The Return 3: Midnight

LJ Smith

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The Return 3: Midnight

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Traductores: * Alice * Andreita_mcr * Bixillo * BlackMagicRose * Caroliberta * Damdred * Daniel * Ginny * Mikaela * Miletaa * Nessy77 * Stefita Correctores: * Alice * Lomaximoamor * Michi Katami * Nikola * Superbetzz

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Capítulo 1 Traducido por: BlackMagicRose

“Querido diario. Tengo tanto miedo que casi no puedo sujetar este bolígrafo. Estoy más bien grabando mis palabras que escribiendo en cursiva, porque de esa forma tengo más control sobre mis palabras. ¿De qué tengo miedo, os preguntareis? Y cuando digo "de Damon", no me creeríais, no si nos habéis visto juntos a los dos los últimos días. Pero para entenderlo tenéis que saber ciertas cosas. ¿Alguna vez habéis escuchado la frase "la suerte está echada"? Quiere decir, que cualquier cosa, cualquiera, puede pasar. Así que incluso alguien que entiende las posibilidades y acepta las apuestas de la gente, les devolverá el dinero. Porque un comodín ha entrado al juego. No os podéis imaginar las posibilidades de las apuestas. Ahí es donde yo me encuentro. Es por eso por lo que mi corazón palpita en mi garganta, mi cabeza, mis orejas y hasta en las yemas de mis dedos. La suerte está echada. Ya veis lo temblorosa que es mi letra. ¿Imaginaros que mis manos tiemblan de esta forma cuando vaya a verle a el? Puede que se me caiga la bandeja. Puede molestarle a Damon. Y entonces cualquier cosa puede pasar. No lo estoy explicando bien. Debería empezar por que hemos vuelto: Damon, Meredith, Bonnie y yo. Fuimos a la Dimensión Oscura, y ya hemos vuelto a casa, con una esfera estelar –y Stefan. Shinichi y Misao, los hermanos Kitsunes, o los espíritus- zorros malvados, engañaron a Stefan para que fuese a la Dimensión Oscura, diciéndole que allí podría hacer desaparecer la maldición de ser vampiro y volver a ser humano otra vez.

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Mintieron. Todo lo que hicieron fue dejarle en una apestosa celda, sin comida, sin luz, sin calor... hasta que casi estaba a punto de morir. Pero Damon - que era tan diferente por aquel entonces - accedió a ayudarnos a encontrarle. Y, vaya, no puedo ni empezar a describir la Dimensión Oscura en si. Pero lo importante es que por fin encontramos a Stefan, y que para entonces ya habíamos encontrado la Llave Zorro Gemela que nos hacía falta para liberarle. Le sacamos de la prisión en su camastro, el cual Matt quemó después; estaba totalmente infestado de bichos. Pero esa noche lo bañamos y le llevamos a la cama... después le dimos de comer. Si, con nuestra sangre. Todos los humanos lo hicimos excepto la Sra. Flowers, que estaba ocupada preparando cataplasmas para ponerlas en los pobres huesos de Stefan que estaban casi sobresaliendo de su piel. ¡Le tuvieron sin comer hasta ese punto! Podía matarlos con mis propias manos- o mis Alas de poder- si tan solo supiese usarlos. Pero no sé. Sé que hay un conjuro para las Alas de Destrucción, pero no tengo ni idea de cómo convocarlo. Por lo menos pude ver como Stefan florecía al alimentarlo con sangre humana. (Admito que le di unas cuantas tomas que no estaban programadas, y sería una idiota si no supiese que mi sangre es diferente a la del resto de la gente- es mucho más rica y le ha hecho mucho bien a Stefan). ¡Así que Stefan se recuperó bastante para así poder bajar las escaleras la siguiente mañana para agradecerle a la Sra. Flowers por sus pociones! Pero el resto de nosotros -todos los humanos- estábamos hechos polvo. Ni si quiera pensamos en lo que había pasado con el ramo, porque no pensábamos que tenía nada de especial. Lo adquirimos justo cuando estábamos abandonando la Dimensión Oscura, de un amable kitsune blanco que había estado en la celda de enfrente de la de Stefan antes de que le rescatásemos. Era tan precioso! Nunca pensé que un Kitsune pudiese ser tan amable. Pero le dio a Stefan las flores. Bueno, resulta que esa mañana Damon estaba despierto. Lógicamente, no podía contribuir con su sangre, pero realmente creo que lo habría hecho, si hubiese podido. Así era el por aquel entonces.

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Y es por eso por lo que no entiendo cómo puedo sentir el miedo que siento ahora. ¿Como puedes tener miedo de alguien que te ha besado y besado... y llamado cariño y amor y su princesa? ¿Y que ha reído contigo mientras te miraba con sus ojos traviesos? ¿Y que te ha abrazado cuando tenías miedo, y te ha dicho que no había nada que temer, no mientras el estuviese ahí? ¿Alguien al que solo necesitabas mirar un segundo para saber lo que estaba pensando? ¿Alguien que te ha protegido, sin importar el precio que podría pagar, y hasta el final de sus días? Conozco a Damon. Conozco sus defectos, pero también se como es su interior. Y no es lo que quiere que la gente crea que es. No es frío, ni arrogante, ni cruel. Esas son fachadas que pone para cubrirse a sí mismo, como ropa. El problema es que no se si él sabe que no es nada de esas cosas. Y ahora mismo está confundido. Puede que cambie y que se convierta en todas esas cosas- porque está muy confundido. Lo que intento decir es, que esa mañana Damon era el único que estaba despierto. Fue el único que vio el ramo. Y una de las cosas que Damon definitivamente sí es, es curioso. Así que, desenvolvió el envoltorio mágico que tenía el ramo y descubrió una rosa negra en el centro. Damon ha intentado buscar una rosa negra durante años, tan solo para admirarla, creo yo. Pero cuando vio esta la olió.... y ¡boom! ¡La rosa desapareció! Y de repente estaba mareado y no podía oler nada y el resto de sus sentidos estaban adormilados también. Fue entonces cuando Sage- oh, no he mencionado a Sage todavía, pero es un vampiro guapísimo, alto y bronceado que ha sido un gran amigo para nosotrosle dijo que cogiese aire y lo mantuviese, y lo empujará hacía sus pulmones. Los humanos tenemos que respirar de esa forma, ya ves. No sé cuánto tiempo le llevo a Damon darse cuenta de que realmente era un humano, no era broma, nadie podía hacer nada al respecto. La rosa negra era para Stefan; y le habría concedido el sueño de ser humano otra vez. Pero cuando Damon se dio cuenta de que la magia había tenido efecto en el... Fue entonces cuando vi que me miró y me metió en el mismo saco que el resto de mi especie una especie que él ha llegado a odiar y despreciar.

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Desde entonces no me he atrevido a mirarle a los ojos. Sé que me amaba hace unos días. No sabía que ese amor podía convertirse- bueno, en todas esas cosas que siente ahora mismo hacía sí mismo. Parecerá que algo fácil que Damon vuelva a ser vampiro. Pero quiere ser un vampiro tan poderoso como lo era antes- y no existe nadie así para intercambiar sangre. Incluso Sage desapareció antes de que Damon pudiera pedírselo. Así que Damon seguirá siendo humano hasta que encuentre a un vampiro fuerte, poderoso y de prestigio con el que pasar por todo el proceso de convertirse. Y siempre que miro a los ojos de Stefan, esos ojos verde esmeralda cálidos y llenos de gratitud- siento terror, también. Siento terror de que de alguna forma vuelva a irse directamente de mis brazos. Y... siento terror de que descubra lo que he llegado a sentir por Damon. Ni siquiera me había dado cuenta de lo mucho que ha llegado a significar Damon para mí. Y no puedo.... parar... mis sentimientos... por el, a pesar de que él me odie ahora. Y si, maldita sea, estoy llorando! Dentro de un minuto tengo que ir a llevarle la cena. Debe de estar hambriento, pero cuando Matt intentó llevarle algo antes, Damon le arrojó la bandeja entera. ¡Oh, por favor, Dios, por favor no le dejes odiarme! Estoy siendo egoísta, lo sé, por solo hablar de lo que está pasando entre Damon y yo. Quiero decir, que las cosas en Fell's Church están peor que nunca. Todos los días más y más niños son poseídos y aterrorizan a sus padres. Todos los días, los padres se enfadan más y más con sus hijos poseídos. No quiero pensar en lo que está pasando. Si algo no cambia, todo el pueblo será destruido como el último pueblo que visitaron Shinichi y Misao. Shinichi... hizo muchas predicciones sobre el grupo, sobre cosas que habíamos mantenido en secreto entre nosotros. Pero la verdad es, no se si quiero escuchar ninguna de las soluciones a sus adivinanzas. Tenemos suerte en cierta forma. Tenemos a la familia Saitou para ayudarnos. ¿Recordáis a Isobel Saitou, que se pinchó de aquella forma tan horrible mientras estaba poseída? Desde que se ha recuperado, se ha convertido en una buena amiga, y su madre, la Sra. Saitou, y su abuela, Obaasan, también. Nos han dado amuletos “conjuros para mantener el mal lejos, escritos en Post-its y notas o tarjetas pequeñas. Estamos tan agradecidos de tener ese tipo de ayuda. Algún día puede que podamos pag{rselo de alguna forma.”

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Elena Gilbert dejo el bolígrafo de mala gana. Cerrar su diario significaba tener que enfrentarse a las cosas sobre las que había estado escribiendo. De todas formas, de alguna forma, consiguió bajar las escaleras hasta la cocina y coger la bandeja con la cena de las manos de la Sra Flowers, quien le sonrió dándole ánimos. Mientras se dirigía a la casa de huéspedes, vio que sus manos temblaban tanto que la bandeja que llevaba tintineaba. Como no había acceso al almacén desde dentro, cualquiera que quisiera ver a Damon tenía que salir por la entrada y rodearla hasta la una parte añadida a la casa cerca de la cocina. La guarida de Damon, la gente la llamaba. Mientras pasaba el jardín Elena miró a los lados, al agujero que había en miedo que era la Puerta por donde habían vuelto de la Dimensión Oscura. Titubeó, en la entrada del almacén. Todavía estaba temblando, y sabía que esa no era la mejor forma de enfrentarse a Damon. Relájate, se dijo a sí misma. Piensa en Stefan. Stefan había sufrido un severo revés cuando se enteró de que no quedaba nada de la rosa, pero enseguida recupero su habitual humildad y gentileza, acariciando la mejilla de Elena y diciendo que estaba satisfecho de estar allí con ella. Que esa cercanía era lo único que le pedía a esta vida. Ropa limpia, comida decente libertad- por todas esas cosas merecía luchar, pero Elena era la más importante. Y Elena lloró. Por otro lado, sabía que no había sido la intención de Damon el convertirse en lo que era ahora. Podría hacer cualquier cosa, arriesgarlo todo... para volver a ser lo que era. Fue Matt el que sugirió usar la esfera estelar como solución para la situación de Damon. Matt no había entendido ni la rosa ni la esfera estelar hasta que le explicamos que esta esfera estelar, que pertenecía posiblemente de Misao, contenía dentro la mayoría o todo su poder, y que se volvía más brillante a medida que absorbía las vidas que esta cogía. La rosa negra fue creada posiblemente con un

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liquido de una esfera estelar -parecida- pero nadie sabía cuánto o si lo habían combinado con otros ingredientes desconocidos. Matt frunció el ceño y preguntó si la rosa podía cambiar un vampiro a humano, ¿también podría convertir a un humano en vampiro? Elena no fue la única que vio como lentamente la cabeza agachada de Damon se levantaba, y el brillo en sus ojos viajaba a lo largo de toda la habitación hasta la esfera estelar llena de poder. Elena pudo prácticamente oír lo que estaba pensando. Matt podría estar totalmente equivocado... pero había un lugar donde un humano podía encontrar a vampiros poderosos. En la Dimensión Oscura- a la cual había una puerta en el jardín de la casa de huéspedes. La puerta estaba cerrada ahora mismo...por la falta de poder. A diferencia de Stefan, Damon no tendría ningún reparo sobre lo que podría pasar si tendría que usar todo el líquido de la esfera estelar, que resultaría en la muerte de Misao. Después de todo, ella era una de los dos zorros que dejo abandonado a Stefan para que fuese torturado. Así que la suerte está echada. Vale, tienes miedo; ahora enfréntate a ello, se dijo Elena a ella misma. Damon ha estado en esa habitación durante más de 50 horas -y quien sabe lo que estará tramando para conseguir la esfera estelar. Aún así, alguien tiene que llevarle algo para comer- y cuando dices alguien, asúmelo, esa eres tú. Elena llevaba tanto tiempo de pie delante de la puerta que sus rodillas habían empezado a entumecerse. Cogió aire profundamente y llamó a la puerta. No hubo respuesta, y la luz no se encendió dentro. Damon era humano. Estaba oscuro fuera. –¿Damon? —se suponía que le estaba llamando, pero sonó mas bien como un susurro. No había respuesta. No había luz. Elena tragó saliva. El tenía que estar ahí.

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Elena llamó a la puerta más fuerte. Nada. Finalmente, lo intentó con el pomo. Horrorizada vio que estaba sin echar la llave, y la puerta se abrió, y pudo ver el interior oscuro como la noche a su alrededor, como las fauces de una fosa. Los finos pelos de la nuca de Elena se estaban poniendo de punta. –Damon, voy a entrar —consiguió decir en un suspiro, intentando convencerse a sí misma con sus susurros que no había nadie dentro –. Veras mi sombra gracias a la luz del porche. No puedo ver nada, así que juegas con ventaja. Llevo una bandeja con café caliente, galletas, un bistec, sin salpimentar. Deberías poder oler el café. Era extraño. Los sentidos de Elena le decían que no había nadie delante suyo, esperando a que ella fuese a donde él. Bien, pensó. Empieza despacio con pequeños pasos. Uno. Dos. Tres. Debo estar dentro de la habitación ahora, pero está demasiado oscuro todavía para ver nada. Cuatro... Un fuerte brazo surgió de la oscuridad y la agarró oprimiéndola por la cintura, y un cuchillo apretado contra su cuello. Elena vio oscuridad con ciertos destellos grises, y después la oscuridad se apodero de todo.

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Capítulo 2 Traducido por: Mikaela

Elena no pudo haber estado desmayada por más de unos segundos. Cuando volvió en sí, todo era igual, aunque se preguntó cómo no había letalmente cortado su propia garganta con el cuchillo. Ella sabía que la bandeja con los platos y la copa se había ido volando a la oscuridad en ese primer instante, cuando no podía dejar de mover sus brazos. Pero ahora reconocía el agarre, reconocía el olor, y entendió la razón de la navaja. Y se alegró de que lo hiciera, porque estaba tan orgullosa de desmayarse como Sage lo hubiera estado. ¡No era una debilucha! Ahora se obligaba a ceder en los brazos de Damon, a excepción de donde estaba el cuchillo. Para mostrarle que no era una amenaza. —Hola, princesa —una voz como el terciopelo negro dijo en su oreja. Elena sintió un escalofrío interno, pero no de miedo. No, era más como si sus entrañas se derritieran. Pero él no cambió su agarre de ella. —Damon... —dijo con voz ronca: —Estoy aquí para ayudarte. Por favor, déjame. Por tu bien. Tan abruptamente como había llegado, el agarre de hierro fue retirado de su cintura. El cuchillo dejo de presionarse contra su piel, aunque la sensación aguda y punzante en la garganta era más que suficiente para recordarle que Damon podría tenerlo listo. Colmillos sustitutos. Hubo un clic, y de repente la habitación era demasiado brillante. Lentamente, Elena volteo a mirar a Damon. E incluso ahora, aun cuando estaba pálido y demacrado de no comer, era tan hermoso que el corazón de Elena parecía caer en picada hacía la oscuridad. Su cabello negro, cayendo en todas direcciones

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sobre su frente; sus rasgos perfectos, su arrogante y sensual boca -ahora comprimida en una melancólica línea< —¿Dónde está, Elena? —le preguntó brevemente. No que. Dónde. Él sabía que ella no era estúpida, y, por supuesto, sabía que los humanos en la pensión estaban escondían la Estrella Estelar de él deliberadamente. —¿Es eso todo lo que tienes que decirme? —Elena susurró. Ella vio la indefensa debilidad en sus ojos, y él dio un paso hacia ella como si no pudiera evitarlo, pero en el instante siguiente, se vio sombrío. —Dime, y tal vez luego voy a tener más. —Ya.... veo. Pues bien, hemos hecho un sistema, hace dos días —dijo Elena en voz baja —. Todo el mundo escribe lotes. Entonces la persona que recibe el papel con la X la toma de la mesa de la cocina y todo el mundo va a sus habitaciones y permanece allí hasta que la persona con la Estrella la esconde. No me ha tocado la X hoy, así que no sé dónde está. Pero puedes intentar ponerme a prueba. —Elena sintió su cuerpo encogerse cuando dijo las últimas palabras, sintiéndose frágil e indefensa y fácilmente herida. Damon extendió la mano y lentamente la deslizó debajo de su cabello. Podía golpearle la cabeza contra una pared, o lanzarla al otro lado la habitación. Él podría simplemente apretar su cuello entre el cuchillo y su mano hasta que su cabeza cayera. Elena sabía que él estaba del humor para sacar sus emociones humanas, pero él no hizo nada. No dijo nada. Sólo se quedo ahí parado mirándola a los ojos. Poco a poco, Damon se inclinó hacia ella y rozó sus labios -tan suavemente- contra los de ella. Los ojos de Elena se cerraron. Pero luego de un momento Damon se estremeció y deslizó la mano fuera de su cabello Fue entonces cuando Elena pensó en que había pasado con la comida que le había traído. Café casi hirviendo parecía haber salpicado su mano y brazo y mojado sus jeans en un muslo. La taza y el platillo estaban en tirados en el suelo, en pedazos. La bandeja y las galletas habían rebotado detrás de una silla. El plato de filete tártara,

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no obstante, había milagrosamente aterrizado en el sofá, lado derecho hacia arriba. Había cubiertos por todas partes. Elena sintió su cabeza y hombros caer en miedo y dolor. Ese era su universo ahora mismo -miedo y dolor-. Abrumándola. No era usualmente una llorona, pero no pudo evitar las lágrimas que llenaron sus ojos. ¡Maldita sea! Pensó Damon. Era ella. Elena. El había estado tan seguro de que un adversario había estado espiándole, que uno de sus mucho enemigos lo había localizado y estaba tendiendo una trampa
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—Estaba afuera. ¿Sabes como nosotros los humanos no podemos ver? —dijo, sabiendo que sonaba indiferente, impenitente. —Es como estar envuelto en algodón todo el tiempo, Elena: No puedo ver, no puedo oler. Mis reflejos son como los de una tortuga, y me estoy muriendo de hambre —¿Entonces porque no pruebas mi sangre? —Elena preguntó, sonando inesperadamente calma. —No puedo —Damon dijo, tratando de no mirar el delicado collar rubí fluyendo de la corriendo por la delgada, garganta blanca de Elena. —Ya me corté —Elena dijo, y Damon pensó, ¿se cortó? Por los dioses, la niña no tenia precio. Como si hubiera tenido un pequeño accidente de cocina. —Así que podríamos ver a que te sabe la sangre humana ahora —Elena dijo. —No. —Sabes que vas a hacerlo. Yo se que lo sabes. Pero no tenemos mucho tiempo. La sangre no fluirá para siempre. Oh, Damon—después de todo
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accidentalmente enseñarle ahora. Como si pudiera oírlo, Elena cerró sus ojos. Dejo su cabeza caer hacia atrás y de repente Damon se encontró medio soportando su peso. Ella estaba abandonando todo pensamiento propio, mostrándole que a pesar de todo aun confiaba en el, aun<
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¡La moza! Ella no estaba pensando en absoluto! Elena le había estado ofreciendo su garganta, verdaderamente entregándose, abandonando todo pensamiento excepto que quería ayudarlo, que sus deseos eran los de ella. Y ahora estaba demasiado inmersa en el beso para siquiera hacer planes—lo que era extraordinario para ella. Esta enamorada de ti, dijo la pequeña parte de él que aun podía pensar. ¡Nunca lo ha dicho! Esta enamorada de Stefan, algo visceral respondió. No tiene que decirlo. Lo está mostrando. ¡No pretendas que no lo has visto antes! ¡Pero Stefan
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—Solo pensé que merecías una oportunidad de hacer tu propia elección. ¿O ya has decidido abandonar a mi hermanito mientras está fuera de servicio? Las manos de Elena se levantaron, pero luego las dejó caer. —Utilizaste Influencia en mí —dijo con amargura —. No soy yo misma. Nunca abandonaría a Stefan< especialmente cuando me necesita. Allí estaba, el esencial fuego en su núcleo, y la ardiente verdad de oro. Ahora podía sentarse y dejar que la amargura royera en él, mientras que este espíritu puro seguía su conciencia. Estaba pensando en esto, ya sintiendo la pérdida de su deslumbrante luz alejarse cuando se dio cuenta que ya no tenía el cuchillo. Un instante después, el horror apenas registrándose en su mano, lo estaba quitando de su garganta. Su explosión telepática fue totalmente reflexiva: ¿Qué estás haciendo en el infierno? ¡Quitarte la vida, por lo que dije? ¡Esta hoja es como una navaja! Elena vaciló. — Solo estaba haciendo un corte< —¡Casi hiciste un corte que salto a seis pies de altura! —Por lo menos fue capaz de hablar de nuevo, a pesar de la constricción en su garganta. Elena estaba de vuelta en terreno estable también. —Te dije que sabía que tendrías que probar sangre antes de que trataras de comer. Se siente como si fluyera bajo mi cuello de nuevo. Esta vez, no la desperdiciemos. Ella estaba diciendo solo la verdad. Al menos no se había lastimado seriamente. El podía ver que sangre fresca fluía desde el nuevo corte que ella había hecho tan imprudentemente. Desperdiciarla sería una idiotez. Totalmente desapasionado ahora, Damon la tomó de nuevo por los hombros. Le inclinó la barbilla para mirar la garganta suave y redondeada. Varios cortes nuevos de rubí fluían libremente. Medio milenio de instinto le dijo a Damon que justo ahí estaba el néctar y la ambrosía. Justo ahí estaba el sustento y el descanso y la euforia. Justo ahí donde

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estaban sus labios mientras se inclinaba hacia ella una segunda vez ... y no tenía más que probarlo< que beber ... Damon se echó hacia atrás, tratando de forzarse a tragar, decidido a no escupir. No era... no era totalmente repugnante. Podía ver cómo los seres humanos, con sus sentidos degradados, podían hacer uso de las variedades de animales. Pero esta cosa coagulante, de sabor mineral no era sangre... no era como un ramillete perfumado, no tenia la riqueza embriagadora, dulce, aterciopelada y provocadora, que daba vida, los atributos inefables de la sangre. Era como una de broma de mal gusto. Él estaba tentado a morder a Elena, sólo pasar un canino sobre la carótida común, hacer un pequeño rasguño, para que pudiera saborear la pequeña explosión en su paladar, comparar, asegurarse de que la sangre real no estaba allí de alguna manera. De hecho, estaba más que tentado, lo estaba haciendo. Pero no hubo sangre. Su mente se detuvo a la mitad del pensamiento. Había hecho un rasguño, Está bien< un rasguño como un roce. No se había roto siquiera la capa externa de la piel de Elena. Desafilados dientes. Damon se encontró presionando sobre un colmillo con su lengua, disponiéndolo a extenderse, disponiéndolo con toda su frustrada alma a afilarse. Y... nada. Nada. Pero entonces, había pasado todo el día haciendo lo mismo. Miserablemente, dejó la cabeza de Elena retroceder. —¿Eso es todo? —dijo ella con voz temblorosa. ¡Estaba intentando ser valiente con el! Pobre condenada alma blanca con su amante demonio. —Damon, puedes tratar de nuevo —le dijo. —Puedes morder más fuerte. —No hace bien —espetó —, eres inútil< Elena casi se deslizó hasta el suelo. El la mantuvo de pie mientras gruñía en su oído: —Sabes lo que quise decir con eso. ¿O prefieres ser mi cena en lugar de mi princesa? Elena simplemente negó con la cabeza en silencio. Descansó en el círculo de sus

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brazos, su cabeza en su hombro. No era de extrañar que necesitara descansar después de todo lo que le había hecho pasar. Pero en cuanto a cómo encontraba su hombro un consuelo... bueno, eso iba más allá de él. ¡Sage! Damon envió el pensamiento furioso a todas las frecuencias que podía acceder, tal como lo había estado haciendo todo el día. Si tan sólo pudiera encontrar Sage, todos sus problemas estarían resueltos. Sage, demandó, ¿dónde estás? Ninguna respuesta. Por todo lo que Damon sabía, Sage había logrado que funcionara el portal de la Dimensión Oscura que ahora estaba, sin poder e inútil en el jardín de la Sra. Flowers. Sage siempre era rápido cuando se iba. Y ¿por qué se había ido? ¿Citación Imperial? A veces Sage las recibía. Desde el Caído, que vivió en la Corte Infernal, a lo más bajo de la Dimensión Oscura. Y cuando Sage las recibía, se esperaba que estuviera en esa dimensión instantáneamente, a media palabra, a media caricia, a media lo que sea. Hasta el momento Sage siempre había llegado antes de la fecha límite, Damon lo sabía. Lo sabía porque Sage todavía estaba vivo. En la tarde de la catastrófico investigación de Damon. Sage había dejado en la repisa una educada nota agradeciendo a la señora Flowers, e incluso dejando a su perro gigante, Saber, y su halcón Talon, para la protección de la familia< una nota, sin duda, preparada con antelación. Se había ido como siempre lo hacía, impredecible como el viento, y sin decir adiós. Sin lugar a dudas había pensado que Damon encontraría una salida a su problema fácilmente. Había vampiros en Fell's Church. Siempre hubo. Las líneas de Poder puro en la tierra los atraía, hasta en tiempos normales. El problema era que ahora todos esos vampiros estaban infestados de Malachparásitos controlado por malvados espíritus zorro. No podían estar más abajo en la jerarquía vampírica. Y por supuesto Stefan era un completo caso perdido. Aun si no estuviera tan débil que tratar de cambiar a Damon en un vampiro lo mataría, aun si su enojo por Damon "robando su humanidad" pudiera ser mitigado, nunca se hubiera puesto de

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acuerdo, simplemente, por su creencia que el vampirismo era una maldición. Los seres humanos nunca sabían acerca de cosas como la jerarquía vampírica porque los temas no les concernían---hasta que de repente, lo hacían porque acababan de ser transformados en vampiros ellos mismos. La jerarquía de los vampiros era estricta, del inútil e innoble hasta la aristocracia con colmillos. Los Originales caben en esa categoría, pero también otros especialmente ilustres o poderosos. Lo que Damon quería era ser convertido por el tipo de mujer Sage conocía, y estaba decidido a tener a Sage encontrarle una vampiresa de calidad, una que fuera realmente digna de él. Otras cosas atormentaban a Damon, que había pasado dos días enteros sin dormir meditándolas. ¿Era posible que el kitsune blanco que le había dado el ramo a Stefan había diseñado una rosa que convertía a la primera persona en olerla permanentemente humana? Eso habría sido el más grande sueño de Stefan. El zorro blanco había escuchado día tras día de las divagaciones de Stefan, ¿no? Había visto a Elena llorando por Stefan. Había visto a los dos tortolitos juntos, Elena dándole su sangre de beber a Stefan a través del alambre de púas. Solo la fortuna sabía que ideas tenía el zorro en su peluda cabeza blanca cuando preparó la rosa que había ‚curado‛ a Damon de su ‚maldición‛ Si resultaba ser una ‚cura‛ irreversible<. Si Sage resultaba ser inalcanzable... De repente se irrumpió en los pensamientos de Damon que Elena estaba fría. Era extraño, ya que la noche era cálida, pero ella se estremecía violentamente. Necesitaba su chaqueta o... Ella no tiene frío, la pequeña voz en algún profundo lugar dentro de él, dijo. Y no se estremece. Está temblando por todo lo que la has hecho pasar. ¿Elena? Te olvidaste de mí. Me tenías en tus brazos, pero te olvidaste completamente de mi existencia... Si pudiera, pensó con amargura. Estás marcada a fuego en mi alma.

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Damon estaba de repente furioso, pero era diferente de su enojo al kitsune y a Sage y al mundo. Era el tipo de ira que hacía que su garganta se estrechara y el su pecho se sintiera demasiado apretado. Era una ira que le hizo levantar la mano escaldada de Elena, que se está rápidamente poniéndose escarlata en parches, y examinarla. Él sabía lo que habría hecho como un vampiro: acariciar sobre las quemaduras con su lengua fresca y sedosa, generando químicos para acelerar la curación. Y ahora... no había nada que pudiera hacer al respecto. —No me duele —dijo Elena. Era capaz de soportarlo ahora. —Estás mintiendo, princesa —dijo —. Tus cejas están arriba. Eso es dolor. Y tu pulso está saltando. —¿Puedes sentir eso sin tocarme? —Puedo verlo, en tus sienes. Los Vampiros —dijo, con énfasis vicioso en lo que todavía era, en esencia —, se dan cuenta de cosas así. Te hice lastimarte. Y no puedo hacer nada para ayudar. También —se encogió de hombros —, eres una hermosa mentirosa. Acerca de la Estrella Estelar, quiero decir. —¿Puedes sentir siempre cuando estoy mintiendo?" —Ángel —dijo con cansancio —, es fácil. O eres la afortunada poseedora de la Estrella hoy... o sabes quién es. Una vez más, Elena dejó caer la cabeza en consternación. —O bien —dijo Damon a la ligera —, toda la historia de escribir los lotes fue una mentira. —Piensa lo que quieras —dijo Elena, con al menos algo de su fuego usual —. Y puedes limpiar este desastre, también. Y justo cuando daba la vuelta para irse, Damon tuvo una revelación. —¡La Sra. Flores! —exclamó.

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—Error —espetó Elena. Elena, no estaba hablando de la Estrella. Te doy mi palabra en esto. Sabes lo difícil que es mentir telepáticamente —Sí, y sé que por lo tanto, si hay una cosa en el mundo en la que tu… tendrías pr{ctica ... en… No pudo terminar. No podía decirlo. Elena sabía lo mucho que la palabra de Damon significaba para él. Nunca voy a decirte dónde está, ella envió telepáticamente a Damon. Y te juro a que la señora Flores tampoco. —Te creo, pero aún vamos a verla. Levantó a Elena fácilmente y pasó por encima de la taza y el plato roto. Elena automáticamente agarró su cuello con ambas manos para equilibrarse. —Cariño, ¿qué estás haciendo? —Elena gritó, luego se detuvo, los ojos muy abiertos, dos dedos escaldados volando a sus labios. De pie en la puerta, no a dos metros de distancia de ellos, estaba la pequeña Bonnie McCullough, una botella de vino Negro Mágico, sin alcohol, pero místicamente estimulante, en la mano. Mientras Elena miraba, la expresión de Bonnie cambió en un instante. Había sido de alegría triunfal. Pero ahora era de Shock. Era una incredulidad que no podía contener. Elena sabía exactamente lo que estaba pensando. Toda la casa se había dedicado a que Damon estuviera cómodo, mientras el robaba lo que por derecho le correspondía a Stefan: Elena. Además de que había mentido acerca de ya no ser un vampiro. Y Elena ni siquiera le combatía. Ella lo estaba llamando "¡Cariño¡‛ Bonnie dejó caer la botella y retrocedió corriendo.

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Capítulo 3 Traducido por: BlackMagicRose

Damon pego un salto. En algún momento durante ese salto Elena sintió como se dejaba al antojo de la gravedad. Intentó hacerse una bola para que todo el impacto fuese a parar a una de sus nalgas. Lo que pasó fue extraño –casi milagroso. Cayó, con su cuerpo mirando hacía arriba, al otro lado del sofá donde estaba el plato de bistec. El plato también dio un pequeño salto, unos cuantos centímetros, y puede que volviese al sitio donde estaba. Elena también tuvo suerte de ver perfectamente el final del rescate heroico que conllevaba ver a Damon lanzarse en picado al suelo y agarrar la preciada botella de vino Black Magic justo antes de que tocara el suelo y se rompiera. Puede que no tuviera el tipo de reflejos rápidos como un relámpago que tenía cuando era un vampiro, pero todavía era muchísimo mas rápido que un humano normal. Saltar sujetando a la chica, dejar caer a la chica en un sitio blando, lanzarse en picado, y en el último instante agarrar la botella, justo antes de que llegase al suelo. Increíble. Pero había otras cosas a parte de esa en las que Damon ya no era como un vampiro –no era inmune a caer en superficies duras. Elena solo se dio cuenta de eso cuando le oyó jadear, intentando respirar pero sin conseguirlo. Elena navegó por su mente para encontrar todos los accidentes que podía recordar de deportistas, y< sí, se acordó de una vez que el viento dejó a Matt totalmente sin conocimiento. El entrenador le agarró del cuello y le golpeó en la espalda. Elena corrió donde Damon y le agarró por debajo de sus brazos, curvando su espalda. Puso toda su fuerza en sentarlo. Después Elena puso sus manos en forma de puños, y se balanceó hacía Damon tan fuerte como pudo, golpeando sus puños contra su espalda. ¡Y funcionó!

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De repente Damon estaba respirando con dificultad, y después respirando otra vez. Siendo una enderezadora de corbatas nata como era, Elena se puso de rodillas e intento recolocarle la ropa. Tan pronto como pudo respirar bien, el cuerpo de Damon dejó de ser dúctil bajo sus dedos. Suavemente doblo las manos de Elena. Ella se preguntaba si después de haber llegado tan lejos con sus palabras, no podrían volver a encontrarlas. ¿Cómo había pasado todo? Damon la había cogido –puede que porque su pierna estaba quemada o porque sabía que la Sra Flowers tenía la esfera estelar. Elena fue la que le dijo a Damon ‚Damon, ¿que estas haciendo?‛ Así de directa había sido. Y mientras decía esa frase ella mismo oyó como la llamaba ‚cariño‛ y – ¿pero quien la iba a creer? - no estaba para nada relacionado con nada de lo que habían estado haciendo antes. Había sido un accidente, un lapsus. Pero Elena lo había dicho delante de Bonnie, la persona que más posibilidades de tomárselo en serio y de forma personal. Y además Bonnie se había marchado antes de que pudiese explicárselo. ¡Cariño! Justo cuando habían empezado a discutir otra vez. Era una broma de mal gusto. Porque Damon iba en serio cuando decía que cogería la esfera estelar. Lo vio en sus ojos. En serio, para llamar ‚cariño‛ a Damon, tendrías que estar – tendrías que estar... desesperadamente, irremediablemente, extremadamente ena-.... Oh, Dios... Las lágrimas empezaron a caer por las mejillas de Elena. Pero eran lagrimas de revelación. Elena sabía que hoy no se encontraba en su mejor momento. No había dormido apenas las últimas tres noches –demasiados conflictos y emociones– demasiado terror de verdad ahora mismo. Aún así, se sentía aterrorizada al descubrir que algo importante estaba cambiando dentro de ella. No era algo que había pedido que cambiara. Todo lo que había pedido era que los dos hermanos parasen de pelear. Y ella había nacido para amar a Stefan; ¡lo sabía!

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Una vez el quiso casarse con ella. Desde entonces, Elena había sido un vampiro, un espíritu, y una encarnación caída del cielo, y esperaba que algún día estuviese dispuesto a casarse con la nueva Elena, también. Pero la nueva Elena estaba desconcertada, pues su nueva sangre era extraña y era para los vampiros polvo de ángel, comparado a la simple gasolina que la mayoría de las chicas llevaban en sus venas. El Poder de las Alas, por ejemplo las Alas de Salvación, las cuales no podía entender ni controlas. A pesar de que últimamente había el comienzo de una mejoría, y sabía que era por las Alas de Salvación. Eso, pensó alegrándose un poco, puede que sea de utilidad algún día. Lo cierto es que algunas de las Alas ya habían sido de ayuda para Damon, quien ya no era simplemente un aliado, sino un enemigo< aliado otra vez. Era alguien que quería robar algo que todo el pueblo necesitaba. Elena no había pedido enamorarse de Damon —pero, oh Dios, ¿qué pasaría si ya lo había hecho? ¿Qué pasaría si no pudiese poner freno a esos sentimientos? ¿Qué podía hacer? En silencio, se sentó llorando, sabiendo que nunca podría decirle nada de esto a Damon. El tenía una habilidad de mantener su mente fría en momentos de sentimientos, pero no, como Elena ya sabía muy bien, cuando se trataba de este tema en particular. Si le dijese lo que ella sentía en su corazón, antes de estar segura, la raptaría. Pensaría que Elena había olvidado a Stefan para siempre, de la misma forma que lo había olvidado por unos instantes esa misma noche. —Stefan —susurró —lo siento... No podía dejar que Stefan se enterase de sus sentimientos tampoco – y Stefan era su corazón.

********** —Tenemos que librarnos de Shinichi y Misao, rápido— dijo Matt malhumoradamente —. Quiero decir que realmente necesito estar bien o el estado de Kent me va a mandar un sello que ponga ‚Rechazado‛ —El y Meredith estaban sentados en la cálida cocina de la Sra Flowers picoteando galletitas de jengibre y

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mirando como preparaba carpacio de ternera –la segunda de las dos recetas de carne cruda que aparecían en un antiguo libro de cocina que tenía —. Stefan lo lleva tan bien que en un par de días podríamos incluso estar tirándolo por ahí — añadió con cierto sarcasmo —, si por lo menos la gente en el pueblo dejase de estar poseída. Y que no se me olvide, si los polis también dejasen de perseguirme por agredir a Caroline. Cuando mencionó el nombre de Stefan, la Sra Flowers echó un vistazo a una cazuela que había estado hirviendo en el fuego durante mucho tiempo, y estaba ahora emitiendo un olor tan aterrador que Matt no sabía quien le daba más pena; la persona que iba a comerse la carne cruda o la que iba a intentar tragarse lo que fuese que estaba cocinando en esa cazuela. —Así que, suponiendo que vivas, ¿estarás contento de abandonar Fell's Church cuando llegue el momento? —le preguntó Meredith. Matt sintió como si le hubiesen abofeteado. —¿Estas de coña, verdad? —dijo el, mientras acariciaba a Saber con un pie bronceado y descalzo. La enorme bestia estaba emitiendo un sonido parecido a un gruñido pero cerca al ronroneo de un gato. —Quiero decir, antes de eso, será fantástico lanzar un par de pases a Stefan otra vez, es el mejor que he visto en mi vida... —O que jamás veras —le recordó Meredith —. No creo que muchos vampiros se apunten a jugar al futbol, Matt, así que ni se te ocurra sugerirles a el y a Elena que vayan contigo al estado de Kent. Además, yo estaré justo al lado, intentando que vengan a Harvard conmigo. Todavía peor, Bonnie nos hará un jaque mate, porque esa universidad en la que enseñan el primer ciclo universitario, o algo así, esta mucho más cerca de Fell's Church y todas de las cosas que aman de aquí. —Todas las cosas que ama de aquí Elena —Matt no pudo evitar corregir —. Lo único que quiere Stefan es estar con Elena. —Bueno, ya —dijo la Sra Flowers –. Dejemos que las cosas pasen a su debido tiempo, ¿vale queridos? Mamá dice que tenemos que mantenernos fuertes. Parecía preocupada, ya sabéis, puede predecir todo lo que va a pasar.

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Matt asintió, pero tuvo que tragar saliva antes de hablarle a Meredith. —Así que, ¿tienes ganas de ir a los Ivied Walls, supongo? —Si no pudiese ir a Harvard, o si simplemente pudiese tomarme un año sabático y seguir manteniendo mi beca... —la voz de Meredith fue apagándose, pero el deseo de que fuese posible era inequívoco. La señora Flowers le dio una palmadita en el hombro y después dijo: —Me pregunto que será de Stefan y Elena. Después de todo, todo el mundo piensa que ha muerto, Elena no puede vivir aquí y arriesgarse a que la vean. —Creo que han descartado la idea de irse a algún sitio muy lejos de aquí —dijo Matt —. Apuesto a que ahora se consideran a ellos mismos como los protectores de Fell's Church. Se las arreglaran de alguna forma. Elena sabe cuidarse de si misma – Matt intentaba usar un tono despreocupado, pero sus palabras estaban llenas de preocupación a medida que salían de su boca. —La Sra Flowers estaba hablando de la universidad –Meredith dijo en un tono que reflejaba también preocupación —¿Van a ser súper-héroes por la noche el resto del tiempo simplemente estar relajados sin hacer nada? Si quieren ir a algún sitio el año que viene, deben estar pensándolo ahora. —Bueno... supongo que podrían ir a Dalcrest. —¿Donde? —Ya sabes, ese pequeño campus en Dyer. Es pequeño pero el equipo de futbol allí, bueno supongo que a Stefan tampoco es que le vaya a importar como de buenos sean. Pero solo está a media hora de aquí. —Oh, ese sitio. Bueno, puede que los deportes sean fantásticos pero seguro que no es como Ivy, y mucho menos como Harvard –Meredith, la nada sentimental y enigmática Meredith, parecía como si tuviese la nariz congestionada.

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—Si –dijo Matt, y por un segundo cogió la delgada y fría mano de Meredith y la apretó. El se sorprendió aún mas cuando entrelazó sus dedos con los cuyos mientras sujetaba su mano. —Mamá dice que lo que sea que está destinado a pasar, pasará pronto —dijo la Sra Flowers de forma serena –. Lo más importante, en mi opinión, es salvar nuestro querido pueblo. Y también a su gente. —Estoy de acuerdo —dijo Matt —, lo haremos lo mejor que podamos. Gracias a Dios tenemos alguien en el pueblo que entiende a los diablos japoneses. —Orime Saitou –dijo la Sra Flowers con una pequeña sonrisa –, que Dios la bendiga por sus amuletos. —Si, a las dos –dijo Matt, pensando tanto en la abuela como su hija, que compartían el mismo nombre —. Creo que vamos a necesitar muchos de esos amuletos que hacen –añadió con preocupación. La Sra Flowers abrió la boca para decir algo, pero Meredith se le adelantó, todavía inmersa en sus pensamientos. —Sabéis, puede que Stefan y Elena no hayan descartado totalmente el irse muy lejos de aquí –dijo con tristeza –, y teniendo en cuenta que es muy posible que ninguno de nosotros sobreviva a lo que esta pasando... —se encogió de hombros. Matt todavía estaba apretando su mano cuando Bonnie abrió de golpe la puerta de la entrada. Intentó pasar rápidamente por el vestíbulo y subir las escaleras, intentando evitar pasar por la cocina, pero Matt soltó a Meredith y los dos se apresuraron a ponerse delante suyo para que no pudiera pasar. Instantáneamente, todo el mundo estaba en posición de combate. Meredith agarró el brazo de Bonnie fuertemente. La Sra Flowers fue al vestíbulo, mientras se secaba las manos en un trapo. —Bonnie, ¿que ha pasado? ¿Han sido Shiniche y Misao? ¿Estamos siendo atacados? —Meredith le pregunto de forma calmada pero con la suficiente intensidad para terminar con la histeria.

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Algo parecido a un relámpago helado azotó el cuerpo de Matt. Nadie sabía realmente donde estaban Mishao y Shinichi en estos momentos. Puede que estuvieran en el matorral que era lo único que quedaba del Viejo Bosque, puede que estuviesen aquí mismo, en la casa de huéspedes. —¡Elena! —gritó Matt —¡Oh, Dios, ella y Damon están ahí fuera! ¿Están malheridos? ¿Les ha pillado Shinichi? Bonnie cerró los ojos, y lo negó con la cabeza. —Bonnie, quédate conmigo. Cálmate. ¿Es Shinichi? ¿Es la policia? —preguntó Meredith. Y a Matt –Deberías mirar a ver que está pasando fuera– pero Bonnie seguía moviendo la cabeza. Matt no vio luces de coches de policía por la venta. Tampoco vio ninguna señal de que Misao o Shinichi les estuviesen atacando. —Si no estamos siendo atacados –Matt oyó que Meredith le decía a Bonnie — ¿entonces qué esta pasando? De modo exasperante, Bonnie siguió moviendo la cabeza. Matt y Meredith, se miraron el uno al otro por encima de los rizos de fresa de Bonnie. —La esfera estelar —dijo Bonnie suavemente, justo cuando Matt gruñó —¡Ese cabrón! —Elena no le contará nada a parte de la historia –dijo Meredith. Y Matt asintió, intentando quitarse de la cabeza la imagen de Damon saludándole mientras Elena se retorcía de dolor. —Igual se trata de los niños poseídos, los que van por ahí haciéndose daño a si mismos y como locos —dijo Meredith, mirando de reojo a Bonnie, y apretando la mano de Matt fuertemente. Matt estaba desconcertado. Dijo:

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—Si ese Hijo de P, esta intentando coger la esfera estelar, Bonnie no habría huido. Es más valiente cuando tiene miedo. Y si no ha sido porque ha matado a Elena o algo así, Bonnie no debería estar así... Lo que dejo a Meredith la seria tarea de decir: —Háblanos, Bonnie —en su tono de hermana mayor más tranquilizador –. Algo ha debido pasar para que estés así. Coge aire y cuéntame lo que viste. Y entonces, de repente y sin parar, las palabras empezaron a salir de los labios de Bonnie. —Ella... ella le estaba llamando ‚cariño‛ —dijo Bonnie, agarrando la otra mano de Meredith con sus dos manos –, y había sangre cayendo por todo su cuellos. Y... ¡oh, se me cayó la botella de vino Black Magic! —Ah, bueno —dijo la Sra Flowers suavemente –, no merece que te pongas así por tirar una botella de vino. Solo tenemos que... —No, no lo entiendes —Bonnie lanzó un grito ahogado –. Les escuche hablando mientras iba hacía allí... tenía que ir despacio porque era difícil no tropezar. ¡Estaban hablando sobre la esfera estelar! Al principio pensaba que estaban discutiendo, pero... Elena tenía sus brazos al rededor del cuello de Damon. ¿Y todo eso de que ya no era un vampiro? ¡Elena tenía el cuello lleno de sangre y Damon tenía la boca llena de sangre también! Tan pronto como llegue la agarró y la tiró al sofá para que no viese lo que estaba pasando, pero no fue suficientemente rápido. ¡Elena ha debido de darle la esfera estelar a Damon! Y aún así ella seguía llam{ndole ‚¡cariño!‛ Los ojos de Matt se encontraron con los de Meredith y los dos se ruborizaron y miraron a otro lado rápidamente. Si Damon fuese un vampiro otra vez –si hubiese conseguido la esfera estelar de alguna forma del sitio donde estaba escondida- y si Elena había estado ‚llev{ndole comida‛ para así poder darle sangre... Meredith seguía buscando una salida. —Bonnie, ¿no estás exagerando con todo esto? Y, bueno ¿que le ha pasado a la bandeja de comida de la Sra Flowers?

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—Estaba< tirada por todos lados. ¡La han tirado por ahí! ¡Pero el la estaba agarrando con una mano por debajo de su rodilla, y otra por debajo de su cuello, y su cabeza estaba inclinada hacía atrás de forma que su pelo caía por detrás de sus hombros! Todo el mundo se quedó en silencio mientras se imaginaban las diferentes posiciones que podían corresponder a las palabras de Bonnie. —¿Quieres decir que la estaba sujetando para que no se moviera? –preguntó Meredith, con su voz de repente casi como un susurro. Matt entendió su significado. Stefan estaba probablemente dormido en el piso de arriba, y Meredith quería que siguiese siendo así. —¡No! Estaban< estaban mirándose el uno al otro —gritó Bonnie —. Mirándose. A los ojos, el uno al otro. La Sra Flowers habló con suavidad: —Pero querida Bonnie, puede que Elena resbalará y Damon simplemente acabase de cogerla en brazos. Ahora Bonnie estaba hablando con fluidez y sin piedad. —Si es eso lo que les pasa a todas esas mujeres que salen en las portadas de esos libros de amor, ¿Cómo se llaman
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—¿Quieres decir que ahora mismo Elena y Damon est{n allí< besándose y haciendo otras cosas por el estilo? —¡No se lo que quiero decir! – Exclamó Bonnie – ¡Estaban hablando sobre la esfera estelar! ¡La estaba sujetando como a una novia recién casada! ¡Y ella no hacía nada por evitarlo! Con un escalofrío de horror, Matt podía ver los problemas que acechaban, y podía ver que Meredith también los veía. Peor aún, estaban mirando en dos direcciones diferentes. Matt estaba mirando al piso de arriba, a las escaleras, donde Stefan acababa de aparecer. Meredith estaba mirando a la puerta de la cocina, una mirada a Matt basto para decirle que Damon estaba entrando en el vestíbulo. ¿Qué estaba haciendo Damon en la cocina? Se preguntó Matt. Estábamos ahí hasta hace un momento. Y el estaba, que, ¿escuchando todo lo que decían desde su guarida? Aún así, Matt intentó suavizar la situación. —¡Stefan! —dijo con voz campechana que le hizo estremecerse por dentro —¿estas preparado para una copa de sangre de atleta? Una pequeña parte de Matt pensó: Pero mírale. Solo tres días fuera de la prisión y ya está igual que antes. Hace tres noches era como un esqueleto andante. Hoy simplemente esta…delgado. Esta suficientemente atractivo para que todas las chicas le persigan otra vez. Stefan le sonrió ligeramente, apoyándose en la barandilla. En su cara pálida, resaltaban sus ojos llenos de vida, un verde vibrante que hacía que realmente pareciesen esmeraldas. No parecía enfadado, y eso hizo que el corazón de Matt se retorció por el. ¿Como iban a contárselo? —Elena está herida —dijo Stefan, y paró un momento, silencio, mientras todo el mundo se quedo quieto —, pero Damon no podía ayudarla, así que la trajo donde la Sra Flowers. —Cierto —dijo Damon fríamente detrás de Matt —. No podía ayudarla. Si todavía fuese un vampiro... pero no lo soy. Elena tiene quemaduras, más que nada. Lo único que se me ocurrió fue usar una bolsa de hielo o alguna especie de cataplasma. Siento desmentir todas vuestras teorías inteligentes.

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–¡Oh, Dios mío! —gritó la Sra Flowers —¿quieres decir que la pobre Elena está esperando en la cocina para una cataplasma? —pasó rápidamente por el vestíbulo hacía la cocina. Stefan todavía estaba bajando las escaleras diciendo: —Sra Flowers, se ha quemado el brazo y la pierna, dice que Damon no la reconoció en la oscuridad y que la empujó. Y que pensó que era un intruso en su habitación, y por eso le hizo un corte en su garganta con el cuchillo. El resto de nosotros estaremos en el salón por si necesitas ayuda. Bonnie gritó: —Stefan, puede que ella sea inocente... ¡pero el no lo es! Según dices, ¡el la quemó, eso es tortura, y le puso un cuchillo en la garganta! Puede que el la amenazara para que nos contase lo que nosotros queríamos oír. ¡Puede que todavía sea un rehén y no lo sepamos! Stefan se ruborizó: —Es difícil de explicar —dijo suavemente – e intento no prestarle atención. Pero hasta ahora, algunos de mis poderes han ido creciendo... más rápido de lo que puedo controlarlos. La mayoría del tiempo estoy dormido, así que no importa. Estaba dormido hasta hace unos minutos. Pero me desperté y Elena le estaba contando a Damon que la Sra Flowers no tiene la esfera estelar. Estaba dolida, y herida, y podía sentir que parte le dolía. Y de repente te oí a ti, Bonnie. Eres una telépata muy fuerte. Después os oí a todos hablar sobre Elena... Dios mio. Que locura, pensaba Matt. Por su boca salía un balbuceo sin sentido en plan ‚Si, si, nos hemos equivocado‛, y sus pies siguieron a Meredith al salón como si estuvieran atados a sus sandalias Italianas. Pero la sangre en los labios de Damon... Tenía que haber alguna razón para la sangre también. Stefan dijo que Damon le había hecho un corte a Elena con un cuchillo. En cuanto a como la sangre se dispersó por sus labios; bueno, eso no le parecía que fuese vampirismo a Matt. El

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ya había sido un donante para Stefan por lo menos una docena de veces los últimos días, y el proceso era muy limpio. Era extraño, también, pensó, que no se les hubiese ocurrido nada de eso, que incluso arriba del todo de la casa, Stefan pudiese oír sus pensamientos directamente. ¿Siempre pudo hacerlo?, pensó Matt, preguntándose al mismo tiempo si Stefan estaría haciéndolo en este preciso momento. —Intento no escuchar los pensamientos, excepto si me invitan a hacerlo o tengo una razón de peso —dijo Stefan –. Pero cuando alguien menciona a Elena, especialmente si lo dicen con preocupación, eso no lo puedo evitar. Es como cuando estas en un sitio muy ruidoso y apenas puedes oír, pero cuando alguien dice tu nombre lo oyes al instante. —Se le llama ‚Cocktail Party Effect‛ —dijo Meredith. Su voz era casi inaudible y llena de arrepentimiento al mismo tiempo que intentaba calmar a la avergonzada Bonnie. Matt sintió otro tirón en su corazón. —Bueno, puedes llamarlo como quieras —dijo —, pero lo que significa es que puedes leer nuestras mentes siempre que quieras. —No siempre que quiera —dijo Stefan mientras hacía una mueca —, cuando bebía sangre animal no era lo bastante fuerte a no se que realmente me esforzara. Por cierto, puede que os alegre saber que voy a volver a cazar animales a partir de hoy o mañana, dependiendo de lo que diga la Sra Flowers —añadió mientras echaba un vistazo a la habitación. Sus ojos se posaron en Damon, que estaba apoyado contra la pared cerca de la ventana, despeinado y con pinta peligrosa —, pero eso no significa que olvidaré quien me salvo la vida cuando me estaba muriendo. Por eso os lo agradezco, y bueno haremos una fiesta algún día. —guiñó el ojo con fuerza y se fue. Las dos chicas se derritieron a la vez, incluso Meredith resolló. Damon lanzó un suspiro exagerado: —¿Sangre animal? Oh, perfecto. Hazte tan débil como puedas, hermanito, incluso con tres o cuatro donantes dispuestos a tu alrededor. Entonces, cuando llegue el último enfrentamiento con Shinichi y Misao, serás tan efectivo como un klinex mojado.

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Bonnie empezó: —¿Va a haber un enfrentamiento... pronto? —Tan pronto como Shinichi y Misao puedan –dijo Stefan en voz baja —. Creo que intentarán no esperar hasta que me recupere. Todo el pueblo va a terminar en llamas y cenizas, sabes. Pero no puedo seguir pidiéndoos a Meredith y Matt, y a Elena, que me deis vuestra sangre. Ya me habéis mantenido con vida los últimos días, y no se como pagároslo. —Páganoslo poniéndote tan fuerte como puedas —dijo Meredith en su suave voz calmada —, pero Stefan, ¿puedo hacerte unas cuantas preguntas? —Claro —dijo Stefan, mientras se ponía delante de una silla. No se sentó hasta que Meredith, con Bonnie casi en su regazo, se sentaron en el sofá. Después dijo — Dispara.

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Capítulo 4 Traducido por: Nessy77

—¿Primero? —Meredith preguntó —Damon tiene razón, si vuelves a tomar sangre de animal, te debilitaras seriamente. Stefan sonrió. —Volveré a ser de la manera que era que cuando te conocí por vez primera vez —dijo él —. Lo suficientemente fuerte como para hacer esto. —Se inclinó hacia una plancha al fuego, justo debajo del codo de Damon, murmurando ausente: —Scusilo per favore — y removió el atizador. Damon volcó sus ojos. Pero cuando Stefan, en un movimiento fluido, torció el atizador en una forma de U y luego lo enderezó de nuevo, Matt podría jurar que había una helada envidia en la expresión habitual de jugador de póquer de Damon. —Y el atizador era de hierro, que es resistente a todas las fuerzas sobrenaturales, —dijo Meredith cuando Stefan se apartó de la chimenea. —Pero claro, ha estado bebiendo de tres muchachas encantadoras, en los últimos días -por no mencionar de la potencia nuclear en que se ha convertido la querida Elena —Damon, aplaudiendo lentamente tres veces — .Oh ... Mutt —Sonó paciente —. Quiero decir, yo no quería agregarte dentro del grupo de las chicas. Sin ánimo de ofender, en serio. —No me ofendes —dijo Matt a través de sus dientes. Si pudiera, sólo una vez, sacar ese destello de sonrisa que va y viene de la cara de Damon, moriría feliz, pensó. —Pero, la verdad es que se han convertido en muy complacientes... donantes para mi querido hermano, ¿no es cierto? —Damon agregó, con los labios ligeramente tirantes, como si sólo el más estricto control le impedía sonreír. Matt dio dos pasos hacia Damon. Hizo todo lo que pudo para no llegar a golpear la

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cara de Damon, a pesar de que algo su cerebro siempre gritaba ‚suicidio‛ cuando tenía pensamientos de ese tipo. —Tienes razón —dijo, lo más monótonamente posible —. He sido donante de sangre para Stefan, al igual que las chicas. Él es mi amigo, y hace un par de días parecía que acababa de llegar de un campo de concentración. —Por supuesto —murmuró Damon, como si hubiera sido castigado, pero luego agregó en un tono más suave: —Mi hermano pequeño siempre ha sido popular entre< con damas presentes, yo diré ‚ambos géneros‛, incluso con hombres kitsune; por lo cual, claro yo estoy metido en este lío. Matt literalmente vio todo rojo, como si estuviera mirando a través de una bruma de sangre a Damon. —Hablando de eso, ¿qué pasó con Sage, Damon? Él es un vampiro. Si pudiéramos encontrarlo, el problema se terminaría, ¿verdad? —Meredith preguntó. Fue una buena respuesta, así como todas las frías respuestas de Meredith eran. Pero Damon habló con sus insondables ojos negros fijos en el rostro de Meredith. —Cuanto menos sepas y hables a cerca de Sage, será mejor, yo no hablaría tan ligeramente de él, tiene amigos en sitios muy bajos. Pero para responder a tu pregunta:... No, no voy a dejar que Sage me convierta en vampiro, sólo complicaría las cosas. —Shinichi dijo: Buena suerte en la búsqueda de quién es él —dijo Meredith, todavía calmada. —¿Sabes lo que quería decir con eso? Damon se encogió de hombros. — Lo que sé es cosa mía, él pasa tiempo en lo más oscuro y más bajo de la Dimensión Oscura. Bonnie explotó. —¿Por qué Sage se fue? Oh, Damon, ¿se fue por nosotros? ¿Por qué dejó a Talon y a Saber para cuidarnos, entonces? Y, oh-oh-oh, Damon, ¡lo siento mucho! De verdad, ¡lo siento! —Ella se bajó del gran sofá e inclinó la cabeza, de modo que sólo eran visibles sus rizos con olor de frutilla. Con sus pequeñas pálidas manos fijas en el suelo, para sujetarse, parecía como si ella

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quisiera acercar su cabeza a sus pie — Todo esto es mi culpa y todo el mundo está enojado, pero era tan horrible, ¡tuve que pensar la peor cosa que se me ocurrió! Fue lo que automáticamente rompió la tensión. Casi todo el mundo se echó a reír. Todo fue tan< ‚Bonnie‛, y tan humano. Matt quería recogerla y ponerla en el gran sofá. Meredith era siempre la mejor medicina para Bonnie. Pero Matt se encontró a sí mismo, antes de llegar a ella, confundido por otros dos pares de manos que hacían la misma cosa. Uno de ellos eran las manos delgadas de piel aceitunada de Meredith, y el otro par eran de dedos afilados de varón. La mano de Matt se apretó en un puño. Dejaré que Meredith la levante, pensó, y su torpe puño -de alguna manera-se puso en camino de alcanzar los dedos de Damon. Meredith levantó fácilmente a Bonnie y la recostó en el gran sofá. Damon levantó sus oscuros ojos hacia Matt y Matt vio perfecta comprensión en ellos. —Realmente debes perdonarla, Damon —dijo Meredith, con tono de árbitro imparcial, sin rodeos —. De otra manera, no creo que ella vaya a poder dormir esta noche. Damon se encogió de hombros, frío como un témpano de hielo, dijo: —Tal vez algún día< Matt podía sentir sus músculos apretados. ¿Qué clase de bastardo le dice eso a la pequeña Bonnie? Porque, por supuesto ella estaba escuchando. —Maldito seas —dijo Matt en voz baja. ¿Disculpa? —la voz de Damon ya no era lánguida ni falsamente educada, sino que se convirtió de repente en un latigazo cervical. —Ya me has oído —gruñó Matt —. Y si no, tal vez será mejor que salgamos a la calle para que yo pueda decírtelo más fuerte —agregó, alzando ínfulas de bravuconería. Dejó tras de sí un lamento de —¡No! —de Bonnie, y un suave —Sh —de Meredith. Stefan dijo, —Ustedes dos —en una voz de mando, pero luego vaciló y tosió, lo

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que tanto Matt como Damon tomaron como una oportunidad para deslizarse por la puerta. El ambiente todavía estaba muy caliente en el porche, afuera de la casa de huéspedes. —¿Es este el lugar mortal? —Damon preguntó vagamente después de bajar y pararse al lado del camino de grava. —Está bien por mí —dijo Matt brevemente, sabiendo dentro suyo que Damon podría pelear sucio. —Sí, esto es definitivamente lo suficientemente parecido —dijo Damon, dando una sonrisa innecesariamente brillante en la dirección de Matt —. Puedes gritar para pedir ayuda mientras mi pequeño hermano se encuentre en la sala, y él tendrá mucho tiempo para rescatarte. Y ahora vamos a resolver el problema de que te estés metiendo en mi vida, y porque tu< En ese momento Matt le dio un puñetazo en la nariz. No tenía idea de lo que Damon estaba tratando de hacer. Si le pides a un chico, salir, esperas que salga afuera, después vas a por él. No esperas que sean para hablar, porque podrías quedarte con la etiqueta de "cobarde" o algo peor. Damon no parecía del tipo que necesitara que le aclaren eso. Pero Damon siempre había sido capaz de repeler cualquier ataque contra él, así como cualquier insulto... antes. Antes, él hubiera roto todos los huesos de mi mano y se habría alimentado de mí, Matt supuso. Pero ahora< Soy casi tan r{pido como él, y él simplemente fue tomado por sorpresa. Matt encorvó su mano cautelosamente. Siempre duele, por supuesto, pero si Meredith podía hacerlo con Caroline, entonces él podía hacerlo con... ¿Damon? Maldita sea, ¿acabo de reducir a Damon?

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Corre, Honeycutt, le pareció que le decía la voz de su viejo entrenador. Corre. Sal de la ciudad. Cambia tu nombre. Trataré. No funcionará. Ni siquiera tengo una camiseta, Matt pensó con amargura. Pero Damon no estaba saltando como un demonio de fuego del infierno, con los ojos de un dragón ni estaba tratando con la fuerza de un toro furioso, de aniquilar a Matt. Se veía y sonaba más como si estuviera sorprendido e indignado de su pelo revuelto y sus botas manchadas de tierra. —Tú... ignorante... chiquillo... —él dijo en italiano. —Mira —dijo Matt —, estoy aquí para luchar, ¿de acuerdo? y la persona más inteligente que he conocido, dijo: Si te vas a pelear, no hables Si vas a hablar, no luches. Damon intentó gruñir cuando se arrodilló y sacó un cardo espinoso de su jean negro. Pero el gruñido no salió del todo bien. Tal vez fue la nueva forma de sus caninos. Es posible que simplemente no tenía suficiente convicción detrás de él. Matt había visto a bastantes chicos derrotados para saber que esta lucha había terminado. Una exaltación extraña se apoderó de él. ¡Él iba a mantener a todos sus miembros y órganos! Fue un momento precioso, precioso. Muy bien, entonces, ¿le ofrezco una mano? Matt se preguntó, para responderse instantáneamente, Claro, si le ofreces una mano a un cocodrilo temporalmente aturdido. ¿Realmente necesita diez dedos, de todas formas? Oh, bueno, pensó, volviéndose a la puerta principal, mientras viva, que puede o no ser mucho, recordaré este momento. En cuanto entró, se encontró con Bonnie, que salía corriendo. —Oh, Matt, oh, Matt —exclamó. Ella estaba buscando frenéticamente alrededor. — ¿Lo heriste? ¿Te hirió? Matt golpeó con el puño en la palma de su mano, una vez. —Él todavía está sentado allá atrás —añadió amablemente. —¡Oh, no! —Bonnie quedó sin aliento, y se apresuró hacia la puerta.

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********** Muy bien. Lo menos espectacular de la noche. Pero aún así, muy bueno. —¿Ellos hicieron qué? —Elena preguntó a Stefan. Cataplasmas fríos de vendajes apretados fueron envueltos alrededor de su brazo, mano, muslo y la señora Flowers había cortado sus pantalones vaqueros y había limpiando la sangre seca del cuello con las hierbas. El corazón le latía con más dolor. Aún no se había dado cuenta de que Stefan estaba en sintonía con toda la casa cuando estaba despierto. Todo lo que podía hacer era dar las gracias a Dios con voz temblorosa porque había estado durmiendo mientras ella y Damon< ¡no! Ella tenía que dejar de pensar en eso, ¡ahora mismo! —Ellos salieron a pelear —dijo Stefan —, es estúpido, por supuesto. Pero es una cuestión de honor, también. Yo no puedo interferir. —Sí, querida Elena— dijo la señora Flowers, enrollando una venda alrededor de la garganta de Elena —. Ahora ya no debes temer al tétano. Elena se detuvo a medio movimiento. —Creo que te da tétano de las cuchillas oxidadas —dijo —, pero ésta parecía nueva. —El tétano se produce de cuchillas sucias, querida —la corrigió la señora Flowers —. Pero esto< —ella sostenía una botella —es la propia receta de la abuela, que ha mantenido en muchos una herida libre de enfermedad por muchos años. —Wow —dijo Elena —, nunca he oído hablar de la abuela antes. ¿Era una curandera? —Oh, sí —dijo la señora Flowers seriamente —. Ella fue acusada de ser en realidad una bruja. Pero en el juicio no pudieron probar nada. Sus acusadores incluso no parecían ser capaces de dar un discurso coherente. Elena miró a Stefan sólo para encontrar que la estaba mirando. Matt estaba en

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peligro de ser arrastrado a un tribunal por agredir presuntamente a Caroline Forbes bajo la influencia de alguna droga desconocida y terrible. Nada con tribunales era interesante para los dos. Pero al mirar a la cara de preocupación de Stefan, Elena decidió no seguir adelante con el tema. Ella le apretó su mano. —Tenemos que irnos ahora, hablaremos a cerca de la abuela más tarde. Creo que suena fascinante. Yo sólo la recuerdo como una reclusa de edad, excéntrica, que no sufrió por tontos pensamientos, casi todo el mundo era un tonto —dijo la señora Flowers —, supongo que yo iba por el mismo camino hasta que ustedes llegaron y me hicieron darme cuenta. Gracias. —Nosotros somos los que deberíamos darles las gracias —comentó Elena, abrazando a la anciana, sintiendo que su corazón dejaba de golpear. Stefan la miraba con amor. Todo iba a estar bien para ella. Estoy preocupada por Matt, ella pensó hacia Stefan, tanteando el terreno con más fuerza. Damon sigue siendo tan rápido y sabes que no le gusta Matt ni un poco. Creo que dijo Stefan con una sonrisa irónica, esa es una insinuación bastante impresionante, pero también creo que no deberíamos preocuparnos hasta que veamos que alguien vuelve lesionado. Elena vio esa sonrisa, y pensó por un momento en el impulsivo y atlético Matt. Después de un momento, ella le sonrió también. Ella se sentía tanto culpable como protectora, y segura. Stefan siempre la hacía sentir segura. Y ahora, ella quería malcriarlo. En el patio delantero, Bonnie se sentía humillada. No podía dejar de pensar, incluso ahora, sobre lo guapo que era Damon, lo salvaje y oscuro y feroz y hermoso que era. No podía dejar de pensar en las veces que le sonrió, se rió con ella, las veces que la salvó cuando lo llamaba urgentemente. Ella había pensado honestamente que algún día... Pero ahora se sentía como si su corazón se rompía en dos. —Sólo quiero morderme la lengua —dijo ella —. Nunca debería haber asumido nada de lo que vi.

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—¿Cómo puedes saber que yo no estaba robando a Elena de Stefan? —Damon dijo con fatiga — Es el tipo de cosa que yo haría. —¡No, no lo es! Hiciste mucho para liberar de la prisión a Stefan -siempre frente al peligro, siempre manteniéndonos a todos a salvo. Hiciste todos por los demás. De repente los brazos de Bonnie estaban en poder de unas manos que eran tan fuertes que su mente se inundó con clichés. Una presión de hierro. Fuerte como bandas de acero. Un apretón ineludible. Y una voz como un torrente helado se acercaba a ella. —Tú no sabes nada de mí, o lo que quiero, o lo que hago. No sabes lo que podría estar tramando en estos momentos. Así que no quiero oírte hablar de nuevo de esas cosas, o que imagines que yo no te vaya a matar si te pones en mi camino. — dijo Damon. Se levantó y se fue, dejando a Bonnie sentada allí, mirando hacia él. Ella se había equivocado. Ella no se había librado de las lágrimas en absoluto.

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Capítulo 5 Traducido por: Alice

—Pensé que querías salir para poder hablar con Damon — dijo Stefan, aún de la mano de Elena como ella hizo un giro bruscamente a la derecha en la escalera desvencijada que conducía a las habitaciones del segundo piso y, encima de eso, al ático de Stefan. —Bueno, a menos que él mate a Matt y corra no veo lo que nos impide hablar con él mañana. —Elena Miró de nuevo a Stefan a sus hoyuelos. —Seguí tu consejo y pensé un poco sobre las dos. Matt es un mariscal de campo muy difícil y que ambos son sólo humanos, ¿verdad? De todos modos, es la hora de su comida. —¿Comida? —Los dientes caninos de Stefan respondieron automáticamente — vergonzosamente rápido— a la palabra. Él realmente tenía que hablar con Damon más tarde y asegúrese de que Damon entiende su lugar como un huésped en la pensión -nada más- pero era verdad, él podría hacerlo mañana. Incluso podría ser más efectivo mañana, cuando la rabia acumulada de Damon fuese liberada. Apretó su lengua contra sus colmillos, tratando de obligarlos a bajar, pero el pequeño estimulación hizo que ellos se afilaran, moviendo su labio. Ahora dolían gratamente. Todo en respuesta a una sola palabra: Comida. Elena le lanzó una mirada de broma sobre su hombro y se rio tontamente. Ella era una de esas mujeres afortunadas con una sonrisa hermosa. Pero esto era claramente una risita maliciosa, directamente de su malvada, e intrigante infancia. Hizo que Stefan quisiera cosquillarla para oír más, lo hizo querer reírse con ella, agarrarla y exigirle para conocer la broma. En su lugar, dijo, —¿Qué pasa, amor? —Alguien tiene los dientes afilados —respondió inocentemente, y se rió tontamente de nuevo. Él se perdió en la admiración por un segundo y repentinamente perdió el agarre de su mano. Riéndose como una cascada musical de aguas blancas sobre una roca, corrió por las escaleras delante de él, tanto para provocar y para mostrarle lo bueno que era la forma, en que pensaba. Si ella

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tropezaba, o vacilaba, ella sabía que él iba a decidir que la donación de sangre le hacía daño. Hasta el momento no parecen ser perjudiciales para cualquiera de sus amigos, o él habría insistido en un descanso para esa persona. Pero incluso Bonnie, tan delicada como una libélula, si había parecido ser el peor para ella. Elena corrió por las escaleras a sabiendas de que Stefan estaba sonriendo detrás de ella, y no había sombra de la desconfianza en su mente. Ella no lo merecía, lo que la hizo más ansiosa por complacerlo. —¿Ha tenido tu cena? — Stefan preguntó al llegar a su habitación. —Hace mucho; carne asada
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Sin embargo, una mordedura en la parte superior de los cortes... Él se detuvo de nuevo. Elena lo miró. Sabía Conocía a su Stefan. Había algo que quería decir. Dime, ella lo presionó. Stefan finalmente la miró a los ojos directamente, y luego acercó su boca a su oído. —Puedo curar a los recortes —susurró. —, pero< esto significaría la apertura de nuevo por lo que pueden sangrar. Eso va a doler. —¡Y eso podría envenenarte! —dijo Elena bruscamente. —¿No lo ves? La Sra. Flores. Solo el cielo sabe lo que puso en el< Podía sentir su risa, que remitió un hormigueo caliente por la espalda. —No se puede matar a un vampiro tan fácilmente —dijo. —, Sólo morimos si nos estaca en el corazón. Pero no quiero hacerte daño< incluso para ayudarte. Podría influenciarte para que no sientas nada< Una vez más, Elena le retira. —¡No! No, no me importa si duele. Mientras recibas suficiente sangre como sea necesario. Stefan respetó a Elena lo suficiente como para saber que no debería hacer la misma pregunta dos veces. Y apenas pudo contenerse por más tiempo. La vio acostarse y luego se estiró a su lado, inclinándose para llegar a los cortes teñidos de verde. Él lamió suavemente, al principio provisionalmente, en las heridas, y luego dirigió una lengua satinada sobre ellos. No tenía ni idea de cómo el proceso trabajo o qué productos químicos él estaba acariciando sobre las lesiones de Elena. Fue tan automático como la respiración era para los humano. Pero después de un minuto, él se rió suavemente. ¿Qué?¿Qué? Elena exigió, sonriendo a sí misma cuando su aliento le hizo cosquillas. Tu sangre mezclada con bálsamo de limón, Stefan respondió. ¡La receta de curación de la Abuela tiene bálsamo de limón y alcohol en él! ¡Vino de bálsamo de limón! ¿Es eso bueno o malo? Elena le preguntó con incertidumbre. Est{ bien… para un cambio. Pero todavía me gusta la sangre directamente es la mejor. ¿Te duele mucho?

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Elena podía sentir rubor. Damon había curado la mejilla de esta manera, de vuelta en la Dimensión Oscura, cuando Elena, con su propio cuerpo, había protegido a un esclavo sangriento de un latigazo. Ella sabía que Stefan conocía la historia, y debe saber, cada vez que la vio, que la línea blanca casi invisible en el pómulo había sido apenas suavemente acariciada en la curación. Comparado a eso, estos arañazos no son nada, ella envió. Sin embargo, un repentino escalofrío le recorrió. ¡Stefan! Nunca te pedí perdón por proteger a Ulma a riesgo de no ser capaz de salvarte. O, peor… por el bailar mientras te morías de hambre… por mantener la pretensión de la sociedad para poder obtener la clave del Zorro Gemelo. ¿Crees que me importa eso? la voz de Stefan era una maqueta enojada como él suavemente sellado un corte en la garganta. Hiciste lo que tenías que con el fin de rastrearme… encontrarme… salvarme… después me dejaste solo aquí. ¿No crees que yo lo entienda? No merecía ser salvado… Ahora Elena sintió un pequeño sollozo que la ahogaba. ¡Nunca digas eso! ¡Nunca! Y supongo… supongo que sabía que me perdonarías… o me habría sentido cada joya que llevaba ardiendo como una marca. Hemos tenido que perseguir un zorro como sabuesos… y teníamos miedo que un solo paso en falso podría significar que serías ahorcado... o que seriamos. Stefan estaba sosteniéndola con fuerza ahora. ¿Cómo puedo hacerte entender? preguntó. Renunciaste a todo… incluso tu libertad… por mí. Te convertiste en esclavo. Tu…tu…fueron "disciplinados…" Elena le preguntó violentamente, ¿Cómo sabes eso? ¿Quién te dijo? Tú me dijiste, querida. En tu sueño… en tus sueños. Pero, de Stefan
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expandiera la sangre a través de una pared era tan celebrado como un puñado de rubíes esparcidos por la acera< Amor, no pienses en ello. Me seguiste, y me recataste, y ahora estamos aquí juntos, dijo Stefan. El último corte se cerró, el coloca su mejilla sobre la suya. Eso es todo lo que me importa. Tú y yo… juntos. Elena estaba casi vertiginosamente contenta de ser perdonada< pero había algo en su interior -algo que había crecido y crecido y crecido durante las semanas que estaba en la Dimensión Oscura. Un sentimiento de que Damon no es sólo el resultado de la su necesidad de su ayuda. Un sentimiento que Elena había pensado que Stefan entendía. Un sentimiento que incluso podría cambiar la relación entre los tres: ella, Stefan y Damon. Pero ahora Stefan parecía suponer que todo volvería a ser como era antes de su secuestro. Oh, bueno, ¿por qué preocuparse por el mañana, cuando esta noche fue suficiente para hacer llorar con alegría? Este era el mejor sentimiento del mundo, el conocimiento de que ella y Stefan estaban juntos, y ella hizo prometer a Stefan una y otra vez que no la dejaría en otra misión de nuevo, aunque sea brevemente, no importa cuál sea la causa. Por ahora, Elena ni siquiera podría concentrarse en lo que había estado preocupada antes. Ella y Stefan siempre había encontrado el cielo en los brazos del otro. Estaban destinados a estar juntos para siempre. Nada más importaba ahora que ella estaba en su hogar. —Hogar. —era donde ella y Stefan estaban juntos.

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Capítulo 6 Traducido por: Ginny

Bonnie no podía dormir después de las palabras que Damon le había dicho. Quería hablar con Meredith, pero solo había un bulto invisible e inaudible en la cama de ésta. La única cosa que podía pensar era en bajar a la cocina y acurrucarse con una taza de chocolate en el dormitorio, sola con su miseria. Bonnie no era buena en quedarse sola con ella misma. Pero como apagaron las luces, cuando ella había llegado al piso de abajo, no se dirigió a la cocina después de todo. Ella fue directamente a su cuarto. Todo estaba oscuro y parecía extrañamente silencioso. El encender una luz solo haría que todo estuviera aun más oscuro. Pero ella se dispuso, con dedos temblorosos, a encender el interruptor de la lámpara junto al sillón. Ahora si sólo pudiera encontrar un libro, algo< Estaba sosteniendo su almohada como si fuera un osito de peluche, cuando la voz de Damon junto a ella dijo, —Pobre pequeño cardenal. No deberías estar levantada tan tarde, sabes. Bonnie comenzó a morderse el labio. —Espero que no estés aun herido —dijo fríamente, con mucha dignidad, aunque sospechaba que no había sido muy convincente. ¿Pero que se supone que debería haber hecho? La verdad era que Bonnie no tenía absolutamente ninguna posibilidad de ganar un duelo de ingenio con Damon -y ella lo sabía. Damon quiso decir: —¿Herir? A un vampiro, un molesto humano insignificante como ese fue< Pero desafortunadamente él era un humano también. Y eso dolió.

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No por mucho tiempo, se prometió a sí mismo, mirando a Bonnie. —Pensé que tú nunca querrías verme otra vez —dijo ella, con el mentón tembloroso. Casi pareció demasiado cruel para usarlo con un pequeño y vulnerable cardenal. ¿Pero qué otra opción tenia él? —Lo arreglaré con ella de alguna forma, algún día. Lo juro —pensó. Y al menos puedo hacerlo placentero ahora. —Eso no fue lo que dije —contestó, esperando que Bonnie pudiera recordar exactamente lo que él había dicho. Si pudiera influenciar a la temblorosa mujercita que había delante de él
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—No te preocupes, gatita. Tengo un remedio de la Naturaleza. —Damon sacó del bolsillo de su camisa un pequeño frasco que olía incuestionablemente a Magia Negra. —Oh ¡Lo guardaste! ¡Qué ingenioso eres! —¿Quieres probar? Señoras -olvida eso- señoritas primero. —Oh, no lo sé. Suelo acabar terriblemente tonta con eso. —El mundo es tonto. La vida es tonta. Especialmente cuando has sido condenado seis veces antes del desayuno. —Damon abrió el frasco. —¡Oh, está bien! —Claramente encantada por la idea de ‚beber con Damon‛, Bonnie tomó un delicadísimo sorbo. Damon ahogó una risa para disimular. —Deberías tomar tragos más grandes, cardenal. O va a pasar toda la noche antes de que llegue mi turno. Bonnie respiró profundamente, y luego dio un profundo trago. Después de tres veces, Damon decidió que ella estaba preparada. Las risitas nerviosas de Bonnie eran imparables ahora. —Creo< ¿Pienso que he tenido suficiente por ahora? —¿Qué colores ves aquí fuera? —¿Rosa? ¿Violeta? ¿Es correcto? ¿No es la hora de dormir? —Bueno, quizá las Luces del Norte están haciéndonos una visita. Pero estás en lo cierto, debería meterte en la cama. —¡Oh, no! ¡Oh, sí! ¡Oh, no! ¡Nononosí! —Shh. —¡SHHHHHH!

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Magnifico, pensó Damon; lo he sobrecargado. —Quiero decir, meterte en tu cama —dijo firmemente —. Solo tú. Ven por aquí, te llevaré a la habitación del primer piso. —¿Porque podría caerme por las escaleras? —Podría suceder. Y esta habitación es mucho más bonita que la otra que compartías con Meredith. Ahora ve a dormir y no le cuentes a nadie sobre nuestro encuentro. —¿Ni siquiera a Elena? —No a nadie. O me enfadaré contigo. —¡Oh, no! No lo haré, Damon: ¡Lo juro por tu vida! —Eso es -bastante preciso —Damon dijo —. Buenas noches. La luz de la Luna cubría la casa. La niebla empañaba la luz de la Luna. Una esbelta, encapuchada y oscura figura salió de entre las sombras con tal habilidad que casi habría pasado desapercibida si alguien hubiera estado observándola -pero nadie la vio.

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Capítulo 7 Traducido por: Stefita

Bonnie estaba en su nuevo dormitorio del primer piso, y se sentía muy desconcertada. La magia negra siempre la hacía sentir feliz y luego con mucho sueño, pero de alguna manera esta noche su cuerpo se negó a dormir. Le dolía la cabeza. Estaba a punto de encender la luz de noche, cuando una voz familiar dijo: —¿Qué tal un poco de té para el dolor de cabeza? —¿Damon? —Hice un poco de las hierbas de la Sra. Flowers y decidí hacerte una taza también, ¿No eres la chica con suerte? Si Bonnie hubiera estado escuchando atentamente, seguramente hubiera escuchado algo como un ‚odio propio‛ detr{s de las palabras que salían a la luz – pero no lo estaba. —¡Si! —dijo Bonnie, queriéndolo decir: La mayoría de los tés de la Sra. Flowers olían bien y sabían bien, aunque este era especialmente agradable, granulado en su lengua. Y no solo el té estaba bien, Damon se quedo hablando con ella mientras se lo bebía todo, eso fue dulce de su parte. De forma extraña ese te la hizo sentir exactamente somnolienta, como si solo pudiera concentrarse en una cosa la vez, Damon nado dentro de su campo visual. —¿Te sientes más relajada? —le pregunto. —Si, gracias —esto se volvía raro y más raro, incluso su voz le sonaba suave y arrastrada.

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—Quería asegurarme de que no habían sido demasiado duro por el tonto error de Elena —le explico. —Ellos no fueron rudos en realidad —dijo —. De hecho todos estaban más interesados en verte a ti y a Matt pelear —Bonnie puso una mano sobre su boca, — Oh, no, no quise decir eso, lo siento mucho. —Está bien, se sanara mañana. Bonnie no podía imaginar porqué todos estarían tan asustados de Damon, que era tan agradable como para recoger su taza de té y decir que la pondría en el fregadero, eso fue bueno porque ella estaba sintiendo como que no podía levantase y salvar su propia vida, estaba tan cómoda, era tan acogedor. —Bonnie, ¿puedo hacerte una pregunta? —Damon hizo una pausa —No puedo decirte por qué pero
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—Me alegro de haber tenido esta charla —murmuró Damon en el silencio. No hubo respuesta desde la cama. Subiendo las sabanas de Bonnie tan arriba como pudo, las dejo caer, le cubrían la mayor parte de su cara. —Descansa tranquila —dijo Damon suavemente, luego se fue del cuarto sin olvidarse de la taza. Ahora ‚él encadenado y bajando por el sótano”, musito Damon al tanto lavaba la taza y la colocaba cuidadosamente en el armario otra vez. La línea le sonaba extraña pero él tenía al menos los nexos ahora, y de hecho era simple. Todo lo que el necesitaba eran doce sueños más de la Sra. Flowers y dos platos con carne cruda. El tenía todos los ingredientes< pero no recordaba haber escuchado nunca algo acerca de un sótano. Poco después abrió la puerta del sótano. Nope, no correspondía con el criterio de ‚Sótano‛, que había visto arriba en su móvil. Irritado y sabiendo que en cualquier momento alguien pudiera bajar por algo, Damon dio la vuelta con frustración. Había un panel de madera tallada a lo largo del sótano, pero nada más. Maldición, no sería útil en ese punto, el quisiera tener su vida como vampiro otra vez, ¡o no quería ninguna vida en absoluto! Para acentuar el sentimiento, serró el puño contra la el panel de madera que había delante de él. El golpe sonó hueco. Inmediatamente toda su frustración desapareció, Damon examinó el panel cuidadosamente. Si, había bisagras en él, donde ninguna persona cuerda espera verlas, eso no era un panel de madera pero si una puerta, que sin duda daba al sótano donde la bola de estrella estaba. No le tomo mucho tiempo a sus dedos sensibles, incluso sus humanos dedos eran más sensibles que los del resto, encontraran un lugar en donde podría abrirse, el podía ver las escaleras, tomo su paquete, lo puso bajo el brazo, y descendió.

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Se ilumino con la luz de una pequeña linterna que había tomado del cuarto de almacenamiento, el sótano era como se describe cotidianamente: una habitación húmeda, con tierra para almacenar frutas y verduras antes de que los refrigeradores se inventaran y una caja de seguridad justo como Bonnie había dicho: una anciana y oxidada caja de seguridad, que cualquier genio cracker podría haber abierto en apenas unos sesenta segundos, eso le tomaría a Damon algo así como seis minutos, con su estetoscopio (había escuchado una vez que podías saber cualquier cosa si mirabas lo suficiente se convertiría en realidad), y cada átomo de su ser se concentró en escuchar en el silencio el click. Primero, de todas formas, no fue la bestia a vencer, El negro perro del infierno se había desarrollado, despertado y alertaba desde el momento en el que la puerta secreta se había abierto, sin duda, ellos tenían usualmente las ropas de Damon para enseñarles a aullar con locura por su olor. Pero Damon tenía su propio conocimiento de las hierbas y había encontrado en la cocina de la Sra. Flowers un puñado de Hazel, una pequeña cantidad de vino de fresa, un poco de aceite de menta, anís, y algunos otros aceites especiales que había, dulces y fuertes. Su mezcla creó una loción picante, que se había proporcionado a sí mismo con cautela, el brebaje formado para Saber, era una imposible maraña de aromas. La única cosa que el ahora sentado perro sabia era que sin duda Damon sentado en esos escalones, le estaba lanzando grandes bolas de hamburguesas y tiras de filete ‚Mignog‛ -cada uno de los que cuales se los trago-, Damon miraba con interés cómo el animal devoraba la mezcla de sueños en polvo y carne cruda, batiendo la cola en el suelo. Diez minutos después, Saber, el perro del infierno cayó dormido e inconsciente. Seis minutos después de eso, Damon estaba abriendo una puerta de hierro. Y un segundo más tarde estaba sacando una funda de almohada de la Sra. Flowers a salvo. La luz de la linterna hizo que el descubriera que de verdad había una bola de estrellas, pero lo que había era solo un poco más de la mitad. Ahora, ¿qué significaba eso? Había un agujero muy limpio y tapado en su parte superior, de modo de que ni una sola gota fuera desperdiciada.

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Pero ¿Quién había usado el resto del fluido? Y ¿por qué? El propio Damon había visto la bola de estrellas llena hasta el borde del brillante líquido hacia solo un par de días atrás. De alguna manera, alguien entre aquel tiempo y el ahora había usado la energía de la vida de alrededor de mil personas. ¿Los demás, habían intentado hacer algún acto notable con él y fallaron, a costa de quemar tanta energía? Stefan fue demasiado comprensivo de haber usado tanto, Damon estaba seguro de eso, pero< Sage. Con una convocatoria imperial en sus manos, Sage estaba gustoso por no hacer nada, así que, en algún momento después de que la esfera había sido traída a la pensión, Sage había derramado casi exactamente la mitad de la fuerza de vida de la bola de estrellas, y entonces, indudablemente, la dejo debajo del resto, para Mutt, o alguien que le pusiera un corcho. Y una cantidad de fuerza colosal de energía, solo podía haber sido utilizada para< abrir el portal hacia las Dimensiones Oscuras. Muy despacio, Damon dejo escapar su respiración y sonrió, había pocos caminos para llegar hasta la Dimensión Oscura, y como humano, obviamente no podía conducir hasta Arizona y pasar a través de un camino alternativo y publico como él había hecho la primera vez con aquellas chicas. El sabía que no había otros caminos para cruzar, a menos que uno fuera lo suficientemente suertudo como para tener una de las llaves místicas que le permitiera vagar por las dimensiones a voluntad. Sin duda, algún día en el futuro, en algún rincón, la Sra. Flowers encontraría otra nota de agradecimiento, esta vez con algo que era literalmente evaluable, algo exquisito y sin precio y probablemente desde una dimensión muy lejos de la tierra, Así era como Sage operaba. Todo estaba tranquilo arriba. Los humanos estaban confiando en sus compañeros animales, en que los mantenían a salvo. Damon le dio a la caja de seguridad una

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última mirada alrededor y no vio nada más que una habitación completamente vacía, excepto por esa caja, que él sabía que estaba cerrada, dentro de su propia parafernalia, le dio unas palmaditas a Saber, que fueron ligeramente suaves y volvió hacia las escaleras. Fue entonces cuando vio una figura de pie en la puerta, esa figura dio un paso sin problemas, por detrás de la puerta, pero Damon había visto lo suficiente. En una mano, la figura sostenía un bastón de pelea, casi tan alto como la figura misma. Lo que significaba que era un cazador -asesino de vampiros. Damon había encontrado muchos cazadores -vampiros- brevemente, en sus tiempos, eran, según su propia consideración, intolerables, irracionales e incluso mas estúpidos que un humano promedio, porque ellos habían sido criados en leyendas de vampiros con colmillos como defensa que arrancaban las gargantas de sus víctimas y las mataban... Damon sería el primero en admitir que había algunos vampiros como esos pero la mayoría eran más restringidos. Los cazadores de vampiros usualmente trabajaban en grupos, pero Damon tenía el presentimiento de que este estaría solo. El ascendió las escaleras despacio, estaba seguro de la identidad de ese cazador – asesino-, pero si se equivocaba iba a tener que esquivar un bastón de pelea lanzado hacia abajo en su dirección, como una jabalina, no habría problema< si el siguiera siendo un vampiro, un poco más difícil era estando desarmado como estaba y en una grave desventaja táctica. Llego hasta el comienzo de la escalera ileso, esa fue realmente la parte más peligrosa de subir la escalera, un arma con el tamaño correcto lo podría haber enviado de vuelta abajo. Por supuesto, un vampiro no habría permanecido injuriado por eso, pero -otra vez- el no era un vampiro de edad. Pero la persona en la cocina le había permitido escalar todo el camino fuera del sótano sin obstáculo. Un asesino con honor, que dulce.

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Se volvió lentamente hacia la altura de su cazadora de vampiros, quedo impresionado de inmediato. No fue la obvia fuerza que le permitió al cazador ser capaz de despachar una figura de ocho, en una pelea con un bastón lo que impresiono a Damon, fue la propia arma, perfectamente balanceada, eso significaba estar en el medio, y los diseños recogidos en joyas alrededor dejaban mostrar que su creador tenía un excelente gusto. Los extremos, mostraban que él o ella tenía un poco de humor también, los dos extremos del bastón estaban hechos de palo y hierro, para la fuerza pero estaban también decorados, de forma que estaban hechas para asemejarse a una de las armas más viejas de la humanidad, la lanza con punta de pierda. Pero había unos pequeños picos en las puntas de estos ‚copos de lanza‛, puestos firmemente en el arma. Esos pequeños picos estaban hechos de diferentes materiales: plata para los lobos, madera para vampiros, polvo blanco para los antiguos, de hierro para todas las criaturas sobrenaturales y una que Damon no pudo distinguir. —Son recargables —explico el cazador –asesino-. —, agujas hipodérmicas te inyectan con el impacto, y por supuesto, son venenosas para las diferentes especies< despacio y simple para los humanos, para los traviesos cachorros y así sucesivamente, realmente es una joya, hubiera deseado encontrarla antes de conocer a Klaus. Entonces fue como si él se sacudiera a sí mismo para volver a la realidad. —Así que, ¿qué Damon? ¿qué será? —preguntó Meredith.

