me puedes entrenar. Tienes tres segundos, Megan, para dejarme ir, —dijo con los dientes apretados. —Uno, dos... —conté en voz alta, riendo, pero disfrutando de la estimulación que me estaba proporcionando. —Tres, —interrumpió e inesperadamente se levantó, tirándose hacia atrás. El sonido de la madera rompiéndose me asustó y subí mis brazos para protegerme la cara. Allí estaba de pie frente a mí con una mirada amenazadora, la bestia hasta la mitad fuera de sus bóxers. Sus pantalones cayeron hasta los tobillos, quedando alrededor de sus pies. Mis ojos muy abiertos y sorprendidos no lo perdían de vista. —¡Rompiste la silla! —exclamé. —¡Libérame!

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El negro en sus ojos me asustó. Tragué la saliva que se agrupaba en mi boca. No pensé que fuera posible que alguna vez me asustara... pero estaba temblando. Cogí las tijeras del mostrador y corte las tiras, pero antes de que pudiera escapar, él me agarró. —Me estás haciendo daño, —mentí, y abrió las manos inmediatamente. Fue entonces cuando me encontré al otro lado de la mesa de roble. —Lo siento por hacerte daño. ¿De verdad crees que no puedo capturarte? —preguntó, tirando de sus botas y pantalones, y todo dentro de mí se apretó... No creí que estuviera enojado después de todo. Mi miedo comenzó a disminuir. Después de arrojarlos sobre el mostrador, rodeó la mesa para perseguirme. Por supuesto, caí sobre las malditas chaparreras porque eran muy grandes y él me agarró del pie. —Ahora —dijo—. Vamos a dejar una cosa clara. Eso nunca va a suceder de nuevo. —¿Estás muy enojado? —me reí vacilante, todavía un poco reservada. De pronto, sus labios tomaron plena posesión de los míos y, literalmente, hizo que mis rodillas se debilitaran. Mientras me besaba, su mano se deslizó hacia abajo hasta que su dedo se sumergió en mí, sólo una vez, luego me volteó. —Vamos a hablar de eso más tarde. En este momento, estoy a punto de explotar. Ya que pareces estar tan interesada en este maldito comedor, inclínate sobre la mesa. Dios, me encantaba el Sr. Exigente. Sr. Posesivo. Sr. Scott. La mesa estaba fría para mi estómago y me levanté lejos de ella. Kieran agarró su camisa y la dejó sobre la mesa. —Inclínate ahora, —dijo y no pude evitar sonreír. Una sonrisa a medias cruzó sus labios también. Sabía que incluso con las chaparreras puestas, estaba completamente desnuda para él. Cuando sentí que estaba frotándose contra mí, apreté con fuerza, con miedo de que me embistiera, pero no podía imaginarlo tratando de hacerme daño. —Relájate, Megan. Voy a follarte, pero no voy a hacerte daño. Nunca. Quién habría pensado que hace una semana yo era virgen y ahora, no podía imaginar un día sin él. Puse mis manos sobre la mesa. No hacia ningún movimiento y le devolví la mirada. Su barbilla estaba casi tocando su pecho. Mi corazón se hundió en mi estómago. —Kieran, ¿qué pasa? —le pregunté, dándome la vuelta. Se inclinó hacia delante y suavemente besó mis labios. —No tengo más condones, —negó con la cabeza—. Quería parar de camino pero me apresuré a llegar a casa y lo olvidé. Mi cuerpo sentía el dolor de no poder ser satisfecho ahora mismo.

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Juego de palabras: “Don’t be silly, wrap that willy.”

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—Sé que no tiene razón para creerme, —comenzó—. Pero, no lo hacía si no tenía un condón. Nunca, Doc. Estoy totalmente limpio. Por favor. Déjame y lo sacaré cuando sea el momento. Todo mi rostro se arrugó en un lío confuso. No había nada que yo quisiera más que para nosotros que estar piel contra piel... pero la probabilidad de quedar embarazada.... —Bebé... —susurró—. Mi madre me enseñó “no seas tonto, mantén envuelta tu polla20”. —Me guiñó un ojo—. Sé lo que está pasando en esa cabecita tuya. Solo estoy diciendo, conozco a mi cuerpo. Sé cuándo es el momento. —Si nunca has hecho esto antes, ¿cómo lo sabes? —le pregunté. Asintió con la cabeza una vez. —Esta semana, me detuve cincuenta veces antes de venirme porque quería que te sintieras bien. Sé que cuando estoy cerca. —Kieran. Tengo miedo. —Entonces no lo haremos... —lo dijo, como un hecho. —Mírame, por favor, no te enojes. Planeé que esto fuera divertido. No pienso en el condón. Pero no estoy lista para eso. No quiero tener miedo. Sus brazos me envolvieron y me apretaron contra su pecho. Mi cabeza se movió dentro y fuera con sus respiraciones. —Megan, —susurró—. Quiero que vayamos al médico. Voy a hacerme la prueba y a demostrarte que lo que digo es cierto. Pero quiero estar contigo. Se sentía como si mi corazón fuera a estallar fuera de mi pecho. —Kieran... —me ahogué. Negó con la cabeza. —No te emociones pensando que es sobre romance y flores, por el amor de Dios... estás aquí de pie, desnuda en mis chaparreras. Diría cualquier cosa en este momento. —Una sonrisa tonta apareció en su rostro—. Ahora pon tu culo sexy de regreso o voy a hacer que te arrepientas por tratar de amarrarme. Rápidamente negué con la cabeza en desacuerdo. —Um... por supuesto que no. Esto era para ti... Instantáneamente, sus ojos se entornaron y su manzana de Adán subió y bajó. La parte posterior de sus dedos se arrastraron por la longitud de mi cara. —Doc, ¿alguna vez has hecho eso antes? —No. Solo contigo el otro día. Pero no es demasiado difícil de averiguar. ¿Qué tan difícil puede ser? —pregunté retóricamente. Agarró mi mano y he hizo que le agarrara la entrepierna. —Es muy muy difícil —dijo. Sonreí. —No creo que sea demasiado complicado. Puedo hacerlo.

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Seductoramente se deslizó entre mis piernas y luego me levantó de la mesa... me llevaba a la sala de estar. No estaba segura de por qué el cambio de escenario, pero él se sentó en el sofá. —El piso de madera habría lastimado tus rodillas, es mejor la alfombra, —explicó mientras me deslizaba de su regazo a mis rodillas. Después de sacar sus bóxers, me di cuenta de que estaba depilado ahí abajo también. Por alguna razón, una punzada de celos se apoderó de mí y pensamientos de otras chicas invadieron mi cabeza. De repente, sentí que estaba compitiendo contra un centenar de otras niñas por la mejor mamada y yo tenía la menor experiencia en mi currículum. Me dio un silbido tranquilizador cuando empecé y cuando su cabeza cayó hacia atrás en el sofá con un gemido gutural, sentí como si quizá pudiera sostener la mía. Sus manos recorrieron mi pelo y tiró de él hacia atrás para evitar que estuviera en el camino. Cuando lo movió a un lado y masajeó mi cuero cabelludo, yo gemía y le gustó eso... Me di cuenta por la forma en que arqueó sus caderas. Entonces me ahogué y tuve que parar por un segundo. —Meg... —se calló y mis ojos se encontraron con sus ojos marrones entreabiertos—. Estoy cerca. Cuando te toque, es porque debes estar lista o te quitas y simplemente lo terminas con la mano. Dios, bebé, — susurró al final. Eso me hizo feliz. Lo tenía allí más rápido de lo que pensé que iba a suceder. Pero ahora estaba nerviosa. No sabía si me iba a ahogar o cómo sería su sabor... pero estaba lista. Y cuando sentí su toque y escuché el “bebé”, me seguí moviendo pero traté de prepararme y la verdad, no lo saboreé mucho. Simplemente lo tragué, para no tener que hacerlo. —Jesús, Megan, —gimió con ojos vacíos de energía, pero llenos de afecto... ternura... ¿amor? Un estremecimiento me atravesó sabiendo que había hecho las cosas bien, y sabía que lo haría de nuevo.

39 Kieran

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—Wink, lo tenemos, —dijo Todd inclinando hacia atrás su cerveza. —Concuerdo. Lo tenemos bajo control, —agregué. —Chicos. Tengo sesenta años, no cien. Están haciendo de esto un asunto mucho más grande de lo que deben, —dijo Wink, sus tics más notorios cuando estaba ansioso. —Todo está hecho amigo, deja de preocupar tu lindo y bonito trasero por eso, —bromeé. Asintió. —Nuestro trabajo es hacer que tengas sexo, sabes eso, —dijo Todd. El rostro de Wink se ruborizó. —Ustedes dos saben que yo nunca podría hacer eso. Ginny era la única para mí. —¡Wink! No estamos hablando de casarse. Estamos hablando de conseguir que tu pene se moje, —continuó Todd. Observé mientras Wink tomaba un largo trago de su whisky, considerando lo que Todd dijo. Por primera vez en mi vida, yo no quería a ninguna otra mujer y comprendí a Wink por un segundo… pero su chica se había marchado. Para siempre. Traté de pensar en alguien imponiéndome a la fuerza otra chica ahora y la verdad es que me enfurecería. Garantizado, las circunstancias eran diferentes… pero no podía imaginar acostarme con otra mujer ahora mismo. Una sonrisa curvó mis labios. —¿Wink? —¿Sí? —¿Qué querría ella para ti? —pregunté—. ¿O qué querrías tú para ella si estuviera en esta tierra? Sus ojos quedaron en blanco mientras consideraba mis preguntas. Di una mirada a Todd, quien elevó sus cejas ante mi pregunta. Wink se zampó su whisky y deslizó su vaso vacío por el bar hacia mí. —Respóndeme, —le dije. —Querría que ella fuera feliz. No querría que estuviera sola, —dijo y giró sobre sus talones y se dirigió hacia la habitación trasera. Ni Tom ni yo dijimos otra palabra mientras él cerraba la puerta.

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—¿De dónde salió eso? —preguntó Todd. Me encogí de hombros. —No estoy seguro que la quisiera teniendo sexo con alguien más, —gritó Wink desde la habitación trasera y Todd y yo reímos a viva voz. —¿Cómo es tu chica? Le ofrecí a él un asentimiento. —¿Tu chica? —repitió él—. Quién pensaría que Kieran Scott tendría solo una. Terminé mi propia cerveza. —Sí. ¿Quién pensaría? —Entonces dime. Te he conocido por un largo tiempo. ¿Cómo es eso? Corrí mis dedos a través de mi cabello. No quería hablar de esa mierda. –—No lo sé, hombre. En lo que me concierne, ella tiene alas. Todd rió suavemente. —Wow. ¿Entonces realmente la quieres? —Como un niño gordo quiere pastel. Ambos reímos a carcajadas. —Sucedió de repente, ¿no crees?

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Scott Software Corp estaba ahora funcionando conmigo como dueño activo. Había sido socio mayoritario desde que mi padre falleció. Duane y Walt la habían manejado exitosamente sin mí pero estaba de regreso con una venganza. Había contratado dos nuevos promotores quienes sabían que yo estaba a cargo, junto con dos nuevos analistas programadores. Duane y yo estábamos en el proceso de reunir lo que necesitaba para rescindir a Walt. Lo quería fuera. La fiesta de Wink era en tres días y nos habíamos hecho cargo de todo… incluyendo seguridad así Todd, Malcolm y yo podríamos disfrutar de la fiesta. Esta noche, el lugar estaba montado bastante bien y estábamos jodidamente cerca de la capacidad máxima, lo cual era sorprendente para un miércoles, pero la banda era de los 80’s y eso siempre atraía gente. Doc trabajaba hasta tarde y me mantuve observando mi teléfono esperando un texto de que ella había llegado a casa, y no había llegado aún. Un malestar se instaló sobre mí y comencé a agitarme.

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Me encogí de hombros. —Supongo que un poco. Pero cerca de un mes en realidad. Ella no sabía quién era yo, Todd. No sabía nada de mí. No sabía nada acerca del dinero. Si hubiera sabido algo de eso, habría sido un problema. Pero, confío en ella. Por completo. Todd asintió. —Bueno. Estoy feliz. Lo mereces, K. Chocamos los cuellos de nuestras botellas, aunque la mía estaba vacía.

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—Hey, ¿Kieran? Di una mirada sobre mi hombro y dos bonitas chicas estaban paradas allí. —Señoritas. Una chica rió nerviosa. —Me estaba preguntando, si podría comprarte una bebida. Sostuve en alto mi botella medio llena. —Gracias, chicas. Estoy bien por ahora. —¿Podría al menos robarte un beso? —preguntó la de cabello castaño. —Ven aquí. No hay beso pero ¿qué tal un abrazo? —la chica apenas podía tener 21 y temblaba mientras yo la abrazaba—. Pórtense bien esta noche. Mientras se escabullían, reían nerviosas—dejándome sentado ahí sin entender de qué iba esa cosa conmigo. —¿K? —dijo Todd en mi auricular. —Estoy aquí, —dije en el cable. —Tenemos un problema. Me puse de pie escaneando la habitación. —Dime. —Es tu chica. Algo está mal. Mientras mi mandíbula se apretaba, subí al escenario para poder ver. —¿Dónde? —dije entre dientes. —Está yendo hacia ti. Llorando. El rostro hinchado. K, estate tranquilo. Está molesta. La divisé y mi corazón tocó fondo… cayó en picada, y no podía respirar. Salté de mi plataforma y no estaba seguro como me moví hasta ella; pero oía algunos “cuidado” y algunos “heys” mientras atropellaba personas al caminar hacia ella, sin importarme una mierda a quién golpearía. Mis manos rastrillaron su cabello y ahuecaron su rostro. —¿Qué sucedió? ¿Qué está mal? —grité sobe la música. Sus ojos estaban apretados y lágrimas frescas rayaban su rostro. Apreté su mano en la mía y la guie hasta la habitación trasera de Wink y azoté la puerta. —¿Alguien te hirió? ¿Quién? —casi gritaba. Ella hipaba bocanadas de aire y agarraba fuerte mi camisa. Juro por Dios, envíame a la cárcel ahora porque heriría o posiblemente mataría a quien sea que le hubiera hecho esto. —¡Megan! —Mi madre, —lloró y por un breve momento, el alivio se instaló sobre mí. —¿Tu madre? ¿Qué sucedió? Su boca se abrió, pero nada. —Doc, toma un profundo respiro. Dime. —Kieran. Vino a mi trabajo. ¡Mi mamá! ¡Han sido doce años! En un instante, la tuve anclada a mi pecho tratando de reconfortarla lo mejor que podía.

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—¿Qué dijo? —susurré. Comenzó sacudiendo su cabeza. —Como me extrañaba. Que lo siente. Quiere verme. ¡Tengo un hermano! ¡Un hermano! —gritó—. ¡Se casó con un tipo con dinero, Kieran! Yo estaba en hogares de acogida, siendo golpeada como la mierda por mi padre ¡y ella estaba casándose con algún idiota rico y teniendo otro niño! —Mierda… —siseé y continué abrazándola, frotando su espalda—. ¿Qué dijiste? —Le dije que las madres no hacen eso. Ellas no abandonan a sus niños. Ella, por supuesto, tenía alguna historia de mierda acerca de organizar su vida pero ahora quiere una relación. Quiere compensar el tiempo perdido, —rió sarcásticamente. Limpié las lágrimas frescas sobre su rostro. —¿Qué dijiste, cariño? —Le dije que se vaya al demonio. Me las había arreglado bien sin ella. Me dijo que pensara acerca de eso y se lo hiciera saber. Me dio su tarjeta. Mi madre… me dio su tarjeta. ¿Cuán jodido es eso? Nunca me gustaba cuando maldecía. Era mucho mejor que eso pero por ahora, me mantuve en silencio y besé su frente. —Doc. Deberías saber mejor que nadie que la niñez es de lo que nos pasamos el resto de nuestras vidas recuperándonos. Me dio una silenciosa sonrisa y eso me calmó. —¿Quieres tener una relación con ella, Megan? Responde honestamente. —No. Pienso que ella perdió ese derecho cuando se fue y me abandonó. Sus lágrimas habían amainado y habló racionalmente pero no podía evitar pensar acerca de lo que yo daría por hablar con mi madre de nuevo. Sostuve sus mejillas en mi mano y presioné mis labios a los suyos. Un beso lento dirigiéndose a otro, luego me aparté hacia atrás y la miré fijo mientras un dolor se cocinaba a fuego lento en mi ingle. —Piénsalo. Podemos hablar más de esto. Pero, una pregunta. ¿De qué tienes miedo? —pregunté. —Abandono, —dijo rápidamente—. Si le permito entrar y ella se va de nuevo. —Su voz se rompió un poco—. Alguien yéndose… sin tener respuestas. Es horrible. —Entiendo. —Lo siento por venir aquí. Estaba enloqueciendo y… sólo te necesitaba. Mi corazón se expandió en mi pecho y comenzó a latir más fuerte cuando las palabras te amo se formaron en mi lengua. Las tragué, forzándolas lejos. Esto era una locura. —Puedes venir a mi cuando quieras. Pero estamos colmados y necesito volver ahí fuera. Quédate. Puedes sentarte justo a mi lado, —sugerí. Apuntó a su rostro. —¿De verdad? Uh, no. Me iré a casa y… esperaré por ti. —Su guiño era adorable.

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Estaba sentado en mi escritorio y preparándome para una reunión de junta cuando Bert zumbó por el intercomunicador. —Kieran. El Sr. Francis está aquí con la Sra. Burke. Eso fue rápido. Terry Francis era el padre de mi jefe de seguridad y yo lo había enviado fuera hacía sólo una hora a buscar a la Sra. Burke. —Envíala dentro. Gracias, Bert. Cuando la puerta se abrió, su belleza que quita el aliento me arrasó y los ojos mirando fijo… deslumbrando… hacia mí eran los mismos grises que yo llevaba a la cama cada noche. —Sra. Burke, —dije moviéndome al frente del escritorio—. Gracias por venir. Kieran Scott. Ella estrechó mi mano y con rasgos vacilantes preguntó. —Me gustaría saber de qué trata esto. No estoy segura que tuviera mucha elección sino venir cuando usted dijo que era acerca de mi hija. ¿Está en problemas? Amanda Burke usaba jeans oscuros con tacones y parecía ser más joven de lo que yo sabía que era. Si se casó por dinero, podría haber tenido cirugía plástica pero eso realmente no importaba. —Por favor, tome asiento, —sugerí, y lo hizo—. Megan. Es una amiga mía. Anoche estaba bastante hecha pedazos con su súbita… reaparición, digamos. Ahora, yo no sé qué hay detrás de eso o me importa. Lo que me importa es su hija. Y usted apareciendo luego de abandonarla hace tanto tiempo ha sido difícil para ella. Sólo apreciaría si usted mantiene la distancia. Dele tiempo para permitir que esto surta efecto. Me estudió por unos pocos momentos. —Tiene todo el derecho de estar enojada. Comprendo y no la presionaré pero necesito que ella sepa, yo simplemente estaba tratando de sobrevivir. —¿Sobrevivir? ¿Lanzándola a los lobos? —mi tono se volvió intolerante. Se puso de pie. —No pensé que él la lastimaría y… —Bueno, lo hizo. Muchas veces, y luego fue lastimada en los siete diferentes hogares de acogida en que estuvo también. Lágrimas fluían sobre sus ojos demasiado maquillados.

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Cuando llegué a casa eran bien pasadas las 2, y ella dormía pacíficamente enrollada en una pequeña bola en mi cama. Habíamos compartido la misma cama desde que volvimos de Cannon Beach hace una semana. Esa era mi parte favorita del día. O tal vez era la mañana y ver su cabello desordenado y ojos somnolientos al mirarme. Luego de desvestirme, levanté las mantas y vi que no tenía ropa puesta. Aunque instantáneamente me coloqué, esta noche, la dejaría dormir. Había sido un día emocional para ella. Aunque se agitó cuando me acurruqué a su lado, no se despertó y yo estaba feliz.

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—No lo sabía. —¿Cómo podría? Usted la abandonó. Luego vuelve para descubrir que se casó con el dinero y la reemplazó. Su mirada furibunda se volvió hacia mí. —No la reemplacé, —escupió. —Bueno, así es como ella se siente. La cuestión principal, no la traje aquí para perseguirla. Tal vez algún día ella querrá una relación… tal vez no lo hará. Esa será su decisión. Pero por ahora usted se lo dejará a ella, ¿soy claro? Casualmente dio una mirada alrededor de mi oficina y me examinó mejor. —¿Ama a Megan? Arrojé mi lapicera sobre los papeles frente a mí y ladeé mi cabeza, rehusándome a comprometerme más con ella. —Es una mujer muy afortunada. Gracias por dejármelo saber. Mientras se puso de pie con una mano sobre el pomo de la puerta, dije—, La suerte es toda mía.

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Había ahorrado para comprar un nuevo vestido para la fiesta de Wink. No que fuera caro... pero correspondía con mi presupuesto. Era de un simple negro, a media pierna y sin tirantes. Tiré de mi cabello hacia arriba fuera de mis hombros. Y me veía completamente follable—misión cumplida. Kieran había partido más temprano, necesitando llegar al bar, instalarse y estar listo. No estaba segura de haberlo visto más sexy que cuando salió de aquí en sus botas de cuero marrón, una camisa de vestir por fuera y jeans que abrazaban lo justo su trasero. Antes de partir, vino a mi baño donde me estaba preparando, gentilmente golpeó mi trasero y dijo—, Entonces, estaba pensando que deberíamos tontear un poco ahora porque estaremos cansados o borrachos después. Estiré mi mano y agarré lo que ya estaba duro dentro de sus pequeños bóxers y trabajé arriba y abajo unos pocos minutos antes de deslizar mi mano fuera de su ropa interior y me volteé hacia el espejo. —¡Hey! —dio voces él—. Eso es como una tarjeta amarilla en el fútbol o un técnico en el basketball o un… Con un suspiro exasperado, me volteé girando y me hundí en mis rodillas, encontrándolo de nuevo pero esta vez con mi boca. —Dios, Doc… —exhaló en voz alta y amé el control que venía con el sexo. Cuando su erección se volvió más dura, lentamente lamí alrededor, luego di besitos en la punta, luego estiré el elástico de nuevo hacia arriba… cubriéndolo. Volví a ponerme mi maquillaje pero en el espejo pude ver su expresión frustrada e insatisfecha reflejada detrás de mí. Una sonrisa atrapó mi boca. Oí el golpe antes de sentir el dolor y giré para mirarlo riendo. —¡Golpeaste mi trasero! —Seguro como el demonio que lo hice. Te mereces eso por ese pequeño jueguito. —¡Golpeaste mi trasero! —repetí.

