Staff Moderadoras Key, Joss y GraciePetit

Traductoras Key

‘Laura Dyer

GraciePetit

Joss

Mónica Paola

Val Salvatore

Correctoras Key

‘Laura Dyer

Love like a Hater

Joss

MaryJane♥

karool

GraciePetit

EtziadeIngle

Mónica Paola

Bullshit.

Lexie

Isav

Karo Cipriano

Recopilación y Revisión Final Key

Diseño Hap Lapworth ♥ y Joss

Sinopsis Después de que la vida de Melanie se viniera abajo trágicamente, por fin consigue de nuevo ponerla en marcha. Ahora, ella está limpia y lista para empezar de nuevo como Melanie Wolfgang, una actriz de reparto. Ella lo tiene todo, un apartamento, un novio y no podía pedir más. Entonces, algo sucede. Su pasado se pone al día con ella. ¿Será que vale la pena arriesgarlo todo para estar con el hombre que ama, el mismo hombre que se ahoga en la cocaína y el alcohol? ¿O será que empujará su pasado detrás de ella para su propio bien, y tendrá la vida perfecta que le garantiza un futuro prometedor?

Stay with me La lluvia cae con tanta fuerza en la acera que la rocía de nuevo y provoca un efecto de niebla misteriosa por encima del suelo. Pesadas nubes bloquean completamente la luz del sol y no dan ninguna señal de que aclare pronto, ya que solo empieza a llover más y más fuerte. Es, definitivamente, un día para quedarse en casa. Dejo que las cortinas largas, blancas y delgadas caigan sobre el suelo causando un fuerte crujido como el de un trueno, y con él, el serpenteo de un relámpago en el horizonte de la ciudad. Los hombres de la mudanza entran y salen del apartamento, trayendo piezas sobrantes de muebles que no pude soportar separarme de ellas, cajas llenas de ropa y otras de mis pertenencias. Un diseñador de interiores había equipado el apartamento para mí, así que estaba casi listo cuando llegué. Me acerco al sofá de color verde lima y me siento mientras observo mi nuevo hogar. Se siente mucho más grande que cuando vine a verlo hace unas semanas, como si mis pensamientos hicieran eco. La combinación de colores es todo blanco y negro, en su mayoría, paredes pintadas de blanco con la mitad cubiertas por un lujoso papel tapiz. Las pocas piezas de colores vivos que hay son la de los muebles, y los accesorios destacan por el blanco. Sin embargo, el apartamento todavía se siente frío y vacío, como un programa de casa solo en exhibición, elegante pero no acogedor. Mis pensamientos son interrumpidos por un ruido. Miro por encima del sofá hacia el pasillo y veo un bulto de porcelana rota, esparcidos por el suelo de madera. El hombre de pie con la, ahora, caja vacía en sus manos está congelado por la sorpresa. Me mira; todo el color desaparece de su rostro mientras mis ojos se estrechan hasta parecer rendijas, forzándolo a decir algo. —Señorita Wolfgang, lo siento. No fue mi intención. Si hubiera sabido… lo siento, lo siento tanto. Se enreda con sus propias palabras en un intento de aclarar todo. —No te preocupes, solo déjalo. Mis palabras salen con frialdad y mi expresión facial es ilegible. Veo al gran hombre calvo como un león observa a su presa mientras se seca

las gotas de sudor de la frente y hace una rápida huida por la puerta principal. Que idiota, ¿no se dio cuenta de la advertencia de “Este lado hacia arriba” impresa alrededor de la caja? Claramente eso habría sido demasiado trabajo para él. Cuando terminan de traer las cajas, me hacen firmar unos documentos y luego se van, cerrando la puerta con fuerza. Es de tarde pero el clima de invierno hace que se sienta incluso más tarde porque ninguna luz natural puede abrirse paso a través de las ventanas. Agarro una caja de cartón vacía del pasillo y empiezo a limpiar la vajilla rota en el suelo, tratando de no cortar mis dedos con los bordes afilados. Puedo oír a alguien arrastrando los pies fuera en el pasillo antes de que un fuerte golpe casi sacuda la estructura de la puerta. Me levanto lentamente y paso las manos por mi cabello antes de abrir la puerta. Al instante, el dulce aroma de las orquídeas en sus manos me golpea como una ola gigante estrellándose contra las rocas. Él realmente es un regalo para la vista. Le sonrío mientras me entrega las flores de color rosa brillante, sonriéndome de vuelta como el gato Cheshire. —Bienvenida a Nueva York —dice fríamente en su acento extranjero. —Ben. Le sonrío. En este momento, su rostro es el único que me complace ver. Da un paso hacia la puerta, tirando de mí en un tierno beso antes de irse a explorar mi nuevo apartamento. Ben es originalmente de Londres. Todavía conserva un apartamento allí; pero reside permanentemente en Nueva York. Él es cantante, compositor, y productor, nos conocimos en el club donde estaba actuando en Los Angeles, hace un año y medio. No es un modelo masculino, pero tampoco es feo. Está alrededor de los 1,82 metros, tiene el pelo corto y rubio, ojos azules que hipnotizan, y una de las sonrisas más genuinas que he visto en años, en general es terriblemente guapo. También hay algo más que Ben tiene lo cual añade a su atractivo sexual, supongo que emana de sus 36 años de edad. Llegó a mi vida no cuando quería un novio sino cuando necesitaba uno. Golpeé una pared y tomé algunas malas decisiones ¿pero quién no lo hace de vez en cuando? Ben no entró a mi vida tratando de ser algún tipo de súper héroe intentando salvarme de mi misma, en lugar de eso se convirtió en un amigo. Cuidó de mi cuando me emborraché tanto que no podía recordar mi propio nombre, se quedo conmigo para que no me sintiera sola o hiciera alguna estupidez de la cual me lamentaría más tarde. No me ha reconstruido o hecho una mejor mujer, sin embargo me

mantiene en el buen camino, salvando la poca cantidad de bondad que me queda. Sabe que tan frágil soy, como un cuchillo balanceándose en el borde de la mesa, empújalo solo un poco y caerá al suelo. No obstante, no aguanta mis rabietas y no tiene miedo de decir que soy un dolor de cabeza. Eso es lo que me gusta de él, da como recibe y creo es sano para mi estar alrededor de personas que no besan mi trasero ni me mienten con una sonrisa todo el día. Ha tenido la paciencia de un santo para poder soportar a una chica de 24 años, imprudente y desastrosa como yo, estoy eternamente agradecida por eso. No sé si creo en el amor a primera vista, el verdadero amor o almas gemelas, pienso que siempre hay alguien que se adapta mejor a ti que a la persona con la que estás. Pero sí sé que amo a Ben, y ahora mismo, mientras que cada día es una batalla en contra de mi propia confusión emocional, eso es todo lo que necesito. Llevo las flores a la cocina y comienzo a buscar en el interior de todos los armarios tratando de encontrar un jarrón. Puedo oír a Ben decir “Oh” “Mmm”' y “Ah” sobre cada pequeña cosa en el apartamento, el cual no he tenido la oportunidad de explorar todavía. —¿Sabías que tenias estos? Guau, mira tú televisor. ¡Revisa las luces! Me reí de él mientras inspeccionaba las habitaciones apartamento; creo que está incluso más entusiasmado que yo.

del

Finalmente regresa, mientras que pongo el vaso lleno de exóticas orquídeas en la mesa, con la cara parecida a la de un niño en navidad. —Santo cielo, te has sacado el premio mayor con esto, Melanie. Es increíble. Me obligué a darle una media sonrisa, no tan convincente. Si, es bonito pero al final del día sigue siendo un apartamento. No contiene personas o recuerdos que lo hagan un hogar. No hay nada sentimental que me una a él, no es mi hogar. Pero mirando a Ben, cuya presencia emana calidez y sabiendo cuán fuerte nuestro lazo es, me hace pensar que algún día, lo podría ser. —Entonces ¿quieres que te ayude a desempacar? —Sí, podrías acomodar algunas de esas cajas del pasillo, así solo tendría que pasar entre ellas. Camina deprisa y hace varios trayectos de ida y vuelta, arrastrando las grandes cajas de cartón dentro de la sala. Me arrodillo en la alfombra blanca y empiezo a ir caja por caja, mientras que Ben me da una mano. No he traído una barbaridad de cosas conmigo, la mayoría ropa y accesorios, algunos adornos aquí y allá, libros, videos, obras de

arte, fotografías, una que otra planta... Todos los muebles y acabados ya estaban aquí y en su lugar cuando llegué. —Guau, nunca pensé que me vería a mi mismo sosteniendo uno de estos. Lo miré sosteniendo un MTV Movie Award en sus manos, sonriendo como si acabase de ganarlo él mismo. Supongo que ésta es la primera vez que ve todos mis premios, no los mantuve a la vista en mi antiguo hogar. Rebusca en la caja un poco más hasta que encuentra el que estaba buscando: mi Oscar a la mejor actriz de reparto. —Sabes, realmente eras muy buena —dice, burlándose de mí con su sonrisa maliciosa—. ¿Qué vas a hacer con todos ellos? —¿E-bay? Se ríe de mi respuesta, pero yo no estaba bromeando. En realidad no quería los brillantes premios en mi casa, su único propósito era recordarme una época de mi vida que estaba muy lejos, una vida que ahora no me pertenecía, una vida que me dio de todo para luego arrebatármelo. No necesitaba que me lo recordaran diariamente. Encontraré algo que hacer con ellos luego. Pasamos un poco más de tiempo revisando mis cosas y Ben lucia feliz de ayudar. Cuando miro mi reloj son las 7:38. No sé a dónde ha ido el día. —Ben, ¿no tocas esta noche en el club? Toma un rápido vistazo al reloj de la pared. —Rayos, será mejor que vuelva a casa y me organice, ¿piensas que lograrás terminarlo esta noche? —Lo intentaré, si no te llamo mañana. Se levanta y me da un beso en la frente antes de salir por la puerta. Llevo mis cosas al dormitorio, donde me encuentro con una pequeña caja roja situada cerca de la puerta. Sé perfectamente lo que tiene dentro y no tengo ningún deseo de abrirla, al menos no esta noche. Contiene recuerdos muy queridos por mi corazón, recuerdos en los que he pensado casi con reverencia durante los últimos cuatro años, recuerdos de él, el que todavía tiene mi corazón. Tomé la pequeña caja y con cuidado la coloque dentro del estante arriba de mi armario. Dejé que mi mente vagara por un tiempo mientras pienso en él, la nostalgia inundando mi mente. No he visto a Jared desde hace cuatro años. Fue el destino el que nos hizo separarnos todos estos años. No me imaginaba que estaba a punto

de atacar de nuevo. Tal vez los hilos de nuestros destinos estaban entrelazados más de lo que habíamos pensado en un principio.

El club está abarrotado cuando llego. No me entusiasmaba la idea de pasar otra noche sola mostrando mi cara con Ben & Jerry, derribando botellas de vodka, viendo idiotas en el canal de películas y pidiendo a Dios el "¿por qué a mí?”. Así que en lugar de eso estoy vestida para matar, beberé hasta mañana, bailare y pasare el rato con algunos de los amigos de Ben. Suena como la perfecta noche para estar fuera. Nunca había visto a tanta gente aquí antes. Hay cuerpos frotándose unos contra otros en todas partes que miro, chicas empujando el culo a las entrepiernas de los chicos, grupos de hombres derribando disparos en el bar y hordas de mujeres afuera del baño de damas. Es caliente y húmedo, el olor rancio a sudor mezclado con lo dulce del alcohol. Las luces parpadean en el club al ritmo de la música que Ben está tocando fuera de la cabina, el pesado bajo golpea pulsando a través de mi cuerpo. Los amigos de Ben lograron obtener un puesto por lo que parecía que esto iba a ser nuestra sede toda la noche. Son personas muy interesantes y, a juzgar por su consumo de alcohol son buenos para una noche graciosa. Genial, justo lo que estaba buscando. Un chico con el pelo castaño, ondulado y gafas negras gruesas viene y se sienta a mi lado. Creo que lo he visto antes. Joey se llama, si no recuerdo mal. —¡Mel, te toca a ti... obtener... las bebidas! ¡Woooo! Sus pupilas están dilatadas, su aliento apesta. Está absolutamente borracho. Levanto la copa para ver lo que estaba bebiendo. —¿Otro Mojito1? El sólo sonríe y asiente con la cabeza mientras su cuerpo se balancea en la silla, mirándolo como si pudiera caerse en cualquier momento. Trepo por su lado y hago mi camino a la barra, empujando gente al pasar a medida que avanzo. Ordeno mis bebidas y como de costumbre el barman decide ser un espectáculo completo, una total pérdida de tiempo, arrojando botellas alrededor de todo el lugar por el bien de dos mojitos, lo que lo hace ver como un completo idiota. Mientras espero a que termine me doy la vuelta y me inclino contra la barra, escaneando la 1

Es un popular cóctel originario de Cuba, compuesto de ron, azúcar.

multitud de personas en el club. Ben está en su elemento en el puesto de DJ, todo el mundo está bailando, y nuestro grupo de amigos en la cabina están riendo de algo que Joey acaba de decir. Voy a dar la vuelta y recoger mis bebidas, pero algo, no, mejor dicho alguien, me congela en seco. Lo miro de pies a cabeza. Reconocería ese cuerpo alto y delgado en cualquier lugar. No ha cambiado nada. Sus ojos de color caramelo siguen haciendo que mi corazón se rompa, su cara todavía es hermosamente sorprendente y bastante magnífica para hacer de cualquier modelo de celos, su sola presencia es suficiente como para hacer que mi corazón salte hacia mi garganta. Jared. Jared hermoso Klaus. Él es el hechizo andante. Esta es la cara que me ha perseguido todos los días durante los últimos cuatro años. No quiero arrancar mis ojos de él, pero lo siguiente que veo me hace vomitar un poco en mi boca. Ella tiene un asco de pelo rubio oxigenado, rayado tan falso que ha contagiado a su vestido blanco pegajoso, si se puede llamar así, se monta a mitad de camino en su culo. Sus tacones se ven como si fueran demasiado pequeños para sus pies, su maquillaje como si se lo hubiera hecho en la oscuridad y tiene la carcajada más vil que he oído nunca. Si eso no es suficiente, tiene sus patas sucias sobre Jared y él no parece estar protestando. Jared está desperdiciando su atractivo, iba a encontrar a alguien atractivo o este sería el mayor insulto que he recibido. He sido sustituida por una puta. Pensé que Jared tenía al menos algunas normas. No he tenido ningún contacto con él en cuatro años. Es evidente que los dos hemos cambiado y no tenemos ningún derecho a juzgar con quien nos involucramos. El ángel en mi conciencia me dice que camine lejos, que me olvide de él. Después de todo, ya no estamos saliendo, él puede ver lo que le guste y mi novio está al otro lado de la sala de DJ. Pero, de nuevo, hay un diablo en mi conciencia, y tal vez eso pueda explicar por qué estoy tomando un curso de acción diferente en su lugar. No sé lo que me poseyó al hacer esto. ¿Quizás demasiada bebida? ¿Tal vez por fin me estoy volviendo loca? Me dirijo al baño de mujeres para refrescar mi mente. No me puedo ir sin hablar con Jared. Si bien podría estar al borde de un colapso emocional, él no tiene por qué saberlo. Si todavía puedo mirarlo, hare que parezca que estoy muy bien, hacer que se vea como si estuviera sosteniendo todo junto entonces eso es lo único que importa para esta noche. Entro en uno de los cubículos y deslizo la mitad superior de mi vestido hacia abajo para que pueda acortar los tirantes del sujetador. Se está clavando

dolorosamente en mis hombros pero tiene el efecto deseado. Mi corte se iza y se ve como si pudiera estallar fuera de mí vestido en cualquier momento. Mátenme si no consigo algún tipo de reacción de su parte. Los lavabos y espejos están ocupados con las mujeres retocando su maquillaje. Veo a una joven al final de la fila. Bingo, hare mi truco. Hago mi camino y me lavo las manos en el fregadero pequeño. Inmediatamente, como un reloj, que balancea su cabeza redonda, me mira. —¡Oh, Dios mío, eres Melanie Wolfgang! —Chilla con su voz aguda. Sonrío y ella me mira con curiosidad mientras yo juego con mi pelo y maquillaje. —Dios, luzco como un desastre. Nota para mí misma, nunca venir de fiesta sin maquillaje. Se ríe un poco demasiado fuerte de mi broma, pero esta exactamente en mis manos. —Oh, puedes usar mi maquillaje si lo deseas, siéntete libre. —Me da su maquillaje de bolsa y observa cómo aplico una pizca de brillo en mis labios y retoco mis pestañas. Tomo los pasadores para mi pelo, sosteniéndolo en su lugar y corro mis dedos a través de él, alborotándolo un poco. Sin ni siquiera tener que pedirle, me entrega el espray para acabar con el nuevo look. Como quitarle un caramelo a un niño. Me acerco a los toques finales, agradezco a la chica por su ayuda y luego hago mi camino fuera de la habitación de nuevo en el club, balanceando las caderas tan provocativamente como puedo. Cuando llego a nuestro puesto, agarro el brazo de Joey y lo arrastro a la pista de baile. Felizmente obligado y borracho se las arregla para mantenerse firme en la pista de baile. Bailamos juntos por un tiempo y luego lo siento. Puedo sentir sus ojos ardiendo en mi espalda. Me doy la vuelta lentamente y ahí está, sentado muy erguido en su asiento, con la boca abierta un poco, sus ojos mirando directamente a los míos. En ese momento todo el mundo dejó de girar, toda la habitación dejó de bailar. Éramos Jared y yo. Era como si los últimos cuatro años nunca hubieran sucedido. Ese brillo se precipitó de nuevo a sus ojos, las comisuras de sus labios se detuvieron un poco. Todo lo que siempre había sentido por él, todos los recuerdos que alguna vez compartimos me inundaron de nuevo y sabía que él también lo sintió. Sé que esto es un juego peligroso para jugar, pero en este momento no me importa. No me importa el mañana, o las consecuencias de mis acciones. Todo lo que importa está sentado justo enfrente de mí.

Un par de semanas más tarde Sorprendentemente, las semanas pasaron como cualquier otra. Sin visitas desconcertantes de Mercedes y sin señales que sugiriesen que Jared y Paul realmente habitaban el apartamento al final del pasillo, aparte, nunca había visto o escuchado a alguien entrar o salir (no es que los estuviera vigilando). Las cosas por aquí estaban claramente tranquilas. Estaba empezando a pensar que me había imaginado todo. Aunque era difícil no pensar en lo que había sucedido esa noche en el club, traté de no pensar en ello. Sólo estaba haciendo que regresara en mis propios pies otra vez y la última cosa que necesitaba era a involucrarme con mi problemático ex-novio. Aun así, era difícil no sentirme preocupada por el bienestar de Jared. No se veía como si estuviera mentalmente, en un lugar muy bueno en absoluto. Pensé que había pasado por casi todas las emociones posibles con Jared, lo había visto en su mejor y peor momento. Pero nunca lo había visto así y por eso su extraño comportamiento era tan preocupante. Sin embargo, estaban unas cuantas piezas de ajedrez sin acomodar, tenía que ser un poco egoísta y pensar en lo que era mejor para mí. En este momento, eso significaba mantener fuera de mi vida a Jared y a sus asuntos y asegurarme de que él se mantuviera fuera de la mía. Me imaginé que, a la larga, sería mejor para todos si Jared y yo nos mantuviéramos a una distancia segura. Con esa decisión pasé mucho tiempo en casa de Ben, su casa estaba a solo dos cuadras de distancia. Llegó a pasar más tiempo conmigo y pude escapar del país de las maravillas que era mi nuevo hogar. Era una situación ganar o ganar. Me dejó escuchar nuevo material que había estado trabajando en su improvisado estudio en casa. Tenía que admirarlo, el chico tenía talento. Hacer nuevos amigos aquí sucedió mucho más rápido de lo que había esperado. Los neoyorquinos, una vez pasado los primeros arenosos minutos de conversación, eran personas sorprendentemente agradables. Comenzó con un hombre llamado Jason que me encontré en una pequeña tienda de café pintoresco y desde allí rompí en su red social establecida.

Él trabaja para una revista de moda y me actualizaba de todos los chismes jugosos que tienen lugar en la oficina y en la industria de la moda. Me encanta. Es el mejor amigo gay que nunca tuve. Me presentó a algunas chicas de la escena social, modelos, artistas, periodistas y gente de casi todos los demás sectores de la industria creativa. Son un montón de excéntricos y es genial finalmente salir y hablar con otras personas que no sean Ben y sus amigos. Estaba empezando a sentirme como en casa aquí. Es seguro decir que la vida en Nueva York, no, la vida en general estaba empezando a mirar hacia arriba. Algo tenía que dar. La vida nunca fue tan color de rosa. *** El sol de invierno inunda mi ventana, encendiendo toda la habitación con luz. Todavía medio dormida, levanto un poco la cabeza y giro la almohada para que pueda coger el lado frío. Mi cabeza se hunde de nuevo en la bolsa de felpa de plumas como un cuchillo cortando mantequilla derretida. Es en este momento del día en el que más me relajo. Todo mi cuerpo se siente sensible a cada pequeño sonido, olor y tacto a pesar de seguir estando en la tierra del sueño. El sonido de mi propia respiración constante y el ajetreo del mundo exterior, el entumecimiento de la noche fría persiste en mis dedos que se asoman por debajo de las sábanas, el olor a algodón dulce de las sábanas blancas y la sensación de los dedos calientes de Ben delicadamente trazando ochos en mí espalda. No había duda de ello, era mi forma favorita para despertar en la mañana. —¿Mel? Su voz es un poco ronca por haber simplemente despertado pero sigue siendo suave y tierna, lo suficientemente fuerte para que yo pueda escuchar. —¿Hmm? Me doy la vuelta en sus brazos y descanso mi cabeza en su pecho mientras él juega distraídamente con mi pelo. Mis ojos están todavía cerrados, pero él sabe que estoy escuchando.

—Entonces, sé que dijiste que no querías ninguna queja sobre tu cumpleaños mañana... —Uh huh. —Pero yo estaba pensando... Bueno ¿no puedes tan siquiera tener una pequeña fiesta o algo así? Abro los ojos y me estiro un poco hacia atrás para que pueda ver,o, su sonrisa de niño, con los ojos soñolientos y el cabello desordenado me saludan. Tiene algo planeado, puedo leerlo como un libro. —¿Así que lo que básicamente me estás diciendo es que has invitado a todos a mi casa para un pequeño y acogedora reunión? Mira hacia otro lado como si estuviera absorto en sus pensamientos y luego se vuelve hacia mí, con una sonrisa descarada. —Básicamente... sí. —Bennnnnn. —Me quejo. Coloca el pulgar y el dedo índice en los huecos de mis mejillas y los aplasta en conjunto, como un padre regañando a su niño por sólo tener una rabieta. —Mira, sé que no te gustan las sorpresas es por eso que te digo hoy en vez de mañana y va a ser pequeña, lo prometo. Sólo unos pocos amigos, música, alcohol, pasteles y por supuesto regalos… Lanza su puño en mi cara con cuidado, esperando con cautela mi respuesta. —Melanie, es tu cumpleaños, no podemos dejarlo pasar sin celebrar. Puedes tener una mañana tranquila en la cama luego tú y Jason pueden ir de compras hasta que no puedas más y en el momento en que llegues a casa voy a tener el lugar hecho un palacio y todo el mundo estará allí. No tendrá que mover un dedo. Todo lo que necesitas hacer es sentarte, relajarte y disfrutar de tus 25… No me gustaba la atención en las fiestas, pero cuando él lo dijo así me pareció que podría ser bastante divertido. ¿Por qué no? es mi cumpleaños después de todo, ¿por qué no dejar que la gente haga un alboroto sobre mí y disfrutar de mi día, ¿por qué no dejarme el pelo suelto y divertirme por una vez? Lo miro y sonrío. —Está bien, pero es mejor que esté recibiendo un buen puto regalo de cumpleaños.

Fiel a su palabra, al día siguiente no tuve que hacer nada. Ben me trajo el desayuno en la cama. Había cocinado mi favorito, tostadas francesas, café recién hecho y zumo de naranja. Siempre era un lujazo. Me había dado mi tarjeta de cumpleaños, un bouquet de flores y algunos otros pequeños regalos. Dijo que estaba guardando mi principal regalo para esta noche. Me levanté en mi tiempo libre, me duché y me vestí y en torno a las 15:00 Jason vino a recogerme y recorrimos las tiendas, no dejando cualquier tienda de diseño sin tocar. Nos dirigimos de nuevo a la casa de Jason con nuestras nuevas compras para cambiarnos y descansar un rato antes de volver a la mía esa noche. Me pareció que el vestido negro era perfecto para llevar mientras Jason parecía como si hubiera salido directamente de Hugo Boss. Se veía increíble. La noche fría es fresca, la suave brisa sopla suavemente el pelo de mi cara mientras Jason y yo caminamos brazo en brazo, casualmente a mi apartamento. Cuando el ascensor llega a mi piso y las puertas se abren, ya puedo escuchar la música y la charla de mi apartamento. Me sorprende que uno de los vecinos no se hubiera quejado. Jason toma mi mano y abre la puerta del apartamento. Pequeña fiesta mi culo. Por cada cara que conozco hay otra que no. Cuando Jason y yo paramos en el pasillo, la sala entera se da la vuelta y empieza a aplaudir. La gente viene y me abraza, me saluda con una mezcla de Feliz cumpleaños, Sorpresa, Melanie y Woo. Tengo que admitir, que sin embargo estoy muy sorprendida por la cantidad de esfuerzo que se ha ido en la noche. Todo el mundo se viste de gala y viéndose increíble, Ben lució con la decoración, hay globos, pancartas y banderolas en todas partes. Mi pastel de cumpleaños se ve delicioso, toda la mesa del comedor está cubierta de regalos y cajas de cerveza a la longitud del pasillo. Me sentía muy muy feliz en este momento. Ben se acerca y me da un cóctel sabor a fruta que había inventado en la cocina y poco a poco hago mi camino alrededor del apartamento, saludando a todos y charlando. Pasan unos 45 minutos, antes de que diera cuenta de alguien en el marco de mi balcón.