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Capítulo 8 Traducido por: BlackMagicRose

Damon pensativo, asintió mientras su mirada iba una y otra vez de la lanza a la funda de almohada que traía consigo. En su subconsciente, ¿no era cierto que siempre había sospechado algo así durante mucho tiempo? Después de todo, recordaba ese ataque que sufrió el abuelo de Meredith que finalmente no consiguió matarlo ni borrarle la memoria por completo. La imaginación de Damon pudo completar los huecos que quedaban por rellenar: los padres de Meredith intentando que su hija no arruinase su vida con el horrible negocio familiar, un cambio total de escenario, y también dejándolo totalmente a un lado al mudarse a pequeño y protegido pueblo provincial de Fell’s Church. Si lo hubiesen sabido. Pero desde luego sin duda sus padres se habían hecho cargo de que Meredith recibiese clases de defensa personal y otras muchas artes marciales desde que era una niña, cosa que mantenía en secreto, incluso a sus mejores amigas. Bueno, pensó Damon, la primera de las adivinanzas de Shinichi ya est{ resuelta. “Uno de vosotros tiene un secreto que ha mantenido oculto toda su vida”. Siempre supe que había algo en está chica que me hacía sospechar… y es esto. Apostaría mi vida a que es cinturón negro. Hubo un largo silencio, pero ahora Damon lo rompió. ¿Tus antepasados eran cazadores también? preguntó para comprobar si Meredith también era capaz de comunicarse telepáticamente. Espero un poco, silencio. Bien, nada de telepatía. Eso era bueno. Señaló a la increíble lanza con la cabeza. —Eso seguro fue creado para un señor o una dama. Meredith no era estúpida. Habló sin apartar la mirada de los ojos de Damon. Estaba preparada, en cualquier momento, para atacar.

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—Somos gente normal, intentando hacer nuestro trabajo para que los humanos inocentes puedan estar a salvo. —Matando uno que otro vampiro. —Bueno de momento no se conoce ningún caso en toda la historia en el que decir a un vampiro ‚Chico malo, y un pequeño azote de su mam{‛ haya conseguido convertirles en vegetariano. Damon no pudo evitar reír. —Qué pena no que nacieses lo suficientemente pronto para poder convertirle a Stefan en vegetariano. El podría haber sido tu gran triunfo. —Crees que es gracioso, pero tenemos convertidos. —Si, hay gente que diría cualquier cosa cuando tienen una lanza puntiaguda apuntándoles. —Gente que cree que esta mal influenciar a otras personas para que crean que hacen algo y no reciban nada a cambio. —¡Eso es Meredith! ¡Déjame que te influencie! Esta vez fue Meredith la que se rió. —No, ¡en serio! Cuando vuelva a ser vampiro, deja que te influencie para que no tengas tanto miedo de un mordisco. Prometo no chupar más que el equivalente a una cucharadita, Pero eso me dejar{ tiempo para enseñarte< —¿Una grande y bonita casa hecha con dulces que nunca existió? ¿Un familiar que murió hace diez años y habría detestado la idea de que tú cogieses mis recuerdos y los usases como cebo? ¿Un sueño en el que el hambre en el mundo se ha acabado, pero en el que en realidad no pone comida en la boca de los que lo necesitan? Esta chica pensó Damon es peligrosa. Es como si les hubiesen enseñado a todos sus miembros una doctrina contra-influencia. Queriendo demostrar que los vampiros, o ex vampiros, o los que habían sido alguna vez vampiros y los que quedaban por

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llegar, tenían ciertas buenas cualidades, como coraje, dejo caer la funda de almohada y agarró la punta de la lanza con las dos manos. Meredith arqueó una ceja. —¿No te acabo de contar que ciertas púas que acabas de introducir en tu piel son venenosas? ¿O no estabas escuchando? Ella también había agarrado la lanza como acto reflejo, pero por encima de la zona peligrosa. —Me lo dijiste —dijo Damon inescrutablemente. —Dije expresamente ‚venenoso para los humanos así como para los hombres lobo y otras cosas‛ ¿te acuerdas? —Me dijiste eso también. Pero prefiero morir que vivir como un humano, así que: Que empiece el juego. — Y con eso, Damon empezó a empujar la lanza de dos puntas hacía el corazón de Meredith. Ella tomó medidas contra ello inmediatamente, empujando la lanza contra Damon. Pero el tenía ventaja, como en seguida pudieron comprobar los dos. Era un poco más alto y más fuerte que la atlética y ágil Meredith; tenía más alcance, y había adquirido una posición mucho más agresiva. Aunque sintiese los pequeños puntos envenenados pichándole las palmas de las manos, empujó hacía delante de forma que la punta de la lanza estaba otra vez cerca del corazón de Meredith. Ella volvió a empujar con una fuerza increíble y de repente, de alguna forma, estaban otra vez igualados. Damon miró hacia arriba para ver como había ocurrido aquello, y vio, para su sorpresa, que Meredith también había empujado la lanza en dirección a una zona mortal. Ahora sus manos estaban goteando sangre como las de Damon. —¡Meredith! —¿Qué? Me tomo mi trabajo muy en serio. A pesar de su táctica, Damon era más fuerte. Poquito a poco, obligo a sus palmas destrozadas a aguantar, y a sus brazos a seguir ejerciendo presión. Y poco a poco

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Meredith iba yéndose hacía atrás, aún intentado no tirar la toalla, hasta que no quedaba más sitio para retroceder. Y allí estaban, la larga lanza entre ellos, y el frigorífico contra la espalda de Meredith. Todo en lo que Damon podía pensar era en Elena. Si sobreviviera a esto de alguna forma, y Meredith no, ¿qué le dirían esos ojos? ¿Cómo podría vivir con lo que dijesen? Y entonces, en un momento exasperante, como un jugador de ajedrez atentando contra su propio rey, Meredith soltó la lanza, dejando que Damon tuviese el poder. Después, sin miedo de darse la vuelta y dar la espalda a Damon, cogió una jarra llena de salvia de un armario de cocina, saco en una cuchara un pegote de su contenido, y le hizo una seña a Damon para que extendiese sus manos. El frunció el ceño. Nunca había oído hablar de ningún veneno que fuese directamente a la sangre que pudiese ser curado con usando un antídoto de uso tópico. —No puse veneno de verdad en las agujas –dijo Meredith en calma –. Pero las palmas de tus manos estarán destrozadas y esto es el mejor remedio. Es antiguo, transmitido durante generaciones. —Muy amable de tu parte el compartirlo —contestó con ironía. —¿Que vamos a hacer ahora? ¿Empezar otra vez desde el principio? —añadió mientras Meredith también se extendía un poco de salvia por sus propias manos. —No, los Cazadores tenemos un código. Te has ganado la esfera. Supongo que planeas hacer lo mismo que ha hecho Sage. Abrir la puerta que lleva a la Dimensión Oscura. —Abrir la puerta que lleva a las Dimensiones Oscuras –le corrigió Damon —. Probablemente debí haberlo mencionado, hay más de una. Pero todo lo que quiero es volver a convertirme en vampiro. Podemos seguir hablando mientras vamos hacía allí, ya que los dos estamos vestidos de ladrones. Meredith iba vestida muy parecido a cómo iba Damon, con pantalones negros y un suéter negro y fino. Con su cabello negro y brillante, estaba increíblemente bella.

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Damon, que había pensado en atravesarla con la lanza (como se sentía obligado a hacer por sus orígenes vampíricos), se encontraba ahora indeciso. Se sentía magnánimo, por primera vez se había enfrentado y ganado a la temida Meredith, y además, seguía un código como él. Sintió una especie de conexión con ella. Con una galantería más bien irónica, le hizo un gesto para que pasará por delante de él, mientras seguía en posesión de la lanza y la funda de almohada. Mientras Damon cerraba cuidadosamente la puerta de la entrada, vio como el amanecer estaba a punto de empezar. Era el momento perfecto. En la lanza se proyectaban los primeros rayos de luz. —Tengo una pregunta para ti –le dijo al largo y reluciente cabello oscuro de Meredith —. Dijiste que no encontraste esta preciosa lanza hasta que Klaus, ese malvado Original, murió. Pero si eres de una familia de cazadores podrías haber ayudado algo más a la hora de deshacernos de él. Como por ejemplo diciendo que solo el fresno blanco lo mataría. —Fue porque mis padres no seguían el negocio familiar de forma activa, no lo sabían. Los dos eran descendientes de familias de cazadores, lógicamente, tienes que serlo para así poder mantenerte lejos de los periódicos y< —Los archivos policiales... —¿Quieres que hable o quieres< hacer esto solo? —Vale, lo pillo –dijo levantando la extremadamente puntiaguda lanza –. Te escucho. —Pero aunque decidieron no seguir en activo, sabían que un vampiro o hombre lobo podría cruzarse en el camino de su hija si se enterasen de su identidad. Así que en mientras estaba en la escuela, iba a ‚clases de clavicórdio‛ y ‚clases de equitación‛ una vez a la semana cada uno, lo he hecho desde que tenía tres años. Soy una Shihan Cinturón Negro, y una Saseung en Taekwondo. Puede que empiece con el Kung Fu Dragon... —Ya lo pillo, una vez más. ¿Pero entonces como encontraste esa preciosa lanza?

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—Después de que Klaus muriera, mientras Stefan cuidaba de Elena, mi abuelo empezó a contarme cosas, palabras sueltas, pero me hizo mirar en nuestro ático. Y lo encontré. —Así que ¿de verdad no sabes cómo se usa? —Acababa de empezar a practicar cuando Shinichi apareció. La verdad es que no tengo ni idea de usarla. Pero soy muy buena con el Bo*, así que lo uso así. —No lo has usado como un Bo conmigo. —Estaba intentando persuadirte, no matarte. No podía pensar en cómo explicar a Elena que había roto todos tus huesos. Damon intentó no reírse, pero no pudo, y preguntó: —Entonces, ¿cómo terminaron un par de cazadores inactivos en un pueblo donde se cruzan tantas líneas telúricas? —Supongo que no sabían lo que era una línea de Poder natural. Y Fell's Church parecía un pequeño y tranquilo lugar, por aquel entonces. Encontraron la entrada a la Dimensión Oscura tal y como Damon la recordaba, un agujero rectangular perfectamente arrancado de la tierra, más o menos un metro y medio de profundidad. —Ahora siéntate ahí –le dijo a Meredith, situándola en la otra esquina donde había dejado la lanza. —¿Has pensado, aunque sea un poco, en lo que le pasará a Misao si echar todo el liquido ahí? —En realidad no. Ni si quiera durante un micro segundo —contestó Damon sonriente —¿Por qué? ¿Crees que ella lo haría por mí? Meredith suspiró. —No, ese es el problema de ambos.

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—Ella es tu problema en este momento, aunque puede que me pase alguna vez por el pueblo cuando este destrozado, y mantener una conversación cara a cara con su hermano sobre lo que significa tener un acuerdo. —Cuando consigas estar lo suficientemente fuerte para ganarle. —Bueno, ¿Por qué no haces tú algo? Es tu pueblo es que han destrozado, después de todo –dijo Damon –los niños atacándose entre ellos, y ahora los adultos atacando a los niños... —Están muertos de miedo o poseídos por esos malachs que los zorros están desplegando por todos lados... —Sí, así se propaga el miedo y la paranoia también. Puede que lo que están provocando en Fell's Church no sea tan devastador como otros genocidios que han cometido, pero es un lugar importante porque está situado encima de... —Todas esas líneas telúricas llenas de poder m{gico< sí, sí, lo sé. ¿Pero no te importa nada? ¿No te importamos nosotros? ¿Sus planes de futuro para nosotros? ¿Nada de eso te importa? —le exigió Meredith. Damon pensó en la quieta y pequeña silueta que estaba en la habitación de la primera planta y se sintió un reparo enfermizo. —Ya te lo he dicho –contestó bruscamente –voy a volver para tener una charla con Shinichi. Después, cuidadosamente, empezó a derramar el líquido de la esfera estelar en una de las esquitas del rectángulo. Ahora que estaba en la puerta, se dio cuenta de que no tenía ni idea de que tenía que hacer. El procedimiento más sencillo a seguir habría sido saltar dentro y derramar todo el líquido de la esfera estelar en la mitad. Pero cuatro esquinas parecían simbolizar que había que derramar el líquido en cada una de ellas, así que siguió con ello. Pensaba que Meredith intentaría boicotear las cosas de alguna forma. Salir corriendo a la casa. Hacer ruido, por lo menos. Atacarle por detrás ahora que había soltado la lanza. Pero parecía que su código de honor no se lo permitía.

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Una chica extraña, pensó. Pero le dejaré la lanza, ya que en realidad le pertenecen a ella y a su familia, y de todas formas solo conseguiría que me mataran llevándola en el momento que pisase la Dimensión Oscura. Un esclavo llevando un arma, y sobre todo un arma como esa, no tendría ninguna posibilidad. Juiciosamente, derramó casi todo el líquido que quedaba en la última esquina y dio un paso atrás para ver lo que pasaba. ¡SSSS-bah! ¡Blanco! ¡Una luz blanca resplandeciente! Eso fue todo lo que sus ojos y su mente pudieron asimilar al principio. Y luego con lleno por la emoción que le provocaba su triunfo pensó: ¡Lo he hecho! ¡La puerta está abierta! —Al centro de la Dimensión Oscura del norte, por favor —le dijo amablemente al agujero resplandeciente —. Un callejón apartado sería probablemente lo mejor, si no te importa. —y después saltó al agujero. Excepto que no llego a hacerlo. Justo cuando estaba doblando las rodillas, algo le golpeó por la derecha. —¡Meredith! Pensé que... Pero no era Meredith. Era Bonnie. —¡Me engañaste! ¡No puedes entrar ahí! —Bonnie gritaba y lloraba. —¡Si puedo! Ahora suéltame, ¡antes de que desaparezca! —Intentó quitársela de encima, mientras le daba vueltas en su cabeza inútilmente. Había dejado a esta chica, ¿cuánto?, una hora más o menos, totalmente dormida que parecía estar muerta. ¿Cuánto podía aguantar esa cuerpecita? —¡No! ¡Te matarán! ¡Y Elena me matará a mí! ¡Pero yo moriré antes porque todavía seguiré aquí! Despierta y además capaz de juntar las piezas. —Humana, te he dicho que me sueltes – gruñó Damon. Le enseñó los dientes, lo que solo produjo que Bonnie hundiera su cabeza en la chaqueta de Damon y se

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colgase de él como si fuese un koala, estrechando una de las piernas de Damon entre sus dos piernas. Un par de bofetadas harán que se suelte mi pierna, pensó. Levantó su mano.

* Bo: Arma japonesa, más o menos un palo largo.

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Capítulo 9 Traducido por: Ginny

Damon dejo caer su mano. Simplemente no podía hacerlo él mismo. Bonnie estaba débil, mareada, una responsabilidad en combate, fácil de confundir… Eso es, pensó. ¡Usare eso! Ella es tan ingenua< —Dejémoslo durante un segundo —dijo convencido —. Entonces podrías conseguirme un bastón< —¡No! ¡Saltaras si lo hago! ¿Un bastón? —dijo Bonnie, en una sola respiración. -testaruda y poco práctica¿Estaba empezando a parpadear la brillante luz? —Bonnie —dijo en voz baja —. Estoy siendo muy serio respecto a esto. Si no te vas, te obligaré yo mismo< y no te gustar{, lo prometo. —Haz lo que él dice —suplicó Meredith desde alguna parte no muy lejana. —Bonnie, ¡va a ir a la Dimensión Oscura! Pero si vas con él< ¡los dos terminareis siendo esclavos humanos en ese mismo momento! ¡Toma mi mano! —¡Toma su mano! —rugió Damon, la luz parpadeaba, por un instante llegó a ser casi invisible. Podía sentir a Bonnie cambiándose de lugar e intentando ver donde estaba Meredith, entonces escuchó que ella decía —No puedo< Y después ellos estaban cayendo. La última vez que ellos habían viajado a través de la Puerta habían estado encerrados en un ascensor -parecido a una caja-. Esta vez estaban simplemente volando. Había una luz, y estaban tan cegados por ella que de alguna manera hablar no parecía posible. Solo existía la brillante, fluctuante, y preciosa luz<

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Entonces se encontraron en un callejón, tan estrecho que apenas les permitía mirarse a la cara, y entre edificios tan altos que casi no llegaba la luz donde ellos estaban. No< esa no era la razón, pensó Damon. Recordó lo de la perpetua luz rojo sangre-. No procedía directamente de ningún lado de la hendidura del estrecho callejón, lo que significaba que ellos estaban básicamente en el profundo crepúsculo burdeos. —¿Te das cuenta de donde estamos? —demandó Damon en un furioso susurro. Bonnie asintió, pareciendo feliz de haberse dado cuenta. —Estamos básicamente en el profundo crepúsculo burdeos< —¡Mierda! Bonnie miró alrededor. —No huelo nada —sugirió cautelosamente, y examinó las plantas de sus pies. —Estamos —dijo Damon lenta y tranquilamente, como si necesitase calmarse a sí mismo entre cada palabra —, en un mundo donde podemos ser azotados, desollados y decapitados solo por andar en el suelo. Bonnie intentó un pequeño salto y luego un salto en el mismo lugar, como si disminuyendo su tiempo de interacción con el suelo pudiera ayudarles de alguna manera. Ella lo miró esperando más instrucciones. De repente, Damon la agarró y la miró muy fijamente, como una revelación. — ¡Estas borracha! —susurró finalmente. —¡Ni siquiera estas despierta! Todo este tiempo he estado intentando encontrarle sentido, ¡y es que eres una sonámbula borracha! —¡No lo soy! —dijo Bonnie. —Y< solo en caso de que lo fuera, deberías ser m{s amable conmigo. Tú me hiciste esto. Alguna lejana parte de Damon admitió que eso era cierto. Era el único que consiguió emborrachar a la chica y luego drogarla con suero de la verdad y pastillas para dormir. Pero eso fue simplemente un hecho, y no tenía nada que ver

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con cómo se sentía sobre ello. Sentía que no había forma posible de seguir adelante con esta criatura demasiado tierna. Por supuesto, lo sensato sería alejarse de ella rápidamente, y dejar la ciudad, esta enorme metrópolis del mal, se la tragaría, con fauces negras y afiladas, seguramente si ella caminaba una docena de pasos por sus calles sin él. Pero, como antes, algo dentro de él simplemente no le dejaría hacerlo. Y, comprendió, que cuanto antes admitiera eso, antes podría encontrar un lugar para depositarla y comenzar a preocuparse de sus propios asuntos. —¿Qué es eso? —dijo él, cogiendo una de sus manos. —Mi anillo de ópalo —dijo Bonnie orgullosa —. Ves, va con todo, porque es de todos los colores. Siempre lo llevo; es casual o elegante. —Felizmente dejó que Damon se lo quitara y lo examinara. —¿Son diamantes auténticos? —Impecable, blanco puro —dijo Bonnie, todavía orgullosa —. El prometido de Lady Ulma, Lucen, lo fabricó por si necesitábamos sacar las piedras y venderlas — hizo una corta pausa. —¡Vas a sacar las piedras y venderlas! ¡No! ¡No, no, no, no no! —¡Sí! Tengo que hacerlo, si quieres tener alguna posibilidad de sobrevivir —dijo Damon —. Y si dices una palabra más o no haces exactamente lo que te diga, voy a dejarte aquí sola. Y entonces morirás. —Él la miró con ojos entrecerrados y amenazadores. Bonnie se convirtió bruscamente en un pájaro asustado. —De acuerdo —susurró, las lágrimas se acumulaban en sus pestañas. —¿Para qué es? Treinta minutos después, ella estaba en prisión; o algo parecido. Damon la había instalado en un apartamento de segunda mano con una ventana cubierta por persianas enrollables, e instrucciones estrictas sobre mantenerlas bajadas. Él había empeñado el ópalo y un diamante exitosamente, y pagó a una casera que parecía agria y malhumorada para llevarle a Bonnie dos comidas al día, escoltarla al baño cuando fuera necesario, y aparte de eso que olvidara la presencia de la chica.

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—Escucha —le dijo a Bonnie, que estaba todavía llorando silenciosamente después de que la casera los hubiera dejado—, intentaré volver a verte dentro de tres días. Si no regreso en una semana significar{ que estoy muerto. Entonces tú< ¡no llores! ¡Escucha!... entonces tú necesitas usar estas joyas y este dinero para intentar hacer todo el camino desde aquí hasta aquí; donde Lady Ulma todavía estar{< esperemos. Le dio un mapa y un pequeño monedero lleno de monedas y gemas para el coste del pan y el refugio. —Si eso ocurre< y puedo prometer bastante bien que no pasará, tu mejor oportunidad es intentar andar en las horas diurnas cuando hay mucho movimiento; mantén tus ojos abajo, tu aura pequeña, y no hables con nadie. Lleva puesto este delantal, y transporta esta bolsa de comida. Reza para que nadie te pregunte nada, pero intenta parecer como si estuvieras haciendo un recado para tu amo. Oh, sí. —Damon buscó dentro del bolsillo de su chaqueta y sacó dos pequeños brazaletes de hierro para esclavos, comprados cuando él había conseguido el mapa. —Nunca te los quites, ni siquiera cuando estés durmiendo, ni cuando estés comiendo< nunca. Él la miró misteriosamente, pero Bonnie ya estaba en el umbral de un ataque de pánico. Estaba temblando y llorando, pero demasiado asustada para decir una palabra. Casi desde que entraron en la Dimensión Oscura ella había estado manteniendo su aura lo más pequeña posible, sus defensas psíquicas altas; no necesitó que le dijera que lo hiciera. Estaba en peligro. Ella lo sabía. Damon terminó más indulgentemente. —Sé que suena difícil, pero puedo decirte que personalmente no tengo ninguna intención en absoluto de morir. Intentaré visitarte, pero cruzar a través de los bordes de varios sectores es peligroso, y eso es lo que debo hacer para volver aquí. Sé paciente, y estarás bien. Recuerda, el tiempo pasa de forma diferente aquí con respecto a la Tierra. Podemos estar aquí durante semanas y volveremos prácticamente en el mismo instante en el que salimos. Y, mira< -Damon gesticuló alrededor de la habitación- ¡docenas de bolas de estrella! Puedes verlas todas. Estas eran las bolas de estrella más comunes, del tipo que no tenían Poder en ellas, pero sí recuerdos, historias, o lecciones. Cuando sostienes una en tu sien, eres sumergido en el material que haya sido grabado en la bola. —Mejor que la televisión —dijo Damon —, mucho mejor.

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Bonnie asintió ligeramente. Estaba todavía devastada, y era tan pequeña, tan ligera, su piel tan pálida y fina, su cabello era tal llama de esplendor en la débil luz carmesí que rezumaba a través de las persianas, que como siempre Damon se encontró a sí mismo ligeramente conmovido. —¿Tienes alguna pregunta? —le preguntó finalmente. Bonnie dijo lentamente, —Y<¿tú vas a ser
********** Después de que Damon la dejara, Bonnie miró alrededor de la habitación. Era horrible. ¡Marrón oscura y simplemente horrible! Había estado intentando salvar a Damon de volver a la Dimensión Oscura porque recordaba la terrible forma en la que los esclavos -que eran en su mayoría humanos- eran tratados. ¿Pero él apreció eso? ¿Lo hizo? ¡No, ni siquiera lo más mínimo! Y entonces cuando ella había caído a través de la luz con él, había pensado que al menos irían a la casa de Lady Ulma, la mujer de la historia de Cenicienta a la cual Elena había rescatado y que había recobrado su salud y su estatus y diseñado vestidos preciosos para que las chicas pudieran ir a fiestas elegantes. Habría tenido grandes camas con sábanas de satín y sirvientas que trajeran fresas y nata montada para el desayuno. Habría sido agradable hablar con Lakshmi, y el brusco Dr. Meggar, y< Bonnie miró alrededor de la habitación marrón y rápidamente al sencillo camastro con su única manta. Recogió una bola de estrella desganadamente, y entonces se le cayó de los dedos. De repente, una gran somnolencia la llenó, haciendo que su cabeza le diese vueltas. Había como niebla rodeándolo todo. No había absolutamente ninguna manera de combatirlo. Bonnie tropezó cuando iba hacia la cama, cayó en ella, y un poco antes de quedarse dormida se acomodó bajo la manta.

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********** —Es mi culpa más que vuestra culpa —estaba diciendo Stefan a Meredith —. Si Elena y yo no hubiéramos estado -profundamente dormidos- él nunca habría tenido que manejar la situación de ninguna forma. Habría notado que él estaba hablando con Bonnie. Me habría dado cuenta de que él estaba llevándose un rehén. Por favor no te culpes a ti misma, Meredith. —Debería haber intentado avisarte. Pero nunca creí que Bonnie llegara corriendo y lo agarrase —dijo Meredith. Sus oscuros ojos grises brillaron con lágrimas no derramadas. Elena exprimió su mano, se sintió con el estómago revuelto. —Verdaderamente no podrías haber supuesto la pelea con Damon —dijo Stefan rotundamente —. Humano o vampiro -está entrenado-; él conoce movimientos que tú nunca podrías contar. No puedes culparte a ti misma. Elena estaba pensando lo mismo. Estaba preocupada por la desaparición de Damon< y horrorizada por Bonnie. Todavía en otro nivel de su mente se estaba preguntando sobre las laceraciones en la palma de Meredith que estaba intentando calentar. Lo más extraño era que las heridas parecían haber sido tratadas -frotadas con loción-. Pero ella no iba a incomodar a Meredith sobre esto en un momento como este. Especialmente cuando era la culpa de la propia Elena. Era ella la que había atraído a Stefan la noche anterior. Oh, ellos habían estado profundamente, de acuerdo -profundamente sumidos en la mente del otro. —De cualquier forma, si tiene que ser la culpa de alguien es de Bonnie —dijo Stefan con pesar —. Pero ahora estoy preocupado por ella. Damon no va a estar dispuesto a cuidar de ella si él no quiso que ella fuera. Meredith dejó caer su cabeza. —Es mi culpa si ella es herida. Elena mordió su labio inferior. Algo estaba mal. Algo sobre Meredith, esa Meredith no estaba contándole todo. Sus manos estaban realmente dañadas, y Elena no podía suponer cómo podrían haber acabado de esa manera.

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Casi como si supiera lo que Elena estaba pensando, Meredith dejó escapar su mano de la de Elena y la miró. Miró ambas palmas, lado por lado. Estaban igualmente arañadas y destrozadas. Meredith inclinó su oscura y espesa cabeza, casi doblándose sobre donde estaba sentada. Entonces ella se incorporó, lanzando hacia atrás su cabeza como alguien que había tomado una decisión. Ella dijo: Hay algo que tengo que decirles. —Espera —susurró Stefan, depositando una mano sobre su hombro —. Escucha. Viene un coche. Elena escuchó. En un momento ella también lo oyó. —Está viniendo a la casa de huéspedes —dijo Elena, perpleja. —Es muy temprano —dijo Meredith. —, lo que significa< —Debe de ser la policía persiguiendo a Matt —finalizó Stefan —. Será mejor que entre y lo despierte. Lo llevaré al sótano. Elena rápidamente mezcló la bola de estrella con sus escasos gramos de líquido. — Él puede llevarse esto también —ella estaba comenzando, cuando Meredith de repente corrió al lado opuesto de la Puerta. Recogió un objeto delgado y largo que Elena no pudo reconocer, ni siquiera con el Poder canalizado hacia sus ojos. Vio que Stefan pestañeó y miró el objeto fijamente. —Esto necesita estar en el sótano también —dijo Meredith —. Y hay probabilidad de que haya huellas de tierra procedentes del sótano, y sangre en la cocina. En dos sitios. —¿Sangre? —Elena empezó a ponerse furiosa con Damon, pero entonces sacudió su cabeza y se centró de nuevo. En la luz del amanecer, podía ver un coche de policía, desplazándose como un gran tiburón blanco frente a la casa. —Vamos —dijo Elena. —¡Vamos, vamos, vamos! Todos se lanzaron hacia la casa de huéspedes, agachándose para permanecer cerca del suelo como lo hicieron. Cuando estuvieron fuera, Elena silbó —Stefan, vas a tener que Influenciarlos si puedes. Meredith, intenta limpiar la tierra y la sangre.

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Yo iré a por Matt; es menos probable que él me golpeé a mí cuando le diga que tiene que esconderse. Ellos se apresuraron a hacer sus asuntos asignados. En el medio de todo esto, Mrs. Flowers apareció, vestida en un camisón de franela con un cinturón rosa muy rizado sobre él, y zapatillas con cabezas de conejitos en ellas. Para cuando el primer golpeteo en la puerta sonó, ella ya tenía su mano en el pomo de la puerta, y el oficial de policía, había empezado a gritar: —¡POLICIA! ABRAN LA< — encontrándose a sí mismo vociferando esto directamente sobre la cabeza de una ancianita que no podía haber mirado más de forma más delicada e inocente. El terminó casi en un susurro. —¿< puerta? ‚Est{ abierta‛, Mrs. Flowers dijo dulcemente. Ella la abrió de par en par, así Elena pudo ver a los dos oficiales, y los oficiales podían ver a Elena, Stefan, y Meredith, los cuales acababan de llegar del área de la cocina. —Queremos hablar con Matt Honeycutt —dijo la oficial. Elena notó que el coche de brigada era del Departamento del Sheriff Ridgemont —. Su madre nos informó de que él estaba aquí -después de un serio interrogatorio. Estaban entrando dentro, sobrepasando en su camino a la Mrs. Flowers. Elena echó un vistazo a Stefan, que estaba pálido, con diminutas gotas de sudor que se veían en su frente. El estaba mirando atentamente a la oficial, pero ella seguía hablando. —Su madre dice que él ha estado viviendo en la casa de huéspedes recientemente. —dijo ella, mientras el oficial sostenía algún tipo de documento. — Tenemos una orden judicial para registrar la casa. —dijo él rotundamente. Mrs. Flowers pareció dudar. Ella echó un vistazo hacia Stefan, pero luego recorrió con la mirada a cada uno de los otros adolescentes. —¿Tal vez sería mejor si les hiciera a todos una rica taza de té? Stefan todavía estaba mirando a la mujer, con su cara más pálida y demacrada que nunca. Elena sintió de repente un pinchazo de pánico en su estomago. Oh, Dios, ni siquiera con el regalo que le hizo anoche de su sangre, Stefan estaba débildemasiado débil para usar su Influencia.

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—¿Puedo hacer un pregunta? —dijo Meredith con su voz baja y calmada. —No sobre la orden de registro —añadió, moviendo el papel. —¿Cómo está todo allí fuera en Fell’s Church? ¿Saben qué es lo que est{ pasando? Ella estaba ganando tiempo, pensó Elena, y todos se detuvieron para escuchar la respuesta. —Mayhem —la oficial respondió tras una pausa —. Es como una zona de guerra. Lo peor es que son los niños los que est{n< —ella se quebró y sacudió su cabeza. —Eso no es de nuestra incumbencia. Nuestro trabajo es encontrar un fugitivo huido de la justicia. Pero primero, cuando estábamos conduciendo hacia tu hotel vimos una columna de luz muy brillante. No era de un helicóptero. ¿Supongo que no sabes nada sobre lo que era eso? Sólo una puerta a través del espacio y tiempo, pensó Elena, aunque Meredith respondió, tranquilamente, —¿quizá un transmisor potente estalló? ¿O un extraño rayo? ¿O est{s hablando de< un OVNI? — ella bajó suavemente su voz. —No tenemos tiempo para esto —dijo el oficial, mirando disgustado —. Estamos aquí para encontrar a este hombre, Honeycutt. —Eres bienvenido a buscar. —Mrs. Flowers dijo. Ellos ya estaban haciendo eso. Elena se sintió horrorizada y nauseabunda por dos razones. ‚Este hombre, Honeycutt‛ Hombre, no chico. Matt era mayor de edad. ¿No era todavía joven? Si no lo era, ¿Qué podían hacerle cuando lo encontraran? Y luego estaba Stefan. Stefan había estado tan seguro, tan< convencido< en sus declaraciones sobre estar bien de nuevo. Toda esa charla sobre volver a cazar animales -pero la verdad era que él necesitaba mucha más sangre para recuperarse-. Ahora su mente trabaja en un plan, cada vez más rápido. Stefan obviamente no sería capaz de Influenciar a ambos oficiales sin una gran donación de sangre humana. Y si Elena se la daba< el sentimiento enfermizo en su estómago se incrementó y sintió con se le erizaba el vello de todo el cuerpo< si ella se la daba, ¿cu{l serían las posibilidades de que llegara a convertirse en vampira?

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Una alta, serena y racional voz en su cabeza respondió. Había una probabilidad muy alta, considerando que hacía menos de una semana, que ella había estado intercambiando sangre con Damon. Frecuentemente. Despreocupadamente. Lo cual la dejó con un solo plan que pudiera pensar. Estos oficiales no encontrarían a Matt, pero Meredith y Bonnie le habían contado toda la historia de cómo el nuevo sheriff Ridgemont, estaba preguntando sobre Matt -y sobre la novia de Stefan. El problema fue que ella, Elena Gilbert, había ‚muerto‛ hacia nueve meses. Ella no debería estar aquí -y tenía el presentimiento de que estos oficiales serían muy curiosos. Necesitaban el Poder de Stefan. Ahora mismo. No había otra forma, no tenían otra alternativa. Stefan. Poder. Sangre humana. Se movió hacia Meredith, que tenía su oscura cabellera bajada e inclinada hacia un lado como si escuchase a los oficiales pisando encima de las escaleras. —Meredith< Meredith se giró hacia ella y Elena casi retrocedió un paso aterrada. La tez normalmente aceitunada de Meredith era gris, y su respiración se estaba volviendo rápida y superficial. Meredith, la calmada y serena Meredith, ya sabía que Elena le iba a pedir algo. Suficiente sangre para dejarla fuera de control como si hubiera sido atacada. Y rápidamente. Eso la horrorizó. Más que horrorizada. Ella no podía hacerlo, pensó Elena. Estamos perdidos.

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Capítulo 10 Traducido por: Nessy77

Damon fue subiendo por un enrejado cubierto de hermosas rosas, de la ventana de la alcoba de la Princesa M. Jessalyn D'Aubigné, una muy rica, hermosa y muy admirada criatura que tenía la sangre más azul que cualquier otro vampiro de la Oscura Dimensión, de acuerdo con los libros que había comprado. De hecho, él había escuchado a la gente del lugar que rumoreaba que Sage la había convertido hace dos años, y le había dado esa joya de castillo para vivir en él, delicada joya, que al parecer, ya había presentado a Damon, varios problemas. Tenía una valla de alambre con púas, con la cual su chaqueta de cuero se engarzó, tenía también un guardia excepcionalmente hábil y tenaz que había sido realmente una pena tener que estrangular, había un foso interior que casi lo había tomado por sorpresa, y unos cuantos perros a los cuales había dormido con el polvo tranquilizante de la señora Flowers, que había traído con él desde la Tierra. Hubieran sido más fáciles de envenenar, pero Jessalyn tenía fama de tener un corazón muy blando con los animales y él la necesitaba por al menos tres días. Eso debería ser suficiente para hacer de él un vampiro, si no hiciera nada más durante esos días. Ahora, en el momento en que se retiró del enrejado, mentalmente agregó las largas espinas de las rosas a la lista de inconvenientes. Además ensayó su primer discurso ante Jessalyn. Ella había sido – era, será para siempre- de dieciocho años. Pero eran jóvenes dieciocho años, ya que ella tenía sólo dos años de experiencia de ser un vampiro. Se consoló con ello, mientras subía silenciosamente una ventana. Aún en silencio, moviéndose lentamente en caso de que la princesa tuviera animales guardianes en su alcoba, Damon abrió capa por capa, las transparentes y translúcidas cortinas negras que impedían que la luz rojo-sangre del sol brille en la cámara. Sus botas se hundieron en el espesor de una alfombra de color negro. Al hacer a un lado las cortinas envolventes, Damon vio que toda la cámara estaba decorada con un tema simple a manera de contraste. Negro azabache y gris oscuro. A él le gustaba mucho. Había una cama enorme, casi encerrada por más ondulantes cortinas negras

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transparentes. La única manera de abordarla era por los pies, donde las claras cortinas eran más delgadas. Allí en la alcoba, de pie, en el silencio, como el de una catedral, Damon miró a la figura delgada que estaba debajo de las sábanas de seda negra, entre decenas de pequeños almohadones. Ella, como el castillo, era también una joya. Delicados huesos. Tenía una mirada de absoluta inocencia mientras dormía. Un río etéreo de pelo fino, color escarlata derramado sobre ella. Podía ver individualmente sus cabellos, extraviados en las sábanas negras. Se parecía un poco a Bonnie. Damon estaba satisfecho. Sacó el mismo cuchillo que había puesto en la garganta de Elena, y sólo por un momento dudó, pero no, no era el momento de estar pensando en el calor dorado de Elena. Todo dependía de esta frágil niña en frente de él. Puso la punta del cuchillo en su propio pecho, colocándolo deliberadamente lejos de su corazón, en el caso de que un poco de sangre pueda ser derramada... luego tosió. No pasó nada. La princesa, que llevaba un negligé negro, que mostraba unos brazos de aspecto frágil y pálido, tan fina como la porcelana, seguía durmiendo. Damon notó que las uñas de los dedos pequeños estaban pintados de escarlata, exactamente como su cabello. Las dos velas grandes que estaban en lo alto de unos negros pilares fueron desprendiendo un perfume seductor, así como los relojes, cuanto más bajo se quemaban, más fáciles de decir la hora. La iluminación era perfecta, todo era perfecto, excepto que Jessalyn todavía estaba dormida. Damon volvió a toser, en voz alta, y sacudió la cama. La princesa se despertó, se levantó y al mismo tiempo sacó dos revestidas cuchillas fuera de su cabello. —¿Quién es? ¿Hay alguien ahí? —Estaba mirando en todas direcciones, menos en la correcta.

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—Sólo soy yo, su alteza —Damon bajó el tono de su voz, llena de innecesaria tensión —. Usted no tiene que tener miedo. —añadió, ahora que por fin ella había seguido la dirección correcta y le había visto. Él se arrodilló a los pies de su cama. Había calculado un poco mal. La cama era tan grande y alta que el pecho y el cuchillo estaban muy por debajo de la línea de visión de Jessalyn. —Aquí voy a quitarme la vida. —anunció, en voz muy alta para asegurarse de que Jessalyn le estaba siguiendo la jugada. Después de un par de minutos, o dos, la cabeza de la princesa apareció en los pies de la cama. Ella se abalanzó con las manos extendidas y los hombros recogidos, cerca de él. A esta distancia él podía ver que tenía los ojos verdes, un verde complicado que se descomponía en muchos anillos y diferentes sombras. Al principio ella hizo silbar los cuchillos hacia él, dejándolos tendidos en sus manos, cuyos dedos tenían las uñas color escarlata. Damon se topo con ella. Ella aprendería con el tiempo que todo esto no era realmente necesario, que en realidad había pasado de moda hace décadas atrás, en el mundo real y que se conservó sólo por Pulp Fiction y otras películas más antiguas. —Aquí a tus pies, me mataría a mí mismo —dijo de nuevo, para asegurarse de que ella no se perdiera una parte del discurso o todo entero. —¿Tú< a ti mismo? —Ella sospechaba. —¿Quién eres tú? ¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Por qué harías tal cosa? —He llegado hasta aquí por el camino de mi locura, lo hice por locura, porque ya no puedo vivir así. —¿Qué locura? ¿Y lo vas a hacer ahora? —La princesa le preguntó con interés. — Porque si no lo haces, voy a tener que llamar a mi guardia y< espera un minuto. —se interrumpió. Ella agarró el cuchillo antes de que pudiera detenerla y lamió la hoja. —Esto es una hoja de metal. —le dijo, echándose hacia atrás.

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—Ya lo sé —dijo Damon dejando caer la cabeza para que su pelo ocultara sus ojos y dijo con tono de dolor. —. Yo soy... un ser humano, su alteza. Él estaba viendo secretamente a través de sus pestañas y vio que Jessalyn se animó. —Pensé que eras sólo algún débil e inútil vampiro —dijo ella con aire ausente. —. Pero ahora que te miro... —Una lengua tan rosada como el pétalo de una rosa salió y lamió sus propios labios. —No hay cuestión de perderse las cosas buenas, ¿verdad? Ella era como Bonnie. Decía exactamente lo que pensaba, cuando ella lo pensaba. Algo dentro de Damon tenía ganas de reír. Se puso de pie otra vez, mirando a la chica en la cama con todo el fuego y la pasión de que era capaz, y sentía que no era suficiente. Pensar en la real Bonnie, sola y triste, era... bueno, quita pasión. Pero, ¿qué otra cosa podía hacer? De repente, él sabía lo que podía hacer. Antes, cuando se había impedido a sí mismo pensar en Elena, había cortado cualquier genuina pasión o deseo. Pero él estaba haciendo esto por Elena, tanto como para sí mismo. Elena no podía ser su Princesa de la Oscuridad si él no podía ser su príncipe. Esta vez, cuando miró a la Princesa, fue diferente. Podía sentir el cambio de atmósfera. —Alteza, no tengo derecho ni a hablar con usted —Dijo, deliberadamente poniendo su pie embotado en las espirales de metal que formaban el marco de la cama, —. Usted sabe tan bien como yo que usted me puede matar con un solo golpe... aquí mismo —señalando un punto en la mandíbula. —pero ya me ha matado. Jessalyn parecía confundida, pero esperó. —< de amor. Me enamoré de usted en el momento que la vi. Usted puede romperme el cuello, o -como diría si me estuviera permitido tocar su mano blanca perfumada- podría poner sus dedos alrededor de mi garganta y estrangularme. Le ruego que lo haga. Jessalyn empezaba a parecer desconcertada, pero emocionada. Ruborizándose, le

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tendió una mano pequeña a Damon, pero claramente que sin ninguna intención de estrangularlo. —Por favor, debe hacerlo —Dijo Damon con seriedad, sin apartar sus ojos de ella. —, eso es lo único que le pido. Que me mate usted misma en lugar de llamar a sus guardias, así la última imagen que veré será su hermoso rostro. —Estás enfermo —Decidió Jessalyn, todavía luciendo nerviosa. —. Han habido otras mentes desequilibradas que han encontrado la manera de pasar más allá de la primera muralla de mi castillo, aunque nunca han llegado a mis aposentos. Te voy a llevar a los médicos para que puedan mejorarte. —Por favor —Dijo Damon, quien había encontrado un camino a través de la última de las cortinas transparentes negras y que ahora se cernía sobre la princesa sentada. —, deme la muerte instantánea, en lugar de dejarme morir un poco cada día. Usted no sabe lo que he hecho. No puedo dejar de soñar con usted. La he seguido de tienda en tienda cuando salía. Ya estoy muriendo a medida que me embelesa con su nobleza y esplendor, a sabiendas de que yo no soy más que las piedras que pisa. Ningún médico puede cambiar eso. Jessalyn estaba claramente considerándolo. Obviamente, nadie le había hablado nunca a ella de esta manera. Sus ojos verdes fijos en los labios de él, en el labio inferior, que todavía sangraba. Damon sonrió un poco indiferentemente y dijo: —Uno de sus guardias me sorprendió y acertadamente trató de matarme antes de que pudiera llegar hasta usted y alterar su sueño. Me temo que he tenido que matarlo para llegar hasta aquí. —Dijo, parándose entre una vela del pilar y la muchacha de la cama, de modo que su sombra se posó sobre ella. Los ojos de Jessalyn se abrieron en señal de aprobación, aun mientras el resto de su cuerpo parecía dudarlo. —Sigue sangrando —Susurró. —. Podría< —Usted puede hacer lo que quiera —Damon le animó con una caprichosa e irónico sonrisa en los labios. Era cierto. Ella podía. —Entonces, ven aquí. —Ella golpeó un lugar con las almohadas más cercana de la cama. —¿Cómo te llamas?

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—Damon —Dijo al tiempo que se quitó la chaqueta y se acostó, con la barbilla apoyada en un codo, con un aire de no estar acostumbrados a estas cosas. —¿Sólo eso? ¿Damon? —Usted puede acortarlo todavía más. No soy más que una vergüenza ahora — Respondió él, tomándose un minuto para pensar en Elena y para tener hipnotizados los ojos Jessalyn, —. Yo era un vampiro, un poderoso y orgulloso vampiro, en la Tierra, pero fui engañado por un kitsune... —Él le contó una versión distorsionada de la historia de Stefan, omitiendo a Elena o cualquier tontería de querer ser humano. Dijo que cuando se las arregló para escapar de la prisión a la que le había llevado cuando era aún vampiro, decidió poner fin a su vida humana. Pero en ese momento, había visto a la princesa Jessalyn y pensó que, a su servicio, sería feliz incluso con su hasta ahora triste suerte. Por desgracia, dijo, sólo alimentaba sentimientos vergonzosos hacia su alteza. —Ahora mi locura me ha llevado a acosarla en su propio dormitorio. Haga un ejemplo de mí, su alteza, así hará que otros malhechores tiemblen. Quémeme, azóteme y córteme en pedacitos, ponga mi cabeza en una lanza, para hacer que ellos se arrojen al fuego primero. —Él estaba en la cama con ella, inclinándose un poco hacia atrás para exponer su cuello desnudo. —No seas tonto —Dijo Jessalyn, con un poco de inquietud en su voz. —, incluso el más humilde de mis siervos quiere vivir. —Tal vez los que nunca la ven, lo quieran. Pobres de ellos. Pero yo no puedo vivir, sabiendo que nunca la podré tener. La princesa miró a Damon, sonrojada, lo miró por un instante a los ojos, y luego lo mordió.

**********

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—Voy a buscar a Stefan en el sótano. —Dijo Elena a Meredith, quien enojada derramaba lágrimas de sus ojos.

—Sabes que no podemos hacer eso. Con la policía justo aquí en la casa. —Lo haré. —¡No puedes! ¡Sabes que no puedes, Elena, o no hubieras venido a mí! Elena miró a su amiga de cerca. —Meredith, has estado donando sangre estos días —Susurró. —, nunca pareciste ni siquiera molesta... —Él sólo tomó un poquito de mi, menos de mí que de otra. Y siempre de mi brazo. Pretendía que era la extracción de sangre en el médico. No hay problema. Ni siquiera era malo con Damon de vuelta en la Dimensión Oscura. Pero ahora... Elena parpadeó. —Ahora, ¿qué? —Ahora —Dijo Meredith con una expresión lejana. —Stefan sabe que soy una cazadora. Que incluso tengo una estaca de combate. Y ahora tengo que... que someterme a... Elena tenía la carne de gallina. Se sentía como si la distancia entre ella y Meredith, en la habitación, se hiciera cada vez más grande. —¿Una cazadora? —Dijo, desconcertada. —¿Y qué es una estaca de combate? —¡No hay tiempo para explicar ahora! Oh, Elena... Si el Plan A era Meredith y el Plan B era de Matt, no había realmente otra opción. El Plan de C tenía que ser Elena misma. Su sangre era mucho más fuerte que cualquier otra persona de todos modos, tan llena de Poder que Stefan sólo se necesita una< —¡No! —Meredith le susurró en el oído derecho de Elena, de alguna manera silbó la palabra, sin emitir una sola sílaba. —Están bajando las escaleras. ¡Tenemos que encontrar Stefan ahora! ¿Puedes decirle que venga a mi encuentro en el pequeño dormitorio detrás de la sala?

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—Sí, pero< —¡Hazlo! Y yo todavía no sé lo que es una estaca de combate, se dijo Elena, lo que permitió que Meredith tome sus brazos y la impulse hacia el dormitorio. Pero yo sé a qué suena ser una "cazadora", y definitivamente no me gusta. Y esa arma que hace que una estaca normal, parezca un cuchillo de picnic de plástico. Sin embargo, envió sus pensamientos a Stefan, quien estaba abajo, siguiendo al sheriff: Meredith va a donarte tanta sangre como sea necesario para influir sobre ellos. No hay tiempo para discutir. Ven aquí rápido y por el amor de Dios, luce alegre y tranquilizador. Stefan no sonaba cooperativo. No puedo tomar lo suficiente de ella, sin que nuestras mentes hagan contacto, tal vez< Elena perdió los estribos. Ella se asustó: sospechaba de una de sus dos mejores amigas, una sensación horrible, estaba desesperada. Necesitaba que Stefan haga, exactamente lo que ella decía. ¡Ven aquí rápido! fue todo lo que proyectó, pero tenía la sensación de haberle golpeado con todos los sentimientos de toda su fuerza, porque él se volvió de repente en preocupado y gentil. Lo haré, amor, dijo simplemente.

********** Mientras que la mujer policía estaba buscando en la cocina y el varón buscaba en la sala de estar, Stefan entró en la habitación pequeña de la cama estropeada, de la primera planta. Las luces se apagaron, pero con su visión nocturna pudo ver perfectamente a Elena y Meredith. Meredith se estaba manteniendo tan tiesa como una acróbata de saltos hacia el vacío (bungee jumper). Toma todo lo que necesites sin perjudicarla permanentemente -y trata de ponerla a dormir, también. Y no invadas su mente demasiado profundamente- Yo me ocuparé de ella. Será mejor que vayas al pasillo, que vean al menos a uno de nosotros, amor, Stefan respondió sin hacer ruido. Elena fue, obviamente, al mismo tiempo asustada y defensiva de su amiga y pasó a modo de micro-movimiento.

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Si bien esto era por lo general una buena cosa, si había una cosa que Stefan sabía, aunque fuera lo único que supiera: tomar sangre. —Quiero pedir paz entre nuestras familias. —Dijo, sosteniendo una mano hacia Meredith. Ella vaciló y Stefan, aunque tratara fuertemente, no podía dejar de escuchar sus pensamientos, como pequeños, veloces criaturas en la base de su mente. ¿Con qué estaba comprometida? ¿En qué sentido quería decir familia? Es sólo una formalidad, le dijo a ella, tratando de ganar terreno en otro frente: la aceptación del contacto de sus pensamientos. No importa. —No —Dijo Meredith. —. Es importante. Quiero confiar en ti, Stefan. Sólo en ti, pero... no tuve la estaca hasta después de que Klaus estaba muerto. Pensó rápidamente. —Entonces no sabías lo que eras. —No. Yo sabía. Pero mis padres nunca fueron cazadores activos. Fue el abuelo quien me dijo sobre la estaca. Stefan sintió una oleada de placer inesperado. —¿Así que tu abuelo está mejor ahora? —No… m{s o menos —Los pensamientos de Meredith eran confusos. Su voz cambió, ella estaba pensando. Stefan estaba verdaderamente feliz porque su abuelo estaba mejor. Incluso a la mayoría de los seres humanos no les hubiera importado, en realidad no. —Por supuesto que me importa —Dijo Stefan. —. Por un lado, él ayudó a salvar nuestras vidas… y el pueblo. Por otra parte, él es un hombre muy valiente —él debe haber sido uno muy valiente- para sobrevivir al ataque de un Original. De repente, la mano fría de Meredith estaba al alrededor de su muñeca y las palabras salían apresuradamente de sus labios, Stefan apenas podía entender. Pero sus pensamientos eran brillantes y claros, y a través de ellos entendió el significado. —Todo lo que puedo saber que pasó cuando yo era muy chica, es lo que me han dicho. Mis padres me dijeron cosas. Mis padres cambiaron mi cumpleaños, ellos realmente cambiaron el día en que celebro mi cumpleaños, porque un vampiro, atacó a mi abuelo, y luego mi abuelo trató de matarme. Siempre han dicho eso. Pero ¿cómo lo saben? Ellos no estaban allí, eso es parte de lo que dicen. ¿Y qué es más probable, que mi abuelo me haya atacado o que el

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vampiro lo haya hecho? —Ella se detuvo, jadeando, temblando como un ciervo de cola blanca atrapada en el bosque. Atrapada, y pensando que estaba condenada, e incapaz de escapar. Stefan extendió una mano que deliberadamente calentó, alrededor de la fría mano de Meredith. —No voy a atacarte —Dijo simplemente. —y no voy a desenterrar ningún de viejo recuerdo. ¿Está bien? Meredith asintió con la cabeza. Después de su historia catártica Stefan sabía que ella quería tan pocas palabras como sea posible. —No tengas miedo —murmuró, tal como él había pensado en la frase calmante en la mente de muchos animales que había perseguido a través del Viejo Bosque. Está bien, no hay razón para tener miedo de mí. Ella no podía dejar de tener miedo, pero Stefan la tranquilizó como calmaba los animales del bosque, llevándola hasta la parte más oscura de la habitación, calm{ndola con palabras suaves, incluso cuando sus caninos le gritaban ‚muerde‛. Tenía que doblar por un lado su blusa, para exponer su largo cuello, de piel aceitunada, y mientras lo hacía las palabras calmantes se convirtieron en caricias suaves y el tipo de ruidos tranquilizadores que se utilizan para calmar a un bebé. Y al fin, cuando la respiración de Meredith se había desacelerado y calmado, y sus ojos se habían cerrado, él utilizó el máximo cuidado para deslizar sus colmillos en su arteria. Meredith apenas se estremeció. Todo era suavidad como él fácilmente había dicho a la superficie de su mente, el fue capaz de ver lo que ya sabía de ella: su vida con Elena y Bonnie y Caroline. Fiestas y la escuela, los planes y ambiciones. Días de campo. Un lugar para nadar. Risas. Tranquilidad que se extendía como una gran piscina. La necesidad de calma, para su control. Todo esto se remonta a medida que recordaba... Las profundidades más lejanas que podía recordar aquí, en el centro... donde hubo un descenso súbito profundo. Stefan había prometido que no profundizaría en su mente, pero él estaba indefensamente siendo arrastrado por el remolino. Las aguas se cerraron sobre su cabeza y se sintió atraído a una velocidad tremenda hasta el fondo de una segunda piscina, ésta no estaba compuesta de tranquilidad, sino de rabia y miedo.

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Y entonces vio lo que había sucedido, lo que estaba sucediendo, lo que siempre estaría sucediendo, allí en interior de Meredith.

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Capítulo 11 Traducido por: BlackMagicRose

Cuando M. le Princesa Jessalyn D'Aubigne bebió su dosis de la sangre de Damon, y estaba sedienta para la fragilidad que aparentaba, era el turno de Damon. Intentó ser paciente cuando Jessalyn se estremeció y frunció el ceño al ver el cuchillo de acero y madera de Damon. Pero le quitó importancia mientras bromeaba y la provocaba y jugaba a ir a pillarla en la enorme cama, y cuando finalmente la atrapó, Jessalyn sintió la punta del cuchillo ligeramente en su cuello. Pero Damon tenía su boca en la sangre roja oscura que empezó a manar inmediatamente. Todo lo que había hecho, desde dar de beber Black Magic a Bonnie hasta derramar el liquido de la esfera estelar en las cuatro esquinas de la puerta dimensional para así poder cruzar las defensas de este pequeño palacio, había sido para poder llegar a este preciso momento. Este momento, en el que su paladar humano podía saborear el néctar que era esa sangre de vampiro. Y era... ¡celestial! Esta era la segunda vez en su vida que había probado la sangre siendo humano. Katerina< Katherine (como la llamaba en ingles), fue la primera, claro. Y como fue capaz de alejarse silenciosamente después de todo aquello que compartieron y simplemente irse, llevando puesta sola su corta camisa de muselina delante de los ojos abiertos de su inexperto hermano pequeño, el nunca lo entendería. Su inquietud se estaba extendiendo a Jessalyn. No podía dejar que eso pasara. Ella tenía que mantenerse en calma y tranquila mientras el bebía tanto como podía de su sangre. A ella no le dolería para nada, y la sangre era muy importante para él. Intentando que su conciencia se despegara del puro placer elemental que le daba lo que estaba haciendo, empezó, cuidadosamente, muy delicadamente a introducirse en su mente.

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No fue difícil introducirse en ella. Quienquiera que arrancado a esta delicada, y frágil niña del mundo de los humanos y le había dotado con habilidades de naturaleza vampírica, no le había hecho ningún favor. No era que ella tuviese ninguna objeción moral al vampirismo. Se había adaptado a su nueva vida fácilmente, disfrutando. Habría sido una buena cazadora en la naturaleza salvaje. ¿Pero en este castillo? ¿Con estos sirvientes? Era como tener a cientos de camareros snobs y doscientos sommeliers condescendientes controlándose cada vez que esta abría la boca para dar una orden. Esta habitación por ejemplo. Ella quería algo de colorido, unas pinceladas de violeta por aquí y un poco de malva por ahí, naturalmente se dio cuenta de que la habitación de una princesa vampiresa tenía que ser mayoritariamente negra. Pero cuando tímidamente mencionó el tema de los colores a una de las sirvientas del salón, la chica con despreció miraba por encima del hombro, a Jessalyn como si hubiese pedido que instalasen un elefante al lado de su cama. La princesa no tuvo la valentía de sacar el tema con la ama de llaves, pero en tan solo una semana llegaron tres cestas llenas de ropa de cama y almohadas negras. Ese era su ‚color‛. ¿Y en el futuro su alteza sería tan amable de consultar a su ama de llaves antes de preguntar al personal sobre cuando se refiera a sus caprichos del hogar? Realmente dijo eso sobre mis “caprichos”, pensó Jessalyn mientras arqueaba su cuello y acariciaba el grueso y sedoso pelo de Damon con sus largar uñas. Y, oh, no está bien. No soy buena. Soy una princesa vampiro, y puedo dar el pego, pero realmente no soy así. Cada pequeña parte de vos es una princesa, su majestad, Damon le aseguró. Vos sólo necesitáis a alguien que haga cumplir vuestras órdenes. Alguien que no tenga duda de vuestra superioridad. ¿Son vuestros sirvientes esclavos? No, son todos libres. Bueno, eso lo hace un poco más difícil, pero siempre puede gritarles más fuerte. Damon se sentía lleno de toda la sangre de vampiro que acababa de beber. Dos días más así y sería, puede que no exactamente como era antes, pero al menos casi como era antes: un vampiro completo, libre de andar por la ciudad a su gusto. Y con el Poder y el estatus de un príncipe vampiro. Era casi suficiente para equilibrar el horror por el que había pasado el último par de días. Al menos, podría decirse a si mismo eso e intentar creérselo.

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—Escuche —dijo Damon repentinamente, apartando levemente el ligero cuerpo de Jessalyn, para así poder mirarle mejor a los ojos. —su Gloriosa Alteza Real, deje que le haga un favor antes de morir de amor o puede matarme por mi descaro. Deje que le traiga ‚color‛ y después deje que pueda estar a vuestro lado por si alguno de sus sirvientes osa refunfuñar por ello. Jessalyn no estaba acostumbrada a este tipo de decisiones precipitadas, pero no pudo evitar sentirse arrastrada por la fiera excitación de Damon. Arqueó su cabeza hacia atrás otra vez. Cuando finalmente abandonó el palacio bijoux, Damon salió por la puerta de la entrada. Llevaba consigo un poco de dinero que le había sobrado las gemas que había empeñado, pero era más que suficiente para el propósito que tenía en mente. Estaba bastante seguro de que la siguiente vez que saliese, lo haría desde el alto del pórtico. Paró en una docena de tiendas y gastó todo lo que tenía. Había pensado ir a visitar a Bonnie y hacer algunos recados, pero el mercado estaba en la dirección contraria donde estaba el hotel en que la había dejado, y al final no tuvo tiempo. No se preocupó mucho mientras volvía andando al castillo bijoux. Bonnie, dulce y frágil como aparentaba, tenía un fondo fuerte que estaba seguro la mantendría dentro de su habitación durante tres días. Podía soportarlo. Damon sabía que ella podía. Llamó a la puerta del pequeño castillo hasta que un maleducado guarda la abrió: —¿Que es lo que quieres? —preguntó el guarda con brusquedad.

********** Bonnie muriéndose de aburrimiento. Solo había pasado un día desde que Damon la había dejado allí, un día que solo podía contar por la cantidad de comidas que le habían dado, ya que en enorme sol rojo estaba siempre en el horizonte y la luz roja como la sangre que desprendía nunca variaba a no ser que lloviera.

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Bonnie deseó que estuviera lloviendo. Deseó que nevase, o que se desatase un incendio o un huracán o un pequeño tsunami. Había intentado entretenerse con una de las esferas estelares, pero le pareció una telenovela ridícula que ni siquiera entendía. Deseó, ahora, no haber intentado evitar que Damon entrase a la Dimensión Oscura. Deseó que él se la hubiese quitado de encima antes de haber caído al agujero. Deseó haber agarrado la mano de Meredith y haber dejado ir a Damon. Y este era solo el primer día.

********** Damon sonrió al guardia maleducado. —¿Que qué quiero? Lo que ya tengo. Una puerta abierta. Aún así, no entró adentro. Preguntó por lo que M. la Princesa estaba haciendo y así supo que tenía una cita para comer. Con un donante. Perfecto. Pronto tocaron la puerta de la entrada, Damon ordenó que la abrieran de par en par. A los guardias no les hacía ninguna gracia Damon; ya habían relacionado la desaparición del que era el capitán de todos los guardias y la intrusión de este extraño humano. Pero no había nada amenazados en el, ni si quiera en este mundo amenazador. Le obedecieron. Poco después volvieron a llamar a la puerta y después otra vez, y otra vez y así hasta doce hombres y mujeres con sus brazos llenos de papel de embalar húmedo y aromático que siguieron a Damon por las escaleras a la negra habitación de M. le Princesa. Mientras tanto, Jessalyn, después de la comida en la que había quedado satisfecha, había tenido una larga reunión en la que se dedico a entretener a sus consejeros financieros, los que le resultaban un poco mayores para ella, a pesar de que se transformaron cuando tenían alrededor de veinte años. Sus músculos estaban fofos por falta de uso, pensó. Y naturalmente iban vestidos en con manga larga y pantalones negros excepto por un adorno que llevaban en su cuello, blanco por

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fuera como la luz del gas, y escarlata por fuera como el eterno sol de color rojo como la sangre. La princesa vio como hacían una reverencia ante su presencia cuando preguntó, de una forma más bien irritada, donde estaba el Damon humano. Muchos de los sirvientes con una sonrisa que escondía malicia le explicaron que había ido con una docena de... humanos... a sus aposentos. Jessalyn casi voló por las escaleras y subió rápidamente sin ningún tipo de ayuda que ella como buena vampiresa no necesitaba. Llegó a las puertas Góticas, y oyó los murmullos de indignación y resentimiento cuando escuchó a su corte murmurar. Pero antes de que la princesa pudiese preguntar qué estaba pasando, estaba envuelta en una cálida gran ola de esencias. No era la exquisita y sustentadora de vida esencia de la sangre, sino algo más suave, y dulce, y en ese momento, que su sed de sangre se encontraba saciada, la esencia era incluso más embriagadora y hacía que su cabeza diese vueltas. Abrió las puertas. Dio un paso para entrar en su dormitorio cuando se paró estupefacta. La habitación negra que se asemejaba a una catedral, estaba llena de flore ahora. Había ramos de lirios, jarrones llenos de rosas y tulipanes de todos los colores y formas, y muchísimos por toda la habitación narcisos, mientras la aromática madreselva y la Frisia estaban puestas en guirnaldas. Los vendedores de flores había convertido su sombría y convencional habitación negra en está imaginativa extravagancia. Los más sabios y previsores criados de M. le Princesa estaban activamente ayudándolos a traer las grandes urnas floridas. Damon, cuando vio a Jessalyn entrar a la habitación, fue inmediatamente a arrodillarse a sus pies. —¡No estabas cuando me desperté! –dijo la princesa enfadada, y Damon sonrió, ligeramente. —Perdóneme, Majestad. Pero como me estoy muriendo de todas formas, pensé que debería levantarme y traer estas flores para vos. ¿Son los colores y esencias de vuestro gusto?

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—¿La esencia? —el cuerpo entero de Jessalyn estaba derritiéndose. —¡Es... como... una sinfonía para mi nariz! ¡Y los colores son algo que nunca había visto antes! — empezó a reír, sus ojos verdes llenos de luz, su cabellera pelirroja cayendo como una cascada alrededor de sus hombros. Después empezó a acecharle haciendo que Damon se dirigiese a una esquina oscura de la habitación. Damon tuvo que contenerse o habría empezado a reír; era como un gato acechando una hoja caída en otoño. Pero cuando llegaron a la esquina, enredados en las cortinas negras y lejos de la ventana, la expresión de Jessalyn cambió a una de seriedad total. —Voy a encargar que me hagan un vestido, con el mismo color que esos claveles lila oscuros —murmuró. —No negro. —Su Majestad estará preciosa —le susurró Damon a la oreja. –. Tan atractiva, tan atrevida... —Puede que incluso me ponga mis corsés por dentro del vestido —le miró con sus abundantes pestañas. —¿Ó... eso te parece demasiado? —Nada es demasiado para vos, mi princesa —le susurró de nuevo Damon. Paró un momento para pensar seriamente. —¿Los corsés... irán a juego con el vestido o serán negros? Jessalyn lo pensó. —¿Del mismo color? —se aventuro a decir. Damon asintió, satisfecho. El mismo no se pondría ningún otro color que no fuese negro ni muerto, pero estaba dispuesto a soportar, incluso animar, las rarezas de Jessalyn. Podrían hacer que se convirtiera en vampiro más rápidamente. —Quiero tu sangre. —susurró la princesa, como para demostrarle que estaba de acuerdo. —¿Aquí? ¿Ahora? —Damon le susurró. —¿Delante de todos vuestros sirvientes?

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Entonces Jessalyn le sorprendió. Ella, que siempre había sido tan tímida antes, salió de las cortinas y aplaudió para silenciarlos a todos. —¡Todo el mundo fuera! —dijo de forma imperiosa. —Habéis creado un precioso jardín en mi habitación, y estoy agradecida. Mi asistente —señaló con la cabeza a un joven que estaba vestido de negro, y se había puesto sabiamente una rosa de color rojo profundamente oscuro en su ojal —se hará cargo de que todos comáis, y bebáis, ¡antes de marcharos! —al oír esto hubo un murmullo de alabanzas que hicieron a la princesa sonrojarse. —Tocaré el timbre cuando te necesite... —le dijo al joven asistente. En realidad, no fue hasta dos días más tarde que levantó el brazo y, de mala gana, hizo sonar el tirador. Y eso fue meramente para dar la orden de que le hicieran un uniforme a Damon rápidamente. El uniforme de capitán de la guardia.

********** Para el segundo día, Bonnie tuvo que volver a usar las esferas estelares ya que eran su única fuente de entretenimiento. Después de mirar sus veintiocho orbes se dio cuenta de que veinticinco de ellas eran telenovelas de principio a fin, y dos estaban llenas de experiencias tan aterradoras y horrorosas que las etiqueto en su mente como Nunca Jamás. La última se llamaba Quinientas historias para los más jóvenes, y Bonnie rápidamente descubrió que estas historias absorbentes podían ser provechosas, ya que especificaba los nombres de las cosas que una persona podía encontrar cerca de las casas y en la ciudad. El tema de la esfera lo conectaba las diferentes historias de una familia de hombres lobo llamados Düz- Aht- Bhi'iens, Bonnie inmediatamente los bautizó como los Dustbins*. La serie de historias consistía en episodios que mostraban como vivía la familia el día a día; como compraban un nuevo esclavo en el mercado para reemplazar al que había muerto, y donde iban a cazar presas humanas, y como Mers Dustbin jugaba un importante campeonato escolar de bashik. Hoy la última historia era casi providencial. Mostraba a la pequeña Marit Dustbin yendo a una tienda de golosinas y comprando un caramelo. Costó exactamente cinco solis. Bonnie experimento la sensación de comerlo a través de Marit, y estaba bueno.

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Después de leer la historia. Bonnie muy cuidadosamente echó un vistazo por la esquina de la persiana y vio el letrero de la tienda que había observado numerosas veces. Luego sujetó la esfera estelar contra su frente. ¡Si! Exactamente el mismo tipo de letrero. Y sabía no solo lo que quería, sino cuánto costaría también. Se moría por salir de esa pequeña habitación e intentar hacer lo que acababa de aprender. Pero ante sus ojos, las luces dentro de la tienda de dulces se apagaron. Debía ser la hora de cerrar. Bonnie tiró la esfera estelar por la habitación. Bajó la intensidad de la lámpara de gas hasta su luz más débil, y se echó encima de su cama, aparté el edredón... y se dio cuenta de que no podía dormir. Andando a tientas en la luz del crepúsculo, encontró la esfera estelar con sus dedos y la puso contra su frente otra vez. Entremezclada con grupos de historias de las aventuras diarias de la familia Dustbin eran como cuentos de hadas. La mayoría eran tan horripilantes que Bonnie no pudo experimentarlas en toda su plenitud, y cuando fue hora de dormir, se tumbó temblando en su camastro. Pero esta vez la historia parecía diferente. Después del titulo, La Garita de los Tesoros de los Siete Kitsunes, escuchó una rima: En medio de una llanura de nieve y hielo Ahí está el paraíso Kitsune. Y cerca al lado, un placer prohibido: Otras seis puertas de más tesoros Kitsune. La palabra Kitsune por si sola era aterradora. Pero, pensó Bonnie, la historia puede ser relevante de alguna forma. Puedo hacerlo, pensó y puso la esfera estelar en su frente. La historia no empezó con nada horripilante. Era sobre una joven muchacha y un chico Kitsune que fueron en una búsqueda para encontrar el más sagrado y secreto

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de los ‚siete tesoros Kitsune‛, el paraíso Kitsune. Un tesoro, descubrió Bonnie, podía ser algo tan pequeño como una gema o tan grande como el mundo entero. Este tesoro, según la historia, estaba entre los dos, porque un ‚paraíso‛ era una especie de jardín, con flores exóticas floreciendo por todos lados, y pequeños riachuelos que desembocaban mediante pequeñas cascadas en las claras y profundas charcas. Era fantástico, pensó Bonnie, experimentar la historia como si estuviese viendo una película a su alrededor, pero una película que incluía las sensaciones de tocar, saborear, y oler. El paraíso se parecía un poco a Warm Spring, donde solían hacer picnics. En la historia, el chico y la chica kitsune tenían que ir a ‚la cima del mundo‛ donde había una especie de grieta en la corteza de la más alta Dimensión Oscura, que justo era en la que se encontraba Bonnie en ese momento. Consiguieron de alguna forma llegar hasta allí, y más allá, y superaron varias pruebas de coraje e ingenio antes de llegar a la siguiente más baja dimensión, el Mundo de las Tinieblas. El Mundo de las Tinieblas era completamente diferente a la Dimensión Oscura. Era un mundo de hielo y resbaladiza nieve, de glaciares y grietas, todo bañado por el crepúsculo azul de las tres lunas que brillaban desde arriba. Los niños Kitsune casi murieron de hambre en el Mundo de las Tinieblas porque había muy poco que un zorro pudiese cazar. Tuvieron que arreglarse con los pequeños animales que vivían en el frío; ratones y pequeños ratones blancos del campo, y los insectos ocasionales (oh, arg, pensó Bonnie). Sobrevivieron hasta que, a través de la niebla, vieron una pared blanca altísima. Siguieron la pared hasta que llegaron a la garita que tenía largos troncos de punta que se escondían bajo las nubes. Encima de la puerta, escrito en una lengua antigua, pudieron leer con dificultad las palabras: Las Siete Puertas. Entraron a una sala donde habían ocho puertas o salidas. Una era la puerta por la que acababan de entrar. Y mientras la miraban, cada una de las puertas brillaba para que pudieran ver que las otras siete puertas llevaban a diferentes mundos, y cada uno de ellos era un paraíso Kitsune. Una de las puertas llevaba a un campo lleno de flores mágicas, y otro mostraba mariposas revoloteando en una fuente. Otra llevaba a una caverna oscura llena de botellas del místico vino Clarion Loess Black Magic. Una puerta llevaba a una profunda mina, con joyas de tamaño de un

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puño. Y luego había una puerta que mostraba el premio de todas las flores: La Radhika Real. Cambiaba su forma de un momento a otro, de una rosa a un ramo de claveles a una orquídea. Por la última puerta solo podían ver un árbol gigante, pero el tesoro final se rumoreaba era una inmensa esfera solar. Entonces el chico y la chica se olvidaron totalmente del paraíso Kitsune. Cada uno de ellos quería algo diferente que el otro de las puertas, no podían ponerse de acuerdo. La regla era que cualquier equipo o grupo que llegase a las puertas podría entrar en una y volver. Pero mientras la chica quería un ramito de la Radhika Real, para demostrar que habían terminado su misión, el chico quería un poco de vino Black Magic, para que les ayudará a sobrevivir en el viaje de vuelta. No importaba lo que argumentara cada uno, no podían llegar a un acuerdo. Así que finalmente decidieron hacer trampa. Abrirían cada uno una puerta diferente al mismo tiempo y saltarían en ella, coger lo que quisieran, y después volver y salir de la garita antes de que alguien les pillara. Justo cuando iban a poner en marcha su plan, una voz les advirtió, diciendo: — Una sola puerta podréis los dos abrir, y después volver por donde hayáis venido. Pero la chica y el chico decidieron ignorar la voz. Inmediatamente, el chico entró por la puerta que llevaba a las botellas de vine Black Magic y al mismo tiempo la chica entró en la puerta de la Radhika Real. Pero cuando los dos se dieron la vuelta, no había restos de ninguna puerta detrás de ellos. El chico tenía mucho para beber pero se quedó para siempre en la oscuridad y la frialdad y sus lágrimas se congelaron en sus mejillas. La chica podía mirar a la preciosa flor pero no tenía nada que comer ni que beber, así que bajo el brillante sol amarillo se consumió. Bonnie sintió un escalofrío, el escalofrío delicioso de un lector que había leído lo que esperaba. El cuento de hadas, con su moraleja de ‚no seas avaricioso‛ era como las historias que había oído de los Libros de Cuentos Rojos y Azules cuando era una niña y estaba sentada en el regazo de su abuela. Echaba de menos a Elena y Meredith, muchísimo. Tenía una historia que contar, pero a nadie a quien contársela. * Dustbins: Cubos de basura.

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Capítulo 12 Traducido por: Alice

—¡Stefan. Stefan! —Elena había estado demasiado nerviosa para permanecer fuera de la habitación durante más tiempo que los cinco minutos que había adoptado para mostrarse a los Alguaciles. Era a Stefan a quien los oficiales realmente querían y no podía encontrar, no parecían considerar que alguien pudría dar marcha atrás y se escondiese en una habitación en la que ya se había buscado. Y ahora Elena no podía sacar una respuesta de Stefan, quién se cerró con llave en un abrazo con Meredith, la boca apretada con las dos pequeñas heridas que había hecho. Elena tuvo que sacudirlo por los hombros, sacudir ambos, con el fin de obtener alguna respuesta. Entonces Stefan se echó hacia atrás repentinamente, pero se aferró a Meredith, que de otro modo habría caído. Se apresuró a lamer la sangre de sus labios. Por una vez, sin embargo, Elena no se centró en él, pero en su amiga –a la amiga que había permitió que le hicieran esto. Los ojos de Meredith estaban cerrados, pero tenían ojeras, casi de color ciruela bajo ellos. Sus labios se separaron, y su nube oscura de pelo era mojado en lágrimas que habían caído en ello. —¿Meredith? ¿Merry? —El viejo apodo se escapó de los labios de Elena. Y luego, cuando Meredith no dio señales de haberla oído: —Stefan, ¿qué tiene? —Yo la influencie al final para dormirla. —Stefan levantó a Meredith y la puso en la cama. —¿Pero qué pasó? ¿Por qué est{ llorando< y cu{l es tu problema? —Elena no pudo dejar de notar que a pesar del saludable rubor en las mejillas de Stefan tenía los ojos sombríos. —Algo que vi< en su mente —dijo Stefan brevemente, tirando de Elena a sus espaldas. —Aquí viene uno de ellos. Quédate ahí.

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La puerta se abrió. Era el alguacil hombre, que tenía cara roja y jadeaba, quien claramente había estado rodado, volviendo a esta sala después de salir de ella para buscar el la primera planta entera. —Tengo a todos en una habitación< todos excepto el fugitivo —Dijo el alguacil en un móvil negro grande. La alguacil hizo alguna breve respuesta. Entonces el hombre con la cara roja se volteó para hablar con los adolescentes. —Y ahora lo qué va a pasar es que me voy a buscarlo< —Asintió con la cabeza a Stefan — mientras mi compañera los busca a los dos —Sacudió la cabeza, oyó primero, a Meredith. —¿Qué hay de malo en ella, de todos modos? —Nada que usted puede entender —Dijo Stefan fríamente. El alguacil parecía como si no pudiera creer lo que acababa de decir. Entonces, de repente, parecía como si pudiera, y lo hizo, y él dio un paso hacia Meredith. Stefan gruñó. El sonido hizo que Elena, que estaba justo detrás de él, saltara. Era el gruñido salvaje de un animal bajo la protección de su compañera, su paquete, su territorio. De repente la cara del policía rubio estaba pálida y con pánico. Elena adivinó que estaba mirando a una boca llena de dientes mucho más aguda que la suya, y teñida de sangre también. Elena no quería que esto se convierta en un pa- que era, un< partido gruñendo. Cuando el alguacil habló atropelladamente a su compañera. —Es posible que tengamos que necesitar de ellos balas de plata después de todo. —Elena empujó a su amado, que ahora hacía un ruido como un zumbido muy grande y vio que ella podía sentir sus dientes, y le susurró: —¡Stefan, inflúyelo! La otra viene, y ella puede haber pedido ya la reserva. En su toque, Stefan dejó de hacer el sonido, y cuando volteó ella podía ver su rostro cambiante de la de un animal salvaje, dejando al descubierto los dientes de nuevo a su amada, con sus ojos verdes en ella. Él debe haber tomado una gran

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cantidad de sangre de Meredith, pensó, con una agitación en su estómago. Ella no estaba segura de cómo se sentía al respecto. Pero no se podía negar los efectos posteriores. Stefan se volvió hacia el alguacil y dijo secamente: —Usted va a entrar en el pasillo delantero. Usted permanecerá allí, en silencio, hasta que yo te diga que te muevas o hables. —Luego, sin levantar la vista para ver si el oficial obedecía o no, él metió las mantas más fuertemente alrededor de Meredith. Elena estaba viendo el alguacil, sin embargo, y se dio cuenta de que él no dudó un instante. Realizó una media vuelta y se marchó al vestíbulo principal. Entonces, Elena se sintió suficientemente seguro como para mirar a Meredith de nuevo. No podía encontrar nada malo en la cara de su amiga, a excepción de su palidez antinatural, y las sombras violeta alrededor de los ojos. —¿Meredith? —Susurró. No hay respuesta. Elena siguió a Stefan fuera de la habitación. Ella acababa llegar al vestíbulo cuando la alguacil les tendió una emboscada. Bajando las escaleras, empujando la Sra. frágil Flores frente a ella, ella gritó: —¡Al suelo! ¡Todos ustedes! —Ella le dio a la Sra. Flores un empujón hacia adelante. — ¡Al suelo ahora! Cuando la señora Flores casi cae desplomada en el suelo, Stefan saltó y la agarró, y luego se volvió hacia la otra mujer. Por un momento Elena pensó que iba a gruñir de nuevo, pero en cambio, con voz tensa con el autocontrol, dijo: —Únete a tu compañero. Usted no puede moverse o hablar sin mi permiso. Tomó la sacudida Sra. Flores a una silla en el lado izquierdo del vestíbulo. — ¿Esa< persona< le duele? —No, no. Sólo tienes que sacarlos de mi casa, Stefan, querido, y estaré muy agradecida. — respondió la Sra. Flores. —Hecho —Dijo Stefan en voz baja. —. Perdón le hemos causado mucho problemas< en su propia casa —Él miró a cada uno de los alguaciles, con sus ojos

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penetrantes. —. Vete y no vuelvas. Si has buscado en la casa, pero ninguna de las personas que estás buscando está aquí. Crees que más vigilancia no dará nada. Cree que haría más bien al ayudar al< ¿qué era? Oh, sí, el caos en la ciudad de Fell's Church. Nunca vendrá aquí de nuevo. Ahora vuelva a su coche y se van. Elena sintió que los pelos minúsculos en el dorso de su cuello se levantaban. Ella podía sentir el Poder detrás de las palabras de Stefan. Y, como siempre, era satisfactorio ver gente cruel o enojada ser dóciles bajo el poder de Influencia de un vampiro. Estos dos se pararon junto a otros diez segundos inmóviles, y luego simplemente se salieron por la puerta principal. Elena escuchó el sonido del coche del alguacil conduciendo a la distancia y un fuerte sentimiento de alivio se apoderó de ella que casi se derrumbó. Stefan puso sus brazos alrededor de ella, y Elena le abrazó con fuerza, sabiendo que su corazón latía con fuerza. Podía sentirlo en el pecho y en los dedos. Es todo. Todo se hará ahora, Stefan le envió y Elena sintió de pronto algo diferente. Sintió orgullo. Stefan había tomado simplemente el precio y consiguió ahuyentar a los Oficiales. Gracias, envió a Stefan. —Creo que será mejor que Matt salga del sótano. —Añadió. Matt no era feliz. —Gracias por ocultarme, pero ¿sabes cuánto tiempo fue eso? — Exigió a Elena cuando estaban arriba de nuevo. —Y no hay luz, salvo lo que había en esa pequeña esfera estelar. Y no hay sonido, no pude oír nada ahí abajo. ¿Y qué hace? —Extendió el bastón largo, de madera pesada, extrañamente forma, con los extremos de espinas. Elena sintió pánico repentino. —No te cortó, ¿verdad? —Ella lo cogió de las manos de Matt, dejando caer el bastón largo caer al suelo. Pero Matt no parecía tener un solo rasguño. —No soy lo bastante estúpido como para sostenerlo por los extremos —Dijo.

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—Meredith lo hizo, por alguna razón —Dijo Elena. —. Sus manos estaban cubiertas de heridas. Y yo no sé hasta cuanto. —Hago —Dijo Stefan en voz baja. Y cogió el bastón, —. Pero esto es el secreto de Meredith realmente. Quiero decir que es propiedad de Meredith. —añadió a toda prisa cuando todos los ojos se fijaron en él en el secreto de palabra. —Bueno, yo no soy ciego —Dijo Matt a su manera franca y directa, tirando atrás un poco de pelo justo, para poder observar más de cerca la cosa. Levantó sus ojos azules a Elena. —.Yo sé lo que huele, es la verbena. Y sé que esto aparece con toda esta plata y espinas de hierro que sale de extremos afilados. Parece un bastón gigante para el exterminio de toda clase de monstruo Espantosos Hellacious que camina en esta tierra. —Y los vampiros, también —Agregó Elena apresuradamente. Ella sabía que Stefan estaba de un humor divertido y definitivamente no quería ver a Matt, para quien ella todavía se preocupaba mucho, tendido en el suelo con el cráneo aplastado. —. E incluso los seres humanos< creo que estos picos m{s grandes son para inyectar veneno. —¿Veneno? —Matt miró a su propia palma de la mano a toda prisa. —Tú estás bien —Dijo Elena. —. Lo comprobé, y además sería un veneno de acción muy rápida. —Sí, ellos quieres sacarlo fuera de la lucha lo más rápido posible —Dijo Stefan. —. Así que si estás vivo ahora, es muy probable que sigan así. Y ahora, este monstruo Espantoso Hellacious sólo quiere volver a la cama. —Se dio la vuelta para ir al desván. Él debe haber oído a Elena rápido, el inhalado aire involuntariamente, porque se dio la vuelta y ella pudo ver que estaba arrepentido. Tenía los ojos color esmeralda oscuro, triste, pero resplandeciente de Poder no utilizado. Creo que tendremos la mañana siguiente, Elena pensó, un sentimiento placentero de emoción la dominó a través de ella. Ella le apretó la mano a Stefan, y sintió la presión de retorno. Ella podía ver lo que tenía en mente, eran lo suficientemente cercanos y él proyecta con bastante claridad lo que quería< y ella estaba tan ansiosa por subir como él.

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Pero en ese momento, los ojos de Matt estaban terriblemente clavados en el bastón, dijo: —¿Meredith tiene algo que ver con esto? —Nunca debería haber dicho nada al respecto —Dijo Stefan. —, pero si quieres saber más, realmente tienes que preguntárselo a la misma Meredith. Mañana. —Muy bien —Dijo Matt, finalmente parecía entender. Elena estaba muy por delante de él. Un arma como esta< sólo podría ser< para matar todo tipo de monstruos caminando por la tierra. Y Meredith< Meredith que era tan delgada y atlético como una bailarina con un cinturón negro, y ¡oh! ¡Esas lecciones! Las lecciones que Meredith había puesto siempre eran de si las chicas estaban haciendo algo en ese preciso momento, pero que ella siempre se las arreglaba por hacer tiempo para hacerlo. Pero una chica difícilmente podría esperar a llevar un clave alrededor de ella y que nadie más tenía. Además, Meredith había dicho que odiaba jugar, por lo que sus mejores amigas habían dejado eso. Todo era parte de la mística Meredith. ¿Y las clases de equitación? Elena apostaría que algunos de ellos eran auténticos. Meredith quería saber cómo hacer algo una fuga rápida montando algo disponible. Pero si Meredith no estaba practicando un poco de música ligera en el salón, o por un papel en Hollywood Occidental, entonces, ¿qué habría estado haciendo? Entrenando, Elena adivinó. Había una gran cantidad de dojos por ahí, y si Meredith había estado haciendo esto desde que aquel vampira atacó a su abuelo que debe ser bastante bueno. ¿Y cuando hemos luchado contra cosas espeluznantes, cuyos ojos han estado alguna vez en ella, una suave sombra gris que se mantenía en la vista? Una gran cantidad de monstruos probablemente eran noqueados, pero bueno. La única pregunta que había que responder era por qué Meredith no les había mostrado la estaca para los Espantoso monstruo Hellacious o utilizarla en cualquier lucha -contra Klaus- hasta ahora. Y Elena no lo sabía, pero ella puedía preguntarle a Meredith ella misma. Mañana, cuando Meredith se levante. Pero ella confió que esto tenía alguna respuesta simple.

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Elena trató de reprimir un bostezo en camino. ¿Stefan? preguntó ella. ¿Puedes sacarnos de aquí… sin darme la mano… y a tu habitación? —Creo que todos hemos tenido suficiente tensión esta mañana —Dijo Stefan con su propia dulce voz. —. Sra. Flores, Meredith está en la habitación del primer piso< ella se dormir{ probablemente hasta muy tarde. Matt< —Lo sé, lo sé. Yo no sé de dónde salió el horario, pero yo podría hacerlo también mi noche. —Matt mostró un brazo a Stefan. Stefan miró sorprendido. Cariño, nunca se puede tener demasiada sangre, Elena envió, con seriamente y sin rodeos. —Sra. Flores y yo estaré en la cocina. —Dijo ella en voz alta. Cuando estaban allí, la Sra. Flores dijo: —No te olvides de dar las gracias a Stefan por la defender la pensión para mí. —Lo hizo porque es nuestra casa. —Dijo Elena, y volvió a entrar en la sala, donde se encontraba Stefan agradeciendo un lavado a Matt. Y luego la Sra. Flowers llamó a Matt a la cocina y Elena se encontró en un balanceo, ágiles brazos duros y luego ellos fueron ganando altura rápidamente, con la escalera de madera que emite pequeños crujidos y gemidos de protesta. Y por último se encontraban en el cuarto de Stefan y Elena estaba en los brazos de Stefan. No había mejor lugar para estar, o cualquier otra cosa que ellos realmente querían ahora, Elena pensó y levantó su cara cuando Stefan la bajo y ellos comenzaron con un largo y lento beso. Y luego el beso fue fundido, y Elena tuvo que aferrarse a Stefan, quien ya la sostenía con los brazos que podrían haberse roto en granito, pero sólo la apretó exactamente tan fuerte como ella quería.

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Capítulo 13 Traducido por: Nessy77

Elena, dormía tranquilamente con una mano cerrada sobre la mano de Stefan, sabía que estaba teniendo un sueño extraordinario. No, no un sueño, una experiencia extracorporal. Pero no era como sus anteriores experiencias extracorporales, cuando visitó a Stefan en su celda. Ella estaba apenas rozando el aire, con tanta rapidez que no podía distinguir lo que estaba debajo de ella. Ella miró a su alrededor y de repente, para su sorpresa, otra figura apareció a su lado. —Bonnie —dijo, o más bien trató de decir. Pero, por supuesto, no había sonido. Bonnie parecía una versión transparente de sí misma. Como si alguien la hubiera creado al soplar un vidrio, y luego hubiera puesto en ella, apenas el más leve matiz del color de su pelo y ojos. Elena intentó con telepatía. ¿Bonnie? ¡Elena! Oh, ¡Elena, Te extraño mucho! ¡Y a Meredith también! Estoy atrapada aquí, en este agujero. ¿Un agujero? Elena podía oír el pánico en su propia telepatía. Hizo estremecer a Bonnie. No es un agujero real. Una posada, supongo, pero estoy encerrada y sólo me dan de comer dos veces al día y me llevan al baño una vez al… ¡Dios mío! ¿Cómo llegaste ahí? Bueno... Bonnie vaciló. Supongo que fue mi culpa. ¡No importa! ¿Cuánto tiempo has estado allí, exactamente? Um, este es mi segundo día. Creo. Hubo una pausa. A continuación, Elena dijo: Bueno, un par de días en un mal lugar puede parecer una eternidad.

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Bonnie trató de aclarar su situación. Es que estoy tan sola y aburrida. Te echo tanto de menos, ¡y a Meredith! —repitió ella. Yo estaba pensando en ti y Meredith, también, dijo Elena. Pero Meredith está contigo, ¿no? Oh Dios mío, ¿ella cayó también? Bonnie gritó. ¡No, no! Ella no cayó. Elena no podía decidir si decirle a Bonnie sobre Meredith o no. Tal vez no por ahora, pensó. No podía ver hacia dónde estaba corriendo, aunque podía sentir que estaba disminuyendo lentamente. ¿Ves algo? ¡Hey, sí, por debajo de nosotras! ¡Hay un auto! ¿Bajamos? Por supuesto. ¿Podremos tomarnos de las manos? Ellas encontraron que no podían, sólo podían mantenerse más cerca. En un momento ellas bajaron hasta el techo de un auto pequeño. ¡Hey! ¡Es Alaric! dijo Bonnie. Alaric Saltzman estaba comprometido con Meredith -era novio de Meredith-. Él estaba a punto de cumplir veintitrés ahora, y su pelo rubio, y ojos color avellana no habían cambiado desde que Elena le había visto hace casi diez meses. Era un parasicólogo de Duke, haciendo su doctorado. Hemos estado tratando de contactarnos con él por años, dijo Bonnie. Ya lo sé. Tal vez esta es la forma en que se supone que nos contactaríamos con él. ¿Dónde se suponía que iba a estar él? En algún lugar extraño de Japón. Me olvidé del nombre del lugar, pero mira el mapa, en el asiento del pasajero. Ella y Bonnie estaban entremezcladas, sus formas fantasmales pasaron justo a través la una de la otra. Unmei no Shima: La Isla de la Perdición, fue escrito en la parte superior de un esquema de una isla. En el mapa, había una gran X roja, con el título: El Campo de las Vírgenes Castigadas. ¿El qué? Bonnie preguntó indignada. ¿Qué significa eso?

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No lo sé. Pero mira, esta niebla, es niebla real. Y llueve. Y este camino es terrible. Bonnie se elevó. Ooh, tan extraño. La lluvia cae a través de mí. Y no creo que éste sea un camino. Elena dijo, Vuelve y mira esto. No hay otras ciudades en esta isla, sólo un nombre. Dra. Celia Connor, una patóloga forense. ¿Qué es un patólogo forense? Yo creo, dijo Elena, que investiga los asesinatos y las cosas raras. Y desentierra muertos para averiguar por qué murieron. Bonnie se estremeció, Creo que no me gusta mucho todo esto. A mí tampoco, pero mira hacia afuera. Este fue un pueblo una vez, creo. No había casi nada de la aldea. Sólo unas ruinas de edificios de madera que estaban, obviamente, pudriéndose, y algunas estructuras de piedra ennegrecidas y en ruinas. Había un gran edificio con una enorme lona de color amarillo brillante sobre el mismo. Cuando el auto llegó a este edificio, Alaric patinó hasta detenerse, agarró el mapa y una maleta pequeña, y se lanzó a través de la lluvia y el barro para llegar a cubierto. Elena y Bonnie le siguieron. Él se encontró cerca de la entrada con una mujer morena, muy joven, cuyo cabello era corto y liso, alrededor de su cara de duende. Era pequeña, ni siquiera de la altura de Elena. Tenía los ojos bailando con entusiasmo y dientes blancos y parejos hechos para una sonrisa de Hollywood. —¿Dra. Connor?, Dijo Alaric, mirando asombrado. A Meredith no le va a gustar esto, dijo Bonnie. —Sólo Celia, por favor —dijo la mujer, tendiendo en su mano —. Alaric Saltzman, supongo. —Sólo Alaric, por favor < Celia. A Meredith realmente no le va a gustar esto, dijo Elena.