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Ruthie me recogió y la humedad entre mis piernas estaba aún ahí. Maldito Kieran. Tan sólo la brisa soplando cuando caminé al auto endureció mis pezones. Todo mi cuerpo estaba hipersensible cuando llegamos a Winks alrededor de las 8, la cual era la hora en que la fiesta estaba por comenzar. Kieran había reservado para nosotras un lugar para estacionar en el frente. No había fila hoy, y una señal pegada sobre la puerta leía: FIESTA PRIVADA CERRADA AL PÚBLICO. El tipo puertas adentro asintió mientras entrábamos y pasábamos. Divisé a Kieran inmediatamente, recostado sobre su codo cerca del bar. Él o Todd podían tomar posesión de cualquier mujer aquí y yo simplemente lo miré fijo mientras él reía. Todo acerca de él demandaba atención. Y por el momento, él era mío. El pensamiento de él no siendo mío… dolía. No quería herirme así que empujé el pensamiento fuera de mi mente. Todd me vio primero y me echó un vistazo, luego palmeó el hombro de Kieran con su botella de cerveza. Kieran estaba tomando una bebida de su cerveza de cuello largo pero miraba en la dirección que Todd apuntaba. Mi dirección. Los ojos de Kieran se ensancharon y me obsequió con una miradita de mierda que me hizo sonreír instantáneamente. Luego, con el pavoneo más sexy conocido por la humanidad vino hacia mí, verdaderamente robando el aire de mis pulmones. —Señoritas, —dijo a ambas Ruthie y yo pero sus ojos se estrellaban contra mí, causando que cada músculo dentro de mí se tensara—. Te ves hermosa, —agregó mientras sus ojos deambulaban de mi cabeza a mis pies. —Gracias, Sr. Scott. Usted se ve… ¿genial? —¿Genial? —preguntó con una elevación de cejas. —¿Genial? —hizo eco Ruthie, luego sacudió su cabeza y trotó hacia Todd. —Genial no es la palabra correcta, —dije totalmente nerviosa. Todo lo que podía pensar era en él entre mis piernas. Rasqué mi cabeza. Los pasos medidos que él tomó hacia mí nos dejó apartados unas pulgadas.

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Se carcajeó en voz alta mientras me lanzaba sobre su hombro y caminaba hacia la cama. Cuando gentilmente me dejó caer sobre el colchón, tomó el control de mis tobillos y me tiró hasta el borde. —¡Kieran, detente! —reí nerviosa, pero era demasiado tarde. Él había empujado mis bragas a un lado y bajado su boca sobre mí con total intención de excitarme. Típicamente, sus técnicas eran lentas, metódicas, suaves y deliberadas. En ese momento, la agresividad que él desplegaba era insoportable y cuando chupó mi clítoris en su boca grité, lista para explotar. Se detuvo. Se paró. Se puso sus jeans. Y me acurruqué esperando que el dolor acabara. Consideré acabar por mí misma. Pero él era lo suficientemente fuerte para ir a la fiesta sin ser satisfecho; ¡yo también lo era! Pequeño capullo rico, sonreí con ese pensamiento.

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La banda estaba tocando un poco de todo pero bastante de algo de la generación de Wink… algo de los 50s y 60s. Música genial. La fiesta había continuado cerca de una hora cuando un grupo de damas, de la edad de Wink o tal vez más jóvenes, entraron. Kieran golpeó a Todd, quien golpeó a Wink en un efecto onda. En un instante, los tics de Wink pasaron de no parpadear a encogimientos de hombros y algunos torcimientos de cuello. Él estaba nervioso. ¿Cuán lindo era eso? Kieran me había dicho acerca de la esposa de Wink y lo sucedido. También dijo que ella era su alma gemela. Así que me preguntaba que sucedía con estas mujeres y si Wink seguiría adelante. Kieran creía que él merecía una compañía. Entonces, yo también. —Dios los maldiga chicos, —murmuró Wink, tomando un trago de su bebida color ámbar. Todd y Kieran rieron y chocaron los cuellos de sus cervezas haciendo una X mientras se tocaban. —Ahí está el chico cumpleañero, —una de las damas gritó, y todas chillaron un poquito y se dirigieron directo a nosotros. —¿Quieres bailar? —preguntó Kieran, y mi corazón aleteó en mi pecho. Asentí. —He bebido dos vasos de vino, puede que necesite alguien en quien recostarme. Agarró mi mano y me condujo a la pista de baile. —Soy ese tipo.

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—¿Cuál es la palabra correcta, Doc? Detrás de él había unas pocas chicas dándonos una mirada y yo quería plantar un beso en él justo aquí y ahora. Reclamar mi derecho sobre él. No habíamos llevado esto… lo que sea que fuera… al público. Pero pienso que me sentiría mejor si lo hacíamos. Sabría dónde estaba parada con él. —Sexy, —finalmente dije—. Te ves increíblemente sexy. Sus ojos chocolate se nublaron un poquito. —Eso es porque tú me haces sentir de esa manera. Eso me hizo sonreír. —Tu vestido es demasiado corto para mi gusto. Me gustaría que te quedaras a mi lado, por favor. —Mi vestido será de fácil acceso para usted, Sr. Scott. Y por qué no tomas mi mano frente a todas estas personas y abres paso, —sugerí y mi corazón latía en mi garganta como si yo esperara su respuesta. Sus hermosos ojos se fruncieron como si estuviera tratando de leerme y luego lo hizo. Tomó mi mano y me condujo al bar, lo cual llevó a otra ronda de susurros. —Megan, —me saludó Todd, asintiendo. —Hey, feliz cumpleaños Wink, —dije primero a Todd, luego a Wink, quien se paraba cerca de él. —Es bueno verte, Megan, —dijo Wink… guiñando.

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Luego de unas pocas canciones tenía calor por bailar, y hacerlo con Kieran hizo poco para matar mi ráfaga de hormonas… si acaso esto sólo causó que se agravara. Me guió a través de la multitud y atrapó una botella de agua detrás del bar pero también ordenó para mí otro vaso de vino. —Estoy acalorada. —Sí lo estás, —dijo con una sonrisa. —Y todavía ardiendo por lo de más temprano, —le admití cuando me dio el agua y el vino—. ¡Muy pocas gracias por eso! —¡Tal vez deberíamos detenernos! ¡Tirarnos al suelo! ¡Y rodar! —Un verdadero bombero sexy usó esa frase en mí una vez, —dije, frunciendo mis labios hacia él. Torció su cuello; su rostro cargaba una tensa expresión. —Oh, ¿sí? No juegue con fuego, señorita. —¿Me quemaré, Sr. Scott? Tomó un trago largo de su cerveza. —¿Tú? No. Algún sexy bombero, sí. —Hizo una sonrisita. —Bueno, estaba bromeando. Él no era del todo tan sexy. —¿Oyes eso, Doc? —preguntó, luego exageradamente rió con ganas—. Me gusta reírme. Me haces reír y me haces sonreír. Hay ciertas cosas que no me hacen sonreír ni siquiera si una broma es planeada. Tomé un trago de mi vino y quise aplastar mi boca en la suya. Mi posesivo Kieran. —¿Qué otras cosas no te hacen sonreír? —pregunté. —Un chico con hambre. Desastres naturales. La crueldad con los animales. El pensar en otro hombre tocándote. Mi corazón se expandió. Los celos eran buenos, ¿correcto? Me quería toda para él. Yo lo quería todo para mí. —Kieran… —Susurré y no estaba segura si él siquiera había escuchado—. No quiero a nadie más. Sus ojos marrones me estudiaron y me sentí expuesta después de decir eso. —Bueno, —dijo. —Feliz cumpleaños a ti, —alguien comenzó cantando detrás de mí, y cuando me giré rápidamente, un gran pastel estaba siendo arrastrado fuera. Todos comenzamos a cantar. Wink se sentó como un proxeneta en el medio de su harem de mujeres. Todas ellas bramando la canción juntas. Él tenía una genuina sonrisa que me hacía sonreír. Se levantó y se acercó al pastel donde sesenta velitas enviaban humo al aire cuando él finalmente las sopló apagándolas. Luego repentinamente, una joven, hermosa, de cuerpo firme, revestida en una bikini, saltó desde el centro del pastel. Wink comenzó a reír y a señalar hacia Todd y Kieran, quienes actuaban inocentemente sacudiendo sus cabezas como si ellos no supieran nada

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Cerca de una hora más tarde, estaba sintiendo completamente los beneficios del vino y todavía intentando medir mi respuesta hacia la conversación de la nudista privada. Ruthie estaba bailando con Todd, y Wink estaba bailando con una dama en particular. Kieran estaba haciendo algo con un barril. —¿Te importaría bailar? Mis ojos se movieron de la pista de baile hacia un tipo a mi lado. ¿Me estaba hablando mí? Se veía de veintitantos, lindo y completamente calvo. Tan celosa como estaba ahora mismo, sabía que Kieran no apreciaría esto. —No, gracias. —Sonreí. —Tienes una hermosa sonrisa. Deberías sonreír más, —dijo. Eso me hizo sonreír más ampliamente. —Gracias. —Soy Josh, —se presentó extendiendo su mano. —Megan, —dije estrechándola. —¿Cómo conoces a Wink? —No lo hago realmente. Conozco un chico que lo conoce. —Ah. Entonces, ¿estás aquí con ese chico? —preguntó. —Sí. La mayor parte, —susurré, mirando hacia abajo porque por alguna razón, las cosas se sentían apagadas desde la nudista. —Megan, —dijo Josh, subiendo mi mejilla con su dedo pulgar e índice, y casi vacilando—. ¿Estás bien?

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acerca de esto. Las mujeres quienes habían estado sentadas alrededor de Wink ulularon y aullaron hacia la jovencita, alentando a Wink. Algunas otras mujeres aparecieron y comenzaron a cortar el pastel colocando trozos en una mesa instalada cerca de la pista de baile. —¿Quieres uno? —preguntó Kieran. Asentí. —Si es blanco. Amo los pasteles blancos. Me dejó parada ahí y fue a conseguir uno. Con nada más que pura admiración y una onza de lujuria, mantuve mis ojos puestos en él hasta que oí a Ruthie reír, luego noté a Todd y Ruthie en una conversación y me pregunté sobre que sería eso. —Hola, bebé, —oí a una mujer canturrear, y mi atención regresó para ver a la casi desnuda joven saltadora del pastel saludando a Kieran, frotando su espalda. El cabello detrás de mi nuca se paró. —¿Cómo estás, Penny? —Estoy bien. Tiempo sin vernos, —dijo ella inclinándose hacia él. Sus ojos se voltearon y encontraron los míos por un segundo, luego parpadeó apartándolos. Volvió su espalda hacia mí terminando la conversación, luego volvió cargando mi plato de pastel. ¿Qué no podía él decir frente a mí? Penny me miró fijo por un corto minuto luego y volvió a lo suyo. —Gracias, —dije, sin sentir más todo ese hambre y no realmente queriendo sudor de una nudista en mi pastel.

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—Josh. Retrocede ahora, —dijo Todd, respirando con dificultad y volando a mi lado. Repentinamente Wink apareció a mi lado con su bate en mano. —Josh. Ven aquí, —exhortó. Todd en cierto modo detuvo a Josh, manteniéndolo a un brazo de distancia. Los ojos de Josh miraron fijo hacia mí por una fracción de segundo, luego volvieron rápidamente hacia ellos. —¿Eres la chica de Kieran? Kieran se paró detrás de Josh, y Todd ahora se interpuso entre los dos. —¿Tienes un problema con que ella sea mi novia? —Kieran gruñó y Josh giró alrededor de sí mismo, mirando más allá de Todd. —Ningún problema para nada. Pero seriamente, Kieran. Ella no es tu tipo normal. Déjala ir antes que despedaces su corazón. Mis ojos parpadearon hacia los pesarosos de Kieran. —¿Te estaba molestando? —preguntó Kieran sinceramente. —No, —dije haciendo señas a Kieran para que viniera hacia mí. No lo hizo. Su rostro estoico era ilegible. —Vamos, Josh. Sal de aquí, —dijo Todd. Josh elevó sus manos en el aire. —Está bien. Pero ella es una hermosa chica, Kieran. No estaba seguro si ella era consciente que estaba viendo a un tipo que mató a sus padres. Aún en la oscuridad, el rostro de Kieran se encendió de rojo y Malcolm estaba repentinamente ahí flanqueando el otro costado de Kieran. Kieran me miraba fijo, tomando un largo, lento suspiro. —Chicos, —dijo Kieran—. Esta es la noche de Wink. No voy a arruinarla. —Su mandíbula hizo un tick hacia atrás y adelante mientras la apretaba. Inmediatamente me lancé entre Todd y Malcolm, envolviendo mis brazos alrededor del torso de Kieran, y él envolvió sus brazos alrededor de mí también. —Josh. Kieran no mató a sus padres, —dijo Wink detrás de mí—. Pero pienso que deberías irte. Queremos que esta noche sea disfrutada por todos. Josh asintió. —Lo siento, Wink. Feliz cumpleaños. —Comenzó a salir, luego se volvió: el cuerpo de Kieran se apretó bajo mis brazos—. Megan. Ten cuidado. Te herirá de alguna manera. Él hirió a mi hermana. Diablos, él probablemente ha herido a la mitad de las chicas de aquí. —¡Josh! —advirtió Wink y en ese momento, Todd y Malcolm comenzaron a sacarlo. Kieran no me dejó ir por un ratito y no fue hasta que lo empujé contra su pecho que vi fuego en sus ojos. —¿Estás enfadado? En silencio sacudió su cabeza y escondió sus ojos de mí. —¿Podemos volver a tu casa? Sus ojos se abrieron de repente. —Nuestra casa, —chasqueó—. Sí.

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Su brazo posesivo nunca dejó mi cintura aun cuando hicimos nuestra salida por el bar hacia Ruthie. —¿Estás bien? —preguntó Todd, cepillando sus manos como si estuviera descartando migas. Se sentó al lado de Ruthie nuevamente. Kieran le dio un simple asentimiento. —Nos estamos yendo, —dije principalmente a Ruthie—. ¿Quieres una aventada? Ruthie rápidamente miró de reojo a Todd, quien tímidamente le sonrió, luego apartó la mirada. —Creo que tendré un aventón a casa, —dijo ella. —¿Puedo hablar contigo por un segundo? —le pedí, un poquito molesta. Ruthie y yo nos alejamos cerca de cinco pies. —¿Qué estás haciendo? —le pregunté. —Hablando, —explicó Ruthie. —Ruthie. ¿Jerry? Sacudió su cabeza como si estuviera tratando de aclararla de algún pensamiento. —Me gusta T…Todd, —tartamudeó—. Hace mis malditos pies curvarse, Megan. Yo sólo no quiero que la noche acabe. Conocía el sentimiento que ella describía. Amaba el sentimiento que ella describía. También sabía que Jerry hacía que se le durmieran sus pies tanto como él hacía con los míos. Pero eso no significaba engañar a alguien. —No nos molesta llevarte a tu casa. Sé que Todd es caliente pero creo… no quiero que tomes una mala decisión. —Megs. Estás teniendo sexo con un cliente, —me replicó, luego hizo un guiño. —Tienes razón. Bien. ¿Diviértete entonces? —dije sonando a pregunta. Los ojos de Todd se iluminaron un poco cuando ella se dio la vuelta y se sentó nuevamente a su lado. Las cejas de Kieran se dispararon arriba hacia mí y finalmente dije, — Vamos.

41 Kieran Traducido por Rihano Corregido por JessMC

Una vez dentro, ella se quitó los zapatos de tacón, los recogió y se fue directamente a la habitación. ¡Su dormitorio! Ella no pasó por la salida. No cobró los 200 dólares. —¿Doc? ¿Quieres hablar de algo? La puerta se cerró de golpe. —Supongo que no, —dije en voz baja, desabrochando mi camisa y luego tirándola en el cesto. Fui a mi habitación y me quité las botas y mi camiseta, y empecé a desabrochar mis pantalones vaqueros cuando oí la

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Sabía lo suficiente como para saber que bien no significaba bien.

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Control de daños. Eso es todo lo que pasó por mi mente mientras abría la puerta y la dejaba en el Porsche. Me acordé de cuando era pequeño y mi madre cerraba de golpe una puerta o un armario, sabía que ella estaba molesta. Cuando íbamos en coche y mamá me miraba por el espejo retrovisor, sabía que ella estaba enojada. Cuando ella gritaba una pregunta retórica que yo sabía que tenía una respuesta fácil, pero que ella no quería que respondiera, yo sabía que estaba jodidamente cabreada. Y si las lágrimas siquiera tocaban su cara, esto me ponía triste y odiaba cuando ella lloraba. Bueno, todo eso... así es como me sentía con Doc. Al no tener experiencia entendiendo mujeres aparte de mi madre, yo apestaba en esto. No sabía qué decir o qué hacer. Por lo tanto, me senté en silencio. El ambiente era fuerte por todo el camino a casa porque ella estaba molesta o algo, desde ella mirando por la ventana hasta no hablar en absoluto. Pero por el amor de mierda, no sabía si era por mí, por lo que Josh había dicho o si era porque Ruthie estaba saliendo con Todd. Diablos, pensé que si quería hablar, ella lo haría. Así que, me quedé tranquilo. Además, sabía que ella estaba un poco bebida y tal vez eso era todo. En el momento en que nos detuvimos en el garaje y después de escuchar su tercera respiración profunda, finalmente pregunté, —¿Estás bien? —Bien, —dijo ella saliendo del coche.

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puerta abrirse. De repente, ella caminó a través de mi puerta y la cerró de golpe, mirándome. Ya estaba en mi camiseta, que usaba casi todas las noches, viéndose linda como el infierno. —¿Qué quieres? —gritó. Deslicé mis manos en los bolsillos delanteros y me apoyé contra mi tocador. —Bueno, me gustaría que dejaras de golpear la mierda para empezar. Abrió mi puerta de nuevo, me miró y la cerró por segunda vez. Me reí de su obstinación. —¿Qué quieres, Kieran? —dijo ella con un poco más de calma. —¿Podrías ser más específica? —Claro. ¿Quieres a Penny? ¿¿Qué?? Yo, literalmente, negué con la cabeza tratando de ponerme al día con lo que sea el maldito campo minado de donde venía eso. —¿Penny? —¡Sí! ¡Penny! La desnudista de la torta. “Hola nene,” —imitó ella—. ¿La quieres? No podía luchar contra la sonrisa que se deslizó lentamente por mi cara, y supe de inmediato que iba a tener problemas por eso también. Con un gemido exasperado, se volvió y huyó de vuelta a su habitación... dando un portazo. Abrí la puerta lentamente y estaba sentada en el borde de la cama. Sus ojos heridos se encontraron con los míos y me derrumbé por dentro. —No. Yo sin duda alguna, de manera inequívoca, no quiero a Penny, — dije, sentándome a su lado. —¿Ya la has tenido? —preguntó inmediatamente. —Sí. —Jesús, Kieran. ¿Hay alguien en el área de Portland con quien no te hayas acostado? —Nunca he dormido con Ruthie, —bromeé. Frunció los labios y le dio un manotazo a mi mano. —Doc. Tengo casi 27 años. He vivido en Portland toda mi vida y sí, me he acostado con muchas mujeres. Pero... Antes de que pudiera terminar, se alejó de mí hacia el pequeño escritorio en su habitación y se apoyó contra este. —¿En serio? —le dije—. ¿No estás molesta por lo que dijo Josh? ¿No estás molesta porque mi amigo probablemente está jodiendo con tu amiga en este momento? ¿Estás molesta porque una desnudista llamada Penny me dijo, “hola nene”? Frustrantemente pasó los dedos por su pelo. —No. Estoy molesta porque tú me diste la espalda y todos estaban cuchicheando. ¡Entonces ella me miró! —Sus sentimientos claramente estaban lastimados. Una pequeña risa surgió de mi garganta. Me levanté, mirándola fijamente. Una mezcla de deseo y dolor en sus ojos.

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—Penny quería saber si yo estaba libre esta noche. Le dije que no. Que estaba comprometido ahora. —Mi corazón latía tan fuertemente contra mi pecho que me sentí mareado—. Le dije que estaba parada detrás de mí y que estaba loco por ti. Sólo nos separaban casi diez centímetros ahora y su pequeña boca entreabierta. Sus ojos grises parpadearon con necesidad... anhelo. —Ese es probablemente el por qué ella te miraba divertida, —continué, y solo asintió. —Kieran. Lo siento. Estaba insegura y lo siento. —¿Qué quieres, Doc? Sus ojos se cerraron mientras mi aliento soplaba sobre su rostro. —¿Quiero que me toques? —dijo en voz baja. Apoyé mi mano en su cintura. —¿Qué quieres? —Quiero que le escribas a Todd y le digas que no tenga sexo con Ruthie esta noche. Pueden hacer cualquier otra cosa, pero... Abrió los ojos. —Ruthie es una chica grande. —Por Favor. Haz esto por mí. Dejó escapar un suspiro de exasperación. —No te muevas, —la instruí, fui por mi teléfono, le escribí a Todd y regresé—. Listo, ahora, ¿qué quieres, Megan? —No sé qué quieres decir. —Sí. Lo sabes, —dije, bajando mi cabeza y besando su cuello. Su cabeza cayó hacia atrás y metí mis dedos en su pelo para sostener su cabeza, así su cuello no dolería. —Te quiero, Kieran. Enojado, tomé su mano y agarré mi polla hinchada. Eso es lo que todas las chicas querían de mí. Eso o mi maldito dinero. Pero yo sabía que Megan era diferente. —¿Es eso lo que quieres? ¿Mi polla? Sus ojos se abrieron y estaban medio llenos de deseo y medio llenos de confusión. —¿Justo ahora? Sí. Eso es lo que quiero, —jadeó—. Mucho. Pero más allá de este momento... quiero más, Kieran. Y sé que te asusta y no quiero asustarte. Pero quiero cenas y paseos en moto y caminatas en la playa también. Mi boca cubrió la de ella, el calor, el vino, el sabor de ella. Quería todo lo que ella acababa de decir. La amaba por no escuchar lo que dijo Josh. La amaba por confiar en mí con su seguridad y su corazón. Sus diminutas manitas yacían al ras en mi pecho y frené el beso. Sus pequeñas respiraciones saliendo de su boca tan inocentemente, pero al mismo tiempo tan necesitadas. Caminé hacia atrás hasta que mis piernas golpearon la cama. —Quítate la camisa... mi camisa, —le dije con un guiño.

