Índice Sinopsis Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Sobre el Autor Créditos

Sinopsis L

as emociones de Avery son una locura, pero no tiene dudas acerca de sus mejores amigos, Marty y Mel. Ellos significan todo para ella. Son la familia que no tiene. En una crisis, son las personas que tiene a su lado, y Dios sabe que esta

es una crisis. Amigos como estos, valen su peso en oro. Ojalá las cosas con Sean fueran tan simples. El arrepentimiento es algo imposible de someter. Todavía hay cosas que decir, cosas que hacer. La vida es demasiado corta para vivir en el pasado, pero cuando Avery se despierta en el hospital se encuentra con que todo su mundo ha cambiado.

Capítulo 1 Traducido por liebemale Corregido por Nanis

E

xtraños sueños me atormentan. Los recuerdos se enredan en los más antiguos. Todo es tan complicado que no sé lo que es real. El tiempo ya no existe. No puedo sentir mi cabeza, aunque sé que palpitaba hace unos momentos. Para

hacer las cosas más extrañas, mis padres hablan conmigo. Me dicen que todo está bien. Se ven exactamente de la misma manera que lo hicieron la última vez que los vi. Mi mamá tiene su cruz de oro alrededor de su cuello. La luz la atrapa, y se vuelve más brillante. La escena cambia. No hay piso o paredes. Sólo oscuridad. Parpadeo una y otra vez, tratando de concentrarme en algo. Mi piel pica sintiéndose como si alguien me estuviera mirando. Cuando mis ojos se acostumbran, puedo ver el contorno de una forma familiar. Él entra en foco. La mirada azul de Sean se encuentra con la mía a través del cuarto. Mi corazón golpea duro. Quiero caminar hacia él, pero mis pies no se mueven. Sean no dice nada. Está allí como un fantasma, saliendo y entrando de foco. La expresión embrujada que he visto muchas veces sigue grabada en su rostro. Es como si quisiera decirme algo, pero no se mueve. No trata de venir a mí. No sé cuánto tiempo dura. Se siente doloroso. Ninguno de nosotros puede moverse. Hay tantas cosas para decir, pero ninguno de nosotros habla. El silencio es ensordecedor. Luego camina hacia mí. La voz de Sean es un susurro musical. Es demasiado bajo para ser escuchado, pero lo oigo. Su mano acaricia mi mejilla y palabras tranquilizadoras caen de sus labios. Te quiero, Avery. Siento no habértelo dicho.

El toque de Sean perdura, y luego se aleja lentamente. La negrura lo envuelve y estoy sola. El tiempo pasa lentamente, y no pasa nada por un largo tiempo. Entonces, mi cuerpo se enfría. El sudor gotea de mi columna vertebral y me empapa el cabello. Unas gotas caen por mi mejilla y me las limpio. Trato de aspirar el aire, pero encuentro que no puedo respirar. Entro en pánico. El suelo se ha ido y estoy cayendo, repentinamente absorbida por un agujero negro. Estoy sin aliento. Mi estómago vuela a mi garganta y manoteo, tratando de agarrarme de algo. Mi boca se abre. Grito, y oigo un eco que suena demasiado lejos. De repente, siento mis brazos y piernas. Las sábanas se me enredan. El pánico me provoca un sudor helado. Lo empujo, antes de abrir mis ojos, jadeando. ―Whoa ―dijo una voz masculina. Una mano está en mi hombro, me estabiliza. Me palpita la cabeza y la sala gira a mi alrededor. La mano me empuja hacia abajo. Me asusto e intento liberarme. ―Maldita sea, Avery. Estás en pésimo estado. Quédate quieta. Solo somos Marty y yo. ¿Qué demonios te dieron? ―Mel está hablando. No me puedo concentrar en su rostro. Estiro mis dedos y siento el IV en la mano. La cinta pica. Mis ojos se sienten como si estuvieran cosidos juntos. Me las arreglo para abrirlos y mirar a mi alrededor. La habitación gira. Me quejo y cubro mi cara con las manos, tratando de hacer que se detenga. Cuando me quedo quieta, las cosas se asientan. Me siento drogada. Me pregunto si Marty y Mel son reales o si todavía estoy soñando. Espero mirando. Mel está a los pies de mi cama. Barro los ojos por la habitación. Marty está a mi lado en una silla. No estoy en la misma habitación que me quedé dormida. Mi cerebro se despierta y sacude. El pánico hace que funcione más rápido y las cosas se juntan solas. Frenéticos pensamientos vuelan por mi mente como un caleidoscopio fuera de control. ¿Me admitieron? No puedo estar aquí. No puedo permitirme esto. La ansiedad se eleva desde el fondo de mí y trepa por cada rincón de mi ser. Si no puedo pagar estas cuentas, voy a tener que declararme en quiebra. Si me declaro en bancarrota, entonces no podré conseguir un trabajo cuando me gradúe, lo que significa que mi vida entera es una mierda. Todo lo que hice para permanecer en la universidad, será en vano.

Estoy totalmente asustada. Mi corazón late con fuerza como si alguien estuviera tratando de matarme. Mi voz suena como si estuviera gritando. ―No puedo estar aquí. No puedo… ―Empiezo a toser y no puedo parar. Mi boca y garganta están tan secas. Mis labios están llenos de sangre y agrietados en las esquinas. Mataría a alguien por conseguir Blistex1 en estos momentos. ―Shhh, Avery. Todo va a estar bien ―dice Marty, y me da una taza de agua. La agarro, agradecida, y sorbo. Sigo aclarando mi garganta, tratando de tragar. Después de un momento, me pregunta―: ¿Mejor? Asiento y le regreso la taza. Mis manos tiemblan. Hay otra pregunta que he estado temiendo, pero necesito saber. El sueño me ha asustado. Sean no debería estar de pie con mis padres, a no ser que esté muerto. Quiero hacerme un ovillo y llorar. Me controlo. ―¿Dónde está Sean? ―Mel mira a Marty, pero ninguno dice nada―. Dime. Si está muerto, dime. Tengo que saberlo. ¿Dónde está? Marty me mira. Sus dedos acarician mi frente con suavidad. ―No estamos seguros. Ellos te subieron aquí anoche. Mel y yo llegamos aquí justo después de que te trajeran. Oí que estaban trabajando con un tipo que tuvo un accidente de moto cuando llegamos a la sala de emergencias. Supongo que era Sean, pero nadie nos dice nada. Mel agarró tu historial cuando no había nadie mirando y escribió que era tu pariente más cercano, de lo contrario no nos dejarían verte. Mel resopla. ―Sí, ellos no creían que éramos hermanas. Les dije que si querían escuchar la jodida mierda que hemos pasado, tengo tiempo. Me dejaron después de eso y me traje a Marty. Creo que asuste a la pequeña enfermera rubia que tenías anoche. Marty se ríe. ―Sí, ella piensa que estamos en una pandilla o algo así.

1

Blistex: Crema labial medicada.

―Una banda gay. Eso va a hacer maravillas para mi reputación. ―Mel se sienta en una silla y se ve tan hosca, tan apenada. Parpadea lejos todo su descaro y por un momento, se ve más que preocupada―. En serio, Avery, ¿estás bien? ¿Te duele? ¿Quieres más medicamentos? Niego lentamente. ―No, no lo creo. Lo que sea que me dieron, me hizo sentir rara. Por lo tanto, ¿qué hay de malo en mí? ¿Por qué fui admitida? No tengo seguro. No puedo pagar por esto. ―Mi corazón empieza a golpear de nuevo. Marty se sienta en su silla. Junta los dedos. ―Creo que estás aquí en observación. Ellos dijeron que te golpeaste muy duro la cabeza. Hicieron un montón de pruebas anoche y todavía están a la espera de algunos de los resultados. No te preocupes. Van a tirar tu culo tan pronto como sea posible. Mel suspira y dice: ―Black estaba aquí. Gabe o Blade o cómo diablos se llame, se encuentra en la habitación de espera para ver si te despiertas. ―¿Black vino? ¿Quién le dijo? ―Maldita sea, mi cabeza duele. Me froto los dedos contra las sienes, entrecerrando los ojos, tratando de concentrarme. ―Yo lo hice ―dice Mel―. Llevabas tu pulsera. El cordón se rompió y ella llamó. Su matón se presentó dos segundos después, para desollar a tu cita, pero le dije lo que pasó. Black quiere su inversión de vuelta. ―Mierda. ―Cierro los ojos. Pienso en esto por un momento, y luego pregunto―: ¿Está la chaqueta de Sean aquí? ―Mel asiente y me la da. Saco el sobre y separo la nota, el collar, y algunos de los billetes. Pongo las cosas en la chaqueta de Sean y se lo entrego de nuevo a Mel―. Llama a Gabe aquí por mí. ―Avery… ―interrumpe Marty. Le da a Mel un vistazo mientras que dice que no debe escucharme, pero Mel lo hace. Antes de que pueda protestar, Mel está en el pasillo―. No tienes que hacer esto ahora. ―Sus ojos son tan grandes y de color marrón. Nunca me di cuenta de lo mucho que se preocupa por mí. Marty se ve muy preocupado. Tomo su mano y froto su espalda.

―Todo irá bien. Espera y observa. Gabe camina hacia mí. ―Srta. Stanz, ¿cómo se encuentra? ―He estado mejor. Escucha, sé por qué estás aquí. Toma esto. Dáselo a Black. Dile que estamos a mano. Tomé lo suficiente como para cubrir la cuota de la otra noche. ―Le entrego el sobre lleno de dinero en efectivo―. Dile que mi trabajo ha terminado. Él mira hacia abajo y luego hacia mí. ―Voy a decírselo. ¿Qué pasa con el trabajo? ¿Debo decirle que vas va a volver? ¿O estás haciendo arreglos para otro empleo? Quiero renunciar. Desde que pisé la oficina de Black, las cosas han ido de mal en peor. Pero no puedo hacerlo. Ahora no. Dios sabe cuánto va a costar. Voy a tener que pagar la deuda, y terminar la escuela y trabajar. Oh, santo infierno. Me duele la cabeza. Estoy mirando a Gabe mientras pienso. La respuesta es obvia. Tengo que seguir trabajando para ella. Mierda. ―Avery… ―dice Marty en voz baja. Mel me mira, sus ojos caramelo parpadeando entre yo y Gabe. ―Voy a volver tan pronto como sea posible. Quiero estar en los libros el próximo fin de semana. Estoy cansada de dejar las cosas por la mitad. Gabe asiente. ―Estás hecha de piedra, chica. Aguanta un poco más y sal lo más rápido posible. ―Gabe mira a Mel y añade―: Nunca dije eso, así que ustedes no lo oyeron. Mel se estremece, me mira, luego mira de nuevo a Gabe. ―No voy a decir ni una mierda a nadie. ¿Por qué me miras así? Cuanta más gente esté cuidando de mi chica, mejor. Y maldita sea, he dicho eso. Díselo a quien carajo quieras. ―Los brazos de Mel están cruzados sobre su pecho. De pie junto a Gabe, se ve tan pequeña y frágil.

Gabe sonríe a Mel y se va sin decir otra palabra. Todos miramos la puerta cerrada. Me froto la palma de mi mano sobre mis ojos y me siento. La sala se inclina hacia un lado, pero no puedo quedarme aquí. Tengo que levantarme e irme. Antes de que pueda empezar a oscilar las piernas a un lado de la cama, Marty se escabulle cerca y toma mi mano. ―Avery, ¿cómo puedes decir eso? ―Marty suena como si estuviera regañándome. ―No te atrevas a gritarle. ¿Qué diablos está mal contigo? Ella ha pasado por mucho. Cállate, chico o voy a sacar tu culo de aquí. ―Mel está de pie con las manos en las caderas. Puedo decir que quiere gritarle a Marty, pero su voz es tranquila. Ella me mira―. ¿Tienes hambre? Voy a buscar algo, ¿tal vez un poco de sopa? Sé lo mucho que te gusta la sopa. Me gusta la sopa tanto como a ella le gustan los panqueques. Sonrío. Eso hace que mi boca se agriete. Me estremezco y digo: ―Suena bien. ¿Y me puedes encontrar alguna pomada para los labios? ―Mel asiente. ―Claro que sí, cariño. Me alegro de que estés viva. ―Yo también. Mel se desliza por la puerta, y Marty y yo estamos solos.

Capítulo 2 Traducido por Pimienta Corregid por Nanis

M

arty no dice nada al principio. Parece nervioso y fuera de lugar. Le digo: ―No creo que nada este roto. Puedo mover los dedos de los pies. ―Avery, tengo que decirte algo. Después de todo esto, oh Dios mío, si no

hubiese tenido la oportunidad de decirte que… Le sonrío. Me duele la cara al hacerlo, pero se ve tan asustado. ―Dime. ―El otro día, cuando rompí el vaso… ¿Te acuerdas? Sí, lo recuerdo. Estaba actuando como un loco. Asiento. ―Sí, ¿qué fue eso? Marty me mira por un largo tiempo. No hay ninguna expresión en su rostro. Suspiro y me froto el hombro. Se siente como si los músculos tuvieran una roca atrapada entre ellos. Marty se inclina hacia adelante y dice: ―Trae, déjame ayudarte. ―Sus manos trabajan en mi hombro y puedo sentir que los músculos comienzan a relajarse. ―Entonces, ¿lo del otro día? ―lo insto. ―Sí, el asunto es… maldita sea, ni siquiera sé por dónde empezar. A veces las cosas no salen como uno piensa, ¿sabes? Te metes en una situación pensando una cosa, pero

luego todo cambia y nada sale como lo has planeado. ―Las manos de Marty trabajan mi hombro, frotando los músculos doloridos. Me relajo un poco. ―Te estás enrollando. ―Sí, bueno, hay más. ―Frota su pulgar en el músculo más fuerte, y yo hago un sonido contenido, un suave gemido. Marty sacude su mano como si ardiera. Lo miro sin entender―. Avery, yo… Un golpe en la puerta lo interrumpe. Un hombre con ropa de quirófano y una bata blanca entra. ―Avery Stanz, me alegro de verte despierta. ¿Cómo te sientes? ―Como si hubiera tenido un accidente de coche. Dolorida e irritada. Él asiente y mira mi portapapeles. ―¿Tienes problemas de visión? ¿Dificultad para caminar? ¿Dolores de cabeza? Me duele la cabeza, pero quiero salir de aquí, así que digo que no a los tres, a pesar de que no he estado fuera de la cama. Él me hace más preguntas y me explica que mis pruebas han resultado correctas y que puedo ir a casa. Me trajeron aquí porque tuve una reacción alérgica a un analgésico que me dieron en la sala de emergencias. Me explica qué sustancias es y me dice que tengo que recordarlo. Al parecer, estaba alucinando y tenía problemas para respirar bien. Así que me bombearon una buena dosis de un antihistamínico y me mantuvieron aquí más tiempo para estar seguros. Justo antes de que el médico se fuera, me dice: ―¿Alguna pregunta? Asiento y lo miro a los ojos. ―¿Dónde está Sean Ferro? Nadie me dice nada. Sonríe con tristeza. ―Tu amigo está… bueno. Él, uh… ―Él médico mira hacia la puerta y luego de nuevo a mí―. Ya no está con nosotros. Él…

Suspiro y mis manos vuelan a mi cara. El médico sigue hablando, pero dejo de escucharlo. Oigo su voz, pero no sus palabras. No es hasta que siento su mano en mi hombro que puedo concentrarme lo suficiente como para escuchar lo que está diciendo. ―Señorita Stanz, por favor, escúcheme. Su amigo firmó anoche el alta para él mismo. Usé mal las palabras. No era mi intención asustarla. El Sr. Ferro está herido, pero se recuperará. ¿Entiende? Con los ojos muy abiertos, asiento. ―¿Sean está vivo? ―Sí, lo está. ―El médico libera mi hombro. Su mirada viaja hasta Marty―. Asegúrese de que recuerda lo que dije. ―Y luego a mí―. La enfermera vendrá en un momento para darle de alta. Yo… ah, escuché algo anoche. ¿Es cierto que el Sr. Ferro cortó su coche para que evitara la camioneta? ―pregunta, mirándome directamente. Asiento. Mi garganta está demasiado apretada para hablar. Me estudia por un momento y me apunta con su pluma. ―Eres muy afortunada. Los dos lo son. Los paramédicos me mostraron fotos de su moto. La suerte estaba de su lado. ―Sacude la cabeza, como si no pudiera creerlo, y se va. Me río. No puedo evitarlo. Soy la antítesis de la suerte. ―No, no lo soy. La suerte me evade. ―Esta vez no, Avery ―Marty me da palmaditas en el brazo―. Tuviste mucha suerte. Como Sean. ―Marty parpadea, como si esa fuera la cosa más loca que jamás haya escuchado―. No puedo creer que él se fuera. Yo tampoco. Se fue y me dejó aquí. Sean no me esperó. No se aseguró de si estaba bien, sólo me dejó. ¿Quién hace eso? El suelo de mi estómago se retuerce por la preocupación.

Capítulo 3 Traducido por Fer_lul Corregido por flochi

M

arty y Mel resuelven quién me va a llevar a casa. El médico dijo que alguien tiene que mantener un ojo en mí. Estuve de acuerdo en permitírselo, pero ahora que estoy siendo asegurada en el asiento delantero de Marty ya no quiero cooperar. Quiero ver a Sean. Necesito verlo con mis propios ojos y ver que está vivo. No entiendo

cómo pudo caer de esa manera e irse. No lo entiendo. Parece irreal, como todo lo demás en mi vida. Marty está conduciendo hacia la universidad. Me está hablando suavemente, preguntándome si estoy bien, si quiero comida o algo. Miro por la ventana. Hay algo frío dentro de mi estómago y se está arrastrando hasta mi garganta. No sé lo que pasó, pero siento como si no pudiera decirle lo que estoy pensando, no después de esto. Los grandes ojos marrones de Marty cortan a través de mí. Los siento en un lado de mi cara, clavándome como un palo. ―Dime qué idea loca se está gestando en esa cabeza tuya. Lo miro con mi boca abierta. Maldición. ¿Cómo hace eso? ¿Por qué soy tan transparente a su alrededor? Trato de quitármelo de encima. ―¿Qué? Yo no… ―Corta la mierda, princesa. Veo esa mirada en tu cara. ¿Qué loca cosa estás planeando esta vez?