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—Así que tú eres el investigador de espectros —Celia decía debajo de ellas —. Bueno, te necesitamos. Este lugar tiene fantasmas, o lo tenía una vez. No sé si todavía están aquí o no. —Suena interesante. —M{s bien triste y morboso. Raro< triste y morboso. He excavado todo tipo de ruinas, en especial aquellos en los que existe la posibilidad de genocidio. Y te diré: Esta isla es diferente a cualquier lugar que he visto. —dijo Celia. Alaric ya estaba tirando cosas desde su maleta, una gruesa pila de papeles, una pequeña videocámara, un ordenador portátil. Encendió la videocámara, y miró por el visor, a continuación, apoyándolo con algunos de los documentos. Al parecer, tenía a Celia enfocada, cogió el portátil también. Celia miró divertida. —¿Cuántas maneras tienes para tomar información? —Alaric dio unos golpecitos a un lado de su cabeza y la sacudió con tristeza. —Tanto como sea posible. Las neuronas están empezando a fallar —Miró alrededor —. Tú no eres la única aquí, ¿verdad? —Excepto por el portero y el tipo que me transporta de nuevo a Hokkaido, sí. Comenzó como una expedición normal, había catorce de nosotros. Pero uno por uno, han muerto o se han marchado. Ni siquiera puedo volver a enterrar los ejemplares -las chicas- que hemos excavado. —¿Y la gente se fue o murió a causa de la expedición
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—De de un tipo como él, que ha estado en el negocio por casi veinte años, sí. —¿Veinte años? Tal vez fue ataque al corazón, y luego desde la escalera< boom. Alaric hizo un gesto con las manos, dando a entender una caída hacia abajo. —Tal vez esa es la forma en que fue. Puedes ser capaz de explicar todos nuestros pequeños misterios para nosotros —Dijo la mujer elegante con hoyuelos, con el pelo corto como un marimacho. Estaba vestida poco femenina, Elena se dio cuenta: Levi's y una camisa azul y blanco con las mangas enrolladas sobre una camisola blanca. Alaric la miró un poco raro, como si se hubiera dado cuenta de que era culpable de mirar. Bonnie y Elena se miraron por encima de su cabeza. —Pero, ¿qué pasó con todas las personas que vivían en la isla, en primer lugar? ¿Los que construyeron las casas? —Bueno, nunca hubo muchos de ellos en el primer lugar. Supongo que el lugar, incluso puede haber sido llamado la Isla de la Perdición antes de este desastre que mi equipo estaba investigando. Pero por lo que he podido encontrar fue una especie de guerra, una guerra civil, entre los niños y los adultos. Esta vez, cuando Bonnie y Elena se miraron entre sí, sus ojos estaban muy abiertos. Justo como en casa… Bonnie comenzó, pero dijo Elena, Sh. Escucha. —¿Una guerra civil entre los niños y sus padres? —Repitió Alaric lentamente. — Ahora, eso es espeluznante. —Bueno, es un proceso de eliminación. Ya ves, se ven tumbas construidas o simplemente agujeros en el suelo. Y aquí, los habitantes no parecen haber sido invadidos. Ellos no murieron de hambruna o sequía, todavía había abundancia de grano en el granero. No había signos de enfermedad. He llegado a creer que de todos se mataron unos a otros, padres, matando a los niños, niños matando a sus padres. —Pero, ¿cómo lo sabes?

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—¿Ves esta área cuadrada en la periferia del pueblo? —Señaló Celia a una zona en un mapa más grande que el de Alaric —. Eso es lo que llamamos Campo de las Vírgenes Castigadas. Es el único lugar donde se ha construido cuidadosamente tumbas reales, se hicieron antes de que todo se convierta en una guerra. Más tarde, no había tiempo para ataúdes o nadie que le importaran. Hasta ahora hemos excavado veintidós niñas, la mayor en su adolescencia. —Veinte y dos niñas? ¿Todas niñas? —Todas niñas en esta área. Los niños vinieron más tarde, cuando los ataúdes ya no se hacían. No están tan bien conservados, ya que las casas se quemaron o se cayeron, y fueron expuestos a la intemperie. Las chicas fueron cuidadosamente, elaboradamente enterradas, pero las marcas en sus cuerpos indican que fueron sometidas a castigos físicos severos en algún momento cerca de su muerte. Y tenían clavada una estaca en su corazón. Los dedos de Bonnie volaron a sus ojos, como para evitar una terrible visión. Elena miró a Celia y Alaric desconsoladamente. Alaric tragó saliva. —¿Estaban estacadas? —Preguntó con inquietud. —Sí. Ahora sé lo que vas a estar pensando. Sin embargo, Japón no tiene ninguna tradición de vampiros. Zorros Kitsune son, probablemente, el análogo más cercano. Ahora Elena y Bonnie se situaron sobre el mapa. —¿Y los kitsunes beben sangre? —Sólo kitsune. El idioma japonés tiene una manera interesante de expresar plurales. Pero para responder a tu pregunta: no. Son embaucadores legendarios, y un ejemplo de lo que hacen es poseer a las niñas y las mujeres, y conducir a los hombres a la destrucción y así sucesivamente. Pero aquí, bueno, casi se puede leer lo que sucedió, como un libro. —Haces que suene como tal. Pero ninguno que me daría placer leer —dijo Alaric, y los dos sonrieron con tristeza.

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—Así que, para seguir con el libro, parece que esta enfermedad se extendió finalmente a todos los niños de la ciudad. Hubo peleas mortales. Los padres de alguna manera no podían, incluso llegar a los barcos de pesca en las que podrían haber escapado de la isla. Elena< Ya lo sé. Por lo menos Fell's Church no está en una isla. —Y luego está lo que encontramos en el santuario de la ciudad. Puedo mostrarte qué es por lo que Ronald Argyll murió. Ambos se levantaron y se fueron más lejos, hacia el edificio, hasta que Celia se detuvo junto a dos urnas en grandes pedestales, con una cosa horrible entre ellas. Se veía como un vestido, degradado hasta que parecía casi de color blanco puro, sobresaliendo a través de agujeros en la ropa habían huesos. Muy espantoso, un hueso blanqueado y descarnado colgaba desde lo alto de una de las urnas. —En esto es en lo que Ronald estaba trabajando antes de toda esta lluvia llegara — explicó Celia. —, Probablemente fue la última muerte de los habitantes originales y fue un suicidio. —¿Cómo se puede saber eso? —Vamos a ver si puedo conseguir explicarte desde las notas de Ronald... La sacerdotisa aquí no tiene ningún otro daño que causara su muerte. El santuario era un edificio de piedra. Cuando llegamos hasta aquí sólo encontramos un piso, todos los escalones de piedra cayeron de todas las maneras. Por lo tanto Ronald uso la escalera. Se vuelve bastante técnico, pero Ronald Argyll era un gran patólogo forense y yo confío en su lectura de la historia. —¿Cuál es? —Alaric estaba filmando tinajas y huesos con su videocámara. —Alguien, no sabemos quién —hizo un agujero en cada una de las tinajas. Antes de que el caos empiece. Los registros de la ciudad toman nota de ello como un acto de vandalismo, una broma hecha por un niño. Pero mucho tiempo después el agujero se cerró y las tinajas se cerraran herméticamente de nuevo, excepto la de la sacerdotisa que tenía las manos dañadas en la parte superior de la muñeca.

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Con infinito cuidado, Celia levantó la tapa de la tinaja que no tenía ningún hueso colgando de ella, para revelar otro par de huesos bastante largos, un poco menos blanqueados, y con tiras de lo que debe haber sido la ropa en él. Huesos diminutos, dedos tendidos dentro de la tinaja. —Lo que Ronald pensaba era que esta pobre mujer murió mientras realizaba un último acto desesperado. Inteligente, también, si lo ves desde su perspectiva. Ella se cortó las muñecas -se puede ver cómo el tendón está arrugado en la mejor parte conservada del brazo- y luego dejó el contenido completo de su flujo de sangre en la urna. Sabemos que las urnas muestran una fuerte precipitación de sangre en la parte inferior. Ella estaba tratando de atraer algo< o tal vez quería devolver algo dentro, y murió tratando. Y la arcilla que probablemente en sus momentos conscientes había esperado usar, sostiene sus huesos en la tinaja. —¡Whaw! —Alaric corrió la mano por la frente, y se estremeció al mismo tiempo. ¡Toma fotos! Le mandaba Elena mentalmente, con toda su fuerza de voluntad para poder transmitir la orden. Podía ver que Bonnie estaba haciendo lo mismo con los ojos cerrados, los puños apretados. Como si obedeciera sus órdenes, Alaric estaba tomando fotos tan rápido como podía. Cuando terminó, Elena sabía que sin un impulso exterior que no había manera de que él vaya a mandar esas imágenes a Fell's Church hasta que él mismo llegara a la ciudad, e incluso Meredith no sabía cuándo sería eso. Entonces, ¿qué hacemos? Bonnie preguntó Elena, luciendo angustiada. Bueno... mis lágrimas eran reales cuando Stefan estaba en la cárcel. ¿Quieres llorar sobre él? No, Elena, dijo, sin mucha paciencia. Pero parecemos fantasmas, vamos a actuar como ellos. Trata de que soplar en la parte posterior de su cuello. Bonnie lo hizo, y ambos vieron temblar a Alaric, miró a su alrededor, y trajo más cerca su chaqueta.

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—Y ¿qué pasa con las otras muertes en su propia expedición? —Preguntó, contraído, mirando sin rumbo aparente a su alrededor. Celia empezó a hablar pero ni Elena ni Bonnie estaban escuchando. Bonnie siguió soplando sobre Alarico desde diferentes direcciones, tratando de llevarlo a la única ventana en el edificio que no se hizo añicos. Donde Elena había escrito con su dedo en el frío y oscuro vidrio. Una vez que ella sabía que Alaric estaba mirando en esa dirección, ella sopló su aliento a través de la oración: ¡envía a todas las fotos de las tinajas a Meredith, ahora mismo! Cada vez que Alaric se acercaba a la ventana, respiraba en el vidrio para volver a mostrar las palabras. Y al fin lo vio. Saltó unos pasos hacia atrás. Luego, lentamente, caminó de nuevo a la ventana. Elena actualizaba la escritura para él. Esta vez, en lugar de saltar, él simplemente se pasó una mano sobre los ojos y poco a poco se asomó de nuevo. —Hey, Señor Cazador de espectros —dijo Celia. —¿Estás bien? —No sé —admitió Alaric. Se pasó la mano sobre los ojos de nuevo, como Celia estaba viniendo, Elena no respiró por la ventana. —Me pareció ver un< un mensaje para enviar copias de las fotos de estos recipientes a Meredith. Celia alzó una ceja. —¿Quién es Meredith? —Oh. Ella, ella es una de mis ex alumnas. Supongo que esto sería de su interés. Miró a la cámara de vídeo. —¿Los huesos y las urnas? —Bueno, ya te interesabas en ellos cuando eras muy joven, si tu reputación es correcta. —Oh, sí. Me encantaba ver la descomposición de aves muertas, o encontrar los huesos y tratar de averiguar a qué animales pertenecían —dijo Celia, haciendo

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hoyuelos otra vez. —. Desde la edad de seis años. No era como la mayoría de las niñas. —Bueno, tampoco lo es Meredith. —dijo Alaric. Elena y Bonnie se estaban mirando una a la otra seriamente ahora. Alaric había dado a entender que Meredith era especial, pero no lo había dicho, y tampoco había mencionado su compromiso. Celia se acercó. —¿Vas a enviar las fotos? Alaric se echó a reír. —Bueno, con este ambiente y todo lo pasado< No lo sé. Puede ser que sólo haya sido mi imaginación. Celia dio la vuelta justo cuando llegó hasta él, y Elena sopló una vez más en el mensaje. Alaric bajó las manos en un gesto de rendición. —No creo que la Isla de la Perdición tenga cobertura por satélite. —Dijo sin poder hacer nada. —No —Dijo Celia. —. Pero el transporte está de vuelta en un día, y entonces puedes enviarlas imágenes, si realmente lo quieres hacer. —Creo que será mejor que lo haga. —Dijo Alaric. Elena y Bonnie estaban mirándolo, una en cada lado. Pero eso fue cuando los párpados de Elena comenzaron a caer. Oh, Bonnie, lo siento. Quería hablar contigo después de esto, y asegurarme de que estás bien. Pero me estoy cayendo... no puedo... Se las arregló para apalancar los párpados abiertos. Bonnie estaba en posición fetal, profundamente dormida. Ten cuidado, le susurró Elena, ni siquiera segura de que lo estaba susurrando. Y como ella se alejó flotando, ella estaba consciente de Celia y de la forma en que Alaric estaba hablando con esta hermosa mujer, de sólo un año más o menos mayor que él. Sintió un miedo distinto por Meredith, encima de todo lo demás.

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Capítulo 14 Traducido por: Stefita

A la mañana siguiente, Elena se dio cuenta de que Meredith seguía pálida y lánguida y sus ojos evitaban la mirada de Stefan si este la miraba. Pero era tiempo de crisis y tan pronto como lo platos del desayuno estuvieron limpios, Elena llamo a todos a una reunión en la sala. Allí, ella y Stefan explicaron que Meredith se había perdido durante la visita de los oficiales. Meredith sonrió débilmente cuando Elena dijo cómo Stefan los había echado como perros callejeros. Después Elena conto la historia de ‚la experiencia fuera de su cuerpo‛, se podía rescatar al menos una cosa, Bonnie estaba viva y realmente bien. Meredith se mordió un poco el labio cuando la Sra. Flowers dijo esto, porque solo le daban ganas de ir y sacar a Bonnie de las Dimensiones Oscuras personalmente. Pero por otro lado, Meredith quería quedarse y esperar por las imágenes de Aralic, si era que eso salvaría a Fell´s Church. Nadie en la pensión podía cuestionar lo que había ocurrido en la Isla de la perdición. Estaba ocurriendo aquí, en la otra punta del mundo. Ya una pareja de padres de Fell´s Church habían tenido que dejar que llevaran a sus hijos lejos por el Departamento de Virginia de Protección infantil. Los castigos y las represalias habían comenzado. ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que Shinichi y Misao hubieran convertido a todos los niños en armas letales, o cuantos habían perdido ya, que ya lo habían convertido? ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que algún padre histérico mate a un niño? El grupo se sentó en la sala, discutió e hizo planes, en el final decidieron hacer frascos idénticos a los que Elena y Bonnie habían visto y oraron para que se pudiera reproducir la escritura. Esos frascos, y de esto ellos estaban seguros, fueron los medios por los que Shinichi y Misao fueron originalmente separados del resto de la Tierra. Por lo tanto Shinichi y Misao habían estado una vez metidos dentro de estos

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estrechos frascos pero, ¿El grupo de Elena sabia ahora que podían volverlos allí adentro otra vez? El poder, decidieron. Solo una gran cantidad de poder era tan irresistible como para que los gemelos Kitsume no pudieran rechazarla. Por esa razón la sacerdotisa había intentado atraerlos otra vez con su propia sangre. Ahora, eso significaba o una esfera estelar llena o sangre de un extraordinariamente poderoso vampiro, o dos vampiros o tres< Todos están sobrios, pensado en esto. Ellos no sabían cuánta sangre necesitarían pero Elena temía que fuera más de lo que se podía dar el lujo de perder. Estaba segura de que había sido más de lo que la sacerdotisa había podido permitirse. Y luego un silencio que solo Meredith pudo llenar. —Estoy segura de que todos ustedes han estado preguntándose esto —dijo, produciendo un arma de la nada, según Elena podía notar, ¿cómo hacia eso?, se pregunto, no lo tenía consigo y luego, si. Todos miraban en la luz brillante del sol el arma elegante y bella. —Quien quiera que lo haya hecho —Dijo Matt —, tuvo una imaginación retorcida. —Fue uno de mis ancestros —Dijo Meredith. —. Y no contestare eso. —Yo tengo una pregunta —Dijo Elena. —: Si la tuvieras desde el comienzo de tu entrenamiento, si estuvieras en ese tipo de mundo, ¿habrías matado a Stefan?, ¿habrías intentado matarme a mi cuando me convertí en un vampiro? —Me gustaría tener una buena respuesta para eso —Dijo Meredith, sus oscuros ojos grises palidecieron. —. Pero no la tengo, tengo pesadillas con eso, pero ¿cómo puedo decir qué habría hecho si fuera una persona diferente? —Yo no te estoy preguntando eso, te estoy preguntando, siendo la persona que eres, si tuvieras el entrenamiento< —La formación es el lavado del cerebro —dijo Meredith con rudeza, su supuesta fachada parecía estar a punto de romperse.

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—Ok, olvida eso, ¿habrías intentado matar a Stefan, habrías sido capaz de esas cosas? —Eso es llamado ‚etapa de una lucha‛ y nosotros, somos llamados, personas como mi familia, excepto mis padres, cazadores-asesinos. Hubo una especie de grito ahogado alrededor de la mesa, la Sra. Flowers sirvió mas te a base de hiervas a Meredith de la tetera puesta en un salvamanteles. —Cazadores-asesinos —repitió Matt con cierto deleite. No era difícil decir en quien estaba pensando. —Tú puedes llamarnos de una u otra manera —Dijo Meredith. —. He escuchado que al oeste los llaman los cazadores-asesinos pero sin embargo nos aferramos a la tradición aquí. De pronto Elena se sintió como una niña perdida. Esa era Meredith, su hermana mayor Meredith, diciendo todo eso, la voz de Elena era casi suplicante. —Pero ni siquiera se lo dijiste a Stefan. —No, no lo hice y no, no pensé que podría tener el coraje de matar a nadie, a menos que me hubieran lavado el cerebro, pero yo sabía que Stefan te amaba, sabía que él nunca te convertiría en un vampiro, el problema fue que no sabía sobre Damon, no sabía que estaba jugando tanto, no pensé que alguien lo supiera. La voz de Meredith sonaba angustiada también. —Excepto por mi —dijo Elena ruborizada con una media sonrisa. —no parece tan triste, Meredith, todo salió bien. —¿Tu llamas a tener que dejar a tu familia y tu pueblo porque todos saben que estas muerta, salir bien? —Sí —respondió Elena desesperadamente —, si eso significaba que iba a estar con Stefan —hizo su mejor esfuerzo por no pensar en Damon. Meredith la miro fijamente por un momento, luego puso su cara en sus manos.

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—¿Tu se los dirás, o deberé hacerlo yo? —Le pregunto, dirigiéndose hacia Stefan. Stefan se sobresalto. —¿Tu lo recuerdas? —Probablemente como tú, lo obtuve de mi mente, partes y piezas hay cosas que no quiero recordar. —Está bien —ahora Stefan parcia más aliviado y Elena sintió miedo, ¿Stefan y Meredith tenían un secreto juntos? —Todos sabemos que Klaus hizo por lo menos dos visitas a Fell´s Church, sabemos que el fue, completamente malvado, y que en la segunda visita planeo ser un asesino serial, el mato a Sue Carson y a Vickie Bennett. Elena interrumpió quieta. —O al menos el ayudo a Tyler Smallwood a matar a Sue, de ese modo, Tyler pudo ser iniciado como un hombre lobo y luego de eso, Tyler dejo embazada a Caroline. Matt se aclaro la garganta como si algo le sucediera. —Oh, ¿Caroline tiene que matar a alguien para ser un hombre lobo por completo también? —No creo —dijo Elena. —, Stefan dijo que teniendo una camada de hombres lobo después es suficiente, Caroline será un hombre lobo completo cuando tenga sus gemelos pero probablemente comenzara el cambio involuntariamente antes de eso, ¿correcto? Stefan asintió con la cabeza —Correcto pero regresando a Klaus, ¿Qué se supone que hizo en su primera visita? El ataco sin matar, a un viejo hombre que era un completo cazador-asesino. —Mi abuelo —Largo Meredith. —Y se perdió supuestamente con la mente de la abuela de Meredith de tal forma que este viejo hombre trato de matar a su esposa y a su nieta de tres años, entonces ¿Qué está mal de esta imagen?

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Elena estaba realmente asustada ahora, no quería escuchar lo que fuera que estuviera por venir, pudo saborear la bilis y se alegraba de haber probado solo unas tostadas en el desayuno, si solo hubiera una persona por la cual preocuparse, como Bonnie, se sentiría mejor. —Me rindo, ¿entonces qué es lo que está mal? —Dijo Matt bruscamente. Meredith se interno en su distancia otra vez. Finalmente Stefan dijo: —A riesgo de sonar como una mala telenovela< Meredith tuvo o tiene un hermano mellizo. Un silencio mortal cayó sobre el grupo en la sala. Incluso ni la mamá de la Sra. Flowers dijo una palabra. —¿Tuvo o tiene? —Dijo finalmente Matt quebrando el silencio. —¿Cómo podemos saberlo? —Dijo Stefan, —Pudieron haberlo matado, imagínate a Meredith teniendo que ver eso o pudo haber sido raptado, para ser muerto un tiempo después o convertirse en un vampiro. —¿Y realmente piensas que tus padres no te lo hubieran dicho? —Dijo Matt. —¿o tratarían de hacerte olvidar? Cuando tenías ya, ¿Cuántos? ¿Tres años? La Sra. Flowers que no había mencionado ni una sola palabra dijo de pronto. — Querida Meredith, quizás tú misma decidiste bloquear tu mente de esos recuerdos, con un chico de tres es difícil de decir, si ellos nunca tuvieron una ayuda profesional —Ella apuntaba la pregunta hacia Meredith. Meredith negó con la cabeza. —En contra del código —Dijo. —quiero decir, estrictamente hablando, no debería haber dicho esto a nadie de ustedes y especialmente no a Stefan, pero no pude soportarlo más, teniendo tan buenos amigos y constantemente tener que engañarlos. Elena se acerco y abrazo a Meredith fuertemente. —Entendemos —Dijo. —, no sé que puede suceder en el futuro si decides ser una cazadora activa< —Puedo prometerte que mis amigos no estará en mi lista de víctimas —Dijo

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Meredith, —. De todos modos —agrego. —Shinichi sabe, que soy de las que guarda un secreto de mis amigos por el resto de mi vida. —No por tanto tiempo —Dijo Elena y la abrazo otra vez. —Al menos ya no hay más secretos —Dijo la Sra. Flowers gentilmente y Elena la miro bruscamente, nada era más simple y Shinichi hizo y tiró un puñado de predicciones. Entonces vio la mirada en los ojos suaves y azules de la anciana, y ella sabía que lo correcto era importante, entonces no era verdad o mentira o incluso cálculos se trataba simplemente de la confortante Meridith, miro a Stefan sin dejar de abrazar a Meredith y vio exactamente la misma mirada en sus ojos. Y eso, la hizo sentir mejor de alguna manera porque si era verdad, ‚sin secretos‛, entonces ella tendría que averiguar sus sentimientos acerca de Damon y estaba más asustada de eso que de hacerle frente a Shinichi, lo que decía mucho, realmente. —Al menos tenemos una rueda de alfarero< en alguna parte —Dijo la Sra. Flowers. —, y un horno en la parte trasera, aunque ha crecido sobre Devil´s Shoestring, solía hacer macetas para afuera de la pensión, pero los niños llegaron y las destrozaron, Creo que podría hacer una urna como las que viste si puedes dibujar una para mí pero quizás deberíamos esperar por las imágenes del Sr. Saltzman. Matt estaba musitando algo a Stefan, Elena no pudo distinguir lo que decían hasta que escucho a Stefan en su mente. El dice que Damon le dijo una vez que esta casa es como una reunión de intercambio y que puedes encontrar cualquier cosa aquí si miras lo suficiente. ¡Damon no dijo eso! creo que la Sra. Flowers lo dijo antes, y luego lo desparramo. respondió Elena mentalmente. —Cuando tengamos las imágenes —Dijo bruscamente la Sra. Flowers. —, podremos obtener las mujeres Saitou para traducir las escrituras. Finalmente Meredith se despego de Elena. —Y hasta entonces podemos rezar para

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que Bonnie no se meta en ningún problema —Dijo y su voz y su cara se compusieron otra vez. —. Yo empiezo ahora.

********** Bonnie estaba segura de que podía mantenerse fuera de cualquier problema. Ella había tenido ese extraño sueño, aquel acerca del vertimiento sobre su cuerpo y yendo con Elena a la Isla de la perdición, afortunadamente debió ser similar a una real experiencia de salida del cuerpo y no algo en lo que tuviera que encontrar el significado, eso no significaba que estuviera condenada o algo por el estilo. Además, ella había pensado en dormir otra noche más en esta habitación café, Damon tenía que venir y sacarla de allí rápido, pero no antes de que tuviera una ciruela de azúcar o dos. Si, ella había tenido una muestra de uno en la historia la noche pasada, pero Marit era tan buena chica que había esperado hasta la cena para tener más. La cena se obtuvo en la siguiente historia acerca de los cubos de basura, en la que se había sumido esta mañana pero eso contenía el horror de la pequeña Marit, degustando su muestra de hígado crudo de primera mano, recién llegado de la caza. Bonnie había retirado a toda prisa la pequeña esfera estelar fuera del templo y tuvo que determinar no hacer nada que pudiera posiblemente ponerla dentro del rango de la caza humana. Pero entonces, compulsivamente, había contado su dinero, tenía dinero suficiente, sabía dónde estaba la tienda, y eso significaba< ¡compras! Cuando entro al baño se las arreglo para entrar en conversaciones con el chico que usualmente la llevaba hacia la letrina de afuera. Esta vez le hizo sonrojarse tanto y tirar tanto de su oreja que cuando ella le rogo que le diera la llave se la dio y la dejo que se fuera por su cuenta, no era como si no conociera el camino, el tuvo que ceder y dejarla ir, preguntándose por qué iba tan de prisa. Llevaba mucha prisa, cruzando la calle y una vez dentro de una pequeña tienda, que olía como la fusión del dulce azúcar, un caramelo que saco con la mano y otros deliciosos olores que ella hubiera adivinado donde estaban con los ojos vendados.

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También sabía lo que quería, podía imaginarlo desde la historia y de una muestra que Marit había tenido. Una ciruela de azúcar era redonda como una ciruela real, ella probó dátiles, almendras, especias y miel, y ahí quizás había habido algunas pastas también. Debería costar cinco sólidos, según la historia pero Bonnie tomo quince pequeñas monedas de cobre en caso de una emergencia en la cafetería. Una vez adentro, Bonnie miro con recelo a su alrededor, había muchos clientes en la tienda, quizás seis o siete, un niña de pelo castaño llevaba puesto un saco justo como Bonnie y lucia exhausta, repentinamente, Bonnie avanzo hacia ella y presiono cinco de sus monedas de cobre sobre la mano agrietada de la niña pensando, allí, que ahora ella podía tomar una ciruela de azúcar justo como ella había hecho, creyendo que podía levantarle el ánimo, y lo hizo, la chica le dedico una especie de sonrisa que la Madre Dubstin deba a menudo a Marit cuando hacia algo adorable. ¿Me pregunto si debo hablar con ella? —Se ve bastante ocupado —susurro esquivando la cabeza. La chica le devolvió el susurro. —Ha estado, todo el día de ayer me quede esperanzada pero al menos un noble vino, como el ultimo que quedaba. —¿Quieres decir que tuviste que esperar a que la tienda estuviera vacía para
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Bonnie se sintió ofendida, le había dado a Kelta una ciruela de azúcar, o el precio de una y ahora la niña se reía de ella. —Lo siento —Dijo Kelta cuando su alegría se calmo. —. Pero, ¿no crees que es gracioso ahora que todas las chicas se están cambiando el nombre a Alianas y Mardeths y Bonnas?, algunas esclavos están incluso siendo permitidos a hacerlo. —Pero, ¿por qué? —Susurro Bonnie con tal desconcierto obvio y real que Kelta dijo. —¿Por qué?, para encajar en la historia, por supuesto, para ser nombrados después de que unos mataron a la vieja Bloddeuwedd mientras ella estaba en el tropel en la ciudad. —¿Y es para tanto? —¿Realmente no lo sabes? después de que la mataron todo su dinero fue hacia el sector donde vivía y ahí había suficiente como para tener unas vacaciones, de ahí es de donde yo vengo y solía estar asustada cuando era enviada con un mensaje o algo después de la noche porque ella podría estar encima de ti y tu nunca lo sabrías, hasta< —Kelta puso todo su dinero en el monedero y ahora hacia pantomimas de garras con su inocente mano. —Pero tu realmente eres Bonna —Dijo Kelta con un destello de dientes blancos en su piel oscura. —, o eso es lo que has dicho. —Si —dijo Bonnie sintiéndose vagamente triste. —Yo soy Bonna, ¡Esta todo bien! —un instante después se animo —¡la tienda está vacía! —¡Lo está, tu eres una Bonna con buena suerte, he estado esperando por dos días! Se acerco al mostrador con una falta de temor que era muy alentadora para Bonnie, entonces ella pregunto por algo llamado ‚jalea de sangre‛, que para Bonnie lucia como una pequeña gelatina de fresa, con algo oscuro en lo más profundo. Kelta sonrió a Bonnie desde debajo de la cortina de su tiempo, sin peinar su pelo y se fue. El hombre que dirigía la confitería se quedo mirando esperanzadamente la puerta, claramente esperando personas libres, un noble vendría, nadie lo hizo y por fin se volvió hacia Boonie.

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—¿Y qué es lo que quieres? —le demando él. —Solo una ciruela de azúcar por favor —Bonnie trato fuertemente de que no se le quebrase la voz. El hombre estaba aburrido. —Muéstrame tu pase —le dijo irritablemente. Era tal punto que Bonnie de pronto sabía que todo iba a estar terriblemente mal. —Vamos, vamos, lárgalo —aun mirando sus libros, el hombre hizo sonar sus dedos. Mientras tanto, Bonnie se pasaba una mano sobre la tela de su saco, en la que sabía perfectamente bien que había un monedero, y ciertamente no había un pase. —Pero pensé que no necesitaba uno, excepto para cruzar los sectores —balbuceo finalmente. El hombre se inclino sobre el mostrador. —Entonces muéstrame tu pase libre — Dijo y Bonnie hizo la única cosa en la que pudo pensar, se dio la vuelta y corrió, pero antes de que pudiera llegar a la puerta sintió un dolor repentino y punzante en la espalda y entonces todo se volvió borroso y ella nunca supo cuándo cayó al suelo.

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Capítulo 15 Traducido por: Ginny

Bonnie despertó lentamente, surgiendo desde algún lugar oscuro. Entonces ella deseó no haberlo hecho. Estaba en el exterior, solamente había bloques de edificios en el horizonte donde el sol siempre brillaba. A su alrededor había muchas otras chicas, todas probablemente de su misma edad. Eso era desconcertante, en primer lugar. Si cogieras de la calle una muestra al azar de mujeres habría niñas pequeñas llorando por sus madres, y también habría mujeres de cierta edad cuidando de ellas. Puede que hubiera también unas cuantas ancianas. Este lugar parecía m{s como<
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Y entonces, inesperadamente, todo el disturbio telepático se desvaneció. Bonnie fue capaz de concentrar sus ojos en una chica rubia, un poco mayor que ella y cerca de diez centímetros más alta. —Dije, ¿Qué si estás bien? —repitió la chica, obviamente había estado diciendo esto durante algún tiempo. —Sí —dijo Bonnie automáticamente. ¡No! Pensó Bonnie. —Puede que quieras estar preparada para moverte. Han hecho sonar el primer silbido porque es hora de cenar, pero parecías no enterarte, así que esperé al segundo silbido. ¿Qué debo decir? Gracias pareció más rápido. —Gracias —dijo Bonnie. Luego su boca reaccionó por sí misma. —¿Dónde estoy? La chica rubia pareció sorprendida. —En el almacén de esclavos fugitivos, por supuesto. Bueno, eso era todo. —Pero yo no huí —protestó. —. Yo iba a volver después de conseguir un pastel. —No sé nada acerca de eso. Yo estaba intentando huir, pero me alcanzaron —La chica cerró el puño dentro de su mano abierta —. Sabía que no debería haber confiado en ese transportista de basura. Me llevó directa a las autoridades, me encandiló y no tuve ni idea. —¿Quieres decir que tenias las cortinas de basura bajadas
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Bonnie se dejó llevar por unas escaleras sucias y entró a una cafetería sucia. La chica rubia, que pareció arrepentirse de ser la cuidadora de Bonnie, le sujetó una bandeja, y la instó a seguir adelante. Bonnie no hizo ninguna elección en lo que tener, ni siquiera en el cuenco de fideos que se retorcían delicadamente, pero se las ingenió para raptar un trozo de pan extra al final. ¡Damon! Nadie le estaba diciendo que no pudiera enviar un mensaje, así que ella siguió haciéndolo. Si estaba siendo castigada, pensó con actitud desafiante, ella sería castigada por intentar salir de aquí. ¡Damon, estoy en un almacén de esclavos! ¡Ayúdame! La rubia Eren agarró una cuchara dentada, y Bonnie también lo hizo. No había cuchillos. Había delgadas servilletas, con las que Bonnie se sintió aliviada, porque ese era el lugar donde los Fideos Retorcidos iban a terminar. Sin Eren, Bonnie nunca habría encontrado un lugar en la mesa, la cual estaba abarrotada de chicas jóvenes comiendo. ‚Dejad sitio, dejad sitio‛ continuó diciendo Eren, hasta que hubo lugar para Bonnie y ella. La cena fue un test de la valentía de Bonnie, y también de cómo de alto ella podía gritar. —¿Por qué estás haciendo todo esto por mí? —gritó en la oreja de Eren, cuando una pausa en la ensordecedora conversación le dio ocasión. —Oh, bueno, eres pelirroja y además, me pusiste en la mente el mensaje de Alliana, sabes. Para la verdadera Bonny. —Lo pronunció de una manera extraña, como tragándose la Y, pero al menos no dijo Bonna. —¿Cuál de ellos? ¿Quiero decir, qué mensaje? —chilló Bonnie. Eren le lanzó una mirada de esta bromeando. —Ayuda cuando puedas, refúgiate cuando tengas una habitación, dirige cuando sepas a dónde ir —dijo en un cantico impaciente, luego miró con desilusión y añadió, —. Y se paciente con la lentitud. — Atacó su comida con aire de haber dicho todo lo que tenía que decir. Oh, Dios, pensó Bonnie. Realmente alguien ha cogido la esfera y se ha ido con ella. Elena nunca había dicho nada de estas cosas.

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Sí, pero< pero quizá ella las había vivido, pensó Bonnie, un cosquilleo recorrió todo su cuerpo. Y tal vez alguien la hubiera visto y fabricado las palabras. Por ejemplo, ese chico de apariencia de loco al que le había dado su anillo o brazalete o algo. Ella había regalado también sus pendientes a la gente con señales. Señales que decían: POESÍA PARA ALIMENTO. El resto de la cena fue una cuestión de recoger comida con la cuchara dentada y no mirar lo que era, masticarlo una vez, y entonces decidir si lo escupía dentro de su servilleta todavía retorcida, o lo intentaba tragar sin saborearlo. Después las chicas se dirigieron a otro edificio, que estaba lleno de camastros, más pequeños y de aspecto no tan confortable como en la posada de Bonnie. Ahora estaba aterrorizada por haber dejado aquella habitación. Allí ella hubiera tenido seguridad, hubiera tenido comida que pudiera realmente comer, hubiera tenido entretenimiento -incluso los Dustbins* estaban vestidos de un brillo dorado ahora en su recuerdo- hubiera tenido la oportunidad de que Damon la encontrara. Aquí ella no tenía nada. Pero Eren parecía tener alguna clase de influencia magnética sobre las chicas de alrededor, o también eran todas Aliana-itas, porque cuando gritó —¿Dónde hay un camastro? Tengo una chica nueva en mi habitación. ¿Creen que ella va a dormir en el suelo? —Y en algún momento, un polvoriento camastro fue transportado de mano en mano hasta la ‚habitación‛ de Eren, un grupo de camastros todos desplegados con las cabezas juntas en el medio. En intercambio, Eren le devolvió la retorcida servilleta que Bonnie le había dado, —Comparte y comparte del mismo modo —dijo ella firmemente, y Bonnie se preguntó si Aliana había dicho eso, también. Un silbido agudo. —Diez minutos para apagar las luces —una voz ronca gritó. —. Cada chica que no esté en su camastro en diez minutos será castigada. Mañana la sección C subirá. —¡Genial! Vamos a estar sordos y sangrando por los oídos antes de que seamos vendidos —Eren dijo entre dientes. —¿Antes de que seamos vendidos? —repitió estúpidamente Bonnie, aun sabiendo lo que ocurriría desde el primer momento que ella reconoció el lugar como un almacén para esclavos.

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Eren se giró y escupió. —Sí —dijo. —, así que puedes tener otra crisis nerviosa más y luego terminó. Solo dos por cliente, y para mañana podrías desear haberte guardado una de ellas. —No voy a tener una crisis nerviosa —dijo Bonnie, con todo el valor que pudo infundir. —, iba a preguntar cómo vamos a ser vendidos. ¿Será en uno de esos horribles lugares públicos, donde tienes que ponerte de pie justo delante de toda una multitud para ser subastada? —Sí, eso es lo que harán con la mayoría de nosotros —una chica joven, que había estado llorando silenciosamente durante la cena y a la hora de arreglar el camastro, habló en una voz suave. —, pero los que escojan como artículos especiales tendrán que esperar. Nos darán un baño y ropas especiales, pero solo para parecer más presentables antes los clientes. Así los clientes pueden inspeccionarte más de cerca. —Ella se estremeció. —Estás asustando a la chica nueva, Mouse —la regañó Eren, —. La llamamos Mouse, porque está siempre tan asustada. —dijo a Bonnie. Bonnie silenciosamente gritó, ¡Damon!

********** Damon estaba engalanado con su nuevo uniforme de capitán de la guardia. Era agradable, estar vestido todo de negro, con mangas de un negro más luminoso (incluso Damon reconoció la necesidad de contraste). Tenía una capa. Y él era un vampiro completo otra vez, tan poderoso y prestigioso como nunca pudiera haber imaginado. Durante un momento simplemente se deleitó con el sentimiento de un trabajo bien hecho. Entonces flexionó sus músculos vampíricos más fuertemente, instando a Jessalyn, que estaba escaleras arriba, a caer en un sueño más profundo, mientras él enviaba racimos de Poder por toda la Dimensión Oscura, sondeando lo que estaba sucediendo en los diferentes distritos. Jessalyn< ahora había un problema. Damon tuvo el presentimiento de que debería haberle dejado una nota o algo, pero no estaba seguro de que decir.

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¿Qué podía decirle? ¿Qué se había marchado? Ella vería eso por sí misma. ¿Qué lo sentía? Bueno, obviamente él no lo sentía tanto como para decidir quedarse. ¿Qué tenía negocios que atender en otro lugar? Espera. Eso de hecho podría haber funcionado. Podía decirle que necesitaba revisar el progreso en su territorio y que si se quedaba aquí en el castillo dudaba que alguna vez ese asunto se pudiera resolver. Podía decirle que volvería< pronto. Lo más pronto posible. Probablemente. Damon presionó su lengua contra un canino y sintió rápidamente la gratificante forma afilada y longitud. Realmente quería probar estos programas legendarios de Black Ops contra vampiros. Quería cazar, y punto. Por supuesto, había tanto vino Black Magic por el lugar que cuando detuvo a un sirviente y le pidió más, el sirviente le trajo una botella de litro y medio. Damon había estado teniendo alimentadores cada tanto tiempo, pero lo que realmente quería era ir de caza. Y no cazar un humano y mucho menos un animal, apenas parecía justo vagar por las calles con la posibilidad de que hubiera una noble joven para llegar a conocer mejor. Fue en ese momento cuando recordó a Bonnie. En cuestión de tres minutos tenía todo lo que necesitaba para empaquetar, incluyendo la entrega anual de docenas de rosas a la princesa en su nombre. Jessalyn le había dado una muy buena asignación monetaria, y le había adelantado ya la del mes siguiente. En cuestión de cinco minutos estaba volando, aunque esos fueran unos malísimos modales, y entrando en el distrito del mercado. En cuestión de quince minutos tenía sus manos alrededor del cuello de la casera, a la cual había pagado muy bien para asegurarse exactamente de que no ocurriera lo que había sucedido. En cuestión de dieciséis minutos, la casera estaba ofreciéndole forzadamente la vida de su joven y no muy inteligente esclavo como recompensa. Todavía llevaba su uniforme de capitán de la guardia. Podía tener al chico para matarlo, torturarlo, o lo que fuera< podía tener el dinero de vuelta<

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—No quiero tu mugriento esclavo —gruñó. —¡Quiero de vuelta a la mía! Ella es valiosa< —Aquí hizo una pausa, intentando calcular cuantas chicas normales valía Bonnie. ¿Un ciento? ¿Mil? —Ella vale infinitamente m{s< —comenzó a decir, cuando la dueña lo sorprendió interrumpiéndole. —¿Por qué entonces la dejaste abandonada en un vertedero como éste? —dijo. — Oh, sí, sé cómo son mis propios alojamientos. Si ella era tan condenadamente valiosa, ¿por qué la dejarías aquí? ¿Por qué la había dejado en este lugar? Damon no podía pensar ahora mismo. Él había entrado en pánico, medio fuera de su mente -eso era lo que ser humano le había hecho. Había estado pensando tan sólo en sí mismo, mientras que la pequeña Bonnie- la frágil Bonnie, su pequeño cardenal, había estado callada en aquel mugriento lugar. No quería seguir pensando sobre eso. Le hacía sentir un calor abrasador y un frío glacial al mismo tiempo. Exigió hacer una búsqueda por todos los edificios del vecindario. Alguien había tenido que ver algo.

********** Bonnie había sido despertada demasiado temprano y separada de Eren y Mouse. Inmediatamente tuvo el impulso de perder el control, y tener una crisis nerviosa al mismo tiempo. Estaba temblando. ¡Damon! ¡Ayúdame! Entonces vio a una chica que no parecía poder levantarse de su camastro y vio a una mujer con brazos como los de un hombre que se acercaba con una barra de ceniza blanca para administrar el castigo. Y entonces algo pareció quedarse en blanco en la mente de Bonnie. Elena o Meredith podían haber intentado detener a la mujer, aunque esta enorme máquina las atrapara, pero Bonnie no podía. La única cosa que podía hacer era intentar no tener una crisis de ansiedad. Tenía una canción atascada en su cabeza, ni siquiera le gustaba esa canción, pero se la repetía sin parar una y otra vez al igual que las esclavas de su alrededor estaban deshumanizadas, averiadas de forma mecánica, pero limpias, cuerpos sin mente.

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Bonnie estaba siendo aseada despiadadamente por dos mujeres musculadas cuya vida entera sin duda había consistido en limpiar vigorosamente y convertir a chicas de la calle en impecables rosas -al menos por una noche. Pero finalmente sus protestas condujeron a las mujeres a mirarla- con su clara y casi translúcida piel frotada salvajemente, y concentradas sin embargo en lavar su cabello, que se sintió como si estuviera siendo arrancado de raíz. Al final, a pesar de todo, terminaron y le dieron una toalla aceptable para secarse. Lo siguiente, en que se fijó fue en una cadena de montaje gigante, había mujeres más amables y rechonchas que quitaban las toallas y procedían a ponerla en un sillón para masajearla con aceite. Justo cuando empezó a sentirse mejor fue levantada rápidamente para eliminarle el aceite, pero el líquido ya había penetrado en su piel. Entonces las mujeres que aparecieron le tomaron las medidas y dijeron en voz alta los números que obtuvieron, y en ese mismo momento Bonnie fue dirigida a la sección de vestuario, tres vestidos estaban esperándola en una barra. Había uno negro, uno verde y uno gris. Elegiré el verde por supuesto porque hace juego con mi pelo, pensó Bonnie con la mirada perdida, pero después de que se hubiera probado los tres, una mujer se llevó el verde y el gris, dejando a Bonnie en un pequeño vestido negro, pomposo, sin tirantes, con un brillante toque de un material blanco en el cuello. Lo siguiente era una enorme y salubre sala, donde su vestido fue cuidadosamente cubierto con una bata de papel blanco para mantenerlo limpio. Fue llevada a una silla con un secador de pelo y elementos básicos de maquillaje, que una mujer con camisa blanca usó para poner demasiado en la cara de Bonnie. Entonces el secador de pelo se balanceó sobre su cabeza, y Bonnie, con un pañuelo de papel robado, se quitó tanto maquillaje como pudo. No quería verse bien, no quería ser vendida. Cuando acabó tenía párpados plateados, un toque de colorete, y un aterciopelado lápiz de labios rosa-rojo que no podría quitarse. Después de eso sólo se sentó y revisó con los dedos su cabello hasta que estuvo seco, lo cual anunció la vieja máquina con un sonido metálico. La siguiente parada fue un poco como el día después de Acción de Gracias en una gran zapatería. Las chicas más fuertes o más decididas se dirigieron a arrancar los zapatos a sus hermanas más débiles y dejándolas atascadas sobre un pie, solamente para empezar el proceso otra vez al siguiente minuto. Bonnie estaba de

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suerte. Vio un diminuto zapato negro que tenía un delicado lazo plateado que bajaba hasta la suela, mantuvo su mirada en él mientras pasaba de chica en chica hasta que alguien lo soltó y entonces ella se lanzó en picado a por él y se lo probó. No sabía lo que hubiera hecho si no le quedaba bien. Pero le encajó, y fue a la siguiente estación para obtener a su compañero. Mientras se sentó a esperar, otras chicas estaban poniéndose perfume. Bonnie observó como las chicas metían bajo sus corpiños dos botellas enteras y se preguntó si los iban a vender o intentaban envenenarse con ellos. También había flores. Bonnie se sintió mareada con el perfume y decidió no ponerse ninguno, pero una mujer alta bramó sobre su cabeza y una guirnalda de Fresia fue depositada con pasadores para enmarcar sus rizos, sin que nadie le pidiera permiso. La última parada fue la más difícil de soportar. No llevaba ninguna joya y tendría que llevar sólo una única pulsera con este vestido. Pero le dieron dos: brazaletes delgados de plástico irrompible, cada uno con un número en él, su identidad a partir de ahora, le dijeron. Brazaletes de esclavo. Ahora ya había sido lavada, embalada, y sellada, de modo que podría ser convenientemente vendida. ¡Damon! Lloró sin voz, pero algo había muerto dentro de ella, y ahora sabía que sus llamadas nunca serían respondidas.

********** —Fue recogida como esclava fugada y confiscada —dijo impacientemente el hombre de la pastelería a Damon. —Y eso es todo lo que sé. Damon se permitió un sentimiento que no tenía frecuentemente. Terror nauseabundo. Realmente empezaba a creer que esta vez lo había apurado demasiado; que sería demasiado tarde para salvar a su cardenal. Que cualquiera de los numerosos escenarios espantosos podrían destruirla antes de que él llegara a encontrarla. No podía visualizarlos con claridad. Qué haría si no podía encontrarla a tiempo< Extendió la mano y con el esfuerzo más leve agarró al hombre de la pastelería alrededor de la garganta, levantándolo del suelo.

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—Necesitamos tener una pequeña charla —dijo, destilando toda la fuerza de sus amenazadores ojos oscuros a los hinchados ojos de su presa. —. Sobre cómo fue confiscada. No opongas resistencia. Si no heriste a la chica, no tienes nada que temer. Si lo hiciste< Empujó al aterrorizado hombre completamente a través del mostrador y dijo muy suavemente. —Si lo hiciste, entonces, lucha cueste lo que cueste. Aunque no marcará ninguna diferencia al final, ¿sabes a lo que me refiero verdad?

********** Las chicas fueron llevadas dentro de los carruajes más grandes que Bonnie había visto nunca en la Dimensión Oscura, tres delgadas chicas cabían en un asiento y dos filas de asientos cabían en un carruaje. Tuvo una repugnante sacudida, ya que, en lugar de ir hacia delante como un carruaje normal, fue directamente levantado por sudorosos esclavos que tiraban de los postes. Era una gigantesca asquerosidad y Bonnie inmediatamente se arrebató la guirnalda de Fresia y enterró su nariz en ella. Tenía además la función añadida de esconder sus lágrimas.

********** —¿Tienes idea de cuantos hogares, salas de baile, recepciones y teatros hay donde las chicas van ser vendidas esta noche? —La Guardiana de pelo dorado lo miró sardónicamente. —Si lo supiera —dijo Damon con una sonrisa fría y abominable, —, no estaría aquí preguntándote. La Guardiana se estremeció. —Nuestro trabajo aquí se centra sólo en intentar mantener la paz -y puedes ver cuánto éxito tenemos haciéndolo. Es un asunto que engloba a demasiados de nosotros; estamos muy bajos de personal. Pero puedo darte una lista de los lugares de presentación en los cuales las chicas van a ser vendidas. Aunque, como he dicho, dudo que encuentres a tu fugitiva antes del amanecer. Y por cierto, te estaremos vigilando, debido a tu pequeño interrogatorio. Si tu fugitiva no era una esclava, ella es propiedad Imperial- ningún humano es

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libre aquí. Si era una esclava, y tú la liberaste, como relató el panadero del otro lado de la calle< —Vendedor de pasteles. —Lo que sea. Entonces él tenía derecho a usar una pistola eléctrica cuando ella huyó. Mejor para ella, de hecho, que ser propiedad Imperial; ellos tienden a carbonizar, tú ya me entiendes. Ese nivel es un largo descenso. —Pero si ella era una esclava< mi esclava< —Entonces puedes tenerla. Pero es obligatoria una serie de verdaderos castigos antes de que puedas llevártela. Queremos poner freno a este tipo de cosas. Damon la miró con ojos que la hicieron encogerse y mirar hacia otro lado, perdiendo su autoridad súbitamente. —¿Por qué? —exigió él. —Pensé que tú reclamaste ser de la otra Corte. Sabes. ¿De la Celestial? —Queremos poner fin a las huidas porque ha habido demasiadas desde que alguna chica llamada Alianna vino por aquí —dijo la Guardiana, su pulso asustado era visible en su sien. —. Y luego ellos son atrapados y tienen incluso más razones para intentarlo de nuevo< y eso desgasta a la chica, tarde o temprano.

********** No había nadie en la Gran Recepción cuando Bonnie y las demás fueron bajadas a empujones de la gigantesca basura y metidas en el edificio. —Es una nueva localización, así que no está en las listas —dijo Mouse, inesperadamente en su hombro. —. No mucha gente lo sabrá, de modo que no se llenará hasta más tarde, cuando la música se haga ruidosa. Mouse pareció estar aferrada a ella en busca de consuelo. Era agradable, pero Bonnie necesitaba algo de consuelo para ella misma. Al siguiente minuto vio a Eren, arrastrando a Mouse detrás de ella, encabezada por la chica rubia.

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Eren estaba de pie con su espalda apoyada contra la pared. —Bueno, podemos quedarnos por aquí como floreros de pared —dijo, entonces entraron algunos hombres. —o podemos aparentar que estamos pasándolo mejor que cualquiera de ellos ahora mismo por nuestra cuenta. ¿Quién sabe una historia? —Oh, yo —dijo Bonnie distraídamente, pensando en la esfera estelar con sus Quinientas Historias para Jóvenes. Instantáneamente hubo un bullicio. —¡Cuéntala! — —Sí, ¡por favor cuenta! Bonnie intentó pensar en los cuentos de hadas que ella había experimentado. Por supuesto. Aquel sobre el tesoro kitsune.

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Capítulo 16 Traducido por: BlackMagicRose

—Erase una

vez – Empezó Bonnie. –una joven niña y un niño...

Le interrumpieron inmediatamente. —¿Cuáles eran sus nombres? —¿Eran esclavos? —¿Donde vivían? —¿Eran vampiros? Bonnie casi olvidó su desgracia y rió. —Sus nombres eran... Jack y... Jill. Eran Kitsune, y vivían en el norte en el sector Kitsune cerca del Gran Cruce... —Y procedió, a pesar de las numerosas y excitadas interrupciones, para contar la historia que había descubierto gracias a la esfera estelar. —Así que —Concluyó Bonnie nerviosa, cuando por fin abrió los ojos y se dio cuenta de que había atraído a una numerosa cantidad de gente con su historia. –ese es el cuento de los Siete Tesoros, y... y supongo que la moraleja es... no seáis demasiado avariciosos, o terminareis sin nada. Hubo muchas risas, las risas nerviosas de las chicas y el ‚¡Jo Jo jo!‛ tipo de risa de la multitud que había detrás de ellas. La cual Bonnie se dio cuenta era mayoritariamente masculina. Una parte de su mente empezó inconscientemente considerar la posibilidad de flirtear con ellos. Otra parte inmediatamente aplastó ese pensamiento. Estos no eran chicos que buscaban un baile; estos eran ogros y vampiros y kitsune e incluso hombres con bigote, y querían comprarla con su bubble dress negro, y aunque el

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vestido fuese muy bonito para algunas cosas, no era como los largos vestidos llenos de joyas que Lady Ulma había hecho para ellas. Después se habían convertido en princesas, llevando en su cuello, muñeca y pelo joyas que valían una fortuna, además, tuvieron una protección total todo el rato. Pero ahora llevaba puesto algo que parecía un vestido de muñequita y unos zapatitos delicados con unos lazos dorados. Y no estaba protegida, porque la sociedad decía que para ello necesitaba un hombre, y lo peor de todo... era una esclava. —Me pregunto –Dijo un hombre con el pelo dorado, abriéndose camino por las chicas que rodeaban a Bonnie, que se apartaron de su camino al instante excepto Mouse y Eren. —< Me pregunto si subirías arriba conmigo y quizá podrías contarme una historia... en privado. Bonnie intentó tragar un grito. Ahora era ella la que estaba agarrándose a Mouse y a Eren. —Todas esas peticiones tienen que pasar primero por mí. Nadie puede sacar a la chica de la habitación a no ser que yo lo apruebe —Dijo una mujer con un vestido largo, con una cara amable, casi como la de Madonna. —. Eso sería considerado robo de la propiedad de mi ama. Y estoy segura que no todos queremos ser arrestados como si nos hubiesen pillado llevándonos la vajilla de plata. —Dijo y se rió ligeramente. El resto de los invitados también rió ligeramente, y se movieron hacía la mujer, rápida y cortésmente. —Cuentas muy buenas historias —Dijo Mouse en su tono dulce habitual –, es más divertido que usar una esfera estelar. —Mouse tiene razón —Dijo Eren, sonriendo —. Cuentas muy buenas historias. Me pregunto si ese lugar realmente existe. —Bueno, la saqué de una esfera estelar —Dijo Bonnie. —. Una en la que la chica, um... Jill, puso sus recuerdos, creo... pero entonces ¿Cómo salió de esa torre? ¿Cómo supo lo que le pasó a Jack? Y leí una historia sobre un dragón gigante y eso también parecía real. ¿Como lo han hecho?

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—Oh, te engañan —Dijo Eren, moviendo la mano de forma que le quitó importancia —, consiguen a alguien para que vaya a un lugar frío para el paisaje, probablemente un ogro, por el tiempo. Bonnie asintió. Se había cruzado con ogros de color malva antes. Solo se diferenciaban de los demonios en su nivel de estupidez. En ese aspecto, tenían tendencia a ser estúpidos en sociedad, y había oído a Damon decir con desprecio que aquellos que se encontraban excluidos de la sociedad eran solo músculos contratados. Matones. —Y el resto simplemente fingen de alguna forma, no lo sé. Nunca había pensado en ello —Eren miró a Bonnie. —. ¿Tú eres única y diferente, verdad Bonny? —¿Lo soy? —Preguntó Bonnie. Ella y las otras dos chicas se habían girado, sin soltarse de las manos. Eso significaba que había algo de sitio detrás de Bonnie. Eso no le hacía gracia. Pero claro, no le gustaba nada de que conllevaba el ser una esclava. Estaba empezando a hiperventilar. Necesitaba a Meredith. Necesitaba a Elena. Necesitaba salir de allí. —Um, chicas seguramente ya no querréis tener nada que ver conmigo. —Dijo un poco incomoda. —¿Eh? —Dijo Eren. —¿Por qué? —Preguntó Mouse. —Porque voy a salir corriendo por esa puerta. Tengo que salir de aquí. Tengo que hacerlo. —Chica, tranquilízate —Dijo Eren. —, respira. —No, no lo entendéis. —Bonnie agachó la cabeza, para así ponerse a la sombra del mundo. —No puedo pertenecer a nadie. Me estoy volviendo loca. —Shhh, Bonny, están... —No puedo quedarme aquí. —Soltó Bonnie.

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—Bueno, eso es posiblemente lo mejor. —Dijo una terrible voz en frente suyo. ¡No! oh, Dios. ¡No, no, no, no, no! —Cuando tenemos un nuevo negocio trabajamos duro —Dijo la mujer que se parecía a Madonna. —. Respetamos a nuestros posibles clientes. No nos portamos mal o si no somos castigados. —Y a pesar de que su voz era dulce como una tarta de nueces, Bonnie sabía que la voz severa que en la noche les había gritado para que encontrasen una cama y se quedaran en ella, eran la misma mujer. Y entonces una mano fuerte se posó en su mejilla y Bonnie no pudo evitar levantar su cabeza, ni taparse la boca cuando pego un grito. Delante suyo, con unas orejas de punta y delicadas como las de un zorro, y la largar negra cola de un zorro pero por lo demás de aspecto humano, como un chico normal que lleva pantalones vaqueros y una chaqueta, era Shinichi. Y en sus ojos dorados Bonnie pudo ver, retorciéndose y sin parar, una pequeña llama roja que hacía juego con el rojo en la punta de su cola y pelo que caía sobre su frente. Shinichi. Estaba aquí. Claro que podía viajar por las diferentes dimensiones; todavía tenía una esfera estelar entera que ninguno de los amigos de Elena encontró y también las llaves mágicas que de las que Elena le había hablado a Bonnie. Bonnie recordaba esa horrible noche cuando los árboles, árboles normales, se convirtieron en algo que podían entender y obedecerle. Cada uno de los cuatro árboles agarraron a una de las piernas y brazos de Bonnie y tiraron de ellos, como si estuvieran tratando de desmontarla. Podía sentir las lágrimas escapándose por detrás de sus cerrados parpados. Y el Viejo Bosque. Controló todos los aspectos de este, todas las plantas trepadoras para hacernos tropezar, todos los árboles para que cayeran delante de nuestro coche. Hasta que Elena hizo desaparecer todo menos ese matorral en el Viejo Bosque, había estado lleno de criaturas con aspecto de insectos a los que Stefan llamaba malach. Pero ahora las manos de Bonnie estaban en su espalda y oyó como algo se ataba con un click al final.

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No… oh, por favor no… Pero sus manos estaban definitivamente agarradas a un sitio. Y después alguien un ogro o un vampiro- la cogió mientras la encantadora mujer le dio a Shinichi una pequeña llave que sacó de un llavero lleno de idénticas llaves. Shinichi se la dio a uno de los grandes ogros que tenía los dedos tan grandes que la eclipsó por completo. Y después Bonnie, que estaba gritando, la llevaron rápidamente por cuatro tramos de escalera y una pesada puerta se cerró tras ella. El ogro que la llevaba seguía a Shinichi, cuya cola lacia y con la punta de color escarlata se balanceaba por un agujero en sus pantalones, hacía adelante y hacia atrás, hacia adelante y hacia atrás. Bonnie pensó: Eso es satisfacción. Cree que ya ha ganado. Pero a no ser que Damon se hubiese olvidado de ella por completo, le daría su merecido por esto. Puede que lo matará. Era un extraño pero reconfortante pensamiento. Era incluso ro... ¡No, no es romántico, mema! ¡Tienes que encontrar la forma de salir de este lío! ¡La muerte no es romántica, es horrible! Llegaron a las últimas puertas que estaban al final del pasillo. Shinichi giró a la derecha y siguió andando todo el camino por el largo pasillo. Allí el ogro uso la llave para abrir la puerta. La habitación tenía una lámpara de gas regulable en lo alto. Estaba oscuro pero Shinichi dijo: —¿Podemos tener un poco de iluminación por favor? —En un falso tono educado, y el otro ogro rápidamente subió la intensidad de la luz al nivel de la lámpara-de-interrogación-delante-de-su-cara. La habitación era una combinación entre un dormitorio y un estudio, la clase que puedes alquilar en un hotel decente. Tenía un sofá y unas sillas en el nivel alto. Había una ventana, cerrada, a la izquierda de la habitación. También había una ventana a la derecha de la habitación, donde todas las habitaciones estaban en línea. Esta ventana no tenía cortinas o persianas que pudiesen bajarse por lo que reflejaba la pálida cara de Bonnie. Supo al instante lo que era, un espejo polarizado, de forma que la gente en la habitación de detrás podían ver lo que pasaba en esta habitación pero sin ser vistos. El sofá y las sillas estaban puesto en posición para mirar hacía allí.

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Junto a las sala de estar, a la izquierda, estaba la cama. No era una cama muy lujosa, simplemente tenía unas mantas blancas que parecían rosas, porque había una ventana de verdad en ese lado por la que entraba el sol, que estaba como siempre, en el horizonte. Ahora mismo, Bonnie lo odiaba más que nunca porque transformaba todos los objetos con colores claros en rosa, o rojo clarito. El vestido que llevaba, era ahora rosa oscuro. Iba a morir saturada del color de la sangre. Algo en su interior le decía que su mente estaba pensando en esas cosas como distracción, que solo pensar en cómo odiaría morir vestida con colores tan juveniles le estaba haciendo descentrarse de lo verdaderamente preocupante, el hecho de morir. Pero el ogro que la sujetaba la movió de un lado a otro como si no pesara nada, y Bonnie siguió teniendo pequeños pensamientos, -¿eran premoniciones? ¡Oh, Dios, que no sean premoniciones!- sobre caer por esa roja ventana, sin que el cristal fuese un impedimento para que su cuerpo cayese despedido con una fuerza tremenda. ¿Y en que piso estaban? Suficientemente altos, de todas formas, que no había ninguna posibilidad de aterrizar sin... bueno, sin morir. Shinichi sonrió, apoyándose en la roja ventana, jugando con el cordón de las cortinas. —¡Ni siquiera sé lo que quieres de mi! —Se encontró diciendo Bonnie a Shinichi. — Nunca he podido hacerte daño. Eras tú el que hacía daño a los demás... ¡como a mí! Todo el tiempo. — Bueno, estaban tus amigos —Murmuró Shinichi. —. Aunque raramente causo las consecuencias de mi venganza a preciosas y jóvenes mujeres con el pelo cobrizo —Se apoyó al lado de la ventana y examinó a Bonnie, murmurando. —. Pelo cobrizo de oro y rojo; el corazón sincero y audaz. Puede que un castigo... Bonnie quiso gritar. ¿No la recordaba? Desde luego se acordaba de sus amigos, ya que había mencionado la venganza. —¿Que es lo que quieres? —Dijo con dificultad. —Siento decirte que eres un obstáculo. Y me pareces sospechosa... y deliciosa. Mujeres jóvenes con pelo cobrizo son siempre tan difíciles de encontrar.

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Bonnie no sabía que decir. Después de todo lo que había visto, Shinichi estaba loco. Pero un muy peligroso loco psicópata. Y todo con lo que disfrutaba era destruir cosas. En tan solo un momento podía haber un choque contra la ventana... y después ella estaría volando por los aires. Y después empezaría el descenso. ¿Qué le haría sentir? ¿O ya estaría cayendo? Solo esperaba que al final fuese rápido. —Parece que has aprendido mucho sobre mi gente —Dijo Shinichi. —, más que la mayoría. —Por favor —Dijo Bonnie desesperadamente. —, es sobre la historia... todo lo que se sobre los Kitsune es que estáis destruyendo mi pueblo. Y... —paró de golpe, dándose cuenta de que no podía contarle lo que paso en su experiencia extra corpórea. Así que no podía mencionar las jarras o si no sabría que ellos sabían cómo atraparlo —Y no pararás. —terminó sin convicción. —Y aún así has encontrado una esfera estelar con historias sobre nuestros legendarios tesoros. —¿Sobre qué? ¿Te refieres a esa esfera estelar de niños? Mira, si me dejarás en paz te la daría. —Sabía exactamente donde la había dejado, justo al lado de su almohada. —Oh, te dejaremos en paz... en su momento, te le aseguro. —Dijo Shinichi con una sonrisa desconcertante. Tenía una sonrisa como la de Damon, que no quería decir ‚Hola; no te haré daño‛. Era m{s bien ‚¡Hola! ¡Aquí está mi comida!‛ —Me parece... curioso —Continuó Shinichi, todavía jugueteando con el cordón. —, muy curioso que justo en la mitad de nuestra pequeña disputa, llegues aquí a la Dimensión Oscura otra vez, sola, aparentemente sin ningún temor, e intentes negociar por una esfera estelas. Un orbe que resulta que da la ubicación detallada de nuestros más preciados tesoros que nos fueron robados... hace mucho, mucho tiempo. No te importa nada menos tu mismo, pensó Bonnie. Ahora de repente estás actuando como un patriota y demás, pero en Fell's Church no parecía que te preocupase nada más a parte de hacer daño a la gente.

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—En tu pequeño pueblo, como en otros pueblos durante toda la historia, tenía órdenes para hacer lo que hice. —Dijo Shinichi, y a Bonnie se le calló el corazón a los pies. Era telépata. Sabía lo que estaba pensando. Le había oído pensar en las jarras. Shinichi sonrió con satisfacción. —Pequeños pueblos como el que estaba en Unmey no Shima tenían que ser borrados de la faz de la tierra —Dijo. —¿Has visto las líneas de Poder debajo? — Otra sonrisita. —Pero claro, tú no estabas allí en realidad, así que probablemente no las viste. —Si sabes lo que estoy pensando, entonces sabrás que la historia de los tesoros era solo un cuento —Dijo Bonnie. —. Estaba en la esfera estelar llamada Quinientas historias para los más jóvenes. No es real. —Que extraño entonces que coincida con tanta exactitud con lo que supuestamente hay detrás de las Siete Puertas Kitsune. —Estaba entre las muchas historias de... de los Düz-Aht-Bhi'ens. Quiero decir que la historia que había justo antes era sobre un niño comprando golosinas —Dijo Bonnie. —¿Así que por qué no coges la esfera solar tu mismo en vez de intentar asustarme? —Su voz estaba empezando a temblar. —Esta en la posada justo cruzando la calle donde estaba la tienda en la que fui... arrestada. ¡Vete y cógela! —Claro que lo hemos intentado —Dijo Shinichi impacientemente. —. La casera cooperó mucho después de haberle dado una... recompensa. No hay tal historia en la esfera estelar. —¡ Eso no es posible! —Dijo Bonnie. —¿De dónde la he sacado entonces? —Eso es lo que te estoy preguntando. Con el estomago agitado, Bonnie dijo: —¿Cuantas esferas estelar habéis encontrado en la habitación marrón?

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Los ojos de Shinichi se pusieron por un momento en blanco. Bonnie intentó escuchar, pero estaba obviamente hablando con alguien telepáticamente, en una frecuencia cerrada. Finalmente dijo: —Veintiocho esferas estelares, concretamente. Bonnie sintió como si le hubiesen aporreado. No se estaba volviendo loca... no lo estaba. Ella había experimentado esa historia. Conocía cada una de las fisuras de cada roca, cada sombra en la nieve. Las únicas explicaciones eran que la verdadera esfera solar había sido robada, o... o igual no habían mirado lo suficientemente bien en las que ya tenían. —La historia está ahí —Insistió Bonnie. —, justo antes está la historia de la pequeña Marit yendo a... —Hemos explorado a fondo los contenidos. Esta la historia del niño y —Dijo con desdeño. —la tienda de dulces. Pero no la otra. Bonnie negó con la cabeza. —Te juro que estoy diciendo la verdad. —¿Por qué debería creerte? —¿Por qué importa eso? ¿Cómo podría inventarme algo así? ¿Y por que contaría una historia que se que me va a dar problemas? No tiene sentido. Shinichi miró fijamente a la mano de Bonnie. Después se encogió de hombros, sus orejas pegadas a su cabeza. —Qué pena que sigas diciendo lo mismo. De repente el corazón de Bonnie estaba latiendo fuertemente en su pecho, y por toda su garganta. —¿Por qué?

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—Porque —Dijo Shinichi fríamente, abriendo las persianas por completo para que Bonnie estuviese completamente cubierta del color de la sangre fresca. —siento decirte que ahora tendremos que matarte. El ogro que la agarraba pegó una zancada hacía la ventana. Bonnie gritó. En sitios como este, sabía que los gritos no se oían. No sabía que más hacer.

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Capítulo 17 Traducido por: Mikaela

Meredith y Matt estaban sentados en la mesa de la cocina, que parecía tristemente vacía sin Bonnie. Era increíble cuanto espacio ese pequeño cuerpo parecía llenar, y como todos estaban más serios sin ella. Meredith sabía que si Elena hubiera hecho todo lo posible, lo podría haber evitado. Pero también sabía que Elena tenía una cosa en su mente sobre todas las demás, y que eso era Stefan, quien estaba lleno de culpa por permitir que su hermano secuestrara a Bonnie.Y mientras tanto, Meredith sabía que tanto ella como Matt también se sentían culpables, porque hoy estaban dejando a los otros, aunque fuera por solo una noche. Cada uno de ellos había sido llamado a casa por padres que exigieron verlos para la cena. Claramente la señora Flowers no quería que se sintieran mal. —Con toda la ayuda que me han dado, puedo hacer nuestras urnas —Dijo. —, como Matt ha encontrado mi rueda< —No la encontré exactamente —Dijo Matt en voz baja. —. Estuvo allí en el almacén, todo el tiempo y cayó sobre mí. —< y como Meredith ha recibido sus fotos< al final, estoy segura, que con un email del señor. Saltzman< tal vez, podría conseguir que las agrande o lo que sea. —Por supuesto, y mostrárselas a las Saitous, también, para asegurarnos de que los símbolos dicen lo que queremos —Prometió Meredith. —. Y Bonnie puede< Dejo de hablar. ¡Idiota! Ella era un idiota, pensó. Y, como un cazadora -asesinase suponía que debía tener la mente clara- mantener el control en todo momento. Ella se sintió terrible cuando miró a Matt y vio el dolor desnudo en su rostro. —La querida Bonnie seguramente estará en casa pronto. —Concluyó la señora Flowers por ella.

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Y todos sabemos que eso es una mentira, y no tenemos que ser psíquicos para detectarlo, pensó Meredith. Se dio cuenta de que la señora Flores no había dicho nada de Mama. —Vamos a estar bien aquí —Dijo Elena, finalmente, recogiendo la bola cuando se dio cuenta que la señora Flowers la miraba con angustia, —. Ustedes dos piensan que somos algún tipo de bebés que necesitan que los cuiden —Dijo ella, sonriendo a Matt y a Meredith. —, ¡pero ustedes son sólo bebés también! ¡Váyanse! Pero tengan cuidado. Se fueron, Meredith dándole una última mirada a Elena. Ella asintió ligeramente y luego se volvió rígida, imitando sostener una bayoneta. Era el cambio de la guardia.

********** Elena dejó que Stefan la ayudara a limpiar los platos, todos estaban dejando que hiciera pequeñas cosas ahora, porque se veía mucho mejor. Pasaron la mañana tratando de contactar a Bonnie de diferentes maneras. Pero entonces la señora Flowers preguntó si Elena podía cerrar con tablas las últimas ventanas del sótano, y Stefan no pudo soportarlo. Matt y Meredith ya habían hecho un trabajo mucho más peligroso. Habían colgado dos lonas de la cumbrera de la casa, cada una colgando a un lado del techo principal. En cada lona estaban los símbolos que la madre de Isobel ponía en los amuletos de post-it que siempre les daba, pintados a una escala enorme en pintura negra. A Stefan le habían permitido sólo mirar y dar sugerencias desde la ventana sobre su ático. Pero ahora< —Vamos a clavar las tablas juntos. —Dijo con firmeza, y fue a conseguir un martillo y clavos. En realidad no era un trabajo duro de todos modos. Elena sostenía las tablas y Stefan usaba el martillo y ella confiaba en que él no le golpearía los dedos, lo que significa que terminaron rápidamente. Era un día perfecto, claro, soleado, con una ligera brisa. Elena se preguntó qué le estaba sucediendo a Bonnie, ahora mismo y si Damon estaba cuidando de ella

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correctamente< o en absoluto. Parecía incapaz de librarse de sus preocupaciones estos últimos días: sobre Stefan, sobre Bonnie, y sobre una curiosa sensación de que tenía que saber que estaba en el pueblo. Tal vez podría disfrazarse... ¡Dios, no! Dijo Stefan sin voz. Cuando se dio la vuelta el escupía clavos y viéndose horrorizado y avergonzado. Al parecer, ella había estado proyectando. —Lo siento —Dijo él, antes de que Elena pudiera sacar los clavos de su boca. —. Pero tú sabes mejor que nadie porque no puedes ir. —Pero es desesperante no saber lo que está pasando —Dijo Elena, después de haberse librado de sus clavos. —. No sabemos nada. ¿Qué está pasando con Bonnie, en qué estado está el pueblo< —Terminemos esta tabla —Dijo Stefan. —, y luego déjame sostenerte. Cuando la última tabla estuvo asegurada, Stefan la levantó del muro inferior donde se estaba sentando, no al estilo de novia, pero como a una niña, poniendo sus sobre sus pies. Bailó un poco, la revolvió en el aire un par de veces, y luego la atrapó cuando bajo de nuevo. —Sé cuál es tu problema. —Dijo con sobriedad. Elena levantó la vista rápidamente. —¿Lo sabes? —Dijo, alarmada. Stefan asintió, y para alarmarla aún más dijo: —Es Amoritis. Significa que el paciente tiene demasiada gente por la que se preocupa, y no puede ser feliz a menos que cada uno de ellos este a salvo y felices ellos mismos. Elena deliberadamente bajo de sus zapatos y lo miró. —A unos más que a otros. — Dijo, vacilante. Stefan bajo su mirada hacía ella y la tomo en sus brazos. —No soy tan bueno como tú. —Dijo él mientras el corazón de Elena latía con vergüenza y remordimiento por haber siquiera tocado a Damon, haber bailado con él, haberlo besado. —Si eres feliz, eso es todo lo que quiero, después de esa prisión. Puedo vivir; puedo morir
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—No voy a tentar a los dioses. Me conformo contigo. —¡No, no puedes! ¿No lo ves? Si desaparecieras de nuevo, me preocuparía y te seguiría. Al infierno si tuviera. —Te llevaré conmigo donde quiera que vaya —Dijo Stefan a toda prisa. —. Si tú me llevas contigo. Elena se relajó un poco. Eso serviría, por ahora. Mientras Stefan estuviera con ella, podría soportar cualquier cosa. Se sentaron abrazados, bajo el cielo abierto, con un árbol de arce y un grupo de hayas meciéndose cerca. Ella extendió su aura un poco y la sintió tocar la de Stefan. Paz la inundó, y todos los pensamientos oscuros quedaron atrás. Casi todos. —Desde la primera vez que te vi, te amé< pero era el tipo equivocado de amor. ¿Ves cuanto tiempo me tomo darme cuenta de eso? —Elena susurró en el hueco de su garganta. —Desde la primera vez que te vi, te amé< pero no sabía quién eras en realidad. Eras como un fantasma en un sueño. Pero me corregiste con bastante rapidez — Dijo Stefan, obviamente contento de que podía presumir sobre ella. —y hemos sobrevivido< todo. Dicen que las relaciones a larga distancia pueden ser muy difíciles. —Añadió, riendo, y luego se detuvo, de repente Elena podía sentir todas sus facultades fijas en ella, el aliento deteniéndose para poder oírla mejo. —Pero entonces, están Bonnie y Damon —Dijo antes de que ella pudiera decir o pensar una palabra. —. Tenemos que encontrarlos pronto< y más vale que estén juntos< o que haya sido la decisión de Bonnie irse. —Bonnie y Damon —agregó Elena, contenta de poder compartir hasta sus más oscuros pensamientos con alguien. —. No puedo pensar en ellos. No puedo no pensar en ellos. Tenemos que encontrarlos, y muy rápido< pero rezo que está con Lady Ulma ahora. Tal vez Bonnie está yendo a un baile o gala. Tal vez Damon esta cazando con aquel programa Black Ops.

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—Mientras nadie sea herido de verdad. —Sí. —Elena intentaba acercarse aun más a Stefan. Ella quería estar más cerca de él, de alguna manera. La forma en que había sido cuando ella había salido de su cuerpo y solo se había hundido en él. Pero, por supuesto, con los cuerpos regulares, no podían... Pero por supuesto que podían. Ahora. Su sangre... Elena realmente no sabía cuál de ellos lo pensó primero. Ella miró hacia otro lado, avergonzada de siquiera haberlo considerado, y atrapo a Stefan mirando hacia otro lado también. —No creo que tenemos derecho —Ella susurró. —. No de ser< así de felices< cuando todos los demás son miserables. O hacer cosas por la ciudad o por Bonnie. —Por supuesto que no. —Dijo Stefan con firmeza, pero tuvo que tragar un poco primero. —No. —Dijo Elena. —No. —Dijo Stefan firmemente, y luego justo en el medio de ella haciendo eco del "no", tiró de ella y la besó quitándole el aliento. Y, por supuesto, Elena no podía dejar que hiciera eso y no vengarse. Así que demando, aun sin aliento, pero casi enojada, que le dijera no de nuevo, y cuando lo hizo ella lo agarró y lo besó. —Estabas feliz. —Acusó ella un momento después. —. Lo sentí. Stefan era demasiado caballero para acusarla de ser feliz por cualquier cosa que hiciera. Él dijo: —No pude evitarlo. Paso por sí mismo. Sentí nuestras mentes juntas, y eso me hizo feliz. Pero entonces me acordé de la pobre Bonnie. Y< ¿Pobre Damon?

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—Bueno, de alguna manera no creo que tengamos que ir tan lejos como llamarlo "Pobre Damon." Pero si me acorde de él. —Dijo. —Bien hecho. —Dijo Elena. —Será mejor que entremos ahora —Dijo Stefan. Y luego a toda prisa. —, a la planta baja, quiero decir. Tal vez podamos pensar en algo más que hacer por ellos. —¿Cómo qué? No hay una sola cosa que se me ocurra. Hice meditación e Intento de contactar por una experiencia fuera de cuerpo< —De nueve treinta a diez y media A.M —Dijo Stefan. —. Y mientras tanto yo trataba llamadas a todas las frecuencias telepáticas. Sin respuesta. —Luego hemos intentado con la tabla Ouija. —Durante media hora< y todo lo que obtuvimos fueron tonterías. —Si nos dijo que la lluvia estaba por venir. —Creo que ese era yo, empujándolo hacía el ‚sí‛. —Entonces traté de aprovechar las líneas por debajo de nosotros por el Poder< —De once a alrededor de las once treinta —Recitó Stefan. —. Mientras yo trataba de entrar en hibernación para tener un sueño profético< —Realmente nos esforzamos. —Dijo Elena con gravedad. —Y luego clavamos las últimas tablas —Agregó Stefan. —, trayéndonos a un poco después de las doce y treinta P.M. —¿Puedes pensar en algún Plan< estamos en el G o H ahora< que nos pueda permitir ayudar más?

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—No puedo, honestamente no puedo —Dijo Stefan. Y luego agregó, vacilante. —. Tal vez la señora Flowers tenga más trabajo para nosotros. O—aun más vacilante, probando las aguas. —podríamos ir al pueblo. —¡No! ¡Definitivamente no estás lo suficiente fuerte para eso! —Dijo Elena, cortante. —Y no hay más trabajo. —Agregó. Entonces lo tiró todo al viento. Toda responsabilidad. Toda racionalidad. Así nada más. Ella comenzó a arrastrar Stefan a la casa para que pudieran llegar más rápido —Elena< ¡Me estoy quemando aquí! Elena pensó tercamente, y de repente no le importaba. Y si a Stefan le importaba, ella lo iba a morder. Pero era como si un hechizo hubiera sido puesto sobre ella para que sintiera que iba a morir sin su toque. Quería tocarle. Ella quería que él la tocara. Ella quería que fuera su pareja. —¡Elena! —Stefan podía oír lo que ella estaba pensando. El se debatía, por supuesto, Elena pensó, Stefan siempre estaba debatiéndose. ¿Pero cómo se atrevía a no estar seguro sobre esto? Se dio la vuelta para mirarlo de frente, ardiendo. —¡Tú no quieres! —¡No quiero hacerlo y luego descubrí que te he Influenciado a ello! —¿Me estabas Influenciando? —Gritó Elena. Stefan tiro las manos y gritó: —¿Cómo puedo saberlo cuando te deseo tanto? Oh. Bueno, eso era mejor. Hubo un brillo en la visión periférica de Elena y se dio cuenta de que la señora Flowers había silenciosamente cerrado una ventana. Elena lanzó una mirada a Stefan. El estaba tratando de no sonrojarse. Ella se dobló, intentando no reírse. Luego se paró en sus zapatos de nuevo. —Tal vez nos merecemos una hora a solas< —peligrosamente. —¿Una hora entera? —El susurro conspirador de Stefan hacia una hora sonó como eternidad.

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—Nos lo merecemos. —Dijo Elena, cautivada. Ella comenzó a arrastrarlo otra vez. —No. —Stefan tiró de ella hacia atrás, la levantó al estilo de novia y de repente estaban yendo hacia arriba, rápido. Saltaron tres pisos y un poco más y aterrizaron en la plataforma de la ventana sobre su habitación. —Pero est{ cerrada desde adentro< Stefan piso la escotilla duro. La puerta desapareció. Elena estaba impresionada. Ellos flotaron adentro de la habitación de Stefan, en medio de un rayo de luz y motas de polvo que parecían luciérnagas o estrellas. —Estoy un poco nerviosa. —Dijo Elena. Ella se quito sus sandalias y se deslizó fuera de sus jeans y camisa y se subió a la cama... sólo para encontrar que Stefan ya estaba ahí. Son más rápidos, pensó. Tan rápido como piensas que eres, son siempre más rápidos. Se volvió hacia Stefan en la cama. Ella llevaba puesta una camisola y ropa interior. Estaba asustada. —No lo estés —Dijo. —. Ni siquiera tengo que morderte. —Tienes que hacerlo. Son todas esas cosas extrañas de mi sangre. —Oh, sí —Dijo, como si lo hubiera olvidado. Elena apostaría que no había olvidado una palabra acerca de su sangre... que permitía a los vampiros hacer cosas que no podrían de otra manera. Su energía vital les devolvía todas sus capacidades humanas, y él no se olvidaría de eso. Son más inteligentes, pensó.

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—Stefan, ¡no se supone que sea así! Se supone que debo desfilar delante tuyo con una bata de oro diseñada por Lady Ulma, con joyas por Lucen y sandalias de oro< que no tengo. Y se supone hayan pétalos de flores esparcidos en la cama y rosas en tazones redondos de burbujas y velas blancas de vainilla. —Elena —Dijo Stefan. —ven aquí. Ella fue a sus brazos, y se dejó respirar el fresco olor de él, tibio y picante, con un trazo de clavos oxidados. Eres mi vida, Stefan le dijo silenciosamente. Nosotros no vamos a hacer nada hoy. No hay mucho tiempo, y tú mereces tu bata dorada y tus rosas y velas. Si no de Lady Ulma, de los diseñadores más finos de la tierra que el dinero pueda proporcionar. ¿Pero... besarme? Elena lo besó con ganas, contenta de que él estaba dispuesto a esperar. El beso era cálido y reconfortante y a ella no le importó el ligero sabor a óxido. Y era maravilloso estar con alguien que le proporcionara exactamente lo que necesitaba, ya fuera un ligero sondeo mental sólo para hacerla sentir segura, o< Y luego un relámpago los golpeó. Parecía venir de ambos a la vez, y Elena involuntariamente apretó los dientes en el labio de Stefan, sacando sangre. Stefan cerró sus brazos alrededor de ella, y apenas esperó a que retrocediera un poco, antes de que deliberadamente tomara su labio inferior entre sus dientes y... tras un momento de tensión que pareció durar para siempre... mordió con fuerza. Elena estuvo a punto de gritar. Casi desató contra Stefan las aún indefinidas Alas de la destrucción. Pero dos cosas se lo impidieron. Uno, Stefan nunca le había hecho daño antes. Y, dos, ella estaba siendo jalada a algo tan antiguo y místico que no podía parar ahora. Un minuto después Stefan tenía las dos pequeñas heridas alineadas. Sangre surgía del labio sangrante de Elena y, en conexión directa con las heridas menos graves de Stefan, causando un flujo continuo. La sangre de ella en sus labios.

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Y lo mismo pasaba con la sangre de Stefan; alguna de ella, rica con Poder, corría en Elena. No era perfecto. Una gota de sangre se hinchó y se quedo brillante en los labios de Elena. Sin embargo, a ella no podría importarle menos. Un momento después la gota cayó en la boca de Stefan y ella sintió el gran poder de lo mucho que él la amaba. Ella misma se concentraba en una pequeña sensación única, en algún lugar del centro de esta tormenta que habían convocado. Este tipo de intercambio de sangre -ella estaba tan segura como podía estarlo- era esta la manera antigua, la forma en que dos vampiros podían compartir sangre y amor y sus almas. Ella estaba siendo jalada a la mente de Stefan. Sentía su alma, pura y sin restricciones, girando alrededor de ella con miles de diferentes emociones, las lágrimas de su pasado, la alegría del presente, todas abiertas sin rastro de un escudo para ella. Ella sintió que su propia alma se alzaba para encontrarse con la de él, ella misma sin blindaje y sin miedo. Stefan había hace mucho tiempo visto todo el egoísmo, la vanidad, la ambición en ella,< y lo había perdonado. El había visto todo de ella y amado todo de ella, incluso las partes malas. Y así lo vio, oscuridad tan suave como descanso, tan gentil como una canción. Envolviendo alas negras de protección a su alrededor... Stefan, yo... Amor... lo sé ... Fue entonces cuando alguien llamó a la puerta

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Capítulo 18 Traducido por: Ginny

Después del desayuno Matt se conectó para encontrar dos tiendas, ninguna en Fell’s Church, que tuvieran la cantidad de arcilla que Mrs. Flowers dijo que necesitaría y les pidió que se la entregaran en su casa. Pero después de todo estaba el asunto de conducir hasta la casa de huéspedes y por los solitarios últimos restos donde la Madera Vieja había estado. Condujo por el pequeño matorral donde Shinichi en alguna ocasión avanzó como un demoníaco Flautista de Hamelin con los niños poseídos arrastrando los pies detrás de él, el lugar donde el Sheriff Mossberg había ido tras ellos y del que nunca había regresado. Donde, después, protegidos por hechizos mágicos escritos en Post-it, él y Tyrone Alpert habían retirado un desnudo y mordido fémur. Hoy, imaginó que el único camino para atravesar el matorral era hacer pasar a su ahogado y destartalado coche por encima, y de hecho se acercaba a sesenta kilómetros cuando voló por el matorral aún logrando controlar el giro perfectamente. Ningún árbol cayó sobre él, ningún enjambre de insectos de largas patas. Susurró un —Whoa —como liberación y se dirigió a casa. Temía a eso -pero simplemente conducir por Fell’s Church era tan horrible que pegaba su lengua con el cielo de su boca. Parecía, esa pequeña ciudad inocente y bonita donde había crecido- como si fuera uno de estos vecinos que ves en la televisión o en Internet que han sido bombardeados, o algo así. Y si hubiera bombas o fuegos catastróficos, una casa de cuatro sería simplemente escombros. Unas cuantas estarían medio derrumbadas, con cinta policial rodeándolas, lo que significaría que lo que hubiera ocurrido había sucedido bastante temprano para que la policía vigilara, o se anticipara. Alrededor de los añicos carbonizados la vegetación florecería de forma extraña: un arbusto decorativo procedente de una casa crecería tanto que estaría a mitad de camino de cruzar la hierba del vecino. Las vides bajando desde un árbol a otro, y a otro, como si fuera alguna anciana selva. Su casa estaba a la derecha en mitad de un largo bloque de casas llenas de niños, y en verano, cuando los nietos inevitablemente venían de visita, había incluso más

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niños. Matt sólo esperaba que esta parte de las vacaciones de verano se terminase< pero ¿Shinichi y Misao dejarían regresar a casa a los chicos? Matt no tenía ni idea. Y, si ellos volvieran a casa, ¿seguirían propagando la enfermedad en sus propias ciudades natales? ¿Dónde acabaría esto? Conduciendo hacia su bloque, sin embargo, Matt no vio nada espantoso. Había niños jugando fuera en los céspedes delanteros, o en las aceras, agachados sobre los mármoles, pasando el tiempo en los árboles. No había ni una sola cosa extraña que pudiera mencionar. Todavía estaba inquieto. Pero había alcanzado ya su casa, la única con un gran roble dando sombra al porche, así que tenía que salir. Deslizó el coche hasta parar justo debajo del árbol y aparcó sobre la acera. Arrastró una enorme bolsa de la lavandería desde el asiento de atrás. Había estado acumulando ropa sucia durante un par de semanas en la casa de huéspedes y no le había parecido justo que Mrs. Flowers la tuviera que lavar. Cuando salió del coche, sacando la bolsa con él, estuvo justo a tiempo de escuchar como paraba el canto de los pájaros. Durante un momento después de esto, se preguntó que estaba mal. Sabía que estaba pasando algo por alto, interrumpido. El aire se hizo más denso. Casi pareció cambiar el olor de la hierba. Entonces se percató. Cada pájaro, incluyendo el estridente cuervo que vivía en los robles, se habían quedado en silencio. Todos a la vez. Matt sintió como su estómago se retorcía al mirar hacia arriba y a los alrededores. Había dos niños en el roble que estaba justo al lado de su coche. Su mente estaba todavía intentando tercamente encajarlo: Niños. Jugando. Vale. Su cuerpo fue más inteligente. Su mano estaba ya en su bolsillo, sacando un bloc de Post-it: los finísimos trozos de papel que normalmente alejaron la magia negra. Matt deseaba que Meredith se acordase de pedir más amuletos a la madre de Isobel. Él estaba corriendo lentamente, y<

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Matt notó algo más. De repente se detuvieron, y mientras él los observaba, permanecieron en calma. Perfectamente en calma, mirándolo. Pero cuando él miró hacia el otro lado, vio las sigilosas figuras sobrepasando su campo visual. No tenía suficientes Post-it para todos. No puedes huir de esto. Sonó como una voz ajena en su cabeza. Telepatía. Pero tal vez era porque la cabeza de Matt se había convertido en una nube roja agitada, que flotaba hacia arriba. Por suerte, su cuerpo lo escuchó y rápidamente subió a la parte trasera de su coche, arrastrando al chico que colgaba. Durante un momento tuvo un impulso desamparado de dejar marchar al chico. El niño todavía lo miraba fijamente pero con inquietantes y extraños ojos que estaban medio curvados hacia su cabeza. En vez de dejarlo caer, Matt pegó con la mano un Post-it sobre la frente del muchacho, balanceándolo al mismo tiempo para sentarse en la parte de atrás del coche. Una pausa y luego llanto. El chico debía de tener al menos catorce años, pero después de unos treinta segundos la Prohibición Contra el Demonio (tamaño de bolsillo) estaba pegada sobre él que sollozaba como un niño normal. Todos a la vez, los niños lanzaron un siseo. Era como un gigantesco motor de vapor. Hssssssssssssssssssssssss. Comenzaron a respirar muy rápido, como si estuvieran preparándose para algún estado nuevo. Su arrastre sigiloso redujo la velocidad a una caminata. Pero estaban respirando tan fuerte que Matt podía ver sus orificios nasales abriéndose y llenándose. Cuando Matt se giró para mirar a un grupo de ellos, se congelaron, salvo su respiración antinatural. Pero podía sentir a los que estaban detrás de él acercándose más. Ahora el corazón de Matt estaba latiendo en sus oídos. Podía pelear con un grupo, pero no con otro grupo detrás de él. Algunos de ellos parecían tener solo diez u once años. Varios aparentaban casi su misma edad. Otros eran chicas, por el amor

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de Dios. Matt recordó lo de las chicas poseídas que había sucedido la última vez él las había conocido y sintió una violenta repugnancia. Pero sabía que mirar hacia el chico que engullía le haría sentir más enfermo. Podía escuchar sonidos de cortadas y mordidas, y podía escuchar un pequeño silbido de dolor impotente y débil lucha contra la bolsa. Se dio la vuelta rápidamente otra vez, para apartarse del otro lado de caminantes, y entonces se obligó a mirar. Con un silencioso crujido, la bolsa de basura descendió cuando él la agarró pero el niño conservó lo que había dentro. Oh Dios mío. ¡Estaba comiendo un bebé! ¡Un bebé! Un… Tiró del niño para bajarlo del árbol y su mano automáticamente pegó un Post-it en la espalda del chico. Y entonces< entonces, gracias a Dios, vio el pelo. No era un bebé. Era demasiado pequeño para ser un bebé, incluso uno recién nacido. Pero se lo estaba comiendo. El niño alzó su cara sangrienta hacia Matt, y Matt vio que era Cole Reece, Cole que tenía solo trece años y vivía en la casa de al lado. Matt no lo había reconocido antes. La boca de Cole estaba ahora abierta con horror, y sus ojos estaban saliendo de las órbitas con terror y arrepentimiento, lágrimas y mocos surcaban su cara. —Me hizo comerme a Toby —Empezó en un suspiro que se convirtió en grito. — ¡Me hizo comerme a mi cobaya! Me hizo< ¿por qué, por qué, por qué me hizo eso? ¡ME COMÍ A TOBY! Vomitó encima de los zapatos de Matt. Vómito ensangrentado. Muerte misericordiosa para el animal. Rápido, pensó Matt. Pero esto era la cosa más difícil que él había intentado hacer. ¿Cómo hacerlo, un pisotón fuerte sobre la cabeza de la criatura? No podía. Tenía que intentar algo más antes. Matt despegó un Post-it y lo puso, intentando no mirar, en el pelo. Y como si eso hubiera acabado. La cobaya flojeó. El hechizo había deshecho lo que la había mantenido con vida hasta este punto.