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No había ninguna duda en sus acciones. Tenía la ropa interior que yo le había comprado para reemplazar las que yo había rasgado. Su sujetador ya se había ido así que sus pechos eran libres y ya duros como guijarros. Mi boca se hizo agua justo como esos malditos perros a los que ella hace referencia. Tal vez yo era capaz de ser entrenado. Una vez que su camisa fue descartada en el suelo, comenzó con sus bragas. —¡Detente! Simon no dijo que te quitaras tus bragas, —sonreí—. Voy a quitarlas. Ven aquí, —le exigí. Una vez frente a mí, soplé sobre sus pechos e incluso esto pareció robarle el aliento. Me encantaba el control que tenía sobre ella sexualmente. Había un viejo dicho: Tengo al gatito así que yo hago las reglas... y aunque en el fondo sabía que esto era cierto, sobre todo con ella, mi polla mantenía un poco de control también. Envolví mis pulgares en el elástico de sus bragas y empecé a bajarlas poco a poco. Dios, ella era hermosa. Con un brazo, la acerqué más, su pecho tal vez a unos centímetros de mi boca. Pasé mi lengua hacia arriba, capturando su pezón, y se quedó sin aliento y luego clavó sus dedos en mi cabello. Resistí el ligero tirón hacia adelante y le sonreí. —Kieran, —rogó con una sonrisa, aunque sus ojos rogaron más. Ahí fue cuando tomé su pecho en mi boca como si fuera un suave helado servido, y probé la punta. Después de unos minutos, sus rodillas comenzaron a ceder. —Monta mi regazo, —le ordené. —Quítate tu ropa interior primero, —replicó ella. Cuando me puse de pie, sus ojos resbalaron sobre todo mi cuerpo y en ese momento, yo sabía para lo que había trabajado tan duro. Sus ojos. Las horas en el gimnasio. El trote. Todo era por ella. Una vez que había liberado mi polla, mis calzoncillos cayeron al suelo. Volví a mi posición y la levanté, así sus piernas se sobreponían a las mías. Cuando miré su cara, la vacilación se apoderó de ella. —¿Qué pasa, nena? —le pregunté. —Esto va a doler. Esta posición. —No voy a hacerte daño, Megan. —No estoy segura de que puedas evitarlo, señor Scott, —sonrió ella. Mordisquee su labio, chupándolo en mi boca y luego tomando su boca en un beso lleno. Nuestras lenguas se encontraron la una a la otra y descubrieron su propio ritmo. —No voy a hacerte daño, —repetí entre besos. Se mordió el labio inferior mientras mi dedo medio se sumergía en ella, mojando mi dedo lo suficiente para frotar su dulce y exacto lugar por encima de su apertura. Sus dedos agarraron mis hombros mientras movía mi dedo en diminutos círculos. Empujó contra mí un poco... y tenía razón, estaba totalmente expuesta y extendida a la perfección. —Bebé… —susurró mientras su respiración se intensificaba.

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Cuando supe que estaba cerca, deslicé el condón sobre mí y levanté suavemente sus caderas. Quería que se viniera alrededor mío. Literalmente siseé mientras bajaba sobre mí. Y fue insoportablemente lento para ella tomar mi longitud. Sostuve su culo así no la lastimaría al permitirle ir hasta el fondo. Con mi mano libre, volví a complacerla. Y tomó poco tiempo para que ella explotara alrededor mío... y sentir sus músculos apretarme me puso justo en el borde. —Kieran, por favor mueve tu mano. Quiero todo de ti. Por favor. —Cariño, podría lastimarte. No quiero herirte. —Por favor... —gritó ella. No iba a lastimarla... así que la voltee y la puse sobre su espalda y Dios, maldita sea, en el momento en que vi la mirada de placer en su cara esta me envió sobre el borde tan pronto como la miré. Mientras me liberaba en ella, sus ojos sostenían los míos y murmuró lo que parecía te amo. Estaba inseguro. —¿Qué? —pregunté deseando aclarar. Quería su amor. Rozó su pulgar sobre mis labios y le di un beso. —Dije te amo. Tú no tienes que decirlo en respuesta. Solo quería que lo supieras. Te quiero, Kieran. Desde el momento en que entraste en mi despacho, hubo algo acerca de ti. Tragué duro pero incluso eso pareció quedar atrapado en mi garganta, así como las palabras que quería gritar. Me amaba... yo también la amaba... pero todo lo que tenía para ofrecer era una mirada en blanco. Me quería. Mi mirada vagaba sobre su cara en completo asombro de lo que tenía delante de mí. Era mía... me amaba. Y sabía mejor que nadie lo que era perder a alguien que me amaba y a quien yo amaba a cambio. Ella no quería dinero. No quería solo sexo. ¡Ella me quería! Creía en mí. Me quería...

42 Megan

—Los doctores nunca son rápidos, pienso que tenemos tiempo por un rapidito sobre esa camilla, —dijo él. —¿Un rapidito? Se puso de pie y caminó hacia mí con una mirada cachonda en sus ojos. —Cuida tu trasero. No estamos haciendo un rapidito. Nada acerca de ti es rápido. Bueno, excepto esa primera noche, —lo provoqué.

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—¿Megan Clark? —llamó la enfermera, y me puse de pie para seguirla pero rodé mis ojos a Kieran, quien estaba siguiéndola de igual manera. Le aseguré que yo era una niña grande y que tenía puestas mis bragas de niña grande; podía manejar todo esto por mí misma. Pero, él, por supuesto, insistió en venir. Pienso que estaba más preocupado si mi doctor masculino iba a tener una vista de la “base del bateador” de mi cosita. Poco sabía él, su trasero estaría dejando la habitación si ese era el caso. —¿Cómo estás, Megan? —la enfermera preguntó, y Kieran tomó asiento en la esquina mientras yo me sentaba sobre la camilla con el crujiente papel. —Estoy bien. —Escribiste que estás queriendo conseguir pastillas para el control de la natalidad. ¿Es eso correcto? —Sí. Y mi amigo está yendo a hacerse una prueba de sangre. La enfermera ojeó a Kieran y un débil sonrojo apareció en su rostro. Yo quería decir, “Sí, sé que él es caliente. Deberías estar haciendo eso también.” Pero… no lo hice. —¿Tienes seguro? —preguntó ella a Kieran, esta vez sin mirarlo. Entendía eso también. Yo perdía las palabras alrededor de él también. No una pérdida de palabras tan grande como cuando dejé caer la gran bomba AMOR pero… —Tengo seguro pero pagaré en efectivo. Asintió. —OK. —Luego dejó la habitación.

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Traducido por Guga Corregido por JessMC

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—Hey, duré unos completos siete minutos, pienso. —Ambos reímos—. Sólo espera hasta que ya no tenga que usar un condón, —amenazó, tirando de mi trasero hacia él y desgarrando el papel. —¡Ummmm! Vas a estar en problemas, —bromeé—. Y si vas más rápido que siete minutos, ¡estoy fuera! —Lo empujé en el pecho y él cubrió su pecho como si su ego estuviera herido. —Sólo por ese comentario, vas a ser cogida toda la noche. —Sus ojos estaban centelleando pero serios, y su boca sonreía con superioridad. —Muchas gracias. Ahora, cuando el doctor me examine, voy a estar húmeda. Por supuesto, sus dedos se deslizarán más fácilmente. —Desde la silla de la esquina él gruñó y su pecho emuló vomitar. Sonreí cuando la puerta se abrió. Mi doctor entró. Él estaba por los 50 y había sido mi doctor por años. Reconocí una inquietud en Kieran. Me hizo reír nerviosa. —Hey Megan. Lo siento por la espera. Le presenté a Kieran. —¿Entonces quieres conseguir la píldora? —Sí. —¿Cuándo fue tu último PAP? —dijo él. —Creo que fue hace seis meses, —dije, mientras mi doctor pasaba volando por mi historia clínica. —Tienes razón. Todo estaba bien así que pienso que estás bien. Te haré comenzar hoy si estás lista para ser iniciada. Kieran sonrió ampliamente detrás de la espalda del doctor. —¿Cuándo fue tu último período? —preguntó. Kieran ladeó una ceja. Esto era evidencia de cuan locamente rápidas las cosas habían ido. Habíamos estado juntos por menos de dos meses… incluyendo terapia donde realmente no estuvimos juntos. Recuerdo mi último período siendo anterior a Andrew siendo baleado. —¿Megan? ¿Podrías estar embarazada ahora? —¡No! —dije instantáneamente—. Quiero decir, hemos tenido sexo pero hemos usado condones. El doctor palmeó mi pierna mientras yo me sentía a punto de hiperventilar. Mis dedos hormigueaban mientras abría y cerraba mis manos en puños. Mi cabeza se sentía atontada. Mis ojos volaban de Kieran al doctor y de regreso a Kieran. —Hagamos una prueba rápida de embarazo. ¿Puedes hacer pis? — preguntó. Kieran caminó hacia mí y envolvió su brazo alrededor de mí. ¡Mierda! ¡Estoy segura que él estaba volviéndose loco! Kieran no era del tipo “Ups, vamos a tener un bebé”. —Yo… yo puedo hacer pis. El pensar en traer un pequeño, inocente ser a este mundo con mi historia familiar me perseguía. Me había resignado hacía mucho a nunca tener niños. ¿Qué habíamos hecho? —Voy a conseguir que una enfermera te traiga un recipiente.

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Luego de cerca de diez minutos de tormentoso silencio, el doctor entró. —Bueno, no estás embarazada, —dijo sonriendo. Dejé la respiración contenida y Kieran me dio un asentimiento tranquilizador. —Retrasaría el comienzo de las píldoras hasta que tengas tu período ya que este debería ser cualquier día. Una vez que las comiences, siete días es lo que necesitas para tener protección. Asentí, tan llena de alivio y tomando el pequeño papel con la prescripción. —Gracias. —Kieran, tomarán tu sangre a través del pasillo y tendremos esos resultados mañana por la tarde. —Gracias. —Kieran se paró, sacudiendo su mano. —Sólo una cuestión más, si ustedes están planeando tener sexo sin protección, la píldora los protege del embarazo pero no de enfermedad. Kieran le dio una leve inclinación de cabeza. —Es por eso que estoy siendo analizado, así ella sabrá que estoy limpio.

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Asentí débilmente, sintiéndome atascada en un trance. —Kieran. Creo que quiero estar sola. ¿Puedes esperar fuera por mí? —le pedí apartándome de su toque. Caminó hacia el frente donde yo me sentaba y tomó posesión de mis hombros. —No, no te dejaré. Por favor no me lo pidas de nuevo. Si por casualidad algo sale de esto, no me iré, tampoco. Y tú serías un demonio de madre, — dijo severamente. —¿Megan? —la enfermera dijo interrumpiéndonos—. Ven aquí fuera. —Miré atrás hacia Kieran cuando salí y él se paró con sus manos en sus bolsillos, viéndose tan sexy que nadie tenía el derecho a tanto. Yo, por otra parte, estaba cayéndome a pedazos por completo. El pequeño recipiente transparente se sacudió violentamente en mi mano mientras lo deslizaba entre mis piernas. Me incliné hacia atrás para asegurarme que daba en el recipiente y lo hice pero derramé algo a los lados. ¿Qué demonios? ¿¿No eran los condones un 95% efectivos?? Él siempre usaba uno. Puse el recipiente en la pequeña ventana, lavé mis manos y me sentí amilanada regresando a esa habitación. En el pasillo, la enfermera sonrió hacia mí… una espeluznante feliz sonrisa… ¿quién demonios estaba feliz? Podía apenas alimentarme a mí misma la mitad de tiempo… ¿cómo alimentaría un bebé? —Esto tomará cerca de dos o tres minutos, —dijo ella, mientras yo abría la puerta donde Kieran esperaba. —¿Bien? —preguntó, estoy segura que apartándose veloz de la puerta. —Tomará sólo unos pocos minutos, —susurré. —Doc, escucha. —Kieran… no. Sólo no justo ahora, por favor.

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Kieran me dejó en la casa luego de la cita porque tenía cosas que necesitaban ser hechas, y yo estaba agarrando algunas pocas cosas en la tienda de comestibles. Odiaba ir a la tienda ahora que estaba usando la tarjeta de crédito de Kieran. Se enfadaría si era mezquina. Me quería más gorda por alguna razón. Entonces típicamente compré todas las cosas que le gustaban: chuletas, patatas, trasero de cerdo para que él lo ahumara, costillas, etc. Agarré tampones dado que sabía que comenzaría en cualquier momento. Era raro para mí no hacer un conteo de las cosas que ponía dentro; se sentía aún mejor mientras rodaba hacia la caja sabiendo que no tendría que preocuparme si tenía suficiente dinero para cubrir la comida. Mientras me paré esperando mi turno, escaneé las tapas de diferentes revistas de chismes. Cuatro celebridades estaban divorciándose. Dos eran ahora gay. Una había ganado bastante peso. Entonces lo vi… ¡Kieran! Mi Kieran. Cubriendo la tapa de la revista MODA. Era una revista legítima y la arranqué. EL SOLTERO MÁS IDÓNEO DE LA COSTA OESTE. Mi corazón palpitaba en mi garganta. ¿Quién era este tipo? Él más caliente que la mierda, ese era. Se veía apuesto en un traje gris con una corbata azul de seda. No estaba mirando directamente a la cámara… era más su cabeza inclinada hacia abajo pero los hermosos ojos marrones mirando hacia arriba con la ceja levantada con la que yo me había vuelto familiar. Temblando, pasé las páginas alisadas con mi dedo hasta que encontré el artículo. Un tipo detrás de mí se aclaró la garganta y di una mirada hacia atrás. Él se movió hacia la cinta transportadora. Yo no había puesto la comida sobre esta aún. Así que mientras mantenía la página abierta, lancé algunas ahí. Leí cosas como: Scott Software LLC. 240 millones de dólares. Dueño. Pequeño castillo en la Columbia. Heredero. La cajera parecía enojada.

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—Aprecio eso Sr. Scott, pero Megan es mi paciente y mi trabajo es protegerla, —dijo, respetuosamente, pero la mandíbula de Kieran se apretó fuerte y trabajándola de adelante hacia atrás. ¿Cómo sabía él su apellido? — A menos que ustedes sean completamente monógamos, yo desalentaría que Megan tenga sexo sin protección. De pronto, sentí la necesidad de proteger a mi Kieran de más dolor. —Dr. Howerter. Somos exclusivos. Monógamos. Cualquiera sea la palabra que usted elija. Gracias, sin embargo. La mano de Kieran se deslizó hacia arriba por mi espalda y frotó tiernamente mis hombros y cuello. —¿Kieran? ¿Es eso cierto? Esperaba que él no le diera un golpe a mi doctor. —Sí, Doc. Eso es cierto. Irrevocablemente así. Mi corazón pareció agrandarse en mi pecho y si fuera un globo, habría explotado. Luego del análisis de sangre de Kieran, nos fuimos juntos.

—¿Va a pagar por eso? —Sí, por favor. La arrancó de mi mano y la escaneó, luego rápidamente pagué. Qué perra. Luego de hacer mi camino hacia mi auto en una niebla, Googleé Scott Software en mi teléfono. Justo aquí en Pórtland. No podía controlar lo que mi mente estaba enrollando. No sé lo que era esto… una vibra, un sentimiento, una señal… pero creciendo cada vez más y más molesta, conduje directamente ahí.

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Calvin tenía razón. Al momento que atravesé las puertas, una encantadora dama se aproximó a mí, presentándose y escoltándome inmediatamente a los elevadores. —Entonces. ¿Está aquí por Kieran? —preguntó, con ojos destellantes. —Sí. Estoy aquí para hablar con él. El elevador sonó y ella no pudo contener su sonrisa. —Bert estará esperando por usted. Ella la llevará directamente a él. —Se metió lo suficiente para presionar el botón por mí, luego salió nuevamente. —Gracias, Winnie, —dije rápidamente. Mientras las puertas del elevador se cerraban, ella me guiñó. Yo estaba más confundida ahora que antes con este trato preferencial.

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El estacionamiento era privado con una pequeña caseta y un asistente que recibía a la gente que entraba y salía. —¿Cómo está usted hoy, señora? —un caballero más viejo preguntó. No más viejo… viejo. Su camisa bordada decía Calvin. —Bien. Gracias. Necesito estacionar y entra a Scott Software por favor. —Seguro. ¿Puede decirme con quien es su cita? ¡Mierda! —Um. ¿Kieran Scott? Él sonrió. —Por supuesto que sí. ¿Está esperándola? —No. ¿Qué quiere decir con “por supuesto que sí”? El viejo hombre mostró una sonrisa de sabelotodo. —Sólo un momento, por favor. —Corrió a la velocidad de un rayo de regreso a su cabina y estaba llamando a alguien. ¿Kieran? Todo lo que pude descifrar de sus palabras fue Honda Accord. El brazo fue hacia arriba al frente de mi auto y el caballero apuntó a un lugar pero había una señal encima del lugar que decía: RESERVADO. Así que aclaré apuntando de nuevo. Él asintió, entonces estacioné. Se encontró conmigo cerca de mi auto. —Lo siento por eso. A veces la gente aparece sin tener citas. Entre por la puerta del frente. Winnie estará esperando por usted. —OK, —dije entrecerrando los ojos—. Muchas gracias.

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Tomé varias respiraciones profundas en el viaje hacia arriba y cuando la campana sonó, me sentí enferma. Las puertas se abrieron y una mujer de cabello gris con un poquito de su espalda encorvada sonrió la más genuina sonrisa hacia mí. —¿Bert? —pregunté. —Sí, querida. Soy Bert. ¿Te gustaría ver a Kieran? —preguntó. Asentí. —Por favor. Se volvió y arrastró su frágil cuerpo en la dirección contraria—detrás de ella donde una gran, oscura puerta de madera estaba cerrada. Suavemente golpeó dos veces. —Entre. —Ambas oímos y ella abrió la pesada puerta. Nada podía haberme preparado para el Kieran Scott parado ahí. Él no era mi Kieran. Él era MODA Kieran, excepto que su traje era negro y su corbata era roja y santa madre de Dios, se veía como un hombre diferente. Agudo. Sofisticado. Mundano. Fuera de mi alcance. Clásico. Perfecto. Hasta ese momento miré mis capris caqui y mi camisa de campesina. ¿De verdad? Hoy era el día justo para mi camisa de campesina. —Doc, —me reconoció—. Gracias, Bert. Le ofrecí una tibia sonrisa mientras ella cerraba la puerta. En algún lugar entre la entrada y la puerta cerrándose, las cosas se volvieron en cámara lenta. Kieran caminó alrededor de su escritorio con zapatos brillantes, negros y se sentó en la esquina de su escritorio. Se veía increíble como la mierda. No estaba segura si mi boca podía formar una palabra. Esta simplemente colgaba levemente abierta. —Háblame, —dijo él y supe que era él porque era la misma voz ronca, sexy que había aprendido a amar. Pero no dije nada. Mis ojos viajaron por el perímetro de las paredes de la oficina, fotos de su familia, diplomas, certificados, y fuera del ventanal de techo a piso—una perfecta vista del Monte Hood. Una placa se ubicaba al frente de su escritorio… dorada. KIERAN SCOTT. No conocía a este Kieran Scott. No sabía siquiera que existía. —Megan, —dijo, más cerca de mí ahora. Cuando me tocó, me encogí. Retrocedí lejos de él y una dolorosa mueca se disparó por su rostro. Caminé hacia la foto familiar detrás de su escritorio. Qué familia perfecta, hermosa. Refinada. Unida. Feliz. Sin importarle el mundo. Su hermana… que quita el aliento. Su madre… elegante. Su padre… un Kieran más viejo. —Siento que no estén más aquí. —Finalmente susurré, sin mirarlo. —Sé que lo haces. Gracias. Me pregunté qué pensaban todos acerca de mi aparición aquí hoy. ¿Sabía alguien algo acerca de mí? No había ningún signo de mí en esta oficina… ¿eso es porque él sabía que yo no pertenecía aquí? En la esquina sobre una silla, estaban un par de sus jeans y la camisa que él usó sólo hace dos horas en la oficina del doctor sus botas metidas

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perfectamente debajo de la silla. El Kieran que conocía estaba doblado bellamente sobre una silla. Sus manos estaban escondidas en los bolsillos de su pantalón de vestir mientras sus ojos medían cada movimiento que yo hacía. —No te conozco, —apenas dije, tomando el riesgo y mirando de reojo al más impresionante hombre que hubiera visto. —Si lo haces, Doc. Tú me conoces mejor que nadie. Te dije que tenía dinero. —¿Dinero? —suavemente dije con los dientes apretados—. Decir “tengo dinero” es diferente a decir “Estoy entre los 100 primeros de la revista Forbes.” Hay una diferencia entre “¡hey, mi familia es acomodada y esto! — dije un poco más fuerte, arrojando al piso la revista con él gloriosamente decorando la tapa. Su pecho macizo de músculos se movió arriba y abajo con su profundo suspiro. —¿Fue eso una broma? —pregunté. —¿Una broma? —preguntó con las cejas bien elevadas. —¿Yo…tú? Quiero decir, ¿no pensaste que yo vería esto? ¡Es una revista que vende mucho! El hombre con el que cojo está en la tapa—¡como el soltero más elegible! Se movió hacia mí y yo retrocedí lejos de él. Algo le dolió cuando me aparté. —El artículo fue hecho hace varios meses. No estaba seguro cuando iba a llegar a los quioscos. —Las chicas… todas las chicas… haciendo fila—literalmente para verte. Para engancharte. —Nunca te mentí, Doc, —se defendió. —Oh, eso es tan noble de ti. Hay tanto honor en no decir a alguien la verdad contra mentir a todo trapo. Por favor ayúdame a entender… ¿fui yo como un caso de caridad? —Odiaba mis lágrimas en ese momento. Mordí mi labio tratando duramente de retirarlas… de dar marcha atrás con ellas pero era inútil. Se quitó su chaqueta y aflojó su corbata alrededor de su cuello, trabajándola de adelante hacia atrás, luego se acercó a mí de nuevo. —¡Detente! —Gruñó mientras yo me alejaba y casualmente deslizaba alrededor del otro lado del escritorio—. Estaba tratando de protegerte. Se estaba corriendo la voz. La gente estaba hablando y yo estaba haciendo todo lo que podía para protegerte, Megan. —¿Protegerme? —De los reporteros. Paparazzi de toda clase. Literalmente chillé pero no pude formar palabras. Esto era demasiado para mí. Tan grande que ni siquiera podía manejarlo. Qué sería de Kieran cuando su novia fuera rastreada a sus raíces. A mi alcohólico, abusivo padre. A mi madre perdida en acción. A mis años en hogares de acogida. —Megan. ¿Me has visto en el periódico o las revistas además de esta? Sacudí mi cabeza, mirando a ningún lugar sólo a él.