Me hundo en mi asiento y cruzo los brazos sobre mi pecho. Marty reduce la velocidad del coche cuando llegamos a un embotellamiento. Genial. ―Me haces sonar como un villano de Scooby-Doo. No estoy planeando nada. ―Tan pronto como te meta en tu pequeña cama y ahuyente a Amber, vas a ir a verlo. ¿Estoy en lo cierto? ―Marty me echa un vistazo. Mi mirada cae a mis manos. Me siento como una mierda. Estoy agotada en todas las formas posibles. Mi voz es débil y tímida, apenas audible. ―Necesito verlo. ―Ese tipo te ha traído nada más que problemas. Estoy a favor del verdadero amor y luchar por lo que crees, pero esto no es amor Avery. No me obligues a decirte lo que es. Tú ya lo sabes. ―El agarre de Marty se aprieta en el volante. El coche se mueve lentamente hacia adelante. Una bocina resuena en alguna parte detrás de nosotros. ―Tengo que verlo ―repito―. No espero que lo entiendas, pero después de todo lo que he tenido que atravesar… Tengo que verlo. No puedo creer que él se alejó de eso, literalmente no puedo creerlo. Tengo que verlo por mí misma... y necesito preguntarle algo. Marty está en silencio por un momento. Mueve su mandíbula, mientras mira hacia el frente. De repente, sus ojos se mueven a la izquierda y luego a la derecha. Murmura algo que no puedo entender y los bordes del coche se mueven hacia el carril izquierdo. ―Mel va a matarme. Juro por Dios que si le dices que yo… Me doy cuenta de que está dando la vuelta, que Marty va a llevarme de vuelta a la ciudad para que pueda ver a Sean. ―Gracias, Marty. Realmente, yo… Sacude la cabeza y me da una mirada firme. ―No me lo agradezcas. Esta es la peor cosa que podría hacer por ti. ―Sus ojos se clavan en mí, lo que me hace retorcer en el asiento. Hay algo ahí, algún reclamo o dolor que desconozco de algo que no sé. Quiero preguntarle por qué está tan decidido a mantenerme alejada de Sean, pero sé que es mejor no preguntar.

El semáforo cambia y Marty hace una vuelta en U y estamos fuera del embotellamiento, dirigiéndonos directamente hacia el hotel de Sean. Le digo a Marty dónde ir y luego hay un incómodo silencio espeso. Mis dedos se mueven por el cuero de la puerta mientras miro por la ventana. Mi mente sigue a la deriva de nuevo por la nota en el bolsillo de Sean. Lamenta todo. Quiere empezar de nuevo. En ese momento, me siento de la misma manera. Quiero lanzar mis brazos alrededor de su cuello y besarlo hasta que no pueda respirar, pero cómo puedo... se fue sin mí. Sean ni siquiera se aseguró de que estaba bien. No se quedó ahí y me revisó. No hizo nada. Parece como si no se preocupara por mí en absoluto. Gimo y froto mi cara con la palma de mi mano. Me duele la cabeza. Echo un vistazo a Marty. ―Crees que estoy cometiendo un error, ¿no? Marty mira sobre mí antes de que sus ojos se muevan de nuevo a la carretera. ―No me hagas preguntas de las que ya conoces la respuesta ―chasquea. Está tan tenso. Es como si estuviera estrangulando el volante mientras conduce. Cuando nos acercamos al hotel, por fin habla―. Voy a estacionar y a caminar contigo. ―Marty… ―No es opcional. Además, te ves como si te fueras a caer sobre tu cara en el salpicadero. No puedo dejarte deambular por ahí sola. ―Marty se detiene enfrente del hotel y le da el coche al valet. Cuando salgo, el tipo que me abrió la puerta me da una mirada extraña. Esa cosa desastrosa está pasando. Ni siquiera me he mirado en un espejo. ¿A quién le importan los espejos en momentos como este? Pero aun así, me hace sentir cohibida. Marty le entrega un puñado de dinero en efectivo y toma mi brazo. Me aferro a Marty. Estoy débil. El mundo comienza a inclinarse hacia un lado, pero Marty me estabiliza y la sensación pasa. Mientras caminamos hacia dentro, Marty se inclina y susurra en mi oído: ―Me debes una grande por esto, y estoy totalmente planeando el reembolso en este momento. ―Su palma frota mi mano y me sonríe.

Mi corazón late con fuerza. Mis pensamientos se enredan más y más fuerte a medida que el ascensor se acerca al piso de Sean. Trato de tragar el nudo en mi garganta, pero no va a pasar. Marty me aprieta la mano con fuerza y dice: ―¿Estás bien? Asiento y le sonrío. Sin embargo la preocupación aprieta mi cara, por lo que la sonrisa se ve asustadiza. Las puertas del ascensor se abren. Me vuelvo hacia Marty y le pregunto: ―¿Vas a esperar por mí aquí? ―Avery, no creo que debas verlo a solas. Esta es una muy mala idea. El tipo te dejó… te dejó en el hospital sola. ―Marty me está suplicando, pero no me puedo doblar a la cautela. Tengo que verlo por mí misma. Acaricio sus manos antes de decir: ―Gracias ―y me doy la vuelta. Camino lentamente hacia la puerta de Sean. Cada centímetro de mi cuerpo duele. No importa que tenga un montón de analgésicos en mí. Cuando mi pie toca el suelo, se siente como si clavos se atascaran en mis articulaciones. Levanto la mano para llamar a la puerta, pero dudo. ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Qué es lo que quiero de este hombre? Él está fastidiado más allá de la comprensión, y por alguna razón estoy de pie en su umbral. Mi mano permanece junto a la puerta. Pensando rápidamente, decido que sólo quiero ver a Sean. Necesito saber que está vivo. Mis nudillos caen contra la madera dos veces y luego dejo caer mi mano a mi lado. Cuando la puerta se abre, mi corazón se desploma hasta mis zapatos. Sean está de pie allí con cara de sueño. Su camisa está abierta, revelando algunos moretones desagradables en su piel. ―Avery ―susurra mi nombre, sorprendido de verme―. ¿Qué estás haciendo aquí? Mis labios se abren para decir algo, pero no puedo hablar. Marty se acerca por detrás y muestra la chaqueta de Sean.

―Ella quería traerte tus cosas. El hospital se lo dio. ―Le sonrío a Marty, agradecida. No sé a dónde se fue mi coraje, pero ya no está. No me gusta la mirada en los ojos de Sean. Tomo la chaqueta de Sean y remuevo el sobre antes de entregarle el aporreado cuero. Sean se queda mirando a Marty con veneno en sus ojos, antes de que su mirada se desplace de nuevo a mí. Sean toma la chaqueta y dice: ―Adelante. ―Asiento y camino junto a él, adentrándome en la habitación del hotel. Marty se queda en el pasillo, pero Sean no lo deja solo―. Tú también, entra. Marty se tensa. Él me da una mirada que me permite saber que realmente no puede soportar a Sean. La puerta se cierra detrás de nosotros y Marty cruza la habitación para mirar por la ventana. Sé que él está tratando de darme espacio, pero Sean está mirando a Marty como si fuera una amenaza. Doy un paso hacia Sean, diciendo: ―¿Cómo es que estás bien? Después de que te cayeras, no te moviste. No podía sentir tu respiración. ―Mis ojos son tan grandes como platos y empiezan a arder. La expresión que Sean me da es ilegible, fría. ―No lo estuve. Me quedé sin aire cuando me caí. No podía decir nada. El casco y la chaqueta me salvaron la piel. Es blindado. Tengo una herida en la pierna, donde los vaqueros consiguieron destrozarse, pero el resto de mí está bien. ―Los labios de Sean apenas se mueven cuando dice bien. Es como si estuviera diciendo que esta cualquier cosa menos bien. Asiento. Mi pulso late con fuerza en mis oídos y mi piel pica con el sudor. Levanto la carta entre mis dedos. El temor me llena, dificultando mi respiración. ―Encontré esto en tus cosas. Me mira. ―¿Y lo leíste? Asiento. ―No sabía lo que te había pasado. Cuando vi mi nombre en el sobre, yo... ―Mi voz se apaga. ¿Qué estoy haciendo aquí? Sean, obviamente, no quiere verme.

―¿Le diste el dinero a Black? ―Sí, lo hice. ―Sean asiente lentamente. Sus ojos siguen moviéndose hacia el lugar donde Marty está de pie, mirando por la ventana. Sostengo la carta de nuevo. Sean ve en el papel y luego a mí―. ¿Qué hay de esto? ―¿Qué pasa con eso? ―Sean sostiene mi mirada. Casi parece desafiante y no entiendo por qué. Después de un momento, se aleja. Su rostro se aprieta un poco y tiene una ligera cojera cuando se aleja de mí. La ira destella a través de mis venas. Un millón de pensamientos colisionan dentro de mi mente y explotan fuera de mi boca. ―¿Qué pasa con eso? Oh, no lo sé. ¿Es cierto? ¿Solo lo escribiste, así estamos a mano y me podrías devolver el dinero que tiré en tu cara? ¿O era algo más? ―Quiero gritarle, pero no lo hago. En su lugar, tomo una respiración lenta y cuando miro hacia arriba desde debajo de mi frente, sostengo sus ojos―. Dime la verdad. ¿Cómo te sientes acerca de mí? Sé un hombre y dilo, en lugar de encogerte detrás del silencio. Marty se ha girado. Puedo sentir sus ojos en mi espalda, pero permanece junto a la ventana. Sean parece tan distante, como si no se preocupara por mí de una manera u otra. ―Las acciones hablan más que las palabras, ¿no? Suma todo, Avery. Sé lo que está diciendo. Sean está negando que tiene sentimientos por mí. ―Tonterías. Eres un cobarde. Tus acciones repican tan malditamente fuerte que constantemente están pasando en mi cabeza. Te lanzaste debajo de un camión por mí. Luego, me abandonaste. ¡Saliste corriendo del hospital sin fijarte si estaba bien! Empujo su pecho debido a que Sean ya no me está mirando. Su rostro se giró hacia un lado, como si hubiera abofeteado su mejilla. Mi corazón se siente ahuecado. ¿Por qué no me lo dice? La desesperación me llena como una tormenta. Violentamente las lágrimas alejan todo pensamiento racional hasta que estoy a punto de llorar. Sean pasa su mano por su oscuro cabello y mira sobre mi hombro a Marty.

―Llévala a su casa. Jueguen a la casita. Hagan lo que sea que ustedes dos hacen. ―Sean camina hacia la puerta y la mantiene abierta. Mi mandíbula cae. Echo un vistazo atrás hacia Marty que le está dando a Sean la mirada más desagradable que he visto en mi vida. Cuando miro a Sean, lo veo. Él piensa que Marty y yo estamos juntos. Doy un paso delante de Sean y tiro de su camisa con fuerza, tirando su cara cerca a la mía. ―Marty es un amigo, idiota, y en este momento es mejor amigo de lo que tú eres. ―Empujo a Sean para salir por la puerta, pero toma mi mano. Lo miro, dispuesta a morderle la cabeza, pero la expresión en su rostro me detiene. ―Espera... ―La voz de Sean se apaga mientras mira hacia otro lado. Marty está detrás de mí. Sé que él quiere irse, pero mis pies están congelados. La súplica en la voz de Sean me mantiene en mi lugar. Sus dedos se envuelven alrededor de mi muñeca, lo que hace a mi estómago hacer piruetas. Mi columna vertebral se pone rígida. Trato de empujar las sensaciones lejos. Estoy cansada de jugar juegos. No sé lo que esperaba de Sean, pero no esto. ―No, he terminado con esto. Ni siquiera puedes decirme por qué te fuiste. Tu jodida pierna está sangrando a través de tus pantalones vaqueros. Saliste del hospital sin siquiera dejar que te curaran. Me dejaste atrás. No puedo seguir con esto. Ya he terminado. ―Estoy muy cansada. Sólo quiero irme. Mis errores me están aplastando. Venir aquí fue un error. Niego con la cabeza y trato de alejarme, pero Sean no me suelta. Algo cambia. Lo puedo sentir y miro hacia él. ―Te lo diré. Quédate y te lo diré. ―Los ojos de Sean se encuentran con los míos y siento mi resolución desprenderse y volar lejos. Echo un vistazo hacia Marty. Él rueda sus ojos y sale por la puerta. Antes de irse se vuelve hacia mí. ―Hay cosas que están fuera de tu control, Avery, pero otras cosas… ―Marty niega ―, otro dolor es completamente evitable. ―Marty entorna sus ojos hacia Sean, con una mirada de odio, espera medio latido, y se va.

Temor corre por mi espalda. ¿Por qué se siente como si hubiera cometido un gran error?

Capítulo 4 Traducido por flochi Corregido por Nanis

C

uando la puerta se cierra, Sean se ve rígido. Me pregunto si le duele tanto como a mí. Me pregunto si siente como si su pecho ha sido arrancado demasiadas veces. No lo entiendo. No sé por qué sigue vacilando. Tengo un traumatismo

emocional y estoy demasiado cansada para enfrentarme a ello. Cuando Sean no dice nada, me muevo a la puerta y alcanzo la perilla. ―Escucha, mi aventón se está yendo y estoy muy cansada para esto. Si no quieres… Sean hace un sonido desesperado y arrastra sus palmas sobre su cara. ―¿Qué, crees que simplemente puedo soltarlo? Mirando por encima de mi hombro, respondo: ―Sí. Di algo o me voy. Por un momento estoy nerviosa de que Sean no me lo diga, que dejará que me vaya. No quiero que las cosas terminen así, pero al menos tiene que intentar hablar conmigo. No puedo soportar seguir viviendo de esta manera. Estoy enamorada de él y me mata que ni siquiera pueda saber si le gusto. Dejo salir un sonido de molestia y abro la puerta. Justo cuando estoy a punto de atravesarla, Sean habla. ―No me gustan los hospitales. Me descomponen. Mucho. Huí antes de que pudieran tratarme, pero te vi. Entré a tu habitación.

Dándome la vuelta lentamente, lo miro. Los hombros de Sean están caídos, su mandíbula está cubierta por barba de un día, y no me está mirando. Mis manos se apoyan en la manija. ―No recuerdo haberte visto. Pensé que estabas muerto. ―La última frase es apenas un susurro. La ansiedad con la que no tuve tiempo de lidiar antes asoma su cabeza y me siento inestable. Quiero gritar, chillar y llorar. Quiero golpear su pecho con mis puños y que me tire a sus brazos y me diga que todo estará bien, pero no puedo romperme de esa manera. No puedo darme ese lujo. Los labios de Sean se separan. Inhala por un momento, como si le doliera. Cuando sus ojos azules se encuentran con los míos, sé que está perdido en su pasado. Reconozco la mirada en sus ojos. La he visto en el espejo muchas veces para contar. Pasa una mano a través de su cabello y la baja por su cuello. ―Estabas sedada cuando te encontré. Te habría llevado conmigo, pero tu amigo me espantó. ―Los ojos de Sean se lanzan hacia la puerta abierta. ―¿Marty? Él asiente. ―No me incumbe lo que hagas con tu vida, pero ese sujeto te quiere. ―Sean desliza sus manos dentro de sus bolsillos. Mi mandíbula cae abierta. Hago sonidos estrangulados antes de farfullar: ―¡Es gay! ¡Marty es gay! Estás tan fuera de tema que ni sabes de lo que estás hablando. ―Quiero reír porque eso me parece una locura, pero no lo hago. Sean habla en serio. Se encoge de hombros. ―No importa. Esa mirada sigue allí. La manera en que me echó lo dijo todo. ―Estás equivocado. Marty está atraído tan sexualmente a mí como Mel lo está. No hay nada entre yo y ninguno de ellos. , así que para de inventar excusas. ¿Por qué huiste? Sean suspira y mira al techo. Tras un momento, dice:

―Cierra la puerta. Habrá un coche que te lleve a tu casa cuando quieras irte. ―No me gusta la manera en que me habla, pero cierro la puerta y entro en la sala. Me cruzo de brazos y espero. Sean no me mira cuando habla. ―Los hospitales me dan una enorme cantidad de ansiedad. ―Eso no es una respuesta. Sean alza su mirada hacia mí. Sus ojos son fríos y duros. Podrían cortar el metal. Me estremezco. ―Déjame terminar. No lo diré dos veces. ―Trago saliva con fuerza y me siento en una silla en la mesa junto a la puerta. Sean camina mientras habla. Hay una leve cojera cuando da un paso. Sus manos permanecen dentro de sus bolsillos. Mira directamente hacia adelante, sin mirarme. ―No son los hospitales en general, es ese hospital. Ahí es donde los perdí. Estar en el mismo lugar, parado en las mismas salas, fue demasiado. Prefería salir y morir en la acera que quedarme en ese lugar. ―Cada palabra está cargada de emoción, sacada de las profundidades de su alma. No sé qué decir. Quiero reconfortarlo, pero nada que diga eliminará el recuerdo de su mente. Y ahora sé lo que pasó con el bebé. Él dijo ellos. Debió perder a su esposa y al bebé al mismo tiempo. Presiono mis labios con fuerza. No me extraña la razón por la que es reprimido emocionalmente. Perder a una persona es bastante difícil, pero perder dos es un inconmensurable dolor. Las muertes de mis padres fueron difíciles. No puedo imaginar perder un esposo y un hijo. Cuando Sean me mira, no puedo ocultar la pena en mis ojos. ―No me mires de esa manera. No entiendes lo que pasó. ―Entonces dímelo.