Ansiosa por ver quién es, termino mi conversación con algunas amigas y hago mi camino. Es como si los años no hubieran cambiado nada. —¿Paul? Se da la vuelta bruscamente, pareciendo un poco sorprendido. No puedo explicar con claridad cómo me alegro de verle. Se ve muy bien, con el rostro resplandeciente, su contagiosa sonrisa. Era el polo opuesto a la forma que Jared estaba buscando en estos momentos. —Oh, Mel. Hey. ¡Uhm, feliz cumpleaños! Dejo escapar una pequeña risa. Estamos torpemente callados por un tiempo, ninguno de nosotros sabe muy bien qué decir. —Ah, mierda, ven aquí. Se ríe de mí, y no duda en tirar de mí en un abrazo de oso. Dios, cómo me he perdido esos abrazos de oso alemanes. —Aww, Paulie te he echado mucho de menos. —¡Te he echado de menos! Estamos allí por un tiempo, contentos con sólo estar con la presencia del otro de nuevo. Finalmente nos alejamos y nos sentamos. —Así que... Te ves bien, ¿Cómo has estado? —Bien, ¿y tú? Lamento lo de Juliet. La sola mención de su nombre envía una oleada de dolor a través de mi cuerpo. Puede ver lo incómodo que es para mí hablar de ella y rápidamente mueve la conversación. —De todos modos, espero que no te importe que yo esté aquí. Me encontré con... ¿Ben? ¿Es ese su nombre? El día de hoy, nos pusimos a hablar y nos invitó. Es un tipo muy bueno. —¿Nos invitó? —Sí, Jared y yo... Jared no estaba realmente en el humor para una fiesta esta noche, Mel, siento que él no viniera, él sólo quería quedarse. No puedo evitar la decepción que se asoma en mi cara. ¿Jared realmente no estaba de humor para una fiesta o él no quería verme? Paul toma mi mano y le da un apretón tranquilizador. —No ha sido el mismo desde hace mucho tiempo. No sé lo que le pasó.

Hay un millón de cosas que quiero preguntarle a Paul, como ¿por qué Jared no era el mismo? ¿Dónde habían estado los últimos cuatro años? ¿Por qué no se puso en contacto conmigo? Paul acuna mi cara entre sus manos y me mira fijamente a los ojos, como si estuviera buscando mi alma y leyendo mis pensamientos. —¿Qué tal si nos encontramos en el café mañana y te cuento todo lo que necesitas saber? —Sí, me gusta eso. Me sonríe con seriedad y me da un beso en la mejilla. Nos sentamos allí por un tiempo más hasta que ya no puedo esperar más y tengo que preguntarle. —Paul, ¿crees que podría...? Me interrumpe a media frase, como si hubiera estado esperando toda la noche para que le preguntara. —Sí, creo que le gustaría verte. Sé que todo ha sido un poco confuso pero te ha extrañado, Mel, todos los días. Me levanto y froto el hombro de Paul antes de caminar de regreso dentro del apartamento y me deslizo por la puerta principal tan discretamente como puedo. Me quedé contenta, solo un poco enojado al enterarme de que Jared me había pasado por alto. Si me hubiera echado mucho de menos, ¿por qué no podía agarrar el maldito teléfono y llamarme? Hubiera ido corriendo en un instante. Me dirijo a lo largo del pasillo, enderezo mi vestido y juego con mi pelo. Cuando llego allí, tomo una respiración profunda y llamo con fuerza a la puerta. Hay un pequeño retraso, pero finalmente la puerta se abre. Jared se encuentra en el umbral mirándose un poco sorprendido y un poco ansioso. Tiene el pelo castaño y corto un poco desordenado, una apretada camisa negra y el par más horrible de pantalones de deporte azules que jamás haya visto. Es absolutamente hermoso. —Hola Jared. ¿Te importa si entro por un momento? Me mira de cerca, sus ojos vigilándome y analizando cada uno de mis movimientos.

Cuando está convencido de que es seguro dejarme entrar, vacilante se hace un lado y me deja pasar por el pasillo. Su apartamento es muy similar al mío, solo que el suyo es mucho más desordenado. Las prendas están esparcidas por el suelo, cajas de pizza vacías y botellas de cerveza en la mesa de café grande en el medio de la sala de estar y el aire está viciado de humo de cigarrillo. Era una típica casa de soltero, estaba segura de que este no era el lío de Paul. Cuando hago mi camino hacia uno de los sofás de cuero, no podía dejar de buscar señales de Mercedes. ¿Era novia estable de Jared o simplemente una compañera de mierda? Desde luego no parecía material de novia para mí, pero entonces, ella parecía terriblemente posesiva con Jared. Supongo que en su momento lo iba a descubrir. Me siento en el sofá, Jared se mueve y se sienta en el otro sillón justo enfrente de mí. Era un desastre, muchas personalidades diferentes en un cuerpo, me pregunté cómo se las arregló para contener a todos. Esa noche en el club era fiero, peligroso, temible e intimidante, luego de un breve instante iba a ver el viejo Jared en él, pero ahora se veía roto, débil, vulnerable, una mera sombra de su antiguo ser. Era desgarrador verlo pero no tenía absolutamente ninguna simpatía por él si esta desgracia había ocurrido simplemente porque la banda se había dividido y la fama y los medios de comunicación lo abandonaron. Mi hermana había muerto, había estado en el infierno y de regreso, era una verdadera razón para empezar arruinando su vida, no porque ya no estás más en las portadas de revistas. Se recuesta en el sofá y mira por la ventana, como si estuviera en una especie de trance, ignorando por completo mi presencia aquí. —¿Jared...? No responde. —¡JARED! Me mira bruscamente. Ahora tengo su atención. —Joder, Jared, mírate... —¿Qué? Sus ojos se estrechan y ese mismo oscuro Jared del club vuelve. Tenía esta desafiante vete a la mierda actitud. El tono de su voz como si me estuviera desafiando a empujar sus botones, desafiando a que lo provoque y luego hacer frente a la bestia que había enjaulado. Era como

si él quisiera tener un argumento, para pelear contra mí y me gritara hacia abajo. Era agresivo, no había un hambre profunda en su interior. De repente me sentí como un cordero a la masacre. Pero esto era el Jared del que estábamos hablando. Podía sostener el piso por él... tenía que hacerlo. —Eres un naufragio, Jared, un puto desastre completo... ¡Ve en el estado que estas! —Oh, ¿soy un desastre? ¡Porque la última vez que lo comprobé, Mel, no estabas haciéndote demasiado bien a ti misma! —Sí, bueno, al menos yo no le proyecto mis problemas a nadie más, ¿te has detenido a pensar en lo que has hecho a Paul? ¿Qué le has hecho pasar con tu gran descuido? ¡El pobre ha estado muy preocupado y ni siquiera te importa una mierda! ¡Eres un culito egoísta, Jared, y si no fuera por el hecho de que Paul es tu hermano, probablemente te hubiera abandonado con alguien más! Podía oír el veneno en mi voz cuando yo escupí las palabras hacia él inexorablemente. Jared no era el único que tiene un lado oscuro con problemas. Me mira, casi con incredulidad con lo que acababa de decir. Yo, obviamente, había tocado un nervio. Probablemente fui un poco dura, pero era cierto, bueno, excepto la última parte, sabía que Paul nunca dejaría a Jared. De todos modos, estoy sorprendida y un poco indignada por mi propia insensibilidad. Era una parte de mí que incluso Jared no había visto. Creo que sería mejor que lo deje solo, nunca debí venir en primer lugar, ¿qué pasó con mantener una distancia de seguridad el uno del otro? Me pongo de pie y hago mi camino a toda prisa hacia la puerta, tenía que salir de allí lo más rápido que pudiera, pero antes de que pueda girar el pomo de la puerta, sus dedos fríos se envuelven alrededor de mi muñeca, sus uñas clavándose en mis venas dolorosamente. Toma un firme control sobre mí y me empuja contra la pared, con la cabeza golpeando dolorosamente contra la pared. Me acorrala. No hay escape. Jared ni una sola vez había me puesto un dedo encima y de repente me golpeó con tal brutalidad salvaje. ¿Me odia tanto?

Era difícil no temblar un poco por debajo de él, era mucho más alto que yo, mucho más fuerte... —¿Por qué? ¿Por qué te importa, Melanie? ¿Qué tiene que ver mi vida contigo ahora, de todos modos? ¡Tú le diste el derecho de cuidar de mí cuando te fuiste! Quería recordarle que yo no me fui. Nuestra ruptura fue un acuerdo mutuo. Ambos decidimos que no podíamos seguir nuestros sueños y perseguir estas carreras exigentes mientras estuviéramos juntos. Podría haber sido instigado más de mi parte, pero quería que entendiera que no tenía derecho a hacerme a ser la villana. Pero eso sólo causaría otro argumento. No quiero discutir más con él, era agotador. Me da un apretón firme, tratando de forzar una respuesta de mí. Tuve que decirle la verdad. La verdad era peligrosa, pero tenía que saber. —Porque... Sus ojos queman, y un pequeño destello del antiguo Jared reaparece en ellos. —… porque te amo. Siempre te he amado, nunca dejé de hacerlo. Libera el agarre que tenía en mí y deja caer sus manos a los costados. Retrocede un poco, pero aun así sigue cerca de mí. No sabía si era la respuesta que él quería oír o no, si le sorprende o le gusta, pero es la verdad. Me importaba por qué estaba tirando tanto su vida porque todavía lo amaba, todavía me siento atraída por él, y todavía me siento como si él perteneciera a mí y yo a él. Las lágrimas queman mis ojos y toma todo de mí tratar de detenerlas. Es todo silencio durante un minuto o dos, pero se siente como una eternidad, mientras espero nerviosamente por su respuesta. —Pero... ¿qué pasa con Ben? —Uno no solo deja de sentir algo por alguien porque estas comenzando a sentir algo por alguien más... Levanto la vista hacia él, la vista la tengo nublada por el agua salada retenida, las lágrimas comienzan a caer por mí cara. Me mira de esa manera que siempre utiliza para mirarme, la manera en la que cada chica quiere ser mirada. Levanta su mano a mi cara y limpia cuidadosamente las lágrimas de mis ojos. Pongo mi mano en la suya y como si hubiera leído mi mente mueve sus brazos y los envuelve alrededor de mi cintura, tirando de mí en un

abrazo. Había estado esperando este abrazo por años, el anhelo de su tacto, sentirlo cerca de mí una vez más, respirar su aroma dulce. —Lo siento —susurra en mi oído en voz tan baja, tan sincero. Con eso dicho, era como si la discusión nunca hubiese pasado, era como si los últimos cuatro años nunca hubiesen pasado. Había visto sus defectos e imperfecciones pero nunca lo había amado tanto como lo hacía en estos momentos. Los dos estamos quebrados sin remedio y sin embargo, juntos nos sentimos como si fuéramos invencibles. Sus labios chocaron contra los míos hermosamente. Es como si nuestras bocas se hubiesen hecho para adaptarse mutuamente. Su lengua se adentra a mi boca y la sensación de su lengua rozando suavemente sobre mi propia lengua es suficiente para volverme salvaje. Ni siquiera estoy pensando bien, sólo estoy centrada en los montones de placer que Jared me está dando y en cómo lo puedo igualar, en cómo sus labios hinchados dan suaves masajes a los míos con cada beso, en la electricidad y la emoción que surge a través de mis venas y en cómo sus manos están por todas partes de mi cuerpo. Sus manos se mueven hacia abajo de mis muslos y los aprieta suavemente mientras juguetonamente muerde mi labio inferior. Gemidos de placer escapan de mi boca y lo toma como un signo de aliento para seguir adelante, metiendo las manos debajo de mi vestido y tiernamente acariciando mis muslos, me obligó a separar mis piernas. Se aleja de mi boca, besando mi línea de la mandíbula y luego desciende a mi cuello. Sabía lo que me gustaba, sabía exactamente cómo tocarme, cómo hacerme gemir, como hacerme suya. Sus manos alzan la parte posterior de mi vestido. Sube más su mano pasándola en las pequeñas cintas de mi ropa interior, mientras que la otra se desplaza también hasta la parte baja de mi espalda y me empujó hacia él. —Oh Dios... Jared... Levanta la cara de mi cuello y me mira a los ojos. No era el “Jared enojado” o el “Jared torturado”, simplemente mi Jared. Estábamos tan cerca de conseguir lo que tanto deseábamos tan mal, cuando alguien empieza a golpear ridículamente en la puerta. Nos miramos el uno al otro, un poco perplejos. —¿Esperabas a alguien? Se encoge de hombros y luego los dos estábamos estáticos de miedo por la realización en el sonido de su voz chirriante desde el exterior.

—¡Jared… sé que estás en casa, abre! Mercedes. Me había olvidado por completo de ella por los últimos 15 minutos. Si se entera de lo que pasó entre Jared y yo, estaría atada a piel viva o cualquier otra cosa de esa naturaleza. Jared se mueve hacia la puerta. No iba en serio dejarla pasar, ¿verdad? —Arregla tu vestido, yo me encargo de esto. Él abre la puerta y de inmediato Mercedes lanza a sus brazos, con hambre masticando su cara. Para mi horror, juega con él. ¿Acaso todo lo que acaba de suceder no significa nada para él? Finalmente, Mercedes me nota sobre el hombro de Jared. Sus ojos son feroces, hasta parece que ella podría abalanzarse sobre mí en cualquier momento. —No me dijiste que tenías compañía, Jared —dice burlonamente a través de una sonrisa falsa. —Melanie vino a invitarme a la fiesta cruzando el pasillo... Va saliendo — dice con frialdad y sin emoción, como si me estuviera calificando como nadie importante. —Oh, bien, estoy de humor para una buena meada arriba. —Cacarea mientras se acerca y lanza su brazo alrededor de mis hombros, echándome desesperadamente, pasamos a Jared y llegamos a la puerta. —Jared dame unos minutos y estará directamente fuera. Ella prácticamente me empuja hacia la puerta y la cierra en mi cara. Qué perra. Ni siquiera puedo comprender lo que acaba de suceder. Necesito un trago… uno grande si fuera posible, incluso, parece que hay más gente allí. Cuando vuelvo a mi apartamento. Me cepillo, pasando a todos y trato de encontrar a Ben, lo que sea ese cóctel que tomé más temprano, quería otro. La música a todo volumen de repente se apaga y las luces principales se encienden. Todo el mundo está murmurando y quejándose hasta que Ben se desprende de la multitud, llamando la atención de todos. Oh Dios, él no está haciendo esto. Se me acerca y me da un vaso de champán, lo que tomo de inmediato. —Gracias a todos por venir esta noche, me gustaría que, si así lo desea, todos levanten sus copas en un brindis: ¡Por Melanie, por un muy feliz cumpleaños y muchos más por venir! Todos en la sala repiten tras él y luego estallan en aplausos.

Siento que mi rostro se pone rojo, seguramente ya acabó ¿no? Error. Ben sigue con su discurso o lo que sea que está haciendo, pero mi atención se desvía a Jared y Mercedes saliendo del pasillo. Él tiene su brazo envuelto firmemente alrededor de su cintura. ¡Qué idiota, ¿De verdad honestamente cree que es bienvenido en mi casa con ella?! No puedo creer lo que estoy viendo. Mi atención se instala de regreso a Ben que ahora agarra mi mano. —Por lo tanto, lo que estoy tratando de decir es… Se arrodilla ante mí y rebusca en el bolsillo de sus jeans. Joder, que no va a… ¿Verdad? —Melanie, ¿quieres casarte conmigo? Se abre un pequeño cuadro negro en sus manos para revelar la belleza de un anillo de compromiso. Toda la sala se queda en silencio, esperando ansiosamente mi respuesta. Me avergüenza admitirlo, pero en ese momento no estaba centrado en Ben o el anillo, volví mi atención a Jared, cuyo rostro estaba pálido por la sorpresa, y lo único que podía pensar era en lo celoso que estaría si dijera que sí, ¿podría hacerle daño… tanto como él me lastimó haciendo alarde de esa puta justo en frente de mí? Además casi no podía decir que no frente a todos, ¿verdad? —Sí, Ben, me casaré contigo. Todo el mundo estalla en aplausos mientras Ben desliza la roca en mi dedo. Se levanta de un salto y me besa apasionadamente antes de tirarme en un abrazo. —Me acabas de hacer el hombre más feliz vivo de la tierra —susurra él en mi oído. Puedo mantener mi mirada en Jared, su expresión facial endurecida. Dos podían jugar a este juego. Jared podría decirse a sí mismo tanto como él deseaba que no sentía nada, pero estaría mintiendo. No hay manera de que no podía sentir nada cuando me vio comprometiéndome a otro hombre. Algo lo golpeó, sentía dolor, lo vi herido y por primera vez… me alegré. ***

El agua tibia se apodera de mi piel mientras me siento en el suelo de la ducha, con la espalda apoyada contra la pared. Ben me dejó hace unos 20 minutos, dijo que tenía un montón de material que obtener a través del estudio. Debería estar feliz hoy, el solo hecho de que nos comprometimos es para ponerse a gritar. Pero yo no soy feliz, soy completamente miserable. Las lágrimas que lloro, simplemente se pierden en la ducha de agua que corre por encima de mí. ¿A qué estaba jugando, comprometiéndome con Ben? Yo no quiero casarme en absoluto y mucho menos con alguien que estaba empezando a tener dudas acerca... Por otra parte, ¿en qué estaba pensando, besando a Jared anoche? Yo sólo me puse para dar dolores de cabeza... Yo era un hipócrita, la forma en que he criticado a Jared por no tener ninguna consideración por Paul y sin embargo ahí estaba yo, voluntariamente dispuesta a follar y ni una vez pensé en Ben, el hombre que estuvo a mi lado durante mi hora más oscura... Soy una perra, puta y egoísta de corazón frío. La gente como yo debe venir con etiquetas de advertencia, no estoy en condiciones de participar en la vida de nadie. Soy una daña mercancías. No le sirvo a nadie, solo soy una pérdida de tiempo y esfuerzo. Me quedo en la ducha hasta que la piel de los dedos empieza a marchitarse como una pasa. Realmente no quiero ir a tomar un café con Paul después de anoche. No quiero oír hablar de Jared y sus aventuras sexuales con todas las mujeres y sin embargo, necesitaba desesperadamente respuestas. Alguna pequeña parte de mí pensó que si tuviera una mejor comprensión de por qué Jared se había convertido en la forma en que es, tal vez hay oportunidad, por pequeña que fuese, de que yo pueda arreglar las cosas. No estoy segura de hasta dónde iba a llegar, pero si nada más lo haría, sería bueno ponerse al día con Paul otra vez, y además, necesitaba un café decente para curar mi resaca hirviente. Me sequé perezosamente el pelo, atropellándolo de forma rápida con la plancha y luego lo metí en una alta cola de caballo. Tomo la ropa más cercana a mí desde el armario y una palmada mínima de maquillaje. No había ninguna razón para tratar de verme glamorosa hoy, no me da la gana y no engañaría a Paul de todos modos.

Es solo después de la comida, cuando Paul llega a llamar a mi puerta. Se ve un poco peor para el desgaste propio. Caminamos por las calles frías y nos ponemos al día con un poco de conversación sobre el clima mientras nos dirigimos a la cafetería. Me habla de las muchas nuevas adiciones a su pequeño libro negro y con mucho gusto escucho que se jacta de sus logros. Cuando llegamos a la cafetería, Paul agarra dos grandes cómodos sillones junto a la ventana mientras pido las bebidas, un café negro normal para mí y té para Paul. Llevo las bebidas a nuestros asientos y ambos liberamos pequeños jadeos de “aah” de como el líquido caliente relaja y calma el cuerpo frío de la intemperie helada fuera. Tuve que tomar un par de minutos para admirar lo bien que Paul estaba. Él tenía un bronceado envidiable, sus facciones eran más definidas e incluso a través de sus ropas holgadas estaba claro que había bultos; su pecho parecía más fuerte, la espalda y los hombros más anchos, sin duda ha estado yendo al gimnasio. Todavía tenía la misma sonrisa adorable y ojos marrones seductores que llevó a cabo su juvenil belleza cuando llevaba su sonrisa descarada. Era fácil ver cómo, con sólo una mirada, él podría conseguir tantas mujeres en su cama. Seguimos charlando de cosas al azar, ponerse al día en lo que se había perdido de la vida del otro a través de los años. Fue agradable hablar con él, pero, inevitablemente, la conversación pronto se convierte en Jared. Se sentía extraño, hablando de Jared a su espalda, pero tanto como yo necesitaba desesperadamente saber lo que había pasado, parecía que Paul tenía que sacarlo de su pecho. Tuve una extraña sensación de que esta conversación iba a dejarme asustada y a Paul aliviado. —Así que... ¿Qué pasó con él, quiero decir, donde empezó a ir todo mal, Paul? —No mucho después de que te fuiste... No es la respuesta que quería oír, no quiero descubrir que yo era la razón detrás de la caída de Jared. —Le resultaba tan difícil cuando ustedes rompieron, le faltaste como tú no creerías, pero estábamos de gira, nuestros horarios eran tan ocupados que no tenía tiempo para la soledad, sólo se lanzó en la gira y puso toda su energía en las actuaciones... —¿Qué pasó cuando la gira terminó?

Baja la vista a su tasa viendo como hay chasquidos de su té a su alrededor... aquí es donde comienza el verdadero problema... —Al principio él solo escribió, fue a través de revistas enteras de valor de la escritura, sobre todo acerca de ti y luego se le ocurrió masas de nuevas canciones para el próximo álbum... algunas de ellas eran muy buenos, muy profundas y significativas, las demás... así digamos que se dejó un poco llevar por sus recuerdos de ti y comenzó a convertir sus momentos íntimos en letras... Podía sentir mi cara poniéndose roja en la idea misma de que mi intimidad y la de Jared se convertía en una canción... ugh. —Pero, por supuesto, ninguna de esas canciones jamás se hizo en el álbum. —Oh, gracias a Dios. Se ríe de mi respuesta, pero la sonrisa en su cara y la ligereza del momento es de corta duración ya que continúa con lo que estaba diciendo. —Así que, todo estaba yendo bien por un tiempo, él no estaba muy feliz exactamente pero estaba copiando… —¿Pero…? —Pero entonces tu película salió, la cual en que lo dejaste ir y grabar en Australia, dio el número uno en carteleras y de pronto estabas en todas partes… tu fotografía estaba en carteles alrededor del mundo, estabas en cada revista, programas de televisión en cada país… —¿Qué tiene que ver eso con Jared? —Bueno lucías fantástica, Melanie, realmente hermosa, feliz y saludable… estabas haciendo todo bien por ti misma, vimos unas entrevistas cuando estabas en los estados y sonabas tan alegre, continuaste con tu vida, haz ganado premios importantes, y luego estabas siendo románticamente asociada con cualquier chico de Hollywood… Tenía una idea de a donde Paul se estaba dirigiendo y no estaba segura de querer escuchar, pero tenía que hacerlo, necesitaba saber. —No me malentiendas, Jared estaba muy feliz por ti y que estuvieras viviendo el sueño pero no podía sacarse de la cabeza el hecho de que parecías haberlo superado y él todavía suspiraba por ti cada día… luego las fotos de tus noches salvajes con ciertos actores de Hollywood llegaron a los tabloides y solo no pudo soportarlo, odiaba ver a otros chicos con sus manos encima de ti…

—Espera, ¿me estás diciendo que terminó así porque se puso un poco celoso? —Mel, tú y yo sabemos que Jared no es un poco celoso, es muy celoso, como patológico… no sé cuándo te vio con otro hombre, fue como si algo dentro de él se alborotara, y se volvió muy retirado e irritable con todos… llevó su agresión y frustración a George, James y a los otros miembros del equipo, incluso Jost… lo soportaron por un tiempo pero luego su comportamiento se salió de control, tenía una chica diferente cada noche… Hice un gesto de dolor a eso. —Comenzó a beber mucho, paró de escribir canciones, se mezcló con las drogas… cambió completamente, Breaking Jane no estaba yendo a ninguna parte, ¿cómo podíamos hacer algo cuando nuestro principal hombre era una desastre total?, todos se hartaron de él, eventualmente George y James se fueron y se embarcaron en otros proyectos… la banda colapsó. —No entiendo, la banda lo era todo para Jared… —Lo sé, así que cuando paró de componer música, teníamos cada vez menos cobertura de los medios, lo cual hacía a Jared peor, me refiero a que la fama era un droga para él, la desintoxicación era algo que no podía manejar… Escuché suficiente, dolía demasiado descubrir cómo problemas y demonios actuales de Jared se originaban por mí.