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—Exactamente. Esto será noticia pero sólo por un caliente segundo y luego podemos vivir nuestras vidas. ¿Vivir nuestras vidas? Abrí la revista hasta que lo encontré extendido en el centro. Posando. Una foto de su hermana. Su familia. A él en la Corte. Una foto de él parado en el funeral de sus padres. Detrás de él… parados Joe y Vivian… ¡JOE Y VIVIAN! ¿Qué demonios? Comencé a temblar de nuevo. ¡Oh mi Dios! ¿Había sido toda esta relación inventada… arreglada? Oh Dios. Me sentí enferma. La sangre zumbaba en mis oídos manteniendo el ritmo con mi pulso. El vómito se movía lento hacia arriba desde mi estómago, quemando mi esófago. Creo que era causado por la habitación girando. Cuando la policía o una trabajadora social me sacaban de mi casa, ellos me conducían a un nuevo hogar y no tenía control de lo que estaba sucediendo. Cerraba mis ojos a veces y sólo esperaba que todo estuviera bien. La ansiedad de ir de lugar en lugar… sola… era aterrorizante. Nunca sabía lo que el futuro me deparaba. Y en este momento, todos esos sentimientos y temores e inseguridades tomaron el control. Tropecé sobre la zona de la alfombra en el centro de la habitación y huí en completa cámara lenta por el piso y luego vino… el vómito. Gracias a Dios, golpeé el basurero al lado de la puerta. Los brazos de Kieran gentilmente se envolvieron alrededor de mí mientras vomitaba en el recipiente de metal. —Bebé… lo siento, —susurró contra la cavidad de mi oreja. Vergonzosamente un escupitajo colgaba de mi boca y fui forzada a usar mi mano para quitarlo. Luego lo barrí en la maldita blusa campesina que quería quemar. —Megan, no te vayas, —dijo él agarrándome y tomándome en sus brazos. Su almidonada camisa de vestir crujió cuando jaló mi espalda contra su pecho y estómago. Su cuerpo protegiéndome del daño físico pero había un vacío emocional y mental. —Kieran. ¿Cómo conoces a Joe y Vivian? —susurré. —¿Phillips? Ellos son mis padrinos, —dijo—. ¿Por qué? —Oh mi Dios, —dije con los dientes apretados y de pura exasperación, golpeé su pecho con la base de mi puño. Él no se resistió. Tan pronto como lo hice, jadeé, horrorizada. ¡Lo había golpeado! —¡TE GOLPEÉ! —Grité, entrando en pánico al darme cuenta de lo que había hecho—. ¡Lo siento! —Megan. No me golpeaste. Apenas me tocaste. Bebé, no hagas esto. — Sus brillantes ojos castaños claro me perforaron. —No. No. No. No. tengo que irme. —Mis manos violentamente se sacudieron pero abrí la puerta y me dejó ir.

43 Kieran Traducido por Kmila92 Corregido por Kmila92

Dejarla ir fue la cosa más dura en mi vida que jamás había hecho aparte de enterrar a mis padres. Cuando ella abrió la puerta, se sintió como si estuviera arrancando el corazón de mi pecho. Era el dinero, por el amor de Dios. La observé mientras ella rodeó el escritorio de Bert, lágrimas corriendo por su rostro, embistiendo directamente en Walt, que la derribó por completo en su culo. El gruñido que surgió de mi pecho alarmó a Bert porque sus grandes ojos me encontraron. Me tomó tres pasos largos para llegar a Doc y ayudarla a levantarse. Una vez en pie, se limpió la cara. —Lo siento —ella gimoteó y levantó la vista hacia Walt. Entonces su rostro se desmoronó y su pecho pareció hundirse. —¿Sr. Brown? —ella preguntó con las cejas en alto... reconocimiento de algún tipo se apoderó de su rostro. Walt no dijo nada. Ni siquiera lo siento. ¿Cómo diablos ella conocía a

—¿Megan? —pregunto. Enormes lágrimas crecieron en sus ojos de nuevo y se derramaron por encima como presas. —Me tengo que ir —dije ella en voz baja y empujó el botón del ascensor, el cual claramente no había bajado desde que ella había bajado porque se abrió inmediatamente.

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en ese momento.

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Walt? Ella parecía una pequeña niña derrotada... un acongojado cachorro

—Querida, ¿Estas bien? —preguntó Bert mientras ella daba un paso. —Lo estaré —dijo Megan y mientras las puertas se cerraban, la oí decir —Gracias. Enseguida, me giré hacia Walt tan rápido, agarrando puñados de su camisa de trabajo. —¿Qué mierda fue eso? —¡No tengo idea! —él gruñó. —Kieran —Bert advirtió detrás de mí. Yo estaba como un entrenado, feroz pitbull en ese momento, listo para matar. —Walt. Eres un hombre de 45 años de edad. No me digas que no sabes de donde la conoces. —No lo sé, Kieran. Obtén tus manos fuera de mí. —¡Kieran! —Duane gritó desde el pasillo, corriendo hacia nosotros. — No. Empujé a Walt hacia atrás. —Me enseñaron respetuosamente a respetar a mis mayores, pero contigo... yo simplemente no puedo hacerlo. No me gustabas cuando era joven. No me gustas ahora. Tienes veinticuatro horas para averiguar cómo la conoces o estas acabado. —Kieran —dijo Duane. —Ya te dije que no lo sé —repitió Walt. Hice un sonido de clic con mi boca. —Bueno, será mejor que lo averigües, hijo de puta.

—Kieran, cariño. Necesitas tus llaves y tu billetera —Bert me recuerda. Asentí, mi respiración viniendo en cortos jadeos y mis manos temblorosas por la adrenalina. Arrollador vuelvo a mi oficina, pateé la jodida silla, golpeándola contra la pared. —¡Kieran Thomas Scott! Eso es suficiente. No voy a tolerarte actuando de esta manera. Ahora siéntate —ella ordenó. —No puedo Bert. No puedo. Tengo que...

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centro.

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Golpeé el botón del ascensor con tanta fuerza que se quebró en el

—¡SIENTATE! ¡ABAJO! —ella dijo con la voz más dura que nunca había oído, y a regañadientes me senté. Después cojeando lentamente hacia su silla, ella se sentó también. —Ahora escúchame —ella comenzó. —Tu padre siempre tuvo sus propios problemas con Walt. Pero para tu padre esta compañía era negocios. Nunca personal. Walt es un hombre inteligente. Infierno, a nadie le gusta el tipo. Pero él conoce su negocio. Lo sabes. Ahora no doy un culo de rana gorda si le disparas o no. Pero hazlo a causa de la empresa, no a causa de la emoción. Corriendo mis manos por mi cabello, agarro un puñado y tiro. Quería sacarlo. —Ahora. Con respecto a esta hermosa chica que claramente tiene tu corazón, K. El amor es algo que tú tienes que equilibrar en tu corazón y tu cabeza. Y eso es duro. Ella esta obviamente herida y no sé qué demonios hiciste. Pero... tienes que hacer algo para arreglarlo. Y confía en mí, que puede ser más divertido que cualquier cosa —ella explicó con un guiño. — Pero Kieran. Nunca he visto esa mirada en tus ojos, cariño. No estoy segura de dejar a esta chica escapar. —No pienso en ello. Pero Bert, tengo que llegar a ella. Ella

lentamente

se

puso

de

pie

y

de

repente

mirándome

cuidadosamente. —Bueno, ¿Por qué demonios estas todavía aquí?

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Con la billetera y las llaves en mano, eche a correr para el ascensor.

44 Megan Traducido por Kmila92 Corregido por Kmila92

—¿Hola? —Ruthie —yo sollozaba —¿Dónde estás? —¡Megs! ¿Qué está mal? Apenas podía respirar, mucho menos hablar, y navegar por las céntricas calles de Portland con los ojos borrosos era una pesadilla. —Es Kieran. ¿Dónde estás? Ella titubeó. —Megs. Estoy junto a Tood. Larga historia. No te asustes. Pero por favor ven aquí. Todd no está aquí. Por favor. —Bueno. Ni siquiera sé dónde vive —le dije, sorprendida de que ella estaba allí. ¿Qué demonios está pasando? —¡Ruthie! Le pegue. ¡Le pegue!

Después de conseguir la dirección, conduzco directamente hasta Todd, de todos los lugares, luchando contra el impulso de dar la vuelta. Kieran había transformado demasiado rápido mi vida. No era el momento para mirar atrás o lamentarse...nunca me arrepentiría de Kieran... sólo del dolor. Había sido entrenada para esto toda mi vida. Empacando y partir son emoción...

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***

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—Está bien, Megs. Vamos a hablar de ello. Está bien.

El brutalmente largo viaje de 15 minutos fue insoportable mientras parpadeaba las lágrimas de mi visión -principalmente porque mi celular sonó desde el asiento de la escopeta de mi coche. El Hombre más sexy vivo no podía detenerse. Después de doce llamadas consecutivas, lo apago, incapaz de luchar contra la tentación. El lugar de Todd era tan agradable como el de Kieran, y Ruthie está corriendo a mi coche cuando me vio tirando de mí. —¿Qué diablos pasó? ¿Por favor no me digas que ustedes dos rompieron? Después de que bajé aturdida del auto, ella no acogió en un muy-necesario abrazo luego me ondeó dentro de su casa. Necesitaba descubrir lo que estaba pasando entre ellos ...pero apenas podía manejar mis propios pensamientos o vida. Una vez dentro, ella inmediatamente abrió una botella de vino que encontró en la cocina de Todd y compartimos una copa mientras le contaba todo... dejando nada fuera. Quiero decir literalmente, comencé desde que entró en mi oficina por primera vez. Se sentó de vuelta en el sofá y se quedó fuera.

—Tal vez no se supone que tenga sentido. Chasqueando los dedos, digo —¡Oh! ¡Y Joe y Vivian son sus padrinos! Fue entonces cuando le pegué. Golpeé su pecho mientras él estaba sosteniéndome. En serio. Esa fue la gota que colmó el vaso. Me rompí. Ataqué. Eso no está tan BIEN. Y, no puedes decirme que todas son coincidencias. No hay manera.

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Me encojo de hombros. —Honestamente no sé por qué. Pero mira todo. El tribunal le ordenó venir a mí por Joe. ¡¿Él me compra un coche después de conocerme como por dos semanas?! Me consigue comida. Me tiene mudándome con él. ¡Ruthie! Él puede tener a cualquier mujer en el mundo. ¿Coge a la pobre chica que ha sido golpeada por su padre, dentro y fuera de cuidados de crianza y luchando alrededor tratando de averiguar su vida? —niego con la cabeza con mis manos cubriendo mi cara. —No tiene sentido. Nada de eso.

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—¿Así que realmente piensas que esto es una cosa planeada? ¿Cuál sería el propósito? —preguntó.

Ruthie fuerza mi cabeza en su hombro. —Estoy segura de que no le has hecho daño, Megs. Y tal vez él se lo merecía. —¡OH! ¿Y Walt? El único hombre que odiaba de cuidado temporal trabaja con Kieran. Por todas estas cosas que vienen juntas como esto -bueno, tendría mejor probabilidades ganándome la lotería. Me recosté, cerrando mis ojos, tratando de relajarme y aliviar algo del dolor de mi cuerpo. —¿Alguna vez pensaste que tal vez él estaba luchando alrededor tratando de averiguar su vida también? ¿O pensaste alguna vez que quizás tú sólo ganaste la lotería? Tragando y forzando más lágrimas fuera, vuelvo mi cabeza para mirarla. —Por favor explícame qué estás haciendo aquí. Si eso no es más de una cosa anormal, que mi mejor amiga este viéndose con su mejor amigo... ¿Qué demonios pasó la otra noche? —cambié de tema. Ruthie metió sus pies debajo de ella y engulló su vino. —Creo que tienes razón, Megs. Me encanta mucho Jerry pero no de la manera en que debería para pasar el resto de mi vida con él. Todd y yo tenemos tanta diversión. Verdadera diversión. Manejando alrededor. Riendo. Volvimos aquí y te juro que pensé que tal vez algo pasaría pero el obtuvo un texto que lo hizo salir y bueno, nada pasó. Así que miramos TV y hablamos.

—¡Ruthie! ¿Por qué estás aquí? —casi grité porque ella estaba siendo evasiva —Le dije a Jerry que necesitaba tiempo para averiguar algunas cosas. Dijo que si después de cinco años no me había dado cuenta entonces nunca iba a estar bien. Él se enojó y me dijo que me fuera anoche —Ruthie se puso a llorar. —Nunca quise hacerle daño, Megs.

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—¡No! Bueno, no realmente. Creo que él me ha puesto en la zona de amigos. A partir de este momento, no siquiera me ha besado. Y eso está bien. Pero, yo lo remuevo un pelín —su rostro conteniendo decepción.

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—Han sido como tres o cuatro días. ¿Te has estado quedando aquí? —No pude esconder mi shock... mi sorpresa.

Me acerco a ella y la jalo en mí y estamos tendidas juntas. —Lo siento —susurro acariciando su espalda —¿Así que, Todd te preguntó para quedarte aquí? —todavía no lo entendía. Ella aspiró, limpiándose su nariz con su mano. —No. No realmente. Lo texteé y le dije que necesitaba un pequeño favor y él dijo ok. Él es un buen hombre. Y sé que Jerry lo es también, Megs. —Ruthie. Te amo. No me importa con quien estás mientras tu estés feliz. —Lo sé. Creo que a pesar de que Todd sólo será un buen amigo, quizás yo necesitaba esto para seguir adelante. Al ver la manera en la que Kieran mira hacia ti... me hizo querer eso también. Su dicho trajo lágrimas de vuelta a mis ojos y ambas éramos unos desastres llorosos. Y lo último que recuerdo era ella diciendo "Te amo, Megs" antes de que mis ojos se cerraran.

El tono de llamado trajo a mis ojos abiertos y miro fijamente hacia la parte trasera del sofá pero no fue hasta oír la voz de Todd que me congelé y no me moví, más al darme cuenta de donde estaba. —Hey, ¿Qué pasa? —escuché a Todd decir. —Ruthie está aquí, ¿Por qué? Mi nariz estaba picando pero no me atrevía a moverme.

—Te lo dije. Ella está dormida —él no aparta sus ojos de mi —Está bien. Diles hola. Él bajó el teléfono y lo metió en su bolsillo delantero. —¿Él está viniendo? —pregunte en voz baja.

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Sin pensarlo, me di la vuelta y miré a Todd. Sus cejas se alzaron y sonrió sólo con media boca.

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—K. Megan está aquí —silencio mientras me mordía el labio —No lo sé. Acabo de llegar a casa y ella está durmiendo en mi sofá —silencio de nuevo. —No, idiota. Ruthie está aquí, también. Ella está durmiendo en mi silla. ¿Qué demonios pasó? —silencio —¿Vas a venir aquí?

—No aún. Pero pronto —él se apoya en el marco de la puerta. Me senté en posición vertical y me deslicé en mis zapatos. —¿Te vas? —preguntó, sonando sorprendido. Las ruedas giraban en mi mente al pensar en qué hacer. No podía quedarme aquí. Este era el mejor amigo de Kieran. No importaba que Ruthie estuviera aquí. —Si. —Prefiero que te quedes —dijo —Él quería que te mantuviera aquí. Me estiro cuando me pongo de pie. —Puedes decirle que trataste. Pero, tengo algunas cosas que averiguar. El asintió hacia mí pero miró hacia Ruthie acurrucada en su silla. Supuse que sabía que ella tenía algunas cosas que averiguar también. —Dile a Ruthie que le enviaré un texto. —Lo haré. —Dile que se mantenga fuerte —le dije mientras abría la puerta principal. —Megan. Kieran... te... necesita.

Pero al mismo tiempo, sabía qué esperar de mi padre. Sus reacciones, sus estados de ánimo eran familiares para mí. Cuando cumplí 18, había puesto un candado en la puerta de mi habitación y él no me había golpeado desde entonces. Metí la tarjeta de nuevo en mi bolso y me dirigí al este.

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Una vez en mi coche, saqué la tarjeta de mi madre y me quedé mirándola fijamente. La idea de ser capaz de ir a algún lugar al lado de papá estaría bien.

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Sus palabras fueron como un cuchillo en el corazón y no estaba segura de que fuera una herida que pudiera sanar. Me sentí... traicionada por Kieran en cierto modo. Traicionada por Joe y Vivian. Traicionada por mí propia cabeza y corazón por no saberlo mejor.

45 Kieran Traducido SOS por Buty Maddox Corregido por July CB

Todavía en mis pantalones y camisa de vestir, golpeé en la puerta de Joe y Vivian. Vivian respondió. —Kieran, cariño. ¿Que está mal? —¿Cómo conoces a Megan Clark, Vivian? Su rostro cayó y ella miró hacia otro lado por un minuto. Abrió todo la puerta para permitirme la entrada, y di un paso más allá de ella. —Toma asiento en el patio. Nos conseguiré una bebida. Vivian me trajo una cerveza fría y tenía un poco de algo en su vaso también. Yo no estaba seguro de cuánto ella bebía por lo que tuve la sensación de que esta historia iba a ser buena. —Megan vino a vivir con nosotros hace dos años y medio. Enterré mi cara en mis manos, preguntándome cómo me perdí esto. —Ella vino al refugio después de un altercado con un chico.

—Sí. Jared. Necesitaba un lugar para quedarse. Pagó por su propia universidad con sus préstamos estudiantiles y Preston se había ido... así que Joe le permitió quedarse. Joe la conocía de sus cosas juveniles, pero la aceptó voluntariamente. Ella no permitió que la ayudáramos. Trabajó, se quedó en el jardín de la casa y tan pronto como pudo, ella alquiló ese pequeño mal lugar en donde la encontraste.

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Ella asintió.

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—Jared —dije, poniendo las piezas en su lugar.

—Vivian —dije sin otro motivo que fuera de exasperación. —Joseph pensó que si él te mandaba a la terapia, sería bueno para ti. También pensó que ella sería buena para ti. Joe te conocía lo suficientemente bien como para saber que nunca te abrirías a cualquier mujer. Eso tomaría a alguien especial. Bueno, Kieran. Megan es especial. Después de todo lo que ha pasado, ella es honesta y buena. Es muy independiente. Y sin lugar a dudas inocente incluso con lo que ha pasado. Me balanceé de

un lado a otro en la mecedora del porche,

preguntándome si Megan se había sentado alguna vez en este columpio... pensando en ella durmiendo en lo de Todd. Sabía que no debería estar celoso, pero lo estaba. —¿Y cuando llegué contigo para comprar su coche? —Eso hizo feliz a Joe. Él sabía que tu corazón no estaba totalmente apagado. Sabía que estabas empezando a preocuparte por ella entonces. —¿Por qué no me lo dijiste? —dije apenas. Ella miró hacia el jardín de la casa. —Kieran. Le animé a hacerlo. Pero Joe realmente creía que iba a impedir el proceso terapéutico. También pensó que si supieras, la alejarías. Jesucristo. Arrastré mis manos toda la longitud de la cara. —¿Y Megan no tenía ni idea de quién era yo para ti? Vivian negó con la cabeza. —No, Kieran. Joe y yo solo éramos capaces de tener a Preston, aunque

mudó, tuvo a viejos pandilleros checando a la pobre chica, pero cuando necesitabas terapia, vio una oportunidad así. Y la tomó. Me levanté de la silla tratando de mantener una onza de compostura. —Vivian. Joe juega con las vidas de las personas. Debería haberle dicho a ella... o a mí... —El dolor haciendo eco a través de mi corazón no era soportable. —Kieran. ¿Te has enamorado de Megan?

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apegado de lo que alguna vez admitirá voluntariamente. Cuando Megan se

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queríamos más. Y creo que cuando Megan vino aquí, él creció más

—Ella nos vio en una foto. Creo que ella cree que esta toda esta cosa fue inventada y la verdad sea dicha, lo fue. Yo no lo sabía. Vivian se puso de pie ahora y colocó sus manos en las caderas. —Kieran Thomas, te hice una pregunta. ¿Amas a esa chica? Vivian era lo más parecido que tenía a una madre en este momento, ella me estaba dirigiendo como tal. Había algo en sus palabras que me calentaba. Yo sabía que ella se preocupaba y me emocionó saber que le importaba más Megan. Me quedé mirándola largo y duro cuando una sonrisa tímida avanzó a través de mi cara. —Sí. Más que a la vida —admití finalmente. —Pues bien, no estoy segura de lo que tu culo está haciendo aquí todavía, jovencito. Después de besar la mejilla de Vivian, decidí que tanto si Megan quería verme o no... Me dirigiría a lo de Todd a arreglar esto. *** Agravación inmediata se deslizó en mí cuando avanzaba en calle de Todd y el coche de Doc no estaba allí. Cerré la puerta del Porsche y caminé hasta la casa. No golpeé, entré, y Ruthie y Todd estaban sentados hablando. Agravamiento adicional. —¿Dónde está? —gruñí. —Ella se fue, hombre. Traté de mantenerla aquí —explicó Todd.

—No, perdón. Empecé a cerrar la puerta detrás de mí cuando Ruthie gritó—: Kieran. Con esperanza y optimismo en mi cara, levanté mis cejas hacia ella. —En primer lugar, mis lealtades están con ella. Pero está herida. Deberías haberle dicho todas estas cosas. —Sí. —Estuve de acuerdo. —Voy a ser honesta contigo porque creo te preocupas por ella también.

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Ruthie negó con la cabeza.

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—¿Dijo dónde iba? —le pregunté mientras miraba a Ruthie.

—La amo —le interrumpí. Cuando Todd enseñó los putos dientes en una sonrisa tonta, quería golpearlo. Y qué, la amo... pruébame, imbécil. Ruthie también sonrió, pero ella era más cálida. —Ella no ha tenido muchas cosas buenas sucediendo en su vida. Sufrió un cambio bastante malo y aunque siento que ella se merece el mundo en bandeja de plata, todavía no está convencida de ello. No la empujes, ¿de acuerdo? Ella siempre ha sido obligada a cerrarse emocionalmente para sobrevivir. Se apagará a ti también si la presionas. Si no lo haces, puede ser la mejor terapia que ella ha tenido —dijo con un guiño. Yo tenía la posesión de la bandeja de plata que la que ella hablaba y tenía el mundo para ofrecerle. —Gracias —le dije a Ruthie, dándole un movimiento de cabeza, y cerré la puerta detrás de mí. *** ¡Mierda! Cuando llegué a la casa, ella no estaba allí tampoco... pero yo respiraba más fácil cuando vi que todas sus cosas estaban todavía en mi habitación y en la de ella. Después de cambiarme de ropa, me senté y llamé de nuevo. Nada. No había otra alternativa que esperar... odiaba esperar. Y no había manera en el infierno de que resquebrajaba una cerveza también... Si yo tenía que ir por ella, estaría listo ***

a Todd. —¿Qué pasa? —respondió soñoliento. —¿Ha escuchado Ruthie de ella? —K. Ella está dormida. —¿Por qué se está quedando allí? ¿Qué pasa con eso? —le pregunté, completamente molesto y preocupado porque esto no haría feliz a Doc. Le oí soltar un suspiro exasperado.

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sosteniendo mi teléfono en mi mano. Sin tomar en cuenta el tiempo, llamé

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Cayó la noche y yo había luchado con el sueño durante varias horas

—Ella rompió con como sea que se llame y él la echó. Supongo que sus padres se quedan allí y ella no quería hacer esta gran escena. —¿La follaste? Te pedí que no lo hicieras. Megan no quería... —No, K. Jesús. Ha sido duro pero he respetado lo que me pediste. ¿Cuánto tiempo más? Ella ha rogado, literalmente —susurró Todd. Me froté los ojos con el dedo índice y el pulgar. Nunca hubiera tolerado que alguien me dijera que no podía hacerlo con alguna chica. Todd estaba siendo más tolerante con mi solicitud con Megan. —No lo sé. Pero, solo necesito saber que está bien. —Espera —dijo. Cuando me rasqué la cabeza, le oí hablar. Juro por Dios que si me entero de que Megan estaba allí... —Ruthie dijo que envió un mensaje temprano y dijo que se alojaba con su papá, K. —¿Su PAPA? —Casi grité cuando él dijo algo a Ruthie. —Sí. Supongo que él vive en Hood River. Me tomó cerca de cinco segundos para colgar, cerrar el fondo de mi sillón reclinable y agarrar la llave de la caja fuerte del arma. En la oficina, abrí la caja fuerte, cogí la pistola calibre 40, junto con la munición. Cargué sin dudarlo. Tan rápido como pude, me puse mis jeans, botas y una camiseta, y luego me dirigí al garaje. Después de sacar mis chaparreras y mi chaqueta, envolví la pistola en un par de paliacates y la metí con

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me dirigí a Doc.