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Había sangre y vómito en las manos de Matt, pero se hizo girar hacia Cole. Cole tenía sus ojos cerrados fuertemente y pequeños sonidos de asfixia procedían de él. Algo dentro de Matt se partió. —¿Quieres algunos de estos? —Gritó, sosteniendo el bloc de Post-it como si fuera el revólver que había dejado con Mrs. Flowers. Giró de nuevo, gritando. —¿Tú quieres alguno? ¿Y tú? ¿Tú, Josh? —Ahora reconocía las caras. —¿Y tú, Madison? ¿Qué hay de ti, Bryn? ¡Venid a por ellos! ¡Todos venid a por ellos! VENID< Algo toco su hombro. Él giró, Post-it Note preparado. Entonces se detuvo un momento y el alivio burbujeó en él como agua de Evian de algún restaurante elegante. Estaba mirando fijamente a la cara de la Dra. Alpert, la doctora de Fell’s Church. Ella tenía su SUV aparcada al lado de su coche, en el medio de la calle. Al lado de ella, protegiendo su espalda, estaba Tyrone, que iba a ser quarterback el próximo año en el instituto Robert E. Lee. Su hermana, una futura estudiante de segundo año, estaba también intentando salir de la SUV, pero se detuvo cuando Tyrone la miró. —¡Jayneela! —Rugió en una voz que solo Tyre-minator podía pronunciar. — ¡Vuelve dentro y abróchate el cinturón! ¡Ya sabes lo que dijo Mamá! ¡Hazlo ahora mismo! Matt se encontró a sí mismo estrechando las manos marrón chocolate de la Dra. Alpert. Sabía que ella era una buena mujer, y una buena cuidadora, que había adoptado a su hija pequeña cuando su madre había muerto de cáncer. Quizá ella lo ayudaría, también. Él comenzó a parlotear. —Oh, Dios, tengo que sacar a mi madre de aquí. Mi madre vive aquí sola. Y tengo que llevarla lejos de este lugar. —Sabía que estaba sudando. Esperó que no estuviera llorando. —Vale, Matt —Dijo la doctora en su voz ronca. —. Estoy llevándome fuera a mi familia esta tarde. Vamos a quedarnos con unos parientes en West Virginia. Ella está invitada a acompañarnos. No podía ser así de fácil. Matt sabía que tenía lágrimas en sus ojos. Sin embargo, se negaba a pestañear y dejarlas caer. —No sé qué decir -pero si tú pudieras- eres una adulta, tal vez puedas. A mí no me escuchará. Pero a ti si te escuchará. Todo este bloque est{ infectado. Este niño Cole< —No podía seguir. Pero la Dra. Alpert lo

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vio todo en un segundo -el animal, el chico con sangre en sus dientes y su boca, todavía con arcadas. La Dra. Alpert no reaccionó. Solo le pidió a Jayneela que le lanzara un paquete de Wet Wipes* (Toallitas de bebé) desde la SUV y sostuvo al niño agitado con una mano, mientras vigorosamente frotaba su cara para limpiarla. —Vete a casa. —Le dijo severamente. —Tienes que dejar ir a los infectados —Le dijo a Matt, con una terrible mirada en sus ojos. —. Parece cruel, ellos sólo lo pasan a los pocos que todavía están sanos — Matt comenzó a contarle la eficiencia de los amuletos en los Post-it, pero ella ya estaba diciendo. —¡Tyrone! Ven aquí y vosotros chicos enterrar a este pobre animal. Luego prepárate para mover las cosas de Mrs. Honeycutt a la furgoneta. Jayneela, haz lo que te diga tu hermano. Voy a tener una pequeña charla con Mrs. Honeycutt ahora mismo. No había alzado mucho la voz. No lo necesitaba. El Tyre-minetor estaba obedeciendo, poniéndose a la espalda de Matt, mirando a los últimos de los sigilosos niños que la explosión de Matt no había dispersado. Es rápido, se dijo Matt. Más rápido que yo. Es como un juego. Mientras los miras ellos no pueden moverse. Ellos hicieron turnos para ser el vigilante y el que manejaba la pala. Aquí la tierra era dura como una roca, compacta con hierbajos. Pero de alguna forma consiguieron cavar un agujero y el trabajo los ayudó mentalmente. Enterraron a Toby, y Matt caminó alrededor como algún monstruo arrastrando los pies, intentando quitar el vómito de sus zapatos en la hierba. De repente al lado de ellos hubo un ruido de una puerta golpeada al abrirse y Matt corrió, corrió hacia su madre, que estaba intentando levantar una enorme maleta, demasiado pesada para ella, a través de la puerta. Matt le cogió la maleta y se sintió estrechado en su abrazo aún cuando ella tuvo que ponerse de puntillas para hacerlo. —Matt no puedo dejarte sin m{s< —Él será uno de los que conseguirán salvar la ciudad del desastre —Dijo la Dra. Alpert, interrumpiéndola. —. Él lo limpiará todo. Ahora nosotros tenemos que irnos

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así que no lo llevamos con nosotros. Matt, supongo que ya lo sabes, oí que los McCulloughs también se están marchando. Mr. Y Mrs. Sulez no parecen estar yéndose aún, y tampoco los Gilbert-Maxwells. —Dijo las dos últimas palabras con un énfasis distinto. Los Gilbert-Maxwells eran la tía de Elena, Judith, su marido Robert Maxwell, y la hermana pequeña de Elena, Margaret. No había ninguna razón para mencionarlos. Pero Matt sabía porque la doctora Alpert lo había hecho. Ella recordaba ver a Elena cuando todo este desastre empezó. A pesar de la purificación de Elena de los bosques donde la doctora Alpert había estado, la doctora lo recordaba. —Se lo diré a… Meredith —Dijo Matt, y mirándola a los ojos, asintió con la cabeza un poco, como diciendo, se lo diré también a Elena. —¿Algo más para llevar? —Preguntó Tyrone. Estaba cargado con una jaula para canarios, con el pequeño pájaro desesperadamente batiendo sus alas dentro, y una maleta más pequeña. —No, pero ¿cómo puedo darte las gracias? —Dijo Mrs. Honeycutt. —Las gracias después… ahora, todo el mundo dentro —Dijo Dra. Alpert. —, nos vamos ya. Matt abrazó a su madre y le dio un pequeño empujón hacia la SUV, que cargaba ya con la jaula del canario y la maleta pequeña. —¡Adiós! —Gritaron todos. Tyrone sacó su cabeza por la ventana para decir, — ¡Llámame cuando sea! ¡Quiero ayudar! Y entonces se fueron. Matt no podía creer que hubiera terminado; había pasado tan rápido. Entró a su casa a través de la puerta abierta y cogió su otro par de zapatillas de deporte, solo en caso de que Mrs. Flowers no pudiera eliminar el olor de las que llevaba puestas. Cuando salió de nuevo de la casa tuvo que parpadear. En el lugar donde había estado la SUV blanca había un coche blanco distinto aparcado al lado del suyo. Miró alrededor del bloque. No había niños. Ninguno.

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Y el canto de los pájaros había vuelto. Había dos hombres en el coche. Uno era blanco y el otro negro y los dos estaban rodando una edad apropiada para ser considerados padres. De todos modos lo habían dejado aislado, por la forma en la que habían aparcado su coche. No tenía otra opción que ir hacia ellos. Tan pronto como lo hizo ellos salieron del coche, mirándolo como si fuera tan peligroso como un kitsune. En el instante en el que ellos hicieron eso, Matt sabía que había cometido un error. —¿Es usted Matthew Jeffrey Honeycutt? Matt no tenía elección solo asentir. —Diga sí o no, por favor. —Sí. —Matt ahora podía ver el interior del coche. Era un coche de policía camuflado, uno de esos con luces en el interior, preparadas para ser fijadas fuera si los oficiales querían atraparte desprevenido. —Matthew Jeffrey Honeycutt, queda arrestado por el asalto y agresión a Caroline Beula Forbes. Tiene derecho a permanecer en silencio. Si rehúsa a este derecho, todo lo que diga puede y será utilizado en su contra ante un tribunal… —¿No vieron a esos niños? —Gritó Matt. —¡Tienen que haber visto a uno o dos de ellos! ¿Eso no significa nada para ustedes? —Inclínese y ponga sus manos en la parte delantera del coche. —¡La ciudad entera va a ser destruida! ¡Tienen que ayudarnos! —¿Ha entendido tus derechos…? —¿Ha entendido usted lo que está pasando en Fell’s Church? Hubo una pausa en ese momento. Y entonces, en casi un perfecto tono, uno de ellos dijo. —Somos de Ridgemont.

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Capítulo 19 Traducido por: Alice

Bonnie decidió, con unos preciosos segundos que parecen extenderse por horas, que lo que iba a pasar iba a pasar, no importa lo que hiciera. Y no era una cuestión de orgullo aquí. Sabía que había gente que se reiría de esto, pero era cierto. A pesar de las nuevas Poderes de Elena, Bonnie fue la más utilizada para confrontar la dura oscuridad. Ella estaba de alguna manera con vida después de todo eso. Y muy pronto ella no lo estaría. Y lo que ella fue era lo único que quedaba de ella. Oyó un glissando* de gritos y luego los oyó llegar a detenerse. Bueno, eso fue todo lo que podía hacer por el momento. Dejar de gritar. La elección fue hecha. Bonnie podría salir, intacta, desafiante y en silencio. En el momento en que dejó de gritar Shinichi hizo un gesto y el ogro que se había apoderado de ella dejó de llevarla a la ventana. Ella lo sabía. Él era un matón. Los matones querían oír que las cosas dolieran o que la gente era miserable. El ogro la levantó por lo que su rostro estaba al nivel de Shinichi. —¿Emosionada con tu viaje? —Encantada. —Dijo sin expresión. Hey, pensó, no soy tan mala en estas cosas de valiente. Pero todo dentro de ella estaba temblando el doble del tiempo con el fin de recuperar el rostro de piedra. Shinichi abrió la ventana. —¿Todavía emocionada? Ahora había hecho algo, había abierto la ventana. Ella no sería aplastada contra el vidrio hasta que ella lo rompiera con su cara y saliera a navegar a través de los pedacitos recortados. No seria doloroso hasta que ella cayera al suelo y nadie sabría de eso, ni siquiera ella. Sólo tienes que hacerlo y acabar de una vez, pensó Bonnie. La cálida brisa de la ventana le dijo que este -lugar- sitio de venta de esclavos –donde a los clientes se

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les permitía examinar completamente a los esclavos hasta que ellos encontraran su derecho- era demasiado alto con aire acondicionado. Voy a estar caliente, incluso si es sólo por un segundo más o menos, pensó. Cuando una puerta cercana a ellos golpeó, Bonnie casi saltó de los brazos del ogro, y cuando la puerta de su habitación se abrió de golpe, casi brincó a través de su propia piel. ¿Lo ves? Algo subió violentamente a través de ella. ¡Estoy a salvo! Sólo tomó un poco de aquella valentía y ahora... Pero era la hermana de Shinichi, Misao. Misao, pareciendo gravemente enfermo, su pálida piel, aferrándose a la puerta para sostenerse. La única cosa en ella que no era gris era su pelo negro brillante, con puntas rojas en los extremos, al igual que Shinichi. —¡Espera! —Le dijo a Shinichi. —Nunca preguntases sobre< —¿Crees que una pequeña cabeza hueca como ella lo sabría? Pero tiene su propia manera. —Shinichi y Misao sentándose en el sofá, se frotaban los hombros confortablemente. —Preguntaré. Así que se fue al interior del salón de los espejos de dos vías, Bonnie pensó. Ella se ve realmente mal. Al igual que morir mal. —¿Qué pasó con la esfera estelar de mi hermana? —Exigió Shinichi y Bonnie vio cómo esta cosa formo un círculo, con un principio y un final, y cómo, comprendió esto, ella podría morir con verdadera dignidad. —Fue mi culpa —dijo ella, con una leve sonrisa al recordar. —La mitad de ello era para Sage. Abrió la primera vez para abrir la Puerta atrás en la Tierra. Y entonces... —Ella les contó la historia, como si se tratara de una que nunca había oído antes, poniendo énfasis de cómo era ella quien había dado a Damon las pistas para encontrar la esfera estelar de Misao, y fue Damon quien lo había utilizado para entrar en el nivel superior de las Dimensión Oscura.

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—Es todo un ciclo —Explicó. —, lo que se haces se te devuelve. —Entonces, a pesar de sí misma, ella comenzó a reír. En dos zancadas, Shinichi estaba al otro lado de la habitación y abofetearla. No sabía cuántas veces lo hizo. La primera fue suficiente para hacerla jadear y detener sus risitas. Después sintió como sus mejillas se hinchaban como si tuviera un caso muy doloroso de paperas, y su nariz sangraba. Ella siguió tratando de limpiarlo en su hombro, pero no se detendría. Por fin Misao dijo: —¡Uf. Desata sus manos y dale una toalla o algo así. Los ogros se movieron como si Shinichi había dado la orden. Shinichi se estaba sentado al lado de Misao, hablando con ella en voz baja, como si estuviera hablando a un bebé o una mascota querida. Pero los ojos de Misao, con su pequeño parpadeo con fuego en ellos, eran claros y adultos cuando miró a Bonnie. —¿Dónde está mi esfera estelar ahora? —Preguntó con terrible intensidad gris. Bonnie, que se limpiaba la nariz, sintiendo la dicha de no ser esposada detrás de su espalda, se preguntó por qué ella no estaba aún tratando de pensar en una mentira. Como, déjame libre y los conducen a ella. Entonces se acordó de Shinichi y su maldita telepatía kitsune. —¿Cómo voy a saber? —Señaló lógicamente. —Yo sólo estaba tratando de jalar a Damon lejos de la Puerta cuando ambos nos caímos. No vino con nosotros. Hasta donde yo sé, lo echaron en la tierra y todo el líquido se derramó. Shinichi se levantó para lastimarla de nuevo, pero ella sólo dice la verdad. Misao ya estaba hablando. —Sabemos que no sucedió porque estoy<—Ella tenía que hacer una pausa para respirar. —sigo con vida. Ella giró su pálida, y hundida cara hacia Shinichi y le dijo: —Tienes razón. Ella es inútil ahora, y llena de información que no debería tener. Tirenla.

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Un ogro recogido a Bonnie, la toalla y todo. Shinichi dio la vuelta al otro lado. — ¿No ves lo que le has hecho a mi hermana? ¿Lo ves? Sin más tiempo ahora. Sólo un segundo para preguntarse si realmente iba a ser valiente o no. Pero ¿qué debería decir para demostrar que era valiente? Abrió la boca, honestamente no segura de si lo que salía era un grito o palabras. —Ella va a parecer y aún peor cuando mis amigos estén con ella. —Dijo, y vio a los ojos de Misao de que ella había dado en el blanco. —Tirenla. —Gritó Shinichi, lívido de furia. Y el ogro la tiró por la ventana.

********** Meredith estaba sentada con sus padres, tratando de averiguar lo que estaba mal. Había terminado sus diligencias en un tiempo récord: obtener versiones ampliadas de la escritura en la parte frontal de los frascos hechos, llamar a la familia Saitou para descubrir que todos ellos estarían en casa al mediodía. Luego había examinado y numerado los detalles individuales de cada individuo en las fotos que Alaric había enviado. El Saitous había sido.... tenso. Meredith no se había sorprendido ya que Isabel había sido un principal, de ser completamente inocente, portador del kitsune mortal que posee el Malach. Una de las peores víctimas era propio novio estable de Isobel, Jim Bryce, que había conseguido el Malach de Caroline y la extendió a Isobel sin saber lo que estaba haciendo. Él mismo había sido poseído por el malach de Shinichi y había demostrado todos los síntomas horribles del Síndrome LeschNyhan, devorando sus propios labios y los dedos, mientras la pobre Isabel había utilizado agujas sucias -a veces el tamaño de agujas de tejer de un niño- para perforarse en más de treinta lugares, además de bifurcarse la lengua con unas tijeras. Isobel estaba fuera del hospital y en vías de recuperación ahora. Sin embargo, Meredith estaba desconcertada. Ella había recibido la aprobación de las cartas con

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ampliación individual, de los personajes en los frascos de los Saitous antiguos Obaasan (abuela de Isabel) y la Sra. Saitou (madre de Isabel)- no sin una buena cantidad de argumentos en japonés sobre cada personaje. No era más que entrar en su coche cuando Isobel había salido corriendo de la casa con una bolsa de notas Post-it en su mano. —La madre los hizo< en caso de que le sea necesario. —Jadeó en su nueva, suave y arrastrada voz. Y Meredith había tomado las notas con gratitud, murmurando algo incómoda sobre la devolución. —No, pero< pero ¿puedo echar un vistazo a las ampliaciones? —Isobel jadeó. ¿Por qué estaba jadeando tan fuerte? Meredith se preguntó. Incluso si ella había corrido desde el último piso hasta el siguiente hacia Meredith, eso no lo explicaría. Entonces Meredith recordó: Bonnie había dicho que Isabel tenía un corazón "acelerado". —Ya ves —Dijo Isabel con lo que pareció ser vergüenza y un motivo para la comprensión —, Obaasan es realmente casi ciega ahora< y ha sido tanto tiempo desde que la madre estaba en la escuela... pero tomo clases de japonés en este momento. Meredith fue tocado. Obviamente, Isobel había considerado mala educación contradecir a un adulto cuando estaban al alcance del oído. Pero allí, sentado en el coche, Isabel había pasado por todas las tarjetas ampliadas con una persona, escribiendo un similar, pero definitivamente diferente carácter en la parte posterior. Se había tomado unos veinte minutos. Meredith se había impresionado. —Pero, ¿cómo los recuerdas a todos? ¿Cómo puedes escribir de uno a otro? —Ella había espetado, después de ver los símbolos complicados que diferían sólo por unas pocas líneas. —Con los diccionarios —Isobel había dicho, y había dado por primera vez una risita. —No, lo digo en serio< para escribir una carta muy apropiada, por ejemplo, no se utiliza Tesauro y corrector ortogr{fico y< —¡Lo necesito para escribir cualquier cosa! —Meredith se había reído. Había sido un buen momento, ambas sonriendo juntas, relajadas. Sin problemas. Al corazón de Isobel le había parecido muy bien.

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Entonces, Isabel se había alejado a toda prisa, y cuando ella se había ido Meredith se quedó mirando a un círculo alrededor de la humedad en el asiento del pasajero. Una lágrima. Pero ¿por qué Isobel debería estar llorando? ¿Por que le recordó su Malach, o el de Jim? ¿Por qué le tomaría varias cirugías plásticas antes de que sus orejas tuvieran carne en ellos otra vez? Ninguna respuesta que Meredith pudiera pensar tenía sentido. Y tuvo que apresurarse para llegar a su propia casa< en la tarde. Fue entonces cuando Meredith fue golpeada por un hecho. La familia Saitou sabía que Meredith, Matt, y Bonnie eran amigos. Pero ninguno de ellos había preguntado por Bonnie o por Matt. Extraño. Si ella sólo hubiera sabido cuánto extraña la visita con su propia familia sería...

* Glissando: (traducido del Frances glisser a “resbalar”, “deslizar”) es un efecto sonoro consistente en pasar rápidamente de un sonido a otro haciendo oír todos los sonidos intermedios.

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Capítulo 20 Traducido por: Nessy77

Meredith generalmente encontraba a sus padres graciosos, tontos y amorosos. Eran serios con todos los prejuicios como: "Cariño, tienes que estar segura de conocer realmente a Alaric antes… antes de…" Meredith no tenía dudas en absoluto acerca de Alaric, porque era otra de esas tontas, cariñosas, valientes y galantes personas, que hablaban de todas las cosas sin llegar al punto. Hoy, ella se sorprendió al ver que no había el grupo usual de autos en el ancestral hogar. Tal vez la gente tuvo que quedarse en casa para luchar contra sus propios hijos. Cerró el Acura, consciente de los contenidos preciosos dados por Isabel, y tocó el timbre. Sus padres creían en las cerraduras de cadena. Janet, el ama de llaves, parecía feliz de verla, pero se notaba nerviosa. Ajá, Meredith pensó, han descubierto que su obediente única hija ha saqueado el ático. Tal vez quieran la estaca de regreso. Tal vez debería haberla dejado en la pensión. Pero ella se dio cuenta de que las cosas estaban realmente serias cuando entró en la sala de estar y vio la silla de descansar lujosa ‚La-Z-Boy‛, el trono de su padre: vacío. Su padre estaba sentado en el sofá, sosteniendo a su madre, que estaba sollozando. Había traído la estaca con ella misma, y cuando su madre la vio, rompió en un nuevo estallido de lágrimas. —Miren —Dijo Meredith. —, esto no tiene por qué ser tan trágico. Tengo una idea bastante buena de lo que pasó. Si quieres decirme cómo la abuela y yo realmente nos lastimamos, ese es su problema. Pero si yo fui... contaminada de alguna manera... Ella se detuvo. Ella apenas podía creerlo. Su padre fue extendiendo un brazo hacia ella, como si la condición de su ropa no le importara. Se acercó a él lenta e incómodamente, y lo dejó abrazarla con independencia de su traje de Armani. Su

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madre tenía un vaso con unos pocos sorbos que quedaban de lo que parecía como Coca-Cola frente a ella, pero Meredith apostó a que no era Coca-Cola. —Esperábamos que este fuera un lugar de paz —Expuso su padre. Cada frase que su padre decía, era ceremonial. Te acostumbra a él. —, nunca soñé... —Y entonces se detuvo. Meredith se quedó atónita. Su padre no se detuvo en medio de un discurso. Él no se detuvo. Y ciertamente no lloró. —¡Papá! ¡Papá! ¿Qué es? ¿Los niños han estado por aquí, los chicos locos? ¿Han hecho daño a alguien? —Tenemos que contarte toda la historia, comienza hace mucho tiempo —Su padre... Dijo. Habló con tal desesperación que no era algo así como un discurso. — Cuando fueron... todos atacados. —Por el vampiro. O el abuelo. ¿O tú sabes? Una larga pausa. Entonces su madre drenado el contenido de su copa dijo: —Janet, otro, por favor. —No, Gabriela. —Dijo su padre, reprendiendo. —Nando< no puedo soportar esto, pensar que mi hija inocente... Meredith dijo: —Mira, creo que puedo hacer esto más fácil para ustedes. Ya sé... bueno, en primer lugar, que tenía un hermano gemelo. Sus padres miraron horrorizados. Se abrazaron, jadeando. —¿Quién te dijo? — Preguntó su padre. —En esa pensión, ¿quién puede saber
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El universo parecía comenzar a moverse lentamente alrededor de Meredith. —Eso es sólo una suposición —Dijo su padre. —. No sabemos realmente si no habían más que el vampiro fuerte. —Pero ustedes saben sobre Klaus< ¿cómo? —Lo vimos. Él era el fuerte. Él mató a los guardias de seguridad en la puerta de un golpe cada uno. Nos mudamos a una nueva ciudad. Teníamos la esperanza de que nunca supieras que tenías un hermano —Su padre le rozó los ojos, —. Tu abuelo habló con nosotros, justo después del ataque. Pero al día siguiente... nada. Él no podía hablar en absoluto. —Su madre puso la cara entre las manos. Ella sólo se levantó para llamar —¡Janet! Otro, ¡Por Favor! —Ahora mismo, señora. —Meredith miró a los ojos azules del ama de llaves para tratar de ver la solución de este misterio y no encontró nada, simpatía sí, pero no ayuda. Janet se llevó el vaso vacío, balanceando su trenza rubia francesa. Meredith se volvió hacia sus padres, miró lo oscuro de sus ojos y su cabello, su piel color oliva. Estaban acurrucados juntos de nuevo, con los ojos sobre ella. —Mamá, papá, sé que esto es muy duro. Pero yo voy detrás de la clase de personas que lastimaron al abuelo y la abuela, y a mi hermano. Es peligroso, pero tengo que hacerlo —Ella cayó en una posición de Taekwondo. —. Quiero decir, ustedes me han entrenado. —¿Pero en contra de tu propia familia? ¿Puedes hacer eso? —Exclamó su madre. Meredith se sentó. Había llegado al final de los recuerdos que ella y Stefan había encontrado. —Así que Klaus no lo mató como a la abuela. Él se llevó a mi hermano con él. —Cristian —Se lamentó su madre. —Era un bebé< sólo un bebé. ¡Tres años! Fue entonces cuando encontramos a los dos... y la sangre... oh, la sangre... Su padre se levantó, no para hablar, sino para poner su mano sobre el hombro de

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Meredith. —Pensamos que sería más fácil no decirte, porque no tendrías ningún recuerdo de lo que estaba sucediendo cuando entramos< Y no los tienes, ¿verdad? Los ojos de Meredith se llenaron de lágrimas. Ella miró a su madre, en silencio tratando de decirle que no podía entender esto. —¿Él estaba bebiendo mi sangre? —Adivinó. —¿Klaus? —¡No! —Gritó a su padre cuando su madre rezaba entre susurros. —Estaba bebiendo de Cristian, entonces. —Meredith estaba de rodillas en el suelo, tratando de buscar el rostro de su madre. —¡No! —Exclamó su padre. Se ahogó. —¡La sangre! —Exclamó su madre, que cubre sus ojos. —¡La sangre! —Querida< —Dijo su padre entre sollozos, y se dirigió hacia su madre. —¡Papá! —Meredith fue tras él y sacudió el brazo. —¡He descartado todas las posibilidades! ¡No lo entiendo! ¿Quién bebía sangre? —¡Tú! Tú! —Su madre casi gritó. —¡De tu propio hermano! ¡Oh, que terror! —Gabriela. —Se quejó su padre. La madre de Meredith se hundió en llanto. La cabeza de Meredith daba vueltas. —¡Yo no soy un vampiro! ¡Yo cazo vampiros y los mato! —Él dijo —Su padre le susurró con voz ronca. —: ‚sólo hay que hacer que ella tome una cucharada a la semana. Si quieres que viva, eso debe ser así. Prueba con una morcilla.‛ Él se estaba riendo. Meredith no tuvo necesidad de preguntar si había obedecido. En su casa, había morcilla con postre al menos una vez a la semana. Había crecido con ella. No era nada especial.

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—¿Por qué? —Susurró con voz ronca ahora. —¿Por qué no me mataste? —¡Yo no sé! ¡Todavía no lo sé! Ese hombre, tenía todo por delante chorreando sangre
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—Ah, gracias, Princesa Divina, Virgen pura y... —Su madre no podía dejar de llorar. —Papá —Dijo Meredith con pena del dolor de su madre, pero necesitaba desesperadamente información. —. ¿Alguna vez han vuelto a verlo? ¿O escuchado acerca de él? ¿Mi hermano, Cristian? —Sí —Dijo su padre. —. Oh, sí, lo hemos visto, o algo así. Su madre se quedó sin aliento. —¡Nando, no! —Ella tiene que saber la verdad en algún momento —Dijo su padre. Rebuscó entre algunas carpetas de cartón de archivos en el escritorio, —¡Mira! —le dijo a Meredith. —Mira esto. Meredith miró con absoluta incredulidad.

********** En la Dimensión Oscura, Bonnie cerró los ojos. Había mucho viento en la parte superior de la ventana del alto edificio. Eso fue todo lo que su mente pudo pensar cuando ella estaba fuera de la ventana y luego de nuevo dentro, mientras el ogro se reía y la terrible voz de Shinichi decía: —¿Crees realmente que te dejaría ir sin cuestionarte exhaustivamente? Bonnie oyó las palabras y no les encontró sentido, y de pronto cobraron sentido para ella. Sus captores iban a hacerle daño. Iban a torturarla. Iban a quitarle todo su valor. Ella pensó que le gritó algo a él. Todo lo que sabía, sin embargo, fue que hubo una explosión de calor suave detrás de ella, y luego -increíblemente- todo vestido con un manto con insignias que lo hacía parecer como una especie de príncipe militar, ahí estaba Damon. Damon.

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Era tan tarde que había renunciado hace mucho tiempo a que él viniera en su búsqueda. Pero ahora estaba aquí y allá, dedicándole una brillante sonrisa a Shinichi, quien estaba mirando como un tonto que hubiera sido golpeado. Y ahora Damon estaba diciendo: —Me temo que la Srta. McCullough tiene otro compromiso en ese momento. Pero yo sí estaré de vuelta para patear tu trasero de inmediato. Muévanse de esta habitación y los voy a matar a todos, poco a poco. Gracias por su tiempo y consideración. Y antes de que nadie pudiera recuperarse del choque de su llegada, él y Bonnie estaban atravesando las ventanas. Se fue, no por atrás del edificio como si fuera en retirada, sino en línea recta hacia adelante, con una mano delante de él, envolviendo a ambos en una negra e impalpable cubierta de energía. Rompieron el espejo de dos cuerpos de la habitación de Bonnie y fueron casi todo el camino hasta la habitación de al lado antes de que la mente de Bonnie analice el primer "vacío". Luego fueron estrellándose a través de un elaborado sistema de ventanas hechas para que la gente piense que tenían una vista de afuera, y volando sobre alguien acostado en una cama. Entonces... sólo hubo una serie de choques, por los que Bonnie estaba preocupada. Ella apenas tenía una idea de lo que estaba pasando en cada habitación. Por último... Los golpes pararon. Esto dejó a Bonnie aferrada a Damon al estilo koala -ella no era estúpida- y ellos estaban muy, muy alto en el aire. Y había movilización frente a ellos y a los lados, por lo que Bonnie podía ver, eran mujeres que también estaban volando, pero en pequeñas máquinas que se parecía a una combinación de una motocicleta y moto acuática. Sin ruedas, por supuesto. Las máquinas eran doradas, que era también el color del cabello de cada conductor. Así que la primera palabra que Bonnie le dijo casi sin aliento a su salvador, después de que él abriera un túnel a través del edificio del dueño de los esclavos, fue: —¿Guardianes? —Indispensables, teniendo en cuenta el hecho de que no tenía ni idea de dónde los chicos malos podrían haberte llevado, además sospechaba que podría haber un límite de tiempo. Este fue en realidad el último de los vendedores de esclavos que debí comprobar. Por fin... suerte. —Para alguien que tuvo mucha suerte, sonaba un poco extraño. Casi... como si tuviera un nudo en la garganta.

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El agua le llegaba a las mejillas de Bonnie, pero estaba pasando demasiado rápido para que ella la limpiara. Damon la sostenía de manera que no podía ver su rostro, y la estaba sosteniendo muy, muy apretada. Realmente era Damon. Había llamado a la caballería y, a pesar de todo cuanto ocurría, la había encontrado. —¿Ellos te hirieron, no es así pequeño cardena? Vi... vi tu cara —Dijo Damon en su nueva profunda voz. Bonnie no sabía qué decir. De repente a ella no le importó lo mucho que él la apretó. Incluso se encontró apretándolo también. De pronto, para su sorpresa, Damon la apartó de su abrazo estilo koala y la besó en los labios muy suavemente. —¡Pequeño cardenal! Voy a ir ahora, y hacerlos pagar por lo que te hicieron. " Bonnie se oyó decir a sí misma: —No, no lo hagas. —¿No? —Damon repitió, desconcertado. —No. —Dijo Bonnie. Necesitaba a Damon con ella. No le importaba Shinichi. Hubo algo muy dulce creciendo dentro de ella, pero también había una urgencia en su cabeza. Realmente era una lástima, pero en unos momentos iba a estar inconsciente. Mientras tanto, ella tenía tres ideas en su mente y todas ellas eran claras. Lo que temía era que iban a ser menos claro más tarde, después de que ella se hubiera desmayado. —¿Tienes una esfera estelar? —Tengo veintiocho de ellas. —Dijo Damon, y la miró con curiosidad. Eso no era lo que Bonnie quería saber en absoluto, ella quería una para grabar. — ¿Puedes recordar tres cosas? —Le dijo a Damon. —Me gusta pensar que si. —Ahora Damon la besó suavemente en la frente. —En primer lugar, arruinaste mi muy valiente muerte.

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—Siempre se puede volver atrás y puedes tener otra oportunidad. —La voz de Damon era menos profunda ahora, más parecida a la suya propia. —En segundo lugar, me dejaste en esa horrible posada para una semana. Como si pudiera ver el interior de su mente, vio que ésta parte le afectaba a él como una especie de estaca de madera. La tenía apretada con tanta fuerza que ella realmente no podía respirar. —Yo... yo no quise. En realidad era sólo cuatro días, pero nunca debería haberlo hecho. —Dijo. —En tercer lugar. —Dijo Bonnie en un susurro. —. Yo no creo que ninguna esfera estelar fuera robada nunca. Lo que nunca existió no puede ser robado, ¿verdad? Ella lo miró. Damon estaba mirando hacia atrás de manera que normalmente le habría encantado. Era evidente que estaba, muy angustiado. Pero Bonnie estaba colgada semi-inconsciente en este momento. —Y... cuarto... —Dijo desconcertadamente lento. —¿En cuarto lugar? Dijiste tres cosas. —Damon sonrió, sólo un poco. —Tengo que decir esto: —Ella dejó caer su cabeza sobre el hombro de Damon, reunió toda su energía, y se concentró. Damon aflojó el abrazo un poco. Él dijo: —Puedo escuchar un tenue murmullo en mi cabeza. Sólo dilo normalmente. Estamos bien lejos de cualquier persona. Bonnie fue insistente. Ella arrugó su pequeño cuerpo y luego envió una explosión de pensamiento. Se podría decir que Damon lo atrapó. En cuarto lugar, sé cómo encontrar los siete legendarios tesoros kitsune. Que incluye la más grande esfera de cristal que jamás se ha hecho. Pero si la queremos, tenemos que llegar a ella, rápido. Entonces, con la sensación de que había contribuido lo suficiente a la conversación, se desmayó.

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Capítulo 21 Traducido por: Daniel

Alguien todavía estaba tocando la puerta de Stefan. —Es un pájaro carpintero— dijo Elena cuando podía hablar. —Ellos tocan, ¿no? —¿En puertas dentro de casas?— Dijo Stefan aturdido. —Ignóralo y se ira. Un momento después los golpes reanudaron. Elena se quejó —No creo esto. Stefan susurró, —¿Quieres que te traiga su cabeza? ¿Desfijada de su cuello, quiero decir? Elena lo considero. Mientras los golpes continuaban, estaba más preocupada y menos confundida. —Mejor ver si es un pájaro, supongo— dijo. Stefan se apartó de ella, de alguna manera subiéndose sus pantalones, y fue tambaleando hacia la puerta. A pesar de sí misma, Elena se compadecía de quien estaba en el otro lado. Los golpes empezaron de nuevo. Stefan llegó a la puerta y casi la arrancó de sus goznes. —¿Que demo— Se detuvo, de repente moderando su voz. —¿Sra. Flowers? —Sí— dijo la Sra. Flowers, deliberadamente no viendo a Elena, quien estaba vistiendo una sabana y directamente en su línea de visión.

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—Es la pobre Meredith— dijo la Sra. Flowers. —Ella está en tal estado, y dice que tiene que verte ahora, Stefan. La mente de Elena cambió de rumbo tan de repente y sin problemas como un tren. ¿Meredith? ¿En un estado? Exigiendo ver a Stefan, aun cuando, mientras Elena estaba segura ella debía tener, ¿la Sra. Flowers había indicado delicadamente cuán... ocupado estaba Stefan en el momento? Su mente estaba todavía sólidamente vinculada con la de Stefan. Él dijo, —Gracias, Sra. Flowers. Estaré abajo en un momento. Elena, quien se estaba deslizando en su ropa tan rápido como podía, mientras agachada en el otro lado de la cama, añadió una sugestión telepática. —Tal vez podrías hacerle una buena taza de té—quiero decir, una taza de té— agregó Stefan. —Sí, querido, qué buena idea— dijo la Sra. Flowers suavemente. —¿Y si debes ver a Elena, tal vez podrías decirle que la querida Meredith está preguntando por ella, también? —Lo haremos—dijo Stefan automáticamente. Entonces se dio vuelta y se apresuró a cerrar la puerta. Elena le dio tiempo para ponerse la camisa y los zapatos, y entonces ambos se apresuraron a la cocina, donde Meredith no estaba teniendo una buena taza de té, sino dando vueltas como un leopardo enjaulado. Stefan comenzó, —¿Qué—? —¡Te diré que está mal, Stefan Salvatore! ¡No—tu dime! Estabas en mi mente antes, así que debes saber. Tú debes haber sido capaz de ver—decir—sobre mí. Elena aún estaba en mente-cerrada con Stefan. Ella sintió su consternación. — ¿Decir que sobre ti?— Él preguntó suavemente, sacando una silla de la mesa de la cocina así Meredith podía sentarse.

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El muy simple acto de sentarse, de hacer una pausa para responder por cortesía, parecía calmar a Meredith ligeramente. Pero aún así Elena podía sentir su miedo y dolor como el sabor de una espada de acero en su lengua. Meredith aceptó un abrazo y se puso un poco más tranquila aún. Un poco más ella misma y menos como un animal enjaulado. Pero la lucha fue tan visceral y tan clara en su interior que Elena no podía soportar dejarla, incluso cuando la señora Flowers depositó cuatro tazas de té en la mesa y tomó otra silla que Stefan le ofreció. Entonces Stefan se sentó. Él sabía que Elena se pararía o sentaría o compartiría una silla con Meredith, pero fuera lo que fuese, ella seria quien decidiese. La señora Flowers estaba revolviendo suavemente miel en su taza de té y luego paso la miel junto a Stefan quien se la dio a Elena quien puso justo el poco que a Meredith le gustaba en la taza de Meredith y la revolvió suavemente, también. Los normales y civilizados sonidos de dos cucharas silenciosamente tintineando pareció relajar a Meredith aún más. Ella tomó la taza que Elena le dio y sorbió, entonces bebió con avidez. Elena podía sentir el suspiro de alivio mental de Stefan mientras Meredith flotaba otros pocos niveles. Él amablemente tomó un sorbo de su propio té, que estaba caliente pero no muy caliente y hecho de bayas naturalmente dulces y hierbas. —Es bueno— dijo Meredith. Era casi un ser humano ahora. —Gracias, Sra. Flowers. Elena se sintió más ligera. Se relajó lo suficiente como para acercar su propia taza de té y exprimir un montón de miel y revolverla y tomar un trago. ¡Bueno! ¡Té calmante! Esa es manzanilla y pepino, Stefan le dijo. —Manzanilla y pepino— dijo Elena, asintiendo sabiamente, —Para calmarse— Y entonces se sonrojó, pues la brillante sonrisa de la Sra. Flowers tenía conocimiento.

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Elena apresuradamente bebió más té y vio que Meredith tenía más té y todo empezó a sentirse casi bien. Meredith era completamente Meredith ahora, no un animal feroz. Elena apretó la mano de su amiga con fuerza. Sólo había un problema. Los humanos eran menos aterradores que las bestias pero ellos podían llorar. Ahora Meredith, que nunca lloraba, estaba temblando y lágrimas estaban goteando en el té. —¿Sabes que es morcilla, no? — Preguntó a Elena finalmente. Elena asintió con la cabeza vacilante. —¿Lo teníamos a veces en guiso en tu casa?— Dijo. —¿Y en tapas?— Elena había crecido con la morcilla como una comida o un refrigerio en la casa de su amiga, y ella estaba acostumbrada a los pequeños trozos como una deliciosa comida que sólo la señora Sulez hacia. Elena sintió el corazón de Stefan hundiéndose. Ella miró atrás y adelante de él a Meredith. —Resulta que mi madre no siempre la hace— dijo Meredith, mirando a Stefan ahora. —Y mis padres tenían una muy buena razón para cambiar mi cumpleaños. —Solo dilo todo— Stefan sugirió en voz baja. Y entonces Elena sintió algo que no tenía antes. Un aumento—como una ola, un suave crescendo prolongado que hablo justo en el centro del cerebro de Meredith. Dijo: Sólo dilo y mantén la calma. Sin ira. Sin miedo. Pero no era telepatía. Meredith sintió el pensamiento en su sangre y huesos, pero no lo oyó con sus oídos. Era Influencia. Antes de que Elena pudiera golpear en la cabeza a su amado Stefan con su taza por usar Influencia sobre una de sus amigas, Stefan dijo, sólo para ella, Meredith se esta lastimando, sintiéndose asustada y enfadada. Ella tiene razón, pero necesita paz. Probablemente no seré capaz de sostenerla de todos modos, pero lo intentaré. Meredith se secó sus ojos. —Resulta que nada era como lo que yo pensaba que pasó—esa noche cuando tenía tres años— Ella describió lo que sus padres le habían dicho, todo lo que Klaus había hecho. Contando la historia, incluso tranquilamente, estaba deshaciendo todas las influencias calmantes que habían ayudado a Meredith a sostenerse. Ella estaba empezando a agitarse de nuevo.

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Antes de que Elena pudiera agarrarla, ella se había levantado y caminaba por la habitación. —Él se rió y dijo que iba a necesitar sangre todas las semanas—sangre animal—o iba a morir. No necesito mucho. Sólo una o dos cucharadas. Y mi pobre madre no quería perder a otro niño. Ella hizo lo que él le dijo. ¿Pero qué sucede si tengo más sangre, Stefan? ¿Qué sucede si bebo la tuya? Stefan estaba pensando, desesperadamente tratando de ver si en todos sus años de experiencia había encontrado algo como esto. Mientras tanto respondió a la parte fácil. —Si bebiste lo suficiente de mi sangre te habría convertido en un vampiro. Pero también lo haría cualquiera. Contigo—bueno, puede que tome menos. Así que no dejes que cualquier vampiro te engañe para intercambiar sangre. Una vez podría ser suficiente. —¿Así que no soy un vampiro? ¿Ahora? ¿No de cualquier tipo? ¿Hay diferentes tipos? Stefan respondió con seriedad. —Nunca he oído de ‘diferentes tipos’ de vampiros en mi vida, excepto los Antiguos. Puedo decirte que no tienes un aura de vampiro. ¿Qué pasa con tus dientes? ¿Puedes hacer tus caninos afilados? Por lo general, es mejor ensayar sobre carne humana. No la tuya. Elena rápidamente sacó su brazo, la-vena-de-la-muñeca hacia arriba. Meredith, ojos cerrados en concentración, hizo un gran esfuerzo, que Elena sintió a través de Stefan. Entonces Meredith abrió sus ojos, boca también abierta para una inspección dental. Elena miró sus caninos. Parecían un poco fuertes, ¿pero también los de cualquiera, ¿no? Con cuidado Elena alargo la punta del dedo, tocó uno de los caninos de Meredith. Pequeño pellizco. Sorprendida, Elena se echo hacia atrás. Se quedó mirando su dedo donde una gota muy pequeña de sangre estaba brotando. Todos la observaron, fascinados. Entonces la boca de Elena dijo sin detenerse a consultar a su cerebro, —Tienes dientes de gatito.

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Al siguiente momento Meredith había dejado de lado a Elena y se estaba paseando frenéticamente por toda la cocina. —¡No voy a ser uno! ¡No voy a ser! ¡Soy un cazador-asesino, no un vampiro! ¡Me matare yo misma si soy un vampiro!— Ella estaba mortalmente seria. Elena sintió a Stefan sintiéndolo, el rápido empuje del bastón entre sus costillas y en el corazón. Ella iría a Internet para encontrar la zona correcta. Palo de Hierro y ceniza blanca atravesando su corazón, aquietándolo para siempre... sellando el mal que era Meredith Sulez. ¡Mantén la calma! ¡Mantén la calma! La Influencia de Stefan la inundo. Meredith no estaba en calma. —Pero antes de eso tengo que matar a mi hermano— Ella arrojó una fotografía en la mesa de la cocina de la señora Flores. —Resulta que Klaus o alguien ha estado enviando estas desde que Cristian tenía cuatro años—en mi real cumpleaños. ¡Por años! Y en cada foto podéis ver sus dientes de vampiro. No ‘dientes de gatito’—Y luego dejaron de venir cuando yo tenía unos diez años. ¡Pero ellos lo habían mostrado creciendo! ¡Con dientes puntiagudos! Y el año pasado ésta llegó. Elena saltó por la foto, pero estaba más cerca de Stefan y él era más rápido. Se quedó mirando con asombro. —¿Creciendo?— Dijo. Ella podía sentir cuan agitado él estaba—y cuan envidioso. Nadie le había dado esa opción. Elena miró a la paseante Meredith y alrededor de Stefan. —Pero es imposible, ¿no?— Dijo. —Pensé que si eras mordidos, eso era, ¿verdad? Nunca creciste—o envejeciste. —Eso es lo que yo pensaba también. Pero Klaus era un Antiguo y ¿quién sabe lo que pueden hacer?— Respondió Stefan. Damon se pondrá furioso cuando se entere, Elena dijo a Stefan privadamente, buscando la foto a pesar de que ya la había visto a través de los ojos de Stefan. Damon estaba muy amargado sobre la ventaja de altura de Stefan—sobre la ventaja de altura de cualquiera. Elena trajo la foto a la Sra. Flowers y lo miró con ella. Mostraba un chico extremadamente guapo, con pelo que era justo el color oscuro de Meredith. Se

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parecía a Meredith en su estructura facial y piel olivácea. Estaba usando una chaqueta de moto y guantes, pero no casco, y estaba riendo alegremente con un conjunto completo de dientes muy blancos. Fácilmente podías ver que los caninos eran largos y puntiagudos. Elena miró atrás y adelante de Meredith a la foto. La única diferencia que podía ver era que los ojos de este muchacho parecían más claro. Todo lo demás gritaba "gemelos" —Primero lo mato— Meredith repitió cansada. —Entonces me mato— Ella tropezó de regreso a la mesa y se sentó, casi derribando su silla. Elena flotaba cerca de ella, arrebatando dos tazas de la mesa, para evitar que el brazo torpe de Meredith los precipitara al suelo. ¡Meredith... torpe! Elena nunca había visto a Meredith desgarbada o torpe antes. Era aterrador. ¿Era esto de alguna manera gracias a ser—por lo menos en parte— un vampiro? ¿Los dientes de gatito? Elena le puso ojos aprensivos a Stefan, sintió el desconcierto propio de Stefan. Entonces los dos, sin consulta, se volvieron para mirar a la señora Flowers. Ella les dio una sonrisa de disculpa de vieja dama. —Tengo que matar... encontrarlo, matarlo... primero— Meredith estaba susurrando en su cabeza oscura bajada a la mesa, a la almohada de sus brazos. — Encontrarlo... ¿dónde? Abuelo... ¿dónde? Cristian... mi hermano... Elena escuchó en silencio hasta que sólo había respiración suave para ser escuchada. —¿La drogaste?— Le susurró a la señora Flowers. —Era lo que mamá pensó mejor. Ella es una chica fuerte y saludable. No va a perjudicarla dormir a partir de ahora a través de la noche. Porque siento decirte, pero tenemos otro problema en este momento. Elena miró a Stefan, vio miedo comenzando en su rostro, y exigió, —¿Qué?— Absolutamente nada iba a venir a través de su enlace. Él lo había cerrado.

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Elena se dirigió a la señora Flowers. —¿Qué? —Estoy muy preocupada por el querido Matt. —Matt— coincidió Stefan, mirando alrededor de la mesa como para demostrar que Matt no estaba allí. Él estaba tratando de proteger a Elena de los escalofríos corriendo a través de él. Al principio Elena no estaba alarmada. —Yo sé dónde podría estar— dijo alegremente. Ella estaba recordando las historias que Matt le había dicho de estar en Fell's Church mientras ella y los demás habían estado en la Dimensión Oscura. —La casa de la Dra. Alpert. O afuera con ella, haciendo las rondas de visitas a casa. La Sra. Flowers negó con la cabeza, su expresión sombría. —Me temo que no, querida Elena. Sophia—la Dra. Alpert—me llamó y me dijo que estaba llevando la madre de Matt, tu propia familia, y varias personas más con ella y escapando de Fell's Church por completo. Y no la culpo ni un poco—pero Matt no era uno de esos. Dijo que quería quedarse y luchar. Eso fue alrededor de las doce y treinta. Los ojos de Elena de forma automática fueron al reloj de la cocina. El horror se disparo través de ella, volteando su estómago y reverberando a la punta de sus dedos. ¡El reloj marcaba las 4:35—4:35 PM! Pero tenía que estar equivocado. Ella y Stefan solo habían unido mentes sólo hace unos minutos. La rabia de Meredith no había durado tanto tiempo. ¡Esto era imposible! —¡Ese reloj—no está bien!— Ella recurrió a la Sra. Flowers, pero escuchó al mismo tiempo la voz telepática de Stefan, Es la mente mezclándose. No quería apresurarme. Pero estaba perdido en ello también. —¡no es tu culpa, Elena! —Es culpa mía— replicó Elena de nuevo en voz alta. —¡Nunca quise olvidarme de mis amigos toda la tarde! ¡Y Matt—Matt nunca nos asustaría manteniéndonos esperando su llamada! ¡Debería haberlo llamado! No debería haber estado— Miró a Stefan con ojos tristes. La única cosa quemando dentro de ella en este momento era la vergüenza de fallar a Matt. —Llame a su número móvil— dijo la Sra. Flowers muy suavemente. —Mamá me aconsejó hacerlo, todo el camino de regreso a las doce y media. Pero él no

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respondió. Le he llamado cada hora desde entonces. Mama no dirá más que es hora de que examinemos las cosas directamente. Elena corrió hacia la señora Flowers y lloró sobre el suave encaje batista en el cuello de la anciana. —Hiciste nuestro trabajo por nosotros— dijo. —Gracias. Pero ahora tenemos que ir a buscarlo. Ella se volvió hacia Stefan. —¿Puedes poner a Meredith en el dormitorio del primer piso? Sólo quítale sus zapatos y ponla en la parte superior de las cubiertas. Sra. Flowers, si vas a estar aquí sola, dejaremos a Saber y a Talon para cuidar de ti. Entonces vamos a seguir en contacto por móvil. Y vamos a buscar todas las casas de Fell's Church—pero creo que debemos ir a los matorrales en primer lugar... —Espera, mi querida Elena— la Sra. Flowers tenía sus ojos cerrados. Elena esperó, cambiando con impaciencia de un pie al otro. Stefan se acababa de girarse para poner a Meredith en la habitación del frente. De repente, la Sra. Flowers sonrió, ojos todavía cerrados. —Mamá dice que hará todo lo posible para ustedes dos, ya que son tan dedicados a su amigo. Ella dice que Matt no está en cualquier parte de Fell's Church. Y ella dice, lleva al perro, Saber. El halcón velará por Meredith mientras estamos fuera— Los ojos de la Sra. Flowers se abrieron. —A pesar de que podríamos cubrir su ventana y puerta con notas Post-it— ella dijo, —sólo para estar seguros. —No— dijo Elena rotundamente. —Lo siento, pero no voy a dejar a Meredith y a ti por su cuenta con sólo un pájaro de protección. Vamos a llevarlas a las dos con nosotros, cubiertas en amuletos si te gusta, y entonces podemos llevar ambos animales, también. De vuelta en la Dimensión Oscura, ellos trabajaron juntos cuando Bloddeuwedd estaba tratando de matarnos. —Muy bien— dijo Stefan a la vez, conociendo a Elena suficientemente bien como para darse cuenta de que una discusión de media hora de duración podría sobrevenir y Elena nunca se movería un centímetro de su posición. La Sra. Flowers tenía que haberlo sabido también, porque se levantó, también inmediatamente, y fue a prepararse. Stefan llevo a fuera a Meredith a su coche. Elena dio un pequeño silbido para Saber, quien estaba inmediatamente debajo de los pies, pareciendo más grande que

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nunca, y ella lo hizo correr por las escaleras al cuarto de Matt. Estaba decepcionantemente limpio—pero Elena sacó un par de calzoncillos de entre la cama y la pared. Le dio a estos a Saber para que los disfrutara, pero descubrió que no podía estar quieta. Por último, corrió a la habitación de Stefan, arrebató su diario de debajo del colchón, y comenzó a garabatear. Querido diario, No sé qué hacer. Matt ha desaparecido. Damon ha llevado a Bonnie a la Dimensión Oscura—¿pero esta él cuidando de ella? No hay forma de saberlo. No tenemos ninguna manera de abrir una puerta nosotros mismos e ir tras ellos. Me temo que Stefan va a matar a Damon, y si algo—cualquier cosa—le ha pasado a Bonnie, voy a querer matarlo también. ¡Oh, Dios, qué lío! Y Meredith... de todas las personas, Meredith resulta que tiene más secretos que todos nosotros juntos. Todo lo que Stefan y yo podemos hacer es mantener unos a otros y orar. ¡Hemos estado luchando con Shinichi tanto tiempo! Siento como si el fin estuviera muy pronto... y tengo miedo. —¡Elena!— El grito de Stefan vino desde abajo. —¡Todos estamos listos! Elena rápidamente metió de vuelta el diario bajo el colchón. Encontró a Saber esperando en la escalera, y le siguió hacia abajo, corriendo. La Sra. Flowers tenía dos abrigos cubiertos de amuletos. Afuera, un largo silbido de Stefan se encontró con un keeeeeeee desde arriba y Elena vio un pequeño cuerpo oscuro haciendo círculos sobre el blanco con rayas cielo de agosto. —Ella entiende— dijo Stefan brevemente, y tomó el asiento del conductor del coche. Elena se metió en el asiento trasero detrás de él, y la Sra. Flowers en el asiento delantero del pasajero. Desde que Stefan había abrochado el cinturón de Meredith en el centro del asiento trasero, esto dejo a Saber una ventana través de la cual poner su cabeza jadeante. —Ahora— dijo Stefan, sobre el ronroneo del motor, —¿a dónde vamos, exactamente?

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Capítulo 22 Traducido por: Stefita

—Mamá dijo no en Fell´s Church —La Sra. Flowers repitió a Stefan. —, y eso no significa el matorral. —Está bien —Dijo Stefan. —. Si él no está aquí, ¿entonces, en donde más? —Bueno —Dijo Elena lentamente. —, es la policía, ¿no? Lo han cogido. —Se sintió como si su corazón estuviera en su estomago. La Sra. Flowers suspiró. —Yo lo supuse, Mama debería habérmelo dicho pero la atmosfera está llena de influencias extrañas. —Pero el departamento de la alguacil está en Fell´s Church, o lo que hay de él. — Objeto Elena. —Entonces —Dijo la Sra. Flowers. —, ¿y qué hay acerca de la policía de la ciudad cercana? La que vino buscándolo antes. —Ridgemont. —Dijo Elena fuerte. —De ahí es de donde aquellos policías estaban buscando la pensión que era ahí, de donde ese tipo Mossberg viene. —Meredith lo dijo. Elena miro hacia Meredith, que ni siquiera había murmurado. —Ahí es donde el padre de Caroline tiene todos sus grandes amigos, al igual que el padre de Tyler Smallwood, Ellos pertenecen a todos esos clubs donde no hay mujeres y hacen todos esos apretones de manos secretos y esas cosas. —¿Y nosotros tenemos algo como un plan para cuando lleguemos ahí? — Pregunto Stefan. —Tengo un pequeño plan A —Admitió Elena. —, pero no sé si funcionara, ustedes lo deben saber mejor que yo.

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—Dímelo. Elena se lo conto, Stefan escucho y tuvo que reprimir una carcajada. —Yo creo — Dijo con sobriedad después. —, creo que podría funcionar. Inmediatamente Elena comenzó a pensar en el plan B y el C, para que no se quedaran atascados si el plan A fallaba. Tuvieron que conducir a través de Fell´s Church para llegar a Ridgemont, Elena vio casas quemadas y los arboles ennegrecidos a través de sus lágrimas, Ese era su pueblo, el pueblo que como un espíritu había vigilado y protegido, ¿Cómo pudo haber llegado a esto? Y peor, ¿Cómo cavia la posibilidad tan siquiera de que ella volviera? Elena comenzó a temblar descontroladamente.

********** Matt se sentó bruscamente en el cuarto de conferencias del jurado, lo había explorado hacía mucho tiempo, y había encontrado que las ventanas se podían abordar desde el exterior. El no estaba sorprendido, con todas las ventanas que él conocía y que estaban en el pueblo estaban tapiadas y además él había intentado abrirlas y sabía que podía salir si eso era lo que quería. No le importaba hacerlo. Era tiempo de afrontar su crisis personal, lo habría enfrentado de nuevo antes de que Damon hubiera tomado las tres chicas de la dimensión oscura pero Meredith le había hablado de ellas. Matt sabia que la el Sr. Forbes, el padre de Caroline, tenía todas a todos sus compinches en la policía y en todo el sistema de ahí, y también el Sr. Smallwood, el padre del verdadero culpable, así que era poco probable que le dieran un juicio justo pero en cualquier tipo de juicio, en algún punto debían escucharlo. Y lo que oirían seria la pura verdad, ellos no deberían creerle ahora, pero más tarde, cuando los gemelos de Caroline tuvieran un poco de control como bebes hombre lobo, tendrían una reputación de saber guardar sus formas, bueno entonces ellos deberían pensar en Matt y en lo que él había dicho.

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El estaba haciendo lo correcto, se aseguro a él mismo, incluso ahora mismo, en sus interiores se sentía como si fueran de plomo. ¿Qué es lo peor que me pueden hacer? se pregunto, y fue desgraciadamente a escuchar el eco de Meredith volver. —Ellos pueden ponerte en la cárcel Matt, en una cárcel de verdad, tú tienes más de dieciocho, y mientras eso es una buena noticia para algún criminal real, viciosos, y hombres malos con tatuajes hechos en casa y bíceps como ramas de árboles, no serán buenas noticias para ti —Y luego de una sesión en internet. —. Matt, en Virginia, puede ser de por vida y el mínimo son cinco años Matt, por favor, te ruego, no dejes que te hagan esto, a veces, es cierto que la discreción es la mejor parte del valor, ellos tienen todas las cartas y nosotros estamos caminando con los ojos vendados en la oscuridad... Ella había conseguido trabajar en eso de forma sorprendente, mezclando metáforas y todo, Matt pensó abatido, pero no es exacto como si yo fuera voluntario en esto, y apuesto a que ellos saben que estas tablas son muy débiles y si las rompo y salgo, seria perseguido desde aquí hasta quien sabe dónde, y si me quedaba al menos les diré la verdad. Durante un buen tiempo nada ocurrió, Matt podía decir, por el sol que entraba a través de las rendidas las tablas que era de tarde, un hombre entro y ofreció una visita al baño y una Coca. Matt acepto ambas cosas pero demandando un abogado y su llamada telefónica. —Tendrás a tu abogado —Se quejo el hombre que como Matt, salía del baño. —, se le asignara uno. —Yo no quiero eso, quiero un abogado real, uno que yo escoja. El hombre lo miro con disgusto. —Como no puedes tener dinero, tendrás que escoger el que te sea asignado. —Mi madre tiene dinero, ella quiere que tenga el abogado que contratemos, no un chico salido de la escuela de derecho. —Aw —Dijo el hombre. —. Que dulce, quieres que mami cuide de ti y de ella todo el camino hacia Clydesdale por ahora, seguro que, con la doctora negra.

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Matt se congelo. De nuevo en el cuarto del jurado trato frenéticamente de pensar, ¿Cómo supieron donde est{ mam{ y el Dr. Alpert se habían ido? sitio el sonido de ‚La doctora negra‛ en su lengua y encontró que tenia mal gusto, una especie de viejo tiempo y simplemente malo. Si el doctor hubiera sido Caucásico y varón, no sonaría tonto decir ‚< lo que el doctor blanco se llevó‛, una especie de película vieja de Tarzan. Una gran idea crecía en Matt, y junto con eso un gran temor, las palabras se deslizaban por su mente: vigilancia y espiar y conspiración y encubrimiento y burlado. El supuso que eran después de las cinco en punto, después de que todos los que trabajan normalmente en la corte se habían ido, y que lo llevaron a la sala de interrogatorios. Estaban solo jugando, se figuro, los dos oficiales que trataron de hablarle en una habitación un tanto estrecha con una video cámara en una esquina de la pared, perfectamente obvia incluso pensó que era pequeña. Se turnaban, uno gritándole que él debería confesarlo todo, el otro actuaba de forma simpática y diciendo cosas como. —Las cosas simplemente se fueron de las manos ¿correcto? Nosotros tenemos una imagen del chupetón que ella te dio, ella era algo caliente, ¿correcto? —Ja, ja. —Entiendo. Pero después ella comenzó a darte señales mezcladas< Matt llego al punto donde se podía romper. —No, no estábamos en una cita, no, ella no me dio un chupetón, y cuando le diga al Sr. Forbes que tu habías llamado a Caroline caliente, jaja, él te hará arder en llamas, señor, y he escuchado acerca de señales mezcladas pero nunca las he visto, puedo oír ‚no‛ tanto como a ti y pienso que un ‚no‛ significa ‚¡no!‛. Después de que lo golpearon un poco, Matt se sorprendió pero considerando la manera en que el sólo los había amenazado y saciado, no tan sorprendido. Y luego parecieron rendirse a él, dejándolo solo en la sala de interrogatorio la que a diferencia del cuarto del jurado, no tenía ventanas. Matt decía una y otra vez, por el beneficio de la video cámara. —Soy inocente, y me han negado mi llamada telefónica y mi abogado, soy inocente<

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Al final, vinieron y lo consiguió, fue a toda prisa entre los buenos y malos policías a una sala completamente vacía. No, no vacía, se dio cuenta, en la primera fila había algunos reporteros, uno o dos con sus cuadernos listos. Cuando Matt vio que, al igual que en un juicio real, e imaginando las imágenes que habían bocetado, justo como lo había visto en la TV, el plomo en el estomago se torno en una sensación de aleteo de pánico. Pero eso era justo lo que él quería, ¿Cierto? ¿Sacar la historia a la luz? Fue llevado a una mesa vacía, había otra mesa más, con varios hombres bien vestidos, todos con pilas de papeles enfrente de ellos. Pero lo que llamo la atención de Matt de la mesa fue Caroline, no la había reconocido al principio, llevaba un vestido de algodón gris, ¡gris! Sin joyas en absoluto y un maquillaje sutil, el único color era su pelo castaño, lucia como su viejo pelo, no el color atigrado que había tenido cuando había comenzado a convertirse en un hombre lobo, ¿al fin había aprendido a guardar las formas? Eso era una mala noticia, muy mala. Y por último, como si estuviera caminando sobre cascaras de huevo, vino el jurado. Ellos tenían que saber lo irregular que era eso pero ellos siguieron llegando, solo doce de ellos, los suficientes para llenar los asientos de los jurados. De pronto Matt se dio cuenta de que había un juez sentado en el escritorio que estaba por arriba de él, ¿había estado ahí todo el tiempo? No< —Todos de pie para la justicia Thomas Holloway. —Tronó un agente judicial, Matt se levanto y pregunto si el juicio realmente iba a empezar sin su abogado, pero antes de que todos se pudieran sentar, hubo un crujir de puertas abriéndose, y un bajo paquete de papeles con piernas se apresuro a entrar en la sala, convirtiéndose en una mujer en sus jóvenes veinte, y arrojando los papeles en la mesa junto a él. —Gwen Saeicki aquí, presente. —Dijo la joven mujer. El cuello de Judge Holloway salió disparado como el de una tortuga, para traer su reino a la vista. —¿usted ha sido asignado en nombre de la defensa?

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—Si le parece bien su señoría, si, su señoría, todos los treinta minutos atrás, no tenía idea de que habíamos tenido sesiones nocturnas, su señoría. —No sea impertinente conmigo. —Dijo el Juez Holloway, como paso a permitir que los abogados de la acusación se presenten, Matt reflexiono sobre la palabra ‚impertinente‛, era otra de esas palabras, pensó, que nunca utilizo con hombres, un hombre impertinente era una broma, mientras que una mujer o una chica impertinente sonaba bien, pero ¿por qué? —Llámame Gwen. —Susurro una voz a su lado, y Matt busco mirar a la chica con los ojos marrones y pelo castaño con una coleta detrás, no era exactamente linda pero lucia honesta y directa, lo que la hacia la cosa más linda en toda aquella sala. —Yo soy Matt< bueno, obviamente. —Dijo Matt. —¿Esa es tu chica, Caroline? —Gwen estaba susurrando, mostrándole una imagen de la vieja Caroline en algún baile, usando zancos y con las piernas bronceadas que subieron y subieron hasta casi convertirse en una minifalda, negra y de encaje, Estaba con una blusa blanca tan apretada en el busto que apenas parecía capaz de contener su riqueza natural, su maquillaje lucia exactamente opuesto al de ahora. —Su nombre es Caroline y ella nunca ha sido mi chica, pero es ella, la verdadera — Matt susurro. —, antes de que Klaus viniera e hiciera algo con su novio, Tyler Smallwood, pero tengo que decirte lo que paso cuando ella supo que estaba embarazada< Ella se había vuelto loca, eso era lo que había pasado, nadie sabía donde había muerto Tyler, después de la pelea final con Klaus, vuelto un completo hombre lobo encubierto, como sea, entonces Caroline había tratado de clavárselo a Matt, hasta que Shinichi apareció y se convirtió en su novio. Pero Shinichi y Misao estaban haciéndole una cruel broma, aparentando que Shinichi se casaría con ella, esto fue después de que ella se diera cuenta de que a Shinichi no le importaba para nada que Caroline se haya vuelto totalmente peleadora, y realmente había intentado hacer que Matt encajara en el agujero de su vida, Matt hizo su mejor explicación para esto a Gwen para que ella lo pudiera explicar al jurado antes de que la voz del juez lo interrumpiera.

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—Vamos a prescindir de los argumentos de apertura —Dijo el juez Holloway. —, ya que ahora es muy tarde, ¿el fiscal ya llamo al primer testigo? —¡Esperen! ¡Objeción! —Grito Matt, haciendo caso omiso a Gwen que tiraba de su brazo. —¡No puedes oponerte a las resoluciones del juez! —Y el juez no puede hacerme esto a mí —Dijo Matt, arrugando su camiseta al quitársela a la chica de los dedos. —No he tenido ni siquiera la oportunidad de encontrarme con mi defensora pública aún. —Quizás debería haber aceptado un defensor público antes —Replico el juez tomando un sorbo de agua, de pronto asomo la cabeza a Matt y se quebró. —¿Eh? —Eso es ridículo —Dijo Matt. —, ustedes no me darían mi llamada telefónica para conseguir una abogado. —¿Ha pedido alguna vez por una llamada telefónica? —Pregunto el juez con sus ojos viajando alrededor de toda la sala. Los dos oficiales que habían pateado a Matt negaron con la cabeza, a esto el alguacil, a quien Matt de repente reconoció como el chico que lo dejo quedarse en la sala del jurado alrededor de cuatro horas, comenzó a menear la cabeza de forma negativa, me movieron los tres, casi al unisonó. —Entonces perderá ese derecho al no preguntar por él —Dijo el juez, que parecía que era el único que era capaz de hablar. —No puedes pedirlo en medio de un juicio, ahora, como estabas diciendo< —¡Objeto! —Grito Matt incluso más alto. —Ellos están todos mintiendo mire sus propias grabaciones de ellos interrogándome, todo lo que decía< —Consejero —Espeto el juez a Gwen. —. Controle a su cliente o será encarcelado por desacato a la corte. —Cállate. — Susurro Gwen a Matt. —No puedes hacerme callar, no se puede tener este juicio mientras tu estés quebrando todas las reglas.

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—¡Cierra el pico! —El juez interpreto las palabras a un volumen sorprendente, el agrego después. —La próxima persona que haga una observación sin mi consentimiento será encarcelado por desacatado a la corte por la suma de una noche en cárcel y quinientos dólares. Hizo una pausa para mirar alrededor de él para ver si se había entendido. —Ahora —Dijo. —. Prosiguiendo, llamar al primer testigo. —Nosotros llamamos a Caroline Baulah Forbes al estrado. La figura de Caroline había cambiado, su estomago estaba chato ahora, Matt escucho murmullos. —Caroline Baulah Forbes, ¿jura que lo que dirá será la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad? En algún lugar de los más profundos, Matt estaba temblando, él no sabía si era sobre todo ira o sobretodo miedo o una combinación de ambas pero se sintió como géiser a punto de estallar. Pero no necesariamente porque él quería -pero si porque las fuerzas que escapaban de su control se apoderaban de él. Dócil Matt, tranquilo Matt, obediente Matt- el había dejado todas esas cosas en algún sitio. Del enojado Matt, enloquecido Matt, era todo lo que él pudo ser. Desde el mundo exterior, las voces se infiltraban en su ensueño, y una voz pinchaba y picaba como una ortiga. —¿Reconoce al chico que llamo Matthew Jeffrey Honeycutt en esta habitación? —Si —Su pequeña voz sonaba suave. —. Esta sentado en la mesa de defensa, con la camisa gris. —Matt levanto un poco la cabeza, y miro a Caroline directo a los ojos. —Tú sabes que es una mentira —Dijo. —. Nunca quedamos juntos en una cita, nunca. El juez, que parecía estar dormido, ahora se despertó. —¡Alguacil! —Espeto. —

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Retenga al defendido de inmediato. Matt se tenso, como Gwen gimió, Matt de repente se hallo así mismo siendo atado y amordazado con una cinta alrededor de su boca. Lucho, trato de levantarse, así que ellos lo ataron a la silla alrededor de su cintura, al final, lo dejaron solo, el juez dijo: —Si el corre afuera con esa silla, tu pagaras todo con tu propio salario Sra. Sawicki. Matt podía sentir a Gwen temblando a su lado, no por miedo, podía reconocer la cara explosiva y se dio cuenta de que ella seria la próxima. Y entonces el juez la miro con desdén ¿Quién había hablado en voz alta para él? El hallo la mirada de ella y negó con la cabeza, pero también lo hizo con cada mentira de Caroline. —Tuvimos que mantenerlo en secreto, nuestra relación —Caroline lo estaba diciendo trémula, acomodándose el vestido. —, porque Tyler Smallwood, mi anterior novio, podría haberlo descubierto, entonces tendría
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defensa estipulara< —Entonces lo admitió. —Pero él no tenía problemas de que yo lo arañase o peleara< bueno, el era demasiado fuerte< y yo< yo no pude< —Caroline sacudió la cabeza en vergüenza al recordar, las lagrimas afloraron sus ojos. —Su señoría, tal vez el acusado necesite un descanso para retocarse el maquillaje. —Sugirió Gwen con amargura. —Jovencita, te estás metiendo con mis nervios, el procedimiento puede preocuparse por sus propios clientes< quiero decir< testigos. —Tus testigos< —Desde el procedimiento. Matt había escrito tanto de la verdadera historia como pudo en un papel en blanco mientras había hecho todo aquel teatro, Gwen lo estaba leyendo. —Entonces —Dijo ella. —, tu ex, Tyler Smallwood, no es y jam{s ha sido< — Trago saliva. —un hombre lobo. Tras sus lagrimas de vergüenza Caroline sonrió. —Claro que no, los hombres lobo no existen. —Como los vampiros. —Los vampiros tampoco son reales, si eso es lo que quieres decir, ¿Cómo podrían serlo? —Caroline buscaba en cada sombra de la sala al decir esto. Gwen estaba haciendo un buen trabajo, se percato Matt, la patina recalcada de Caroline empezaba a saltar. —Y las personas nunca vuelven de la muerte< en estos tiempos modernos, quiero decir. —Dijo Gwen. —Bueno< en cuanto a que... —La malicia se había deslizado en la voz de Caroline. —< Si solo fueras a la pensión en Fell’s Church, podr{s ver que hay una chica llamada Elena Gilbert, que se suponía que estaba ahogada el año pasado, el día de los Fundadores, después del desfile, ella fue Miss Fell´s Church,

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por supuesto. Hubo un murmullo entre los reporteros, las cosas supernaturales vendían más que cualquier otra cosa, especialmente si una linda chica estaba involucrada, Matt pudo ver la sonrisa haciendo rondas. —¡Orden! Miz Saeicki, usted mantendrá los hechos en esta caso. —Si, su señoría —Gwen parecía frustrada. —Bien, Caroline, volvamos al día del supuesto asalto, después de los eventos que has narrado, ¿llamaste a la policía? —Estaba tan avergonzada< pero luego me di cuenta de que quiz{s estaría embarazada o tener alguna enfermedad horrible, y yo sabía lo que tenía que decir. —Pero la enfermedad horrible no era licantropía< convertirse en hombre lobo, ¿correcto? Porque eso no podría ser verdad. Gwen miro ansiosamente hacia abajo a Matt, y Matt sombríamente hacia ella, esperaba que si Caroline era forzada a hablar acerca de los hombres lobo, ella comenzaría a temblar pero parecía tener un completo control sobre si misma ahora. El juez parecía furioso. —Jovencita, no dejare que mi corte haga bromas sobrenaturales. Matt se quedo mirando hacia el techo iba a ir a la cárcel, por un buen tiempo, por algo que él no había hecho, por algo que jamás haría y además ahora, debían haber reporteros alrededor de toda la pensión para molestar a Elena y Stefan, ¡Maldición! Caroline había conseguido eso a pesar del juramento de sangre que habían hecho de no revelar su secreto. Damon había firmado el juramento también, por el momento Matt deseaba que Damon volviera y estuviera aquí, para tomar venganza sobre ella, a Matt no le importaba cuantas veces lo había llamado ‚Mutt‛, si Damon solo apareciera. Pero no lo hizo. Matt se dio cuenta de que la cinta alrededor de su cintura estaba lo suficientemente abajo como para que el pudiera chocar la cabeza contra la mesa de la defensa, el lo hizo, haciendo un gran Boom.

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—Si su cliente desea estar completamente inmovilizado, Miz Sawicki, puede estarlo. Pero entonces ellos lo escucharon, como un eco pero retrasado, y mucho más alto que el sonido de una cabeza golpeándose contra una mesa. BOOM Y luego otra vez. ¡BOOM! Y entonces sonidos lejanos, golpes de puertas abiertas, como si hubiera sido golpeadas por un ariete. En este punto, las personas en ese cuarto aún podían ser dispersadas, ¿pero a donde podía ir allí? ¡BOOM! otro más cerca de la puerta abierta. —¡Orden! ¡Orden en la sala! Paso a paso sonaba por el suelo de madera del pasillo. —¡Orden! ¡Orden! Pero nadie, incluso el juez pudo poner fin al murmullo de la gente, y al final en la noche, en un palacio de justicia bloqueado, después de hablar aquellas cosas de vampiros y hombres lobo< Los pasos se hacían más cercanos. Una puerta, quieta cercana estrellándose y haciendo crujidos. Una oleada de< algo< atravesó la sala, Caroline jadeo, tom{ndose el estomago abultado. —¡Cierre esas puertas! ¡Alguacil!

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¿Cómo cerrarlas, Su Señoría? ¡Si ellos solo pueden mirar desde afuera! Lo que fuera que era, estaba muy cerca. Las puertas de la sala se abrieron, crujiendo. Matt puso una mano de calma en la muñeca de Gwen, torciendo el cuello para ver detrás de él. Parado en el portal estaba Saber, mirando, como siempre, tan grande como el pequeño pony. La Sra. Flowers a su lado, Stefan y Elena en la parte trasera. Fuertes crujidos se sintieron por los pasos de Saber, solo, yendo hacia Caroline, que estaba temblando y sudando. Un silencio absoluto se hizo cuando todo el mundo tuvo a la bestia gigante en frete, su pelaje negro de ébano, sus ojos oscuros y húmedos, dio una mirada pausada alrededor de la sala de audiencias. Entonces, en lo dentro de su pecho, Saber fue confortable. Alrededor de Matt la gente estaba temblando y retorciéndose, como si les picara todo el cuerpo, el jadeo y vio a Gwen jadear, Saber inclino la nariz hasta el techo y aulló. Lo que paso después de eso no fue lindo desde el punto de vista de Matt, no viendo la nariz de Caroline y su boca sobresaliendo para ser un bozal, no viendo sus ojos perderse en pequeños agujeros. Y sus manos, los dedos en las patas, reducidas, sin poder hacer nada, aquello no era lindo. Pero el animal en el fondo era hermoso. Matt no sabía si ella absorbería su vestido gris o qué, él no sabía que un hermoso lobo gris salía de la silla del acusado para lamer las chuletas de Saber, rodando hasta el camino en el piso para retozar al final alrededor del enorme animal, que era obviamente el lobo alfa. Saber hizo otro sonido extraño, el lobo que había estado ruborizando a Caroline, acaricio su cuello con amor otra vez.

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Y lo que estaba pasando en otros sitios de la sala, ambos fiscales, tres de los miembros del jurado< el juez mismo< Todos estaban cambiando, no para atacar sino para forjar sus lazos sociales con este enorme lobo, un alfa si alguna vez hubo uno. —Nosotros hablamos con él durante todo el camino —Explico Elena maldiciendo la cinta en el pelo de Matt. —. No se trata de ser agresivo y ajustarse la cabeza< Damon me dijo que hizo eso una vez. —No queríamos un montón de asesinos —Se puso de acuerdo Stefan. —, y sabemos que ningún animal es tan grande como lo era él, así que nos concentramos en llevar a cabo todo lo que había de lobo en el< espera, Elena< tengo la cinta de este lado, discúlpame Matt. Un pinchazo se sintió a medida que lo dejaba libre, Matt puso una mano en su boca, la Sra. Flowers corto la cinta adhesiva que había en la silla, de pronto estuvo enteramente libre y se sintió con ganas de gritar, abrazo a Stefan, Elena y la Sra. Flowers diciendo: —¡Gracias! Desafortunadamente, Gwen, estaba enferma en un bote de basura, de hecho, Matt pensó que ella tenía suerte en tener un seguro, un miembro del jurado estaba enfermo encima de la barandilla. —Esta es la Sra. Sawicki —Dijo Matt con orgullo. —, ella vino después de que el juicio hubiera empezado, e hizo realmente un buen trabajo por mí. —El dijo ‚Elena‛ —Gwen susurro cuando podía hablar, estaba jadeando como un pequeño lobo, con parches de adelgazamiento en el cabello, que llego cojeando hasta la silla del juez para retozar alrededor de Saber que aceptaba todos los gestos con dignidad. —Yo soy Elena —Dijo Elena, al tanto le daba pequeños abrazos a Matt. —¿La que se supone que estaba muerta? Elena se tomo un momento para abrazar a Gwen. —¿Me siento muerta?

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—Yo< yo no sé< No. Pero< —Pero tengo una linda lapida en el cementerio de Fell´s Church —Le aseguro Elena, entonces, de repente algo le cambio la cara —. ¿Caroline te dijo eso? —Ella dijo eso a todos los que estábamos en la sala, especialmente a los reporteros. Stefan miro a Matt con ironía. —Debes vivir solo para tener tu revancha con Caroline. —No quiero m{s revancha, solo quiero ir a casa, es decir< —Él miro a la Sra. Flowers con consternación. —Si puedes pensar en mi casa como ‚hogar‛ cuando tu querida madre est{ lejos, soy feliz. —Dijo la Sra. Flowers. —Gracias —Dijo Matt tranquilamente. —. Realmente quiero decirlo pero Stefan< ¿Que van a escribir los reporteros? —Si son inteligentes, no escribirán nada en absoluto.

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Capítulo 23 Traducido por: BlackMagicRose

En el coche, Matt se sentó al lado de Meredith, que estaba dormida, y con Saber metido entre las piernas de los dos, escuchaba horrorizado mientras contaban la historia de Meredith. Cuando terminaron, pudo contar su propia experiencia. —Voy a tener pesadillas con Cole Reece el resto de mi vida —Admitió. —y a pesar de que le golpeé en la cara con un amuleto, y lloró, la Doctora Alpert dijo que todavía estaba infectado. ¿Cómo podemos lucha contra algo que está tan fuera de control? Elena sabía que le estaba mirando a ella. Se clavó las uñas en las palmas de la mano. —No es que no haya intentado usar las Alas de Purificación sobre el pueblo. Lo he intentado tanto que siento como si fuese a reventar. Pero no funciona. ¡No puedo controlar ninguno de mis Poderes Alados! Puede que, después de lo que sabemos de Meredith, pueda necesitar entrenamiento. ¿Pero cómo lo consigo? ¿Donde? ¿De quién? Hubo un largo silencio en el coche. Matt al fin dijo: —Estamos todos en tinieblas. ¡Fijaros en la sala de justicia! ¿Cómo puede haber tantos hombres lobo en un mismo pueblo? —Los hombres lobo son sociables —Dijo Stefan de forma calmada. —. Parece que hay toda una comunidad de hombres lobo en Rigemont. Repartidos entre los clubs de El Oso y el Alce y los Leones, claro. Para espiar a las únicas criaturas que temen: los humanos. En la casa de huéspedes Stefan llevó a Meredith a la habitación del primer piso y Elena le arropó en la cama. Después Elena fue a la cocina, donde la conversación continuaba. —¿Qué pasa con esas familias de hombres lobo? ¿Sus esposas? —Exigió ella mientras masajeaba los hombros de Matt que sabía debían dolerle después de haber estado esposado con las manos a su espalda. Los suaves dedos de Elena

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calmaban las contusiones, pero sus manos eran fuertes, y siguió masajeando y masajeando hasta que los músculos de sus propios hombros empezaron a quejarse... y más. Stefan hizo que parara. —Hazte un lado, amor, tengo magia vampira diabólica. Esto exige un tratamiento médico —Añadió severamente a Matt. —, así que tendrás que aguantar por mucho que duela. —Elena todavía podía sentirle, aunque débilmente, mediante la conexión que tenían y vio como anestesió la mente de Matt y después hurgó en los agarrotados hombros como si estuviera amasando una masa rígida, mientras contactaba con sus Poderes de curación. La Sra Flowers apareció entonces con unas tazas de dulce té de canela caliente. Matt dejo su taza seca y su cabeza cayó un poco hacía atrás. Sus ojos estaban cerrados, y sus labios separados. Elena sintió una gran ola de dolor y de tensión emergiendo de él. Y después abrazó a sus dos chicos y lloró. —Me cogieron justo en la entrada del garaje —Admitió Matt mientras Elena lloraba. —, y siguieron el procedimiento a rajatabla, pero ni si quiera miraron al... al caos a su alrededor. La señora Flowers se acercó otra vez, con cara seria. —Querido Matt, has tenido un día horrible. Lo que necesitas es un buen descanso. —Miro a Stefan para ver cómo reaccionaba, con tan pocos donantes de sangre. Stefan le sonrío de forma tranquilizadora. Matt, al que todavía estaban masajeando, asintió. Después de eso volvió a recuperar el color y una pequeña sonrisa salió de sus labios. —¡Ahí está mi chico! —Dijo, cuando Saber se abrió camino entre la gente para terminar jadeando directamente en la cara de Matt, —Chico, me encanta tu aliento de perro —Declaró. —. Me has salvado. ¿Puede comer una golosina Sra. Flowers? —Preguntó, fijando sus ojos azules algo desorientados en ella. —Se exactamente lo que le gustaría. Tengo la mitad de un asado en el frigorífico que solo necesito calentarlo un poco —Tocó unos botones y en al rato dijo —. Matt, ¿te gustaría hacer los honores? Acuérdate de sacar el hueso... podría atragantarse con él. Matt cogió la enorme olla de asado, la cual, calentada, olía tan bien que le hizo darse cuenta del hambre que tenía. Sintió como su moral se colapsaba.

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Sra Flowers, ¿Cree que podría hacerme un sándwich antes de dárselo a él? —Oh, ¡Mi pobre chico! —Exclamó. —No se me había ocurrido... claro que no te habrán dado de comer ni de cenar. La Sra. Flowers cogió pan y Matt estaba contento con eso, pan y carne, el sándwich más simple que te puedes imaginar... y tan bueno que le producía un tremendo placer. Elena lloró solo un poco más. Era tan fácil hacer feliz a dos criaturas con una simple cosa. Más de dos... estaban todos contentos de ver a Matt a salvo y ver cómo Saber recibía una merecida recompensa. El enorme perro había seguido cada uno de los movimientos del asado con sus ojos, moviendo el rabo sin parar de un lado al otro contra el suelo. Pero cuando Matt, todavía masticando, le ofreció un trozo grande de carne que sobraba, Saber echó la cabeza a un lado, mirándole como diciendo ‚Me estas tomando el pelo‛. —Si, es para ti. Ve y cógelo ahora. —Añadió la señora Flowers de forma contundente, mientras esparcía una alfombra en el suelo de la cocina. La felicidad de Saber sólo era superada por sus buenos modales. Dejó el trozo de asado en la alfombra y se subió encima de cada uno de los humanos para acariciar con su nariz mojada la mano o cintura o debajo de la barbilla, y después bajó y volvió por su premio. —¿Me pregunto si echa de menos a Sage? —Murmuró Elena. —Yo echo de menos a Sage —Dijo Matt en un susurro. —. Necesitamos toda la ayuda mágica que podamos conseguir. Mientras tanto la Sra Flowers andaba de un lado para otro preparando sándwiches de jamón y queso y envolviéndolos como el almuerzo para la escuela. — Cualquiera que se levante esta noche con hambre debe comer algo —Dijo. —. Jamón y queso, ensalada de pollo, unas cuantas zanahorias crujientes, y un buen trozo de tarta de manzana —Elena fue a ayudarla. No sabía porque, pero todavía tenía ganas de llorar. La Sra Flowers le dio una palmadita en la espalda. —. Todos

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estamos eh
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Hubo un silencio. Pero fue justo antes de que Elena mirara a Stefan estupefacta. — Oh, Stefan... yo... yo lo olvidé completamente. Es que... hoy ha sido un día tan extraño... lo olvidé... —Me alagas —Dijo Stefan. —. Y tienes mucho sueño. Sea lo que sea que la Sra Flowers pone en su té... —Creo que al gobierno le interesaría saberlo —Sugirió Elena. —, para los espías y cosas así. Pero por ahora... —Tendió sus brazos, su cabeza hacia atrás, poniendo al descubierto su cuello. —No, mi amor. Recuerdo esta tarde, por si tú no lo haces. Y juré que empezaría a cazar, y lo haré. —Dijo Stefan con firmeza. —¿Vas a dejarme aquí? —Dijo Elena, sobresaltada por su propia satisfacción. Se miraron el uno al otro. —No te vayas —Dijo Elena, apartándose el pelo de su cuello. —, lo tenía todo planeado, cómo beberías, y dormiríamos abrazados. Por favor no te vayas, Stefan. Ella sabía lo difícil que le resultaba dejarla. Incluso si estaba mugrienta y agotada, incluso si llevaba puesto unos vaqueros sucios y tenía suciedad debajo de sus uñas. Era infinitamente hermosa y poderosa y misteriosa para él. La deseaba. Elena podía sentirlo a través de su conexión, que estaba empezando a murmurar, empezando a despertar, empezando a acercarle a ella. —Pero, Elena. —Dijo él. ¡Estaba intentando ser sensato! ¿No se daba cuenta que ella no quería sensatez en este preciso momento? —Justo aquí. —Elena se dio un golpecito en el punto débil de su cuello. Su conexión estaba cantando como un cable de alta tensión. Pero Stefan era cabezón. — Tu sí que necesitas comer. Tienes que mantenerte fuerte. Elena cogió inmediatamente un sándwich de ensalada de pollo y le pegó un mordisco. Mmmm... delicioso. Muy bueno. Debería coger a la Sra Flowers un ramo de flores silvestres. Cuidaba tanto de todos ellos. Tenía que pensar en más formas de ayudar.

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Stefan estaba mirando como comía. Le hizo sentirse hambriento, pero eso era porque estaba acostumbrado a que le diesen de comer las catorce horas, y no estaba acostumbrado a hacer ejercicio. Elena podía oír todo a través de su conexión y le escuchó que estaba contento de ver a Elena llena de energía otra vez. Que había aprendido a tener disciplina ahora: que no le haría ningún daño irse a la cama una noche sintiéndose hambriento. Se pasaría toda la noche abrazando a su adorable y adormilada Elena. ¡No! Elena estaba horrorizada. Desde que Stefan estuvo encarcelado en la Dimensión Oscura, cualquier cosa que aludiese a Stefan sin comer, la llenaba de un terror absoluto. De repente sintió como le costaba tragar el bocado que tenía en la boca. —Justo aquí, justo aquí... ¿por favor? —Le suplicó. No quería tener que seducirlo para que lo hiciera, pero lo haría si no le daba otra opción. Se lavaría las manos hasta que tuviesen un blanco inmaculado, y se pondría un largo y ceñido vestido de noche, y acariciar sus colmillos con besos, y tocarlos con la punta de su lengua ligeramente, solo en la parte donde no podía cortarse con ellos mientras reaccionaban y crecían. Y para entonces él estaría excitado, estaría fuera de control, sería suyo completamente. ¡Está bien, esta bien! Puso Stefan sus pensamientos en la cabeza de Elena. ¡Ten piedad! —No quiero tener piedad contigo. No quiero que dejes que me vaya —Dijo ella, le tendió sus brazos, y escuchó su propia voz suave y dulce con anhelo. —. Quiero que me abraces y me tengas para siempre, y quiero abrazarte y tenerte para siempre. La cara de Stefan había cambiado. Miró a Elena de la misma forma que la miró cuando estaba en prisión y fue a visitarle con una ropa, muy diferente a la que llevaba ahora, y él le había dicho, desconcertado, ‚¿Todo esto... es para mí?‛ Hasta entonces había un alambre concertina que les separaba. Ahora no había nada que los separase y Elena podía ver lo mucho que Stefan quería acercarse a ella. Extendió un poco más sus brazos y entonces Stefan se echó a sus brazos y le dio un fuerte abrazo pero con un cuidado infinito de no usar la suficiente fuerza para no hacerle daño. Cuando se relajó y dejó caer su frente contra la de ella. Elena

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se dio cuenta de que nunca se cansaría o estaría triste o asustada si podía pensar en este sentimiento y que le mantendría viva el resto de su vida. Al fin se sumergieron juntos en las sabanas, reconfortándose el uno al otro en la misma medida; intercambiando dulces, y cálidos besos. Con cada beso, Elena sintió como el mundo exterior y todos sus horrores se distanciaban más y más. ¿Cómo podían ir mal las cosas cuando sentía que el cielo estaba tan cerca? Matt y Meredith, Damon y Bonnie seguramente estaría a salvo y felices también. Mientras tanto, cada beso le llevaba más y más cerca del paraíso, y sabía que Stefan sentía lo mismo. Eran tan felices juntos que pronto su alegría haría eco en todo el universo, pues estaba desbordada de luz y transformaba todo lo que tocaba.

********** Bonnie se despertó y se dio cuenta de que sólo había estaba inconsciente unos pocos minutos. Empezó a temblar, y una vez que empezó no podía parar. Sintió como una de calor la envolvía, y supo que Damon intentaba hacerle entrar en calor, pero aún así el temblor no desaparecía. —¿Qué te pasa? —Preguntó Damon, y su voz era diferente a la habitual. —No lo sé —Dijo Bonnie. No lo sabía. —. Puede que sea porque intentaron tirarme por la ventana. No iba a gritar por eso —Añadió apresuradamente, por si él había supuesto que lo había hecho. —, pero luego cuando hablaron de torturarme... Sintió como una especie de espasmo recorría el cuerpo de Damon. La estaba agarrando más intensamente. —¡ Torturándote! ¿Te amenazaron con eso? —Si, porque, ya sabes, la esfera estelar de Misao había desaparecido. Sabían que el liquido había sido derramado; eso no se lo dije yo. Pero tuve que contarles que fue mi culpa que la última mitad fuese derramada, y entonces se enfadaron conmigo. ¡Oh Damon, me haces daño! —Así que fue culpa tuya que se derramará, ¿no?