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—Lo siento tanto, Paul, si hubiera sabido que terminaríamos aquí nunca hubiera tomado el maldito trabajo. —Hey, ahora no te atrevas a culparte a ti misma, hiciste lo correcto, cómo ibas a saber que Jared reaccionaría de la manera en la que lo hizo, ninguno lo sabía. —Sabes que no todo fue fácil para mí, Paul —me miró, sus ojos con dolor al escuchar mi declaración. Sabía cuánto Paul se preocupaba por mí; amaba a su hermano más que a nadie en el planeta pero la mirada en sus ojos me decía que quería escuchar mi versión de la historia. —Sé que no lo fue, Mel, con lo de Juliet y todo… Nunca le hablé realmente de Juliet a nadie, pero ahora mismo, con Paul, sentí que podía abrirme por primera vez. —¿Sabes qué es gracioso? Cuando murió, pequeñas partes me engañaron al creer que llamaría… honestamente pensé que a pesar de nuestra pérdida de contacto, llamaría… Juliet era todo lo que tenía; era mi hermana, mi alma gemela, mi mejor amiga… perdí todo y en mi hora de

necesidad no prevaleció… no lo sé Paul, fue como la paja que rompió la espalda del camello. —Quería hablar contigo… necesitas saber que cuando escuchó de su muerte, inmediatamente empezó a hablar sobre tomar un avión a Los Ángeles para poder estar contigo. —¿Por qué no lo hizo? —Era un desastre, y estabas afligida… no sabía cómo reaccionarías al verlo en tu puerta durante tal tragedia… no estaba seguro si estabas saliendo con alguien o si acaso necesitabas ayuda… y lo más importante estaba asustado, no sabía qué decirte… después de reconsiderar todo decidió que sería mejor para ti si se mantenía fuera de tu vida… La mirada en mi rostro debió haberle dicho todo lo que necesitaba saber y, para ser honesta; no me sentía en condiciones para compartir cualquiera de los detalles sangrientos sobre la secuela a la muerte de Julie con él; probablemente lo leyó en una revista de chismes. —Así que… ¿cómo terminaste en Nueva York, es un poco casual no? —Ja, ja, sí solo un poco… siempre hemos amado Nueva York, todavía tenemos una casa en Alemania pero necesitábamos salir un momento… además acá las mujeres son bastante apetecibles. Solo reí y rodé mis ojos a la última parte; amaba la habilidad de Paul para aligerar el humor. Pasamos la mejor parte de la tarde en la cafetería. Algunas conversaciones fueron interesantes otras era mejor dejarlas aparte. Caminamos lentamente a casa, tomándonos nuestro tiempo mientras maniobrábamos al pasar por las multitudes. Estaba helado afuera, la nieve se acumulaba en los bordes de la acera. Muy adecuado para esta temporada; era finales de noviembre, el 29 para ser precisos. El camino a navidad era mi parte favorita del año, era estresante, pero generalmente todos parecían estar de un humor alegre y los niños siempre estaban emocionados. Era mágico, especialmente en Nueva York. Finalmente llegamos a nuestro edificio y Paul me acompañó a la puerta, supuse que igual tendría que pasar por ella. —Bueno, gracias por tu compañía, ¿lo haremos otro día? —Sí, seguro, realmente disfruté ponerme al tanto contigo de nuevo, Melanie, fue una linda manera de pasar la tarde. Le sonrío y comienza a caminar por el pasillo pero luego para y vuelve hacia mí. —Oh, y quería darte las felicitaciones por tu compromiso…

Mi rostro se debió haber encendido a ese comentario pero no pude forzar una sonrisa, no le podía mentir a Paul, no estaba emocionada por mi compromiso y el tono en la voz de Paul y la expresión en su rostro me decía que estaba muy consciente de mis sentimientos hacia eso. Acepté la propuesta de Ben por las razones equivocadas, tendríamos que tener una apropiada charla sobre eso más tarde, pero mi habilidad de posponer las cosas podría meterse en el camino. —Sí, bueno no me apresuraría por comprar el sombrero pronto… Dio una media sonrisa, sugiriendo que creía en mí para hacer las cosas bien… no estaba tan segura. —Paul, ¿puedo preguntarte algo? No tienes que responder si no quieres. —Bien, ¿qué es? —Uhm… ¿qué pasa con Mercedes? Su rostro se contrajo ante mi pregunta, lo había puesto claramente incómodo pero me respondió. —Es un poco complicado… sé que Jared y tu tienen problemas y realmente espero que puedan superarlos juntos, pero por favor, ¿prométeme que no te involucraras con Mercedes? Ella es una mala noticia, Mel, no importa cuánto trates de luchar, sé que todavía te preocupas por Jared, pero no te involucres con él con el riesgo de involucrarte con ella… Con eso dicho, me dio un suave abrazo y luego se dirigió a casa. Sonó como una advertencia, no tuve buena vibra de ella pero ¿qué había hecho Mercedes para hacerlo una persona tan mala, que incluso Paul parecía un poco precavido de ella? Nunca me había sentido tan confundida en toda mi vida como ahora. Me sentía llena de acertijos, que no podía descifrar, nada más parecía tener sentido alguno… Si Mercedes era tan peligrosa, ¿por qué Jared estaba con ella? Jared había matado una parte de mí, a la que jamás pensé que alguien llegaría. Un lugar en mi corazón que nunca creí que se rendiría. Pero cedió. Me había debilitado con una mirada de sus ojos de terciopelo. Esos ojos que solían mirarme únicamente a mí, ahora estaban mirando a Mercedes. He perdido el último pedacito de corazón que me quedaba. Ahora puedo decir, con verdad, que lo he extraviado todo. Esta era una posición peligrosa en la que me encontraba. Todavía amaba a Jared, aún quería luchar por él, y a pesar de la advertencia de

Paul, yo no tenía nada que perder. ¿Qué podía hacer Mercedes contra mí, peor de lo que ya había pasado? ¿Por qué cada vez que el coraje se convierte en realidad a tu alrededor, cada vez que decides sobre un curso de acción adecuado, cada vez que está todo preparado y listo para ir tras lo que quieres, el destino te asesta un golpe malo y te devuelve al punto de partida? Me golpeó una pared de ladrillos. Odiaba esa pared de ladrillos de mierda. Paul me había informado que Jared y él volverían a Alemania para visitar a su familia y no sabían por cuánto tiempo se quedarían, podría ser en cualquier momento, desde un par de días hasta un par de semanas, el infierno podría ser que no volvieran juntos. Así que tal como estaba mí calvario por “perseguir a mi verdadero amor”, yo no podría hacer ningún avance cuando el hombre en cuestión ni siquiera se encontraba en el país. Pero al menos podría conseguir fuera del camino el compromiso con Ben ¿no? Error. El destino había decidido ser el jurado en eso también. Ben había ido a Los Ángeles para trabajar un poco más en un material en el estudio con la próxima banda nueva. La duración de su estadía allí dependería de la cantidad de trabajo que consiguiese hacer. Era probable que estuviese en casa para antes de Navidad, pero eso no sería bueno tampoco, la totalidad del Dumping2 para su prometido, justo antes de Navidad fue un poco de corazón frío, incluso para mí. Así como estaba, en el período previo a la Navidad y yo estaba sola con mis pensamientos, únicamente para la compañía. Eso tampoco era algo bueno. Cuánto más tiempo tuve a solas conmigo misma, más tiempo tuve para volver a evaluar todo. Eso muy probablemente significaba que había una buena probabilidad de que hiciese de tripas corazón y haría lo más racional, que sería quedarme con Ben y actuar como si nada hubiese pasado… No, yo no podía hablar conmigo misma sobre perseguir a Jared. Solo tendría que estar tranquila y mantenerme ocupada mientras esperaba a que todos regresaran a casa. Por primera vez en mi vida, yo realmente no

En economía, el "dumping" puede referirse a cualquier tipo de precios predatorios aunque la palabra solo se utiliza en el contexto de las leyes del comercio internacional en donde se define como la practica donde una empresa establece un precio inferior a los bienes exportados. 2

sabía lo que estaba almacenado para mí después. Todo esto podría estallarme en la cara y entonces, ¿dónde estaría yo? Me encantaría sentarme a tener una charla con un psicólogo, y tener un día de campo tratando de averiguar qué estaba pasando en mi cabeza. Si una cosa era cierta, era que esta Navidad iba a ser una experiencia inolvidable. Tan horrible como suena, yo estaba un poco decepcionada de que Ben llegase primero a casa, tenía la esperanza de que Jared volviera antes a su casa, entonces podría hablar con él y enderezar todo un poco antes de que Ben regresara. Pero, por desgracia, eso no iba a ser. Como tantas veces antes, me desanima enfrentar el tema que estuvo a la vanguardia en mi mente, cada minuto de cada día. Puede que no quisiera a Ben como a Jared pero todavía lo amaba. Todavía me sentía atraída hacia él. Él todavía lo estaba hacia mí. Y así, me había olvidado de la idea de dejarlo, al menos por ahora, y en vez, me concentré en jugar a la familia feliz, asegurándome de que ambos tuviésemos en un conjunto una buena Navidad. Entonces sucedió, la misma cosa que no quería que pasara, sucedió. Por primera vez, en la duración de nuestra relación, las cosas entre Ben y yo empezaron a funcionar, como una pareja adecuada, normal. Con Jared fuera de la foto-por el momento-Ben y yo logramos sin querer poner nuestra relación de nuevo en marcha, no es que Ben y yo no supiéramos que estuvimos fuera de la pista, pero el punto sigue en pie. Empezamos a hacer las cosas que las parejas normales hacen, por una vez no fue reconfortante ni dependía de él para todo, nos convertimos en componentes iguales. Fuimos e hicimos nuestras compras de navidad juntos, pusimos tantas decoraciones en nuestros apartamentos, que tomamos fotos y las subimos a Facebook, nos reímos e hicimos el amor bajo las luces de colores. Él prácticamente se mudó conmigo. En los últimos años habían sido un completo desastre, pero ahora mismo no se centraba en mi pasado inquietante, yo estaba mirando hacia el futuro. El último par de días que había pasado con Ben desde que regresó de Los Ángeles me dio un verdadero sentido de lo que mi futuro podría ser. Ben y yo en realidad podríamos ser marido y mujer, su carrera podría despegar y tal vez yo podría volver a hacer películas. Podíamos tener una hermosa casa juntos, y un día, podríamos incluso tener hijos.

La perspectiva de este futuro brillante y resplandeciente me excitaba. Fue tan lejos del mundo oscuro y deprimente que había estado viviendo en el ahora, por lo que se sintió como una eternidad. De repente, las mesas se habían convertido, una vez más. Pasé de no tener nada que perder al ir tras Jared a tener todas las de perder por ir tras él. Los demonios de Jared fueron sembrados en lo profundo de él. Estaba lleno de problemas que no sólo se evaporarían una vez consiguiese volver con él. Algo me decía que no sabía la magnitud de lo plagado de problemas que Jared era. No había ninguna garantía de que si volviera a Jared, todo saldría bien. No había ninguna garantía de que me podía ofrecer un futuro prometedor del cual Ben podía. Me había encantado Jared, ¿pero estaba dispuesta a sacrificar un futuro sin preocupaciones, sin dolor para él? Ya había pasado por muchas cosas. Todo lo que quería era ser feliz de nuevo, yo no quería sufrir más o tener dolor en mi vida. No creía que pudiese manejar eso. ¿Y si Ben era mi última oportunidad de ser feliz? ¿Y si era la última en mi vida? ¿Podría siquiera correr el riesgo de perder eso? Justo cuando pensaba que lo tenía todo planeado, tuve un pensamiento que tuve que asimilar antes de hacer una decisión final. Me despertaron groseramente con el sonido del trineo de campanas y Mariah Carey cantando a todo pulmón desde el estéreo en la sala de estar "todo lo que quiero para Navidad eres tú3” Odio a Mariah. Me doy la vuelta y miro el reloj: Siete de la mañana. Que se vaya a la mierda, me voy a dormir. Me pongo las acogedoras mantas sobre mi cabeza, acurrucándome en una posición cómoda, lista para viajar a la deriva de nuevo, para dormir. No es bueno, los tonos ridículos de la voz de Mariah están unidos por los más espantosos de Ben mientras trata de imitarla. Puedo oírle arrastrando los pies al entrar en la habitación. Todo está tranquilo y luego el gran estirón grande se abalanza sobre mí como un niño. —¡Ben! —¿Qué? —Estoy tratando de dormir.

En el inglés original es el título de la famosísima canción navideña de Mariah Carey, llamada “All I want for Christmas is You”. 3

Asomo la cabeza de debajo de las sábanas y finjo una mueca exagerada. —Pero es víspera de navidad. ¡Santa ya casi llega! —¿Sabes qué? Eres peor que un niño. Él simplemente sonrió hacia mí como si fuera un cumplido y luego me sacó en sus brazos, de la ropa de cama y todo. —Vamos, tengo algo que mostrarte. Aun así con la masa de hojas blancas en sus manos y yo colgada, me levanta de la cama y me lleva fuera de la habitación y a través de las puertas del balcón. —¿Qué? ¡No vamos a salir a la calle, Ben, está congelando aquí afuera y ni siquiera estamos usando la ropa! —Aww ¿y qué? Patea suavemente las puertas abiertas y me bate hacia fuera en el balcón frío penetrante. Voy a empezar a quejarme, pero la vista desde aquí me deja sin palabras. —Ahora mira eso, ¿no es hermoso? Toda la ciudad está cubierta de nieve blanca y pura. Es realmente hermoso. Hay algo mágico en este entorno, es una escena que pertenece a las películas, o al menos a una de esas bolas de nieve. Y en la víspera de Navidad, así, es perfecto, absolutamente perfecto. Estamos ahí por un rato más, sorprendidos frente a la belleza de la nieve pura de Nueva York hasta que al final tenemos que volver corriendo dentro para sentarnos junto al fuego a través del miedo de congelarnos y obtener una gripe. Pasamos Nochebuena por la mañana, como creo que todos la pasaron. En lugar de correr alrededor de las tiendas de regalos a última hora, pusimos el fuego y vimos todas las buenas viejas películas en la televisión. Ben está sentado en el suelo apoyado contra el sofá con un brazo casualmente envuelto alrededor de mis hombros. Los dos estamos todavía en nuestra ropa interior, sólo la manta suave nos rodea y el fuego suave nos mantiene calientes. Realmente no estoy prestando atención a la película que estamos viendo, estoy demasiado intoxicada por el olor dulce y almizclado de Ben y el olor a roble de la leña quema. Estaba realmente feliz. Una emoción que no había sentido en mucho tiempo.

—Oh, yo quería decirte, que me hablé con tu vecino ayer, Paul Klaus, él y su hermano acaban de regresar de Alemania, no suenan como si tuvieran algo espectacular previsto para Navidad, así que les invité por aquí para beber un par de copas esta noche, ¿espero que no te importe? —¿Eh? Por favor, deja que esté bromeando, sólo cuatro de nosotros en una habitación juntos, eso sería magníficamente torpe. —Bueno, Paul estaba en su fiesta de cumpleaños y nos pusimos a hablar, él es un tipo genial, quiero decir que escuché que su hermano está un poco jodido, pero ¿qué mal podía hacer? Estaba tratando tan duro como pude de mantener mis emociones bajo control, pero algo en mi cara me delato. Los ojos de Ben se estrechan y me mira con una inquisitiva mirada molesta, lo que indica que él sabe de algo. —¿Has conversado con ellos antes? —Bueno, um... sí, un poco... Levanta la ceja y me mira a centímetros. No puedo mentirle, creo que ya es hora de que conozca la relación entre mis vecinos y yo. —Bueno, ¿sabes qué? es una historia muy divertida, estoy segura de que vas a reír, eh… Jared y yo solíamos salir… jajaja… No podía controlar la risa nerviosa. Las cejas de Ben se tiraron hacia arriba y se veía como en un estado de shock. Oh Dios, debería haber mantenido la boca cerrada. —¿Tú... solías salir con Jared Klaus? —Sí, quiero decir que fue un largo tiempo de agh… —¿Por qué no dijiste nada? —Porque yo no quería hacer una queja sobre él, no es un gran problema. —Si no es un gran problema, Mel, ¿por qué no me lo dijiste? Mi demora a contestarle parece confirmar la cierta pregunta silenciosa que tenía y él se levanta y se dirige a la habitación. Lo sigo nerviosa, su voz era tan tranquila. No estaba del todo segura de cómo estaba reaccionando. No había dicho nada, dio la vuelta al dormitorio puso las cosas en una bolsa antes de dejarse la ropa puesta. Eso no podía ser una buena señal. —Ben... ¿qué estás haciendo? —¿Qué te parece que estoy haciendo... ?

—¿Qué? Por favor, Ben no lo hagas. Él recoge sus cosas de la habitación y pasa junto a mí mientras toma su abrigo en el pasillo. —Lo sabía. Joder, sabía que algo estaba pasando. —¿Qué? ¿De qué estás hablando, Ben? —¡Tú y yo! Él ya no estaba fresco, tranquilo y sereno. Su voz era entrecortada, estaba claramente furioso, todo junto. —En su fiesta de cumpleaños, la forma en que los dos se miraron... Traté de convencerme a mí mismo que me estaba imaginando cosas, ¡pero ahora esto! ¡Oh, ahora todo tiene sentido! Pisa airadamente hacia la puerta, me lanzó abierta al pasillo. Esto no tenía que suceder, ¿qué he hecho? Persigo tras él, dejando caer la manta y digna de cómo voy, no me importa que me vean, no puedo dejar que se vaya. —Ben, ¡no pasa nada! Nuestras voces se alzan, los dos nos estamos gritando el uno al otro. Dios sabe lo que los vecinos deben pensar. Agarro su brazo tan fuerte como pueda para tratar de detenerlo. —Ben, ¡ninguna mierda pasa entre nosotros, por favor, no lo hagas, estás exagerando! Se da vuelta al instante, mis palabras lo envían por el borde, me tira contra la pared provocando un fuerte chirrido que escapa de mi boca por el dolor de la colisión, su mano firmemente colocada alrededor de mi garganta. Las lágrimas inundan por debajo de mis ojos en su mano y empiezo a temblar un poco. —¿Te lo estás follando? —¿¡Qué! ¡No! —¡¿Pero tú lo quieres?! Se abre una puerta a lo largo del pasillo y vemos a Jared y Paul de pie, con los ojos abiertos por la sorpresa. Jared echa un vistazo a Ben, luego a mí llorando, luego de vuelta a Ben antes de tomar finalmente la palabra. —¡Saca tus malditas manos de ella ahora! —Hombre, le estás haciendo daño —expresa Paul, a centímetros.

Ben les ignora y mira directamente hacia mí. Dirijo mi atención hacia él, pero por el rabillo del ojo noto que Jared y Paul se acercan con cautela. Ben libera lentamente su agarre de mi garganta y me quema el aire, ya que viene corriendo de nuevo a mis pulmones. —Por favor, no me dejes... Ve de nuevo a Jared y yo sigo su mirada. Jared lucia aterrador, especialmente con Paul de pie justo detrás de él, dos de ellos disparando una mirada displicente hacia Ben. —No puedes tenernos a los dos, Mel. No puedes tener a tu novio y a mí como tu premio de consolación. Tienes que elegir. Y si lo deseas, no voy a estar ahí para recoger los pedazos cuando todo se desmorone. Todo se vendrá abajo. Así que más vale que valga la pena. Si haces esto, no hay vuelta atrás. Se arruinará todo, Melanie. Dejé escapar un sollozo mientras él pasa lejos de mí y se dirige por el pasillo. Paul camina detrás de él, asegurándose de que está totalmente calmado. Puedo sentir el color drenarse de mi cara mientras me deslizo por la pared hasta el suelo, con la cabeza dolorida, me quema la garganta, y mi visión es borrosa debido a todas las lágrimas. En poco tiempo, Jared se acerca, sus largos brazos se envuelven alrededor de mí, apretadamente. —¿Te hizo daño? ¿Estás bien? Lo siento, nunca dejaré que ponga otro dedo encima de ti otra vez ¿me oyes? Valdrá la pena, te lo prometo... —¿Lo hará? Mira hacia abajo, directamente a mis ojos con más pasión, interés y emoción que jamás he visto desde que volvió a mi vida. Su agarre sobre mí, se tensa, como si tuviera miedo de que me levantara y saliera tras Ben, en cualquier momento. Con ese pequeño gesto supe lo que había hecho. Me estaba dando por vencida con un chico que creí era perfecto para mi, por uno al que mi corazón sabia que realmente lo era. —Te quiero, Mel, más de lo que nunca sabrás. Su voz como la miel, sus palabras suaves eliminaron todo el dolor de mi cuerpo mientras me acunaba en sus brazos. —¿Sabes qué, Jared? Estoy harta de tus mentiras y estoy harta de tus juegos y acababa de alejarme de ti, excepto que te vi con esa otra mujer, con Mercedes. Y no puedo dejar que suceda de nuevo.

Jared Melanie. La amo. Nunca hubo ninguna duda en mi mente acerca de lo mucho que la amaba. Pero a veces el amor no es suficiente. Bastaba con mirarla para ver cómo estaba destruida. Sabía que había tenido un mal momento y también sabía que era mí culpa por no estar allí cuando me necesitaba. Me hizo sentir como un tonto. Tenía una verdadera razón para justificar su caída en desgracia, lo que hizo que mis travesuras parecieran un juego de niños. Me odiaba a mí mismo por involucrarme en su vida de nuevo. En el momento en que se mudó, Paul y yo deberíamos haber salido. Ella tiene una imagen de mí en la cabeza, la imagen de la forma en que solía ser, y lo cierto es que no soy el mismo chico ahora. No puedo ser su súper héroe, no puedo ser el hombre que necesita que sea, no la puedo salvar esta vez. Todo lo que quiero es una vida sencilla, sin complicaciones. Melanie es demasiado complicada para que me ocupe ahora mismo. Ella había estado viviendo en un lugar muy oscuro, pero a diferencia de mí, Mel estaba realmente en el camino de la recuperación. El mundo en que vivo es demasiado corrupto para que ella se involucre a centímetros. Es por eso que, por mucho que me cueste admitirlo, ella está mejor con Ben. Debería volver con él, casarse con él, yo apuesto a que serían felices juntos. No hace falta ser un genio para darse cuenta lo loco que es cuando se trata de ella, a pesar de su pequeño estallido violento de antes. Me estaba mintiendo cuando le prometí que esto valdría la pena. No lo haría. Si se involucra en mi vida, acabará rota irreparablemente. Yo no quiero ser responsable de eso. Es una buena persona. Yo soy, he dejado de intentar serlo, he aceptado en lo que me he convertido. No puedo arrastrarla conmigo. No lo voy a hacer con ella. La amo demasiado. Me gustaría poder hacerle entender que no podemos estar juntos, que no podemos ser parte de la vida del otro, pero yo la conozco muy bien, nunca lo aceptaría, es por eso que ni siquiera voy a perder el tiempo tratando de explicar por qué no podemos estar juntos. Es probable que sea mejor que no lo sepa, de todos modos. Entonces, está Mercedes en la que tengo que pensar. No puedo dejar a Mercedes, que ya sospecha de Melanie y yo. No puedo arriesgarme a

molestarla y tenerla encima de Melanie. No podría vivir conmigo mismo si le sucediera algo por mi culpa. Mercedes no tiene un parche en Melanie. Mel es tan hermosa que no es natural, su belleza es una anormalidad, una deformidad, ya que ninguno de sus rasgos presenta ninguna de esas imperfecciones que nos reconcilian de la imperfección de la condición humana. Su belleza es un síntoma de su enfermedad, de su soledad. Su piel es tan suave que pensé que nunca había sido tocada, sus labios carmesí tentadoramente besables caen en el perfecto puchero y sus ojos... esos enormes ojos oscuros casi me rompieron el corazón con su mirada de niña abandonada y perdida. Melanie era otro mundo, demasiado raro y precioso para pertenecer a esta tierra. Mercedes, por otro lado, está en completo contraste con mi flor rara. No es fea, pero no hay nada fascinante1 o espectacular sobre ella. Es gerente en el club de striptease2 al que voy a regularmente. Estoy seguro de que fue una buena persona, una vez, pero ya no. No, todo el mundo en el club ha perdido su alma, no tenemos moral, nada por qué vivir. Es descomplicada, como a mí me gustan. Aparte de favores sexuales a cambio de drogas, no espera nada más de mí. Ella es una amante que no tengo que amar. Tomé a Melanie, la llevé adentro de su apartamento y la dejé allí. Había algo tan seductor en ella, podía sentir que me estaba atrayendo por alguna fuerza magnética. Y sin embargo, estaba tan tranquila, tan reservada, tan misteriosa, completamente absorta en sus pensamientos. Probablemente estaba deseando haber huido tras Ben, y con el beneficio de la retrospectiva, desearía que lo hubiera hecho. Ni siquiera me miró ni se dio cuenta cuando me fui. Había algo mal con ella, algo en lo profundo de su centro, pero Paul iba a tener que lidiar con eso, no puedo involucrarme. Yo sabía lo que Paul iba a decir, prácticamente podía oír su voz dentro de mi cabeza cuando entré en el apartamento. —Bueno, ¿es que ella está bien? No te quedaste con ella mucho tiempo. —No puedo hacerlo, Paul. He cambiado de idea, no puedo involucrarme, no puedo arruinar su vida de nuevo. Podía sentir la decepción de Paul sobre mí, ya que paso a su lado a derrumbarme en el sofá. Odio decepcionar a mi hermano, pero tuve que soportarlo por mi decisión esta vez. —No puedo creerlo Jared, ¡no pensé que fueras tan jodidamente cruel! —¿Eh?