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seguridad en la alforja. Finalmente listo, encendí mi moto, cerré el garaje y

46 Megan Traducido por Guga Corregido por July CB

Cuando di vueltas en mi vieja cama, el crujido de mi colchón de resortes causó que mis ojos se abrieran por centésima vez. En el reloj se leían las 12:30 a.m. Encontrar un lugar frío sobre mis sábanas se estaba volviendo casi imposible. Tenía calor. Y no podía dormir. Y comenzó mi período. Y Kieran ocupaba absolutamente cada célula cerebral en mi cabeza. Esta noche fue una de las noches más miserables de mi existencia. Sabía que la mayoría de las mujeres saltarían ante la oportunidad de dormir con Kieran, de vivir con él, de amarlo… Tuve la oportunidad para todo eso en este momento. Pero no comprendía por qué él se mantenía tan alejado de mí. Me quité de un tirón la camiseta que usaba lejos de mi pecho en un intento de aliviar el sordo dolor que sentía, pero no funcionó. Las palabras de Ruthie hacían eco en mi cabeza… tal vez esto fue mi

estaba yo también. Pensar que juzgué a la gente porque tenía dinero. Solo porque una persona te trató de cierta manera no significa que alguien más de esa edad, o raza, o clase económica haría lo mismo. Yo debería saber eso mejor que nadie. Solo podía esperar y rezar a que nadie jamás volviera a tratarme diferente a causa de mi padre o mi madre o cómo me crié.

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perdido… pero no pensé que me daría cuenta recién ahora cuán perdida

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lotería. Estuvo claro cuando Kieran vino a mí por primera vez que estaba

Di vueltas en la cama de nuevo, reacomodado mi almohada. Necesitaba enviarle un mensaje de texto a Kieran. Necesitaba decirle dónde estaba y qué estaba haciendo. Que estaba bien. No lo abandonaría. Sabía demasiado bien cómo eso se sentía, y no era bueno. Pero… no sabía cómo seguir adelante con él tampoco. El pensar en mi historia haciéndose pública si él y yo seguíamos adelante juntos. El pensar en mi madre… o mi padre… apareciendo en la prensa a causa de que lo amo… me hiere. Kieran tendría que poner excusas por amarme y yo no querría eso. Kieran me llamó unas dieciséis veces más temprano, pero cuando mi teléfono sonó, me sorprendí. Al mismo tiempo que leía el texto, oí el acelerador de su motocicleta. Estoy sentado fuera. Por favor, sal. ¿Él estaba aquí? Qué puede pensar de este agujero de mierda… oh Dios. Mi teléfono sonó de nuevo. Tu auto está aquí nena. Sé que estás aquí. Por favor, ven a verme. Me puse de pie y deslicé un par de mis andrajosas sudaderas, luego oí el teléfono sonar una tercera vez. Doc. Necesito verte. Juro por Dios, que soplaré y soplaré y derribaré tu casa… así que trae tu trasero aquí. Él vino detrás de mí… justo como un cuento de hadas. Mis ojos se llenaron de lágrimas y las limpié rápidamente, arrojé un trozo de goma de mascar en mi boca y suavemente abrí la puerta del frente. Oh santa

Tenía puesta su chaqueta de cuero. Sus botas de fóllame. Y la más hermosa y gentil sonrisa que alguna vez había visto. La puerta de tejido golpeó más fuerte de lo que pretendí e hice una mueca de dolor ante el sonido al cerrarse. Pero cuando salí a la escalera de entrada, él comenzó a caminar hacia mí y no puede evitarlo… corrí hacia él. Al momento que me tuvo en el aire, envuelta completamente en sus brazos y estampada contra su pecho, respiré. Respiré amplia y

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fijo. Solo la visión de él me robó el aliento. Era mi Kieran.

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calentura. Él se inclinaba contra un árbol, teléfono en mano, mirándome

profundamente por primera vez desde el momento en que lo dejé parado en su oficina. —-Doccc —suspiró mi nombre—. No hagas eso de nuevo nunca. No me dejes. —No te dejé… yo sólo… Aún alzada del piso, sostenida por su brazo, su otra mano recorriendo mi rostro, no estaba segura de lo que él estaba buscando pero entonces su mano arrastró mi cabello hasta que envolvió mi cuello y forzó su boca en la mía. Kieran nunca fue agresivo pero usó más fuerza de la que jamás había usado. Su boca y lengua en caliente persecución de la mía, y cuando se lo concedí, un bajo gruñido acompañó su ternura. Yo, también, agité mis dedos a través de su cabello, sin querer salir del aire. —Kieran —lloré cuando nos apartamos. —Megan. Te amo. Yo. Te. Amo. Diablos. Todo mi rostro se arrugó en feo llanto, ese llanto incómodo donde tu rostro se contorsiona en un horrible desastre. Esa era yo en ese momento, incapaz de controlar el flujo de felices lágrimas. Él continuó: —Mi mundo estaba oscuro y silencioso antes de encontrarte. Sé que fui forzado a hablar contigo al comienzo… pero ahora… ahora te necesito. Quiero contarte mi día. Quiero saber del tuyo. Necesito saber si estás bien. Sé que solo han sido dos meses, ¡pero te amo! ¿No es así como se supone

Una sonrisa de oreja a oreja cruzó mi rostro, y mis brazos se hundieron en su cintura. —¿Quién demonios eres tú? —Oí el eco de la voz de mi padre a través del patio. El temor se estremeció a través de mí. Mientras intentaba salirme de los brazos

de

Kieran,

él

protectoramente

me

empujaba

a

su

lado.

Alzando una mano hacia mi padre, la otra sostenida firmemente contra

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trasero.

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que suceda, cuando menos lo esperas? Bueno nena… me golpeaste en el

mío, él comenzó a caminar de lado hacia su motocicleta que estaba a unos seis pies de distancia. —Señor. Mi nombre es Kieran. Estoy aquí para hablar con Megan. Mi padre se deslizó fuera del primer escalón de cemento y fue cuando sí el bate de béisbol en su mano. Él estaba apenas sobrio cuando llegué aquí pero me había atrincherado en mi habitación y acomodado para la noche. Su camisa desabotonada de franela azul ondeaba en el aire. —Conozco a los de tu tipo, viniendo aquí, husmeando alrededor de mi hija. He visto a los de tu clase toda mi vida. Primero, los hombres husmeaban alrededor de su madre, Amanda. Ahora alrededor de mi hija. —Él estaba tan delgado que sus costillas resaltaban. —Papi, por favor —dije tratando de desplazarme alrededor del brazo de Kieran, pero él me sostuvo segura en el lugar. —Sr. Clark. No vine aquí a comenzar una pelea. Vine por Megan —dijo Kieran y mi corazón se expandió. Mi padre se resbaló cuando aterrizó en el piso sucio luego del último escalón, pero permaneció recto. —Quita tu trasero de aquí, muchacho —dijo elevando el bate desde atrás de su hombro aunque él aún estaba a yardas de nosotros. —Con gusto. Pero Megan se viene conmigo. —¡Qué diablos dices! —gritó mi padre con ojos de loco, de ebrio. —Sr. Yo solo quiero cuidar de ella. —Kieran se inclinó hacia su alforja,

Cuando

mi

padre

osciló

el

bate,

aún

cuando

no

estaba

lo

suficientemente cerca para herir a Kieran, me aparté de un tirón y me lancé hacia mi padre. Estaba tan harta de su mierda. —¡Doc! —Papá. Tengo 23 años. No puedes hacerme más esto. Lo amo —lloré, y la mirada que lanzó a través de sus ojos con mi contestación fue tan familiar. Antes que pudiera agacharme, el revés de su mano azotó

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—¿Cuidar de ella? Piensas que yo no puedo, ¿hijo de puta?

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la desabrochó y buscó dentro.

atravesando mi rostro, enviándome rodando al piso. Agarrando mi cabello fuera de mi rostro y a través de ojos brillantes, vi a mi propio padre ladear el bate de regreso hacia mí… su hija. El aullido de Kieran tronó antes que yo lo viera derribar a mi padre al piso con un sordo gruñido acompañando. —Kieran, ¡no! —grité, orientándome y poniéndome de pie. Su mirada asesina me encontró, y se suavizó solo un poco antes de darse cuenta que él estaba montado a horcajadas de mi padre con su puño levantado hacia atrás. En su otra mano había un arma negra. Él rápidamente se paró, apartándose de mi padre. Confundida y shockeada, mi mano inmediatamente golpeó sobre mi boca tratando de aguantar el grito. ¿Por qué él tenía un arma? Caminó hacia mí; sus ojos atenuados escaneaban mi rostro. Yo no sé qué vio pero lanzó el arma hacia la motocicleta. Ambas manos ahuecaron mi rostro mientras él temblaba… se sacudía como nunca lo había visto temblar ates. —¿Llevas un arma? —pregunté, con sorpresa coloreando mi lengua. Él restregó sus nudillos en mi mejilla. —¡NO! Sí. La llevaba. Cuando apreté mis ojos cerrados, las lágrimas se filtraron. —Lo siento —lloriqueé, saboreando el sabor salado y rústico de la sangre que yo odiaba.

labios inflamados. —Estoy bien, estoy bien, estoy bien —repetía yo tratando de convencerlo a él y a mí. —Te necesito fuera de aquí ahora, Doc. Por favor, ven conmigo. —¡Aaaaugh! —Oí a mi padre y el bate golpeó la pierna de Kieran y él gritó y cayó.

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mientras sus dedos recorrían la piel maltratada sobre mi mejilla pulsante y

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—¿Sentirlo? Bebé… —gimió él, y las lágrimas inundaron sus ojos

Cuando mi padre torpemente embistió contra mí, Kieran rápidamente agarró su pierna y mi padre cayó duramente, primero el rostro sobre la mugre. Sin pensarlo, agarré el arma y la levanté, lista para dispararle a mi padre si necesitaba proteger a Kieran. —Doc. No lo hagas. Baja el arma, cariño. Reconocí la zona… la actitud… estaba escapando hacia eso lento pero seguro. Era mi modo de supervivencia. Mis ojos se enfocaron en el rostro yaciente de mi padre en la mugre. Aunque sabía que Kieran estaba ahí, no fue hasta que él caminó hacia mí que giré en su dirección. Él esquivó de lado mi objetivo. —Doc. Por favor. Quita tu dedo del gatillo. Lo hice… dejé caer el arma totalmente. Kieran me agarró y tiró de mí hacia su pecho. Inspiraciones sibilantes soplaron sobre mi rostro mientras él miraba fijo hacia mí con temor radiando en sus ojos. —Megan —resolló. Mi atención se arrastró hacia mi padre cuando un gemido bajo salió de él. Parecía sin vida, el rostro vuelto hacia la mugre, y apartando de un empujón a Kieran, caí de rodillas y me arrastré hacia mi padre, tratando de voltearlo por sus hombros. —Papi —sollocé mientras Kieran se movía a mi lado, tiernamente apartándome y luego dando vuelta a mi padre—. ¿Él está bien? Una mezcla de mugre y sangre drenaba de su nariz y su rostro estaba

—¿Señor Clark? —dijo Kieran tocando su mejilla con el reverso de su mano. Mi padre no se movía. Entonces Kieran descansó sus dedos debajo de la mandíbula de mi padre en el recodo de su cuello y jadeó. —Él está bien, nena, pero pienso que deberíamos llamar una ambulancia para estar seguros. Mis dedos cavaron en la espalda de Kieran.

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tanto odio y rabia antes, parecía inocente y pacífico ahora.

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deshecho, con mugre incrustada en la piel herida. Un rostro que sostenía

—¡No! ¡Él estará bien! —decía yo frenéticamente. Kieran se puso de pie, sacando su celular y marcó. —¡Kieran! —gimoteé. —Sí, necesitamos una ambulancia en el 312 de la calle Elm —dijo calmadamente al receptor mientras las lágrimas se arrastraban por mis mejillas. Alcanzándome, su brazo se enrolló alrededor de mi cintura y me estrelló contra su pecho. —Un hombre está inconsciente —continuó, presionando sus labios en la parte superior de mi cabeza. —No. Él ha estado bebiendo y cayó sobre su rostro al piso. —Silencio—. Sí, tiene pulso y está respirando. Las sirenas estaban ululando en la distancia y gradualmente haciéndose más fuertes. Me arrodillé al lado de mi padre y Kieran caminó a mi lado. —Sí. Ellos casi están aquí —dijo Kieran al teléfono—. Gracias. —Deslizó el teléfono de regreso a su bolsillo. —Cariño. Juro por Dios, no tuve la intención de herirlo —dijo él. Asentí, limpiando con mi mano mi rostro, tratando de borrar las lágrimas que estaban comenzando a secar. Y fue en ese momento que me encontré en el trance de supervivencia de nuevo en el que había estado tantas veces antes. Toda emoción puesta en segundo plano. No podía sentir. No sentiría. Necesitaba de alguna manera mezclarme hasta el punto donde las preguntas tal vez no fueran hechas. Más importante, necesitaba

—Vete —dije apenas en algo más que un suspiro. Shockeado, ojos furiosos destellaron hacia mí. —¿Qué? —Vete. ¡Vete ahora! —Apunté a su motocicleta. —Al demonio que lo haré —dijo—. No hagas esto, Doc. —Kieran. —Las sirenas se oían más cerca—. Por favor. Necesito que te vayas. Puedo manejar esto. Por favor.

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pondría en la tapa de alguna revista de chimentos.

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a Kieran fuera de aquí. Esto solo le haría más daño y posiblemente lo

Él empujó sus manos en sus bolsillos. —No existe la menor probabilidad que te deje aquí. —Entonces, al menos saca el arma —dije fríamente con voz monótona. Vergüenza. Bochorno. Pesar. Tantas emociones se enconaban dentro de mí. Y todo lo que yo tenía para ofrecerle en este momento eran ojos vacíos,

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huecos.

47 Kieran Traducido por Guga Corregido por July CB

¿Cómo podía ella pensar por un segundo siquiera que yo la dejaría? Sin intención, yo había herido a su padre. ¿Ella estaba enfadada? Su expresión vacía me preocupaba. Su hermoso rostro típicamente me permitía saber exactamente

cómo se sentía y ahora mismo… nada.

En minutos, luces azules y rojas destellaron a través de su cabello y a través de sus ojos mientras los de primeros auxilios atendían a su padre. —¿Qué sucedió? —preguntó un tipo en uniforme. —Mi padre estaba borracho. Estaba tratando de golpearme… y a él con el bate —dijo ella, inclinando su cabeza hacia mí—. Cayó de bruces al piso. Las palabras de Doc no contenían ninguna emoción mientras hablaba y de alguna manera mintió. Eran simplemente palabras saliendo de su boca. Monótonas. Luego de mis últimos años tratando con detectives y fuerzas

arterial. Ella se encogió de hombros. —No lo sé. Yo estuve en mi habitación la mayor parte de la noche. Dos patrullas de policía de Hood River aceleraron y se detuvieron, dejando sus luces destellando también. Odiaba a los policías de las pequeñas ciudades. Los servicios de emergencia estaban levantando su

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—¿Cuánto ha bebido? —preguntó el encuestador, tomando su presión

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policiales, no negué su historia porque solo nos heriría.

cuerpo inerte sobre la camilla y observé los ojos de ella sin expresión siguiéndolos. —¿Megan? —dijo el oficial, apurándose hacia ella—. ¿Por qué no me dijiste que estabas de regreso en la ciudad? —dijo él. Ella sacudió su cabeza. —No estaba aquí para quedarme. Solo de visita. —Sabes que deberías haberme avisado. —Estoy bien, Cole —respondió ella y no estaba seguro acerca de cómo quería responder yo a ese tipo hablando a mi chica. Entonces la brillante luz golpeó su rostro y ella entrecerró los ojos. —¿Te golpeó de nuevo? Megan apartó la mirada y cubrió su rostro con su mano, tratando de esconder la piel lastimada. —Él está ebrio —susurró. —Eso no lo excusa de esto. Nunca lo ha hecho. El

sentimiento

conmoviéndome

por

dentro,

lo

odiaba.

Mirarla

interactuar con ese hombre con quien ella obviamente compartía una pequeña parte de su pasado. —Cole. No lo hagas, por favor. Esa fue mi maldita pista para adelantarme. Sus ojos destellaron en los míos y sorprendentemente, eran lo suficientemente amigables. —Soy Kieran —me presenté caminando fuera de las sombras.

—Kieran Scott —dijo—. Cole Lynch. Te reconozco. Bueno. Bueno. Eso es fan-puta-tástico. Asentí. —¿Cómo conoces a nuestra chica? —preguntó él. Y no estoy seguro de si en realidad gruñí pero oír “nuestra chica” salir de su puto agujero circular me hizo querer golpearlo hasta reventarlo. El

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hombre.

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Los ojos de él me midieron, no solo como policía sino también como

hecho de que no lo estaba haciendo en realidad probaba que estaba haciendo avances. ¡La terapia funcionó! —Ella es mi novia —lancé posesivamente allí. Uno a uno, tú pequeña perra. —¿Estás saliendo con Kieran Scott? —le preguntó a ella. Y mirando a su boca, no pude pensar en un lugar mejor para insertar mi puño. Pero en ese momento, todo lo que podía hacer era mirarla fijo y esperar por su respuesta. Ella asintió hacia él. —Sí. Lo estoy. Y Cole, preferiría realmente que esto… —Ella hizo ademanes hacia la casa de su padre y luego hacia su padre—. Todo esto, que no saliera a la luz. Podría herir a Kieran. Tragué duro mientras algo apretaba en mi pecho. Yo era tan indigno de ella. Ella había sido golpeada por su padre alcohólico. Su madre la abandonó, se volvió a casar y básicamente la reemplazó. El único tipo con el que salió la golpeó. Incluso, aquí parada observando a su padre siendo llevado en ambulancia, su rostro inflamado, la policía haciendo preguntas y por quien estaba ella preocupada era por… mí. —Te amo —dije muy rápidamente, incapaz de detener las palabras de salir. Los ojos de Cole destellaron entre ella y yo, pero yo no estaba mirándolo. Doc cerró sus ojos, sin muestras de una sonrisa.

gritarles: ¡Lo tengo! ¡Me haré cargo de ella si ella me lo permite! —Voy a quedarme aquí y obtener su declaración —le dijo Cole a Doc. Ella asintió, trepando en la ambulancia, y cuando esas puertas traseras se cerraron, por primera vez en largo tiempo yo estaba asustado. Había tenido un vistazo de cómo su mente trabajaba y ella estaba asustado de que su pasado… su vida… pudiera herirme. Lo que ella no sabía, es que

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¿Todos aquí la conocían? Sus protecciones eran abrumadoras. Yo quería

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—Megan, debemos irnos —gritó el otro técnico de emergencias médicas.

me importaba una mierda eso. Todo podía irse mañana y yo estaría bien, mientras la tuviera a ella. *** Cuando entré en la sala de emergencia, las luces brillantes me forzaron a entrecerrar los ojos y estos recorrieron la habitación buscándola. —¿Kieran Scott? —preguntó una joven enfermera con los ojos bien abiertos y sorprendidos. Asentí. —Estoy buscando a Megan Clark —dije. Ella frunció sus labios. —Carajo. —Sonrió, luego se dirigió a una pizarra y miró hacia esta—. Hay un Clark en la habitación 7. —Gracias —dije, trotando más allá de la 5,6 y deteniéndome en la 7. Cuando di un vistazo alrededor de la cortina, ella estaba enrollada en la silla cerca de la cama con su cabeza descansando sobre el colchón. Su padre no estaba allí. Precavidamente me moví a su lado, descansando mi mano sobre su espalda. Su cabeza volteó hacia arriba y sus ojos cansados se enfocaron en mí. —¿Cómo está tu padre? Ella se estiró y se inclinó lejos de mí. —Le están haciendo rayos X en su rostro ahora mismo. —Quiero abrazarte.

—Kieran —susurró descansando su frente sobre la cama de nuevo—. Creo que deberías irte. No quiero… La cortina se azotó hacia atrás y un tipo vestido con ropas médicas se paró allí. —Vamos a cambiar estas camas —dijo él, y Doc se paró cerca de mí; la calidez de su cuerpo me hacía querer envolver mis brazos alrededor suyo.

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había estado llorando. Creo.

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Ahora que estaba más cerca, pude ver el borde rojo de sus ojos. Ella

Pero me contuve mientras ellos maniobraban una cama fuera y movían a su todavía inconsciente padre dentro de la habitación. Este hombre que había sido abusivo con su pequeña hija, no me gustaba. Pero Doc, bueno, era todavía su padre. Su padre. Ella lo quería y lo necesitaba para estar bien. Esto era importante para ella. —Aquí está él… —susurró una chica y ambos, Megan y yo, atrapamos a tres chicas husmeando por las cortinas, atrapando un vistazo de mí. Megan volteó su cabeza mientras yo frotaba mis sienes, solo necesitando tener el más pequeño de los respiros. Cualquiera fuere la razón, ella emocionalmente me había suprimido y estaba cortándome en seco. Yo no sabía si esto era debido a lo que ella había descubierto de mí, que yo había herido a su padre, el arma, su convicción de que ella me había golpeado o si ella tenía miedo que los medios se agarraran de quién era y de su pasado. Independientemente, yo necesitaba terminar con esto. Pero era obvio que ahora mismo, ella necesitaba espacio. Por cualquier razón, ella quería que me fuera. —Lo siento —susurré en su oído, le di un imperceptible beso cerca de su sien y comencé a caminar fuera de la habitación. —¿Kieran? Instantáneamente, giré hacia ella. —¿Sí, nena?

Mi corazón dolía como nuca antes. No sabía si debería ir hacia ella o no pero no pude… no hacerlo. Entonces, tomé dos cautelosos pasos hacia ella hasta que levantó su mano. —Por favor no. No ahora mismo. Debes salir de aquí. Con mis ojos diciendo las palabras que no podía, me volteé de nuevo y partí. Ella no intentó detenerme pero caminé lentamente en caso que lo

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se rompió mientras ella hablaba.

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—Siento haber traído esto a tu vida. —Ninguna lágrima cayó pero su voz

hiciera. Cuando casualmente pasé por la estación de enfermeras y oí algunas risitas, me giré, mirado a las mujeres. —La mujer que amo está en esa habitación. Si por un segundo la hacen sentir a la menos un poco incómoda, tendrán que lidiar conmigo y mi equipo completo de abogados. No quiero que siquiera miren en su dirección. ¿Soy claro?