Se ríe. Suena tan amargado y roto. Sé que se siente hueco por dentro. Me siento de la misma manera. Sus palabras son filosas. ―Si desnudar mi alma fuera catártico, ya lo habría hecho. Doblo las manos en mi regazo. ―Entonces tal vez lo estás haciendo mal. Sean me mira. ―Revivir el pasado no cambia el presente. ―Te hace quién eres. Y seguro que me ayudará a descubrir qué demonios pasa por tu cabeza. Él sonríe. ―Realmente no quieres entrar ahí. ―¿Cómo puedes lanzarte delante de una camioneta por mí, y luego irte? Sé que dijiste que Marty te echó, pero Sean… ―Mientras hablo, él se acerca más y más a mi silla. La mirada en sus ojos cambia de defensiva a algo que hace que mi piel hormiguee. Mi estómago se tensa. Sean se detiene en frente de mí. Me mira las manos. Toma una y entrelaza nuestros dedos antes de arrodillarse. Sean mira nuestros dedos. ―No quieres saberlo todo. Confía en mí. ―¿Cómo puedo, cuando actúas así? No sé por qué… ―Frota el dorso de mi mano con sus pulgares. Sus ojos están trabados con los míos. Quiero lanzarme en sus brazos con tanta fuerza. ―Este es quien soy. No soy un buen partido, Avery. Estoy jodido. Lo sabes. Me conoces suficiente para verlo. No finjo ser algo que no soy. Ninguna cantidad de charlas arreglará todo lo que he hecho. Ninguna cantidad de explicaciones justificará mis decisiones. No hay razón para que estés aquí. No queda nada que valga la pena salvar. ―Sean entierra su rostro en mi regazo y se aferra a mí como si se estuviera ahogando y yo soy la única que puede salvarlo.

Con ojos soñolientos, miro fijamente hacia adelante con la boca abierta. Las palabras no salen. Paso mis dedos a través de su cabello, suavemente. Froto mis manos sobre sus hombros y cuello, queriendo aliviar algo de su dolor. Nos quedamos sentados así. Se siente como si la media noche pasara antes de que él alce la vista hacia mí. Cuando finalmente lo hace, Sean se pone de pie y toma mi mano. Me pone de pie y me lleva a la cama. Nos arrastramos debajo de las mantas y nos sostenemos uno al otro hasta que el sueño finalmente llega.

Capítulo 5 Traducido por Simoriah Corregido por Nanis

D

espierto a la mañana siguiente con un horrible dolor de cabeza. Me estiro y me arrepiento al instante. Pestañeo unas pocas veces y recuerdo dónde estoy. Hay un brazo sobre mi parte media. Sonrío y miro a Sean. Está despierto,

observándome. ―No te voy a dejar ir ―dice. Hay moretones en su rostro, pero la mayoría está debajo de su barba. Sonrío. ―Entonces dame razones para quedarme. ―Ruedo para ponerme de costado y Sean me acerca a él. Mi corazón golpea con más fuerza. Puedo sentir cada curva de su cuerpo lastimado contra mí. Sean baja la cabeza y presiona los labios contra mi cuello. Tiemblo y contengo la respiración. ―No debería. ―Vuelve a besarme el cuello. Sus labios se deslizan sobre mi piel, y su lengua evoca una oleada de sensaciones que se disparan a través de mi cuerpo. ―Sean ―gimo su nombre y lo aparto―. No podemos… Pero Sean no se mantiene alejado. En su lugar, regresa con más fuerza con toques delicados y deliciosos que me hacen cerrar los ojos y rogar por más. Luego, abruptamente se detiene. ―De acuerdo, podemos detenernos. ―Me está sonriendo. Sean me ha excitado y luego se detuvo.

Lo empujo y río. ―Apestas. ―Intenté, pero dijiste que no2. ―Me da una sonrisa torcida y se sienta. Todavía tiene puesta esa camisa rota con la parte delantera abierta. Sean aparta los cobertores de una patada y se pone de pie. ―¿Cómo está tu pierna? ―Mejor. Todo está mejor hoy. ―Sean se vuelve hacia la cama y dice―: ¿Finge conmigo por un rato? ―Me ofrece la mano, pero no la tomo. ―¿A qué te refieres? ―No podemos tener una relación debido a tu trabajo y debido a… bueno, a mí y a mis preferencias… pero podemos fingir por un momento, durante una ducha, que somos personas normales. Puedo ayudarte a vestirte. Ayudarte a lavarte en la ducha, sabes, cosas normales que hacen las personas normales. ―Sean luce esperanzado. Su voz es suave y dulce. ―¿Quieres que me duche contigo? ―Asiente―. ¿Porque no es una violación del contrato de Black y porque no es el raro tipo de sexo que te gusta? Él tira de mí hasta ponerme de pie. ―Porque ambos estamos sucios y necesitamos vestirnos. Deja de pensar tanto. Si la idea de frotar jabón sobre mi estómago te resulta atractiva, entonces sígueme. Si preferirías vestirte sola, entonces espera tu turno. No tardaré mucho. ―Deja caer mi mano y atraviesa la habitación y desaparece dentro del baño. Mi mirada lo sigue. Quiero ir. Las puntas de mis dedos de hecho cosquillean, pensando en tocarlo, pero es una idea tan estúpida. No debería. La irritación se dispara a través de mí. Atravieso rápidamente la habitación y entro bruscamente, diciendo:

2

Juego de palabras. “Suck” significa “apestar” o “succionar, chupar”.

―No puedes decir cosas así y luego… ―Las palabras mueren en mi boca. Sean está medio desnudo y sacándose los pantalones. Mis ojos se deslizan sobre su cuerpo, sobre los moretones y cortes que están ahí debido a mí―. No juegas limpio ―digo ahogada. Sean sonríe. ―Tampoco tú. ―Camina hacia mí y desliza las manos alrededor de mi cintura. Tira de mis caderas para que se alineen contra su cuerpo desnudo―. ¿Vas a unírteme o a mirar? Mi rostro arde. ¿Observar? ¡No puedo observar! Qué tipo de persona observa. Maldición. Pienso en eso y me doy cuenta de qué me gustaría observarlo; no, amaría observarlo a él y a su cuerpo desnudo en la ducha. La idea me sacude. Intento apartarme, pero él me sostiene con más fuerza. Sean sonríe, dándose cuenta de lo que hizo. ―Ah, ¿así que tienes algo de voyeur? ―No ―jadeo, demasiado ruborizada―. Para nada. Sean baja la mirada a mi pecho y luego la regresa a mi rostro. ―Mmm. Qué mal. Creo que eso está más allá de ser sexy. ―Mis ojos van hacia cualquier parte, intentando evitar su mirada―. Deberías lucir un poquito culpable para alguien que está diciendo la verdad. ―Lo único que él viste es una sexy sonrisa. Puedo verla por el rabillo del ojo mientras me provoca Mi corazón está golpeando con tanta fuerza dentro de mi pecho que va a explotar. Echo un vistazo a su hombro, para evitar sus ojos. ―¿Culpa? No hay culpa. Sean levanta mi mentón y nuestras miradas se encuentran. El fondo de mi estómago cae y estoy en caída libre. ―Entonces, ¿qué es? No respondo. No puedo responder. No tengo idea de qué tipos de cosas sexuales me gustan o qué haría. Hasta ahora, he hecho lo que Sean quería. Si me gustaba, punto

extra, pero nunca he notado algo como esto. Me siento expuesta y quiero alejarme, pero Sean no me lo permite. Nos miramos por un largo tiempo, permitiendo que el silencio crezca. Sus ojos van hacia mis labios, pero no se mueve ni me libera. Siento que estoy respirando demasiado. Siento como si estuviera ahogándome, pero no quiero subir en busca de aire. Sean se acerca a mis labios. Vacila ahí por un momento, antes de inclinarse hacia adelante y tomar mi labio inferior entre los dientes. Me da un mordisco y luego deja caer sus manos a mis caderas. Inhalo sorprendida y le permito moverme hacia atrás. Sean me sienta en un pequeño banco frente a un espejo. Me mira a los ojos antes de hacerlo. Ninguno habla. El dedo de Sean encuentra el botón de mis jeans. Baja la cremallera y los tira hacia abajo y me los saca. Estoy sentada frente a él vistiendo una camiseta y ropa interior. Sean se aleja y camina hacia la ducha. Está directamente frente a mí. La abre. Antes de entrar, dice: ―Dedos entre las piernas, Srta. Smith. Haz lo que sea natural. Dejaré la puerta abierta para que puedas ver lo que sea que te excita. Se siente como si alguien me hubiera lanzado un balde de agua helada encima. Me enderezo de un salto en el asiento. ―Sean, no puedo… Pero él no escucha. ―Sí puedes. Y creo que te gustará, y sé con seguridad que a mí también. ―Luego, Sean me guiña el ojo y entra a la ducha. ¿Qué demonios significa eso? ¿Realmente quiere mirar cómo me hago pasar un buen momento mientras miro su cuerpo desnudo en la ducha? No debería haber pensado en él y su piel resbalosa. Tan pronto como lo hago, levanto la mirada hacia él y veo a Sean bajo la ducha con agua goteando de sus trabajados músculos. Me chupo el labio inferior. Estoy respirando con demasiada fuerza, pero no puedo apartar la vista. No quiero apartar la vista.

Sean actúa como si yo no estuviera ahí. Frota las manos sobre su cuerpo, moviendo espuma de jabón alrededor antes de enjuagarla. Después de un momento, me doy cuenta de que ya no estoy pensando. Estoy observando. Si hubiera una foto de una persona en un artículo sobre voyeur en Wikipedia, ésa sería yo, en este momento, con la boca abierta. Demonios, él es tan apuesto. El lugar entre mis muslos está cosquilleando incómodamente. Pienso en poner la mano allí, pero no puedo. Algo me retiene. Sean se estira y permite que el agua ruede por su espalda. Los brazos están sobre su cabeza con las manos detrás de la espalda. Mis ojos vagabundean sobre cada músculo, cada perfecta elevación y caída de carne. Pienso en sentir su piel, en pasar la lengua sobre su perfecto estómago. Mi acomodo en el banco, apoyándome contra la pared y me miró la mano. Él quería que lo hiciera. Miro a Sean, pero él no me mira. Estoy respirando con tanta fuerza. Es como si Sean me hubiera provocado hasta la locura, pero ni siquiera me ha tocado. Mis dedos se contraen en mi regazo mientras la V en la unión de mis muslos demanda atención. Estoy atrapada en el medio. Quiero, pero no. Mis ojos permanecen fijos en el cuerpo de Sean y más pensamientos sucios corren a través de mi mente; sobre tocar, lamer y saborear. Todo raciocinio que me quedaba deja mi mente. Ya no estoy pensando. Mi cuerpo es todo cosquilleo y urgencias. Quiero cruzar la habitación, entrar a la ducha y lanzar a Sean contra la pared. Quiero presionar mi pechos desnudos contra él y sentir mis duros pezones deslizarse por su pecho. Miro la curva del trasero de Sean, sin pestañear. Es tan perfecto. Pienso en tener a Sean sobre mí, empujando hacia adentro y hacia afuera, mientras me sostengo de ese perfecto trasero y hundo mis uñas en su piel. Trae vívidos recuerdos de las veces en que hemos estado juntos, de la manera en que Sean se sentía tan duro y agudo cada vez que embestía dentro de mí. Cuando Sean vuelve el rostro al torrente de agua una vez más, mi mirada se empapa de su perfecta erección. Mi respiración se atasca en mi garganta. Lo miro, observándolo, y no puedo soportarlo más. Mi mano se desliza debajo de la cintura de mi ropa interior y sobre mi tibia piel. Presiono los dedos entre mis piernas y dentro de los húmedos pliegues de piel. Mis rodillas se separan mientras me acaricio, observando a Sean. Sus

manos se mueven sobre su cuerpo a la vez que el agua cae abundantemente sobre él. Sus ojos están cerrados cuando inclina la cabeza hacia atrás. Lentamente, mueve la mano hacia su larga verga y la acaricia. Los labios de Sean se separan cuando lo hace una y otra vez. He dejado de preguntarme qué hay de malo en mí, y actúo según los impulsos. Mis caderas embisten mi mano mientras pienso en tomar la dura longitud de Sean en mi boca y en succionarla. Mis movimientos se hacen más rápidos y más fuertes. Quiero dejar caer la cabeza hacia atrás, pero no quiero apartar la vista. Quiero ver el rostro de Sean cuando acabe. Mis caderas golpean mi mano mientras me muevo cada vez más fuerte. El cuerpo de Sean se mueve más y más rápido. Con cada embiste dentro de su mano, las nalgas de Sean se aprietan y todo en lo que puedo pensar es en morderlo ahí. Quiero mi lengua sobre su cuerpo. Quiero su verga en mi boca, y sus manos en mis pechos. Mi cuerpo está tan tenso. Estoy tan caliente. El latido comienza y puedo sentirme perdiendo el control. Creo poder mantenerlo todo junto, pero entonces Sean gime y embiste con fuerza y con lentitud en su mano. Lo observo acabar y veo el éxtasis exhibirse en su hermoso rostro. Pierdo el control. Mi cabeza se inclina hacia atrás y mis caderas se mueven erráticamente. Mis dedos se mueven; más rápido, frotando con más fuerza, y me deshago. Olas de éxtasis se desdoblan dentro de mí. Empujo mi pecho más alto mientras mantengo la mano apretadamente entre mis piernas. Cada delicioso pulso que llena mi cuerpo me hace sentir más saciada. Me quedo así por un momento, disfrutando de las réplicas que todavía se disparan a través de mí. Mis párpados se sienten pesados, pero me las arreglo para abrirlos. Cuando lo hago, Sean está de pie frente a mí con una malvada sonrisa en el rostro. La ducha todavía está abierta detrás de él. No lo oí acercarse. Mis dedos todavía están dentro de mí con las piernas abiertas. Estoy ligeramente horrorizada, pero todo lo que puedo hacer es pestañear. Él se inclina hacia adelante y me susurra al oído. ―Eso fue lo más sexy que he visto jamás. ¿Puedo?

Inhalo con fuerza. Todos esos pensamientos salvajes regresan rápidamente. No sé qué quiere hacer, pero asiento de todos modos. Sean aparta mi mano y se la lleva a los labios. Succiona cada dedo antes de bajar su mano y hundirla dentro de mi ropa interior. Lo observo a la vez que separa mis labios inferiores con los dedos y me acaricia. Estoy tan sensible que jadeo. Lanzo la cabeza hacia atrás y muevo las caderas erráticamente ante su contacto. Sus dedos se deslizan dentro de mí y gimo. Sean se sienta junto a mí en el banco. Permanezco inclinada hacia atrás con los codos en el estante para maquillaje detrás de mí. Debería sentirme tonta, sentada así con las piernas tan abiertas y junto a este hombre hermoso y desnudo, pero no es así. Me gusta. Disfruto de las sensaciones que se disparan a través de mí y me niego a pensar en nada más. La mano de Sean me provoca hasta que ruego por liberación. Él me atormenta por otro momento y luego me da lo que quiero. Grito, diciendo su nombre, mientras lato alrededor de sus dedos. Siento los ojos de Sean en mi rostro, mirándome mientras acabo. Siento su mirada codiciosa y sé que es la misma que yo tenía cuando lo observé unos momentos atrás. Cuando mi respiración retoma un ritmo normal, abro los ojos. Los dedos de Sean todavía están dentro de mí. Él sonríe y saca sus dedos uno a uno, y me acaricia mientras aleja la mano. La respuesta es instantánea. Jadeo y lanzó la cabeza hacia atrás. Espirales aleatorios de placer se disparan a través de mí, latiendo suavemente. Mi cabeza cae hacia atrás y miro el techo. Sean toma mi rostro con una mano, sosteniendo mis mejillas, y me hace mirarlo. Su otra mano aparece y mueve los dedos a la unión de mis labios. Están húmedos, de mí. Mis labios se separan y él empuja un dedo dentro, observándome intensamente. Chupo su dedo, lamiéndolo. Lo hace dos veces más antes de inclinarse hacia adelante y posar un ligero beso en mi boca. ―Debería haber guardado algo para mí. ―Sean está respirando con fuerza. Siento su erección presionando contra mi pierna. Le sonrío. ―Me vuelves tan loca. No se suponía que tuviéramos sexo. ―Eso no fue sexo. ―Presiona su verga contra mi pierna y sonrío. Mis partes femeninas se aprietan y pienso en él embistiendo en mí. Mi mente está tan débil por la lujuria, que es una niebla que se hace cada vez más espera.