—Le diste falsas esperanzas. La dejaste pensar que todo iba a estar bien y, ¿qué pasó? Ella te elige a ti por encima de su novio solo para que luego decidas que has cambiado de opinión y, de hecho, tú no quieres estar con ella. ¡Eres un maldito enfermo! —Mira, yo sé lo que estoy haciendo, Paul, ¡no me agraves más! —¿Lo sabes? Porque para mí, lo que acabas de hacer es lanzar a Melanie a los lobos. Todo por culpa de tus juegos estúpidos ella terminó sola en Navidad, y lo peor es que probablemente todavía cree que tienen una oportunidad. Tú estás tensando su vida a largo plazo y la lastimas más, todo porque eres demasiado cobarde para dejar a Mercedes. —Podría dejar a Mercedes si quisiera, hay muchas otras chicas por ahí como ella… —Ese es el problema, podrías dejar Mercedes, pero no puedes salir de este estilo de vida en el que te has metido. Siempre y cuando sean putas estúpidas como Mercedes que alimentan tu adicción, tú nunca la dejarás... ¡Eres patético, por lo que has pasado es nada en comparación a lo que Melanie tiene, deja de sentir lástima por ti mismo y obtén un agarre! —Bueno, te diré algo, Paul, si estás tan jodidamente preocupado por ella, ¿por qué no te vas para allá ahora mismo y la consuelas? ¡Todos sabemos que te encantaría follarla! —¿Sabes qué? Voy a ir allí, ella no merece ser tratada de esa forma por ti. ¡Feliz Navidad de mierda, Jared! La puerta se cierra y se ha ido. El dolor de Paul me corta mucho más profundamente que el mío, pero nunca ganaría con él cuando se trataba de Melanie, siempre había tenido debilidad por ella. Tenía ese efecto en casi todos los hombres a su alrededor. Me desplomo de nuevo en el sofá y cierro los ojos. Todo estaba tan jodido y todo había sido culpa mía, había arruinado todo para mí y para Paul. Cuando Melanie se fue, antes de que tuviera tiempo de pensar, me convertí en algo amargo y retorcido durante toda la ruptura. Ella no era responsable por el caos actual en el que estoy, eso es todo sobre mi propio egoísmo. Me di por vencido en la banda, de la música, de todo lo que yo creía. Era casi como si la hubiese perdido, porque había perdido mi felicidad, entonces no me importa nadie más, si yo no podía ser feliz, ninguno a mi alrededor podía estarlo. Ni siquiera me sorprendió, cuando George y James decidieron dejar la banda; la hierba era más verde al otro lado. Ellos aún se comunicaban con Paul de vez en cuando pero

ellos ni siquiera me miraban. Me lo merezco por la forma en que los trataba. Un fuerte toqueteo envía vibraciones hacia la puerta de abajo y las paredes. Echo un vistazo al reloj de la pared, justo a tiempo. —Entre. La puerta se abre fuertemente y me sorprende que no se salga de las bisagras. Mercedes viene dando tumbos en el apartamento como un tornado y cae en el sofá junto a mí. Ella se deshace de mi ropa mientras habla sobre algo, pero lo hace demasiado rápido para que pueda entenderle alguna palabra de lo que dice. Ella saca una pequeña bolsa de polvo blanco de su bolso y empieza a cortar las líneas sobre la mesa de café. Las drogas pueden ser el camino a ninguna parte, pero al menos es la ruta escénica... Acaba de cortar las líneas blancas almidonadas de coca entonces huele una y vuelve a caer en el sofá. Me pregunto, qué diría Melanie si pudiera verme ahora, ¿todavía me amaría? Porque sé que no hay nada que me impida a mí, seguir amándola… Me inclino sobre la mesa de centro y presiono el dedo firme en contra de mi fosa nasal y olfateo hasta la última gota del polvo, mi consciencia y todos los pensamientos de Melanie se evaporaron con la oscuridad, mientras permitía que las drogas tomaran el control.

Melanie —¿Quieres que me quede? Sinceramente, no me importa, Mel, voy a pasar la noche si quieres que lo haga. Paul era tan desinteresado. A pesar de su reputación de "chico malo" que tenía, conservaba un corazón de oro y sé que hace lo imposible para ayudar a sus amigos y familiares. A veces me preguntaba si Cupido se había perdido cuando le disparó mi flecha a Jared, tal vez debió golpear a Paul, porque ahora él era quien me atendía más con ese desastre patético a lo largo del pasillo. —No, la víspera de Navidad, deberías estar con Jared. No sería muy buena compañía de todos modos, probablemente sólo tomo un baño y me voy a la cama... —¿Estás segura? —Por supuesto, voy a estar muy bien, pero gracias por la oferta. Me estaba poniendo buena cara. No estaría bien. Para mí, la Navidad era mala en el mejor de los casos, pero pasarla en una nueva ciudad sin una familia y seres queridos era suficiente para hacerme llorar como un bebé. Paul se acerca y envuelve sus brazos alrededor de mí con fuerza. Era extraño, pero ahora mismo, Paul era lo más cercano a una familia que tenía. —Bueno, yo estoy al final del pasillo, si me necesitas, y lo digo en serio, si tú no puedes dormir, o necesitas alguien con quien hablar, o un hombro sobre el que llorar, estoy aquí para ti. —Aww, como el hermano mayor perfecto. Él está allí con aire de suficiencia y yo pongo los ojos en blanco y él ríe mientras se dirige hacia la puerta. La puerta se cierra suavemente detrás de él. Silencio. Esta era la primera vez que había pasado las vacaciones por mi cuenta y me sentí muy, muy horrible. Trato de llamar a Ben, pero su teléfono debe estar apagado, ya que sigue yendo directamente al correo de voz. Realmente me debe odiar, ni siquiera trate de correr detrás de él ni nada. Es probable que esté pensando en lo de que soy como una perra ingrata...

Voy arreglando alrededor del apartamento, haciendo limpieza de las habitaciones que ni siquiera necesitan ser limpiadas. Esta era una señal segura de que estaba aburrida de mi tuerca. No sabía si era el estrés o la ansiedad o qué, pero no podía quedarme quieta. Hurgué en el bolso por un cigarrillo, pero se me acabaron. Fumar es un hábito asqueroso que había cortado hace años cuando llegué al tope, sólo me gustaba el sabor de un buen cigarrillo, de vez en cuando. Echo un vistazo por la ventana. El tiempo afuera parece implacable, pero necesito un cigarrillo, Tendría que enfrentarme sola al frío mientras hacía el paseo de mi apartamento a la tienda más cercana. Me pongo mis botas, deslizo el abrigo, cojo el bolso y salgo. A pesar del viento gélido frío mordiendo cada trozo de mi piel descubierta, todo el mundo en la calle estaba lleno de alegría y risas, la gente haciendo compras de última hora y otros tratando de hacer su camino a casa. Voy con cuidado a través del camino cubierto de aguanieve, la tienda que necesito está al otro lado de la calle. Es tarde en la noche y la oscuridad se nubló el cielo. Parece que podría nevar de nuevo. Una pequeña campana de los anillos suena en la puerta cuando entro en la tienda. Un viejito detrás del mostrador me mira con total sorpresa. Supongo que no esperaba ningún cliente esta noche. Él tiene la calefacción en la tienda del barrio, el cual es un alivio bienvenido como las ráfagas de aire caliente derretir el frío de mi piel. Pido los cigarrillos mientras camino hacia el mostrador. Se pone sus gafas y da vuelta a la plataforma detrás de él tratando de encontrar los que pedí. La zona del mostrador está cubierta con las decoraciones en las paredes y las luces colgadas en el techo. Una pieza de escritura en la pared toma mi interés: “Siempre ha sido lo que el amor no conoce, su propia profundidad hasta la hora de la separación” Reflexioné sobre el escrito por un tiempo. Era cierto. No sabía cuánto era capaz de amar a alguien hasta que Juliet falleció. —¿Perdone, señorita? Salgo de mi trance y miro hacia atrás, al hombre frágil, de pie apuntando a la caja. —Ah, claro, lo siento. Meto la mano en mis bolsillos para darle el cambio. Mientras lo hago, él empieza a hablar, el contenido de sus palabras me tiró un poco con la guardia baja.

—Sabes, no se encuentra ahí, por la pérdida de mis seres queridos, sino que absorbió las pérdidas en mi vida, como la tierra recibe la materia en descomposición, hasta que se convirtió en una parte de lo que soy. El dolor se tornó en permanente residencia de mi alma y lo amplió. Pongo el dinero sobre el mostrador y miro hacia atrás inquisitivamente. Su rostro era sabio, algo que sólo se obtenía de una vida llena de experiencias. No entendía por completo su estado de cuenta o por qué me estaba diciendo esto, pero algo dentro de mí decía, un día, lo haría. Tomo el largo camino a casa, el frío era insoportable, pero al menos el dolor me ayudó a saber que todavía estaba viva. Hay un pequeño grupo de personas reunidos en la esquina de la calle, emocionados sobre algo. Me dirijo a ver qué era lo que causaba tanto alboroto. Algunos vagabundos estaban de pie con una gran caja de cartón llena de pequeños cachorros. Parecían perros esquimales, pero no estaba del todo segura. Había siete u ocho de esas cositas, estaban siendo arrebatados uno por uno. Las personas tomaban los fuertes, los juguetones, ignorando por completo al más pequeño de la camada en la parte posterior de la caja. Pobre hombrecito, nadie quiere al enano, yo sé cómo se siente. Me hubiera ido, pero sus grandes y brillantes ojos azules tocaban horriblemente fibras sensibles en mi corazón. Empujo a la multitud y me arrodillo en la caja. —¿Cuánto quieres por él? —¿Cuánto tienes? Hurgo en mi bolso y saco un par de dólares que le dio al hombre. Su cara se ilumina y recoge al pequeño chico por el cuello y me lo entrega. —Aquí tiene señora, y recuerde, un perro es para la vida no sólo para Navidad. Sonrío y camino a casa con mi nuevo amigo envuelto en mi abrigo. Fue un momento de impulso, realmente no había pensado en la responsabilidad de tener un perro, pero no había sentido pasar la Navidad solos, ¿o sí? Mi apartamento está frío cuando regreso a casa. Siento al pequeño sobre alfombra mullida mientras me quito el abrigo y las botas, y luego enciendo el fuego para calentar el lugar. —Por lo tanto, supongo que no tienes un nombre aún.

Esto era estúpido, ¿por qué hablaría con un perro? Creo que realmente me he vuelto loca. Lleno un pequeño recipiente con agua y lo llevo a él. Nos sentamos en el suelo juntos, el televisor está en el canal de música que canta todas las canciones viejas de Navidad, el fuego arde y las luces de colores en el árbol de Navidad brillan a la distancia. —Eres un buen tipo, Necesitas un nombre cool... ¿Qué tal con.. Logan? No responde. —¿Samson? Nada. —¿Indi? Él aúlla a cabo de una pequeña pausa. Bingo. —Indi es entonces. Esto de ninguna manera era una Navidad brillante, pero siempre podría ser peor. Juliet y yo solíamos tener una tradición en la víspera de Navidad, nos sentábamos en una habitación iluminada sólo por las luces de Navidad y recordábamos, sin importar lo mal que el año hubiese ido, que nuestras bendiciones superaban las luces. Había sido un año de mierda para mí, pero a pesar de todo, todavía tenía muchas cosas por las cuales estar agradecida, tenía un buen techo sobre mi cabeza, mi nevera estaba llena de comida, estaba en buen estado de salud, tenía dinero en el banco, tenía a Paul y ahora, que incluso tenía a Indi. Las cosas siempre podrían ser mucho peores. El calor que irradiaba del fuego me hacía sentir somnolienta. Tiempo de ir a la cama. Apago el televisor y me dirijo a la habitación, con Indi detrás de mí. Lo recojo y lo acuesto en la cama grande, donde se pasea un poco, inseguro de su nuevo entorno, antes de acurrucarse en una bola en el extremo de la cama y quedarse dormido. Era tan lindo. Creo que he hecho un amigo para toda la vida. Me escabullo de la habitación en silencio para bloquear la puerta principal. A medida que me acerco oigo voces frenéticas desde fuera. Debería haber ido a la cama, pero los tonos ásperos de su dialecto alemán sólo me hicieron más curiosa. Apreté una oreja contra la puerta, tratando desesperadamente de escuchar las palabras que intercambiaban. La voz masculina era un poco aguda, lo que significa que era Jared, no Paul. Y la voz femenina tenía ese chillar inconfundible entra directamente a través de ti: Mercedes. —Mercedes, no te vayas, lo siento.

—¡Bueno, debiste haber pensado en eso antes de decir su nombre! —Mira, no quería, fue un desliz de mi lengua. —¿Un desliz de tu lengua? ¡Gritaste su nombre mientras te estaba follando! ¡Eso no es un lapsus, Jared! ¿Qué? ¿Cuál nombre no tenía que gritar? —Eres más delirante de lo que pensaba si consideras que tu pequeña preciosa Melanie va a querer tener algo que ver contigo una vez que sepa acerca de tu adicción sucia... ¿Gritó mi nombre? ¿De qué demonios estaba hablando? ¿La adicción de Jared? —Y lo que es mejor, bebé, eres más ignorante de lo que pensaba, si aún no has descubierto su... —¿De qué demonios estás hablando? ¡Ni siquiera la conoces! —¡Sí, bueno, por el sonido de las cosas tú tampoco! Lo que digo es que cuando ella te dejó, Jared, se convirtió en la más puta que he oído, y luego está el hombre... Joder, tu pequeña Melanie aparece, me tendrá de competencia. Estaba tentada en ir ahí en este momento y darle una bofetada a la perra de mierda, pero ¿por qué motivos? ¿Decir la verdad? Ella me había alejado de Jared. Era el pasado, una parte de mí que no estaba orgullosa de tener, un lado que he mantenido en secreto de Jared y ahora todo estaba a la intemperie. No era diferente de Mercedes. Todo iba a salir. Estaba con la mierda hasta el cuello sin salvación. *** Su mano estaba helada cuando lo sostuve en la mía. Me senté a su lado toda la noche, sin quitarle los ojos de encima. Cables y tubos y todo lo demás en su cuerpo, la mantenían viva. Su piel era tan blanca como la nieve, con sus pelo rubio espeso acariciando suavemente su delicado rostro. De vez en cuando los párpados revoloteaban pero nada sucedía después. Oré y oré toda la noche por alguna clase de milagro. Era muy joven, ella no podía dejarme, no todavía. Yo no estaba dispuesta a dejarla ir, todavía la necesitaba. —¿Mel? Su voz era ronca y débil, apenas audible. Trató de mover la cabeza hacia mí, pero la mantuve inmóvil.

—Ssssh, cariño. Sólo sueña, todo va a estar bien, no voy a dejar que te pase nada. Cálidas lágrimas inundaron mis ojos, mi estómago se retorcía en nudos a medida que veía al ángel en la cama junto a mí. —Mel... Trataba de mantenerla en silencio, sabía que el final estaba cerca, pero ella no lo entendía, estaba decidida a hablar. —Que nada te moleste..., vamos..., que nada... te asuste... La máquina en el otro lado de la cama empieza a sonar ruidosamente, su pecho cae al igual que la línea de la máquina. —¡ENFERMERA, AYUDA! ¡Maldita sea que alguien me ayude! ¡No, no mueras Jules, te necesito, por favor, no me dejes! Las enfermeras y los médicos inundan el cuarto rodeando su cama, están hablando frenéticamente en una especie de jerga médica que no puedo entender. Una mujer joven me acompaña fuera de la habitación, tratando de tranquilizarme, pero yo sabía que ella se había ido. Sabía que era el llamado al telón4. Me siento en un banco en el pasillo, mis rodillas traqueteaban juntas, mis labios estremeciéndose, y todo mi cuerpo temblaba. El médico emerge de la habitación. No necesitaba decir nada, la expresión de su cara lo decía todo. —Lo siento mucho, señorita Wolfgang, hicimos todo lo que pudimos. Me despierto en pánico, mi respiración agitada y la almohada empapada de sudor frío. No era sólo un sueño más, sino que eran visiones, tan claro y tan reales como si estuviera allí en persona. Los momentos finales de Juliet, sus últimas palabras aún me atormentaban cada noche. La pérdida de ella es lo más difícil que he vivido. Daría a todo solo por un último momento con ella, sólo para compartir un último abrazo con mi hermana mayor. Miro hacia el pequeño reloj en la mesita de noche: 10:00 am. —Bueno... ¡Feliz Navidad, Indi! La bola de pelusa rizada en el extremo de la cama levanta su cabeza al oír su nombre antes de acomodarse y volver a dormir. Se utiliza para denotar los créditos finales de una película que muestra imágenes, clips o tomas de cada personaje. También se refiere al momento en que el elenco de una actuación es llamado para que el público reconozca su desempeño. 4

—Feliz Navidad, de verdad... Había un montón de regalos debajo del árbol en la sala de estar; regalos que había comprado para Ben, regalos que había comprado para mí y algunos otros de sus amigos. No estaba de humor para ellos. Hoy en día, la Navidad significa un poco más para mí que regalos. Comienzo con un desayuno de cigarrillos y champán. No estaba celebrando nada, sólo pensé que si quería que el día acabase rápidamente entonces sería mejor que iniciará con la bebida tan pronto como fuera posible. Hay un fuerte golpe en la puerta. No esperaba a nadie. Hago mi camino lentamente y abro. Paul está de pie en el pasillo, con una sonrisa enorme en su cara y mirando como si acabara de salir de la cama. —¡Feliz Navidad! Llega con un fuerte abrazo, levantando mis pies del suelo. —Paul... no puede respirar. —Opps, lo siento. Me deja ir y coloca un brazo alrededor equilibrándome mientras recupero el aliento.

de

mis

hombros

—Entonces, ¿quieres entrar? Nos sentamos juntos en el sofá, hablando sin rumbo sobre el perro que acababa de comprar por impulso, de los regalos que Jared y Paul habían conseguido para el otro, pero luego hizo la pregunta que esperaba que no lo hiciera. —Así que, uhm sería que tal vez ¿quieras ir a nuestra casa para Navidad? No tienes que hacerlo si no quieres, estaba pensando que sería mejor que estar aquí sola todo el día... —Eso es muy considerado, pero... quiero decir, ¿no sería un poco incómodo? —Para ser honesto, Mel, estaríamos muy agradecidos de tu presencia, Jared me está volviendo loco ahora mismo. Me sentí mal por Paul. Apostaría mi fortuna que probablemente deseaba estar en casa en Alemania en este momento con Simone y Gordon y el resto de su familia. —Ok, dame una hora o dos e iré, ah, y voy a tener que llevar el perro, espero que no te importa.

Su rostro se ilumina con delicia. Esto era un momento Kodak5 aquí. —Muy bien, te veré en un rato. Tan pronto Paul se va, salto a la ducha y empiezo a prepararme. Seco y aliso mi cabello, pasando horas asegurándome de si mi maquillaje es el correcto, y luego cambio mi vestido de noche y sandalias por un vestido corto de HerveLeger y un par de plataformas MiuMiu. Este era un atuendo hecho para atraer miradas. Tomé una botella de champaña del refrigerador, mi madre siempre decía que era descortés presentarse con las manos vacías, y después hice mi camino hasta su apartamento con Indi siguiéndome silenciosamente. Afortunadamente, Paul abre la puerta y nos permite entrar. Su apartamento seguía algo desordenado pero se lograba apreciar el esfuerzo que hizo para limpiar el lugar. Una disculpa por el árbol parado en la esquina de la sala, apenas con algunas luces envueltas sin cuidado alrededor. La discusión que escuché por casualidad anoche seguía revoloteando en mi mente. ¿Jared consumía drogas? Culposamente busqué señales para comprobar mi teoría mientras Paul me buscaba una bebida pero no había nada. Una puerta se abre por el pasillo y Jared sale retumbando. Inmediatamente Indi corre y comienza a ladrarle. —¡Indi! Para de ladrar y vuelve renuentemente acostándose junto a mis pies. Jared se detiene allí por un tiempo, sólo mirándonos a mí y al perro en la sala de su apartamento, claramente Paul no le comentó que veníamos. Favorablemente Paul regresa a la sala con bebidas. Me tiende una copa de vino tinto antes de que Jared lo lleve a otro lado. Se hablan el uno al otro en voz baja; ciertamente no puedo saber lo que están hablando. Espero no sea sobre mí, si Jared no me quisiera aquí, entonces no tendría ningún problema en irme… Oí mi nombre ser mencionado e instintivamente volteé; Jared me lanzó una intimidante mirada antes de terminar su conversación con Paul y desaparecer por la puerta principal. Paul respira hondo y se sienta a mi lado. —¿Qué fue todo eso? —No fue nada. 5

Momento inolvidable

Tomé su mano. —Paul, ¿por favor? Observa mis suplicantes ojos y cede. —Va a ir a una fiesta con una tal Mercedes… —¿Qué y solo te dejó aquí? Podía sentir mi sangre hirviendo; ¿Acaso Jared no sentía ninguna consideración por su propio hermano? Cuanto más aprendía sobre él, menos me agradaba. —De acuerdo, Mel, supongo que seremos tú y yo para navidad. —No. —¿Huh? —No, Paul, también vamos a ir a esa fiesta, Jared no debería ser el único con permiso para divertirse. —¿Sinceramente crees que es una buena idea? Me refiero con Mercedes y… —Vamos, Paulie, ¡Al diablo con Mercedes! Apenas conozco a la mujer y estoy cansada de ella… Vamos, podemos tener un buen momento, y si las cosas se fastidian puedes culparme a mí… Se vuelve a sentar en el sofá, pensando en mi oferta. Trato de colocar mi mejor mirada de “perrito indefenso” y las esquinas de su boca se levantan en una suave sonrisa. —Cierto, tienes razón. ¡Vamos! Una pequeña anciana y su esposo que vivían a un par de puertas de nosotros gentilmente accedieron a cuidar de Indi por unas horas mientras Paul y yo nos dirigíamos a la persecución de Jared. Ciertamente no se sentía como el día de navidad, persiguiéndolo e irrumpiendo en una fiesta con un montón de personas que ni Paul ni yo conocíamos. ¡Pero demonios, definitivamente era emocionante! Paul tuvo la ruda idea de donde se encontraba la casa a la que nos dirigíamos una vez que nos bajáramos del taxi, aún caminaríamos por un par de horas para hallarla. Helaba afuera; mis piernas se chocaban entre sí al caminar por la nieve medio derretida que cubría las calles intentando ubicar la maldita casa. Estos tacones no están hechos para caminar en el mejor de los tiempos, pero evidentemente no estaban hechos para caminar largas distancias por una acera resbaladiza. Era una trampa de muerte ahí afuera.

A pesar de todo, hoy me sentía bien. Por primera vez en meses no sólo era Mel, era Melanie Wolfgang: Actriz, nuevamente. Me sentía bien, como si hibernara el año pasado y me encontrara despertando. Algunas personas veían todo el maquillaje, ropas y personajes como una mascarada pero era lo opuesto para mí. Mi versión acicalada era la real y, maldición, se sentía bien estar de vuelta. Perdí la cuenta de cuantas veces Paul tuvo que sujetarme cuando el suelo bajo mis lindos zapatos cedió, enviándome lejos del balance y cerca de aterrizar en mi trasero. Seriamente no sé qué esperar de esta fiesta. La zona de la ciudad aparenta un poco lujosa como para parecer Mercedes. Dudaba que esa fiesta estuviera llena de sus amigos. ¿Quizás Jared había llevado un invitado? De cualquier manera, me gustaría saberlo pronto. Las casas de este barrio eran increíbles. Árboles de Navidad gloriosos e impecables decoraban el frente de casi todas las grandes ventanas en forma de bahía y los aparcamientos se encontraban ocupados con coches magníficos: Ferrari, Audi, Lamborghini, Porsche... No, Mercedes definitivamente no pertenecía aquí, pero yo sí. Este era el tipo de vida al que me hallaba acostumbrada. Casi sentí que tenía la sartén por el mango en ella, como si tuviera más experiencia y puesta al tanto en todo este escenario social más que ella. Finalmente, nos encontramos con una casa la cual Paul pareció pensar que es “la indicada”. Bueno, tendría que serlo, caminamos por lo que se sintió como millas y era la única casa absolutamente alta y no se apreciaba en nada para una fiesta teniendo lugar dentro de sus paredes adornadas. Entramos a través de las grandes puertas de acero y circulamos por el camino hacia la casa. Cuando llegamos a la puerta de roble macizo, Paul tomó mi mano, dándome una sonrisa tranquilizadora y me guió al interior de la casa. Justo enfrente de la puerta de entrada había una enorme escalera de mármol, decorada con cientos de luces de colores todas envueltas en la escalera. Un árbol de Navidad tan alto como la casa estaba en medio de la zona de recepción, montañas de decoraciones de oro y plata decoraban sus ramas. Esto era realmente grandioso. La música sonaba a volumen máximo en los altavoces y la casa en sí era un mar de cuerpos según lo que lograba ver. No reconocí a mucha gente, había un par de chicas que parecían familiares, pero no del todo segura. Paul toma el abrigo y lo vuelca en un pequeño armario junto a los demás.