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Cada cabeza asintió lentamente, boquiabierta. Me fui…

48 Megan Traducido por Guga Corregido por Briggitte

Cuando comencé a despertar, pude sentir los dedos recorriendo mi cabello y yací allí por un momento saboreando el toque. Entonces el silbido del brazalete de la presión sanguínea me sacó del sueño y levanté la vista para ver el penoso rostro de mi padre. —Hey, papi. ¿Cómo estás sintiéndote? Rayos de sol estaban arrastrándose a través de las persianas. Mi cabeza palpitaba por la forma en que había dormido sobre la cama de hospital. —Lo siento, Meg. Me empujé hacia arriba y fuera de la cama, estirándome. Sus disculpas siempre me hacían sentir como si yo hubiese hecho algo malo. —Megan —dijo él, demandando mi atención, entonces lo miré—. Lo siento. —Lo sé.

—Buenos días, Doc —dijo mi padre y oír la palabra Doc me paralizó aún más—. Esta es mi hija, Megan. El doctor estrechó mi mano luego se sentó al pie de la cama de mi padre.

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—Buenos días, Sr. Clark.

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Él sacudió su cabeza y la puerta se abrió. Un joven doctor, diferente al de la noche anterior, apareció en la entrada después del guardia quien, sin saberlo nosotros, había sido instalado allí cuando nos trasladaron a la habitación.

—No trabajo en este hospital o en esta área. He sido traído como un favor a un amigo. Usted, Sr. Clark, tenía un nivel de alcohol de .29 —El doctor miraba fijo a mi padre, quien miraba fijo detrás. —Usted, podría ser abordado con cargos de agresión contra su hija y un amigo de ella también por sus acciones de anoche. El moretón en su rostro es evidencia de su trabajo. Un incómodo silencio cayó sobre la habitación mientras los ojos inyectados en sangre de mi padre encontraban los míos, luego vacilaban hacia el moretón sobre mi rostro. ››Usted, tiene roto un hueso de la nariz, como así también un hueso de la mejilla. Su casa está en ejecución hipotecaria. El doctor parecía mirarme, tal vez midiendo mi respuesta hacia esas noticias. Él ofrecía una confortable mirada. ››Estoy aquí para proponerle la oportunidad de la vida. Hay un lugar aguardando para usted. en una instalación de primera categoría en L.A. para ayudarlo a tratar su adicción. Eso requerirá unos 180 días de permanencia. No menos. Y eso no es negociable. A cambio, por completar exitosamente el programa, su casa y facturas de hospital serán totalmente pagadas. Si Ud. se va antes, nada será pagado y los cargos por agresión contra su hija serán presentados. Mi padre me miraba, sus ojos vacíos se agrandaban y oscurecían por minutos. —¿Es esto cosa tuya?— preguntó. Sacudí mi cabeza, caminando hacia atrás de la cama. —No, Señor. Su mandíbula hacía tic tac hacia atrás y adelante, haciendo que mi corazón se acelerara.

Había perdido a mi madre y estaba queriendo perderme a mí también. —Lo haré —dijo mi padre, y mi mandíbula cayó. Sus ojos oscuros me dieron una mirada—. No sé si tengo muchas opciones. —Perfecto —dijo el doctor, parándose y palmeando sus manos sólo una vez—. Se va hoy. Un auto lo recogerá y llevará al aeropuerto.

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No había forma de que mi padre hiciera eso. Él nunca había hecho más de 30 días.

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Yo sabía exactamente de quien era esta obra. Era el hombre que yo amaba con cada parte de mi alma viniendo por mí una vez más.

—No tengo ninguna ropa y mi casa, necesito… —Papi. Puedo cuidar de la casa —dije, temerosa si mi padre iba a casa eso sería romper el trato. —La casa será cuidada como lo será tus ropas —dijo el doctor. —Megan, puedo hablar contigo por un segundo. Dejo escapar un suspiro y asiento, dando una mirada a mi padre antes de encontrar al doctor en el pasillo. —¿Cómo me conoce? —pregunté de inmediato. Él frunció los labios. —Megan. Pienso que sabes la respuesta a eso. —¿Kieran? Los ojos del Dr. se suavizaron. —Sí, Megan. Kieran me contrató para encargarme del caso de tu padre. Llamé a las instalaciones y la plaza fue aprobada esta mañana. Su vuelo parte a las 11:30. Kieran querría que tú estuvieras de acuerdo con esto. Corriendo mi mano a través de mi cabello sucio, estaba avergonzada que uno de los amigos de Kieran me viera así. —¿No estás de acuerdo con esto? —preguntó. —No, lo estoy. Sé que esto es para bien. Él sólo ha completado un programa de 28 días antes y nunca ha funcionado. Seis meses es un largo tiempo. —Demasiado cortó en todo el esquema de cosas. Esto será bueno para él.

He cancelado mis citas por el resto de la semana, tratando de dirigir mis pensamientos dispersos que sólo parecían en espiral. Sentada en la casa en la que en mayor parte había crecido, no la recordaba siendo tan pacífica. Por primera vez, me doy cuenta que papá colgaba fotos de mí sobre la pared de paneles —casi cada foto escolar que yo había tomado. Cómo no había notado eso antes? Mi teléfono nunca estaba lejos de mis manos y abría mis mensajes de texto incluso cuando mi pantalla no indicaba un mensaje, sólo para

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Él sonrió. —Cuando Kieran llama por un favor, dices que sí —dices sí — dijo él con un guiño, y caminó por el corredor—. Un auto está esperando fuera por tu padre cuando sea que estés lista.

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Asentí. —Gracias. Por hacer esto. Por hacerlo por Kieran.

asegurarme que mi teléfono no estaba dañado. No había manera que yo fuera a ser herida porque Kieran no me enviara un texto. Soy quien no había hecho contacto. Soy quien lo dejó ir cuando todo lo que él había hecho fue pedir abrazarme. Tristemente, todavía estaba insegura de lo que tenía para ofrecerle además de… mí. Tratando de no preocuparme por el dolor en mi pecho, limpié. Limpié la casa de mi padre de punta a punta y sólo me detuve cuando me topé con un pote metido debajo de su cama. Cuando saqué la tapa de un tirón, mi pecho cedió y literalmente grité. Una pila de fotos de mi madre y mías estaban dentro de una caja de zapatos. En el hospital cuando yo era un bebé. Cumpleaños. Navidades. Vestidos de Pascua que combinaban. Halloween. Lanzando fuegos artificiales. Las lágrimas golpearon mi rostro mientras miraba cada una de ellas. En una caja de zapatos justo a la derecha de las fotos estaba una caja de tarjetas de felicitación. Mientras estaba repasándolas, comencé a reconocer cada una de ellas. Tarjetas que había hecho para mi padre… él había conservado cada una. Incluso cartas de cuando yo estaba en hogares de acogida… Él me amaba; él sólo necesitaba ayuda. Yo silenciosamente rezaba para que esto fuera la ayuda que él necesitaba. Mi teléfono zumbó y me abalancé sobre este. Ruthie. —Hey, Ruthie. —Hola, Megs. ¿Cómo estás? Me recosté sobre la recién aspirada alfombra y comencé a llorar más fuerte. —Megs, ¿por qué estás llorando? —Ruthie. Las cosas están sólo… no tan bien. Mi madre. Mi padre. Kieran.

—¿Qué está mal? —ella elevó su voz—. ¿Sabes cuánto ese hombre ha hecho por ti? ¿Lo haces? Han sido cuatro días desde que te vio. Es un desastre, Megs. Si tú no quieres verlo al menos díselo. Él merece eso. —¡Lo siento! —grité de regreso—. Mi vida es bastante arruinada, Ruthie. Estoy enamorada de un cliente. Mi padre ha ido a un tratamiento por seis meses que mi novio pagó. Mi novio, el cliente, está en la tapa de una revista como el puto soltero del año de la Costa Oeste! ¿Y qué hice yo con el más elegible soltero? ¡Lo golpeé! —Yo estaba gritando ahora—. Mi madre

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—¿Qué quieres decir? ¿Qué está mal?

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—Megs, Kieran es un desastre —dijo ella suavemente.

quien ha estado MIA21 por años, ahora quiere ver a su hija a quien tiró a los lobos y reemplazó. ¡Cómo está toda esta cosa yendo a resultar cuando el mundo se entere que el dueño y heredero de Scott Software está saliendo CONMIGO! ¡Criada en hogares de acogida porque su padre alcohólico no podía cuidar de ella! Ella es toda una joya. Y LO GOLPEÉ. ¡A ÉL! ¿Mencioné eso ya? —¡Megan Clark! Fue suficiente. A Kieran no le importa nada de eso. Y no te atrevas a decir esa clase de cosa de ti misma. Lo atacaste por frustración. No te pareces a tu padre. Eres maravillosa y… detente, ¡Kieran! Dame el teléfono… Una lucha era evidente al otro lado de la línea cuando quedó muerta. Miré hacia el rostro de mi celular y la llamada había finalizado. ¿Kieran estaba con ella? De celosa, lancé mi teléfono y este inmediatamente comenzó a sonar. En vez de responder, me hice un ovillo y lloré. Ruthie nunca me había hablado así. ¿Estaba yo siendo injusta dejando a Kieran colgado? No estaba tratando de serlo. Estaba sucediendo demasiado. Mantener mis pensamientos correctos era imposible. No sabía cómo lidiar con cosas —yo siempre había sido quitada de la situación—. Toda mi vida sólo había querido encajar… no destacar… y ahora, estaba yendo a destacar si pertenecía a Kieran.

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MIA: Missing In Action: perdida en acción.

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Nunca en mi vida había sido cuidada o protegida, y ese hombre hizo ambas cosas simplemente porque quería hacerlo. Kieran Scott… quería por mucho, sólo amarme. ¿Podía él ser fiel conmigo? ¿Entendía él la gravedad de lo que yo quería de él? Yo no estaba todavía convencida que sobrevivir sin él fuese factible. Yo quería todo de esto. Como mínimo casamiento, y por un momento breve un bebé cruzó por mi mente, y hubo una presión en mi vientre vacío que envió un escalofrío a mi espina dorsal.

49 Kieran Traducido por guga Corregido por Briggitte

El golpe en la puerta de mi oficina hizo que mis ojos se abrieran. El sueño me había eludido la pasada semana. Había crecido acostumbrado a tener mi pequeña caldera acurrucada cerca de mí. Era más caliente que el infierno tener su cuerpo entrelazado con el mío, para despertar con su mejilla sobre mi pecho, su cabello distribuido sobre mi hombro. Pero nunca quería vivir sin esto. A lo largo de mi vida, nunca había encontrado algo de lo que no podía alejarme, hasta ahora. Los pasados siete días franqueaban como los peores siete días de mi vida. Cuando mami y papi fueron asesinados, ellos se habían ido, no había devolución y el dolor de nunca tener otro día de la madre o día del padre… otro día de Navidad o cena de Acción de Gracias, era desgarrador. Pero esto… estar sin ella… no podía continuar. Pensar que ella destruiría mi vida si estaba conmigo completa, total tontería.

—¿K? —Bert dijo al frente de mi escritorio. Yo apenas llevé mi cabeza hacia arriba y mis ojos fue todo lo que moví cuando traté de enfocarme en ella. Nunca la oí entrar. —Necesito decirte algo —dijo ella—. No sé lo que significa pero podría ayudar.

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La había oído gritando en el teléfono a Ruthie. Durante todo nuestro tiempo juntos, ella nunca gritó —excepto cuando azotó la puerta después que la desnudista Penny la puso celosa. Una lenta sonrisa se esparce sobre mi rostro. Un dulce recuerdo es todo lo que me trajo bienestar pero tan pronto como el recuerdo se escabulle, el dolor está de vuelta.

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Y esa jodida creencia que me había golpeado. Cristo, su puño rozó sobre mi pecho; sí eso había sido de rabia o frustración pero no me produjo ningún daño. Eso sólo alimentó sus miedos de ser una abusadora. Descansé mi frente entre mi pulgar y los demás dedos mientras mi codo descansaba sobre el escritorio.

—Bert —Duele respirar pero me forcé a mí mismo—. Por favor siéntate — Sugerí apuntando a la silla. —K. Te ves como la mierda. Ve a casa. Descansa un poco. Ella lo resolverá. Después de arrastrar mis manos por toda la extensión de mi rostro, miré fijo hacia ella a través de ojos vacíos, huecos. —¿Es eso lo que viniste a decirme? Lentamente, ella se sentó en la silla, finalmente cayendo en ella una vez que alcanzó cierto punto. —Ella te ama. Vi el amor en sus ojos el día que vino aquí incluso si ella estaba enfadada. —¿Es eso lo que viniste a decirme? —Pregunté fríamente. Instantáneamente su artrítico dedo voló hacia arriba y su rostro se endureció. —No te atrevas a tener ese tono conmigo muchacho. Descansando mis codos sobre el escritorio, una mezcla de pesar y miedo me consumió. No había muchas personas a las que yo tuviera miedo. Bert era una. —Lo siento, Bert. Duele… hablar de ella. —Sé que lo hace. Espera hasta que estés casado con ella por cincuenta años luego ella muere antes que tú. Entonces eres abandonado sólo con sus recuerdos y la esperanza que hay otra vida más allá, entonces hay una oportunidad de verla de nuevo. Traicionándome como nunca antes, mis ojos rebosantes y lágrimas se deslizaron. Tan rápido como fue posible las limpié de un manotazo, pretendiendo frotar mi rostro.

—No puedo —dije sacudiendo mi cabeza—. Su mejor amiga me dijo que no la presionara. Que le diera tiempo a superar todo esto. Se lo prometí. Ella dijo que Megan nunca ha tenido el control sobre su vida y que se estaba sintiendo fuera de control. Esta es su forma de controlar la situación o esta clase de mierda. —Samuel solía decir, “ella tiene la vagina, ella hace las reglas,” y Samuel era un maldito trasero listo.

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—Kieran. Mi amor. Ve hacia ella. Búscala y nunca la dejes ir.

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—Rezaré en silencio por irme antes que ella.

Reí con ganas ante esa opinión, mejor, si bien momentáneamente. — Diablos, ¿no es esa la verdad? —Palabra —dijo Bert y rió aún más fuerte. —Te amo, Bert. Tan condenadamente mucho. —Bueno, no vas a amarme cuando te diga lo que sé. Mientras nuestras risas se desvanecieron, supe que no me iba a gustar esto. —Continúa. —Prométeme que no le harás daño. No aquí. No hoy. —¿Entonces, es acerca de Walt? Sus ojos contenían la respuesta. —Lo oí por casualidad hablando en su oficina tarde anoche. Él no tenía idea que yo estaba aquí. Él estaba hablando con Blake. Megan estaba en su hogar de acogida cuando tenía 16 o 17. Él estaba diciendo que ella lo quería. Que ella se ofertó a él. Fue a él presionando su cuerpo contra el suyo y que él frotó sus senos una noche. Se sintió mal y acabó diciéndole a su esposa. Aparentemente… Antes de que la mentira se detuviera, encontré toda la energía que había faltado por los últimos siete días y eché a correr sobre mi escritorio en una suave zambullida. Según mis cálculos, estaba yendo a tener a un tipo de 45 años enganchado a la pared en cerca de siete segundos. La voz de Bert hizo eco en algún lugar detrás de mí pero, perdido en el momento, presté ninguna importancia. Furia ciega. Había oído de esta antes, pero nunca experimentado. Así era. Duane me vio pasar volando por su oficina porque me gritó, también. A él no le gustaba Walt Brown más que a mí.

Una malvada carcajada se formó en mi pecho mientras saltaba arriba de su escritorio y embestía contra él… sin olvidar que él era casi veinte años mayor que yo. Con una mano, agarré su cuello, empujándolo contra la pared. Mi gancho izquierdo lo consiguió primero, luego disparé con un golpe poderoso de derecha. —Kieran. Juro por Dios, yo no lo hice. Yo amaba a tus padres —dijo, sus ojos no enfocaban bien.

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—¡Kieran! ¡Para! —Él gritó levantado una mano hacia mí.

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Cuando rodeé la esquina, el maldito tenía sus pies sobre su escritorio —el viejo escritorio de mi padre— riendo acerca de algo. Cuando sus ojos encontraron la furia en los míos, dejó de reír y sus ojos se agrandaron… con miedo.

¿Qué demonios? Eso detuvo mis pasos. Mis manos cayeron a mis lados, mi boca cayó abierta y mis cejas se dispararon abajo al pensar lo que él recién había dicho. Walt se balanceó y el dolor irradió a través de mi mandíbula mientras mi cabeza giraba a los lados. ¡MIERDA! —¿Kieran? —Duane gritó detrás de mí, y sin pensar, agarré a Walt de nuevo. —Ese golpe fue para mi satisfacción. Este es por Megan —apreté mis dientes, y aterricé otro golpe en su rostro. —¡Ella avanzó sobre mí! El golpe a su estómago debería haber sido más duro. —Eso es por mentir, tú, lamentable pedazo de mierda —escupí, continuando con un uppercut22—. Y eso fue por faltar el respeto a mi madre y Kat. De pronto Duane me empujó de pecho contra la pared; mi mejilla golpeó el marco de un cuadro y la sangre se diseminó por la pared. No había forma en el infierno que yo hiriera a Duane, entonces no me resistí. —¿Qué demonios está pasando? —preguntó Duane en mi oído. Dos fornidos oficiales de seguridad del primer piso entraron volando, me miraron luego a Walt. Después apunté a Walt, quien aún no se había levantado después de arrugarse en el piso, ellos lo flanquearon. —Sáquenlo de aquí —siseé, escupiendo sangre. —Llamen a la policía —murmuró Walt tratando de pararse sobre sus piernas inestables. Tomé cinco pasos medidos hacia él y se acobardó. —Sí. Por favor, háganlo —dije en un tono amenazador, literalmente gruñendo.

Ian, uno de los oficiales de seguridad, tocó mi hombro. —Sr. Scott, por favor. Con todo el debido respeto, déjenos encargarnos de esto. Ellos literalmente debieron quitar mis manos de su camisa. Yo quería matarlo. Luego las manos más delicadas tocaron mi bíceps. 22

Golpe en boxeo: gancho adelantado.

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Liberándome del agarre de Duane, cargué de nuevo, agarrando su camisa con mis dos puños. —¿Luego de la mierda que dijiste acerca de mis padres? Oh, la policía será contactada, tú, idiota bueno para nada.

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Sus ojos llenos de temor encontraron los míos y él escupió sangre hacia mí. —A la mierda esto. Olvídalo.

—Vamos, K —Bert dijo y me sentí mal por no honrar mi promesa hacia ella. —Lo siento —dije—. ¿Duane, oíste lo que dijo? ¿Lo oíste? La cabeza de Duane subía y bajaba. —Lo hice, hijo. ¿Estás bien? No quise estamparte contra la pared así. Sonreí hacia el lado de mi boca que no dolía. —Eres bueno. Lo merecía. Después de retornar a mi oficina, agarré mis llaves, escribí a Kat acerca de lo que recién había sucedido y me largué al demonio. *** Cuando aparqué mi motocicleta en Links, había ya una fila de chicas escasamente vestidas chillando mientras yo caminaba a zancadas pasando hacia la puerta del frente. Consíganse una puta vida. —¿Qué demonios te sucedió? —preguntó Todd al minuto que me vio. Eludí la respuesta con la mano. —Riesgos del trabajo, compañero. —¿Walt? Asentí. —Él se fue, sin embargo. Larga historia. Me alcanzó una helada de detrás del bar. —¿Hablaste con ella? —No. ¿Dónde está Wink? debería.

—La cerveza bajó más suave de lo que

Todd movió su cabeza hacia la habitación trasera, y me dirigí atrás. —¿Estás dejándonos, no? —él preguntó. Asentí. —Sí. Es hora.

—Sí. Carolyn me pidió que comenzara —dijo, rodando sus ojos, y yo sólo sonreí más grande. —Ah, Wink. El poder de la vagina —reí, y él arrojó el teléfono sobre su escritorio—. Ella puede esperar. Pero… bastante y jodidamente poderosa, K. ¿Qué pasa en tu mente? ¿Y qué le sucedió a tu rostro? —Larga historia. Walt se fue. Para siempre. No hay vuelta atrás.

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—¿Estás texteando? —pregunté con una sonrisa.

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Wink estaba sentado en su escritorio, teléfono en mano y parecía estar testeando.

Wink asintió. —Eso es bueno. ¿Qué pasa con tu chica? Me encogí de hombros, tratando de actuar como si yo no sintiera aquel ácido que había sido vertido sobre mí desde la cabeza a los pies… el dolor que ella no estuviera aquí no era factible… no vivible. —Ruthie me pidió que le diera tiempo. Y estoy tratando pero no sé cuánto más pueda darle. Ella ha estado en casa de su padre. —¿Con él? —preguntó Wink, con shock enlazando su tono. —Diablos, no. Él está fuera del estado por seis meses. Después de eso, voy a negociar una casa a mitad de camino por otros seis. —¿Ella está de acuerdo con eso? Me encogí de hombros de nuevo. —No lo sé. —Miré fijo a Wink, mi cuerpo insensible de sentimientos—. La amo, Wink. Él se acercó a mí y no quería ser tocado, pero tenía el presentimiento que él iba a hacerlo. Colocó sus manos sobre mis hombros y demandó mi atención. —Sé que lo haces, Kieran. No estaba seguro cuando o si te sucedería pero sabía que cuando pasara, caerías duro. Caíste más duro de lo que alguna vez imaginé. Ella es una chica afortunada. Putas lágrimas escocían mis ojos. —¿Qué si ella no regresa? —Bueno hijo, tienes dos opciones. Puedes levantarte como el hombre que sé que eres, o puedes ver si esa nueva compañera terapeuta está interesada en ti. Wink en realidad guiñó y pienso que fue intencional, luego me abrazó y, extrañamente, lo abracé también. Gracias a Dios esa lágrimas no cayeron, porque hablando del poder de la vagina.

Me empujó hacia atrás. —¿Sabes lo que esto le hará al negocio? — preguntó, rompiendo en una sonrisa. —Lo siento. No quiero nada que le cause inseguridad a ella y además, ya no quiero más esto. Quiero mis noches con ella. La firme palmada en mi espalda me condujo a pensar que él entendía. —¿Puedes al menos irte por la puerta trasera, así ellas aún entran?

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—Sí. Debo hacerlo Wink…

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—¿Estás aquí para decirme que estás renunciando, no?