Me las arreglo para respirar e hilar algunas palabras hasta formar un pensamiento semi coherente. ―¿Desde cuándo algo con la mano no es sexo? ―¿Y tú piensas que lo es porque…? Sonrío incómoda. ―Porque se supone que te cobre por eso. ―Me río. No puedo evitarlo. Sean sonríe y se ríe conmigo. ―Mmm ―dice, y me besa el cuello―. Ésa es una respuesta muy razonable. ―Una de sus manos está en mi muslo y se hunde entre mis piernas. Me acaricia una vez más y gimo. Quiero más. Lo quiero a él. Estoy a punto de permitírselo cuando una parte aleatoria de mi cerebro cobra vida. ―Espera. ―La mano de Sean se queda quieta y me mira a los ojos―. Querías comenzar de nuevo, ¿verdad? Entonces, ¿qué significa eso? ¿Qué somos? Sean pestañea y aleja la mano. Se pasa los dedos por el cabello y me mira. ―Amigos, supongo. ―Maldición. No es de sorprender que estés celoso de mis amigos. Creo que tienes las definiciones mezcladas. ―Toco su brazo suavemente. Sean me mira con una expresión irónica en el rostro. ―Quizás. ―Intenta definitivamente. ¿A menos que tengas sexo con todas tus amigas? ―Me preocupo por un momento. Me pregunto si ha dormido con alguien más desde que estuvo conmigo. Qué idea estúpida. Por supuesto que sí. Pidió una ramera y me tuvo a mí. El tipo no es material para citas… pero lo quiero de todos modos. Sean me da una sonrisa torcida. ―Sólo las sexys. ―Hay algo en él que parece tímido e inseguro. Traga con tanta fuerza que puedo oírlo. Es como si estuviera luchando con algo. Después de un momento,

Sean se inclina hacia adelante y se pasa las manos por la parte trasera de la cabeza. Está mirando el piso cuando dice―: No sé cómo hacer esto. ―¿Hacer qué? Sean se endereza y me mira. ―Tú. No sé cómo ser amigo tuyo. Te deseo. Quiero tenerte en la forma que quiero, pero al mismo tiempo, no puedo hacerte pasar por eso. Pero lo necesito. Pero también te deseo… no quiero perderte. ―Sean parece tan dividido. Aparta la mirada y se toma los lados de la cabeza con las manos. Sé a qué se refiere. Está hablando de sus necesidades sexuales. Por un momento, me pregunto si podría hacerlo, pero si él no quiere hacerme pasar por eso, probablemente no podría manejarlo en lo absoluto. La última vez que intenté, me volví completamente loca y tuve la impresión de que ni siquiera habíamos comenzado. Pero quiero estar con él. Lo amo. Deslizo la mano por su espalda. Oh mi Dios, su piel se siente tan caliente. Quiero inclinarme y lamerlo. Destierro los pensamientos porque no van con lo que estoy a punto de decir. De hecho, no sé qué me posee para que lo diga. ―Entonces, hagámoslo de forma que no me pierdas. Sé mi amigo. Sin sexo, sabes, como amigos normales. Sean sonríe. ―No tengo amigos normales. Paso el tiempo con rameras y conocidos de negocios. Mis ojos se agrandan como platos y lo miro. ―¿En serio no tienes amigos? Él sacude la cabeza. ―No tengo tiempo para ellos. Y la mayoría de ellos son del tipo que sólo quiere algo de mí. El dinero hace difícil tener verdaderos amigos, y no sólo un puñado de sanguijuelas que esperan que les lance un fajo de billetes. Pestañeo.

―Ésa es la cosa más triste que jamás he oído. ¿Qué hay de tu familia? Se encoge de hombros. ―Mi hermanito está pasando por algo en cierta forma. Nunca está cerca. Mis padres me dicen que consiga un psicólogo cada vez que los veo, así que ya no me molesto más. Además de eso, no hay nadie que realmente me importe. ―Levanta la mirada hacia mí, sonriendo, y agrega―: Excepto tú. Así que, ¿serás mi amiga sexy que a veces se toca frente a mí? Porque eso nos convertiría en mejores amigos realmente rápido. ―Hay una sonrisa absolutamente malvada en su rostro. Mi mandíbula cae hasta formar una O. Le doy un golpe en el brazo a la vez que me rostro se calienta. No puedo creer que dijera eso, incluso con el tono juguetón en su voz. Sé que está bromeando, pero aun así me hace ruborizar. ―¡No! Y nunca vuelvas a hablar de esto. Y vístete. No se supone que te vea desnudo. ―Pero te gusta. ―Sean sonríe y se inclina hacia atrás, exponiendo su hermoso cuerpo. Mis ojos lo miran de arriba abajo una última vez. Sé que no volveré a estar con él. ―No vamos a ser amigos desnudos. Vístete. Voy a tomar una ducha. ―Me pongo de pie y camino hacia la ducha. Me detengo por un segundo cuando me doy cuenta de que no se ha movido. Mirándolo, pregunto―: ¿Qué sucede? ―Nada. Sólo eres increíble, eso es todo. He sido sorprendido hasta quedarme en silencio e inmovilizado… Arqueo una ceja hacia él. ―Y quieres verme desnuda. Los ojos de Sean me recorren de arriba abajo en una forma carnal que hace saltar mi corazón. ―Ya lo he hecho, y no es el tipo de cosa que olvide. ―Me guiña el ojo y sale del baño. Mi corazón está golpeando demasiado fuerte. No estoy segura de qué sucedió. Después de hacer algunas cosas muy sucias, creo que decidimos ser amigos, y de alguna forma fue mi idea. Necesito que me revisen la cabeza.

Capítulo 6 Traducción SOS por LizC Corregido por Nanis

―¡O

ooh! ¡Compra esta! ―Lanzo mi pierna sobre el lado de la motocicleta después de agarrar el manillar. Me acomodo en el asiento de la moto. El impulso de decir ¡vroom! ¡vroom! me hace reír.

Sean está de pie en el pasillo en el concesionario de motocicletas. Hay filas y filas de motocicletas. Algunas son brillantes con toneladas de cromo, mientras que otras son de colores brillantes y hechas de plástico. Sean cruza los brazos sobre el pecho. ―Tengo que perder mis testículos primero. Esa es una moto de chica. Me enderezo en el asiento e inclino mi cabeza. ―No lo es. Se ríe. ―Sí, lo es. ―¿Cómo lo sabes? Sean sacude la cabeza y rodea la motocicleta antes de mirarme. ―Uno, porque es bonita, y dos, porque te hace ver sexy. A la mayoría de los hombres no les gustan las motos bonitas, aunque podría conseguirla para ti. ―Él se acerca y levanta la etiqueta del precio colgando del manillar. Mi coche ya no está en funcionamiento. Lo dejé en el depósito municipal y no pienso recogerlo. No va a funcionar otra vez. Estoy actualmente sin transporte.

Me deslizo fuera de la moto. ―No se te permite comprarme nada. ―¿Qué? ¿Hablas en serio? ―Sean me mira y deja caer la etiqueta de precio―. ¿Por qué? Me encojo de hombros y camino alrededor de la moto, arrastrando los dedos por la pintura brillante. ―Quiero que estés seguro de que no estoy a tu alrededor por tu dinero. Me gustas tal como eres, con fetiches dementes y todo. ―Los ojos de Sean se oscurecen cuando lo menciono. La forma en que su mirada se mueve por encima de mi cuerpo envía un escalofrío por mi columna vertebral. Es como si sus ojos son manos y yo estoy de repente sin aliento. Me aclaro la garganta y trato de actuar como que no acaba de suceder. ―Así que, ¿cuál moto te vas a llevar? Sean pasa la mano por su cabello y por su cuello mientras mira alrededor de la sala de exposición. Sus ojos barren más de una tonelada de motos, pero no parece muy contento de estar aquí. ―No tengo idea. ―Entonces, vamos a otro lugar. Tal vez la moto correcta no está aquí. Tal vez deberíamos estar en un lote diferente mirando minivans. ―La comisura de mi boca se elevan mientras me burlo de él. ―Sabelotodo. ―Sé que te gusta mi trasero, pero estamos hablando de motos. Jesús, Sean. Enfócate. ―Monto a horcajadas otra moto y miro los diales de cromo brillante. Deslizo mi dedo a través de las caras de cristal, y luego tomo el manillar. Lo digo sin pensar―. ¡Vroom! ¡Vroom! Sean se ríe tan fuerte que se ahoga. El vendedor que Sean había despachado mira hacia nosotros, pero no dice nada. Sean se enjuga una lágrima en el rabillo del ojo y se acerca a la moto. Pone sus manos alrededor de mi cintura y me ayuda a bajar. Dios, huele tan bien.

―Ese es un claro indicativo de que no eres una motociclista. Deja de enloquecer al vendedor. Las manos de Sean permanecen un tiempo demasiado largo. Cuando sus dedos se deslizan fuera de mi cintura, me dirijo hacia la motocicleta. ―Esta es la moto más genial de aquí. ―Quieres decir la más bonita. ―Quiero decir, esta es tu nueva moto. Esta de aquí. ―Señalo con las dos manos para dar énfasis. ―¿Y por qué es eso? ―Sean sonríe, y cruza los brazos sobre el pecho. Inclina la cabeza hacia un lado y ve la moto de nuevo. Cuenta con pintura azul brillante que coincide con sus ojos y suficiente cromo para hacer que resplandezca como una bola de discoteca bajo la luz del sol. ―Porque es tan azul, como un azul imposible. Y es enorme y varonil, y… ―Corro hacia la parte trasera de la moto y doy palmaditas con la mano en el asiento―. ¡Y mira este asiento! Podría totalmente sentarme aquí durante horas. ¡Incluso tiene un respaldo! ―Soy toda sonrisas, y pronunciando cómprame cuando el vendedor se acerca. ―¿Encontraste algo que te guste? ―Kenny es un hombre mayor que parece demasiado nervioso. Sean me dijo que tiene miedo de que yo fuera a derribar una fila de motos. Kenny tiene el cabello gris y barba mullida como Santa Claus, pero frunce el ceño demasiado. ―Sí, lo hice. ―La mirada de Sean recae sobre mí, mientras hago el ridículo de mí misma, apuntando a la moto y moviendo la boca en cámara lenta, formando palabras silenciosas. Esto hace que me detenga. Aprieto los labios y le doy un vistazo, pero Sean rompe mi mirada rápidamente y se dirige a Kenny―. Me quedo con esta. Prepárenla y consíganos a los dos trajes de motociclista: chaquetas y todo lo demás que tengan. ―No me vas a comprar nada. ―Cruzo mis brazos sobre mi pecho. Kenny me mira y luego otra vez a Sean. Él inclina la cabeza hacia mí y añade: ―Quiero un par de pantalones, también. De cuero… de su talla.

Kenny asiente. Toma la etiqueta de la moto y comienza el papeleo. Después de irse, me acerco a Sean. ―¿Qué demonios fue eso? ―¿Qué? ―Sean se aleja de mí, caminando lentamente de nuevo a los mostradores de cascos. Agarro su brazo y le doy la vuelta. ―No quiero que me compres cosas. ―Y es por eso que las estoy comprando. Además, quiero llevarte a dar una vuelta y no lo voy a hacer si planeas montar por ahí en un vestido de verano sin nada que te proteja. Me gusta esta nariz. Quiero que se quede en tu cara. ―Presiona su dedo en la punta de mi nariz cuando lo dice y luego se da vuelta y se aleja. Es un gesto tan dulce que hace que me quede muda. Tanto por protestar, supongo que me toca recibir unos pantalones de cuero, botas y casco. Estoy un poco emocionada por lucir ruda. Doy saltitos detrás de Sean y todavía pretendo estar enojada con él por ignorar mis deseos, pero estoy diciendo en secreto: ¡vroom! ¡vroom! en mi mente y chillando como una loca.

Capítulo 7 Traducido por Debs Corregido por Laurence15

E

s tarde para el momento en que vuelvo a la residencia. Subo las escaleras a la puerta de mi habitación y consigo algunos silbidos entusiastas de un grupo de chicos bajando las escaleras, hacia el campo interno. Al parecer, mi trasero se ve

muy bien en mis nuevos pantalones de cuero. Dejé mi casco con Sean, pero tomé el pantalón y las botas. Las botas son impresionantes. Me hacen sentir como Godzilla. La necesidad de pisar el pasillo, golpeando mis pies en el suelo me consume. Digo mierda y piso dos veces, tomando dos grandes pasos con los brazos colgando delante de mí como T-Rex. ―¿Dónde diablos has estado? ―Cuando miro hacia Mel, está de pie frente a mí, con los brazos cruzados sobre el pecho en el medio del pasillo. Sus ojos barren sobre mi chaqueta y luego a mis pantalones y botas. Levanta una ceja y sacude la cabeza―. Te has pasado el día con él, ¿verdad? La sonrisa sigue estando en mi cara. No me importa lo que dice Mel, no va a arruinar el día que tuve. Con Sean fuimos hacia el este después de haber comprado la moto. Cenamos en el pequeño lugar local que da a la bahía, y luego me dejó en el dormitorio. Se sentía normal y necesito desesperadamente normalidad en estos momentos. Abro la boca para responder, pero Mel sostiene su mano y sacude la cabeza. ―Guárdalo, Cenicienta. No quiero escuchar la estúpida mierda que pasa por tu mente. ―Mel ―me quejo. Trato de pasar más allá de ella para ir a mi habitación, pero ella toma el hueco de mi brazo.

―Maldita sea, Avery. Lo digo en serio. Casi fuiste aplastada la otra noche. Tienes que ser más cuidadosa, y pasar el rato con ese demente motero no es la idea de nadie de tener cuidado. Ya le grité al chico hada por dejarte ir. Sean está fuera de límites. ¿Entiendes? ―Mel está en mi cara y su dedo con manicura está en mi pecho. Mis cejas desaparecen bajo el flequillo mientras le saco la mano. ―Lanzarse a sí mismo bajo un camión no lo redime, ¿verdad? ―No. ―Ella asiente―. Y una buena acción no deshace toda la otra mierda estúpida que ha hecho. El hombre es mala noticia. Está jugando con tu mente y lo estás dejando. Suspiro y paso más allá de ella. Mel me sigue por el pasillo. ―Avery, sólo estoy cuidándote. Muchas cosas han estado ocurriendo. ¡Maldita sea, escúchame! ―Mel agarra mis hombros y me da vuelta―. Soy la única que sabe lo que ha pasado y lo que estás haciendo. No lo desperdicies así. Si Black se entera de que lo has estado viendo, perderás todo. Mi sonrisa se fue. No dije nada por un segundo. Sé que tiene razón, sólo deseo que no la tuviera. Necesito este trabajo para poder empezar a salir adelante. Como están las cosas, estoy segura de que estoy en su lista negra. Cierro los ojos y digo: ―Está bien. Tienes razón. ―No trates de darme ese cambio de idea a mí, sé que tengo razón. ―Mel, retrocede. Te dije que estoy de acuerdo contigo. No puedo perder mi trabajo. Mel finalmente se desinfla. Asiente lentamente y agarra mi muñeca. Me arrastra por el pasillo y a la habitación. Después de cerrar la puerta, se enfrenta a mí. ―Black te tiene en la agenda para el próximo fin de semana. Lo vi cuando entré hoy para conseguir mi contrato para la semana. Se siente como si todo el aire fuera succionado fuera de la habitación. No esperaba que me pusiera de nuevo tan rápido, a pesar de que le pedí. Ni siquiera he hablado con Black desde antes del accidente. Aunque envié a Gabe de vuelta con un fajo de billetes y exigí mi reincorporación, no me esperaba que lo pusiera en práctica.

―¿Con quién me puso? ―No lo sé. ―Mel se sienta en la cama y me mira. Empuja su enorme cabello de la cara y suspira―. ¿Qué estás planeando hacer? ―¿Con qué? ―Me siento en la silla y me saco mis botas. Mel se fija en ellas, pero no dice nada. ―Con Black. Sé que se supone que es un trabajo provisional hasta la graduación, pero entonces vas a necesitarlo para hacer tu trabajo de graduación. Yo sé que tengo que mantener este trabajo hasta que termine y pueda hacerlo por mi cuenta. Supongo que tienes que hacer lo mismo, por lo que necesitas mantenerte en el lado bueno de Black. Tuviste un comienzo irregular, Avery. Me sorprende que no te haya disparado en el culo. En realidad no he pensado en la graduación, sobre lo que voy a hacer. Sigo quedándome atascada en este momento. Miro hacia Mel. ―Entonces, ¿qué hago? ―Besa su culo. Toma los clientes que te dé y has que hablen maravillas de ti. Sonrío torpemente. ―No tengo las habilidades para… ―¡Entonces aprende! Toma la iniciativa. Alquila algo de porno. Ve al sex shop del que todo el mundo está siempre hablando. Mira a tu alrededor. Ve un baile de pole dance. Haz algo que te haga tan deseable que los clientes te pidan a ti y sólo a ti. ―¿Qué haces tú? Ella se ríe entre dientes. ―Cosas que no me puedes quitar, muchacha blanca. Yo soy yo, en toda mi sexualidad mocha. Soy dueña de ello. Lo poseo. Lo hago comer de mi mano antes de irme. Me aseguro de ponerle en la cabeza que hay algo más. Todo es una mierda, pero cuando están así, ninguno de los chicos está realmente pensando con la cabeza. Ellos permiten que sus pantalones tomen todas las decisiones. Encadenarlos para largo. Finge hasta

que lo hagas y toda esa mierda. ―Mel se encuentra de nuevo en su cama y mete una almohada debajo de la cabeza. Suspira como si estuviera agotada. ―Lo siento ―dejo escapar. Sé la razón por la que está demasiada cansada. Soy yo. Mel sacude su mano en el aire. ―Nah, no lo sientas. No hay segundas oportunidades para las niñas como nosotras. Somos un tiro perdido. Eso lo sé. He pasado por tanta mierda que ni siquiera puedes imaginar y no tengo ninguna intención de renunciar. Sé lo que hay en la parte inferior cuando caes de bruces. Es sólo que no quiero que pases por eso, no cuando no tengas que hacerlo. Y sé que este hombre te hace feliz a veces, pero me está volviendo loca. Está arriesgando cosas que no tienes que arriesgar. ¿Estás entendiendo lo que estoy diciendo? Asiento. ―Lo entiendo. ―Mi voz es totalmente plana. Todas las vibraciones felices de antes se han ido. Me siento culpable cada vez que mis ojos dan un vistazo a mis botas y mi mano toca mis pantalones de cuero. Tiene razón. Mel tiene tanta razón y he sido tan descuidada. Empujo la silla y le digo: ―Gracias. Me alegro de que estés de mi lado. Tengo que ir a estudiar para una prueba en la mañana. Te veré en el almuerzo de mañana. Me voy preguntando qué horrores Mel ha pasado que no sé. Cada vez que me advierte, veo en su rostro el recuerdo de esos momentos. Hay miedo en sus ojos y nada lo puede quitar. No quiero estar de esa manera, y la mejor manera de prevenirlo es hacer lo que Mel dijo, besar el culo de Black, despedirme de Sean, y empezar a tomar nuevos clientes. Es sólo que no quiero...