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—Bueno, pensé que lo era. No podrías haberlo hecho si no me hubiese emborrachado, y... que, ¿qué pasa Damon? ¿Tú también estas enfadado? —Estaba agarrándola de tal forma que casi no podía respirar. Despacio, sintió como sus brazos se aflojaban. —Un consejo, pequeño cardenal. Cuando la gente esta amenazándote con torturarte y matarte, podría ser más... oportuno, decirles que es la culpa de otra persona. Especialmente si resulta ser la verdad. —¡Eso ya lo sé! —Dijo Bonnie indignada. —Pero iban a matarme de todas formas. Si les llego a hablar de ti, te habrían hecho daño también. Entonces Damon la empujó hacia atrás fuertemente, de forma que tuviese que mirarle a la cara. Bonnie también pudo sentir el delicado tacto de la prueba de la mente telepática. No se resistió; estaba demasiado ocupada preguntándose porque tenía unas ojeras de color ciruela debajo de sus ojos, Después la agitó un poco, y dejo de preguntárselo. —¿No entiendes ni siquiera las bases del instinto de supervivencia? —Dijo él, y Bonnie pensó que estaba enfadado otra vez. Definitivamente estaba diferente de cualquier otra vez que lo había visto... excepto una vez, pensó, y aquella vez fue cuando Elena fue ‚castigada‛ por salvar la vida de Lady Ulma, cuando Ulma era una esclava. Tenía la misma expresión que tenía ahora entonces, tan amenazadora que incluso Meredith sintió miedo, y aún así lleno de dolor que Bonnie se había acercado a él para consolarle. Pero tenía que haber otra razón. Le decía la mente de Bonnie. Porque tú no eres Elena, y nunca te va a tratar de la forma que trata a Elena. Delante de ella una visión de la habitación marrón, y estaba segura de que él nunca dejaría a Elena allí. Elena no le hubiese dejado, para empezar. —¿Tengo que volver allí? —Preguntó ella, dándose cuenta de que estaba siendo tonta y que la habitación marrón parecía un refugio hace sólo unos días. —¿Volver? —Dijo Damon, demasiado rápido. Bonnie tenía la sensación de que el también había visto la habitación marrón, ahora, a través de sus ojos. —¿Por qué? La casera me dio todo lo que había en la habitación. Así que tengo tu ropa y unas

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cuantas esferas estelares ahí abajo, por si no tenías una. ¿Pero por qué piensas que tienes que volver? —Bueno, se que estabas buscando una mujer poderosa, y yo no lo soy. —Dijo Bonnie de forma clara. —Eso solo fue para que pudiese volver a ser vampiro —Dijo Damon. —, ¿Y qué crees que te esta sujetando en el aire ahora mismo? —Pero esta vez Bonnie sabia de alguna forma que las sensaciones de las esferas estelares ‚Nunca Jamás‛ estaban todavía en su mente y que Damon las estaba viendo también. Era un vampiro de nuevo. Y los contenidos de estas esferas estelares eran tan abominables que la fría fachada de Damon por fin se rompió. Bonnie casi pudo adivinar lo que pensaba de ellos, y de ella, a la que había dejado temblando debajo de una manta todas las noches. Y después, para su asombro, Damon, el siempre sereno, de nuevo vampiro dijo: — Lo siento. No pensé como te sentirías en ese sitio. ¿Hay algo que pueda hacer que te haría sentirte mejor? Bonnie, pestañeó. Se preguntó, seriamente, si estaba soñando. Damon no se disculpaba. Damon nunca se disculpaba, o explicaba, o hablaba tan dulcemente con la gente, a no ser que quisiera algo de ellas. Pero una cosa parecía real. No tendría que dormir en la habitación marrón nunca más. Era tan emocionante que se ruborizó un poco, y se atrevió a decir: —¿Podemos bajar al suelo? ¿Despacio? Porque la verdad es que me aterrorizan las alturas. Damon pestañeó, pero dijo: —Si, creo que puedo hacer eso. ¿Hay algo más que pueda hacer? —Bueno... hay un par de chicas que serían donantes... felizmente... si... bueno... si queda algo de dinero... si podrías salvarlas... Damon dijo de forma contundente: —Claro que queda algo de dinero. Incluso conseguí recuperar tu parte de esa arpía de casera. —Bueno, entonces, esta ese secreto del que te hable, pero no sé si te acordaras.

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—¿Cuando crees que tardaras en estar preparada para empezar? —Preguntó Damon.

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Capítulo 24 Traducido por: Nessy77

Stefan se despertó temprano. Pasó el tiempo desde el amanecer hasta el desayuno sólo mirando a Elena, que incluso dormida tenía un resplandor interior como de una flama que pasa a través de una vela ligeramente de color rosa. En el desayuno, todos estaban más o menos todavía envueltos en los pensamientos del día anterior. Meredith mostró a Matt la foto de su hermano Cristian, el vampiro. Matt le contó a Meredith brevemente sobre el funcionamiento interno del sistema judicial de Ridgemont y le pintó un bosquejo de lo que era Caroline como mujer lobo. Estaba claro que ambos se sentían más seguros en la pensión que en cualquier otro sitio. Y Elena, que había despertado con la mente de Stefan alrededor de ella, abrazándola, y su propia mente todavía llena de luz, estaba completamente pérdida para el Plan A o cualquier otro Plan. Los demás tuvieron que advertirle a Elena que sólo una cosa tenía sentido. —Stefan —Dijo Matt, drenando una taza de café de tono negro, de la señora Flowers. —. Él es el único que podría ser capaz de usar su mente en lugar de las conjuros Post-it en los niños. —Y. "Stefan" —Dijo Meredith. —, es al único que Shinichi le puede tener miedo. —No sirvo para nada. —Dijo Elena con tristeza. Ella no tenía apetito. Se había vestido con un sentimiento de amor y compasión hacia toda la humanidad y el deseo de ayudar a proteger a su pueblo natal, pero como todo el mundo ha señalado, ella, probablemente, iba a tener que pasar el día en el sótano. Los reporteros podrían llegar a venir. Tienen razón, le dijo Stefan, telepáticamente. Soy la persona ideal para averiguar lo que realmente está pasando en Fell's Church.

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En realidad se fue mientras que el resto de ellos estaba acabando de desayunar. Sólo Elena sabía por qué, sólo ella podía sentirle en los límites de su línea telepática. Stefan estaba cazando. Condujo hasta el bosque, se bajó y, finalmente, sorprendió a un conejo, que influenció para que esté tranquilo y no se asuste. Sigilosamente, tomó un poco de sangre< y lo estranguló. Sabía a algún tipo de roedor. ¿Era este conejo un roedor? Había tenido la suerte de encontrar una rata un día en su celda de la prisión y había sabido vagamente a esto. Pero ahora, por días, había estado bebiendo sangre humana. No sólo eso, sino que la sangre rica, potente de varios fuertes, aventureros, y fuera de lo normal, talentosos individuos, la crème de la crème. ¿Cómo podía haberse acostumbrado tan rápido? Le avergonzaba ahora, pensar en lo que él había tomado. La sangre de Elena, por supuesto, era suficiente para que cualquier vampiro se vuelva salvaje. Y Meredith, cuya sangre carmesí tenía el sabor profundo de algún primitivo océano, y Bonnie, la telépata que sabía a postre. Y, finalmente, Matt, el chico típicamente americano de sangre roja. Lo habían alimentado y le dieron de comer, mucho más allá de lo que necesitaba para sobrevivir. Lo habían alimentado hasta que había comenzado a sanar, y viendo que estaba sanando, lo había alimentado más. Y se había dejado llevar, más por Elena, terminando con ella como en la noche anterior, Elena cuyo cabello estaba tomando un matiz plateado y cuyos ojos azules parecían casi radiantes. En la Dimensión Oscura, Damon no había ejercido ninguna restricción en lo absoluto. Elena tampoco lo había hecho en su propio comportamiento. Ese cabello plateado... el estómago de Stefan se retorció cuando pensaba la última vez que había visto su pelo de esa manera. Ella estaba muerta entonces. De pie, pero muerta de todas formas. Stefan dejó que el conejo se le cayera, estaba haciéndose un juramento, no permitiría que Elena se convierta en vampiro de nuevo. Eso significaba que no

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habría intercambio de sangre significativa entre los dos, por lo menos en una semana, ya sea dando o tomando podría llegar a peligrar. Debía volver tomarle gusto a la sangre animal. Stefan cerró los ojos brevemente, recordando el horror por primera vez. Los calambres. Las sacudidas. La agonía que parecía decirle a todo su cuerpo que no estaba saciado. La sensación de que sus venas podrían explotar en llamas en cualquier momento, y el dolor en las mandíbulas. Se puso de pie, no estaba en la prisión. Él tenía suerte de estar vivo. Tenía más suerte de lo que jamás podría haber soñado, tenía a Elena a su lado. Decidió que trabajaría en el reajuste sin molestarla con decírselo.

********** A apenas dos horas después Stefan estaba de vuelta en la pensión, cojeando ligeramente. Matt, que se reunió con él en la puerta, notó la cojera. —¿Estás bien? Será mejor que pongas hielo a tu pierna. —Es sólo un calambre —Dijo Stefan brevemente. —, ya no estoy acostumbrado a hacer ejercicio. No hacía nada de esto all{ en< ya sabes. —Miró hacia otro lado, sofocado. También lo hizo Matt, enojado y furioso con los que habían puesto a Stefan en esta condición. Los vampiros eran bastante resistentes, pero tenía la sensación -no, él sabía con seguridad- que Stefan podía haber muerto en su celda de la prisión. Un día encerrado había convencido a Matt que nunca más quería ser encarcelado de nuevo. Siguió a Stefan a la cocina donde Elena, Meredith, y la señora Flowers estaban< ¿qué estarían haciendo? Tomando té. Y Matt sintió aflicción cuando Elena notó la cojera y se levantó instantáneamente hacia Stefan, y Stefan la abrazó con fuerza, pasando sus dedos por su cabello, de forma tranquilizadora. Sin embargo Matt no podía dejar de preguntarse si su cabello dorado se estaba volviendo más plateado. Más como el tono que había tenido cuando Elena estaba en camino de convertirse en un vampiro. Stefan

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ciertamente parecía estar inspeccionándolo más de cerca, cuando pasaba los dedos por él. —¿Has tenido suerte? —Elena le preguntó, con tensión en su voz. Con cansancio, Stefan sacudió la cabeza. —Fui caminado en todas direcciones y por donde fuera iba encontrando jóvenes encogidas, o dando vueltas y más vueltas, o que hacían cualquiera de las cosas que los documentos mencionan, traté de influir sobre ellas. Bueno, tal vez no me debí molestar con las chicas que daban vueltas. Yo no podía atrapar su mirada. Pero el recuento final para las once, es cero. Elena se volvió hacia Meredith en conmoción. —¿Qué hacemos? La Sra. Flowers empezó a rebuscar afanosamente en paquetes de hierbas que colgaban por encima de la estufa. —Se necesita una buena taza de té. —Y un descanso —Dijo Meredith, dándole palmaditas suavemente en la mano. — ¿Puedo traerte algo? —Bueno< tengo una nueva idea< adivina. Pero necesito la esfera estelar de Misao, para ver si funciona. No se preocupen —Él añadió. —, no voy a usar nada de su Poder, yo sólo tengo que mirar en la superficie. —Voy a traerla —Ofreció Elena, levantándose rápidamente de su regazo. Matt contemplaba a la señora Flowers cuando Elena se dirigió a la puerta del sótano y la empujó. La puerta no se movió y la señora Flowers simplemente miraba impasiblemente. Fue Stefan quien se levantó a ayudarla, todavía cojeando. A continuación, Matt y Meredith se levantaron, Meredith preguntando: ¿Señora Flowers, está segura que debemos mantener la esfera estelar en la misma caja fuerte? —Mamá dice que estamos haciéndolo bien. —Respondió la señora Flowers serenamente. Después, las cosas sucedieron muy rápido. Como si lo hubieran ensayado, Meredith presionó el lugar exacto para abrir la

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puerta del sótano. Elena cayó en sus manos y en sus rodillas. Más rápido que ni siquiera él mismo hubiera imaginado que podía ir, Matt salió disparado hacia Stefan con un hombro hacia abajo. La señora Flowers fue frenéticamente hacia las grandes guarniciones de hierbas que se había caído de donde estaban colgaba por encima de la mesa de la cocina. Y a continuación, Matt estaba golpeando a Stefan con todo el poder de su cuerpo y Stefan estaba tropezando contra una Elena que estaba en el suelo, y fue cayendo sin encontrar resistencia en el camino. Meredith se acercaba a él de lado y trataba de forzarlo a hacer una vuelta completa hacia delante en el aire. Tan pronto como el empujón lo sacó del área de la puerta y fue rodando por las escaleras, Elena se levantó y cerró la puerta y Meredith se apoyó en ella, cuando Matt gritó. —¿Cómo mantienes encerrado a un kitsune? —Esto puede ayudar. —Exclamó la señora Flowers, rellenando con hierbas olorosas la grieta de la puerta. —¡Hierro también! —Exclamó Elena, ella, Meredith y Matt corrieron a la sala donde había una enorme reja de tres cuerpos que cubría la chimenea. De alguna manera la llevaron a la cocina y la pusieron en posición vertical contra la puerta del sótano. Justo en ese momento se escuchó el primer golpe desde el interior en contra de la reja, pero el hierro era pesado y el segundo golpe contra la ella, fue más débil. —¿Qué están haciendo? ¿Se han vuelto locos? —Stefan gritó lúgubremente, pero como todo el grupo comenzó a cubrir la puerta con los amuletos en Post-it, maldijo y se convirtió en Shinichi. ¡Se arrepentirán, maldita sea! Misao no está bien. Ella llora y llora. Se lo compensarán con sangre, pero no antes les presentaré algunos amigos mío, muy especiales. ¡Del tipo que saben cómo hacer que el dolor se sienta de verdad! Elena levantó la cabeza, como si escuchara algo. Matt la miró frunciendo el ceño. Después, ella le dijo a Shinichi. —Ni siquiera trates de rastrear a Damon. Se ha ido. Y si intentas dar con él voy a freírte los sesos. Un hosco silencio le contestó desde el sótano. —Por Dios misericordioso, ¿qué sigue? —Murmuró la señora Flowers.

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Elena se limitó a indicar a los demás que la siguieran, y se fueron lo más arriba de la casa que pudieron, al cuarto de Stefan, allí hablaron en voz baja. —¿Cómo supiste? —¿Usaste telepatía? —Yo no sabía al principio —Admitió Matt. —, pero Elena actuaba como si la esfera estelar estuviera en el sótano. Stefan sabe que no est{ allí. Supongo que< — Agregó sintiéndose culpable. —que lo invitó a pasar. —Yo lo supe, tan pronto como comenzó a tocar mi cabello —Dijo Elena con un estremecimiento. —. Stefan y Da< Quiero decir, Stefan me conoce, sabe que sólo me gusta que me lo rocen ligeramente en los extremos. No estropeado de esa manera. ¿Recuerdan todas las canciones de Shinichi sobre cabellos de oro? Es un chiflado, lo puedo decir porque lo sentí en su mente. Matt se sintió avergonzado. Toda su preocupación sobre Elena en proceso de convertirse en un vampiro... y esta era la respuesta, pensó. —Me di cuenta por su anillo de lapislázuli —Dijo Meredith. —, lo vi en su mano derecha al salir antes. Cuando regresó, lo tenía en su mano izquierda. Hubo una pausa breve, ya que todos la miraron. Ella se encogió de hombros. —Era parte de mi entrenamiento, percibir las cosas pequeñas. —Buen punto —Dijo Matt al fin. —. Buen punto. Él no sería capaz de cambiarlo de mano en plena luz del sol. —¿Cómo lo supo, señora Flowers? —Preguntó Elena. —¿O fue sólo la forma en que se nos estábamos comportando? —Dios mío, no, todos ustedes pequeños, son muy buenos actores. Pero tan pronto como él pasó por encima del umbral, Mama me gritó: ‚¿Qué est{s haciendo, dejando un kitsune entrar en tu casa?‛ Así que yo sabía lo que íbamos a pasar.

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—¡Lo vencimos! —Dijo Elena, radiante. —¡En realidad atrapamos a Shinichi con la guardia baja! Casi no puedo creerlo. —Créelo —Dijo Meredith con una sonrisa irónica. —. Estaba con la guardia baja por un momento. Él estará pensando en la venganza en este momento. Algo más preocupaba a Matt. Se volvió a Elena y dijo: —Pensé que dijiste que tú y Shinichi tenían las llaves que podrían llevar a cualquier lugar, en cualquier momento. Entonces ¿por qué él no podía decir simplemente, ‚Llévame dentro de la casa de huéspedes donde está la esfera estelar? —Esas llaves son diferentes —Dijo Elena, con las cejas juntas. —, esas son, como, llaves maestras< Shinichi y Misao todavía tienen dos. No sé por qué no usó las suyas, puede ser porque al usarla podría haberla perdido en el momento en que se encontrara adentro. —No, si él hubiera entrado en el sótano, y se hubiera quedado allí todo el tiempo —Dijo Meredith. —, y tal vez una llave maestra puede reemplazar la regla de ‚debe ser invitado a pasar". La señora Flowers dijo: —Pero Mama todavía me lo hubiera advertido. Además no hay en absoluto, agujeros para llaves, en el sótano. —Los orificios, no importan, creo — respondió Elena. —. Creo que sólo quería mostrar lo inteligente que era, y cómo podía engañarnos para que le diéramos la esfera estelar de Misao. Antes de que nadie más pudiera decir una palabra, Meredith tendió la palma, con una brillante llave en ella. La llave era de oro con diamantes en el recuadro y tenía un diseño muy familiar. —¡Esa es una de las llaves maestras! —Exclamó Elena. —¡Es como pensamos que la llave Twin Fox se vería! —De alguna manera salió del bolsillo de sus pantalones cuando lo empujé. —Dijo Meredith inocentemente.

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—Cuando lo estabas tirando encima de mí, quieres decir —Dijo Elena. —. Supongo que hurgaste su bolsillo en ese momento. —Por lo tanto, ahora mismo, Shinichi no tiene una llave para escapar —Matt dijo con entusiasmo. —No hay llave para hacer agujeros. —Acordó Elena, haciendo hoyuelos. —Él puede divertirse transformándose en un topo, para poder cavar hacia afuera —Dijo Meredith con frialdad. —. Eso, si tiene su equipo de transformación, o lo que sea use, con él —Añadió, y con un cambio en su voz, como percibiendo problemas dijo: —. Me pregunto... si debemos haberle dicho a Matt que le confíe a otra persona, dónde en realidad ocultó la esfera estelar. Sólo... bueno, por si acaso. Matt vio ceños fruncidos a su alrededor. Pero de pronto le golpeó el hecho de que ciertamente debería decirle a alguien que había escondido la esfera estelar en su armario. El grupo -incluido Stefan- le habían elegido para ocultarla, porque había resistido tan tenazmente cuando Shinichi estaba usando el cuerpo de Damon como un títere para torturarlo hace un mes. Matt había demostrado entonces que preferiría morir en un horrible dolor, antes de poner en peligro a sus amigos. Pero si Matt fuera a morir ahora, la esfera de Misao, podría perderse para siempre. Y sólo Matt sabía lo cerca que había llegado hoy a caer por las escaleras junto a Shinichi. Todos oyeron un grito abajo. —¡Hola! ¿Hay alguien en casa? ¡Elena! —Ese es mi Stefan. —Dijo Elena y luego, sin una pizca de decoro, corrió lanzándose a sí misma desde el vestíbulo a sus brazos. Él se sobresaltó, pero se las arregló para resistir antes de que ambos cayeran en el porche. —¿Qué está pasando? —Dijo él, con su cuerpo vibrando imperceptiblemente, sintiendo ganas de luchar. —¡Toda la casa huele a kitsune! —Está todo bien —Dijo Elena. —. Ven y mira. — Ella lo llevó escaleras arriba a su cuarto. —Lo tenemos en el sótano —Añadió. Stefan parecía confundido. —¿Tienes qué en el sótano?

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—Con el hierro contra la puerta —Dijo Matt triunfante. —, y con hierbas y amuletos por todas partes. Y, de todos modos, Meredith tiene su llave. —¿Su llave? ¿Estamos hablando de Shinichi? —Stefan volvió sus ojos verdes hacia Meredith. —¿Mientras estuve afuera? —Sobre todo fue un accidente. En cierto modo metí la mano en su bolsillo cuando estaba fuera de balance. Y tuve mucha suerte porque obtuve la llave maestra, a menos que se trate de una llave de casa común y corriente. Stefan la miró. —Es la llave verdadera. Elena lo sabe. ¡Meredith, eres increíble! —Sí, es la correcta —Confirmó Elena. —. Recuerdo la forma, bastante elaborada, ¿no? —Ella la tomó de la mano de Meredith. —¿Qué vas a
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—Tengo que intentarlo —Dijo Stefan en voz baja. —. Cada uno de ustedes ha sido atormentado o ha tenido que luchar, ya sea con los puños o su mente —Añadió, inclinándose ligeramente a la señora Flowers. —. Yo he sufrido, pero no he tenido la oportunidad de luchar con él. Tengo que intentarlo. Matt dijo, en el mismo tono. —Yo iré contigo. Elena agregó: —Todos podemos luchar juntos. ¿Verdad, Meredith? Meredith asintió con la cabeza lentamente, tomando el atizador. Sí. Puede ser un error, pero< lo haremos en conjunto. —Yo digo que es un error mayor, el dejarlo vivir y para que siga lastimando a la gente. De todos modos, nosotros nos encargaremos de ello... juntos —Dijo Elena firmemente. —¡Ahora mismo! Matt comenzó a levantarse, pero su movimiento se congeló en el aire mientras miraba con horror. Al mismo tiempo, con la gracia de leonas en caza o bailarinas de ballet, las dos muchachas se acercaban a Stefan; Elena le golpea en la cabeza y Meredith le golpea de lleno en la ingle. Stefan se tambaleó por el golpe en la cabeza, y simplemente dijo: —¡Ay! —Cuando Meredith le golpeó. Matt apartó a Elena del medio y, a continuación, volviéndose tan preciso, como si estuviera en el campo de fútbol, empujó a Meredith lejos del camino de de Stefan también. Pero este impostor había decidido, obviamente, no defenderse. La forma de Stefan se derritió. Misao, con hojas verdes entretejidas en su pelo escarlata, se paró delante de ellos. Para sorpresa de Matt, su rostro estaba aplastado y pálido. Estaba, evidentemente, muy mal, aunque todavía desafiante y sin burla en la voz, por esta noche. —¿Qué has hecho con mi esfera estelar? ¿Y mi hermano? —Preguntó ella débilmente. —Tu hermano está encerrado. —dijo Matt, sin saber lo que estaba diciendo. A pesar de todos los crímenes que había cometido Misao no podía dejar de sentir lástima por ella. Ella estaba claramente desesperada y enferma.

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—Ya lo sé, lo que quería advertirles es que mi hermano los matar{< a todos ustedes, no como un juego, sino con toda su intención llena de ira —Ahora Misao parecía miserable y asustada. —. Nunca lo han visto realmente enfadado. —Nunca has visto a Stefan realmente enojado, tampoco —Dijo Elena. —, al menos no cuando él tiene todo su Poder. Misao se limitó a sacudir la cabeza. Había una hoja seca flotando sobre su cabello. —¡No lo entienden! —Y dudo que te entendamos, ¿Meredith, hemos buscado en esta chica? —No, pero seguramente no habría traído la otra< Elena dijo secamente. —Matt, toma un libro y léelo. Te diré lo que necesitas cuando hayas terminado. Matt se mostró reacio a dar la espalda a un kitsune, incluso uno enfermo. Pero como la señora Flowers asintió con la cabeza suavemente, él obedeció. Aún así, de espaldas o no, podía oír los ruidos. Y los ruidos sugerían que Misao era atada con fuerza y tras buscada a fondo. Al principio, los sonidos eran rumores mordaces. —¡Eh, eh ... eh, eh< eh, eh... eh, oops! —Hubo un ruido de metal sobre madera. Matt sólo volvió cuando Elena dijo: —Bueno, puedes mirar. Estaba en su bolsillo delantero —Misao, estaba mirando como si se fuera a desmayar. —. No queríamos atarte y hurgarte, pero esta llave< ¿Dónde, en nombre del cielo, conseguiste llaves de este tipo? Una mancha de color rosa asomó en las mejillas de Misao. —Es correcto que menciones el cielo, son las únicas dos llaves maestras que hay< y pertenecen a Shinichi y a mí. Descubrimos la manera de robarlas de la Corte Celestial. Eso fue hace... mucho tiempo atrás. En ese momento oyeron un coche en la carretera –el Porsche de Stefan-. En el silencio que siguió, también se podía ver el coche de Stefan a través de la ventana, ya que se pusieron en la entrada.

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—Que nadie vaya abajo —Dijo Elena secamente. —. Nadie le va a invitar a entrar. Meredith le lanzó una mirada penetrante. —Shinichi podría tener un túnel hacia fuera, y a él ya se lo invitó a entrar. —Es culpa mía por no haberles advertido antes, pero de todos modos, si se trata de Shinichi y si ha hecho algo que dañe a Stefan, él es el que va a verme realmente enojada. Las palabras ‚alas de destrucción‛ me vienen a la cabeza y algo dentro de mí quiere decirlas. Hubo un frío en la habitación. Nadie se reunió con Stefan, pero en un momento todos escuchaban pasos. Stefan apareció en su puerta, irrumpió a través de ella, y se encontró frente a una fila de personas lo miraban con recelo. —¿Qué diablos está pasando? —Exigió, mirando fijamente a Misao, quien se encontraba detenida entre Meredith y Matt. —Misao. Elena dio dos pasos hacia él y se lanzó a sí misma alrededor de él, dándole un beso profundo. Por un momento se resistió, pero luego, poco a poco, su oposición se derrumbó a pesar de la sala llena de observadores. Cuando Elena finalmente le soltó, ella se apoyó contra Stefan, respirando con dificultad. Los demás estaban todos sonrojados, llenos de vergüenza. Stefan, ruborizado como estaba, la sujetó con fuerza. —Lo siento —Susurró Elena. —Pero ya has "vuelto a casa" dos veces. Primero, fue Shinichi y lo encerramos en el sótano. A continuación, fue ella —Señaló, sin mirar, hacia la acobardada Misao. —. No sabía cómo asegurarme de que Shinichi no había escapado de alguna manera. —¿Y puedes estar segura ahora? —Oh, sí. Te reconozco. Siempre estás dispuesto para dejarme entrar.

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Matt se dio cuenta que ella estaba temblando y rápidamente se puso de pie para que pudiera sentarse, por lo menos durante un minuto o dos, en paz. La paz duró menos de un minuto. —¡Quiero mi esfera estelar! —Exclamó Misao. —Tengo que poner Poder en ella o me voy a debilitar< y entonces me habrán asesinado. —¿Debilitarte? ¿Está el líquido evaporándose o algo así? —Preguntó Meredith. Matt estaba pensando en lo que había visto en su casa antes de que los sheriffs de Ridgemont lo hubieran apresado. —¿Has reunido Poder para poner en ella? —Preguntó con serenidad. —¿Poder de lo que pasó ayer, tal vez? —Poder desde que no la tengo y ustedes la tomaron. Es mío, pero no puedo aprovechar ese poder sin mi esfera. —¿Como el Poder de hacer que Cole Reece se coma vivo su conejillo de indias? ¿O el de hacer que los niños quemen sus propias casas? —Esta vez, la voz de Matt era grave. —¿Qué importa? —Replicó Misao de mal humor. —Es mío. Esas fueron mis ideas, no de ustedes, no pueden mantenerme lejos del Poder. —Meredith, sujétame, porque conozco al chico Cole desde que nació, siempre voy a tener pesadillas... Misao se animó como una planta marchita cuando recibe agua. —Tendrá pesadillas, tendrá pesadillas. —Susurró Misao. Hubo un silencio. Luego Meredith, con cuidado y énfasis, dijo como si estuviera pensando en una estaca. —Eres una pequeña cosa desagradable, ¿verdad? ¿Esa es tu comida? ¿Los malos recuerdos, las pesadillas, el miedo al futuro? Misao estaba claramente confundida. Ella no podía entenderlo. Era como pedirle a un típico adolescente hambriento. —¿Qué tal un poco de pizza y una Coca-Cola?

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¿Es eso lo que quieres? —Misao ni siquiera pudo concebir que su apetito era malo, por lo que no podía mentir. —Tenías razón antes —Dijo Stefan con fuerza. —. Tenemos tu esfera estelar. La única manera de que te la entreguemos sería hacer algo por nosotros. Se supone que debemos ser capaces de controlarte, de todos modos, porque tenemos tu esfera. —Cosas del pasado, todo obsoleto. —Gruñó Misao. Hubo un silencio mortal. Matt sintió que su estómago se desplomaba. Ellos habían estado apostando a "esa cosa obsoleta" todo el tiempo. Para obtener la esfera de Shinichi, haciendo que Misao les dijera dónde estaba. Su objetivo final había sido controlar Shinichi usando su esfera estelar. —No lo entienden —Dijo Misao, dolorosamente y sin embargo con ira al mismo tiempo. —. Mi hermano me ayudará a llenar mi esfera estelar de nuevo. Pero lo que hicimos en esta ciudad, eso no fue sólo para nuestra diversión, era una orden. —No creas que me engañarás —Murmuró Elena, pero la cabeza de Stefan se sacudió y dijo. —. ¿Una orden? ¿De quién? —¡Yo... no sé...! —Gritó Misao. —Shinichi recibe las órdenes, después me dice qué hacer. Pero quien quiera que sea, debe estar contento. La ciudad está casi destruida. Tendría que darme un poco de ayuda por ello. —Ella miró al grupo, y ellos le devolvieron la mirada. Sin saber muy bien lo que estaba diciendo, Matt dijo: —Vamos a ponerla en el sótano con Shinichi. Tengo la sensación de que todos estaremos durmiendo en el desván, esta noche.

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Capítulo 25 Traducido por: Alice

—Dormir en la habitación de almacenamiento con todas las paredes cubiertas con amuletos Post-it —Añadió Meredith sombríamente. —, si tenemos suficiente. Tengo otro paquete, pero no ira muy lejos cuando se está tratando de cubrir una habitación. —Bien —Dijo Elena. —¿Quién tiene la llave de Shinichi? Matt levantó la mano. —En mi< —¡No me digas! —Exclamó Elena. —Tengo la suya. No podemos perderlos. Stefan y yo somos un equipo, ustedes son el otro. Ellos medio condujeron y medio apoyaron a Misao fuera de la habitación de Stefan y bajaron las escaleras. Misao no trató de huir de ellos, luchar, o hablarles. Esta sólo hizo que Matt sospechara más de ella. Él vio a Stefan y Elena uno hacia el otro y sabía que se sentía de la misma manera. ¿Pero, qué otra cosa podían hacer con ella? No había otra manera, humanamente, o incluso inhumanamente, retenerla durante días. Tenían su esfera estelar, y de acuerdo a los libros se suponía que les permite controlarla, pero ella tenía razón, parecía ser un concepto obsoleto, porque no funcionó. Habían intentado con Stefan y Meredith sostenerla fuertemente, mientras que Matt consiguió la esfera estelar de donde la había estado guardando en una caja de zapatos en el estante superior por encima de la ropa en su armario. Él y Elena habían tratado conseguir que Misao hiciera las cosas mientras se sostenía la esfera casi vacía: hacer que Misao dijera donde la esfera estelar de su hermano estaba, y así sucesivamente. Pero simplemente no funcionó. —Tal vez cuando no hay casi Poder en ella, no funciona. —Dijo Elena finalmente. Pero eso fue poco consuelo en el mejor de los casos.

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A medida que llevaron a Misao a la cocina, Matt pensó que había sido un estúpido plan del kitsune: imitar Stefan dos veces. Si lo hace por segunda vez, cuando los humanos estaban de guardia, que era una estupidez. Misao no parecía tan estúpida como eso. Matt tenía un mal presentimiento.

********** Elena tenía un muy mal sentimiento sobre lo que estaban haciendo. Al mirar alrededor los rostros de los demás, vio que lo hicieron también. Pero nadie se había acercado con un mejor plan. No podría matar a Misao. No eran asesinos que podría matar a una chica enfermiza, pasiva a sangre fría. Ella pensó que Shinichi debía tener un oído muy agudo, y ya los había oído caminar sobre las tablas del suelo que crujían en la cocina. Y tuvo que asumir que el sabía –por denotar, o sólo lógica, o lo que sea- que en efecto Misao estaba por encima de él. No había nada que perder al gritar, a través de la puerta cerrada. — ¡Shinichi, tenemos aquí a tu hermana! Si le quieren de vuelta te quedarás tranquilo y no nos harás tirarla por las escaleras. Se hizo un silencio en el sótano. Elena eligió pensar en ello como el silencio sumiso. Por lo menos Shinichi no estaba gritando amenazas. —Está bien —Susurró Elena. Ella había tomado una posición directamente detrás de Misao. —. Cuando yo cuente hasta tres, empujamos tan duro como podamos. —¡Espera! —Dijo Matt en un miserable susurro escandaloso. —Has dicho que no la lanzaríamos por las escaleras. —La vida no es justa —Dijo Elena con gravedad. —, ¿Crees que no tiene una sorpresa para nosotros? —Pero< —Déjalo, Matt —dijo Meredith en voz baja. Ella tenía el bastón listo en su mano

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izquierda y con la derecha estaba lista para empujar el panel para abrir la puerta. —. ¿Todo el mundo listo? Todos asintieron con la cabeza. Elena sintió lástima por Matt y Stefan, que eran los más honestos y sensibles de todos ellos. —Uno —Susurró suavemente. —, dos, tres. En tres Meredith golpeó el oculto interruptor de la pared. Y entonces las cosas comenzaron a suceder en un muy lento movimiento. Por "dos" Elena ya había comenzado ya a empujar a Misao hacia la puerta. El "tres" los otros se unieron a ella. Pero la puerta parecía no llegar nunca a abrir. Y antes de la finalización de siempre, todo salió mal. Las ramitas de vegetación alrededor de la cabeza de Misao se extendió en todas direcciones. Una línea salió disparado y se enganchó alrededor de la muñeca de Elena. Oyó un grito de indignación de Matt y supo que otro hilo lo había conseguido. —¡Empujen! —Gritó Meredith y Elena vio el bastón viniendo hacia ella. Meredith batido con el bastón través de la vegetación relacionada con Misao. La enredadera que había estado cortando la muñeca de Elena cayó al suelo. Cualquier duda restante acerca del lanzamiento de Misao por las escaleras se desvaneció. Elena se unió a la multitud tratando de empujar a través de la abertura. Pero había algo mal en el sótano. Por un lado, en un movimiento estaban empujando a Misao a la oscuridad... El sótano estaba lleno de< algo. Algunas cosas. Elena miró a su tobillo y se horrorizó al ver un gusano gigantesco que parecía haberse arrastrado fuera del sótano. O por lo menos un gusano fue lo primero que se le ocurrió comparar o tal vez era una babosa sin cabeza. Era transparente y negro y sobre un pie de largo, pero lejos de ser demasiado gordo para ella y haber puesto una mano alrededor de él. Pareció tener dos formas de moverse, uno por el

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método familiar de encorvarse-y-enderezar y el otro simplemente ateniéndose a otros gusanos, que estallaban por encima de la cabeza de Elena como una horrible fuente. Elena levantó los ojos y deseó no haberlo hecho. Hubo una cobra ondeando sobre ellos, fuera del sótano y en la cocina. Era una cobra hecha de gusanos translúcido negros manteniéndose unidos, y de vez en cuando uno se caía y en la tierra entre el grupo y habría un grito. Si Bonnie hubiera estado con ellos, habría gritado hasta que las copas en los armarios se destrozaran, Elena pensó salvajemente. Meredith estaba tratando de atacar a la cobra con el bastón y alcanzar en su bolsillo de los vaqueros las Notas de Post-it, al mismo tiempo. —Voy a buscar las notas. —Expresó Elena, y se retorció la mano en el bolsillo de Meredith. Sus dedos se cerraron en un manojo pequeño de tarjetas y lo tiró triunfantemente. En ese momento, el primer gusano de grasa brillante cayó sobre su piel desnuda. Quería gritar de dolor como sus pequeños pies o los dientes o en ventosas -lo mantuvo unido a ella- quemado y picado. Sacó una tarjeta delgada de la gavilla, que no era una Nota de Post-it, pero era el mismo amuleto en una pequeña tarjeta de nota bastante débil, y dio una palmada en la cosa parecida a un gusano. No pasó nada. Meredith estaba empujando el bastón en el centro de la cobra ahora. Elena vio otra de las criaturas que caían casi en su rostro levantado y logró voltearse de forma que esto golpeara el cuello en su lugar. Ella trató la otra tarjeta de la gavilla, y cuando sólo se flotó lejos -los gusanos parecía pegajosos pero no lo eran- ella dio un primer grito y arrancó con las dos manos las cosas feas apegado a ella. Cedieron paso, dejando su piel cubierta de rojas manchas y su camiseta rasgada en el hombro. —Los amuletos no funcionan. —Gritó a Meredith. Meredith estaban en realidad de pie bajo el vaivén, con la cabeza encapuchada de

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la cobra de gusanos, punzando y penetrando, como para llegar al centro. Su voz era ahogada. —¡No hay suficiente amuletos de todas formas! Demasiado de estos gusanos. Será mejor que corras. Un instante después, Stefan gritó: —¡Todo el mundo salgan de aquí! ¡Hay algo sólido allí! —Eso es lo que estoy tratando de conseguir. —Meredith gritó a espalda. Frenéticamente, Matt le gritó: —¿Dónde está Misao? La última vez que Elena la había visto a ella había estado buceando en la masa que se retorcía de la segmentada oscuridad. —Vamos —Ella gritó de nuevo. —. ¿Dónde está la señora Flores? —En la cocina. —Dijo una voz detrás de ella. Elena miró hacia atrás y vio a la vieja tirando abajo las hierbas con las dos manos. —De acuerdo —Gritó Stefan. —, todo el mundo, den unos pasos hacia atrás. Yo lo voy a golpear con Poder. ¡H{ganlo< ahora! Su voz era como un latigazo. Todo el mundo dio un paso atrás, incluso Meredith, que había estado investigando la serpiente con su bastón. Stefan rizado su mano alrededor de la nada, alrededor de aire, y se dirigió a espumosos, remolinos de energía luminosa. Lanzándolo directo a la cobra hecha de gusanos. Hubo una explosión, y de repente estaba lloviendo gusanos. Elena ya había cerrado los dientes para impedirse gritar. Los cuerpos ovales translúcidos de los gusanos rompieron en el piso de la cocina como ciruelas maduras, o bien rebotaban. Cuando Elena se atrevió a mirar de nuevo vio una mancha de negro en el techo. Debajo de ello, sonriendo, estaba Shinichi. Meredith, rapidísimas, trató de poner el bastón a través de él. Pero Shinichi era

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más rápido, inclinándose fuera de su camino, y fuera de su siguiente empuje, y el siguiente. —Ustedes los humanos —Dijo. —. Todas las cosas. Todos los estúpidos. Cuando por fin llegue la medianoche verá lo estúpido que eras. —Él dijo ‚Medianoche‛ como si estuviera diciendo ‚el Apocalipsis." —Fuimos lo suficientemente inteligente como para descubrir que no eras Stefan. — Dijo Matt detrás de Shinichi. Shinichi puso sus ojos. —Y meterme en un pequeño cuarto de techo de madera. ¿Ni siquiera se puede recordar que el kitsune controla todas las plantas y los árboles? Las paredes están llenas de gusanos Malach por ahora, ya sabes. Completamente infestado. —Sus ojos parpadearon< y miró hacia atr{s, vio a Elena, mirando hacia la puerta abierta del sótano. Su terror se disparó, y al mismo tiempo, Stefan gritó: —¡Fuera de aquí! ¡Fuera de la casa! ¡Vayan a un lugar seguro! Elena y Meredith se miraron, paralizadas. Estaban en diferentes equipos, pero no parecían poder alejarse el uno del otro. Entonces Meredith salió de ella y se volvió hacia la parte posterior de la cocina para ayudar a la señora Flores. Matt ya estaba allí, haciendo lo mismo. Y luego Elena se encontró barrida de sus pies en un movimiento rápido. Stefan la tenía y corría hacia la puerta principal. A distancia, oyó el grito de Shinichi. — ¡Tráeme sus huesos! Uno de los gusanos que Elena expulso fuera del camino explosión reventó su piel y Elena vio algo que se arrastraba hacia fuera. Estos eran realmente Malach, se dio cuenta. Más pequeñas impresiones de lo que se había tragado el brazo de Matt y habían dejado rayones largos y profundos cuando lo sacó de nuevo. Se dio cuenta de que uno estaba pegado en la parte posterior de Stefan. Temeraria con furia, ella lo tomó cerca de un extremo y lo arrancó, tirando sin cesar a pesar de que Stefan quedó jadeaba en el dolor. Cuando se soltó consiguió una visión de lo que se pareció a docenas de pequeños dientes de niños en la parte inferior. Ella lo tiró contra la pared al llegar a la puerta principal.

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Hay casi chocaron con Matt, Meredith, y la señora Flores, que entraba por la sala. Stefan tiró la puerta abierta y cuando todos pasaron Meredith lo cerró de golpe. Algunos Malach –gusanos y los que volaban todavía húmedos- se pegaron como ellos. —¿Dónde está seguro? —Le espetó Meredith. —Quiero decir, ¿realmente seguro, a salvo por un par de días? —Ni ella ni Matt había lanzado soltado a la Sra. Flores y de su velocidad Elena adivinó que ella debe ser casi tan ligero como una figura de paja. Ella siguió diciendo: —¡Dios mío! ¡Oh, Dios mío! —¿Mi casa? —Sugirió Matt. —La cuadra es mala, pero estaba bien la última vez que lo vi, y mi mamá se ha ido con el Dr. Alpert. —Est{ bien, casa de Matt< usando las llaves Maestras. Pero vamos a hacerlo desde la sala de almacenamiento. Yo no quieren abrir esta puerta principal de nuevo, no importa qué. —Dijo Elena. Cuando Stefan trató de recogerla ella sacudió la cabeza. —Estoy bien. Corre lo más rápido que puedas y destruir cualquier Malach que veas. Llegaron a la sala de almacenamiento, pero ahora un sonido como vip vip vip -una especie de zumbido de alta frecuencia que sólo podría haber sido producido por el Malach- les seguía. —¿Y ahora qué? —Jadeó Matt, ayudando a la señora Flores para sentarse en la cama. Stefan vaciló. —¿Es tu casa realmente seguro, tú crees? —¿Es seguro en cualquier lugar? Pero está vacía, o debería serlo. Mientras tanto, Meredith señala Elena y la Sra. Flores a un lado. Para horror de Elena, Meredith estaba sosteniendo uno de los gusanos más pequeños, agarrándolo de modo que su parte inferior volteara hacia arriba. —Oh, Dios< —Elena protestó, pero Meredith dijo: —Ellos se parecen mucho a los dientes de un niño pequeño, ¿no?

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De repente, la señora Flores se animó. —¡Lo tienen de verdad! Y estás diciendo que el fémur que encontramos en la espesura< —Sí. Sin duda fue humano, pero tal vez no masticada por los seres humanos. Los niños humanos. —Dijo Meredith. —Y Shinichi gritó al Malach para volver por nuestros huesos... —Dijo Elena e ingirió. Luego miró a la larva de nuevo. —¡Meredith, deshazte de esa cosa de alguna manera! Esto va a salir disparado con un vuelo Malach. Meredith miró alrededor de la sala de almacenamiento sin comprender. —Muy bien< sólo dejarlo caer y lo voy a pisar. —Dijo Elena, conteniendo la respiración para mantener su náusea. Meredith dejo caer la cosa gorda, translúcida, negra, que explotó en el impacto. Elena se estampo en ello, pero el interior del Malach no se aplastar. En cambio, cuando levantó el pie, trató de rosarlo debajo de la cama. El bastón lo cortó limpiamente en dos. —Chicos —Dijo Elena fuertemente a Matt y Stefan. —tenemos que ir ahora. ¡Afuera hay un montón de Malach volando! Matt se volvió hacia ella. —Como el que< —Más pequeño, pero justo como el que le atacó, creo. —Bueno, eso es lo que pensamos —Dijo Stefan de una manera que inmediatamente hizo inquietar a Elena. —. Alguien tiene que ir a la Dimensión Oscura de todos modos para investigar sobre Bonnie. Creo que soy el único que puede hacerlo, ya que soy un vampiro. No puedes ponerte en< —Sí, podemos —Dijo Meredith. —Con estas llaves, podríamos sólo decirlo ‚nos llevaras a casa de lady Ulma en la Dimensión Oscura.‛ O ‚Llévame a dondequiera que Bonnie este. ¿Por qué no funcionaría? Elena dijo: —Está bien. Meredith, Matt, y la Sra. Flores pueden quedarse aquí y

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tratar de averiguar lo que ‚Medianoche‛ es. Por la forma en que Shinichi lo dijo, sonaba mal. Mientras tanto, Stefan y yo vamos a la Dimensión Oscura y encontramos a Bonnie. —¡No! —Dijo Stefan. —Yo no te llevaré a ese horrible lugar otra vez. Elena lo miró fijamente a los ojos. —Lo prometiste —Ella dijo, indiferente a las otras personas en la habitación. —. Lo prometiste. Nunca ir de nuevo a una búsqueda sin mí. No importa lo corto del tiempo, no importa cuál sea la causa. Tú lo prometiste. Stefan la miró con desesperación. Elena sabía que quería mantenerla a salvo< ¿pero qué mundo era realmente seguro ahora? Ambos estaban llenos de horror y peligro. —De todos modos —Dijo con una sonrisa severa. —, tengo la llave.

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Capítulo 26 Traducido por: Andreita_mcr

—Ahora ¿sabes cómo se hace? —Elena le preguntó a Meredith. —Pusiste la llave en la cerradura y dijiste a donde querías ir. Entonces, abriste la puerta y pasaste. Eso es todo. —Ustedes tres van primero —Agregó Stefan. —y rápido. —Yo giraré la llave —Meredith le dijo a Matt. —, tú encárgate de la Señora Flowers. De repente Elena pensó en algo que no quería decir en voz alta, sólo a Stefan. Pero ellos estaban demasiado cerca físicamente, ella sabía que él lo captaría. ¡Saber! Ella pensó en dirección a Stefan. ¡No podemos dejaron con esos malach! No lo haremos, dijo la voz de Stefan en su cabeza. Le mostré el camino a la casa de Matt y le dije que vaya allí y lleve a Talón y protejan a la gente que estará yendo. Al mismo tiempo Matt dijo: —¡Dios mío! ¡Saber! Salvó mi vida< no puedo simplemente dejarlo. —Ya me he encargado —Stefan lo tranquilizó y Elena le dio unas palmaditas en la espalda. —. Él estará en tu casa en un ratito, y si vas a algún otro lugar, te seguirá el rastro. Elena transformó sus palmaditas en suaves empujones —¡Se bueno! —La habitación de Matt Honneycutt en Fell’s Church —Dijo Meredith, hundiendo la llave en la cerradura. Ella, la Señora Flowers y Matt se adelantaron. La puerta se cerró. Stefan se volteó hacia Elena. —Voy primero —Dijo rotundamente. —, pero te estoy agarrando. No te dejaré ir.

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—Nunca me dejes ir, nunca me dejes ir —Elena susurró en una imitación de Misao. —. Tengo pesadillas. —Entonces tuvo un pensamiento. —¡Pulseras de esclavos! —¿Qué? —Le dijo Stefan. —Oh, ya recuerdo, me contaste. Pero, ¿cómo se supone que lucen? —Como cualquier pulsera, combinando si es posible —Elena se dirigió apresuradamente al fondo de la habitación, donde los muebles estaban apilados, abriendo cajones, cerrándolos. —. ¡Vamos, pulseras! ¡Vamos! ¡Se supone que esta casa tiene que tener de todo! —¿Qué te parecen esas cosas que usas en tu cabello? —Le preguntó Stefan. Elena se dio vuelta y él le lanzó una bolsa de suaves coletas de algodón. —¡Eres un genio! Ni siquiera lastimarán mis muñecas. ¡Y aquí hay dos blancas, así que combinarán! —Elena dijo felizmente. Se arreglaron un poco delante de la puerta, con Stefan a la izquierda de Elena de manera que él pudiera ver lo que había fuera antes de que avanzaran. También tenía una mano fuertemente agarrada al brazo izquierdo de Elena. —Donde sea que nuestra amiga Bonnie McCullough esté. —Dijo Stefan y encajó la llave en la desbloqueada cerradura, girándola. Entonces, luego de darle la llave a Elena, abrió cuidadosamente la puerta. Elena no estaba segura de lo que estaba esperando. Una explosión de luz, mientras viajaban entre dimensiones. Alguna especie de túnel espiradolos, o estrellas fugaces. Al menos una sensación de movimiento. Lo que ella tuvo, en cambio, era vapor. Un vapor que se coló por su camiseta y humedeció su pelo. Y luego hubo un ruido. —¡Elena! ¡Eleeeeeeeeeeeeena! ¡Estás aquí!

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Elena reconoció la voz, pero no podía localizar a la que gritaba entre el vapor. Luego vio una inmensa bañera hecha de azulejos de malaquita, y una aterrorizada chica cuidando de un carbón encendido en el pie de la bañera, mientras que otros dos jóvenes vigilantes fregaban con cepillos y piedras pómez encogidos contra la otra pared. ¡Y en la tina estaba Bonnie! Era obvio que era muy profunda, porque Bonnie no podía tocar el fondo pero ella estaba medio saltando fuera del agua como un delfín cubierto de espuma una y otra vez para llamar la atención. —Allí estás. —Suspiró Elena. Se dejó caer en sus rodillas sobre una espesa alfombra azul oscuro. Bonnie hizo un espectacular salto y por un momento Elena pudo sentir un pequeño y jabonoso cuerpo en sus brazos. Luego Bonnie se cayó y se levantó riendo. —¿Y ése es Stefan? ¡Es Stefan! ¡Hola Stefan! ¡Hooooolaa! Stefan miró hacia atrás, como tratando de evaluar la jabonosa situación. Parecía satisfecho con ella, se giró un poco y saludó. —Hey, ¿Bonnie? —Preguntó, su voz amortiguada por el continuo sonido de salpicaduras. —¿Dónde estamos? —¡Es la casa de Lady Ulma! Estás a salvo< ¡est{n todos a salvo! —Se volvió hacia Elena con una pequeña cara de esperanza. —¿Dónde está Meredith? Elena sacudió su cabeza, pensando en todas las cosas acerca de Meredith que Bonnie no sabía aún. Bien, ella decidió que no era el momento de mencionarlas. — Se tuvo que quedar atr{s, para proteger Fell’s Church. —Oh —Bajó la mirada, preocupada. —El mal sigue, ¿no es cierto? —No lo creerías. En serio, es< indescriptible. Allí es donde Matt, la Señora Flowers y Meredith están. Lo lamento.

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—No, es que ¡estoy tan contenta de verte! Mi Dios, estás herida. Estaba mirando a las pequeñas heridas de dientes en el brazo de Elena y la sangre en su desgarrada camiseta. —Saldré y< hey, no, ¡ustedes entran! Tenemos abundante lugar, abundante agua caliente y< ¡mucha ropa! Lady Ulma incluso diseñó algo para nosotras, para ‚¡cuando regresemos‛! Elena, sonriendo tranquilizadoramente a las chicas de la bañera, ya estaba desnudándose tan rápido como podía. La tina que era lo suficientemente grande para que seis personas nadaran dentro, parecía demasiado lujosa para perdérsela y, ella razonó, tenía sentido estar limpia cuando te presentas a tu anfitriona. —Ve y diviértete —Le gritó a Stefan. —¿Está Damon aquí? agregó en un susurro a Bonnie, quién asintió. —Damon está aquí tambien —Elena entonó. —, si encuentras a Lady Ulma, dile que Elena está yendo, pero que primero se está aseando. —No se zambulló en la vaporosa agua rosada, pero dio un segundo paso y se dejó resbalar desde allí. Instantáneamente, estaba inmersa en un calor delicioso que se propagó rápidamente en su cuerpo, tirando de algunos hilos mágicos que relajaron sus músculos de una sola vez. Perfumes llenaron el aire. Arrojó su cabello húmedo y vio a Bonnie riéndose de ella. —Así que, ¿saliste de tu agujero y has estado aquí revolcándote en lujos mientras nosotros hemos estados preocupadísimos? —Elena no pudo hacer nada por la manera en que su voz se elevó al final, haciendo la oración una pregunta. —No, me recogieron unas personas y< —Bonnie hizo una pausa. —Bien... los primeros días fueron duros, pero no importa. Gracias a dio llegamos con Lady Ulma al final. ¿Quieres un cepillo? ¿Alguna sopa que huela como rosas? Elena estaba mirando a Bonnie con los ojos un poco estrechado. Sabía que Bonnie haría lo que fuera por Damon. Eso incluía cubrirlo. Delicadamente, todo mientras disfrutaba los cepillos, ungüentos y muchas formas de jabón expuestas en una repisa para alcanzarlas fácilmente, comenzó un interrogatorio.

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Stefan salió de la vaporosa habitación antes de quedar empapado. Bonnie estaba a salvo y Elena estaba feliz. Se dio cuenta que había entrado en otra habitación, en la cual había uno sillones hechos de algún suave material esponjoso. ¿Para secarse? ¿Masages? ¿Quién sabe? La siguiente habitación en la que entró tenía lámparas de gas que estaban encendidas lo suficientemente altas para ser rival de la luz eléctrica. Allí había tres sillones mas - no tenía ni idea su finalidad - un espejo plateado de cuerpo entero y más espejos pequeños enfrente de sillas. Obviamente era un lugar para maquillarse y embellecerse. La última habitación en la que entro se abría a un vestíbulo. Stefan dio un paso y dudó, expandiendo hilos de Poder en diferentes direcciones, esperando encontrara a Damon antes de que Damon notara su presencia en el estado. La Llave Maestra había probado que podía superar el hecho de que él no había sido invitado. Eso significaba que tal vez el podría< En ese momento, tuvo un presentimiento, y retiró su prueba inmediatamente. Se quedó mirando el largo pasillo. De hecho, el podía ver a Damon, paseando por la habitación del fondo, hablando con alguien que Stefan no podía ver detrás de la puerta. Stefan se movió sigilosamente por el vestíbulo, al acecho. Llegó hasta la puerta sin que su hermano lo notara incluso, y vio a la persona que a la que Damon le estaba hablando era una mujer que estaba usando lo que parecía pantalones de montar de piel y una remera, quién había sanado su piel, y un aura general de estar más en casa fuera de la civilización que dentro de ella. Damon estaba diciendo: — Asegúrate que haya suficiente ropas cálidas para la chica. Ella no es exactamente resistente, tú sabes< —Entonces ¿donde la est{s llevando< y por qué? —Stefan preguntó, apoyándose contra el marco de la puerta. Tuvo la buena suerte de por una vez –sólo esta vez– de tomar a Damon por sorpresa. Su hermano lo miró, y se sacudió como un gato sobresaltado. No tenia precio mirar a Damon apurarse a ponerse una máscara hasta que se decidió por la fachada de la amabilidad ausente. Stefan adivinó que nadie nunca había puesto

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nunca mayor esfuerzo en caminar hasta una silla de escritorio, sentarse y forzarse a holgazanear. —¡Bien, bien! ¡Mi pequeño hermano! ¡Viniste de visita! Qué lástima, aunque, prácticamente me estoy yendo de viaje, no hay lugar para ti. A esta altura la curtida mujer que había estado tomando notas –y quién se había levantado cuando Stefan entró en la habitación– habló. —Oh, no, mi señor. A los troles no les importará el peso extra de este caballero. Probablemente ni lo noten. Si su equipaje puede estar listo para mañana puedes salir mañana temprano tal como lo planeaste. Damon le dirigió su mejor mirada de ‚C{llate o te mato‛. Ella se calló. Entre dientes, Damon se las arregló para decir: —Esta es Pelat. Es la coordinadora de nuestra pequeña expedición. Hola, Pelat. Hasta luego. Puedes irte. —Como desee, mi señor. Pelat hizo una reverencia y se fue. —¿No te est{s tomando este asunto de ‚mi señor‛ muy seriamente? —Le pregunto Stefan. —Y ¿Qué es esa ropa que estás usando? —Es el uniforme del capitán de la guardia de Madame le Princess Jessalyn D’Aubigne —Dijo Damon fríamente. —¿Tienes trabajo? —Era una posición —Damon mostró sus dientes. —. Y no es tu asunto. —Veo que recuperaste tus caninos también. —Y eso tampoco es asunto tuyo. Pero si quieres que te golpee y pisotee tu ‚nomuerto‛ cuerpo, estaré encantando de hacerlo. Algo estaba mal, pensó Stefan. Damon debería haber pasado la fase de mofarse y de hecho estar pisote{ndolo ahora mismo. Sólo tenía sentido si<

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—Ya he hablado con Bonnie. —Dijo. Y aun así, el tuvo que preguntar donde estaban. Pero para una mente culpable, la aparente presciencia de vez en cuando hace maravillas. Y Damon precipitadamente dijo exactamente lo que Stefan no hubiera esperado oír. —¡Puedo explicarlo! —Oh, Dios. —Dijo Stefan. —Si ella lo hubiera hecho tal como se lo dije< —¿Mientras te convertías en el capitán de la guardia de la princesa? Y ella estaba< ¿dónde? —¡Estaba a salvo, al menos! Pero, no, ella tenía que salir a la calle y luego a esa tienda< —¡Asombroso! ¿Ella caminó de hecho por la calle? Damon rechinó los dientes. —No sabes cómo es por aquí< o cómo los esclavos intercambian trabajos. Cada día< Stefan golpeó sus manos en el escritorio, ahora realmente enojado. —¿Ella fue recogida por esclavos? ¿Mientras estabas corrompiendo a una princesa? —La Princesa Jessalyn no se corrompe —Damon repuso fríamente. —. Tampoco yo. Y de todos modos todo resulto ser algo bueno porque ahora conocemos donde los Siete Tesoros Kitsune están. —¿Qué tesoros? ¿Y A quién le importan los tesoros cuando hay una ciudad siendo destruida por kitsunes? Damon abrió su boca, la cerró, luego miró estrechamente a Stefan. —Dijiste que habías hablado con Bonnie acerca de todo esto. —Hablé con Bonnie —Dijo Stefan rotundamente. —Le dije Hola.

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Los oscuros ojos de Damon brillaron. Por un momento Stefan pensó que iba a gruñir o empezar una pelea. Pero entonces, entre dientes le dijo: —Es todo por la maldita ciudad, ¿no lo ves? Esos tesoros incluyen la más grande esfera estelar que haya sido llenada con Poder. Y ese Poder puede ser suficiente para Salvar Fell’s Church. Al menos parar su total destrucción. Tal vez destruir cada malach que existe y destruir a Shinichi y Misao de un solo golpe. ¿Es eso suficientemente noble para ti, hermanito? ¿Es una razón suficiente? —Pero hablando con Bonnie< —¡Quédate con ella aquí si quieres! ¡Pasen su vida acá! Puedo haber mencionado que sin ella nunca habría sido capaz de organizar una expedición, y que ella está decidida a ir. Además, no estamos yendo por este camino. Tiene que haber una ruta más fácil desde la Garita a la Tierra. No sobreviviríamos si volvemos por ahí, así que mejor que creas que hay otra. Stefan estaba sorprendido. Nunca había oído hablar a su hermano con tanta pasión acerca de nada que incluyera humanos. Estaba a punto de responder, cuando detrás de él llegó un grito de pura, y absoluta rabia. Era aterrorizante< y preocupante también, porque Stefan reconocería esa voz en cualquier lado, en cualquier momento. Era la de Elena.

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Capítulo 27 Traducido por: Alice

Stefan se dio la vuelta y vio a Bonnie, con sólo una toalla envuelta alrededor de ella, tratando de retener físicamente a Elena, que vestía de manera similar. Pelo de Elena estaba mojado y sin peinar. Algo le había causado saltar fuera de la tina y corriera directamente en el pasillo. Stefan se sorprendió por la reacción de Damon. ¿Era una chispa de alarma sin cesar en los ojos oscuros que había permanecido impasible viendo miles de catástrofes, calamidades, crueldades? No, no podía ser. Pero ciertamente lo pareció. Elena estaba cada vez más cerca. Su voz sonó claramente a través del pasillo, que era lo suficientemente amplias como para darle un ligero eco. —¡Damon! ¡Te veo! Espera ahí< ¡Voy a matarte! Esta vez el parpadeo era inconfundible. Damon miró a la ventana, que estaba entreabierta. Mientras tanto, Bonnie había perdido la pelea y Elena estaba corriendo como una gacela hacia la oficina. Sus ojos, sin embargo, no eran definitivamente de gama similar. Stefan los vio brillar peligrosamente cuando Elena se le escapaba, principalmente porque no se atrevía a agarrarla por la toalla, y cualquier otra parte de ella estaba resbaladiza. Elena se enfrenta ahora a Damon, que se había levantado de su silla. —¿Cómo te atreves? —Gritó. —Usaste a Bonnie así que< influenciaste, drogaste< ¡todo para llegar a lo que no te pertenece! Usaste de casi todo el Poder que fue dejado en esfera estelar de Misao, ¿qué crees que haría Shinichi cuando hiciste eso? Él llegó después de nosotros, eso es lo que hizo< ¿y quién sabe si la pensión sigue en pie? Damon abrió la boca, pero Elena no había terminado.

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—Y entonces trajiste a Bonnie a la Dimensión Oscura contigo, no me importa si no querías perder la apertura de la puerta o no. Tu no debistes tomar esa decisión. Damon estaba ahora enojado. —Yo< Pero Elena lo interrumpió sin siquiera dudar. —Entonces una vez que arrastraste aquí la abandonaste. La dejaste aterrorizada, sola, en una habitación en la que ni siquiera les permite mirar por la ventana, con una colección de esferas estelares que ni siquiera se molestó en examinar< ¡pero que son totalmente inadecuados y dan pesadillas! Tú< —Si la pequeña idiota tuviera sólo el sentido de esperar silenciosamente... —¿Qué? ¿Qué has dicho? —Dije, si la pequeña idiota acababa de tener el sentido de esperar silenciosamente< Stefan, que ya estaba en movimiento, cerró los ojos brevemente. Los abrió de nuevo a tiempo para ver la bofetada y sentir a Elena poner toda su energía en ello. Rompió entorno a la cabeza de Damon. Lo qué le sorprendió -a pesar de que se colocó precisamente frente a él- fue ver el destella de la mano de Damon tan rápido como la huelga de una cobra. No hubo seguimiento, pero Stefan ya había recogido a Elena físicamente y la sacó fuera del alcance. —¡Déjame ir! —Exclamó Elena, que luchaba por salir de los brazos de Stefan, o al menos tener los pies en el suelo. —Voy a matarlo. La otra cosa que le sorprendió -interrupción de la cruda furia que Stefan sentía correr por el aura de Elena- era que Elena realmente ganaba la lucha, a pesar de que él era de órdenes de magnitudes más fuerte que ella. Parte de ello tiene que ver con la toalla, que amenazaba con caer en cualquier momento. La otra parte era que Elena había adquirido un estilo único de lucha contra rivales más fuertes, por lo menos los que tengan cualquier conciencia. Ella deliberadamente se lanzó en

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contra de cualquier punto en el que le haría daño para retenerla, y ella no se dio por vencida. Con el tiempo iba a tener que elegir entre herirla y dejarla ir. En ese momento, sin embargo, Elena dejó de moverse. Se quedó inmóvil, se volteó para mirar detrás de él. Stefan miró hacia atrás también, y sintió un electrochoque a través de él. Bonnie se encontraba directamente detrás de ellos, mirando a Damon, sus labios entreabiertos en angustia, lágrimas en sus amplios ojos marrones y corrían por sus mejillas. Instantáneamente, incluso antes de que pudiera registrarse la mirada suplicante de Elena, Stefan la soltó. Comprendió: Su estado de ánimo y la dinámica de esta situación había sido sólo lo contrario. Elena ajustó la toalla y se dirigió a Bonnie, pero para entonces Bonnie estaba huyendo por el pasillo. Los pasos largos de Elena le permitieron llegar a Bonnie en un momento y agarró a la chica más pequeña y la abrazó, no tanto por la fuerza como por el magnetismo de hermanas. —No te preocupes por eso —La voz de Elena volvió claramente, como se pretende, obviamente. —, él es un< —Y aquí Elena entregó algunas maldiciones muy creativas. Stefan podía oír todo esto distinguidamente y se dio cuenta que se desprendió en pequeños sonidos al igual que Elena tornando la puerta del salón de baño. Stefan miró de reojo a Damon. No le importaba la lucha contra su hermano en lo más mínimo en este momento, él estaba lleno de rabia en nombre de Bonnie. Pero Damon no le hizo caso, como si fuera parte de los fondos de escritorio, mirando al vacío con una expresión de furia helada. En ese momento Stefan escuchó un leve sonido desde el punto más lejano del corredor, que estaba a mucha distancia. Pero sus sentidos vampíricos le informó que seguramente la persona en frente era una mujer como consecuencia, probablemente, su anfitriona. Dio un paso adelante para que al menos ella pudiera ser recibida por alguien que llevaba puesto ropa. Sin embargo, en el último momento, Elena y Bonnie aparecieron frente a él,

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vestidas con vestidos -trajes, mejor dicho- que eran casuales y obras de un genio. Elena tenía una bata informal de lapislázuli azul profundo, con el cabello secado en una masa suave de oro sobre los hombros. Bonnie llevaba algo más corto y más ligero: pálido violeta, cosido con hilos de plata sin ningún patrón particular. Ambos equipos, Stefan la agarró de repente, se veían tan bien en la luz del sol interminable, como en una habitación cerrada sin ventanas y lámparas de gas. Recordó las historias que Elena le había dicho acerca de que Sra. Ulma diseñaba vestidos para ella, y se dio cuenta de que cualquier otra cosa pudiera ser su anfitriona, ella era realmente un genio modista. Y luego, Elena estaba corriendo, saltaba con sandalias de oro fino, y las zapatillas de plata de Bonnie seguían y Stefan comenzó a correr también, por temor a algún peligro desconocido. Todos ellos llegaron al fondo del pasillo, al mismo tiempo, y Stefan vio que la mujer enfrente vestía aún más espléndida que las chicas. Ella llevaba un vestido rojo profundo de seda cruda con un collar de diamantes y pesados rubíes y anillo< pero no pulseras. El siguiente minuto las chicas hacían ambas una reverencia, profunda y elegante reverencia. Stefan hizo su mejor curva. La Sra. Ulma sostuvo ambas manos a Elena, que parecía estar casi frenética por algo que Stefan no entendió. Elena tomó las manos extendidas, respirando rápida y superficialmente. —Sra. Ulma< est{ tan delgada< En ese momento, el balbuceo de un bebé podía ser escuchado. La cara de Elena se iluminó y sonrió a Sra. Ulma, dejando escapar un rápido suspiro. Un criado joven incluso más joven que Bonnie- gentilmente puso un pequeño bulto hecho de encajes y el más puro césped en los brazos de Sra. Ulma. Tanto Elena y Bonnie parpadearon con lágrimas, todo el tiempo sonriendo al niña y haciendo ruidos sin poco sentido. Stefan podía entender que ellos conocían a la Señora desde que era una esclava golpeada por un látigo, tratando de no perder el embarazo. —¿Pero como? —Comenzó Elena a balbucear. —La vimos sólo hace unos días, pero este bebé tiene meses< —¿Unos pocos días? ¿Es que cuánto tiempo te parece? —Preguntó Sra. Ulma. — Para nosotros, ha sido muchos meses. ¡Pero la magia sigue funcionando, Elena! ¡Tu

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magia se mantuvo! ¡Fue f{cil la entrega< f{cil! Y entonces el Dr. Meggar dice que usted me salvó antes de que ella sufriera las heridas del abuso por el que pasé. ¡Ella está tratando de hablar ya! ¡Eres tú, Elena, es tu magia! En esto la Señora hizo un movimiento como si fuera a arrodillarse a los pies de Elena. No obtuvo más allá de unos pocos centímetros, sin embargo, porque Elena le agarró las manos, gritando: —¡Sra. Ulma, no! —Mientras que Stefan, a su mejor velocidad, se deslizó al lado de la esclava y agarró a la Señora por los codos, apoyando su peso. —Y no soy mágica —Agregó Elena. —. Stefan, dile que no soy magica. Obediente, Stefan se inclinó hacia el oído de la mujer alta. —Elena es la más mágica que he encontrado —Le susurró por etapa. —Ella tiene poderes que ni siquiera puedo entender. —¡Ahh! —Elena hizo una muda exclamación de frustración. —¿Sabes cómo la nombré? —La Señora continuó. Su rostro, si no convencionalmente hermoso, era sorprendente, con una combinación de la nariz aristocrática romana y pómulos salientes. —No —Elena sonrió< y luego —. ¡No! —Gritó Elena. —¡Por favor! No la condene a una vida de expectativas y terror. No tiene a nadie para hacerle daño, mientras que es todavía un niño. ¡Oh, Señora Ulma! —Pero mi querida salvador... Entonces, Elena comenzó a manejar las cosas. Una vez que ella tomaba una situación en sus manos no habría manera de ir contra la corriente. —Sra. Ulma — Dijo claramente. —, perdóname por interferir en sus asuntos. Pero Bonnie me ha dicho< —Se detuvo y vaciló. —De los problemas de las chicas fuertes y esperanzadoras, en su mayoría pobres o esclavizadas, que han tomado los nombres de las tres mujeres jóvenes más valientes que nunca honró nuestro mundo. —Concluyó la Señora Ulma para ella. —Algo así. —Dijo Elena, enrojeciéndose.

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—Nadie que se hacen llamar Damon —Lanza a la joven enfermera con alegría y con la mayor buena voluntad. —. Ni los niños ni las niñas. Stefan pudo haberla besado. —¡Oh, Lakshmi! —Elena abrazó a la adolescente en forma juguetona. —Ni siquiera te vi aún correctamente. Deja que te mire. —Ella sostuvo la niña con el brazo extendido. —¿Sabes, que has crecido por lo menos una pulgada desde la última vez que te vi? Lakshmi sonrió. Elena volvió a Sra. Ulma. —Sí, temo por el niño. ¿Por qué no la llamas Ulma? Sra. Patricia cerró sus ojos a la mitad. —Porque, querida Elena, Elena, Aliena, Alliana, Laynie, Ella< No quiero ‚Ulma‛ a nadie, y mucho menos a mi encantadora hija. —¿Por qué no llamarla Adara? —Lakshmi salta repentinamente. —Siempre pensé que era bonito, ya que yo era un niño. Hubo un silencio , casi un silencio atónito. Entonces, Elena dijo: —Adara< es un nombre precioso. —Y nada peligroso. —Dijo Bonnie. Stefan dijo: —Eso no le impediría iniciar una revolución si ella quisiera. Hubo una pausa. Todo el mundo miró a Damon, quien estaba mirando por la ventana sin expresión. Todo el mundo esperaba. Por último, dio la vuelta. —Oh, excelente. —Dijo sin expresión, sin tener idea clara y menos interés en lo que estaban hablando. —Oh, vamos, Damon —Los ojos de Bonnie estaban hinchados, pero ella habló brillantemente. —¡Que sea unánime! De esta manera Sra. Ulma estará segura. — Dios mío, Stefan pensó, ella debe ser la chica más indulgente en el universo.

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—Sin duda, entonces. —Dijo Damon con indiferencia. —Perdónenos —Dijo Elena con fuerza a la sala en general. —Todos nosotros hemos pasando por un poco de tiempo difíciles. Esto le dio a la Sra. Ulma su señal. —Por supuesto que lo tienes —Dijo ella, sonriendo la sonrisa de quien ha conocido el amargo sufrimiento. —. Bonnie nos ha hablado de la destrucción de su ciudad. Lo lamento profundamente. Lo que necesita ahora es comida y descanso. Haré que alguien le conduzca a sus habitaciones. —Debí haber presentado a Stefan al principio, pero estaba tan preocupada que lo olvidé —Dijo Elena. —. Stefan, esta es la Sra. Ulma, que era tan buena con nosotros antes. Sra. Ulma< bueno, ya sabe quién es. —Ella se fue de puntillas para besar a Stefan prolongadamente. Muy prolongadamente para que Stefan tuvo que separarla suavemente y la dejó en el suelo. Él casi se asustó en esta muestra de mala educación. Elena Realmente estaba enojada con Damon. Y si ella no le perdonara, las escenas sólo seguirían intensificándose, y si estuviera en lo cierto, Elena estaba realmente cada vez más cerca de ser capaz de lanzar las Alas de la Destrucción. El ni siquiera considerar pedirle a Damon perdonar a alguien. Después de que las chicas habían susurrado éxtasis sobre el bebé otra vez, fueron conducidos a las cámaras de cama opulentas, cada una decorada con un excelente gusto, hasta la más mínima decoración. Como es habitual, sin embargo, todos se congregaron en una habitación, que resultó ser de Stefan. Había más que suficiente espacio en la cama para que tres de ellos se sentasen o se arronjasen. Damon no estaba presente, pero Stefan apostaría su vida no-muerta que él estaba escuchando. —Muy bien. —Dijo Elena con fuerza, y se fue a modo de narración de cuentos. Le explicó todo a Bonnie por lo que había pasado por la toma de las Llaves Maestras de Shinichi y Misao, a su vuelo a la cámara de baño de la Sra. Ulma. —Tener tanto Poder repentinamente arrancado de ti en un instante< —Bonnie

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tenía la cabeza baja, y no era difícil adivinar que ella estaba pensando. Ella levantó la vista. —Por favor, Elena. No seas tan brava con Damon. Sé que ha hecho algunas cosas malas, pero que ha sido tan infeliz... —Eso no es excusa —Comenzó Elena. —. Y, francamente, estoy< ¡No, Elena! ¡No le digas que estás avergonzada de ella por aguantar con él! ¡Ya está avergonzada de sí misma —Me sorprende que en él —Dijo Elena con sólo la más mínima duda. —Yo sé a ciencia cierta que él a cuidado de ti. Él incluso tiene un nombre cariñoso para ti: Su pequeño Cardenal. Bonnie olfateó. —Tú siempre dices que los nombres de mascotas son estúpidos. —Bueno, pero me refería a nombres como< oh< si él le llamara ‚Bombón" o algo así. La cabeza de Bonnie se levantó. —Incluso estaría bien para el bebé. —Ella dijo con una sonrisa repentina, como un arco iris después de una tormenta. —Oh, sí, ¿no es adorable? Nunca vi a un bebé tan feliz. Margaret solía sólo mirarme con ojos grandes. Adara -si ella es Adara- debe tener una vida tan feliz< Stefan se recostó contra la cabecera. Elena tenía la situación en manos. Ahora el podría preocuparse a dónde iba Damon. Después de un momento él se dio vuelta, para encontrar a Bonnie hablando del tesoro. —Y ellos me seguían preguntándome y preguntándome y no podía entender por qué ya que la esfera estelar con la historia en ello estaba allí mismos. Sólo la historia se ha esfumado ahora, Damon la chequeó. Shinichi me iba a tirar por la ventana, y fue entonces cuando Damon me rescató, y los Guardianes me preguntaron acerca de la historia también. —Extraño —Dijo Stefan, sentándose alertamente. —. Bonnie, dime primero cómo se sintió esta historia; dónde estabas y todo.

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Bonnie dijo: —Bueno, primero vi una historia sobre una niña llamada Marit va a comprar un confite< por eso traté de hacer lo mismo al día siguiente. Y luego me fui a la cama, pero yo no podía dormir. Así que cogí la esfera estelar otra vez y me mostró la historia de los tesoros kitsune. Las historias se muestran en orden, a si que tenía que ser la correcta después de la historia de confitería. Y de repente yo estaba fuera de mi cuerpo, y yo estaba volando con Elena directo sobre el coche de Alaric. —¿Hiciste algo entre experimentar la historia e irte a la cama? —Preguntó Stefan. Bonnie pensó; su capullo de rosa de bocadillo fruncido. —Supongo que baje la lámpara de gas. Todas las noches yo bajaba la lámpara de manera que esto sólo fuera un parpadeo. —¿Y te volteaste de nuevo cuando no podías dormir y cogiste la esfera estelar otra vez? —Um... no. ¡Pero no son libros! No tienes que ver para experimentar una historia. —Eso no era lo que quería decir. ¿Cómo encontraste la esfera estelar en esa oscura habitación? ¿Era la única esfera estelar en el suelo cerca de ti? Las cejas de Bonnie se reunieron. —Bueno... no. Había veintiséis. Otros dos eran horribles, los pateé en una esquina. Veinticinco eran operas< tan aburridas. No es como si yo tuviese estantes o cualquier otro lugar para ponerlos. —Bonnie, ¿quieres saber lo que pienso que pasó? Bonnie parpadeó y asintió con la cabeza. —Creo que lees un cuento infantil y luego se fue a la cama. Y en realidad te quedaste dormida muy rápidamente, a pesar de que soñabas que estabas despierta. Entonces soñaste con una premonición< Bonnie se quejó. —¿Otro de esos? ¡Pero ni siquiera había nadie para decirle entonces!

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—Exactamente. Pero querías decirle a alguien, y ese anhelo la trajo -su espíritu- a donde estaba Elena. Pero Elena estaba tan preocupada por conseguir la palabra a través de Alaric que ella estaba teniendo una experiencia fuera del cuerpo. Ella había estado durmiendo también, estoy seguro de ello. —Stefan miró a Elena. — ¿Qué piensas de eso?

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Capítulo 28 Traducido por: Stefita

Elena estaba asintiendo con la cabeza lentamente. —Trabaja con lo que me ocurrió. Al principio estaba sólo fuera de mi cuerpo, pero entonces vi a Bonnie al lado mío. Bonnie se mordió el labio. —Bueno< la primera cosa que vi fue a Elena y ambas estábamos volando. Estaba un poco detrás de ella. Pero Stefan, ¿por qué piensas que me quedé dormida y soñé toda una historia? ¿Por qué mi versión sólo no puede ser cierta? —Porque pienso que la primera cosa que habrías hecho sería encender la luz< si tú en realidad hubieras estado ahí despierta. ¡De otra manera, bien podrías haber adquirido una telenovela, muy aburrida! La frente de Bonnie se suavizó al fin. —¡Eso explicaría por qué nadie me creyó aún cuando les dije exactamente donde fue la historia! ¿Pero por qué no le conté a Elena sobre el tesoro? —No sé. Pero a veces cuando te despiertas olvidas el sueño como si algo interesante estuviera ocurriendo< y pienso que despiertas para tener una experiencia extracorporal. Pero entonces, lo podrías recordar más tarde en caso de que algo te lo recuerde. Bonnie miró perdidamente hacia al frente, pensando. Stefan guardó silencio, con la seguridad de que sólo ella podría descifrar este acertijo por sí misma. Al fin Bonnie asintió con la cabeza. —¡Podría ser de esa manera! Me desperté y la primera cosa sobre la que pensé fue la bombonería. Y después de que nunca agregara otro pensamiento al sueño del tesoro hasta que alguien pidió historias. Y justo apareció en mi cabeza. Elena empujó profundamente la colcha de terciopelo verde azul de una manera para hacerla verdear, después de otra forma para alisarla en lo azul.

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—Iba a prohibirle a Bonnie que fuera en la expedición —Ella dijo: esta esclava no tenía una joya en su cuerpo, excepto el colgante de Stefan que pendía de una cadena fina alrededor de su cuello, y aún estaba tras el tipo más simple de una bata de baño. —. Pero si es algo que tenemos que hacer, mejor hablo con Lady Ulma. Suena como si el tiempo es valioso. —Recuerda< el tiempo corre diferentemente aquí que en Tierra. Pero estamos pretendiendo salir en la mañana. —Bonnie dijo. —Entonces definitivamente necesito hablar con ella< ahora mismo. Bonnie brincó del susto, entusiasmada. —¡Ayudaré! —Espera —Stefan puso una mano suave en el brazo de Bonnie. —. Tengo que decir esto. ¡Pienso que eres un milagro, Bonnie! —Stefan supo que sus ojos deben estar brillantes en una forma que mostraba su incapacidad de controlar la emoción. ¡A pesar del peligro, a pesar de los guardias, a pesar de todo< la m{s grande bola de estrellas, llena de energía! Le dio un abrazo impetuoso a Bonnie repentinamente, arrojándola fuera de la cama y haciéndola girar antes de ponerla de nuevo. —¡Tú y tus premoniciones! —Oooh —Bonnie dijo aturdidamente, mirando hacia él. —< Damón estaba entusiasmado, también, cuando le conté sobre el Portal de los Siete Tesoros. —¿Sabes por qué, Bonnie? Es porque todo el mundo ha sabido de esos siete tesoros< pero nadie tuvo alguna idea dónde est{n< hasta que lo soñaste. ¿Tú sabes exactamente dónde están? —Sí, si la premonición fuera cierta —Bonnie estaba ruborizada con mucho gusto. —. ¿Y estás de acuerdo que esa gigante esfera estelar salvará a Fell´s Church? —¡Habría apostado mi vida por eso! —¡Woo-Hoo! —Exclamó Bonnie, bombeando un puño. —¡Vamos!

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********** —Así que ya ves —Elena estaba diciendo. —, quieres decir el doble de todo. No veo cómo podemos empezar mañana. —Ahora, Ahora, Elena. Como descubrimos, oh, once meses atrás cuando nos dejaste, cualquier trabajo puede hacerse rápidamente si convocamos bastantes manos. Soy ahora el empleador regular de todas esas mujeres que solíamos llamar para hacer tus trajes de noche —Lady Ulma hablaba rápidamente y graciosamente mientras tomaba las medidas de Elena, ¿por qué sólo un cosa cuando se pueden hacer dos a la vez? Ella recorrió con la mirada su cinta de medir. —. Todavía exactamente lo mismo que la última vez que te vi. Debes llevar una vida muy sana, Elena. Elena se rió. —Recuerda, para nosotros sólo han pasado unos días. —OH, sí. —Lady Ulma también rió y Lakshmi, quien estaba sentada sobre un banquillo divirtiendo al bebé, hizo lo qué Elena sabía que era una última petición. —Podría ir contigo —Ella dijo seriamente, mirando a Elena. —, pedo hacer toda clase de cosas útiles. Y soy fuerte< —Lakshmi —Lady Ulma dijo suavemente, pero en una voz que llevó puesto el sombrero de autoridad. —. Ya estamos duplicando la cantidad del vestuario necesitado para alojar a Elena y Stefan. No quieres que tome Elena su lugar, ¿verdad? —OH, no, no —La joven dijo precipitadamente —. OH, bueno —Ella dijo. —, tomaré tan bien los cuidados de la pequeña Adara que ella no te será molestia mientras supervisas las ropas de Elena y Stefan. —Gracias, Lakshmi. —Elena dijo de corazón, notó que Adara ahora parecía ser el nombre oficial de la bebé. —Bueno, no podemos dejar a fuera ninguna de las cosas de Bonnie para adaptarlas a ti, pero podemos pedir refuerzos y tener un set lleno de prendas de vestir listas

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para ti y Stefan por la mañana. Es justamente un material de cuero y pelaje para mantenerte caliente. Usamos las pieles peludas de los animales del norte. —No son simpáticos, adorables animales recién nacidos, tampoco —Bonnie dijo. —Son cosas sucias, crueles, que sirven para entrenarse, podrían surgir de la dimensión de abajo y atacarían a toda la gente de los alrededores al norte de aquí. Y cuando finalmente resultan muertos, los cazarecompensas venden el cuero y el pelaje a Lady Ulma. —OH, bueno
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—Por supuesto, tendré que enviar una botella a< —Lady Ulma vaciló y entonces rápidamente se recuperó, —Para tu cuarto, ¿Pero por qué no tenemos todos nosotros puestos un gorro de dormir ahora? Se ve de todos modos el exterior — Ella añadió a Stefan, el recién llegado. —, pero es en realidad bastante tarde. Elena bebió su primer vaso en un trago. El asistente tuvo que rellenarlo inmediatamente. Y otra vez en un momento más tarde. Después de eso sus nervios parecieron relajar un poquito. Pero la sensación de subibaja nunca enteramente desapareció, y aunque ella dormiría sola en su cuarto, Damon no haría una visita para discutir airadamente con ella, para burlarse ella, o matarla< y seguramente no para besarla.

********** Elena descubrió que los Thurgs, eran algo como dos elefantes cosidos. Cada uno tenía dos troncos de lado a lado y cuatro colmillos de apariencia aterradora. Cada uno también tenía una cola alta, ancha, bastante acanalada, como un reptil. Sus ojos amarillos pequeños estaban colocados alrededor de sus cabezas de forma de cúpula, a fin de que pudieran ver a su alrededor 360 grados, buscando a depredadores. ¡Los depredadores que podrían dejar fuera de combate a un thurg! Elena se imaginó a una clase de gato dientes de sable, enorme, con una piel peluda blanca como la leche, lo suficientemente grande como para una línea de varias prendas de vestir para ella y Stefan. Ella estaba satisfecha con sus nuevos trajes. Cada uno era esencialmente una túnica y pantalones bombachos, suaves, plegables, de cuero que se despoja de lluvia, por fuera; y cálido, con pieles lujosas por dentro. Pero no serían creaciones genuinas de Lady Ulma si eso fuera todo. El traje interior de piel blanca era reversible y removible así que podrías cambiar a merced del clima. Existía el triple, de viento espeso alrededor de los cuellos, que arrastraba detrás o podía convertirse en pañuelos que envuelven los ojos. Las pieles blancas se desgarraron del cuero en las muñecas para hacer mitones que no se podrías perder. Los chicos tenían túnicas rectas de cuero que acababan al encontrarse con los pantalones bombachos, y se sujetaban con botones. Las túnicas de las chicas eran más largas y un poco acampanadas. Eran pulcramente bordeadas, pero no manchadas o teñidas con excepción de Damon, que, por supuesto, era negro con pieles de sable.

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Un thurg llevaba a los viajeros y sus equipajes. Un segundo, luciendo más grande y más descabellado, acarreaba las piedras calientes para ayudar a cocinar comida humana y toda la comida (se parecía al heno rojo) que los dos thurgs comerían durante el camino al Mundo de más bajo. Pelat les mostró cómo se movían las criaturas gigantes, con lo más ligeros golpecitos de una vara larguísima, que podría rasguñar un thurgs detrás de sus oídos como de hipopótamos o le podrías dar un ligero golpe feroz en ese punto que es doloroso y sensible al contacto, lo que indica acelerar el avance. —¿Es seguro, que Biratz tenga que llevar toda la comida de los thurgs? Pensé que dijiste que ella era impredecible. —Bonnie le preguntó a Pelat. —Ahora, señorita, no se la daría a ella si no estuviera a salvo. Ella estará atada a Dazar, todo lo que tiene que hacer es seguir. —Pelat contestó. —¿Montamos estos? —Stefan dijo, estirando el cuello para alzar la mirada al palanquín pequeño, adjunto encima del enorme animal. —Tenemos que —Damon dijo rotundamente. —. Apenas podemos caminar su totalidad. No tenemos permiso de usar magia como esa Llave Maestra que utilizaste para llegar hasta aquí. No hay magia, pero la telepatía surte efecto hasta la parte superior de la Dimensión Oscura. Estas dimensiones son planas como platos, y según Bonnie, hay una fractura, justo en el extremo norte de este lugar, no demasiado lejos de aquí, en otras palabras. La grieta es pequeña para los estándares dimensionales, pero suficientemente grande para que podamos pasar. Si queremos alcanzar el portal de los Siete Tesoros, echemos a andar los thurgs. Stefan se encogió de hombros. —Está bien. Lo estamos haciendo a tu manera. Pelat estaba poniendo una escalera. La señora Ulma, Bonnie, y Elena estaban llorando y riendo juntas con el bebé. Aún seguían riendo mientras partían su camino. La primera semana, fue aburrida. Se sentaron en el palanquín en la parte trasera del trurgs llamado Dazar, con una burbuja de la mochila de Elena colgando del

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techo. Generalmente mantuvimos todos los lados de las cortinas del palanquín enrolladas hasta arriba, excepto la que da al oeste, donde el hinchado sol rojo sangre –demasiado brillante para ver en lo más alto el filtro de aire fuera de la ciudad– constantemente surgiendo amenazadoramente en el horizonte. La vista a su alrededor era horriblemente monótona, pensando torcidamente entonces, con pocos árboles y muchas millas de colinas cubiertas de hierbas secas de color café. Nada interesante para un no cazador que nunca apareció. La única cosa que cambió fue que viajaron más al norte, por lo tanto, se puso más frío. Fue difícil para todos, viviendo en un lugar tan estrecho. Damon y Elena habían alcanzado un equilibrio –o al menos una pretensión- de ignorarse el uno al otro, algo que Elena nunca se habría imaginado que podría ser posible. Damon dio facilidades dedicándose a un ciclo de sueño diferente al de los demás, lo que contribuyó a proteger a los thurgs que avanzaban trabajosamente, noche y día. Si él estuviera despierto cuando Elena lo estaba, él conducía fuera del palanquín, en el enorme cuello de thurg. Ambos tendríamos tal rigidez en el cuello, Elena pensó. Ninguno querría ser el primero en doblarse. Entretanto los que están dentro del palanquín comenzaron a jugar juegos pequeños, como escoger las hierbas secas del lado del camino e intentar tejer para las muñecas, espantamoscas, sombreros, látigos. Stefan resultó ser él que hizo el tejido más apretado, y quien hizo espantamoscas y abanicos anchos para cada uno de ellos. Ellos también jugaron diversos juegos de cartas, ¿usando pocas cartas que indicaban el lugar de persona en la mesa (¿Lady Ulma había pensado que podría dar un banquete de camino?) como naipes, después de cuidadosamente marcarlos con los cuatro palos. Y por supuesto, cazando vampiros. A veces esto llevaba realmente mucho tiempo, desde que el juego escaseaba. Lady Ulma había surtido de magia negra que les ayudo a expandir el tiempo entre las cazas. Cuando Damón visitó al palanquín, era como si él estuviera chocando en una fiesta privada y burlándose de los anfitriones. Finalmente Elena no lo pudo soportar más, y Stefan estaba volando por el costado del thurg (mirando hacia abajo o arriba, no eran definitivamente opciones) mientras la magia todavía funcionaba. Ella se sentó en la silla de montar al lado de Damon y reunió coraje.

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—Damón, yo sé que tienes derecho de estar enojado conmigo. Pero no te desquites con los demás. Especialmente Bonnie. —¿Otra cosa? —Damón preguntó, dándole una mirada que congelaría una llama. —No, simplemente una< una petición. —Ella no se atrevía decir ‚una solicitud‛. Cuando él no contestó y el silencio se volvió insoportable, ella dijo: —Damón, para nosotros, no estamos emprendiendo la búsqueda de un tesoro por la avaricia o la aventura o cualquier razón normal. Vamos porque necesitamos salvar nuestro pueblo. —A partir de la Medianoche —Una voz justo detrás de ella dijo. —Desde la última Medianoche. Elena giró rápidamente para ver. Ella esperó ver a Stefan sosteniendo a Bonnie estrechándola contra él con fuerza. Pero era sólo Bonnie en el nivel principal, agarrándose de la escalera del thurg. Elena olvidó que le tenía miedo a las alturas. Se puso de pie en el thurg meciéndose, lista para bajar por el lado del sol si no hubiera suficiente espacio para que Bonnie se siente rápidamente en la silla de montar del conductor. Pero Bonnie tenía las caderas más delgadas en la ciudad y justo había espacio para los tres. —La última Medianoche está pronta a ocurrir. —Bonnie repitió. Elena conocía esa voz monótona, conoció esas mejillas blancas tiza, los ojos en blanco. Bonnie estaba en trance, y en movimiento. Debe ser urgente. —Damón —Susurró Elena. —. Si le hablo, voy a romper el trance. ¿Le puedes preguntar telepáticamente lo que ella quiere decir? ¿Un momento más tarde ella oyó la proyección de Damon. ¿Qué es la última Medianoche? ¿Qué va a ocurrir entonces?

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—Eso es cuando empieza. Y se termina en menos de una hora. Así que< ninguna medianoche más. ¿Perdóname? ¿Ninguna medianoche más? —No en Fell´s Church. No quedará nadie para ver. ¿Y cuándo esto va a ocurrir? —Esta noche. Los niños están finalmente listos. ¿Los niños? Bonnie simplemente asintió con la cabeza, con sus ojos muy lejos. ¿Algo les va a ocurrir a todos los niños? Los párpados de Bonnie se encorvaron para el medio mástil. Ella no pareció oír la pregunta. Elena necesitó agarrarse de algo. Y repentinamente Damon la había alcanzado a través del regazo de Bonnie y había tomado su mano. Bonnie, ¿los niños van para hacer algo a la medianoche? él preguntó. Los ojos de Bonnie completaron y ella dobló su cabeza. —Nosotros tenemos que conseguir regresar. Tenemos que ir a Fell’s Church. — Dijo Elena, y apenas sabiendo lo que ella estaba haciendo, soltó la mano de Damón y subió por las escaleras. El hinchado sol rojo parecía diferente, más pequeño. Ella tiró de la cortina y casi chocó con la cabeza de Stefan mientras él rodaba para dejarla entrar. —Stefan, Bonnie est{ en trance y ella dijo< —Ya lo sé. Oí por casualidad. Incluso no la pude atrapar en la subida. Ella saltó encima de la escalera y trepó como una ardilla. ¿Qué crees que significa?