La gente aquí aparenta ser un grupo muy heterogéneo. Hay un montón de gente que parecen muy ricos y cuyas imágenes simplemente gritan dinero, mientras que otros lucían, me atrevo a decir, algo comunes. Paul, sin soltar mi mano con firmeza, nos conduce a través de un amplio salón. Todo el mundo se nos queda mirando a medida que caminamos junto a ellos. ¿No somos bienvenidos aquí? ¿Tengo algo en la cara? ¿O es que la imagen de Melanie Wolfgang con Paul Klaus tomados de la mano o simplemente envío una impresión equivocada? Empezaba a pensar que era lo segundo al momento que sus miradas de pronto se convirtieron en sonrisas cuando Paul empezó a saludar a la gente y conseguir que nos conocieran. Paul comenzó a buscar a Jared entre la multitud, pero Mercedes nos localizó primero. —¡Paulie! ¡Bueno, Jared jamás mencionó que venías! Su voz era horrible, y aún peor con una bebida en ella. Se nos acerca seductoramente, claramente molesta de que estuviera allí, pero tratando de no demostrar su diablo interior. —Sí, de acuerdo, ¿Has visto a Jared? —Claro, está en el cuarto de juegos. Señala con un dedo torcido hacia una habitación de la izquierda y Paul empieza a caminar hacia él, pero los escuálidos dedos de Mercedes se cierran alrededor de mi muñeca. La sensación de sus ásperas manos frotando contra mí, literalmente, provocan piel de gallina. Paul y yo le damos una mirada inquisitiva. —Adelante, Paul, yo y Mel iremos arriba con el resto de las chicas. ¿Qué? No quiero quedarme sola con la psicópata. Pablo le lanza una mirada fría, como si le advirtiera no intentar cualquier negocio divertido. No hace exactamente que me sienta mejor mientras me arrastra por las escaleras. Era más tranquilo aquí, la música no sonaba tan fuerte. Las luces a lo largo de los pasillos eran tenues hacia abajo y había gente esparcida al azar en por el lugar, chismeando o bailando. Sin soltar mi muñeca con fuerza, Mercedes me lleva a una pequeña habitación. Había algunas otras chicas en la habitación, pero estaban demasiado atadas en su propia conversación para notar realmente a Mercedes y a mí. Nos dirigimos a la esquina de la habitación donde una barra improvisada ha sido establecida y Mercedes procede a servirnos dos tragos de vodka. Ciertamente no confío beber algo que me ofrezca

Mercedes pero necesitaba algo fuerte que me ayude a pasar a través de esta situación incómoda. Me da la copa y ambas lo tomamos al mismo tiempo. Se apoya en la barra, sus pechos se derraman fuera de su vestido y sus muslos también. Era un caos absoluto. —Sabes, Mel, tú y yo somos más parecidas de lo que piensas… Lo dudaba, éramos como el día y la noche, tenía una buena idea de hacia dónde tomaba curso la conversación, así que actúo y juego sus estúpidos juegos. —En serio, ¿Cómo es eso? —Bueno, las dos hemos follado a Jared. ¿Follado a Jared? No follaste con Jared, hiciste el amor, dulcemente con él, la manera en que hablaba de él era tan degradante... —Y vamos a ver, ¿Otra cosa?... Nos encanta la ropa de diseñador. Apunta a un par de zapatos de Chanel que llevaba puestos, claramente en forma. —Ah, y a ambas nos encanta golpear el polvo de ángel, entre muchas cosas. Suelta una carcajada. Puta de mierda. Ni siquiera me conoces; ¿Cree que tiene algún derecho divino a hablarme así? —Dime, Mel, ¿Extrañas la coca? ¿E? ¿Heroína? ¿Tomaste todo esto por un tiempo no es así? Debe ser tan tentador caer nuevamente en eso... Apuesto a que ayudó a aliviar el dolor al fallecer tu hermana, ayuda a olvidar lo que te preocupa y caes en un sitio algo menos doloroso... Está golpeando un nervio conmigo ahora mismo. Reconozco abiertamente que me metí en las drogas, no estoy orgullosa de ello, pero es una parte de lo que soy y he llegado a aceptarlo. La única cosa que me diferencia de Mercedes en este momento es el hecho de que tenía las fuerzas para salir de las drogas, ella evidente aún la utilizaba. Dicho esto, sin embargo, no había estado limpia por mucho tiempo, si ondeas drogas frente a un adicto una sola vez, no pasa bastante tiempo antes de caer de nuevo. Saca una bolsa de polvo blanco de su sujetador y comienza a cortar las líneas en la barra. Podía sentir la sangre corriendo por mis venas ante la visión del polvo mágico. —Bueno, ¿Qué te parece, Mel?

Lograba sentir mi corazón latiendo. Era sólo una pequeña línea, una pequeña línea no sería mala... Me inclino a la barra, lista para olfatear y entonces… —Melanie. Levanto la vista para ver a Jared y Paul ingresar la habitación y dirigirse hacia nosotras. Mierda, esto no es una buena posición para ser atrapada, discretamente limpio la droga fuera del borde de la barra, mientras me pongo de pie para saludarlos. No sabía si se habían dado cuenta de lo que había pasado, pero sin duda no hacía un muy buen trabajo ocultándolo. Me sentí mareada, podía sentir gotas de sudor formarse en mi frente. —¿Estás bien, Mel? No te ves muy bien. Paul puso una mano sobre mis hombros para tratar sostenerme. Se sentía tanto calor aquí dentro, tenía que salir de allí. —No, sólo tengo que... ir... a... un poco... Mi voz salía arrastrando las palabras. Tenía la garganta tan seca, que necesitaba algo para beber. Me tropiezo hacia la puerta, la risa de Mercedes hace eco a mí alrededor. —¡Quizás la próxima vez vas a ser capaz de manejarlo, Mel! Grita después de mí. Debería haberme mantenido en pie, pero algo dentro de mí simplemente me obligó. Me volteo, centrándome únicamente en la perra tonta delante de mí. —Oh, puedo manejarlo bien, pero no tocaría ninguna de tus mierdas, no sé de dónde diablos viniste. —¿Quieres empezar algo conmigo, Mel? ¡Al menos, todo el mundo puede ver tus verdaderos colores ahora, eres un desastre patético, drogadicta y ahora todos van a saber de eso! Me río de su estúpido comentario. Se mueve hacia mí, su cara al alcance de mi mano, su aliento caliente golpeando mi piel. Jared y Paul se ponen de pie con cautela a nuestro lado, dispuestos a intervenir si las cosas van demasiado lejos. —Escucha puta de mierda, no vengas llamando mi puerta a menos que quieras que te responda, no tienes idea de lo que soy capaz y si valoras tu culo no vas a desear saber más de mí, me encantan las mejillas dulces para el desayuno.

Mis palabras la envíe sobre el borde y me golpea en la cara con sus joyas de mano, rompiéndome el labio en el proceso. Me levanto y me río, lamiendo la sangre de mis labios. Jared me mira, con el rostro lleno de preocupación antes de que Mercedes se aleje. Le soplo un beso antes de salir por la puerta. Oh, el juego apenas comienza, y todavía lejos de acabar.

Jared La sigo en silencio por las calles frías, su abrigo apretado con firmeza en mi mano. Tiene los brazos cruzados sobre su estómago mientras camina por las calles silenciosas, puedo ver los músculos tensos de su espalda cuando el viento frío ataca su cuerpo. Le guste o no, en cualquier instante, va a tener que voltearse y tomar su abrigo de mí, de lo contrario se va congelar hasta la muerte aquí. Es consciente de mi presencia, pero me ignora, y en cambio se mantiene caminando. Una ligera brisa sopla y el dobladillo de su vestido se levanta un poco, dejando al descubierto sus muslos suaves, Dios cómo me gustaría estar entre sus muslos en estos momentos. Tal si hubiera dicho mis pensamientos en voz alta, se detiene en seco y se da la vuelta para mirarme. Sus labios no se ven tan mal y la hemorragia ya se ha parado, aunque están algo hinchados, y eso sólo aumenta su belleza. Sus ojos marrones miel se encuentran con los míos y con mucho gusto me halló con su mirada. Todo lo que quiero en este momento es cerrar la brecha entre ambos, dar un paso hacia delante y tirarla a mis brazos. No estoy seguro de cómo reaccionaría a eso, así que me conformo con darle el abrigo. Estira sus brazos hacia fuera y toma mi pequeño abrigo negro, sus dedos rozando ligeramente los míos. Todo el tiempo la miro, no forzando su vista por un segundo, deseoso de escuchar lo que tiene que decir. —¿Por qué? —¿Por qué, que? Me observa como si fuera estúpido por no saber de lo que habla, frunciendo el ceño. —¿Por qué ella? Jared, ¿Por qué estás con ella? Porque ella es mi vendedora de drogas y no podía conseguir suficiente en otro lugar. —Tú no la quieres... No la has mirado ni una vez de la manera que solías mirarme, como sé que aún te gustaría mirarme...

Tiene razón. Me conoce muy bien. —Voy a ponerme al descubierto a mí misma por ti, Jared, porque ya no puedo aguantar estos juegos estúpidos, no logro fingir que no pasa nada y que me encuentro bien con toda esta situación por más tiempo, porque todo está seriamente jodido. Escucho atentamente. Es tan linda cuando se enfada, la forma en que arruga la nariz con la frustración y destaca las palabras que quiere asegurarse que oiga. —Te amo, siempre te he amado, siempre lo haré... Me gustaría que no sea el caso, ya que sería bastante fácil amar a alguien más en este momento, pero no puedo elegir de quién nos enamoramos, y sé que debajo de toda esta fachada que enseñas al mundo, el verdadero Jared está todavía ahí, pidiendo ser libre. —Mira, Mel, te agradezco lo que has estado tratando de hacer, pero es complicado… —Esa es la cosa, Jared, no es complicado en absoluto, sólo lo haces parecer de esa manera. Deja salir un suspiro de frustración. —Yo sé más sobre ti y de tus numeritos que te importa creer y honestamente no me molesta, podemos trabajar sobre eso... Sé que estás en las drogas y sé que esa perra psicópata de allí es tu distribuidor... No entiendo por qué lo sigues haciendo, ¿Por qué sin embargo sigues perjudicándote a ti mismo? Bajo mi cabeza al suelo. Paulie tenía razón, ella todavía cree que tenemos una oportunidad, ¿Cómo diablos voy a hacerle ver que las cosas entre nosotros nunca podrán ser como eran antes? —Melanie, he hecho cosas. —Sí, también he hecho cosas... Jared, los dos hemos cambiado, pero las cosas no tienen que ser así, no entiendo por qué haces esto tan difícil para ti, cuando sería más fácil arreglar todo este lío a tu alrededor. Me encanta Melanie y este rasgo de su personalidad. No importa qué tan lejos ha ido algo o alguien, nunca se rinde, se niega a creer que no logra hacer las cosas mejor, se niega a aceptar la derrota. —Quiero, yo sólo... Se aproxima a mí, su dulce aroma en ondas embriagándome. Coloca sus manos firmemente en mi pecho, exigiendo que la mire, exigiendo respuestas. —Por favor, déjame entrar, ábrete para mí...

Algo dentro de mí hace clic al tomarme con sus suplicantes ojos. No puedo rechazarla más, no puedo bajar el nivel de amor y adoración que me está ofreciendo. La necesito. Serpenteo mis brazos alrededor de su cintura, tirándola lo más cerca a mí posible, lo suficientemente cerca como para sentir su corazón latiendo contra mi pecho. Sus dedos alcanzan y se agarran en mi cuello. Trazo la línea de su mandíbula tentativamente antes de chocar mis labios sobre los suyos. Su boca es tan suave, tan húmeda, que podría pasar el resto de la eternidad besándola. Nuestras lenguas profundizan en la boca del otro, luchando por el dominio antes de tener que alejarse para recuperar el aliento. Me sonríe, sus ojos brillantes como la nieve que empieza a caer suavemente a nuestro alrededor. Soy suyo por completo y de nadie más. Siempre le perteneceré. —Vamos, vamos a casa.

Melanie Nos acostamos juntos en la cama, con los brazos de Jared bien envueltos alrededor de mí, con la cabeza apoyada en el hueco de su cuello. Era tan perfecto que era casi difícil de creer lo rápido que terminamos aquí, en la cama de nuevo en mi apartamento. Si hubiera sabido que ser contundente con Jared era la manera de ponerse en movimiento, yo hubiese probado mucho antes. Me había olvidado de que Jared era un amante increíble. Era amable (aunque no siempre...) y cuidadoso, siempre con el objetivo de satisfacer y, oh chico, como se las arreglaba para complacerme. No fue hasta que él se había quedado dormido a mi lado, con la certeza de que no iba a dejarlo, que me di cuenta de lo mucho que realmente lo había perdido. ¿Cómo demonios había logrado pasar cuatro años sin Jared? Mi corazón lo necesitaba tanto como mis pulmones necesitan oxígeno. Mi mente se dirigió de nuevo a la primera vez que me di cuenta de que lo amaba. Sólo habíamos estado saliendo unas semanas antes de que Jared soltó que me amaba en alguna habitación de hotel en Cannes. Era perfectamente romántico, pero yo necesitaba un poco más de tiempo antes de que pudiera decirle eso de vuelta a él. Quería decir esas tres palabras con cada centímetro de mi alma. Estábamos de vuelta en Alemania. Los chicos tenían una entrevista en algún programa de entrevistas, Jared había querido que fuera con ellos, pero yo estaba terriblemente enferma así que me quedé en casa, envuelta en una manta en el sofá, mi cuerpo hirviendo completando el cuadro infeccioso. Me volví al televisor y los vi siendo entrevistados. Fueron las mismas preguntas que todos habían escuchado una y otra vez, y entonces el entrevistador les preguntó a los chicos si estaban solteros. Uno a uno, todos respondieron que sí, hasta que llegó el turno de Jared. Mi estómago se retorció en nudos, no habíamos discutido hacerlo público todavía, y él no iba a revelar todo en la televisión nacional ¿o sí? Se enderezó en su silla y comenzó a responder: —Bueno, hay alguien en realidad, ella está en casa ahora mismo, no se siente muy bien. Hubo diversas reacciones de la audiencia. El entrevistador hizo un comentario acerca de cómo Jared podría desviarse de una relación seria

por todos sus admiradores. Jared miró hacia abajo de la lente de la cámara, como si estuviera mirando directamente a mí. —No importa qué tan enferma o cuan mal está, ella está mirando en este momento... Dejé escapar una risita. Él tenía razón, lo hice parecer un desastre en este momento. —...Uno todavía la ve como la persona más bella del mundo. Y si uno está realmente enamorado, no se preocupa por todas las otras chicas que están haciendo fila para uno. Uno no quiere una noche con ninguna persona. Lo único que uno quiere es a ella. La más pequeña de las lágrimas corrió por el lado de mi cara y fue en ese momento me di cuenta de que realmente amaba Jared. Estaba orgulloso de tenerme como su novia, él lo habría gritado a los cuatro vientos si pudiese hacerlo. Más que darse cuenta de que me gustaba Jared esa noche, me di cuenta de que quería pasar el resto de mi vida con él. Jared tenía más que un pedazo de mi corazón, tenía un pedazo de mi alma y yo estaría ligada para siempre a él por el amor y la conexión que compartimos. Ningún hombre podía llegar alcanzar a Jared, ningún hombre puede llenar sus zapatos o tomar su lugar. Él era mi alma gemela. Se mueve en la cama junto a mí, extendiendo su magnífico cuerpo debajo de las sabanas finas antes de abrir sus ojos marrones hipnotizantes. Durante un rato nos quedamos allí juntos, mirándonos el uno al otro sin motivo y sonriéndonos. Nos permitimos disfrutar de este momento juntos, después de todo, tenemos cuatro años que recuperar. —Buenos días, solecito. Él me muestra su bella sonrisa. Me encanta esa sonrisa, no importa lo mucho que ha cambiado su estilo, la ropa o el pelo, la única cosa que nunca ha cambiado de Jared era esta devastadora sonrisa. Es tan maravilloso verlo sonreír de nuevo. —Buenos días, hermosa. Desliza sus dedos debajo de mi barbilla con ternura y levanta la cara hacia arriba para que mis labios se encuentren con los suyos. Me derrito en él, rindiéndome a su talento mientras lo siento sonreír en el beso. —Dios, no tienes ni idea de lo mucho que he echado de menos despertar a tu lado en la mañana —dice en voz baja y se vuelve a colocar en la cabecera en una posición sentada.

—Bueno, tal vez deberíamos hacer de un hábito hacerlo más a menudo. —Definitivamente. —¿Jared? —¿Sí? —Te amo. —Yo también te amo, Mel, más que a la vida misma. *** La lluvia golpeaba contra las ventanas violentamente mientras terminaba de hacer una gran taza de café antes de regresar a la sala de estar y unirme a Jared en el sofá. —Mel, ¿puedo hacerte una pregunta? —Claro, dispara. —Quiero decir, obviamente, que sé de Ben, pero allí nunca hubo nada, como, ¿alguna vez te enamoraste de alguien más después de mí? Pensé en su pregunta profundamente. —Sí, quiero decir, había unas pocas... —¿Relaciones? —No, yo ni siquiera las llamaría así, eran más como aventuras... búsquedas sin sentido... Sus cejas se arrugan con disgusto, claro que no disfruta de la idea pero él me da su mejor intento de una sonrisa en estas circunstancias, animándome a seguir. —Sólo había una que realmente puedo decir que realmente quería. Sam. Se sienta en el sofá, tratando de abarcar la información que le estaba dando. —Jared, esto no es necesario, no tenemos que hablar de esto. —No, yo quiero saber, por favor. ¿Cómo era él? Tomo una respiración profunda. —Bueno... Ella era bastante sorprendente. Él me mira, su cara se retorció con confusión. —¿Ella? —Sí. —¿No él?

—No, Jared, Ella. Sam era una chica. Juro que sus ojos estuvieron a punto de salirse de sus cuencas sobre esta revelación. —Así que... lo hiciste... ¿con una chica? —No, Dios Jared lo haces que suene sucio, no fue así... Era realmente genial, te hubiera gustado. Siempre estuvo ahí para mí; velaba por mí, cuidaba de mí, viajaba conmigo... Sam hubiera hecho cualquier cosa por mí... me refiero a los besos y un rápido toqueteo fue lo más lejos que hemos llegado, ella quería demasiado de mí y yo solo no podía dárselo, no podía amarla de la manera que ella quería, no la podía amar de la manera que ella lo hacía. Su rostro es una fotografía, con la boca totalmente abierta. Él deja salir una pequeña risa. —Lo siento, Mel, es sólo que no te puedo imaginar con una chica. —Te he vuelto loco, ¿o no? Piensas que soy alguna clase de enferma, ¿verdad? —No, claro que no. Toma mis manos en la suyas, apretándolas suavemente. —En realidad el pensamiento de ti con otra mujer es un poco más bienvenido que el pensamiento de ti con todos esos chicos. —Oh… bien. De todas formas, pienso que ya me has interrogado bastante, ahora es mi turno para decir las preguntas. Ríe, jalándome hacia él. —¿Qué quieres saber, cariño? —¿Crees que podríamos mudarnos de aquí? Sólo empacar nuestras cosas e irnos, ¿empezar nuestras vidas de nuevo? Me mira seriamente, acunando mi rostro en sus manos. —Pienso que me gustaría eso, mucho. *** —Paulie… es tú turno… Me cambio a otra incómoda posición en el sofá por enésima vez esa noche, esperando que Paul se levantara y se ocupara de Jared. Los gemidos y lloriqueos de la habitación de Jared se intensificaban a cada minuto. El gran equipaje al otro lado del sofá se revuelve y se voltea antes de responder.

—Hm, no, yo lo hice la última vez, es tú turno. —Pero estás más cerca, sólo ve. —No, tú. Esperé un momento hasta que fue obvio que Paul no iba a moverse. Bien, supongo que tendré que ir… de nuevo. Me levanto lentamente del sofá y hago mi camino por la oscura habitación por el pasillo hacia la habitación de Jared, tratando de evitar las trampas mortales de los zapatos y botellas de cerveza esparcidas por el suelo. Abro la puerta a la habitación de Jared cautelosamente, insegura sobre en cuál estado lo encontraré. Esta noche, como la mayoría de noches antes, está en el suelo, su cuerpo convulsionando. Sin vacilación corro hacia él, arrodillándome en el suelo a su lado y empujándolo hacia mí. Puedo sentir el sudor frío que ha saturado su cuerpo mientras yo limpio las gotas y retiro algunas hebras de cabello de su rostro. Jared estaba encerrado. Paul y yo habíamos tomado turnos para vigilarlo tan seguido como podíamos. Estábamos determinado a sacar a Jared de las drogas de una vez por todas. Pensé que sería capaz de ayudarlo con esto, fácil; después de todo, yo misma había pasado por todo este proceso. Aun así, ver a la persona que amas con tanto dolor se estaba haciendo algo insoportable. Se colgó de mi cuerpo violentamente, casi haciendo tiras de mi piel. Habría gritado por el dolor pero él estaba inadvertidamente infringiéndome dolor, sólo yo sabía que por lo que él estaba pasando era completamente peor. Estaba murmurando un montón de tonterías, su cuerpo entero temblando, el sudor de su rostro y las lágrimas cayendo de sus ojos traspasando mi camisa. —N-necesito m-más… n-no puedo h-hacerlo. Esta era la razón por la cual yo no quería hijos. Sería uno de esos padres que terminaba sobre alimentando a sus hijos sólo porque no podían decir “No”. Pero le tenía que decir “No” a Jared, no importa cuán fuerte rogara. No iba a darle. Sin metadona o cualquier otra clase de droga para quitarle la costumbre en la que estaba. Estábamos haciendo esto de la manera difícil aún si le gustara como si no. Pavo Frío. —Vamos, necesitamos meterte en la cama. Era una lucha sólo sacarlo del suelo cuando sus piernas no podían mantenerlo en pie. Envolví mis brazos fuertemente alrededor de su cintura

y con cada onza de fuerza en mí, lo jalé fuera del suelo y lo recosté en su cama. Una vez estuve segura de que estaba envuelto más ajustado que un momia egipcia, fui a traer bastantes vasos de agua fría y trapos para ayudarle a sacar todo el sudor. —Voy a m-morir, Mel. Sostuve su rostro en mis manos, limpiando suavemente las lágrimas tras sus ojos rojos. Estaba tan débil ahora, tan vulnerable. Sus ojos eran oscuros y pesados, su pálida piel casi traslúcida, dando un camino a un intrincado laberinto de venas que se estiraban alrededor de su frágil cuerpo. —No, Jared, no vas a morir, no dejaría que eso pase. Además, eres más fuerte que eso; sé que puedes hacerlo. Me senté al borde de la cama, acariciando su cabello hasta que finalmente sus ojos se cerraron y quedándose momentáneamente dormido. Estaré encantada cuando todo este sufrimiento termine. Paul y yo hemos decidido que tan pronto como Jared esté mejor, lo llevaremos de vuelta a casa en Alemania. Ninguno de nosotros quería pasar más tiempo del requerido en este agujero. Los primeros días fueron los más duros. Jared tenía tanto dolor y entre Paul y yo, apenas dejábamos su lado. Estábamos exhaustos; sugerí sólo llevarlo a rehabilitación pero Jared fue persistente de que no quería ir. Todo el proceso de limpiar a Jared era agotador pero el resultado final de toda la sangre, sudor y lágrimas lo valdrían. Tan pronto como Jared manejó su limpieza, cada rastro de Mercedes que haya administrado para ensuciar su camino a su sistema con sus promesas vacías y drogas se iría. Él ya no dependía de ella. Había sido mío y sólo mío. No sé lo que el futuro tiene guardado para Jared y para Mí. ¿Viviremos juntos en Alemania y finalmente tendremos nuestro “felices para siempre”? Todo lo que sé es que estoy determinada a no arruinar las cosas esta vez. Mis prioridades han cambiado con los años. Ya no ansío la fama; no soy una adicta como solía serlo. En vez he encontrado una nueva adicción: Jared. Pienso en cualquier lugar que podría estar el hogar cuando estoy con Jared. Voy a hacer que se dé cuenta de que él no puede vivir sin mí. Las primeras semanas fueron las más difíciles, mientras que ellos están con cualquier drogadicto en recuperación, pero Jared estaba haciendo

un rápido progreso. Paul y yo nos dimos cuenta de que ya no teníamos que vigilarlo como un halcón todo el día, por lo cual yo estaba encantada ya que podría tener una noche de sueño decente. Antes de que lo supiera, Jared volvió a su antiguo yo. No puedo empezar a describir cuán aliviada estoy de tenerlo de vuelta. Sus síntomas de abstinencia se volvieron menos y menos cada día, por lo cual estaba eufórica lo que significaba que Jared no tenía tanto dolor. Sabía que Jared era más fuerte de lo que parecía pero tenía que admitirlo, estaba un poco sorprendida de qué tan rápido había manejado las cosas. Era realmente impresionante. Llenábamos nuestros días con viajes a la cafetería, a comprar demasiado, tomábamos Indi por largas caminatas y cuando estaba muy frío para aventurarnos afuera permanecíamos envueltos adentro viendo películas o jugando. Era un día suave para pasar el día. Estábamos más relajados que en lo que se sintió por siempre. También se hizo aparente que los gemelos estaban juntándose como en los viejos tiempos de nuevo, algo por lo que estaba segura de que ambos estaban aliviados. Supongo, de alguna manera, cuando Jared se deterioró por el fraudulento camino de las drogas, al alcance, Paul había perdido a su hermano. No se necesitaba ser genio para trabajar como el feliz Paul para traer a su hermano menor de vuelta. Paulie tal vez juegue del chico fuerte pero debajo de todo eso, él necesita a Jared tanto como Jared lo necesita a él. *** Era ahora un Enero tardío. Estaba acurrucada con Jared en el sofá de su apartamento viendo alguna película en la televisión. Para un tipo delgado él es extremadamente abrazable, podría pasar el resto de mi vida acostada acurrucándome con Jared. Busco en mi bolsillo un cigarrillo pero parece que no encuentro mi encendedor. —Demonios. —¿Qué sucede, cariño? —¿Tienes algún encendedor que pueda usar? No puedo encontrar el mío. —Seguro, debería haber alguno en mi bolsa, está en la habitación sólo ve y sírvete. —Gracias.