Capítulo 8 Traducido por Debs Corregido por Laurence15

E

l resto de la semana pasa lentamente. Voy a clase y trato de concentrarme, pero necesitando una cantidad impía de café. No veo a Sean. Trato de no pensar en él. Hago mi trabajo y mantengo la nariz en mis libros hasta que recibo una

llamada de la Srta. Black. Tiene un cliente para mí. Tengo que ir y hablar con ella. Black suena más irritada conmigo de lo normal. Le digo que estaré esta noche y cuelgo antes de decir algo estúpido. He estado sentada en el restaurante que hay al otro lado de la calle de la universidad trabajando en el esquema de mi proyecto semestral en psiquiatría. Tengo un libro de texto abierto con marcadores de colores sobre la mesa y post-it pegados en todo el libro. Sobresalen de los lados como orejas de conejo del color del arcoíris. No presto atención de quién hay a mi alrededor. Cuando la camarera llega, me pido un café y un trozo de manzana. ―¿Quieres un helado con eso, hun? ―Ella mira hacia mí bajo un cargamento de sombra azul en los ojos. Marty aparece detrás de ella y responde por mí. ―Diablos, sí. Y doble. Estoy cansado de mi figura. Hoy tiene pastel y helado escrito por todas partes, cariño. ―La camarera le mira como si estuviera golpeándose la cabeza varias veces. Marty le hace una mueca y ella se va―. Cuánto tiempo sin verte. ¿Qué estás haciendo, zorra? ―Marty se inclina hacia delante y trata de ver mis apuntes desde el otro lado de la mesa. Le sonrío.

―El trabajo final. ¿Qué novedades hay de ti? ―Lo miro. No está vestido con su traje habitual. En cambio, el cabello de Marty está algo sucio y tiene un poco de barba en el mentón. Lleva una camisa de botones con una chaqueta de color marrón oscuro. Hace que sus ojos parezcan de chocolate―. ¿Tienes novio nuevo? Él sonríe torpemente y sacude la cabeza. ―No. ―¿Qué pasa con los nuevos temas? ¿Intentando canales GQ? Marty alza la barbilla hacia arriba y sonríe. ―Algo así. ¿Te gusta? Asiento y dejo que mis ojos se deslicen sobre él otra vez, antes de volver a mirar su rostro. ―Sí, realmente sí. Es caliente. Seguro que le das la vuelta a un montón de cabezas. ―Le sonrío y miro hacia mis esquemas. Ya casi he terminado y he estado trabajando durante horas, así que pongo el libro a un lado y me tomo un descanso. ―Mmm. Tal vez, pero sólo hay una cabeza que yo esté interesado en hacer que se gire. ―Se estira y coloca uno de sus brazos a lo largo de la parte posterior de la cabina. ―¿Él se dio cuenta de ti? ―Marty no habla mucho de sus intereses amorosos. Había empezado a pensar que era asexual. Me alegro de que estemos hablándolo. Parece como antes, antes de que las cosas se pusieran raras entre nosotros. ―No mucho. ―Sostiene mi mirada. ―Es una lástima. ―Puede que sí. Puede que no. Todo sucede por una razón, ¿verdad? Tal vez no es el momento de hacerse notar, sin embargo. Tal vez cuando me haga notar, las cosas irán mejor, como yo esperaba. Al menos eso es lo que me digo cuando estoy llorando en mi almohada por la noche. ―Me giña el ojo. Antes de que tenga la oportunidad de responder, la camarera trae nuestro pedido. Marty se sienta y respira. Suspira―: Dios mío. Éxtasis en un plato.

La camarera resopla y se aleja. Me meto un poco de pastel en la boca. Las manzanas están calientes y la corteza es ligera y crujiente. Creo que gemí, porque Marty se está riendo. ―Tranquila, Little Miss O. No soy de ese tipo de exposiciones públicas. Casi me ahogo con una manzana. Escupí durante un segundo. ―Eres tonto. Tu puedes hacer comentarios sexuales sobre el postre, ¿pero yo no? ―Sí. ―Marty se mete más pastel en la boca, mientras me mira con una sonrisa en su rostro. ―¿Eso por qué? ―Doble criterio, cariño. Puedo hacer un montón de cosas que tú no puedes hacer. No tengo tetas. Dejémoslo ahí. ―Mira alrededor y levanta la mano. La camarera se acerca―. ¿Puedo tomar un vaso de leche? Gracias, cariño. ―Ella sonríe esta vez y desaparece. Unos minutos más tarde hay un gran vaso de leche al lado de él. Se me hace la boca agua mirándolo―. Adelante, toma un poco. ―Marty empuja el vaso hacia mí. Pongo en mis labios el vaso frío y trago. Cuando lo dejo, no queda casi nada―. Bueno, eso fue sexy. ―Cállate ―le digo, sonriéndole―. Puedo ser sexy. Opté por no serlo. ―¿Quién dice que no eres sexy? ¿Una chica inclinando hacia atrás un vaso de leche de esa manera? Es muy atractivo. ―Mueve sus cejas hacia mí―. Cualquier chica que puede tragarse toda la leche que tiene es buena… Le interrumpo y lo señalo con mi cuchara. ―No lo digas. ―Hay un tono de advertencia en mi voz. Pero Marty aún está sonriendo. Niega. ―Eres una mojigata. Puedes sacarlo y pagarlo, pequeña vagabunda, pero no podemos hablar de ello. Pensé que había escuchado todo sobre tus encuentros sexuales. Estoy empezando a pensar que tu trabajo es falso. ―Marty se inclina hacia atrás en la cabina con una mirada segura en su rostro.

―No es falso. ¿Y quién usa esa palabra? ―Las monjas y los chicos populares. Deja de esquivar la pregunta, princesa. ―Se inclina hacia delante y pone los brazos sobre la mesa. Marty se inclina hacia delante, coloca ambas manos sobre la mía y me acaricia. ―Uh, no había ninguna pregunta. Ladea la cabeza hacia un lado. ―Avery ¿de verdad vas a hacer que lo diga? Bien, la mirada en blanco de tu cara es suficiente. ¿Vas a trabajar este fin de semana? ―Desliza sus manos hacia atrás. Asiento. ―Sí, Black quiere que vaya esta noche. Creo que me va a matar y me va a dejar en un callejón. Suena enfadada. No estoy realmente segura de por qué. ―Tú eres como un dolor en el culo, es por eso. Cada vez que se te da otra oportunidad, lo arruinas todo. Es como si lo estuvieras haciendo a propósito. ―¡No lo hago! Quiero este trabajo. Necesito este trabajo. Me estudia por un momento. ―¿De verdad que no te importa la idea de que esta vez sea con un tipo al azar? Me importa, me importa y mucho, pero es lo mejor que puedo hacer. Es como si pudiera leer mi mente. Marty se inclina hacia delante y baja la voz: ―Entonces, no lo hagas. Déjalo. ―¿Qué? ¿Te has dado un golpe en la cabeza? No pudo dejarlo. Voy a recibir un montón de facturas del hospital, además, de los gastos habituales. Mi coche está destrozado. No tengo suficiente dinero para cambiarlo y comer. No tengo otra elección, Marty. Suspira y me mira por un momento. ―Entonces dime cómo puedo ayudarte. ―No creo que puedas, a menos que quieras ir de compras otra vez. Tengo que compras un traje de cachonda para mañana. No más de muchacha saludable. Mel no está esta

noche. Tomó un cliente entre semana. ¿Quieres venir? ―Los ojos de Marty caen hacia la mesa. Se mira las manos y parece absorto en sus pensamientos―. Va a ser lo mismo que la última vez, además, sin Mel poniéndote nombres. Me doy cuenta de que quiero que venga. Marty es una de las personas con las que me siento bien y todo esto de Black me ha encadenado. No quiero un nuevo cliente. Quiero a Sean, pero no puedo tener lo que quiero. Además, Sean tenía probablemente una chica diferente cada día de la semana. Probablemente están todas atadas bajo su cama. Marty toca la palma de mi mano. Arrastra los dedos sobre mi piel suave. El tacto me saca de mis pensamientos. Levanto la vista hacia su rostro, hacia sus ojos oscuros. ―Iré. Cualquier cosa por ti, Avery. Ya lo sabes. Dejo escapar un suspiro. No me di cuenta de que estaba tan tensa por todo eso. Me deslizo fuera de la cabina y me voy hacia su lado. Me deslizo junto a él y le doy un abrazo. No me devuelve el abrazo. En cambio, pone su brazo detrás de mi cuello y lo deja colgando a lo largo de la parte de atrás de la cabina. Marty acerca el resto de su tarta hacia mí. ―Termínatelo. Lo libero y me siento. Devoro el resto del pastel como si no hubiera comido en una semana. Mi vida finalmente está bajo control de nuevo.

Capítulo 9 Traducido por Valentine† Corregido por Samylinda

―¿

Qué opinas de este? ―pregunta Marty, sacando un pequeño colgador con una cadena roja en ella. En serio, una cadena. Ni siquiera sé que es. ¿Una braga? ¿Un sujetador? ¿Una camisa? Acercándome a ella, lo toco y entonces lo miro. Inclinándome más

cerca, pregunto: ―¿Qué es esto? ―No lo sé, esperaba que supieras. ―Ríe Ambos soltamos una risilla y lo dejamos donde estaba. Ahora mismo estoy en una de las tiendas donde la Srta. Black dijo comprase mi ropa interior, pero no sé lo que quiero. Es raro. La última vez que hice esto, pensaba en Sean y compré lo que quería que me viera puesto. Esta vez, no sé con quién estaré. Supongo que debería elegir la ropa para mí, pero ni siquiera me interesa. Marty se aleja y nada en más percheros. Elije algo blanco y sacudo mi cabeza. No cometeré el mismo error nuevamente. Le digo acerca de las reglas, entonces asiente y desaparece de nuevo. Cuando volteo, veo un sujetador rojo de satén que pareciera tan corto que no dominaría a mis chicas. Levanto el colgador y lo sostengo. Acercándose, pregunta una vendedora: ―¿Te gusta? Es uno de nuestros más vendidos sujetadores. ―Volteo. La vendedora es un poco más grande que yo, está usando un solemne vestido azul provocando que su cabello luzca como oro. Y me está sonriendo―. ¿Te gustaría probarlo?

―Sí. ―Asiento―. Parece un poco corto del frente. ―Se supone que tiene que ser así. ―Me sonríe y supongo que debe de ver mi mirada de póker porque explica―: Es una plataforma hibrida y un sujetador peek-a-boo3. Lo sostiene, crea un resquicio hermoso pero sigue mostrando. La braga que tenías hace un rato hace juego con este sujetador. ―¿La cadena? Asiente y toma la cadena roja. ―Se envuelve alrededor, después se introduce en ella. Entonces, lo atas en la cadera. ―Selecciona la ropa que es de mi talla―. ¿Hay algo más que te gustaría probar? Echo un vistazo por el local. ―No lo sé. ―¿Dónde se fue Marty? ―¿Hay algo en particular que estás buscando? Le digo algo sexy y ella me muestras más opciones. De camino a los probadores, veo a Marty. Se me acerca e iguala mi paso. ―Prueba con este. ―Me extiende algo azul, asiento y lo llevo conmigo. La vendedora no dice nada por Marty siguiéndome. Pienso en el conjunto rojo y me preocupo acerca de él viéndome llevándolo puesto. Francamente no me interesa que me vea en ropa interior, pero exponiendo mis pezones con ese sujetador… no lo sé. Gay o no, es un poco sobre-exponerse para mí. La vendedora cuelga la ropa, y se va. Marty encuentra una silla y se sienta en frente de mi probador. ―Bien, muéstrame el azul primero. Es el conjunto que eligió él. Es también el que tiene la mayor protección. No hay problema, aunque sé que Black destrozara las bragas. Tengo que mostrar mi trasero de aquí en adelante. Ya no soy virgen.

3

Peek-a-boo: Tipo de sostén donde el pezón no está cubierto.

Saliendo de mi ropa, tomo el conjunto azul de satén. Es bonito, pero es demasiado simple para esto. Abro la puerta y le anuncio a Marty que terminé. Él se une al probador junto a mí. ―Date la vuelta, déjame ver. ―Asiente mientras frota su barbilla―. Es muy de la vieja escuela, pero es bonito. Miro mis caderas en el espejo. La vieja escuela está bien. Mis pechos son muy puntiagudos. Me río. ―Luzco como Marilyn Monroe. ―Si sólo fuera un poco menos puntiagudo, diría Madonna. ―Está bien, éste queda fuera. Marty abre la puerta para salir. Echo un vistazo por encima de su hombro y veo una muy familiar cara de pie en la tienda justo afuera del probador. Brillantes ojos azules captan mi mirada. Mi corazón comienza a martillear más rápido de lo normal. Sean. Sostiene la mirada por un momento y luego parpadea, fingiendo que no vio a Marty salir de mi probador. Marty ignora el hecho que está aquí, y quiero que lo siga haciendo. Trato de deshacerme de Marty rápidamente. Lo último que me apetece es a ellos teniendo una pelea justo aquí, y dado que ambos parecen odiarse, es algo que doy por hecho. ―Marty, ¿te importaría ir al segundo piso para buscar un vestido? Estoy segura que querré el conjunto rojo y no te mostraré mi culo. Ríe. ―No hay problema, nena. ¿Qué color? ―Rojo ―digo y cierro la puerta. Los pies de Marty desaparecen. Me apoyo contra la puerta. Mis hombros se tensan al escuchar una disputa, pero esto no llega. Suspiro y empujo la puerta. Desconozco dónde se fue Sean, pero por último tuvo la decencia de no provocar una escena. Probablemente parecía que Marty estaba haciendo

algo conmigo en el probador. Mis mejillas arden. No me gustaría que nadie pensara eso. Entonces, me doy cuenta que probablemente todos piensan ya eso. Soy tan lenta. Palmoteo mi cara y sacudo la cabeza. Maldita sea, soy tan idiota. Supongo que no importa, pero no quiero que le llegue ni una sola palabra a Black sobre lo que hacía con un chico en un probador. Necesito seguir con mi vida privada separada. Mientras me quito el conjunto y pruebo con el otro, me pregunto si es eso posible. Volteándome, observo mis caderas y luego mi trasero. Mis pechos se ven bien, pero no me gusta. Trato con los últimos dos juegos de lencería. Mirándome en el espejo, me pregunto si realmente importa lo que uso. ¿A quién le importa si me gusta o no? Le echo un vistazo al conjunto rojo que aún cuelga en la pared. Me quito mi ropa y voy por él. Me pongo la braga y la ato en la cadera. ¿En serio? Una cadena no cambia el hecho que esto ir en comando. El chico echará un vistazo tan pronto como salga de mi vestido. Mientras estoy tomando la parte superior del conjunto, escucho que la puerta lentamente se abre. ―¡Estoy aquí! No puedo decidir si debería cubrirme o detener la puerta. Mis manos se agitan como si estuviesen bailando y Sean entra en el probador. ―Lo sé. ―La sonrisa en su rostro es amplia. Pego un salto y me cubro los pechos con mi brazo. Cuando obtengo un vistazo de mí en el espejo, me quejo. Sonríe. ―Pareces como si necesitaras ayuda. ―No necesito tu ayuda. Vete. ―Quiero empujarlo pero entonces tendría que mostrarle mis pecho y no quiero que lo haga―. Fuera. ―¿Fuera? ¿De verdad? ¿Vas a echarme pero a él lo dejas entrar? ―El tono de Sean es ligero, juguetón. Mira alrededor de la habitación y se dirige a la lencería que ya había probado. Están apilados en el banco que hay contra la pared.

―Es gay… ―Sigue diciéndote eso… ―Oh Dios mío. Eres sorprendente. Estás celoso de un chico gay. ―Inclino mi cabeza hacia un lado y le doy mi mejor cara de ¿Es-jodidamente-en-serio?, pero estoy desnuda, así que se ríe. ―Maldita sea, eres tan tierna. ―Tomando el sujetador rojo de donde lo dejé caer, Sean lo mira―. No estoy celoso. Solo que no me gustan los mentirosos y no quiero que alguien te lastime. Voltéate. ―Sean ―trato de protestar pero me sitúa frente al espejo. Aun así, no quito mi brazo. ―Ya los he visto y tenido en mis manos, Avery. Quita el brazo ―dice detrás de mí, teniendo el sujetador en sus manos. Soy terca. Siento a mi columna vertebral enderezarse. No quiero hacerlo. No lo quiero aquí, pero parte de mí sí. Una parte de mí le gusta esto. Una parte de mí es obviamente vulnerable. ―Bien ―respondo―, pero esto nunca pasó. Mis amigos odian tu ser y no quiero que Black sepa que he hablado contigo. Sean me da una media sonrisa, me rodea y desliza el sujetador. Sus dedos rozan mi espalda mientras abrocha el brasier. Involuntariamente, un nítido suspiro sale de mí a causa de su ligero toque. Miro fijamente mi reflejo en el espejo, con Sean, que está completamente vestido y, además hermoso, de pie tras de mí. Mi estómago juguetea y me siento hirviendo. Esquivo la mirada, esperando que no lo haya notado, pero ahora yo estoy notando todo. Respiro mucho, muy fuerte. No sé dónde ubicar mis manos pero se ven estúpidas colgando de mis lados. Pero lo peor es el sujetador. El frente de este las sostiene en alto agregando una talla, lo que hace que mis pezones sean completamente visibles y alcanzables. Sean mira al espejo pero no retrocede. Siento su respiración en mi piel y me resisto ante la tentación de saltar encima de él. Porque eso es lo que deseo y quiero hacer. Con él aquí, mirándome así, y de pie tan cerca de mí ―Oh Dios― quiero tocarlo y sentir su piel bajo mis dedos. Deseo que no estuviera tan jodido. O tal vez, me gustaría ser más despreocupada así de ese modo podría darle todo lo que él quiera, pero no puedo. Me estremezco al pensar en ello.