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—¿Recuerdas de la experiencia extracorporal que ella y yo tuvimos? ¿Un poco de espionaje a Alaric? Eso es lo que va a ocurrir en Fell´s Church. Todos los niños, al mismo tiempo, justo a la medianoche, por eso es que tenemos que regresar< — —Cálmate, cálmate, amor. ¿Recuerdas lo qué Lady Ulma dijo? cerca de un año aquí llegó a ser sólo unos días en nuestro mundo. Elena vaciló. Era cierto; ella no lo podría negar. Sin embargo, tenía tanto frío< Frío físicamente, ella se percató repentinamente, como una ráfaga de aire muy frío se arremolinaba alrededor de ella, cortando su piel como un machete. —Necesitamos nuestras pieles internas —Elena emitió. —. Debemos estar cerca de la fractura. Las jalaron bruscamente por abajo de las cubiertas del palanquín y las aseguraron a toda prisa y entonces registraron el gabinete limpio que estaba colocado sobre el rabo del thurg. Las pieles eran tan lisas que Elena podría equipar dos bajo su cuero fácilmente. Ellos se inquietaron porque Damon venía entrando con Bonnie en sus brazos. —Ella dejó de hablar —Él dijo, y agregó. —Cuando estés lo suficientemente caliente, te sugiero que salgas. Elena puso a Bonnie en uno de los dos bancos dentro del palanquín y amontonó manta tras manta sobre ella, arropándola a su alrededor. Entonces Elena se obligó a volver a subir. Por un momento se sintió cegada. No por el sol rojo hosco –que había dejado detrás algunas montañas, que se volvió un color zafiro rosa– sino por un mundo de blanco. Aparentemente interminable, lacónica, una blancura sin rasgos sobresalientes se extendía delante de ella hasta que un banco de niebla obscureció cualquier cosa que estaba detrás de él. —Según la leyenda, deberíamos estar dirigiéndonos hacia El Lago de Plata de la

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Muerte —Dijo la voz de Damon desde atrás de Elena. Y, extrañamente, a lo largo de todo este frío, su voz era cálida, casi amistosa. —, también conocido como Espejo del Lago. Pero no puedo transformarme en un cuervo para explorar delante. Algo me lo está obstaculizando. Y esa niebla enfrente de nosotros es impenetrable para sondear síquicamente. Elena instintivamente miró a su alrededor. Stefan estaba aún dentro del palanquín, obviamente, todavía tendiendo a Bonnie. —¿Estás buscando el lago? ¿Cómo es eso? Quiero decir, puedo adivinar por qué podría ser llamado de Plata y Espejo del Lago —Ella dijo. —. ¿Pero cuál es la parte de la Muerte? —Riega a los dragones. Al menos eso es lo qué las personas dicen< ¿pero quién ha traído de vuelta la historia? —Damon la miró. Él se encargó de Bonnie mientras ella estaba en trance, Elena pensó. Y él está hablando conmigo al fin. —¿Riega a< los dragones? —Ella le preguntó y ella lo dijo amistosamente, también. Como si recién se hubieran encontrado. Estaban comenzando de nuevo. —Siempre he sospechado de kronosaurus, yo mismo. —Damon dijo. Él estaba bien detrás de ella ahora; ella le podría sentir bloqueando el viento helado< no, más que eso. Él estaba generando una envoltura de calor que ella debió estar de pie. Elena dejó de templar. Ella sintió por primera vez que ella podría desenvolver sus brazos de su firme agarre a ella misma. En ese entonces ella sintió un par de brazos fuertes doblándose alrededor de ella, y el calor abruptamente se puso muy intenso. Damon estaba detrás de ella, sujetándola, y al mismo tiempo ella estaba ciertamente muy caliente. —Damon —Ella comenzó, no muy lentamente pero con firmeza. —, no lo podemos hacer simplemente< —Hay una roca aflorando por allí. Nadie nos podría ver. —Él vampiro detrás de ella ofreció, Elena absolutamente en shock. Una semana de no hablar en todo, y ahora esto.

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—Damon, el hombre en el palanquín justo debajo de nosotros es mi< —¿Príncipe? ¿No necesitas a un caballero, entonces? —Damon respiró esto directamente en su oído. Elena estuvo parada como una estatua. Pero lo que dijo después meció su universo entero. —Te gusta la historia de Camelot, ¿verdad? Sólo que aquí tú eres la reina, la princesa. Te casaste con tu príncipe ni tan de cuento de hadas, pero vino un caballero que supo aún más de tus secretos, y él te llamó< —Él me forzó —Elena dijo, empezando a chocar con los ojos oscuros de Damon directamente, del mismo modo que su cerebro le pidió a gritos para que la deje ir. —. Él no esperó para oír su llamada. Él acaba de< tomar lo que quiso. Como los negreros hacen. No supe cómo pelear< entonces. —OH, no. Peleaste y peleaste. Nunca he visto a un humano pelear tan duro. Pero aún cuando peleaste, sentiste la llamada de mi corazón para el tuyo. Intenta negar eso. —¿Damon< por qué ahora<. de repente? Damon dio un paso en ademán de rechazar, entonces se devolvió. —Porque para mañana podemos estar muertos —Él dijo rotundamente. —. Quise que tú supieras cómo me siento acerca de ti antes de morir< o lo hiciste. —Pero no me has dicho una palabra acerca de cómo te sientes por mí. Sólo acerca de lo que piensas que siento acerca de ti. Y lamento que te abofeteé el primer día que estaba aquí, pero< —Estabas magnífica —Damon dijo de forma escandalosa. —. Olvídalo ahora. Por lo que respecta a cómo siento< tal vez recibiré una oportunidad para realmente mostrártela algún día. Algo chispeó dentro de Elena, estaban de regreso para batirse a espada con palabras, como lo habían estado cuando se conocieron. —¿Algún día? Suena conveniente. ¿Y por qué no ahora? —¿Quieres decir eso?

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—¿Digo habitualmente cosas que no quiero decir? Ella estaba esperando una especie de disculpa, algunas palabras habladas tan simplemente y sinceramente como ella le había estado hablando. En lugar de eso, con la mansedumbre extrema, y sin echar un vistazo alrededor para ver si alguien los estuviera observando a ellos, Damon ahuecó las mejillas atadas en bufanda de Elena con sus manos desnudas, jaló la bufanda simplemente debajo de sus labios con sus pulgares, y la besó suavemente. Suavemente, pero no en breve, y algo en Elena se mantuvo susurrando que por supuesto había oído su llamada desde el momento en que lo vio, primero sintió que su aura llamaba por ella. Ella no sabía que era un aura entonces; ella no había creído en auras. Ella no había creído en vampiros. Había sido una idiota medio ignorante< ¡Stefan! Una voz como cristal expresó a viva voz dos notas musicales en su cerebro, y repentinamente ella pudo dar un paso atrás del abrazo de Damon y mirada en el palanquín otra vez. Ninguna señal de movimiento allí. —Tengo que regresar —Ella le dijo a Damon intempestivamente. —. Tengo que saber qué está pasando con Bonnie. —Tienes la intención de ver lo que está pasando con Stefan —Dijo él. —. No te debes preocupar. Él está profundamente dormido, y así es nuestra niñita. Elena se tensó. —¿Los influenciaste? ¿Sin verlos? —Era una hipótesis, pero un lado de la boca de Damon se torció, como si la felicitara. —¿Cómo te atreves? —Ella dijo. —Para ser honestos, no sé cómo me atrevo. — Damon se apoyó cerca otra vez, pero Elena volteó su mejilla, pensando, ¡Stefan! Él no te puede oír. Él está soñando contigo. Elena se admiró de su reacción por esto. Damon la había abrazado y estaba sosteniendo su mirada otra vez. Algo dentro de ella se derritió con la intensidad de su mirada negra estable. —No te estoy influenciando; Te doy mi palabra —En un susurro. —. Pero no

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puedes negar lo que sucedió entre nosotros el último tiempo que estábamos en esta dimensión. —Su aliento estaba en sus labios ahora y Elena no le volvió la espalda. Ella temblaba. —Por Favor, Damon. Muestra algún respeto. Soy< ¡OH, Dios mío! ¡Dios mío! —¿Elena? ¡Elena! ¡Elena! ¿Qué te pasa? Dolor… eso fue todo lo que Elena pudo pensar. Una terrible agonía había lanceado a través de su pecho en el lado izquierdo. Como si ella hubiera sido apuñalada a través del corazón. Ella reprimió un grito. ¡Elena, habla conmigo! ¡Si no puedes enviar tus pensamientos, habla! A través de los labios entumecidos, Elena dijo: El dolor< ataque al corazón< —Eres demasiado joven y saludable para eso. Déjame comprobar —Damon estaba desabrochando su parte superior. Elena lo dejó. ¡Ella podría no hacer nada por sí misma, exclamó boqueada, ¡Oh Dios! ¡Duele! La mano caliente de Damon estaba dentro de su cuero y sus pieles. Su mano se detuvo ligeramente justo a la izquierda del centro, con sólo su camisola entre sus dedos de sondeo y su carne. Elena, voy a substraer el dolor ahora. Confía en mí. Del mismo modo que él habló, la angustia lancinante se redujo drásticamente. Los ojos de Damon se estrecharon, y Elena supo que él había acogido dentro de sí el dolor, para analizarlo. —No es un ataque al corazón —Él dijo un momento más tarde. —. Estoy tan seguro como puedo estar. Es m{s como si< bueno, como si te hubieran apuñalado. Pero eso es una tontería. Hmm< se ha ido ahora. Para Elena se había ido desde que él lo había tomado, protegiéndola. —Gracias. — Ella respiró, repentinamente dándose cuenta de que había estado aferrándose a él, en absoluto terror que se estaba muriendo. O que lo que era. Él le dio una rara, completamente, genuina sonrisa. —Los dos estamos bien. Debe

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haber sido un calambre —Su mirada había bajado a sus labios. —. ¿No merezco un beso? —Yo< —Él la había consolado; él había substraído el terrible dolor. ¿Cómo ella cuerdamente podría decir que no? —Sólo uno. —Ella susurró. Una mano bajo su barbilla. Sus párpados querían cerrarse, pero ella ensanchó sus ojos y no los dejó. Mientras tobaba los labios de ella, su brazo alrededor de ella< cambió en cierta forma. Ya no estaba tratando de retenerla. Pareció estar queriendo liberarla. Y cuando su otra mano acarició su pelo suavemente en los meros fines, aplastando las ondas suavemente, y al igual que suavemente alisarlos, Elena sintió una oleada de escalofríos cálidos. Damon no estaba deliberadamente tratando de mejorar con la fortaleza de su aura, que en este momento se estaba llenando con nada más que sus sentimientos hacia ella. El simple hecho, sin embargo, era que si bien él era un vampiro recién hecho, él era excepcionalmente fuerte y él sabía todos los trucos de uno experimentado. Elena se sintió como si hubiera entrado en agua tranquilas, claro, sólo para encontrarse atrapada en una contracorriente feroz que no hubo resistencia; sin regatear con; y ciertamente ninguna posibilidad de alcanzar la razón. A ella no le quedó nada más que rendirse a él y esperar que estuviera requiriéndose, eventualmente, para un lugar donde ella podría respirar y podría vivir. De otra manera, ella se ahogaría< pero incluso esa posibilidad no pareció tan horrenda, ahora que ella podría ver la corriente que estaba hecha de una cadena de pequeños momentos ensartados como perlas. En cada uno de ellos estaba un destello diminuto de admiración que Damon tuvo por ella: perlas por su coraje, por su inteligencia, por su belleza. Pareció que existía el menor movimiento hecho, más leve que ella había hecho, no palabra más breve que ella había dicho, que él se había fijado y había trabado en su corazón como un tesoro. Pero estábamos peleando entonces, Elena pensó a él, viendo en la contracorriente un momento brillante cuando ella le había maldecido. Sí… dije que estabas magnífica cu{ndo estabas enojada. Como una diosa viene a poner en orden el mundo.

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Yo quiero poner en orden el mundo. No, dos mundos: La Dimensión Oscura y mi casa. Pero no soy diosa. Repentinamente ella sintió eso con entusiasmo. Ella era una alumna que incluso no había terminado la escuela secundaría y fue en parte por la persona que la estaba besando frenéticamente ahora. ¡OH, piensa acerca de lo que estás aprendiendo en este viaje! Las cosas que nadie más en el universo sabe, Damon dijo en su mente. ¡Ahora pon atención a lo que estás haciendo! Elena prestó atención, no porque Damon quiso que, sino porque ella no le podría ayudar. Sus ojos idos a la deriva se cerraron. Ella se percató que la forma para calmar esta vorágine era convertirse en parte de ella, ni entregar ni obligar a Damon, pero responsabilizándose por la pasión de la contracorriente el cual estaba dentro de su corazón. Tan pronto como ella hizo, la contracorriente se convirtió en viento, y ella estaba volando y no ahogándose. No, fue mejor que volar, mejor que bailar, era lo que su corazón siempre anheló. Siendo un gran lugar donde nada alguna vez los podría dañar o los podría perturbar. Y bien, cuando ella era más vulnerable, el dolor vino otra vez, taladrando a través de su pecho, un poco a la izquierda. Esta vez Damon estaba tan cerrado con ella que lo sintió desde el principio. Y ella podría oír claramente una frase en la mente de Damon: Estacar es igual de efectivo en humanos como lo es en vampiros, y repentino le dio miedo que ésta fuera una premonición.

********** En el vaivén del pequeño cuarto, Stefan estaba durmiendo sosteniendo Bonnie a su lado, con el centelleo de energía envolviéndolos a ambos. Elena, quien estaba bien apoyada en la escalera de palanquín, saltó el resto del camino hacia adentro. Ella puso una mano en el hombro de Stefan y él se despertó. —¿Qué es esto? ¿Está algo mal con ella? —Ella preguntó, con una tercera pregunta: —¿Sabes? —Trajinando por aquí y por allá en su cabeza.

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Pero cuando Stefan subió sus ojos verdes a ella, estaban simplemente preocupados. Claramente él no estaba invadiendo sus pensamientos. Él estaba enfocado enteramente en Bonnie. Gracias a Dios, él es tan caballero, Elena pensó para el milésimo tiempo. —Estoy tratando de darle un poco de calor —Stefan dijo. —. Después de que ella se despojó del trance, ella estaba temblando. Desde ese momento ella dejó de temblar, pero cuando tomé su mano, estaba más fría que alguna vez. Ahora he puesto una envoltura de calor alrededor de ella. Supongo que me quedé dormido por un rato pequeño después de eso. —Él sumó. —¿Encontraste alguna cosa? Encontré los labios de Damón, Elena pensó con rabia, pero ella se obligó a bloquear el recuerdo. —Estábamos buscando el Lago de Plata de la Muerte —Ella dijo. —, pero todo lo que pude ver era blanco. La nieve y la niebla parecen perpetuarse. Stefan asintió con la cabeza. Entonces él cuidadosamente ahondó en los movimientos de arrancar, apartando las dos capas de aire y deslizó adentro una mano para tocar la mejilla de Bonnie. —Ella va entrando en calor. —Él dijo, y sonrió. Un largo rato fue requerido antes de que Stefan estuviera satisfecho de que Bonnie estuviera caliente. Cuando lo hizo, él suavemente la desenvolvió del aire caliente que había formado la ‚envoltura‛ y la colocó sobre un banco, viniendo a sentarse con Elena por el otro lado. Eventualmente Bonnie suspiró, pestañeó, y abrió sus ojos. —Dormí la siesta. —Ella dijo, obviamente consciente que ella había perdido el tiempo. —No exactamente —Elena dijo, conservando su voz tierna y reconfortante. —, vamos a ver, ¿cómo hizo Meredith esto?... entraste en trance, Bonnie. ¿Recuerdas cualquier cosa acerca de eso? Bonnie dijo: —¿Sobre el tesoro? —Acerca para lo que es el tesoro. —Stefan dijo en voz baja.

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—No< No< —Dijiste que ésta era la última Medianoche —Dijo Elena. Hasta donde ella podría recordar, Meredith fue bastante directa. —, pero pensamos que estabas hablando acerca del regreso a casa. —Ella sumó precipitadamente, viendo el terror saltando en los ojos de Bonnie. —La última Medianoche< y ninguna después de mañana —Bonnie dijo. —, creo< oí a alguien decir esas palabras. Pero no más. Ella estaba tan nerviosa como un potro salvaje. Elena le recordó sobre la forma en que el tiempo transita diferentemente entre los dos mundos, pero eso no pareció confortarla. Finalmente, Elena se sentó su lado y la abrazó. Su cabeza estaba dando vueltas con pensamientos de Damon. Él la había perdonado. Eso era bueno, a pesar de que había tomado su tiempo en eso. Pero el mensaje real era que él estaba dispuesto a compartirla. O al menos estaba dispuesto a decir que él obtendría su buena gracia. Si ella le conociera del todo, si ella alguna vez estuviera de acuerdo< OH, Dios mío, él podría asesinar a Stefan. Otra vez. Después de todo, eso fue lo que él había hecho cuando Katherine había tenido el mismo sentimiento. Elena nunca podría pensar en él sin anhelarlo. Ella nunca podría pensar en él sin pensar en Stefan. Ella no tenía idea qué hacer. Ella estaba en problemas.

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Capítulo 29 Traducido por: BlackMagicRose

—¡Ey! —Gritó Damon desde fuera del palanquín. —¿Alguien más está viendo esto? Elena lo estaba viendo. Tanto Stefan como Bonnie tenían los ojos cerrados; Bonnie estaba envuelta en mantas y acostada al lado de Elena. Habían bajado todas las cortinas del palanquín a excepción de una. Pero Elena había mirado por esa ventana, y había visto como la niebla como si fuese una enredadera empezó a acercarse, primero solo vaporosas jirones de neblina pero después más largas, y consistentes velos, y finalmente una manta, que los envolvía a todos. Le pareció como si les estuviesen deliberadamente aislando de la peligrosa Dimensión Oscura, que estaban cruzando la frontera hacía un lugar del que no deberían tener conocimiento, y mucho menos entrar en el. —¿ Como sabemos si seguimos por la dirección correcta? —le gritó Elena a Damon después de que Stefan y Bonnie se despertaran. Estaba contenta de poder hablar con él otra vez. —Los trurgs lo saben —respondió Damon. —, si les marcas un camino a seguir seguirán por el hasta que alguien les pare, o... —¿O qué? —gritó Elena. —Hasta que lleguemos a un lugar como este. Esto era obviamente un cebo, y ni Stefan ni Elena pudieron evitar morderlo... especialmente cuando el trurg que estaban conduciendo paró. —Quédate aquí —le dijo Elena a Bonnie. Abrió una de las cortinas y se dio cuenta de lo mucho que tenía que mirar hacia abajo para ver el suelo. Dios, estos trurgs si que eran grandes. Pero justo después, Stefan estaba en el suelo con sus manos hacía arriba.

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—¡Salta! —¿No puedes subir y bajarme flotando? —Lo siento. Pero hay algo en este lugar que me impide usar mis Poderes. Elena no se dio tiempo a sí misma para pensar. Se lanzó al aire y Stefan la cogió cuidadosamente. Espontáneamente, se agarró a él, y sintió la familiar comodidad de su abrazo. Después él dijo: —Ven, mira esto. Habían llegado a un lugar donde el reino llegaba a su fin y la neblina se dividía, como cortinas sujetadas a ambos lados. Directamente en frente de ellos había un lago helado. Un lago helado y plateado, casi de una redondez perfecta. —¿El Lago Espejo? —dijo Damon, ladeando su cabeza. —Siempre pensé que era un cuento de hadas —dijo Stefan. —Bienvenidos al libro de cuentos de Bonnie. El Lago Espejo formaba una cantidad inmensa de agua en frente de ellos, helada justo en la capa de hielo que estaba debajo de sus pies, o eso parecía. Si que parecía un espejo... como un pequeño espejo justo después de haberle echado el aliento cuidadosamente. —¿Pero, y los trurgs? —dijo Elena... o más bien susurró. No podía evitar susurrar. El silencioso del lago le hacía sentir presión, como también la falta de cualquier sonido de la naturaleza: No había pájaros cantando, no había ningún crujido en los arbustos... ¡no había arbustos! ¡Ni árboles! En vez de eso, solo estaba la neblina que rodeaba el agua helada. —Los trurgs —repitió Elena en un tono un poco más alto. —, ¡No podrán andar por ahí! —Depende de cuan de grueso sea el hielo del lago —dijo Damon, echándole su

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típica sonrisa resplandeciente de 250 kilovatios. —, si es suficientemente grueso, será como andar en tierra para ellos. —¿Y si no lo es? —Hmmm... ¿Los trurgs flotan? Elena le echó una mirada de exasperación y miró a Stefan. —¿Tu qué crees? —No lo sé —dijo dudoso. —, son unos animales muy grandes. Preguntemos a Bonnie sobre los chicos en el cuento. Bonnie, todavía envuelta en las mantas de piel que al llevarlas a rastras estaban empezando a acumular pedacitos de hielo, miró al lago preocupada. —La historia no contaba detalles —dijo. —, sólo decía que fueron para abajo, muy, muy, abajo, y que tenían que pasar unas pruebas de coraje y... y... de ingenio... antes de llegar allí. —Afortunadamente —dijo Damon, sonriendo. —, tengo más que suficiente de los dos para compensar la falta total de los dos que tiene mi hermano... —¡Basta, Damon! —soltó Elena de repente. En el momento que vio la sonrisa, se había girado hacía Stefan, empujándole un poco hacía abajo para que estuviese a su misma altura, y empezó a besarle. Sabía que cuando Damon se girase hacía ellos... les vería a los dos fundidos en un abrazo, Stefan sin saber nada de lo que pasaba. Por lo menos podían todavía tocarse con sus mentes. Y era intrigante, pensó Elena, la cálida boca de Stefan cuando todo lo demás en el mundo era frío. Miró rápidamente a Bonnie, para cerciorarse de que no la había molestado, pero Bonnie parecía bastante contenta. Cuanto más alejo a Damon de mi, más feliz es, pensó Elena. Ay Dios... esto es un problema. Stefan habló de forma calmada. —Bonnie, la cuestión es que es tu decisión. No intentes usar la valentía o el ingenio o cualquier otra cosa que no sea lo que sientes dentro de ti. ¿A dónde vamos? Bonnie miró a los trurgs, y después miró al lago.

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—Por ahí. —dijo, sin dudarlo, y apuntó al otro lado del lago. —Será mejor que llevemos con nosotros los utensilios para cocinar y algo de combustible y mochilas con raciones de reserva —dijo Stefan. —, de esa forma, si pasará lo peor, todavía tendríamos provisiones básicas. —Además —dijo Elena. —, aligerará la carga de este trurg.. aunque sea un poco. Era como un crimen ponerle una mochila a Bonnie, pero ella insistió. Finalmente, Elena preparó una llena sólo de cálidas, y curiosamente ligeras ropas de piel. El resto llevaba pieles, comida y excrementos... el estiércol animal seco que desde ahora en adelante sería su único combustible. Fue difícil desde el principio. Elena sólo había tenido un par de experiencias en el hielo que tenía que ser precavida -pero una de ellas había resultado casi desastrosa para Matt. Parecía dispuesta a saltar y girar en todas las grietas- al oír cualquier sonido que podía significar que el hielo se estaba rompiendo. Pero no había grietas; ni agua saliendo y chapoteando en sus botas. Los trurgs eran en realidad los que parecían estar hechos para andar en agua congelada. Sus pies eran como los de un neumático, por lo que podían expandirlos aún más, hasta casi la mitad de su tamaño original, pudiendo así repartir su peso para no poner demasiada presión en tan sólo un cacho de hielo. Cruzar el hielo fue lento, pero Elena no parecía particularmente aburrida por ello. Era simplemente el hielo más liso y fácil de deslizarse que había visto jamás. Sus botas querían patinar. —¡Hola a todos! —Bonnie estaba patinando, exactamente igual que como si estuviese en una pista de patinaje, hacía atrás, hacía delante y hacía los lados. — ¡Esto es divertido! —No estamos aquí para divertirnos. —gritó Elena. Deseaba probarlo ella también, pero tenía miedo de provocar algún roce, incluso una marca, en el hielo. Y además de eso, Bonnie estaba utilizando dos veces más de la energía que necesitaba.

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Estaba a punto de ir a donde Bonnie y decirle todo eso, cuando Damon, con una voz de exasperación, dijo todo lo que ella había pensado, y unas cuantas cosas más. —Esto no es un viaje de placer en un crucero —dijo tajantemente. —, es por el destino de tu pueblo. —Como si a ti te importara —murmuró Elena, dándole la espalda y tocando las infelices manos de Bonnie para consolarla y para que volviera a alargar sus brazos. —. Bonnie, ¿sientes algo mágico en el lago? —No —Pero entonces la imaginación de Bonnie parecía volar a alta velocidad. —. Pero puede que sea donde las partes místicas de las dos dimensiones se juntan para intercambiar hechizos. O puede que sea donde usaban el hielo como un espejo mágico de verdad para así poder ver lugares y cosas que están muy lejos. —Puede que las dos cosas. —dijo Elena, lo que secretamente le parecía divertido, pero Bonnie asintió con aire de gravedad. Y entonces fue cuando llegó. El sonido que Elena había estado esperando. No fue un estruendo a lo lejos que se podría ignorar o debatir. Habían estado andando con los brazos estirados para evitar que el hielo sufriera mucho peso, mientras los trurgs andaban tras ellos, a los dos lados, como un rebaño de ovejas sin ningún líder. Este sonido era una grita terriblemente cercana que parecía un disparo de una pistola. Inmediatamente, sonó otra vez, como un látigo, y después empezó a despedazarse. Era a la izquierda de Elena, en el lado de Bonnie. —Patina, Bonnie —gritó. —. Patina tan rápido como puedas. Grita si ves tierra. Bonnie no hizo ni una sola pregunta. Salió a la velocidad de un patinador Olímpico en frente de Elena, y Elena se giró velozmente. Era Biratz, el trurg sobre el que Bonnie había preguntado a Pelat. Tenía una de sus monstruosas piernas dentro del hielo, y al luchar para sacarla, se rompió mas hielo.

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¡Stefan! ¿Puedes oírme? A penas. Voy hacía ti. Si... pero acércate solo lo suficiente para poder Influenciar al trurgs. ¿Influenciar el...? Haz que se tranquilice, sácalo, o lo que sea. ¡Esta rompiendo el hielo y solo está haciendo cada vez más difícil el sacarla de ahí! Esta vez hubo una pausa antes de que Stefan contestara. Aún así sabía, por unos apenas inaudibles ecos, que estaba hablando telepáticamente con alguien más. Está bien, cariño, lo haré. Me ocuparé del trurgs también. Sigue a Bonnie. Estaba mintiendo. O quizá no mintiendo, pero no le estaba contando todo. La persona a la que le había mandado los pensamientos era Damon. Le estaban siguiendo la corriente. No pretendían ayudar. Justo en ese momento oyó un chillido estridente, no muy lejos. Era Bonnie en problemas... ¡no! ¡Bonnie había llegado a tierra! Elena no perdió ni un segundo más. Dejo caer su mochila al hielo y patinó hacía el trurg. Ahí estaba, tan grande, tan patética, tan indefensa. Lo único que le había mantenido a salvo de los demás monstruos Espantoso Infernales en la Dimensión Oscura, su gran tamaño, ahora se había vuelto contra ella. Elena sintió como su pecho se contraía como si estuviera usando un corsé. Pero a medida que la miraba, el animal se tranquilizaba un poco. Dejo de intentar sacar su pata trasera izquierda del hielo, lo que significaba que el hielo a su alrededor había dejado de romperse. Ahora Biratz estaba como agachada, intentando que su otra pierna no cayese. El problema era que lo estaba intentando demasiado, y que no había otra cosa a parte del frágil hielo para apoyarse.

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—¡Elena! —ahora se le podía oír a Stefan. —¡No te acerques más! Pero a pesar de que lo dijo, Elena vio una Señal. Sólo unos metros más allá, tirado en el suelo estaba el aparato de hacer cosquillas que Pelat había usado para hacer andar a los trurgs. Lo cogió cuando pasó patinando por al lado y después vio otra Señal. Detrás del trurg había heno rojizo y la cubierta original para taparlo, una lona enorme. Juntos formaban un camino ancho que no estaba ni mojado ni resbaladizo. —¡Elena! —¡Esto va a ser pan comido, Stefan! Elena sacó un par de calcetines secos de su bolsillo y cubrió sus botas con ellos. Se ató el aparato de hacer cosquillas a su cinturón. Y después empezó a correr. Sus botas eran de piel con una especie de fieltro en la suela y con los calcetines para ayudarles, sin resbalarse en la lona pudo impulsarse hacia delante. Se apoyó en ello, deseando un poco que Meredith estuviese allí, para que ella lo hiciese en vez de Elena, pero todo el tiempo acercándose. Y entonces vio su marca; el final de la lona y detrás flotando trozos de hielo. Pero la trurg parecía fácil de escalar por ella. Muy baja por la parte de la espalda, como un dinosaurio medio metido en un pozo de brea, pero luego un poco más alta por la parte de la curva de la columna. Si sólo pudiese llegar hasta allí... Dos pasos hasta saltar. Un paso hasta saltar. ¡SALTO! Elena se impulsó con su pie derecho, voló por los aires un largo tiempo, y... cayó en el agua. Al instante, estaba empapada de pies cabeza y el shock que le produjo el agua helada fue increíble. Era como si un monstruo la agarrase con las manos llenas de

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cachos puntiagudos de hielo. El agua hacía que su pelo la cegará e hizo desaparecer todo el sonido del universo. De alguna forma, arañándose la cara, consiguió liberar su boca y ojos del pelo. Se dio cuenta que estaba solo un poco por debajo de la superficie del agua, y eso era lo poco que le faltaba por empujar hacia arriba hasta que su boca saliese a la superficie y pudiese aspirar una larga bocanada de delicioso aire, el que después le produjo un ataque de tos. La primera vez que salgo, pensó, recordando la vieja superstición de que una persona que se ahoga, volverá a la vida tres veces y después se hundirá para siempre. Pero lo extraño era que no se estaba hundiendo. Sentía un dolor sordo en su muslo pero no iba hacia abajo. Muy despacio, se dio cuenta de lo que estaba pasando. Había fallado al llegar a la espalda del trurg, pero había aterrizado en su gruesa cola de reptil. Una de las aletas con forma de sierra le había hecho un corte profundo, pero nada grave. Así que... ahora... todo lo que tengo que hacer es trepar por el trurg, resolvió poco a poco. Todo parecía ir a cámara lenta porque había icebergs cabeceando alrededor de sus hombros. Levantó una mano en la que llevaba un guante forrado de piel y levantó el brazo hasta la siguiente aleta. El agua, al mismo tiempo que empapaba su ropa haciéndola más pesada, también sostenía parte de su peso. Consiguió subir un poco hasta la siguiente aleta. Y la siguiente. Y después aquí estaba la cadera, y tenía que tener cuidado... no tenía más puntos de apoyo para el pie. En vez de eso trato de agarrar algún punto de apoyo para sus manos y encontró algo con su mano izquierda. Una correa rota para transportar el heno. No es una buena idea... en retrospectiva. Durante unos pocos minutos que se podían calificar como los peores de toda su vida, se lleno entera de heno, le aplastaron las rocas, y asfixiado el polvo de estiércol viejo.

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Cuando todo terminó, miró a su alrededor, estornudando y tosiendo, para descubrir que todavía estaba encima del trurg. El aparato de hacer cosquillas se había roto pero quedaba el suficiente para que ella lo usara. Stefan estaba desesperadamente preguntando, tanto en voz alta como telepáticamente, si se encontraba bien. Bonnie estaba patinando para atrás y para adelante como Campanilla, y Damon estaba gritándole para que volviese a tierra y se quedase allí. Mientras tanto, Elena estaba subiendo paso a paso por la cadera del trurg. Llegó hasta la cesta rota de las provisiones. Finalmente llegó a la cima del trurg, y se colocó justo detrás de su cabeza con forma de huevo, en el asiento donde un conductor se sentaría. Y después le hizo cosquillas al trol detrás de las orejas. —¡Elena! —gritó Stefan, y después Elena, ¿qué intentas hacer? —¡No lo sé! —le respondió con un grito. —¡Intento salvar al trurg! —No puedes, —interrumpió Damon, antes de que Stefan pudiese contestar, en una voz fría y tranquila como el lugar en el que se encontraban. —¡Puede conseguirlo! —dijo Elena ferozmente, precisamente porque ella misma tenía dudas de que el animal pudiese hacerlo. —Podríais ayudar tirando de su brida. —No merece la pena. —gritó Damon, y dio media vuelta, andando rápidamente hacía la neblina. —Lo intentaré. Hecha la brida hacía adelante. —dijo Stefan. Elena echó la brida enroscada tan fuerte como pudo. Stefan tuvo que correr casi hasta la esquina del hielo para poder cogerla antes de que cayera. Después lo sujetó de modo triunfante. —¡Lo tengo! —Bien, ¡tira! Dale una dirección que pueda seguir. —¡Lo haré!

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Elena le dio un golpecito a Biratz otra vez detrás de la oreja. Un débil ruido salió del animal y luego nada. Elena podía ver a Stefan dando estirones con la brida. —Venga. —dijo Elena, y le pegó con fuerza con el palo. El trurg levantó un pie gigante, y lo colocó más allá en el hielo, y luchó. Tan pronto como lo hizo, Elena le pego fuerte detrás de la oreja izquierda. Este era el momento crucial. Si Elena conseguía que Biratz dejase de romper todo el hielo entre sus piernas traseras, puede que tuviese una oportunidad. El trol muy cautelosamente levantó su pierna trasera izquierda y la alargó hasta que tocó el hielo. —¡Muy bien, Biratz! ¡Ahora! —gritó Elena. Ahora si tan sólo Biratz avanzara... Hubo una gran agitación debajo de ella. Durante muchos minutos Elena pensó que igual Biratz había atravesado el hielo con las cuatro piernas. Después el destrozo cambió al movimiento y de repente, medio mareada Elena supo que habían ganado. —Tranquila, tranquila. —le dijo al animal, dándole un pequeño golpecito con el palo. Y despacio, y pesadamente, Biratz se movió hacía delante. Su cabeza con forma de huevo caía hacía delante más y más a medida que se alejaba, y llegó a un banco de neblina, cuando otra vez rompió el hielo. Pero ahí solo se hundió unos centímetros antes de dar con el barro. Unos cuantos pasos más y estaban en tierra firme. Elena tuvo que tragar su aliento contener un grito cuando la cabeza aboveda del trurg se desplomó, dándole a Elena un viaje un poco terrorífico y corto a los colmillos encorvados. De alguna forma, resbaló justo entremedia de ellos y se levantó rápidamente del cuerpo de Biratz. —Sabes, no ha servido para nada hacer eso. —dijo Damon desde algún lugar en la neblina cerca de ella. —Arriesgando tu vida. —¿Que q-quieres decir con que no tiene s-sentido? —Elena exigió saber. No tenía miedo; estaba helada.

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—Los animales van a morir de todas formas. La siguiente prueba es una que no pueden superar y si pudiesen, este no es un lugar donde crece cualquier cosa. En vez de una muerte rápida y limpia en el agua, van a morirse de hambre, despacio. Elena no contestó; la única respuesta en la que podía pensar era: —¿Por qué no me lo has dicho antes? —Había dejado de temblar, lo cual era algo bueno, porque hace nada su cuerpo le había hecho sentir como si fuese a hacerse pedacitos. Ropa, pensó con dificultad. Ese era el problema. No podía hacer tanto frío ahí fuera como en el agua. Era su ropa la que le estaba haciendo pasar frío. Empezó, con los dedos entumecidos, a quitársela. Primero, se desabrochó su chupa de cuero. No tenía cremalleras, solo botones. Eso era un verdadero problema. Sentía sus dedos como si fuesen perritos calientes congelados, y solo seguían las direcciones. Pero de alguna forma o otra consiguió desatar los botones y la chupa cayó al suele con un golpe sordo, a la vez que caía una de las capas de ropa de piel. El olor de piel mojada. Ahora, ahora tenía que... Pero no podía. No podía hacer nada porque alguien estaba sujetando su brazo. Quemando sus brazos. Esas manos eran molestas, pero por lo menos sabía a quien pertenecían. Eran firmes y muy delicadas pero muy fuertes. Todo lo que definía a Stefan. Despacio, levantó su cabeza para decirle a Stefan que parase de quemar sus brazos. Pero no pudo. Porque en el cuerpo de Stefan estaba la cabeza de Damon. Bueno, eso tenía gracia. Había visto muchas cosas que los vampiros podían hacer, pero no eso de cambiarse las cabezas. —Stefan... Damon... para por favor —jadeó entre chillidos y risas histéricas. — ¡Duele! ¡Estás demasiado caliente! —¿Caliente? Querrás decir que estas congelada —Las manos hábiles y abrasadoras estaban frotando sus brazos de arriba abajo, echaron hacía atrás su cabeza para frotar sus mejillas. Dejo que pasara, porque tenía sentido que si era la cabeza de Damon, eran las manos de Stefan. —. ¿Tienes frío pero no estás temblando? —dijo una voz severa como la de Damon de algún lugar.

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—Si, debo estar entrando en calor. —Elena no sentía mucho calor. Se dio cuenta de que todavía tenía puesto una prenda larga de piel, una que llegaba hasta sus rodillas, por debajo de sus pantalones. Intento desabrocharse el cinturón. —No estás entrando en calor. Estas entrando en la siguiente fase de la hipotermia. Y si no te secas y entras en calor ahora mismo, vas a morir —con delicadeza, levantó su barbilla para mirarle a los ojos. —. Ahora estas delirando... ¿puedes entenderme, Elena? De verdad necesitamos que entres en calor. Calor era un concepto distorsionado y lejano como la vida antes de haber conocido a Stefan. Pero ‚delirando‛, si lo entendía. Eso no era bueno. ¿Que hacer excepto reírse de ello? —Vale. Elena, espera un momento. Deja que encuentre... —en un momento había vuelto. No lo suficiente para evitar que se quitase las pieles hasta la cintura, pero volvió antes de que se pudiese quitar la camisola. —Aquí tienes. —le quitó las pieles húmedas y la arropó encima de la camisola con unas que estaban secas y calientes. Después de un minuto o dos empezó a tiritar. —Esta es mi chica —dijo la voz de Damon. Siguió. —, no pelees conmigo, Elena. Intento salvar tu vida. Eso es todo. No voy a intentar hacer nada más. Te lo prometo. Elena estaba desconcertada. ¿Por qué iba a pensar que Damon -decidió que este debía ser Damon- querría hacerle daño? Aunque podía ser un verdadero capullo a veces... Y estaba quitándole la ropa. No. Eso no debería de estar pasando. Definitivamente no. Sobre todo teniendo en cuenta que Stefan debía estar por allí cerca. Pero en ese momento Elena estaba temblando demasiado fuerte para poder hablar.

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Y ahora que estaba en ropa interior, él la estaba tumbando encima de pieles, y tapándola con otras. Elena no entendía que estaba pasando, pero todo empezaba a dar igual. Estaba flotando en algún lugar fuera de ella, mirando sin mucho interés. Entonces otro cuerpo estaba metiéndose entre las pieles. Volvió rápidamente del lugar donde estaba flotando. Por un instante pudo ver un pecho desnudo. Y después un cálido y compacto cuerpo deslizándose con ella entre el improvisado saco de dormir. Cálidos y fuertes brazos la abrazaron, pudiendo así estar en contacto con todo su cuerpo. A través de la neblina, pudo oír con dificultar la voz de Stefan. —¿Qué coño estás haciendo?

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Capítulo 30 Traducido por: Nessy77

—Desnúdate hasta quedar en ropa interior y entrar en el otro lado —dijo Damon. No sonaba ni enojado ni impertinente. Rápidamente añadió: —. Elena se está muriendo. Las tres últimas palabras parecieron afectar a Stefan, aunque Elena no las pudo entender. Stefan no se movía, apenas estaba respirando con dificultad, con los ojos muy abiertos. —Bonnie y yo hemos estado recogiendo heno y combustible y estamos bien. —Ustedes han estado haciendo ejercicio -no dejaron de moverse- además llevan ropa resistente que mantiene el calor. Ella en cambio, ha estado sumergida en agua helada y además, sentada en lo alto, donde le dio el viento. Después nos preocuparemos de romper la madera de los árboles muertos y transformarla en fuego... ¡Maldición! ¡Stefan métete aquí! y dale algo de calor a su cuerpo, o voy a tener que convertirla en vampiro. —Nnn —trató de decir Elena, pero Stefan no pareció entender. Damon, sin embargo, dijo: —No te preocupes. Él te hará entrar en calor desde el otro lado. No tendrás que convertirte en vampiro por el momento< Por el amor de Dios —añadió de repente, en una descarga de rabia. —¿El príncipe ya entró? La voz de Stefan era discreta y tensa. —¿Intentaste ponerla en alguna clase de envoltura térmica? —¡Por supuesto que lo intenté, idiota! Excepto la telepatía, la magia no funciona aquí. Elena no tenía sentido del paso del tiempo, pero de repente había un cuerpo familiar que presionaba contra ella desde el otro lado. Y una voz que le hablaba directamente a su mente: ¿Elena? ¿Elena? ¿Estás bien, no es

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así, Elena? No me importa si esto es sólo una broma. Pero realmente estás bien, ¿no? Dime que si, amor. Elena no fue capaz de responder a eso. Vagamente, fragmentos de sonido llegaban a sus oídos: —Bonnie... en la parte superior de ella y nosotros... uno a cada lado. Y aturdidos sentimientos estremecieron su sentido del tacto: un cuerpo pequeño, casi sin peso, como una manta gruesa, presionando sobre ella. Alguien sollozando, lágrimas goteando en su cuello desde arriba. Y calidez a cada lado. Estoy durmiendo con los gatitos, ella pensó, dormitando. Tal vez vamos a tener un sueño agradable.

********** —Ojalá pudiéramos saber cómo les está yendo. —dijo Meredith, en una pausa de su rítmico turno. —Quisiera que ellos sepan cómo nos está yendo —dijo Matt, con tono cansado, Pegando otra tarjeta de amuleto en una ventana. Y después pegó otra. —¿Saben ustedes, mis queridos niños, que anoche en mis sueños, no dejaba de oír a un niño llorando? —dijo la señora Flowers lentamente. Meredith se volvió, asustada. —¡Yo también! parecía que sonaba allí mismo, en el porche delantero, pero yo estaba demasiado cansada para levantarme. —Podría significar algo, o nada en absoluto. —dijo la señora Flowers mientras fruncía el ceño. Ella estaba hirviendo el agua para el té. La electricidad era esporádica. Matt y Saber había conducido de vuelta a la pensión ese mismo día, por lo que Matt pudo traer los instrumentos más importantes de la señora Flowers, sus hierbas para infusiones, compresas y cataplasmas. No había tenido el corazón para decirle sobre el estado de la pensión, o lo que le habían hecho esos gusanos de los Malach a la misma. Había que encontrar una tabla suelta del garaje para ir de la sala a la cocina. Ya no había tercer piso y existía muy poco del segundo.

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Por lo menos no se habían encontrado con Shinichi. —Lo que estoy diciendo es que tal vez hay un chico real allá afuera. —dijo Meredith. —¿Por la noche< solo? Suena como un zombi de Shinichi. —dijo Matt. —Tal vez. Pero tal vez no, señora Flowers, ¿tiene usted alguna idea de cuándo oye el llanto? ¿Temprano en la noche o más bien tarde? —Déjame pensar, querida. Me parece que lo oigo cada vez que me despierto y las personas de edad se despiertan con frecuencia. —Por lo general yo lo escucho en la mañana, pero usualmente duermo sin soñar las primeras horas y me levanto temprano. La Sra. Flowers se volvió a Matt y le preguntó: —¿Y tú, Matt, querido? ¿Alguna vez oyes sonidos como de llanto? Matt, que deliberadamente en estos días, se obligaba a sí mismo, a tener un exceso de trabajo, para tratar de obtener unas constantes seis horas de sueño por la noche, dijo: —He escuchado sonidos del viento gimiendo y llorando alrededor de la medianoche, supongo. —Suena como si tuviéramos un fantasma que llora toda la noche, mis queridos. — dijo la señora Flowers con calma y sirviendo a cada uno, una taza de té. Matt vio que Meredith le miraba inquieta, pero Meredith no conocía a la señora Flowers, como él la conocía. —Realmente no creo que sea un fantasma. —dijo él, después. —No, no, yo no he dicho una palabra al respecto, Mama y al final es su casa< ¿Matt, querido, no hay asesinatos horripilantes o secretos horribles en el pasado de esta casa?, yo diría que no, pero déjame ver... —Cerró los ojos y dejó que Matt y Meredith sigan con su té. Entonces abrió los ojos y les dio una sonrisa dudosa.

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—Mama dice: ‚busquen en la casa su fantasma. Luego, escuchen bien lo que tiene que decir.‛ —Está bien —dijo Matt con cara de póquer. —. Puesto que es mi casa, supongo que será mejor que vaya a buscarlo. Pero ¿cuándo? ¿Debo programar una alarma? —Creo que la mejor forma sería la de organizar un turno de seguimiento. —dijo la señora Flowers. —De acuerdo —asintió Meredith rápidamente. —, voy a tomar la guardia de la medianoche, desde la medianoche hasta las cuatro; Matt puedes tener la primera y la señora Flowers, puede tener la madrugada, y tomar una siesta en la tarde si quiere. Matt se sintió incómodo. —¿Por qué no hacemos dos turnos y las dos pueden compartir uno? Yo tomaría el otro. —Porque, querido Matt —dijo Meredith, no queremos ser tratadas como "niñas." Y no discutas, -ella paró la lucha- porque yo soy la que tiene el equipo pesado. Algo estaba sacudiendo la habitación. Sacudiendo a Matt con ella. Aún medio dormido, se puso la mano debajo de su almohada y sacó el revólver. Una mano lo agarró y oyó una voz.

********** —¡Matt! ¡Soy yo, Meredith! Despierta, ¿quieres? Atontado, Matt alcanzó el interruptor de la lámpara. Una vez más, los dedos fuertes, fríos y delgados le impidieron hacer lo que quería. —Sin luz —susurró Meredith. —, es muy débil, pero si vienes conmigo en silencio, puede escuchar. El llanto. Eso despertó a Matt. —¿Ahora mismo?

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—Ahora mismo. Haciendo todo lo posible para caminar en silencio por los pasillos oscuros, Matt siguió a Meredith a la sala de la planta baja. —¡Sh! —Advirtió Meredith. —Escucha. Matt escuchó. Podía escuchar algunos sollozos, y tal vez algunas palabras, pero no le sonaban tan fantasmales a él. Se llevó la oreja a la pared y escuchó. El llanto era más fuerte. —¿Tenemos una linterna? —Preguntó Matt. —Tengo dos, mis queridos. Pero este es un momento muy peligroso de la noche. —dijo señora Flowers en medio de la penumbra. —Por favor, denos las linternas —dijo Matt. —, no creo que nuestro fantasma sea muy sobrenatural. ¿Qué hora es, de todos modos? —Alrededor de las doce y cuarenta AM —respondió Meredith. —. Pero, ¿por qué crees que no es sobrenatural? —Porque creo que está viviendo en el sótano —dijo Matt. —, creo que es Cole Reece. El niño que se comió su conejillo de indias. Diez minutos más tarde, con el pentagrama, dos linternas, y Saber, encontraron al espíritu. —No quise hacer nada malo —sollozó Cole, cuando le habían llevado arriba con promesas de dulces y té "mágico" que le permitía dormir. —Tampoco estoy lastimado, para ser honesto —dijo casi atragantándose mientras devoraba la barra de chocolate Hershey, sacada de sus raciones de emergencia. —. Tengo miedo de que él esté en mí. Porque después que me golpeaste con la nota adhesiva, no he sido capaz de oírle en mi cabeza nunca más. Y luego viniste aquí —hizo un gesto en torno a la casa de Matt. —, y en esta casa hay amuletos y pensé

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que sería mejor quedarse en su interior, porque pudiera ser mi Última Medianoche también. Él estaba balbuceando. Pero algo sobre las últimas palabras que pronunció, hizo que Matt pregunte: —¿Qué quieres decir con tu Última Medianoche también? Cole lo miró con terror. El borde de la barra de chocolate derretido alrededor de sus labios hizo que Matt recordara la última vez que había visto al niño. —¿No sabes? —Susurró Cole. —¿Acerca de la Medianoche? ¿La cuenta regresiva? Doce días hasta la Última Medianoche< Once días hasta la Última Medianoche< Y ahora... ésta noche es un día antes de la Última Medianoche... —Él comenzó a sollozar de nuevo, aunque metiendo el chocolate en la boca, era evidente que estaba muriendo de hambre. —Pero ¿Qué pasa en la Última Medianoche? —preguntó Meredith. —Bueno, ese es el momento en que... ya sabes. —Enloquecedoramente Cole parecía pensar que lo estaban poniendo a prueba. Matt puso sus manos sobre los hombros de Cole, y para su horror sentía sus huesos en los dedos. El niño realmente se estaba muriendo de hambre, pensó, planeando darle todas las barras Hershey. Sus ojos se encontraron con los ojos de la señora Flowers y de inmediato fue a la cocina. Pero Cole no estaba contestando, estaba murmurando incoherencias. Matt se vio obligado a ejercer presión sobre los hombros huesudos. —¡Cole, habla más alto! ¿Qué es eso de la Última Medianoche? —Ya sabes. Es cuando... todos los niños... ya sabes, esperan hasta la medianoche... y consiguen cuchillos o armas de fuego, ya sabes, vamos a la habitación de nuestros padres mientras ellos están durmiendo y... —Cole rompió de nuevo a llorar, pero Matt se percató de que había cambiado a decir "nosotros" y "nuestro" al final. Meredith habló con su voz tranquila y firme. —Los niños van a matar a sus padres, ¿no es así?

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—Él nos mostró dónde cortar o apuñalar. O si hay un arma de fuego< Matt había escuchado suficiente. —Puedes quedarte en el sótano —dijo. —y aquí hay algunos amuletos. Póntelos si sientes como si estuvieras en peligro. —Le dio a Cole un paquete entero de Post-it. —No tengas miedo —agregó Meredith, mientras la señora Flowers llegaba con un plato de salchichas y patatas fritas para Cole. En otro momento el olor habría abierto el apetito a Matt. —Es como esa isla en Japón —dijo. —. Shinichi y Misao lo han hecho posible allí, y van a hacerlo de nuevo. —Siento que el tiempo se está acabando. En realidad ya es el último día de la Última Medianoche< es casi la una y media de la mañana —dijo Meredith. —, tenemos menos de veinticuatro horas. O hacemos algo para irnos de Fell's Church o para arreglar la confrontación. —¿Una confrontación? ¿Sin Elena o Damon o Stefan? —Dijo Matt. —Vamos a ser asesinados. No se olviden del Sheriff Mossberg. —Él no tenía esto. —Meredith arrojó la estaca de combate al aire, la atrapó limpiamente, y lo puso a un lado de su cintura. Matt negó con la cabeza. —Shinichi todavía te va a matar. O algún niño pequeño, con la semi-automática del armario de papá. —Tenemos que hacer algo. Matt pensó. Su cabeza le daba vueltas. Por último, dijo cabizbajo: —Cuando fui por las hierbas, traje también la esfera estelar de Misao. —Estás bromeando ¿Shinichi no la encontró? —No. Y tal vez podríamos hacer algo con ella. Matt miró a Meredith, quien miró a la señora Flowers. La señora Flowers dijo: —

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¿Qué les parece verter el líquido en diferentes lugares de Fell's Church? Sólo una gota aquí y una allá, podríamos pedir al poder que proteja a la ciudad, tal vez nos escuche. Meredith dijo: —Esa fue la razón exacta por la que queríamos tener las esferas estelares de Shinichi y Misao en primer lugar. Las esferas estelares controlan a sus propietarios, según la leyenda. Matt dijo: —Podría ser un truco viejo, pero estoy de acuerdo. Meredith dijo: —Entonces vamos a hacerlo ahora. Mientras que los otros dos esperaban, Matt sacó la esfera estelar de Misao. Tenía muy poco líquido en la parte inferior. —Después de la Última Medianoche, ella planeaba llenarla hasta el tope con la energía de las vidas tomadas. —dijo Meredith. —Bueno, ella no va a tener la oportunidad de hacerlo —dijo Matt rotundamente. —. Cuando hayamos terminado vamos a destruir el envase. —Pero probablemente tendremos que darnos prisa —añadió Meredith. —. Consigamos algunas armas: algo de plata, algo largo y pesado, como un atizador de hierro. Los pequeños zombis de Shinichi no van a estar felices y ¿Quién más va a estar a su lado?

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Capítulo 31 Traducido por: Andreita_mcr

Elena despertó sintiéndose tiesa e incómoda. Pero eso no era sorprendente. Parecía haber tres personas sobre ella. ¿Elena? ¿Puedes oírme? ¿Stefan? ¡Sí! ¿Estás despierta? Estoy toda encogida... y calurosa. Una voz diferente interrumpió. Sólo danos un momento y no estarás más encogida. Elena sintió como Damon se apartaba. Bonnie rodó a su lugar. Pero Stefan se pegó a ella por un momento. Elena, lo lamento. Ni siquiera había notado la condición en la que estabas. Gracias a Dios Damon lo hizo. ¿Puedes perdonarme? A pesar del calor, Elena lo abrazó más estrechamente. Si puedes perdonarme por poner la fiesta entera en peligro. Hice eso, ¿no es cierto? No lo sé. No me importa. Todo lo que sé es que te amo. Pasaron muchos minutos hasta que Bonnie despertó. Entonces dijo débilmente, — ¡Hey! ¿Qué están haciendo en mi cama? —Saliendo de ella —dijo Elena, y trató de darse vuelta y levantarse. El mundo estaba tambaleante. Ella estaba tambaleante y moreteada. Pero Stefan que no estaba más de unas pocas pulgadas lejos, la sostuvo, enderezándola cuando ella empezaba a caer. La ayudó a vestirse sin hacerla sentir como un bebé. Examinó su mochila, que afortunadamente no se había ido en el agua, y luego sacó todo lo pesado de dentro y las puso en su propia mochila.

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Elena se sintió mucho mejor después de ser alimentada y luego de ver a los thurgs ambos- comiendo también, ya sea estirando sus grandiosos troncos doble hasta partir pedazos de madera de los estériles árboles o paleando nieve para hallar pasto seco debajo. Claramente ellos no iban a morir después de todo. Elena sabía que todos estaban mirándola para medir si ella iba a estar o no para un día más. Se apuró para terminar de beber su té calentado sobre un fuego débil tratando de ocultar el hecho de que sus manos temblaban. Después de tragar bruscamente, dijo con su voz más alegre —¿Qué sigue? ¿Cómo te sientes? Le preguntó Stefan. —Un poco adolorida, pero estaré bien. Supongo que todos esperan que tenga neumonía, pero no tengo ni siquiera tos. Damon, luego de un significativo vistazo a Stefan, tomó sus manos y la miró. Ella no podía -no se atrevía- a ver sus ojos, así que se concentró en Stefan, quien la observaba confortablemente. Al final, Damon soltó las manos de Elena abruptamente. —Fui tan lejos como pude. Tu deberías saber que tan lejos es eso —Le dijo a Stefan. —. Ella está sana, su nariz está húmeda y su abrigo es brillante. Stefan lo miró como si fuera a pegarle, pero Elena tomó su mano con dulzura. — Estoy sana —dijo. —Así que eso son dos votos para que continúe salvando a Fell’s Church. —Siempre he creído en ti —dijo Stefan. —. Si piensas que puedes seguir, puedes seguir. Bonnie gimoteó. —Sólo no te arriesgues más, ¿está bien? —ella dijo. —Me asustaste. —Realmente lo siento —digo gentilmente Elena, sintiendo el vacío por la ausencia de Meredith. Ella sería una grandiosa ayuda para las dos ahora. —. Así que, ¿continuamos? Y ¿a dónde estamos yendo? Estoy perdida.

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Damon se puso de pie. —Pienso que seguimos en línea recta. El camino es angosto después de esta< y ¿quién sabe cu{l es la siguiente prueba?

********** El camino era angosto< y neblinoso. Tal como antes, empezaba en vaporosos velos y terminaba cegándolos. Elena dejó que Stefan, con sus reflejos felinos, vaya primero y ella sostuvo su mochila. Detrás de ella, Bonnie se pegó como un abrojo. Justo cuando Elena pensó que ella iba a gritar si tenía que seguir caminando a través de la blanca manta más lejos, aclaró. Estaban cerca de la cima de alguna montaña. Elena se desprendió de Bonnie, quien se había adelantado por la vista del transparente aire. Elena fue suficientemente rápida para agarrar la mochila de Bonnie y tirar de ella hacia atrás cuando esta llegó al lugar donde la tierra se terminaba. —¡Imposible! —gritó Bonnie, causando fuerte eco desde abajo. —¡No hay manera en la que yo cruce eso! Eso era un abismo con un delgado puente cruzándolo. El abismo era de un blanco gélido en ambos lados desde la cima, pero cuando Elena tomó el helado poste de metal del puente y se inclinó hacia delante, pudo ver azules y verdes muy en el fondo. Un viento helado golpeó su cara. El espacio entre este pedacito de mundo y el siguiente pedacito enfrente de ellos estaba a cien yardas aproximadamente. Elena miró a las sombrías profundidades desde el esbelto puente, que estaba hecho de tablas de madera y era del ancho exacto para que una persona caminara por el. Estaba sostenido aquí y allá por sogas que iban de un lado al otro del abismo y que estaban atadas en caños de metal congeladas.

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También descendía magníficamente y luego volvía a subir. Simplemente mirándolo daba al ojo una especie de paseo de terror. El único problema fue que no incluía un cinturón de seguridad, un asiento, dos barandillas y un guía uniformado diciendo: —¡Manos y piernas deben mantenerse dentro del juego todo el tiempo! —Tenía una única, fina y zigzagueante enredadera para sujetarse en la derecha. —Miren —Stefan estaba diciendo tranquilamente y atento como Elena siempre lo había oído hablar. —, podemos agarrarnos los unos de los otros. Podemos ir uno detr{s de otros, muy despacio< ¡NOOO! Bonnie puso en esa única palabra un chillido psíquico que casi ensordece a Elena. ¡No, no, no, no, NO! ¡Ustedes no entienden! ¡No puedo hacerlo! Dejó caer su mochila. Entonces empezó a reír y llorar al mismo tiempo en ataque de histeria con todas las letras. Elena tuvo un impulso de tirarle agua en la cara. Pero también tuvo un impulso más fuerte de tirarse al lado de Bonnie y chillar. —¡Yo tampoco puedo! ¡Es una locura! —Pero ¿Qué bien haría eso? Unos minutos después Damon estaba hablando tranquilamente con Bonnie, inalterable a pesar del arrebato emocional. Stefan estaba paseando en círculos. Elena estaba tratando de pensar un Plan A, mientras que una pequeña voz gritaba dentro de su cabeza. No puedes hacerlo, no puedes hacerlo, no puedes hacerlo, tampoco. Esto era sólo una fobia. Probablemente podrían sacar a Bonnie de ella< si, digamos, tuviéramos un año o dos. Stefan, en uno de sus viajes circulares cerca de ella dijo: —¿Y cómo estás tú acerca de las alturas, amor? Elena decidió poner una cara valiente. —No lo sé. Creo que puedo hacerlo. Stefan la miró complacido. —Para salvar tú cuidad. —Sí... Pero es demasiado malo que nada funcione aquí. Podría intentar usar mis Alas para volar, pero no puedo controlarlas<

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Y esa clase de magia simplemente no está disponible aquí, dijo la voz de Stefan en su mente. Pero la telepatía sí. ¿Puedes oírme también, no es así? Pensaron la respuesta simultáneamente, y Elena vio la luz de una idea en la cara de Stefan incluso mientras empezaba a hablar. ¡Influencia a Bonnie! Hazla pensar que es una equilibrista< una artista desde que era una niña. ¡Pero no la hagas ser muy bromista así ella no nos rechaza! Con esa luz en la cara, Stefan se veía... demasiado hermoso. El agarró las manos de Elena, la volteó como si no pesara nada, la levantó y la besó. Y la besó. Y la besó hasta que Elena sintió su alma colgando de la punta de sus dedos. No deberían haber hecho eso enfrente de Damon. Pero la euforia de Elena estaba nublando su juicio, y no pudo controlarse. Ninguno de ellos había estado buscando un sondeo mental profundo. Pero la telepatía era todo lo que les quedaba, y era cálido y maravilloso y los dejó por un instante en el círculo de los brazos del otro, riendo, jadeando con electricidad fluyendo entre ellos. Todo el cuerpo de Elena sintió como si hubiera recibido una importante sacudida. Entonces tiró de sí misma fuera de sus brazos, pero era muy tarde. Su mirada cómplice se había ido, y Elena sintió su corazón palpitando con miedo. Podía sentir los ojos de Damon en ella. Apenas se las arregló para susurrar. —¿Les dirás? —Sí —Stefan dijo suavemente. —. Les diré. —Pero no se movió hasta que ella les dio la espalda a Bonnie y Damon. Después de eso ella echó un vistazo sobre su hombre y escuchó. Stefan se sentó al lado de la sollozante chica y le dijo: —Bonnie ¿puedes mirarme? Es todo lo que quiero. Te prometo, no tienes que cruzar ese puente si no quieres.

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Inclusive no tienes que dejar de llorar, pero trata de mirarme a los ojos. ¿Puedes hacerlo? Bien. Ahora< —Su voz e inclusive su cara cambiaron súbitamente, convirtiéndose en una más poderosa -hipnotizante. —no estás asustada en absoluto de la alturas, ¿no es cierto? Eres una acróbata que puede caminar en una cuerda floja sobre el Gran Cañón y nunca asustarse. Eres la mejor de toda tu familia, los McCulloughs voladores, y ellos son los mejores en el mundo. Y ahora mismo, vas a elegir cruzar ese puente de madera. Si lo haces, nos guiarás. Serás nuestro líder. Lentamente, mientras escuchaba a Stefan, la cara de Bonnie había cambiado. Con los hinchados ojos fijos en los de Stefan, ella parecía estar escuchando concentradamente a algo en su propia cabeza. Y finalmente, mientras Stefan decía la última oración, ella saltó y miró hacia el puente. —¡De acuerdo, vamos! —gritó, levantando su mochila, mientras Elena la vigilaba. —¿Puedes hacerlo? —Stefan pregunto mirando a Elena. —La dejaremos ir primero< no hay manera de que ella caiga. Iré después de ella. Elena puede venir después de mí y agarrarse de mi cinturón, y estoy contando contigo, Damon, para que la sostengas. Especialmente si ella comienza a desmayarse. —La sostendré —Damon dijo en voz baja. Elena quería pedirle a Stefan que la influenciara también, pero todo estaba sucediendo muy rápido. Bonnie ya estaba en el puente, sólo parando para llamar a Stefan. Stefan estaba mirando hacia atrás, a Elena, diciendo: —¿Tienes un buen agarre? —Damon estaba detrás de ella, poniendo una fuerte mano en su hombro y diciendo: —Mira adelante, no hacia abajo. No te preocupes por desmayarte, te atraparé. Pero era un débil puente, y Elena descubrió que estaba siempre mirando hacia abajo y su estómago estaba flotando fuera de su cuerpo y sobre su cabeza. Se estaba agarrando del cinto de Stefan como si en eso le fuera la vida con una mano y la zigzagueante enredadera con la otra. Llegaron a un lugar donde la tabla se había distanciado y las tablas del otro lado parecían como si fueran a quebrarse en cualquier momento. —¡Cuidado con esas! —dijo Bonnie, riendo y saltando sobre las tres.

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Stefan se paró sobre la primera tabla arriesgada, sobre la faltante y puso su pie en la siguiente. ¡Crack! Elena no gritó, estaba más allá de los gritos. No podía mirar. El sonido había cerrado sus ojos. Y no se podía mover. Ni un dedo. Ni hablar de un pie. Sintió los brazos de Damon alrededor de su cintura. Ambos brazos. Ella quería dejarlo soportar su peso como ya había hecho muchas veces antes. Pero Damon estaba susurrándole, palabras como hechizos, que le permitieron a sus piernas parar de temblar y acalambrarse e inclusive le permitieron dejar de respirar tan rápido que probablemente ella se desmayaría. Y entonces él estaba levantándola y los brazos de Stefan estaban a su alrededor y por un momento los dos estuvieron abrazándola firmemente. Luego Stefan tomó su peso y gentilmente puso su pie sobre tablas firmes. Elena quería trepársele como un koala, pero sabía que no debía. Haría que los dos caigan. Así que de algún lugar, desde sus profundidades internas, no lo sabía, ella encontró el coraje de soportar su propio peso en sus pies y buscó a tientas la enredadera. Entonces levanto su cabeza y susurró tan fuertemente como pudo. —Continúen. Necesitamos darle a Damon lugar. —Sí. —Stefan le susurró. Pero él le besó el dorso de la mano, un rápido beso protector, antes de voltear y seguir a la impaciente Bonnie. Detrás de ella, Elena oyó -y sintió- a Damon saltando como un gato sobre la tabla. Elena levantó sus ojos para mirar la nuca de Stefan otra vez. No podía controlar todas las emociones que sentía en el momento: amor, terror, sobrecogimiento, excitación< y, por supuesto, gratitud, todo en uno.

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No se atrevió a voltear su cabeza para mirar a Damon, pero sentía exactamente las mismas cosas por él. —Unos pocos pasos más —continuaba diciendo, —, unos pocos pasos más. Una corta eternidad después, estuvieron en un suelo sólido, enfrente de una caverna mediana y Elena calló sobre sus rodillas. Estaba enferma y mareada, pero trató de agradecer a Damon mientras él pasaba en el nevado camino de montaña. —Estabas en mi camino. —él dijo bruscamente y tan fríamente como el viento. —. Si te hubieras caído hubieras desequilibrado todo el puente. Y no me siento con ganas de morir hoy. —¿Qué le estás diciendo? ¿Qué acabas de decir? —Stefan, quién había estado fuera del alcance del oído, volvió apurándose. —¿Qué te dijo? Damon, examinando su mano en busca de espinas de la enredadera, dijo sin alzar la vista. —Le dije la verdad, eso es todo. Hasta ahora ella es un cero de dos en esta búsqueda. Esperamos que mientras lo hagas por ellos te dejen en la Garita. Porque si están calificando el desempeño, hemos suspendido. ¿O debería decir, uno de nosotros ha suspendido? —Cállate o te callaré —Stefan dijo en una voz diferente a la que Elena le había oído usar antes. Ella miró fijamente. Era como si él hubiera crecido diez años en un segundo. —¡No le vuelvas a hablar de esa manera nunca más, Damon! Damon lo miró por un momento, con las pupilas contraídas. Entonces dijo. — Como sea. —y se alejó. Stefan giró para abrazar a Elena hasta que ella dejó de temblar. Y eso es lo que es, pensó Elena. Una fría ira se apoderó de ella. Damon no le tenía ningún respeto, no lo tenía por nadie que no sea él. Ella no podía proteger a Bonnie de sus sentimientos< o detenerlo de insultarla. No podía detener a Bonnie para perdonarlo. Pero ella, Elena, había acabado con Damon. Este último insulto fue el final. La niebla entró de nuevo mientras caminaban por la caverna.

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Capítulo 32 Traducido por: Caroliberta

—Damon no tiene la intención de ser un… un bastardo —Bonnie dijo explosivamente. —. Él está simplemente… a menudo él tiene la impresión de que tres de nosotros están en su contra… y… y… —Pues bien, ¿quién inició eso? Incluso de regreso montando a los thurgs —Stefan dijo. —Yo sé, pero hay algo distinto —dijo Bonnie humildemente. —, ya que es sólo nieve y roca y hielo< él es< no sé. Él es totalmente mesquino. Algo est{ mal. —Él está hambriento —Elena dijo, afectada por una repentina comprensión. Desde los thurgs no ha habido nada que los dos vampiros cacen. No podrían existir como zorros, por encima de insectos y ratones. Por supuesto que Sra. Ulma había provisto bastante Magia Negra para ellos, la única cosa que incluso se parecía a un substituto para sangre. Pero su suministro estaba menguando, y por supuesto, tuvieron que pensar acerca del viaje de regreso, también. Repentinamente Elena supo qué hacía bien. —Stefan —ella se quejó, jalándole hasta un rincón en la piedra escarpada de la entrada de la caverna. Ella apartó con la mano su capucha y desenrolló su bufanda lo suficiente como para exponer un lado de su cuello. —, no me hagas decir ‚por favor‛ demasiadas veces —ella murmuró al oído de él. —. No puedo esperar por mucho tiempo. Stefan miró directamente a sus ojos, vio que estaba sería -y decidida- y besó una de sus manos enguantadas. —Esto ha sido lo suficientemente largo ahora, pienso< no, estoy seguro, o incluso nunca intentaría esto. —él susurró. Elena inclinó su cabeza para atrás. Stefan estaba en medio de ella y el viento y ella estaba casi caliente. Ella sintió al inicio

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poco dolor y entonces Stefan estaba bebiendo y sus mentes se deslizaban juntas como dos gotas de lluvia en una vidriera. Él tomó muy poca sangre. Justo la adecuada cantidad para marcar la diferencia en sus ojos entre piscinas verdes calmas y brillantes, corrientes efervescentes. Pero entonces su mirada se quedo inmóvil otra vez. —Damon< —él dijo, e hicieron una pausa torpemente. ¿Qué podría decir Elena? ¿Acabo de cortar toda relación con él? Estaban supuestos a ayudar uno a otro por estas pruebas; para mostrar su ingenio y su coraje. Si ella se rehusara, ¿fallaría otra vez? —Envíale rápido entonces —ella dijo. —, antes de que cambie de idea. Cinco minutos más tarde Elena fue otra vez a doblarse en el rincón pequeño, mientras Damon volteó su cabeza de acá para allá con precisión desapasionada, entonces repentinamente se arrojó hacia adelante y hundió sus colmillos en una vena prominente. Elena sintió como los ojos se le fueron ampliando. Un poco de comida que lastimó tanto< bueno, ella no lo había experimentado desde los días cuando ella había sido estúpida y no preparada y había peleado con toda su fuerza para liberarse. Por lo que respecta a la mente de Damon hubo una pared acerada. Desde que ella tuvo que hacer esto, ella había estado esperando ver al niñito que vivió en el alma íntima de Damon, el que fue el guardián renuente respecto a todos sus secretos, pero ella incluso no pudo fundir un poco el acero. Luego de un minuto o dos, Stefan jaló a Damon fuera de ella -no gentilmente. Damon se marchó con aire taciturno, limpiándose la boca. —¿Estás bien? —Bonnie preguntó en un susurro preocupado, cuando Elena registró en el botiquín de Sra. Ulma por un pedazo de gasa para restañar las heridas no sanadas en su cuello. —He estado mejor. —Elena dijo brevemente, cuando se abrigó con su bufanda otra vez.

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Bonnie suspiró. —Meredith es quien realmente tiene un sitio aquí. —ella dijo. —Sí, pero Meredith realmente tiene un sitio en Fell’s Church, también. Sólo espero que puedan resistir lo suficiente para que nosotros regresemos. —Sólo espero que podamos regresar con algo que los ayudará. —Bonnie susurró.

********** Meredith y Matt pasaron el tiempo desde las 2:00 A.M. hasta el amanecer vertiendo gotas infinitesimales de bola de estrellas de Misao en las calles del pueblo, y pidiéndole al Poder para -en cierta forma- ayudarles en la lucha en contra de Shinichi. Este movimiento enérgico de un lugar para otro lugar también había producido un bono sorprendente: Niños. No los niños locos. Los normales, aterrados de sus hermanos y hermanas o de sus padres, no atreviéndose a ir a casa por las cosas muy feas que habían visto allí. Meredith y Matt los habían apretujado dentro del SUV de segunda mano de la madre de Matt y se los habían traído a la casa de Matt. Al fin, tuvieron más que treinta niños, de edades de cinco a dieciséis años, excesivamente asustados para jugar, o hablar, o incluso para pedir cualquier cosa. Pero habían comido todo lo que la Sra. Flowers podría encontrar que no estaba dañado en el refrigerador y la despensa de Matt, y en las despensas de las casas desiertas en ambos lados de los Honeycutts. Matt, observando una niña de diez años de edad apretujando pan blanco corriente dentro de su boca con un hambre lobuna, lágrimas bajaban corriendo por su cara mugrienta mientras ella masticaba y tragaba, dijo quedamente a Meredith. — ¿piensas que tenemos algunos dobles aquí dentro? —Habría puesto mis manos en el fuego por eso —Ella contestó lo mismo que quedamente. —¿Pero nosotros qué vamos a hacer? Cole no sabe nada útil. Sólo tendremos que rezar que los niños de los que se posesionó puedan ayudarnos cuando los dobles de Shinichi ataquen.

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—Pienso, la mejor opción cuándo confrontemos a los niños poseídos que pueden tener armas es correr. Meredith asintió con la cabeza distraídamente, pero Matt notó que ella llevaba el pentagrama a todas partes con ella ahora. —He ideado una pequeña prueba para ellos. Voy a darle una bofetada cada uno con un post-it, y ver lo qué ocurre. Los niños que han hecho cosas que lamentan pueden quedarse histéricos, los niños que están ya justamente aterrorizados pueden recibir algún confort, y los dobles o atacarán o correrán. —Esto lo tengo que ver. La prueba de Meredith atrajo con engaños afuera sólo dos dobles en toda la multitud, un niño de trece años de edad y una chica de quince años de edad. Cada uno de ellos gritó y salió rápidamente a través de la casa, gritando salvajemente. Matt no los podía detener. Cuando estuvo por todos lados y mientras chicas mayores estaban reconfortando a los menores, Matt y Meredith terminaron de tapar con tablas las ventanas y engomar amuletos entre los tablones. Pasaron la tarde tanteando el terreno por comida, cuestionando los niños acerca de Shinichi y ayudando a la Sra. Flowers a tratar lesiones. Intentaron mantener a una persona en guardia en todo momento, pero desde entonces habían estado levantados y en movimiento desde 1:30 A.M. estaban todos cansadísimos. A un cuarto para las once Meredith llegó a Matt, quien estaba limpiando los rayones de un rubio de ocho años de edad. —Bueno —ella dijo quedamente. —, voy a tomar mi coche e iré a conseguir los nuevos amuletos que la Sra. Saitou dijo que habría hecho a estas horas. ¿Te importa si llevo Saber? Matt negó con la cabeza. —No, yo lo haré. Conozco a los Saitous mejor, de cualquier manera. Meredith dio qué, en una persona menos refinada, podría haber sido llamado un bufido. —Los conozco bastante bien para decir, discúlpeme, Inari-Obaasan; Disculpe, Orime-San; somos los buscapleitos que se mantienen pidiendo enormes cantidades de amuletos antinocivos, pero no ponen atención a eso, ¿verdad? Matt sonrió débilmente, dejó al de ocho años de edad ir, y dijo. —Pues Bien, ellos

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podrían poner menos atención a eso si entendieras correctamente sus nombres. ‚Obaasan‛ quiere decir ‚abuelita‛ ¿correcto? —Sí, por supuesto. —Y ‚san‛ es simplemente un chunche que pones al final de un nombre para ser atento. Meredith asintió con la cabeza, adicionando: —Y ‚un chunche en el fin‛ es llamado un sufijo honorífico. —Bravo, bravo, excepto por todas tus grandes palabras tú has puesto sus nombres equivocados. Es Orime-Abuelita y Orime-Isobel -madre. Así es que OrimeObaasan y Orime-san, también. Meredith suspiró: Mira Matt, Bonnie y yo los conocimos primero. La abuelita se presentó como Inari. Ahora sé que ella es un poco loca, pero ella ciertamente sabría su nombre, ¿correcto? —Y ella presentó su propio tomo y no dijo sólo que ella fuera nombrada Orime, sino que su hija fue dada el nombre por ella. Discute a tu manera a fondo de aquello. —Matt ¿iré por mi computadora port{til? Est{ en la sala de la pensión< Matt le dio a una breve risa aguda -casi un sollozo. Él esperó asegurarse de que la Sra. Flowers no estuviera por ahí y entonces siseó. —Está en algún lado abajo en el centro de la tierra, tal vez. No hay una sala más ya. Por un momento Meredith se vio simplemente horrorizada, pero entonces ella frunció el ceño. Matt centelló misteriosamente. No ayudó a pensar que ellos eran los dos más improbables de su grupo para que riñeran. Aquí estaban, y Matt prácticamente podría ver las chispas volando. —Está bien —Meredith dijo finalmente. —, sólo iré por allí y pediré a Orime-Obaasan, y entonces les diré que fue toda tu falla cuando se rían. Matt negó con la cabeza. —Nadie va a reírse, porque vas a hacerlo bien justamente de ese modo.

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—Mira, Matt —Meredith dijo. —, he estado leyendo tanto en la Internet que incluso sé el nombre Inari. Me lo he encontrado en alguna parte. Y estoy segura habría hecho< hecho la conexión< —su voz se desvaneció. Cuando Matt descendió sus ojos del cielo raso, empezó. La cara de Meredith era blanca y estaba respirando rápidamente. —Inari —ella susurró. —< yo sé ese nombre, pero —Repentinamente ella agarró la muñeca de Matt tan duro que lastimó. —< ¿Est{ tu computadora absolutamente muerta? —Fue cuando la electricidad se cortó. A esta hora hasta el generador se ha ido. —Pero tienes un celular que se conecta a la Internet, ¿cierto? La urgencia en su voz hizo a Matt, a su vez, tomarla en serio. —Seguro —él dijo. — . Pero la batería se ha acabado por al menos un día. Sin electricidad no lo puedo recargar. Y mi mamá tomó el suyo. Ella no puede vivir sin eso. Stefan y Elena han debido dejar sus cosas en la pensión< —él negó con la cabeza para la expresión esperanzadora de Meredith y susurró: —O, debería decir, donde la pensión solía estar. —¡Pero tenemos que encontrar un celular o computadora que trabaje! ¡Tenemos que! ¡Necesito que eso funcione por solamente un minuto! —Meredith dijo frenéticamente, librándose de él y comenzando a caminar lentamente como si intentara superar algún récord mundial. Matt estaba fijando la mirada en ella con desconcierto. —¿Pero por qué? —Porque tenemos que. ¡Lo necesito, incluso solamente por un minuto! Matt sólo la podía contemplar, perplejo. Finalmente dijo: —Supongo que le podemos preguntar a los niños. —¡Los niños! ¡Uno de ellos tiene que tener un celular vivo! Vamos, Matt, tenemos que hablar con ellos ahora mismo —Ella se detuvo y dijo, más bien con voz ronca. — , rezo que estés en lo correcto y yo estoy equivocada.

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—¿Ah? —Matt no tuvo idea lo que estaba ocurriendo. —¡Dije que rezo para estar equivocada! Reza, también, Matt< ¡por favor!

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Capítulo 33 Traducido por: Nessy77

Elena estaba esperando que la niebla se disperse. Había llegado, como siempre, poco a poco, y ahora ella se preguntaba si alguna vez se iría, o si realmente era un experimento o algo así. Por lo tanto, cuando de repente se dio cuenta que podía ver la camisa de Stefan en frente de ella, su corazón brinco de alegría. No habían estado juntos últimamente. —¡Lo puedo ver! —Dijo Stefan, tirando de ella para su lado. Y luego dijo: —Voilà... —en un susurro. —¿Qué, qué? —Bonnie gritó, saltando hacia adelante. Y luego se detuvo también. Damon se paró en seco y después comenzó a caminar. Elena se volvió hacia Bonnie en ese momento, y vio su cara como él la veía. Delante de ellos apareció una especie de pequeño castillo, o puerta de enlace con grandes torres que atravesaban las nubes bajas que colgaban por encima. Hubo algún tipo de escrito sobre las enormes puertas negras de esa catedral, pero Elena nunca había visto nada como esos garabatos, o letras de cualquier idioma extranjero que fuera. A ambos lados del edificio, había paredes pintadas de negro que eran casi tan altas como las torres. Elena miró de izquierda a derecha y se dio cuenta de que en un punto se esfumaban. Y sin magia, sería imposible pasar por encima de ellas. Lo que el niño y la niña en la historia había descubierto sólo siguiendo las paredes durante días, que simplemente había que caminar directamente hacia ellas. —Es la puerta a los Siete Tesoros, ¿no es así, Bonnie? ¿No es? ¡Mira! —Gritó Elena. Bonnie ya estaba mirando, presionó ambas manos contra su corazón, y por esta vez se quedó sin palabras. Mientras Elena miraba, la diminuta niña cayó de rodillas en la brillante, nieve en polvo, Stefan inmediatamente la recogió y aseguró

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—¡Sí, es! —al igual que Elena estaba diciendo: —¡Si, es! —Y Bonnie, la experta, jadeando: —¡Oh, realmente, realmente es! Con lágrimas congelándose en sus mejillas. Stefan acercó sus labios al oído de Elena y dijo: —Y sabes lo que eso significa, ¿no? Si esa es la Puerta de los Siete Tesoros, ¿ya sabes dónde nos encontramos ahora? Elena trató de ignorar la sensación de calor y hormigueo que se dispararon desde su planta de los pies a la impresión de la respiración de Stefan en su oreja. Ella trató de centrarse en su pregunta. —Mire a arriba. —sugirió Stefan. Elena lo hizo< y quedó sin aliento. Por encima de ellos, en lugar de un banco de niebla o la incesante luz carmesí de un sol que nunca dejó de brillar, habían tres lunas. Una de ellas era tan enorme, que abarca tal vez una sexta parte del cielo, brillando en remolinos de blanco y azul, brumoso en los bordes. Justo en frente había una hermosa luna plateada por lo menos las tres cuartas partes tan grande como la primera. Por último, había una pequeña luna en la órbita superior, blanca como un diamante, que parecía deliberadamente mantener su distancia de las otros dos. Todas ellas estaban en fase creciente y brillaban con luz suave, sobre la intacta nieve alrededor de Elena. —Estamos en el Abismo. — dijo Elena, temblando. —Ah... es como en el cuento —jadeó Bonnie. —. ¡Exactamente igual. Incluso la escritura! ¡Incluso la cantidad de nieve! —¿Exactamente como la historia? —Preguntó Stefan. —¿Incluso la fase de las lunas? ¿Cuán llenas tienen que estar? —Exactamente así. Stefan asintió con la cabeza. —Eso pensé, esa historia fue una premonición que

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tuviste con el propósito de ayudarnos a encontrar la esfera estelar más grande jamás encontrada. —Bueno, ¡vamos a entrar! —Exclamó Bonnie. ¡Estamos perdiendo el tiempo! —Est{ bien< pero cada uno tiene que estar en guardia. No queremos que nada salga mal. —dijo Stefan. Entraron en la Puerta de los Siete Tesoros en este orden: Bonnie, quien encontró que las grandes puertas negras se abrían de un toque, pero que ella no podía ver nada, por la luz directa del sol, Stefan y Elena, de la mano, y Damon, que esperó fuera durante mucho tiempo con la esperanza, según Elena, de ser considerado ‚para una fiesta diferente‛. Mientras tanto los demás estaban teniendo la sensación más agradable desde que habían tomado las llaves maestras de los kitsune. —Sage< ¡Sage! —Bonnie chilló tan pronto como sus ojos se acostumbraron. —Oh, mira, Elena, ¡es Sage! Sage, ¿cómo estás? ¿Qué estás haciendo aquí? ¡Oh, es tan bueno verte! Elena parpadeó dos veces, y el oscuro interior de la sala octogonal entró en foco. Paseó alrededor del único mueble de la habitación, un escritorio grande en el medio. —Sage, ¿sabes cuánto tiempo parece hemos estado aquí? ¿Sabías que a Bonnie casi la vendieron como esclava en una subasta pública? ¿Supiste acerca de su sueño? A los ojos de Elena, Sage se veía como lo recordaba: el bronceado cuerpo, en muy buena forma, parecido a un modelo de un Titán, el pecho descubierto, el Levi´s negro, la larga espiral de pelo de bronce enredado, y los extraños ojos de bronce que podrían cortar el acero, o ser tan suave como los de un cordero. —Mes deux petits chatons —Sage estaba diciendo. —Mis dos pequeños gatitos, me han sorprendido. He estado siguiendo sus aventuras. El Portero no cuenta con mucho entretenimiento y no se le permite salir de esta fortaleza, pero ustedes fueron los más valientes y divertidos. Je vous félicite. —Besó la mano de Elena primero y luego la de Bonnie, a continuación, abrazó a Stefan y le dio dos besos en las mejillas, al estilo latino. Luego volvió a sentarse.

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Bonnie estaba subiendo en Sage como si fuera un gato real. —¿Tomaste la energía de la esfera estelar de Misao? —Exigió saber con sus rodillas en el muslo de Sage. —¿Tomaste la mitad de ella, quiero decir? ¿Para volver aquí? —Mais oui, lo hice. Pero también deje a la Sra. Flowers una pequeña< —¿Sabes que Damon utilizó la otra mitad para abrir la puerta de nuevo? ¿Y qué me caí con él, a pesar de que él no me quería traer? ¿Y que, debido a ello, que casi me vende como una esclava? ¿Y que Stefan y Elena tuvieron que venir por mí, para asegurarse de que estaba bien? ¿Y que en el camino hacia aquí Elena casi se cayó del puente, y casi la perdemos? ¿Y sabes que en Fell's Church la última medianoche viene, y sabemos< Stefan y Elena intercambiaron una mirada larga y significativa y, a continuación Stefan dijo: "Bonnie, tenemos que preguntarle a Sage la pregunta más importante. —Miró a Sage. —¿Es posible que podamos salvar a Fell's Church? ¿Tenemos tiempo suficiente? —Eh bien. Por lo que puedo decir del espiral cronológico, tienen suficiente tiempo y un poco de sobra. Suficiente para un vaso de Negro Mágico de despedida. Pero después de eso, ¡no pueden perder el tiempo! Elena se sentía como un pedazo de papel arrugado que había sido alisado y suavizado. Dio un largo suspiro. Podrían hacerlo. Eso le permitió recordar el comportamiento civilizado. —Sage, ¿cómo te has quedado atascado aquí? ¿O estabas esperando por nosotros? —Hélas, no< se me asignó aquí como castigo. Recibí un Citatorio Imperial que no podía ignorar, mes amis. —Suspiró y añadió: —Estoy sin favor real de nuevo. Así que ahora yo soy el embajador en Nether World, como pueden apreciar. —Agitó una debilitada mano por la habitación. —Bienvenue. Elena percibía el tiempo como si pasara volando, con preciosos minutos que se perdían. Pero tal vez el mismo Sage haría algo para Fell's Church. —¿Realmente tienes que quedarte aquí? —Pero seguramente, hasta

mon père< mi padre —Sage dijo la palabra

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salvajemente y con resentimiento —< ceda y me permita volver a la Corte Infernal, o, mucho mejor, para ir a mi antojo sin retorno. Por lo menos hasta que alguien se apiade de mí y me mate. —Miró inquisitivamente en torno al grupo, luego suspiró y dijo: —Saber y Talon, ¿están bien? —Ellos estaban muy bien cuando nos fuimos. —dijo Elena, con ganas de seguir adelante con las cosas que le importaban. —Bien —dijo el Sage, mirándola con amabilidad. —, pero debemos tener a todo tu grupo junto, ¿no? Elena miró a la puerta y luego otra vez a Stefan, pero Sage llamaba ya, tanto con su voz y como con telepatía —Damon, mon poussinet, ¿no quieres venir con tus compañeros? Hubo una larga pausa, y luego las puertas se abrieron y un muy sombrío Damon entró. No quiso responder a Sage su amistosa "Bienvenue ", en su lugar dijo: —No he venido aquí para socializar. Quiero encontrar los tesoros a tiempo para salvar Fell's Church. No he olvidado de la maldición de la ciudad, incluso si todos los demás lo han hecho. —Alors maintenant —dijo Sage, pareciendo lastimado. —. Todos ustedes han pasado las pruebas en su camino y pueden mirar a los tesoros. Pueden incluso usar la magia de nuevo, aunque no estoy seguro de que les ayudará. Todo depende de cuál es el tesoro que buscan. ¡Félicitations! Todo el mundo, menos Damon hizo un gesto de vergüenza. —Ahora —Sage continuó. —, tengo que mostrarles cada puerta antes de que puedan escoger. Voy a tratar de ser rápido, pero sean cuidadosos, s’il vous plaît. Una vez que elijan un tesoro, esa será la única puerta que se abrirá de nuevo para ustedes. Elena se encontró aferrándose a la mano de Stefan, que ya estaba buscando la de ella, mientras las puertas brillaban con una luz tenue, plateada. —Detrás de ustedes —dijo Sage. —, está la misma puerta que han atravesado para entrar en esta habitación, ¿sí? Pero junto a ella... —Una puerta se iluminó para

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mostrar una imposible caverna. Imposible debido a las piedras en el suelo o las que sobresalían de la pared de la cueva. Rubíes, diamantes, esmeraldas, amatistas... cada una tan grande como el puño de Elena, reposando en grandes montones, listas para ser tomadas. —Es hermoso, pero... ¡no, por supuesto! —Dijo con firmeza, y llegó a poner una mano sobre el hombro de Bonnie. A continuación, se iluminó al lado, tanto que pareció desaparecer. —Y aquí —Sage suspiró. —, es el famoso paraíso kitsune. Elena pudo sentir que sus ojos se abrían. Era un día soleado en el parque más bello que había visto nunca. En el fondo una pequeña cascada se derramaba en un arroyo, que corría por una colina verde, mientras que justo en frente de ella estaba un banco de piedra, del tamaño de dos, debajo de un árbol que se parecía a una cereza en plena floración. Flores volaban en una brisa que agitaba cerezo y otros árboles de durazno que causaban una lluvia de pétalos de color del amanecer. Aunque Elena sólo había visto el lugar por un momento, ya parecía familiarizado con él. Ella podía sólo caminar hacia allá... —¡No, Stefan! —Ella tenía que tocar su brazo. Él había estado caminando hacia el jardín. —¿Qué? —Dijo, meneando la cabeza como alguien en un sueño. —No sé lo que pasó. Me parecía como si fuera un viejo, antiguo hogar... —Su voz se rompió. — Sage, continúa, ¡por favor! La puerta de al lado ya estaba iluminada, mostrando una escenario con un estante de vino Clarion Loess Black Magic. En la distancia, Elena pudo distinguir una viña con uvas colgando muy exuberante, un fruto que nunca vería la luz del sol hasta que se haya convertido en el famoso líquido. Todo el mundo ya tenía en sus vasos el vino Black Magic, así que era fácil de decir "no", incluso a las uvas deliciosas. Cuando la siguiente puerta se iluminó Elena se oyó jadear. Era un mediodía

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brillante, creciendo en un campo tan lejos como podía ver, donde había arbustos espesos y altos, con rosas de tallo largo, las cuales tenían un aspecto negro aterciopelado. Sorprendida, vio que todos estaban mirando a Damon, quien había dado un paso hacia las rosas, involuntariamente. Stefan puso un brazo en su camino. —No miré muy de cerca —dijo Damon. —, pero creo que estas son iguales a la que yo<. destruí. Elena volvió a Sage. —Son la misma, ¿no? —Sí —dijo Sage, luciendo infeliz. —. Estas son todas las rosas de medianoche, noir pur -del tipo que aparecen en el ramo de la kitsune blanco. Pero estas están en blanco. Los kitsune son los únicos que pueden poner hechizos en ellas- como la eliminación de la maldición de un vampiro. Hubo un suspiro general de decepción entre sus oyentes, sólo Damon parecía más seco. Elena estaba a punto de hablar, de decir que Stefan no debía pasar por esto, cuando en sintonía con las palabras de Sage y la puerta de al lado, y sintió una oleada de simple nostalgia, egoísta hacia sí misma. —Supongo que la llamaría ‚La Fuente de la eterna juventud" —dijo Sage. Elena pudo ver una recreación de fuente ornamentada, con un arco iris en la parte superior, pequeñas mariposas de todos los colores volaban a su alrededor, posándose en las hojas de la verde enramada. Meredith, con la cabeza fría y la lógica simple no estaba allí, por lo que Elena se clavó las uñas en las palmas de sus manos y gritó: —¡No! ¡Siguiente puerta! —Lo más rápido y con toda la fuerza que pudo. Sage estaba hablando de nuevo. Ella se obligó a escuchar. —La Flor Real Radhika, que las leyendas dicen que fue robado hace milenios de la Corte Celestial. Cambia de forma. Una cosa bastante simple que decir... pero también que ver... Elena miraba con asombro como una docena o así de espesor, tallos volubles,

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coronada por hermosas flores blancas del lirio, temblaban ligeramente. En el instante siguiente, estaba mirando a un grupo de violetas con hojas de terciopelo y una gota de rocío que brilla en un pétalo. Un momento después, los tallos fueron cubiertos con radiante dragones malva, con la gota de rocío en su lugar. Antes de que pudiera recordar que no debía tocarlos, los dragones se habían convertido en rosas rojas. Cuando las rosas se convirtieron en una flor exótica de oro que Elena nunca había visto, tuvo que darse la vuelta. Se encontró chocando con un duro, desnudo pecho masculino, mientras ella se obligaba a pensar en términos realistas: La Medianoche se acercaba y no en la forma de una rosa. Fell's Church necesitaba toda la ayuda que pueda conseguir y aquí estaba mirando las flores. De repente, Sage se volvió y le dijo: —¡Qué tentación, sobre todo para una amante de la beauté como tú, belle madame. ¡Qué tonta regla para evitar tomar en consideración únicamente una de ellas! Pero hay algo aún más alto y más puro que la belleza, Elena. Llevas el nombre de ella. En griego antiguo, Elena significa "¡luz!‛ La oscuridad se acerca<. r{pidamente, ¡La Última Medianoche! La belleza no la va a detener, es una insignificancia, una baratija, inútil en tiempos de desastre. Pero la luz, Elena, ¡la luz vencerá la oscuridad! Creo que esto como creo en tu valor, tu honestidad y tu corazón gentil y amoroso. Con eso, él la besó en la frente y la dejó. Elena estaba aturdida. De todas las cosas que sabía, sabía muy bien que ella no podría derrotar a la oscuridad que venía, no sola. —Pero no estás sola. —Stefan susurró, y se dio cuenta que estaba a su lado, y que ella debió ser abierta, proyectando sus pensamientos con tanta claridad como si estuviera hablando. —Todos estamos aquí contigo —dijo Bonnie en una voz del doble de su tamaño. — . No tenemos miedo a la oscuridad. Hubo una pausa mientras todos trataban de no mirar a Damon. Por fin dijo: —De alguna manera estoy metido en esta locura< me pregunto aún cómo sucedió. Pero he llegado tan lejos y yo no voy a dar vuelta atrás ahora.