Antes de levantarme suavemente planté mis labios contra los suyos, sintiéndolo sonreír en el beso mientras yo lo profundizaba, corriendo mis dedos por su atemorizado cabello. Nuestras bocas se abrieron suavemente, mi lengua buscando la pequeña bolita de metal en su boca que había amado tanto. Pude escucharlo gemir ligeramente, haciéndome reír. Amaba lo fácil que Jared se excitaba. —Sabes tan bien, bebé. Sonreí para mí misma antes de separarme de él y levantarme a encontrar su encendedor. —Nooo, ¡regresa! —Lloriqueó. —Haha, lo siento cariño tendrás que esperar hasta esta noche. —Eres una provocadora, Mel. —Lo sé, ¿no lo adoras? —Le sonreí inocentemente. Su cara se transformó en un pequeño puchero pero pude ver la emoción tirando de las esquinas de su boca. Me dirigí a la habitación, dejándolo necesitado mientras yo buscaba su bolsa. Ubiqué la gran bolsa negra en la esquina de su habitación. Había tantas pertenencias de él que amaba lucir, mi camiseta con la que corría hasta la puerta. Tomé la bolsa y fui hasta su cama donde empecé a escarbar por el encendedor, con la desesperante necesidad de fumar. Tenía tantas cosas en su bolsa, ahora sé por qué está siempre necesitando bolsas grandes. —iPod… —Teléfono… —Llaves… —Cocaína… —¡Encendedor! Ajá, ¡Bingo! Espera un minuto, ¿Cocaína? ¡¿Qué demonios?! Saqué la pequeña bolsa de uno de los compartimientos de su bolsa, mirándola intensamente. ¿Qué demonios está haciendo Jared con esta mierda en su bolsa? La pequeña bolsa estaba medio vacía. Podía sentir mi corazón empezar a acelerarse y mis labios temblaban mientras apretaba el polvo de ángel en mi puño. No sabía si reír o llorar. ¿Cómo Jared me podía hacer esto? ¡¿Cómo podía hacerse esto a sí mismo?!

Tenía que darme serias explicaciones. Tiré la bolsa de cocaína medio vacía en la cama de Jared con disgusto. ¿A qué estaba jugando? Mientras Paul y yo le estábamos dando a Jared nuestra atención mañana, tarde y noche, tratando de ayudarlo, ¿él sólo estaba haciendo esta mierda a nuestras espaldas? De pronto me encontré colocando pieza con pieza. ¡Por supuesto! Todo cobraba sentido ahora, el rompecabezas estaba completo. Esta era la razón por la cual Jared había hecho una “rápida recuperación” porque él realmente nunca salió de las drogas, la coca ayudaba a esconder sus síntomas de abstinencia, y nos mantenía a Paul y a mi ciegos por la ilusión de que Jared estaba realmente volviendo a ser el mismo. Podía sentir mi sangre hirviendo mientras se desbordaba por mis palpitantes venas llenando mi cuerpo de calor, un fuego haciendo erupción dentro de mí. Mis puños cerrados tan fuertemente en furia que mis uñas comenzaron a penetrar la piel de mis palmas. —Mel, ¿encontraste el encendedor? —Llama Jared alegre desde la sala, completamente inconsciente de lo que acabo de descubrir. Me tomo un momento para regular mi respiración antes de responder. —Sí. —Respondo, intentando desesperadamente de esconder la emoción en mi voz. Me quedo en la habitación un poco más, tratando de tranquilizarme antes de dirigirme afuera. Mientras entraba en la sala Jared me mira amorosamente desde el sofá acostado, una traviesa sonrisilla se formó por su cara. Sus ojos mirándome con adoración, haciéndome señas para que fuera a su lado. Esta perfecta imagen de él, todo parecido a un ángel y belleza sólo me lastima más. ¿Cómo sabía yo que él no estaba viendo a Mercedes? ¿Y si todo esto fuera un gran juego de Jared? ¿Y si él nunca tuvo la intención de mudarse conmigo? Quería saltar sobre él y abofetearlo tontamente, decirle lo idiota que era, demandar una explicación razonable del porqué estaba desperdiciando su vida y por qué no le importaba todo lo que Paul y yo hemos hecho por él. Pero no puedo. Siento como si hubiera desperdiciado demasiadas de mis emociones en él. No puedo llorar, no puedo gritar. La rabia que me había invadido hace algunos momentos ahora desaparece completamente. Mientras miro al hombre quien tiene sus manos envueltas firmemente alrededor de mi corazón, la única cosa que siento es decepción. Estoy decepcionada con Jared por no ser lo suficientemente hombre para superar esta mierda juntos pero aún más decepcionada conmigo

misma por siquiera creer que él podría cambiar, siempre pensando que yo podría cambiarlo. —Bebé, ¿estás bien? Luces como si hubieras visto un fantasma, ¿cariño está todo bien? No, nada está bien. Acabo de descubrir lo mentiroso que es la basura de mi novio y para decirte la verdad me siento enferma. Pero por supuesto yo miento. Le hago a Jared lo que le hago a todo el mundo cuando me lastiman. Los encierro y me voy tan lejos de ellos como sea posible. —Estoy bien, sólo tengo un dolor de estómago. Volveré a mi casa y me recostaré por un rato. Camino hacia la puerta, sin mirarlo ni una sola vez mientras me voy. —Está bien, si me necesitas estaré justo... Camino hacia afuera y azoto la puerta detrás de mí antes de darle la oportunidad de terminar. No vuelvo a mi apartamento. En vez de eso, me dirijo afuera a las congeladas y frías calles. El viento mueve mi cabello vehementemente contra mi rostro mientras el frío se envuelve alrededor de mi pequeño marco. No me importa, sólo sigo caminando. No sé a dónde estoy yendo, sólo sé que no puedo estar en ningún lugar cercano a Jared.

Jared —Bueno, si necesitas algo, estoy aquí… La puerta se cierra de golpe, cortándome a mitad de la frase. Algo está mal, algo está mal, muy mal. Yo conozco a mi propia novia lo suficientemente bien como para saber cuándo está mintiendo. Me pongo de pie y camino hacia la puerta, presionando mi oído firmemente contra ella, esperando el sonido de la abertura de la puerta de su apartamento, pero nunca llega. Mierda. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué está molesta? Todo iba muy bien, no lo entiendo. ¡Joder! Piensa, Jared, piensa. Voy a mi habitación, frotándome las sienes con frustración, tratando de averiguar lo que podría haber sucedido. Y ahí está. La respuesta me está mirando fijamente a la cara, literalmente. Una pequeña bolsa de cocaína situada en el centro de mi cama. Oh mierda. No, ella entendió todo mal. Sé cómo esta escena se debe ver pero no es lo que piensa, lo puedo explicar. En un instante me pongo mis botas, agarro mi chaqueta y salgo corriendo del apartamento. Cuando llego a la calle, el frío me toma por sorpresa pero no me detengo. Exploro las calles, tratando desesperadamente de encontrarla pero es como buscar una aguja en un pajar. Tengo que encontrarla. Tengo que hacer las cosas mejor. La necesito.

Melanie Después de caminar por las calles, por Dios sabe cuánto tiempo, termino en algún bar en la sombra de la ciudad. Es curioso cómo mi mente siempre se vuelve a la bebida en tiempos como estos. Un pequeño grupo de hombres están acurrucados fuera del bar fumando. Me miran de arriba a abajo antes de hacerme comentarios asquerosos, ignoro sus silbidos y abucheos mientras hago mi camino hacia el bar, casi me arqueo por su olor repugnante mientras camino por delante de ellos. El bar está lleno con gente que luce culpable, todos mirándome con recelo cuando me dirijo directamente hacia el bar y tomo asiento, ordenando para mí un montón de chupitos de tequila. El primer chupito quema muchísimo mientras se desliza por mi garganta, dejándome un regusto amargo en la boca, pero sigo adelante, tratando de tomarme los chupitos lo más rápido que pueda. Necesito un escape, tengo que olvidar y necesito conseguir embriagarme por completo. Estoy a mitad de camino a través de mis chupitos cuando una voz que conozco demasiado bien interrumpe mi bebida. —Bueno, bueno, bueno, mira lo que tenemos aquí. Me doy la vuelta en el taburete de la barra para ver a una mujerzuela cachonda. Mercedes. —Sabes, Mel, pensé que habrías pensado mejor antes de aparecer en mi parte de la ciudad después del truco que hiciste la última vez que nos vimos. La miro con fatiga, el alcohol me está comenzando afectar. —¿Qué quieres, Mercedes? Ella cacarea llena de maldad, todo el tiempo acercándose a mí. Dos chicas llegan por detrás de ella, mientras que un hombre que luce sucio se mueve a mi lado izquierdo. Es un poco demasiado cerca para mi comodidad, su aliento rancio golpeando mi cuello. Robo una mirada de los "amigos" de Mercedes y ella deja escapar otra risa horrible. —Aww, ¿qué te pasa Mel? No eres tan valiente ahora que no tienes a Paul o tu amante aquí para protegerte, ¿verdad?

Resoplo ante su estúpido comentario. Dios, esta mujer realmente necesita desaparecer y morir, no estoy de humor para ella, y mucho menos ahora. —Vete al diablo, Mercedes, realmente me importas una mierda. — Gruño a ella, pero sólo le dan placer las palabras venenosas que escupo hacia ella. Se inclina hacia mí, su boca a pocos centímetros de mi oído. —El maldito de Jared me debe por sus últimas rondas y voy a obtener mi pago, Mel... Demasiado malo para ti es que eres la clave de este pago. Ella sonríe cruelmente hacia mí y trato de reaccionar, pero lo que pasa después me toma con la guardia baja. El hombre alto y sucio a mi lado me envuelve completamente, una de sus manos cubriendo mi boca para que deje de gritar mientras el otro frena mis brazos a mis costados. Empiezo a sentir pánico cuando siento un dolor agudo que dispara mi brazo derecho. Miro hacia abajo para ver a Mercedes celebrando con una aguja en mi brazo, mientras envía una sustancia transparente en mi torrente sanguíneo. Miro su rostro cruel por última vez antes de que mi visión comience a desaparecer y todo se oscurece. —Dulces sueños, Mel, nos vemos cuando despiertes.

Narrador omnipresente Jared se paseaba por las calles por, lo que parecían horas, tratando de encontrar a Melanie. Sin embargo, su búsqueda es inútil. La ciudad es muy grande y hay demasiada gente para ver a cualquiera que busque. Ha perdido la cuenta de las veces que ha intentado llamarla, pero las llamadas siempre sonaban. Él sabe que debe estar realmente molesta con él porque Melanie nunca deja de contestar su teléfono. Esta tan frustrado, que sólo quiere tenerla en sus brazos y decirle la verdad acerca de la cocaína. La verdad es que no estaba usando alguna droga. La coca tiene que haber estado desde hace mucho tiempo, una de las que probablemente había metido en uno de los compartimentos laterales de la bolsa y se le había olvidado por completo. Realmente no tenía idea de que lo tenía, y si lo hubiera hecho, el momento en que lo descubrió, lo habría arrojado por el retrete. Después de todo, ¿por qué iba a querer volver a consumir drogas cuando su vida era mucho mejor sin toda esa mierda en su sistema? No podía culpar a Melanie por reaccionar como lo hizo, pero no ser capaz de decirle la verdad, y no ser capaz de saber dónde está y saber si está bien, lo está volviendo loco. Piensa que probablemente sólo necesitaba desahogarse y que, cuando se sienta preparada, ella hablará con él. Con ese pensamiento llegó a la conclusión, Jared a regañadientes decide regresar a casa y esperar el regreso de Melanie. Esperó. Esperó un poco más. Esperó toda la noche, pero ella nunca llegó. Con cada hora que pasa no hay noticias de Melanie, se estaba poniendo cada vez más ansioso. Esto no era como ella en absoluto, ¿dónde diablos estaba? Su estómago se retorció en preocupación. Quería volver a salir a la calle y buscarla, pero ¿adónde iría? No tenía la menor idea de dónde podría estar. El sonido familiar de tonos de timbre de su teléfono lo sacó de su pensamiento y trepó por la habitación para llegar a él. Su rostro se iluminó de inmediato cuando vio el nombre en la pantalla. Melanie. Sin dudarlo ni un momento llevó el teléfono a la oreja y respondió a la llamada. —Oh, Dios mío, Melanie, ¿dónde estás? he estado tan preocupado, ¿estás bien? ¡Lo siento mucho!

—Jared... Jared estaba preparado para un montón de cosas. Estaba dispuesto a escuchar que había huido de nuevo hacia Ben, que había comprado un billete de avión para irse tan lejos de él como sea posible, infiernos, estaba incluso dispuesto a escuchar que ella había estado en una especie de extraño accidente. Pero no había nada en el mundo que lo pudiese haber preparado para esto. Era el teléfono de Melanie bien, pero no era la voz de Melanie en el otro extremo de la línea. Esta voz era demasiado ronca y sucia para pertenecer a su dulce ángel. Era una voz llena de rencor y amenazadora. Era Mercedes. Sus manos se cerraron en puños al oír su voz y tenía los dientes apretados firmemente juntos mientras hablaba por teléfono. —Lo juro por Dios, Mercedes, si le pones un puto dedo encima voy a… —¿Vas a qué? —Ella se rió de nuevo en el teléfono, su voz asquerosamente alegre y burlona—. Vamos a dejar una cosa clara Jared, me debes, ¡¿recuerdas?! Y voy a obtener mi pago, de lo contrario va a ser nuestra querida Mel aquí quien pague el precio. ¡Te dije que no te metieras conmigo! Sus palabras venenosas resonaron en sus oídos y la línea quedo muda. Mercedes tiene a su Mel y es toda culpa suya. Se sentía mal del estómago y las lágrimas de rabia y malestar volaron libremente de sus ojos torturados por su cara. Debería haber tomado a Mercedes más en serio cuando le advirtió acerca de mantenerse al día con los pagos. Uno tiene que pagarle a Mercedes con dinero contante y sonante o con un buen polvo. Pero no le importó, él pensó que era él el que tenía el control de las cosas. Oh, cuán equivocado estaba. Y ahora su perfecta, hermosa, frágil Melanie estaba pagando el precio de su estupidez. Ella estaba en las manos despiadadas de Mercedes y no había absolutamente nada que pudiera hacer al respecto. Todo lo que Jared podía hacer era agarrar a Paul y buscar en todos los lugares posibles donde creía que Mercedes podría estar, con la esperanza de encontrar a Melanie antes de que fuera demasiado tarde.

Melanie Algo duro me golpea fuertemente un lado de mi cara. Grito, o por lo menos creo que lo hago, pero no escucho el grito desgarrador que había acumulado en mis pulmones salir de mi boca. Es entonces cuando me doy cuenta de un sucio, destrozado trozo de trapo amordazando mi boca y evitando que cualquier sonido se escape. Trato de mover la cabeza, pero se siente tan pesada como un ladrillo flotando alrededor con inquietud encima de mis hombros. Luego trato de mover los brazos y las piernas, pero ese esfuerzo es en vano también, miro hacia abajo para encontrar mis muñecas y mis tobillos atados firmemente con una cuerda. Debo haber estado así por mucho tiempo, me doy cuenta de que la cuerda ya ha empezado a cortar a mi piel, dejando una sensación de ardor incómodo alrededor de la carne cruda recién expuesta. Me tomo un tiempo para que mis ojos se adapten a la luz tenue en la habitación, e incluso cuando lo hacen, todavía no soy la más sabia en cuanto a mi paradero. Se ve como un depósito de algún tipo, y el suelo es de hormigón, el ladrillo de las paredes y las ventanas tapiadas. Mientras miro hacia arriba me llama la atención el dolor en la cara de nuevo. Hago una mueca de dolor y cierro los ojos con fuerza, deseando que todo se acabe. Cuando vuelvo a abrir los ojos, Mercedes está de pie frente a mí, mirándome mientras asoma la goma de mascar que tiene en su boca. —Hola, Mel, ¿tuviste un buen sueño? Espero que sí, necesitaras toda la energía que puedas para lo que he planeado para ti. ¿Qué? ¿Qué demonios va a hacer conmigo? ¡¿Qué tiene planeado?! Ella se agacha delante de mí, pasa sus dedos con dureza por encima de mi cuello y clavícula antes de rasgar violentamente la cinta de mi boca en un movimiento rápido. —¡Malditaaaa! —Grito desde la parte superior de mis pulmones, mis ojos llorosos por el dolor que acaba de causarme. Pero es Mercedes, se agacha y se ríe. Es repugnante cómo siente placer al causarle dolor a otro ser humano. Quiero gritarle, decirle qué tan puta, sádica y jodida pienso que es. Pero no lo hago. Yo se que si grito y grito sólo aumentaría su placer. Simplemente tengo que soportar la burla.

Ella se levanta y cruza la habitación. Sigo sus movimientos y, por primera vez desde que desperté, me doy cuenta de las dos chicas y el chico de la barra de pie en la esquina, todos sonriendo cruelmente. Todos están tan mal y torcidos como Mercedes, ojos negros y carentes de toda compasión. Mercedes se vuelve hacia mí, ahora sosteniendo un teléfono en sus manos. Mi teléfono. —Sabes Mel, Jared debe estar realmente enamorado de ti. Debes ver la cantidad de llamadas y textos que he recibido de él mientras estabas desmayada. Puedo sentir mi corazón golpeando contra mi caja torácica. Lo que daría por tenerlo aquí en este momento. Nunca debí haber reaccionado de la manera en que lo hice. Soy una idiota, siempre exagerando. —Es realmente muy conmovedor lo mucho que se preocupa por ti. Te ama tanto, Mel, siempre lo ha hecho. Dicho esto, sin embargo, no lo pensaba dos veces cuando me follaba con el fin de obtener su dosis. Tal vez no eres tan importante para él, después de todo. —¡Cállate la puta boca Mercedes! Ni siquiera sabes de Jared, no eres digna de pronunciar su nombre. Dime, ¿por qué estás tan jodida? ¿Quizás mamá y papá no te quieren? Mi burla me cuesta una patada en las costillas, literalmente me saca el aire. Pero no me importa, toqué un punto sensible en ella. Nadie la había amado. No me sorprendió, ¿quién en su sano juicio podría amar a una loca como Mercedes? —Danny, es toda tuya. Por favor, tómate tu tiempo, no hay prisa. —Hizo una seña al chico sucio grande en la esquina para que hiciera su camino hacia mí. Sonrío cruelmente cuando empezó a acercarse, y aflojó el cinturón de sus pantalones mientras se movía más. Oh, mierda, se lo que viene después. Puedo sentir mi cuerpo temblar y las lágrimas que había estado tratando de contener corren por mi cara. Me da miedo. Al diablo con eso, me quedo petrificada. Quiero a Jared. Lo necesito en este momento. Danny tira de la correa para sacarla y procede a desabrocharse el botón y bajarse la cremallera de los pantalones antes de tirar de ellos hacia abajo. —Por favor, por favor no, no lo hagas.

Narrador omnipresente —Jared, necesito que tomes una respiración profunda, cálmate y dime a donde Mercedes… ¿dónde podría ella haber tomado a Melanie? Vamos Jared, hay que pensar. Paul había llegado a casa hace apenas minutos para encontrar a su hermano en cuclillas en el suelo, un desastre histérico. Al principio, Paul pensó que Jared podría estar drogado o algo, pero cuando empezó a divagar sobre Mercedes y Melanie, Paul sabía que la situación era mucho peor que la recaída de Jared. —No sé Paul, hay toda una red de lugares que ella frecuenta... Paul, ¿qué, si no la podemos encontrar? ¿Qué si llegamos tarde? ¿Qué si…? Jared estaba empezando a llorar ahora. Sabía cómo era Mercedes de malévola y sabía las cosas atroces que ella era capaz de hacer. La sola idea de los actos horribles que podría estar haciéndole a Melanie ahora era suficiente para mandarlo al límite. Paul se agachó al nivel de Jared en el suelo y abrazó fuertemente a su hermano. Odiaba ver a Jared sufriendo; le dolía más que el suyo propio. Pero en el fondo, Paul sentía que tenía que aferrarse a él por el temor de que pudiera derrumbarse. Él sabía que en situaciones como éstas, no ayudaba lanzar la culpa por ahí, pero no podía evitar sentirse un poco culpable por la situación actual que estaba ¿Y si hubiera dejado más claro a Melanie al principio que Mercedes era así de peligrosa? Entonces tal vez Mel nunca se hubiese involucrado, entonces tal vez, ella no estaría donde está ahora. A través de los años, los gemelos habían aprendido a amarla inmensamente, pero en las últimas semanas, los dos habían llegado a depender de ella más de lo que jamás pensaron que lo harían. A través de la oscuridad, se convirtió en la fuente de su felicidad, su luz al final del túnel. Ella era todo lo que era bueno en un mundo que era tan perjudicial. Y ahora, estaban a punto de perderla. En alguna parte, Melanie estaba allí, aterrorizada, en el dolor y necesitando de ellos. Tenían que llegar a ella, de cualquier manera, había que encontrarla. Ni Jared ni Paul podían soportar perderla, no después de todo lo que había hecho por ellos. Como si hubieran tenido telepáticamente la misma conversación, Jared y Paul se levantaron al mismo tiempo, agarraron sus chaquetas y

se lanzaron a la noche para encontrar a Mel. Su Mel. Y esta vez, volver a casa sin ella no era una opción.

Melanie Todo mi cuerpo se encierra cuando Danny se acerca a mí. Me siento tan débil y tan patética. ¿Cómo llegue a esto? Lágrimas calientes se derraman de mis ojos mientras el monstruo ante mí saca un cuchillo y comienza a cortar los lazos alrededor de mis tobillos. El mismo sentimiento de su viscosa y asquerosa piel tocando la mía me hace tensarme. He intentado con todas las fuerzas mantener mis piernas cerradas, pero él es demasiado fuerte, las obliga a abrirse como si estuviera cortando mantequilla fundida. Se coloca entre mis muslos mientras utiliza el cuchillo para cortar y rasgar mi ropa. Cada vez que grito o me resisto él me golpea con tal brutalidad que realmente quiero morir. Agarra mi cuerpo con fuerza y me recoge, me mueve a una mesa de madera de mala calidad. Rasga mis ropas hasta mis muslos, y deja el cuchillo allí el roce es muy ligero pero aún así me rasguña la piel. El cuchillo se mueve debajo de la cintura de mi ropa interior, descansando allí por un momento antes de tirar torpemente y que el cuchillo rasgue la ropa por completo. Danny coge la pequeña pieza de material, arrojándola al suelo, mi dignidad cayendo con eso. Cierro los ojos con fuerza mientras él empuja dentro de mí, el dolor bombeando a través de mi cuerpo cansado es indescriptible. Grito, pidiendo que se detenga, le suplico. Sus manos ásperas agarraran mis caderas con fuerza mientras sigue moviéndose dentro de mí, cada vez más y más rápido, el dolor que me causa es cada vez más intenso. Me estoy ahogando en mis propias lágrimas. Me siento asquerosa y sucia. Es difícil concentrarse en algo mientras me están haciendo tanto daño y mi cuerpo está siendo violado, usado y abusado como una especie de muñeca de trapo. Pero a través de todo el sufrimiento y el dolor, trato de pensar en Jared. Todavía me necesita, y yo todavía tengo que ayudarlo. Voy a tener que sobrevivir a esto, soportar el dolor y la maldad sólo un poco más de tiempo. Tengo que mantener la calma. Sólo un poco más, Mel, acabara pronto. Abro los ojos, tratando desesperadamente de evitar mirar el sucio, asqueroso bastardo que, literalmente, me desgarra. Vuelvo la cabeza hacia un lado y es ahí cuando lo veo, la olla de oro al final del arco iris, mi boleto de oro, el cuchillo abandonado situado a escasos centímetros de mi cabeza.