Me fijo en la mirada de Sean en el espejo. Esta choca con la mía, y después de unos segundos, pregunta: ―¿Esto es para un cliente? ―Sí. Hay un nudo en mi garganta que no quiere irse. Mis dedos se retuercen a mis lados. Quiero tocarlo. Deseo que me voltee pero no lo hace. Sean está tan cerca de mí que deberíamos estarnos tocando, pero no lo estamos. Cada centímetro de mi piel es sensible, muriendo por, aunque sea, un pequeño contacto. ―Necesita algo más ―dice, sacando una bolsa de su bolsillo. Debe de haberlo comprado antes de venir―. Esto es con lo que quería verte puesto. Tomo la bolsa. Sus dedos rozan los míos. Mi corazón late como loco. Respiro profundamente como si no hubiese respirado en cinco minutos. Es muy fuerte, muy áspero. ―Ábrelo. Miro dentro de la bolsa. Hay una negra caja en el fondo. Sacándola, la abro. Dentro de ella, hay dos anillos plateados con forma de C y hay un cristal en cada uno. Elevo mi mirada hacia Sean. ―Póntelos. ―Me sonríe. Mi estómago da un vuelco. Su voz es más profunda. Es esa voz que me provoca hacer cosas estúpidas. Saco uno de la caja y lo miro. No estoy segura de qué es, pero luce como un aro así que empujo mi cabello hacia un lado y procedo a ponerlo. Sean sonríe y toma mi mano. Da un paso más cerca de mí, presionando su frente contra mi espalda. Sean mueve mi mano hasta el centro de mi pecho y dice: ―Va aquí. Su mano yace encima de la mía. Lo miro fijamente en el espejo, congelada. En mi cerebro suenan las alarmas de peligro, pero no puedo moverme. Después de unos minutos, me voltea frente a él y toma las joyas en sus manos.

―Permíteme. Acercándose más a mí, desliza su mano por mi cintura. Frota la parte inferior de mi pecho y desliza su mano por mi pezón. Mi espalda se endereza. Mi voz desaparece cuando un rayo de calor estremece la V de mis piernas. Rueda mi pezón entre sus dedos, jugando, antes de colocar la plateada C en mí. Posteriormente, lo aprieta y la plata me pincha. Suspiro silenciosamente mientras mi boca hace una pequeña O. Sean mira cautelosamente mi expresión mientras hace lo mismo con mi otro pezón. Y entonces, toma mis hombros y me voltea nuevamente hacia el espejo. ―Ahí lo tienes. Un atuendo completamente follable para un divertido viernes por la noche. Mi pecho se infla mientras se llena de aire. Obliga a mis pechos y al pequeño cristal a salir. Me miro en el espejo y amo el atuendo porque a él le gusta. No puedo hablar. No puedo pensar. Me quedo mirando mis pechos mucho tiempo. Cuando mis ojos hacen su camino hacia Sean, me doy cuenta que tiene la misma mirada oscura que tenía la otra mañana. Se acerca más a mí. Sus labios están tan cerca de mi cuello. Ladeo mi cabeza con la esperanza que me bese. Quiero que me toque, pero no lo hace. Me rehúso a moverme. No lo necesito. Puedo controlarme. Pero él no se va. No habla y sus ojos siguen encapuchados como si bebiera de mi reflejo. Cada parte de mi cuerpo está animado. Estoy tan caliente que creo que en cualquier momento estallaré. Es entonces cuando su mano se desliza por mi muslo sin tocar ni un centímetro. Siento el calor de su mano. Su toque provoca que me dé placer y, al mismo tiempo, dolor. De pronto, se detiene justo en la curva de mi cadera. Sus dedos golpetean la cadena. Cierro mis ojos y suelto un tembloroso suspiro. ―Pídemelo. ―Suspira. La resistencia posee mi cuerpo. O quizá es el orgullo. O ambos. Cualquiera que sea, no digo nada lo que incita a que Sean me dé la sonrisa más seductora que alguna vez he visto―. Sé que lo quieres. Pídemelo, Avery… Tomo mi labio inferior entre mis labios y lentamente sacudo mi cabeza; no. Sean no retrocede. En su lugar, toma la cadena de mi cadera y la tira. El lazo rojo se deshace y mis indecentes bragas caen al suelo. Sean me observa en el espejo. Sus ojos se

hunden en el suelo y se detienen a medida que sube por mi cuerpo. Cuando se detienen a la altura de mis piernas, se inclina más cerca y susurra: ―Pídemelo. Gustándome este juego, sacudo la cabeza. Mi corazón late rápido cuando Sean mira mi rostro. Me pregunto qué hará. Sus ojos están tan oscuros, tan imposiblemente azules. Mueve sus manos a través de mi cuerpo sin tocarme. Lentamente sube por el muslo siguiendo al vientre. Su camisa cosquillea mi espalda mientras me toca. Su cálido aliento me tienta a atraparlo con un beso pero no me muevo. Guardo silencio. Sean continuas burlándose de mí. Mientras sus manos siguen con su recorrido por el contorno de mi cuerpo, sus labios aspiran por mi espalda. Su caliente aliento arrastra un camino por mi espalda, apreciando cada curva hasta que está de rodillas. Tenuemente, toca mi pierna y las chispas inundan mi cuerpo. Suspiro y volteo, de manera que queda de rodillas frente a mí. Mirándome con sus llameantes ojos azules, dice: ―Pídemelo. Sonrió y niego tan ligeramente la cabeza que no estoy segura si lo hice en absoluto. Sean parpadea pausadamente y baja la mirada. Se inclina sosegadamente, sus labios cerca de mis muslos y entonces duda. Siento que explotaré. Nunca he querido ser tan tocada en toda mi vida. La cálida respiración de Sean golpetea mi desnuda piel y una sesión de chispas inunda mi mundo, poniéndome más y más caliente. Mi centro sufre por su toque, por Sean, y aun no me ha tocado. Soy un lío caliente, preparada para rogar que me bese ahí, pero no tengo que hacerlo. Luego de un momento donde el corazón sigue palpitando más fuerte, Sean toma una respiración irregular. Esta vez, cuando mira hacia arriba, dice algo completamente diferente: ―Te estoy pidiendo, ¿puedo? ―dice, sus ojos volviendo a su premio justo delante de sus ojos. No tengo voz. No puedo respirar. Siento a mi cabeza asentir y entonces mi mundo da un vuelco. Sus manos se posicionan en mi centro y gimo tan fuerte que sube su mano y

la planta en mi boca. Me mira a los ojos y mueve su cabeza lentamente, diciendo que guarde silencio. Cuando libera mi boca, me sienta en el banquillo y se arrodilla. Sean se arrastra hacia mí e instala su cabeza entre mis piernas. Suspiro y echo mi cabeza hacia atrás, cuidadosa de no hacer el menor ruido. Sean inhala mi olor antes de que sus manos separen más mis rodillas. Me mira con esos pecaminosos ojos y desaparece entre mis piernas. Su lengua saborea codiciosamente mis calientes pliegues. Muerdo mis labios para guardar silencio y me retuerzo en mi asiento. Sus manos suben y me sostienen mientras su lengua entra más profundamente. De alguna manera, mis piernas terminan en sus hombros, empujando a su cara hacia mí. Batallo por permanecer silenciosa. Mis caderas tienen su propio ritmo mientras su lengua me devora completamente. Cuando hago un pequeño sonido, se vuelve loco y entra más profundo. Las mariposas flotan en mi centro y cosquillean en mi estómago. El colgante de la cadena se aprieta y se mueve a través de mí. No puedo dejarlo ir. Sean sube la cabeza por un poco de aire lo que me provoca rogar por más. En respuesta, me da una maliciosa sonrisa antes de prodigar mis labios inferiores con más húmedos besos. Me balanceo contra su boca a medida que me devora. Ninguno de los dos hace un solo sonido. Siento a mi cuerpo responder ante su toque, llevándome más alto y más alto. Cada vez que su lengua está más dentro de mí, siento a mi cuerpo más cerca de explotar; pero Sean se burla de mí, y no me deja hacerlo. Su lengua me saborea una y otra vez. Sostengo a Sean contra mí, balanceando mis caderas a su boca, esperando que me lleve a la gloria. Pero Sean para lentamente y se aleja un paso. Gimo mientras sus besos suavizan mi centro. Toma mis manos de los lados de su cabeza y las clava en mis caderas junto a las suyas y se detiene. Sacudo mis caderas, queriendo desesperadamente la liberación, y le ruego: ―Por favor. Oh, por favor. Sean me sonríe. Mira mi rostro por un momento y me mira respirar. Mis pechos se presionan contra el sujetador y los pezones están muy apretados. Me hace desearlo más y más.

Sin ninguna advertencia, Sean cae entre mis piernas otra vez. Libera mis manos y agarra la curva de mi trasero, forzando a mi suave piel ir a sus labios. Me aferro a él y me sacudo. Su lengua me consume una y otra y otra vez, y me rompo. Cada herida severamente dentro de mí se libera cuando mi cuerpo se impulsa sin control. Respiro rápido y más rápido mientras continua liberando mi placer. Su lengua se mueve dentro mientras floto en éxtasis. Mi agarre en él pierde fuerza mientras sus lengüetazos disminuyen. Cuando Sean se aleja, se pone de pie y se inclina, besando ligeramente mis labios con los suyos ya húmedos. ―Es la segunda vez que te he visto venirte esta semana y no llegué a follarte en ninguna. Me río. Hay una perezosa sonrisa situada en mi cara. ―Eres horrible. ―Y tú eres deliciosa ―dice, lamiéndose los labios lentamente. ―¿Avery? ¿Sigues ahí? ―La voz de Marty suena de repente y, de un momento a otro, estoy completamente alerta. Presiono mi dedo en mis labios y espero que Sean no diga nada. Aclaro mi garganta y digo, esperando que mi voz suene normal: ―Sí. Saldré en un segundo. ―Está bien, solo estaba asegurándome. Ha pasado mucho tiempo. ―Su voz esta tan cerca. Sé que está justo al otro lado de la puerta. No quiero explicar nada sobre Sean, y sé que Marty me matará si se entera de lo que acabo de hacer. Sean me observa silenciosamente mientras le miento a uno de mis mejores amigos. Cierro los ojos. ―Lo siento. Encontré algo más que quería probar. Estaré ahí. ―De acuerdo ―dice Marty, pero su voz no suena bien. Creo que lo sabe, pero se aleja sin decir otra palabra.

Suspiro, me siento pesadamente en el banquillo y escondo mi cara en mis manos. Sean está de pie. ―No me gusta mentirle. ―Entonces no lo hagas. Me río pero no hay ni un rastro de humor en ella. ―No puedo. Marty y Mel no me quieren cerca de ti. Creen que vas a… ―Mi voz falla y lo miro. ―… herirte. ―Termina la oración por mí. Asiento. ―Es más que eso, sin embargo. Mel ni siquiera quiere que sea tu amiga. Quizá es porque sabe que no puedo. Maldita sea, Sean. Las cosas no pueden ser así. ―Me paro y me pongo mi ropa interior. Me quito su regalo y lo vuelvo a poner en la caja negra. Y termino de vestirme. Mientras me visto, Sean no dice nada. Solamente se inclina contra la puerta del probador con sus manos detrás de su espalda. Cuando lo miro, veo que hay una pensativa mirada en su rostro. Arrojo mi bolso al hombro antes de tomar la caja y sostenerla hacia Sean. Él no se mueve. No saca sus manos de su espalda y toma la caja. En su lugar, sacude su cabeza. ―No, los necesitas. Completan tu atuendo para trabajar. Úsalos. Mi estómago da un vuelco. ¿Cómo puede actuar tan indiferente? Sean habla sobre otro chico teniendo sexo conmigo, y es como si no le importase. ―¿Qué estás haciendo? Sean se endereza, sus ojos se estrechan mientras me observa. No tengo ni una idea sobre qué piensa. ―No sé a lo que te refieres.

―Sí, sí sabes. No me vengas con esa mierda. ¿Cómo puedes estar bien con compartirme? ―No estoy bien con compartirte. No me gusta en lo absoluto pero no puedo pedirte que te detengas. Es algo que necesitas. Lo entiendo. ¿El chico que siempre está babeando en tu hombro? Eso no puedo soportarlo ―dice, con una calma que francamente me dan ganas de darle un puñetazo en su rostro. Sean me mira como si estuviera loca. ―No quieres que salga con Marty, pero ¿puedo ir a follar con un cliente? Lentamente, Sean asiente. Su oscuro cabello cae adelante gracias al movimiento. Sean mira su zapato antes de volver a mirar mi rostro. ―Mientes. ―Avanzo un paso hacia él y tomo su cara entre mis manos. Sus labios exhalan. Sus ojos están intensamente concentrados, nuestras miradas sin alejarse de la otra―. No te gusta compartirme en lo absoluto. Estás tratando de que me despidan. ―Pude haberlo hecho, pero no lo hice. ―Las cosas se volvieron muy serias y te acobardaste. ―Su percepción de la realidad está muy torcida, señorita Smith. Será mejor que parpadee y despierte de ese sueño suyo. Me río una vez, fuerte. Está presionando todos los botones que tengo y no sé por qué. Sean lo hace cada vez que menciono algo acerca de lo que somos. Me tambaleo en mi enfado y dirijo mi mirada al piso. Cuando lo vuelvo a mirar, suspiro: ―Tú eres el que necesita dejar de soñar, señor Jones. Un día no estaré ahí para cuando me necesites. No voy aparecer mágicamente, y no te daré otra oportunidad. Sean no parpadea. Me pierdo en sus ojos por un momento. Hay algo ahí, una pared que no puedo cruzar. Me pregunto si alguna vez me dejara hacerlo, si me dirá qué le pasó que lo convirtió de esta manera. Finalmente, mira hacia otro lado. Baja su cabeza y retrocede. Su silencio es irritante. No ofrece ni una explicación o algo. Haciendo un sonido molesto, llego a la puerta. Justo cuando tengo mi mano en la manilla, toma mi muñeca. Vuelvo a mirarlo pero no levanta su mirada. En su lugar, mira fijamente mi mano en su agarre.

―No hay futuro para nosotros, pero no quiero dejarte ir. ―Entonces cambia tu futuro. Deja entrar a alguien. Te estás haciendo esto a ti mismo y fui lo suficientemente estúpida para seguirte. ―Sean me mira y sé que estoy jodida. Toda mi resolución se muere y se va a causa de que hay un miedo real situado en sus ojos. Tiene miedo de perderme―. Sean… Asiente. ―Estoy tratando. Juro por Dios que lo hago. No tengo… estoy tratando de dejarte entrar, Avery. No renuncies, no todavía. Ven a mi casa después del trabajo. Sonrío tristemente y sacudo la cabeza. ―Eso es realmente una mala idea. ―Dijiste que cambiase, y lo haré. Lo estoy intentando. Quiero salir con mi amiga después del trabajo. Después tomar helados y ver películas. Puedes quejarte de tu jefe o hacer lo que quieras. Ni siquiera tratare de seducirte. Sonrió con superioridad. ―Sean… Frota su pulgar en la palma de mi mano y dice: ―Por favor, Avery. Dame más tiempo. Soy tan tonta. Sus palabras dominan lo que queda de mi tenacidad. ―Está bien. Nos vemos más tarde. Asiente y besa mi mano. Antes de salir, volteo y pregunto: ―¿Sigues, uh, consiguiendo prostitutas por diversión? Sean me da una mirada extraña y avanza un paso hacia mí. ―Si te refieres a que si tendré compañía antes de que vengas a casa, la respuesta es sí. No haré esas cosas contigo, pero aún lo necesito.

Bajo la mirada. Se siente raro. Sabía que no se había detenido, solo deseé que lo hiciera. Deseé que fuera suficiente para sacar a Sean de eso, pero supongo que no lo soy. Hay mucha oscuridad en él. Sean acaricia mi mano ligeramente. ―Es mejor de esta manera, ¿de acuerdo? Ambos conseguimos lo que necesitamos, y compartimos lo mejor de nosotros con el otro. Asiento en acuerdo, pero no lo estoy. Lo que me llevó hacía Sean fue la oscuridad, la gigantesca sombra de su alma, y la razón era simple, coincide con la mía. Hay veces en que siento que estamos unidos, que nuestro dolor es tan intenso cuando estamos solo, pero cuando nos reunimos se va. Quizá estoy soñando. Quizá no sea así. Quizá estamos destinados a estar solos.

Capítulo 10 Traducción SOS por Lalaemk Corregido por Samylinda

P

arpadeo y miro a la Srta. Black como si tuviera dos cabezas. ―¿Quieres que vea a Henry otra vez? La Srta. Black está de pie junto a la mesa de cristal en la esquina. Estoy sentada y mirando el archivo de Henry. Él fue muy dulce, pero no entiendo

por qué no he sido reintegrada. A Henry no le interesaba el sexo, sólo quería una cita para una reunión de negocios. La Srta. Black toca su sien con cautela, como si yo le estuviera dando dolor de cabeza. Gabe se acerca lentamente y niega una vez, con mucho cuidado, por lo que la Srta. Black no lo ve. No estoy segura de lo que quiere decir, así que lo tomo como una señal de que me calle, agradezca a la Srta. Black y salga de ahí. ―Avery, sinceramente, no sé qué hacer contigo. Tu primer cliente está acechándote y tu segundo cliente parece estar igualmente enamorado de ti. ―El Sr. Ferro no me está acechando. La Srta. Black se vuelve y levanta una ceja perfectamente depilada. Cierro mi boca, y ella continúa. ―No sé qué está pasando contigo. O, eres muy buena en tu trabajo o eres un choque de trenes. No hay término medio contigo. Gabe te observó manejar la desastrosa cita y dijo que lo manejaste muy bien. Todas las partes dejaron el restaurante sin matarse uno al otro. En realidad, Gabe dijo que ambos hombres se fueron felices. ¿Cómo hiciste eso? Es alucinante, porque cada vez que hablamos, parece que no tienes ni idea de lo que estás

haciendo. Es casi como si fueras completamente inepta justo hasta el momento en que estás entrando en la situación. Francamente, me pone nerviosa, por lo que te estoy devolviendo al Sr. Thomas. »Esta vez no es sólo para ser acompañante, Srta. Stanz. Es el paquete completo. Quiero recordarte que tu hoja de preferencias no tiene límites. ¿Quieres actualizarla? Mi corazón late con fuerza. La advertencia de Gabe está jugando con mi mente. No puedo perder este trabajo. Niego. ―No, la dejaré. La Srta. Black sonríe suavemente, como si estuviera complacida. ―Sólo hay dos mujeres que trabajan conmigo que tienen sus preferencias abiertas, y tú eres una de ellas. Estoy contenta con tu decisión. Recuerda usar tu pulsera. ¿Ha estado tomando tus pastillas anticonceptivas? ―Asiento. No soy una idiota―. Bien. No quiero que quedes embarazada justo cuando consigues ir acorde a las cosas. Gabe estará discretamente supervisando la primera parte de la noche, mañana. Regístrate después. Si lo haces bien, te daré otro cliente este fin de semana. ¿Tienes alguna pregunta? Sacudo la cabeza y mantengo los ojos hacia abajo. Mis dedos se crispan en mis costados. Estoy nerviosa. Todo esto me pone nerviosa. Es real ahora, mucho más que cuando acepté a Sean como cliente. He aceptado estar con dos hombres diferentes este fin de semana, y hacer lo que ellos quieran. Debo haber perdido mi mente. La Srta. Black me entrega una tarjeta. ―Esta es la tasa de mañana por la noche. Suponiendo que completes este contrato, se te pagará la mañana siguiente. La tasa es más alta debido a tu hoja de preferencias, y porque tus servicios son cada vez más caros si el mismo cliente sigue preguntando por ti. ―La Srta. Black chasquea los dedos y se voltea. Camina hacia su despacho, diciendo―: Sígueme. Cuando se cierra la puerta, estoy en medio de la habitación. La Srta. Black se sienta detrás de su escritorio. Se ve estresada. ―Vamos. No tenemos toda la noche. Muéstrame lo que vas a llevar mañana.