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Sage se volvió hacia la puerta final y ésta se iluminó. No por mucho, sin embargo. Parecía la sombra de la parte inferior de un árbol muy grande. Lo que era extraño, sin embargo, era que no había nada que creciera debajo. No hay helechos y arbustos o plantas, ni siquiera las enredaderas normalmente siempre presentes y las malas hierbas. Había unas cuantas hojas muertas en el suelo, pero por lo demás había tierra. Sage dijo: —Un planeta con una sola forma de vida corpórea en él. El gran árbol que cubre todo un mundo. La corona cubre todo menos los lagos naturales de agua dulce que necesita para sobrevivir. Elena miró en el corazón del mundo crepuscular. —Hemos llegado tan lejos, y tal vez juntos< tal vez podamos encontrar la esfera estelar que salvar a nuestro pueblo. —¿Esta es la puerta que eligen? —Preguntó Sage. Elena miró al resto del grupo. Todos parecían estar esperando su confirmación. — Sí< y en este momento. Tenemos que apurarnos. —Ella hizo un movimiento como si fuera a poner su tasa sobre la mesa y desapareció. Ella sonrió dando gracias a Sage. —Estrictamente hablando, no debo dar ninguna ayuda —dijo. —. Pero si tienen una brújula... Elena tenía una. Siempre estuvo colgando de su mochila, porque siempre estaba tratando de leerla. Sage tomó la brújula en la mano y trazó una línea ligeramente en él. Él dio la brújula de nuevo a Elena y se encontró con que la aguja no señala al norte, sino en un ángulo noreste. —Sigan la flecha —dijo. —. Les llevará al tronco del gran árbol. Si tuviera que adivinar dónde encontrar la esfera estelar más grande, tendría que ir por este camino. ¡Pero tengan cuidado! Otros han intentado andar por este camino. Sus cuerpos han alimentado la Gran Árbol< como fertilizante. Elena apenas oyó las palabras. Ella estaba aterrorizada ante la idea de buscar en un

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planeta entero la esfera estelar. Por supuesto, podría ser un mundo muy pequeño, como... como... ¿Como la pequeña luna diamante que lo viste en Nether World? La voz en la mente de Elena era a la vez familiar y no. Echó un vistazo a Sage, que sonreía. Luego miró a su alrededor. Todo el mundo parecía estar esperando a que ella dé el primer paso. Ella lo dio.

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Capítulo 34 Traducido por: BlackMagicRose y Alice

—Te hemos dado de comer y hemos cuidado de ti lo mejor que hemos podido — dijo Meredith mirando a las jóvenes caras tensas y con miedo que se habían girado hacía ella en el sótano. —. Y ahora hay sólo una cosa que os quiero pedir a cambio —hizo un esfuerzo para regular su voz. —, quiero saber si alguno de vosotros tiene un teléfono que se conecte a Internet, o algún ordenador que todavía funcione. Por favor, por favor… si incluso sabéis donde puedo encontrar alguno, decírmelo. La tensión era como un grueso cordón de goma, que arrastraba a Meredith hacía cada una de las pálidas y tensas caras. Menos mal que Meredith era una chica bastante equilibrada. Como unas doce manos se levantaron inmediatamente, y un único niño de cinco años susurró: —Mi mama tiene uno. Y mi papa. Hubo una pausa hasta que Meredith pudo decir: —¿Alguien conoce a este chico? Una de las chicas mayores habló antes de que ella pudiese continuar. —Se refiere a que los tenían antes del Hombre del Fuego. —¿Se llama Shinichi el Hombre del Fuego? —preguntó Meredith. —Claro. A veces podía hacer que los mechones rojos de su pelo ardieran en su cabeza. Meredith clasificó ese dato entre las cosas que no quiero ver, honestamente, en mi corazón nunca se cruce. Luego se quitó la imagen de la cabeza. —Chicos y chicas, por favor, por favor piensen. Sólo necesito uno, un móvil con acceso a Internet que todavía tenga batería, ahora mismo. Un ordenador o portátil

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que todavía funcione ahora, quizá por un generador que todavía esté dando electricidad. ¿Nadie? Todas las manos estaban abajo ahora. Un chico, que le pareció reconocer como uno de los de los hermanos Loring, puede que de diez u once años, dijo: —El Hombre del Fuego dijo que los móviles y los ordenadores eran malos. Esa fue la razón por la que mi hermano tuvo una pelea con mi padre. Tiró todos los móviles que había en la casa por el retrete. —Vale. Vale gracias. ¿Pero hay alguien que haya visto un móvil o un ordenador que funcione? O un generador casero< —Si querida. Tengo uno. —la voz venía de lo alto de la escalera. La Sra. Flowers se encontraba allí, vestida con un traje fresco y transpirable. Extrañamente, tenía su voluptuoso monedero en la mano. —¿Tenías< tienes un generador? —preguntó Meredith, devastada. ¡Qué pérdida de tiempo! Y todo se desmoronaba porque ella, Meredith, ¡no había leído detenidamente su propia investigación! El tiempo pasaba, y si todo el mundo en Fell’s Church moría, sería su culpa. Su culpa. No creía que podría vivir con eso. Meredith lo había intentado, toda su vida, llegar a un estado de calma, concentración, y equilibrio que era la otra cara de la moneda de sus habilidades de lucha que le habían enseñado las diferentes disciplinas. Y era buena en ello, observadora, una buena hija, incluso una buena estudiante en el cliché acelerado y de altos vuelos de Elena. Las cuatro; Elena, Meredith, Caroline y Bonnie habían encajado como cuatro piezas de un puzzle, y Meredith todavía echaba de menos los viejos tiempos y sus atrevidas, pero dominadas casi sofisticadas travesuras que no hacían daño a nadie< excepto los chicos tontos que rondaban a su alrededor como hormigas en un picnic. Pero ahora, mientras se miraba a sí misma, estaba confundida. ¿Quién era ella? Una chica hispana que habían llamado así por la mejor amiga Galesa de su madre en la universidad. Una caza vampiros que tenía unos colmillos de gatito, un gemelo vampiro, y cuyo grupo de amigos incluía a Stefan, un vampiro; Elena, un ex-vampiro; y posiblemente otro vampiro, pero estaba muy indecisa sobre si podría llamar a Damon ‚amigo‛.

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¿Qué sumaba todo eso? Una chica haciendo todo lo que estaba en su mano para mantener el equilibrio y la concentración, en un mundo que se había vuelto loco. Una chica todavía dándole vueltas sobre lo que había descubierto sobre su propia familia, y ahora tambaleándose para confirmar una horrible sospecha. Para de pensar. ¡Para! Tienes que contarle a la Sra. Flowers que su casa de huéspedes ha sido destruida. —Sra. Flowers -sobre la casa de huéspedes- tengo que hablar con usted< —¿Por qué no usas mi BlackBerry primero? —la Sra. Flowers bajó las escaleras hacía el sótano con cuidado, mirando donde pisaba, y luego los niños le hicieron un pasillo por donde pasaba como si fuesen el Mar Rojo. —¿Tu
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espíritus de zorro son los sirvientes y mensajeros del Inari. Llevan a cabo las órdenes del Inari< También había una foto de un par de estatuas kitsune, en su forma de zorro. Cada una tenía una esfera estela en la pata delantera. Hace tres años, Meredith se rompió la pierna cuando estuvo en una excursión de ski con sus primos en las montañas Blue Ridge. Se chocó contra un pequeño árbol. Ninguna clase de habilidad de arte marcial podía salvarle en el último momento; sabía que estaba esquiando fuera del área habilitada, donde podía chocarse contra cualquier cosa; polvo, porquería, o surcos helados. Y por supuesto, árboles. Muchos árboles. Era una esquiadora avanzada, pero iba demasiado deprisa, mirando en la dirección equivocada, y la siguiente cosa que supo, fue que estaba esquiando hacía el árbol, y no a su alrededor. Ahora tenía la misma sensación de despertar después de ir de cabeza contra la madera. El shock, el mareo y las nauseas que eran, inicialmente, peores que el dolor. Meredith podía soportar el dolor. Pero el martilleo en su cabeza, la sensación enfermiza de que había cometido un grave error y que tendría que pagar por ello eran insoportables. Además el horror de tener el conocimiento de ello, hacían que sus propias piernas no pudieran sujetarla. Incluso las mismas preguntas inútiles pasaban por su subconsciente, como: ¿Cómo he podido ser tan estúpida? ¿Es esto un sueño? Y, por favor, Dios, ¿puedo darle al botón de deshacer? Meredith se dio cuenta de repente de que la Sra. Flowers y su nieta de dieciséis años Ava Wakefield, la estaban sujetando. El móvil estaba en el suelo de cemento del sótano. Podría estar empezando a perder el conocimiento. Muchos de los niños que había allí estaban gritando el nombre de Matt. —No< yo< yo no puedo mantenerme en pie< —lo único que quería era ir hacía la oscuridad y alejarse de ese horror. Quería dejar que sus piernas se aflojasen y que su mente se quedase en blanco, para escapar< Pero no podía huir. Había cogido la lanza; se había hecho cargo de las obligaciones de su abuelo. Todo lo sobrenatural que podría dañar a Fell’s Church bajo su responsabilidad era su problema. Y el problema era que su responsabilidad nunca acababa.

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Matt bajó las escaleras estrepitosamente, llevando a Haley, un chico de siete años, que continuamente sufría pequeñas convulsiones. —¡Meredith! —podía oír la incredulidad en su voz. —¡Qué es lo que pasa? ¿Qué es lo que has encontrado? ¡Por Dios! —Ven< mira. —Meredith estaba recordando detalle a detalle que debería haber activado la señal de alarma en su cabeza. Matt estaba de alguna forma al lado suyo, a pesar de que recordaba la primera descripción de Isobel Saitou que hizo Bonnie. Callada. Difícil de conocer. Tímida. Y… agradable. Y la primera visita al hogar de los Saitou. El horror en que la callada, tímida, y agradable Isobel Saitou se había convertido: la Diosa de los Piercing, sangre y pus que le salía de cada agujero. Y cuando intentaron llevar la cena a su anciana abuela, Meredith había notado distraída, que la habitación de Isobel estaba justo debajo a la de la señora. Después de ver a Isobel llena de agujeros y claramente desequilibrada, Meredith había dado por sentado que cualquier influencia demoníaca debía estar intentando ascender, y le hizo preocuparse por la pobre y anciana abuela del tamaño de una muñeca. Pero lo diabólico podía fácilmente haber descendido también. Puede que Jim Bryce no le hubiese transmitido a Isobel la locura del malach después de todo. Puede que ella fuese la que se lo había transmitido a él, y él se lo había transmitido a Caroline y su hermana. ¡Y ese juego de niños! La canción cruel que Obaasan< esa Inari< Obaasan había cantado con suavidad. —El zorro y la tortuga tenían una carrera… —Y sus palabras: —Hay un Kitsune metido en todo esto en algún lugar. —Se había estado riendo de ellos, ¡divirtiéndose! Además, había sido de la boca de Inari-Obaasan que Meredith había escuchado por primera vez la palabra ‚kitsune‛. Y otra crueldad adicional era que Meredith sólo había pasado por alto antes dando por sentado que Obaasan tenía muy mala vista. Esa noche, tanto Meredith como Bonnie estaban de espaldas a la puerta, las dos estaban concentradas en la ‚pobre y decrepita abuelita‛. Pero Obaasan había estado mirando hacia la puerta, y era la única que pudo ver -debió ver- Isobel escaparse por detrás de Bonnie. Y entonces, justo cuando el cruel juego de la canción le dijo a Bonnie que mirará a atrás... Isobel

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estaba allí agachada, preparada para chupar la frente de Bonnie con su lengua rosa y bífida... —¿Por qué? —Meredith pudo escuchar su voz. —¿Por qué fui tan estúpida? ¿Cómo no he podido verlo desde el principio? Matt había cogido la BlackBerry y leyó la página web. Luego simplemente se quedó allí, petrificado, con sus azules ojos como platos. —Tenías razón. —dijo, después de una larga pausa. —Quiero tanto estar equivocado< —Meredith< Shinichi y Misao son sirvientes de Inari< si esa mujer mayor es Inari, hemos estado dando vueltas como locos detrás de la persona equivocada, el músculo contratado... —Las malditas tarjetas de notas — se ahogó Meredith. —, los hace Obaasan. Son inútiles, defectuosas. Todas las balas que bendijo debería haber estado buenas< pero tal vez les bendijo< como un juego. Isobel incluso vino a mí y ha cambiado a todos las características de la anciana había hecho en los frascos que sostenían a Shinichi y Misao. Dijo que Obaasan era casi ciega. Dejó una lágrima en el asiento de mi coche. Yo no podía entender por qué ella debería estar llorando. —Todavía no puedo. Ella es la nieta< ¡probablemente la tercera generación de un monstruo! —Explotó Matt. —¿Por qué lloraría? ¿Y por qué hacer las Notas Post-it? —Debido a que son hechos por la madre de Isabel —dijo la señora Flowers en voz baja. —Querido Matt, realmente dudo que la anciana está relacionada con la Saitous en lo absoluto. Como una deidad< o incluso una poderosa usuaria mágica nombrando después una deidad< sin duda, así misma una kitsune, seguramente sólo se fue con ellos y los utilizó. La madre de Isabel y Isabel no tenía más remedio que continuar con la farsa por miedo de lo que haría con ellos si no lo hacían. —Pero Sra. Flowers, cuando Tyrone y yo sacamos eso hueso de la pierna de la maleza, ¿no dijiste que las mujeres Saitou hicieron los amuletos excelentes? ¿Y no digo que podríamos buscar a las mujeres Saitou para ayudar a traducir las palabras en los frascos de arcilla cuando Alaric envió las fotos de ellos de aquella Isla japonesa?

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—En cuanto a mi creencia en las mujeres Saitou, bueno, voy a tener que refutar un poco aquí —dijo la Sra. Flowers. —. Yo no podía saber que esta Obaasan era mala, y todavía hay dos de ellos que son amables y buenos, y que nos han ayudado enormemente< y con gran riesgo para ellos mismos. Meredith pudo saborear la amargura de la bilis en su boca. —Isobel podría habernos salvado. Ella pudo haber dicho ‚Mi falsa abuela es en realidad un demonio‛. —Oh, mi querida Meredith, los jóvenes son tan implacable. Este Inari se instaló probablemente en su casa cuando era niño. Todo lo que sabe del principio es que la anciana es un tirano, con el nombre de Dios. Entonces, tal vez alguna demostración del poder< lo que le sucedió a su esposo Orime, me pregunto, para hacerlo volver a Japón< ¿si es que fue allí? Él bien podría estar muerto. Y luego, Isabel creció: tímida, reservada, introvertida< asustada. Esto no es Japón, no hay otras sacerdotisas aquí para confiar y vistes las consecuencias cuando Isabel se acercó a alguien fuera de la familia< a su novio, Jim Bryce. —Y a nosotros< bueno, a usted y Bonnie —dijo Matt a Meredith. —. Ella incitó a Caroline a ti. Casi sin saber lo que hacían, hablaban más y más rápido. —Tenemos que ir allí ahora mismo —dijo Meredith. —. Shinichi y Misao puede ser los que provocan la última medianoche, pero es Inari que da las órdenes. ¿Y quién sabe? Puede repartir los castigos también. No sabemos cuán grande es su esfera estelar. —O dónde. —dijo la anciana. —Sra. Flowers —dijo Matt apresuradamente. —, es mejor que se quede aquí con los niños. Ava, aquí, es confiable, ¿y dónde está Jacob Lagherty? —Aquí. —dijo un muchacho que parecía mayor que quince. Él era tan alto como Matt, pero desgarbado. —Bien. Ava, Jake, están a cargo bajo la Sra. Flowers. Dejaremos Saber con usted

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también —El perro fue un gran éxito entre los niños, en su mejor comportamiento, incluso cuando los más jóvenes le mordió la cola. —. Ustedes dos sólo escuchen a la Sra. Flowers, y< —Matt, querido, no voy a estar aquí. Pero los animales sin duda ayudará a protegerlos. Matt la miró fijamente. Meredith sabía lo que estaba pensando. ¿Era la Sra. Flowers, tan fiable hasta ahora, yendo a alguna parte para ocultar sola? ¿Estaba abandonarlos? —Y voy a necesitar uno de ustedes para que me lleve a la casa de Saitou ¡rápidamente!- Pero el otro pueden quedarse y proteger a los niños también. Meredith estaba a la vez aliviada y preocupada, y claramente Matt lo estaba demasiado. —Sra. Flowers, esto va a ser una batalla. Usted puede lesionarse o ser tomados como rehenes con tanta f{cilmente< —Querido Matt, esta es mi batalla. Mi familia ha vivido en Fell's Church por las generaciones, todo el camino de regreso a los tiempos pioneros. Creo que esta es la batalla para la cual nací. Ciertamente, la última de mi vejez. Meredith miró. En la penumbra del sótano, la Sra. Flowers de repente parecía diferente de alguna manera. Su voz estaba cambiando. Incluso su pequeño cuerpo parecía estar cambiando, se estabiliza, con la frente en alto. —Pero, ¿cómo vas a luchar? —Matt le preguntó, sonando aturdido. —Con esto. Aquel buen hombre joven, Sage, se fue dejándome con una nota pidiendo disculpas por usar la esfera estelar de Misao. Yo solía ser muy buena con eso cuando era joven. —De su bolso espacioso, la Sra. Flowers sacó algo pálido y delgado y largo cuando esto se desenrollo y la Sra. Flowers lo hizo girar y lo partió con un fuerte crujido en la mitad vacía del sótano. Golpeó una pelota de pingpong, enroscada a su alrededor, y lo trajo de vuelta a la mano abierta de la Sra. Flowers.

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Un látigo. Hecho de un material plateado. Sin duda mágico. Incluso Matt pareció asustado de ello. —¿Por qué no Ava y Jake enseñan a los niños a jugar ping-pong, mientras que nosotros nos vamos< y realmente tenemos que ir, mis queridos. No hay un minuto para perder. Una terrible tragedia viene, mamá dice< Meredith había estado observando< sintiéndose tan aturdido como Matt miró. Pero ahora, dijo: —Tengo un arma también —Cogió el bastón y le dijo: —. Estoy luchando, Matt. Ava, los niños son tuyos para cuidar. —Y lo mío —dijo Jacob, y de inmediato demostró su utilidad, añadiendo. —¿Qué no es un hacha colgando allá cerca del horno? Matt corrió y lo cogió arriba. Meredith podía ver en su expresión lo que estaba pensando: ¡Sí! Una pesada hacha, un trozo pequeño oxidado, pero todavía por mucho lo suficientemente fuerte. Ahora bien, si el kitsune envió plantas o madera contra ellos, él estaba armado. La señora Flowers ya estaba subiendo las escaleras del sótano. Meredith y Matt intercambiaron una rápida mirada y luego se fueron corriendo para alcanzarla. —Usted conduce SUV de su mamá. Me sentaré atrás. Todavía estoy un poco... bueno, mareado, supongo. —Meredith no le gustaba admitir una debilidad personal, pero mejor eso que chocar el vehículo. Matt asintió con la cabeza y era lo suficientemente bueno para no comentar sobre por qué se sentía tan mareada. Ella todavía no podía creer que su propia estupidez. La Sra. Flowers dijo sólo una cosa. —Matt, querido, rompe las leyes de tránsito.

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Capítulo 35 Traducido por: Andreita_mcr

Elena sentía como si no hubiera estado haciendo otra cosa en toda su vida excepto caminar bajo un sombrío dosel de ramas altas. No hacía frío aquí, pero estaba fresco. No estaba oscuro, pero estaba borroso. En cambio del constante rojo carmesí del atardecer del hinchado sol rojo en la primera Dimensión Oscura, estaban caminando en un constante anochecer. Era desconcertante mirar siempre al cielo y nunca ver la luna - o lunas - o el planeta - que probablemente estaba allí arriba. Más bien en lugar de cielo, no había nada más que ramas de árbol enredadas, claramente pesadas y tan intricadamente entrelazadas como ocupar cada pequeño espacio arriba. ¿Estaba loca, pensando que tal vez estuvieran en aquella luna, la pequeña y brillante luna, que podías ver desde las afueras de la Garita del Mundo de las Tinieblas? ¿Era tan pequeña para tener una atmósfera? ¿Demasiada pequeña para la gravedad apropiada? Había notado que se sentía más liviana y que inclusive los pasos de Bonnie parecían más largos. ¿Podría...? Tensó sus piernas, se soltó de la mano de Stefan y saltó. Fue un salto largo, pero no la había llevado nada cerca del dosel de entretejidas ramas de arriba. Y tampoco aterrizó hábilmente sobre la punta de sus pies, tampoco. Su pie salió disparado en un millón de musgos y patinó sobre su trasero por tres pies, tal vez, antes de que pudiera enterrar sus dedos y pies y detenerse. —¡Elena! ¿Estás bien? —pudo oír a Stefan y Bonnie diciendo detrás de ella, y rápida, impacientemente: —¿Estás loca? —de Damon. —Estaba tratando de averiguar en donde estamos probando la gravedad, —dijo, parándose y sacándose las hojas de su jean, avergonzada. ¡Maldición! Esas hojas se habían pegado también en la espalda de su remera, e incluso, metido dentro de ella. El grupo había dejado la mayor parte de sus abrigos en la Garita, donde Sage podría guardarlas, y Elena ahora no tenía ropa de repuesto. Eso había sido estúpido, se dijo a sí misma enojada. Avergonzada, trató de caminar y sacudirse al mismo tiempo, para hacer que las desmigajadas hojas salieran de su remera. Finalmente

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tuvo que decir, —Sólo un segundo. Chicos, ¿Pueden voltearse? Bonnie, ¿Puedes venir y ayudarme? —Bonnie estaba feliz de ayudar y Elena estaba asombrada por el tiempo que tomó sacar la suciedad de su pequeña espalda. La próxima vez que quieras una opinión científica, intenta con preguntar, la telepatía de Damon comentó despreciativamente. En voz alta, agregó: —Diría que hay aproximadamente un ochenta por ciento de la gravedad terrestre aquí y podríamos estar en una luna. No supongamos. Si Sage no nos hubiera ayudado con esta brújula, nunca hubiéramos sido capaces de encontrar el tronco del árbol< al menos no a tiempo. —Y recuerda —dijo Elena. —, que la idea de que la esfera estelar está cerca del tronco es sólo una suposición. ¡Tenemos que tener los ojos abiertos! —Pero ¿Qué deberíamos buscar? —Una vez, Bonnie gimió esto. Ahora ella simplemente lo preguntó tranquilamente. —Bien —Elena se volvió hacia Stefan. —< será brillante ¿no es cierto? ¿Contrastando con esta horrible media luz? —Esta horrible verde-militar media luz —coincidió Stefan. —. Debería parecer una luz levemente brillante que titila. —Pero véanlo así —dijo Damon, caminado hacia atrás elegantemente y mostrando su vieja sonrisa de 250 - kilo watts por un segundo. —Si no seguimos la sugerencia de Sage, nunca encontraremos el tronco. Si tratamos de vagar aleatoriamente por este mundo, nunca encontraremos nada -incluyendo nuestro camino de regreso. Y luego, no sólo Fell’s Church, todo moriremos, en este orden. Primero, nosotros los dos vampiros romperemos los códigos de conducta de la civilización -por inanición. —Stefan no lo hará —gritó Elena, y Bonnie dijo. —¡Eres tan malo como Shinichi con sus ‚revelaciones‛ acerca de nosotros! Damon sonrió súbitamente. —Si fuera tan malo como Shinichi, pequeña pelirroja, tu ya estarías perforada como una caja de jugo vacía< o estaría sentado con Sage disfrutando del Vino Negro<

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—Miren, esto es inútil. —dijo Stefan. Damon simuló simpatía. —Tal vez tú tienes... problemas, en tema de los caninos, pero yo no, hermanito. —Deliberadamente sostuvo la sonrisa así todos pudieron ver su diente puntiagudo. Stefan no caería en el cebo. —Y eso nos est{ deteniendo< —Mal, hermanito. Algunos de nosotros hemos perfeccionado el arte de caminar y hablar al mismo tiempo. —Damon< ¡Detente! ¡Sólo detente! —dijo Elena frotando su cálida frente con sus fríos dedos. Damon se encogió de hombros, todavía retrocediendo. —Sólo tienes que preguntar. —dijo, con un leve énfasis en la primera palabra. Elena no le contestó nada. Se sentía febril. No era sólo caminar recto. Frecuentemente había pilas de raíces nudosas en su camino que tuvieron que ser escaladas. Algunas veces Stefan tuvo que usar el hacha de su mochila para hacer puntos de apoyo. Elena había empezado a odiar la verde media luz más que nada. Le hacía ver cosas, así como el amortiguado sonido de sus pies sobre el suelo cubierto de hojas le hacía oír cosas. Muchas veces paró - y una vez Stefan- para decir —¡Hay alguien más aquí! ¡Siguiéndonos! Cada vez todos pararon y escucharon atentamente. Stefan y Damon mandaron pruebas de Poder telepáticas tan lejos como pudieron alcanzar, buscando otra mente. Pero estaba bien disfrazada como para ser invisible o no existía en absoluto. Y entonces, luego de que Elena sintiera como si hubiera estado caminando toda su vida, y hubiera continuado caminado hasta que la eternidad terminó, Damon frenó abruptamente. Bonnie, inmediatamente detrás de él, aspiró profundamente. Elena y Stefan se adelantaron a ver que era.

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Lo que Elena vio, la hizo decir, temblorosamente, —Creo que hemos pasado el tronco y< encontramos< el borde< En el suelo frente a ella, tan lejos como ella pudo ver estaba el espacio repleto de estrellas. Pero destiñendo la luz de la estrellas estaba un enorme planeta y gigantes lunas, una era un remolino azul y blanco y la otra plateada. Stefan estaba sosteniendo sus manos, compartiendo el asombro con ella, y un hormigueo subió por su brazo y dentro de sus repentinamente débiles rodillas, sólo por su ligero roce en sus dedos. Entonces Damon dijo cáusticamente. —Miren. Elena lo hizo y lanzó un grito amortiguado. Por un instante su cuerpo estaba completamente desatado. Ella y Stefan automáticamente enrollaron sus brazos alrededor del otro. Y luego Elena se dio cuenta que estaban viendo, arriba y abajo a la vez. —Es agua —dijo, mirando a la pileta que se extendía delante de ellos. —. Uno de esos océanos de agua dulce de los que Sage nos habló. Y no hay una onda sobre él. Ni una brisa de viento. —Pero parece como si estuviéramos en la luna más pequeña. — dijo Stefan con suavidad, sus ojos aparentemente inocentes mientas miraba a Damon. —Si, bien, entonces hay algo sumamente pesado en el centro de esta pequeña luna, para permitir que el ochenta por ciento de la gravedad que experimentamos normalmente, y para mantener tanta atmósfera< pero ¿a quién le importa la lógica? Este es un mundo al que llegamos a través del Mundo de las Tinieblas. ¿Por qué debería aplicarse la lógica? —Miró a Elena con los ojos un poco entrecerrados. —¿Dónde está la tercera? ¿La seria? La vos vino desde atrás de ellos -pensó Elena. Estaba- todos estaba- volteándose y buscando una luz brillante luz ente la semioscuridad. Todo brilló y bailó delante de sus ojos. “La seria Meredith, la graciosa Bonnie;

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Y Elena con el cabello dorado, Susurran y luego callan… Conspiran y no me interesa… Pero tengo que tener a Elena, Elena con el cabello dorado.” —Bien, ¡no vas a tenerme! —gritó Elena. —Y ese poema está completamente mal citado, de todos modos. Lo recuerdo de las clases de Inglés de primer año. ¡Y estás loco! —Incluso en su odio y miedo, se preguntó por Fell’s Church. Si Shinichi estaba aquí, ¿Había traído a la Ultima Medianoche allí? ¿O podría Misao simplemente desencadenarlo con una onda lánguida? —Pero te tendré, dorada Elena. —dijo el kitsune. Ambos, Stefan y Damon, sacaron los cuchillos. —Así es donde estás equivocado, Shinichi —dijo Stefan. —. Nunca jamás volverás a tocar a Elena. —Lo tengo que intentar. Te has llevado todo lo otro. El corazón de Elena estaba latiendo rápidamente ahora. —Si él le habla a alguien con algún sentido, me hablará a mí —pensó. —¿No deberías estar preparándote para la ‚Última Medianoche‛, Shinichi? —preguntó en un tono amigable, temiendo internamente en caso de que el dijera ‚Ya est{ terminado‛. —Ella no me necesita. No protegería a Misao. ¿Por qué habría de ayudarla? Por un momento, Elena se quedó sin habla. ¿Ella? ¿Ella? ¿Otra más aparte de Misao, había otra ‚ella‛ involucrada en esto? Damon tenía una ballesta ahora, con una pelea cargada en ella. Pero Shinichi siguió divagando. —Misao no puede moverse. Puso todo su poder en su Esfera Estelar, como verás. Ya no se ríe o canta< nunca conspira conmigo. Ella sólo... se sienta. —Finalmente me pidió meterse en mí. Ella pensó que nos volveríamos uno de esa manera. Así que se disolvió y se mezcló en mí. Pero no sirvió. Ahora< apenas puedo oírla. He venido a buscar mi esfera estelar. He estado usando su energía

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para viajar a través de las dimensiones. Si le doy mi esfera estelar a Misao, se recuperará. Luego la esconderé otra vez< pero donde la dejé la última vez. La pondré en un lugar lejano donde nadie la encontrará nunca —Centró su atención en sus oyentes. —. Así que, supongo que Misao y yo estamos hablándoles ahora. Excepto porque me siento tan solo< no puedo sentirla en absoluto. —No tocarás a Elena. —dijo Stefan calmadamente. Damon estaba mirando gravemente resto del grupo por las palabras de Shinichi. — < la pondré en un lugar lejano< —Continúa Bonnie, sigue moviéndote —agregó Stefan. —. Tú también, Elena. Te seguiremos. Elena dejó adelantarse a Bonnie antes de decir telepáticamente: No podemos separarnos, Stefan; sólo hay una brújula. ¡Cuidado Elena! ¡Puede oírte! Respondió la voz de Stefan, y Damon dijo rotundamente: ¡Cállate! —No se molesten en callarla —dijo Shinichi. —. Están locos si piensan que pueden sacar sus pensamientos de sus mentes. No pensé que fueran tan estúpidos. —No somos estúpidos. —dijo Bonnie acaloradamente. —¿No? ¿Entonces descifraron mis acertijos para ustedes? —Difícilmente sea el momento para eso. —saltó Elena. Fue un error, porque hizo que Shinichi se centrara en ella de nuevo. —¿Les contaste acerca de lo que piensas de la tragedia de Camelot, Elena? No, no creo que hayas tenido el coraje. Les diré entonces, ¿no debería? La leí, porque la pusiste en tu diario. —¡No! ¡No puedes leer mi diario! De todos modos… ¡ya no es aplicable! —resopló Elena.

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—Déjame ver... estas son tus propias palabras ahora. —Adoptó una voz de lectura. —‚Querido Diario, uno de los acertijos de Shinichi era lo que yo pensaba de Camelo. Tú sabes, la leyenda del Rey Arturo, la Reina Ginebra, y el caballero a quien amaba, Lancelot. Y esto es lo que pienso. Mucha gente inocente murió y fueron infelices porque tres personas egoístas -un rey, una reina y un caballero- no podían comportarse en una forma civilizada. No podían entender que cuando más amas, más encuentras para amar. Pero ellos tres no podían ceder al amor y sólo compartir< los tres< —¡Cállate! —gritó Elena. ¡Cállate! Mi Dios, dijo Damon, mi vida acaba de darse vuelta. También la mía. Stefan sonó mareado. Sólo olvídense de todo eso, Elena les dijo. Ya no es cierto. Stefan, soy tuya por siempre, y siempre lo fui. Y ahora mismo tenemos que deshacernos de este bastando, y apurarnos a buscar el tronco. —Misao y yo solíamos hacer eso —dijo Shinichi. —. Hablar sólo entre nosotros en una frecuencia especial. Eres seguramente una buena manipuladora, Elena, para evitar que se maten entre ellos por ti. —Sí, es una frecuencia especial que yo llamo ‚la verdad‛ —dijo Elena. —Pero no soy ni la mitad de buena manipuladora como lo es Damon. Ahora atácanos o déjanos ir. ¡Estamos apurados! —¿Atacarlos? —Shinichi parecía estar pensando la idea. Y luego, más rápido de lo que Elena pudo seguir, fue por Bonnie. Los vampiros, quienes habían estado esperándolo intentar ir por Elena, fueron atrapados con la guardia baja, pero Elena, que había visto el parpadeo de sus ojos ir hacia la chica más débil, estaba tirándose de cabeza hacia él. Él retrocedió tan rápido que ella se encontró a sí misma cabeceando sus piernas, pero luego se dio cuenta de que tenía una oportunidad de sacarlo de balance. Deliberadamente se dio un cabezazo con su rótula, al mismo tiempo apuñalándolo profundamente en su pie con su cuchillo. Perdóname, Bonnie, pensó, sabiendo lo que él haría. Fue lo mismo que había hecho su marioneta, Damon, cuando había tenido a Elena y Matt prisioneros antes

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-excepto porque él no necesitaba una vara de pino para dirigir el dolor. Energía negra brotó directamente de sus manos al pequeño cuerpo de Bonnie. Pero había otro factor que él no había tomado en cuenta. Cuando el hizo que Damon atacara a Matt y Elena había tenido la sensatez de mantenerse alejado de ellos mientras dirigía el dolor dentro de sus cuerpos. Esta vez, agarró a Bonnie y arrolló sus brazos alrededor de ella. Y Bonnie era la más excelente telépata especialmente para proyectar. Cuando la primera onda de agonía la golpeó, ella gritó y redireccionó el dolor hacia Shinichi. Era como un circuito completo. Pero no por eso le dolía menos a Bonnie, pero eso significaba que todo lo que Shinichi le hacía lo sentía en su propio cuerpo, amplificado por el terror de Bonnie. Ése era el sistema contra el que Elena se estrelló tan fuerte como pudo. Cuando su cabeza impactó con su rodilla, su rótula era más frágil, y algo dentro crujió. Confundida, se concentró en girar el cuchillo que había clavado en su pie y en la tierra de encima. No habría funcionado si no hubiera tenido dos extremadamente ágiles vampiros justo detrás de ella. Como Shinichi no calló, ella había puesto su cuello al nivel perfecto para que el mordiera limpiamente. Pero Stefan estaba sólo medio segundo detrás de ella. La tomó y la llevó fuera del alcance de Shinichi antes de que el kitsune pudiera incluso evaluar la situación apropiadamente. —Déjame ir —Elena dijo con voz entrecortada a Stefan. Estaba determinada a llegar a Bonnie. —. Le dejé mi cuchillo. —agregó astutamente, encontrando más razones para forzar a Stefan para dejarla volver a la lucha. —¿Dónde? —En su pie, por supuesto. Pudo sentir a Stefan intentando no reírse en voz alta. —Pienso que es un buen lugar para dejarlo. Toma uno de los míos. —Agregó.

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Si han terminado su pequeña charla, tal vez puedan deshacerse de sus colas, llegó la fría telepatía de Damon. En ese momento, Bonnie se desmayó, pero con su propia circulo telepático todavía abierto ampliamente y dirigido a Shinichi. Y ahora Damon había pasado al modo ofensivo, como si no le importara nada acerca del bienestar de Bonnie, mientras él pudiera llegar a Shinichi. Stefan, tan rápido como una serpiente al ataque, fue por una de sus muchas colas que ahora se movían detrás de Shinichi, advirtiendo acerca de su tremendo Poder. La mayor parte de ellas eran traslúcidas, y estaban rodeando su cola real -la cola de carne y hueso que cada zorro tenía. El cuchillo de Stefan fue muescado y una de las colas fantasmas cayó al suelo y luego desapareció. No había sangre, pero Shinichi gritó con furia y dolor. Damon mientras tanto, estaba atacando despiadadamente por el frente. Tan pronto como Stefan distrajo al kitsune desde atrás, Damon cortó ambas muñecas de Shinichi, uno rápidamente en trazo ascendente, el otro casi igual de rápido en forma descendente. Entonces fue por un golpe en el cuerpo, en el momento en que Stefan con Elena agarrada como una bebé en su cadera, cortaron otra cola fantasma. Elena estaba luchando. Estaba seriamente preocupada de que Damon mataría a Bonnie para llegar a Shinichi. Y además, ¡ella no sería jalada como un trozo de equipaje! La civilización se había desplomado alrededor de ella y ella estaba reaccionando desde sus instintos más profundos: proteger a Stefan, proteger a Bonnie, proteger a Fell’s Church. Derrotar al enemigo. Difícilmente se daba cuenta de que en su intenso estado ella había hundido su desafortunado diente humano en el hombro de Stefan. Él hizo una leve mueca de dolor, pero la escuchó. ¡De acuerdo! Trata de agarrar a Bonnie, entonces… mira a ver si puedes aliviarla. La dejó ir justo cuando Shinichi se dio vuelta para ocuparse de él, encausando el dolor negro que, antes en la Tierra, había derribado a Matt y Elena, directamente a Stefan.

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Elena recientemente liberada, descubrió que todos estaban haciendo medios turnos, como para obligarla, y de repente vio una oportunidad. Arrebató a la floja Bonnie, y Shinichi dejó caer a la pequeña chica en sus brazos. Las palabras estaban haciendo eco en el cerebro de Elena. Llega a Bonnie. Ve si puedes aliviarla. Bien, ella tenía a Bonnie ahora. Su propio sentido separó las dos órdenes de Stefan de otra - alejarla de Shinichi. Ella es la invaluable rehén. Elena descubrió que podría casi gritar con furia incluso ahora. Tenía que mantener segura a Bonnie - pero eso significaba dejar a Stefan, el delicado Stefan, a la merced de Shinichi. Se alejó a toda prisa con Bonnie, tan pequeña y liviana- y al mismo tiempo le dirigió una mirada a Stefan. Él tenía un leve gesto de concentración ahora, pero no era el único sobrepasado con dolor, él presionaba hacia delante con el ataque. Incluso aunque la cabeza de Shinichi estaba prendida fuego. Las brillantes puntas carmesíes de su cabello negro habían estallado en llamas, como si nada mas pudiera expresas su enemistad y su certeza en su victoria. Se estaba coronando a sí mismo con una llameante guirnalda, un aura infernal. La furia de Elena ante eso se convirtió en escalofríos que descendía en su columna mientras miraba algo que la mayoría de las personas no vive para analizar: dos vampiros atacando juntos, en perfecta sintonía. Había el salvajismo elemental en el de un par de velocirraptors o de los lobos, pero también había la asombrosa belleza de dos criaturas trabajado como una, un solo cuerpo. La distancia en las expresiones de Damon y Stefan decía que esta era una pelea a muerte. El ocasional ceño de Stefan o la feroz sonrisa de Damon significaban que Shinichi estaba mandando su lacerante Poder Negro de uno a otro. Pero ellos no eran débiles humano con los que Shinichi estaba jugando ahora. Ambos eran vampiros con cuerpos que sanaban casi al instante -y vampiros que habían sido alimentados recientemente, por ella- Elena. Su extraordinaria sangre estaba avivándolos ahora. Así que, ya soy una parte de esto, pensó Elena. Estoy ayudándolos ahora mismo. Eso tendría que satisfacer la crueldad que esta pelea sin límites había provocado en ella. Arruinar la perfecta sincronización con la que los vampiros estaban

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manejando a Shinichi, sería un crimen, especialmente cuando Bonnie estaba todavía débil en sus brazos. Como humanos, ambos somos propensos, pensó. Y Damon no dudaría en decírmelo, incluso si todo lo que quería era conseguir un solo golpe. Bonnie, vamos, Bonnie, pensó. Quédate conmigo. Nos estamos alejando. Levantó a la pequeña chica por las axilas y la arrastró. Retrocedió en la oscuridad oliva que se extendía en todas las direcciones. Cuando tropezó con una raíz y accidentalmente se sentó, decidió que ya se había alejado lo suficiente, y acomodó a Bonnie en su regazo. Luego ahuecó las manos en torno a la pequeña cara con forma de corazón de Bonnie y pensó en las cosas más calmantes que pudo imaginar. Una fresca zambullida en Warm Springs de regreso en casa. Un baño caliente en la casa de la Sra. Ulma y luego un masaje de cuatro manos, acostada cómodamente en un sofá seco con la esencia floral del incienso alrededor de ella. Un abrazo con Saber en el informal estudio de la Sra. Flowers. La decadencia de dormirse tarde y despertarse en su propia cama, con su propia madre, padre y su hermana en la casa. Mientras Elena pensaba esto último, no pudo hacer nada para evitar dar un grito ahogado y una lágrima cayó en la palma de Bonnie. Los párpados de Bonnie aletearon. —Ahora, no estés triste —susurró. —¿Elena? —Te tengo, y nadie va a hacerte daño de nuevo. ¿Te sientes mal aún? —Un poco. Pero pude oírte, en mi mente, y eso me hizo sentir mejor. Quiero un buen baño y una pizza. Y quiero abrazar a la pequeña Adara. Ella casi puede hablar, tú sabes. Elena< ¡no me est{s escuchando! Elena no estaba escuchando. Estaba mirando el desenlace de la pelea entre Stefan, Damon y Shinichi. Los vampiros lo habían derribado y ahora estaban sobre él como una pareja de pajarillos sobre un gusano delicioso. O tal vez como un par de dragones bebé -Elena no estaba segura de si los pajarillos se bufaban entre sí.

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—Oh, no< ¡gu{cala! —Bonnie vio lo que Elena estaba mirando y colapsó, escondiendo su cabeza contra el hombro de Elena. De acuerdo, pensó Elena. Lo entiendo. No hay crueldad en ti en lo absoluto, ¿no es así Bonnie? Traviesa, pero nada como sed de sangre. Y eso está bien. Incluso mientras pensaba esto, Bonnie se sentó derecha abruptamente, golpeando la barbilla de Elena y señalando a la distancia. —¡Espera! —gritó. —¿Ves eso? Eso era una luz muy brillante, que brillaba más brillante mientras cada vampiro encontraba un lugar a su gusto en el cuerpo de Shinichi y mordían simultáneamente. —Quédate aquí. —dijo Elena, con voz un poco gruesa, porque cuando Bonnie había golpeado su barbilla ella accidentalmente había mordido su lengua. Ella corrió hacia los dos vampiros y los golpeó tan fuerte como pudo en sus cabezas. Tenía que atraer su atención antes de que se cerraran completamente en modo alimentación. Nada sorpresivamente, Stefan se distanció primero, y luego la ayudó a separar a Damon de su derrotado enemigo. Damon gruñó y se separó, sin sacar sus ojos de Shinichi mientras el kitsune se levantaba lentamente. Elena notó las gotas de sangre dispersas por el cuerpo. Luego lo vio, metido en el cinto de Damon, negra con punta carmesí y elegante: la cola real de Shinichi. Cruelmente... arrancada. Elena quería esconder su cabeza en el hombro de Stefan pero en cambió volvió su cara para besarlo. Stefan lo agradeció. Luego Elena retrocedió para formar un triángulo alrededor de Shinichi. —Ni pienses en atacar. —dijo Damon agradablemente. Shinichi se encogió de hombros débilmente. —¿Atacarte? ¿Por qué molestarme? No tendrán nada para regresar, incluso si muero. Los chicos están programados para matar. Pero— -con repentina vehemencia- —desearía que nunca hubiéramos venido a su pequeña ciudad en absoluto, y desearía nunca haber seguido sus órdenes ¡Desearía nunca haber dejado a Misao cerca de ella! Desearía que nunca<

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Dejó de hablar repentinamente. No, era más que eso, Elena pensó. Se congeló, abrió los ojos como platos y miró fijamente. —Oh, no —susurró. —. Oh, no, ¡no quería decir eso! ¡No quería! No me arrepiento de nada< Elena tenía el presentimiento de que había algo viniendo a ellos a tremenda velocidad, tan rápido, de hecho, que ella sólo tuvo tiempo de abrir su boca antes de que eso golpeara a Shinichi. Lo que sea que fuera, lo mató limpiamente y se fue sin tocar a nadie más. Shinichi cayó de cara a la tierra. —No te molestes —Elena dijo suavemente, mientras Stefan se acercaba al cadáver. —. Está muerto. Se lo hizo a sí mismo. —Pero, ¿cómo? —Stefan y Damon dijeron a coro. —No soy la experta —dijo Elena. —. Meredith es la que sabe de esto. Pero ella me dijo que un kitsune sólo podía ser asesinado destruyendo su esfera estelar, disparándoles con una bala bendecida< o mediante el ‚Pecado del Arrepentimiento‛. Meredith y yo no sabíamos que significaba entonces -era antes de que hayamos ido a la Dimensión Oscura inclusive. Pero pienso que acabamos de verlo en vivo. —Así que ¿no puedes ser un kitsune y lamentar nada de lo que hayas hecho? Eso es< duro. —dijo Stefan. —En absoluto —dijo Damon secamente. —. Aunque, si eso funcionara en vampiros, no tengo dudas de que hubieras estado permanentemente muerto cuando despertaste en la cámara familiar. —Antes —dijo Stefan desapasionadamente. —, lamenté darte un golpe mortal, incluso mientras moría. Siempre dices que me siento muy culpable, pero esa es una de las cosas por las que daría mi vida para cambiarla. Hubo un silencio que se prolongó más y más. Damon estaba al frente del grupo ahora, y nadie excepto Bonnie podía ver su cara. De repente Elena tomó la mano de Stefan. —¡Todavía tenemos una oportunidad! —le dijo. —¡Bonnie y yo vimos algo brillante por ese camino! ¡Corramos! —Él y

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Elena pasaron a Damon corriendo y este agarró la mano de Bonnie también. — ¡Como el viento, Bonnie! —Pero con Shinichi muerto< bien, ¿Realmente tenemos que encontrar su esfera estelar o la esfera estelar más grande que está escondida en este horrible lugar? — Bonnie pregunto. Por una vez, había gimoteado, pensó Elena. Ahora, a pesar a pesar de cuál sea el dolor que sintió, estaba corriendo. —Tenemos que encontrarla, me temo —dijo Stefan. —Porque por lo que dijo, Shinichi no estaba en la cima de la escala después de todo. Él y su hermana estaban trabajando para alguien, una mujer. Y quienquiera que ella sea, podría estar atacando Fell’s Church justo ahora. —La suerte ha cambiado —dijo Elena. —. Tenemos una enemiga desconocida. —Pero aún asi< —Todas las apuestas —dijo Elena —, se acabaron.

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Capítulo 36 Traducido por: bixillo

Matt rompió muchas leyes de tráfico en el camino a la calle de los Saitous. Meredith se inclinó entre los dos asientos delanteros para que ella pudiera ver el reloj digital marcando hasta la medianoche, y para que pudiera ver la transformación de la señora Flowers. Por fin su recién sana y sensata mente obligo a su boca a hablar. —Sra. Flowers... usted estas cambiando. —Sí, querida Meredith . Algo de ello se debe al pequeño regalo que Sage me dio. Parte de ello es mi propia voluntad de volver a los días cuando yo estaba en mi mejor momento. Creo que esta será mi última pelea, por lo que no me importa usar toda mi energía en ella . Fell`s Church será salvada. —Pero< Sra. Flowers... la gente de aquí< bueno, no siempre ha sido exactamente agradable. —Matt balbuceó en el camino hasta detenerse. —La gente aquí es como la gente de todas partes —dijo la Sra. Flowers con calma. —. Trata como te gustaría que te trataran y las cosas estarán bien. Esto sólo era cuando yo empecé a ser una vieja mujer solitaria y amargada, siempre resentida hasta el punto que tuve que cambiar mi casa en una pensión justo para hacer al final un lugar de reunión, para que la gente empezara a tratarme... bueno, mejor que como una vieja chiflada. —¡Oh , Sra. Flowers< y nosotros hemos sido una molestia para usted! —Meredith dijo las palabras contra su voluntad. —Tú has sido mi salvación, hija. El querido Stefan fue el comienzo, pero como tú puedes imaginar, el no quería explicar todas sus diferencia a mí, y yo estaba sospechando de él. Pero siempre fue cordial y respetuoso y Elena era como la luz del sol, y Bonnie como la risa. Finalmente fue cuando se me cayeron mis rígidas barreras. No voy a decir sobre los que estáis presentes para que no os avergoncéis, pero tú has hecho mi mundo bueno. Matt se salto otra señal de stop y se aclaro la garganta. Entonces, el volante tembló

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ligeramente, el aclaro su garganta otra vez. Meredith se hizo cargo. —Creo que lo que Matt y yo queremos decir es... bueno, es que has llegado a ser muy especial para nosotros y no queremos verla salir herida. Esta batalla< —Es una batalla por todo lo que yo aprecio. Por todos mis recuerdos. Cuando yo era una niña y la pensión fue construida... esa sólo era una casa, entonces, yo era muy feliz. Como mujer joven yo era muy feliz. Y ahora que he vivido lo suficiente como para ser una mujer vieja... bueno, además de vosotros niños, todavía tengo amigos como Sophia Alpert y Orime Saitou. Ellas son ambas mujeres de curación y muy buenas en eso. Todavía hablan de usos diferentes para mis hierbas. Matt chasqueó los dedos. —Esa es otra razón por la que yo me confundí —dijo —. Debido a que la doctora Alpert dice que usted y la señora Saitou son muy buena gente. Yo pensé que quería decir que la vieja señora Saitou< —No es ‚señora Saitou‛ en absoluto —dijo la señora Flowers , casi abruptamente. —, no tengo idea de cuál es su nombre en realidad... tal vez ella es realmente Inari, una deidad que salió mal. Hace años, yo no sabía lo que hacia Orime Saitou, repentinamente tan tímida y tranquila. Ahora me doy cuenta de que empezó cuando su ‚madre‛ se mudo a vivir con ella. Yo aficione completamente a la pequeña Isobel, pero ella repentinamente empezó< a distanciarse, en otro camino. Ahora entiendo. Y yo estoy decidida a luchar por ella... y por ti... y por salvar una ciudad que vale la pena. Las vidas humanas son muy, muy valiosas. Y ahora... aquí estamos. Matt acababa de dar la vuelta en la casa de los Saitous. Meredith se tomo un momento para mirar a la figura en el asiento delantero del pasajero —¡Señora Flowers! —exclamo ella. Esto hizo que a su vez Matt mirara, y lo que vio hizo esquivar un Volkswagen Jetta estacionado en la acera. —¿Señora... Flowers? —Por favor aparca ahora, Matt . No es necesario que me llames señora Flowers si no quieres. Yo he regresado a la época en la que fui Theophilia... cuando mis

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amigos me llamaban Teo. —Pero< ¿cómo?... ¿por qué? —Matt tartamudeo. —Yo te lo dije. Sentí que era el momento. Sage me dejo un regalo que me ayudaría a cambiar. Un enemigo más allá de vuestros poderes ha surgido para luchar. Yo sentí este apoyo en la pensión. Este es el tiempo que he estado esperando. La última batalla con el verdadero enemigo de Fell`s Church. El corazón de Meredith en realidad parecía listo para volar fuera de su pecho. Ella tenía que estar calmada -calmada y lógica. Había visto muchas veces la magia. Ella sabía lo que veía y lo que sentía. Pero con frecuencia había estado demasiado ocupada reconfortando a Bonnie o demasiado preocupada por ayudar a Bonnie para asumir a lo que ella se enfrentaba. Ahora eran solo ella y Matt, Matt tenía una mirada afectada, estupefacta, como si no hubiera visto suficiente magia antes. Como si él fuera a romperse. —Matt —ella dijo en voz alta, y luego más fuerte —. Matt —se volvió, entonces, a mirarla, con sus ojos azules salvajes y oscuros. —¡Ellos van a matarla , Meredith! —dijo. —Shinichi y Misao... tú no sabes lo que se siente como< —Vamos —dijo Meredith. —tenemos que asegurarnos de que no la mataran. La aturdida mirada se fue de los ojos de Matt. —Tenemos que hacer esto. —el estaba de acuerdo simplemente. —Bien —dijo Meredith, finalmente aliviándolo. Juntos salieron del coche para levantar a la señora Flowers, no, a Theo. Theo tenía el pelo colgándole casi hasta la cintura, de modo que parecía de plata a la luz de la luna. Tenía la cara electrizante. Era joven, joven y orgullosa, con rasgos clásicos y se veía con tranquila determinación. De alguna manera durante la conducción, su ropa había cambiado de estado. En lugar de una capa cubierta con trozos de papel, llevaba un vestido blanco sin

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mangas. Es el estilo, que Meredith recordaba como un vestido de ‚sirena‚que había llevado para ir a un baile en la Dimensión Oscura. Pero el vestido de Meredith solo había hecho que se viera sensual. Theo se veía< magnifica. Y en cuanto a las notitas pos-is... de alguna manera el papel había desaparecido y el escrito había crecido enormemente, convirtiéndose en garabatos muy grandes envolviéndola alrededor de la bata blanca. Theo estaba envuelta literalmente en la alta costura con arcanos de protección Matt y Meredith cerraron al mismo tiempo las puertas del SUV. Matt dejó el motor encendido para una huida. Caminaron todo el garaje para que pudieran ver la parte delantera de la casa. Meredith no le preocupaba lo que parecía o si parecía fría o en control, se limpió las manos, una y luego la otra, en sus pantalones vaqueros. Esto fue poniendo la duela primero< y posiblemente solo... la verdadera batalla. Lo que contaba no era la apariencia, pero era la acción. Tanto ella como Matt se detuvieron en seco al ver la figura de pie en la parte inferior por delante del porche. No había nadie que pudiera identificar de la casa. Pero entonces unos labios carmesí se abrieron y unas manos delicadas volaron hasta cubrirlos y risas al viento vinieron de algún lugar de las manos. Por un momento ellos solo podían mirar, fascinados, de esa mujer que vestía todo de negro. Ella era tan alta como Theo, totalmente delgada y llena de gracia, y ella estaba flotando igual por lo alto de la tierra. —¿Obaasan? —exclamo Matt con incredulidad. —¡Inari! —replicó Meredith. La encantadora criatura ni siquiera los miraba. Ella miraba a Theo con desprecio. —Pequeña bruja en una pequeña ciudad —dijo. —, tú has utilizado casi toda tu energía solo para ponerte a mi nivel. ¿Eres buena? —Tengo muy pequeños poderes —acordó Theo. —. Pero si la ciudad no vale nada ¿Por qué te has tomado tanto tiempo para destruirlo? ¿Por qué mirabas el intento de los otros< Katherine, klaus, el pobre joven Tyler o eran todos ellos tus peones,

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Inari? Inari se echó a reír< todavía sonaba, como una niña, riendo detr{s de sus dedos. —¡Yo no necesito peones! ¡Shinichi y Misao son mis siervos, como todos los kitsune lo son! Si yo les di un poco de libertad, es para que puedan adquirir experiencia. Nosotros vamos a ir ahora a las grandes ciudades, y las arruinaremos. —Tú tienes que tener Fell`s Church en primer lugar —dijo Theo. —y yo no voy a permitir eso. —Tu aun no entiendes ¿verdad? ¡Tú eres un humano, casi sin poder! ¡Es mía la esfera estelar más grande del mundo! ¡Soy una diosa! Theo bajo la cabeza, luego la levanto para mirar a Inari a los ojos. —¿Quieres saber lo que de verdad pienso Inari? —dijo. —Creo que tu tenias que aparecer de una larga, larga, pero no inmortal vida. Creo que tenias que consumirte por lo que tu necesitabas usar mucho poder de su esfera estelar... donde quiera que está este... hasta mostrarte de esta manera. Tu eres una mujer muy, muy vieja y que ha estado preparando a los niños contra sus propios padres, y los padres contra los niños en todo el mundo, porque tú tienes envidia de la juventud de los niños. Incluso has llegado a envidiar a Shinichi y Misao y le harás daño como venganza. Matt y Meredith se miraron con los ojos muy abiertos. Inari estaba respirando rápidamente, pero parecía que no podía pensar en otra cosa que decir. —Tu incluso fingiste haber entrado en una ‚segunda infancia‛ al comportarse como una niña. Pero nada de eso le satisface, porque la pura y triste verdad es que has llegado al final de tu larga, larga vida útil, sin importar cual grande es tu poder. Todos debemos tomar ese viaje final y es tu turno ahora. —¡Mentirosa! —gritó Inari, en busca de un momento más glorioso, más radiante que antes. Pero Meredith vio porque. Su cabello escarlata había comenzado realmente a arder, enmarcando su cara en una luz roja. Y por fin hablo venenosamente. —Bueno, entonces, si tú crees que esta es mi última batalla, tengo que estar segura de causar todo el dolor que pueda. Empezando por ti, bruja.

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Tanto Meredith como Matt se quedaron sin aliento. Ellos tenían miedo por Theo, especialmente de Inari que su pelo con trenzas gruesas como serpientes flotaban alrededor de su cabeza como si fuera medusa. Los gritos de asombro fueron un error... que atrajo la atención de Inari. Pero ella no se movió. Ella solo dijo: —¿Hueles el olor dulce en el viento? ¡Un sacrificio de carne asada! ¡Creo que el resultado será o si< delicioso! Pero tal vez a vosotros dos os gustaría hablar con Orime o Isabel por última vez. Yo me temo que ellos no pueden ir a verte. El corazón de Meredith estaba golpeando violentamente en su garganta, al darse cuenta que la casa de los Saitou estaba en llamas. Parecía como si hubiera varios fuegos pequeños, pero estaba aterrorizada por que Inari ya les había hecho algo a la madre y a la hija. —¡No Matt! —exclamo ella, agarrando el brazo de Matt . El fue directamente a la mujer riéndose con su vestido negro y trato de atacar a sus pies... y los segundos eran oro ahora. —¡Ven ayúdame a encontrarlas! Theo llegó en su ayuda. Saco fuera un látigo blanco, enrollándolo una vez alrededor de su cabeza y resquebrajo precisamente las manos de Inari, dejando una herida sangrienta. Una furiosa Inari se volvió hacia ella, Meredith y Matt corrieron. —La puerta de atrás —dijo Matt ya que galopaba por el lado de la casa. Adelante vieron una valla de madera, pero la puerta no. Meredith estaba considerando el uso de la duela como el salto con pértiga, cuando Matt jadeó —. ¡Aquí! —He hizo cuna con las manos para que ella entrara. —¡Te voy a impulsar más! Meredith vaciló solo un instante, luego, a medida que se deslizo que se paro para poner un pie en sus dedos ella estaba volando hacia arriba. Ella aprovecho eso al máximo, aterrizando, como un gato, sobre lo alto de la valla, y luego salto hacia abajo. Ella podía oír a Matt trepando la cerca que estaba rodeado de repente por humo negro. Salto hacia atrás y gritó. —¡Matt el humo es peligroso! Vaya abajo, contén la respiración. ¡Estate fuera para ayudarles cuando yo los saque fuera! Meredith no tenía ni idea de si Matt quería escucharla o no, pero obedecía sus propias reglas, agazapada abajo, con el aliento sostenido, abrió los ojos brevemente

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para tratar de encontrar la puerta. Luego casi salto de su piel cuando escucho el sonido de un hacha chocar contra la madera. Ella abrió los ojos y vio que Matt no la había escuchado, pero ella estaba contenta porque había encontrado la puerta. Su rostro estaba negro de hollín. — Está cerrado. —explicó, sosteniendo el hacha. Cualquier optimismo de Meredith se desvaneció cuando miro a través de la astillada puerta y solo vio llamas y más llamas. Dios mío, pensó, si hay alguien esta tostado, esta probablemente muerto ya. Pero ¿de dónde venía ese pensamiento? ¿De su conocimiento, o de su miedo? Meredith no podía pararse ahora. Ella dio un paso a la chamusquina y grito: — ¡Isobel, Señora Saitou! ¿Donde están? Había un débil llanto atragantado. —¡Esa es la cocina! —dijo. —¡Matt, es la señora Saitou! ¡Por favor hay que ir a por ella! Matt obedeció, pero dijo por encima de su hombro. —No vayas más adentro. Meredith tenía que ir mas adentro. Ella recordaba muy bien donde estaba la habitación de Isobel. Directamente debajo del de su ‛abuela‛. —¡Isobel! ¡Isobel! ¿Me oyes? —su voz era tan baja y ronca por el humo que ella sabía que tenía seguir adelante. Isobel podría estar inconsciente o demasiado mal para responder. Meredith se dejo caer de rodillas, arrastrándose en el suelo donde el aire era un poco mas frió y más claro. Muy bien. El cuarto de Isobel. Ella no quería tocar el pomo de la puerta con la mano, por lo que envolvió su camiseta alrededor. El pomo no se movía. Bloqueado. Ella no se molesto en investigar cómo, ella simplemente se giró y daba patadas a la derecha del pomo de la puerta. La madera se astillo. Otra patada, y con un grito la madera de la puerta se abrió. Meredith se sentía mareada ahora, pero tenía que mirar toda la habitación. Dio dos pasos hacia adentro y< ¡Allí!

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Sentada en la cama con el humo caliente, con poco espacio estaba Isobel. Mientras Meredith se acercaba a la cama vio -con furia- que la niña estaba atada a la cabecera de latón con cinta adhesiva. La duela se hizo cargo de ello. Luego, sorprendentemente, Isobel se movió, levantando el rostro ennegrecido hasta Meredith. Fue entonces cuando la furia de Meredith alcanzó su punto máximo. La niña tenía cinta adhesiva en la boca, que le impedía pedir ayuda. Una mueca de dolor de ella misma le demostró que sabía que eso iba a ser doloroso, Meredith cogió la cinta adhesiva y se la quito. Isobel no grito, sino que tomo bocanada tras bocanada de aire lleno de humo. Meredith tropezó hacia el armario, cogió dos camisetas blancas idénticas y se volvió de nuevo hacia Isobel. Había un vaso lleno de agua a su lado derecho, en la mesita de noche. Meredith se preguntaba si había sido puesto allí para aumenta la agonía de Isobel, pero ella no dudo en utilizarlo. Ella le dio a Isobel un sorbo rápido, tomo uno ella misma, y luego empapo cada camiseta. Ella la sostuvo en su propia boca e Isobel la imitó, sosteniendo la camisa mojada sobre su nariz y su boca. Entonces Meredith la agarro y la guió de nuevo a la puerta. Después esto se convirtió en un viaje de pesadilla de rastreo de rodillas y asfixia, tirando de Isobel todo el tiempo. Meredith pensaba que no tenia fin, cada pulgada hacia delante era más difícil. La duela era un insoportable peso junto a ella, pero ella se negó a dejarlo. Es precioso, su mente dijo: ¿pero merecía esto su vida? No, Meredith pensó. No mi vida, ¿pero quién sabe que pasara si yo consigo sacar a Isobel de la oscuridad? Tú nunca lo conseguirás si tu mueres a causa de< un objeto ¡Esto no es un objeto! Con mucho dolor Meredith usaba el bastón para limpiar algunas ruinas quemadas de su camino. Esto perteneció a su abuelo en el tiempo que él estaba sano. Esto cabe en mi mano. ¡Esto no es solamente una cosa! Hazlo a tu manera, dijo la voz, y desapareció.

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Meredith estaba empezando a correr más en los escombros ahora. A pesar de los calambres de sus pulmones, estaba segura de que ella podía ir a la puerta de atrás. Sabía que debía haber una sala de lavandería a su derecha. Debía ser capaz de sentir un poco espacio de allí. Y luego de repente en la oscuridad algo se empino y la golpeo en la cabeza. Tardó mucho su mente en darle un nombre a la cosa que le había hecho daño. Sillón. De alguna manera se había arrastrado muy lejos. Esa era la sala de estar. A Meredith le inundo el horror. Se había ido demasiado lejos y no podía salir por la puerta principal en medio de la batalla mágica. Tendrían que dar marcha atrás y esta vez encontrar seguro la cocina y la puerta hacia la libertad. Meredith se dio la vuelta, tirando de Isobel con ella, esperando que la chica más joven entendiera lo que tenía que hacer. Ella dejo la duela en el cuarto de estar ardiendo.

********** Elena sollozó al recuperar el aliento, a pesar de que estaba permitiendo que Stefan la ayudara ahora. El corrió, sosteniendo a Bonnie en una mano y a Elena en la otra. Damon estaba en algún lugar adelante< explorando. No puede estar muy lejos ahora, ella seguía pensando. Bonnie y yo ambas vimos el resplandor... nosotras lo hicimos. En este momento, como una linterna puesta en una ventana, Elena la vio otra vez. Es grande, ese problema. Sigo pensando que deberíamos llegar porque tengo la idea equivocada de que tamaño es en mi mente. Cuanto más nos acercamos, más grande se vuelve. Y eso es bueno para nosotros. Vamos a necesitar un montón de energía. Pero tenemos que llegar pronto o puede ser todo el poder del universo y esto no importa. Vamos a estar demasiado tarde.

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Shinichi había indicado que sería demasiado tarde, pero Shinichi había nacido mentiroso. Aun así, seguramente un poco más allá de una rama baja estaba< ¡Oh dios mío! Pensó. Es una esfera estelar.

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Capítulo 37 Traducido por: Nessy77

Entonces Meredith vio algo que no era humo o fuego. Sólo una visión de un marco de puerta y un pequeño soplo de aire fresco. Con esta esperanza para sostenerla, se escabulló hacia la puerta del patio trasero, arrastrando a Isabel con ella. Al pasar el umbral, se sintió bendecida, de alguna manera tuvo la sensación de que su cuerpo era bañado con agua fría. Cuando sacó a Isabel, la chica más joven hizo el primer sonido voluntario desde que empezó el viaje: un llanto de agradecimiento sin palabras. Las manos de Matt estaban ayudando, estaban quitando la carga de Isabel. Meredith se levantó y se tambaleó en un círculo, y luego se dejó caer de rodillas. ¡Tenía el pelo en llamas! Justo estaba recordando su infancia, su ensayo de detenerse, tirarse y rodar, cuando sintió el agua fría que lo apagó todo. La manguera de agua subía y bajaba en su cuerpo y se dio la vuelta, disfrutando de la sensación de frescura, hasta que oyó la voz de Matt diciendo: —Las llamas se apagaron. Estás bien ahora. —Gracias, Matt, gracias. —Su voz era ronca. —Oye, tú fuiste la que tuvo que recorrer todo el camino a las habitaciones y de vuelta. Sacar a la señora Saitou fue bastante fácil, el fregadero estaba lleno de agua, así que tan pronto como la tuve libre de la silla de la cocina, pudimos estar afuera y todo mojados. Meredith sonrió y miró a su alrededor rápidamente. Isabel se había convertido en su responsabilidad ahora. Para su alivio, vio que la niña estaba siendo abrazada por su madre. Y todo lo que había era la elección entre una cosa sin sentido-aunque pareciera muy valiosa -y una vida. Meredith miró a la madre y la hija y se alegró. Ella podría conseguir reemplazar algún día esa arma. Pero nada podría sustituir a Isabel.

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—Isabel dijo que te entregara esto. —Estaba Matt diciendo. Meredith se volvió hacia él, este parecía un mundo loco, por un momento no pudo creer lo que veía. Matt sostenía la estaca de combate. —Debe haberla arrastrado hacia ella con su mano libre< oh, Matt, y ella estaba casi muerta antes de empezar... Matt dijo: —Ella es terca. Al igual que alguien que conozco. Meredith no estaba muy segura de lo que quería decir con eso, pero sabía una cosa. —Tenemos que llegar al patio delantero. Dudo que el departamento de bomberos voluntarios vaya a venir. Adem{s, Theo< —Voy a ponerlos en movimiento. Tú explora la puerta. —Dijo Matt. Meredith se sumergió en el patio trasero, que estaba horriblemente iluminado por la casa, totalmente envuelta en llamas. Afortunadamente, el patio lateral no lo estaba. Meredith tiró la puerta. Matt estaba justo detrás de ella, ayudando a la señora Saitou y a Isabel. Meredith corrió rápidamente por el garaje lleno de fuego y luego se detuvo. Desde detrás de ella oyó un grito de horror. No había tiempo para tratar de calmar a quien había llorado, no había tiempo para pensar. Las dos mujeres que luchaban estaban demasiado ocupadas para notarla y Theo necesitaba ayuda. Inari era realmente como una llameante Medusa, con su pelo retorciéndose alrededor de ella en llamas, serpientes de humo. Sólo una parte carmesí estaba quemada, y era la parte que ella estaba usando como un látigo: una serpiente que trataba de arrebatar el látigo de plata de la mano de Theo, y luego otra que trataba de envolver alrededor de la garganta de Theo para estrangularla. Theo estaba desesperadamente tratando de tirar de la soga ardiente de su cuello. Inari se reía. —¿Estás sufriendo, pequeña bruja? ¡Todo habrá terminado en segundos< para ti y para tu pequeño pueblo! ¡La última medianoche por fin ha llegado!

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Meredith miró a Matt, y eso fue todo lo que hizo. Corrió hacia adelante, pasando por debajo de las mujeres que luchaban. Luego se inclinó ligeramente, haciendo escudo con las manos, indicándole a Matt qué hacer. Cuando Matt pudo unir sus manos para que Meredith las pisara, ella no perdió tiempo y rápidamente usó las manos de Matt como un escalón para alzarse hacia las dos mujeres, con el tiempo suficiente para cortar limpiamente a la serpiente que ahogaba a Theo. Después de que Meredith estaba en caída libre, con Matt tratando de atraparla desde abajo. Aterrizó más o menos encima de él y ambos vieron lo que pasó después. Theo, quien fue golpeada, sangrando, sacudía una parte de su vestido que estaba ardiendo. Intentó usar el látigo de plata, pero Inari ya no estaba atacando, agitaba sus brazos violentamente, como si el terror se hubiera apoderado de ella, y de pronto gritó: un sonido tan angustiado que Meredith contuvo el aliento bruscamente. Fué un grito de muerte.

Ante sus ojos se volvió Obaasan, reducida, impotente, a ser una muñeca como Matt y Meredith sabían. Pero por un momento su arrugado cuerpo golpeó el suelo ya rígido y muerto, con una expresión de maldad impenitente que daba miedo. Fue Isabel y la señora Saitou que se pararon frente al cuerpo, sollozando de alivio. Meredith las miró y luego a Theo, que flotaba lentamente por encima del suelo. —Gracias —dijo Theo con la más débil de las sonrisas. —. Me han salvado una vez más. —Pero, ¿qué cree usted que pasó con ella? —Preguntó Matt. —¿Y por qué Shinichi o Misao no han venido para ayudarla? —Tal vez todos estén muertos, ¿no crees? —Era la voz de Theo suave por encima del rugido de las llamas. —En cuanto a Inari< creo que tal vez alguien destruyó su esfera estelar. Me temo que no soy lo suficientemente fuerte como para haberla derrotado sola.

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—¿Qué hora es? —Meredith bruscamente exclamó, recordando. Ella corrió hacia la camioneta vieja, que todavía estaba en marcha. Su reloj marcaba las 12:00 de la noche exactamente. —¿Hemos salvado al pueblo? —Le preguntó, con desesperación. Theo volvió la cara hacia el centro de la ciudad. Durante casi un minuto hizo señas como si estuviera escuchando algo. Por fin, cuando Meredith sintió que podría explotar con la tensión, Theo se volvió y dijo en voz baja. —Querida mamá, la abuela y yo somos una, ahora. Tengo la sensación de que los niños que se están despertando con cuchillos en las manos -y algunos con armas de fuego-, se encuentran sin saber cómo llegaron a los dormitorios de sus padres. Y tengo la sensación de los padres están escondidos en los armarios, asustados por sus propias vidas, pero que están viendo soltar las armas y los niños caen en pisos del dormitorio principal, sollozando y desconcertados. —Lo hicimos, entonces< Theo lo hizo, los mantuvo a raya. —jadeó Matt. Sin embargo la gentil Theo dijo: —Alguien -muy lejos- hizo mucho más. Sé que el pueblo necesita curación, Mamá y abuela están de acuerdo. Gracias a ellos, ningún niño ha matado a su padre, y ningún padre ha matado a ningún niño esta noche. La larga pesadilla de Inari y su última medianoche ha terminado. Meredith, sucia y desaliñada como estaba, sentía algo que nacía y crecía en su interior, cada vez más grande, hasta que, incluso con todo su entrenamiento, no pudo contenerse por más tiempo. Explotó fuera de ella un grito de júbilo. Ella encontró que Matt estaba gritando también. Estaba tan sucio y descuidado como ella, pero él la agarró por las manos y le hizo dar vueltas a su alrededor, en una danza de victoria. Y se estaban divirtiendo, girando y gritando como niños. Tal vez, tal vez por tratar de estar tranquila, estar siempre con los mayores, ella había perdido la esencia de la diversión, que siempre sintió como si la diversión fuera puramente infantil. Matt no tuvo nunca problemas para expresar sus sentimientos, cualesquiera que fuesen: infantiles, maduros, persistentes. Meredith se encontró a sí misma,

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admirando esto, y también pensando que había pasado mucho tiempo desde que ella había mirado realmente a Matt. Pero ahora sentía una repentina oleada de sentimientos hacia él. Y ella podía ver que Matt sentía lo mismo por ella. Como si él nunca la hubiera mirado realmente antes. Este fue el momento... ellos supieron que se iban a besar. Meredith lo había visto tantas veces en las películas y leído en los libros, que era casi un hecho. Pero esta era la vida, no una historia. Y cuando llegó el momento, Meredith se encontró sosteniendo los hombros de Matt, mientras él sostenía sus manos, y ella podía ver que estaba él estaba pensando lo mismo sobre el beso. El momento se extendía... Luego, con una sonrisa, la cara de Matt demostró que sabía qué hacer. Meredith también. Ambos se abrazaron. Cuando se alejaron, los dos estaban sonriendo. Sabían quiénes eran. Eran muy diferentes, muy buenos amigos. Meredith esperaba que siempre lo fueran. Ambos se volvieron a mirar a Theo, y Meredith sintió una punzada en su corazón, la primera desde que había oído que habían salvado la ciudad. Theo estaba cambiando. Fue la expresión de su cara mientras los observaba que le dio la punzada a Meredith. Después de ser joven, y ver a los jóvenes en su apogeo, ella, una vez más estaba envejeciendo: las arrugas, su pelo blanco. Por fin, ella era una anciana que llevaba un abrigo cubierto de trozos de papel. —¡Sra. Flowers! —Meredith le echó los brazos a la frágil anciana, levantándola del suelo, con entusiasmo. Matt se unió a ellas, y la levantó también. La llevaron así donde las Saitous, madre e hija, que estaban observando el fuego. Allí, se pusieron serios, la dejaron en el suelo. —Isabel —dijo Meredith. —. ¡Dios! Lo siento mucho, tu casa... —Gracias. —dijo Isabel con su voz suave, arrastrando las palabras. Luego se dio la vuelta.

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Meredith sintió frío. Ella empezó a lamentar la celebración, cuando la señora Saitou dijo: —¿Saben, que este es el momento más grande en la historia de nuestra familia? Durante cientos de años, esa vieja kitsune -oh, sí, siempre ha sabido lo que era- ha obligado a los seres humanos inocentes a hacer cosas horribles. Y durante los últimos tres siglos ha sido a mi familia de samurai mikos que ha aterrorizado. Ahora mi marido puede venir a casa al fin. Meredith miró, sorprendida. La Sra. Saitou asintió con la cabeza. —Él trató de desafiarla y ella lo desterró de la casa. Desde que Isabel nació, tengo miedo por ella. Y ahora, por favor perdónenla. Ella tiene problemas para expresar lo que siente. —Yo sé de eso —dijo Meredith en voz baja. —. Voy a tener una pequeña charla con ella, si eso está bien. Si alguna vez en su vida que podía explicar a una compañera de camino lo divertido que era divertirse, pensó, era ahora.

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Capítulo 38 Traducido por: Miletaa

Damon se había detenido y estaba de rodillas detrás de una rama de árbol rota enorme. Stefan empujo tanto a las niñas asía él y las atrapó a fin de que los tres aterrizaran justo detrás de su hermano. Elena se encontró mirando fijamente el tronco de un árbol muy grande. Siendo tan grande como lo fue, no era tan grande como lo había estado esperando. Era cierto, las cuatro manos de ellos ciertamente no podrían haberse mantenido a su alrededor. Pero en el fondo de su mente había estado acechando las imágenes de las lunas, y los árboles, y troncos que eran tan altos como rascacielos, en los que podría haber una esfera estelar oculta en cualquier "piso" o en cualquier "espacio". Esto era simplemente un gran tronco de roble sentado en una especie de círculo de hadas, tal vez unos veinte metros de diámetro en la que ninguna hoja muerta se había perdido. Era de un color más pálido que el suelo franco que había estado funcionando, y aún brillaban en unos pocos lugares. En general, Elena se sintió aliviada. Más, incluso se podía ver la esfera estelar. Ella había temido, entre otras cosas, que podría ser demasiado alto para escalar, que podría ser tan enredado con las raíces o ramas que hoy en día, sin duda después de que cientos o incluso miles de años, sería imposible para llevar a cabo. Pero allí estaba, la esfera estelar más grande que había habido, completamente del tamaño de una pelota de playa, y se encontraba libremente en la primera base del árbol. Su mente estaba corriendo. Lo habían hecho, habían encontrado la esfera estelar. Pero, ¿Cuánto tiempo necesitarían para volver a donde estaba Sage? Automáticamente, ella miró a su brújula y vio para su sorpresa que la aguja ya señalaba el suroeste, es decir, de vuelta a la puerta de entrada. Eso fue un toque bueno de Sage. Y tal vez no tenían que pasar por los ensayos hacia atrás, sino que simplemente podrían usar su llave maestra para volver a Fell's Church, y luego... bueno, la señora Flowers sabría qué hacer con ello.

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Si se trataba de eso, tal vez ella podría chantajearla, a quienquiera que fuera ella, para que se fuera para siempre a cambio de la esfera estelar. Aunque ¿podrían vivir con la idea de que ella podría hacer esto otra vez -y otra vez- y otra vez a otras ciudades? A pesar de lo que pensaba, Elena vio las expresiones de sus compañeros: el asombro infantil en la cara en forma de corazón de Bonnie, la evaluación aguda en los ojos de Stefan, y la peligrosa sonrisa de Damon. Estaban viendo su recompensa duramente ganada, por fin. Pero ella no podía mirar por mucho tiempo. Las cosas tenían que hacerse. Incluso a medida que observaba, la esfera estelar se iluminó, mostrando brillantes e incandescentes colores, que medio cegaban a Elena. Ella se cubrió los ojos justo cuando oyó a Bonnie inhalar bruscamente. —¿Qué?—preguntó Stefan, poniendo una mano delante de sus ojos, los cuales, por supuesto eran mucho más sensibles a la luz que los ojos humanos. —Alguien lo está usando. ¡Ahora mismo! —Bonnie contestó. —¡Cuando está brillante como esto, envía poder! ¡Un largo, largo camino afuera! —Las cosas se están calentando en lo que queda de la pobre y vieja Fell’s Church. —dijo Damon, quien estaba mirando fijamente hacia arriba a las ramas por encima de él. —¡No hables así! —exclamó Bonnie. —¡Es nuestra casa. Y ahora por fin podemos defenderla! —Elena prácticamente podía ver lo que Bonnie estaba pensando: en todas las familias abrazándose, los vecinos sonriendo a los vecinos otra vez, el pueblo entero trabajando para arreglar la destrucción. Así es como grandes tragedias suceden a veces. Las personas con un único objetivo, pero que no están sincronizadas. Supuestos. Presunciones. Y, quizás, lo más importante de todo, el hecho de sentarse y hablar.

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Stefan lo intentó, a pesar de que Elena pudo ver que todavía estaba ciego por la brillantez de la esfera estelar. Él dijo en voz baja:—Vamos a hablar de esto por un tiempo y necesitaremos una lluvia de ideas para conseguirlo... Pero Bonnie se estaba riendo de él, aunque no sin amabilidad. Ella dijo:—Yo puedo llegar hasta allí tan rápido como una ardilla. Todo lo que necesito es alguien fuerte para que lo atrape cuando lo derribe. Yo sé que no puedo bajar con él; no soy tan tonta. Vamos, muchachos, ¡vamos! Así es como sucedió. Personalidades diferentes, diferentes modos de pensar. Y una risa ligera de niña, que no tuvo una precognición cuando fue necesario. Elena, quien envidiaba a Meredith por evitar los combates, ni siquiera vio el comienzo. Ella estaba viendo a Stefan, que estaba parpadeando con rapidez para obtener la vista otra vez. Y Bonnie estaba luchando con la ligereza de la que se había jactado, hasta la parte superior de la rama de un árbol muerto que los protegía. Incluso les dio un pequeño saludo riendo justo antes de dar un salto, en un círculo estéril espumoso alrededor del árbol. Microsegundos luego estirados hasta el infinito. Elena sintió que sus ojos lentamente se ampliaban cada vez más, a pesar de que sabía que estaban volando libremente. Vio llegar a Stefan tranquilamente a través de ella para tratar de poner los dedos alrededor de la pierna de Bonnie, a pesar de que sabía que lo que estaba viendo era a la velocidad del rayo para el pequeño tobillo de la chica. Incluso se oyó la telepatía instantánea de Damon: ¡No, tonta! como si estuviera hablando las palabras en su acostumbrado tono de superioridad. Entonces, aún en cámara lenta, las rodillas de Bonnie se doblaron y ella se puso en marcha en el aire por encima del círculo. Pero ella nunca tocó el suelo. De alguna manera, una ráfaga negra, increíblemente rápida, incluso en la película de terror en cámara lenta que Elena estaba viendo, aterrizó con Bonnie. Y a continuación, Bonnie se estaba lanzando, demasiado rápido para los ojos de Elena, fuera del círculo estéril y a continuación se produjo un ruido sordo, demasiado rápido para que la mente de Elena hiciera un seguimiento como el aterrizaje de Bonnie.

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Claramente oyó llorar a Stefan: —¡Damon!—con una voz terrible. Y a continuación, Elena vio los delgados objetos oscuros, como lanzas curvadas, que ya se estaban disparando hacia abajo. Otra cosa que sus ojos no pudieron seguir. Cuando ajustó su visión, vio que eran largas y curvadas ramas negras, espaciadas uniformemente alrededor del árbol, como treinta largas patas de araña y lanzas que pretenden encarcelar a cualquier persona dentro de ellas, como los barrotes de una celda, o como una clavija en la extraña arena bajo sus pies. —Clavija. —era una buena palabra. A Elena le gustaba el sonido de la misma. A pesar de que ella estaba mirando las púas afiladas curvadas de las ramas, la intención de mantener nada capturado lo que los mantenían permanentemente en el suelo, ella estaba pensando en la molestia de Damon, si un árbol había traspasado su chaqueta de cuero. Él los maldeciría a ellos, y Bonnie trataría de fingir que no y... Ella estaba lo suficientemente cerca por ahora para ver que no era tan simple como eso. La rama, que era del tamaño adecuado de una jabalina, había pasado por el hombro de Damon, lo cual le debía doler como el infierno, además de haber salpicado directo una gota de sangre en la comisura de su boca. Pero mucho más molesto que eso fue el hecho de que él había cerrado los ojos en su contra. Así fue como Elena pensaba en ello. Él les estaba dejando fuera deliberadamente -tal vez porque estaba enojado, tal vez por el dolor en el hombro. Sin embargo, le recordó la sensación de pared de acero que había recibido la última vez que había tratado de tocar su mente- y, maldita sea, ¿no podía decirle que se estaba asustando? —Abre los ojos, Damon —dijo ella, ruborizándose, porque eso era lo que quería decir. Realmente el más grande manipulador de todos. —. ¡Abre los ojos, he dicho! —Ahora estaba muy irritada. —No te hagas el muerto, porque no estás engañando a nadie, ¡y realmente hemos tenido suficiente! —Ella estaba a punto de sacudirlo duro cuando algo la levantó del aire, estaba en la visión de Stefan. Stefan estaba adolorido, pero seguramente no tan mal como Damon, por lo que estaba buscando maldecir de nuevo a Damon cuando Stefan dijo con dureza: — Elena, ¡no puede! Por tan sólo un instante fugaz las palabras sonaban como una tontería. No sólo

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confusas, sin sentido, como quien dice, que no podía dejar de hacer su apéndice lo que fuera que su apéndice hizo-. Eso fue todo el respiro que ella tuvo, y entonces ella tuvo que lidiar con lo que sus ojos le mostraban. Damon no fue clavado por el hombro. Había sido estacado, sólo un poco a la izquierda en el centro de su torso. Exactamente donde su corazón estaba. Palabras a la deriva que venían de nuevo a ella. Palabras que alguien había dicho alguna vez, aunque no podía recordar qué en este momento. —No se puede matar a un vampiro tan fácilmente. Sólo morimos si nos estacan el corazón... ¿Muerto? ¿Damon muerto? Esta era una especie de error... “¡Abre los ojos!” “Elena, ¡no puede!” Pero ella sabía, sin saber cómo, que Damon no estaba muerto. Ella no se sorprendió de que Stefan no lo supiera, era un zumbido de una frecuencia privada entre Damon y ella. —Vamos, date prisa, dame tu hacha. —dijo ella, con tanta desesperación, y con tal aire de conocimiento que Stefan se la entregó sin decir palabra, y obedeció cuando le dijo que la rama pata de araña estaba curvada en la parte de arriba y abajo. Luego, con unos pocos trazos rápidos del hacha cortó a través de la rama negra que era lo suficientemente gruesa de circunferencia que ella no podría haber juntado los dedos alrededor de ésta. Estaba hecha de pura adrenalina, pero sabía que Stefan estaba asombrado y la dejó continuar lo que estaba haciendo. Cuando terminó, había una rama suelta de pata de araña que se inclinó de nuevo al árbol, anclado a nada, y algo que se parecía más a una propia estaca en Damon. No fue hasta que empezó a tirar hacia arriba la estaca que un horrorizado Stefan la hizo detenerse. —¡Elena! ¡Elena, no te voy a mentir! Esto es justo para lo que son estas ramas. Para los intrusos que son vampiros. Mira, amor< ve. —Él estaba mostrándole otra de las patas de araña que estaban ancladas en la arena, y las púas en ellas. Al

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igual que los dientes de una punta de flecha de piedra primitiva mirando hacia atrás. —Estas ramas están destinadas a ser así —Stefan estaba diciendo. —. Y si sigues empujando tan fuerte, terminarás empujando pedazos, hacia su corazón. Elena se congeló. Ella no estaba segura de que realmente podía entender las palabras, o que ella podría imaginarlo. Pero no importaba. —Voy a destruirlo de alguna u otra manera —ella dijo brevemente, mirando a Stefan, pero no era capaz de ver el verde real de sus ojos por la luz oliva. —. Espera. Sólo espera y ve. Voy a encontrar un poder de Alas que disolverán esta -esta- maldita abominación. —Podía pensar en muchas palabras para llamar a la estaca, pero tuvo que permanecer en algún tipo de control. —Elena.—Stefan susurró su nombre como si apenas pudiera decirlo. Incluso en la penumbra pudo ver las lágrimas en sus mejillas. Él continuó, no verbalmente. Elena, mira con los ojos cerrados. Este árbol es un asesino vicioso, con madera como nada que haya visto, pero he oído hablar de él. Se... se está extendiendo. Dentro de él. —¿Dentro de él? —Elena repitió estúpidamente. A lo largo de sus arterias y venas –y sus nervios- todo lo relacionado con su corazón. Él… ¡oh, Dios, Elena, tan sólo mira sus ojos! Elena miró. Stefan se había arrodillado y tirado suavemente los párpados de los ojos de Damon y Elena comenzó a gritar. En lo profundo de las pupilas sin fondo donde se habían celebrado infinitas noches de cielos llenos de estrellas, había una luz tenue, no de las estrellas, pero de color verde. Parecía brillar con su propia luminiscencia infernal. Stefan la miraba con agonía y compasión. Y ahora, con un paso suave, Stefan estaba cerrando sus ojos para siempre, ella sabía lo que él estaba pensando. Todo se había convertido en un extraño sueño. Nada tenía sentido ya. Stefan fue bajando cuidadosamente la cabeza de Damon, estaba dejándolo ir.

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Incluso en su mundo borroso de disparates. eso.

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Elena sabía

que nunca podría hacer

Y entonces, sucedió un milagro. Elena oyó una voz en su mente que no era suya. Todo esto es bastante inesperado. Actué, por una vez, sin pensar. Y esta es mi recompensa. La voz era un murmullo en la frecuencia privada de Damon y ella. Elena se separó de Stefan, que estaba tratando de contenerla, y se cayó, sujetando los hombros de Damon con las manos. ¡Lo sabía! ¡Sabía que no podía estar muerto! Fue entonces cuando se dio cuenta de que su rostro estaba empapado, y ella usó su funda de piel suave para limpiarlo. ¡Oh, Damon, que me diste un susto!¿Nunca, nunca vuelvas a hacer eso! Creo que puedo dar mi palabra. Dijo Damon en sus diferentes tonos habituales, sombríos pero a la vez caprichosos. Pero me tienes que dar algo a cambio. Sí, por supuesto. Elena dijo. Sólo déjame quitar algo de cabello de mi cuello. Es el mejor remedio para esto, cuando Stefan estaba acostado, cuando lo estaban llevando a cabo en su camastro de la c{rcel… No eso< Damon le dijo. Por una vez, ángel, no quiero tu sangre. Necesito que me des tu palabra más solemne que trataras de ser valiente. Si le ayudas en todo, sé que las mujeres son mejores que los hombres en este tipo de cosas. Son menos cobardes frente… a lo que tienen que hacer frente ahora. A Elena no le gustaba el tono de estas palabras. El vértigo que estaba haciendo entumecer sus labios viajaba por todo su cuerpo. No había nada valiente. Damon podía soportar el dolor. Ella encontraría un poder de Alas que borrara todo lo que la madera estaba envenenando. Puede doler, pero salvaría su vida. ¡No me hables así! Le espetó con dureza, antes de que pudiera recordar ser amable. Todo había comenzado a flotar, y ella ni siquiera podía recordar por qué tenía que ser suave, pero había una razón. Sin embargo, era difícil, cuando ella estaba usando hasta la última gota de su concentración y la fuerza para buscar un poder de alas del que nunca había oído hablar. ¿Purificación? Ojalá que quitara la

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madera o lo que acaba de salir de Damon, ¿sin su sonrisa malvada? No había nada de malo en intentarlo, de todos modos, y ella estaba desesperada, porque la cara de Damon estaba tan pálida. Pero incluso la postura de las alas de la Purificación se le escapaba. De repente, un escalofrío enorme -una convulsión- pasó por todo el cuerpo de Damon. Elena escuchó palabras entrecortadas detrás de ella. —Amor, amor< realmente tienes que dejarlo ir. Vive un dolor insoportable, sólo porque tú le estás manteniendo aquí. —dijo una voz, y era la de Stefan. Stefan, que nunca le mentiría. Por un instante Elena vaciló, pero luego una furia ardiente vino corriendo a través de su cuerpo, le dio la fuerza para llorar con voz ronca: Yo... ¡no! ¡Yo nunca lo dejaré ir! Maldito seas, Damon, ¡tienes que luchar! ¡Deja que te ayude! Mi sangre es especial. Te dará fuerza. ¡Bébela! Ella buscó a tientas el cuchillo. Su sangre era mágica. Tal vez si le daba suficiente, Damon tendría la fuerza para luchar contra la fibras de madera que seguían propagándose a través de su cuerpo. Elena se cortó en la garganta. Tal vez inconscientemente evitaba hacer algo más que mellar la arteria carótida, pero si era totalmente inconsciente. Ella simplemente se agachó, encontró un cuchillo de metal, y con un barrido se desplegó la sangre a borbotones. Sangre roja arterial brillante, que incluso en la penumbra fue el color de la esperanza. —Aquí, Damon. ¡Aquí! Bebe esto. Come todo lo que quieras, todo lo que necesites para curarte. —Ella se colocó en la mejor posición que podía, para no oír, los horrorizados suspiros de Stefan detrás de ella por la imprudencia de su roce, por no hacer caso de su control sobre ella. Pero Damon no bebía. Ni siquiera la sangre embriagadora de su princesa de las tinieblas, y ¿cómo la podía dejar ir? Era como combustible para cohetes en comparación con la gasolina que se encontraba en las venas de las otras chicas. Ahora sólo salió por los lados de su boca. Fluyó sobre su pálido rostro, empapando su camisa negra y su chaqueta de cuero.