Reímos mientras regresábamos fuera al silencioso bar y miré en torno al lugar que se sentía como el hogar. Cambios eran buenos… ¿no? Al día siguiente, no fui a trabajar. Estaba mentalmente preparándome para mi cita de terapia y la posibilidad de correr hacia ella. Quería cancelar, pero estaba a dos citas de estar listo. La realidad de su no regreso estaba instalada y había decidido que iba a seguir adelante o tomar un extenso viaje o algo. Mierda, cualquier intento de hacer que el dolor disminuyera. —Kieran —Dale dijo desde donde ella solía pararse en el pasillo. Su auto no estaba en el estacionamiento y entonces mis probabilidades de tener una visión de ella eran bastante nulas. Aumenté la energía para pararme y puse voluntad a mis pies hacia él. —Hola, Dale. —Entra de vuelta —dijo él y lo seguí a su oficina pero estudié su puerta cerrada cuando entré. —¿Cómo está yendo eso? —preguntó mientras yo caía en la silla. Su oficina era más fría que la de Doc Bland. —Oh, está yendo. Él cruzó su pierna sobre la otra como si no tuviera pene. —¿Qué sucedió desde la semana pasada con el Sr. Brown? Después de rascar mi cabeza, respondí—: Bueno, Kat y yo nos reunimos con el detective principal y él reabrió la investigación. Nunca estuvo cerrado realmente pero verifican lo que Walt insinuó. —Bueno. Eso sería lindo.

de

alguna

manera

—No — rápidamente respondí, cerrando mis ojos mientras el dolor de oír su nombre resucitaba—. A menos que tengas algo para decirme. Él sostuvo sus manos en alto. —No. Ella no ha estado en toda la semana. —¿Está bien? —pregunté.

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—¿Quieres hablar de Megan? —preguntó, precavidamente con una ceja fruncida.

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—¿Lindo?

—Creo que sí. Encargándose de algunas cosas. ¿Estás enamorado de Megan? Wow… sólo lancemos esa mierda fuera. Pausé sólo por un momento antes de responder. —Sí. —¿Y ella te ama? —Sí. Él descruzó sus piernas pero las volvió a cruzar. —Desearía haber podido evitar que supervisor.

todo esto sucediera como su

—Esto era imparable. No hay nada que podrías haber hecho. —Mi cuello estaba tenso y lo hice sonar a ambos lados. —Podría haber intervenido más pronto. Tal vez no dejarte verla el día que tú lo pedías. Reí a todo pulmón y miré fuera de la ventana. —¿Qué es tan gracioso, Sr. Scott? Mi sangre comenzó a hervir a fuego lento. —Nunca más me llames Sr. Scott. Y Dale, no me habrías detenido ese día tampoco. Nadie podría detenerme de llegar a ella. —Entonces ¿qué demonios está deteniéndote ahora? —Su tono estaba lleno de disgusto. Disparé fuera de su duro sofá y él se encabritó hacia atrás un poco, sosteniendo su brazo para detenerme de ir hacia él. —¡Yo estoy deteniéndome!

Él asintió, elevando sus cejas. —Bueno, creo que es genial que estés diciéndome algo así amigo, pero realmente yo no tengo nada para ofrecerte. Piensa en grande, chico listo. Piensa más allá de tus puños que estás apretando mientras me mides. Seguro, podrías patear mi trasero.

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Me cerní sobre él, molesto porque me estaba presionando. Mis manos dolían por envolverse en su escuálido y pequeño cuello. —Vete a la mierda, Dale. Toda su vida, la gente la ha abandonado o herido. Tampoco lo voy a hacer; sólo estoy dándole espacio. Estaré aquí para ella no importa qué. ¿Y qué puta diferencia hace eso? No hay otra mujer para mí. Esperaré… el tiempo que tome. Soy suyo.

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Él dejó su bloc de notas a un lado y se quitó sus anteojos. Luego hizo un paso más para igualarme. —¿Por qué? ¿Tienes miedo?

¿Qué va a hacer eso? ¿Va eso a conseguirte a tu chica? —Él sacudió su cabeza como si yo fuera la persona más tonta alrededor—. No. Lo sabes y lo sé. Entonces sólo hierve a fuego lento tu trasero y escúchame. No retrocedí siquiera una pulgada. —¿Alguna vez cruzó tu mente ir tras ella? ¿Sabes, como en las películas? Oigo de chicas que sacan a relucir esa mierda. Él descruzó sus piernas en realidad se sentó como un hombre por una vez, con una idea de una sonrisa. Yo quería sonreír… pero sonreír significaba tener esperanza. ››¿Kieran? Mis ojos volaron a los suyos. —Ve a buscar a tu chica —él rió al final. Di una mirada a mi reloj. Aún nos quedaban treinta minutos. Mi ceja se bajó mientras pensé en esperar por otra media hora.

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—Puedes ir. Nuestras sesiones han sido interrumpidas por algo más importante. —Inclinó su cabeza hacia la puerta y una lenta sonrisa se arrastró por todo mi rostro. Treinta minutos es lo que podría tomar llegar hasta ella. Cuando pasé disparado ante Dale, él sostuvo su mano para chocar los cinco. Tan juvenil como eso pareciera, abofeteé esa mano y corrí.

50 Megan Traducido por Guga Corregido por Briggitte

—He estado esperando por ti —dijo Vivian, abriendo la puerta antes que yo pudiera tocar. No estoy segura de con quien estaba yo enojada acerca de toda esta cosa de Kieran, Joe y Vivian. ¿Cómo podía haber vivido con ellos por dos años y no saber que Kieran existía? Nunca lo conocí. Nunca hablé con él. Nunca lo vi. —Hola. —¿Te gustaría entrar? —Sólo tengo un momento. Estoy reuniéndome con Joe en una hora en la corte de justicia. —Yo no podía recordar siquiera estar enfadada con Vivian antes. La verdad es, no estaba enfadada-herida, si ellos realmente me tendían una trampa. —Está bien. ¿Qué pasa por tu mente, cariño? —preguntó, saliendo al pórtico.

Wow… —¿Por qué no me dijiste? Vivian apuntó al escalón frente a ella. —Siéntate —ordenó, y lo hice—. Kieran vino aquí la noche que te llevó a tu casa, a esos apartamentos. Estaba preocupado por ti. Quería conseguirte otro auto. Eso fue probablemente cuando me di cuenta… cuando vi que estabas comenzando a importarle. Había una mirada protectora en sus ojos. Le advertí a Joe esa noche. Le dije que estaba jugando con fuego. Pero ese maldito hombre cabeza hueca no pensó que te gustaría Kieran —rió.

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—Sí.

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—Cuando pasé a preguntarte todo acerca del auto, ¿sabías entonces que era de Kieran?

¿Cómo podía a alguien no gustarle Kieran? Sacudí mi cabeza y la miré con ojos confundidos. —Exactamente —ella continuó, con una sonrisa elocuente—. Yo sabía que necesitabas a alguien exactamente como Kieran. Pero no iba a interferir para que consiguieras el trabajo y Kieran estaba yendo a terapia ahora como se ordenó, entonces las cosas estaban… en marcha. Dejé salir un largo suspiro. —Necesitas saber que Kieran no sabía tampoco, cariño. Él vino a mí la semana pasada. Después que habías descubierto cosas. Le dije básicamente lo mismo. Él estaba tan en la oscuridad como tú lo estabas. No feliz con eso pero más infeliz porque tú fuiste herida por esto. El dolor en mi corazón era casi intolerable. El momento para ver a Kieran había llegado. Necesitaba hacer las cosas bien si él aún me quería. Había querido quedarme escondida toda mi vida, este era mi hora de brillar y finalmente ser feliz. Tan duro como era hacerme creer que lo merecía… Después de ponerme de pie, me coloqué de manera que tapara el sol de su rostro así ella podía verme. —Vivian. Eres lo más cercano a una madre que tengo. ¿Necesito saber si me apoyarías y aprobarías que yo salga con tu ahijado? —Dos cosas —dijo ella, parándose también—. Primero. Necesitas saber que la razón por la que Kieran no tenía el control de su dinero hasta recientemente era porque la gente pensaba que él había asesinado a sus padres por dinero. Todo estaba puesto a nombre de Joe hasta que Kieran lo tomara. Kat, su hermana recibió su parte pero Kieran no quería nada que ver con ese dinero. Yo todavía pienso que él lo devolvería todo por un día con ellos.

Su mano ahuecó mi mejilla y lágrimas estaban al acecho. ››Sé exactamente lo que él ve en ti. Tú simplemente tienes que ver eso y creerlo también. ››Ve hacia él, Megan. Permítele amarte.

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—La segunda cosa es. —Ella pausó—. Kieran podría ofrecerte el mundo, Megan. Sé que hacer frente al hecho de quien es él podría ser difícil. El hombre nunca ha encontrado nada que pudiera resistir o rechazar. Hasta vos.

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El maldito tornillo alrededor de mi corazón giró otra muesca pero me prohibí perder otro segundo llorando.

Yo simplemente asentí. *** Conduje ansiosamente hacia la corte de justicia, preguntándome si iba a ser despedida. Sólo había perdido una semana de trabajo y había cancelado y reprogramado todas mis propias citas, entonces no había totalmente desertado. El estacionamiento estaba lleno tuve que estacionar en un medidor. Luego de cruzar la calle imprudentemente, pasando por seguridad y subiendo al elevador a la división de Joe, ofrecí a su asistente una sonrisa tentativa. —Buenas tardes, Megan. Joe está esperándote. Continúa al fondo. Cuando abrí la puerta, el juez se sentó en su escritorio en una gran silla de cuero negro detrás de su enorme escritorio de caoba. —Buenas tardes, Megan. —Hola, Joe. De pronto, la silla frente al escritorio giró y Andrew se sentó con una sonrisa. —¡Megan! —gritó, tan fuerte que lo hice callar sólo un poco. Pero la sonrisa en su rostro y su limpio aroma a algodón empujaron todas las preocupaciones de mi cabeza mientras él corría a mi lado y me estrellaba contra suyo. —¿Cómo estas, compañero? —Mejor. ¡Me dispararon! —dijo excitadamente. —Lo sé. Estoy muy feliz que estés bien. Y nunca, jamás queremos que te suceda de nuevo. Tienes que prometerme que darás lo mejor de ti, ¿está bien?

Él se estiró un poco más. —Lo sé. —Quería decirte algo, Andrew ¿está bien? Él asintió. —Sé que ahora mismo no estás viviendo con tu madre. Pero sé de hecho que ella está trabajando realmente duro al intentar recuperarte. —Sabía de corazón que eso era una mierda pero él no necesitaba saber nada

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—Lo sé, cariño. Y él te cuidará por siempre. Te ves como un chico mayor en tus pantalones de vestir y camisa.

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Él asintió. —Mi hermano fue a quedarse con Dios.

distinto—. Mi padre, Andrew. Él hizo algunas cosas que no estaban bien. Y yo encontré algunas familias realmente geniales mientras no estaba con él. Y no sé dónde estás ahora mismo pero te apuesto que ellos te amarán. Otro asentimiento. —Ellos son blancos. Reí nerviosa. —Incluso mejor —reí—. Yo estuve ubicada con tres familias negras y eso me enseñó mucho, cariño. —Ellos son realmente agradables. —Y sabes que, eso es todo lo que importa. El color de la piel de alguien no debería importar para nada. Quiero decir… mírate y mírame. —Sostuve mi brazo cerca del suyo—. El hermoso marrón y blanco cremoso contrastando, como debería. Y no debería importar si ellos son ricos o pobres tampoco. Si ellos te aman, déjalos amarte —dije, y comencé a llorar—. Todo depende en cómo te traten. Y este hombre aquí mismo — dije, señalando al juez Joe—, a él es a quien debes decirle si hay un problema. Los ojos de Joe se suavizaron mientras rodeaba la esquina de su escritorio y amablemente descansaba su mano sobre mi hombro, luego frotó mi espalda y yo podía sólo asumir confortarme. —Sherri, su trabajadora social está esperando —dijo él con su profunda voz que demandaba atención. La cabeza de Andrew asintió. —¿Te veré? Me encogí de hombros. —No lo sé, compañero. Tal vez aquí en ocasiones. Pero siempre estarás aquí y aquí —dije, señalando a mi cabeza y corazón. Entonces Andrew lanzó sus brazos alrededor de mi cuello y me abrazó fuertemente; mientras dejaba la sala del juez, Andrew me lanzó una señal de te amo… y yo se la lancé de regreso.

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Cuando volví a mi auto, miré a la pila de ropas que había arrojado sólo en caso que las necesitara. Mis Converse sobre la pila me hicieron sonreír y decidí… que era la hora.

51 Kieran Traducido por guga Corregido por Briggitte

Mientras cambiaba el aceite en mi motocicleta, traté de pensar acerca de donde más ella podía estar. La casa de su padre era el único lugar que yo conocía para ver y ella no estaba allí. O estaba en lo de Tom, lo cual de sólo pensar en ella estando ahí sacaba la ira fuera de mí. Mi teléfono sonó y salté por él. —¿Hola? —Kieran. El detective Hensel. Oye, sí, nosotros, uh, sólo queremos hacerte saber que hemos reabierto el caso sobre tus padres. —Siempre que no sea parte de su investigación, eso es genial. Tal vez si Walt Brown habría sido sospechoso no los habría tenido a Uds. idiotas con sus ojos puestos sobre mí.

El aceite se derramó en mis manos. —¡Diablos! —Apreté los dientes y lancé la maldita llave inglesa, enviándola volando a través del garaje, golpeando con ruido sobre mi compresor de aire de metal. Luego agarré una toalla, limpiando la suciedad.

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Movía mi mandíbula de atrás hacia adelante, oyendo las palabras de Walt una y otra vez en mi cabeza. ¿Alguna vez los detectives habían considerado a Walt Brown? En los dos años que pasaron él podría haber garantizado que toda la evidencia fuera destruida. No había entrada forzada en la casa, se le habría permitido la entrada con facilidad. Y pensar que, cuatro años previos a eso, él había tenido sus manos sobre Doc.

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Finalicé la llamada con el click de un botón.

—¿Sr. Scott? Impactado, giré y ahí estaba Doc. Con un pequeño par de shorts hechos de un pantalón, una camiseta y esas malditas zapatillas Converse. Sus ojos estaban bien abiertos y contenían preguntas innecesarias. Bajé la vista hacia mis sucios jeans con manchas de aceite, y mis malditas botas eran mi par más viejo. Mi pecho estaba jadeando mientras la miraba fijo. Los vacilantes ojos grises que yo amaba tomaron todo de mí y se lo permití. Yo estaba haciendo lo mismo. Si ella me aceptaba de nuevo… si ella estaba aquí para quedarse… ella iba a comer inmediatamente justo después de acostarla y tomar hasta la última pulgada de ella. —Doc —Apenas salió, y me sentí débil. Una ilusión, un truco de la mente, una falsa ilusión, una fantasía ¿era eso lo que parecía? Había sólo una manera de asegurarme que ella en realidad estaba aquí, y eso era tocarla. Pero le había dado esa distancia para resolver las cosas… esperaría por su señal. La paciencia nunca había sido una cualidad que desarrollé. —Lo siento —dijo ella—. Te amo, Kieran. Y…

—Kieran —susurró. —Megan. Escúchame. Toda mi vida he sido capaz de alejarme de cualquiera que alguna vez conocí. Pero Doc, juro por Dios, esta semana podía apenas arrastrarme sin ti. Te quiero. Te necesito. Haces que mi mundo gire. —Kieran. Te amo y necesito, también.

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Se quejó en mi boca y envolví un brazo alrededor de su cintura, asegurándola cerca de mí. La calidez de su boca, el dominio de su lengua fue todo lo que necesité. Ralentizando el beso, picoteé sus labios, luego la miré fijo. ¡MIERDA! Manchas de aceite negro cubrían su rostro donde mis manos habían tocado. No había pensado que ella podía verse más bonita pero lo hacía.

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Exactamente siete pasos son los que tomé para llegar a ella, ahuecando su hermoso rostro en mis palmas y estampando mi boca en la suya. Sabía y nunca olvidaría el tipo de beso que le gustaba, pero esto era recuperar lo que una vez fue mío, y que ella no olvidara que mi boca le pertenecía a ella también. Su beso me resucitó después de los últimos siete días sin ella.

Luego de agarrar su mano y comenzar a guiarla hacia el garaje, ella se resistió. Miré hacia atrás a ella. —¿Qué? —¿Dónde estamos yendo? —Estoy llevándote a la casa, a nuestra cama y luego voy a enterrarme tan profundo como pueda conseguir dentro de ti. Las comisuras de su boca subieron mientras un visible escalofrío la sacudió de la cabeza a los pies. —Espera. —Ella alzó un dedo. Yo no esperaría mucho. Sabía lo que quería y no había vuelta atrás. Ella abrió su boca pero no salieron palabras, estaba notablemente sacudida por mi plan. —Hablar está altamente sobrevalorado como medio de arreglar nada — dije y tomé sus piernas por debajo suyo mientras ella reía nerviosa. No había nada gracioso para mí. Una vez en la cocina, la senté sobre la encimera mientras lavaba mis manos, también humedeciendo una toalla de papel para limpiar su rostro. Después de secar mis manos, la levanté de nuevo y caminé hacia la mesa del comedor. —Agarra el papel —dije y ella lo hizo. Los resultados de mi análisis de sangre probando que yo estaba limpio. Ella dio una mirada al papel luego lo arrojó por sobre su hombro, sonriéndome.

—No uses esos shorts si no estás conmigo, nunca más. —Ordené con una mueca torcida. —No pienses que ese gran pensamiento no entró en mi ropa cuando vine aquí. Sonreí más grande. —Me tienes con las Converse blancas desde hace tres meses. —Tuve mi período —dijo ella, como si eso me detendría de estar con ella.

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Luego de despegarme de mi camisa y desabrochar mis jeans, comencé sobre su ropa.

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Finalmente en la habitación, la acosté cuidadosamente sobre la cama; lamentablemente, no pensé que sería necesariamente con cuidado. No la heriría, sabía eso, pero iba a dejarle en claro que ella era mía. Que nunca podría dejarme de nuevo. Ni emocionalmente, ni físicamente. Si se enfadaba, podía azotar puertas y hacer mohines todo lo que quisiera, pero geográficamente hablando, estábamos quedándonos bajo un mismo techo.

Poniéndome derecho, la miré fijo. —No me importa, Megan. Quiero estar contigo independientemente de eso. Su rostro se arrugó. —¡¡¡Asqueroso Kieran!!! No lo tengo ahora. Lo tenía. —Eso no habría importado, te lo estoy diciendo ahora mismo. Ella cubrió su rostro con una expresión arrugada. —¡No hay modo en el infierno! Me incliné hacia abajo y gentilmente mordí el interior de su muslo. —Por favor dime, ¿cómo está yendo la terapia? —preguntó ella. —Él me dijo que necesitaba hacerle el amor a mi anterior terapeuta y estaré curado. —¿Es así? —rió nerviosa mientras yo trabajaba sus sexis shorts sobre sus caderas, exponiendo un par de negra, ropa interior de encaje que yo había comprado para ella. Aún de pie, tracé a lo largo de la seda, deslizando bajo esta y encontré su centro, luego con un dedo me sumergí en ella. La calidez y humedad sólo me puso más duro. Agarrando los lados de sus bragas, tiré, fácilmente desgarrando el encaje. —¡Kieran! —gritó—. ¿Es tan jodidamente duro quitarlas? Amaba esas. Agarré sus caderas y tiré de ella hacia el borde de la cama. —Te compraré más, y cuida tu puta boca.

Mi dulce chica estaba jadeando y yo ni siquiera la había tocado, realmente. Aún de pie, comencé a pujar dentro de ella… lentamente y deliberadamente. Podía sentir todos y cada mueca, marca y cresta de su suave, caliente, húmeda piel. Y cuando no pude ir más allá, sólo tan lentamente me tiré hacia atrás fuera, sucumbiendo al más dulce placer conocido por el hombre. Doc era en cierto sentido consiguiendo mi virginidad tanto como que yo nunca había estado dentro de una mujer sin una barrera.

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—No soy un hombre egoísta, Megan. Pero esto va a ser por mí. Te necesito ahora. Te necesito rápido y voy a acabar dentro de ti. Cuando termine, prometo, me encargaré de ti. Y cuando me haya encargado de ti sexualmente, prometo me encargaré de ti en cualquier otra forma que necesites.

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Sus ojos caídos y su perfecta boca formando una “O” mientras me colocaba en su entrada.

Y jodidamente celestial era la mejor manera de describir esto. Golpe tras golpe, su cuerpo continuaba rindiéndose a mí y yo sabía que no había posibilidad para mí de estar sin esta mujer. Avergonzado por la cantidad de tiempo que me tomó alcanzar el punto de no retorno, decidí que no había manera que yo fuera allí sin ella. Entonces con mi pulgar, comencé a frotar su dulce punto y sus ojos volaron abiertos, sin esperar esa estimulación. —Kier-an —susurró—. Eso fue para ti, ¿recuerdas? —Su pequeño cuerpo se retorció contra mi mano, empujando arriba hacia mí. —No es más un yo, bebé… es un nosotros ahora. Un nuestro. Cuando halo su cabello y luego estiró sus brazos sobre ella. Supe que yo nunca había visto una criatura más hermosa en toda mi vida. Teniéndola reviviendo contra mi toque era un subidón que lo consumía todo, y no había intención de bajar. Luché duro por aguantar en dejarme ir… pero cuando la sentí comenzar a apretarse alrededor de cada pulgada de mí, mientras observaba su rostro completamente deshaciéndose, y cuando una lenta mueca rasgó su garganta y escapó de su boca apenas abierta, yo, por primera vez, me aflojé completamente dentro de ella… disfrutando cada pulsación. Cada parte de mí fue utilizada… Todavía dentro de ella, me coloqué a su lado no queriendo romper la conexión física que había extrañado. Su mano se colaba lentamente a través de mi cabello y besaba sutil mi frente. Yo no había comido y dormido, y mis brazos era todo lo que sin embargo necesitaba. La acuné tan cerca como era físicamente posible y cerré mis ojos. —¿Kieran? Mis ojos lentamente pestañearon, dándose cuenta cuando sentí la palmadita.

—Lo siento. —dije, empujándome perezosamente de ella—. ¿Te hice daño? —No. Amaba tenerte cerca de mí. Sólo necesito hacer pis no podía respirar.

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Roté mi cabeza alrededor para encontrar mi ángel pegado cerca de mí por la mitad de mi cuerpo y mi brazo.

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—¿Bebé?

Ambos nos carcajeamos y ella se alejó de mi lado, dejándome ahí solo mientras corría al baño. Enganché mi teléfono del bolsillo de mis jeans y marqué. —Entregas. —dije—. Quiero ordenar tres pizzas de pepperoni. Doc sostuvo en alto tres dedos mientras regresaba y pronunciaba el tres con cejas fruncidas. —¿Treinta minutos? Perfecto. —Arrojé el teléfono sobre el vestidor y palmeé la cama donde ella se enroscó a mi lado. —¿Por qué tres? —se acurrucó en su lugar bajo mi brazo. —Porque estoy hambriento y tú necesitas comer y planeo mantenerte en la habitación por un tiempo. Su pequeña risita nerviosa me trajo diversión. —Tengo que trabajar Sr. Scott. Como rodé hacia ella, nuestras piernas inmediatamente se enredaron. —No, hoy no, y quiero hablar contigo acerca de eso. Programemos todos tus clientes en un solo día así el resto de los días eres mía. Ella sacudió su cabeza. —Estás loco. ¡Tú tienes trabajo también! ¡En un maldito y caliente traje y corbata que yo no quiero, toneladas de chicas mirándote, pero ahora estás pegado en las revistas! —Cariño. Hablé con la revista hace tres días. Vamos a hacer unas fotos en dos días… para hacerles saber que estoy fuera de mercado y completamente ocupado. Se empujó lejos de mí. —¡No lo hiciste!