―El vestido es para la cita y… ―Me quito el vestido de coctel rojo apretado y le enseño la ropa interior. Mi corazón late con fuerza. Esto se siente tan extraño. Pensé que sería más fácil a medida que entrara aquí más a menudo y hablara con ella, pero cada vez es más incómodo. Tal vez sea porque mis atuendos son cada vez más de prostituta y menos Avery. Los ojos de la Srta. Black barren sobre mí mientras me doy vuelta. Cuando la miro de vuelta, ella se ríe y niega. ―Haces unas cosas perfectamente. Esto es perfección. Me gustan los cristales. Si tuvieras más, te verías como una corista, pero tal y como están, tienen clase. Bien hecho. ―Después de abrir un cajón del escritorio, Black me despide. Me pongo el vestido y salgo. Cuando llego al ascensor, presiono el botón y espero. Cuando las puertas se abren, Gabe está dentro. No dice nada mientras nos dirigimos hacia abajo, pero me acompaña afuera. Cuando caminamos por la puerta, dice: ―Estás en la cuerda floja con ella. Ten cuidado. ―Asiente hacia mí una vez y se va. Sé que tengo que hacer a Henry el hombre más feliz del mundo mañana. Es sólo que no sé cómo hacerlo.

Capítulo 11 Traducido por LizC Corregido por flochi

D

espués que mis clases terminan el viernes, me encuentro con Mel y Marty en el restaurante. Tener dinero es bueno. Me puedo permitir comer. Estamos bien en nuestra comida cuando Marty dice:

―Así que, ¿quién va a tener sexo esta noche? ―Él baja su enorme vaso de leche y nos sonríe. Mel está sentada a mi lado en la cabina. Le da una patada bajo la mesa―. ¡Ayy! ―No tienes ninguna clase ―dice Mel y toma otro bocado de su BLT. Marty se endereza y se aclara la garganta. Aprieta su mano contra su pecho hinchado y dice en un mal acento británico: ―Lo siento, mi señora. ¿Va a estar entreteniendo a los señores esta noche? Lo digo porque mis fines de semana se han vuelto terriblemente aburridos desde que ambas se han dedicado al negocio de mala reputación. ―Rompe carácter y agrega―: Bueno, a excepción de la semana pasada cuando pensábamos que Avery parecía un panqueque arrollado. ―Ninguna clase en absoluto. ―Mel deja su comida a un lado y niega―. No me extraña que no puedas encontrar novio. Eres demasiado denso como para darte cuenta cuando estás ofendiendo al sexo más delicado. Marty se ríe una vez, en voz alta. Poniendo las manos sobre la mesa, se inclina hacia adelante. ―Nada sobre ti es delicado, Mel. Eres toda espinas y clavos. Orina y vinagre es demasiado suave para describirte.

Estoy perdida en mi propio pequeño mundo mientras ellos van y vienen. No me gusta la idea de ver a Sean después de que él ha estado con alguien más. No me gusta la idea de estar con alguien mientras él está con otra persona. Deberíamos estar el uno con el otro. Me pregunto acerca de Sean, lo que me haría y hasta qué punto me empujaría para conseguir lo que quiere. Esa idea me asusta. Sean ha perfeccionado mi claustrofobia rápidamente. Si me atara y me arrojara en un armario, creo que lloraría. No es sexy. No puedo conectar los dos. Ellos no encajan. Marty deja de sonreír y me mira. ―¿Estás nerviosa, gatita? Parpadeo y levanto la mirada. No me di cuenta que me estaba hablando. Marty y Mel han estado discutiendo desde que nos sentamos. Yo no he dicho nada de nada. ―No, simplemente no estoy ansiosa de que llegue. ―¿Es alguien nuevo? ―pregunta Mel. Niego. ―No, el mismo tipo de la semana pasada. ―Bien, eso debe ser bueno, ¿verdad? ―Marty mira a Mel y luego a mí―. Que alguien me informe si no es bueno. ―Es incómodo, eso es todo ―le digo, y revuelvo mi ensalada. Mel me mira por encima. ―¿Quieres hacer algo después del trabajo? Necesito algo de tiempo de relajación con mis chicas. ―Mel inclina la barbilla hacia Marty y añade―: Eso también te incluye, tazón de fruta. Él da a Mel una sonrisa femenina y entonces levanta su vaso. ―¡Quiero usar mi camisón nuevo! Mel pone los ojos en blanco y me mira. Yo no he dicho nada. ―Entonces, ¿te anotas?

Los dos están mirándome. Tengo que mentir muy bien y soy muy mala en ello. Mi cerebro titila mi hoja de preferencia en blanco. Las palabras están rodando fuera de mi lengua antes de que pueda parpadear. ―Voy a dejarlo para después. Me llevará toda la noche, así que dudo que vuelva hasta mañana. Mel me sonríe y asiente. ―Bien por ti. Eso será un buen dinero, Avery. Estás de vuelta en la pista. Nada de distracciones. Marty sonríe. ―Creo que tuvo un poco de distracción cuando estábamos de compras el otro día. ―Parpadeo hacia él. Si lo sabe y le dice a Mel, lo mataré. La mirada de Mel está perforando un agujero a un lado de mi cara. ―¡Te dije que te mantengas alejada de él! Avery, maldita sea. ¿Necesitas un casco? ¿Estás así de demente? Mierda, chica, yo… Marty se estremece al ver la reacción de Mel y la interrumpe. ―Atrás, psicópata. Sólo estaba bromeando. La vendedora creyó que Avery y yo lo hicimos en el vestidor. Ya quisiera ella. ―Hace un gesto súper gay y me guiña el ojo, como si fuera la cosa más ridícula que jamás haya escuchado. Mel sigue estando tensa. Le grita a Marty un poco más. No puedo soportar a los dos peleando, no cuando me siento una adicta. Me deslizo fuera de la cabina y arrojo un poco de dinero sobre la mesa. ―Tengo que ir a prepararme y si no llego antes que Amber, me dejará fuera de la habitación. Me pondré al día con ustedes el domingo. Haremos IHOP. Mel sonríe y se frota las manos. ―¡Panqueques! ―Eres toda una puta panqueque. ―Marty se ríe de Mel y ella le guiña un ojo. Ambos empiezan a reír mientras me alejo de la mesa.

* * *

Me visto rápidamente antes de que Amber vuelva de la cena. El pequeño vestido rojo me hace sentir expuesta. Corro por la escalera de atrás y empujo la puerta antes de mirar alrededor en busca de Gabe. Él me recogerá hasta que decida qué hacer con el transporte. No tengo nada de crédito y no tengo suficiente dinero para comprar nada. Black le pidió a Gabe que me recogiera mientras tanto. Cuando empujo abriendo la puerta trasera, entro en el estacionamiento y me detengo en seco. Parpadeo una vez, con fuerza. Mi auto. Parpadeo de nuevo, rápidamente, y camino hasta él. No lo he visto desde el accidente. No estaba funcionando y el frente estaba destrozado. Pero, lo estoy mirando ahora y el auto se ve como lo hizo antes del accidente. Echo un vistazo y veo a Gabe adentrarse en el estacionamiento. Camino hacia mi auto rápidamente, levantándole un dedo para que esperara. Me asomo y veo dentro un sobre en el asiento. Abro la puerta y lo agarro. De pie frente a mi auto, lo abro y leo. No es nuevo, por lo que no cuenta como un regalo. ―S Sonrío y meto la nota en mi bolso, antes de saltar a la parte posterior del auto de Gabe. ―Buenas noches, señorita Stanz. ―Hola Gabe. Me mira en el espejo mientras se retira de la zona de estacionamiento. Salta hacia la avenida y se dirige al oeste, hacia la ciudad. Me da el resumen. ―El mismo tipo que la semana pasada. Voy a estar supervisando su comida. No consiga ser devuelta otra vez y deberá estar fuera de su lista negra, por un tiempo de todos modos.

Deslizo mi brazalete alrededor de mi tobillo y luego me inclino hacia atrás en el asiento. ―Siempre estoy en su lista negra. ―Ese es un mal lugar para estar. ―¿Puedo hacerte una pregunta? ―Gabe gruñe y me mira en el espejo―. ¿Cuánto tiempo hacen esto las chicas? Es decir, ¿qué cantidad de clientes ven antes de salirse? Él niega. ―La mayoría son despedidas. Hay algunas que son muy buenas en lo que hacen. Crean adictos. Eso es lo que quiere Black. Hombres que son tan adictos a tu clase de sexo que pagarán cualquier cosa para conseguirlo. Así que conseguir ser devuelta en cierto modo arruina todo eso. ―Ese tipo era un idiota. ―Miro por la ventana cuando se lo digo. Todavía estoy enojada con Sean por eso, pero prefiero estar en mi camino a verlo en lugar de Henry. ―Obviamente, pero eso es algo inaudito. Atrae a este nuevo sujeto a un tercer contrato y todo será perdonado. Después de eso, es una incógnita cuánto tiempo va a durar. El resto del viaje transcurre en silencio. Mi corazón se tambalea como si tuviera que hacerme un tratamiento de conducto en el medio del centro comercial o algo igualmente horrible. Me gustó Henry. Él era dulce. Tengo que poner mi cabeza en el juego o voy a arruinar esto.

Capítulo 12 Traducido por Soñadora Corregido por Nanis

P

ara el momento que estacionamos en el restaurante, me siento mejor. Gabe estaciona y el valet abre la puerta. Salgo del auto, suavizo mi sexy vestido de seda rojo y levanto la vista.

Henry está de pie a unos metros. Me saluda y se acerca. ―Te ves impresionante. Le sonrío con calidez y tomo su brazo cuando lo ofrece. ―También tú. ―Mi voz en un poco demasiado profunda, pero está bien. Es mejor pensar que soy una amiga sexual, ¿no? Entramos y nos acomodamos en una mesa al final del restaurante. Es un lugar italiano con paredes de estuco y una alfombra de un rico rojo que complementa mi vestido. Cada mesa tiene una vela derritiéndose en el medio, junto con hermosos platos y miles de piezas de vajilla. Cuando estamos ambos sentados, Henry ordena vino. Le sonrío desde debajo de mis pestañas. Decido seguir el consejo de Mel y fingir que es una cita. ―Así que, ¿cómo ha estado tu día? Él me sonríe. ―Fantástico. No puedo comenzar a explicarte lo que esa patente ha hecho por mí. Quería verte de nuevo. Tenía que agradecerte.

―Podrías haber hecho eso sin todo esto. ―Le guiño el ojo y el hombre sonríe aún más. Demonios, es lindo. Está actuando como si yo fuera una Diosa o algo. Cada halago lo ilumina a toda potencia. ―Sí, pero quería la oportunidad de lucirte y decirle a todos los que conozca que eres la mujer que cambió mi vida. Domaste a la bestia por mí. Ferro no tenía intenciones de darme la patente, pero tú la conseguiste. Me hace preguntarme de qué serás capaz, así que quería llevarte a una cita, solos, para averiguarlo yo mismo. ―Su mirada es oscura. Los ojos de Henry no bajan de mi cuello aunque estoy segura de que puede ver los pequeños montículos de cristal bajo mi vestido. Él no mira. Sean fijaría su mirada. Deja de pensar en Sean. Me inclino y digo con voz suave. ―Lo verás. La comida pasa rápidamente. Trato de no pensar en después, en hacer cosas con él al terminar, pero imágenes de cuerpos desnudos pasan por mi mente y revuelven mi estómago. Después del postre, me excuso. Mientras paso el bar, Gabe se cruza conmigo. ―Ciento diez por ciento, Stanz. Ya le dije que lo tienes comiendo de tu mano. ―Gracias, Gabe. Él asiente y se retira, como si estuviese yendo hacia otro lado. Cuando voy al baño, camino frente al lavabo y miro al espejo. Quiero mojar mi cara pero arruinaré el maquillaje. Me paro durante un momento y espero a estar sola. Entonces, suspiro y trato de calmar los nervios por lo que sea que tengo que hacer con Henry. No estoy hecha para esto. El sexo y el amor están atados juntos en mi cerebro. No sé cómo separarlos. Por eso no puedes estar con Sean. Por eso no puedes terminar el trabajo esta noche. Me miro. Esto no es como pensé que sería la vida. Pero el dinero, Dios, el dinero es bueno. ¿Realmente importa si cogí con un tipo bueno para sobrevivir? Podría haber dormido con Henry de todas formas. Es dulce y gracioso y… no Sean. Cuando dejo el baño, sé lo que debo hacer. Pongo una sonrisa sexy en mi cara y voy a la mesa donde Henry me espera.

―¿Lista para irnos? ―Henry se levanta y ofrece su mano. La tomo con la mía. Me inclino a él y corro mis dedos por el frente de su camisa, dejando que mis dedos jugueteen con los botones. ―No puedo esperar. ―Henry aprieta mi mano y salimos al auto. Se mantiene caballeroso camino al hotel. No trata de besarme o hacer más que tomar mi mano. Sonríe como si estuviera feliz de estar conmigo y tomarse de manos fuera suficiente. Pero no soy tan ingenua. Dije que haría lo que él quisiera una vez que estuviéramos en la habitación del hotel. Por lo que sé, puede ser tan retorcido como Sean. Mi corazón bombea más fuerte cuando Henry abre la puerta. Lo rozo suavemente al pasar, asegurándome de estar un poco demasiado cerca. Mi pecho acaricia el de él. Henry respira profundamente y camina cerrando la puerta detrás de él. Finalmente mira mi escote y sus ojos viajan por el suave vestido hasta donde están los montículos de los aros de plata. ―¿Están sus pezones perforados, Srta. Stanz? ―Una sonrisa de sorpresa aparece en sus labios. ―Algo así, Sr. Thomas. Deberá esperar y verlo usted mismo. ―Henry me conoce como Allison Stanz. La mitad del tiempo no contesto lo suficientemente rápido cuando dice Allison. Debo actuar como si quisiera esto. Necesito este trabajo. Necesito que Henry me desee tanto que esté dispuesto a triplicar su pago para tenerme una tercera vez, asumiendo que sobreviva a esta noche. Henry hace un sonido de contento en lo bajo de su garganta y camina hacia mí. Duda por un segundo y luego baja su cabeza y presiona sus labios con los míos. Levanto mis manos y las enredo en su cabello, pero rompe el beso antes de que se ponga interesante. Levantando su brazo, dice: ―Hay algunas cosas que me gustaría saber primero. Estoy fuera de equilibrio, pero trato de ocultarlo. Le sonrío y me siento en una silla. Henry se sienta junto a mí. Sus ojos están en su mano, que ubica en mi muslo. Toco su mano con la mía y digo: ―Está bien. Soy tuya. Puedes hacer lo que quieras.