Está bien, mantén la calma, Mel. Sólo hay una oportunidad, espera el momento oportuno. Si me lío con esto, entonces estoy bien y verdaderamente jodida. Robo un vistazo de Mercedes y sus amigas. Se están riendo histéricamente, disfrutando del hecho de que mi cuerpo está roto y lo golpean delante de sus propios ojos. Putas enfermas. Me traen de vuelta a la realidad los gemidos descontentos procedentes de Danny mientras se estrella contra mí, hasta llegar a un clímax. Hago una mueca por el dolor, pero eso es todo. Es ahora o nunca. Echo la cabeza hacia atrás, su agarre en mi cadera se aprieta. Muevo rápidamente mis manos atadas hacia arriba y agarro el cuchillo con fuerza y bajo mis manos de vuelta, cayendo en su muslo. Sale de mí, gritando de dolor mientras mira la herida abierta, la sangre corre por su pierna. Inmediatamente me levanto de la mesa, le doy un rodillazo ahí que lo hace caer al suelo, doblándose de dolor. Esto no es nada comparado con lo que realmente se merece por lo que acaba de hacerme. Me vuelvo para ver a Mercedes y sus dos "compinches" mirándome con los ojos abiertos por la sorpresa. Instintivamente agarro el cuchillo firmemente en mis manos, sosteniéndolo, advirtiéndoles que no se acerquen a mí. —¡Eres una maldita loca! —Grita Mercedes. Muy hipócrita para decir eso ¿cierto? —Sí, lo soy y si te me acercas o incluso tratas de impedirme salir, te corto hasta la mierda. Yo no sé dónde se encontraba este nuevo aire de confianza, tal vez era solo instinto humano básico hacer lo que sea necesario para sobrevivir. El top que llevaba era una camisa de gran tamaño, Danny lo ha dejado amablemente bastante intacta y, a pesar de todas las roturas y desgarros, cubre todas las áreas que necesitan cubrir. Por lo menos eso restaura un poco mi dignidad. Las tres todavía están en estado de shock y Danny retorciéndose de dolor en el suelo. Comienzo a desplazarme hacia la puerta en la esquina de la habitación. Mercedes está en el otro lado de la habitación. Calculé que si yo era rápida, podía correr a la puerta antes de que Mercedes pudiese llegar a mí. Así que me fui a por eso. A pesar del dolor insoportable que está surgiendo dentro de mi cuerpo, corro. Ahora no es el momento para las lágrimas y la debilidad. Tengo que ser fuerte, tengo que centrarme en conseguir salir de aquí. Podría llorar por esto más tarde. Salgo corriendo de la bodega a un callejón oscuro. El frío penetrante, mordiendo en cada trozo de mi piel. No tengo ni idea de dónde estoy ni a

dónde voy. Frenéticos gritos y pasos apresurados detrás de mí me hacen saber que me siguen, así que sigo adelante, rechazando diferentes caminos y rincones tratando de encontrar la salida del laberinto de edificios. Y entonces lo oigo. Escucho mi nombre ser gritado. Estoy cerca. Mi nombre se vuelve a gritar, me detengo en seco. La voz es cálida y acogedora. Son las largas noches de verano, el olor de la hierba recién cortada, el lado frío de la almohada, el primer cigarrillo del día. Es Jared. Es una voz más dulce que la de un ángel, una voz que fácilmente podría reconocer. Eso casi ahoga el sonido del disparo que viene detrás de mí. Todo lo que sigue sucede en cámara lenta. Me caigo de rodillas en el callejón, se acumula sangre fuera de mi lado, gritos histéricos en el fondo, mi cara se estrella contra la calle dura y mi cuerpo yace inerte en el suelo, mi propia sangre pululando a mi alrededor y manchando el terreno en el que me caí, mis ojos ven a Jared y a Paul girar en la esquina... y luego nada más que oscuridad, ya que todo se desvanece en una grande nube incoherente de nada. ~When you try your best but you don't succeed when you get what you want but not what you need~

Jared La lluvia fangosa derrite lentamente a la nieve mientras corremos por las calles. Grito por ella desde la parte superior de mis pulmones tantas veces que me vuelve la voz ronca y rasposa. Guio a Paul a través de los estrechos callejones que componen el "distrito". Yo había estado aquí antes. Es un viejo parque industrial lleno de almacenes latentes donde Mercedes ejecuta la mayor parte de sus ofertas. No estoy seguro de si ella estará aquí, sólo tengo un presentimiento en mi estómago de que lo está y cuando la encuentre va a tener que pagar por lo que ha hecho a Melanie. El viento sopla ferozmente por los pequeños túneles y calles, azotando mi cabello con vehemencia en los ojos y la cara. Este lugar es un laberinto de callejuelas y callejones sin salida. Estoy empezando a perder la esperanza, si no está aquí, temo nunca encontrarla. Paul pone su mano firmemente alrededor de mi brazo. —No te preocupes Jared, la encontraremos. Ella va a estar aquí. —Paulie ¿y si no es…? Me interrumpe un débil grito no demasiado lejos. Oigo como el nombre de Melanie se grita y grita cada vez más frenéticamente. Miro a Paul solo para encontrarlo corriendo por el callejón, tratando de seguir el sonido de los gritos. ~When you feel so tired but you can't sleep Stuck in revers~ Mel está aquí, puedo sentirlo en mis huesos, puedo sentir su presencia. Tal vez ella se escapó, tal vez no era demasiado tarde. Y entonces oí el disparo. Todo se quedo quieto y mi corazón cayó a mi estómago. Pero sigo, me encuentro como si el mismo diablo estrellara un látigo detrás de mí. No me concentro en lo que podría estar pasando, yo sólo estoy centrado en Melanie y en los peores posibles pensamientos de lo que podría haber pasado, revueltos en mi cabeza como si se hubiesen robado mi cordura. ~And the tears come streaming down your face when you lose something you can't replace~ Paul y yo giramos en la esquina como un rayo a la fuente de todo el drama y la histeria. La escena que tenía delante de mí hizo que toda palabra que tuviese en mi boca se derrumbase en un instante.

El pequeño cuerpo de Melanie esta débil y sin vida en el suelo. Su piel es más pálida que la blanca nieve que cae a nuestro alrededor, un contraste alarmante con los moretones negros y azules vivos que adornan sus brazos y piernas. Mi atención se desvió a su torso. Sus pequeñas manos agarran su cintura, donde la sangre derrama de su herida como un grifo. Mercedes esta en el otro extremo del callejón, sosteniendo la pistola en sus manos. Su cuerpo tiembla, parece como si fuera a vomitar en cualquier momento. —¡Te voy a matar Mercedes, estúpida perra de mierda! —Grita Paul mientras corre hacia ella, la pena y el dolor evidente en su voz. Mercedes deja caer el arma y sale corriendo. Inmediatamente corro al lado de Melanie. Caigo al suelo, tirando de su frágil cuerpo cerca de mí y sosteniéndola en mis brazos. Mi corazón se rompe en mil pedazos cuando cepillo el cabello lejos de su cara, sus grandes ojos marrones estaban mirando detrás de mí, vidriosos y carente de esa chispa increíble que siempre tienen. ~When you love someone but it goes to waste could it be worse?~ Parpadea un par de veces y ardientes lágrimas la inundan debajo de los ojos y en la piel. Todavía está viva. ¡Mi hermosa Mel sigue viva! —¿Jared? —Bebé estoy aquí, todo va a estar bien, todo ha terminado ahora. Trato de mantener la calma por el bien de ella, pero con cada segundo que pasa mi esperanza se deteriora. Tomo mi chaqueta y la envuelvo alrededor de sus hombros y luego utilizo mis propias manos para aplicar presión en la herida. Ella grita de dolor cuando aplico todo mi peso sobre su lado y no puedo dejar de llorar con ella. —¡PAUL! ¡Llama una maldita ambulancia! ¡AHORA! Paul vuelve corriendo hacia nosotros, cayendo de rodillas en el charco de sangre y agarra la mano de Melanie con firmeza. Rebusca en sus bolsillos y saca su teléfono, apresuradamente llama a los servicios de emergencia. Melanie tose un poco, la sangre empieza a derramarse de su boca. Miro a Paul para encontrar algún tipo de tranquilidad en sus ojos pero está tan asustado como yo. Esto no es bueno. ~Lights will guide you home And ignite your bones~ Paul se hace cargo de la aplicación de presión a la herida mientras yo sostengo su cabeza en mi regazo, acariciando suavemente su rostro y

susurrándole. No puedo perderla, no puede morir. Esto es mi culpa, tanto que puedo tomar el arma y dispararme a mí mismo. ¿Qué he hecho? Comienzo a sollozar. Soy su novio. Se supone que debo estar ahí para ella, para protegerla, y sin embargo ¿dejé que esto le pasara? Oigo el sonido de las sirenas acercándose rápidamente, pero el alivio no cae sobre mí como se supone que pasara. Miro de nuevo a la cara manchada de sangre de Melanie para ver sus ojos firmemente cerrados. No, no, ¡esto no puede estar pasando! Antes de que pudiera hablar con ella los médicos se precipitan alrededor, alejándonos de ella y aplicándole una máscara de oxígeno en su cara mientras mueven su cuerpo a una camilla y la llevan a la ambulancia que esta al final del callejón. —¿Va a estar bien? —pregunta Paul preocupado. Uno de los médicos se dio la vuelta hacia nosotros, su rostro inexpresivo. —¿Quién de ustedes está con ella? —Yo, yo soy su novio, por favor, dime que todo va a estar bien, va a sobrevivir a esto, ¿cierto? —pregunto desesperadamente, dando un paso adelante, no estoy seguro de si realmente quiera escuchar la respuesta. El médico mira hacia a sus pies incómodamente antes de encontrarse con mí mirada una vez más. —No puedo prometer nada, Sr. Klaus, ha perdido mucha sangre, vamos a hacer todo lo que podamos. No soy idiota, se lo que eso significa. Era la jerga médica para “sus posibilidades son escasas, está prácticamente muerta”. Paulie envuelve sus brazos alrededor de mí con fuerza, tratando de calmarme y le devuelvo el gesto. Necesito a mi hermano en este momento, más que nunca. —Solo uno de ustedes puede ir en la ambulancia con ella, lo siento, no hay suficiente espacio para los dos —dice el médico al mismo tiempo que sube a la parte trasera de la ambulancia. —Ve Jared, voy a coger un taxi, tú eres al que necesita en estos momentos. Le doy una débil sonrisa antes de saltar en la ambulancia y tomar la mano de Mel con fuerza. —Vas a estar bien, bebé, te amo —le susurro en voz baja al oído, tenía que escuchar esas palabras dichas en voz alta solo para poder creer que

es cierto, cuando en realidad, todas las probabilidades estaban en su contra. ~And I will try to fix you~6

Estribillo de la canción Fix you de Coldplay. Esta es la canción que transcurrió en toda esta parte del libro. 6

Melanie —Coloca las orquídeas junto a su cama, esas son sus favoritas. La voz es débil, pero resuena en mis oídos con tanta familiaridad. Soy consciente de la gente que está en la habitación, arrastrando los pies y hablando en voz baja. Quiero abrir los ojos, tomar una larga mirada de lo que me rodea, pero mis párpados se sienten muy pesados. Puedo oír el sonido de las sillas deslizándome junto a mi cama y mi curiosidad puede más que yo. Abro los ojos sólo un poco, lo suficiente para distinguir las figuras en la habitación. Jared está ocupado reorganizando los muchos, impresionantes, ramos de flores en la habitación y Paul se sienta a mi derecha leyendo lo que parecía ser una copia de FHM, una revista masculina. Me arrastro en mi cama, tratando de incorporarme y miro la escena delante de mí, un poco perpleja. —Oh Dios mío, ¡estás despierta! —Paul saltó de su silla y corrió a mi lado, mostrando sus dientes blancos y sus ojos de cachorro. Antes de que pudiera responder Jared está a mi otro lado, con el rostro iluminado, más brillante que un árbol de Navidad. Toma mi mano entre las suyas, entrelazando nuestros dedos mientras articula—: Te amo. —¿Cómo te sientes? ¿Quieres que llame a una enfermera? —Paul se agita, ahueca la almohada, mientras que mi cabeza y mi cuerpo se levantan un poco de la cama. —Tal vez deberías acostarte, Mel, no te ves muy bien, voy a buscar a la enfermera. —Jared trata de empujarme suavemente de vuelta a la cama, pero me siento con la espalda recta, desafiante y confusa. —¿Don-Donde estoy? ¿Qué ha su-sucedido? Los gemelos intercambian miradas tristes antes de que Jared se siente en el borde de la cama, una vez más, tomando mi mano entre las suyas. Toma una respiración profunda mientras tiernamente acaricia la palma de mi mano. —¿No lo recuerdas, Mel? Tú... te dispararon... Las palabras atrapadas en la garganta de Jared, como si fuera doloroso para él decirlas en voz alta. Podría jurar que vi una lágrima brillante corriendo por su mejilla, pero giró la cabeza demasiado rápido como para conseguir verla bien.

Es evidente que esto no es fácil para él, decirme lo que pasó, así que Paul se hace cargo, sentado a mi lado en el otro lado de la cama y empujando cuidadosamente algunos mechones de cabello detrás de mí oreja. —Has perdido mucha sangre, Mel, necesitabas una transfusión de sangre inmediata... Has estado inconsciente los últimos cinco días... los doctores dijeron que no ibas a lograrlo. Miro la cara desconcertada.

angustiada

de

Paul,

en

estado

de

shock

y

Y entonces me doy cuenta. El dolor más fuerte que jamás había sentido se dispara a través de mis venas como fuego, carcomiéndome hasta la médula de mis huesos. Todo mi cuerpo vibra y duele, me siento como si hubiese sido golpeada por un autobús de dos pisos. Miro hacia abajo para ver los moretones al azar amarillos descoloridos que recubren mis brazos, una banda gruesa de piel que parecía como si hubiesen sido puestas ahí con fuerza en torno a cada una de mis muñecas, poco a poco empiezan a cicatrizar. Muevo mis manos y las coloco en mi abdomen para encontrar mi torso vendado firmemente hacia arriba. Así que no era sólo una pesadilla horrible, en realidad sucedió. Los acontecimientos que habían causado que yo estuviera en este lugar, alejados en perfecta secuencia dentro de los límites de mi mente, las palizas, la violación, el tiroteo. Me estremezco ante el recuerdo de las atrocidades que pasaron hace días. Miro de nuevo a Paul y Jared y los veo llenos de preocupación y angustia. Así que hago lo único que mi cuerpo puede hacer. Llorar. Jared me envuelve con sus brazos y no me importa que me duela, necesito sentirme cerca de alguien en este momento. Apoyo la cara en el hueco de su cuello y lloro mientras me mece suavemente en sus brazos, y podría jurar que está llorando conmigo.

Jared Sólo dos días después, Melanie es dada de alta del hospital. Los médicos dijeron que había desafiado las leyes de la lógica, que debería estar muerta... supongo que Juliet debe estar ahí arriba manteniendo un ojo en ella. Paul nos lleva de vuelta a nuestro apartamento, no puedo soportar no estar cerca de ella. La primera noche que estuvimos de vuelta en casa, nos quedamos dormidos enredados en los brazos del otro en mi cama. Yo estaba decidido a no dejar que le pase nada nunca más. A partir de ahora, iba a hacerme cargo de ella, la forma en que siempre debería haber sido. Me despierto a la mañana siguiente sintiéndome como una mierda, después de haber dormido incómodo la mayoría de la noche. Entro en pánico cuando encuentro una almohada entre mis brazos en lugar de Melanie. Inmediatamente me incorporo, sólo para encontrarla sentada en el borde de la cama, de espaldas a mí y la cabeza gacha. Extiendo la mano para tocarle el brazo, solo para que ella se estremezca y se aleje poniéndose de pie. Una pequeña parte de mí muere dentro cuando ella se encoge ante mi tacto. —Melanie... —Me voy a dar una ducha. Su voz no es más que un susurro. Un débil susurro roto. Me duele el corazón por ella, quiero abrazarla y consolarla, pero simplemente se aleja de mí. Abre la puerta de la habitación y camina por el pasillo hacia el baño. La sigo, queriendo asegurarme de que está bien, pero cuando llego al baño me cierra la puerta en la cara y gira la cerradura. Cierro los ojos y me apoyo contra la puerta de madera, mi alma gritando, ya que con este simple cierre de puerta, Melanie me cierra la puerta de su vida. Completamente. Pasa toda la mañana y Melanie aún está encerrada en el baño. Empiezo a preocuparme, ¿qué podría estar haciendo ahí dentro? ¿Lastimarse? Odio el hecho de que me está bloqueando, no tengo ni idea de si está bien o qué hacer, nunca ha actuado de esta manera antes. Pasa el tiempo y es la hora del almuerzo, Melanie hace acto de presencia y sale del baño. Se pone de mal humor en el dormitorio, sin

dejarse ver la cara. Poco a poco me levanto de la cama, tratando de no hacer nada que pudiera enviarla de vuelta corriendo al cuarto de baño de nuevo. —¿Te puedo conseguir algo para comer? Te debes estar muriendo de hambre. —Se mueve incómodamente, con los ojos clavados en el suelo y todavía no se molesta en hablar conmigo. Tomo su silencio como un sí y me deslizo fuera de la habitación para ir a buscar algo de comida. Sin embargo, en el mismo instante que estoy fuera de la habitación, la puerta se cierra rápidamente detrás de mí y una vez más el bloqueo vuelve. Me deslizo por la pared y me siento agachado en el piso alfombrado de la sala. Dirijo una mano sudorosa, frustrado, a mi pelo despeinado. Sé que ha pasado por mucho y que probablemente necesita un poco de espacio, algo de tiempo para sí misma para que pueda ordenar sus pensamientos y por muy reacio que pueda estar a lo de darle ese espacio, sé que tengo que respetar sus deseos. Pero cuando escucho esos gemidos desgarradores de un alma torturada dentro de la habitación, toma todo en mí no echar la puerta abajo para llegar a ella. Me dirijo a la sala de estar y me tumbo en el sofá al lado de Paul, sosteniéndome la cabeza entre las manos. —¿Cómo lo está llevando? —Pone una mano en mi hombro. Me recuesto en el sofá y dejó escapar un suspiro de frustración. —Ni siquiera está hablando conmigo, Paul, no sé qué hacer. —Ella sabe que estás aquí para ella, Jared, y cuando esté lista para salir y abrirse, lo hará... Paul tiene razón. Tengo que ser paciente y esperar. Esperaría por siempre, si tuviera que hacerlo. No iba a perder a Melanie. No importa lo que necesita, la voy ayudar, voy a hacer las cosas bien de nuevo.

Melanie Saco la enorme manta suave y esponjosa y la envuelvo perfectamente a mí alrededor mientras me dejo caer de nuevo en el montón de almohadas de plumas que están debajo de mí. Me siento muy cómoda aquí tirada con el olor dulce y embriagador de Jared que irradia la cama en la que estoy acostada y me asfixia con su bondad. Definitivamente, momento del día más relajado que he tenido en días. Mis párpados caen rápidamente, sin embargo, el sueño que quiero desesperadamente no llega. No he dormido bien desde que he sido dada de alta del hospital. He intentado tanto no pensar en ello, pero el hecho es que Mercedes todavía está por ahí en alguna parte. Y mientras ella este afuera merodeando por las calles a medianoche, no hay manera en la que yo sea capaz de dormir tranquila por las noches. Pero sé que hay otras razones detrás de mi falta de sueño. Sobre todo se reduce a los miles de pensamientos que se arremolinan alrededor sin descanso en mi cabeza cada vez que cierro los ojos. Todavía no he hablado con Jared en absoluto. Me siento culpable, después de todo, si no hubiera sido por Jared entonces yo sin duda estaría muerta en una zanja justo ahora. El hombre me salvó la vida y ni siquiera tengo la decencia de mantener una conversación adecuada con él... No sé por qué no me atrevo a mirarlo a la cara, se siente incómodo. Cada vez que sus ojos rebuscan dentro de mí con la mayor inquietud y preocupación, lo único que quiero hacer es huir y esconderme. No quiero que me vea así. Los moretones amarillentos desvaneciéndose, llenando mis brazos, los cortes y rasguños son todavía visibles, el miedo y el pánico todavía reside en mis ojos y en mis movimientos. Cada dedo que me habían puesto encima. No quiero que Jared vea lo que me han hecho, él no tiene que preocuparse por todos los detalles sangrientos, sólo lo agravaría más. Quiero hablar con él tan desesperadamente, para poner su mente en paz y decirle que estoy bien. Pero sé que con una sola mirada a sus suplicantes y grandes ojos marrones, me quebraré. Me caeré en pedazos justo delante de él. No quiero que me vea llorar, no quiero que él sepa cuan rota y gastada realmente estoy. Ya le he causado tanto dolor, lo último que quiero es cargarlo aún más con mis patéticos temores y rebeldes emociones extremas.

Incapaz de hablar con Jared, la única persona que tenía que recurrir era a Paul. Había estado tan increíblemente apoyándome durante todo este suplicio, le debo mucho. Debido a que no estaba tan conectado con el conjunto “cosa de Mercedes” supongo que en cierto modo, se hizo más fácil para mí hablar con él. No lo empujé en busca de respuestas, de hecho la mayoría de las veces me sentaba y lo escuchaba divagar sobre las cosas vergonzosas que le había hecho a George con los años. Me hizo reír, escuchar todas sus anécdotas hilarantes. Supongo que, en cierto modo, estar con Paul era mi manera de escapar del mundo real. Su actitud despreocupada era contagiosa y cuando estoy con él, es como si me olvido por completo de todo lo que ha sucedido últimamente. Sé que el correr hacia Paul tan cómodamente no es algo que complace a Jared. Los he oído discutir sobre eso en más de una ocasión, cuando pensaban que estaba dormida. Cuando volvió a casa y nos vio a Paul y a mí en el sofá, casi podía ver sus ojos volviéndose verdes de envidia. A veces, cuando Paul llegaba a verme por la noche, deseaba pedirle que se quedara conmigo. Sé que fue un error y sé que le duele, pero Paul es el que me hizo sentir segura en esos momentos. Al aumentar la fuerza y el coraje para hablar con Jared, le diré todo lo que quiere saber, pero mientras tanto, lo único que puedo hacer es esperar que él entienda.

Jared Cerré la puerta detrás de mí tan suavemente como pude con el dorso de mi pie, mis llaves estaban apretadas entre mis dientes y mis brazos llenos de bolsas de compras. Me arrastré hasta la cocina y puse las bolsas en el mostrador. El apartamento estaba muy callado, pero por otra parte, ha estado tranquilo últimamente. Los únicos sonidos reales en estos días vinieron de la televisión o las notas melódicas de la guitarra de Paul que escapaban de debajo de la rendija de la puerta. El apartamento en sí estaba sin vida. Yo sabía cuánto odiaba Mel el desorden, así que hice un esfuerzo extra para mantener el lugar con un aspecto limpio y ordenado. No es que le importara tanto, la mayoría del tiempo se queda en el dormitorio, en ocasiones está en la sala, pero eso en realidad solo pasa cuando Paul esta cerca. En el esquema de las cosas, supongo que un apartamento limpio era la menor de sus preocupaciones en este momento. Me detuve un taburete y me senté en el bar del desayuno mirando a mi alrededor en el apartamento y vi que la única luz provenía de una lámpara de lava púrpura burbujeando en la esquina de la habitación, su luz púrpura vibrante que emite las sombras de la burbujas de bultos a través de las paredes de la sala de estar. Las formas sinuosas impares eran interesantes pero no me distrajeron. Últimamente, lo único que podía pensar era en Melanie. Cada minuto de cada hora de cada día, Mel estaba en mi mente. Sólo quería saber que estaba bien, pero ¿cómo iba yo a ayudarla cuando ella ni siquiera habla conmigo? ¿Cómo puedo asegurarme de que todo estaba bien cuando no me deja ni acercarme? No me malinterpreten, me encanta la chica, pero todo este asunto del hielo que ha estado tirando hacia mí me está empezando a moler realmente los nervios. Ha llegado hasta el punto en el que prefiero que ella estuviese gritando y gritando en vez de estar diciendo nada. Por lo menos entonces yo sería capaz de saber lo que está pensando. El suave sonido de un abrir y cerrar la puerta al final del pasillo me sacó de mis pensamientos y de nuevo a la realidad. No pude evitar la sensación ira que se abalanzo sobre mí cuando vi a Paul saliendo de mi dormitorio. La misma habitación en la que Melanie estaba durmiendo. La misma habitación en la que él ha ido a dormir las dos últimas noches. ¿Qué demonios estaba pensando? Una cosa es consolar a una persona y otra saltar a la cama con mi novia, estaba llevando las cosas demasiado lejos.

Se acercó a la barra de desayuno lentamente, frotándose el sueño de los ojos mientras sacaba un taburete y se sentó a mi lado. Negué con la cabeza, como tratando de sacudir toda la ira de mí. No tenía sentido estar enojado con Paul, no era su culpa que Melanie quería que él la consolara y no yo. —¿Está bien? —susurré. No dijo nada al principio. Se quedó sentado allí, mirando hacia el espacio, tratando de despertarse. Se aclaró la garganta antes de contestarme. —Se está poniendo mejor. Ella trató de decirme lo que ocurrió un par de veces, pero nunca llegó muy lejos, creo que es demasiado para hacerle frente… Mis dientes apretados juntos fuertemente mientras trataba de procesar la información que me estaba dando. ¿Por qué no acaba de abrirse a mí? ¿Por qué no podría ella permitirme estar allí cuando quería desesperadamente ayudarla a pasar a través de esto? —Ella me odia, ¿verdad Paul? Por eso no me está hablando, porque yo le hice esto, es mi culpa que esté donde está en este momento, ella me echa la culpa de todo... Las lágrimas pinchaban mis ojos y no hice ningún intento de secarlas. Paul puso sus brazos alrededor de mí y me llevó a su pecho, dejándome sollozar en su pecho. —Ella no te odia, Jared... No sabe que decirte... Sólo dale un poco de tiempo, quiero decir, no te puede evitar para siempre, ¿verdad? Di una respiración profunda mientras escuchaba lo que decía Paul. Tal vez tenía razón, tal vez yo estaba pensando demasiado. Toda esta situación era tan frustrante. Si pudiera volver atrás las agujas del tiempo, habría hecho todo lo posible para asegurarme de que esto nunca sucediera... Tenía que verla para estar cerca de ella, aunque sólo fuera por un rato. Me puse de pie y comencé a hacer mi camino hacia mi dormitorio. Arrastrándome en silencio por el pasillo, le di un codazo a la puerta de la habitación abierta. Mel yacía acurrucada en el medio de la cama, con la respiración profunda y superficial. Tan silenciosamente como pude, abrí la puerta más allá, listo para entrar dentro, pero el agarre de Paul firme en mi hombro me impidió pasar. —¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó en una voz baja, a fin de no perturbar el sueño de Mel. Incliné mi cabeza hacia él, tratando de entender lo que estaba pensando.

—Me voy a dormir aquí con ella esta noche —contesté simplemente, pero Paul se limitó a seguir mirándome como si estuviera loco. —Jared, no puedes... No está lista para estar cerca de ti en estos momentos. Si se despierta en medio de la noche para encontrarte mirándola fijamente se asustará. Mis ojos se estrecharon mientras mi sangre comenzó a hervir. Estaba en lo cierto, la última vez que me presenté sin previo aviso, Mel casi saltó fuera de su piel y se fue corriendo directamente hacia Paul. —Está bien —le susurré. Le di a la belleza durmiendo en mi cama una última mirada vacilante antes de salir por la puerta. —Pero solo recuerda una cosa, Paul, ¡yo soy su novio, no tú! Ella todavía me quiere, va a volver a mí... Ella no te pertenece. Mis palabras sonaron más como un gruñido desde el fondo de mi garganta. Paul me miró con los ojos abiertos mientras me dirigía hacia el salón. No sé por qué me puse tan posesivo, de repente. Era una parte de mí de la cual no estaba demasiado aficionado. Por otra parte, siempre había sido un poco sobreprotector con Melanie. No me gusta que otros hombres se acerquen a ella, cuando intentan alejarla de mí, cuando invaden mi territorio... incluso si fuera mi propio hermano.