—Kieran… —Susurró con una pequeña sacudida de cabeza—. Yo, también, quiero ser sólo tuya y quiero que tú seas sólo mío. Pero el mundo ni tiene que saberlo. Sólo tú y yo. Soy tan, tan, tan, el opuesto de lo que tú has sido toda tu vida. Yo siempre quise mezclarme. No sobresalir, y tú estás pidiéndome que salga de esa zona de confort.

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Cuando sus hombros se hundieron en derrota, me puso un poco triste. —Megan. Quiero que el mundo sepa que eres mía. Quiero que cualquier tipo que piensa que tiene una oportunidad contigo sepa que no lo hace. Y toda mi vida he tenido la atención de gente cuando entro en una habitación. No puedo decirte cuan feliz estoy de tener gente que sólo te mire a ti. Desapareceré completamente cuando entremos en una habitación juntos.

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Mordí su labio y sonreí. —Con toda seguridad lo hice.

Arrastré mi dedo abajo de su sien, a lo largo de su mandíbula, y lo presioné en sus labios para acallarla. —Sí. Es hora de que brilles. Te protegeré. Se puede hacer en tus términos o los de ellos. Lo haremos en los tuyos. Su barbilla tembló un poco antes de asentir. —Independientemente de lo que digan. Independientemente de lo que es sacado a la luz de cualquiera de nosotros. Estamos en esto juntos. —Juntos —ella repitió—. Eso es nuevo para mí. Siempre he sido de alguna forma de un solo acto. Tomé un largo, lento suspiro y lo soplé fuera con mis preocupaciones. En mi mente, había preparado una narración larga, versión de lo que yo necesitaba decir para hacerla quedar… para ver las cosas a mi modo… para estar de acuerdo con mi estilo de vida… pero parecía como si ella estaba contenta y deseando quedarse como estaba. Mi versión de Las Notas de Cliff sirvió23. Cuando miré hacia abajo al rostro más hermoso que había visto, no pude evitar preguntarme quién demonios habría pensado que siendo ordenado por la corte a terapia me tendría aquí hoy. —No puedes jamás ir con tu padre sin mí. —Susurré, arrastrando mi dedo a lo largo del desvanecido moretón sobre su mejilla. —Kieran. —Ella inhaló profundo luego de decir mi nombre—. No le tengo miedo. El golpe no duele tanto como el pensar en él hiriéndome intencionalmente. Picoteé su nariz. —Nunca puedes ir con tu padre sin mí. —Repetí. Sus hermosos ojos grises dieron de repente con los míos y esperé no haberla enfadado.

—Lo prometo. ¿Hay alguna otra rotura de acuerdo que debería tener en cuenta, Sr. Scott? —rió nerviosa. El pensar en alguien rompiendo nuestro acuerdo causaba que mi corazón considerara acelerarse. En el transcurso de un corto segundo, nos di vuelta, con ella a caballo y sujeté sus brazos. 23

The Cliff´s Notes: Guías de estudios [...] y notas.

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Su ceja bajó mientras sus ojos parpadearon adelante y atrás pensando.

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—Doc. No hay necesidad. Te construiré otra casa a la que puedes ir si necesitas alejarte. Pero nunca a su casa. Necesito que lo prometas.

—Doc. Eso no sería romper acuerdo, cariño. Sólo puedo aguantar una oportunidad de tenerte herida. Nunca quiero herir a tu padre y si él te hiere a ti eso sería… muy duro. —Hice sonar mi cuello de lado a lado—. ¿Qué quieres decir con rompe-acuerdos? Necesito conocer los tuyos. Ella cerró sus ojos y su pecho lentamente subió y bajó. —Si alguna vez amas a alguien más. —Yo nunca amaré a otra. —Chica tonta. Una mueca pensativa se disparó a través de su rostro. Ella estaba pensando demasiado. —La gente se va, Kieran. Incluso cuando piensas que no lo harán. Se van. Me aparté de ella, me senté al borde de la cama y tiré de ella sobre mi regazo. Adorablemente, ella se acurrucó entre mis piernas. —Escúchame. Estoy listo para pasar el resto de mi vida probándote cuan equivocada estás. No te dejaré. Jamás. Te amaré, honraré, protegeré y toda otra mierda todo el tiempo que vivas. Emoción parpadeó en sus hermosos ojos grises. —Habrá momentos malos —dijo. —Habrá una cantidad de buenos. —Podría engordar. —Entonces te tiraré de la oreja. —Guiñé. Ella rodó sus ojos y yo mordí su lóbulo. —Rompe acuerdos. —Le recordé.

—Probablemente lo mismo. Nunca quiero las manos de otro hombre viniendo cerca de ti. —Sin preocupaciones —dijo ella, pero comprender lo que ese pensamiento me hizo.

no

podía

posiblemente

—Doc. —Con mi lengua tracé hacia abajo su cuello y un escalofrío se rizó a través de ella.

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Luego de desgarrar su lóbulo por segunda vez, suavemente lo chupé con mi boca, irritado y listo para la segunda ronda.

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—No puedo pensar en nada fuera de amar a alguien más. Dime los tuyos.

—Hay algunas cosas que la terapia sólo no puede arreglar. —Chupé su cuello lo suficiente para dejar un chupón—. Mataré a alguien por tocarte. —Si marcas mi cuello como una especie de “basura blanca”, te patearé el trasero. —Me gustaría verte intentarlo. Se encogió de hombros. —Bien. Te cortaré el sexo entonces. ¡PATRAÑAS! Gateé hacia ella, la llevé a la cocina, puse un poco de hielo en mi boca, caminé de regreso a la habitación luego sostuve el hielo contra el leve moretón de su piel. Su risita me hizo enloquecer. —Te amo —dijo, tan suavemente, descansando su cabeza contra mi hombro. —Te amo también, Doc. —Kieran… Salté hacia atrás para ver su rostro. Ella diciendo mi nombre como lo dijo requería mi total atención. —Estoy verdaderamente apenada por golpearte. Nunca habría… —Sabes bebé… tengo algo más grande que puedo meter en tu boca si vas a seguir hablando y enfadándome. No tengo dudas que cerrará tu boca. Una exasperada exhalación vino de ella. —Estoy siendo seria, Kieran. —Estoy siendo serio, también. Eso no fue siquiera cercano a un golpe e independientemente, fue merecido. —Besé sus labios haciendo puchero y golpeé mi lengua sobre su suave piel.

—Cualquiera que toque a mi chica merece ser golpeado, destrozado, en realidad. —Dije mientras mis dedos rastrillaban a través de su cabello, apretando su cabeza y sosteniendo su boca en su lugar mientras mi boca le hacía perfecto el amor a esta. Sus escasas uñas patinaban hacia abajo sobre mi pecho y un gruñido creció profundo dentro de mí.

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Mi lengua disimuladamente se deslizó dentro de su boca y un eco de un gruñido vino de su garganta.

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—Nadie merece ser golpeado.

—La terapia no te ha enseñado una cosa, Sr. Scott. Voy a tener que apuntártela como infructuosa, lo cual significa que puedes tener otros tres meses más conmigo. En un rápido movimiento, me di vuelta y miré hacia abajo a ella, inseguro si ella estaba preparada para mis palabras. —Doc. Contigo… Quiero una sentencia de años de vida. Sus ojos instantáneamente se inundaron y agrandaron. —Aww diablos. No vayas excitándote y comenzar a planear mierda aún… tenemos algunos algunas cosas pendientes que hacer…

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Ella rió nerviosa mientras yo aplastaba mi boca en la suya.

Epílogo Cuatro años después. Kieran Traducido por Kmila92 Corregido por Kmila92

—Kieran. Lentamente me acerco mientras escucho la voz de mi ángel. —Bebé, es el momento. Mis ojos se amplían mientras la gravedad de sus palabras me golpea. Salto de la cama. —¿El momento? ¿Cómo el momento momento?

Me paso ambas manos a través del pelo. —¿Cómo lo sabes? ¿Te duele? ¿Estás bien? ¿Has roto aguas? Sus ojos pacientes me sonrieron más brillantes que su boca. —Estoy tensando, bebé. Todo mi estómago esta contraído pero es consistente. Como cada tres minutos. —¡TRES MINUTOS!

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—Si. Como el momento momento.

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Ella sonrío frotando su palma encima de su hinchado estómago.

Instantáneamente, me precipite con ella en mis brazos y me dirigí al coche. —¡Para! —ella rió. —Cálmate. Tengo que vestirme y quiero lavar mis dientes. Necesitamos nuestra maleta. Por favor... estoy un poco asustada y necesito que respires conmigo. ¡Joder! —Bien. Estoy respirando. Tú estás respirando —la siento abajo y palmeo su culo. —Ve a cepillarte. Yo voy a conseguir la maleta —digo más calmadamente y barro un beso sobre sus labios. Una vez que ella estuvo fuera de mi vista, corro hacia la silla para bebes del coche que estaba completamente segura. La atornillo de nuevo y casualmente camino por delante de ella para conseguir una ducha como si fuera cualquier otro día y no el día en que nuestras vidas estarán cambiando para siempre. Después de mi ducha, salgo de un salto y empiezo a secarme cuando la diviso descansando y doblada contra la cama. —¿Estás bien? —pregunto envolviendo la toalla alrededor de mi cintura. Ella asintió y liberó una profunda respiración. —Creo que tal vez deberíamos irnos. —Ok, bebé. Déjame tirar algo de ropa encima —¡mierda! Me lanzo sobre mis vaqueros y una camiseta, corro mis manos a través de mi cabello mojado y me reúno con ella en la puerta. —Esto es todo —ella dice con preguntas injustificadas en sus ojos — ¿Estás asustado? —preguntó.

—¡Vamos! —le digo perdiendo toda paciencia.

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Una mueca dolorosa se dispara a lo largo de su cara reemplazando la sonrisa que estaba allí.

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¡Aterrorizado! —No, Doc. Tu. Yo. Nuestra pequeña criatura. Nuestra aventura apenas está comenzando.

Una vez en la sala de triage24 en el hospital, mi mandíbula marcando de ida y vuelta mientras ellos la colocan en los estribos para hacer un chequeo de su nivel de dilatación. Incluso después de cuatro años de estar juntos, tres de ellos como marido y mujer, el mero pensamiento de otro hombre tocándola -incluso si era por propósitos médicos- me volvía completamente loco. Ella llega por mi mano y le ofrezco una sólida sonrisa justo antes de besar sus nudillos. Una doctora entra como si nada a través de las cortinas chasqueando sus guantes de látex. Liberé una respiración agradecido. —Hola, Sra. Scott. Voy a hacer una rápida examinación para ver si debemos mantenerte o enviarte a casa. ¿Bien? Ella asiente, mirando cuidadosamente a la doctora estando de pie entre sus piernas. Cuando la doctora la tocaba, los ojos de mi chica se cerraban y se apretaban. Cepillo un beso sobre su frente mientras ella apretaba mi mano. El chasquido de los guantes de la doctora mientras ella se los quitó, me disparó en posición vertical. —Buenas noticias. Estás en un cuatro. Los ojos de Doc parpadean hacia los míos. ¿Eso es una buena cosa, verdad? —Importa que todavía estamos dos semanas antes —pregunta ella. La ansiedad ha encontrado a mi chica.

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Triage: proceso con el que se selecciona a partir de sus necesidades de recibir tratamiento médico.

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Al cabo de una hora, Doc estaba luciendo adorable en una bata con puntos pero note que su expresión no era una de comodidad. Mi bebe estaba haciéndole daño y esto hizo que todo dentro de mi duela.

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La doctora palmeó su muslo y dijo —usualmente no hay preocupaciones cerca de las treinta y ocho semanas. Déjame admitirla —la doctora habló con la enfermera quien agarró un portapapeles.

Me incliné y beso la concha de su oreja —En toda mi vida, tú eres el mejor regalo que me hayan dado nunca. Y no importa si es un niño o una niña, seremos el mejor regalo para este bebé y él o ella será el mejor regalo para nosotros. Te amo, Doc. Ella cierra sus ojos, asintiendo con una leve sonrisa pero sopla lentas respiraciones. —Me duele, Kieran. —Lo sé bebé. Lo sé. Respira a través de ello si puedes. Y vamos a conseguir drogas si lo necesitamos. No hay que avergonzarse en eso. Ella sacude su cabeza y una enfermera entró por la puerta. —Megan. Vamos a darte algo de oxígeno, cariño. Estás sólo un poco bajo. La enfermera agarro un tubo desde detrás de la cama y desliza los dos tubos en la nariz de Doc. —¿Qué quiere decir bajo? —le pregunté. —Nada de qué preocuparse —ella dijo y se sentó junto a la cama mirando un monitor. Los ojos preocupados de Megan encuentran los míos y le guiño. —Pronto bebé. Pronto voy a sostenerlo a él o a ella. —No. Yo lo seré —ella bromeo entre respiraciones y le cepillo un beso sobre su húmeda frente de nuevo.

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Hot on the tails: expresión que significa que alguien sigue a alguien o algo de cerca.

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Ella poco a poco se da la vuelta sobre su lado y yo comienzo a frotar su espalda cuando un grupo de enfermeras entran. La doctora caliente en sus colas25. ¡Mierda!

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La enfermera apretó un botón de la máquina y una tira de papel se lanza. Ella lo rasga y sale de la habitación. Me gustaba más cuando éramos sólo yo y Doc.

—Megan. Voy a chequearte de nuevo —la doctora dijo mientras dos enfermeras la ayudan a rodarla a su espalda y poner sus piernas en las estribos. —¿Qué está mal? Puedo decir, ¿Algo está mal? La doctora chasquea sus guantes en su lugar y Doc hizo una mueca mientras ella desliza su mano dentro de ella. —Quizás un 6 —ella dijo a una enfermera y se quita los guantes. —¡Ahhhh! —Megan gritó y me disparo de nuevo a su lado mientras ella aprieta la mierda fuera de mi mano. —Megan. Escúchame, sé que tu cuerpo te está diciendo que pujes pero no estas lista. Seguimos perdiendo los latidos del bebé cariño. Necesito que te relajes y tomes algunas respiraciones profundas. Rápidamente rastrillo mis dedos a través de su pelo, obligándola a reunirse con mi mirada. —Está bien, podemos hacer esto —dijo suavemente, inhalando yo mismo tan lento cómo es posible y luego liberándolo. —Hazlo conmigo —repito la profunda respiración y comienzo a marearme. Mi novia asintió con vigor y atrajo la más profunda y larga respiración que podía. —Hay vas... —la reconforto mientras ella cierra sus ojos.

—Sr. Scott. Necesitamos que salga de la habitación, por favor. —una enfermera toca mi brazo. Me retiro lejos de su toque. —¡Megan! —grito, otra vez agarrando su rostro, obligándola a mirar hacia mí pero sus ojos rodaron hacia atrás y todo lo que veía eran blancos. Mis manos se abrieron, liberándola y su cuello inerte cayó hacia el lado.

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—¡Megan! —grito, mi corazón latiendo con fuerza en mis oídos.

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Pero tan rápido como los cerró ellos se dispararon abiertos y un gemido doloroso viene desde su garganta mientras su cuerpo entero se puso rígido. Su mirada se centró más allá de mí mientras su rostro comenzó a enrojecer como si ella no pudiera respirar.

—Mindy, llama a la sala de operaciones y que preparen todo. Diles que estamos bajando. —¡Sr. Scott! ¡Necesito que salga de la habitación! ¡AHORA! Negué con la cabeza —¡NO! No me voy. Por favor. Estaré de vuelta — después de enlazar mis dedos detrás de mi cabeza, me aparté lejos de la cama... lejos de Doc. Ruidos vienen desde mí que no puedo controlar. Esas enfermeras literalmente comenzaron a desgarrar cosas lejos de la pared y poniéndolas debajo de la cama mientras la camilla comenzó a moverse. —Muéstrenle al Sr. Scott la sala de espera, por favor. —Te amo, Doc —le susurro y sentí cada onza de felicidad y vida fugarse de mi cuerpo. Para el momento que había llegado a la sala, ellos estaban corriendo con mi esposa y el bebé no nacido abajo por el pasillo. Apoyo la espalda contra la pared y me deslizo hacia abajo. —Sr. Scott. ¿Hay alguien a quien podamos llamar por usted? —No puedo perderla. —Entiendo, señor. Por favor déjeme llamar a alguien por usted.

Mi vida podría ser alterada para siempre -podría perder la única cosa que más amo en mi vida entera y todavía la gente camina pasando la sala de espera como si todo estuviera bien.

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Cuarenta minutos después, Kat, Todd, Ruthie y Wink están sentados conmigo en la sala de espera con aún nada de noticias de qué sucedía. Estaba harto de ser tocado y acariciado por ellos. Estaba harto de contar los mismos malditos azulejos a lo largo del techo y el suelo. La televisión en mute incluso está molestando el infierno fuera de mí.

328

Obligándome a mí mismo a pararme, empujo mi celular y le marco a Kat.

—¿K? ¿Lo estás haciendo bien? ¿Puedo hacer algo? —Todd preguntó. Me volví y lo golpeé con mis ojos. — ¿Qué clase de jodido idiota pregunta eso? Si, T. ¡Estoy jodidamente genial! ¿Hay algo que puedas hacer? —grité, agitando mis brazos a los lados y Kat se puso de pie empujando contra mi pecho. —¿Qué hay de ti tomando el respiro que yo estoy tomando y dárselo a ella? ¡Ella no podía jodidamente respirar! —Kieran, cálmate —susurró Kat —Por favor. Lágrimas invadieron mis ojos y Todd cerró los suyos. —Lo siento —él ofreció abrazándome y yo literalmente caigo sobre mis rodillas. —T. ¿Por qué no puedo ser yo? —lloro cubriendo mi rostro. —¡Llévame! —K. No hagas eso. Ella va a estar bien. Es una luchadora, lo sabes. Asiento deslizando mi mano por mi rostro y me senté de vuelta sobre mis talones. Miré a Kat y Ruthie quienes estaban llorando ahora. Aspiro —Lo siento. Sólo necesito un minuto —dije poniéndome de pie. —¿Sr. Scott? —un médico masculino en bata dijo rodeando la esquina. —¿Si? —¿Le gustaría ver a su esposa y a su bebé? Wink palmea sus manos. —Hay tienes, amigo.

Ella estaba pálida, pero hermosa.

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Cuando rodeé la esquina y entré por la puerta, Doc estaba acurrucada sobre su lado, mirando un bebé como ella misma. Los grises en los que confié sobre decirme sus emociones estaban cerrados. Sus respiraciones pesadas. Respiraciones -significan vida. Y finalmente el alivio se apoderó de mí.

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—Si señor, me gustaría.

—Sr. Scott —el mismo hombre en bata susurró. —Dr. Gardner. He realizado una cesárea a su esposa. Ella tendrá que tomárselo con calma durante algunas semanas. Asiento. —No hay problema. Yo cuidaré de ella. —El cuidado de ella y de su bebé va a ser un desafío. Desafío aceptado. —Lo tengo. Esta vez, él asintió. —Muy bien. Felicitaciones. Nos dimos la mano y me volví hacia Doc. Mientras me acercaba a la cama, lo vi... a él... ella... nuestro bebé en el otro lado de la cama de Doc en una cuna transparente. Me detuve muerto en mi vía 26... paralizado por nuestra creación... intimidado por su tamaño. Una parte de mí se dio cuenta sobre los últimos cuatro años en que fui puesto en esta tierra para cuidar y proteger a Doc pero esa misión sólo creció para abarcar lo que descansaba plácidamente en la cama junto a ella. Lentamente, me moví hacia el bebé. Un gorro azul claro estaba deslizado hacia abajo sobre... su... cabeza y me pregunté si eso era un indicativo de su sexo. Entonces vi el pequeño cartelito escrito a mano que decía niño Scott. Mi corazón se expandió en mi pecho mientras fui a recogerlo. Nosotros habíamos estado de acuerdo sobre el nombre de mi padre... Oh, él era minúsculo y casi encaja en una mano.

—Ahora escucha Samuel. Tu mami quería sostenerte primero así que esto va a ser muestro pequeño secreto. Y tu aprenderás muy rápido, que mami siempre tiene la razón incluso si tú y yo somos sensatos, nosotros pretendemos que ella lo es. Sus párpados se movieron pero sus ojos no se abren. 26

Stop dead in tracks: expresión que significa detenerse completamente y de forma repentina por temor.

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Mi sonrisa era enorme en el temor de esta perfecta criatura. Tenía la nariz de Doc y besé la punta de esta.

330

—Hola, amigo —susurré hacia él mientras él gruñó con el movimiento. — Soy tu papi.

—Tienes a muchas personas esperando para conocerte pequeñín —cepillo un beso en su frente. —Tu tía Kat y Todd y Ruthie y Wink y tu primo, Andrew. Él es súper especial para tu mami. Lo sostuve apretado mientras todo su cuerpo se ponía rígido estirándose pero aún no habría sus ojos. Quería saber si los tiene gris como los de su madre. Lo tumbe junto a mi pecho. —Siempre voy a cuidar de ti pequeñín. Tienes mi palabra. Lo único que te pido es que siempre seas bueno con tu mamá. Ella lo ha tenido duro manejando las cosas y la quiero feliz. Tu sacudiste ese barco 27 y me tendrás para lidiar con ello, mequetrefe. Sus pequeños puños temblaron.

27

Rock the boat: causar problemas o un gran revuelo.

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331

¡Mierda! No estoy seguro de si era una buena señal. Un pequeñísimo gemido vino desde Doc. Me estiro sobre Sam acariciándolo hasta dejarlo al lado de su pecho... su condenada cena por los próximos meses. Sí, yo estaba celoso. Luego trepé en la cama detrás de ella, haciéndole mimos y envolviendo mi brazo alrededor de nuestro chico. Mi familia... mi futuro.

KRISTI PELTON

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Soy Kristi Pelton… autor aspirante de libros divertidos, sexys y románticos. Estoy casada con un hombre que me tolera llevar mi equipo a todas partes conmigo y tengo dos de los mejores hijos en el mundo. Tienen 18 y 15 y ellos y sus amigos proporcionan material de escritura interesante... Me encanta la comida mexicana... las patatas fritas y la salsa son un elemento básico en mi vida, así como el Dr. P! Va a encontrar a cabo que lee mis libros que soy una gran fan de Kansas Jayhawk, Oregon Duck y Cubs. Por lo general escribo sobre cosas que me encanta. Por favor, siéntete libre de ponerte en contacto conmigo en mi página de Facebook, ahora...

TRADUCIDO, CORREGIDO Y DISEÑADO

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333

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