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No... Damon, Elena le envió. Por favor. Soy yo te lo ruego. Por favor. Te lo ruego por mí, por Elena. Por favor, bebe. Podemos hacer esto… juntos. Damon no se movió. La sangre se derramaba en la boca que ella había abierto y llenado y se derramaba de nuevo. Era como si Damon se burlase, diciendo: ¿Me querías renunciando a la sangre humana? Bueno, renuncio para… siempre. Oh, querido Dios, por favor... Elena estaba más vertiginosa que nunca. Fuera de los eventos pasados vagamente a su alrededor, como un océano que apenas balanceaba a una persona a lo profundo de las olas. Ella se centró por completo en Damon. Pero una cosa que ella sentía. Su valentía. Damon se había equivocado al respecto. Grandes sollozos fueron en aumento en algún lugar muy dentro de ella. Ella había soltado a Stefan y ahora ella no podía soportarlo por más tiempo. Ella cayó justo en la parte superior de su sangre y el cuerpo de Damon. Su mejilla cayó contra su mejilla. Y su mejilla estaba fría. Incluso la sangre estaba fría. Elena no sabía cuando comenzó el ataque de histeria. Ella simplemente se encontró gritando y sollozando, golpeando en los hombros de Damon, maldiciéndolo. Ella nunca lo había maldecido antes adecuadamente, no directamente a la cara. En cuanto a los gritos, que no era más que un sonido. Ella le gritaba una vez más que encontrara alguna manera de luchar. Y, por último, comenzó con las promesas. Promesas que en el fondo de su corazón, ahora sabía que eran mentiras. Ella iba a encontrar una manera de arreglarlo en un momento. Ella ya sentía un nuevo poder de Alas viniendo a salvarlo. Cualquier cosa para no enfrentar la verdad.

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—¿Damon? ¿Por favor?—Fue un interludio chillando, cuando ella estaba hablando en voz baja en su nueva voz ronca. —Damon, sólo haz una cosa para mí. Aprieta con fuerza mi mano. Sé que puedes hacerlo. Aprieta con fuerza sobre una de mis manos. Pero no había presión en ninguna de sus manos. Sólo la sangre pegajosa.

que se volvía

Y entonces ocurrió el milagro y ella escuchó una vez más la voz de Damon, muy débilmente en su cabeza. ¿Elena?... No llores, querida. No es tan malo... como dijo Stefan. No siento casi nada, excepto en la cara. Yo... siento tus lágrimas. No más llanto... por favor, ángel. Debido al milagro, Elena se estabilizó. Él había llamado a Stefan "Stefan" y no "hermano pequeño". Pero ella tenía otras cosas en que pensar ahora mismo. ¡Aún podía sentir las cosas en su cara! Esta era una información importante, valiosa información. Elena inmediatamente ahuecó sus mejillas con las manos y lo besó en los labios. Te acabo de besar. Te estoy besando de nuevo. ¿Puedes sentir eso? Por siempre, Elena. Dijo Damon. Me lo... llevaré conmigo. Es parte de mí ahora... ¿lo ves? Elena no quería ver. Ella lo besó en sus labios -helados- de nuevo. Y otra vez. Ella quería darle algo más. Algo bueno en que pensar. Damon, ¿te acuerdas cuando nos conocimos? En la escuela, después de que las luces se apagaron, cuando yo estaba encantada con la medición para la decoración de la Casa Embrujada. Estuve a punto de dejar que me besaras entonces antes de que yo supiera tu nombre, cuando acababas de llegar a la deriva de la oscuridad. Damon le sorprendió inmediatamente. Si respondió... y tú... me sorprendiste por ser la primera chica que no podía influir de inmediato. Nos hemos… divertido juntos, ¿o no? ¿Algunos buenos tiempos? Fuimos a una fiesta... y bailamos juntos. Lo llevaré conmigo también.

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A través de su aturdimiento, Elena tenía un pensamiento. No confundirlo más. Ellos habían ido a esa "fiesta" sólo para salvar la vida de Stefan. Ella le dijo: Nos divertimos. Tú eres un buen bailarín. ¡Imagínanos en el vals! Damon le envió lentamente, confusamente. Lo siento... he sido tan horrible últimamente. Dile… a ella que. Bonnie. Dile que... Elena se estabilizó. Se lo diré. Te estoy besando de nuevo. ¿Puedes sentir que te besaba? Era una pregunta retórica, entonces se sobresaltó, cuando Damon sólo respondió lentamente y soñoliento. ¿Me... das un voto al decir la verdad? Sí, Elena mintió al instante. Necesitaba la verdad de él. Entonces... no, para ser sincero... no puedo. No me parece tener... un cuerpo ahora. Es cómodo y cálido, y nada duele más. Y casi me siento como si no estuviera solo. No te rías. ¡Tú no estás solo! Oh, Damon ¿No sabes qué? Nunca, nunca te permitiré estar solo. Elena se atragantó, preguntándose cómo hacer que él le crea. Sólo por unos segundos más... ahora. A continuación, envió en un susurro telepático. Te daré mi precioso secreto. Nunca le digas a nadie más. ¿Te acuerdas del motel donde nos quedamos en nuestro viaje por carretera, y cómo todo el mundo, incluso tú, se preguntó qué pasó esa noche? ¿Un… motel? ¿Un viaje por carretera? Él sonaba muy seguro ahora. Oh... sí. Recuerdo. Y... a la mañana siguiente me pregunté. Debido a que Shinichi tomó tus recuerdos. Dijo Elena, con la esperanza de que el nombre de odio reviviera a Damon. Pero no fue así. Al igual que Shinichi, Damon se hizo con el mundo ahora. Elena apoyó la mejilla contra su fría y sangrienta mejilla. Te agarré cariño, justo así… bueno, casi como ahora. Durante toda la noche. Eso era todo lo que querías, no sentirte solo.

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Hubo una larga pausa y Elena comenzó a entrar en pánico en las pocas partes de ella que no estaban entumecidas o histéricas ya. Pero las palabras se acercaron lentamente a ella. Gracias... Elena. Gracias... por decirme tu precioso secreto. Sí, y yo voy a decirte algo aún más precioso. Nadie está solo. En realidad no. Nadie está nunca solo. Estás conmigo... tan cálida... nada de qué preocuparse más... Nada más. Elena le había prometido. Y yo siempre estaré contigo. Nadie está solo, lo prometo. Elena... las cosas se está empezando a sentir extraño ahora. No es el dolor. Pero tengo que decirte... lo que sé que tú ya sabes... Cómo me enamoré de ti... lo recordarás, ¿no? ¿No te olvidarás de mí? ¿Olvidarme de ti? ¿Cómo podría olvidarte? Pero Damon estaba hablando y de repente Elena sabía que no podía oírla más, ni siquiera por telepatía. ¿Lo recordarás? ¿Por mí? Sólo que... amé una vez, sólo una vez, en realidad, en toda mi vida. ¿Recordarás que te amé? Eso haría que mi vida... valiera... algo... Su voz se desvaneció. Elena estaba tan mareada ahora. Sabía que aún seguía perdiendo sangre rápidamente. Demasiado rápido. Su mente no estaba fuerte. Y ella se vio sacudida de pronto por una tormenta fresca de sollozos. Por lo menos nunca gritaría de nuevo: no había nadie a quién gritar. Damon se había ido. Él se había escapado sin ella. Ella quería seguir. Nada era real. ¿Él no lo entendía? No podía imaginar un universo, no importa cuántas dimensiones existían, sin Damon en él. No había mundo para ella, si Damon no estaba en él. Él no podía hacerle esto a ella.

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Sin saber ni preocuparse de lo que estaba haciendo, ella se sumergió profundo en la mente de Damon, blandiendo su telepatía como una espada, cortando las conexiones de madera que se encontraban en todas partes. Y, por fin, se encontró hundiéndose en la parte más profunda de él... donde había un niño pequeño, la metáfora del inconsciente de Damon, el cual una vez estuvo cargado de cadenas y vigilando la gran piedra donde Damon mantiene sus sentimientos encerrados. ¡Oh, Dios! debe estar tan asustado. Pensó. Sea cual sea el costo, no debía permitir que tuviese miedo.... Ahora que lo vio. El niño en Damon. Como siempre, ella podía ver su rostro dulcemente redondeado, los pómulos salientes, el joven fuerte en que Damon se convirtió, y en los ojos todos negros, el potencial de su mirada de la oscuridad insondable. Pero a pesar de que no sonreía, la mirada del niño estaba abierta y acogedora, de manera en la que el Damon adulto nunca había sido. Y las cadenas... las cadenas se habían ido. La gran piedra se había ido también. —Sabía que vendrías. —susurró el chico, y Elena lo tomó en sus brazos. Fácil, se dijo Elena. Fácil. Él no es real. Es lo que queda de la mente de Damon, la parte más profunda de su cerebro. Pero aún así, él es aún más joven que Margaret, y él es tan suave y caliente. No importa qué, por favor Dios, no le dejes saber lo que realmente le está sucediendo. Pero no había conocimiento en los amplios ojos negros del niño que apareció en su rostro. —Estoy muy contento de verte —confió. —. Pensé que nunca podría hablar contigo de nuevo. Y< él< sabes< dejó algunos mensajes conmigo. No creo que pudiera decir nada más, así que los envió a mí. Elena entendió. Si había cualquier parte a la que la madera no había llegado, era en esta última parte del cerebro, la parte más primitiva. Damon aún podía hablar con ella, a través de este niño.

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Pero antes de que pudiera hablar, ella vio que el niño tenía lágrimas en sus ojos, y a continuación pasaron espasmos por su cuerpo y se mordió los labios muy duro para no llorar, ella adivinó. —¿Te duele? —Le preguntó, tratando de creer que no le dolió. Desesperada por creerlo. —No tanto. —Pero era mentira, ella se dio cuenta. Sin embargo no había derramado ninguna lágrima. Tenía su orgullo, este pequeño Damon. —Tengo un mensaje especial para ti —dijo. —. Él me dijo que te dijera que siempre estará contigo. Y que nunca estás sola. Que nadie está realmente solo.

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Capítulo 39 Traducido por: Nessy77

Elena agarró al niño con ella. Damon había entendido, incluso en su estado aturdido y confuso. Todo el mundo estaba conectado. Nadie estaba solo. —Y le preguntó otra cosa, él quería saber si ella lo sostendría, como lo había sostenido a él, si se sintiera con sueño —los ojos negro aterciopelados, buscaron el rostro de Elena. —¿Harías eso? Elena trató de mantenerse calmada. —Te voy sostener en mis brazos. —Prometió. —¿Y no me dejarás caer nunca? —Y no te dejaré caer nunca. —Elena le dijo, porque él era un niño, y no tenía sentido asustarle si él no tenía miedo. Y porque a lo mejor esta parte de Damon, esta pequeña e inocente parte, podría tener alguna clase de "para siempre." Había oído que los vampiros no regresaban, no reencarnaban como los humanos lo hacen. Los vampiros de la parte superior de la Dimensión Oscura estaban todavía "vivos", aventureros o buscadores de fortuna, o condenados allí como una prisión por la Corte Celestial. —Te voy a sostener en mis brazos —Prometió Elena de nuevo—. Por siempre y para siempre. En ese momento, su pequeño cuerpo tuvo otro espasmo, y vio lágrimas entre sus pestañas oscuras, y sangre en el labio. Pero antes de que pudiera decir una palabra, añadió: —Tengo más mensajes. Yo los conozco de memoria, pero<—Los ojos le suplicaron perdón. —son para los otros. ¿Qué otros? Elena pensó en un primer momento, desconcertada. Entonces recordó. Stefan y Bonnie. Había otros seres queridos. —Puedo decirles... por ti. —dijo tímidamente, y le dio una pequeña sonrisa, sólo la esquina de uno de los labios hacia arriba.

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—Me dejó un poco de la telepatía, también —dijo. —. Lo guardé en el caso de que tuviera que llamarte. Todavía ferozmente independiente, Elena pensó, pero lo único que dijo fue: — Adelante, entonces. — El primero es para mi hermano, Stefan. — Se lo puedes decir en un momento. —dijo Elena. Ella intentó no aferrarse al niño pequeño en el alma de Damon, a sabiendas de que ésta era la última cosa que había dejado para su hermano, ella podía sacrificar segundos precios, para que Stefan y Bonnie puedan tener su propia despedida. Hizo una especie de enorme ajuste a su cuerpo real, el cuerpo que estaba fuera de la mente de Damon, y se encontró abriendo los ojos, parpadeando y tratando de orientarse. Ella vio el rostro de Stefan, blanco y afectado. —¿Est{
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—Pero no me parezco mucho a<él. Tu sabes, como
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—Sin embargo se supone que te tengo que decir adiós. —Por primera vez, el niño parecía incómodo. —Y
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impresionante que Elena misma simplemente estaba en blanco. Bonnie estaba sollozando de nuevo, haciendo sonidos desgarradores. Entre todos se estaba alzando un conjunto circular de barras de una red de madera, se estaba extendiendo demasiado unida, incluso impedía que Bonnie pudiera pasar, Así el grupo fue separado de manera eficiente entre ellos, como tan eficiente separados de la esfera estelar. —¡El hacha! —Stefan le gritó. —Arrójame el< Pero no había tiempo. Un raicillas se había amontonado a su alrededor y fue rápidamente arrastrada hacia las ramas superiores. —¡Stefan, lo siento! ¡Fui demasiado lenta! —¡Fue muy rápido! —Stefan corrigió. Elena contuvo el aliento, esperando el último golpe de arriba, el que los mataría a todos. Cuando no llegó, se dio cuenta de algo. El árbol no sólo era inteligente, sino sádico. Ellos iban a ser atrapados aquí, lejos de sus alimentos, para que murieran lentamente de hambre y sed, o se vuelvan locos viendo a los demás morir. Lo mejor que podía esperar era que Stefan las matara a ambas, a Bonnie y a ella, pero incluso él no iba a salir. Estas ramas de madera lo golpearían una y otra vez, tantas veces como el árbol lo considerara necesario, hasta que los huesos triturados de Stefan se unieran a los otros que había sido molido hasta parecer arena fina. Todos ellos estaban pensando que la muerte de Damon había sido en vano. La cosa que había estado creciendo dentro de Elena desde hace semanas, al escuchar las historias acerca de niños que se comían a sus mascotas, criaturas que se deleitaban en el dolor, junto con el sacrificio de Damon, finalmente había llegado a ser tan grande que ya no podía contenerlo. —Stefan< Bonnie no toquen las ramas —Jadeó. —. Asegúrese de no tocar ninguna parte de las ramas. —No las estoy tocando, amor, y Bonnie tampoco. Pero ¿por qué?

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—¡No puedo soportarlo m{s! Tengo que< —¡Elena, no! Ese hechizo< Elena ya no podía pensar. El odio la volvió loca, el verde en las pupilas de Damon le recordaba el horrible verde del Árbol. Ella entendió perfectamente sobre el sadismo del Árbol hacia sus amigos... y en el rabillo del ojo podía ver un poco de negro... como una muñeca de trapo. Sólo que no era una muñeca, era Damon. Damon con todo su espíritu ingenioso y salvaje, roto. Damon... que ya había salido de este mundo. Su rostro estaba cubierto con la sangre de ella. No había nada pacífico o digno en él. No había nada que el árbol no hubiera tomado de él. Elena perdió el control. Con un grito desamparado y desgarrador, que salió con voz ronca de su garganta, Elena agarró una rama del árbol que había matado a Damon, que había asesinado a su amado, y que la mataría a ella y a los otros dos que quería también. No tenía pensamientos. Ella no era capaz de pensar. Pero instintivamente sostuvo en alto una rama de la jaula de madera y dejó que la furia explotara, la furia por su amor asesinado. Alas de la destrucción. Sintió flexionar las alas detrás de ella, como encajes y perlas de ébano negro, y por un momento se sintió como una diosa mortal, sabiendo que este planeta nunca albergar vida nunca más. Cuando el ataque estalló, todo se tornó en penumbra a su alrededor. Negro mate, un color apropiado. A Damon le gustaría esto, pensó confusamente, y luego se acordó de nuevo, y fue como hundir un dedo en su herida, querer arrasar el árbol de todo este pequeño mundo. Se rompió por dentro, pero no dejó de sentir. No había dolor físico que se pueda comparar con lo que había en su corazón, con el

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dolor de perder lo que había perdido. No hay dolor físico que pudiera expresar cómo se sentía. Las enormes raíces en el suelo debajo de ellos parecían leña dispersada, como si hubiera ocurrido terremoto y, entonces< Se oyó un ruido ensordecedor como el tronco del gran árbol que explotara directamente hacia arriba como un cohete, desintegrándose en ceniza fina. Las garras de araña desaparecieron de alrededor de las pierna de todos ellos. Algo en la mente de Elena señaló que la destrucción había alcanzado muy lejos: troncos, ramas, hojas, raíces... —¡La esfera estelar! —Bonnie gritó, angustiada. —Vaporizada. —dijo Stefan, atrapando a Elena cuando ella cayó de rodillas. —. ¡Pero nunca la habríamos conseguido de todos modos! ¡Ese árbol ha estado protegiéndola durante miles de años! Todo lo que habríamos conseguido habría sido una muerte lenta. Elena se había vuelto hacia Damon. La destrucción no había tocado la estaca que lo atravesaba, en cuestión de segundos sería el único vestigio del Árbol en este mundo. Ella apenas podía atreverse a esperar una chispa de vida en él ahora, pero el niño habría querido hablar con ella y ella quería hacer eso posible o morir intentándolo. Apenas sintió los brazos de Stefan a su alrededor. Una vez más, ella se sumergió en las profundidades de la mente de Damon. Esta vez sabía exactamente a dónde ir. Y allí, por un milagro, estaba el niño, aunque obviamente pasando por un dolor horrible, las lágrimas rodaban por sus mejillas y estaba tratando de no llorar, tenía los labios mordidos. Sus alas no habían sido capaces de destruir la madera en su interior -que ya había hecho un daño venenoso- y no había forma de revertir eso. —¡Oh, no, oh Dios! —Elena sostuvo al niño en sus brazos. Una lágrima cayó en su mano, ella preguntó: —¿Qué puedo hacer para ayudar? —Estás aquí otra vez. —dijo, y en su voz, oyó la respuesta. Esto era todo lo que él quería. Era un niño muy simple.

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—Voy a estar aquí< siempre. Siempre. No te dejaré ir. Esto no tuvo el efecto que ella quería. El muchacho jadeó, tratando de sonreír, pero se rompió en un espasmo horrible que casi arqueó su cuerpo fuera de sus brazos. Y Elena se dio cuenta de que todo se estaba convirtiendo, con inevitable lentitud, en una insoportable tortura. —Te voy a sostener —Modificó sus palabras para él. —. Hasta que quieras que te deje ir. ¿Está bien? Él asintió con la cabeza. Su voz estaba sin aliento por el dolor. —Podrías< ¿podrías dejarme cerrar los ojos? Solo... solo por un momento. Elena sabía, aunque el niño no lo supiera, qué pasaría si ella dejaba de hablar con él y lo dejaba dormir. Pero ella no podía soportar verlo sufrir más, y nada parecía real otra vez, y no había nadie más en el mundo para ella, y a ella ni siquiera le importa si hacerlo de esta manera significaba que ella lo seguiría a la muerte . Con cuidado, serenando su voz, dijo: —Tal vez... los dos podemos cerrar los ojos. ¡No por mucho tiempo! Pero< sólo por un momento. Ella mantuvo oscilando el cuerpo pequeño en sus brazos. Todavía podía sentir un pulso débil de vida... no un latido de corazón, pero aún así, una pulsación. Ella sabía que no había cerrado los ojos todavía, que todavía estaba luchando contra la tortura. Por ella. No por otra cosa. Por causa de ella solamente. Puso sus labios cerca de su oído, y le susurró: —Vamos a cerrar los ojos a la vez, ¿de acuerdo? Vamos a cerrarlos... a la cuenta de tres. ¿Está bien? Hubo tal alivio en su voz y a su vez tanto amor, cuando respondió: —Sí. Juntos. Estoy listo. Puedes contar ahora. —Uno—No importaba nada, excepto sostenerlo y mantenerlo cerca de sí misma—, Dos. Y...

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—¿Elena? Ella se sobresaltó. ¿El niño había dicho su nombre alguna vez? —¿Sí, cariño? —Elena... yo... te amo. No sólo por él. Yo también te amo. Elena tuvo que ocultar su rostro en su cabello. —Te amo, también, pequeño. Siempre has sabido eso, ¿no? —Sí, siempre. —Sí. Siempre has sabido. Y ahora... vamos a cerrar los ojos por un momento. Tres… Esperó hasta que el leve movimiento se detuvo por última vez, y su cabeza cayó hacia atrás, y sus ojos estaban cerrados y la sombra del dolor se había ido. Elena descubrió no sólo paz, también bondad y ternura, Elena pudo ver en su rostro lo que un Damon adulto podría expresar en su semblante. Pero ahora, incluso el pequeño cuerpo se evaporaba justo en los brazos de Elena. ¡Oh, que tonta, se había olvidado de cerrar los ojos con él! Estaba tan mareada, a pesar de que Stefan había detenido la hemorragia de su cuello. Cerrando los ojos... tal vez se vería como él se veía en el último momento. Elena estaba tan contenta de haberle podido ayudar a irse con esa paz. Tal vez la oscuridad sería amable con ella, también. Todo estaba en silencio ahora. Es hora de guardar los juguetes y correr las cortinas. Tiempo de ir a la cama. Un último abrazo... pero sus brazos estaban vacíos. No quedaba nada que hacer, nada por que pelear. Había hecho todo lo posible. Al menos, el niño no se había asustado. Es hora de apagar la luz también. Es hora de cerrar sus ojos.

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La oscuridad era muy amable con ella, y ella se fue en él con dulzura.

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Capítulo 40 Traducido por: bixillo

Pero después de un tiempo infinito en la suave oscuridad, algo forzaba a Elena a recular a la luz. Luz real. No el terrible crepúsculo verde de los arboles. Incluso con los parpados cerrados ella podía verlo, sentir su calor. Un solo amarillo. ¿Dónde estaba ella? Ella no podía recordar. Y a ella no le importaba. Algo le decía en su interior que la suave oscuridad era mejor. Pero entonces se acordó de su nombre. Stefan. ¿Stefan que< ? Stefan era el que< el que amaba. Pero el nunca había entendido que el amor no es singular. Nunca había entendido que ella podía estar enamorada de Damon y que eso nunca iba a cambiar un átomo de su amor por él. O que su falta de entendimiento había sido tan desgarradora y dolorosa que se había sentido desgarrada en dos personas diferentes a veces. Pero ahora, incluso antes de que ella abriera los ojos, se dio cuenta que ella estaba bebiendo. Ella estaba bebiendo la sangre de un vampiro y aquel vampiro no era Stefan. Había algo único en esta sangre. Era más profunda, picante y pesada, todo a la vez. Ella no podía ayudar a abrir los ojos. Por alguna razón que no entendía, ellos se abrieron y ella trato inmediatamente de enfocar el olor, la sensación y el color de quien se inclinaba sobre ella, sujetándola. Ella no podía entender, tampoco, su decepción cuando poco a poco se dio cuenta de que era Sage quien se inclinaba sobre ella, sosteniendo su suave pero firme cuello, con el pecho bronce desnudo y caliente de la luz del sol. Pero ella estaba tendida en el suelo, sobre la hierba, ella podía sentirla en sus manos< y por alguna razón tenía su cabeza fría. Muy fría.

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Fría y húmeda. Ella dejo de beber y trato de incorporarse. El rayo de luz se hizo firme. Oyó la voz de Sage decir y sintió el ruido en su pecho mientras lo decía. —Pauvre Ma petite, debes tomar más en un momento. Y su cabello todavía tiene algunas cenizas. ¿Cenizas? ¿Cenizas? tu no pusiste cenizas sobre mi cabeza< ¿ahora que estaba pensando? Era como si hubiera un bloque en su mente, impidiéndole ponerse cerca de... algo. Pero ella no conocía que hacer. Elena se sentó. Ella estaba en -si, ella estaba muy segura- en el paraíso kitsune, y hasta un momento su cuerpo había sido arqueado hacia atrás, de modo que su pelo había estado en la corriente que había visto antes. Stefan y Bonnie habían estado lavando algo negro fuera de su pelo. Ambos estaban manchados de negro, así: Stefan tenía una gran franja en el pómulo y Bonnie tenía débiles rayas grises debajo de sus ojos. Llorando. Bonnie había estado llorando. Ella seguía llorando, con sollozos que trataba de evitar. Y ahora que Elena podía ver difícilmente que Stefan tenía los parpados hinchados y que había estado llorando mucho. Los labios de Elena estaban entumecidos. Ella volvió a caer sobre la hierba, mirando a Sage, quien se seco los ojos furtivamente. Su garganta le dolía, no solo en el interior, donde estaba sollozando y jadeando, también por fuera. Tenía la imagen de sí misma cortando su propio cuello con un cuchillo. A través de sus labios entumecidos ella susurro. —¿Soy un vampiro? —Pas encore —dijo Sage inestable —, todavía no. Pero Stefan y yo, los dos tuvimos que darte grandes cantidades de sangre. Tú debes tener mucho cuidado en los próximos días. Tú estas justo en el borde del abismo. Eso explicaba cómo se sentía. Es probable que Damon estuviera esperando que ella se convirtiera en uno, en una chica mala. Instintivamente, ella le tendió la mano a Stefan. Tal vez ella podría ayudarlo.

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—Nosotros simplemente no vamos hacer nada por un poco de tiempo —ella dijo. —. Tú no tienes que estar triste. —Pero ella todavía se sentía muy mal. Ella no se había sentido tan mal desde que ella había visto a Stefan en la prisión y había pensado que iba a morir en cualquier momento. No... era peor... porque Stefan tenía esperanzas y Elena tenía la sensación de que ahora la esperanza se había ido. Todo se había ido. Ella estaba hueca: una chica que parecía solida, pero cuyo interior había desaparecido. —Me estoy muriendo —susurro. —. Yo se que< ¿tu vas a decirme adiós ahora? Y con eso Sage -¡Sage!- con un nudo en la garganta comenzó a sollozar. Stefan, seguía mirándola con los ojos mal, con restos de hollín en la cara y en los brazos y el pelo y la ropa empapados, dijo: —Elena no te vas a morir. No, a menos que tu lo elijas. Nunca había visto a Stefan como ahora antes. Ni siquiera en la cárcel. Su llama, su fuego interior que él le mostraba a Elena, se había apagado. —Sage nos salvo —El dijo, poco a poco con cuidado, como si le costara un gran esfuerzo hablar. —Las cenizas que estaban cayendo< tú y Bonnie habríais muerto si hubierais tenido que respirar más de ellas. Pero Sage puso una puerta trasera directamente en frente de nosotros. Yo apenas podía verla, mis ojos estaban tan llenos de ceniza y esto estaba empeorando en aquella luna. —La caída de cenizas. —Susurro Elena. Había algo en el fondo de su mente, pero una vez más su memoria le fallo. Era casi como si hubiera sido influenciada para que no recordara. Pero eso era ridículo. —¿Pero porque caían cenizas? —Pregunto ella, dándose cuenta de que su voz era ronca, ronca< como si hubiera animado demasiado tiempo en un partido de fútbol. — Tú usaste Alas de Destrucción —Decía Stefan constantemente, mirándola con los ojos hinchados. —. Tú salvaste nuestras vidas. Sin embargo, destruiste el árbol y la esfera estelar. Alas de la destrucción. Ella debía haber perdido la calma. Y ella había destrozado un

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mundo. Ella era una asesina. Y ahora la esfera estelar se había perdido. Fell`s Church. ¡Oh Dios mío! ¿Qué le diría Damon a ella? Elena había hecho todo, todo mal. Bonnie sollozaba ahora, su rostro se volvió. —Lo siento —Dijo Elena, a sabiendas de lo inadecuado que este era. Por primera vez miro a su alrededor miserablemente. —. ¿Damon? —Susurro. —¿El no me va a hablar? ¿Por lo que hice? Sage y Stefan se miraron entre sí. El frío bajó por la columna vertebrar de Elena. Empezó a levantarse, pero sus piernas no eran las piernas que ella recordaba. Quería abrir las rodillas. Ella estaba mirándose a sí misma, en su propia ropa mojada y manchada, entonces había algo como el fango bajó su frente. Fango o sangre congelada. Bonnie emitió un sonido. Ella seguía llorando, pero ella hablaba, también, de una nueva voz ronca que hizo su sonido mucho más viejo. —Elena< no conseguimos las cenizas de la parte superior de tu cabello. Sage tenía que darle una transfusión de emergencia. —Voy a quitar las cenizas. —Dijo rotundamente Elena. Dejó que sus rodillas se doblaran. Ella cayó sobre ellas, sacudiendo su cuerpo. A continuación, se inclinó hasta el pequeño arroyo y dejó caer la cabeza hacia adelante. A través de la descarga de hielo, vagamente podía oír las exclamaciones de la gente por encima del agua, y Stefan le dijo: ¿Elena estas bien? En su cabeza. No, pensó de nuevo. Pero no me estoy ahogando, tampoco. Estoy lavándome el pelo. Tal vez Damon al menos verá si estoy presentable. Tal vez vendrá con nosotros y luchará por Fell's Church. Déjame que te ayude, envió Stefan silenciosamente. Elena había llegado al final de su aire. Ella sacó su cabeza pesada del agua y lo tiró, empapándose pero limpio, de modo que este cayera en su espalda. Ella miró a

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Stefan. —¿Por qué? —Dijo, y, a continuación, con un pánico repentino. —¿Se ha marchado él ya? ¿Estaba enojado conmigo? —Stefan. —fue Sage, hablando con voz cansada. Stefan, que estaba mirando por sus ojos verdes como un animal perseguido, hizo un sonido débil. —La influencia, no está funcionando —dijo Sage. —. Ella recordará sola.

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Capítulo 41 Traducido por: Nessy77

Stefan no se movió ni habló por un buen rato. El corazón de Elena estaba deformado. De pronto estaba tan asustada como él claramente estaba. Se acercó a él y le tomó las dos manos, mientras temblaban. Cariño, no llores, ella envió. Todavía debe quedar tiempo para salvar a Fell's Church. Tiene que haber tiempo. No puede terminar de esta manera. Y además, ¡Shinichi se ha ido! Podemos llegar a los niños, podemos transformar su estado... Se detuvo. Era como si la palabra "estado" se hubiera hecho eco en sus oídos. Los verdes ojos de Stefan llenaban su visión. Su mente estaba... se estaba haciendo borrosa. Todo se estaba volviendo más irreal. En un momento más, ella no sería capaz de... Ella miró hacia otro lado, respirando con dificultad. —Me estás influenciando. —dijo. Podía escuchar el enojo de su propia voz. —Sí —Stefan susurró. —He estado influenciándote durante media hora. ¿Cómo te atreves? Elena pensó, sólo para él. —Estoy parando... ahora. —Dijo Stefan en voz baja. —Yo también. —añadió el Sage, sonando agotado. El universo giró lentamente y Elena recordó lo que todos estaban de mantenimiento lejos de ella. Con un sollozo desgarrador, se levantó, esparciendo sus lágrimas, poniéndose de pie como una diosa vengadora. Miró a Sage. Miró a Stefan. Y Stefan demostrado lo valiente que era, lo mucho que la amaba. Le dijo lo que ya sabía. —Damon se ha ido, Elena. Lo siento mucho. Lo siento si... si yo te impedí estar con él todo lo que querías. Lo siento si me he entrometido entre ustedes. Yo

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no entendía cuánto se amaban. Lo entiendo ahora. —Y luego dejó caer su cara en sus manos. Elena quería ir con él. Para reprocharle, para sostenerle. Para decirle a Stefan que también amaba cada fibra de su cuerpo. Pero ella estaba como entumecida, y la oscuridad estaba amenazando de nuevo... todo lo que podía hacer era mantener firme sus brazos mientras caía sobre la hierba. Y entonces de alguna manera Bonnie y Stefan estaban allí, todos ellos sollozando: Elena con la intensidad del nuevo descubrimiento, Stefan con un sonido perdido que Elena nunca había oído antes, y Bonnie con un llanto seco, desgarrador que parecía querer hacer añicos su pequeño cuerpo. El tiempo perdió todo significado. Elena quería hacer duelo por cada instante de dolor de la muerte de Damon, y por cada momento de su vida, también. Tanto se había perdido. Ella no podía sacarlo de su cabeza, y tampoco quería hacerlo, no quería nada más que llorar hasta que la oscuridad se llevara sus pensamientos otra vez. Fue entonces cuando Sage explotó. Él agarró a Elena y tiró de ella, y sujetándola por los hombros, sacudiendo su cabeza hacia atrás y hacia adelante. "¡La ciudad está en ruinas!" Gritó, como si fuera su culpa. —La Medianoche puede o no haberla destruido. Oh, sí, lo vi todo en tu mente, cuando te influenciaba. La pequeña Fell’s Church devastada. ¡Y tú ni siquiera quieres luchar por ella! Algo brilló a través de Elena. Se derritió el entumecimiento, la frialdad. —¡Sí, voy a luchar por ella! —Gritó. —¡Voy a luchar por ella con cada célula de mi cuerpo, hasta que detenga los culpables, o hasta que me maten! —¿Y cómo, puis-je savoir, volverás a tiempo? Si regresas por el mismo camino, ¡todo habrá terminado! Stefan estaba a su lado, apoyando su hombro en el hombro de ella. —¡Entonces te obligaremos a que nos mandes de otra manera, para poder regresar a tiempo! Elena lo miró fijamente. No. No. Stefan no pudo haber dicho eso. Stefan no

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obligaba a nadie a hacer cosas que no querían, y ella no permitiría que Stefan cambiara. Ella se volvió de nuevo hacia Sage. —¡No hay necesidad de luchar! Tengo una llave maestra en mi mochila, ¡y la magia funciona aquí dentro! — exclamó ella. Pero Stefan y Sage se miraban uno al otro, con una mirada perversa. Elena quería ir a Stefan, pero el mundo estaba haciendo otro de sus giros lentos. Tenía miedo de que Sage atacara a Stefan, y que ni siquiera pudiera luchar por él. Pero en vez, de ello, de repente, Sage echó hacia atrás la cabeza y se rió desenfrenadamente, con una carcajeo entre atronadora risa y mezcla de llanto. Era espeluznante como el sonido de un aullido de lobo, y Elena sintió un abrazo tembloroso del pequeño cuerpo de Bonnie. —¡Qué diablos! —Sage gritó, y ahora había una mirada salvaje en sus ojos. —¡Mais oui, qué diablos! Y se echó a reír otra vez. —Después de todo, yo soy el portero, y ya he roto las reglas al permitirles pasar a través de dos puertas diferentes. Stefan todavía estaba respirando con dificultad. Él se acercó y agarró a Sage por sus anchos hombros y lo sacudió con la fuerza de un vampiro se ha vuelto loco. — ¿De qué estás hablando? ¡No hay tiempo para hablar! —Ah, pero hay, mon ami. Mi amigo, lo hay. Lo que necesitan es el poder supremo del cielo para salvar a Fell's Church y deshacer el daño que ya se ha hecho. Para que sea como si nunca hubiera sucedido. Y< —agregó Sage, mirando deliberadamente directo a Elena. —tal vez -sólo tal vez- para deshacer los acontecimientos de este día. De repente, cada centímetro de la piel de Elena estaba hormigueando. Todo su cuerpo estaba escuchando a Sage, inclinándose hacia él, con anhelo, mientras sus ojos se abrieron con la única pregunta que importaba. Sage, en una voz muy baja, muy triunfante dijo: —Sí, se puede otorgar la vida a los muertos. Ellos tienen ese poder. Pueden traer de vuelta mon petit tyran Damon, como te trajeron a ti. Stefan y Bonnie sujetaban a Elena, ella no podía tenerse en pie por sí misma.

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—¿Pero por qué iban a ayudar? —Murmuró dolorosamente. Ella no se permitiría ni siquiera un hálito de esperanza, no hasta que ella entendiera de qué se trataba. —A cambio de lo que les fue robado hace milenios —dijo Sage. —. Estás en una fortaleza del Infierno, ya sabes. Eso es lo que es la Portería. Los Guardianes no pueden entrar aquí. No pueden irrumpir en la puerta de atrás y demandar que les devuelvan lo que hay dentro... los siete< perdón, los ahora seis tesoros kitsune. Ni un soplo de esperanza. Ni un soplo. Pero Elena se oyó dar una risa primitiva. —¿Cómo les damos un parque o un campo de rosas negras? —Nosotros les damos los derechos de la tierra y el parque o campo de rosas que se encuentran en ella. Ni un soplo, a pesar de que los cuerpos a cada lado de Elena temblaban ahora. — ¿Y cómo les ofrecemos la Fuente de la Vida y la Eterna Juventud? —La fuente, no. Sin embargo, he aquí varios contenedores, en espera de ser recogidos como basura. La amenaza de una botella de galón de La Fontaine derramada por toda la Tierra... les asolaría. Y, por supuesto —Sage agregó: —sé qué tipos de joyas encantadas son las que ellos más desean. ¡Déjenme abrir las puertas de una sola vez! ¡Tomaremos todo lo que sea posible, dejaremos las habitaciones desnudas! Su entusiasmo era contagioso. Elena dio media vuelta, con la respiración contenida, los ojos como platos y tomó la primera luz que brillaba en una puerta. —Esperen —Era la voz de Stefan, anormal de repente. Bonnie y Elena se volvieron y se quedaron inmóviles, abrazándose, temblando. —. ¿Qué es lo que tu padre va a hacerte cuando se entere de que has permitido esto? —Él no me va a matar —dijo Sage bruscamente, el tono salvaje de nuevo en su voz. —. Incluso lo puede encontrar divertido como yo, y compartiremos una carcajada mañana. —¿Y si no lo encuentra divertido? Sage, no creo... Damon no hubiera querido.

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Sage se dio la vuelta y por primera vez desde que lo había conocido, Elena pudo darse cuenta de que él era el hijo de su padre. Sus ojos parecían incluso cambiar de color, al amarillo de una llama, sus pupilas parecían contener diamantes y parecían las de un gato. Su voz era como astillas de acero, más rudo aún que Stefan. —¡Lo que hay entre mi padre y yo es problema mío! Quédate aquí si quieres, a él nunca le importaron los vampiros, de todos modos, él dice que están malditos. Pero yo voy a hacer todo lo posible para traer a mon chéri Damon de nuevo. —¿Cualquiera que sea el costo para ti? —¡Al diablo con el costo! Para sorpresa de Elena, Stefan se apoderó de los hombros de Sage por un momento y luego simplemente lo abrazó como pudo. —Sólo quería estar seguro —dijo en voz baja. —. Gracias, Sage. Gracias. —Luego se volvió y se acercó a la planta Radhika Real y con un tirón, la sacó de su enramada. Elena, sintiendo los latidos de su corazón en sus labios, en su garganta, en las yemas de sus dedos; corrió a recoger las botellas y envases vacíos. Sage agitaba una novena puerta que había aparecido entre la abertura de la mina y el campo de rosas negras. Ella cogió un recipiente de un galón y una botella de agua Evian, ambos con las tapas intactas. Estaban hechas de plástico, lo que era bueno, porque ellas las lanzó a través del cuarto, hasta la burbujeante fuente. Sus manos temblaban demasiado, y todo el tiempo elevaba una oración, ¡Oh, Por favor! ¡Oh, por favor! ¡Oh, por favor! Ella tomó el agua de la fuente en los dos recipientes y los tapó bien. Y entonces se dio cuenta de que Bonnie estaba de pie en el centro de la Portería. Ella lucía desconcertada, asustada. —¿Bonnie? —¿Sage? —dijo Bonnie. —¿Cómo hacemos para que estas cosas lleguen a la Corte Celestial y podamos negociar con ellas?

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—No te preocupes —dijo Sage amablemente. —Estoy seguro de que los Guardianes estarán esperando afuera para detenernos. Ellos nos llevarán a la Corte. Bonnie no dejaba de temblar, pero ella asintió con la cabeza y se apresuró a ayudar a Sage, a conseguir botellas de Black Magic y a romperlas. —Un símbolo —dijo. — Un signo de lo que vamos a hacerle a este lugar si los Celestiales no están de acuerdo. Ten cuidado de no cortarte tus bonitas manos. Elena creyó oír la voz ronca de Bonnie entonces, y ese no era un buen tono. Pero el murmullo sordo de Sage era tranquilizador. Y Elena no se permitió ni esperanza, pero tampoco desesperación. Ella tenía una tarea en sus manos, una idea. Ella estaba haciendo planes privados para la Corte Celestial. Cuando ella y Bonnie tenían todo el botín que podían llevar, y sus mochilas estaban llenas, cuando Stefan tenía dos cajas negras con escrituras, ceñidas y mantenidas en sus brazos, y cuando Sage parecía un cruce entre Santa Claus y un bronceado, hermoso, Hércules de pelo largo, que llevaba dos sacos de fundas de almohada, dieron un último vistazo a la devastada Portería. —Muy bien —dijo Sage a continuación. —. Tiempo de hacer frente a los Guardianes. —Le sonrió a Bonnie de manera tranquilizadora. Como de costumbre, Sage tenía razón. En el momento en que salieron con su botín, los Guardianes de dos dimensiones diferentes estaban listos para ellos. Unos lucían vagamente como Elena: cabello rubio, ojos azul oscuro, delgados. Los otros Guardianes del Infierno parecían superior a ellos, y eran mujeres ágiles con la piel tan oscura que parecían casi de ébano, y el pelo rizado, llevaban una especie de gorro en la cabeza. Detrás de ellos había dorados autos voladores. —Ustedes están bajo arresto —uno de los morenos, dijo, sin mirar, como si le gustara su trabajo. —, por tomar tesoros que por derecho le pertenecen a la Corte Celestial, y sacarlos del santuario donde se acordó que se mantendrían, en el marco de las leyes de nuestras dos dimensiones. Y entonces fue sólo una cuestión de aferrarse a los dorados autos mientras también se aferraban a su botín ilegal.

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********** La Corte Celestial era... celeste. Blanco perla con un toque ligero de color azul. Minaretes*. Fue una larga distancia desde la fuertemente custodiada puerta -donde Elena había visto a un tercer tipo de Guardianes, con el pelo corto rojo y sesgado, y penetrantes ojos verdes- hasta el palacio real, el trayecto parecía abarcar una ciudad. Allí fue cuando el grupo de Elena fue guiado a la sala del trono, donde el choque cultural de la realeza, recién la afectó. Era mucho más grande y mucho más gloriosa que cualquier sala que Elena hubiera imaginado nunca. Ningún salón o baile de gala de la Dimensión Oscura podría haberla preparado en lo más mínimo para esto. El techo catedral parecía estar hecho de oro, al igual que la doble línea de majestuosas columnas que se levantaban verticalmente del suelo. El propio piso era de un intrincado patrón de malaquita y lapislázuli de oro, de oro, aparentemente utilizado como mampostería. Las tres fuentes doradas en el centro de la sala (la central era la más grande y más elaborada) lanzaban al aire, no agua, sino pétalos de flores delicadamente perfumadas que brillaban como diamantes, llegaban a la cúspide y luego flotaban. Las vidrieras de colores brillantes que Elena no podía recordar haber visto nunca antes, lanzaban luz como de un arco iris, como una bendición desde lo alto de todas las paredes, dando calor a lo que hubiera sido un frío grabado de oro. Sage y Elena y Stefan y Bonnie estaban sentados en pequeñas sillas confortables a sólo unos metros detrás de una tarima grande, cubierta con un fantástico paño tejido de oro. Los tesoros se extendían frente a ellos, como asistentes vestidos de azul y oro, que fluían uno por uno hasta el triunvirato gobernante y daban la vuelta. Los gobernantes compuesto por cada uno de los grupos de Guardianes: rubios, morenos y pelirrojos. Sus altos asientos en el estrado estaban lejos y por encima de sus peticionarios. Con el Poder que sus ojos absorbían, Elena podía ver perfectamente que cada uno de ellos se sentaba en un trono exquisitamente adornado con joyas de oro. Hablaban juntos, en voz baja, admirando a la flor Radhika Real, azul en ese momento. Luego, el moreno sonrió y envió a uno de sus asistentes, quien corriendo fue por una maceta con tierra para que la planta sobreviviera.

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Elena miró los otros tesoros. Un galón de agua de la Fuente de la Vida y la Eterna Juventud. Seis botellas intacto de vino Black Magic y los fragmentos de muchas botellas a su alrededor. Un arco iris de gemas tamaño de un puño, resplandecientes, que competían con las vidrieras de la Corte, algunas en bruto, algunas ya pulidas, pero la mayoría de ellas no sólo acabadas, sino también talladas a mano con misteriosas inscripciones de plata u oro. Dos cajas largas, forradas con terciopelo negro llenas de amarillentos cilindros de papiro o papel, una con una delicada rosa negra que yacía junto a ella, y la otra con un chorro de simples hojas verdes que lanzaban la luz de la primavera. Elena sabía lo que eran esos resquebrajados documentos amarillentos con sus sellos de cera. Las escrituras del campo de rosas negro y el paraíso kitsune. Cuando se veían todos los tesoros juntos de esta manera, casi parecía demasiado, pensó Elena. Cualquier objeto de los Siete -no, ahora seis- Tesoros kitsune, era suficiente para comenzar una búsqueda por cualquier mundo. Una rama de la Real Radhika, que estaba ahora propiamente plantada en una maceta de nuevo, (ahora se veía como una rosada larkspur* convirtiéndose en blanca orquídea) era inmensamente valiosa. Al igual que lo era una sola rosa de negro aterciopelado, con su poder para contener la más poderosa magia. Una sola joya del tesoro de la mina, sometería a la vergüenza, al diamante ‚Estrella de África‛ o al ‚Golden Jubilee‛. Un día en el paraíso kitsune, donde un día puede parecer una vida perfecta. Un sorbo del agua efervescente que podría hacer a un ser humano vivir tanto tiempo como el más antiguo ser... Por supuesto que también debería haber estado la esfera estelar más grande en existencia, llena de Poder sobrenatural, pero Elena tenía la esperanza de que los Guardianes lo pasaran por alto. ¿La esperanza? Se preguntó y sacudió la cabeza hacia los lados, lo que hizo que Bonnie apretara su mano con fuerza. No esperanza. No se atrevió a tener esperanza. Ni un poquito todavía. Otro operador, de pelo rojo, parpadeando con ojos verdes y una fría mirada, cogió la botella de plástico, de un galón que tenía una etiqueta que decía Agua del Sector 3. Sage retumbó cuando éste se fue. —¿Qu'est-ce qui lui prend? Quiero decir, ¿cuál es su problema? Me gusta el agua del sector de vampiros. No me gusta el agua del Infierno.

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Elena ya había descubierto el código de color de los Guardianes. Los rubios eran los que hacían el ‚trabajo serio‛, impacientes con los retrasos. Los morenos eran los más amables, tal vez había menos trabajo para ellos en el infierno. Los pelirrojos de ojos verdes estaban simplemente llenos de malas intenciones, eran malévolos. Por desgracia, la joven en el trono central, allá en la tarima, era pelirroja. —¿Bonnie? —Susurró. Bonnie tuvo que tragar saliva y respirar antes de que pudiera contestar. —¿Sí? —¿Alguna vez te dije cuánto me gustan tus ojos? Bonnie le dio una larga mirada con sus castaños ojos, antes de comenzar a temblar de risa; al menos, empezó como una risa, luego, Bonnie enterró su cabeza en el hombro de Elena y simplemente tembló. Stefan apretó la mano de Elena. —Ella está trabajando muy duro, por ti, ella lo amaba demasiado, ya ves. Yo ni siquiera lo sabía. Supongo... supongo que he estado ciego en muchas situaciones. Se pasó la mano libre a través de su pelo despeinado. Se veía muy joven, como un niño que había sido repentinamente castigado por hacer algo que no le habían dicho que estaba mal. Elena lo recordó en el patio de la pensión, cuando bailaba con sus pies encima de los pies de él, y luego en su habitación del ático, besándole las manos, todo eso agitó el pulso en el interior de sus muñecas. Quería decirle que todo iba a estar bien, que la risa volvería a sus ojos, pero ella no podía soportar la posibilidad de mentirle. De repente Elena se sentía como una mujer muy, muy vieja, que vagamente podía oír y ver, a la que cada movimiento le causaba un terrible dolor, y quien estaba con mucho frío. Cada uno de sus huesos y articulaciones estaban gélidos. Por fin, cuando todos los tesoros, entre ellos un brillante diamante de la dorada Llave Maestra, habían sido tomados para que las jóvenes mujeres en los tronos los manipulen, pesen, examinen y discutan, una afectuosa mujer de piel oscura se acercó al grupo de Elena. —Podrán dirigirse a los Altos Jueces, ahora. Y —agregó en una voz tan suave como el vuelo de una libélula. —están muy, muy

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impresionados. Eso no ocurre a menudo. Hablen con humildad y mantengan la cabeza baja y creo que obtendrán lo que su corazón desea. Algo dentro de Elena dio un salto tan grande que la hubiera dirigido abrazar la túnica del guardián en retirada, pero, afortunadamente, Stefan la tenía en un abrazo de hierro. La cabeza de Bonnie se levantó del hombro de Elena, y Elena tuvo que frenarla, a su vez. Caminaron, como el retrato mismo de la humildad, hacia cuatro resplandecientes cojines escarlata sobre la textura de oro del piso. Una vez, Elena se había negado a humillarse. Ahora, ella estaba agradecida por un lugar blando de descanso para sus rodillas. Así de cerca, pudo ver que los gobernantes, llevaban cada uno, un adorno de metal en forma de círculo, del cual colgaba una sola piedra. —Hemos considerado su petición —dijo la morena, su argolla de oro blanco con diamantes colgantes cegaban a Elena con destellos de lila, rojo y azul marino. —. Oh, sí —añadió, riendo. —. Sabemos lo que quieren. Incluso un guardián de la calle, tendría que ser muy malo en su trabajo si no lo supiera. Quieren a su pueblo... intacto. Los edificios quemados, reconstruidos. Las víctimas de la peste Malach, renacidos, con el alma devuelta de nuevo a sus cuerpos, y sus recuerdos< —Pero, en primer lugar —interrumpió la más bella, agitando una mano. —¿no tenemos intereses qué negociar? Esta niña -Elena Gilbert- no puede ser elegible para ser portavoz de su grupo. Si ella se convierte en guardián, entonces ya no pertenece a los peticionarios. La pelirroja sacudió la cabeza como una yegua impaciente, haciendo que el oro rosa de su círculo parpadeara, y su rubí brillara. —Oh, por favor, Ryannen, tus niveles de contratación son muy bajos. La hermosa ignoró esto, pero se inclinó hacia delante, algunos de sus cabellos se le vinieron a la cara, sostenidos por su argolla de oro amarillo con un zafiro colgante. —¿Qué dices, Elena? Sé que nuestro primer encuentro fue lamentable, debes creer que yo siento mucho eso. Pero estabas en camino de convertirte en un perfecto guardián cuando nos dieron órdenes de arriba para introducirte en un nuevo cuerpo, para que pudieras seguir tu vida como humana, una vez más.

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—¿Ustedes hicieron eso? Por supuesto que sí —La voz de Elena era suave, débil y halagadora. —. Ustedes pueden hacer cualquier cosa. Sin embargo, ¿nuestro primer encuentro? No me acuerdo de él. —Tú eras demasiado joven, y viste sólo el destello de nuestro auto cuando pasaba el vehículo de tus padres. Estaba destinado a ser un pequeño accidente con una aparente víctima: tú. Pero en vez de eso... Bonnie se tapó la boca. Ella consiguió hacer algo que Elena claramente quería. — ¿El vehículo
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—¡Pero eso no te convierte en un asesino! —Elena lloró. —No como a mí. ¡No como a mí! —Bueno, por eso te pregunto ahora —la rubia seria, dijo. —. Fue una misión fallida, pero debes entender que sólo estábamos tratando de reclutarte. Es el método tradicional. Nuestros genes nos han perfeccionado para ser los mejores en el manejo de poderosos e irracionales demonios, que no responden a la fuerza tradicional, sino que requieren de otro trato. Elena reprimió un grito. Un grito de ira, dolor, incredulidad, culpa, ella no sabía qué hacer. Sus técnicas. Sus estrategias. La forma en que había manejado a los revoltosos chicos en tiempos pasados, todo era genético. Y sus padres... ¿Por qué habían muerto? Stefan se puso de pie. Su mandíbula estaba dura, sus ojos verdes ardían brillantemente. No había dulzura en su rostro. Le estrechó la mano a Elena y le dijo: si quieres pelear, yo estoy de acuerdo. Mais, non. Elena se dio la vuelta y vio a Sage. Su voz era inconfundible telepática. Ella se vio influenciada a escuchar. No podemos luchar contra ellos en su propio territorio y ganar. Aún conmigo, no podemos. ¡Lo que puedes hacer es hacerles pagar! Elena, mi valiente Elena, los espíritus de tus padres, sin duda, han encontrado nuevos hogares. Sería cruel que les arrastran hacia atrás. Pero eso nos permite demandar a los Guardianes, cualquier que desees. ¡Durante un año y un día hacia atrás, pide lo que quieras! Creo que todos te apoyaremos. Elena hizo una pausa. Miró a los Guardianes y miró a los tesoros. Ella miró a Bonnie y Stefan, que estaban esperando. Había consentimiento en sus ojos. Luego dijo lentamente a los Guardianes. —Esto realmente les va a costar. Y no quiero saber que nada de eso es imposible. Por todos sus tesoros devueltos y la llave maestra también... Quiero mi antigua vida. No, quiero una nueva vida, con mi antigua vida real detrás de mí. Quiero ser Elena Gilbert, exactamente como si me hubiera graduado con mi clase de la secundaria, y quiero ir a Dalcrest College. Quiero despertarme en casa de mi tía Judith, en la mañana y encontrar que nadie se ha dado cuenta de que he estado ausente durante casi diez meses. Y quiero un promedio de calificaciones de 4.5 para mi último año en la preparatoria, sólo en

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caso de emergencias. Y quiero que Stefan haya sido capaz de vivir en la pensión con toda tranquilidad, todo ese tiempo, y que todo el mundo lo acepte como mi novio. Y quiero que cada cosa en que Shinichi y Misao estaban trabajando, esté anulado y olvidado. Quiero que la persona para la que estaban trabajando esté muerta. Y quiero que todo lo que Klaus hizo en Fell's Church esté invalidado también. ¡Quiero a Sue Carson de vuelta! ¡Quiero a Vickie Bennett de vuelta! ¡Quiero a todos de vuelta! Bonnie dijo débilmente: —¿Incluso al señor Tanner? Elena entendió. Si el señor Tanner no hubiera muerto -misteriosamente drenaje de sangre- entonces Alaric Saltzman nunca hubiera sido llamado a Fell's Church. Elena recordó a Alaric de la experiencia extra corporal: pelo rubio, ojos color avellana, riendo. Pensó en Meredith y su casi compromiso con ella. Pero, ¿quién era ella para jugar a ser Dios? Decir, sí, esta persona puede morir porque era desagradable y sin amor, pero ésta tiene que vivir, porque ella era mi amiga.

*Minaretes: Torre de una mezquita, elevada y poco gruesa, desde la que el almuédano convoca a los musulmanes a la oración. * Larkspur: Tipo de flor. * Jubilee: Dos diamantes famosos.

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Capítulo 42 Traducido por: Damdred y Nessy77

—No hay ningún problema —dijo la justa juez, Ryannen, de forma inesperada. —. Podemos hacerlo de modo que el señor Tanner hubiera repelido un aparente ataque de vampiros y la escuela haya llamado a Alaric Saltzman para ocupar su lugar e investigar. ¿No es así, Idola? —le dijo a la pelirroja, y luego a la morena. —¿Muy bien, Susurre? Elena no estaba bien. A pesar del ejemplo que ella acababa de oír, mientras ellas conspiraban y planeaban, ella apenas escuchaba. Lo único que sabía era que su voz se había vuelto ronca y que las lágrimas hacían borrosa su mirada. —Y por la llave maestra, quiero< Stefan apretó su mano. Elena se dio cuenta de que estaban todos de pie, los tres de ellos, a su lado. Y la mirada en cada rostro era el mismo. Resueltos. —Quiero que me devuelvan a Damon —Elena no había escuchado ese tono en su voz, desde el día en que le habían dicho que sus padres habían muerto. Si hubiera habido una mesa, la hubiera golpeado con los puños apretados para intimidar a las mujeres. Como estaban las cosas, ella simplemente se inclinó hacia ellas, hablando en voz baja y áspera. —. Si hacen eso, traerlo de vuelta, tal y como estaba antes de que él entrara a la Portería, entonces ustedes obtienen la llave maestra y los tesoros. Si dicen que no, pierden todo. Todo. Esto no es negociable, ¿entienden? Ella mantuvo la mirada fija en los ojos verdes de Idola. Ella se negó a mirar que la morena Susurre dejaba caer su cabeza sobre sus manos, y frotaba en círculo su frente con las yemas de tres de sus dedos. Tampoco quiso dar un vistazo a la rubia Ryannen, que miraba fijamente, como se miraría a algún personal a quien mandara. Ella miró directamente a esos ojos verdes bajo esas espesas cejas. Idola dio un pequeño resoplido y sacudió su hermosa cabeza. —Mira, alguien claramente ha metido la pata, preparándote para esta entrevista. —Una mirada a Susurre. —. Las anteriores cosas que has pedido, todas juntas, ya forman un rescate muy grande. ¿Entiendes? ¿Entiendes que se trata de cambiar las

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memorias de todas las personas a kilómetros alrededor de la ciudad, y cambiarlas por cada día durante diez meses? Eso significa cambiar toda la impresión sobre Fell's Church, y hay mucha impresión, por no hablar de otros medios de comunicación. Significa buscar tres espíritus humanos y tejerlos alrededor de su carne, de nuevo. No estoy segura de que incluso para ello, tengamos personal. La rubia Ryannen puso una mano en el brazo de la pelirroja. —Lo tenemos. Las mujeres de Susurre tienen poco que hacer en el Infierno. Te puedo prestar un treinta por ciento de mi personal, después de todo, claro que tendremos que enviar una petición a un Tribunal Superior para obtener esos espíritus. Idola, la pelirroja interrumpió. —Muy bien. Lo que estamos diciendo es que podríamos ser capaces de realizar todo, sin embargo debes renunciar a lo pedido por la Llave, debes ceder en lo de tu compañero vampiro, no podemos devolver la vida a los no-vivos. No podemos trabajar con vampiros. Una vez que ellos se han ido, se han ido. —Eso es lo que nos dicen —Gritó Stefan, tratando de ponerse en frente de Elena. —¿Pero por qué entre todas las criaturas, nosotros estamos tan condenados? ¿Cómo saben que es imposible? ¿Alguna vez lo han intentado? La pelirroja Idola estaba haciendo un gesto de disgusto, cuando Bonnie interrumpió, con voz temblorosa. —¡Esto es ridículo! Pueden reconstruir una ciudad, puede matar a la persona que está realmente detrás de todo lo que Shinichi y Misao hicieron, ¿Y no pueden traer de vuelta a un simple vampiro? ¡Trajeron a Elena de vuelta! —La muerte de Elena como un vampiro le permitió convertirse en el guardián que estaba destinada a ser. En cuanto a la persona que mandaba a Shinichi y Misao: Inari Saitou, Obaasan Saitou, como ustedes la conocían, ella ya está muerta, gracias a tus amigos en Fell's Church, que la debilitaron y a ustedes, que destruyeron su esfera estelar. —¿Inari? ¿Quieres decir que era la abuela de Isabel? Estás diciendo que era su esfera estelar, ¿la que había en el tronco del Gran Árbol? ¡Eso es imposible! — Exclamó Bonnie. —No, no lo es. Es la verdad. —Dijo simplemente, la rubia Ryannen.

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—¿Y está muerta, ahora? —Después de una larga batalla que casi mató a tus amigos. Sí, pero lo que realmente la mató, es la destrucción de su esfera estelar. —Entonces —dijo la morena Susurre tranquilamente. —, si sigues los hechos... de alguna manera, la muerte de tu Damon, permitió salvar Fell's Church de una masacre como la que pasó en esa isla japonesa. Él decía que era lo que venido a hacer al Infierno. ¿No crees que él estaría... satisfecho? ¿En paz? —¿En paz? —Stefan escupió amargamente, y Sage gruñó. —Mujer, es obvio que tú nunca conociste a Damon Salvatore. —El tono de su voz era más resonante -más amenazante de alguna manera- hizo que Elena finalmente desviara su dura mirada de la pelirroja Idola. Se volvió y miró y vio la enorme sala llena de las alas de Sage. No eran como cualquiera de sus efímeras Alas de Poder. Esas alas, eran claramente parte de Sage. Eran aterciopeladas y reptiles, y, desplegadas, se extendían desde una de las paredes hasta la pared del frente, y tocaban el techo de oro. También demostró por qué Sage no solía llevar camisas. Era hermoso de esta manera, la piel de bronce y el pelo contra esos gigantes, arcos de suave cuero. Elena, después de mirarle, sabía que había llegado el momento de sacar el as de la manga. Se dio la vuelta para encontrarse de frente con la verde mirada de Idola. —Todo este tiempo hemos negociado los tesoros de la Portería —dijo. —y una llave maestra. —Una llave maestra, robada por kitsunes, hace siglos de siglos atrás. —Explicó Susurre con sobriedad, levantando sus ojos oscuros. —Y ustedes han dicho que no es suficiente para traer a Damon de nuevo. —Elena se esforzó para no vacilar.

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—Ni siquiera si se tratara de tu única petición. —Dijo Ryannen, mientras arrojaba su dorado pelo sobre sus hombros. —Es lo que dicen. Pero... ¿y si arrojo en la canasta... otra llave maestra? Hubo una pausa, y el corazón de Elena empezó a latir con terror enfermizo. Debido a que era el tipo equivocado de pausa. No hubo gritos de asombro escandalizado. Ni miradas de asombro de un juez a otro. No había miradas de incredulidad. Después de otro momento, Idola dijo con aire de suficiencia. —Si te refieres a la otra llave robada que tus amigos tenían en la Tierra, fue confiscada tan pronto como ellos la ocultaron. Era propiedad robada. Pertenece a nosotros. Ha estado aquí por mucho tiempo, en la Dimensión Oscura, pensó Elena con una parte de su mente. Ellas se están divirtiendo. Idola se inclinó hacia ella, como para confirmar la suposición de Elena. —Es simplemente imposible —dijo enfáticamente. —Realmente, lo es —Agregó la justa Ryannen, rápidamente. —. No sabemos lo que le ocurre a los vampiros. Pero ellos no están dentro de nuestra competencia. Nunca los vemos después de su muerte. La explicación más simple es que ellos sólo se van. —Dijo chasqueando los dedos. —¡No creo eso! —Elena estaba consciente de que su tono había elevado su volumen. —¡No lo creo ni por un momento! Voces que no se asociaban a nadie en particular, estallaron en un clamor de indignidad en torno a Elena, formando una especie de poema: No es posible. ¡Simplemente no es posible! (Pero por favor...) ¡No! Damon se ha ido, y pedir su vuelta es como pedir que la llama de una vela se encienda cuando ésta está extinguida. (¿Pero no deberían intentar traerlo de vuelta, por lo menos?) ¿Qué ha pasado con la gratitud? Ustedes cuatro deberían estar agradecidos de que las otras cosas que pidieron se puedan hacer. (Pero a cambio de dos llaves maestras) ¡Ningún Poder podría traer de vuelta a Damon! Elena debe tratar de sobrellevar esa

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realidad. ¡Ella ha sido consentida demasiado ya! (Pero ¿qué daño puede hacer, intentarlo de nuevo?) ¡Muy bien! Si quieres saberlo, Susurre ya nos ha obligado a tratar. ¡Y no pasó nada! ¡Damon... se< ha ido...! ¡Su espíritu no pudo ser encontrado en ningún lugar! ¡Eso es lo que les sucede a los vampiros, y todo el mundo lo sabe! Elena se encontró mirando hacia abajo, a sus propias manos, que estaban muy limpias, pero tenían las uñas rotas y cada nudillo estaba sangrado. El mundo exterior se había convertido en irreal de nuevo. Ella estaba dentro de ella misma, luchando con su dolor, luchando con la idea de que Idola, la principal juez de los Guardianes, no había mencionado que se había buscado el espíritu de Damon. Y que eso era todo... había desaparecido. De repente, la habitación se estaba abalanzando sobre ella. No había suficiente aire. Sólo habían mujeres: estas poderosas mujeres, mágicas Guardianes; que no tenían el suficiente poder o la magia para salvar a Damon, o al menos no les importaba lo suficiente como para intentar dos veces. No estaba segura de lo que le estaba sucediendo. Su garganta se sentía hinchada, sentía su pecho a la vez, enorme y apretado. Cada latido del corazón sonaba a través de ella como si tratara de agitarla hasta la muerte. A la muerte. En su mente, vio una mano sostener un vaso de Clarion Loess Black Magic. Y luego, Elena tenía la conciencia de que debía soportarlo de alguna manera, y sostenerse de alguna manera, y susurrar ciertas palabras en su propia mente. Por último, sabía el hechizo, lo tenía que decir en voz alta. Al final -cuando las cosas se desaceleraran. Cuando los ojos verdes Idola- que era un nombre perfecto para alguien que se idolatraba, cuando la seria y justa Ryannen y la educada Susurre, quedaron mirando con la boca abierta, muy sorprendidas, incluso para mover un dedo, Elena calmada y tranquilamente, dijo: —Alas de Destrucción... Fue un soldado, sólo una normal de las bases, una de las mujeres morenas, que la detuvo. Ella saltó a la tarima y, con una velocidad inhumana, puso su mano sobre la boca de Elena, de modo que la sílaba final fue un murmullo, y el salón dorado,

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verde y azul no explotó en fragmentos de metal caliente, como si fuera lava, ni la flor, ni la fuente se vaporizaron, y las vidrieras, no se rompieron mil pedazos. Después había más brazos alrededor de Elena, sujetándola, dejándola apenas a respirar, incluso cuando se estaba desmayando por la falta de aire. Elena luchó como un animal, con los dientes y las uñas, para escapar. Pero finalmente fue sometida por completo, reducida en el suelo. Podía oír la voz profunda de Sage y la de Stefan furiosa, entre estallidos de desesperación telepática, alegando y tratando de explicar. —¡Ella todavía no entiende la realidad! ¡Ella ni siquiera sabe lo que está haciendo! Pero más fuerte, podía oír las voces de los Guardianes. —¡Ella nos habría matado a todos nosotros! — . —¡No he visto nunca nada tan mortal, como esas alas! — . — ¡Un ser humano! ¡Y con sólo tres palabras, nos podría haber aniquilado! — . —Si Lenea no la hubiera abordado. — . —O si hubiera estado a unos metros más de distancia. — . —Ella destruyó una luna, ¿sabes? ¡No hay vida en ella, en estos momentos, y la ceniza sigue cayendo desde el cielo! — . —Ese no es el punto. El punto es que ella no debería tener Alas de Poder. Ella no tiene que tenerlas. — . — Así que quítale sus Alas! ¡Hazlo! Elena reconoció las voces de Ryannen y Idola. Todavía estaba tratando de luchar, pero la sostenían con tanta fuerza y la apretaban tan despiadadamente que la pelea se había convertido en una simple lucha por conseguir aire y todo lo que ella hizo fue fatigarse. Y luego le quitaron las alas. Fue rápido, por lo menos, Elena se sentía muy pequeña. Lo que más le dolía era su corazón. Había luchado orgullosa, persistente, y ahora se avergonzaba de sentir cada par de alas cortadas. En primer lugar le quitaron las Alas de Redención, esos grandes arcos de colores del arco iris. A continuación, las Alas de Purificación, blancas y brillantes como telarañas congeladas. Alas del Viento, como plumas de color miel. Alas de la Memoria, de suave violeta y azul como medianoche. Siguieron con las Alas de Protección color verde-esmeralda, las alas que habían salvado a sus amigos de un ataque frenético de Bloddeuwedd, la primera vez que habían entrado en la Dimensión Oscura. Y, por último, las Alas de Destrucción, grandes arcos de ébano con bordes tan delicados como negros encajes.

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Elena trató de guardar silencio, en el momento que le quitaban cada uno de sus poderes. Pero después de que los primeros habían caído a sus costados, en la sombra que tal vez sólo ella podía ver, oyó un pequeño suspiro, y se dio cuenta que era su propia voz. Y en el próximo corte, dio un grito involuntario. Por un momento reinó el silencio. Y de pronto hubo un ruido abrumador. Elena podía oír los lamentos de Bonnie y el rugir de Sage, y Stefan, el amable Stefan, gritando blasfemias y maldiciones a los Guardianes. Elena adivinó por el sonido ahogado de su voz que estaba peleando, luchando por llegar a ella. Llegó a ella, de alguna manera, justo cuando las mortales, Alas de Destrucción fueron cortadas de sus hombros y su mente, y cayeron como sombras al suelo. Fue bueno que la alcanzara entonces, porque al fin, cuando Elena fue menos peligrosa desde que las alas habían iniciado su despertar, de repente los Guardianes parecían asustados. Dieron un paso atrás de ella, estas mujeres fuertes y peligrosas, dejaron solo a Stefan, que estaba allí para atraparla y sostenerla en sus brazos. Aturdida, desorientada, ella era una muchacha de dieciocho años de edad, normal. A excepción de su sangre. Querían despojarle de su sangre también... para — Purificarla. —Las tres jueces y sus acompañantes se habían reunido ya en un triángulo multicolor a su alrededor y estaban produciendo su magia, cuando Sage gritó: —¡Alto! Elena, cayó sobre el hombro de Stefan, podía ver a Sage vagamente, sus alas de terciopelo negro todavía extendidas de pared a pared, aún tocando el techo de oro. Bonnie se aferró a él como un poco de pelusa de diente de león. —Ustedes ya han disminuido su aura a casi nada —gruñó. —Si ‚purifican‛ su sangre, esta pauvre petite va a morir, y luego despertará. Ustedes habrán creado un vampire, Mesdames, señoras. ¿Es eso lo que desean? Susurre se tambaleó hacia atrás. Para una juez de un reino tan dura e inflexible, parecía casi gentil, pero no tan amable como para no cortar mis alas, Elena pensó, frotándose los hombros para aliviarlos. Tal vez ella no sabía cuánto duele, otra parte de su mente pensó vagamente. Entonces toda su mente se unió en una reunión de emergencia. Algo caliente y frío se desliza por la parte de atrás de su cuello, en pequeñas gotas. No era sangre. No,

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esto era infinitamente más valioso que lo que los Guardianes se habían llevado. Las lágrimas de Stefan. Ella se agitó, tratando de tomar su propio peso sobre sus pies. De alguna manera, temblando, lo logró. Ella se dio cuenta cuán inestable estaba, sólo cuando trató de levantar una mano para limpiar las lágrimas de las mejillas de Stefan. Su mano entera se tambaleó como si estuviera haciendo una broma infantil. Su pulgar golpeó la mejilla con la fuerza insuficiente para hacer estremecer a nadie. Ella lo miró con cara de excusa, también se sorprendió al tratar de hablar. Stefan estaba hablando. Una y otra vez. —No importa —Estaba diciendo. —. Está bien, amor. ¡Oh, mi lindo amor, vas a estar bien. —Se limpió los ojos con una mano, firme como una roca, y todo el tiempo la estaba mirando sólo a ella, y ella sabía, que también estaba pensando sólo en ella. Sabía eso, y conocía también el momento en que eso había cambiado. La del pelo rojo estaba en su línea de visión, borrosa a través de sus lágrimas. La del pelo rojo y ojos verdes, estaba muy cerca de ella. Fue entonces cuando Elena sintió que Stefan recordaba que había alguien más que Elena en el mundo. Su rostro cambió. Ni una palabra ni un gruñido salieron de su boca. El cambio fue una alteración completa, pero en torno a sus ojos, que se convirtieron en algo mortal mientras todo lo demás se convirtió en agudo y feroz. —Si la tocas otra vez, perra asquerosa, voy a arrancarte la garganta. —dijo Stefan, y cada palabra era como una viruta de hierro helada que caía sobre el piso. Las lágrimas de Elena se detuvieron de pronto. Stefan no hablaba de esa manera a las mujeres. Aún Damon, no lo hacía, no lo hubiera hecho. Las palabras seguían resonando en el repentino silencio de la sala catedral. La gente estaba retrocediendo. Idola fue retrocediendo también, pero de su boca salió aún una pregunta: —¿Crees que porque somos Guardianes no te podemos hacer daño? —Pero la voz de Stefan cortó su voz al momento. —Creo m{s bien, que porque son ‚guardianes‛ pueden matar impunemente y

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salirse con la suya —dijo Stefan, haciendo su voz mucho más convincente -y aterradora- más llena de desprecio que la de Idola. —¿No hubieran matado a Elena si Sage no las hubiera detenido? ¡Malditas sean! —Agregó en voz baja, pero con tan absoluta convicción, que Idola dio otro paso hacia atrás. —Sí, es mejor que reúnas a todas tus amiguitas a tu entorno —añadió. —. Podría decidirme a matarte de todas formas, después de todo, maté a mi propio hermano, como te podrás dar cuenta. —Pero sin duda que fue sólo después de haber recibido un golpe mortal tú mismo. —Dijo Susurre entre los dos, tratando de interceder. Stefan se encogió de hombros. Él la miró con el mismo desprecio que había mirado a la otra juez. —Todavía tenía mi brazo bien —dijo deliberadamente. —. Podría haber decidido abandonar mi espada, o tan sólo herirlo. En lugar de eso opté por atravesarle su corazón con una hoja recta. —Mostró los dientes en una sonrisa claramente hostil. —Y ahora ni siquiera necesito un arma. —Stefan. —Elena logró por fin a susurrar. —Ya lo sé. Ella es más débil que yo, y no quieres ver que la mate. Es por eso que ella todavía está con vida, amor. Es la única razón. —Como Elena levantó los ojos asustados hacia él, Stefan agregó con una voz que sólo ella oía: Por supuesto, hay algunas cosas sobre mí que no conoces, Elena. Cosas que esperaba que no tuvieras que ver. Conocerte, amarte… me hicieron olvidarlas. La voz de Stefan en su cabeza despertó algo dentro de Elena. Ella levantó la cabeza y miró a la masa borrosa de Guardianes que les rodeaba. Vio rizos rubio-fresa suspendidos en el aire. Bonnie. Bonnie luchando, débilmente, pero sólo porque un par rubias Guardianes y otro par de morenas, la tenían en el aire, una de cada miembro. Cuando Elena la miró, pareció recuperar energía y luchó más fuertemente. Y Elena podía oír... algo. Era débil y lejano, pero que casi sonaba como... su nombre. Como su nombre pronunciado por el susurro de ramas al viento o el zumbido las ruedas de una bicicleta wheels. lay…nah…eee…lay… Elena intentó alcanzar el sonido. Trató desesperadamente de comprender lo que vino después, pero no pasó nada. Ella trató de hace un truco que habría encontrado fácil ayer, canalización de energía por medio de su telepatía. No funcionó. Trató la telepatía.

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¡Bonnie! ¿Puedes oírme? No había el más mínimo cambio en la expresión de la chica más pequeña. Elena había perdido su vínculo con Bonnie. Vio como Bonnie se dio cuenta de lo mismo, observaba que el pequeño cuerpo luchaba. La cara de Bonnie, se tornó blanca de desesperación, era indescriptiblemente triste, y de alguna manera indescriptiblemente pura y hermosa, a la vez. Eso nunca va a pasar con nosotros, la voz de Stefan en su mente le dijo con fiereza. ¡Nunca! Te doy mi… ¡No! Elena le devolvió el pensamiento, supersticiosa, aterrada de un mal de ojo. Si Stefan juraba eso, algo podría ocurrir, ella podría tener que convertirse en un vampiro o un espíritu, para garantizar que no rompiera su palabra. Él se detuvo, y Elena sabía que la había escuchado. Y de alguna manera este conocimiento, que Stefan había oído esta sola palabra la calmó. Ella sabía que no estaba espiando. Había oído porque ella le había enviado el pensamiento a él. Ella no estaba sola. Podría ser ordinaria de nuevo, podrían haber tomado sus alas y la mayor parte del Poder de su sangre, pero ella no estaba sola. Ella se inclinó hacia él, poniendo su frente contra la barbilla de Stefan. —Ninguno está solo. —Ella le había dicho eso a Damon. Damon Salvatore, un ser que ya no existía. Pero que aún despertaba en ella una palabra más, un grito final. Su nombre. ¡Damon! Él había muerto cuatro dimensiones atrás. Pero ella podía sentir el respaldo de Stefan, ampliando su transmisión, enviando como un faro a través de la multitud de mundos que los separaba de su cuerpo frío y sin vida. ¡Damon!

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No había el más mínimo atisbo de respuesta. Por supuesto que no. Elena estaba haciendo el ridículo. De repente, algo más fuerte que el dolor, más fuerte que la auto-compasión, incluso más fuerte que la culpa, se apoderó de ella. Damon no hubiera querido que ella salga cargada de esta sala, incluso por Stefan. Especialmente por Stefan. Él habría querido que no muestre ningún signo de debilidad ante estas mujeres que la habían despojado y la habían humillado. Sí. Ese fue Stefan. Su amor, pero no su amante, dispuesto a amar su castidad a partir de ahora hasta el final de sus días... ¿El final< de sus días? De repente Elena estaba contenta de no poder proyectar sus pensamientos telepáticamente, a extraños y que Stefan hubiera hecho un escudo a su alrededor, cuando la había tenido en sus brazos. Se volvió hacia Ryannen, que estaba mirando... con cautela, pero con seriedad en sus ojos. —Me gustaría irme ahora, si no te importa. —dijo ella, recogiendo su mochila y colgándola por encima del hombro, mostrando tanta arrogancia como podía. Hubo un rayo de agonía, cuando la correa de la mochila tocó el lugar desde el que la mayoría de sus alas habían surgido, pero ella mantuvo su cara con gesto de desprecio e indiferencia. Bonnie, ya depositada en el suelo, porque ya no luchaba, siguió el ejemplo de Elena. Stefan había dejado su mochila en la Portería, pero con suavidad colocó su mano alrededor del codo de Elena, no para guiarla, sino para mostrarle que él estaba allí para ella. Las alas de Sage se replegaron en sí mismas y desaparecieron. —Entiendes que por el regreso de estos tesoros que son nuestros por derecho, pero que nos eran inasequible de recuperar, se les concede sus peticiones, con la excepción de la imposib< —Entiendo —Dijo Elena de plano, al igual que Stefan, dijo, mucho más bruscamente. —. Ella entiende. Sólo cumplan ¿listo?

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—Ya está organizado. —Los ojos de Ryannen, de color azul oscuro salpicado de oro, se reunieron con los de Elena en una mirada no del todo indiferente. —Lo mejor —Agregó Sussure a toda prisa. —, sería que nosotros te pongamos a dormir y te enviáramos a tu nueva, antigua y nueva casa. Cuando despiertes, todo habrá acabado. Elena forzando su rostro a no cambiar, dijo: —¿Me enviarían a la calle Maple? — Preguntó ella, mirando a Ryannen. —¿A la casa de tía Judith? —Mientras duermes, sí. —No quiero estar dormida —Elena se acercó aún más a Stefan. —. ¡No dejes que me pongan a dormir! —Nadie va a hacerte algo que no quieras. — Dijo Stefan, y su voz era como el filo de una navaja. Sage retumbó su apoyo, y Bonnie miró a la mujer de manera áspera. Ryannen inclinó la cabeza.

********** Elena despertó. Estaba oscuro, y había estado dormida. Ella no podía recordar exactamente cómo había dormido, pero sabía que no estaba en la litera, y ella sabía que no estaba en un saco de dormir. ¿Stefan? ¿Bonnie? ¿Damon? pensó automáticamente, pero había algo extraño en su telepatía. Se sentía casi como si hubiera sido confinada a su propia cabeza. ¿Estaba en la habitación de Stefan? Debía estar muy oscuro afuera, ya que ella ni siquiera podía ver el contorno de la trampilla que conducía al camino de la viuda. —¿Stefan? —Susurró, mientras que un montón de información se aglomeraba en su mente. Había un olor, a la vez familiar y desconocido. Ella estaba acostada en

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una cama doble, no era una de extravagancias de seda y terciopelo de la Señora Ulma, pero tampoco los colchones de plumas de la pensión. ¿Estaba en un hotel? A medida que estos diferentes pensamientos se reunieron en su cerebro, se escuchó un suave golpeteo. Nudillos en el cristal. El cuerpo de Elena se hizo cargo. Tiró de la colcha y corrió hacia la ventana, misteriosamente, evitando los obstáculos sin pensar en ellos en absoluto. Sus manos se arrancaron a un lado las cortinas que ella de alguna manera sabía que estaban allí y su corazón palpitante trajo un nombre a sus labios. —¡Da< ! Y entonces el mundo se detuvo e hizo más lento su giro. La visión de una cara, feroz y preocupada, llena de amor y sin embargo extrañamente frustrada, justo al otro lado de la ventana del segundo piso, los recuerdos de Elena volvieron. Todos ellos. Fell's Church fue salvado. Y Damon estaba muerto. Su cabeza se inclinó lentamente hasta que su frente tocó el panel del vidrio frío.

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Capítulo 43 Traducido por: Nessy77

—¿Elena? —dijo Stefan en voz baja —¿Podrías invitarme a pasar? Me tienes que invitar, si quieres hablar. ¿Invitarle a pasar? Él ya estaba en el interior de su corazón. Ella les había dicho a los Guardianes que todo el mundo tendría que aceptar a Stefan como su novio de casi un año. No importaba. En voz baja dijo: —Entra, Stefan. —La ventana está cerrada con llave desde dentro, Elena. Aturdida, Elena abrió la ventana. Un instante después estaba apasionadamente abrazada por cálidos y fuertes brazos que la rodeaban desesperadamente. Después de ese momento, los brazos bajaron, dejándola congelada y sola. —¿Stefan? ¿Qué está mal?— Sus ojos se habían adaptado a la noche y por la luz de las estrellas que entraba por la ventana, pudo ver su vacilación. —No puedo, es que no puedo< sé que no soy yo a quien quieres—, dijo de una manera tan rápida que sonaba como si viniera a través de una garganta estrecha. —Pero quería que supieras que Meredith y Matt se están ocupando de Bonnie, la están consolando, quiero decir. Están todos bien y también lo está la señora Flowers. Y yo pensé que tú< —¡Ellos me pusieron a dormir! ¡Ellos dijeron que no me pondrían a dormir! —Te quedaste dormida, Elena. Mientras esperábamos a que nos enviarán a casa todos estuvimos pendientes de ti: Bonnie, Sage, y yo —Todavía estaba hablando en ese tono formal, inusual. —. Pero pensé, bueno, que es posible que también desees hablar con alguien esta noche. Antes de que yo me vaya. —Se puso un dedo en los labios para evitar que éstos temblaran.

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—¡Juraste que no me dejarías! —exclamó Elena. —¡Lo prometiste, no importa la razón, no me dejarías ni un momento, no importa cuán noble fuera la causa! —Pero Elena eso fue antes de comprender... —¡No lo entiendes! no es cierto< Sus manos volaron a cubrir la boca de Elena y acercó sus labios a su oreja, para susurrarle: —Am< Elena, estamos en tu casa, tu tía< Elena sintió que sus ojos se abrían, aunque por supuesto, inconscientemente lo había sabido todo el tiempo. El aire de familiaridad. Esta cama era su cama, y la colcha era la dorada y blanca colcha que tanto le gustaba. Ella supo cómo evitar los obstáculos en la oscuridad, cómo abrir su ventana... ella estaba en casa. Al igual que un escalador que ha vencido una sección de roca que parece imposible, y que casi ha caído, Elena sintió una oleada tremenda de adrenalina. Y fue esto, o tal vez, simplemente el poder del amor que fluía a través de ella, que logró lo que ella tan torpemente había estado tratando de alcanzar. Ella sintió que su alma se expandía y salía de su cuerpo, para encontrarse con Stefan. Ella estaba horrorizada por la distancia y la desolación en su espíritu, y abatida por la oleada de amor que inundaba cada parte de Stefan por cada contacto de su mente. ¡Oh, Stefan! Sólo di que me puedes perdonar, sólo dilo. Si me perdonas, puedo vivir. Tal vez incluso puedes ser feliz conmigo otra vez, si sólo me das un poco de tiempo. Yo ya estoy feliz contigo. Pero tenemos todo el tiempo del mundo, Stefan la tranquilizó. Sin embargo, ella percibió la sombra de un oscuro pensamiento rápidamente desechado. Él tenía todo el tiempo del mundo. Ella, sin embargo... Elena tuvo que ahogar una carcajada nerviosa, pero luego se aferró a Stefan de repente ¿Mi mochila la tomaron ellos? ¿Dónde está? Justo al lado de tu mesita de noche. Puedo llegar a ella. ¿La quieres? Él le alcanzó algo en la oscuridad, algo pesado y áspero y no con muy agradable olor. Elena metió

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frenéticamente una mano en su interior, mientras que todavía se aferraba a Stefan con la otra. ¡Sí! ¡Stefan, está aquí! Estaba empezando a sospechar, pero sólo lo supo con certeza, cuando ella sacó la botella con la etiqueta de agua Evian y lo acercó a su mejilla. Era fría como el hielo, aunque la noche era suave y húmeda. Y con una efervescencia violenta, brillaba de una manera que no parecía agua corriente. No tenía intención de hacerlo, le dijo a Stefan, de repente preocupada de que no le guste estar con una ladrona. Al menos no al principio. Sage dijo que saquemos agua de la Fuente de la Vida y la Eterna Juventud, en las botellas. Saqué una botella grande y esta pequeña, y de alguna manera deslicé la más pequeña en mi mochila, habría metido la grande también, pero no entraba. Y ni siquiera pensé en la pequeña otra vez hasta después de que me quitaron las alas y mi telepatía. Es algo bueno, pensó Stefan. Si te hubiera descubierto, ¡oh, mi adorado amor! Sus brazos apretaron a Elena quitándole el aire de los pulmones. ¡Así que por eso es que de repente estabas tan ansiosa por salir! —Se llevaron casi todo lo sobrenatural en mí —susurró Elena, colocando sus labios al oído de Stefan. —. Tengo que vivir con eso, si me hubieran dado la oportunidad de elegir, yo hubiera estado de acuerdo, por el bien de Fell's Church, hubiera sido sensata. —Se calló, porque se dio cuenta de que ya no estaba hablando con su mente. Ella había sido peor que un ladrón. Ella había tratado de aprovecharse de un ataque letal a un grupo de personas, la mayoría inocentes. Y lo peor fue que una parte de ella sabía que Damon habría entendido su locura, mientras que no estaba segura de que Stefan podría. —Pero no hace falta que me cambies en< tú sabes — comenzó a susurrar frenéticamente otra vez. —. Un trago o dos de esto y puedo estar contigo para siempre. Por siempre y para siempre, Stefan. —Se detuvo, tratando de recuperar el aliento y su equilibrio mental. La mano de Stefan se cerró sobre la suya en la tapa. —Elena.

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—No estoy llorando. Es porque estoy feliz, Stefan, podemos estar juntos para siempre, sólo... sólo nosotros dos... para siempre. —Elena, amor. —Su mano evitó que la de ella girara la tapa para abrir la botella. —¿No quieres? Con el otro brazo, Stefan la atrajo fuertemente a él. La cabeza de Elena cayó hacia adelante sobre su hombro y él apoyó su barbilla en el cabello. —Es lo que quiero más que nada. Estoy aturdido, supongo. He estado así desde< —Se detuvo y volvió a intentarlo. —Si tenemos todo el tiempo del mundo, entonces también tenemos mañana —dijo con voz ahogada por su pelo. —. Y mañana es tiempo suficiente para que comiences a pensar en ello. En la botella hay suficiente para cuatro o cinco personas, tienes que decidir quién bebe, amor. Pero no esta noche. Esta noche es para... Con un súbito arrebato de alegría Elena entendido. —Estamos hablando de< Damon. —Increíble que sea tan difícil pronunciar simplemente su nombre. Casi parecía una transgresión, y sin embargo... Cuando me pudo hablar por un momento de esta manera, me dijo lo que quería, ella envió. Stefan se movió un poco en la oscuridad, pero no dijo nada. Stefan, sólo pidió una cosa antes de... irse. Pidió no ser olvidado. Eso es todo. Y nosotros somos los que más lo recordamos. Nosotros y Bonnie. En voz alta, ella añadió, —Nunca voy a olvidarlo. Y nunca dejaré que otras personas que lo conocieron le olviden, por el tiempo que yo viva. Sabía que había hablado demasiado alto, pero Stefan no trató de callarla. Tras una corta separación, la abrazó con fuerza nuevamente, con la cara enterrada en su pelo. Recuerdo, le envió a ella, cuando Katherine quería que se uniese a ella, cuando los tres estábamos en la cripta de Honoria Fell. Recuerdo lo que le dijo. ¿Te acuerdas? Elena sintió que sus almas se entrelazaban, ya que ambos vieron la escena a través de los ojos del otro. Claro que me acuerdo.

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Stefan suspiró, medio riendo. Recuerdo que estuve tratando de cuidar de él luego, en Florencia. No se comportaba bien, ni siquiera influenciaba a las chicas para que olvidaran que se alimentó de ellas. Otro suspiro. Creo que quería que lo atraparan en ese entonces. Ni siquiera podía mirarme a la cara y hablar de ti. Hice que Bonnie los llamara. Me aseguré de que ella los trajera a los dos aquí, Elena le dijo. De los ojos de Stefan empezaron a fluir lágrimas de nuevo, pero poco a poco, lentamente. Ella cerró sus ojos y apareció una leve sonrisa en sus labios. Sabes… -La voz mental de Stefan se sobresaltó, asombrado- ¡Me acuerdo de otra cosa! Cuando yo era muy joven, tal vez tres o cuatro años. Mi padre tenía un temperamento terrible, especialmente después de que murió mi madre. Y entonces, cuando yo era pequeño, y mi padre estaba furioso y borracho, Damon deliberadamente se puso entre nosotros, dijo algo desagradable y, bueno, mi padre acabó pegándole a él en vez de a mí. No sé cómo pude haber olvidado de eso. Si, Elena pensó, recordando lo asustada que había estado de Damon cuando se había convertido en humano, a pesar de que él se había puesto entre ella y los vampiros que querían castigarla en la Dimensión Oscura. Tenía un don para saber exactamente qué decir, cómo mirar y qué hacer para meterse debajo de la piel de alguien. Podía sentir la débil risa de Stefan. Todo un don, ¿verdad? Bueno, yo desde luego no podría hacerlo, y eso que puedo manejar a la mayoría de la gente, Elena contestó en voz baja. No a él, sin embargo. Nunca a él. Stefan agregó, pero fue casi siempre más amable con los débiles que con los fuertes. Él siempre tuvo esa debilidad por Bonnie... Se interrumpió, como asustado de que se hubiera aventurado demasiado cerca de algo sagrado. Pero Elena estaba tranquila, estaba contenta de que al final Damon hubiera muerto para salvar a Bonnie. No necesitaba ninguna prueba más de sus sentimientos hacia ella. Elena misma siempre amaría a Damon, y nunca permitiría que nada disminuyera ese amor. Y, de alguna manera, parecía lógico que ella y Stefan se sentaran en su antiguo dormitorio y hablaran de lo que recordaban de Damon, en voz baja. Ella planeó hacer lo mismo con los otros, el siguiente día.

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Cuando por fin se durmió en los brazos de Stefan, fue horas después de la medianoche.

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Capítulo 44 Traducido por: Nessy77

En la luna más pequeña del Nether World, finas cenizas caían. Caían sobre dos cuerpos ya cubiertos de cenizas. Caían sobre agua impregnada de ceniza. Todo eso bloqueaba la luz solar de manera que creaba una noche sin fin sobre la superficie lunar cubierta de ceniza. Y algo más cayó. En las gotas más pequeñas imaginables, un líquido opalescente cayó, remolinos de colores, como para tratar de compensar la fealdad de las cenizas. Eran pequeñas gotas, pero había trillones y trillones de ellas, cayendo sin cesar, concentradas sobre el lugar que una vez había sido parte del mayor recipiente de Poder de tres dimensiones. Había un cuerpo en el suelo de ese lugar, no del todo un cadáver. El cuerpo no tenía pulso, no respiraba, y no manifestaba actividad cerebral. Pero en algún lugar de él, se originó un pulso lento, que se aceleró ligeramente mientras las minúsculas gotas de Poder caían sobre él. El pulso se estaba formado por nada más que un recuerdo. El recuerdo de una chica de ojos azul oscuro y cabellos dorados y otra carita con ojos marrones. Y el sabor: el sabor de las lágrimas de dos doncellas. Elena. Bonnie. Poniendo los dos recuerdos juntos, formaron lo que no era exactamente un pensamiento, ni exactamente una imagen. Pero para alguien que sólo entiende las palabras, podría traducirse así: Ellas me están esperando. Si sólo pudiera averiguar quién soy. Y eso desató una feroz determinación. Después de lo que parecieron siglos, pero que sólo fueron un par de horas, algo se movió en medio de las cenizas. Un puño cerrado. Y algo se agitó en el cerebro, una auto revelación. Un nombre.

422

The Return 3: Midnight

LJ Smith

Damon.

Fin

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podría hacer desaparecer la maldición de ser vampiro y volver a ser humano otra vez. Page 3 of 423. 7 Damon medianoche.pdf. 7 Damon medianoche.pdf.

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