Melanie Las noches eran lo más difícil para mí. Durante el día, Paul y a veces Jared, pero sobre todo Paul, se encontraban siempre allí para mí. Si se trataba de un apretón de manos tranquilizante o simplemente para sentarse a conversar un rato conmigo, eso ayudó mucho a mi mente a establecerse. Ellos se encontraban ahí junto a mí, prácticamente de guardia, cuando los necesitaba, incluso cuando no. Pero cuando la noche llegaba, la oscuridad parecía disminuir todo sentido de seguridad que Jared y Paul habían trabajado tan duro para darme. Cuando estoy acostada en la cama en la noche, con o sin la presencia de los mellizos, me siento como si tuviese enjambres de soledad sobre mi cuerpo como si se tratase de una enfermedad, era como agotar hasta la última gota de fuerza en mí con la cual había luchado tan duro para reconstruir. Jared y Paul no me pudieron rescatar cuando más lo necesitaba, era el agotamiento dentro de mi cabeza. No podían ahuyentar a los monstruos en mi mente y tampoco podía parar de revivir las pesadillas desgarradoras cada vez que cerraba los ojos. Me estremecí ante la sola idea de todo esto cuando me senté en el medio de la cama. La cama de Jared. Eché un vistazo alrededor de la sala oscura, los ojos descansando sobre el pequeño despertador en la mesilla de noche en el lado opuesto de la cama. Los dígitos de neón rojas destellaron tres de la mañana, suspiré, realmente no importa lo que el tiempo mostraba. La hora del día no parecía diferente de la noche, los minutos pasaban lentamente y los días… todo parecía fusionarse. Estaba tan increíblemente cansada. No era por falta de sueño, sino de la vida misma. Me pareció que mi cuerpo se drenaba tanto mental como físicamente, como si cada día que pasara estuviese perdiendo poco a poco mi mente. Mis ojos estaban perpetuamente vidriosos, bolsas oscuras enormes subyacentes en mis orbes chocolate. Lo que yo quería más que nada era tener mi vida de vuelta. Quería a Jared, exactamente como antes de la ruptura, antes de que la fama se convirtiera en demasiado, antes de Mercedes y las drogas fusionadas con su sistema. Tenía ganas de ser esa chica de nuevo, la que por primera vez se enamoró, la que iba a sonrojarse cada vez que Jared siquiera la miraba, la que iba a permanecer despierta toda la noche sólo para ver al hombre que amaba sonreír en su sueño.

Aparté las mantas de mi cuerpo y me deslicé fuera de la cama. Poco a poco, me acerqué a la puerta y salí al pasillo. Me acerqué a la sala, donde Jared estaba profundamente dormido. Mi desgastado corazón se sacudió de nuevo a la vida como un motor dentro de la cavidad de mi pecho al verlo a él. Me senté en el borde del sofá tan silenciosamente como pude mientras lo veía dormir. Sus suaves labios de color vino estaban ligeramente entreabiertos, sus oscuras cejas fruncidas juntas y su respiración tan suave y rítmica, era casi como escuchar una canción de cuna. Mis dedos ligeramente remontaron sobre la línea nítida de su mandíbula y hasta sus envidiables pómulos. Era realmente hermoso, lo amen o lo odien, nadie podría negar lo guapo que era. Se movió en su sueño y sus ojos revolotearon rápidamente abiertos. Me perdí en esos ojos. Eran el tipo de ojos que eran tan cautivadores y hechizantes, que te podías perder en ellos por completo. Miré hacia él, me tomé el tiempo para admirar cada línea y cada detalle de su rostro hermoso en la posición invasiva en la que me encontraba por encima de él. Miró directamente hacia mí, con un poco de perplejidad en sus ojos cansados. —¿Estás bien? —susurró con voz ronca, tratando de incorporarse. —No te muevas. —Él arqueó sus cejas ante mi atrevimiento, pero sin embargo obedeció mis deseos y se relajó de nuevo en el molde de su cuerpo esbelto, que apenas se diferenciaba del cuero suave del sofá. Le acaricié cuidadosamente sobre la piel caliente de su mejilla con mis dedos, casi con miedo de aplicar la presión exagerada en caso de que él rompiera el contacto, antes de girar un pedazo de su cabello color azabache entre el pulgar y mi dedo índice. —¿Sabes? Yo solía verte durmiendo todo el tiempo... la forma en que sonreías era la cosa más maravillosa del mundo No sé por qué le estaba diciendo a él esto. Debería darle una disculpa por no haber hablado con él durante días hubiera sido mejor, pero abrí mi boca y esto es lo que salió. Y tan confundido como él estaba, escuchó tentativamente mientras le acariciaba la cabeza entre mis manos. —Tú…no has vuelto a sonreír más... ¿por qué? Puso sus manos calientes sobre las mías, eliminando mí toque temporalmente de él mientras que se sentaba y se volvía a colocar a sí mismo junto a mí, antes de tomarme las manos de vuelta entre las suyas y unir nuestros dedos.

—Porque... Yo solo sonrío cuando estás sonriendo y, últimamente, no ha habido muchas razones para sonreír. Lo observaba con seriedad, nuestras manos fuertemente unidas entre sí. No estaba siendo crítico, él simplemente estaba constatando un hecho. Teniendo en cuenta los acontecimientos recientes, no había nada más que nos hiciera sonreír y eso era triste. —Extraño lo nuestro, Melanie. Su voz era dolorosa a medida que decía las palabras en poco más que un susurro roto. Lo odiaba por ponerme en esta situación, lo odiaba por no ponerse en contacto conmigo en los cuatro años que estuvimos separados, yo lo odiaba por defraudar a su vida, llegar a estar tan fuera de control y arrastrarme con él. Sobre todo, yo sólo lo odiaba por hacerme amarlo tanto. Nuestra relación no era saludable, nos trajo lo mejor de sí cuando no era lo mejor para nosotros. Y, sin embargo, a pesar de todo, yo lo amé. Más que cualquier frase bien construida llena de palabras bonitas que jamás podría describir. Lo que teníamos era simple. Sólo el viejo y simple amor de moda. El tipo de amor por el que vale la pena salir de la cama por la mañana, la clase de amor por el cual vale la pena viajar miles de kilómetros para volver a casa, el tipo de amor lleno de pruebas y obstáculos, y al mismo tiempo era un amor por el que vale la pena luchar. Un amor que duraría para siempre, hasta el fin del tiempo mismo. —Creo que extraño lo nuestro, también. Jared suspiró y envolvió sus brazos protectores alrededor de mí, acunándome cerca a su pecho mientras nos tumbamos en el sofá, juntos. Alineando nuestros cuerpos para que podamos arrimarnos lo más cerca entre sí como era físicamente posible. Mi cabeza descansaba suavemente contra el pecho de Jared, escondida cómodamente debajo de su barbilla, la palpitación de su corazón constante me hacía adormecer. —Dios, no puedo creer cuan fuerte es mi suerte para encontrarte — susurró tiernamente. Lo escuché a pesar de que hablaba más para sí mismo que para mí. Mis párpados estaban pesados, me rendí a la demanda de mi cuerpo para el sueño—. Eres un milagro. ¿Tienes alguna idea de lo hermosa que eres? Te digo que eres hermosa y no quiero nada de ti, excepto pasar todas las noches durmiendo a tu lado. No quiero nada más allá de que me abraces, de que me dejes abrazarte, te respiro, escucho tus pensamientos corriendo por mis dedos. Vuelve con seguridad, Melanie. Vuelve a mí.

Yo ya estaba profundamente dormida en el momento en que terminó. No tenía necesidad de volver a él. Nunca me fui. A la mañana siguiente me desperté, no en el sofá con Jared, pero si en la cama de Jared sola. Estiré mi cuerpo debajo de las mantas y escuché el fuerte chasquido de mis huesos, mi cuerpo volvió a la vida después de tener el mejor sueño que había tenido en las últimas semanas. No tenía idea de cómo había venido a parar a la habitación, pero mi mejor conjetura era que Jared me había llevado a través del pasillo en algún momento de las primeras horas de la mañana mientras yo me encontraba fuera de combate. Una sonrisa incontrolable se extendió por mi cara mientras los acontecimientos de la noche anterior vinieron corriendo a mí cabeza. Había tantas cosas que Jared y yo habíamos dejado sin decir, tantos detalles intrincados que deberíamos habernos contado. Pero de alguna manera, se sentía como que realmente no necesitábamos eso. Se sentía como si hubiera estado conteniendo el aliento hasta el instante en que estaba a punto de desmayarme, y en el último minuto, fui solo capaz de dejarlo salir y respirar normalmente otra vez. Se sentía bien, se sentía relajante. Se sentía como si todo estaba lentamente empezando a caer en su lugar. Me levanté de la cama y me dirigí a través de la sala de estar, medio esperando ver a Jared y Paul viendo la televisión y comiendo sus cereales. En su lugar, el apartamento estaba extrañamente tranquilo, salvo por Indi masticando uno de calcetines viejos de Paul y dejándolo en pedazos sobre el suelo. Me senté en el sofá, mirando a mí alrededor el piso vacío antes de descansar los ojos en una pequeña nota en el centro de la mesa de cristal. Me acerqué y lo recogí, al instante supe que debía ser de Jared, pues cumplía con la escritura garabateada de él.

Buenos días, princesa. Paul y yo tuvimos que salir un rato a…hacer unos mandados. No vamos a estar de vuelta hasta tarde, así que hemos dejado una tarjeta de crédito para ti. Siéntete libre para salir y pasar un día de mimos. Cortesía de Paul Klaus :P -Con amor B. Le sonreí a la nota de Jared. Efectivamente, la tarjeta de crédito que había dejado para mí tenía el nombre de Paul en sangría sobre el plástico brillante. Puse la tarjeta y la nota sobre la mesa de café donde los había

encontrado y volví a la habitación para cambiarme. En menos de diez minutos estaba lista para salir y golpear a las tiendas. Me sentí un poco culpable con la tarjeta de Paul, pero bueno, ¡Una chica tiene que lucir bien para su chico!

Jared —¿Entonces, estas completa, totalmente, cien por ciento seguro que quieres hacer esto? —preguntó Paul pensativamente como por décima vez desde que dejamos el departamento. Coloque mis manos firmemente en sus hombros y le di una suave sacudida. —Paul, nunca he estado tan seguro de algo en toda mi vida —le respondí intensamente y le reafirme mi decisión—. ¿Ahora, por favor, podemos ir dentro? Estoy demasiado emocionado para holgazanear en la calle por más tiempo. Paul soltó un pequeño suspiro antes de mirarme fijamente y asintió con su cabeza. —Está bien, vamos. Aplaudí como un niño de cinco años de edad y seguí a Paul dentro de la tienda. En el minuto que estuvimos dentro, los asistentes de venta estrecharon sus ojos hacia nosotros sospechosamente. Supuse que sus clientes regulares no lucían como aspirantes a gánster y bueno yo lucía como uno, (esa era la única forma que podría describir mi estilo). Un hombre ligeramente mayor hizo su camino hacia nosotros, la mayor sonrisa falsa que alguna vez vi puesta sobre su engreído pequeño rostro. —Caballeros, ¿Puedo ayudarlos en algo? Tome un paso adelante y el hombre levanto su cabeza para poder mirarme. —Sí, estoy buscando un anillo de compromiso. Paul se movió más cerca de mí, asegurándose que el pequeño hombre estirado tuviera un buen vistazo de su último Rolex con un diamante incrustado. Los pequeños ojos del hombre se iluminaron y su boca formo la figura de una “O”. —Ciertamente, señor, por aquí. El vendedor se giró sobre sus talones y Paul y yo compartimos una rara mirada antes de seguirlo.

Melanie El salón estaba muy ocupado como siempre. Después de todo era uno de los mejores en Nueva York. Solía venir aquí y hacer mi cabello cuando sea que estaba en la ciudad, pero es innecesario decir que había pasado un tiempo que no lo hacía. Un hombre alto con negros jeans apretados y una camisa negra a medio abotonar revelando un maravilloso bronceado pecho inundado de cabello negro vino corriendo. —¡Melanie! ¡No te he visto como en, todo una vida! ¿Cómo estás cariño? Luces como la mierda, ¿Qué pasó? ¿Quedaste atrapada en un tornado? —preguntó frenéticamente, con su irritante florido acento italiano haciéndose más atractivo con cada palabra que dijo. —¡Carlo, encantada de verte de nuevo también! —Chillé alegremente mientras el agarraba mi mano y me llevaba volando a una de las sillas. —Entonces, ¿Qué estaremos haciendo por ti hoy? Un infierno de mucho por la forma que esto luce —señaló sobre el ruido de los diversos estilistas mientras que pasaba sus dedos a través de mi salvaje melena, su nariz se arrugo de disgusto ante el estilo de mujer-cavernícola en el que estaba atrapada esos días. Giré alrededor en la silla, tomándome un buen vistazo en el espejo frente a mí. Mi cabello lucia ridículo, un desastre ondulado con raíces castaño ceniza y un desteñido marrón en el resto del cabello. —Algo diferente… Algo sexy… Algo que grite “¡Jódeme ahora, perra!” Las cejas de Carlo se elevaron de puro éxtasis mientras se paraba detrás de mí. Básicamente le di permiso para que hiciera lo que el malditamente quisiera.

Jared Las claras vidrieras llenas de brillantes diamantes estaban comenzando a darme dolor de cabeza. Había demasiados que me gustaban. No sabía cuál elegir para Mel. —¿Qué tal aquel, Jared? —preguntó Paul, apuntando a un anillo en la bandeja que el vendedor saco para nosotros. —Oooh, a ella le gustará ese, ¿Cuánto vale? —pregunté al hombre sentado frente a nosotros. —Ese, señor, aproximadamente setecientos setenta mil dólares— respondió el hombre despreocupadamente, incluso exhibiéndonos una jovial sonrisa. —¿Qué carajos? —exclamó Paul con incredulidad—. ¡¿Setecientos setenta mil dólares?! ¿Hablas enserio? Él no la ama jodidamente tanto. —¡Paul! —Le reñí en lo que lo golpeaba en broma en su costado. El vendedor simplemente nos miró como si fuéramos un par de lunáticos. —Jared, no estás comprándole a ella esa cosa, podríamos comprar una casa por esa cantidad de dinero. Suspiré dándole al vendedor una mirada de disculpa y moviéndome a la siguiente bandeja de anillos, que probablemente podrían liberar de deudas a un tercio del mundo. En el minuto que el hombre mayor desplazo la siguiente bandeja de anillos frente a mí, lo vi. Finalmente lo encontré “El único”. —Ese —dije suavemente, apuntando al reluciente diamante en el centro de la bandeja. El hombre lo removió cuidadosamente de su lugar, le dio una rápida pulida y lo sostuvo para que lo inspeccionara. —Este exquisito anillo tiene características del diamante Lucida, cortado como ningún otro en la tierra. De platino por supuesto… Miré el anillo con asombro. El diamante fue cortado como un octógono, rodeado por pequeños diamantes circulares sobre una delicada banda, incrustada de pequeños diamantes a cada lado. Era perfecto. —Bueno, seguro como el infierno que supera el jodido anillo de Ben… Deje salir una carcajada y me giré para ver a Paul mirando abajo al anillo con aprobación.

El vendedor se aclaró la garganta y devolví mi atención a él, sonriendo como un maníaco. —Me lo llevo.

Melanie Luego de casi cuatro horas de sentarme en el salón, teniendo mis uñas arregladas, mi maquillaje rehecho, bebiendo champaña y Dios sabe que le hicieron a mi cabello, mi pequeño ejército de profesionales finalmente terminaron. —Entonces, Señorita Wolfgang, ¿lista para ver a la nueva y mejorada tú? —Carlo preguntó excitadamente. Asentí con mi cabeza nerviosamente entonces él giró mi silla. Mi mandíbula casi cayó hasta el suelo una vez vi mi reflejo en el espejo. Dios, estas personas pueden hacer maravillas. Mis rellenos labios rosados atraparon el reflejo de las luces del salón viéndose completamente besables, lucia increíblemente joven, sin señales del cansancio que tenía hace algunas horas. Mis pestañas eran tan largas que casi tocaban mis cejas marrones resaltando mis ojos color chocolate y en cuanto a mi cabello….Guau. Era casi tan negro como el de Jared, brillante y lustroso, estilizado con algún añadido que le daba altura hasta la coronilla y cayendo perfectamente recto hasta mis codos. —Guau, Carlo eres un estilista milagroso —tartamudee, todavía incapaz de apartar mi mirada del espejo. Me sentía totalmente rejuvenecida, como una versión mejorada y flamante de mi antiguo yo. No había dudas sobre esto, una vez Jared me viera, iba a estar teniendo mi “algo” esta noche. Luego de agradecer a Carlo y al resto de su equipo por su gran trabajo, pague e hice una nota mental para agradecer a Paul luego; después de todo probablemente tuviera un ataque al corazón cuando recibiera la cuenta de Jared. Cuando estuve fuera, estaba comenzando a ponerse oscuro. Aun así las calles estaban increíblemente ocupadas, llena de gente saliendo de sus trabajos. El celular en el bolsillo trasero de mis jeans empezó a vibrar y lo saque para ver quién era. Mi cara se iluminó instantáneamente al ver el nombre en la pantalla. Abrí el mensaje para ver que necesitaba. De Jared: “¡Oye, preciosa! ¿Estás ocupada? Podrías venir a encontrarte conmigo en el parque, hay algo que necesito preguntarte…xo”

Fruncí mi nariz ante el texto. ¿Qué tendría que preguntarme que fuera tan importante que tenía que devolverme todo el camino hasta el parque para encontrarme con él? Estaba prácticamente oscuro como boca de lobo en el momento en que hice mi camino al parque. Algo sospechoso estaba pasando; esto no era como Jared me citaba todo el camino a algún parque en el anochecer para hacerme una estúpida pregunta. Si, definitivamente algo pasaba. El parque estaba tranquilo y silencioso mientras caminaba por la entrada y continuaba a lo largo del camino, tratando de encontrar a Jared. Fue gracioso, tener un pequeño santuario verde como este en medio de una agitada ciudad cosmopolita. Era increíblemente pacifico, calmado inclusive. Las estrellas ardían furiosamente en el cielo y la luz de la luna brillaba e iluminaba a lo largo del sendero por el que caminaba. De vez en cuando robaba un vistazo de su brillo, poco entusiasmada por ir más profundo dentro de la noche rodeada de oscuridad. Mi teléfono empezó a sonar en mi bolsillo, otra vez. Lo saque y respondí mientras continuaba mi camino a través del camino de altos árboles, en el que soplaba una gentil y suave brisa. —¿Hola? —Hola, preciosa, ¿ya estás aquí? —Sí, ¿dónde estás? No logro encontrarte. —No te preocupes, estoy aquí. Solo sigue los globos. Ni siquiera tuve tiempo de contestas antes de que Jared colgara. ¿Seguir los globos? ¿Qué demonios había estado haciendo? Esto era tan estúpido, estaba cansada, hambrienta y quería ir a casa pero Jared quería que siguiera ¿los globos? ¿Quién creía que era yo, Alicia en el país de las maravillas persiguiendo al conejo blanco? Creo que no. Paré y tomé un buen vistazo de lo que me rodeaba. No pude divisar ningún globo. Mejor que esto no fuera ningún tipo de broma, porque francamente, no estaba de humor y mis pies estaban matándome. En el parque crecía el silencio y me pregunte cuán grande era. Unos minutos después, en la entrada de un puente de roble, vi lo que supuse era el primer globo. Me acerque donde estaba el grande, rosado, globo con forma de corazón, rebotaba suavemente en el aire, atado a la barandilla del puente por unos delgados lazos de cintas. Incluso gentilmente, agarre los lazos y tire el globo hacia abajo al nivel de mis ojos. Había algo escrito a través del globo en un grueso marcador

negro estaban las palabras “¿Vuoi Sposarm7i?” susurré fuerte la frase un par de veces. No tenía idea que lenguaje era y menos que significaba, entonces deje ir el globo y con vacilación continué caminando a lo largo del puente. Cuando saque mi vista del piso, pude ver un entero camino de globos similares al anterior atados hasta el final del puente. ¿De qué iba todo esto? Camine hasta el siguiente globo y otra vez, tire de él para leer lo que tenía escrito. Este decía “¿Veux-tu m’ épouser8?” La frase no significaba nada para mí, pero estaba definitivamente curiosa. Quería saber lo que los globos decían, lo que todo esto significaba. Junte mi calma y me moví al siguiente globo, uno tras otro, leyendo las frases escritas a mano en idiomas extranjeros. “¿Vill du gifta dig med mig9?”… “¿Quieres casarte conmigo?10”… “¿Je met me trouwen11?”… Fruncí mis ojos confundida mientras me movía al último globo atado al final del puente. Esto no tenía sentido para mí, ¿Se supone que tenía que saber lo que las frases significaban? Mientras me acercaba al último globo, fui por lo menos capaz de distinguir el lenguaje en el que fueron escritas, incluso si no estaba cerca de entender que decían. —¿Willst du mich heiraten?12 —dije lentamente, repitiendo lo que estaba escrito en el globo. Me pare ahí mirando al cielo, como si tuviera las respuestas de este enigma. En el fondo de mi mente, las luces se fueron prendiendo, algo se estaba formando y dándole sentido, pero solo no podía aferrarme lo suficiente al pensamiento. —¿Willst du mich heiraten? —Las palabras fueron repetidas de nuevo, solo que esta vez no era yo. Me di la vuelta y vi a Jared parado a solo unos metros de mí, sus magníficos ojos de gato centellando a la luz de la luna, llenos de esperanza y sinceridad adornando su hermoso rostro.

¿Quieres casarte conmigo? En italiano. ¿Quieres casarte conmigo? En francés. 9 ¿Te quieres casar conmigo? En sueco. 7 8

10 11 12

Originalmente en español. ¿Quieres casarte conmigo? En holandés. ¿Quieres casarte conmigo? En alemán.

Incliné mi cabeza a un lado, tratando de decir algo, cualquier cosa, como sea las palabras nunca estuvieron cerca de formarse en mi boca. Estaba perfectamente estupefacta. Jared dejó salir una pequeña risita antes de deslumbrarme con la más increíble sonrisa que alguna vez haya visto. Fue una sonrisa tan brillante que calentó mi corazón hasta derretirlo y ahogó mi cuerpo de serenidad. Sentí todo mi cuerpo ponerse tieso cuando Jared saco sus manos detrás de su espalda, revelando otro globo. Sin embargo, supe instantáneamente que ese tenía más significado que todos los anteriores. Como si fuera cámara lenta, el giro el globo, dejándome ver la última frase. Estaba escrita en perfecto inglés, en todo el centro del globo, estaban las palabras “Will you marry me?”13 Mi corazón estaba latiendo a mil por hora, creí que mi pecho iba a explotar y salir corriendo en la noche en cualquier minuto. Jared mantuvo sus ojos en mí mientras lentamente comenzó a caminar, cerrando la distancia entre nosotros. Me entrego el globo rosado mientras se ponía de rodillas y tomaba mi mano en la suya. Todo que pude hacer fue estar parada ahí, temblando como una idiota mientras él hablaba. —Melanie, no puedo garantizar que viviremos felizmente siempre, no puedo prometerte que estaremos juntos siempre, no puedo decir que te hare siempre feliz… Pareció que se asfixiaba un poco mientras se pausaba para respirar profundamente antes de continuar. Yo solo me pare ahí, mirándolo intensamente, las lágrimas ya brillando en las esquinas de mis ojos. —Luego de todo lo que paso, te mereces solo lo mejor…no puedo decirte lo que el futuro nos depara, no puedo ir al espacio y bajar todas y cada una de las estrellas para ti…pero deseo pasar el resto de mi vida intentándolo. Rápidamente retire una mano de su agarre y la lleve a mi rostro y empecé a sollozar, ahogándome en mis propias arrolladoras emociones. —No puedo vivir sin ti y no quiero pasar otro día pensando que no serás mía para siempre…entonces que dices, ¿te casarías conmigo? Todas las emociones salieron de mí a la vez.

13

¿Te casarías conmigo? En ingles.

Mis manos temblaban incontrolablemente en las de Jared, lágrimas corrían por mi rostro, mi estómago se retorcía en nudos y mi corazón latía violentamente en mi pecho. —Sí, sí, por supuesto que me casaré contigo. —Me las arregle para decir entre sollozos. Una simple y solitaria lagrima cayo por su mejilla, sus ojos diciendo más de lo que su voz alguna vez podría. Dejó salir un suspiro de alivio, hurgando en el bolsillo de su chaqueta y sacando una pequeña cajita, azul bebé. La abrió cuidadosamente, revelando el anillo más hermoso que alguna vez haya visto. No pude evitarlo y solté un jadeo mientras lo removía de la caja y lo deslizaba en mi dedo. Calzaba perfecto. Me las arregle para dejar salir una pequeña risa cargada de lágrimas de pura felicidad. Jared se puso en pie, llevándome a él y abrazándome fuertemente contra su ágil cuerpo. Nuestros labios se encontraron en un apasionado beso que quemó eufóricamente hasta lo más profundo de mi alma. Sus labios sabían a café y azúcar, nuestras lágrimas se mezclaron, nuestros pechos presionados juntos, sus dedos enredados en mi cabello, nuestros corazones latiendo rápidamente en sincronía. —Te…amo —dijo Jared entre respiraciones. Simplemente sonreí entre sus calientes besos, volando en la sensación que me dejo su proposición. Jared: mi amor, mi alma gemela, mi prometido, mi mejor amigo. El hombre con el que me voy a casar y envejecer, el hombre con el que voy a discutir de qué color pintar el baño, el hombre que será el padre de mis hijos. Jared. Estaba enamorándome de él otra vez.

Fin

Traducido, corregido y diseñado en

Mayssam Kaado - Stay With Me.pdf

Recopilación y Revisión Final Diseño. Key Hap Lapworth ♥ y Joss. Page 3 of 107. Mayssam Kaado - Stay With Me.pdf. Mayssam Kaado - Stay With Me.pdf.

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