Henry aprieta los labios y me mira. ―Eso es todo. No eres mía, Allison. Esto es una ilusión. No soy tan inocente como para creer que es algo más. Por lo que sé, ni siquiera te interesan los tipos como yo, pero la cosa es, realmente me gustas. Desearía poder invitarte a salir. Desearía conocerte, a la verdadera tú, no a esta versión. ―Él ríe y quita su mano. Se para y va al bar. Sirviéndose un vaso de Jack, se gira y dice―: Soy un tonto. Pagué una exorbitante cantidad de dinero por una mujer hermosa que hará lo que yo quiera, y diga cosas como esa. Me paro y camino hacia su espalda. Toco su hombro con suavidad. ―¿Es por eso que estás siendo tan cuidadoso? ¿Temes no gustarme? ―Lo giro y tomo el Jack de su mano y lo pongo en el vestidor detrás de él―. Aquí está la verdad. ―Me las arreglo para soltar una red de mentiras que suena tan convincente que incluso yo la creo. Debo creerla, o no podré estar con él―. Creo que eres increíblemente sexy. El momento en que te vi, quise envolver mis brazos en tu pecho. Y, el modo en que actuaste en la cena la otra noche fue increíble. Tú me atraes. Hubiera salido contigo, y esto se sintió como una cita. Una muy buena. ―Deslizo mis brazos en su cuello y presiono mis pechos contra el suyo―. Depende de ti cómo termina. Henry es más grande que yo con un cuerpo ejemplar. Todo músculo duro. Puedo ver eso, pero no me excita. No hay chispa. Nos quedamos un momento parados. Henry me mira y suspira. ―¿Esta es la única forma de tenerte? Sonrío lentamente. ―Por ahora. ―Es cruel darme esperanza, Allison, pero tomaré lo que pueda. Asiento. Soy Allison. Sigo olvidándolo. Henry inclina su cabeza y me besa. Mis manos encuentran los lados de su cara y lo beso de vuelta. Cierro mis ojos e imagino a Sean. Cuando las manos de Henry bajan y toman mi trasero, imagino las manos de Sean tomándome firmemente. Gimo un poco y me inclino más hacia él, pero Henry me besa despacio, gentilmente. Está jugando, así que lo

sigo y bajo la velocidad. El beso se detiene y finalmente Henry baja su cabeza y besa mi cuello. Inclino mi cabeza y pienso en Sean besándome en el vestidor. Mi cuerpo está confundido. Recuerda los besos de Sean pero sabe que no es él. Henry levanta su cabeza y susurra en mi oído: ―Ven a la cama conmigo. Empuja mi mano y me lleva a la cama. Se sienta e inclina hacia el medio. Gateo hacia él en mi apretado vestido. Sus ojos bajan a mi escote y se quedan ahí. Mientras me arrastro a él, me deslizo en su cuerpo, rozando mi pecho contra él. Henry cierra los ojos un momento. Cuando lamo con mi lengua sus labios, me mira. Me toma en sus brazos y me besa más duro esta vez. Caigo contra su pecho, lo que hace que los broches plateados me muerdan. Manda una descarga entre mis piernas y gimo contra su boca. Henry me besa hasta quedarse sin aliento. Luego me gira y deja besos por mi cuello y mi pecho. Se detiene y pasa su dedo por el borde de mis pechos, es dulce, casi vacilante. ―Puedes tocarme, Henry. ―Me siento y desprendo mi vestido. Empujo la parte de arriba para que pueda ver el corpiño. ―Oh, Dios. ―Henry toma aire como si no hubiese suficiente. Mira mis pechos, salivando. Sé que quiere tocarlos paro no lo hace. Sólo me mira y se congela. Sus ojos se levantan a mi cara―. ¿Qué tan lejos irías en una segunda cita? No entiendo su pregunta. Le sonrío. ―Depende del chico. Contigo, la segunda base es seguro, y si me sigues mirando así quizás no sea capaz de controlarme a mí misma. Las palabras se sienten como ácido en mi boca. Odio mentir. Imagino lo que le respondería a Sean si preguntara eso. No debería sentir remordimientos. Sean está cogiéndose a otra ahora mismo, pero no disfruto esto. Pongo mi sonrisa más sexy y me las arreglo para ir hacia él en manos y rodillas con mi vestido bajado a mi cintura. ―Bésame, Henry. No me hagas rogar.

Henry me toma y me besa por siempre. Pierdo la noción del tiempo, pero se siente como si estuviera evitando hacer algo más. Cuando tomo su cinturón, Henry se mueve para quedar sobre mí. Finalmente baja su boca a mis pechos. Sus labios son gentiles Cierro mis ojos e imagino que estoy en otro lugar. Quiero que esto termine. Mi corazón bombea más rápidos y me doy cuenta de que tengo miedo. Los labios de Henry se presionan contra mí una y otra vez, pero se sienten como agujas. No hay conexión, no hay deseo. Sé que necesito forzarlo. Pensé que la lujuria llenaría mi cerebro, pero no sucede. Las manos de Henry se mueven por mi cuerpo y me empuja a su regazo. Baja su cabeza y succiona mis pezones. Finalmente respondo. Su toque y los broches lo logran, tendría que ser frígida para no reaccionar. Mis caderas bombean las suyas y tiro atrás mi cabeza. Me prendo del sentimiento, sabiendo que debo hacerlo para pasar esto. Sigo imaginando a Sean y comienzo a soltarme más. Mis manos se enredan en su cabello y digo cosas, pero no oigo las palabras. Henry se queda así, besando mis pechos, cuello y labios hasta que se detiene. Henry se separa y sacude su cabeza. Estoy ruborizada y respirando con dificultad. No entiendo qué le pasa. ―¿Qué sucede? Él pasa sus manos por su cabeza una y otra vez. ―Nada. Nada de nada. Eres perfecta. ―¿Entonces por qué te paraste? Me sonríe, aun tratando de recuperar aliento. ―Dijiste segunda base. Debo parar o después no podré. Le sonrío y me levanto. Sus ojos fijos en mi sostén. Los broches aun colgando de mis pechos. Finalmente saca su mirada y me mira a la cara. ―No tienes que parar, Henry. Está bien, en serio. ―Deslizo mis brazos en su cuello y lo miro a los ojos. Él sacude la cabeza.

―Es mi fantasía, Allison. Quiero jugar un poco más. No sé qué hacer. ¿Me está devolviendo? Me asusto un poco, pero no quiero mostrarlo. ―Así que, ¿qué quieres hacer ahora? Aún es temprano. Henry me empuja y se para. ―Por favor, ponte el vestido. Arreglaré otra cita contigo. Podemos llegar a tercera la próxima. Le sonrío y me inclino adelante, tocando gentilmente su brazo. ―Henry, soy tuya ahora. ―Me mira con lujuria en sus ojos, pero está roto. Puedo verlo en su cara. Me quiere de una forma que no me puede tener―. ¿Ya habías contratado a una chica antes? ―No para esto. ―Me mira un minuto y luego baja sus pestañas. Envuelvo mis brazos a su alrededor y los sostengo firme. Lo abrazo porque es el hombre más dulce vivo. Beso su mejilla y luego me alejo y subo mi vestido. ―Puedo imaginar por qué. ¿En serio me compraste para poder salir conmigo? Él asiente. ―Es la única forma, ¿no? ―Yo asiento. Sus ojos viajan por mi vestido. Una idea cruza mi mente. Me pregunto sí debería presionarlo, pero lo hago de cualquier forma. Me empiezo a quitar el vestido. ―Quiero mostrarte algo. Él sacude su mano. ―Eso es innecesario. ―De hecho se ve como si sintiera que no debería mirar pero no puede evitarlo. Henry sigue mirando de reojo. ―Oh, es totalmente necesario. Quiero mostrarte lo que te perdiste. ―Tiro el vestido al piso y me paro en mis pequeñas bragas y camino lento hacia él―. ¿Aún quieres esperar a la próxima vez?

Henry traga duro. Sus ojos me recorren. ―No juegas limpio. Le sonrío y me alejo. Quiero asegurarme de que me pida de nuevo. Esto de las citas podría servir para asegurar mi trabajo. Le doy una sonrisa sexy. ―No, no lo hago. Levanta tu teléfono y tómame una foto. Quiero que la mires después de que me haya ido. Henry toma su teléfono y me toma fotos. Me acuesto en la cama y toma más. Cuando termina, lo tomo y borro todas menos una. Henry mira su teléfono y la única foto. ―Eso fue malvado. ―Allison hace cosas malvadas. ―Le sonrío y me pongo el vestido de nuevo. ―Sí, sí lo haces. ―Después de estar vestida, se acerca y me empuja contra él de nuevo. Me besa otra vez. Cuando esta sin aliento, se aleja―. Mejor te vas… Me acompaña a la puerta. Me inclino y rozo mis labios con los suyos. ―Buenas noches, Henry. No puedo esperar a verte de nuevo. ―Le guiño y me giro. Me aseguro de mecer mis caderas al caminar. Siento sus ojos en mí. Espero haber tomado la decisión correcta. No quería presionarlo. Parecía que se arrepentiría, Henry quiere que se sienta real, así que lo haré real. Cuando salgo, veo a Gabe fumando en la acera. Evito a la gente y llego a él. Gabe sacude la cabeza. ―¿Te echaron ―No, creo que lo hice bien. Quería decirte que terminé por esta noche. Voy a pasear por la cuidad un poco. Pasaré mañana. Ten una buena noche. ―Estoy sonriendo demasiado. No puedo esperar a ver a Sean. Antes de irme, Gabe asiente. Su voz me sigue. ―¿Quieres que te deje? Me doy vuelta.

―No, está bien. Gabe se para y toma una larga inhalación del cigarrillo antes de apagarlo. Mientras se acerca a mí, deja salir el humo. ―Sé a dónde vas. Déjame llevarte así no te roban en el camino. No puedes tomar el metro vestida así. ―Gabe sacude su cabeza, como si fuera descerebrada. No soy tan tonta como para negarlo. ―¿Le dirás? ―Sólo si me preguntan, Srta. Stanz, y dado que ya sé que se acuesta con el Sr. Ferro, creo que es más seguro que la lleve al hotel. ―¡No me estoy acostando con él! Él me mira. ―Llámalo como quieras, pero hará que te despidan. Espera aquí, traeré la limo. Gabe vuelve con el auto unos momento después y me deja en el hotel de Sean. Llego temprano y ansiosa. Pensé que estaría asustada y cubierta de sudor. En cambio, me siento bastante bien. Antes de estacionar, Gabe dice: ―Algo está mal con él, sabes. Más que con los otros. Ferro hizo algo. Me inclino adelante. ―¿De qué estás hablando? Gabe está en la línea de descenso de pasajeros. Estaciona el auto. Seguimos nosotros. ―Estuvo en los diarios hace algunos años. Además el tipo es raro. No confíes en él. Sé que lo haces. Lo veo en tu cara, pero no eres vieja como yo. Veo lo que es él. Desearía que detuvieras esto. El tipo con el que acabas de estar es más seguro que Ferro. ―¿De qué hablas? ¿Qué hizo Sean?

Termino mi pregunta justo cuando estacionamos. El valet abra la puerta. Dudo. Quiero oír lo que Gabe tiene que decir, pero está en silencio. Salgo del auto y lo veo irse. El fondo de mi estómago gira y la piel de mi cuello se eriza. Miro al edificio. Las ventanas están encendidas hasta el pent-house. Voy adentro tratando de quitar la mala vibra que trepa por mi piel. El elevador me lleva y estoy en el piso de Sean. Sonriendo. Camino a su habitación justo cuando la puerta se abre. Me detengo al ver quien sale. Oigo su voz y la veo, pero no puedo creerlo. Parte de mi cerebro sigue diciendo que ella no me haría eso a mí, pero allí está. Un millón de emociones chocan hasta que puedo pensar. Mel. Es Mel. Dijo que trabajaba esta noche. Es la única otra chica en lo de Black que hará las cosas que Sean quiere. Ella mencionó a un tipo enfermo hace unas semanas. Ahora sé a lo que se refería. Sean está en la puerta con su camisa abierta, abriendo la puerta. Su cabello oscuro está revuelto y sus mejillas rosadas. Imágenes de él y Mel juntos pasan por mi mente. Quiero gritar. Quiero acercarme y chillarles a ambos, pero no me muevo. Estoy congelada. Desearía poder rebobinar y empezar de nuevo. Desearía nunca haberlo conocido. En segundos perdí a mi mejor amiga y a Sean. Es como si sintiera mis ojos en su cara. Sean lentamente mira arriba y se congela. Nuestros ojos se encuentran. Sus labios se abren y todo parece suceder en cámara lenta. Mel se gira y tiene la misma expresión de horror en el rostro. Antes de que alguno diga nada. Camino a Mel. ―¿¡Cómo pudiste?! ―Mi mano vuela y la abofeteo. Mi palma duele mientras ella cierra los ojos y recibe el golpe. Mel no se mueve. Miro a Sean, pero no puedo hablar. Mis puños se retuercen a mis lados. Respiro con demasiada dificultad y siento mi garganta apretarse. Lágrimas queman mis ojos mientras la traición llega a mi corazón. Me giro en mis talones y corro.

J

usto cuando Avery piensa que ha encontrado el equilibrio entre su posición como prostituta y su relación con Sean, todo cambia. Las relaciones de las que ha dependido desaparecen repentinamente. Después de años de amistad, Avery se ve

obligado a enfrentarse a una dura realidad... no hay lugar para los sentimientos en este tipo de negocio.

The Arrangements #6

Sobre el Autor

H.M. Ward nació en Nueva York, y vive en Texas. Estudió teología, ciencia que le fascina. Le encantan las historias que combinan la teología, la cultura y la vida. Siempre le ha gustado crear. Desde pequeña ama escribir y pintar. Opina que ambas se complementan entre sí en su mente. Dice: “Mis palabras se extendían como la pintura sobre el papel, y me gusta recrear un encuentro emocional entre el lector y la experiencia”. Es una romántica empedernida. Cree en el amor verdadero, y tuvo la suerte de encontrarlo y mantenerlo. Le encantan las historias sombrías y melancólicas y la música. Toca el violonchelo, y competía cuando era más joven.

Créditos Moderadora: Pimienta

Traductoras

Correctoras

liebemale

Nanis

Pimienta

flochi

Fer_lul

Laurence15

flochi Simoriah

Samylinda

LizC Debs Aylinachan Valentine† Lalaemk Recopilación y Revisión

Nanis Diseño ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

5. The Arrangement 5.pdf

todo su mundo ha cambiado. L. Page 3 of 85. 5. The Arrangement 5.pdf. 5. The Arrangement 5.pdf. Open. Extract. Open with. Sign In. Main menu. Displaying 5.

1MB Sizes 13 Downloads 319 Views

Recommend Documents

Slice orientation selection arrangement
Jan 21, 1999 - US RE37,325 E. 7. “1” signal is delivered, the phi buffer is operative and if a logic “0” signal is delivered, the theta buffer is operative. An.

Arrangement Particulier.pdf
signataires dudit Accord d'autre part: le Rassemblement des Forces politiques et sociales acquis au. changement, le Front pour le Respect de la Constitution ...

The Valentine's Arrangement - Kelsie Leverich.pdf
Whoops! There was a problem loading more pages. Whoops! There was a problem previewing this document. Retrying... Download. Connect more apps... Try one of the apps below to open or edit this item. The Valentine's Arrangement - Kelsie Leverich.pdf. T

1. The Arrangement 1.pdf
Page 1. Whoops! There was a problem loading more pages. Retrying... 1. The Arrangement 1.pdf. 1. The Arrangement 1.pdf. Open. Extract. Open with. Sign In.

3. The Arrangement 3.pdf
的. de. 朋. pQng. 友. you. 》 20-27. 5) 第. dI. 五. wW. 课. kS. :《 黄. huBng. 龙. lLng. 的. de. 化. huD. 身. shPn. 》 28-35. 6) 第. dI. 六. liX. 课. kS. :《会. huI. 飞. fPi. 的. de. 朋. pQng. 友. you. 》 36-40. 7) 第. dI. ä¸

The Arrangement by manyafandom.pdf
And I now know that it was in fact. true. Page 3 of 255. The Arrangement by manyafandom.pdf. The Arrangement by manyafandom.pdf. Open. Extract. Open with.

arrangement. application to
ARRANGEMENT. APPLICATION TO. OPEN-CHANNEI, FIOW. J. C. WELLS 1, H. SUGIMOTO2, C.V. NGUYEN3, K. KISHIDA“. Member JSCE, Ph.D., Associate Professor, Dept. of .... iS トイ | É, iAh Ah ATS. SMMS i 1c ---- Ah MMS. "- e , .-- y. Ah. - 1 , || 1 d. - *.

3. The Arrangement 3.pdf
Page 3 of 74. Sinopsis. l sexo no es amor, pero se siente como si lo fuera... Se siente así hasta que Sean sale huyendo de la habitación. Por un. momento, todo ...

6. The Arrangement 6.pdf
Avery se ve obligado a enfrentarse a una dura realidad... no hay lugar para los. sentimientos en este tipo de negocio. J. Page 3 of 82. 6. The Arrangement 6.pdf.

Sitting Arrangement - 2.pdf
Who is the immediate left of H? 1) P 2) M 3) T 4) R 5) Data inadequate. 9. Who is second to the left of B? 1) D 2) H 3) M 4) Data inadequate 5) None. Page 1 of 5 ...

Arrangement for boarding and lodging.PDF
L.:Lryationar Academy', oiili;" nairliilo"o"o*". Ill 3r:::::' l:9r $ailwar 1"i1"i. "i c:*'ii"er"#ffi 'ilil: ffi"ffi:or, Indian Railwav i"tii"t. ;i ;r;il"r;ffi Jamalpur. ffifilal Engineering,. 5 . The Director, Indian Ra'way. Telecommunications,. Inst

Nozzle arrangement for a paint spray gun
Dec 21, 2004 - A nozzle structure for a paint spray gun, is comprised of a central outlet for paint, an annular slot surrounding the cen tral outlet, the annular slot ...

The Roommate Arrangement KINDLE By Vanessa Waltz
... features like bookmarks The Roommate Arrangement Volume 2 Vanessa Waltz number or email address below and we ll send you a link to download the free ...

Exclusive Interview (Rock Arrangement, #1; The Lonely Kings, #1.1 ...
Exclusive Interview (Rock Arrangement, #1; The Lonely Kings, #1.1) by Ava Lore.pdf. Exclusive Interview (Rock Arrangement, #1; The Lonely Kings, #1.1) by ...

Spatial referenced photographic system with navigation arrangement
May 23, 2008 - SERIALLY TRANSMIT. ENCODED BYTES WITH. MSBs LEADING. \625 l. I O. Z?ogM gzaggi. MODULATE SERIAL BIT. STREAM TO RCA \630.

Spatial referenced photographic system with navigation arrangement
May 23, 2008 - v. VIDEO. DATABASE i. E i TRACKING l. ; DATABASE TO. ; POSITIONAL. ; DATABASE ..... A L R M T R. SHIFT. CCE E O E E S. REGISTER. 1.

The-Arrangement-4-Volume-4.pdf
The-Arrangement-4-Volume-4.pdf. The-Arrangement-4-Volume-4.pdf. Open. Extract. Open with. Sign In. Main menu. Displaying ...

EXPLAINNATION AND QUESTION OF SEATING ARRANGEMENT ...
EXPLAINNATION AND QUESTION OF SEATING ARRANGEMENT WITH SOLUTION22222.pdf. EXPLAINNATION AND QUESTION OF SEATING ...

Plan of Arrangement - Bourse de Montréal
Jul 3, 2015 - Canadian Derivatives Clearing Corporation. Exchange Tower ... into the Montreal Automated System (SAM) by the approved participants.